31 January 2017

1 de febrero Lectura Bíblica Diaria

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1 de febrero Lectura Bíblica Diaria:

Isaías 30:1-32:20
El Señor ha dictado esta sentencia: "Ay de los hijos rebeldes que ejecutan planes que no son míos, que hacen alianzas contrarias a mi Espíritu, que amontonan pecado sobre pecado, que bajan a Egipto sin consultarme, que se acogen a la protección de Faraón, y se refugian bajo la sombra de Egipto. ¡La protección de Faraón será su vergüenza! ¡El refugiarse bajo la sombra de Egipto, su humillación! Aunque en Zoán tengan funcionarios, y a Janés hayan llegado sus mensajeros, todos quedarán avergonzados por culpa de un pueblo que les resulta inútil, que no les brinda ninguna ayuda ni provecho, sino sólo vergüenza y frustración." Ésta es la sentencia que se ha dictado contra los animales del Néguev: Por tierra de dificultades y angustias, de leones y leonas, de víboras y serpientes voladoras, llevan ellos a lomo de burro las riquezas de esa nación inútil, y sus tesoros, a lomo de camello. La ayuda de Egipto no sirve para nada; por eso la llamo: "*Rahab, la inmóvil". Anda, pues, delante de ellos, y grábalo en una tablilla. Escríbelo en un rollo de cuero, para que en los días venideros quede como un testimonio eterno. Porque éste es un pueblo rebelde; son hijos engañosos, hijos que no quieren escuchar la enseñanza del Señor. A los videntes les dicen: "¡No tengan más visiones!", y a los profetas: "¡No nos sigan profetizando la verdad! Dígannos cosas agradables, profeticen ilusiones. ¡Apártense del camino, retírense de esta senda, y dejen de enfrentarnos con el *Santo de Israel!" Así dice el Santo de Israel: "Ustedes han rechazado esta palabra; han confiado en la opresión y en la perversidad, y se han apoyado en ellas. Por eso su iniquidad se alzará frente a ustedes como un muro alto y agrietado, a punto de derrumbarse: ¡de repente, en un instante, se desplomará! Su iniquidad quedará hecha pedazos, hecha añicos sin piedad, como vasija de barro: ni uno solo de sus pedazos servirá para sacar brasas del fuego ni agua de una cisterna." Porque así dice el Señor omnipotente, el Santo de Israel: "En el arrepentimiento y la calma está su Salvación, en la serenidad y la confianza está su fuerza, ¡pero ustedes no lo quieren reconocer! Se resisten y dicen: Huiremos a caballo. ¡Por eso, así tendrán que huir! Dicen: Cabalgaremos sobre caballos veloces. ¡Por eso, veloces serán sus perseguidores! Ante la amenaza de uno solo; mil de ustedes saldrán huyendo; ante la amenaza de cinco, huirán todos ustedes; hasta quedar abandonados como un mástil en la cima de una montaña, como una señal sobre una colina." Por eso el Señor los espera, para tenerles piedad; por eso se levanta para mostrarles compasión. Porque el Señor es un Dios de justicia. ¡Dichosos todos los que en él esperan! Pueblo de *Sión, que habitas en Jerusalén, ya no llorarás más. ¡El Dios de piedad se apiadará de ti cuando clames pidiendo ayuda! Tan pronto como te oiga, te responderá. Aunque el Señor te dé pan de adversidad y agua de aflicción, tu maestro no se esconderá más; con tus propios ojos lo verás. Ya sea que te desvíes a la derecha o a la izquierda, tus oídos percibirán a tus espaldas una voz que te dirá: "Éste es el camino; síguelo." Entonces profanarás tus ídolos enchapados en plata y tus imágenes revestidas de oro; los arrojarás como cosa impura, y les dirás: "¡Fuera de aquí!" El Señor te enviará lluvia para la semilla que siembres en la tierra, y el alimento que produzca la tierra será suculento y abundante. En aquel día tu ganado pacerá en extensas praderas. Los bueyes y los burros que trabajan la tierra comerán el mejor forraje, aventado con bieldo y horquilla. En el día de la gran masacre, cuando caigan las torres, habrá arroyos y corrientes de agua en toda montaña alta y en toda colina elevada. Cuando el Señor ponga una venda en la fractura de su pueblo y sane las heridas que le causó, brillará la luna como el sol, y será la luz del sol siete veces más intensa, como la luz de siete días enteros. ¡Miren! El *nombre del Señor viene de lejos, con ardiente ira y densa humareda. Sus labios están llenos de furor; su lengua es como un fuego consumidor. Su aliento es cual torrente desbordado que llega hasta el cuello, para zarandear a las naciones en la zaranda destructora. un freno que los desvía. Ustedes cantarán como en noche de fiesta solemne; su corazón se alegrará, como cuando uno sube con flautas a la montaña del Señor, a la *Roca de Israel. El Señor hará oír su majestuosa voz, y descargará su brazo: con rugiente ira y llama de fuego consumidor, con aguacero, tormenta y granizo. La voz del Señor quebrantará a Asiria; la golpeará con su bastón. Cada golpe que el Señor descargue sobre ella con su vara de castigo será al son de panderos y de arpas; agitando su brazo, peleará contra ellos. Porque Tofet está preparada desde hace tiempo; está dispuesta incluso para el rey. Se ha hecho una pira de fuego profunda y ancha, con abundancia de fuego y leña; el soplo del Señor la encenderá como un torrente de azufre ardiente. ¡Ay de los que descienden a Egipto en busca de ayuda, de los que se apoyan en la caballería, de los que confían en la multitud de sus carros de guerra y en la gran fuerza de sus jinetes, pero no toman en cuenta al Santo de Israel, ni buscan al Señor! Sin embargo, el Señor es también sabio, y traerá calamidad, y no se retractará de sus palabras. Se levantará contra la dinastía de los malvados, contra los que ayudan a los malhechores. Los egipcios, en cambio, son hombres y no dioses; sus caballos son carne y no espíritu. Cuando el Señor extienda su mano, tropezará el que presta ayuda y caerá el que la recibe. ¡Todos juntos perecerán! Porque así me dice el Señor: "Como león que gruñe sobre la presa cuando contra él se reúne toda una cuadrilla de pastores; como cachorro de león que no se asusta por sus gritos ni se inquieta por su tumulto, así también el Señor *Todopoderoso descenderá para combatir sobre el monte Sión, sobre su cumbre. Como aves que revolotean sobre el nido, así también el Señor Todopoderoso protegerá a Jerusalén; la protegerá y la librará, la defenderá y la rescatará." Israelitas, ¡vuélvanse a aquel contra quien ustedes se han rebelado tan abiertamente! Porque en aquel día cada uno de ustedes rechazará a los ídolos de plata y oro que sus propias manos pecadoras fabricaron. "Asiria caerá a espada, pero no de hombre; una espada, pero no de hombre, la consumirá. Huirá para escapar de la espada, y sus jóvenes serán sometidos a trabajos forzados. A causa del terror caerá su fortaleza; ¡sus jefes dejarán abandonada su bandera!" Lo afirma el Señor, cuyo fuego está en Sión, y cuyo horno está en Jerusalén. Miren, un rey reinará con rectitud y los gobernantes gobernarán con justicia. Cada uno será como un refugio contra el viento, como un resguardo contra la tormenta; como arroyos de agua en tierra seca, como la sombra de un peñasco en el desierto. No se nublarán los ojos de los que ven; prestarán atención los oídos de los que oyen. La mente impulsiva comprenderá y entenderá, la lengua tartamuda hablará con fluidez y claridad. Ya no se llamará noble al necio ni será respetado el canalla. Porque el necio profiere necedades, y su mente maquina iniquidad; practica la impiedad, y habla falsedades contra el Señor; deja con hambre al hambriento, y le niega el agua al sediento. El canalla recurre a artimañas malignas, y trama designios infames; destruye a los pobres con mentiras, aunque el necesitado reclama justicia. El noble, por el contrario, concibe nobles planes, y en sus nobles acciones se afirma. Mujeres despreocupadas, ¡levántense y escúchenme! Hijas que se sienten tan confiadas, ¡presten atención a lo que voy a decirles! Ustedes, que se sienten tan confiadas, en poco más de un año temblarán; porque fallará la vendimia, y no llegará la cosecha. Mujeres despreocupadas, ¡estremézcanse! Ustedes, que se sienten tan confiadas, ¡pónganse a temblar! Desvístanse, desnúdense; pónganse ropa de luto. Golpéense el pecho, por los campos agradables, por los viñedos fértiles, por el suelo de mi pueblo cubierto de espinos y de zarzas, por todas las casas donde hay alegría y por esta ciudad donde hay diversión. La fortaleza será abandonada, y desamparada la ciudad populosa; para siempre convertidas en cuevas quedarán la ciudadela y la atalaya; convertidas en deleite de asnos, en pastizal de rebaños, hasta que desde lo alto el Espíritu sea derramado sobre nosotros. Entonces el desierto se volverá un campo fértil, y el campo fértil se convertirá en bosque. La justicia morará en el desierto, y en el campo fértil habitará la rectitud. El producto de la justicia será la paz; tranquilidad y seguridad perpetuas serán su fruto. Mi pueblo habitará en un lugar de paz, en moradas seguras, en serenos lugares de reposo. Aunque el granizo arrase con el bosque y la ciudad sea completamente allanada, ¡dichosos ustedes, los que siembran junto al agua, y dejan sueltos al buey y al asno!


Psalms 50:
Habla el Señor, el Dios de dioses: convoca a la tierra de oriente a occidente. Dios resplandece desde Sión, la ciudad bella y perfecta. Nuestro Dios viene, pero no en silencio; lo precede un fuego que todo lo destruye, y en torno suyo ruge la tormenta. El Señor convoca a los cielos y a la tierra, para que presencien el juicio de su pueblo: "Reúnanme a los consagrados, a los que pactaron conmigo mediante un sacrificio." El cielo proclama la justicia divina: ¡Dios mismo es el juez! Selah. "Escucha, pueblo mío, que voy a hablar; Israel, voy a testificar contra ti: ¡Yo soy tu Dios, el único Dios! No te reprendo por tus sacrificios ni por tus holocaustos, que siempre me ofreces. No necesito becerros de tu establo ni machos cabríos de tus apriscos, pues míos son los animales del bosque, y mío también el ganado de los cerros. Conozco a las aves de las alturas; todas las bestias del campo son mías. Si yo tuviera hambre, no te lo diría, pues mío es el mundo, y todo lo que contiene. ¿Acaso me alimento con carne de toros, o con sangre de machos cabríos? ¡Ofrece a Dios tu gratitud, cumple tus promesas al Altísimo! Invócame en el día de la angustia; yo te libraré y tú me honrarás." Pero Dios le dice al malvado: "¿Qué derecho tienes tú de recitar mis leyes o de mencionar mi pacto con tus labios? Mi instrucción, la aborreces; mis palabras, las desechas. Ves a un ladrón, y lo acompañas; con los adúlteros te identificas. Para lo malo, das rienda suelta a tu boca; tu lengua está siempre dispuesta al engaño. Tienes por costumbre hablar contra tu prójimo, y aun calumnias a tu propio hermano. Has hecho todo esto, y he guardado silencio; ¿acaso piensas que soy como tú? Pero ahora voy a reprenderte; cara a cara voy a denunciarte. "Ustedes que se olvidan de Dios, consideren lo que he dicho; de lo contrario, los haré pedazos, y no habrá nadie que los salve. Quien me ofrece su gratitud, me honra; al que enmiende su conducta le mostraré mi salvación."


Proverbios 15
La respuesta amable calma el enojo, pero la agresiva echa leña al fuego. La lengua de los sabios destila conocimiento; la boca de los necios escupe necedades. Los ojos del Señor están en todo lugar, vigilando a los buenos y a los malos. La lengua que brinda consuelo es árbol de vida; la lengua insidiosa deprime el espíritu. El necio desdeña la corrección de su padre; el que la acepta demuestra prudencia. En la casa del justo hay gran abundancia; en las ganancias del malvado, grandes problemas. Los labios de los sabios esparcen conocimiento; el corazón de los necios ni piensa en ello. El Señor aborrece las ofrendas de los malvados, pero se complace en la oración de los justos. El Señor aborrece el camino de los malvados, pero ama a quienes siguen la justicia. Para el descarriado, disciplina severa; para el que aborrece la corrección, la muerte. Si ante el Señor están el sepulcro y la muerte, ¡cuánto más el corazón humano! Al insolente no le gusta que lo corrijan, ni busca la compañía de los sabios. El corazón alegre se refleja en el rostro, el corazón dolido deprime el espíritu. El corazón entendido va tras el conocimiento; la boca de los necios se nutre de tonterías. Para el afligido todos los días son malos; para el que es feliz siempre es día de fiesta. Más vale tener poco, con temor del Señor, que muchas riquezas con grandes angustias. Más vale comer verduras sazonadas con amor que un festín de carne sazonada con odio. El que es iracundo provoca contiendas; el que es paciente las apacigua. El camino del perezoso está plagado de espinas, pero la senda del justo es como una calzada. El hijo sabio alegra a su padre; el hijo necio menosprecia a su madre. Al necio le divierte su falta de juicio; el entendido endereza sus propios pasos. Cuando falta el consejo, fracasan los planes; cuando abunda el consejo, prosperan. Es muy grato dar la respuesta adecuada, y más grato aún cuando es oportuna. El sabio sube por el sendero de vida, para librarse de caer en el *sepulcro. El Señor derriba la casa de los soberbios, pero mantiene intactos los linderos de las viudas. El Señor aborrece los planes de los malvados, pero le agradan las palabras puras. El ambicioso acarrea mal sobre su familia; el que aborrece el soborno vivirá. El corazón del justo medita sus respuestas, pero la boca del malvado rebosa de maldad. El Señor se mantiene lejos de los impíos, pero escucha las oraciones de los justos. Una mirada radiante alegra el corazón, y las buenas noticias renuevan las fuerzas. El que atiende a la crítica edificante habitará entre los sabios. Rechazar la corrección es despreciarse a sí mismo; atender a la reprensión es ganar entendimiento. El temor del Señor es corrección y sabiduría; la humildad precede a la honra.

 

Biblia de Estudio del Expositor:

Juan 3:

CAPÍTULO 3
(30 d.C.)
NICODEMO

Y HABÍA un hombre de los Fariseos, que se llamaba Nicodemo (fue dicho que era uno de los tres hombres más ricos en Jerusalén), Prominente entre los Judíos (un miembro del Sanedrín, el cuerpo Gobernante de Israel). 2 Éste vino a Jesús de noche (no se sabe exactamente por qué vino él de noche), y Le dijo, Rabí, nosotros sabemos que has venido de Dios como Maestro (el pronombre “nosotros” podría indicar que Nicodemo representaba a algunos miembros del Sanedrín; aquí Nicodemo se dirigió a Cristo como hombre y no como Dios; la Cruz le cambiaría): porque nadie puede hacer estas Señales que Tú haces, si no fuere Dios con Él (¡en esto, tiene razón!). 3 Respondió Jesús y le dijo (presenta una contestación completamente distinta de la que él esperaba), De cierto, de cierto, te digo, Que él que no naciere de nuevo (el término, “Nacer de Nuevo,” quiere decir que el hombre ya ha tenido un nacimiento natural, pero ahora tiene que haber un Nacimiento Espiritual, lo cual acontece por Fe en Cristo, y lo que Él hizo en la Cruz por nosotros, y es obtenible por todos), no puede ver el Reino de Dios (en realidad quiere decir que sin el Nuevo Nacimiento, no se puede entender o comprender el “Reino de Dios”). 4 Le dice Nicodemo, ¿Cómo puede el hombre nacer siendo viejo? (Se refiere a este líder espiritual de Israel como que le faltaba conocimiento con respecto a todo lo que Jesús le estaba diciendo. Si él hubiese realmente “Nacido de Nuevo,” hubiese entendido estos términos.) ¿Puede entrar otra vez en el vientre de su madre, y nacer? (Parece que no sabía el lenguaje de los Profetas acerca de la circuncisión del corazón [Deut. 30:6; Jer. 4:4], y acerca de un corazón duro y un espíritu recto [Sal. 51:10; Ezeq. 36:26-27].) 5 Respondió Jesús, De cierto, de cierto, te digo, Que el que no naciere de agua y del Espíritu (la frase, “Naciere de agua,” se refiere al nacimiento natural, lo que Jesús menciona en el siguiente Versículo, y es propio a un bebé cuando nace; “Nacido del Espíritu” se refiere a un Nacimiento Espiritual, que solamente Dios efectúa; y no se refiere tampoco al Bautismo en Agua), no puede entrar en el Reino de Dios. 6 Lo que es nacido de la carne, carne es (tiene que ver con el nacimiento natural, y es ilustrado, como se expresó anteriormente, por la frase, “Naciere de agua”); y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es (tiene que ver con lo que es únicamente de Dios; la [carne] no tiene relación alguna al [Espíritu] y no pueden ser unidos). 7 No te maravilles de que te dije, Os es necesario nacer otra vez (es evidente que se dirige a la sorpresa, que debió haberse reflejado en el semblante de Nicodemo). 8 El viento de donde quiere sopla, y oyes su sonido, mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde vaya (presenta la manera cómo Jesús explica la experiencia de “Nacer de Nuevo”; Él la compara con el viento que viene y va, pero es imposible distinguir exactamente cómo): así es todo aquel que es nacido del Espíritu (es un nacimiento espiritual, por eso no se puede explicar intelectualmente). 9 Respondió Nicodemo y Le dijo, ¿Cómo puede esto hacerse? (No haber “Nacido de Nuevo” en ese determinado momento, y a pesar de su gran inteligencia en otras aspectos, no tiene entendimiento alguno de esta gran Verdad; ¡él es religioso pero perdido!) 10 Respondió Jesús y le dijo, ¿Tú eres un Maestro de Israel (le tenían en cuenta como uno de los grandes líderes espirituales de Israel), y no sabes esto? (Como líder espiritual, él debería conocer el Camino de la Salvación, pero lo triste es que él no lo conocía.) 11 De cierto, de cierto, te digo, Que lo que sabemos hablamos (Jesús se refería de la Deidad Trino, y también de todos los “Apóstoles y Profetas”; en esencia, Él se refiere a la Palabra de Dios, y estaba dirigiendo a Nicodemo a aquella Fuente en vez de la tradición), y lo que hemos visto, testificamos (quiere decir que realmente se puede “ver” el fruto o ventajas de este “Testimonio,” es decir, “la Palabra de Dios”); y no recibís nuestro testimonio (tiene que ver con el Sanedrín Judaico). 12 Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis (se refiere al tipo y acontecimientos terrenales en la Biblia, tales como los Sacrificios y Días de Fiesta, etc., que sin duda Nicodemo había leído muchas veces, pero estaba tan ciego que él no veía ni creía sus lecciones), ¿cómo creeréis si os dijere las Celestiales? (En efecto, nos dice que si conociéramos a Jesús como Dios [lo Celestial], debemos conocer primero a Jesús y la Encarnación [lo terrenal]. Nicodemo se había dirigido a Jesús como simplemente un “Maestro.” Entonces hasta que él entienda a Dios hecho carne y que mora entre los hombres, él no entenderá los asuntos Celestiales.) 13 Y nadie subió al Cielo, sino El Que descendió del Cielo (Él bajó del Cielo y se hizo Hombre, y aproximadamente tres años y medio más tarde subirá al Cielo, cuando Su Misión se haya cumplido), aun el Hijo del Hombre que está en el Cielo (mejor traducido, “que es del Cielo”). 14 Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto (se refiere a Núm. 21:5-9; “la serpiente” representa a Satanás que es el autor del pecado), así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado (se refiere a Cristo siendo levantado sobre la Cruz, que con sólo eso se puede derrotar a Satanás y al pecado): 15 Para que todo aquel (destruye la explicación errónea de la predestinación hiper-Calvinística, es a saber, que algunos están predestinados para ser salvos, mientras todos los demás están predestinados para estar perdidos; la palabra “todo aquel” quiere decir que ninguno está excluido de ser perdido, y ninguno está excluido de ser salvo) que en Él creyere (cree en Cristo y lo que Él hizo en la Cruz; de otro modo, perece), no se pierda, sino que tenga Vida Eterna (la Vida de Dios, El Que es el Único Dios Sempiterno, Quien tiene la vida en Sí Mismo, y que Únicamente tiene la inmortalidad). 16 Porque de tal manera amó Dios al mundo (presenta la clase de Amor que es de Dios), que ha dado a Su Hijo Unigénito (Le entregó a la Cruz, ya que esto es lo que se exige para redimir a la humanidad), para que todo aquel que en Él cree no se pierda, mas tenga Vida Eterna. 17 Porque no envió Dios a Su Hijo al mundo, para que condene al mundo (quiere decir que el Objetivo de la Misión de Cristo era Salvar, pero el asunto para aquéllos que lo rechazan debe y sólo puede ser la condena); mas para que el mundo sea salvo por Él (Jesucristo es la única Salvación para el mundo; ¡no hay ninguna otra! además, Él es la Salvación solamente mediante de la Cruz; en consecuencia, la Cruz debe ser siempre el Objetivo de nuestra Fe). 18 El que en Él cree, no es condenado (no está condenado para estar eternamente perdido en el Lago de Fuego para siempre jamás [Apoc. 20:11-15]): mas el que no cree, ya es condenado, porque no creyó en el Nombre del Unigénito Hijo de Dios (todo esto se refiere a Cristo y lo que Él hizo en la Cruz a fin de redimir a la humanidad; la Salvación nunca es por obras, sino por la Gracia por medio de la Fe, siempre con la Cruz como Objeto de aquella Fe). 19 Y esta es la condenación, porque la Luz vino al mundo (se refiere a Jesús como la “Luz”; ¡no hay ninguna otra!), y los hombres amaron más las tinieblas que la Luz, porque sus obras eran malas (el gran castigo del pecado es el deseo pecaminoso; el amor a las tinieblas es la consecuencia de los malos caminos del hombre; el rechazo de Jesucristo no es la causa de la perdición del hombre, sino más bien el resultado de ello). 20 Porque todo aquel que hace lo malo aborrece la Luz (presenta una reprensión notable a Nicodemo con un empujón intenso de una espada afilada, diciéndole que los malhechores eligen las tinieblas, entonces, ¿por qué vino este Fariseo de noche?), y no viene a la Luz, para que sus obras no sean redargüidas (aceptar verdaderamente a Jesús significa la Revelación y la condenación de todo mal camino, que es totalmente diferente a las religiones del mundo que no revelan nada; la “Luz” automáticamente revela lo que las tinieblas oculta). 21 Mas el que obra verdad viene a la Luz (El Espíritu Santo coloca el deseo por la verdad en el corazón del hombre, por medio de la Palabra revelada de Dios; si la persona sinceramente quiere “hacer la verdad,” entonces debe aceptar a Cristo, ya que Cristo es la única “Luz”), para que sus obras sean manifestadas que son hechas en Dios (el gran cambio que ocurre en la vida del pecador que ahora Cree y acepta a Cristo; las acciones perversas son borradas para siempre en la Sangre del Cordero de Dios, y ponen en su lugar las acciones de justicia). 22 Pasado esto vino Jesús con Sus Discípulos a la tierra de Judea (quiere decir que Jesús y Sus Discípulos dejaron la metrópoli de Jerusalén, donde la hostilidad ya comenzaba a aumentar, sobre todo considerando Su purificación del Templo; fueron a otras partes de Judea); y estaba allí con ellos, y bautizaba (Él Mismo en realidad no hizo ningún bautismo; sino fueron Sus Discípulos, mas sin duda fue bajo Su Dirección; La Escritura parece indicar que esta práctica no se realizó por mucho tiempo; sin duda Cristo lo hizo para validar el Ministerio de Juan el Bautista, cuyo gran énfasis fue el Bautismo en Agua).
JUAN EL BAUTISTA
23 Y bautizaba también Juan en Enón junto a Salim, porque había allí muchas aguas (se cree que estaba situado a unos 75 kilómetros [50 millas] al norte de Jerusalén en Samaria): y venían, y eran bautizados (significa que las multitudes siguieron viniendo, pero en realidad ya disminuían para ese entonces). 24 Porque Juan no había sido aún puesto en la cárcel (el Espíritu Santo nos dice aquí que el Ministerio de Juan el Bautista estaba a punto de concluir). 25 Y hubo cuestión entre los discípulos de Juan y los Judíos acerca de la purificación (¡fue un debate muy airado! el debate se trataba de la cantidad de leyes y rituales inventados por los Fariseos; en otras palabras, ¡mucho ruido y pocas nueces!). 26 Y vinieron a Juan, y le dijeron, Rabí, El Que estaba contigo de la otra parte del Jordán, del Cual tú diste testimonio (Jesús), he aquí, bautiza, y todos vienen a Él (intentaron instigar rivalidad entre Cristo y Juan, y más concretamente para degradar a Juan). 27 Respondió Juan y dijo, No puede el hombre recibir algo, si no le fuere dado del Cielo (el Ministerio de Juan era de Dios y, por lo tanto, del Cielo; y el Ministerio de Cristo era de Dios y, por lo tanto, del Cielo; por consiguiente, ellos se complementaban el uno al otro; ¡no había rivalidad alguna!). 28 Vosotros mismos me sois testigos que dije, Yo no soy el Cristo (quiere decir que él era servil y sumiso a Aquél Quién realmente es el Cristo), sino que soy enviado delante de Él (declara el hecho de que Juan estaba bajo la autoridad de Cristo, y no la autoridad de los Fariseos, o cualquier parte de la jerarquía religiosa de Israel). 29 El que tiene la novia, es el novio (decía que todas las almas que él ha ganado en realidad le pertenecen a Jesús, y no a él, porque Jesús es el “Novio”; en consecuencia, no se ofende por las grandes multitudes que iban a Jesús, que en un principio habían venido a él): mas el amigo del novio (lo que Juan concluye que eso era él), que está en pie y Le oye (se refiere al Ministerio de Cristo, que excede todo lo que Juan jamás podría haber conjeturado), se goza grandemente de la Voz del novio (se refiere al Ministerio de Cristo): así pues, este mi gozo es cumplido (Juan no sólo había “realizado” su misión, sino que se sintió “realizado”). 30 A Él conviene crecer (Él siempre debe “crecer,” no los hombres, ni las denominaciones u oficinas religiosas, ni la Virgen María, ni los Apóstoles, etc.), mas a mí menguar (los Ministros del Nuevo Convenio deben tomar nota de la Alabanza Divina y la auto-negación, cuando le preparamos el Camino del Señor a los corazones humanos; debemos escondernos detrás de la Gloria mayor de nuestro Señor; somos exitosos, sólo cuando tenemos éxito en hacer esto). 31 El que de arriba viene, sobre todos es (se refiere al hecho de que Cristo era un hombre, pero sobre todo que Él era más que hombre, de hecho, Dios): el que es de la Tierra, terrenal es, y cosas terrenales habla (se refiere a todos los hombres, hasta los grandes Profetas, que son indispensablemente limitados): El que viene del Cielo, sobre todos es (¡coloca a Cristo en una categoría por encima de todos los hombres, justo como Él debe ser!). 32 Y lo que vio y oyó, esto testifica (se refiere a lo que Jesús recibió del Padre, que atestiguó de Él y Él de ello); y nadie recibe Su Testimonio (quiere decir que ningún hombre contribuyó a Su Testimonio, sino que todo fue de Dios). 33 El que recibe Su Testimonio (se refiere a todos los que han creído en Su Nombre y Lo han aceptado como Señor y Salvador), éste ha puesto Su Sello que Dios es verdadero (tiene que ver con el hombre que recibe el testimonio del Hijo como el Dador de la Vida Eterna; así como el testimonio de Jesús es verdadero en todo sentido, así describe que Dios es verdadero a Su Palabra). 34 Porque El Que Dios envió las Palabras de Dios habla (se refiere a Cristo Quien siempre tenía la Mente de Dios y, por lo tanto, la Palabra de Dios): porque no Le da Dios el Espíritu por medida (se refiere al hecho de que todas las personas, quien sea que fuese, y aun el mejor, mientras que teniendo el Espíritu Santo, fue por “medida,” que no fue así con Jesús; Él tenía el Espíritu en su totalidad, por lo tanto, las constantes sanidades y milagros). 35 El Padre ama al Hijo (se refiere a la Encarnación, y lo que Cristo haría para redimir a la humanidad), y todas las cosas dio en Su Mano (se refiere al gran Plan de Redención que el Señor Jesucristo llevaría a cabo). 36 El que cree en el Hijo tiene Vida Eterna (le declara a todos el sencillo Plan de la Salvación; las consecuencias son eternas): más el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida (significa que hay sólo un modo para ser salvo, y es confiar en Cristo y lo que Él hizo por nosotros en la Cruz); sino que la ira de Dios está sobre él (la única manera para ser limpio del pecado es por la Sangre Preciosa de Cristo, y nuestra Fe en esa Obra Terminada; no hacer esto significa que el pecado permanece, y por siempre la Ira de Dios debe estar opuesto al pecado, y a aquéllos que lo permiten que permanezca en sus vidas).


1 Corintios 13:1-13
« El amor » Si yo hablara lenguas humanas o angélicas, pero no tengo amor, seré como una campana que suena o un platillo que retiñe. Si profetizara, y conociera todo lo que está oculto, y entendiera todas las cosas; y si fuera tanta mi fe que pudiera trasladar montañas, pero no tengo amor, no soy nada. Si diera a los pobres hasta el último de mis bienes terrenales, y aun si entregara mi cuerpo para que me quemasen vivo, pero no tengo amor, de nada me sirve. El amor es paciente y benigno; el amor no tiene celos ni envidia; el amor no es presumido ni vanidoso; no hace nada indebido, ni es egoísta, irritable o rencoroso; no se alegra de la injusticia, mas se alegra si triunfa la verdad. El amor sufre sin desánimo, no desconfía de nada, no pierde la esperanza y soporta toda adversidad. Llegará el tiempo en que se acaben las profecías, y en que no se hablará ya en lenguas ni el saber será necesario; pero el amor nunca dejará de ser. Lo que ahora conocemos y profetizamos es parcial; pero entonces, cuando venga lo perfecto, lo parcial será eliminado. Mientras yo era niño, hablaba, pensaba y razonaba como un niño; pero cuando alcancé la edad adulta, las cosas propias de un niño quedaron atrás. De igual modo, lo que ahora conocemos es oscuro, como la imagen imprecisa de un espejo defectuoso; pero un día veremos cara a cara, con toda claridad. Mi conocimiento es hoy parcial, pero entonces conoceré perfectamente, como Dios me conoce a mí. Tres cosas hay de valor inmutable: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más importante es el amor.


Hebreos 10:35-39 Pase lo que pase, no perdáis nunca la confianza que habéis puesto en el Señor, porque junto con ella os espera un gran galardón. 36 Pero es preciso que perseveréis en el cumplimiento de la voluntad de Dios, si de veras deseáis recibir lo que él os tiene prometido. 37 Recordad lo que dicen las Escrituras: Todavía un poco de tiempo y vendrá el que ha de venir: no se retrasará. 38 Pero el que es justo por la fe vivirá,aunque si se volviera atrás, no me agradaría. 39 Mas nosotros no somos de los que se vuelven atrás, lo cual redundaría en nuestra perdición; sino, al contrario, somos de los que por su fe en Dios tienen garantizada la salvación del alma.Hebreos 11:1-40 « Por la fe » La fe es la certidumbre de lo que se espera, la convicción de alcanzar lo que no se ve. 2 Los hombres de Dios que vivieron en tiempos antiguos destacaron por su fe. 3 Por la fe hemos podido entender que el universo entero surgió por la palabra de Dios, quien de lo que no se veía hizo todo lo que ahora vemos. 4 Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio excelente, mucho más valioso que el de su hermano Caín. Al Señor le agradaron las ofrendas de Abel, y lo manifestó aceptándolo como justo; y aunque han transcurrido tantos años desde su muerte, Abel sigue hablándonos por medio de la fe. 5 Por la fe Enoc, sin haber conocido la muerte, fue llevado al cielo y nadie lo volvió a ver. Dios se lo llevó, habiéndole antes manifestado que le agradaba porque confiaba en él. 6 La fe es, pues, necesaria para agradar a Dios. Por eso, todo el que quiera acercarse a Dios debe creer que existe y que premia a los que sinceramente le buscan. 7 Por la fe Noé, cuando Dios le advirtió acerca del diluvio que iba a sobrevenir, y antes de apreciarse el más leve indicio de su llegada, comenzó a construir con diligencia el arca en la que él y su familia habían de salvarse. Con su fe puso Noé de relieve el pecado y la incredulidad del resto del mundo, y obtuvo la aprobación de Dios, que por esa fe lo aceptó como justo. 8 Por la fe Abraham, cuando Dios le ordenó que abandonase su país natal, emprendió la marcha hacia el remoto lugar que el Señor iba a darle como herencia. Partió sin saber a dónde se dirigía, 9 y cuando llegó a la tierra prometida vivió por la fe como un extranjero, habitando en tiendas de campaña, lo mismo que Isaac y Jacob, quienes también recibieron como herencia la promesa de Dios. 10 Así vivió Abraham, porque con toda confianza esperaba llegar a la ciudad celestial, cuyo arquitecto y constructor es Dios. 11 Por la fe Sara tuvo un hijo, a pesar de ser estéril y de edad avanzada. Lo dio a luz porque creyó que Dios, en su infinita fidelidad, había de cumplir su promesa. 12 De este modo surgió toda una nación a partir de Abraham, aun cuando él era demasiado anciano para tener hijos; y es tal la multitud de los que pueden llamarse descendientes suyos, que contarlos es tan imposible como contar las estrellas del cielo o los granos de arena del mar. 13 Sin embargo, todos estos hombres, aunque tenían puesta su fe en Dios, murieron sin haber visto hecho realidad lo prometido; en cambio, sí que vieron con los ojos de la fe que allá a lo lejos les esperaba el pleno cumplimiento de las promesas de Dios; por lo cual reconocieron y confesaron que este mundo no era el suyo, y que tan sólo como extranjeros y peregrinos transitaban por él. 14 Evidentemente, ellos tenían puesta la mirada en su verdadera patria, a la que anhelaban arribar; 15 de otra manera, tiempo hubiesen tenido de regresar al mismo lugar de donde un día partieron. 16 Pero no era ese su deseo, sino que cifraron todos sus anhelos en llegar a un mejor destino, la patria celestial. Por eso Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos, porque les tenía preparada la ciudad eterna. 17 Abraham, cuando fue probado, confiando en las promesas que Dios le había hecho se dispuso a ofrecer en sacrificio a Isaac, su hijo único, 18 de cuya descendencia se le había dicho que iba a surgir toda una nación. 19 Porque Abraham estaba seguro de que, aunque muriera Isaac, Dios era poderoso para levantarlo de la muerte; lo cual, en cierto sentido figurado, es lo que sucedió, pues Isaac siguió viviendo cuando ya su padre lo daba por muerto. 20 Por la fe Isaac bendijo a sus hijos Jacob y Esaú respecto de cosas que todavía estaban por venir. 21 Por la fe Jacob, al morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró a Dios apoyado en el extremo de su bordón. 22 Por la fe José, al morir, se refirió al día en que Dios había de sacar de Egipto al pueblo de Israel; y persuadido de lo que decía, ordenó que llevaran con ellos sus restos mortales. 23 Por la fe, al nacer Moisés y ver sus padres que era un niño muy hermoso, decidieron ocultarlo por espacio de tres meses, desafiando de ese modo, sin temor, el decreto dictado por el rey. 24 Por la fe Moisés, ya adulto, rehusó disfrutar de los privilegios propios de un hijo de la hija del faraón, 25 y en vez de gozar los placeres efímeros del pecado, escogió ser maltratado junto con el pueblo de Dios. 26 Entendiendo que el ser vituperado como luego lo fue Cristo era una riqueza mayor que todos los tesoros egipcios, puso su mirada en la recompensa que Dios había de darle. 27 Así, por la fe salió Moisés de Egipto sin temor a la ira del rey, y se mantuvo firme, como si estuviera viendo al Invisible, a Dios, caminar a su lado. 28 Por la fe celebró la Pascua y roció el dintel de las puertas con sangre de cordero, para que el ángel mandado por Dios a destruir a los primogénitos egipcios no matase a los hebreos. 29 Y por la fe cruzó el pueblo de Israel el mar Rojo como si anduviera por tierra seca, mientras que todos los egipcios que los perseguían, al tratar de hacer lo mismo, perecieron ahogados. 30 Por la fe cayeron las murallas de Jericó después que el pueblo de Israel marchó alrededor de ellas durante siete días. 31 Por la fe Rahab, la prostituta que había recibido amistosamente a los espías israelitas, no murió junto con los demás habitantes de su ciudad, los que rehusaron obedecer a Dios. 32 ¿Qué más puedo decir? Tiempo me faltaría para referir los hechos de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté y David, y también de Samuel y de los profetas. 33 Todos ellos, movidos por la fe, lograron conquistar reinos, administraron justicia rectamente y obtuvieron lo que Dios les había prometido; cerraron bocas de leones 34 y apagaron grandes incendios; escaparon de morir a mano armada, recibieron fuerzas en su debilidad, fueron poderosos en la guerra y rechazaron a ejércitos extranjeros. 35 Por la fe algunas mujeres recobraron resucitados a sus seres amados; pero hubo quienes, aunque fueron torturados hasta la muerte, rehusaron ser liberados, porque confiaban en resucitar a una vida mejor. 36 Otros fueron infamados y azotados, hechos presos y metidos en mazmorras; 37 y otros murieron apedreados, aserrados o a punta de espada; anduvieron de acá para allá, sin rumbo fijo, vestidos con pieles de oveja o de cabra, careciendo de todo, angustiados y maltratados. 38 ¡El mundo no era digno de ellos, que huían errantes por desiertos y por montes y se ocultaban en las cavernas y las cuevas de la tierra! 39 Sin embargo, a pesar de tener bien acreditada su fe, ninguno de ellos llegó a ver el cumplimiento de las promesas, 40 porque Dios no quiso que se nos adelantaran a recibir la superior recompensa que nos tenía preparada.Hebreos 12:1-4 « Dios disciplina a sus hijos » Por cuanto todos nosotros estamos rodeados de tan gran número de testigos, despojémonos de cualquier carga que pueda impedirnos correr bien, especialmente del pecado que nos agobia y nos hace tropezar y caer. Corramos luego con perseverancia la carrera que tenemos propuesta, 2 puestos los ojos en Jesús, el autor y perfeccionador de la fe, a quien no le importó sufrir el oprobio de la muerte vergonzosa en una cruz, sino que aceptó morir en ella sabiendo el gozo que le esperaba. Miremos, pues, a Jesús, que ahora ocupa el lugar de honor a la derecha de Dios. 3 Cuando os sintáis cansados o decaídos, acordaos de la paciencia con que Jesús soportó el ser maltratado por sus verdugos. 4 Porque vosotros, al fin y al cabo, aún no habéis tenido que derramar vuestra sangre combatiendo contra el pecado.


Romans 8:1-39
« Vida mediante el Espíritu » Ahora pues, a quienes pertenecemos a Cristo Jesús no nos espera ya ninguna condenación, 2 porque la ley del poderoso Espíritu de vida que recibimos por medio de la fe en Cristo Jesús, nos libera de la ley del pecado y de la muerte. 3 El mero conocimiento de la ley de Dios no nos libra de las garras del pecado, porque no somos capaces de cumplirla. Por eso, a fin de darnos la salvación, envió Dios a su propio Hijo con un cuerpo humano igual en todo al nuestro (pero sin pecado), y al entregarlo en sacrificio a causa de nuestros pecados, destruyó el dominio que el pecado ejercía sobre nosotros. 4 Por lo tanto, podremos obedecer a la ley de Dios si nos dejamos guiar por el Espíritu Santo, en vez de obedecer los deseos de nuestra naturaleza pecaminosa. 5 Los que se dejan dominar por su naturaleza pecaminosa, solo piensan en cómo complacer a su propia naturaleza; pero los que viven conforme al Espíritu Santo, piensan en las cosas propias del Espíritu. 6 Porque la intención del Espíritu es vida y paz; en cambio, la intención de la naturaleza pecaminosa es muerte, 7 porque la intención de la naturaleza pecaminosa es rebeldía contra Dios: nunca ha obedecido a la ley de Dios ni nunca podrá obedecerla. 8 Por eso, los que viven sometidos al dominio de su propia naturaleza pecaminosa jamás podrán agradar a Dios. 9 Pero vosotros no vivís conforme a esa naturaleza, sino que estáis bajo el dominio del Espíritu, si es que verdaderamente el Espíritu de Dios habita en vosotros (digo esto para recordaros que quien en su interior no tenga el Espíritu de Cristo, no es de Cristo) 10 Pero si Cristo vive en vosotros, vuestros cuerpos ciertamente están muertos a causa del pecado, pero vuestros espíritus viven para hacer lo que es bueno y justo. 11 Y si el Espíritu de Dios que levantó a Jesús de entre los muertos vive en vosotros, él mismo hará que vuestros cuerpos mortales retornen a la vida mediante el mismo Espíritu que vive en vosotros. 12 Así que, amados hermanos, no tenéis que sentiros obligados a satisfacer los deseos de la naturaleza pecaminosa. 13 Si seguís haciéndolo, estaréis perdidos y moriréis. Por el contrario, si con el poder del Espíritu Santo destruís las obras propias de la naturaleza pecaminosa, viviréis; 14 porque los que se dejan guiar por el Espíritu de Dios, son hijos de Dios. 15 Pensad además que vosotros no habéis recibido un espíritu que os mantenga sujetos a viejas condiciones de esclavitud y temor, sino el Espíritu mediante el cual, como hijos adoptados por Dios, podemos llamarle Padre. 16 Esto es algo que el Espíritu Santo, hablándonos desde lo profundo de nuestro propio espíritu, nos enseña y asegura: que verdaderamente somos hijos de Dios. 17 Y pues que somos sus hijos, somos también sus herederos, herederos de Dios y coherederos con Cristo, para compartir con él las riquezas de su gloria habiendo compartido también sus sufrimientos. « La gloria futura » 18 Acerca de esto quiero hacer constar mi absoluta convicción de que nuestros sufrimientos actuales no pueden compararse con la gloria de la vida eterna que Dios nos dará. 19 Esa vida llegará el día en que Dios se revele a sus hijos, el día que la creación entera aguarda con ardiente anhelo. 20 Pues la creación, el universo creado por Dios, quedó sometida a fracaso y vaciedad, no de grado, sino porque Dios la sometió. Aunque no lo hizo sin dar lugar a la esperanza 21 de que toda ella llegará también a ser liberada de la esclavitud de la corrupción, para gozar de la misma gloriosa libertad de los hijos de Dios. 22 Sabemos que, hasta que llegue ese día, la naturaleza entera estará padeciendo, como gimiendo con dolores de parto ante la expectativa del gran acontecimiento. 23 Y no solo ella, sino nosotros mismos, que clamamos por ser liberados de aflicciones y sufrimientos a pesar de llevar en nuestro interior el Espíritu Santo como un anticipo de la gloria venidera. Nosotros también gemimos, esperando con ansiedad el día en que nuestra adopción como hijos incluya la renovación eterna de nuestro cuerpo mortal. 24 Porque en esperanza ya hemos sido salvados, pero todavía no hemos visto la herencia prometida, aunque la aguardamos con la firme esperanza de recibirla en su debido momento. 25 Y ese esperar lo que aún no vemos, nos enseña a tener paciencia y confianza. 26 De igual manera, el Espíritu Santo nos ayuda a superar nuestra humana debilidad; porque ni siquiera sabemos qué debemos pedir ni cómo pedirlo, y es el Espíritu Santo el que ora por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. 27 Y el Padre, que conoce hasta lo más íntimo del corazón, sabe lo que el Espíritu dice, porque el Espíritu intercede por nosotros de acuerdo con la voluntad de Dios. « Más que vencedores » 28 Sabemos también que a quienes aman a Dios y responden a su llamamiento para entrar a formar parte de su plan, todo cuanto pueda sucederles redundará en su propio beneficio. 29 Porque Dios los conoció desde el principio, y de antemano los destinó a ser semejantes a su Hijo Jesucristo, a fin de que él sea el mayor entre todos los hermanos. 30 Y a los que de antemano destinó, también los llamó, y a los que llamó los declaró justos, y los que declaró justos están incluidos en su glorioso plan de salvación. 31 Ante todo esto, ¿qué podríamos decir? Si Dios está con nosotros, ¿quién puede estar contra nosotros? 32 Si él no vaciló en entregar a su Hijo en favor nuestro, ¿no nos dará también con él todas las cosas? 33 ¿Quién se atreverá a acusar a los que hemos sido escogidos por Dios, si él ya nos ha perdonado y nos ha declarado justos? 34 ¿Quién podrá condenarnos? ¿Acaso Cristo, que dio su vida por nosotros, y resucitó por nosotros, y está en el cielo, en el lugar de honor, intercediendo incesantemente en nuestro favor junto a Dios Padre? 35 O también, ¿quién o qué podrá separarnos del amor de Cristo? ¿Las tribulaciones, la angustia, las persecuciones, el hambre, la desnudez, los peligros, las amenazas de muerte?... 36 A todos esos males se refieren las Escrituras diciendo:Por ser fieles a tu causa nos persiguen a muerte sin descanso;nos tratan como a ovejas destinadas al matadero. 37 Pero, a pesar de todo, nuestra victoria es total y definitiva gracias al amor de Jesucristo. 38 Por eso estoy convencido de que nada ni nadie: ni la muerte ni la vida, ni los ángeles, ni los poderes y autoridades que gobiernan este mundo, ni el temor al presente o al futuro, 39 ni lo más alto ni lo más profundo, ni ninguna de las cosas creadas, podrán apartarnos del amor de Dios revelado en Cristo Jesús Señor nuestro.

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30 January 2017

El 31 de enero Lectura Bíblica Diaria

Sonidos del aire libre
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El 31 de enero Lectura Bíblica Diaria:

 
Números 9 a 11:
El Señor le habló a Moisés en el desierto de Sinaí, en el primer mes del segundo año después de la salida de Egipto. Le dijo: "Los israelitas celebrarán la Pascua en la fecha señalada. La celebrarán al atardecer del día catorce del mes, que es la fecha señalada. La celebrarán ciñéndose a todos sus estatutos y preceptos." Moisés mandó que los israelitas celebraran la Pascua, y ellos la celebraron en el desierto de Sinaí, al atardecer del día catorce del mes primero. Los israelitas hicieron todo lo que el Señor le había mandado a Moisés. Pero algunos no pudieron celebrar la Pascua en aquel día, pues estaban ritualmente impuros por haber tocado un cadáver. Ese mismo día se acercaron a Moisés y a Aarón, y les dijeron: Hemos tocado un cadáver, así que estamos impuros. Ahora bien, ésa no es razón para que no presentemos nuestras ofrendas al Señor en la fecha establecida, junto con los demás israelitas. Moisés les respondió: Esperen a que averigüe lo que el Señor dispone con relación a ustedes. Entonces el Señor le ordenó a Moisés que les dijera a los israelitas: "Cuando alguno de ustedes o de sus descendientes esté ritualmente impuro por haber tocado un cadáver, o se encuentre fuera del país, aun así podrá celebrar la Pascua del Señor. Sólo que, en ese caso, la celebrará al atardecer del día catorce del mes segundo. Comerá el cordero con pan sin levadura y hierbas amargas, y no dejará nada del cordero para el día siguiente ni le quebrará un solo hueso. Cuando celebre la Pascua, lo hará según las disposiciones al respecto. "Si alguien deja de celebrar la Pascua no estando impuro ni fuera del país, será eliminado de su pueblo por no haber presentado sus ofrendas al Señor en la fecha establecida. Así que sufrirá las consecuencias de su pecado. "Si el extranjero que vive entre ustedes quiere celebrar la Pascua del Señor, deberá hacerlo ciñéndose a sus estatutos y preceptos. Las mismas disposiciones se aplicarán tanto a nativos como a extranjeros." El día en que se armó el santuario, es decir, la Tienda del pacto, la nube lo cubrió, y durante toda la noche cobró apariencia de fuego. Así sucedía siempre: de día la nube cubría el santuario, mientras que de noche cobraba apariencia de fuego. Cada vez que la nube se levantaba de la Tienda, los israelitas se ponían en marcha; y donde la nube se detenía, allí acampaban. Dependiendo de lo que el Señor les indicara, los israelitas se ponían en marcha o acampaban; y todo el tiempo que la nube reposaba sobre el santuario, se quedaban allí. No importaba que se quedara muchos días sobre el santuario; los israelitas obedecían el mandamiento del Señor y no abandonaban el lugar. Lo mismo ocurría cuando la nube reposaba poco tiempo sobre el santuario: cuando el Señor así lo indicaba, los israelitas acampaban o se ponían en marcha. A veces la nube se quedaba una sola noche; pero ya fuera de día o de noche, cuando la nube se levantaba, los israelitas se ponían en marcha. Aunque la nube reposara sobre el santuario un par de días, un mes o más tiempo, los israelitas se quedaban en el campamento y no partían; pero cuando se levantaba, se ponían en marcha. Cuando el Señor así lo indicaba, los israelitas acampaban o se ponían en marcha. Así obedecían el mandamiento del Señor, según lo que el Señor les había dicho por medio de Moisés. El Señor le dijo a Moisés: "Hazte dos trompetas de plata labrada, y úsalas para reunir al pueblo acampado y para dar la señal de ponerse en marcha. Cuando ambas trompetas den el toque de reunión, toda la comunidad se reunirá contigo a la entrada de la *Tienda de reunión. Cuando sólo una de ellas dé el toque, se reunirán contigo únicamente los jefes de las tribus de Israel. Al primer toque de avance, se pondrán en marcha las tribus que acampan al este, y al segundo, las que acampan al sur. Es decir, la señal de partida será el toque de avance. Cuando se quiera reunir a la comunidad, el toque de reunión que se dé será diferente. "Las trompetas las tocarán los sacerdotes aaronitas. Esto será un estatuto perpetuo para ustedes y sus descendientes. "Cuando estén ya en su propia tierra y tengan que salir a la guerra contra el enemigo opresor, las trompetas darán la señal de combate. Entonces el Señor se acordará de ustedes y los salvará de sus enemigos. "Cuando celebren fiestas en fechas solemnes o en novilunios, también tocarán trompetas para anunciar los holocaustos y los sacrificios de comunión. Así Dios se acordará de ustedes. Yo soy el Señor tu Dios." El día veinte del segundo mes del año segundo, la nube se levantó del santuario del pacto. Entonces los israelitas avanzaron desde el desierto de Sinaí hasta el desierto de Parán, donde la nube se detuvo. A la orden que el Señor dio por medio de Moisés, los israelitas emprendieron la marcha por primera vez. Los primeros en partir fueron los escuadrones que marchaban bajo el estandarte del campamento de Judá. Los comandaba Naasón hijo de Aminadab. Natanael hijo de Zuar comandaba el escuadrón de la tribu de Isacar. Eliab hijo de Helón comandaba el escuadrón de la tribu de Zabulón. Entonces se desmontó el santuario, y los guersonitas y meraritas que lo transportaban se pusieron en marcha. Les siguieron los escuadrones que marchaban bajo el estandarte del campamento de Rubén. Los comandaba Elisur hijo de Sedeúr. Selumiel hijo de Zurisaday comandaba el escuadrón de la tribu de Simeón, y Eliasaf hijo de Deuel comandaba el escuadrón de la tribu de Gad. Luego partieron los coatitas, que llevaban las cosas sagradas. El santuario se levantaba antes de que ellos llegaran al próximo lugar de campamento. Les siguieron los escuadrones que marchaban bajo el estandarte del campamento de Efraín. Los comandaba Elisama hijo de Amiud. Gamaliel hijo de Pedasur comandaba el escuadrón de la tribu de Manasés, y Abidán hijo de Gedeoni comandaba el escuadrón de la tribu de Benjamín. Por último, a la retaguardia de todos los campamentos, partieron los escuadrones que marchaban bajo el estandarte del campamento de Dan. Los comandaba Ajiezer hijo de Amisaday. Paguiel hijo de Ocrán comandaba el escuadrón de la tribu de Aser, y Ajirá hijo de Enán comandaba el escuadrón de la tribu de Neftalí. Éste era el orden de los escuadrones israelitas, cuando se ponían en marcha. Entonces Moisés le dijo al madianita Hobab hijo de Reuel, que era su suegro: Estamos por partir hacia la tierra que el Señor prometió darnos. Ven con nosotros. Seremos generosos contigo, ya que el Señor ha prometido ser generoso con Israel. No, no iré respondió Hobab; quiero regresar a mi tierra y a mi familia. Por favor, no nos dejes insistió Moisés. Tú conoces bien los lugares del desierto donde debemos acampar. Tú serás nuestro guía. Si vienes con nosotros, compartiremos contigo todo lo bueno que el Señor nos dé. Los israelitas partieron de la montaña del Señor y anduvieron por espacio de tres días, durante los cuales el arca del pacto del Señor marchaba al frente de ellos para buscarles un lugar donde acampar. Cuando partían, la nube del Señor permanecía sobre ellos todo el día. Cada vez que el arca se ponía en marcha, Moisés decía: "¡Levántate, Señor! Sean dispersados tus enemigos; huyan de tu presencia los que te odian." Pero cada vez que el arca se detenía, Moisés decía: "¡Regresa, Señor, a la incontable muchedumbre de Israel!" Un día, el pueblo se quejó de sus penalidades que estaba sufriendo. Al oírlos el Señor, ardió en ira y su fuego consumió los alrededores del campamento. Entonces el pueblo clamó a Moisés, y éste oró al Señor por ellos y el fuego se apagó. Por eso aquel lugar llegó a ser conocido como Taberá, pues el fuego del Señor ardió entre ellos. Al populacho que iba con ellos le vino un apetito voraz. Y también los israelitas volvieron a llorar, y dijeron: "¡Quién nos diera carne! ¡Cómo echamos de menos el pescado que comíamos gratis en Egipto! ¡También comíamos pepinos y melones, y puerros, cebollas y ajos! Pero ahora, tenemos reseca la garganta; ¡y no vemos nada que no sea este maná!" A propósito, el maná se parecía a la semilla del cilantro y brillaba como la resina. El pueblo salía a recogerlo, y lo molía entre dos piedras, o bien lo machacaba en morteros, y lo cocía en una olla o hacía pan con él. Sabía a pan amasado con aceite.




Salmo 113:
¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor! Alaben, siervos del Señor, alaben el nombre del Señor. Bendito sea el nombre del Señor, desde ahora y para siempre. Desde la salida del sol hasta su ocaso, sea alabado el nombre del Señor. El Señor domina sobre todas las naciones; su gloria está sobre los cielos. ¿Quién como el Señor nuestro Dios, que tiene su trono en las alturas y se digna contemplar los cielos y la tierra? Él levanta del polvo al pobre y saca del muladar al necesitado; los hace sentarse con príncipes, con los príncipes de su pueblo. A la mujer estéril le da un hogar y le concede la dicha de ser madre. ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!



Proverbios 8:
¿Acaso no está llamando la sabiduría? ¿No está elevando su voz la inteligencia? Toma su puesto en las alturas, a la vera del camino y en las encrucijadas. Junto a las puertas que dan a la ciudad, a la entrada misma, grita a voz en cuello: "A ustedes los hombres, los estoy llamando; dirijo mi voz a toda la humanidad. Ustedes los inexpertos, ¡adquieran prudencia! Ustedes los necios, ¡obtengan discernimiento! Escúchenme, que diré cosas importantes; mis labios hablarán con justicia. Mi boca expresará la verdad, pues mis labios detestan la mentira. Las palabras de mi boca son todas justas; no hay en ellas maldad ni doblez. Son claras para los entendidos, e irreprochables para los sabios. Opten por mi instrucción, no por la plata; por el conocimiento, no por el oro refinado. Vale más la sabiduría que las piedras preciosas, y ni lo más deseable se le compara. "Yo, la sabiduría, convivo con la prudencia y poseo conocimiento y discreción. Quien teme al Señor aborrece lo malo; yo aborrezco el orgullo y la arrogancia, la mala conducta y el lenguaje perverso. Míos son el consejo y el buen juicio; míos son el entendimiento y el poder. Por mí reinan los reyes y promulgan leyes justas los gobernantes. Por mí gobiernan los príncipes y todos los nobles que rigen la tierra. A los que me aman, les correspondo; a los que me buscan, me doy a conocer. Conmigo están las riquezas y la honra, la prosperidad y los bienes duraderos. Mi fruto es mejor que el oro fino; mi cosecha sobrepasa a la plata refinada. Voy por el camino de la rectitud, por los senderos de la justicia, enriqueciendo a los que me aman y acrecentando sus tesoros. "El Señor me dio la vida como primicia de sus obras, mucho antes de sus obras de antaño. Fui establecida desde la eternidad, desde antes que existiera el mundo. No existían los grandes mares cuando yo nací; no había entonces manantiales de abundantes aguas. Nací antes que fueran formadas las colinas, antes que se cimentaran las montañas, antes que él creara la tierra y sus paisajes y el polvo primordial con que hizo el mundo. Cuando Dios cimentó la bóveda celeste y trazó el horizonte sobre las aguas, allí estaba yo presente. Cuando estableció las nubes en los cielos y reforzó las fuentes del mar profundo; cuando señaló los límites del mar, para que las aguas obedecieran su mandato; cuando plantó los fundamentos de la tierra, allí estaba yo, afirmando su obra. Día tras día me llenaba yo de alegría, siempre disfrutaba de estar en su presencia; me regocijaba en el mundo que él creó; ¡en el género humano me deleitaba! "Y ahora, hijos míos, escúchenme: dichosos los que van por mis caminos. Atiendan a mi instrucción, y sean sabios; no la descuiden. Dichosos los que me escuchan y a mis puertas están atentos cada día, esperando a la entrada de mi casa. En verdad, quien me encuentra, halla la vida y recibe el favor del Señor. Quien me rechaza, se perjudica a sí mismo; quien me aborrece, ama la muerte."



El Libro de Filipenses Capítulo 2 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:


LA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS FILIPENSES

CAPÍTULO 2
(64 d.C.)
EXALTACIÓN


POR tanto, si hay alguna consolación en Cristo (debiera traducirse, “ya que hay consuelo [aliento] en Cristo”), si algún refrigerio de amor (tener el tipo de amor de Dios), si alguna comunión del Espíritu (se refiere a un interés común y una participación mutua y activa en los asuntos de Dios, en los cuales el Creyente y el Espíritu Santo son copartícipes), si algún afecto verdadero y misericordias (ser bondadoso y tener compasión),
2 Cumplid mi gozo (el Crecimiento Espiritual de los Filipenses será su gozo), que sintáis lo mismo (unidad de mente y de corazón), teniendo el mismo amor (el tipo de Amor de Dios), unánimes, sintiendo una misma cosa. (Si la Cruz de Cristo es el Objeto de tal Fe, éstas se realizarán.)
3 Nada hagáis por contienda o por vanagloria (tomar partido); antes bien en humildad, estimándoos inferiores los unos a los otros (lo que es el resultado de un punto de vista correcto de la Cruz).
4 No mirando cada uno por sus propios intereses (quiere decir, considerar solamente sus propias cuestiones), sino cada cual también por los de los demás (un interés en los asuntos de los demás).
5 Haya, pues, en vosotros este sentir (Cristo voluntariamente se despojó de Sus derechos divinos) que hubo también en Cristo Jesús (describe a Cristo como el ejemplo supremo):
6 El Cual, siendo en forma de Dios (se refiere a la Deidad, lo que Cristo siempre era), no tuvo por robo el ser igual a Dios (la igualdad con Dios se refiere aquí a la coparticipación del Señor con los otros miembros de la Trinidad en la expresión de la Esencia Divina):
7 Sin embargo, Se Vació de Sí Mismo (en lugar de imponer Sus Derechos a la expresión de la Esencia de la Deidad, nuestro Señor se despojó de Sus Derechos a esa expresión), tomando forma de siervo (esclavo voluntario), hecho semejante a los hombres (presenta al Señor que entraba en un estado nuevo de Ser cuando Él se hizo Hombre; pero al hacerse Hombre de ningún modo Le excluyó de Su Posición de Deidad; aunque fue Hombre, Él se despojó de la “expresión” de la Deidad, pero Él jamás perdió la “posesión” de Su Deidad):
8 Y hallado en la condición como hombre (denota a Cristo según los hombres), se humilló a Sí Mismo (Él se redujo a lo más bajo, pero de buena voluntad), hecho obediente hasta la muerte (no quiere decir que Él se hizo obediente hasta la muerte; Él siempre fue El Maestro de la Muerte; sino que, Él se sujetó a la muerte), y muerte de la Cruz. (Demuestra el carácter de Su Muerte como una de desgracia y degradación, lo que fue necesario para que los hombres fueran redimidos. Este tipo único de muerte pudo pagar la deuda terrible del pecado, y lo hizo en totalidad.)
9 Por lo cual Dios también Le ensalzó a lo sumo (a un lugar de Majestad suprema; Jesús siempre ha sido el Creador, pero también Él es ahora el Salvador), y Le dio un Nombre que es sobre todo nombre (en efecto dice, “El Nombre,” refiriéndose a un Nombre y un Título específico; aquel Nombre, como el Versículo 11 lo expresa, es "el Señor"):
10 Para que en el Nombre de Jesús se doble toda rodilla (en la esfera del Nombre, lo cual se refiere a todo lo que implica; todo es resultado de la Cruz, el precio pagado, y por consiguiente la Redención proporcionada) de los que están en los Cielos, y en la Tierra, y debajo de la Tierra (toda la Creación dará homenaje, ya sean seres animados o inanimados);
11 Y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor (proclama "el Señor" como el “Nombre” del Versículo 9; significa "el Maestro" de todo, nuevamente, lo que fue hecho posible por la Cruz), a la Gloria de Dios el Padre. (El reconocimiento de la Gloria de Cristo es el reconocimiento de la Gloria del Padre.)

LUMINARES

12 Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido (los alaba por su obediencia constante), no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia (seguían obedeciendo el Evangelio, aunque Pablo no estuviera personalmente presente entre ellos), ocupaos en vuestra Salvación con temor y temblor. (Se refiere a continuar hacia la madurez, hacia la conclusión final de asemejarse a Cristo.)
13 Porque Dios es el que en vosotros obra (la Divina capacitación) así el querer como el hacer por Su buena Voluntad. (Se refiere al Espíritu Santo, Quien fortalece al Santo, haciéndolo no sólo dispuesto, sino también activamente deseoso de hacer la dulce Voluntad de Dios.)
14 Haced todo sin murmuraciones (refunfuños de descontentamiento) y contiendas (dudando de la Palabra de Dios, lo que es provocado por "las murmuraciones"):
15 Para que seáis (pueden llegar a ser) irreprensibles y sencillos, hijos de Dios, sin culpa, en medio de una generación maligna y perversa (lo que el Espíritu Santo espera de nosotros), entre los cuales resplandecéis como luminares en el mundo (los Santos deben ser luminares, lo que se puede lograr sólo cuando manifiesta Fe constante en la Cruz);
16 Reteniendo la Palabra de Vida (sujetándose a Ella para poder ofrecerla); para que yo pueda gloriarme en el Día de Cristo (el Arrebatamiento de la Iglesia), que no he corrido en vano, ni trabajado en vano (no sea que el Evangelio se haya desperdiciado en estas personas; desgraciadamente, se desperdicia en muchas personas, y a veces en la mayoría).
17 Y aun si soy derramado en libación sobre el Sacrificio y servicio de vuestra Fe (me ofreceré por ustedes), me gozo, y brindo por todos vosotros. (El gozo está en su Fe colocada correctamente en la Cruz de Cristo.)
18 Y asimismo gozaos también vosotros, y regocijaos conmigo.

UN ELOGIO

19 Mas espero en el Señor Jesús enviaros dentro de poco a Timoteo (era un discípulo de Pablo), para que yo también esté de buen ánimo, al saber del estado de vosotros. (El Apóstol quería información actualizada acerca de la Iglesia en Filipos.)
20 Porque a ninguno tengo del mismo sentir (el Apóstol está diciendo que la mayoría de los Predicadores tenían objetivos incorrectos), y que con sincera afición tiene cuidado del estado vuestro (se refiere a un corazón que tiene en mente una cosa, que es hacer la Voluntad de Dios).
21 Porque todos buscan lo suyo propio (no significa que no había Predicador legítimo en Roma, sino que no había nadie con la capacidad que él requería), no lo que es de Cristo Jesús (nuevamente corresponde a la Voluntad de Dios en todos los asuntos).
22 Pero la experiencia de él habéis conocido (el carácter de Timoteo ha superado la prueba, y fue aprobado), que, como un hijo con el padre, ha servido conmigo en el Evangelio (en el Griego original dice, “como un hijo a un padre”).
23 Así que a éste espero enviaros, luego (se refiere a un retraso, pero se espera que no demorará mucho) que yo viere cómo van mis asuntos. (Tan pronto supiera acerca de su situación, con respecto a su liberación o encarcelamiento, enviaría a Timoteo.)
24 Y confío en el Señor que yo también iré pronto a vosotros. (Parece que esta esperanza fue satisfecha, ya que Pablo fue liberado poco tiempo después.)
25 Mas tuve por cosa necesaria enviaros a Epafrodito (presenta al Hermano que llevó la Ofrenda de Amor de los Filipenses a Pablo en Roma), mi Hermano, y colaborador, y compañero de milicia, y vuestro mensajero (elogios dados por Pablo, sin embargo, sancionados por el Espíritu Santo), y ministrador de mis necesidades. (El Apóstol tenía en gran estima el servicio de Epafrodito.)
26 Porque tenía gran deseo de ver a todos vosotros, y gravemente se angustió (debido a su enfermedad), porque habíais oído que había enfermado. (Indica que Epafrodito ya había mejorado.)
27 Pues en verdad estuvo enfermo a la muerte (casi muere): mas Dios tuvo misericordia de él (expresa la manera cómo todo se recibe de Dios ― todo por la Misericordia de Dios); y no solamente de él, sino aun de mí, para que yo no tuviese tristeza sobre tristeza. (Indica el hecho de que si el hombre se hubiera muerto, hubiera sido una gran pérdida para el Apóstol y para la Obra de Dios.)
28 Así que le envío más pronto (Pablo tiene la esperanza de enviar a Epafrodito para Filipos muy pronto), para que viéndole, os volváis a gozar (recuperación o sanidad de este hombre), y yo esté con menos tristeza (la tristeza de Pablo ha sido mitigada).
29 Recibidle pues en el Señor con todo gozo (parece que hubo un problema en la Iglesia en Filipos con respecto a Epafrodito, pero el hombre ya le había probado digno de confianza a Pablo, por lo tanto, el Apóstol podía recomendarle con toda confianza); y tened en estima a los tales (dé el honor a quien merece el honor, y Epafrodito debe ser estimado en honor):
30 Porque por la obra de Cristo estuvo cercano a la muerte, poniendo su vida (parece que él se enfermó debido al exceso de trabajo), para suplir vuestra falta de servicio en mí. (Se refiere desde luego a algo que los Filipenses no podían hacer debido a las circunstancias, pero lo que Epafrodito hizo de parte de ellos.)



Primera Corintios Capítulo 13:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.


Hebreos 10:35-12:4
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.


Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, los que no vivan según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

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29 January 2017

El 30 de enero Lectura Bíblica Diaria

Sonidos al aire libre
Sonlifetv.com/español

El 30 de enero Lectura Bíblica Diaria:



Números 6 a 8:
El Señor le ordenó a Moisés que les dijera a los israelitas: "Cuando un hombre o una mujer haga un voto especial, un voto que lo consagre al Señor como nazareo, deberá abstenerse de vino y de otras bebidas fermentadas. No beberá vinagre de vino ni de otra bebida fermentada; tampoco beberá jugo de uvas ni comerá uvas ni pasas. Mientras dure su voto de nazareo, no comerá ningún producto de la vid, desde la semilla hasta la cáscara. "Mientras dure el tiempo de su consagración al Señor, es decir, mientras dure su voto de nazareo, tampoco se cortará el cabello, sino que se lo dejará crecer y se mantendrá santo. "Mientras dure el tiempo de su consagración al Señor, no podrá acercarse a ningún cadáver, ni siquiera en caso de que muera su padre, su madre, su hermano o su hermana. No deberá hacerse ritualmente impuro a causa de ellos, porque lleva sobre la cabeza el símbolo de su consagración al Señor. Mientras dure el tiempo de su consagración al Señor, se mantendrá santo. "Si de improviso alguien muere junto a él, la consagración de su cabeza quedará anulada; así que al cabo de siete días, en el día de su purificación, deberá rasurarse la cabeza. Al octavo día llevará dos palomas o dos tórtolas, y se las entregará al sacerdote a la entrada de la Tienda de reunión. El sacerdote ofrecerá una de ellas como sacrificio expiatorio, y la otra como holocausto. Así el sacerdote hará expiación por el nazareo, ya que éste pecó al entrar en contacto con un cadáver. Ese mismo día el nazareo volverá a santificarse la cabeza, consagrando al Señor el tiempo de su nazareato y llevando un cordero de un año como sacrificio por la culpa. No se le tomará en cuenta el tiempo anterior, porque su consagración quedó anulada. "Esta ley se aplicará al nazareo al cumplir su período de consagración. Será llevado a la entrada de la Tienda de reunión, y allí ofrecerá como holocausto al Señor un cordero de un año, sin defecto; como sacrificio expiatorio una oveja de un año, sin defecto; y como sacrificio de comunión un carnero sin defecto. Ofrecerá además un canastillo de panes sin levadura, panes de flor de harina amasados con aceite, obleas sin levadura untadas con aceite, y también ofrendas de cereal y de libación. "Entonces el sacerdote las presentará al Señor y ofrecerá el sacrificio expiatorio y el holocausto en favor del nazareo. Ofrecerá el carnero al Señor como sacrificio de comunión, junto con el canastillo de panes sin levadura. También presentará las ofrendas de cereal y de libación. "Luego, a la entrada de la Tienda de reunión, el nazareo se rapará la cabeza. Tomará el cabello que consagró, y lo echará al fuego que arde bajo el sacrificio de comunión. Üna vez que el nazareo se haya rapado la cabeza, el sacerdote tomará del canastillo un pan sin levadura y una oblea sin levadura, más la pierna cocida del carnero, y pondrá todo esto en manos del nazareo, después de lo cual mecerá todo esto ante el Señor como una ofrenda. Todo esto es santo y le pertenece al sacerdote, lo mismo que el pecho mecido y el muslo ofrecido como contribución. Finalizado este rito, el nazareo podrá beber vino. "Esta ley se aplicará al nazareo que haga un voto. Ésta es la ofrenda que presentará al Señor por su nazareato, aparte de lo que pueda dar según sus recursos. Según la ley del nazareato, deberá cumplir el voto que hizo." El Señor le ordenó a Moisés: "Diles a Aarón y a sus hijos que impartan la bendición a los israelitas con estas palabras: "El Señor te bendiga y te guarde; el Señor te mire con agrado y te extienda su amor; el Señor te muestre su favor y te conceda la *paz. "Así invocarán mi nombre sobre los israelitas, para que yo los bendiga." Cuando Moisés terminó de levantar el santuario, lo consagró ungiéndolo junto con todos sus utensilios. También ungió y consagró el altar y sus utensilios. Entonces los jefes de Israel, es decir, los jefes de las familias patriarcales y de las tribus, que habían presidido el censo, hicieron una ofrenda y la llevaron al santuario para presentarla ante el Señor. La ofrenda consistía en una carreta por cada dos jefes, y un buey por cada uno de ellos; eran, en total, seis carretas cubiertas y doce bueyes. El Señor le dijo a Moisés: "Recibe estas ofrendas que te entregan, para que sean usadas en el ministerio de la Tienda de reunión. Tú se las entregarás a los levitas, según lo requiera el trabajo de cada uno." Moisés recibió las carretas y los bueyes, y se los entregó a los levitas. A los guersonitas les dio dos carretas y cuatro bueyes, como lo requería su ministerio. A los meraritas les dio cuatro carretas y ocho bueyes, como lo requería su ministerio. Todos ellos estaban bajo las órdenes de Itamar, hijo del sacerdote Aarón. A los coatitas no les dio nada, porque la responsabilidad de ellos era llevar las cosas sagradas sobre sus propios hombros. Cuando el altar fue consagrado, los jefes llevaron una ofrenda de dedicación y la presentaron ante el altar, porque el Señor le había dicho a Moisés: "Para presentar su ofrenda de dedicación del altar, cada jefe tendrá su propio día." El primer día le tocó presentar su ofrenda a Naasón hijo de Aminadab, de la tribu de Judá. Para la ofrenda de cereal, presentó una fuente de plata y un aspersorio de plata, llenos de flor de harina amasada con aceite. Según la tasación oficial del santuario, la fuente pesaba un kilo y medio, y el aspersorio pesaba ochocientos gramos. También presentó una bandeja de oro de ciento diez gramos, llena de incienso. Para el holocausto, presentó un novillo, un carnero y un cordero de un año. Para el sacrificio expiatorio, presentó un macho cabrío. Para el sacrificio de comunión, presentó dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año. Ésta fue la ofrenda de Naasón hijo de Aminadab. El segundo día le tocó presentar su ofrenda a Natanael hijo de Zuar, jefe de la tribu de Isacar. Para la ofrenda de cereal, presentó una fuente de plata y un aspersorio de plata, llenos de flor de harina amasada con aceite. Según la tasación oficial del santuario, la fuente pesaba un kilo y medio, y el aspersorio pesaba ochocientos gramos. También presentó una bandeja de oro de ciento diez gramos, llena de incienso. Para el holocausto, presentó un novillo, un carnero y un cordero de un año. Para el sacrificio expiatorio, presentó un macho cabrío. Para el sacrificio de comunión, presentó dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año. Ésta fue la ofrenda de Natanael hijo de Zuar. El tercer día le tocó presentar su ofrenda a Eliab hijo de Helón, jefe de la tribu de Zabulón. Para la ofrenda de cereal, presentó una fuente de plata y un aspersorio de plata, llenos de flor de harina amasada con aceite. Según la tasación oficial del santuario, la fuente pesaba un kilo y medio, y el aspersorio pesaba ochocientos gramos. También presentó una bandeja de oro de ciento diez gramos, llena de incienso. Para el holocausto, presentó un novillo, un carnero y un cordero de un año. Para el sacrificio expiatorio, presentó un macho cabrío. Para el sacrificio de comunión, presentó dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos, y cinco corderos de un año. Ésta fue la ofrenda de Eliab hijo de Helón. El cuarto día le tocó presentar su ofrenda a Elisur hijo de Sedeúr, jefe de la tribu de Rubén. Para la ofrenda de cereal, presentó una fuente de plata y un aspersorio de plata, llenos de flor de harina amasada con aceite. Según la tasación oficial del santuario, la fuente pesaba un kilo y medio, y el aspersorio pesaba ochocientos gramos. También presentó una bandeja de oro de ciento diez gramos, llena de incienso. Para el holocausto, presentó un novillo, un carnero y un cordero de un año. Para el sacrificio expiatorio, presentó un macho cabrío. Para el sacrificio de comunión, presentó dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos, y cinco corderos de un año. Ésta fue la ofrenda de Elisur hijo de Sedeúr. El quinto día le tocó presentar su ofrenda a Selumiel hijo de Zurisaday, jefe de la tribu de Simeón. Para la ofrenda de cereal, presentó una fuente de plata y un aspersorio de plata, llenos de flor de harina amasada con aceite. Según la tasación oficial del santuario, la fuente pesaba un kilo y medio, y el aspersorio pesaba ochocientos gramos. También presentó una bandeja de oro de ciento diez gramos, llena de incienso. Para el holocausto, presentó un novillo, un carnero y un cordero de un año. Para el sacrificio expiatorio, presentó un macho cabrío. Para el sacrificio de comunión, presentó dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos, y cinco corderos de un año. Ésta fue la ofrenda de Selumiel hijo de Zurisaday. El sexto día le tocó presentar su ofrenda a Eliasaf hijo de Deuel, jefe de la tribu de Gad. Para la ofrenda de cereal, presentó una fuente de plata y un aspersorio de plata, llenos de flor de harina amasada con aceite. Según la tasación oficial del santuario, la fuente pesaba un kilo y medio, y el aspersorio pesaba ochocientos gramos. También presentó una bandeja de oro de ciento diez gramos, llena de incienso. Para el holocausto, presentó un novillo, un carnero y un cordero de un año. Para el sacrificio expiatorio, presentó un macho cabrío. Para el sacrificio de comunión, presentó dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos, y cinco corderos de un año. Ésta fue la ofrenda de Eliasaf hijo de Deuel. El séptimo día le tocó presentar su ofrenda a Elisama hijo de Amiud, jefe de la tribu de Efraín. Para la ofrenda de cereal, presentó una fuente de plata y un aspersorio de plata, llenos de flor de harina amasada con aceite. Según la tasación oficial del santuario, la fuente pesaba un kilo y medio, y el aspersorio pesaba ochocientos gramos. También presentó una bandeja de oro de ciento diez gramos, llena de incienso. Para el holocausto, presentó un novillo, un carnero y un cordero de un año. Para el sacrificio expiatorio, presentó un macho cabrío. Para el sacrificio de comunión, presentó dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos, y cinco corderos de un año. Ésta fue la ofrenda de Elisama hijo de Amiud. El octavo día le tocó presentar su ofrenda a Gamaliel hijo de Pedasur, jefe de la tribu de Manasés. Para la ofrenda de cereal, presentó una fuente de plata y un aspersorio de plata, llenos de flor de harina amasada con aceite. Según la tasación oficial del santuario, la fuente pesaba un kilo y medio, y el aspersorio pesaba ochocientos gramos. También presentó una bandeja de oro de ciento diez gramos, llena de incienso. Para el holocausto, presentó un novillo, un carnero y un cordero de un año. Para el sacrificio expiatorio, presentó un macho cabrío. Para el sacrificio de comunión, presentó dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos, y cinco corderos de un año. Ésta fue la ofrenda de Gamaliel hijo de Pedasur. El noveno día le tocó presentar su ofrenda a Abidán hijo de Gedeoni, jefe de la tribu de Benjamín. Para la ofrenda de cereal, presentó una fuente de plata y un aspersorio de plata, llenos de flor de harina amasada con aceite. Según la tasación oficial del santuario, la fuente pesaba un kilo y medio, y el aspersorio pesaba ochocientos gramos. También presentó una bandeja de oro de ciento diez gramos, llena de incienso. Para el holocausto, presentó un novillo, un carnero y un cordero de un año. Para el sacrificio expiatorio, presentó un macho cabrío. Para el sacrificio de comunión, presentó dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos, y cinco corderos de un año. Ésta fue la ofrenda de Abidán hijo de Gedeoni. El décimo día le tocó presentar su ofrenda a Ajiezer hijo de Amisaday, jefe de la tribu de Dan. Para la ofrenda de cereal, presentó una fuente de plata y un aspersorio de plata, llenos de flor de harina amasada con aceite. Según la tasación oficial del santuario, la fuente pesaba un kilo y medio, y el aspersorio pesaba ochocientos gramos. También presentó una bandeja de oro de ciento diez gramos, llena de incienso. Para el holocausto, presentó un novillo, un carnero y un cordero de un año. Para el sacrificio expiatorio, presentó un macho cabrío. Para el sacrificio de comunión, presentó dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos, y cinco corderos de un año. Ésta fue la ofrenda de Ajiezer hijo de Amisaday. El undécimo día le tocó presentar su ofrenda a Paguiel hijo de Ocrán, jefe de la tribu de Aser. Para la ofrenda de cereal, presentó una fuente de plata y un aspersorio de plata, llenos de flor de harina amasada con aceite. Según la tasación oficial del santuario, la fuente pesaba un kilo y medio, y el aspersorio pesaba ochocientos gramos. También presentó una bandeja de oro de ciento diez gramos, llena de incienso. Para el holocausto, presentó un novillo, un carnero y un cordero de un año. Para el sacrificio expiatorio, presentó un macho cabrío. Para el sacrificio de comunión, presentó dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos, y cinco corderos de un año. Ésta fue la ofrenda de Paguiel hijo de Ocrán. El duodécimo día le tocó presentar su ofrenda a Ajirá hijo de Enán, jefe de la tribu de Neftalí. Para la ofrenda de cereal, presentó una fuente de plata y un aspersorio de plata, llenos de flor de harina amasada con aceite. Según la tasación oficial del santuario, la fuente pesaba un kilo y medio, y el aspersorio pesaba ochocientos gramos. También presentó una bandeja de oro de ciento diez gramos, llena de incienso. Para el holocausto, presentó un novillo, un carnero y un cordero de un año. Para el sacrificio expiatorio, presentó un macho cabrío. Para el sacrificio de comunión, presentó dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos, y cinco corderos de un año. Ésta fue la ofrenda de Ajirá hijo de Enán. Las ofrendas de dedicación que los jefes de Israel presentaron cuando se consagró el altar fueron las siguientes: doce fuentes de plata, doce aspersorios de plata y doce bandejas de oro. Cada fuente de plata pesaba un kilo y medio, y cada aspersorio, ochocientos gramos. El peso total de los objetos de plata llegaba a veintisiete kilos, según la tasación oficial del santuario. Las doce bandejas de oro llenas de incienso pesaban ciento diez gramos cada una, según la tasación oficial del santuario. El peso total de las bandejas de oro era de un kilo con cuatrocientos gramos. Los animales para el holocausto fueron en total doce novillos, doce carneros, doce corderos de un año, y doce machos cabríos para el sacrificio expiatorio, más las ofrendas de cereal. Los animales para el sacrificio de comunión fueron en total veinticuatro bueyes, sesenta carneros, sesenta machos cabríos y sesenta corderos de un año. Éstas fueron las ofrendas para la dedicación del altar después de haber sido consagrado. Cuando Moisés entró en la Tienda de reunión para hablar con el Señor, escuchó su voz de entre los dos querubines, desde la cubierta del propiciatorio que estaba sobre el arca del pacto. Así hablaba el Señor con Moisés. El Señor le dijo a Moisés: "Dile a Aarón: Cuando instales las siete lámparas, éstas deberán alumbrar hacia la parte delantera del candelabro. " Así lo hizo Aarón. Instaló las lámparas de modo que alumbraran hacia la parte delantera del candelabro, tal como el Señor se lo había ordenado a Moisés. Desde la base hasta las flores, el candelabro estaba hecho de oro labrado, según el modelo que el Señor le había revelado a Moisés. El Señor le dijo a Moisés: "Toma a los levitas de entre los israelitas, y purifícalos. Para purificarlos, rocíales agua expiatoria, y haz que se afeiten todo el cuerpo y se laven los vestidos. Así quedarán purificados. Luego tomarán un novillo y una ofrenda de flor de harina amasada con aceite. Tú, por tu parte, tomarás otro novillo para el sacrificio expiatorio. Llevarás a los levitas a la *Tienda de reunión y congregarás a toda la comunidad israelita. Presentarás a los levitas ante el Señor, y los israelitas les impondrán las manos. Entonces Aarón presentará a los levitas ante el Señor, como ofrenda mecida de parte de los israelitas. Así quedarán consagrados al servicio del Señor. "Los levitas pondrán las manos sobre la cabeza de los novillos, y tú harás propiciación por ellos ofreciendo un novillo como sacrificio expiatorio y otro como holocausto para el Señor. Harás que los levitas se pongan de pie frente a Aarón y sus hijos, y los presentarás al Señor como ofrenda mecida. De este modo apartarás a los levitas del resto de los israelitas, para que sean míos. "Después de que hayas purificado a los levitas y los hayas presentado como ofrenda mecida, ellos irán a ministrar en la Tienda de reunión. De todos los israelitas, ellos me pertenecen por completo; son mi regalo especial. Los he apartado para mí en lugar de todos los primogénitos de Israel. Porque mío es todo primogénito de Israel, ya sea hombre o animal. Los aparté para mí cuando herí de muerte a todos los primogénitos de Egipto. Sin embargo, he tomado a los levitas en lugar de todos los primogénitos de los israelitas, y se los he entregado a Aarón y a sus hijos como un regalo. Los levitas ministrarán en la Tienda de reunión en favor de los israelitas, y harán propiciación por ellos, para que no sufran una desgracia al acercarse al santuario." Así lo hicieron Moisés y Aarón, y toda la comunidad de Israel. Los israelitas hicieron todo lo que el Señor le había mandado a Moisés en cuanto a los levitas, los cuales se purificaron y lavaron sus vestidos. Aarón los presentó ante el Señor como ofrenda mecida, e hizo propiciación por ellos para purificarlos. Después de esto los levitas fueron a la Tienda de reunión, para ministrar allí bajo la supervisión de Aarón y de sus hijos. De este modo se cumplió todo lo que el Señor le había mandado a Moisés en cuanto a los levitas. El Señor le dijo a Moisés: "Esta ley se aplicará a los levitas: Para el servicio de la Tienda de reunión se inscribirá a los que tengan veinticinco años o más; pero cesarán en sus funciones y se jubilarán cuando cumplan los cincuenta, después de lo cual podrán seguir ayudando a sus hermanos en el ejercicio de sus deberes en la Tienda de reunión, pero no estarán ya a cargo del ministerio. Éstas son las obligaciones que asignarás a los levitas."



Salmo 112:
¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor! Álef - Dichoso el que teme al Señor, Bet - el que halla gran deleite en sus mandamientos. Guímel - Sus hijos dominarán el país; Dálet - la descendencia de los justos será bendecida. He - En su casa habrá abundantes riquezas, Vav - y para siempre permanecerá su justicia. Zayin - Para los justos la luz brilla en las tinieblas. Jet - ¡Dios es clemente, compasivo y justo! Tet - Bien le va al que presta con generosidad, Yod - y maneja sus negocios con justicia. Lámed - El justo será siempre recordado; Caf - ciertamente nunca fracasará. Mem - No temerá recibir malas noticias; Nun - su corazón estará firme, confiado en el Señor. Sámej - Su corazón estará seguro, no tendrá temor, Ayin - y al final verá derrotados a sus adversarios. Pe - Reparte sus bienes entre los pobres; Tsade - su justicia permanece para siempre; Qof - su poder será gloriosamente exaltado. Resh - El malvado verá esto, y se irritará; Shin - rechinando los dientes se irá desvaneciendo. Tav - ¡La ambición de los impíos será destruida!




Proverbios 7:
Hijo mío, pon en práctica mis palabras y atesora mis mandamientos. Cumple con mis mandatos, y vivirás; cuida mis enseñanzas como a la niña de tus ojos. Llévalos atados en los dedos; anótalos en la tablilla de tu corazón. Di a la sabiduría: "Tú eres mi hermana", y a la inteligencia: "Eres de mi sangre." Ellas te librarán de la mujer ajena, de la adúltera y de sus palabras seductoras. Desde la ventana de mi casa miré a través de la celosía. Me puse a ver a los inexpertos, y entre los jóvenes observé a uno de ellos falto de juicio. Cruzó la calle, llegó a la esquina, y se encaminó hacia la casa de esa mujer. Caía la tarde. Llegaba el día a su fin. Avanzaban las sombras de la noche. De pronto la mujer salió a su encuentro, con toda la apariencia de una prostituta y con solapadas intenciones. (Como es escandalosa y descarada, nunca hallan sus pies reposo en su casa. Unas veces por las calles, otras veces por las plazas, siempre está al acecho en cada esquina.) Se prendió de su cuello, lo besó, y con todo descaro le dijo: "Tengo en mi casa sacrificios de comunión, pues hoy he cumplido mis votos. Por eso he venido a tu encuentro; te buscaba, ¡y ya te he encontrado! Sobre la cama he tendido multicolores linos egipcios. He perfumado mi lecho con aroma de mirra, áloe y canela. Ven, bebamos hasta el fondo la copa del amor; ¡disfrutemos del amor hasta el amanecer! Mi esposo no está en casa, pues ha emprendido un largo viaje. Se ha llevado consigo la bolsa del dinero, y no regresará hasta el día de luna llena." Con palabras persuasivas lo convenció; con lisonjas de sus labios lo sedujo. Y él en seguida fue tras ella, como el buey que va camino al matadero; como el ciervo que cae en la trampa, hasta que una flecha le abre las entrañas; como el ave que se lanza contra la red, sin saber que en ello le va la vida. Así que, hijo mío, escúchame; presta atención a mis palabras. No desvíes tu corazón hacia sus sendas, ni te extravíes por sus caminos, pues muchos han muerto por su causa; sus víctimas han sido innumerables. Su casa lleva derecho al sepulcro; ¡conduce al reino de la muerte!



El Libro de Filipenses Capítulo 1 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:


LA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS FILIPENSES

CAPÍTULO 1
(64 d.C.)
INTRODUCCIÓN


PABLO y Timoteo, siervos de Jesucristo (los dos hombres vinculados a Jesucristo por lazos de amor que los constriñe), a todos los Santos en Cristo Jesús que están en Filipos (a aquellos que son “apartados” para Cristo), con los Obispos (Pastores) y Diáconos:
2 Gracia sea a vosotros, y paz, de Dios nuestro Padre, y del Señor Jesucristo. (La Cruz hace posible estos dos atributos.)

ACCIÓN DE GRACIAS

3 Doy gracias a mi Dios en toda memoria de vosotros (no se refiere a recuerdos sin conexión, sino toda su experiencia pasada con los Filipenses),
4 Siempre en todas mis oraciones (indica que el Apóstol oraba continuamente por estas personas, incluso oraba por todas las otras Iglesias) haciendo oración por todos vosotros con gozo (Pablo no estaba intercediendo por esta Iglesia a causa de problemas, sino más bien para que continuara recibiendo la Bendición),
5 Por vuestra comunión en el Evangelio (los Filipenses apoyaban a Pablo con sus oraciones y finanzas mientras que él se ocupaba en su obra Misionera), desde el primer día hasta ahora (se refiere a la fidelidad de estos Filipenses);
6 Estando confiado de esto (su crecimiento en Cristo y su continuo sostén económico), que El Que (el Espíritu Santo) comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el Día de Jesucristo (el Arrebatamiento de la Iglesia):
7 Así como me es justo (necesario) sentir esto de todos vosotros, por cuanto os tengo en el corazón; y en mis prisiones, y en la defensa y confirmación del Evangelio (la base de su confianza), sois todos vosotros compañeros de mi Gracia (Dios, en efecto, los había hecho Suyos).
8 Porque Dios me es testigo (Alguien que da Testimonio), de cómo os amo a todos vosotros en las entrañas de Jesucristo. (Se refiere a la compasión de Cristo.)
9 Y esto ruego (Pablo oraba por todo), que vuestro amor abunde aún más y más (el Amor que es Dios) en conocimiento verdadero (el conocimiento de la Cruz) y en toda percepción (“discernimiento,” lo que es sentido moral y espiritual o sentimiento);
10 Para que discernáis lo mejor (dar aprobación al poner en prueba); que seáis sinceros (puros) y sin ofensa (nada en la vida debe ser motivo de tropiezo, sólo se logra cuando exhibe Fe en la Cruz) para el Día de Cristo (el Arrebatamiento de la Iglesia);
11 Llenos de Frutos de Justicia (debiera traducirse, “el Fruto de la Justicia”), que son por Jesucristo (por lo que Él hizo en la Cruz), de este modo daréis Gloria y Alabanza a Dios. (Cuando colocamos nuestra Confianza en Cristo y la Cruz, esto produce “Gloria y Alabanza a Dios.”)

TRIUNFO

12 Y quiero, Hermanos, que sepáis que las cosas que me han sucedido, han redundado más en provecho del Evangelio (Pablo escribió esta Epístola desde la prisión en Roma);
13 De manera que mis prisiones han sido célebres en Cristo (él era un preso por su relación con Cristo; la siguiente pregunta sería, “¿quién es Cristo?”) en todo el pretorio, y a todos los demás (no sólo los miembros de la Guardia Pretoriana quienes tenían la custodia de Pablo, sino el mismo Pretorio, y todos los jueces y funcionarios están incluidos en esta declaración);
14 Y muchos de los Hermanos en el Señor, tomando ánimo con mis prisiones (muchos Cristianos en Roma habían sido persuadidos por el ejemplo valiente de Pablo en la prisión), se atreven mucho más a hablar la Palabra sin temor. (Se refiere al hecho de haber superado la tendencia con respecto al silencio.)
15 Y algunos, a la verdad, Predican a Cristo por envidia y porfía (en otras palabras, estuvieron en contra de Pablo en su Predicación, cualquiera que fuesen los motivos); mas algunos también por buena voluntad (algunos trataron de ayudar a Pablo en la Predicación).
16 Los unos anuncian a Cristo por contención, no sinceramente (tienen motivos que no son de Dios), pensando añadir aflicción a mis prisiones (estos Predicadores, quienquiera que pudieran haber sido, procuraron empeorar el encarcelamiento de Pablo):
17 Pero los otros por amor (al señalar a aquellos Predicadores que, de hecho, tenían realmente Amor; Pablo al mismo tiempo está diciendo que los Predicadores del Versículo anterior no tenían amor), sabiendo que soy puesto por la defensa del Evangelio. (El Evangelio no sólo debe ser predicado, sino también defendido contra la doctrina errónea. ¡La mayoría de los Predicadores no harán eso!)
18 ¿Qué pues? (No significa que Pablo aceptaba las actividades de estos Predicadores sinvergüenzas, sino que él no permitía que eso lo molestara.) Después de todo, de todas maneras, o por pretexto o por verdad, es Anunciado Cristo (Pablo estaba bastante satisfecho de que el siervo debía ser denunciado y el Maestro anunciado; ¡al menos estaba haciendo algo bueno! aunque estos Predicadores sinvergüenzas hubieran callado a Pablo, él no hubiera correspondido de la misma forma, lo que es la actitud del Verdadero Predicador); y en esto me regocijo, y aun me regocijaré. (Expresa la idea de que algunas personas adquirieran un poco de conocimiento de Cristo, aun de estos Predicadores sinvergüenzas, que es mejor que nada.)
19 Porque sé que esto se me tornará a Salvación por vuestra oración (debiera traducirse "liberación"), y por la provisión del Espíritu de Jesucristo (Pablo se está refiriendo al Espíritu Santo, y de que Él proveerá lo que sea necesario, pero Él es capaz de hacerlo sólo por Cristo y lo que Él hizo en la Cruz, lo cual hace que todo esto sea posible; por lo tanto, la terminología que él utilizó),

CRISTO

20 Conforme a mi mira y esperanza (describe a una persona con la cabeza erguida y extendida, cuya atención se desvía de todos los otros objetos y se fija en un solo objeto), que en nada seré confundido (cualquiera fuese el resultado, su liberación o su ejecución, él mantendría su Fe en Cristo hasta el fin), antes bien con toda confianza, como siempre, ahora también será engrandecido Cristo en mi cuerpo, o por vida, o por muerte. (Lo que el Señor quiera es lo que el Apóstol quiere. ¡Es consagración absoluta!)
21 Porque para mí el vivir es Cristo (permitir que Pablo viva más tiempo lo hace posible seguir Predicando a Cristo), y el morir es ganancia. (Él dice que sería ganancia para él, pero no para la Obra de Dios.)
22 Mas si el vivir en la carne (se refiere a seguir viviendo en su cuerpo físico, lo que nos dice que será diferente en el Cielo), esto me será para Fruto de la obra (almas salvadas y vidas cambiadas por el Mensaje de la Cruz): no sé entonces qué escoger. (Realmente significa que si él tuviera una opción, no estuviera seguro lo que elegiría, permanecer aquí más tiempo o partir para estar con Cristo.)
23 Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho (se refiere a la misma presión ejercida de ambos lados; se refiere a sus deseos personales, y no necesariamente lo que el Señor deseara; sin embargo, ya lo había aclarado de que su voluntad personal es de ser envuelto en la dulce Voluntad de Dios), teniendo deseo de partir, y estar con Cristo; lo cual es mucho mejor (lo principal de todo esto es Cristo; si alguien sacara alguna otra conclusión, no captaría la idea completa):
24 Empero quedar en la carne es más necesario por causa de vosotros. (Para Pablo poder seguir viviendo y Predicando el Evangelio sería de gran valor para la Iglesia, como sería obvio, al menos hasta que su trabajo haya terminado.)
25 Y confiado en esto (cree que el Señor le había dicho que iba a ser liberado de la prisión), sé que quedaré, que aun permaneceré con todos vosotros, para provecho vuestro y gozo de la Fe (el Apóstol está diciendo, “El Siervo del Señor es inmortal hasta que su trabajo haya concluido”);
26 Para que crezca vuestra gloria de mí en Cristo Jesús (presenta a Pablo como el instrumento humano por el cual se presentaría esta enseñanza de Jesucristo) por mi venida otra vez a vosotros. (Sin Pablo, este progreso en la Fe probablemente no se hubiera llevado a cabo.)

EXHORTACIÓN

27 Solamente que comportaos (estilo de vida) como es digno del Evangelio de Cristo (se refiere a su comportamiento; debían comportarse de una manera digna del Evangelio, y se podía lograr mirando siempre a la Cruz): para que, o sea que vaya a veros, o que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en un mismo espíritu (no desviarse de Cristo y la Cruz, hacia otras cosas), unánimes combatiendo juntamente por la Fe del Evangelio (“La Fe” es “Cristo y Él Crucificado,” y debemos esforzarnos para mantenerla en verdad; cada ataque por Satanás, y en cualquier capacidad, es contra la Cruz y nuestra Fe en aquella Obra Terminada);
28 Y en nada intimidados de los que se oponen (aquellos que Predican a otro Jesús, por otro espíritu, que presentan otro Evangelio [II Cor. 11:4]): que a ellos ciertamente es indicio de perdición, mas a vosotros de Salvación, y esto de Dios. (La Salvación de Dios, que es por Cristo y la Cruz, se evidencia por la persecución.)
29 Porque a vosotros es concedido por Cristo, no sólo que creáis en Él, sino también que padezcáis por Él (el mundo e incluso la mayoría de la Iglesia se oponen a la Cruz);
30 Teniendo el mismo conflicto que habéis visto en mí (en esencia, se refiere a la lucha Cristiana de la Fe; la lucha no es tanto con el pecado, sino con mantener la Fe [I Tim. 6:12]), y ahora oís estar en mí (se refiere a su encarcelamiento actual en Roma, que era una prueba de su Fe).




Primera Corintios Capítulo 13:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.


Hebreos 10:35-12:4
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.


Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, los que no vivan según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

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