31 March 2017

El 1 de abril Lectura Bíblica Diaria

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Mensaje de la Cruz de Cristo Jesús-Capítulo-1


El 1 de abril Lectura Bíblica Diaria:


Abdías 1 a Jonás 2:
Visión de Abdías. Orgullo y caída de Edom Hemos oído una noticia de parte del Señor y un mensajero ha sido enviado a las naciones, diciendo: "¡Vamos, marchemos a la guerra contra ella!" Así dice el Señor omnipotente acerca de Edom: "¡Te haré insignificante entre las naciones, serás tremendamente despreciado! Tu carácter soberbio te ha engañado. Como habitas en las hendiduras de los desfiladeros, en la altura de tu morada, te dices a ti mismo: ¿Quién podrá arrojarme a tierra? Pero aunque vueles a lo alto como águila, y tu nido esté puesto en las estrellas, de allí te arrojaré —afirma el Señor—. Si vinieran a ti ladrones o saqueadores nocturnos, ¿no robarían sólo lo que les bastara? ¡Pero tú, cómo serás destruido! Si vinieran a ti vendimiadores, ¿no dejarían algunos racimos? ¡Pero cómo registrarán a Esaú! ¡Cómo rebuscarán sus escondrijos! Hasta la frontera te expulsarán tus propios aliados, te engañarán y dominarán tus propios amigos. Los que se sientan a tu mesa te pondrán una trampa. ¡Es que Edom ya no tiene inteligencia! te pondrán una trampa. ¡Es que Edom ya no tiene inteligencia! ¿Acaso no destruiré yo en aquel día a los sabios de Edom, a la inteligencia del monte de Esaú? —afirma el Señor—. Ciudad de Temán, tus guerreros se caerán de miedo, a fin de que todo hombre sea exterminado del monte de Esaú por la masacre. "Por la violencia hecha contra tu hermano Jacob, te cubrirá la vergüenza y serás exterminado para siempre. En el día que te mantuviste aparte, en el día que extranjeros llevaron su ejército cautivo, cuando extraños entraron por su puerta y sobre Jerusalén echaron suerte, tú eras como uno de ellos. No debiste reírte de tu hermano en su mal día, en el día de su desgracia. No debiste alegrarte a costa del pueblo de Judá en el día de su ruina. No debiste proferir arrogancia en el día de su angustia. No debiste entrar por la puerta de mi pueblo en el día de su calamidad. No debiste recrear la vista con su desgracia en el día de su calamidad. No debiste echar mano a sus riquezas en el día de su calamidad. No debiste aguardar en los angostos caminos para matar a los que huían. No debiste entregar a los sobrevivientes en el día de su angustia. "Porque cercano está el día del Señor contra todas las naciones. ¡Edom, como hiciste, se te hará! ¡sobre tu cabeza recaerá tu merecido! Pues sin duda que así como ustedes, israelitas, bebieron de mi copa en mi santo monte, así también la beberán sin cesar todas las naciones; beberán y engullirán, y entonces serán como si nunca hubieran existido. Pero en el monte Sión habrá liberación, y será sagrado. El pueblo de Jacob recuperará sus posesiones. Los descendientes de Jacob serán fuego, y los de José, llama; pero la casa real de Esaú será estopa: le pondrán fuego y la consumirán, de tal forma que no quedará sobreviviente entre los descendientes de Esaú." El Señor lo ha dicho. Los del Néguev poseerán el monte de Esaú, y los de la Sefelá poseerán Filistea. Los israelitas poseerán los campos de Efraín y de Samaria, y los de Benjamín poseerán Galaad. Los exiliados, este ejército de israelitas que viven entre los cananeos, poseerán la tierra hasta Sarepta. Los desterrados de Jerusalén, que viven en Sefarad, poseerán las ciudades del Néguev, y los libertadores subirán al monte Sión para gobernar la región montañosa de Esaú. Y el reino será del Señor.
Jonás 1 a 2: La palabra del Señor vino a Jonás hijo de Amitay: "Anda, ve a la gran ciudad de Nínive y proclama contra ella que su maldad ha llegado hasta mi presencia." Jonás se fue, pero en dirección a Tarsis, para huir del Señor. Bajó a Jope, donde encontró un barco que zarpaba rumbo a Tarsis. Pagó su pasaje y se embarcó con los que iban a esa ciudad, huyendo así del Señor. Pero el Señor lanzó sobre el mar un fuerte viento, y se desencadenó una tormenta tan violenta que el barco amenazaba con hacerse pedazos. Los marineros, aterrados y a fin de aliviar la situación, comenzaron a clamar cada uno a su dios y a lanzar al mar lo que había en el barco. Jonás, en cambio, que había bajado al fondo de la nave para acostarse, ahora dormía profundamente. El capitán del barco se le acercó y le dijo: ¿Cómo puedes estar durmiendo? ¡Levántate! ¡Clama a tu dios! Quizá se fije en nosotros, y no perezcamos. Los marineros, por su parte, se dijeron unos a otros: ¡Vamos, echemos suertes para averiguar quién tiene la culpa de que nos haya venido este desastre! Así lo hicieron, y la suerte recayó en Jonás. Entonces le preguntaron: Dinos ahora, ¿quién tiene la culpa de que nos haya venido este desastre? ¿A qué te dedicas? ¿De dónde vienes? ¿Cuál es tu país? ¿A qué pueblo perteneces? Soy hebreo y temo al Señor, Dios del cielo, que hizo el mar y la tierra firme les respondió. Al oír esto, los marineros se aterraron aún más, y como sabían que Jonás huía del Señor, pues él mismo se lo había contado, le dijeron: ¡Qué es lo que has hecho! Pero el mar se iba enfureciendo más y más, así que le preguntaron: ¿Qué vamos a hacer contigo para que el mar deje de azotarnos? Tómenme y láncenme al mar, y el mar dejará de azotarlos les respondió. Yo sé bien que por mi culpa se ha desatado sobre ustedes esta terrible tormenta. Sin embargo, en un intento por regresar a tierra firme, los marineros se pusieron a remar con todas sus fuerzas; pero como el mar se enfurecía más y más contra ellos, no lo consiguieron. Entonces clamaron al Señor: "Oh Señor, tú haces lo que quieres. No nos hagas perecer por quitarle la vida a este hombre, ni nos hagas responsables de la muerte de un inocente." Así que tomaron a Jonás y lo lanzaron al agua, y la furia del mar se aplacó. Al ver esto, se apoderó de ellos un profundo temor al Señor, a quien le ofrecieron un sacrificio y le hicieron votos. El Señor, por su parte, dispuso un enorme pez para que se tragara a Jonás, quien pasó tres días y tres noches en su vientre. Entonces Jonás oró al Señor su Dios desde el vientre del pez. Dijo: "En mi angustia clamé al Señor, y él me respondió. Desde las entrañas del sepulcro pedí auxilio, y tú escuchaste mi clamor. A lo profundo me arrojaste, al corazón mismo de los mares; las corrientes me envolvían, todas tus ondas y tus olas pasaban sobre mí. Y pensé: He sido expulsado de tu presencia. ¿Cómo volveré a contemplar tu santo templo? Las aguas me llegaban hasta el cuello, lo profundo del océano me envolvía; las algas se me enredaban en la cabeza, arrastrándome a los cimientos de las montañas. Me tragó la tierra, y para siempre sus cerrojos se cerraron tras de mí. Pero tú, Señor, Dios mío, me rescataste de la fosa. "Al sentir que se me iba la vida, me acordé del Señor, y mi oración llegó hasta ti, hasta tu santo templo. "Los que siguen a ídolos vanos abandonan el amor de Dios. Yo, en cambio, te ofreceré sacrificios y cánticos de gratitud. Cumpliré las promesas que te hice. ¡La salvación viene del Señor!" Entonces el Señor dio una orden y el pez vomitó a Jonás en tierra firme.

Salmo 110:
Así dijo el Señor a mi Señor: "Siéntate a mi derecha hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies." ¡Que el Señor extienda desde Sión el poder de tu cetro! ¡Domina tú en medio de tus enemigos! Tus tropas estarán dispuestas el día de la batalla, ordenadas en santa majestad. recibirás el rocío de tu juventud. El Señor ha jurado y no cambiará de parecer: "Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec." El Señor está a tu mano derecha; aplastará a los reyes en el día de su ira. Juzgará a las naciones y amontonará cadáveres; aplastará cabezas en toda la tierra. Beberá de un arroyo junto al camino, y por lo tanto cobrará nuevas fuerzas.

Proverbios 13:
El hijo sabio atiende a la corrección de su padre, pero el insolente no hace caso a la reprensión. Quien habla el bien, del bien se nutre, pero el infiel padece hambre de violencia. El que refrena su lengua protege su vida, pero el ligero de labios provoca su ruina. El perezoso ambiciona, y nada consigue; el diligente ve cumplidos sus deseos. El justo aborrece la mentira; el malvado acarrea vergüenza y deshonra. La justicia protege al que anda en integridad, pero la maldad arruina al pecador. Hay quien pretende ser rico, y no tiene nada; hay quien parece ser pobre, y todo lo tiene. Con su riqueza el rico pone a salvo su vida, pero al pobre no hay ni quien lo amenace. La luz de los justos brilla radiante, pero los malvados son como lámpara apagada. El orgullo sólo genera contiendas, pero la sabiduría está con quienes oyen consejos. El dinero mal habido pronto se acaba; quien ahorra, poco a poco se enriquece. La esperanza frustrada aflige al corazón; el deseo cumplido es un árbol de vida. Quien se burla de la instrucción tendrá su merecido; quien respeta el mandamiento tendrá su recompensa. La enseñanza de los sabios es fuente de vida, y libera de los lazos de la muerte. El buen juicio redunda en aprecio, pero el camino del infiel no cambia. El prudente actúa con cordura, pero el necio se jacta de su necedad. El mensajero malvado se mete en problemas; el enviado confiable aporta la solución. El que desprecia a la disciplina sufre pobreza y deshonra; el que atiende a la corrección recibe grandes honores. El deseo cumplido endulza el alma, pero el necio detesta alejarse del mal. El que con sabios anda, sabio se vuelve; el que con necios se junta, saldrá mal parado. Al pecador lo persigue el mal, y al justo lo recompensa el bien. El hombre de bien deja herencia a sus nietos; las riquezas del pecador se quedan para los justos. En el campo del pobre hay abundante comida, pero ésta se pierde donde hay injusticia. No corregir al hijo es no quererlo; amarlo es disciplinarlo. El justo come hasta quedar saciado, pero el malvado se queda con hambre.

El Libro de Los Romanos Capítulo 15 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:



LA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL PABLO A LOS
ROMANOS
CAPÍTULO 15
(60 d.C.)
LA UNIDAD EN CRISTO
ASÍ que, los que somos más firmes debemos sobrellevar las flaquezas de los débiles (tiene en mente el resultado final de que estos Hermanos más débiles que también se hagan fuertes en la Fe y en el conocimiento del Señor), y no agradarnos a nosotros mismos (agradarse a sí mismo estropea nuestra comunión Cristiana).
2 Cada uno de nosotros agrade a su prójimo en lo que es bueno para su edificación (se refiere al Creyente que renuncia a un acto legítimo porque el Cristiano más débil piensa que es incorrecto).
3 Porque Cristo no se agradó a Sí Mismo (la totalidad de la Vida y el Ministerio de Cristo estaba dedicado a hacer la Voluntad del Padre); antes bien, como está escrito (Sal. 69:9), Los vituperios de los que te vituperan, cayeron sobre Mí (Cristo sufrió este reproche para nuestro bien, y seguramente no para complacerse a Sí Mismo; esto debe ser nuestro ejemplo).
4 Porque las cosas que antes fueron escritas, para nuestra enseñanza fueron escritas (se refiere a Las Escrituras del Antiguo Testamento en su totalidad), para que por la paciencia y por la consolación de Las Escrituras, tengamos esperanza (la Palabra de Dios debe ser siempre nuestro criterio, y no debe ser de nuestra propia voluntad).
5 Mas el Dios de la Paciencia y de la Consolación os dé que entre vosotros seáis unánimes (presenta a Dios como el Autor de la Paciencia y Consolación fijadas en Las Escrituras, que alimentan la Esperanza de los Creyentes) según Cristo Jesús (otra vez, si depositamos nuestra Fe exclusivamente en Cristo y la Cruz, no será difícil obedecer estas amonestaciones):
6 Para que todos juntos a una voz glorifiquéis al Dios (declara el ser semejante a Cristo como la única manera por la cual las diferencias pueden ser resueltas correctamente), y el Padre de nuestro Señor Jesucristo (presenta a Cristo que complacía al Padre, a Quien debemos estar deseosos de complacer).
7 Por tanto, sobrellevaos los unos a los otros (aceptar en amistad y comunión), como también Cristo nos sobrellevó para Gloria de Dios ("Nos" cubre todos los grupos en la Iglesia, sin embargo ellos pueden ser distinguidos; si Cristo recibe a los dos, estamos obligados a recibirnos el uno al otro).
UNO EN CRISTO

8 Digo pues que Cristo Jesús fue hecho Ministro de la Circuncisión por la Verdad de Dios (indica que Jesús tenía obligación en primer lugar con los Judíos, y por ciertos motivos), para confirmar las Promesas hechas a los Padres (indica el cumplimiento de las Promesas Mesiánicas a Israel):
9 Y para que los Gentiles Glorifiquen a Dios por la Misericordia (nosotros los Gentiles somos injertados, no debido a ningún mérito de nuestra parte, sino estrictamente a causa de la "Misericordia" de Su Parte); como está escrito (Sal. 18:49), Por tanto yo Te confesaré (a Dios) entre los Gentiles, y cantaré a Tu Nombre (se supone que Cristo es el Orador, al igual como Él es en todos los Salmos; Él da gracias a Dios entre los Gentiles, cuando los Gentiles dan gracias a Dios por medio de Él [Heb. 2:12]).
10 Y otra vez dice, Alegraos, Gentiles, con Su pueblo (cuando se une a los "Gentiles" con Israel, "Su Pueblo," Moisés predice el injerto del "olivo silvestre" en el "olivo bueno" [Rom. 11:17-24]).
11 Y otra vez (Sal. 117:1), Alabad al Señor, todos los Gentiles; y magnificadle, todos los pueblos (predijo el día unos mil años en el futuro de que los Gentiles Alabarían al Señor y "Lo elogiarían," que significa ensalzar Su Gracia y Virtud).
12 Y otra vez (Isa. 11:1), dice Isaías, Estará la raíz de Isaí (corresponde a Jesús que proviene de la familia de David, en cuanto a la Encarnación), y Él Que se levantará a regir sobre los Gentiles (esta Porción predice que Jesús "regirá" al final como el Rey sobre la totalidad de la Tierra); los Gentiles confiarán en Él (la Iglesia está compuesta casi completamente de Gentiles).

EL MINISTERIO
13 Y el Dios de Esperanza os llene de todo Gozo y Paz creyendo (lo que el Señor imparte a los Creyentes depende de la Fe), para que abundéis en Esperanza, por el Poder del Espíritu Santo (el Espíritu Santo nos ayudará a tener todas estas cosas si depositamos nuestra Fe exclusivamente en Cristo y la Cruz [I Cor. 1:18]).
14 Empero cierto estoy yo de vosotros, Hermanos míos (tiene Fe en estos Creyentes), que aun vosotros mismos estáis llenos de bondad (quiere decir que ellos tenían bondad a causa de Cristo), llenos de todo conocimiento (conocimiento de la Palabra), de tal manera que podáis amonestaros los unos a los otros (ellos podían corregirse uno al otro en caso necesario, porque tenían conocimiento de la Palabra).
15 Mas os he escrito, Hermanos, en parte resueltamente (con mayor confianza que por lo demás), como amonestándoos, por la Gracia que de Dios me es dada (su Misión especial como Apóstol a los Gentiles le dio el derecho de amonestarlos),
16 Para ser Ministro de Jesucristo a los Gentiles (Pablo manifiesta su Llamamiento como Apóstol a la Iglesia), Ministrando el Evangelio de Dios (la palabra "Ministrando" se usa en el sentido de los Sacerdotes y Levitas de la antigüedad, quienes se ocupaban de los Ritos Sagrados en el Tabernáculo y el Templo), para que la ofrenda de los Gentiles sea agradable (describe a Pablo que se da cuenta que está presentando a la Iglesia Gentil como "una Ofrenda" a Dios), Santificada por el Espíritu Santo (el Espíritu Santo, por Pablo, muestra al Apóstol ofreciendo a los Gentiles como Sacrificio puro, aceptable a Dios, porque fueron lavados en la Sangre y Santificados por el Espíritu Santo).
17 Tengo pues de qué gloriarme en Cristo Jesús (todo es a través de Cristo, y lo que Cristo hizo en la Cruz) en lo que mira a Dios (la idea es que todo el Ministerio de Pablo, y en cualquier capacidad, es mandado y dirigido por el Espíritu Santo, esto significa el Orden Divino).
18 Porque no osaría hablar alguna cosa que Cristo no haya hecho por mí (como el Apóstol, de hecho, el primer Apóstol a los Gentiles, afirma aquí la inspiración en la obra escrita de esta Epístola, y con razón) para la obediencia de los Gentiles, con la palabra y con las obras (no es el resultado de su propio impulso por el cual él escribe esta Epístola, sino es en Cristo por el cual él escribe; los Romanos como los Gentiles, están dentro de esta esfera en la cual Cristo obra por medio de él),
19 Con potencia de milagros y prodigios, en Virtud del Espíritu de Dios (indica el Poder Extraordinario de Dios en acción); de manera que desde Jerusalén, y por los alrededores hasta Ilírico, he predicado todo del Evangelio de Cristo (él predicó todo el Evangelio, no comprometiéndolo para nada).
20 Y de esta manera me esforcé a Predicar el Evangelio (se refiere a su celo ardiente), no donde antes Cristo fuese nombrado (quiere decir que Pablo nunca procuró Evangelizar donde ya el Cristianismo fue establecido), por no edificar sobre fundamento ajeno (Jesús, como la Cabeza de la Iglesia, da la dirección por medio de y por el Espíritu Santo a ciertos obreros; aquella "dirección," no debe ser impugnada por otros):
21 Sino como esta escrito (Isa. 52:15), A los que no fue anunciado de Él, verán: y los que no oyeron, entenderán (se refiere al Mensaje de la Redención que va hacia los Gentiles, como es obvio).
ROMA
22 Por lo cual aun (se refiere a Pablo que predicaba éstos numerosos años en áreas que no tenían el Evangelio) he sido impedido muchas veces de venir a vosotros (su deseo de ministrar en Roma no nació de la ambición personal, sino que fue dirigido por el Espíritu Santo en relación con su Apostolado).
23 Mas ahora no teniendo más lugar en estas regiones (significa que él había terminado su obra en los lugares mencionados), y deseando ir a vosotros hace muchos años (indica la firmeza que había dentro de su corazón, y puesto allí por el Espíritu Santo);
24 Cuando partiere para España, iré a vosotros (no hay ningún registro en Las Escrituras o la historia que Pablo haya realizado este viaje propuesto a España): porque espero que pasando os veré, y que seré llevado de vosotros allá (indica que esperaba llevarse con él a un número de escogidos de la Iglesia en Roma a España), si empero antes hubiere gozado de vosotros (se refiere a la parada que estaba propuesta en la Ciudad Imperial en camino a España).
25 Mas ahora parto para Jerusalén a Ministrar a los Santos (para tomar ofrendas de las Iglesias Gentiles para Jerusalén para ministrar a muchos Santos que estaban en grave necesidad).
26 Porque Macedonia y Acaya tuvieron por bien hacer una colecta para los pobres de los Santos que están en Jerusalén (tenía que ver con la persecución dirigida a la Iglesia en Jerusalén por el Sanedrín Judaico).
27 Porque les pareció bueno; y son deudores a ellos (se refiere a los Judíos de la Antigüedad que eran los portadores de la Salvación, que eran de gran Bendición al mundo Gentil). Porque si los Gentiles han sido hechos participantes de sus bienes espirituales, deben también ellos servirles en los carnales (se aplica para la totalidad del Evangelio, y para siempre; si nos ministran espiritualmente, debemos devolver el favor ministrando con cosas materiales).
28 Así que, cuando hubiere concluido esto (llevar las Ofrendas a Jerusalén), y les hubiere consignado este fruto (todo lo que el Creyente hace para el Señor, el Espíritu Santo lo ve como "fruto"), pasaré por vosotros a España (existe una tradición de que Pablo al fin fue a España; pero como se mencionó, no hay ninguna prueba histórica o Bíblica).
29 Y sé que cuando llegue a vosotros, llegaré con abundancia de la Bendición del Evangelio de Cristo (declara el hecho de las grandes Verdades sostenidas por Pablo, que realmente les fueron dadas a él por Cristo [Gál. 1:11-12], que deseaba dar a la Iglesia Romana).

LA ORACIÓN
30 Os ruego empero, Hermanos, por el Señor nuestro Jesucristo (se refiere a la Obra de Dios; aunque el Señor haya pagado el precio en la Cruz por la Redención del hombre, incumbe a nosotros llevar el Mensaje al mundo), y por el Amor del Espíritu (que él siempre sería guiado por el Espíritu), que me ayudéis con oraciones por mí a Dios (muestra la humildad de este hombre, y el Poder de la Oración);
31 Que sea librado de los rebeldes que están en Judea (la Nación de Israel, que había rechazado a Cristo); y que la ofrenda de mi servicio a los Santos en Jerusalén sea acepta (se refiere a la Ofrenda para los Santos pobres en Jerusalén quienes estaban en desesperada necesidad);
32 Para que con gozo llegue a vosotros por la Voluntad de Dios (se refiere al hecho de que definitivamente era la Voluntad de Dios que Pablo fuese a Roma), y que me disfrute confortante descanso juntamente con vosotros (revela que Pablo tenía muchos amigos en Roma, por lo tanto, se nota el cariño en sus declaraciones).
33 Y el Dios de Paz sea con todos vosotros. Amén.

Primera Corintios Capítulo 13:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.

Hebreos 10:35-12:4
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado."* Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril,* recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.

Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

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El 31 de Marzo Lectura Bíblica Diaria



El 31 de Marzo Lectura Bíblica Diaria:

Amos 7 a 9:
El Señor omnipotente me mostró esta visión: Empezaba a crecer la hierba después de la siega que corresponde al rey, y vi al Señor preparando enjambres de langostas. Cuando las langostas acababan con la hierba de la tierra, exclamé: ¡Señor mi Dios, te ruego que perdones a Jacob! ¿Cómo va a sobrevivir, si es tan pequeño? Entonces el Señor se compadeció y dijo: Esto no va a suceder. El Señor omnipotente me mostró entonces otra visión: Vi al Señor llamar a juicio con un fuego que devoraba el gran abismo y consumía los campos. Y exclamé: ¡Deténte, Señor mi Dios, te lo ruego! ¿Cómo sobrevivirá Jacob, si es tan pequeño? Entonces el Señor se compadeció y dijo: Esto tampoco va a suceder. El Señor me mostró otra visión: Estaba él de pie junto a un muro construido a plomo, y tenía una cuerda de plomada en la mano. Y el Señor me preguntó: ¿Qué ves, Amós? Una cuerda de plomada respondí. Entonces el Señor dijo: Mira, voy a tirar la plomada en medio de mi pueblo Israel; no volveré a perdonarlo. "Los altares paganos de Isaac serán destruidos, y arruinados los santuarios de Israel; me levantaré con espada contra el palacio de Jeroboán. Entonces Amasías, sacerdote de Betel, envió un mensaje a Jeroboán rey de Israel: "Amós está conspirando contra ti en medio de Israel. El país ya no aguanta tanta palabrería de Amós, porque anda diciendo: "Jeroboán morirá a espada, e Israel será llevado cautivo lejos de su tierra. " Entonces Amasías le dijo a Amós: ¡Largo de aquí, vidente! ¡Si quieres ganarte el pan profetizando, vete a la tierra de Judá! No vuelvas a profetizar en Betel, porque éste es el santuario del rey; es el templo del reino. Amós le respondió a Amasías: Yo no soy profeta ni hijo de profeta, sino que cuido ovejas y cultivo higueras. Pero el Señor me sacó de detrás del rebaño y me dijo: Ve y profetiza a mi pueblo Israel. Así que oye la palabra del Señor. Tú dices: "No profetices contra Israel; deja de predicar contra los descendientes de Isaac. "Por eso, así dice el Señor: "Tu esposa se prostituirá en la ciudad, y tus hijos y tus hijas caerán a espada. Tu tierra será medida y repartida, y tú mismo morirás en un país pagano. lejos de su tierra. El Señor omnipotente me mostró en una visión una canasta de fruta madura, y me preguntó: ¿Qué ves, Amós? Una canasta de fruta madura respondí. Entonces el Señor me dijo: Ha llegado el tiempo de que Israel caiga como fruta madura; no volveré a perdonarlo. "En aquel día afirma el Señor omnipotente, las canciones del palacio se volverán lamentos. ¡Muchos serán los cadáveres tirados por todas partes! ¡Silencio! Oigan esto, los que pisotean a los necesitados y exterminan a los pobres de la tierra. Ustedes dicen: "¿Cuándo pasará la fiesta de luna nueva para que podamos vender grano, o el día de reposo para que pongamos a la venta el trigo?" achicar la medida y aumentar el precio, falsear las balanzas y vender los deshechos del trigo, comprar al desvalido por dinero, y al necesitado, por un par de sandalias. Jura el Señor por el orgullo de Jacob: "Jamás olvidaré nada de lo que han hecho. "¿Y con todo esto no temblará la tierra? ¿No se enlutarán sus habitantes? Subirá la tierra entera como el Nilo; se agitará y bajará, como el río de Egipto. "En aquel día afirma el Señor omnipotente, "haré que el sol se ponga al mediodía, y que en pleno día la tierra se oscurezca. Convertiré en luto sus fiestas religiosas, y en cantos fúnebres todas sus canciones. y les afeitaré la cabeza. Será como si lloraran la muerte de un hijo único, y terminarán el día en amargura. "Vienen días afirma el Señor omnipotente, en que enviaré hambre al país; no será hambre de pan ni sed de agua, sino hambre de oír las palabras del Señor. La gente vagará sin rumbo de mar a mar; andarán errantes del norte al este, buscando la palabra del Señor, pero no la encontrarán. "En aquel día se desmayarán de sed las jóvenes hermosas y los jóvenes fuertes. Y caerán para no levantarse jamás los que juran por la culpa de Samaria, los que dicen: ¡Por la vida de tu dios, oh Dan! ¡Por la vida de tu dios, Berseba! " Vi al Señor de pie junto al altar, y él dijo: "Golpea los capiteles de las columnas para que se estremezcan los umbrales, y que caigan en pedazos sobre sus cabezas. A los que queden los mataré a espada. Ni uno solo escapará, ninguno saldrá con vida.

Salmo 109:
Oh Dios, alabanza mía, no guardes silencio. Pues gente impía y mentirosa ha declarado en mi contra, y con lengua engañosa me difaman; con expresiones de odio me acosan, y sin razón alguna me atacan. Mi amor me lo pagan con calumnias, mientras yo me encomiendo a Dios. Mi bondad la pagan con maldad; en vez de amarme, me aborrecen. Pon en su contra a un malvado; que a su derecha esté su acusador. Que resulte culpable al ser juzgado, y que sus propias oraciones lo condenen. Que se acorten sus días, y que otro se haga cargo de su oficio. Que se queden huérfanos sus hijos; que se quede viuda su esposa. Que anden sus hijos vagando y mendigando; que anden rebuscando entre las ruinas. Que sus acreedores se apoderen de sus bienes; que gente extraña saquee sus posesiones. Que nadie le extienda su bondad; que nadie se compadezca de sus huérfanos. Que sea exterminada su descendencia; que desaparezca su nombre en la próxima generación. Que recuerde el Señor la iniquidad de su padre, y no se olvide del pecado de su madre. Que no les quite el Señor la vista de encima, y que borre de la tierra su memoria. Por cuanto se olvidó de hacer el bien, y persiguió hasta la muerte a pobres, afligidos y menesterosos, y porque le encantaba maldecir, ¡que caiga sobre él la maldición! Por cuanto no se complacía en bendecir, ¡que se aleje de él la bendición! Por cuanto se cubrió de maldición como quien se pone un vestido, ¡que ésta se filtre en su cuerpo como el agua!, ¡que penetre en sus huesos como el aceite! ¡Que lo envuelva como un manto! ¡Que lo apriete en todo tiempo como un cinto! ¡Que así les pague el Señor a mis acusadores, a los que me calumnian! Pero tú, Señor Soberano, trátame bien por causa de tu nombre; líbrame por tu bondad y gran amor. Ciertamente soy pobre y estoy necesitado; profundamente herido está mi corazón. Me voy desvaneciendo como sombra vespertina; se desprenden de mí como de una langosta. De tanto ayunar me tiemblan las rodillas; la piel se me pega a los huesos. Soy para ellos motivo de burla; me ven, y menean la cabeza. Señor, mi Dios, ¡ayúdame!; por tu gran amor, ¡sálvame! Que sepan que ésta es tu mano; que tú mismo, Señor, lo has hecho. ¿Qué importa que ellos me maldigan? ¡Bendíceme tú! Pueden atacarme, pero quedarán avergonzados; en cambio, este siervo tuyo se alegrará. ¡Queden mis acusadores cubiertos de deshonra, envueltos en un manto de vergüenza! Por mi parte, daré muchas gracias al Señor; lo alabaré entre una gran muchedumbre. Porque él defiende al necesitado, para salvarlo de quienes lo condenan.

Proverbios 12:
El que ama la disciplina ama el conocimiento, pero el que la aborrece es un necio. El hombre bueno recibe el favor del Señor, pero el intrigante recibe su condena. Nadie puede afirmarse por medio de la maldad; sólo queda firme la raíz de los justos. La mujer ejemplar es corona de su esposo; la desvergonzada es carcoma en los huesos. En los planes del justo hay justicia, pero en los consejos del malvado hay engaño. Las palabras del malvado son insidias de muerte, pero la boca de los justos los pone a salvo. Los malvados se derrumban y dejan de existir, pero los hijos de los justos permanecen. Al hombre se le alaba según su sabiduría, pero al de mal corazón se le desprecia. Vale más un Don Nadie con criado que un Don Alguien sin pan. El justo atiende a las necesidades de su bestia, pero el malvado es de mala entraña. El que labra su tierra tendrá abundante comida, pero el que sueña despierto es un imprudente. Los malos deseos son la trampa de los malvados, pero la raíz de los justos prospera. En el pecado de sus labios se enreda el malvado, pero el justo sale del aprieto. Cada uno se sacia del fruto de sus labios, y de la obra de sus manos recibe su recompensa. Al necio le parece bien lo que emprende, pero el sabio atiende al consejo. El necio muestra en seguida su enojo, pero el prudente pasa por alto el insulto. El testigo verdadero declara lo que es justo, pero el testigo falso declara falsedades. El charlatán hiere con la lengua como con una espada, pero la lengua del sabio brinda alivio. Los labios sinceros permanecen para siempre, pero la lengua mentirosa dura sólo un instante. En los que fraguan el mal habita el engaño, pero hay gozo para los que promueven la paz. Al justo no le sobrevendrá ningún daño, pero al malvado lo cubrirá la desgracia. El Señor aborrece a los de labios mentirosos, pero se complace en los que actúan con lealtad. El hombre prudente no muestra lo que sabe, pero el corazón de los necios proclama su necedad. El de manos diligentes gobernará; pero el perezoso será subyugado. La angustia abate el corazón del hombre, pero una palabra amable lo alegra. El justo es guía de su prójimo, pero el camino del malvado lleva a la perdición. El perezoso no atrapa presa, pero el diligente ya posee una gran riqueza. En el camino de la justicia se halla la vida; por ese camino se evita la muerte.


El Libro de Los Romanos Capítulo 14 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:



LA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL PABLO A LOS
ROMANOS
CAPÍTULO 14
(60 d.C.)
LAS COSAS DUDOSAS
RECIBID al débil en la Fe (se refiere al Creyente que no entiende la Cruz como se debiera), pero no para contiendas de disputas (está dirigido respecto a los Creyentes fuertes y aquellos "débiles en la Fe"; significa que los fuertes, quienes dan la bienvenida a aquellos de la Fe débil a la comunión de la Iglesia, deben hacerlo sin reserva alguna y no con el propósito de juzgar ni intentar gobernar sus mentes).
2 Porque uno cree que se ha de comer de todas las cosas (corresponde a su propia intensidad de la Fe, basada en un entendimiento correcto de lo que Jesús hizo por nosotros en la Cruz): otro, que es débil, come legumbres (este último grupo no entiende correctamente la Obra Terminada del Calvario, y piensa que comer o no comer ciertas cosas determina su Santificación y Santidad, etc.).
3 El que come, no menosprecie al que no come (describe el espíritu de la superioridad espiritual); y el que no come, no juzgue al que come (es lo mismo pero al revés; la superioridad espiritual o el orgullo espiritual no hace acepción de personas; puede achacar ya sea a un grupo o el otro con tenacidad similar): porque Dios le ha aceptado (se refiere a los individuos en cualquier caso, en el grupo fuerte o en el débil).
4 ¿Tú quién eres que juzgas al siervo ajeno? (En realidad dice, "en cuanto a usted, ¿quién es usted para juzgar al Siervo de Dios?") para su señor está en pie o cae (el Señor Solo debe ser el Juez). Mas se afirmará: que poderoso es el Señor para afirmarle (tiene referencia al hecho de que Dios Solo puede sostenernos, y Él es capaz de hacerlo; ¡la idea es que cuando se intimida a alguien, nunca ayudará a esta persona!).
5 Uno hace diferencia entre día y día (realmente se refiere a los Sábados Judíos): otro juzga iguales todos los días (cada día está sujeto al escrutinio; es el curso apropiado). Cada uno esté asegurado en su propia mente (el Apóstol no habla aquí de cosas que moralmente están mal y que la Palabra de Dios ya las ha condenado; habla sólo de Rituales).
6 El que hace caso del día, lo hace para el Señor (cualquier Ritual que alguien intente guardar, se supone que lo hace para el Señor, y no para satisfacción personal); y el que no hace caso del día, no lo hace para el Señor (los intereses del Señor debiesen estar en mente en todo momento). El que come, come para el Señor, porque da gracias a Dios (su Fe es suficiente y cualquiera sea el alimento no tiene consecuencia alguna); y el que no come, no come para el Señor, y da gracias a Dios (tiene el mismo fin en mente, o al menos debiese de ser así, para agradar al Señor).
7 Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí (ningún Cristiano es su propio fin en la vida; lo que está siempre presente en su mente como regla general de su conducta es la voluntad y el interés de su Señor).
8 Que si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos (todo lo de nuestra vida debe ser, "para el Señor"): así que, o que vivamos, o que muramos, del Señor somos (refleja al Señor que tiene el control total de nuestra vida y muerte, que debemos desear que Él las use al máximo).
9 Porque (se refiere al hecho de que Cristo tiene posesión absoluta del Creyente, espíritu, alma y cuerpo) Cristo para esto murió, y resucitó, y volvió a vivir (se pagó un precio de tal magnitud por nosotros que es absolutamente imposible describirlo), para ser Señor así de los muertos como de los que viven (se refiere al Señorío de Cristo sobre todos los Santos, ya sean vivos o muertos).
10 Mas tú ¿por qué juzgas a tu hermano? (¿Está capacitado el Creyente para juzgar a otro Creyente? "Su Hermano" es otra razón para no juzgar. Es contradictorio al reconocimiento de la Hermandad de Creyentes.) o tú también ¿por qué menosprecias a tu hermano? (Hay sólo una razón para rechazar el compañerismo, y esa razón es el pecado no confesado, no arrepentido, y habitual en la vida de una persona [I Cor., cap. 5].) porque todos hemos de estar ante el Tribunal de Cristo (seremos juzgados allí, no por nuestros pecados porque ya fueron tratados en la Cruz, sino con respecto a nuestra mayordomía y nuestros motivos, etc.; la ganancia o la pérdida de la recompensa será el resultado).
11 Porque escrito está (Isa. 45:23), Vivo Yo, dice el Señor (Dios no puede morir), que a Mí se doblará toda rodilla, y toda lengua confesará a Dios (hacer profesión del Honor de Dios, como también, alabarlo).
12 De manera que, cada uno de nosotros dará a Dios razón de sí (cada uno es responsable, significa que no puede echarle la culpa a otros).
LA RESPONSABILIDAD

13 Así que, no juzguemos más los unos de los otros (puede traducirse, "dejemos ya la costumbre de criticarnos el uno al otro"): antes bien juzgad de no poner tropiezo o escándalo al hermano (nos dice lo que está, de hecho, permitido juzgar; como Creyentes, debemos juzgar a cada Hermano y Hermana y situación que los rodea, sin tener en cuenta cual podría ser el asunto, en cuanto a cómo poder ayudarlos, en vez de dañarlos).
14 Yo sé, y confío en el Señor Jesús (quiere decir que esta declaración es del Señor, no simplemente del poder de razonamiento de Pablo), que de suyo nada hay inmundo (representa la impureza ceremonial, no de la inmoralidad misma; en la manera en la cual todo fue creado al principio por el Señor y con la intención para ser usado, no hay nada inmundo): mas a aquel que piensa que algunas cosas son inmundas, para él es inmunda (es de esta manera porque se coloca la Fe en cosas además de la Cruz).
15 Empero si por causa de la comida tu hermano es contristado, ya no andas conforme a la caridad (no tome esto como ocasión para ser poco caritativo hacia él). No arruines con tu comida a aquél, por el cual Cristo murió (nuestras acciones siempre deben ser motivadas por el hecho de que Jesús murió por esta persona, y esta persona le pertenece a Cristo; ¡conforme a este enfoque es como debemos tratarlo!).
16 No sea pues blasfemado vuestro bien (nuestro "bien" debe ejercerse con un espíritu cortés, siempre teniendo en cuenta a los demás):
17 Que el Reino de Dios no es comida ni bebida (en efecto se refiere a reglas, regulaciones, ceremonias o rituales, etc.); sino Justicia, y Paz, y Gozo por el Espíritu Santo (un espíritu justo, que se refiere a un espíritu que es controlado por el Espíritu Santo, producirá siempre la Justicia, Paz y Gozo, no el argumento, etc.).
18 Porque el que en esto sirve a Cristo agrada a Dios (la Justicia, la Paz y el Gozo son aceptables al Señor; pero no son aceptables las controversias, las disputas y las contiendas en la Iglesia), y es acepto a los hombres (sólo la Justicia, la Paz y el Gozo reconciliarán a los hombres).
19 Así que, sigamos lo que hace a la Paz (siguiendo lo que es de Dios, y no lo ideado por los hombres), y a la edificación de los unos a los otros (se refiere a lo que produce el Espíritu Santo, y no el hombre).
20 No destruyas la Obra de Dios por causa de la comida (no luchemos por cosas secundarias, que es el problema de la mayor parte de la Iglesia). Todas las cosas a la verdad son limpias (se refiere a lo que es creado por Dios, usado para su propósito intencionado); mas malo es al hombre que come con escándalo (se refiere al hombre que es "débil en la Fe").
21 Bueno es no comer carne, ni beber vino, ni nada en que tu hermano tropiece, o se ofenda, o sea debilitado (la idea es que el amor debe ser la guía que rige, no nuestra libertad).
22 ¿Tienes tú Fe? (Está dirigido a los fuertes.) Tenla para contigo delante de Dios (no corra el riesgo de perjudicar la conciencia de un Hermano simplemente por ejercer de modo especial la libertad espiritual que disfrutamos gozosos). Bienaventurado el que no se condena a sí mismo con lo que aprueba (se refiere a tener suficiente gozo, sin aprovechar nuestra libertad y, por consiguiente, ser un estorbo para un Hermano o una Hermana más débil).
23 Mas el que hace diferencia, si comiere, es condenado, porque no comió por fe (la Fe, que es la Fe apropiada, es el criterio para todas las cosas): y todo lo que no es de fe es pecado (el tipo de Fe del cual habla aquí es la Fe en "Jesucristo y Él Crucificado"; cualquier otro tipo de fe es "pecado").

Primera Corintios Capítulo 13:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.

Hebreos 10:35-12:4
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado."* Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril,* recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes,* pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta* sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.

Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

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30 March 2017

El 30 de marzo Lectura Bíblica Diaria

Sonidos del aire libre
SonLifeTV.com/español
Mensaje de la Cruz de Cristo Jesús-Capítulo-2


El 30 de marzo Lectura Bíblica Diaria:


Amos 4 a 6:
Oigan esta palabra ustedes, vacas de Basán, que viven en el monte de Samaria, que oprimen a los desvalidos y maltratan a los necesitados, que dicen a sus esposos: "¡Tráigannos de beber!" El Señor omnipotente ha jurado por su santidad: "Vendrán días en que hasta la última de ustedes será arreada con garfios y arpones. Una tras otra saldrán por las brechas del muro, y hacia Hermón serán expulsadas afirma el Señor. "Vayan a Betel y pequen; vayan a Guilgal y sigan pecando. Ofrezcan sus sacrificios por la mañana, y al tercer día sus diezmos. Quemen pan leudado como ofrenda de gratitud y proclamen ofrendas voluntarias. Háganlo saber a todos, israelitas; ¡eso es lo que a ustedes les encanta! afirma el Señor omnipotente. "Yo les hice pasar hambre en todas sus ciudades, y los privé de pan en todos sus poblados. Con todo, ustedes no se volvieron a mí afirma el Señor. "Yo les retuve la lluvia cuando aún faltaban tres meses para la cosecha. En una ciudad hacía llover, pero en otra no; una parcela recibía lluvia, mientras que otra no, y se secó. Vagando de ciudad en ciudad, iba la gente en busca de agua, pero no calmaba su sed. Con todo, ustedes no se volvieron a mí afirma el Señor. "Castigué sus campos con plagas y sequía; la langosta devoró sus huertos y viñedos, sus higueras y olivares. Con todo, ustedes no se volvieron a mí afirma el Señor. "Les mandé plagas como las de Egipto. Pasé por la espada a sus mejores jóvenes, junto con los caballos capturados. el hedor de los cadáveres. Con todo, ustedes no se volvieron a mí afirma el Señor. "Yo les envié destrucción como la de Sodoma y Gomorra; ¡quedaron como tizones arrebatados del fuego! Con todo, ustedes no se volvieron a mí afirma el Señor. "Por eso, Israel, voy a actuar contra ti; y como voy a hacerlo, ¡prepárate, Israel, para encontrarte con tu Dios!" He aquí el que forma las montañas, el que crea el viento, el que revela al hombre sus designios, el que convierte la aurora en tinieblas, el que marcha sobre las alturas de la tierra: su nombre es el Señor Dios *Todopoderoso. Oye esta palabra, reino de Israel, este canto fúnebre que por ti entono: "Ha caído la joven Israel, y no volverá a levantarse; postrada en su propia tierra, no hay quien la levante." Así dice el Señor omnipotente al reino de Israel: "La ciudad que salía a la guerra con mil hombres se quedará sólo con cien, y la que salía con cien se quedará sólo con diez." Así dice el Señor al reino de Israel: "Búsquenme y vivirán. Pero no acudan a Betel, ni vayan a Guilgal, ni pasen a Berseba, porque Guilgal será llevada cautiva, y Betel, reducida a la nada." Busquen al Señor y vivirán, no sea que él caiga como fuego sobre los descendientes de José, fuego que devore a Betel sin que haya quien lo apague. Ustedes convierten el derecho en amargura y echan por tierra la justicia. El Señor hizo las Pléyades y el Orión, convierte en aurora las densas tinieblas y oscurece el día hasta convertirlo en noche. Él convoca las aguas del mar y las derrama sobre la tierra. ¡Su nombre es el Señor! Él reduce a la nada la fortaleza y trae la ruina sobre la plaza fuerte. Ustedes odian al que defiende la justicia en el tribunal y detestan al que dice la verdad. Por eso, como pisotean al desvalido y le imponen tributo de grano, no vivirán en las casas de piedra labrada que han construido, ni beberán del vino de los selectos viñedos que han plantado. ¡Yo sé cuán numerosos son sus delitos, cuán grandes sus pecados! Ustedes oprimen al justo, exigen soborno y en los tribunales atropellan al necesitado. Por eso en circunstancias como éstas guarda silencio el prudente, porque estos tiempos son malos. Busquen el bien y no el mal, y vivirán; y así estará con ustedes el Señor Dios Todopoderoso, tal como ustedes lo afirman. ¡Odien el mal y amen el bien! Hagan que impere la justicia en los tribunales; tal vez así el Señor, el Dios Todopoderoso, tenga compasión del remanente de José. Por eso, así dice el Señor omnipotente, el Dios Todopoderoso: "En todas las plazas se escucharán lamentos, y gritos de angustia en todas las calles. Llamarán a duelo a los campesinos, y a los llorones profesionales, a hacer lamentación. Se escucharán lamentos en todos los viñedos cuando yo pase en medio de ti", dice el Señor. ¡Ay de los que suspiran por el día del Señor! ¿De qué les servirá ese día si va a ser de oscuridad y no de luz? Será como cuando alguien huye de un león y se le viene encima un oso, o como cuando al llegar a su casa, apoya la mano en la pared y lo muerde una serpiente. ¿No será el día del Señor de oscuridad y no de luz? ¡Será por cierto sombrío y sin resplandor! "Yo aborrezco sus fiestas religiosas; no me agradan sus cultos solemnes. Aunque me traigan holocaustos y ofrendas de cereal, no los aceptaré, ni prestaré atención a los sacrificios de comunión de novillos cebados. Aleja de mí el bullicio de tus canciones; no quiero oír la música de tus cítaras. ¡Pero que fluya el derecho como las aguas, y la justicia como arroyo inagotable! "Pueblo de Israel, ¿acaso me ofrecieron sacrificios y ofrendas durante los cuarenta años en el desierto? Ustedes tendrán que cargar con la imagen de Sicut, su rey, y también con la de Quiyún, imágenes de esos dioses astrales que ustedes mismos se han fabricado. Entonces los mandaré al exilio más allá de Damasco", dice el Señor, cuyo nombre es Dios Todopoderoso. ¡Ay de los que viven tranquilos en Sión y de los que viven confiados en el monte de Samaria! ¡Ay de los notables de la nación más importante, a quienes acude el pueblo de Israel! Pasen a Calné y obsérvenla; vayan de allí a Jamat la grande, bajen luego a Gat de los filisteos. ¿Acaso son ustedes superiores a estos reinos, o es más grande su territorio que el de ustedes? Ustedes creen alejar el día de la desgracia, pero están acercando el imperio de la violencia. Ustedes que se acuestan en camas incrustadas de marfil y se arrellanan en divanes; que comen corderos selectos y terneros engordados; que, a la manera de David, improvisan canciones al son de la cítara e inventan instrumentos musicales; que beben vino en tazones y se perfuman con las esencias más finas sin afligirse por la ruina de José, marcharán a la cabeza de los desterrados, y así terminará el banquete de los holgazanes. El Señor omnipotente jura por sí mismo; esto afirma el Señor Dios Todopoderoso: "Yo detesto la arrogancia de Jacob; yo aborrezco sus fortalezas; por eso entregaré la ciudad al enemigo, con todo lo que hay en ella." Sucederá que si en una casa quedan diez hombres con vida, todos morirán. Y cuando vengan a la casa para levantar los cadáveres y quemarlos, algún pariente le preguntará a otro que ande en la casa: "¿Queda alguien más contigo?" Y aquél le responderá: "No." Entonces le dirá: "¡Cállate! No vayamos a mencionar el nombre del Señor." Mira, el Señor da la orden de golpear la casa grande hasta hacerla añicos y de hacer trizas la casa pequeña. ¿Acaso galopan los caballos por las rocas o se ara en éstas con bueyes? Pero ustedes han convertido el derecho en veneno, y en amargura el fruto de la justicia. Ustedes se regocijan por la conquista de Lo Debar y agregan: "¿No fue con nuestras propias fuerzas como nos apoderamos de Carnayin?" "Por tanto, pueblo de Israel, voy a levantar contra ti a una nación que te oprimirá desde Lebó Jamat hasta el torrente del Arabá", afirma el Señor, el Dios Todopoderoso.



Salmo 108:
Firme está, oh Dios, mi corazón; ¡voy a cantarte salmos, gloria mía! ¡Despierten, arpa y lira! ¡Haré despertar al nuevo día! Te alabaré, Señor, entre los pueblos; te cantaré salmos entre las naciones. Pues tu amor es tan grande que rebasa los cielos; ¡tu verdad llega hasta el firmamento! Tú, oh Dios, estás sobre los cielos, y tu gloria cubre toda la tierra. Líbranos con tu diestra, respóndeme para que tu pueblo amado quede a salvo. Dios ha dicho en su santuario: "Triunfante repartiré a Siquén, y dividiré el valle de Sucot. Mío es Galaad, mío es Manasés; Efraín es mi yelmo y Judá mi cetro. En Moab me lavo las manos, sobre Edom arrojo mi sandalia; sobre Filistea lanzo gritos de triunfo." ¿Quién me llevará a la ciudad fortificada? ¿Quién me mostrará el camino a Edom? ¿No es Dios quien nos ha rechazado? ¡Ya no sales, oh Dios, con nuestros ejércitos! Bríndanos tu ayuda contra el enemigo, pues de nada sirve la ayuda humana. Con Dios obtendremos la victoria; ¡él pisoteará a nuestros enemigos!



Proverbios 11:
El Señor aborrece las balanzas adulteradas, pero aprueba las pesas exactas. Con el orgullo viene el oprobio; con la humildad, la sabiduría. A los justos los guía su integridad; a los falsos los destruye su hipocresía. En el día de la ira de nada sirve ser rico, pero la justicia libra de la muerte. La justicia endereza el camino de los íntegros, pero la maldad hace caer a los impíos. La justicia libra a los justos, pero la codicia atrapa a los falsos. Muere el malvado, y con él su esperanza; muere también su ilusión de poder. El justo se salva de la calamidad, pero la desgracia le sobreviene al malvado. Con la boca el impío destruye a su prójimo, pero los justos se libran por el conocimiento. Cuando el justo prospera, la ciudad se alegra; cuando el malvado perece, hay gran regocijo. La bendición de los justos enaltece a la ciudad, pero la boca de los malvados la destruye. El falto de juicio desprecia a su prójimo, pero el entendido refrena su lengua. La gente chismosa revela los secretos; la gente confiable es discreta. Sin dirección, la nación fracasa; el éxito depende de los muchos consejeros. El fiador de un extraño saldrá perjudicado; negarse a dar fianza es vivir en paz. La mujer bondadosa se gana el respeto; los hombres violentos sólo ganan riquezas. El que es bondadoso se beneficia a sí mismo; el que es cruel, a sí mismo se perjudica. El malvado obtiene ganancias ilusorias; el que siembra justicia asegura su ganancia. El que es justo obtiene la vida; el que persigue el mal se encamina a la muerte. El Señor aborrece a los de corazón perverso, pero se complace en los que viven con rectitud. Una cosa es segura: Los malvados no quedarán impunes, pero los justos saldrán bien librados. Como argolla de oro en hocico de cerdo es la mujer bella pero indiscreta. Los deseos de los justos terminan bien; la esperanza de los malvados termina mal. Unos dan a manos llenas, y reciben más de lo que dan; otros ni sus deudas pagan, y acaban en la miseria. El que es generoso prospera; el que reanima será reanimado. La gente maldice al que acapara el trigo, pero colma de bendiciones al que gustoso lo vende. El que madruga para el bien, halla buena voluntad; el que anda tras el mal, por el mal será alcanzado. El que confía en sus riquezas se marchita, pero el justo se renueva como el follaje. El que perturba su casa no hereda más que el viento, y el necio termina sirviendo al sabio. El fruto de la justicia es árbol de vida, pero el que arrebata vidas es violento. Si los justos reciben su pago aquí en la tierra, ¡cuánto más los impíos y los pecadores!



El Libro de Los Romanos Capítulo 13 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:



LA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL PABLO A LOS
ROMANOS
CAPÍTULO 13
(60 d.C.)
HONRAR LA AUTORIDAD
TODA alma se someta a las potestades superiores (se refiere al Gobierno Humano). Porque no hay potestad sino de Dios (se refiere al hecho de que Dios ha ordenado el Gobierno): y las que son de Dios son ordenadas (se refiere al Gobierno Humano como una institución permanente, instituido por Dios para la regulación de los asuntos humanos).
2 Así que, el que se opone a la potestad, a la Ordenación de Dios resiste (la anarquía no es de Dios): y los que resisten, ellos mismos ganan condenación para sí (la Ley de la Tierra siempre debe ser obedecida, con tal que no ofenda nuestra conciencia o la Palabra de Dios; la "condenación" que se menciona aquí no necesariamente se refiere a la que viene de Dios, sino más bien de los hombres).
3 Porque los Magistrados no son para temor al que bien hace, sino al malo (corresponde al derecho Divino del Gobierno de oponerse al crimen y proteger a sus ciudadanos). ¿Quieres pues no temer la potestad? (Significa que el Gobierno Civil debiese ser respetado, y todos temiesen violar la Ley.) haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella (se refiere a la obediencia de la Ley, como todos los Cristianos debiesen hacer; como también, se asume que las Leyes sean correctas y justas):
4 Porque él (el Magistrado Civil) es ministro de Dios para tu bien (el Gobierno como una Institución Divina). Mas si hicieres lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada (la espada es el símbolo del Estado del derecho de infligir la Pena de muerte por el delito Capital): porque es ministro de Dios (no es un Predicador del Evangelio, sino un siervo del Estado), vengador para castigo al que hace lo malo (declara el derecho del Estado, ya que es ordenado por Dios, para emplear toda fuerza necesaria para detener el "mal," es decir, el crimen).
5 Por lo cual es necesario que le estéis sujetos (claramente nos dice que los Cristianos están sujetos a la Ley de la Nación; es decir, si es que no viola la Palabra de Dios), no solamente por la ira, mas aun por la conciencia (se refiere al hecho de que el Creyente tiene un principio más alto que aquel del incrédulo).
6 Porque por esto pagáis también los tributos (se refiere al pago de los impuestos): porque son ministros de Dios, que sirven a esto mismo (se refiere a los funcionarios públicos).
7 Pagad a todos lo que debéis (quiere decir que es correcto y apropiado que toda la gente paguen impuestos, ¡los Cristianos también!): al que tributo, tributo (se refiere a lo que debe y debiera pagar); al que impuesto, impuesto (se trata de los impuestos ocultos, que debiéramos pagar también); al que temor, temor; al que honra, honra (el Gobierno es una Institución que debe ser respetada, que se extiende a todos los funcionarios Civiles del más bajo al más alto).


LAS RELACIONES PÚBLICAS

8 No debáis a nadie nada (conlleva la idea de que los Cristianos no le "deben" a sus Hermanos en el Señor la misma obediencia que se le debe a los Funcionarios Civiles), sino amaros unos a otros (proclama la única exigencia entre los Creyentes): porque el que ama al prójimo, cumplió la Ley (se refiere a lo que la Ley de Moisés tenía como propósito, pero no podía llevarse a cabo; ya que solamente puede ser hecho bajo Cristo, y Cristo Solo).
9 Porque, No adulterarás (el sexo en cualquier forma fuera del matrimonio es ilegal [Gén. 2:23-24]), No matarás (debería traducirse, no cometerás "homicidio"), No hurtarás (no tomes lo que no es tuyo), No dirás falso testimonio (no mientas), No codiciarás (no intente tomar ilegalmente lo que le pertenece a otro); y si hay algún otro Mandamiento, en esta sentencia se comprende sumariamente, Amarás a tu prójimo como a ti mismo (el Amor Divino producido por el Espíritu Santo es auto-sacrificio en su naturaleza).
10 El amor no hace mal al prójimo (no hará daño a su vecino): así que, el cumplimento de la Ley es el amor (expresa el hecho de que todo esto es lo que la Ley formalmente requiere, pero sólo puede ser hecho en Cristo).
11 Y esto, conociendo el tiempo (en todo lo que hace el Creyente siempre debe tener en mente el Tribunal de Cristo), que es ya hora de levantarnos del sueño (la apatía espiritual y el letargo deben ser quitados): porque ahora nos está más cerca nuestra Salvación que cuando creímos (en efecto, se refiere al Arrebatamiento venidero de la Iglesia, y el Creyente en ese momento será Glorificado).
12 La noche ha pasado, y ha llegado el día (se refiere a todo hasta la Resurrección venidera como "la noche"; todo después de la Resurrección se refiere como "el día," tanto el día como la noche se usan como símbolos): desechemos, pues, las obras de las tinieblas (podría traducirse, "por lo tanto desechemos la ropa de las tinieblas"; los antiguos hábitos malos de la vida están aquí, como en otro lugar, se considera como ropa que una vez se usó, pero ahora se debe quitar), y vistámonos las armas de Luz (podría traducirse, "y revistámonos la ropa de Luz").
13 Andemos como de día, honestamente (debiéramos portarnos de manera que corresponde a nuestra alta posición de vida como Santos del Dios Altísimo); no en glotonerías y borracheras (las costumbres del mundo), no en cohabitaciones y disoluciones (significa la inmoralidad sexual de toda índole), no en pleitos y envidia (describe la constante manipulación y explotación para sacar ventaja de los demás en cuanto a los negocios, lugar o posición).
14 Mas vestíos del Señor Jesucristo (sírvase de todo lo que Cristo ha llevado a cabo en la Cruz, que está disponible a todos los Creyentes), y no hagáis caso de los deseos desordenados de la carne (la Fe en la Cruz dará acceso amplio al Espíritu Santo dentro de nuestras vidas, y solo eso nos da la victoria sobre la carne).



Primera Corintios Capítulo 13:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.



Hebreos 10:35-12:4
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo* vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado."* Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril,* recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes,* pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta* sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.



Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

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