30 September 2023

El 30 de setiembre Lectura Bíblica Diaria

Sonidos del aire libre

Mensaje de la Cruz de Cristo Jesús-Capítulo-1


El 30 de setiembre Lectura Bíblica Diaria:


Job 16 a 18:
16 Respondió Job, y dijo: Muchas veces he oído cosas como estas;
Consoladores molestos sois todos vosotros. ¿Tendrán fin las palabras vacías?
¿O qué te anima a responder? También yo podría hablar como vosotros,
Si vuestra alma estuviera en lugar de la mía;
Yo podría hilvanar contra vosotros palabras,
Y sobre vosotros mover mi cabeza. Pero yo os alentaría con mis palabras,
Y la consolación de mis labios apaciguaría vuestro dolor. Si hablo, mi dolor no cesa;
Y si dejo de hablar, no se aparta de mí. Pero ahora tú me has fatigado;
Has asolado toda mi compañía. Tú me has llenado de arrugas; testigo es mi flacura,
Que se levanta contra mí para testificar en mi rostro. Su furor me despedazó, y me ha sido contrario;
Crujió sus dientes contra mí;
Contra mí aguzó sus ojos mi enemigo. Abrieron contra mí su boca;
Hirieron mis mejillas con afrenta;
Contra mí se juntaron todos. Me ha entregado Dios al mentiroso,
Y en las manos de los impíos me hizo caer. Próspero estaba, y me desmenuzó;
Me arrebató por la cerviz y me despedazó,
Y me puso por blanco suyo. Me rodearon sus flecheros,
Partió mis riñones, y no perdonó;
Mi hiel derramó por tierra. Me quebrantó de quebranto en quebranto;
Corrió contra mí como un gigante. Cosí cilicio sobre mi piel,
Y puse mi cabeza en el polvo. Mi rostro está inflamado con el lloro,
Y mis párpados entenebrecidos, A pesar de no haber iniquidad en mis manos,
Y de haber sido mi oración pura. ¡Oh tierra! no cubras mi sangre,
Y no haya lugar para mi clamor. Mas he aquí que en los cielos está mi testigo,
Y mi testimonio en las alturas. Disputadores son mis amigos;
Mas ante Dios derramaré mis lágrimas. ¡Ojalá pudiese disputar el hombre con Dios,
Como con su prójimo! Mas los años contados vendrán,
Y yo iré por el camino de donde no volveré.
17 Mi aliento se agota, se acortan mis días,
Y me está preparado el sepulcro. No hay conmigo sino escarnecedores,
En cuya amargura se detienen mis ojos. Dame fianza, oh Dios; sea mi protección cerca de ti.
Porque ¿quién querría responder por mí? Porque a éstos has escondido de su corazón la inteligencia;
Por tanto, no los exaltarás. Al que denuncia a sus amigos como presa,
Los ojos de sus hijos desfallecerán. El me ha puesto por refrán de pueblos,
Y delante de ellos he sido como tamboril. Mis ojos se oscurecieron por el dolor,
Y mis pensamientos todos son como sombra. Los rectos se maravillarán de esto,
Y el inocente se levantará contra el impío. No obstante, proseguirá el justo su camino,
Y el limpio de manos aumentará la fuerza. Pero volved todos vosotros, y venid ahora,
Y no hallaré entre vosotros sabio. Pasaron mis días, fueron arrancados mis pensamientos,
Los designios de mi corazón. Pusieron la noche por día,
Y la luz se acorta delante de las tinieblas. Si yo espero, el Seol es mi casa;
Haré mi cama en las tinieblas. A la corrupción he dicho: Mi padre eres tú;
A los gusanos: Mi madre y mi hermana. ¿Dónde, pues, estará ahora mi esperanza?
Y mi esperanza, ¿quién la verá? A la profundidad del Seol descenderán,
Y juntamente descansarán en el polvo.
18 Respondió Bildad suhita, y dijo: ¿Cuándo pondréis fin a las palabras?
Entended, y después hablemos. ¿Por qué somos tenidos por bestias,
Y a vuestros ojos somos viles? Oh tú, que te despedazas en tu furor,
¿Será abandonada la tierra por tu causa,
Y serán removidas de su lugar las peñas? Ciertamente la luz de los impíos será apagada,
Y no resplandecerá la centella de su fuego. La luz se oscurecerá en su tienda,
Y se apagará sobre él su lámpara. Sus pasos vigorosos serán acortados,
Y su mismo consejo lo precipitará. Porque red será echada a sus pies,
Y sobre mallas andará. Lazo prenderá su calcañar;
Se afirmará la trampa contra él. Su cuerda está escondida en la tierra,
Y una trampa le aguarda en la senda. De todas partes lo asombrarán temores,
Y le harán huir desconcertado. Serán gastadas de hambre sus fuerzas,
Y a su lado estará preparado quebrantamiento. La enfermedad roerá su piel,
Y a sus miembros devorará el primogénito de la muerte. Su confianza será arrancada de su tienda,
Y al rey de los espantos será conducido. En su tienda morará como si no fuese suya;
Piedra de azufre será esparcida sobre su morada. Abajo se secarán sus raíces,
Y arriba serán cortadas sus ramas. Su memoria perecerá de la tierra,
Y no tendrá nombre por las calles. De la luz será lanzado a las tinieblas,
Y echado fuera del mundo. No tendrá hijo ni nieto en su pueblo,
Ni quien le suceda en sus moradas. Sobre su día se espantarán los de occidente,
Y pavor caerá sobre los de oriente. Ciertamente tales son las moradas del impío,
Y este será el lugar del que no conoció a Dios.

Salmo 123:

Hacia ti, Señor, levanto mis ojos; hacia ti, que habitas en los cielos. Nuestros ojos están puestos en ti, Señor y Dios nuestro, como los ojos de los siervos y las siervas que miran atentos a sus amos y sus amas; ¡esperamos que nos muestres tu bondad! Muéstranos tu bondad, Señor; ¡muéstranos tu bondad! ¡Ya estamos cansados de que nos desprecien! ¡Ya estamos cansados de tantas burlas por parte de quienes todo lo tienen! ¡Cansados de que los soberbios nos menosprecien!

Proverbios 23:
Cuando te sientes a la mesa de un gran señor, piensa bien en presencia de quién estás. Ponte un cuchillo en la garganta y refrena en lo posible tu apetito. No quieras llenarte con sus deliciosos platillos, porque son un pan engañoso. No te entusiasmes por hacerte rico; usa tu buen juicio, y desiste de esa idea. ¡Apenas logras poner los ojos en las riquezas, cuando éstas ya han desaparecido! ¡Es como si les salieran alas, alas de águila, y desaparecen volando por el cielo! No compartas la mesa con el avaro; no quieras llenarte con sus deliciosos platillos, porque en su interior sigue siendo avaro. Te invitará a comer y beber, pero no te invitará de corazón. Después vomitarás lo que hayas comido, y habrás desperdiciado tus halagos. No trates de hacerte oír por un necio, porque éste no apreciará tus sabias razones. No traspases los linderos de antaño ni invadas la propiedad de los huérfanos; ellos cuentan con un poderoso defensor, que saldrá en su defensa y contra ti. Abre tu corazón a la enseñanza, y tus oídos a las palabras del saber. No dejes de corregir al joven, que no va a morirse si lo castigas con vara. Al contrario, castígalo con vara y lo librarás de caer en el sepulcro. Hijo mío, si en tu corazón eres sabio, eso alegrará también mi corazón. En mi interior sentiré gran alegría cuando con tus labios digas lo que es justo. No abrigues en ti envidia por los pecadores, sino manténte siempre en el temor del Señor. Lo cierto es que hay un futuro, y tu esperanza no se verá frustrada. Hijo mío, escúchame y adquiere sabiduría. Deja que tu corazón enderece el rumbo. No te juntes con los que se hartan de vino ni con los que se atiborran de carne, porque unos y otros se quedarán pobres, y por indolentes acabarán cubiertos de harapos. Escucha al padre que te dio la vida, y no menosprecies a tu anciana madre. La verdad y la sabiduría, la enseñanza y la inteligencia, son algo que debes comprar y nunca vender. El padre del justo siente gran alegría; el que engendra un hijo sabio se regocija. ¡Haz que tu padre y tu madre se alegren! ¡Haz que se regocije la madre que te dio a luz! Hijo mío, entrégame tu corazón, y no apartes la mirada de mis caminos. Porque la ramera es un abismo profundo; la mujer ajena es un pozo estrecho. Siempre está al acecho, como los ladrones, y hace que el pecado aumente entre los hombres. ¿Quién se queja? ¿Quién se duele? ¿Quién se ve envuelto en pleitos? ¿Quién sufre? ¿Quién es herido sin razón? ¿Quién anda con los ojos morados? ¡El que se pasa el tiempo tomando vino! ¡El que anda en busca de bebidas mezcladas! No dejes que te atraiga lo rojo del vino; ¡que no te deslumbre su brillo en la copa! Suavemente se desliza por la garganta, pero al final muerde como serpiente; ¡causa más dolor que una víbora! Hará que tus ojos vean cosas extrañas, y que tu corazón diga cosas perversas. Creerás estar dormido en medio del mar, o acostado en la punta del palo mayor, y dirás: «Estoy herido, pero no me duele; estoy molido, pero no lo siento. ¿Cuándo voy a despertar, para ir por más?»

El Libro de Marcos Capítulo 7 el Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:




EL SANTO EVANGELIO SEGÚN

SAN MARCOS




CAPÍTULO 7
(32 d.C.)
JESÚS REPRENDE A LOS
ESCRIBAS Y A LOS FARISEOS





Y SE juntaron a Él los Fariseos, y algunos de los Escribas, que habían
venido de Jerusalén (los líderes religiosos estaban alarmados cada vez más con la popularidad enorme de Jesús).
2 Los cuales viendo (significa que buscaban seriamente alguna falta, por la cual podrían acusarlo) a algunos de Sus Discípulos comer pan con manos comunes, es a saber, no lavadas, los condenaban (no tuvo nada que ver con la limpieza sanitaria; los Fariseos enseñaron que los demonios, invisibles, podrían sentarse en las manos de alguien, y por consiguiente, si las manos no fueran lavadas, los demonios podrían ser ingeridos).
3 Porque los Fariseos y todos los Judíos, si muchas veces no se lavan las manos, no comen (la religión ceremonial), teniendo la tradición de los Ancianos (esta tradición era del hombre, y no tenía nada que ver con Dios, como son muchas tradiciones en la Iglesia moderna).
4 Y volviendo de la plaza, si no se lavaren, no comen (desperdiciaban una cantidad excesiva de tiempo en participar en esta tontería). Y otras muchas cosas hay, que tomaron para guardar, como el lavado de los vasos de beber, y de los jarros, y de los vasos de metal, y de las mesas (tenían un cierto modo religioso de lavar estas cosas, que no tenía valor alguno).
5 Y Le preguntaron los Fariseos y los Escribas (significa que ellos siguieron preguntándole; Le exigían una respuesta), ¿Por qué Tus Discípulos no andan conforme a la tradición de los Ancianos, sino que comen pan con manos comunes? (Todo fue pura exhibición externa, y puso a Cristo en conflicto directo con estos líderes religiosos.)
6 Y respondiendo Él les dijo (sigue hasta el final del Versículo trece, y constituye una respuesta alarmante, que no tiene pelos en la lengua ni anda con rodeos), Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías (echó esto en sus caras. "Hipócritas" realmente dice en el Griego, "Ustedes, los hipócritas," lo cual significa los excepcionales hipócritas de todos los tiempos), como está escrito, Este pueblo con los labios Me honra, mas su corazón lejos está de Mí (iba directamente a lo que la verdadera Salvación es y no es [Isa. 29:13]).
7 Y en vano (quiere decir que son ceros vacíos a la izquierda, ni siquiera es de provecho alguno) Me honra, enseñando como doctrinas los mandamientos de hombres (el estado [Herodes] dio muerte al Predicador de Justicia [Mat. 14:10], y la Iglesia [los Escribas], corrompió la Palabra de Justicia).
8 Porque dejando el Mandamiento de Dios, tenéis la tradición de los hombres; el lavado de los jarros y de los vasos de beber: y hacéis otras muchas cosas semejantes (fue dicho con sarcasmo; lavaron tazas y ollas, pero no sus corazones; el lavado ceremonial de sus manos no podía quitar la culpa que los manchó).
9 Les decía también, Bien invalidáis el Mandamiento de Dios para guardar vuestra tradición (era un rechazo calculado y deliberado).
10 Porque Moisés dijo (se volvió su atención a la Palabra de Dios), Honra a tu padre y a  tu madre; y, el que maldijera al padre o a la madre, morirá la muerte (es merecedor de la muerte):
11 Y vosotros decís (en contraste absoluto con la Palabra de Dios), Basta si dijere un hombre al padre o a la madre, Es Corbán, quiere decir, ofrenda mía a Dios, todo aquello con que pudiera valerte; será libre (los Fariseos tenían la costumbre de afirmar que estaban dando sus posesiones materiales al Templo, lo cual los exoneraba de la responsabilidad hacia sus padres, con un Sacerdote corrupto que después se lo devolvía por un pequeño porcentaje).
12 Y no le dejáis hacer más por su padre o por su madre (a tales extremos hicieron estos codiciosos Escribas y Fariseos que desesperaban a sus víctimas, que eran sus padres ancianos, sin dejarlos una manera de cuidarse por sí mismos);
13 Invalidando la Palabra de Dios con vuestra tradición (Jesús acababa de clavarlos con el Quinto Mandamiento) que disteis (significa que sus glosas de la Palabra habían venido de hombres y no de Dios): y muchas cosas hacéis semejantes a éstas (lo que Cristo dio como ejemplo, era sólo la punta del témpano proverbial).
JESÚS EXPLICA LO QUE CONTAMINA
14 Y Él llamando a toda la multitud (Él llamó a la gente más cercana para que pudieran oír bien lo que Él decía), les dijo, Oídme todos, y entended (la gente tiene una alternativa, pueden escuchar a Él o a estos Fariseos y Escribas hipócritas; sucede lo mismo en la actualidad):
15 Nada hay fuera del hombre, que entre en él, que le pueda contaminar (se refiere al alimento, no bebidas alcohólicas, narcóticos, venenos o tabaco, etc.): mas lo que sale de él, aquello es lo que contamina al hombre (es evidente que lo que sale del corazón es lo que existe en el corazón).
16 Si alguno tiene oídos para oír, oiga (el Señor le dice a la gente que tienen una alternativa; ¡ellos pueden escuchar a Él o a los Fariseos, pero no a ambos!).
17 Y apartado de la multitud (después de enseñar a la gente), habiendo entrado en casa (probablemente la casa de Pedro), Le preguntaron Sus Discípulos sobre la Parábola (en cuanto a lo que le entra a un hombre, y lo que sale de su corazón).
18 Y Él les dijo, ¿También vosotros estáis así sin entendimiento? (Demuestra un poco de desilusión de parte de Cristo con respecto a Sus Discípulos.) ¿No entendéis, que todo lo de fuera que entra en el hombre, no le puede contaminar (presenta lo contrario de lo que los Fariseos y los Escribas enseñaban);
19 Porque no entra en su corazón (el alimento no es espiritual), sino en el vientre, y después se elimina? Esto decía, haciendo limpios todos los alimentos (se refiere al sistema digestivo y el sistema de eliminación del cuerpo humano).
20 Mas decía, que lo que del hombre sale, aquello contamina al hombre (un corazón malo produce acciones malas).
21 Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios (la necesidad de la creación de un nuevo corazón, esto es, "un nuevo hombre," aquí se declaró),
22 Los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, las sensualidades, el ojo maligno, las injurias, la soberbia, la insensatez (esta declaración de Cristo, destruye la creencia de que el corazón natural es bueno, y hace que los esfuerzos modernos resultan como tonterías para mejorar la naturaleza humana):
23 Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre (expresa el resultado de la Caída y la necesidad absoluta del Nuevo Nacimiento).
LA SANIDAD, EL PAN
DE LOS NIÑOS
24 Y Él levantándose de allí, se fue a los términos de Tiro y de Sidón (tiene la idea del Texto Griego que Él no solamente se cruzó la frontera al territorio Gentil, sino que se adentró en lo más profundo del corazón de aquel país), y entrando en casa, quiso que nadie lo supiese; mas Él no pudo esconderse.
25 Porque una mujer (esta es la razón porque Él vino), cuya hija tenía un espíritu inmundo, luego que oyó de Él, vino y se echó a Sus Pies.
26 Y la mujer era Griega, Sirofenicia de nación (una Gentil); y Le rogaba que echase fuera de su hija al demonio (espíritu demoníaco).
27 Mas Jesús le dijo (¡comienza la odisea que representará una de las mayores demostraciones de Fe que jamás haya sucedido!), Deja primero hartarse los hijos (tiene referencia a Israel): porque no está bien (apropiado) tomar el pan de los hijos, y   echarlo a los perrillos (Jesús usó la palabra que se refería a "pequeños perros favoritos").
28 Y respondió ella y Le dijo (demuestra un nivel de Fe que debería ser una lección para todos los Creyentes), Sí, Señor (la palabra, "Señor," en el Texto Griego, como la que usa la mujer, no se refiere a la Deidad o de que Jesús es el Mesías Judío; ella tenía escaso conocimiento de esto; ella, en cambio, usa la palabra, "Señor," en el sentido de que Jesús es una Persona importante, etc.): pero aún los perrillos debajo de la mesa comen de las migajas de los hijos (la coloca ya en la posición de Fe, una posición que le permite recibir).
29 Entonces le dice, Por esta palabra (porque usted ha adoptado una actitud humilde) ve; el demonio (espíritu demoníaco) ha salido de tu hija (significa que está fuera, y se quedará fuera; es una curación permanente).
30 Y cuando fue a su casa, halló que el demonio había salido, y a la hija echada sobre la cama (se refiere a un reposo tranquilo, que indicaba que antes no había sido fácil refrenarla).
JESÚS SANA A UN
TARTAMUDO
31 Y volviendo a salir de los términos (las fronteras) de Tiro y Sidón, Él vino al Mar de Galilea, por medio de los términos (las fronteras) de Decápolis (Él estaba ya en el lado oriental del Mar de Galilea).
32 Y Le traen un sordo, y tartamudo (indica las dificultades normales del sordo); y ellos (los amigos del hombre sordo) Le ruegan que Le ponga la Mano encima.
33 Y tomándole aparte de la multitud (había un motivo por hacer esto), metió Sus Dedos en las orejas de él, y escupiendo, tocó su lengua (Él probablemente escupió en Su Dedo primero, tocó la lengua del hombre, y luego puso ambos índices en los oídos del hombre; "la saliva" representó Su Vida Perfecta);
34 Y mirando al Cielo (toda ayuda viene desde arriba), Él gimió (habla del dilema terrible, debido a la Caída, en la cual el hombre ya se encuentra), y le dijo, Efata, que es decir, Sé abierto (expresa una orden).
35 Y luego (inmediatamente) fueron abiertos sus oídos, y fue desatada la ligadura de su lengua, y hablaba bien (simboliza en lo físico lo que transcurre en lo espiritual, en cuanto a la Salvación del Alma).
36 Y les mandó (ordenó) que no lo dijesen a nadie: pero cuanto más Él les mandaba, tanto más y más lo publicaban;
37 Y en gran manera se maravillaban (lo que Jesús había hecho, estaba más allá de su comprensión), diciendo, Bien lo ha hecho todo (significa en el Griego que dijeron esto, y siguieron diciéndolo, repetidas veces): hace a los sordos oír, y a los mudos hablar (Su Vida entera en la Tierra era una manifestación de bondad continua y conectada).




Primera Corintios Capítulo 13:
Si yo hablara lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal resonante, o címbalo retumbante. Y si tuviera el don de profecía, y entendiera todos los misterios, y tuviera todo el conocimiento, y si tuviera toda la fe, de tal manera que trasladara los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiera todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y entregara mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. El amor es paciente y bondadoso; no es envidioso ni jactancioso, no se envanece; no hace nada impropio; no es egoísta ni se irrita; no es rencoroso; no se alegra de la injusticia, sino que se une a la alegría de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás dejará de existir. En cambio, las profecías se acabarán, las lenguas dejarán de hablarse, y el conocimiento llegará a su fin. Y es que sólo conocemos y profetizamos de manera imperfecta, pero cuando venga lo perfecto, lo que es imperfecto se acabará. Cuando yo era niño, mi manera de hablar y de pensar y razonar era la de un niño; pero cuando llegué a ser hombre, dejé atrás las cuestiones típicas de un niño. Ahora vemos con opacidad, como a través de un espejo, pero en aquel día veremos cara a cara; ahora conozco en parte, pero en aquel día conoceré tal y como soy conocido. Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor. Pero el más importante de todos es el amor.




Hebreos 10:35-12:4
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté,  David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.


Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos;   herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

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29 September 2023

El 29 de setiembre Lectura Bíblica Diaria

Sonidos del aire libre

Mensaje de la Cruz de Cristo Jesús-Capítulo-1



El 29 de setiembre Lectura Bíblica Diaria:

Job 13 a 15:
13 He aquí que todas estas cosas han visto mis ojos,
Y oído y entendido mis oídos. Como vosotros lo sabéis, lo sé yo;
No soy menos que vosotros. Mas yo hablaría con el Todopoderoso,
Y querría razonar con Dios. Porque ciertamente vosotros sois fraguadores de mentira;
Sois todos vosotros médicos nulos. Ojalá callarais por completo,
Porque esto os fuera sabiduría. Oíd ahora mi razonamiento,
Y estad atentos a los argumentos de mis labios. ¿Hablaréis iniquidad por Dios?
¿Hablaréis por él engaño? ¿Haréis acepción de personas a su favor?
¿Contenderéis vosotros por Dios? ¿Sería bueno que él os escudriñase?
¿Os burlaréis de él como quien se burla de algún hombre? El os reprochará de seguro,
Si solapadamente hacéis acepción de personas. De cierto su alteza os habría de espantar,
Y su pavor habría de caer sobre vosotros. Vuestras máximas son refranes de ceniza,
Y vuestros baluartes son baluartes de lodo. Escuchadme, y hablaré yo,
Y que me venga después lo que viniere. ¿Por qué quitaré yo mi carne con mis dientes,
Y tomaré mi vida en mi mano? He aquí, aunque él me matare, en él esperaré;
No obstante, defenderé delante de él mis caminos, Y él mismo será mi salvación,
Porque no entrará en su presencia el impío. Oíd con atención mi razonamiento,
Y mi declaración entre en vuestros oídos. He aquí ahora, si yo expusiere mi causa,
Sé que seré justificado. ¿Quién es el que contenderá conmigo?
Porque si ahora yo callara, moriría. A lo menos dos cosas no hagas conmigo;
Entonces no me esconderé de tu rostro: Aparta de mí tu mano,
Y no me asombre tu terror. Llama luego, y yo responderé;
O yo hablaré, y respóndeme tú. ¿Cuántas iniquidades y pecados tengo yo?
Hazme entender mi transgresión y mi pecado. ¿Por qué escondes tu rostro,
Y me cuentas por tu enemigo? ¿A la hoja arrebatada has de quebrantar,
Y a una paja seca has de perseguir? ¿Por qué escribes contra mí amarguras,
Y me haces cargo de los pecados de mi juventud? Pones además mis pies en el cepo, y observas todos mis caminos,
Trazando un límite para las plantas de mis pies. Y mi cuerpo se va gastando como de carcoma,
Como vestido que roe la polilla.
14 El hombre nacido de mujer,
Corto de días, y hastiado de sinsabores, Sale como una flor y es cortado,
Y huye como la sombra y no permanece. ¿Sobre éste abres tus ojos,
Y me traes a juicio contigo? ¿Quién hará limpio a lo inmundo?
Nadie. Ciertamente sus días están determinados,
Y el número de sus meses está cerca de ti;
Le pusiste límites, de los cuales no pasará. Si tú lo abandonares, él dejará de ser;
Entre tanto deseará, como el jornalero, su día. Porque si el árbol fuere cortado, aún queda de él esperanza;
Retoñará aún, y sus renuevos no faltarán. Si se envejeciere en la tierra su raíz,
Y su tronco fuere muerto en el polvo, Al percibir el agua reverdecerá,
Y hará copa como planta nueva. Mas el hombre morirá, y será cortado;
Perecerá el hombre, ¿y dónde estará él? Como las aguas se van del mar,
Y el río se agota y se seca, Así el hombre yace y no vuelve a levantarse;
Hasta que no haya cielo, no despertarán,
Ni se levantarán de su sueño. ¡Oh, quién me diera que me escondieses en el Seol,
Que me encubrieses hasta apaciguarse tu ira,
Que me pusieses plazo, y de mí te acordaras! Si el hombre muriere, ¿volverá a vivir?
Todos los días de mi edad esperaré,
Hasta que venga mi liberación. Entonces llamarás, y yo te responderé;
Tendrás afecto a la hechura de tus manos. Pero ahora me cuentas los pasos,
Y no das tregua a mi pecado; Tienes sellada en saco mi prevaricación,
Y tienes cosida mi iniquidad. Ciertamente el monte que cae se deshace,
Y las peñas son removidas de su lugar; Las piedras se desgastan con el agua impetuosa, que se lleva el polvo de la tierra;
De igual manera haces tú perecer la esperanza del hombre. Para siempre serás más fuerte que él, y él se va;
Demudarás su rostro, y le despedirás. Sus hijos tendrán honores, pero él no lo sabrá;
O serán humillados, y no entenderá de ello. Mas su carne sobre él se dolerá,
Y se entristecerá en él su alma.
15 Respondió Elifaz temanita, y dijo: ¿Proferirá el sabio vana sabiduría,
Y llenará su vientre de viento solano? ¿Disputará con palabras inútiles,
Y con razones sin provecho? Tú también disipas el temor,
Y menoscabas la oración delante de Dios. Porque tu boca declaró tu iniquidad,
Pues has escogido el hablar de los astutos. Tu boca te condenará, y no yo;
Y tus labios testificarán contra ti. ¿Naciste tú primero que Adán?
¿O fuiste formado antes que los collados? ¿Oíste tú el secreto de Dios,
Y está limitada a ti la sabiduría? ¿Qué sabes tú que no sepamos?
¿Qué entiendes tú que no se halle en nosotros? Cabezas canas y hombres muy ancianos hay entre nosotros,
Mucho más avanzados en días que tu padre. ¿En tan poco tienes las consolaciones de Dios,
Y las palabras que con dulzura se te dicen? ¿Por qué tu corazón te aleja,
Y por qué guiñan tus ojos, Para que contra Dios vuelvas tu espíritu,
Y saques tales palabras de tu boca? ¿Qué cosa es el hombre para que sea limpio,
Y para que se justifique el nacido de mujer? He aquí, en sus santos no confía,
Y ni aun los cielos son limpios delante de sus ojos; ¿Cuánto menos el hombre abominable y vil,
Que bebe la iniquidad como agua? Escúchame; yo te mostraré,
Y te contaré lo que he visto; Lo que los sabios nos contaron
De sus padres, y no lo encubrieron; A quienes únicamente fue dada la tierra,
Y no pasó extraño por en medio de ellos. Todos sus días, el impío es atormentado de dolor,
Y el número de sus años está escondido para el violento. Estruendos espantosos hay en sus oídos;
En la prosperidad el asolador vendrá sobre él. El no cree que volverá de las tinieblas,
Y descubierto está para la espada. Vaga alrededor tras el pan, diciendo: ¿En dónde está?
Sabe que le está preparado día de tinieblas. Tribulación y angustia le turbarán,
Y se esforzarán contra él como un rey dispuesto para la batalla, Por cuanto él extendió su mano contra Dios,
Y se portó con soberbia contra el Todopoderoso. Corrió contra él con cuello erguido,
Con la espesa barrera de sus escudos. Porque la gordura cubrió su rostro,
E hizo pliegues sobre sus ijares; Y habitó las ciudades asoladas,
Las casas inhabitadas,
Que estaban en ruinas. No prosperará, ni durarán sus riquezas,
Ni extenderá por la tierra su hermosura. No escapará de las tinieblas;
La llama secará sus ramas,
Y con el aliento de su boca perecerá. No confíe el iluso en la vanidad,
Porque ella será su recompensa. El será cortado antes de su tiempo,
Y sus renuevos no reverdecerán. Perderá su agraz como la vid,
Y derramará su flor como el olivo. Porque la congregación de los impíos será asolada,
Y fuego consumirá las tiendas de soborno. Concibieron dolor, dieron a luz iniquidad,
Y en sus entrañas traman engaño.


22 Pero su carne sobre él se dolerá, y ha de entristecerse en él su alma. (Esta declaración está basada en la situación presente de Job. La Inspiración garantiza que estas cosas fueron dichas, y a quienes fueron atribuidas. Sin embargo, la Inspiración no garantiza que todo lo que se dice es verdad. De hecho, prácticamente todo de lo que los amigos de Job dijeron tiene que concluirse como incorrecto. La mayoría de lo que Job di
Salmo 122:


1 Yo me alegro con los que me dicen: «Vamos a la casa del Señor.» Ya nuestros pies se dan prisa; ¡ya estamos, Jerusalén, ante tus puertas! La ciudad de Jerusalén fue construida como centro de reunión de la comunidad. Todas las tribus del Señor llegan a ella, cumpliendo con la orden dada a Israel de alabar allí el nombre del Señor. Allí se encuentran los tribunales de justicia; allí está el trono de la casa de David. Pidamos por la paz de Jerusalén, y porque prosperen los que te aman. Que haya paz dentro de tus murallas, y se respire tranquilidad en tus palacios. Por mis hermanos y mis compañeros, ruego a Dios que haya paz en ti. Por el templo del Señor nuestro Dios, pido a Dios que te dé bienestar.
 
Proverbios 22:

Mejor tener buena fama que mucha riqueza; la buena fama es mejor que la plata y el oro. El rico y el pobre coinciden en algo: a uno y otro los hizo el Señor. El que es astuto, ve el peligro y se esconde; el que es ingenuo, sigue adelante y es afectado. El Señor recompensa a los que le temen con riquezas, honra y vida, si son humildes. El camino del perverso está lleno de trampas y espinas; quien se cuida a sí mismo, se cuida de seguirlo. Enseña al niño a seguir fielmente su camino, y aunque llegue a anciano no se apartará de él. Los ricos son los amos de los pobres; los deudores son esclavos de los prestamistas. El que siembra maldad, maldad cosechará; ¡el Señor destruirá su insolente violencia! Bendito sea quien ve a otros con bondad y comparte su pan con el indigente! Expulsa al blasfemo, y se acabarán las peleas, cesarán los pleitos y las ofensas. 


El Libro de Marcos Capítulo 6 el Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:



EL SANTO EVANGELIO SEGÚN

SAN MARCOS



CAPÍTULO 6
(31 d.C.)
LA INCREDULIDAD
EN NAZARET



Y SALIÓ de allí (de Capernaum), y vino a Su tierra (Nazaret); y Le siguieron Sus Discípulos. 2 Y llegado el Día Sábado, Él comenzó a enseñar en la Sinagoga: y muchos oyéndole estaban atónitos, diciendo, ¿De dónde tiene este Hombre estas cosas? ¿Y qué sabiduría es ésta que Le es dada, y tales maravillas que por Sus Manos son hechas? (No ponían en duda la sabiduría ni las obras, sino más bien Su derecho de hacer tales cosas. ¡En sus pensamientos, Él no era digno!) 3 ¿No es éste el carpintero (Crisóstomo dijo que Él hizo arados y yugos para bueyes; en las mentes de Sus críticos, esto lo descalificó como un gran maestro), hijo de María, hermano de Santiago, y de José, y de Judas, y de Simón? ¿No están también aquí con nosotros, sus hermanas? (Esto refuta las afirmaciones de la Iglesia Católica que Jesús no tenía ningún hermano o hermana carnal.) Y se escandalizaban de Él (Él no calificaba para su aprobación según lo que pensaban). 4 Mas Jesús les decía (representa Su respuesta a su incredulidad), No hay Profeta sin honra (para demostrar deferencia y reverencia) sino en su propia tierra, y entre sus parientes, y en su propia casa (no pienso que María tenía arte ni parte en esta incredulidad, pero esto definitivamente incluyó a los demás miembros de la familia, con José ya, probablemente fenecido). 5 Y Él no pudo hacer ningún otro milagro allá (realmente quiere decir, ni siquiera uno; no era el caso de que Él no podía, pero no le trajeron a los enfermos ni a los afligidos; ¡preferían ver enfermos a sus amados, que ver a Cristo sanarlos!), solamente sanó a unos pocos enfermos (unos cuantos enfermizos), poniendo sobre ellos las Manos. 6 Y estaba maravillado de la incredulidad de ellos (expresa el punto de vista de Su Humanidad; el Espíritu Santo lo menciona maravillándose dos veces, una vez por la Fe de un Gentil, y frente a la incredulidad de Sus Propios familiares [Mat. 8:10]). Y rodeaba las aldeas de alrededor, enseñando. LOS DOCE ENVIADOS 7 Y Él llamó a los Doce (se refiere a su primera Misión cuando fueron enviados sin Él), y comenzó a enviarlos de dos en dos; y les dio potestad sobre los espíritus inmundos; 8 Y les mandó que no llevasen nada para el camino (no es una sugerencia, sino un Mandato), sino solamente báculo (un cayado SAN MARCOS 6 146 de madera con que caminar); ni alforja (una bolsa de cuero para alimentos), ni pan, ni dinero en la bolsa (significa que no debían almacenar estas cosas antes de que ellos se fueran, pero al contrario debían confiar en el Señor); 9 Mas que calzasen sandalias (se refiere a la asociación con el pueblo común quienes llevaban tales), y no vistiesen dos túnicas (la más simple de calidad y cantidad). 10 Y Él les decía, Dondequiera que entréis en una casa, (ellos os aceptan) posad en ella hasta que salgáis de allí (no mudéis de un lugar a otro). 11 Y todos aquellos que no os recibieren, ni os oyeren (básicamente se refiere al área, hasta la ciudad, y no la casa en la cual ellos fueran invitados), saliendo de allí (tenía la intención de expresar el significado de la visita), sacudid el polvo que está debajo de vuestros pies en testimonio a ellos (un gesto simbólico). De cierto os digo, Que más tolerable será el castigo de los de Sodoma y Gomorra en el Día del Juicio, que el de aquella ciudad (en referencia al hecho de que Sodoma y Gomorra no tenían a ningún testigo del Evangelio, mientras estos sitios sí lo tenían). 12 Y saliendo, predicaban que los hombres se arrepintieren (el Mensaje no cambió, y no debería cambiar ahora). 13 Y echaban fuera muchos demonios (espíritus demoníacos), y ungían con aceite a muchos enfermos, y los sanaban (el aceite es simbólico del Espíritu Santo, no tiene nada que ver con la medicina [Éx. 27:20; 30:25; Núm. 6:15; I Sam. 16:1, 13; Sal. 45:7]). JUAN EL BAUTISTA DECAPITADO 14 Y oyó el rey Herodes (Antipas) la fama de Jesús; (porque Su Nombre se había hecho notorio:) y dijo, Juan el Bautista, ha resucitado de los muertos y, por tanto, poderes milagrosos obran en él (manifiesta una conciencia preocupada y culpable por haber ejecutado a Juan el Bautista). 15 Otros decían (se refiere al Tribunal de Herodes, así como muchos en Israel), Elías es. Y otros decían, Profeta es, o alguno de los Profetas (parece que Israel se confesaría culpable a cualquier cosa menos la Verdad de que Él era el Mesías, el Hijo del Dios Viviente). 16 Y oyéndolo Herodes, dijo, Éste es Juan el que yo decapité: él ha resucitado de los muertos (¡significa que él siguió diciéndolo repetidas veces, en respuesta a la predicción de otros en cuanto a Quién era Cristo!). 17 Porque el mismo Herodes había enviado y prendido a Juan, y le había aprisionado en la cárcel (el Espíritu Santo quiso asegurarse que nadie entendiera SAN MARCOS 6 147 mal que fue Herodes quien había hecho esta cosa malvada) a causa de Herodías, mujer de Felipe su hermano (Juan había estado en la prisión porque la esposa de Herodes, Herodías, lo había exigido): pues él (Herodes) la había tomado por mujer. 18 Porque Juan decía a Herodes, No te es lícito tener la mujer de tu hermano (significa que él lo dijo más de una vez, tanto a Herodes como a la gente). 19 Por lo tanto Herodías le acechaba (ella nunca soltó su furia contra el Bautista por haberse atrevido a denunciar sus relaciones privadas con Herodes, y esperaba el tiempo de vengarse), y deseaba matarle; pero no podía (significa que ella no careció de voluntad, sino la manera de hacerlo; ella sí encontraría la manera de hacerlo): 20 Porque Herodes temía a Juan, sabiendo que era varón justo y santo (significa que él estaba en un estado continuo de miedo con respecto al Profeta), y le tenía respeto (significa que vigilaba a Juan para guardarlo seguro de los malos complots de Herodías); y oyéndole, hacía muchas cosas, y le oía de buena gana (él siguió volviendo a la celda de la prisión húmeda e insalubre, a hablar con el Profeta; en otras palabras, el Espíritu Santo trataba con el alma de Herodes). 21 Y venido un día oportuno (se refiere a un tiempo conveniente para que Herodías matara a Juan el Bautista), en que Herodes siendo su cumpleaños daba una cena a sus príncipes, y tribunos, y a los principales de Galilea (Herodías encontraría su momento para vengarse en esta reunión); 22 Y entrando la hija de Herodías, y danzando, y agradando a Herodes y a los que estaban sentados con él (ella se degradó a sí misma en un baile licencioso), el rey dijo a la muchacha, Pídeme lo que quisieres, que yo te lo daré (Ellos estaban probablemente ebrios, o casi ebrios. Herodías activaría ahora su trampa). 23 Y le juró a ella (se puso a sí mismo bajo juramento), Todo lo que me pidieres, te daré, hasta la mitad de mi reino (él no quería perder prestigio delante de sus invitados). 24 Y saliendo ella, dijo a su madre (indica su conocimiento a lo menos de una parte del plan de la venganza), ¿Qué pediré? Y ella dijo, La cabeza de Juan el Bautista. 25 Entonces ella (la hija de Herodías) entró prestamente (inmediatamente) al rey (presenta a ella inmediatamente exigiendo su demanda, para que el rey no tuviera la oportunidad de no cumplir su promesa), y pidió, diciendo, Quiero que ahora mismo (inmediatamente) me des en un plato (en una bandeja) la cabeza de Juan el Bautista. SAN MARCOS 6 148 26 Y el rey se entristeció mucho; mas a causa del juramento, y de los que estaban con él a la mesa (él guardaría las apariencias), no quiso desecharla (la vida del Profeta más grande que jamás vivió, se había reducido al valor de un baile lujurioso, al menos para estos hombres). 27 Y luego el rey enviando uno de la guardia, mandó que fuese traída su cabeza: el cual fue, y le decapitó en la cárcel (la prisión realmente estaba conectada al palacio donde la celebración estaba en progreso), 28 Y trajo su cabeza en un plato, y la dio a la muchacha: y la muchacha la dio a su madre (demuestra a Herodías, según Jerónimo que clavaba la lengua con un clavo largo; porque ella no podía soportar oír la verdad, por lo tanto, ella clavaría la lengua que había dicho la verdad; tanto Herodías como Herodes, un poco más tarde, fueron desterrados por un decreto del Senado Romano a Lyón donde ambos fallecieron miserablemente; Salomé, la hija que bailó, murió poco después, con su cabeza casi cortada por los filos agudos de hielo roto; “Mía es la Venganza; Yo pagaré, dice el Señor” [Rom. 12:19]). 29 Y oyéndolo sus discípulos (los discípulos de Juan el Bautista), vinieron y tomaron su cuerpo (Josefo dice que después de la decapitación, los restos mutilados fueron echados de la prisión y los dejaron abandonados), y le pusieron en un sepulcro (y así concluye la vida y el Ministerio del Profeta más grande que jamás ha vivido). JESÚS ALIMENTA A CINCO MIL 30 Y los Apóstoles se juntaron con Jesús (corresponde al anterior Versículo siete donde los Doce habían sido enviados de “dos en dos”; ya vuelven para hacer un informe a Cristo), y Le contaron todo lo que habían hecho, y lo que habían enseñado. 31 Y Él les dijo, Venid vosotros aparte a un lugar desierto, y descansad un poco: porque eran muchos los que iban y venían, que ni aun tenían tiempo ni siquiera para comer. 32 Y se fueron en un barco al lugar desierto aparte (probablemente uno de los barcos que pertenecía a Zebedeo). 33 Y los vieron ir muchos, y Le conocieron, y concurrieron allá muchos a pie de las ciudades, y llegaron antes que ellos (los manifiesta esperándolo dondequiera que el barco atracara en este lugar desierto), y se juntaron a Él. 34 Y saliendo Jesús, vio grande multitud, y tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas que no tenían pastor (la Nación era más religiosa que nunca, pero con pocos pastores genuinos): y Él les comenzó a enseñar muchas SAN MARCOS 6 149 cosas (indica el único Evangelio Verdadero que muchos de ellos jamás habían escuchado). 35 Y como ya avanzada la tarde, Sus Discípulos llegaron a Él, diciendo, El lugar es desierto, y el día ya muy entrado (el día estaba haciéndose tarde): 36 Envíalos para que vayan a los campos y aldeas de alrededor, y compren para sí pan: porque no tienen qué comer. 37 Y respondiendo Él les dijo, Dadles de comer vosotros (Él se refería tanto en lo físico como en el sentido espiritual). Y Le dijeron, ¿Que vayamos y compremos pan por doscientos denarios, y les demos de comer? (Probablemente equivale a siete u ocho mil dólares en la actualidad.) 38 Y Él les dice, ¿Cuántos panes tenéis? (Pensaban en miles de panes.) Id, y vedlo. Y sabiéndolo, dijeron, Cinco, y dos peces (según Andrés, esta pequeña colección perteneció a un muchacho [Jn. 6:8-9]; poco es mucho si Dios está en ello). 39 Y Él les mandó que hiciesen recostar a todos por grupos sobre el pasto verde (al tomar en cuenta que el pasto estaba verde, era probablemente cerca del mes de Abril). 40 Y se recostaron por grupos, de ciento en ciento, y de cincuenta en cincuenta. 41 Y tomados los cinco panes y los dos peces (significa el principio del Milagro, y porque estaba en Sus Manos), mirando al Cielo (es de Dios de donde todas las Bendiciones provienen), bendijo (Su Bendición garantiza todo), y partió los panes, y dio a Sus Discípulos para que los pusiesen delante; y repartió a todos los dos peces (el Milagro ocurrió entre el partir de los panes y peces y el repartir de ellos; cada Discípulo pronto agotó su provisión y, por lo tanto, tuvo que volver a Jesús para conseguir más, y nunca quedaba defraudado). 42 Y comieron todos, y se quedaron satisfechos (Jehová del Salmo 132 se reveló a Sí Mismo aquí). 43 Y recogieron de los pedazos doce canastas llenas, y de los peces. 44 Y los que comieron eran cinco mil hombres (posiblemente no menos de 10.000 a 15.000 en total, incluyendo a las mujeres y a los niños). JESÚS ANDA SOBRE EL MAR 45 Y luego (inmediatamente) dio prisa a Sus Discípulos a subir en el barco (estaban poco dispuestos a hacer así), e ir delante de Él a Betsaida de la otra parte, entre tanto que Él despedía a la multitud (pero Él los despidió sanados, alimentados y satisfechos). 46 Y después que los hubo despedido, se fue al monte a orar (la oración establece la relación). SAN MARCOS 6 150 47 Y cuando fue la tarde, el barco estaba en medio del mar, y Él solo en la tierra. 48 Y Él los vio fatigados bogando, porque el viento les era contrario (en vista de que fue de noche, Él no podía haberlos visto físicamente, luego el Espíritu Santo tenía que revelarle esto): y cerca de la cuarta vigilia de la noche Él vino a ellos (entre las 3:00 y las 6:00 de la madrugada), andando sobre el mar (se concluye que las sandalias de nuestro Señor realmente tuvo contacto con el agua; Él anduvo sobre la superficie del mar como andamos sobre un pavimento duro), y quería pasarlos de largo (debiera traducirse, “y vino cerca de ellos”). 49 Y viéndole ellos, que andaba sobre el mar (no podían creer lo que veían), pensaron que era fantasma, y dieron voces (pensaron que era una aparición): 50 Porque todos Le veían, y se turbaron (todos los Doce Lo vieron). Mas luego habló con ellos, y les dijo, Alentaos: Yo soy; no temáis (Él claramente estaba muy cerca cuando Él les dijo esto). 51 Y subió a ellos en el barco (Marcos omite lo de Pedro que caminó sobre el agua, lo cual fue registrado por Mateo); y calmó el viento (enfatiza el hecho de que tal fue hecho únicamente porque Él estaba ya en el barco): y ellos en gran manera estaban fuera de sí, y se maravillaban (habían presenciado algo más allá de su comprensión). 52 Porque aun no habían considerado lo de los panes: por cuanto estaban ofuscados sus corazones (el deseo de hacerle Rey a Jesús como Juan mencionaba, era supremo, en las mentes de Sus Discípulos; por consiguiente, no entendían la verdadera Misión de Cristo, al menos en este tiempo; y el desvío de la verdadera Voluntad de Dios siempre “endurece el corazón”; nada entorpece espiritualmente como el entusiasmo religioso de la naturaleza carnal que actúa en compañerismo con el mundo religioso). JESÚS SANA A MUCHOS ENFERMOS 53 Y después de cruzar el lago (el barco había comenzado sin Jesús, pero concluye con Él; ¡qué Milagro!), vinieron a tierra de Genezaret, y atracaron en la orilla (era una llanura fértil en la orilla del norte de Galilea y al oeste del Río Jordán). 54 Y saliendo ellos del barco (insinúa un barco de cierto tamaño; probablemente uno de los barcos de pesca más grandes de Zebedeo), luego (inmediatamente) Le conocieron. 55 Y recorriendo toda la tierra de alrededor (indica que los corredores iban de pueblo a pueblo y notificaban que Jesús estaba en las cercanías), comenzaron a traer de todas partes enfermos en lechos, adonde oían que Él estaba (¡era un panorama patético, pero comprensible!). 56 Y dondequiera que entraba, en aldeas, o ciudades, o heredades, ponían en las calles a los que estaban enfermos, y Le rogaban que tocasen siquiera el borde de Su Vestido: y todos los que Le tocaban quedaban sanos (¡tuvo que haber sido una situación asombrosa de contemplar!; ¡qué escena más maravillosa!; así será cuando Él vuelva la segunda vez, y aun mayor).


Primera Corintios Capítulo 13: 

Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.



Hebreos 10:35-12:4  
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta  en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté,  David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.

    
Romanos 8:  

Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los   muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

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