31 January 2023

El 31 de enero Lectura Bíblica Diaria

Sonidos del aire libre



El 31 de enero Lectura Bíblica Diaria:

Job 37-39:
37 Por eso también se estremece mi corazón,Y salta de su lugar. Oíd atentamente el estrépito de su voz,Y el sonido que sale de su boca. Debajo de todos los cielos lo dirige,Y su luz hasta los fines de la tierra. Después de ella brama el sonido,Truena él con voz majestuosa;Y aunque sea oída su voz, no los detiene. Truena Dios maravillosamente con su voz;Él hace grandes cosas, que nosotros no entendemos. Porque a la nieve dice: Desciende a la tierra;También a la llovizna, y a los aguaceros torrenciales. Así hace retirarse a todo hombre,Para que los hombres todos reconozcan su obra. Las bestias entran en su escondrijo,Y se están en sus moradas. Del sur viene el torbellino,Y el frío de los vientos del norte. Por el soplo de Dios se da el hielo,Y las anchas aguas se congelan. Regando también llega a disipar la densa nube,Y con su luz esparce la niebla. Asimismo por sus designios se revuelven las nubes en derredor,Para hacer sobre la faz del mundo,En la tierra, lo que él les mande. Unas veces por azote, otras por causa de su tierra,Otras por misericordia las hará venir. Escucha esto, Job;Detente, y considera las maravillas de Dios. ¿Sabes tú cómo Dios las pone en concierto,Y hace resplandecer la luz de su nube? ¿Has conocido tú las diferencias de las nubes,Las maravillas del Perfecto en sabiduría? ¿Por qué están calientes tus vestidosCuando él sosiega la tierra con el viento del sur? ¿Extendiste tú con él los cielos,Firmes como un espejo fundido? Muéstranos qué le hemos de decir;Porque nosotros no podemos ordenar las ideas a causa de las tinieblas. ¿Será preciso contarle cuando yo hablare?Por más que el hombre razone, quedará como abismado. Mas ahora ya no se puede mirar la luz esplendente en los cielos,Luego que pasa el viento y los limpia, Viniendo de la parte del norte la dorada claridad.En Dios hay una majestad terrible. Él es Todopoderoso, al cual no alcanzamos, grande en poder;Y en juicio y en multitud de justicia no afligirá. Lo temerán por tanto los hombres;Él no estima a ninguno que cree en su propio corazón ser sabio.
38 Entonces respondió Jehová a Job desde un torbellino, y dijo: ¿Quién es ese que oscurece el consejoCon palabras sin sabiduría? Ahora ciñe como varón tus lomos;Yo te preguntaré, y tú me con testarás. ¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra?Házmelo saber, si tienes inteligencia. ¿Quién ordenó sus medidas, si lo sabes?¿O quién extendió sobre ella cordel? ¿Sobre qué están fundadas sus bases?¿O quién puso su piedra angular, Cuando alababan todas las estrellas del alba,Y se regocijaban todos los hijos de Dios? ¿Quién encerró con puertas el mar,Cuando se derramaba saliéndose de su seno, Cuando puse yo nubes por vestidura suya,Y por su faja oscuridad, Y establecí sobre él mi decreto,Le puse puertas y cerrojo, Y dije: Hasta aquí llegarás, y no pasarás adelante,Y ahí parará el orgullo de tus olas? ¿Has mandado tú a la mañana en tus días?¿Has mostrado al alba su lugar, Para que ocupe los fines de la tierra,Y para que sean sacudidos de ella los impíos? Ella muda luego de aspecto como barro bajo el sello,Y viene a estar como con vestidura; Mas la luz de los impíos es quitada de ellos,Y el brazo enaltecido es quebrantado. ¿Has entrado tú hasta las fuentes del mar,Y has andado escudriñando el abismo? ¿Te han sido descubiertas las puertas de la muerte,Y has visto las puertas de la sombra de muerte? ¿Has considerado tú hasta las anchuras de la tierra?Declara si sabes todo esto. ¿Por dónde va el camino a la habitación de la luz,Y dónde está el lugar de las tinieblas, Para que las lleves a sus límites,Y entiendas las sendas de su casa? ¡Tú lo sabes! Pues entonces ya habías nacido,Y es grande el número de tus días. ¿Has entrado tú en los tesoros de la nieve,O has visto los tesoros del granizo, Que tengo reservados para el tiempo de angustia,Para el día de la guerra y de la batalla? ¿Por qué camino se reparte la luz,Y se esparce el viento solano sobre la tierra? ¿Quién repartió conducto al turbión,Y camino a los relámpagos y truenos, Haciendo llover sobre la tierra deshabitada,Sobre el desierto, donde no hay hombre, Para saciar la tierra desierta e inculta,Y para hacer brotar la tierna hierba? ¿Tiene la lluvia padre?¿O quién engendró las gotas del rocío? ¿De qué vientre salió el hielo?Y la escarcha del cielo, ¿quién la engendró? Las aguas se endurecen a manera de piedra,Y se congela la faz del abismo. ¿Podrás tú atar los lazos de las Pléyades,O desatarás las ligaduras de Orión? ¿Sacarás tú a su tiempo las constelaciones de los cielos,O guiarás a la Osa Mayor con sus hijos? ¿Supiste tú las ordenanzas de los cielos?¿Dispondrás tú de su potestad en la tierra? ¿Alzarás tú a las nubes tu voz,Para que te cubra muchedumbre de aguas? ¿Enviarás tú los relámpagos, para que ellos vayan?¿Y te dirán ellos: Henos aquí? ¿Quién puso la sabiduría en el corazón?¿O quién dio al espíritu inteligencia? ¿Quién puso por cuenta los cielos con sabiduría?Y los odres de los cielos, ¿quién los hace inclinar, Cuando el polvo se ha convertido en dureza,Y los terrones se han pegado unos con otros? ¿Cazarás tú la presa para el león?¿Saciarás el hambre de los leoncillos, Cuando están echados en las cuevas,O se están en sus guaridas para acechar? ¿Quién prepara al cuervo su alimento,Cuando sus polluelos claman a Dios,Y andan errantes por falta de comida?
39 ¿Sabes tú el tiempo en que paren las cabras monteses?¿O miraste tú las ciervas cuando están pariendo? ¿Contaste tú los meses de su preñez,Y sabes el tiempo cuando han de parir? Se encorvan, hacen salir sus hijos,Pasan sus dolores. Sus hijos se fortalecen, crecen con el pasto;Salen, y no vuelven a ellas. ¿Quién echó libre al asno montés,Y quién soltó sus ataduras? Al cual yo puse casa en la soledad,Y sus moradas en lugares estériles. Se burla de la multitud de la ciudad;No oye las voces del arriero. Lo oculto de los montes es su pasto,Y anda buscando toda cosa verde. ¿Querrá el búfalo servirte a ti,O quedar en tu pesebre? ¿Atarás tú al búfalo con coyunda para el surco?¿Labrará los valles en pos de ti? ¿Confiarás tú en él, por ser grande su fuerza,Y le fiarás tu labor? ¿Fiarás de él para que recoja tu semilla,Y la junte en tu era? ¿Diste tú hermosas alas al pavo real,O alas y plumas al avestruz? El cual desampara en la tierra sus huevos,Y sobre el polvo los calienta, Y olvida que el pie los puede pisar,Y que puede quebrarlos la bestia del campo. Se endurece para con sus hijos, como si no fuesen suyos,No temiendo que su trabajo haya sido en vano; Porque le privó Dios de sabiduría,Y no le dio inteligencia. Luego que se levanta en alto,Se burla del caballo y de su jinete. ¿Diste tú al caballo la fuerza?¿Vestiste tú su cuello de crines ondulantes? ¿Le intimidarás tú como a langosta?El resoplido de su nariz es formidable. Escarba la tierra, se alegra en su fuerza,Sale al encuentro de las armas; Hace burla del espanto, y no teme,Ni vuelve el rostro delante de la espada. Contra él suenan la aljaba,El hierro de la lanza y de la jabalina; Y él con ímpetu y furor escarba la tierra,Sin importarle el sonido de la trompeta; Antes como que dice entre los clarines: ¡Ea!Y desde lejos huele la batalla,El grito de los capitanes, y el vocerío. ¿Vuela el gavilán por tu sabiduría,Y extiende hacia el sur sus alas? ¿Se remonta el águila por tu mandamiento,Y pone en alto su nido? Ella habita y mora en la peña,En la cumbre del peñasco y de la roca. Desde allí acecha la presa;Sus ojos observan de muy lejos. Sus polluelos chupan la sangre;Y donde hubiere cadáveres, allí está ella.


Salmo 113:
¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor! Alaben, siervos del Señor, alaben el nombre del Señor. Bendito sea el nombre del Señor, desde ahora y para siempre. Desde la salida del sol hasta su ocaso, sea alabado el nombre del Señor. El Señor domina sobre todas las naciones; su gloria está sobre los cielos. ¿Quién como el Señor nuestro Dios, que tiene su trono en las alturas y se digna contemplar los cielos y la tierra? Él levanta del polvo al pobre y saca del muladar al necesitado; los hace sentarse con príncipes, con los príncipes de su pueblo. A la mujer estéril le da un hogar y le concede la dicha de ser madre. ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!



Proverbios 8:
¿Acaso no está llamando la sabiduría? ¿No está elevando su voz la inteligencia? Toma su puesto en las alturas, a la vera del camino y en las encrucijadas. Junto a las puertas que dan a la ciudad, a la entrada misma, grita a voz en cuello: "A ustedes los hombres, los estoy llamando; dirijo mi voz a toda la humanidad. Ustedes los inexpertos, ¡adquieran prudencia! Ustedes los necios, ¡obtengan discernimiento! Escúchenme, que diré cosas importantes; mis labios hablarán con justicia. Mi boca expresará la verdad, pues mis labios detestan la mentira. Las palabras de mi boca son todas justas; no hay en ellas maldad ni doblez. Son claras para los entendidos, e irreprochables para los sabios. Opten por mi instrucción, no por la plata; por el conocimiento, no por el oro refinado. Vale más la sabiduría que las piedras preciosas, y ni lo más deseable se le compara. "Yo, la sabiduría, convivo con la prudencia y poseo conocimiento y discreción. Quien teme al Señor aborrece lo malo; yo aborrezco el orgullo y la arrogancia, la mala conducta y el lenguaje perverso. Míos son el consejo y el buen juicio; míos son el entendimiento y el poder. Por mí reinan los reyes y promulgan leyes justas los gobernantes. Por mí gobiernan los príncipes y todos los nobles que rigen la tierra. A los que me aman, les correspondo; a los que me buscan, me doy a conocer. Conmigo están las riquezas y la honra, la prosperidad y los bienes duraderos. Mi fruto es mejor que el oro fino; mi cosecha sobrepasa a la plata refinada. Voy por el camino de la rectitud, por los senderos de la justicia, enriqueciendo a los que me aman y acrecentando sus tesoros. "El Señor me dio la vida como primicia de sus obras, mucho antes de sus obras de antaño. Fui establecida desde la eternidad, desde antes que existiera el mundo. No existían los grandes mares cuando yo nací; no había entonces manantiales de abundantes aguas. Nací antes que fueran formadas las colinas, antes que se cimentaran las montañas, antes que él creara la tierra y sus paisajes y el polvo primordial con que hizo el mundo. Cuando Dios cimentó la bóveda celeste y trazó el horizonte sobre las aguas, allí estaba yo presente. Cuando estableció las nubes en los cielos y reforzó las fuentes del mar profundo; cuando señaló los límites del mar, para que las aguas obedecieran su mandato; cuando plantó los fundamentos de la tierra, allí estaba yo, afirmando su obra. Día tras día me llenaba yo de alegría, siempre disfrutaba de estar en su presencia; me regocijaba en el mundo que él creó; ¡en el género humano me deleitaba! "Y ahora, hijos míos, escúchenme: dichosos los que van por mis caminos. Atiendan a mi instrucción, y sean sabios; no la descuiden. Dichosos los que me escuchan y a mis puertas están atentos cada día, esperando a la entrada de mi casa. En verdad, quien me encuentra, halla la vida y recibe el favor del Señor. Quien me rechaza, se perjudica a sí mismo; quien me aborrece, ama la muerte."



El Libro de Filipenses Capítulo 2 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:


LA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS FILIPENSES

CAPÍTULO 2
(64 d.C.)
EXALTACIÓN


POR tanto, si hay alguna consolación en Cristo (debiera traducirse, “ya que hay consuelo [aliento] en Cristo”), si algún refrigerio de amor (tener el tipo de amor de Dios), si alguna comunión del Espíritu (se refiere a un interés común y una participación mutua y activa en los asuntos de Dios, en los cuales el Creyente y el Espíritu Santo son copartícipes), si algún afecto verdadero y misericordias (ser bondadoso y tener compasión),
2 Cumplid mi gozo (el Crecimiento Espiritual de los Filipenses será su gozo), que sintáis lo mismo (unidad de mente y de corazón), teniendo el mismo amor (el tipo de Amor de Dios), unánimes, sintiendo una misma cosa. (Si la Cruz de Cristo es el Objeto de tal Fe, éstas se realizarán.)
3 Nada hagáis por contienda o por vanagloria (tomar partido); antes bien en humildad, estimándoos inferiores los unos a los otros (lo que es el resultado de un punto de vista correcto de la Cruz).
4 No mirando cada uno por sus propios intereses (quiere decir, considerar solamente sus propias cuestiones), sino cada cual también por los de los demás (un interés en los asuntos de los demás).
5 Haya, pues, en vosotros este sentir (Cristo voluntariamente se despojó de Sus derechos divinos) que hubo también en Cristo Jesús (describe a Cristo como el ejemplo supremo):
6 El Cual, siendo en forma de Dios (se refiere a la Deidad, lo que Cristo siempre era), no tuvo por robo el ser igual a Dios (la igualdad con Dios se refiere aquí a la coparticipación del Señor con los otros miembros de la Trinidad en la expresión de la Esencia Divina):
7 Sin embargo, Se Vació de Sí Mismo (en lugar de imponer Sus Derechos a la expresión de la Esencia de la Deidad, nuestro Señor se despojó de Sus Derechos a esa expresión), tomando forma de siervo (esclavo voluntario), hecho semejante a los hombres (presenta al Señor que entraba en un estado nuevo de Ser cuando Él se hizo Hombre; pero al hacerse Hombre de ningún modo Le excluyó de Su Posición de Deidad; aunque fue Hombre, Él se despojó de la “expresión” de la Deidad, pero Él jamás perdió la “posesión” de Su Deidad):
8 Y hallado en la condición como hombre (denota a Cristo según los hombres), se humilló a Sí Mismo (Él se redujo a lo más bajo, pero de buena voluntad), hecho obediente hasta la muerte (no quiere decir que Él se hizo obediente hasta la muerte; Él siempre fue El Maestro de la Muerte; sino que, Él se sujetó a la muerte), y muerte de la Cruz. (Demuestra el carácter de Su Muerte como una de desgracia y degradación,   lo que fue necesario para que los hombres fueran redimidos. Este tipo único de muerte pudo pagar la deuda terrible del pecado, y lo hizo en totalidad.)
9 Por lo cual Dios también Le ensalzó a lo sumo (a un lugar de Majestad suprema; Jesús siempre ha sido el Creador, pero también Él es ahora el Salvador), y Le dio un Nombre que es sobre todo nombre (en efecto dice, “El Nombre,” refiriéndose a un Nombre y un Título específico; aquel Nombre, como el Versículo 11 lo expresa, es "el Señor"):
10 Para que en el Nombre de Jesús se doble toda rodilla (en la esfera del Nombre, lo cual se refiere a todo lo que implica; todo es resultado de la Cruz, el precio pagado, y por consiguiente la Redención proporcionada) de los que están en los Cielos, y en la Tierra, y debajo de la Tierra (toda la Creación dará homenaje, ya sean seres animados o inanimados);
11 Y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor (proclama "el Señor" como el “Nombre” del Versículo 9; significa "el Maestro" de todo, nuevamente, lo que fue hecho posible por la Cruz), a la Gloria de Dios el Padre. (El reconocimiento de la Gloria de Cristo es el reconocimiento de la Gloria del Padre.)

LUMINARES

12 Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido (los alaba por su obediencia constante), no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia (seguían obedeciendo el Evangelio, aunque Pablo no estuviera personalmente presente entre ellos), ocupaos en vuestra Salvación con temor y temblor. (Se refiere a continuar hacia la madurez, hacia la conclusión final de asemejarse a Cristo.)
13 Porque Dios es el que en vosotros obra (la Divina capacitación) así el querer como el hacer por Su buena Voluntad. (Se refiere al Espíritu Santo, Quien fortalece al Santo, haciéndolo no sólo dispuesto, sino también activamente deseoso de hacer la dulce Voluntad de Dios.)
14 Haced todo sin murmuraciones (refunfuños de descontentamiento) y contiendas (dudando de la Palabra de Dios, lo que es provocado por "las murmuraciones"):
15 Para que seáis (pueden llegar a ser) irreprensibles y sencillos, hijos de Dios, sin culpa, en medio de una generación maligna y perversa (lo que el Espíritu Santo espera de nosotros), entre los cuales resplandecéis como luminares en el mundo (los Santos deben ser luminares, lo que se puede lograr sólo cuando manifiesta Fe constante en la Cruz);
16 Reteniendo la Palabra de Vida (sujetándose a Ella para poder ofrecerla); para que yo pueda gloriarme en el Día de Cristo (el Arrebatamiento de la Iglesia), que no he corrido en vano, ni trabajado en vano (no sea que el Evangelio se haya desperdiciado en estas personas; desgraciadamente, se desperdicia en muchas personas, y a veces en la mayoría).
17 Y aun si soy derramado en libación sobre el Sacrificio y servicio de vuestra Fe (me ofreceré por ustedes), me gozo, y brindo por todos vosotros. (El gozo está en su Fe colocada correctamente en la Cruz de Cristo.)
18 Y asimismo gozaos también vosotros, y regocijaos conmigo.

UN ELOGIO

19 Mas espero en el Señor Jesús enviaros dentro de poco a Timoteo (era un discípulo de Pablo), para que yo también esté de buen ánimo, al saber del estado de vosotros. (El Apóstol quería información actualizada acerca de la Iglesia en Filipos.)
20 Porque a ninguno tengo del mismo sentir (el Apóstol está diciendo que la mayoría de los Predicadores tenían objetivos incorrectos), y que con sincera afición tiene cuidado del estado vuestro (se refiere a un corazón que tiene en mente una cosa, que es hacer la Voluntad de Dios).
21 Porque todos buscan lo suyo propio (no significa que no había Predicador legítimo en Roma, sino que no había nadie con la capacidad que él requería), no lo que es de Cristo Jesús (nuevamente corresponde a la Voluntad de Dios en todos los asuntos).
22 Pero la experiencia de él habéis conocido (el carácter de Timoteo ha superado la prueba, y fue aprobado), que, como un hijo con el padre, ha servido conmigo en el Evangelio (en el Griego original dice, “como un hijo a un padre”).
23 Así que a éste espero enviaros, luego (se refiere a un retraso, pero se espera que no demorará mucho) que yo viere cómo van mis asuntos. (Tan pronto supiera acerca de su situación, con respecto a su liberación o encarcelamiento, enviaría a Timoteo.)
24 Y confío en el Señor que yo también iré pronto a vosotros. (Parece que esta esperanza fue satisfecha, ya que Pablo fue liberado poco tiempo después.)
25 Mas tuve por cosa necesaria enviaros a Epafrodito (presenta al Hermano que llevó la Ofrenda de Amor de los Filipenses a Pablo en Roma), mi Hermano, y colaborador, y compañero de milicia, y vuestro mensajero (elogios dados por Pablo, sin embargo, sancionados por el Espíritu Santo), y ministrador de mis necesidades. (El Apóstol tenía en gran estima el servicio de Epafrodito.)
26 Porque tenía gran deseo de ver a todos vosotros, y gravemente se angustió (debido a su enfermedad), porque habíais oído que había enfermado. (Indica que Epafrodito ya había mejorado.)
27 Pues en verdad estuvo enfermo a la muerte (casi muere): mas Dios tuvo misericordia de él (expresa la manera cómo todo se recibe de Dios ― todo por la Misericordia de Dios); y no solamente de él, sino aun de mí, para que yo no tuviese tristeza sobre tristeza. (Indica el hecho de que si el hombre se hubiera muerto, hubiera sido una gran pérdida para el Apóstol y para la Obra de Dios.)
28 Así que le envío más pronto (Pablo tiene la esperanza de enviar a Epafrodito para Filipos muy pronto), para que viéndole, os volváis a gozar (recuperación o sanidad de este hombre), y yo esté con menos tristeza (la tristeza de Pablo ha sido mitigada).
29 Recibidle pues en el Señor con todo gozo (parece que hubo un problema en la Iglesia en Filipos con respecto a Epafrodito, pero el hombre ya le había probado digno de confianza a Pablo, por lo tanto, el Apóstol podía recomendarle con toda confianza); y tened en estima a los tales (dé el honor a quien merece el honor, y Epafrodito debe ser estimado en honor):
30 Porque por la obra de Cristo estuvo cercano a la muerte, poniendo su vida (parece que él se enfermó debido al exceso de trabajo), para suplir vuestra falta de servicio en mí. (Se refiere desde luego a algo que los Filipenses no podían hacer debido a las circunstancias, pero lo que Epafrodito hizo de parte de ellos.)



Primera Corintios Capítulo 13:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.


Hebreos 10:35-12:4
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté,  David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.


Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, los que no vivan según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los   muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

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30 January 2023

El 30 de enero Lectura Bíblica Diaria

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El 30 de enero Lectura Bíblica Diaria:


Job 34-36:
34 Además Eliú dijo: Oíd, sabios, mis palabras;
Y vosotros, doctos, estadme atentos. Porque el oído prueba las palabras,
Como el paladar gusta lo que uno come. Escojamos para nosotros el juicio,
Conozcamos entre nosotros cuál sea lo bueno. Porque Job ha dicho: Yo soy justo,
Y Dios me ha quitado mi derecho. ¿He de mentir yo contra mi razón?
Dolorosa es mi herida sin haber hecho yo transgresión. ¿Qué hombre hay como Job,
Que bebe el escarnio como agua, Y va en compañía con los que hacen iniquidad,
Y anda con los hombres malos? Porque ha dicho: De nada servirá al hombre
El conformar su voluntad a Dios. Por tanto, varones de inteligencia, oídme:
Lejos esté de Dios la impiedad,
Y del Omnipotente la iniquidad. Porque él pagará al hombre según su obra,
Y le retribuirá conforme a su camino. Sí, por cierto, Dios no hará injusticia,
Y el Omnipotente no pervertirá el derecho. ¿Quién visitó por él la tierra?
¿Y quién puso en orden todo el mundo? Si él pusiese sobre el hombre su corazón,
Y recogiese así su espíritu y su aliento, Toda carne perecería juntamente,
Y el hombre volvería al polvo. Si, pues, hay en ti entendimiento, oye esto;
Escucha la voz de mis palabras. ¿Gobernará el que aborrece juicio?
¿Y condenarás tú al que es tan justo? ¿Se dirá al rey: Perverso;
Y a los príncipes: Impíos? ¿Cuánto menos a aquel que no hace acepción de personas de príncipes.
Ni respeta más al rico que al pobre,
Porque todos son obra de sus manos? En un momento morirán,
Y a medianoche se alborotarán los pueblos, y pasarán,
Y sin mano será quitado el poderoso. Porque sus ojos están sobre los caminos del hombre,
Y ve todos sus pasos. No hay tinieblas ni sombra de muerte
Donde se escondan los que hacen maldad. No carga, pues, él al hombre más de lo justo,
Para que vaya con Dios a juicio. El quebrantará a los fuertes sin indagación,
Y hará estar a otros en su lugar. Por tanto, él hará notorias las obras de ellos,
Cuando los trastorne en la noche, y sean quebrantados. Como a malos los herirá
En lugar donde sean vistos; Por cuanto así se apartaron de él,
Y no consideraron ninguno de sus caminos, Haciendo venir delante de él el clamor del pobre,
Y que oiga el clamor de los necesitados. Si él diere reposo, ¿quién inquietará?
Si escondiere el rostro, ¿quién lo mirará?
Esto sobre una nación, y lo mismo sobre un hombre; Haciendo que no reine el hombre impío
Para vejaciones del pueblo. De seguro conviene que se diga a Dios:
He llevado ya castigo, no ofenderé ya más; Enséñame tú lo que yo no veo;
Si hice mal, no lo haré más. ¿Ha de ser eso según tu parecer?
El te retribuirá, ora rehúses, ora aceptes, y no yo;
Dí, si no, lo que tú sabes. Los hombres inteligentes dirán conmigo,
Y el hombre sabio que me oiga: Que Job no habla con sabiduría,
Y que sus palabras no son con entendimiento. Deseo yo que Job sea probado ampliamente,
A causa de sus respuestas semejantes a las de los hombres inicuos. Porque a su pecado añadió rebeldía;
Bate palmas contra nosotros,
Y contra Dios multiplica sus palabras.
35 Prosiguió Eliú en su razonamiento, y dijo: ¿Piensas que es cosa recta lo que has dicho:
Más justo soy yo que Dios? Porque dijiste: ¿Qué ventaja sacaré de ello?
¿O qué provecho tendré de no haber pecado? Yo te responderé razones,
Y a tus compañeros contigo. Mira a los cielos, y ve,
Y considera que las nubes son más altas que tú. Si pecares, ¿qué habrás logrado contra él?
Y si tus rebeliones se multiplicaren, ¿qué le harás tú? Si fueres justo, ¿qué le darás a él?
¿O qué recibirá de tu mano? Al hombre como tú dañará tu impiedad,
Y al hijo de hombre aprovechará tu justicia. A causa de la multitud de las violencias claman,
Y se lamentan por el poderío de los grandes. Y ninguno dice: ¿Dónde está Dios mi Hacedor,
Que da cánticos en la noche, Que nos enseña más que a las bestias de la tierra,
Y nos hace sabios más que a las aves del cielo? Allí clamarán, y él no oirá,
Por la soberbia de los malos. Ciertamente Dios no oirá la vanidad,
Ni la mirará el Omnipotente. ¿Cuánto menos cuando dices que no haces caso de él?
La causa está delante de él; por tanto, aguárdale. Mas ahora, porque en su ira no castiga,
Ni inquiere con rigor, Por eso Job abre su boca vanamente,
Y multiplica palabras sin sabiduría.
36 Añadió Eliú y dijo: Espérame un poco, y te enseñaré;
Porque todavía tengo razones en defensa de Dios. Tomaré mi saber desde lejos,
Y atribuiré justicia a mi Hacedor. Porque de cierto no son mentira mis palabras;
Contigo está el que es íntegro en sus conceptos. He aquí que Dios es grande, pero no desestima a nadie;
Es poderoso en fuerza de sabiduría. No otorgará vida al impío,
Pero a los afligidos dará su derecho. No apartará de los justos sus ojos;
Antes bien con los reyes los pondrá en trono para siempre,
Y serán exaltados. Y si estuvieren prendidos en grillos,
Y aprisionados en las cuerdas de aflicción, El les dará a conocer la obra de ellos,
Y que prevalecieron sus rebeliones. Despierta además el oído de ellos para la corrección,
Y les dice que se conviertan de la iniquidad. Si oyeren, y le sirvieren,
Acabarán sus días en bienestar,
Y sus años en dicha. Pero si no oyeren, serán pasados a espada,
Y perecerán sin sabiduría. Mas los hipócritas de corazón atesoran para sí la ira,
Y no clamarán cuando él los atare. Fallecerá el alma de ellos en su juventud,
Y su vida entre los sodomitas. Al pobre librará de su pobreza,
Y en la aflicción despertará su oído. Asimismo te apartará de la boca de la angustia
A lugar espacioso, libre de todo apuro,
Y te preparará mesa llena de grosura. Mas tú has llenado el juicio del impío,
En vez de sustentar el juicio y la justicia. Por lo cual teme, no sea que en su ira te quite con golpe,
El cual no puedas apartar de ti con gran rescate. ¿Hará él estima de tus riquezas, del oro,
O de todas las fuerzas del poder? No anheles la noche,
En que los pueblos desaparecen de su lugar. Guárdate, no te vuelvas a la iniquidad;
Pues ésta escogiste más bien que la aflicción. He aquí que Dios es excelso en su poder;
¿Qué enseñador semejante a él? ¿Quién le ha prescrito su camino?
¿Y quién le dirá: Has hecho mal? Acuérdate de engrandecer su obra,
La cual contemplan los hombres. Los hombres todos la ven;
La mira el hombre de lejos. He aquí, Dios es grande, y nosotros no le conocemos,
Ni se puede seguir la huella de sus años. El atrae las gotas de las aguas,
Al transformarse el vapor en lluvia, La cual destilan las nubes,
Goteando en abundancia sobre los hombres. ¿Quién podrá comprender la extensión de las nubes,
Y el sonido estrepitoso de su morada? He aquí que sobre él extiende su luz,
Y cobija con ella las profundidades del mar. Bien que por esos medios castiga a los pueblos,
A la multitud él da sustento. Con las nubes encubre la luz,
Y le manda no brillar, interponiendo aquéllas. El trueno declara su indignación,
Y la tempestad proclama su ira contra la iniquidad.

Salmo 112:
¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor! Álef - Dichoso el que teme al Señor, Bet - el que halla gran deleite en sus mandamientos. Guímel - Sus hijos dominarán el país; Dálet - la descendencia de los justos será bendecida. He - En su casa habrá abundantes riquezas, Vav - y para siempre permanecerá su justicia. Zayin - Para los justos la luz brilla en las tinieblas. Jet - ¡Dios es clemente, compasivo y justo! Tet - Bien le va al que presta con generosidad, Yod - y maneja sus negocios con justicia. Lámed - El justo  será siempre recordado; Caf - ciertamente nunca fracasará. Mem - No temerá recibir malas noticias; Nun - su corazón estará firme, confiado en el Señor. Sámej - Su corazón estará seguro, no tendrá temor, Ayin - y al final verá derrotados a sus adversarios. Pe - Reparte sus bienes entre los pobres; Tsade - su justicia permanece para siempre; Qof - su poder será gloriosamente exaltado. Resh - El malvado verá esto, y se irritará; Shin - rechinando los dientes se irá desvaneciendo. Tav - ¡La ambición de los impíos será destruida!




Proverbios 7:
Hijo mío, pon en práctica mis palabras y atesora mis mandamientos. Cumple con mis mandatos, y vivirás; cuida mis enseñanzas como a la niña de tus ojos. Llévalos atados en los dedos; anótalos en la tablilla de tu corazón. Di a la sabiduría: "Tú eres mi hermana", y a la inteligencia: "Eres de mi sangre." Ellas te librarán de la mujer ajena, de la adúltera y de sus palabras seductoras. Desde la ventana de mi casa miré a través de la celosía. Me puse a ver a los inexpertos, y entre los jóvenes observé a uno de ellos falto de juicio. Cruzó la calle, llegó a la esquina, y se encaminó hacia la casa de esa mujer. Caía la tarde. Llegaba el día a su fin. Avanzaban las sombras de la noche. De pronto la mujer salió a su encuentro, con toda la apariencia de una prostituta y con solapadas intenciones. (Como es escandalosa y descarada, nunca hallan sus pies reposo en su casa. Unas veces por las calles, otras veces por las plazas, siempre está al acecho en cada esquina.) Se prendió de su cuello, lo besó, y con todo descaro le dijo: "Tengo en mi casa sacrificios de comunión, pues hoy he cumplido mis votos. Por eso he  venido a tu encuentro; te buscaba, ¡y ya te he encontrado! Sobre la cama he tendido multicolores linos egipcios. He perfumado mi lecho con aroma de mirra, áloe y canela. Ven, bebamos hasta el fondo la copa del amor; ¡disfrutemos del amor hasta el amanecer! Mi esposo no está en casa, pues ha emprendido un largo viaje. Se ha llevado consigo la bolsa del dinero, y no regresará hasta el día de luna llena." Con palabras persuasivas lo convenció; con lisonjas de sus labios lo sedujo. Y él en seguida fue tras ella, como el buey que va camino al matadero; como el ciervo que cae en la trampa, hasta que una flecha le abre las entrañas; como el ave que se lanza contra la red, sin saber que en ello le va la vida. Así que, hijo mío, escúchame; presta atención a mis palabras. No desvíes tu corazón hacia sus sendas, ni te extravíes por sus caminos, pues muchos han muerto por su causa; sus víctimas han sido innumerables. Su casa lleva derecho al sepulcro; ¡conduce al reino de la muerte!



El Libro de Filipenses Capítulo 1 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:


LA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS FILIPENSES

CAPÍTULO 1
(64 d.C.)
INTRODUCCIÓN


PABLO y Timoteo, siervos de Jesucristo (los dos hombres vinculados a Jesucristo por lazos de amor que los constriñe), a todos los Santos en Cristo Jesús que están en Filipos (a aquellos que son “apartados” para Cristo), con los Obispos (Pastores) y Diáconos:
2 Gracia sea a vosotros, y paz, de Dios nuestro Padre, y del Señor Jesucristo. (La Cruz hace posible estos dos atributos.)

ACCIÓN DE GRACIAS

3 Doy gracias a mi Dios en toda memoria de vosotros (no se refiere a recuerdos sin conexión, sino toda su experiencia pasada con los Filipenses),
4 Siempre en todas mis oraciones (indica que el Apóstol oraba continuamente por estas personas, incluso oraba por todas las otras Iglesias) haciendo oración por todos vosotros con gozo (Pablo no estaba intercediendo por esta Iglesia a causa de problemas, sino más bien para que continuara recibiendo la Bendición),
5 Por vuestra comunión en el Evangelio (los Filipenses apoyaban a Pablo con sus oraciones y finanzas mientras que él se ocupaba en su obra Misionera), desde el primer día hasta ahora (se refiere a la fidelidad de estos Filipenses);
6 Estando confiado de esto (su crecimiento en Cristo y su continuo sostén económico), que El Que (el Espíritu Santo) comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el Día de Jesucristo (el Arrebatamiento de la Iglesia):
7 Así como me es justo (necesario) sentir esto de todos vosotros, por cuanto os tengo en el corazón; y en mis prisiones, y en la defensa y confirmación del Evangelio (la base de su confianza), sois todos vosotros compañeros de mi Gracia (Dios, en efecto, los había hecho Suyos).
8 Porque Dios me es testigo (Alguien que da Testimonio), de cómo os amo a todos vosotros en las entrañas de Jesucristo. (Se refiere a la compasión de Cristo.)
9 Y esto ruego (Pablo oraba por todo), que vuestro amor abunde aún más y más (el Amor que es Dios) en conocimiento verdadero (el conocimiento de la Cruz) y en toda percepción (“discernimiento,” lo que es sentido moral y espiritual o sentimiento);
10 Para que discernáis lo mejor (dar aprobación al poner en prueba); que seáis sinceros (puros) y sin ofensa (nada en la vida debe ser motivo de tropiezo, sólo se logra cuando exhibe Fe en la Cruz) para el Día de Cristo (el Arrebatamiento de la Iglesia);
11 Llenos de Frutos de Justicia (debiera traducirse, “el Fruto de la Justicia”), que son por Jesucristo (por lo que Él hizo en la Cruz), de este modo daréis Gloria y Alabanza a Dios. (Cuando colocamos nuestra Confianza en Cristo y la Cruz, esto produce “Gloria y Alabanza a Dios.”)

TRIUNFO

12 Y quiero, Hermanos, que sepáis que las cosas que me han sucedido, han redundado más en provecho del Evangelio (Pablo escribió esta Epístola desde la prisión en Roma);
13 De manera que mis prisiones han sido célebres en Cristo (él era un preso por su relación con Cristo; la siguiente pregunta sería, “¿quién es Cristo?”) en todo el pretorio, y a todos los demás (no sólo los miembros de la Guardia Pretoriana quienes tenían la custodia de Pablo, sino el mismo Pretorio, y todos los jueces y funcionarios están incluidos en esta declaración);
14 Y muchos de los Hermanos en el Señor, tomando ánimo con mis prisiones (muchos Cristianos en Roma habían sido persuadidos por el ejemplo valiente de Pablo en la prisión), se atreven mucho más a hablar la Palabra sin temor. (Se refiere al hecho de haber superado la tendencia con respecto al silencio.)
15 Y algunos, a la verdad, Predican a Cristo por envidia y porfía (en otras palabras, estuvieron en contra de Pablo en su Predicación, cualquiera que fuesen los motivos); mas algunos también por buena voluntad (algunos trataron de ayudar a Pablo en la Predicación).
16 Los unos anuncian a Cristo por contención, no sinceramente (tienen motivos que no son de Dios), pensando añadir aflicción a mis prisiones (estos Predicadores, quienquiera que pudieran haber sido, procuraron empeorar el encarcelamiento de Pablo):
17 Pero los otros por amor (al señalar a aquellos Predicadores que, de hecho, tenían realmente Amor; Pablo al mismo tiempo está diciendo que los Predicadores del Versículo anterior no tenían amor), sabiendo que soy puesto por la defensa del Evangelio. (El Evangelio no sólo debe ser predicado, sino también defendido contra la doctrina errónea. ¡La mayoría de los Predicadores no harán eso!)
18 ¿Qué pues? (No significa que Pablo aceptaba las actividades de estos Predicadores sinvergüenzas, sino que él no permitía que eso lo molestara.) Después de todo, de todas maneras, o por pretexto o por verdad, es Anunciado Cristo (Pablo estaba bastante satisfecho de que el siervo debía ser denunciado y el Maestro anunciado; ¡al menos estaba haciendo algo bueno! aunque estos Predicadores sinvergüenzas hubieran callado a Pablo, él no hubiera correspondido de la misma forma, lo que es la actitud del Verdadero Predicador); y en esto me regocijo, y aun me regocijaré. (Expresa la idea de que algunas personas adquirieran un poco de conocimiento de Cristo, aun de estos Predicadores sinvergüenzas, que es mejor que nada.)
19 Porque sé que esto se me tornará a Salvación por vuestra oración (debiera traducirse "liberación"), y por la provisión del Espíritu de Jesucristo (Pablo se está refiriendo al Espíritu Santo, y de que Él proveerá lo que sea necesario, pero Él es capaz de hacerlo sólo por Cristo y lo que Él hizo en la Cruz, lo cual hace que todo esto sea posible; por lo tanto, la terminología que él utilizó),

CRISTO

20 Conforme a mi mira y esperanza (describe a una persona con la cabeza erguida y extendida, cuya atención se desvía de todos los otros objetos y se fija en un solo objeto), que en nada seré confundido (cualquiera fuese el resultado, su liberación o su ejecución, él mantendría su Fe en Cristo hasta el fin), antes bien con toda confianza, como siempre, ahora también será engrandecido Cristo en mi cuerpo, o por vida, o por muerte. (Lo que el Señor quiera es lo que el Apóstol quiere. ¡Es consagración absoluta!)
21 Porque para mí el vivir es Cristo (permitir que Pablo viva más tiempo lo hace posible seguir Predicando a Cristo), y el morir es ganancia. (Él dice que sería ganancia para él, pero no para la Obra de Dios.)
22 Mas si el vivir en la carne (se refiere a seguir viviendo en su cuerpo físico, lo que nos dice que será diferente en el Cielo), esto me será para Fruto de la obra (almas salvadas y vidas cambiadas por el Mensaje de la Cruz): no sé entonces qué escoger. (Realmente significa que si él tuviera una opción, no estuviera seguro lo que elegiría, permanecer aquí más tiempo o partir para estar con Cristo.)
23 Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho (se refiere a la misma presión ejercida de ambos lados; se refiere a sus deseos personales, y no necesariamente lo que el Señor deseara; sin embargo, ya lo había aclarado de que su voluntad personal es de ser envuelto en la dulce Voluntad de Dios), teniendo deseo de partir, y estar con Cristo; lo cual es mucho mejor (lo principal de todo esto es Cristo; si alguien sacara alguna otra conclusión, no captaría la idea completa):
24 Empero quedar en la carne es más necesario por causa de vosotros. (Para Pablo poder seguir viviendo y Predicando el Evangelio sería de gran valor para la Iglesia, como sería obvio, al menos hasta que su trabajo haya terminado.)
25 Y confiado en esto (cree que el Señor le había dicho que iba a ser liberado de la prisión), sé que quedaré, que aun permaneceré con todos vosotros, para provecho vuestro y gozo de la Fe (el Apóstol está diciendo, “El Siervo del Señor es inmortal hasta que su trabajo haya concluido”);
26 Para que crezca vuestra gloria de mí en Cristo Jesús (presenta a Pablo como el instrumento humano por el cual se presentaría esta enseñanza de Jesucristo) por mi venida otra vez a vosotros. (Sin Pablo, este progreso en la Fe probablemente no se hubiera llevado a cabo.)

EXHORTACIÓN

27 Solamente que comportaos (estilo de vida) como es digno del Evangelio de Cristo (se refiere a su comportamiento; debían comportarse de una manera digna del Evangelio, y se podía lograr mirando siempre a la Cruz): para que, o sea que vaya a veros, o que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en un mismo espíritu (no desviarse de Cristo y la Cruz, hacia otras cosas), unánimes combatiendo juntamente por la Fe del Evangelio (“La Fe” es “Cristo y Él Crucificado,” y debemos esforzarnos para mantenerla en verdad; cada ataque por Satanás, y en cualquier capacidad, es contra la Cruz y nuestra Fe en aquella Obra Terminada);
28 Y en nada intimidados de los que se oponen (aquellos que Predican a otro Jesús, por otro espíritu, que presentan otro Evangelio [II Cor. 11:4]): que a ellos ciertamente es indicio de perdición, mas a vosotros de Salvación, y esto de Dios. (La Salvación de Dios, que es por Cristo y la Cruz, se evidencia por la persecución.)
29 Porque a vosotros es concedido por Cristo, no sólo que creáis en Él, sino también que padezcáis por Él (el mundo e incluso la mayoría de la Iglesia se oponen a la Cruz);
30 Teniendo el mismo conflicto que habéis visto en mí (en esencia, se refiere a la lucha Cristiana de la Fe; la lucha no es tanto con el pecado, sino con mantener la Fe [I Tim. 6:12]), y ahora oís estar en mí (se refiere a su encarcelamiento actual en Roma, que era una prueba de su Fe).




Primera Corintios Capítulo 13:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.


Hebreos 10:35-12:4
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté,  David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.


Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, los que no vivan según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los   muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

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29 January 2023

El 29 de enero Lectura Bíblica Diaria

Sonidos del aire libre

Mensaje de la Cruz de Cristo Jesús-Capítulo-1


El 29 de enero Lectura Bíblica Diaria:
 
Job 31-33: El pedido final de Job:
31 Hice pacto con mis ojos;
¿Cómo, pues, había yo de mirar a una virgen? Porque ¿qué galardón me daría de arriba Dios,
Y qué heredad el Omnipotente desde las alturas? ¿No hay quebrantamiento para el impío,
Y extrañamiento para los que hacen iniquidad? ¿No ve él mis caminos,
Y cuenta todos mis pasos? Si anduve con mentira,
Y si mi pie se apresuró a engaño, Péseme Dios en balanzas de justicia,
Y conocerá mi integridad. Si mis pasos se apartaron del camino,
Si mi corazón se fue tras mis ojos,
Y si algo se pegó a mis manos, Siembre yo, y otro coma,
Y sea arrancada mi siembra. Si fue mi corazón engañado acerca de mujer,
Y si estuve acechando a la puerta de mi prójimo, Muela para otro mi mujer,
Y sobre ella otros se encorven. Porque es maldad e iniquidad
Que han de castigar los jueces. Porque es fuego que devoraría hasta el Abadón,
Y consumiría toda mi hacienda. Si hubiera tenido en poco el derecho de mi siervo y de mi sierva,
Cuando ellos contendían conmigo, ¿Qué haría yo cuando Dios se levantase?
Y cuando él preguntara, ¿qué le respondería yo? El que en el vientre me hizo a mí, ¿no lo hizo a él?
¿Y no nos dispuso uno mismo en la matriz? Si estorbé el contento de los pobres,
E hice desfallecer los ojos de la viuda; Si comí mi bocado solo,
Y no comió de él el huérfano (Porque desde mi juventud creció conmigo como con un padre,
Y desde el vientre de mi madre fui guía de la viuda); Si he visto que pereciera alguno sin vestido,
Y al menesteroso sin abrigo; Si no me bendijeron sus lomos,
Y del vellón de mis ovejas se calentaron; Si alcé contra el huérfano mi mano,
Aunque viese que me ayudaran en la puerta; Mi espalda se caiga de mi hombro,
Y el hueso de mi brazo sea quebrado. Porque temí el castigo de Dios,
Contra cuya majestad yo no tendría poder. Si puse en el oro mi esperanza,
Y dije al oro: Mi confianza eres tú; Si me alegré de que mis riquezas se multiplicasen,
Y de que mi mano hallase mucho; Si he mirado al sol cuando resplandecía,
O a la luna cuando iba hermosa, Y mi corazón se engañó en secreto,
Y mi boca besó mi mano; Esto también sería maldad juzgada;
Porque habría negado al Dios soberano. Si me alegré en el quebrantamiento del que me aborrecía,
Y me regocijé cuando le halló el mal (Ni aun entregué al pecado mi lengua,
Pidiendo maldición para su alma); Si mis siervos no decían:
¿Quién no se ha saciado de su carne? (El forastero no pasaba fuera la noche;
Mis puertas abría al caminante); Si encubrí como hombre mis transgresiones,
Escondiendo en mi seno mi iniquidad, Porque tuve temor de la gran multitud,
Y el menosprecio de las familias me atemorizó,
Y callé, y no salí de mi puerta; ¡Quién me diera quien me oyese!
He aquí mi confianza es que el Omnipotente testificará por mí,
Aunque mi adversario me forme proceso. Ciertamente yo lo llevaría sobre mi hombro,
Y me lo ceñiría como una corona. Yo le contaría el número de mis pasos,
Y como príncipe me presentaría ante él. Si mi tierra clama contra mí,
Y lloran todos sus surcos; Si comí su sustancia sin dinero,
O afligí el alma de sus dueños, En lugar de trigo me nazcan abrojos,
Y espinos en lugar de cebada.
Aquí terminan las palabras de Job.
32 Cesaron estos tres varones de responder a Job, por cuanto él era justo a sus propios ojos. Entonces Eliú hijo de Baraquel buzita, de la familia de Ram, se encendió en ira contra Job; se encendió en ira, por cuanto se justificaba a sí mismo más que a Dios. Asimismo se encendió en ira contra sus tres amigos, porque no hallaban qué responder, aunque habían condenado a Job. Y Eliú había esperado a Job en la disputa, porque los otros eran más viejos que él. Pero viendo Eliú que no había respuesta en la boca de aquellos tres varones, se encendió en ira. Y respondió Eliú hijo de Baraquel buzita, y dijo:
Yo soy joven, y vosotros ancianos;
Por tanto, he tenido miedo, y he temido declararos mi opinión. Yo decía: Los días hablarán,
Y la muchedumbre de años declarará sabiduría. Ciertamente espíritu hay en el hombre,
Y el soplo del Omnipotente le hace que entienda. No son los sabios los de mucha edad,
Ni los ancianos entienden el derecho. Por tanto, yo dije: Escuchadme;
Declararé yo también mi sabiduría. He aquí yo he esperado a vuestras razones,
He escuchado vuestros argumentos,
En tanto que buscabais palabras. Os he prestado atención,
Y he aquí que no hay de vosotros quien redarguya a Job,
Y responda a sus razones. Para que no digáis: Nosotros hemos hallado sabiduría;
Lo vence Dios, no el hombre. Ahora bien, Job no dirigió contra mí sus palabras,
Ni yo le responderé con vuestras razones. Se espantaron, no respondieron más;
Se les fueron los razonamientos. Yo, pues, he esperado, pero no hablaban;
Más bien callaron y no respondieron más. Por eso yo también responderé mi parte;
También yo declararé mi juicio. Porque lleno estoy de palabras,
Y me apremia el espíritu dentro de mí. De cierto mi corazón está como el vino que no tiene respiradero,
Y se rompe como odres nuevos. Hablaré, pues, y respiraré;
Abriré mis labios, y responderé. No haré ahora acepción de personas,
Ni usaré con nadie de títulos lisonjeros. Porque no sé hablar lisonjas;
De otra manera, en breve mi Hacedor me consumiría.
33 Por tanto, Job, oye ahora mis razones,
Y escucha todas mis palabras. He aquí yo abriré ahora mi boca,
Y mi lengua hablará en mi garganta. Mis razones declararán la rectitud de mi corazón,
Y lo que saben mis labios, lo hablarán con sinceridad. El espíritu de Dios me hizo,
Y el soplo del Omnipotente me dio vida. Respóndeme si puedes;
Ordena tus palabras, ponte en pie. Heme aquí a mí en lugar de Dios, conforme a tu dicho;
De barro fui yo también formado. He aquí, mi terror no te espantará,
Ni mi mano se agravará sobre ti. De cierto tú dijiste a oídos míos,
Y yo oí la voz de tus palabras que decían: Yo soy limpio y sin defecto;
Soy inocente, y no hay maldad en mí. He aquí que él buscó reproches contra mí,
Y me tiene por su enemigo; Puso mis pies en el cepo,
Y vigiló todas mis sendas. He aquí, en esto no has hablado justamente;
Yo te responderé que mayor es Dios que el hombre. ¿Por qué contiendes contra él?
Porque él no da cuenta de ninguna de sus razones. Sin embargo, en una o en dos maneras habla Dios;
Pero el hombre no entiende. Por sueño, en visión nocturna,
Cuando el sueño cae sobre los hombres,
Cuando se adormecen sobre el lecho, Entonces revela al oído de los hombres,
Y les señala su consejo, Para quitar al hombre de su obra,
Y apartar del varón la soberbia. Detendrá su alma del sepulcro,
Y su vida de que perezca a espada. También sobre su cama es castigado
Con dolor fuerte en todos sus huesos, Que le hace que su vida aborrezca el pan,
Y su alma la comida suave. Su carne desfallece, de manera que no se ve,
Y sus huesos, que antes no se veían, aparecen. Su alma se acerca al sepulcro,
Y su vida a los que causan la muerte. Si tuviese cerca de él
Algún elocuente mediador muy escogido,
Que anuncie al hombre su deber; Que le diga que Dios tuvo de él misericordia,
Que lo libró de descender al sepulcro,
Que halló redención; Su carne será más tierna que la del niño,
Volverá a los días de su juventud. Orará a Dios, y éste le amará,
Y verá su faz con júbilo;
Y restaurará al hombre su justicia. El mira sobre los hombres; y al que dijere:
Pequé, y pervertí lo recto,
Y no me ha aprovechado, Dios redimirá su alma para que no pase al sepulcro,
Y su vida se verá en luz. He aquí, todas estas cosas hace Dios
Dos y tres veces con el hombre, Para apartar su alma del sepulcro,
Y para iluminarlo con la luz de los vivientes. Escucha, Job, y óyeme;
Calla, y yo hablaré. Si tienes razones, respóndeme;
Habla, porque yo te quiero justificar. Y si no, óyeme tú a mí;
Calla, y te enseñaré sabiduría.

Salmo 107:
Den gracias al Señor, porque él es bueno; su gran amor perdura para siempre. Que lo digan los redimidos del Señor, a quienes redimió del poder del adversario, a quienes reunió de todos los países, de oriente y de occidente, del norte y del sur. Vagaban perdidos por parajes desiertos, sin dar con el camino a una ciudad habitable. Hambrientos y sedientos, la vida se les iba consumiendo. En su angustia clamaron al Señor, y él los libró de su aflicción. Los llevó por el camino recto hasta llegar a una ciudad habitable. ¡Que den gracias al Señor por su gran amor, por sus maravillas en favor de los hombres! ¡Él apaga la sed del sediento, y sacia con lo mejor al hambriento! Afligidos y encadenados, habitaban en las más densas tinieblas por haberse rebelado contra las palabras de Dios, por menospreciar los designios del Altísimo. Los sometió a trabajos forzados; tropezaban, y no había quien los ayudara. En su angustia clamaron al Señor, y él los salvó de su aflicción. Los sacó de las sombras tenebrosas y rompió en pedazos sus cadenas. ¡Que den gracias al Señor por su gran amor, por sus maravillas en favor de los hombres! ¡Él hace añicos las puertas de bronce y rompe en mil pedazos las barras de hierro! Trastornados por su rebeldía, afligidos por su iniquidad, todo alimento les causaba asco. ¡Llegaron a las puertas mismas de la muerte! En su angustia clamaron al Señor, y él los salvó de su aflicción. Envió su palabra para sanarlos, y así los rescató del sepulcro. ¡Que den gracias al Señor por su gran amor, por sus maravillas en favor de los hombres! ¡Que ofrezcan sacrificios de gratitud, y jubilosos proclamen sus obras! Se hicieron a la mar en sus barcos; para comerciar surcaron las muchas aguas. Allí, en las aguas profundas, vieron las obras del Señor y sus maravillas. Habló Dios, y se desató un fuerte viento que tanto encrespó las olas que subían a los cielos y bajaban al abismo. Ante el peligro, ellos perdieron el coraje. Como ebrios tropezaban, se tambaleaban; de nada les valía toda su pericia. En su angustia clamaron al Señor, y él los sacó de su aflicción. Cambió la tempestad en suave brisa: se sosegaron las olas del mar. Ante esa calma se alegraron, y Dios los llevó al puerto anhelado. ¡Que den gracias al Señor por su gran amor, por sus maravillas en favor de los hombres! ¡Que lo exalten en la asamblea del pueblo! ¡Que lo alaben en el consejo de los ancianos! Dios convirtió los ríos en desiertos, los manantiales en tierra seca, los fértiles terrenos en tierra salitrosa, por la maldad de sus habitantes. Convirtió el desierto en fuentes de agua, la tierra seca en manantiales; hizo habitar allí a los hambrientos, y ellos fundaron una ciudad habitable. Sembraron campos, plantaron viñedos, obtuvieron abundantes cosechas. Dios los bendijo y se multiplicaron, y no dejó que menguaran sus rebaños. Pero si merman y son humillados, es por la opresión, la maldad y la aflicción. Dios desdeña a los nobles y los hace vagar por desiertos sin senderos. Pero a los necesitados los saca de su miseria, y hace que sus familias crezcan como rebaños. Los rectos lo verán y se alegrarán, pero todos los impíos serán acallados. Quien sea sabio, que considere estas cosas y entienda bien el gran amor del Señor.



Proverbios 10:
Proverbios de Salomón: El hijo sabio es la alegría de su padre; el hijo necio es el pesar de su madre. Las riquezas mal habidas no sirven de nada, pero la justicia libra de la muerte. El Señor no deja sin comer al justo, pero frustra la avidez de los malvados. Las manos ociosas conducen a la pobreza; las manos hábiles atraen riquezas. El hijo prevenido se abastece en el verano, pero el sinvergüenza duerme en tiempo de cosecha. El justo se ve coronado de bendiciones, pero la boca del malvado encubre violencia. La memoria de los justos es una bendición, pero la fama de los malvados será pasto de los gusanos. El de sabio corazón acata las órdenes, pero el necio y rezongón va camino al desastre. Quien se conduce con integridad, anda seguro; quien anda en malos pasos será descubierto. Quien guiña el ojo con malicia provoca pesar; el necio y rezongón va camino al desastre. Fuente de vida es la boca del justo, pero la boca del malvado encubre violencia. El odio es motivo de disensiones, pero el amor cubre todas las faltas. En los labios del prudente hay sabiduría; en la espalda del falto de juicio, sólo garrotazos. El que es sabio atesora el conocimiento, pero la boca del necio es un peligro inminente. La riqueza del rico es su baluarte; la pobreza del pobre es su ruina. El salario del justo es la vida; la ganancia del malvado es el pecado. El que   atiende a la corrección va camino a la vida; el que la rechaza se pierde. El de labios mentirosos disimula su odio, y el que propaga calumnias es un necio. El que mucho habla, mucho yerra; el que es sabio refrena su lengua. Plata refinada es la lengua del justo; el corazón del malvado no vale nada. Los labios del justo orientan a muchos; los   necios mueren por falta de juicio. La bendición del Señor trae riquezas, y nada se gana con preocuparse. El necio se divierte con su mala conducta, pero el sabio se recrea con la sabiduría. Lo que el malvado teme, eso le ocurre; lo que el justo desea, eso recibe. Pasa la tormenta y desaparece el malvado, pero el justo permanece firme para siempre. Como vinagre a los dientes y humo a los ojos es el perezoso para quienes lo emplean. El temor del Señor prolonga la vida, pero los años del malvado se acortan. El futuro de los justos es halagüeño; la esperanza de los malvados se desvanece. El camino del Señor es refugio de los justos y ruina de los malhechores. Los justos no tropezarán jamás; los malvados no habitarán la tierra. La boca del justo profiere sabiduría, pero la lengua perversa será cercenada. Los labios del justo destilan bondad; de la boca del malvado brota perversidad.


El Libro de Los Romanos Capítulo 12 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:


LA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL PABLO A LOS ROMANOS CAPÍTULO 12 (60 d.C.) LA CONSAGRACIÓN ASÍ que, Hermanos (yo les suplico por favor), os ruego por las Misericordias de Dios (todo se le dio al Creyente, no debido al mérito de parte del Creyente, sino estrictamente por la "Misericordia de Dios"), que presentéis vuestros cuerpos en Sacrificio Vivo (la palabra "Sacrificio" se refiere al Sacrificio de Cristo, y significa que no podemos hacer lo que el Espíritu Santo exige a menos que nuestra Fe sea colocada estrictamente en Cristo y la Cruz, que entonces da libertad de acción al Espíritu Santo para realizar esta gran obra dentro de nuestras vidas), santo (lo que el Espíritu Santo Solo puede hacer), agradable a Dios (en realidad significa que un cuerpo  físico santo, es decir, "templo," es todo lo que Él aceptará), que es vuestro culto racional (racional si contemplamos a Cristo y la Cruz; ¡de otro modo es imposible!). 2 Y no os conforméis a este siglo (la costumbre del mundo): mas transformaos por la renovación de vuestro entendimiento (debemos comenzar a pensar espiritualmente, que se refiere al hecho de que todo se nos ha proporcionado por la Cruz, y es obtenido por la Fe y no por las obras), para que experimentéis cuál sea la buena (se pone a prueba y descubre que lo que se puso a prueba llena las especificaciones requeridas) Voluntad de Dios, agradable, y perfecta (presenta lo que el Espíritu Santo intenta lograr dentro de nuestras vidas, y sólo se puede obtener mientras siempre hagamos la Cruz el Objeto de nuestra Fe). LOS DONES ESPIRITUALES
3 Digo pues, por la gracia que me es dada (se refiere al Apostolado de Pablo dado por la Gracia de Dios [Ef. 3:8]), a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener (Israel había caído, y la razón, por lo menos en parte, era debido a esta misma cosa — una evaluación arrogante y no bíblica de sí mismos); sino que piense de sí con buen juicio (no sea arrogante), conforme a la medida de la Fe que Dios repartió a cada uno (lo da el Espíritu Santo en la conversión).  4 Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros (se refiere a toda persona que está en el Cuerpo de Cristo), empero todos los miembros no tienen la misma operación (un modo de actuar o funcionar): 5 Así muchos, somos un cuerpo en Cristo (se refiere a la armonía que debiera ser predominante dentro del Cuerpo), mas todos miembros los unos de los otros (en efecto, dice que todo lo que es verdadero para uno es también verdadero para el otro; no se refiere a "oficinas," sino más bien a ser un miembro del Cuerpo). 6 De manera que, teniendo diferentes dones según la gracia que nos es dada (habla de diferentes "Dones" u "Oficinas"), si el de Profecía, úsese conforme a la medida de la Fe (tiene que ver con "la medida de Fe"); 7 Si Ministerio (alguien que sirve), en servir (hubiese sido mejor traducido, "que Ministremos según la proporción de Fe"): o el que enseña, en doctrina (conlleva la misma idea; el hombre sabio es el que permanece en la esfera de servicio por el cual Dios, el Espíritu Santo, lo ha capacitado, y no invade algún otro campo de servicio por el cual él no está capacitado); 8 El que exhorta, en exhortar: el que da, hágalo en simplicidad (declara "dar" como un "Don" u "Oficina"); el que preside, con diligencia (una posición de autoridad); el que hace misericordia, con alegría (el Espíritu Santo dice que este es un "Don" también). LOS MANDAMIENTOS
9 El amor sea sin fingimiento (verdadero, no disimulado ni hipócrita). Aborreciendo lo malo (el Cristiano debe expresar su odio a la maldad retirándose de ella y seguir aborreciéndola); apegándoos a lo bueno (aferrarse, y firmemente). 10 Amándoos los unos a los otros con caridad fraternal (se refiere a la Hermandad de los Creyentes, que es aun más cercana que con los parientes consanguíneos que no son salvos); previniéndoos con honra los unos a los otros (el respeto que se muestra a otro, se mide por su evaluación de la otra persona); 11 En el cuidado no perezosos (debe ser hecho con fervor, diligencia y atención al detalle, con responsabilidad); ardientes en Espíritu (debiese haberse traducido, "ferviente en el Espíritu Santo"; seguir recurriendo constantemente al Espíritu por dirección y para guiarse); sirviendo al Señor (sirviéndolo en todo lo que hacemos); 12 Gozosos en la esperanza (constantemente regocijándose en la esfera de la esperanza, siempre seguir creyendo a Dios); sufridos en la tribulación (permanecer bajo la prueba en una manera que honra a Dios; no procurando escapar de ella, sino deseosos de aprender las lecciones que fueron enviadas para nuestra enseñanza); constantes en la oración (la idea es que continuamente oremos por todo, y presto en hacerlo); 13 Comunicando a las necesidades de los Santos (corresponde al cuidado y la generosidad); siguiendo la hospitalidad (bondad hacia todos, aun hacia a los extraños). 14 Bendecid a los que os persiguen (que se hable bien de tales individuos): bendecid, y no maldigáis (el Cristiano sólo debe bendecir, y no pronunciar juicio sobre los demás ni aun a nuestros enemigos más estridentes; debemos dejar el juicio al Señor). 15 Gozaos con los que se gozan (se refiere al Creyente que sinceramente está contento de las Bendiciones de Dios sobre los demás), llorad con los que lloran (expresa al Creyente que sinceramente siente por aquellos que experimentan tribulación y pena). 16 Unánimes entre vosotros (tener el mismo concepto para con todos, ya sea grande o pequeño, rico o pobre). No altivos, mas acomodándoos a los humildes (la manera cómo un Creyente trata a una persona que ocupa el puesto más bajo de la vida [independientemente de lo que podría ser] cuando nadie lo está mirando u oyendo demuestra lo que usted es). No seáis sabios en vuestra opinión (expresa la antipatía que sentía el Apóstol hacia todo tipo de aristocracia espiritual, y a la distinción de categorías dentro de la Iglesia). EL COMPORTAMIENTO
17 No paguéis a nadie mal por mal (no debemos devolver el mal con la misma moneda, sino más bien con lo contrario). Procurad lo bueno delante de todos los hombres (se le exhorta al Cristiano a tener cuidado en pensar bien de antemano que su modo de vida  y expresión externa se conformen a una representación honesta de lo que él es, un Hijo de Dios). 18 Si se puede hacer, cuanto está en vosotros, tened paz con todos los hombres (el Creyente no tiene ningun control de la conducta de otra persona, sino que la idea es que la iniciativa por la perturbación de la paz nunca debe ser culpa del Cristiano). 19 No os venguéis vosotros mismos (expone la acción con respecto a nuestros prójimos), amados míos, antes dad lugar a la ira (se refiere a la Ira de Dios, y quiere decir que debemos dejarle espacio y no quitar la propia Obra de Dios de Sus Manos): porque escrito está, Mía es la venganza; Yo pagaré, dice el Señor ([Lev. 19:18]  corregir el error o hacer justicia hay que confiársela al Señor). 20 Así que si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber (debiéramos tratar a nuestros enemigos con bondad): que haciendo esto, ascuas de fuego amontonas sobre su cabeza (los ascuas de fuego fueron tomados del Altar de Bronce, un Tipo de la Cruz, y colocados en el Altar de Incienso; la Cruz desvió el juicio hacia la  intercesión, de la cual el Altar de Incienso era un tipo; al mostrar bondad a un enemigo, desviamos el juicio y demostramos la misericordia que Dios nos ha mostrado). 21 No seas vencido de lo malo (no responda a lo malo con el mal, porque sólo produce más mal), mas vence con el bien el mal (la iniciativa del mal se ha cambiado para el bien).


Primera Corintios Capítulo 13: 
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.

 
Hebreos 10:35-12:4 
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo* vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado."* Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril,* recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los  de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes,* pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté,  David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta* sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.

 
Romanos 8: 
 Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los  muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

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