29 February 2016

El 1 de marzo Lectura Bíblica Diaria


Mensaje de la Cruz-capítulo-4
SonlifeTV.com/español
Sonidos del aire libre





El 1 de marzo Lectura Bíblica Diaria:

Jeremías 51 a Lamentaciones 1:
Así dice el Señor: "Voy a levantar un viento destructor contra Babilonia y la gente de Leb Camay. Enviaré contra Babilonia gente que la lance por los aires, que la aviente como se avienta el trigo, hasta dejarla vacía. En el día de su calamidad la atacarán por todas partes. Que no tense el arquero su arco, ni se vista la coraza. No perdonen a sus jóvenes; destruyan a su ejército por completo. Caerán muertos en el país de los babilonios; serán traspasados en las calles. Aunque Israel y Judá están llenos de culpa delante del Santo de Israel, no han sido abandonados por su Dios, el Señor Todopoderoso. "¡Huyan de Babilonia! ¡Sálvese quien pueda! No perezcan por causa de su iniquidad. de que el Señor tome venganza; ¡él le dará su merecido! En la mano del Señor que embriagaba a toda la tierra. y se enloquecieron. Pero de pronto Babilonia cayó hecha pedazos. ¡Giman por ella! Traigan bálsamo para su dolor; tal vez pueda ser curada. "Quisimos curar a Babilonia, pero no pudo ser sanada; abandonémosla, y regrese cada uno a su país, porque llega su condena hasta los cielos; ¡se eleva hasta las nubes! "¡El Señor nos ha vindicado! Vengan, que en *Sión daremos a conocer lo que ha hecho el Señor, nuestro Dios. "¡Afilen las flechas! ¡Ármense con escudos! de los reyes de Media para destruir a Babilonia. Ésta es la venganza del Señor, la venganza por su templo. ¡Levanten el estandarte contra los muros de Babilonia! ¡Refuercen la guardia! ¡Pongan centinelas! ¡Preparen la emboscada! El Señor cumplirá su propósito; cumplirá su decreto contra los babilonios. Tú, que habitas junto a muchas aguas y eres rica en tesoros, has llegado a tu fin, al final de tu existencia. El Señor Todopoderoso ha jurado por sí mismo: Te llenaré de enemigos, como de langostas, y sobre ti lanzarán gritos de victoria. "Con su poder hizo el Señor la tierra; con su sabiduría afirmó el mundo; con su inteligencia extendió los cielos. Ante su trueno, braman las lluvias en el cielo, y desde los confines de la tierra hace que suban las nubes; entre relámpagos desata la lluvia, y saca de sus depósitos el viento. "Todo hombre es necio e ignorante; todo orfebre se avergüenza de sus ídolos. Sus ídolos son una mentira; no tienen aliento de vida. Son absurdos, objetos de burla; en el tiempo del juicio serán destruidos. La porción de Jacob no es como aquéllos; su Dios es el creador de todas las cosas. Su nombre es el Señor Todopoderoso; Israel es la tribu de su heredad. "Tú eres mi mazo, mi arma de guerra; contigo destrozo naciones y reinos. Contigo destrozo jinetes y caballos; contigo destrozo aurigas y carros de guerra. Contigo destrozo hombres y mujeres; contigo destrozo jóvenes y ancianos, contigo destrozo jóvenes y doncellas. Contigo destrozo pastores y rebaños; contigo destrozo labradores y yuntas, contigo destrozo jefes y gobernantes. "Pero en presencia de ustedes les daré su merecido a Babilonia y a todos sus habitantes por todo el mal que han hecho en Sión afirma el Señor. "Estoy en contra tuya, monte del exterminio, que destruyes toda la tierra afirma el Señor. Extenderé mi mano contra ti; te haré rodar desde los peñascos y te convertiré en monte quemado. No volverán a tomar de ti piedra angular, ni piedra de cimiento, porque para siempre quedarás desolada afirma el Señor. "¡Levanten la bandera en el país! ¡Toquen la trompeta entre las naciones! ¡Convoquen contra ella a los reinos de Ararat, Mini y Asquenaz! ¡Pongan al frente un general! ¡Que avancen los caballos cual plaga de langostas! ¡Convoquen contra ella a las naciones, a los reyes de Media, y a sus gobernadores y oficiales! ¡Convoquen a todo su imperio! La tierra tiembla y se sacude; se cumplen los planes de Dios contra Babilonia, al convertirla en un desierto desolado donde nadie ha de habitar. Dejaron de combatir los guerreros de Babilonia; se escondieron en las fortalezas. Sus fuerzas se agotaron; se volvieron como mujeres. y destrozados sus cerrojos. Corre un emisario tras el otro; un mensajero sigue a otro mensajero, para anunciarle al rey de Babilonia que toda la ciudad ha sido conquistada. Los vados han sido ocupados, e incendiados los esteros; llenos de pánico quedaron los guerreros." Porque así dice el Señor Todopoderoso, el Dios de Israel: "La bella Babilonia es como una era en el momento de la trilla; ¡ya le llega el tiempo de la cosecha!" "Nabucodonosor, el rey de Babilonia, me devoró, me confundió; me dejó como un plato vacío. Me tragó como un monstruo marino, con mis delicias se ha llenado el estómago para luego vomitarme. Dice Jerusalén: ¡Que recaiga sobre Babilonia la violencia que me hizo! Dice la moradora de Sión: ¡Que mi sangre se derrame sobre los babilonios! " Por eso, así dice el Señor: "Voy a defender tu causa, y llevaré a cabo tu venganza; voy a secar el agua de su mar, y dejaré secos sus manantiales. Babilonia se convertirá en un montón de ruinas, en guarida de chacales, en objeto de horror y de burla, en un lugar sin habitantes. Juntos rugen como leones; gruñen como cachorros de león. Cuando entren en calor, les serviré bebida; los embriagaré para que se diviertan. del que ya no despertarán afirma el Señor. Voy a llevarlos al matadero, como si fueran corderos; como carneros y chivos. "¡Cómo ha sido capturada Sesac! ¡Cómo ha sido conquistado el orgullo de toda la tierra! en un horror para las naciones. El mar ha subido contra Babilonia; agitadas olas la han cubierto. Desoladas han quedado sus ciudades: como un sequedal, como un desierto. Nadie habita allí; nadie pasa por ese lugar. Voy a castigar al dios Bel en Babilonia; haré que vomite lo que se ha tragado. Ya no acudirán a él las naciones, ni quedará en pie el muro de Babilonia. "¡Huye de ella, pueblo mío! ¡Sálvese quien pueda de mi ardiente ira! No desfallezcan, no se acobarden por los rumores que corren por el país. Año tras año surgen nuevos rumores; cunde la violencia en el país, y un gobernante se levanta contra otro. Se acercan ya los días en que castigaré a los ídolos de Babilonia. Toda su tierra será avergonzada; caerán sus víctimas en medio de ella. Entonces el cielo y la tierra, y todo lo que hay en ellos, lanzarán gritos de júbilo contra Babilonia, porque del norte vendrán sus destructores afirma el Señor. "Babilonia tiene que caer por las víctimas de Israel, así como en toda la tierra cayeron las víctimas de Babilonia. Ustedes, los que escaparon de la espada, huyan sin demora. Invoquen al Señor en tierras lejanas, y no dejen de pensar en Jerusalén." "Sentimos vergüenza por los insultos; estamos cubiertos de deshonra, porque han penetrado extranjeros en el santuario del Señor." "Por eso, vienen días en que castigaré a sus ídolos; a lo largo de todo el país gemirán sus heridos afirma el Señor. Aunque Babilonia suba hasta los cielos, y en lo alto fortifique sus baluartes, yo enviaré destructores contra ella afirma el Señor. "Se oyen clamores por la gran destrucción del país de Babilonia. El Señor la destruye por completo; pone fin a su bullicio. Rugen sus enemigos como olas agitadas; resuena el estruendo de su voz. Llega contra Babilonia el destructor; sus guerreros serán capturados, y sus arcos serán hechos pedazos. que a cada cual le da su merecido. Voy a embriagar a sus jefes y a sus sabios; a sus gobernadores, oficiales y guerreros; y dormirán un sueño eterno, del que no despertarán", afirma el Rey, cuyo nombre es el Señor Todopoderoso. Así dice el Señor Todopoderoso: "Los anchos muros de Babilonia serán derribados por completo; sus imponentes puertas serán incendiadas. Los pueblos se agotan en vano, y las naciones se fatigan por lo que se desvanece como el humo." Éste es el mandato que el profeta Jeremías dio a Seraías, hijo de Nerías y nieto de Maseías, cuando fue a Babilonia con Sedequías, rey de Judá, durante el año cuarto de su reinado. Seraías era el jefe de este viaje. Jeremías había descrito en un rollo todas las calamidades que le sobrevendrían a Babilonia, es decir, todo lo concerniente a ella. Jeremías le dijo a Seraías: "En cuanto llegues a Babilonia, asegúrate de leerles todas estas palabras. Luego diles: Señor, tú has dicho que vas a destruir este lugar, y que lo convertirás en una desolación perpetua, hasta que no quede en él un solo habitante, ni hombre ni animal. Cuando termines de leer el rollo, átale una piedra y arrójalo al Éufrates. Luego diles: Así se hundirá Babilonia, y nunca más se levantará del desastre que voy a traer sobre ella. " Aquí concluyen las palabras de Jeremías. Sedequías tenía veintiún años cuando ascendió al trono, y reinó en Jerusalén once años. Su madre se llamaba Jamutal hija de Jeremías, oriunda de Libná. Al igual que Joacim, Sedequías hizo lo que ofende al Señor, a tal grado que el Señor, en su ira, los echó de su presencia. Todo esto sucedió en Jerusalén y en Judá. Sedequías se rebeló contra el rey de Babilonia. En el año noveno del reinado de Sedequías, a los diez días del mes décimo, Nabucodonosor, rey de Babilonia, marchó con todo su ejército y atacó a Jerusalén. Acampó frente a la ciudad y construyó una rampa de asalto a su alrededor. La ciudad estuvo sitiada hasta el año undécimo del reinado de Sedequías. A los nueve días del mes cuarto, cuando el hambre se agravó en la ciudad y no había más alimento para el pueblo, se abrió una brecha en el muro de la ciudad, de modo que, aunque los babilonios la tenían cercada, todo el ejército se escapó. Salieron de noche, por la puerta que estaba entre los dos muros, junto al jardín real. Huyeron camino al Arabá, pero el ejército babilonio persiguió al rey Sedequías hasta alcanzarlo en la llanura de Jericó. Sus soldados se dispersaron, abandonándolo, y los babilonios lo capturaron. Entonces lo llevaron ante el rey de Babilonia, que estaba en Riblá, en el territorio de Jamat. Allí Nabucodonosor dictó sentencia contra Sedequías, y ante sus propios ojos hizo degollar a sus hijos, lo mismo que a todos los nobles de Judá. Luego mandó que a Sedequías le sacaran los ojos y que le pusieran cadenas de bronce para llevarlo a Babilonia, donde permaneció preso hasta el día en que murió. A los diez días del mes quinto del año diecinueve del reinado de Nabucodonosor, rey de Babilonia, su servidor Nabuzaradán, que era comandante de la guardia, fue a Jerusalén y le prendió fuego al templo del Señor, al palacio real y a todas las casas de Jerusalén, incluso a todos los edificios importantes. Entonces el ejército de los babilonios bajo su mando derribó todas las murallas que rodeaban la ciudad. Nabuzaradán además deportó a la gente que quedaba en la ciudad, es decir, al resto de los artesanos y a los que se habían aliado con el rey de Babilonia. Sin embargo, dejó a algunos de los más pobres para que se encargaran de los viñedos y de los campos. Los babilonios quebraron las columnas de bronce, las bases y la fuente de bronce que estaban en el templo del Señor, y se llevaron todo el bronce a Babilonia. También se llevaron las ollas, las tenazas, las despabiladeras, los tazones, la vajilla y todos los utensilios de bronce que se usaban para el culto. Además, el comandante de la guardia se apoderó de las palanganas, los incensarios, los aspersorios, las ollas, los candelabros, los platos y fuentes para las libaciones, todo lo cual era de oro y de plata. El bronce de las dos columnas, de la fuente, de los doce toros que estaban debajo de la fuente, y de las bases, que el rey Salomón había hecho para el templo del Señor, era tanto que no se podía pesar. Cada columna medía ocho metros de altura y cinco y medio de circunferencia; su espesor era de ocho centímetros, y era hueca por dentro. El capitel de bronce que estaba encima de cada columna medía dos metros de altura y estaba decorado alrededor con una red y con granadas de bronce. Las dos columnas tenían el mismo adorno. De cada columna pendían noventa y seis granadas, y las granadas que estaban alrededor de la red eran cien en total. El comandante de la guardia tomó presos a Seraías, sacerdote principal, a Sofonías, sacerdote de segundo rango, y a los tres porteros. De los que quedaban en la ciudad, apresó al oficial encargado de las tropas, a siete de los servidores personales del rey, al cronista principal del ejército, encargado de reclutar soldados de entre el pueblo, y a sesenta ciudadanos que todavía estaban dentro de la ciudad. Después de apresarlos, Nabuzaradán, comandante de la guardia, se los llevó al rey de Babilonia, que estaba en Riblá. Allí, en el territorio de Jamat, el rey los hizo ejecutar. Así Judá fue desterrado y llevado cautivo. Éste es el número de personas desterradas por Nabucodonosor: en el año séptimo de su reinado, tres mil veintitrés judíos; en el año dieciocho de su reinado, ochocientas treinta y dos personas de Jerusalén; en el año veintitrés de su reinado, Nabuzaradán, el capitán de la guardia real, desterró a setecientos cuarenta y cinco judíos. En total fueron desterradas cuatro mil seiscientas personas. En el día veintisiete del mes duodécimo del año treinta y siete del exilio de Joaquín, rey de Judá, Evil Merodac, rey de Babilonia, en el año primero de su reinado, indultó a Joaquín y lo sacó de la cárcel. Lo trató amablemente y le dio una posición más alta que la de los otros reyes que estaban con él en Babilonia. Joaquín dejó su ropa de prisionero, y por el resto de su vida comió a la mesa del rey. Además, durante toda su vida y hasta el día de su muerte, Joaquín gozó de una pensión diaria que le proveía el rey de Babilonia. 



Salmos 79:
Oh Dios, los pueblos paganos han invadido tu herencia; han profanado tu santo templo, han dejado en ruinas a Jerusalén. Han entregado los cadáveres de tus siervos como alimento de las aves del cielo; han destinado los cuerpos de tus fieles para comida de los animales salvajes. Por toda Jerusalén han derramado su sangre, como si derramaran agua, y no hay quien entierre a los muertos. Nuestros vecinos hacen mofa de nosotros; somos blanco de las burlas de quienes nos rodean. ¿Hasta cuándo, Señor? ¿Vas a estar enojado para siempre? ¿Arderá tu celo como el fuego? ¡Enójate con las naciones que no te reconocen, con los reinos que no invocan tu nombre! Porque a Jacob se lo han devorado, y al país lo han dejado en ruinas. No nos tomes en cuenta los pecados de ayer; ¡venga pronto tu misericordia a nuestro encuentro, porque estamos totalmente abatidos! Oh Dios y salvador nuestro, por la gloria de tu nombre, ayúdanos; por tu nombre, líbranos y perdona nuestros pecados. ¿Por qué van a decir las naciones: "¿Dónde está su Dios?" Permítenos ver, y muéstrales a los pueblos paganos cómo tomas venganza de la sangre de tus siervos. Que lleguen a tu presencia los gemidos de los cautivos, y por la fuerza de tu brazo salva a los condenados a muerte. Señor, haz que sientan nuestros vecinos, siete veces y en carne propia, el oprobio que han lanzado contra ti. Y nosotros, tu pueblo y ovejas de tu prado, te alabaremos por siempre; de generación en generación cantaremos tus alabanzas.



Proverbios 13:
El hijo sabio atiende a la corrección de su padre, pero el insolente no hace caso a la reprensión. Quien habla el bien, del bien se nutre, pero el infiel padece hambre de violencia. El que refrena su lengua protege su vida, pero el ligero de labios provoca su ruina. El perezoso ambiciona, y nada consigue; el diligente ve cumplidos sus deseos. El justo aborrece la mentira; el malvado acarrea vergüenza y deshonra. La justicia protege al que anda en integridad, pero la maldad arruina al pecador. Hay quien pretende ser rico, y no tiene nada; hay quien parece ser pobre, y todo lo tiene. Con su riqueza el rico pone a salvo su vida, pero al pobre no hay ni quien lo amenace. La luz de los justos brilla radiante, pero los malvados son como lámpara apagada. El orgullo sólo genera contiendas, pero la sabiduría está con quienes oyen consejos. El dinero mal habido pronto se acaba; quien ahorra, poco a poco se enriquece. La esperanza frustrada aflige al corazón; el deseo cumplido es un árbol de vida. Quien se burla de la instrucción tendrá su merecido; quien respeta el mandamiento tendrá su recompensa. La enseñanza de los sabios es fuente de vida, y libera de los lazos de la muerte. El buen juicio redunda en aprecio, pero el camino del infiel no cambia. El prudente actúa con cordura, pero el necio se jacta de su necedad. El mensajero malvado se mete en problemas; el enviado confiable aporta la solución. El que desprecia a la disciplina sufre pobreza y deshonra; el que atiende a la corrección recibe grandes honores. El deseo cumplido endulza el alma, pero el necio detesta alejarse del mal. El que con sabios anda, sabio se vuelve; el que con necios se junta, saldrá mal parado. Al pecador lo persigue el mal, y al justo lo recompensa el bien. El hombre de bien deja herencia a sus nietos; las riquezas del pecador se quedan para los justos. En el campo del pobre hay abundante comida, pero ésta se pierde donde hay injusticia. No corregir al hijo es no quererlo; amarlo es disciplinarlo. El justo come hasta quedar saciado, pero el malvado se queda con hambre.



El Libro de Los Hechos Capítulo 11 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:



LOS HECHOS DE LOS APÓSTOLES
CAPÍTULO 11
(41 d.C.)
LA CUESTIÓN GENTIL
Y OYERON los Apóstoles y los hermanos que estaban en Judea (se refiere a los Once además de Pedro, y también a otros), que también los Gentiles habían recibido la Palabra de Dios (corre rápido esta clase de noticias).
2 Y cuando Pedro subió a Jerusalén (presenta un tiempo de gran significado), contendían contra él (esto significa, por lo menos en el comienzo, que ellos no aceptaban la explicación de Pedro, les parecía que él era inmundo por asociarse con los Gentiles) los que eran de la Circuncisión (Creyentes Judíos),
3 Diciendo, ¿Por qué has entrado a hombres incircuncisos (los Gentiles), y has comido con ellos? (No hay nada en la Ley de Moisés que prohíbe comer con los Gentiles; esto fue añadido por los hombres, no por Dios.)
LA DEFENSA DE PEDRO
4 Entonces comenzando Pedro (expone que el Apóstol era muy paciente, y es por una causa; hay que acordarse de que el Señor había sido paciente con él), les declaró por orden lo pasado, diciendo (lo describe tomando poco a poco el episodio entero),
5 Estaba yo en la ciudad de Jope orando: y vi en rapto de entendimiento una Visión, un vaso, como un gran lienzo, que descendía, que por las cuatro puntas era bajado del Cielo, y venía hasta mí (declara lo que vio, y de que sabía lo que estaba destinado para él):
6 En el cual cuando puse los ojos, consideré y vi animales terrestres de cuatro pies, y fieras, y reptiles, y aves del cielo.
7 Y oí una Voz que me decía, Levántate, Pedro; mata y come (no era una sugerencia, sino más bien un Mandato; por lo tanto, tenía la intención de que se obedeciera).
8 Y dije, Señor, no: porque ninguna cosa común o inmunda entró jamás en mi boca.
9 Entonces la Voz me respondió del Cielo por segunda vez (él no vio una forma, sino que sólo oyó una Voz), Lo que Dios limpió, no lo llames tú común.
10 Y esto fue hecho por tres veces: y volvió todo a ser tomado arriba en el Cielo.
LOS GENTILES Y EL EVANGELIO
11 Y, he aquí, luego sobrevinieron tres hombres a la casa donde yo estaba, enviados a mí de Cesarea.
12 Y el Espíritu (el Espíritu Santo) me dijo que fuese con ellos sin dudar. Y vinieron también conmigo estos seis Hermanos (él ahora deduce cuántos fueron con él), y entramos en casa de un varón (la casa de Cornelio):
13 El cual nos contó cómo había visto un Ángel en su casa, que se paró, y le dijo, Envía a Jope, y haz venir a un Simón que tiene por sobrenombre Pedro (todo esto revela que Dios obra por medio de los hombres);
14 El cual te hablará palabras por las cuales serás salvo tú, y toda tu casa (expresa inequívocamente que ellos no fueron salvos antes de que Pedro viniera y predicara el Evangelio, aunque Cornelio había realizado muchas buenas obras).
15 Y apenas comencé a hablar (había avanzado un poco con el Mensaje), cayó el Espíritu Santo sobre ellos también, como sobre nosotros al principio (habla de Cornelio y su casa de que fueron Bautizados con el Espíritu, exactamente como los Apóstoles y los otros durante el Día de Pentecostés).
16 Entonces me acordé de la Palabra del Señor, como dijo (pertenece a algo que Pedro no había mencionado en el acontecimiento actual), Juan ciertamente bautizó en agua; mas vosotros seréis Bautizados con el Espíritu Santo (Hch. 1:5; Mat. 3:11).
17 Así que, si Dios les dio (a los Gentiles) el mismo Don (la Salvación y el Bautismo del Espíritu Santo) también como a nosotros que hemos creído en el Señor Jesucristo (el requisito); ¿quién era yo que pudiese estorbar a Dios? (No ir sería desobedecer a Dios.)
18 Entonces, oídas estas cosas, callaron, y glorificaron a Dios (no sólo reprimieron sus propios pensamientos de oposición, sino que también glorificaron a Dios por lo que había obrado), diciendo, De manera que también a los Gentiles ha dado Dios Arrepentimiento para Vida (expone claramente que les dieron esa "Vida" estrictamente por la Fe, la cual no se incluyó nada de los rituales y Ceremonias del Judaísmo).
ANTIOQUÍA
19 Y los que habían sido esparcidos por causa de la tribulación que sobrevino en tiempo de Esteban (tiene que ver con lo que pasó en Hechos, cap. 8, hace unos seis o siete años antes), anduvieron hasta Fenicia (el Líbano), y Cipro, y Antioquía (una ciudad en Siria), no hablando a  nadie la Palabra, sino sólo a los Judíos (pertenecía básicamente a la proclamación de Jesús como el Mesías de Israel y el Salvador del mundo, y de que Él había resucitado de entre los muertos).
20 Y de ellos había unos varones Ciprios y Cirenences (insinúa que eran los que habían llegado tarde a Antioquía), los cuales cuando entraron en Antioquía, hablaron a los Griegos (corresponde a los Gentiles, no a los Judíos que hablaban el Griego como algunos afirman), anunciando el Evangelio del Señor Jesús (indica que los Judíos que les predicaron no exigían que ellos también guardasen la Ley de Moisés).
21 Y la Mano del Señor era con ellos (significa que Dios se complació de que se predicaba el Evangelio a estos Gentiles): y creyendo, gran número se convirtió al Señor (entregaron sus corazones y vidas al Señor Jesucristo).
22 Y llegó la fama de estas cosas a oídos de la Iglesia que estaba en Jerusalén (que era entonces la Sede de la Iglesia; estas "noticias" eran las buenas nuevas): y enviaron a Bernabé que fuese hasta Antioquía (¡Bernabé era un hombre recto!; por lo tanto, fueron guiados por el Espíritu para enviarlo allí).
23 El cual, cuando llegó, y vio la gracia de Dios (se refiere a que Bernabé vio las vidas cambiadas de estos Gentiles), se regocijó; y exhortó a todos a que permaneciesen en su firme propósito de corazón, fieles al Señor (sea guiado por el Espíritu Santo).
24 Porque era varón bueno (esto es lo que dijo el Espíritu Santo), y lleno del Espíritu Santo y de Fe (describe a Bernabé de la misma manera que a Esteban [Hch. 6:5]): y muchas personas fueron agregadas al Señor (muchos Judíos y los Gentiles venían a Cristo).
25 Después partió Bernabé a Tarso a buscar a Saulo (es uno de los Versículos más importantes en la totalidad de la Palabra de Dios; el Espíritu Santo lo guió a hacer esto; también, el Texto implica que él tuvo un poco de dificultad en la búsqueda por Pablo; fue cerca del año 43 d.C., unos diez años después de la Crucifixión):
26 Y hallado, le trajo a Antioquía. Y reuniéndose todo un año allí con la Iglesia, y enseñaron a mucha gente (podría bien señalar el comienzo de la enseñanza del Nuevo Convenio como Cristo se la dio a Pablo). Y los Discípulos fueron llamados Cristianos primeramente en Antioquía (del mundo exterior, recibieron el nombre de "Cristianos," como seguidores de Cristo, y lo aceptaron [Hch. 26:28; I Ped. 4:16]).
27 Y en aquellos días descendieron de Jerusalén Profetas a Antioquía (es probable que se refiera al final del año que pasó Pablo y Bernabé en Antioquía).
28 Y levantándose uno de ellos, llamado Agabo (se refiere a Agabo que da una Declaración Profética, como también lo hizo en Hch. 21:10), daba a entender por el Espíritu, que había de haber una gran hambre en toda la Tierra habitada (el mundo conocido de aquel día): la cual hubo en tiempo de Claudio (el Espíritu Santo los informó de esto por algun motivo, como lo veremos).
29 Entonces los Discípulos, cada uno conforme a lo que tenía, determinaron enviar una colaboración de socorro a los hermanos que habitaban en Judea (había ya gran privación en Jerusalén debido a millares de Creyentes excomulgados de la Sinagoga, y ahora esta sequía añadía más tensión, como era obvio):
30 Lo cual asimismo hicieron, enviándolo a los Ancianos por mano de Bernabé y de Saulo (llevaron la ofrenda a Jerusalén).



1 Corintios 13:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.



Hebreos 10:35-12:4:
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.



Romanos 8
:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, los que no andan conforme a la naturaleza pecaminosa sino conforme al Espíritu. Pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e  intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

Labels: , , , , , , , , , , ,

28 February 2016

El 29 de Febrero Lectura Bíblica Diaria

SonlifeTV.com/español


El 29 de Febrero Lectura Bíblica Diaria:


Jeremías 48 a 50:


Así dice el Señor Todopoderoso, el Dios de Israel, acerca de Moab: "¡Ay de Nebo, porque será devastada! ¡Quiriatayin será capturada y puesta en vergüenza! ¡Su fortaleza será humillada y destruida! La gloria de Moab ha desaparecido; en Hesbón maquinan el mal contra ella: ¡Vengan, hagamos desaparecer a esta nación! También tú, Madmén, serás silenciada, y la espada te perseguirá. Se oye el clamor desde Joronayin: ¡devastación y gran destrucción! Moab será quebrantada; ya se oyen los gritos de sus pequeños. Por la cuesta de Luhit suben llorando sin cesar; por la bajada de Joronayin se oyen gritos de dolor, por causa de la destrucción. ¡Huyan! ¡Sálvese quien pueda! ¡Sean como las zarzas del desierto! Por cuanto confías en tus obras y en tus riquezas, también tú serás capturada. Quemós, tu dios, irá al exilio, junto con sus sacerdotes y oficiales. El destructor vendrá contra toda ciudad, y ni una sola de ellas escapará. El valle quedará en ruinas, y la meseta quedará destruida, tal como lo ha dicho el Señor. Coloquen una lápida para Moab, porque yace destruida; sus ciudades están desoladas, y sin habitante alguno. "¡Maldito el que sea negligente para realizar el trabajo del Señor! ¡Maldito el que de la sangre retraiga su espada! "Moab ha vivido en paz desde su juventud; ha reposado sobre sus heces. No ha pasado de vasija en vasija, ni ha ido jamás al exilio. y no pierde su aroma. Pero vienen días afirma el Señor en que enviaré gente que transvasará a Moab; y vaciará sus vasijas y romperá sus cántaros. Entonces Moab se avergonzará de Quemós, como el pueblo de Israel se avergonzó de Betel, santuario en el que había depositado su confianza. "¿Cómo se atreven a decir: Somos guerreros, hombres valientes para la guerra? Moab será devastada y sus ciudades, invadidas afirma el Rey, cuyo nombre es el Señor Todopoderoso: descenderá al matadero. La ruina de Moab se acerca; su calamidad es inminente. Lloren por él todos sus vecinos, los que saben de su fama. Digan: ¡Cómo se ha quebrado el cetro tan poderoso e imponente! "Tú, que habitas en Dibón: desciende de tu lugar de honor y siéntate en el sequedal, porque el destructor de Moab te ataca y destruye tus fortificaciones. Tú, que habitas en Aroer, párate a la vera del camino, y observa; pregunta a los que huyen, hombres y mujeres: ¿Qué es lo que ha sucedido? Moab está humillado; ha sido destrozado. ¡Giman y clamen! ¡Anuncien por el río Arnón que Moab ha sido devastado! El juicio ha llegado hasta la meseta contra Holón, Yahaza y Mefat; contra Dibón, Nebo y Bet Diblatayin; contra Quiriatayin, Bet Gamul y Bet Megón, contra Queriot y Bosra, y contra todas las ciudades de Moab, cercanas y lejanas. El poder de Moab ha desaparecido; ¡su fuerza está abatida! afirma el Señor. "¡Emborrachen a Moab, porque ha desafiado al Señor! ¡Que se regodee en su vómito, y se convierta en objeto de burla! ¿Acaso no te burlabas de Israel, y con tus palabras lo despreciabas, como si hubiera sido sorprendido entre ladrones? Habitantes de Moab, ¡abandonen las ciudades y vivan entre las rocas! que anidan al borde de los precipicios. "Conocemos bien el orgullo de Moab, ese orgullo exagerado. ¡Tanta soberbia y tanto orgullo! ¡Tanta arrogancia y altivez! Yo conozco su insolencia, pero sus jactancias no logran nada afirma el Señor. Por eso lloro por Moab; gimo por toda su gente, sollozo por el pueblo de Quir Jeres. Lloro por ti, viña de Sibma, más que por Jazer; tus sarmientos sobrepasan el mar y llegan hasta Jazer, pero caerá el destructor sobre tu cosecha y sobre tu vendimia. De los fértiles campos de Moab han desaparecido el gozo y alegría. Acabé con el vino de tus lagares; ya nadie pisa las uvas entre gritos de alborozo; los gritos ya no son de regocijo. "El clamor de Hesbón llega hasta Elalé y Yahaza, su voz se alza desde Zoar hasta Joronayin y Eglat Selisiyá. se han secado. Acabaré con la gente de Moab que ofrece sacrificios en *altares paganos y quema incienso a sus dioses afirma el Señor. "Por eso, con sonido de flautas gime por Moab mi *corazón; con sonido de flautas gime mi corazón por Quir Jeres, porque han desaparecido las riquezas que acumularon. Toda cabeza está rapada y toda barba rasurada; en todas las manos hay incisiones, y todos están vestidos de luto. Sobre todos los techos de Moab, y por todas sus plazas, sólo se escuchan lamentos; porque rompí en pedazos a Moab como a una vasija desechada afirma el Señor. ¡Cómo quedó hecha pedazos! ¡Cómo gimen! del todo avergonzada. objeto de burla y de terror." Así dice el Señor: "¡Miren! Vuela el enemigo como águila; sobre Moab despliega sus alas. Sus ciudades serán capturadas, y conquistadas sus fortalezas. En aquel día, el corazón de los guerreros de Moab será como el de una parturienta. Moab será destruida como nación, porque ha desafiado al Señor. El terror, la fosa y la trampa, aguardan al habitante de Moab afirma el Señor. El que huya del terror caerá en la fosa; el que salga de la fosa caerá en la trampa; porque yo hago venir sobre Moab el tiempo de su castigo afirma el Señor. "A la sombra de Hesbón se detienen exhaustos los fugitivos. De Hesbón sale un fuego; de la ciudad de Sijón, una llama que consume las sienes de Moab y el cráneo de los arrogantes y revoltosos. ¡Ay de ti, Moab! El pueblo de Quemós está destruido; tus hijos son llevados al exilio; tus hijas, al cautiverio. Pero en los días venideros yo cambiaré la suerte de Moab", afirma el Señor. Aquí concluye el juicio contra Moab. Así dice el Señor acerca de los amonitas: "¿Acaso Israel no tiene hijos? ¿Acaso no tiene herederos? ¿Por qué el dios Moloc ha heredado Gad, y su pueblo vive en sus ciudades? Vienen días afirma el Señor en que yo haré resonar el grito de guerra contra Rabá de los amonitas; y se convertirá en un montón de ruinas, y sus ciudades serán incendiadas. a los que de todo la despojaron afirma el Señor. "¡Gime, Hesbón, porque Hai ha sido destruida! ¡Griten, hijas de Rabá! ¡Vístanse de luto, y hagan lamentación; corran de un lado a otro, dentro de los muros!, porque Moloc marcha al destierro, junto con sus sacerdotes y oficiales. ¿Por qué te jactas de tus valles, de tus fértiles valles, hija rebelde, que confías en tus tesoros y dices: ¿Quién me atacará?? Voy a hacer que te acose el terror por todas partes afirma el Señor Todopoderoso. Todos serán expulsados, cada uno por su lado, y nadie reunirá a los fugitivos. "Pero después de esto, cambiaré la suerte de los amonitas", afirma el Señor. Habitantes de Dedán: ¡Huyan, vuélvanse atrás! ¡Escóndanse en lo más profundo de la tierra! Yo provocaré un desastre sobre Esaú, pues le llegó la hora del castigo. Si los vendimiadores llegaran a ti, ¿no te dejarían algunos racimos? Si de noche te llegaran ladrones, ¿no se llevarían sólo lo que pudieran? Pero yo despojaré por completo a Esaú; descubriré sus escondites, y no podrá ocultarse. Sus hijos, parientes y vecinos, serán destruidos y dejarán de existir. ¡Abandona a tus huérfanos, que yo les protegeré la vida! ¡Tus viudas pueden confiar en mí!" Así dice el Señor: "Los que no estaban condenados a beber la copa de castigo, la bebieron. ¿Y acaso tú vas a quedarte sin castigo? ¡De ninguna manera quedarás impune, sino que también beberás de esa copa! Juro por mí mismo afirma el Señor, que Bosra se convertirá en objeto de maldición, y en horror, oprobio y desolación. Para siempre quedarán en ruinas todas sus ciudades." He oído un mensaje del Señor. Un heraldo lo anuncia entre las naciones: "¡Reúnanse, ataquen a la ciudad! ¡Prepárense para la guerra!" "Te haré pequeño entre las naciones, menospreciado entre los hombres. Tú, que habitas en las hendiduras de las rocas; tú, que ocupas las alturas de los montes: fuiste engañado por el terror que infundías y por el orgullo de tu corazón. Aunque pongas tu nido tan alto como el del águila, desde allí te haré caer afirma el Señor. Tan espantosa será la caída de Edom, que todo el que pase junto a la ciudad quedará pasmado al ver todas sus heridas. Será como en la destrucción de Sodoma y Gomorra y de sus ciudades vecinas; nadie volverá a vivir allí, ni la habitará ningún *ser humano afirma el Señor. "Como león que sale de los matorrales del Jordán hacia praderas de verdes pastos, en un instante espantaré de su tierra a los de Edom, y sobre ellos nombraré a mi elegido. Porque, ¿quién como yo? ¿Quién me puede desafiar? ¿Qué *pastor se me puede oponer?" Por eso, escuchen el plan que el Señor ha diseñado contra Edom; escuchen lo que tiene proyectado contra los habitantes de Temán: los más pequeños del rebaño; por causa de ellos sus praderas quedarán asoladas. Tiembla la tierra por el estruendo de su caída; hasta en el *Mar Rojo resuenan sus gritos. Remonta vuelo el enemigo, se desliza como un águila, extiende sus alas sobre Bosra. En aquel día se angustiarán los valientes de Edom, como se angustia una mujer de parto. Mensaje acerca de Damasco: "Jamat y Arfad están desconcertadas, pues ya saben de la mala noticia. Naufragan en el mar de la angustia, y no pueden calmarse. Damasco desfallece; trató de huir, pero la dominó el pánico. Se halla presa de la angustia y el dolor, como si estuviera de parto. ¿Por qué no ha sido abandonada la ciudad famosa, la que era mi delicia? En aquel día sus jóvenes quedarán tendidos en las calles; ¡perecerán todos sus soldados! afirma el Señor *Todopoderoso. Prenderé fuego al muro de Damasco, y los palacios de Ben Adad serán consumidos." Así dice el Señor acerca de Cedar y de los reinos de Jazor que fueron atacados por Nabucodonosor, rey de Babilonia: "¡Vamos, ataquen a Cedar! ¡Destruyan a esa gente del oriente! Sus carpas y rebaños les serán arrebatados, se llevarán sus toldos, bienes y camellos. La gente les gritará: ¡Cunde el terror por todas partes! "¡Huyan, habitantes de Jazor! Escapen ya, escóndanse en lo más profundo de la tierra afirma el Señor. Nabucodonosor, rey de Babilonia, maquina planes contra ustedes; contra ustedes ha diseñado un plan. "¡Vamos, ataquen a esta nación indolente que vive del todo confiada, nación que no tiene puertas ni cerrojos, y que vive muy aislada! afirma el Señor. Sus camellos serán el botín, y su numeroso ganado, el despojo. a los que se rapan las sienes; de todas partes les traeré su ruina afirma el Señor. Jazor se convertirá en una guarida de chacales, en un lugar desolado para siempre. Ningún ser humano vivirá allí, nadie habitará en ese lugar." La palabra del Señor acerca de Elam vino al profeta Jeremías al comienzo del reinado de Sedequías, rey de Judá. Así dice el Señor Todopoderoso: "Voy a quebrar el arco de Elam; voy a acabar con lo mejor de su poderío. Voy a desatar contra Elam los cuatro vientos desde los cuatro confines de la tierra. Los voy a esparcir por los cuatro vientos, y no quedará nación alguna adonde no lleguen sus desterrados. Aterraré a Elam frente a sus enemigos, frente a los que atentan contra su vida; desataré mi ardiente ira, y traeré sobre ellos calamidad afirma el Señor. hasta que los haya exterminado. Estableceré mi trono en Elam, y destruiré a su rey y a sus oficiales afirma el Señor. "Pero en los días venideros cambiaré la suerte de Elam", afirma el Señor. La palabra del Señor acerca de los babilonios y de su país vino al profeta Jeremías: "¡Anuncien y proclamen entre las naciones! ¡Proclámenlo, levanten un estandarte! No oculten nada, sino digan: ¡Babilonia será conquistada! ¡Bel quedará en vergüenza! ¡Marduc quedará aterrado! ¡Sus imágenes quedan humilladas, y aterrados sus ídolos! Porque la ataca una nación del norte, que dejará desolada a su tierra. Hombres y animales saldrán huyendo, y no habrá nadie que la habite. "En aquellos días, en aquel tiempo, la gente de Israel y de Judá irá llorando en busca del Señor, su Dios afirma el Señor. Preguntarán por el camino de Sión, y hacia allá se encaminarán. en un pacto eterno, que ya no olvidarán. "Mi pueblo ha sido como un rebaño perdido; sus pastores lo han descarriado, lo han hecho vagar por las montañas. Ha ido de colina en colina, y se ha olvidado de su redil. Todos los que lo encuentran, lo devoran; No somos culpables decían sus enemigos, porque ellos pecaron contra el Señor; ¡él es morada de justicia, esperanza de sus antepasados! "¡Huyan de Babilonia; abandonen ese país! que guían a las ovejas. Porque yo movilizo contra Babilonia, una alianza de grandes naciones del norte. Se alistarán contra ella, y desde el norte será conquistada. que no vuelven con las manos vacías. Babilonia será saqueada, y todos sus saqueadores se saciarán afirma el Señor. "¡Ustedes, que saquean mi heredad, alégrense y regocíjense! ¡Salten como terneros en la pradera, relinchen como sementales! Pero la patria de ustedes quedará humillada; la que les dio la vida quedará en vergüenza. Será la última de las naciones; se convertirá en sequedal, desierto y estepa. Por el enojo del Señor no será habitada, sino que quedará en desolación. quedará pasmado al ver todas sus heridas. "¡Tomen posiciones alrededor de Babilonia, todos los que tensan el arco! ¡Dispárenle, no escatimen flechas, porque ha pecado contra el Señor! Griten en torno de ella: ¡Babilonia se rinde! ¡Cayeron sus torres, se derrumbaron sus muros! ¡Ésta es la venganza del Señor! ¡Vénguense de ella! ¡Páguenle con la misma moneda! Exterminen al que siembra en Babilonia, y al que maneja la hoz en la cosecha. Ante la espada del opresor, cada uno retorna a su pueblo, cada cual huye a su país. "Israel es como un rebaño descarriado, acosado por los leones. Primero lo devoró el rey de Asiria, y luego Nabucodonosor, rey de Babilonia, le quebró todos los huesos." Por eso, así dice el Señor Todopoderoso, el Dios de Israel: "Castigaré al rey de Babilonia y a su país como castigué al rey de Asiria. Haré que Israel vuelva a su prado y que se alimente en el Carmelo y en Basán. en las montañas de Efraín y Galaad. En aquellos días se buscará la iniquidad de Israel, pero ya no se encontrará. En aquel tiempo se buscarán los pecados de Judá, pero ya no se hallarán, porque yo perdonaré a los que deje con vida afirma el Señor. "¡Ataca el país de Meratayin y a los que viven en Pecod! ¡Mátalos, destrúyelos por completo! ¡Cumple con todas mis órdenes! afirma el Señor. ¡En el país hay estruendo de guerra y de impresionante destrucción! ¡Cómo ha sido quebrado y derribado el martillo de toda la tierra! ¡Babilonia ha quedado desolada en medio de las naciones! Te tendí una trampa, y en ella caíste antes de que te dieras cuenta. Fuiste sorprendida y apresada, porque te opusiste al Señor. El Señor ha abierto su arsenal, y ha sacado las armas de su ira; el Señor omnipotente, el Todopoderoso, tiene una tarea que cumplir en el país de los babilonios. ¡Atáquenla desde los confines de la tierra! ¡Abran sus graneros! ¡Amontónenla como a las gavillas! ¡Destrúyanla por completo! ¡Que no quede nada de ella! ¡Maten a todos sus novillos! ¡Llévenlos al matadero! ¡Ay de ellos, pues les ha llegado el día, el día de su castigo! Se oye la voz de los fugitivos, de los que escaparon de Babilonia; vienen a anunciar en Sión la venganza del Señor, nuestro Dios, la venganza por su templo. "Recluten contra Babilonia a los arqueros, a todos los que tensan el arco; acampen a su alrededor, y que no escape ninguno. Retribúyanle según sus obras, páguenle con la misma moneda. Porque ella ha desafiado al Señor, al Santo de Israel. Por eso en aquel día caerán sus jóvenes en las calles y perecerán todos sus soldados afirma el Señor. "Estoy contra ti, nación arrogante afirma el Señor, el Señor Todopoderoso; al fin ha llegado el día, el día de tu castigo. El arrogante tropezará y caerá, y no habrá quien lo ayude a levantarse. Prenderé fuego a todas sus ciudades, fuego que consumirá cuanto le rodea." Así dice el Señor Todopoderoso: "Israel y Judá son pueblos oprimidos; sus enemigos los tienen apresados, no los dejan en libertad. Pero su redentor es fuerte, su nombre es el Señor Todopoderoso. Con vigor defenderá su causa; traerá la *paz a la tierra, pero a Babilonia, el terror. "¡Muerte a los babilonios! ¡Muerte a sus jefes y sabios! afirma el Señor. ¡Muerte a sus falsos profetas! ¡Que pierdan la razón! ¡Muerte a sus guerreros! ¡Que queden aterrorizados! ¡Muerte a sus caballos y carros! ¡Muerte a todos sus mercenarios! ¡Que se vuelvan como mujeres! ¡Muerte a sus tesoros! ¡Que sean saqueados! ¡Muerte a sus aguas! ¡Que queden secas! Porque Babilonia es un país de ídolos, de ídolos terribles que provocan la locura. "Por eso las fieras del desierto vivirán allí con las hienas; también los avestruces harán allí su morada. Nunca más volverá a ser habitada; quedará despoblada para siempre. Será como cuando Dios destruyó a Sodoma y Gomorra, y a sus ciudades vecinas; allí nadie volverá a vivir, ni la habitará ningún ser humano afirma el Señor. "Del norte viene un ejército; desde los confines de la tierra se preparan una gran nación y muchos reyes. Vienen armados con arcos y lanzas; son crueles y desalmados. Vienen montados a caballo; su estruendo es como el bramido del mar. Contra ti, bella Babilonia, contra ti marchan en formación de combate, alineados como un solo hombre. El rey de Babilonia ha escuchado la noticia, y sus brazos flaquean; de él se apodera la angustia y le vienen dolores de parto. Como león que sale de los matorrales del Jordán hacia praderas de verdes pastos, en un instante espantaré de su tierra a los de Babilonia, y sobre ellos nombraré a mi elegido. Porque, ¿quién como yo? ¿Quién me puede desafiar? ¿Qué pastor se me puede oponer?" Por eso, escuchen el plan que el Señor ha diseñado contra Babilonia, escuchen lo que tiene proyectado en contra del país de los babilonios: los más pequeños del rebaño; por causa de ellos, sus praderas quedarán asoladas. Tiembla la tierra por la estruendosa caída de Babilonia; resuenan sus gritos en medio de las naciones.



Salmos 78:
Pueblo mío, atiende a mi enseñanza; presta oído a las palabras de mi boca. Mis labios pronunciarán parábolas y evocarán misterios de antaño, cosas que hemos oído y conocido, y que nuestros padres nos han contado. No las esconderemos de sus descendientes; hablaremos a la generación venidera del poder del Señor, de sus proezas, y de las maravillas que ha realizado. Él promulgó un decreto para Jacob, dictó una ley para Israel; ordenó a nuestros antepasados enseñarlos a sus descendientes, para que los conocieran las generaciones venideras y los hijos que habrían de nacer, que a su vez los enseñarían a sus hijos. Así ellos pondrían su confianza en Dios y no se olvidarían de sus proezas, sino que cumplirían sus mandamientos. Así no serían como sus antepasados: generación obstinada y rebelde, gente de corazón fluctuante, cuyo espíritu no se mantuvo fiel a Dios. La tribu de Efraín, con sus diestros arqueros, se puso en fuga el día de la batalla. No cumplieron con el pacto de Dios, sino que se negaron a seguir sus enseñanzas. Echaron al olvido sus proezas, las maravillas que les había mostrado, los milagros que hizo a la vista de sus padres en la tierra de Egipto, en la región de Zoán. Partió el mar en dos para que ellos lo cruzaran, mientras mantenía las aguas firmes como un muro. De día los guió con una nube, y toda la noche con luz de fuego. En el desierto partió en dos las rocas, y les dio a beber torrentes de aguas; hizo que brotaran arroyos de la peña y que las aguas fluyeran como ríos. Pero ellos volvieron a pecar contra él; en el desierto se rebelaron contra el *Altísimo. Con toda intención pusieron a Dios a prueba, y le exigieron comida a su antojo. Murmuraron contra Dios, y aun dijeron: "¿Podrá Dios tendernos una mesa en el desierto? Cuando golpeó la roca, el agua brotó en torrentes; pero ¿podrá también darnos de comer?, ¿podrá proveerle carne a su pueblo?" Cuando el Señor oyó esto, se puso muy furioso; su enojo se encendió contra Jacob, su ira ardió contra Israel. Porque no confiaron en Dios, ni creyeron que él los salvaría. Desde lo alto dio una orden a las nubes, y se abrieron las puertas de los cielos. Hizo que les lloviera maná, para que comieran; pan del cielo les dio a comer. Todos ellos comieron pan de ángeles; Dios les envió comida hasta saciarlos. Desató desde el cielo el viento solano, y con su poder levantó el viento del sur. Cual lluvia de polvo, hizo que les lloviera carne; ¡nubes de pájaros, como la arena del mar! Los hizo caer en medio de su campamento y en los alrededores de sus tiendas. Comieron y se hartaron, pues Dios les cumplió su capricho. Pero el capricho no les duró mucho: aún tenían la comida en la boca cuando el enojo de Dios vino sobre ellos: dio muerte a sus hombres más robustos; abatió a la flor y nata de Israel. A pesar de todo, siguieron pecando y no creyeron en sus maravillas. Por tanto, Dios hizo que sus días se esfumaran como un suspiro, que sus años acabaran en medio del terror. Si Dios los castigaba, entonces lo buscaban, y con ansias se volvían de nuevo a él. Se acordaban de que Dios era su roca, de que el Dios Altísimo era su redentor. Pero entonces lo halagaban con la boca, y le mentían con la lengua. No fue su corazón sincero para con Dios; no fueron fieles a su pacto. Sin embargo, él les tuvo compasión; les perdonó su maldad y no los destruyó. Una y otra vez contuvo su enojo, y no se dejó llevar del todo por la ira. Se acordó de que eran simples mortales, un efímero suspiro que jamás regresa. ¡Cuántas veces se rebelaron contra él en el desierto, y lo entristecieron en los páramos! Una y otra vez ponían a Dios a prueba; provocaban al Santo de Israel. Jamás se acordaron de su poder, de cuando los rescató del opresor, ni de sus señales milagrosas en Egipto, ni de sus portentos en la región de Zoán, cuando convirtió en sangre los ríos egipcios y no pudieron ellos beber de sus arroyos; cuando les envió tábanos que se los devoraban, y ranas que los destruían; cuando entregó sus cosechas a los saltamontes, y sus sembrados a la langosta; cuando con granizo destruyó sus viñas, y con escarcha sus higueras; cuando entregó su ganado al granizo, y sus rebaños a las centellas; cuando lanzó contra ellos el ardor de su ira, de su furor, indignación y hostilidad: ¡todo un ejército de ángeles destructores! Dio rienda suelta a su enojo y no los libró de la muerte, sino que los entregó a la plaga. Dio muerte a todos los primogénitos de Egipto, a las primicias de su raza en los campamentos de Cam. A su pueblo lo guió como a un rebaño; los llevó por el desierto, como a ovejas, infundiéndoles confianza para que no temieran. Pero a sus enemigos se los tragó el mar. Trajo a su pueblo a esta su tierra santa, a estas montañas que su diestra conquistó. Al paso de los israelitas expulsó naciones, cuyas tierras dio a su pueblo en heredad; ¡así estableció en sus tiendas a las tribus de Israel! Pero ellos pusieron a prueba a Dios: se rebelaron contra el Altísimo y desobedecieron sus *estatutos. Fueron desleales y traidores, como sus padres; ¡tan falsos como un arco defectuoso! Lo irritaron con sus santuarios paganos; con sus ídolos despertaron sus celos. Dios lo supo y se puso muy furioso, por lo que rechazó completamente a Israel. Abandonó el tabernáculo de Siló, que era su santuario aquí en la tierra, y dejó que el símbolo de su poder y gloria cayera cautivo en manos enemigas. Tan furioso estaba contra su pueblo que dejó que los mataran a filo de espada. A sus jóvenes los consumió el fuego, y no hubo cantos nupciales para sus doncellas; a filo de espada cayeron sus sacerdotes, y sus viudas no pudieron hacerles duelo. Despertó entonces el Señor, como quien despierta de un sueño, como un guerrero que, por causa del vino, lanza gritos desaforados. Hizo retroceder a sus enemigos, y los puso en vergüenza para siempre. Rechazó a los descendientes de José, y no escogió a la tribu de Efraín; más bien, escogió a la tribu de Judá y al monte Sión, al cual ama. Construyó su santuario, alto como los cielos, como la tierra, que él afirmó para siempre. Escogió a su siervo David, al que sacó de los apriscos de las ovejas, y lo quitó de andar arreando los rebaños para que fuera el pastor de Jacob, su pueblo; el pastor de Israel, su herencia. Y David los pastoreó con corazón sincero; con mano experta los dirigió. 



Proverbios 12:
El que ama la disciplina ama el conocimiento, pero el que la aborrece es un necio. El hombre bueno recibe el favor del Señor, pero el intrigante recibe su condena. Nadie puede afirmarse por medio de la maldad; sólo queda firme la raíz de los justos. La mujer ejemplar es corona de su esposo; la desvergonzada es carcoma en los huesos. En los planes del justo hay justicia, pero en los consejos del malvado hay engaño. Las palabras del malvado son insidias de muerte, pero la boca de los justos los pone a salvo. Los malvados se derrumban y dejan de existir, pero los hijos de los justos permanecen. Al hombre se le alaba según su sabiduría, pero al de mal corazón se le desprecia. Vale más un Don Nadie con criado que un Don Alguien sin pan. El justo atiende a las necesidades de su bestia, pero el malvado es de mala entraña. El que labra su tierra tendrá abundante comida, pero el que sueña despierto es un imprudente. Los malos deseos son la trampa de los malvados, pero la raíz de los justos prospera. En el pecado de sus labios se enreda el malvado, pero el justo sale del aprieto. Cada uno se sacia del fruto de sus labios, y de la obra de sus manos recibe su recompensa. Al necio le parece bien lo que emprende, pero el sabio atiende al consejo. El necio muestra en seguida su enojo, pero el prudente pasa por alto el insulto. El testigo verdadero declara lo que es justo, pero el testigo falso declara falsedades. El charlatán hiere con la lengua como con una espada, pero la lengua del sabio brinda alivio. Los labios sinceros permanecen para siempre, pero la lengua mentirosa dura sólo un instante. En los que fraguan el mal habita el engaño, pero hay gozo para los que promueven la paz. Al justo no le sobrevendrá ningún daño, pero al malvado lo cubrirá la desgracia. El Señor aborrece a los de labios mentirosos, pero se complace en los que actúan con lealtad. El hombre prudente no muestra lo que sabe, pero el corazón de los necios proclama su necedad. El de manos diligentes gobernará; pero el perezoso será subyugado. La angustia abate el corazón del hombre, pero una palabra amable lo alegra. El justo es guía de su prójimo, pero el camino del malvado lleva a la perdición. El perezoso no atrapa presa, pero el diligente ya posee una gran riqueza. En el camino de la justicia se halla la vida; por ese camino se evita la muerte.



El Libro de Los Hechos Capítulo 10 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:

LOS HECHOS DE LOS APÓSTOLES
CAPÍTULO 10
(41 d.C.)
CORNELIO

Y HABÍA un varón en Cesarea llamado Cornelio (presenta el principio de uno de los grandes puntos decisivos de la historia), centurión de la compañía que se llamaba la Italiana (responsable de unos cien hombres),
2 Piadoso (¡pero no salvo!) y temeroso de Dios con toda su casa (¡pero no salvo!), y que hacía muchas limosnas al pueblo (¡pero no salvo!), y oraba a Dios siempre (¡pero no salvo! todo esto era estupendo, y de seguro el Señor lo tomaba cuenta; pero no salvaba al hombre, al igual hoy en día no salva a nadie; ser religioso no constituye la Salvación; tiene que haber una aceptación de Cristo y Su Obra Terminada, si quiere ser salvo [Jn. 3:16; Rom. 10:9-10, 13]).
3 Éste vio en visión claramente, como a la hora novena del día (asimismo no lo salvó), que un Ángel de Dios entraba a él (¡esto tampoco lo salvó!), y le decía, Cornelio (¡aunque el Ángel conociera su nombre, esto no lo salvó!).
4 Y él (Cornelio), puestos en él (el Ángel) los ojos, espantado, dijo, ¿Qué es, Señor? (El título "Señor," por la manera en la cual Cornelio lo usó, no se refiere a la Deidad, sino más bien se refiere a respeto u honor.) Y (el Ángel) le dijo, Tus oraciones y tus limosnas han subido en memoria a la Presencia de Dios (un corazón que busca encontrará al Señor).
5 Envía pues ahora hombres a Jope (proclama el Ángel diciéndole a Cornelio lo que ha de hacer para poder oír el Evangelio, ya que él mismo no le podía presentar el Evangelio; ese privilegio se le da al hombre y no a los Ángeles), y haz venir a un Simón, que tiene por sobrenombre Pedro (por medio de Pedro, el Señor abrirá la puerta al mundo Gentil, que por ellos Cristo murió):
6 Éste posa en casa de un Simón, curtidor, que tiene su casa junto al mar (presenta, como debiera ser obvio, el Señor siempre sabe exactamente donde está Su Pueblo): él te dirá lo que te conviene hacer (todo lo que él había hecho antes, por muy recomendable que sea, no lo salvó).
7 E ido el Ángel que hablaba con Cornelio (señala el principio de este escenario que sacudirá al mundo), llamó dos de sus criados, y un devoto soldado de los que le asistían (tiene que ver con los tres que fueron a traer a Pedro; estaba a unos cincuenta y seis kilómetros [treinta y cinco millas] de Cesarea a Jope);
8 A los cuales, después de habérselo contado todo (sin duda, se refirió a la visitación del Ángel, y lo que el Ángel había dicho), los envió a Jope.
LA VISIÓN
9 Y al día siguiente, yendo de camino ellos, y llegando cerca de la ciudad (es posible que quiere decir que ellos salieron de Cesarea poco después de recibir las instrucciones de Cornelio el día anterior), Pedro subió a la azotea a orar, cerca de la hora sexta (a las 12:00 del mediodía):
10 Y aconteció que le vino una gran hambre, y quiso comer (expresa que estuvo a punto de dejar de orar e ir a almorzar): pero mientras disponían, le sobrevino un éxtasis (un estado en el cual no está consciente de su entorno, y sólo ve lo que se le demuestra),
11 Y vio el Cielo abierto (antes de Jesús, el Cielo había estado cerrado; ¡debido a la Cruz, está abierto ahora!), y que descendía un cierto vaso, como un gran lienzo, que atado de las cuatro puntas era bajado a la Tierra (una lección práctica):
12 En el cual había de todos los animales cuadrúpedos de la Tierra, y reptiles, y aves del cielo (al parecer todos eran animales y aves inmundos como en la lista que se encuentra en Lev., cap. 11).
13 Y le vino una Voz (proclama el Señor que ahora le habla a Pedro), Levántate, Pedro; mata y come (literalmente en el Texto Griego dice, "sacrifica y come").
14 Entonces Pedro dijo, Señor, no (Pedro ahora tiene que aprender una lección); porque ninguna cosa común e inmunda he comido jamás (se refiere a lo que es profanado y prohibido según la Ley de Moisés [Lev. 11; Deut. 14; Marc. 7:2]).
15 Y volvió la voz hacia él la segunda vez (declara una corrección dirigida a Pedro por el Señor), Lo que Dios limpió, no lo llames tú común (va directo al mismo corazón de las creencias Judías presentes; como dicho, el Señor le da Pedro una lección práctica, declarando que lo que Él hizo en la Cruz era tanto para el mundo Gentil como para el mundo Judío, con los Gentiles simbolizados por los animales inmundos).
16 Y esto fue hecho tres veces (intenta recalcar el significado de lo que se está diciendo): y el vaso volvió a ser recogido en el Cielo (la Visión se terminó).
17 Y estando Pedro dudando dentro de sí qué sería la visión que había visto (revela que, en esta etapa, Pedro no sabía realmente lo que el Señor le decía), he aquí, los hombres que habían sido enviados por Cornelio, que, preguntando por la casa de Simón, llegaron a la puerta (pronto se daría cuenta de lo que la Visión significaba, y entendería perfectamente lo que el Señor le estaba diciendo),
18 Y llamando, preguntaron si un Simón que tenía por sobrenombre Pedro, posaba allí (¡especificaba enérgicamente, para que sólo Pedro bastara!).
19 Y estando Pedro pensando en la Visión (intentaba entender lo que el Señor le había dicho), le dijo el Espíritu (el Espíritu Santo), He aquí, tres hombres te buscan.
20 Levántate, pues, y desciende (pertenece a Pedro que está en el tejado, que en aquel tiempo al igual ahora, en aquella zona es plano), y no dudes ir con ellos (no vacile ni demore en obedecer): porque yo los he enviado (ahora él comienza a entender lo que el Señor le estaba diciendo).
21 Entonces Pedro, descendiendo a los hombres que eran enviados por Cornelio; dijo, He aquí, yo soy el que buscáis: ¿cuál es la causa por la que habéis venido? (El Espíritu Santo no le dijo a Pedro lo que ellos querían ni el motivo de su llegada. Él sólo le dijo a Pedro que fuera con ellos, "no dudando nada.")
22 Y ellos dijeron, Cornelio, el Centurión (le describe de inmediato a Pedro que este hombre es un Gentil), varón justo y temeroso de Dios, y que tiene testimonio de toda la Nación de los Judíos, ha recibido respuesta por un Santo Ángel, de hacerte venir a su casa, y oír de ti palabras (lo que Cornelio ha de oír a fin de ser salvo; Pedro había sido elegido para entregar aquellas "Palabras," y ahora dependía de Cornelio para "oírlas").
23 Entonces metiéndolos dentro, los hospedó (nos dice que ya Pedro sabe lo que la Visión significaba, o por lo menos tiene una buena idea). Y al día siguiente, levantándose, se fue con ellos, y le acompañaron algunos de los Hermanos de Jope (seis Hermanos Judíos lo acompañaron [Hch. 11:1-18; 15:7]).
PEDRO
24 Y al otro día entraron en Cesarea (es probable que habían pasado la noche en Apolonia, que estaba a mediado del camino junto a la costa). Y Cornelio los estaba esperando, habiendo llamado a sus parientes y los amigos íntimos (es posible que hubiera mucha gente).
25 Y como Pedro entró, salió Cornelio a recibirle (esta reunión quizás ocurrió afuera de la casa, en la puerta), y derribándose a sus pies, le adoró (no necesariamente significa que Cornelio adoraba a Pedro, sino que nada más estaba adorando, en vista de que el pronombre "le" fue añadido por los traductores).
26 Mas Pedro hizo que se levantara (mejor traducido, "pero Pedro lo levantó"), diciendo, Levántate; yo mismo también soy hombre (él no debe postrarse ante él ni adorarle).
27 Y (Pedro) hablando con él (describe a Pedro que se pone al mismo nivel de Cornelio), entró, y halló a muchos que se habían juntado (insinúa que ellos se quedaron pasmados cuando lo vieron).
28 Y les dijo, Vosotros sabéis que es abominable a un varón Judío juntarse o llegarse al extranjero (le revela algo que sabían muy bien todos los Gentiles que residían en Israel no importa cuánto tiempo han residido ahí); mas me ha mostrado Dios que a ningún hombre llame común o inmundo (nos dice que Pedro ahora entiende totalmente lo que significaba la Visión, con respecto al gran lienzo bajado del Cielo).
29 Por lo cual, llamado, he venido sin dudar (quiere decir que no hizo ninguna pregunta, sino que obedeció como el Espíritu Santo le dijo que hiciera): así que pregunto, ¿por qué causa me habéis hecho venir? (En realidad él ya lo sabía, pero quiso escuchar a Cornelio.)
30 Entonces Cornelio dijo, Cuatro días hace que a esta hora yo estaba en ayunas; y a la hora novena estando orando en mi casa (a las 3:00 de la tarde), he aquí, un varón se puso delante de mí en vestido resplandeciente (el Ángel que resplandecía con la Presencia de Dios),
31 Y dijo, Cornelio, tu oración es oída, y tus limosnas han venido en memoria en la Presencia de Dios (Dios recuerda tanto lo bueno como lo malo; ¡a Su Tiempo, por consiguiente, Él recompensará según lo bueno y lo malo!).
32 Envía pues a Jope, y haz venir a un Simón, que tiene por sobrenombre Pedro (se menciona por segunda vez, que nos indica la importancia de esto); éste posa en casa de Simón, curtidor, junto al mar: el cual venido, te hablará (se refiere al Camino de la Salvación aclarado por Pedro; significa que Dios usa a los hombres en esta capacidad, y no a los Ángeles).
33 Así que, luego envié a ti (insinúa que fue efectuado en menos de una hora); y tú has hecho bien en venir (quiere decir que estaban tan contentos que Pedro había llegado, y que había venido lo más pronto posible). Ahora pues, todos nosotros estamos aquí en la Presencia de Dios, para oír todo lo que Dios te ha Mandado (¡ellos estaban listos!).
LOS GENTILES
34 Entonces Pedro, abriendo su boca, dijo (proclama una verdad profunda, tan simple como era; el Evangelio romperá ahora los límites del Judaísmo, a pesar de los esfuerzos del hombre para hacer lo contrario), En verdad hallo que Dios no hace acepción de personas (Pedro no tiene la intención de insinuar que esta Verdad es nueva, porque no la es [II Sam. 14:14], pero hasta ese momento Pedro la había aplicado sólo a los Judíos, no a los Gentiles):
35 Sino que en cualquier Nación (el Evangelio es para todos) el que Le teme y obra justicia, es acepto a Él (el pronombre "Él" se refiere a Cristo; Dios aceptó el Sacrificio de Cristo en la Cruz, y todos los que aceptan a Cristo y la Cruz son aceptados con "Él").
36 Envió Palabra Dios a los Hijos de Israel, anunciando la paz por Jesucristo (esta es la Paz que resulta de la Justificación, que viene al instante cuando se acepta a Cristo): (Éste es el Señor de todos:) (Jesucristo es el Señor porque Él ha hecho posible la Salvación para todos aquellos que creen [Fil. 2:11]).
37 Vosotros sabéis (se refiere a la Vida, el Ministerio, la Muerte, la Resurrección y la Ascensión de Cristo) lo que fue divulgado por toda Judea, comenzando desde Galilea después del Bautismo que Juan predicó (Juan presentó a Cristo);
38 Cuanto a Jesús de Nazaret, cómo Lo ungió Dios con el Espíritu Santo y con Poder (como Hombre, Cristo necesitaba el Espíritu Santo, de seguro ¡nosotros Lo necesitamos también! desde luego, todo lo que Él hizo fue por el Poder del Espíritu): El Cual anduvo haciendo bienes (todo lo que Él hizo era bueno), y sanando a todos los oprimidos del Diablo (sólo Cristo podía hacer esto, y los Creyentes pueden hacer lo mismo únicamente al revestirlos Cristo del Poder por el Espíritu); porque Dios estaba con Él (Dios está con nosotros sólo cuando estamos "con Él").
39 Y nosotros (los Apóstoles y otros) somos testigos de todas las cosas que hizo en la tierra de Judea, y en Jerusalén (Jerusalén es deducido porque era el centro de la autoridad religiosa; entonces ellos ya no tenían excusas); Al Cual ellos mataron colgándole en un madero ("ellos" se refirió "al Sanedrín," los líderes religiosos de Israel):
40 A Éste levantó Dios al tercer día (Pedro afirma la Resurrección de Cristo), y Lo dio a conocer abiertamente (Jesús se reveló después de la Resurrección a mucha gente);
41 No a todo el pueblo (no a todo Israel), sino a los testigos que Dios antes había ordenado (a aquellos que tenían la Fe en Él y Creyeron), es a saber, a nosotros que comimos y bebimos con Él, después que resucitó de los muertos (expresa que Jesús no era un espíritu, o una mera aparición, sino más bien un hombre real, físico y vivo).
42 Y nos Mandó que predicásemos al pueblo (presenta la Manera de Dios para difundir el Evangelio), y testificásemos que Él es El Que Dios ha puesto por Juez de vivos (los vivientes) y muertos (hoy Jesús es el Salvador, mañana Él será el Juez).
43 A Éste dan testimonio todos los Profetas (quiere decir que Él cumplió todas las Profecías), de que todos (cualquiera en el mundo) los que en Él creyeren (Cree en Quien y lo Que Él ha hecho, refiriéndose a la Cruz), recibirán perdón de pecados (libertad, liberación, perdón) por Su Nombre (Su Nombre Solo).
EL ESPÍRITU SANTO
44 Estando aún hablando Pedro estas palabras (con respecto a Creer en Él), el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el Sermón (aunque no existe mucha información sobre esto, este es el momento cuando Cornelio y su casa aceptaron a Cristo, y fueron salvos).
45 Y se espantaron (por lo que vieron al Señor hacer, que no se podía negar) los fieles (creyeron en Cristo) que eran de la Circuncisión (los Judíos), que habían venido con Pedro, de que también sobre los Gentiles se derramase el Don del Espíritu Santo (Cornelio y su casa fueron salvos, y un poco más tarde fueron Bautizados con el Espíritu Santo; ¡vaya qué reunión!).
46 Porque los oían que hablaban en lenguas (es la evidencia inicial física de que ha sido Bautizado con el Espíritu Santo; esto siempre y sin excepción acompaña el Bautismo del Espíritu), y que magnificaban a Dios (quiere decir que dejaban de hablar en lenguas momentáneamente, y luego comenzaban a elogiar a Dios en su lengua natural, magnificando Su Nombre). Entonces respondió Pedro (presenta al Apóstol que estaba por dar otro paso),
47 ¿Puede alguno impedir el agua, para que no sean bautizados (habían aceptado a Cristo y habían sido Bautizados con el Espíritu, por eso debían ser Bautizados en Agua, y así se hizo) éstos que han recibido el Espíritu Santo también como nosotros? (Millones de Gentiles desde aquel día han sido Bautizados con el Espíritu Santo.)
48 Y les Mandó bautizar en el Nombre del Señor Jesús (simplemente quiere decir, "por la Autoridad del Señor"). Entonces le rogaron que se quedase por algunos días (¡que posiblemente lo hizo!).



1 Corintios 13:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor. 


Hebreos 10:35-12:4:
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.



Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, los que no andan conforme a la naturaleza pecaminosa sino conforme al Espíritu. Pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

Labels: , , , , , , , , , , ,