31 August 2022

El 31 de Agosto Lectura Bíblica Diaria

Sonidos del aire libre

Mensaje de la Cruz de Cristo Jesús-Capítulo-1


El 31 de Agosto Lectura Bíblica Diaria:


Génesis 14-16:
Aconteció en los días de Amrafel rey de Sinar, Arioc rey de Elasar, Quedorlaomer rey de Elam, y Tidal rey de Goim, que éstos hicieron guerra contra Bera rey de Sodoma, contra Birsa rey de Gomorra, contra Sinab rey de Adma, contra Semeber rey de Zeboim, y contra el rey de Bela, la cual es Zoar. Todos éstos se juntaron en el valle de Sidim, que es el Mar Salado. Doce años habían servido a Quedorlaomer, y en el decimotercero se rebelaron. Y en el año decimocuarto vino Quedorlaomer, y los reyes que estaban de su parte, y derrotaron a los refaítas en Astarot Karnaim, a los zuzitas en Ham, a los emitas en Save-quiriataim, y a los horeos en el monte de Seir, hasta la llanura de Parán, que está junto al desierto. Y volvieron y vinieron a En-mispat, que es Cades, y devastaron todo el país de los amalecitas, y también al amorreo que habitaba en Hazezontamar. Y salieron el rey de Sodoma, el rey de Gomorra, el rey de Adma, el rey de Zeboim y el rey de Bela, que es Zoar, y ordenaron contra ellos batalla en el valle de Sidim; esto es, contra Quedorlaomer rey de Elam, Tidal rey de Goim, Amrafel rey de Sinar, y Arioc rey de Elasar; cuatro reyes contra cinco. Y el valle de Sidim estaba lleno de pozos de asfalto; y cuando huyeron el rey de Sodoma y el de Gomorra, algunos cayeron allí; y los demás huyeron al monte. Y tomaron toda la riqueza de Sodoma y de Gomorra, y todas sus provisiones, y se fueron. Tomaron también a Lot, hijo del hermano de Abram, que moraba en Sodoma, y sus bienes, y se fueron. Y vino uno de los que escaparon, y lo anunció a Abram el hebreo, que habitaba en el encinar de Mamre el amorreo, hermano de Escol y hermano de Aner, los cuales eran aliados de Abram. Oyó Abram que su pariente estaba prisionero, y armó a sus criados, los nacidos en su casa, trescientos dieciocho, y los siguió hasta Dan. Y cayó sobre ellos de noche, él y sus siervos, y les atacó, y les fue siguiendo hasta Hoba al norte de Damasco. Y recobró todos los bienes, y también a Lot su pariente y sus bienes, y a las mujeres y demás gente. Cuando volvía de la derrota de Quedorlaomer y de los reyes que con él estaban, salió el rey de Sodoma a recibirlo al valle de Save, que es el Valle del Rey. Entonces Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y vino; y le bendijo, diciendo: Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra; y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó tus enemigos en tu mano. Y le dio Abram los diezmos de todo. Entonces el rey de Sodoma dijo a Abram: Dame las personas, y toma para ti los bienes. Y respondió Abram al rey de Sodoma: He alzado mi mano a Jehová Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra, que desde un hilo hasta una correa de calzado, nada tomaré de todo lo que es tuyo, para que no digas: Yo enriquecí a Abram; excepto solamente lo que comieron los jóvenes, y la parte de los varones que fueron conmigo, Aner, Escol y Mamre, los cuales tomarán su parte. 15 Después de estas cosas vino la palabra de Jehová a Abram en visión, diciendo: No temas, Abram; yo soy tu escudo, y tu galardón será sobremanera grande. Y respondió Abram: Señor Jehová, ¿qué me darás, siendo así que ando sin hijo, y el mayordomo de mi casa es ese damasceno Eliezer? Dijo también Abram: Mira que no me has dado prole, y he aquí que será mi heredero un esclavo nacido en mi casa. Luego vino a él palabra de Jehová, diciendo: No te heredará éste, sino un hijo tuyo será el que te heredará. Y lo llevó fuera, y le dijo: Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia. Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia. Y le dijo: Yo soy Jehová, que te saqué de Ur de los caldeos, para darte a heredar esta tierra. Y él respondió: Señor Jehová, ¿en qué conoceré que la he de heredar? Y le dijo: Tráeme una becerra de tres años, y una cabra de tres años, y un carnero de tres años, una tórtola también, y un palomino. Y tomó él todo esto, y los partió por la mitad, y puso cada mitad una enfrente de la otra; mas no partió las aves. Y descendían aves de rapiña sobre los cuerpos muertos, y Abram las ahuyentaba. Mas a la caída del sol sobrecogió el sueño a Abram, y he aquí que el temor de una grande oscuridad cayó sobre él. Entonces Jehová dijo a Abram: Ten por cierto que tu descendencia morará en tierra ajena, y será esclava allí, y será oprimida cuatrocientos años. Mas también a la nación a la cual servirán, juzgaré yo; y después de esto saldrán con gran riqueza. Y tú vendrás a tus padres en paz, y serás sepultado en buena vejez. Y en la cuarta generación volverán acá; porque aún no ha llegado a su colmo la maldad del amorreo hasta aquí. Y sucedió que puesto el sol, y ya oscurecido, se veía un horno humeando, y una antorcha de fuego que pasaba por entre los animales divididos. En aquel día hizo Jehová un pacto con Abram, diciendo: A tu descendencia daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Eufrates; la tierra de los ceneos, los cenezeos, los cadmoneos, los heteos, los ferezeos, los refaítas, los amorreos, los cananeos, los gergeseos y los jebuseos. 16 Sarai mujer de Abram no le daba hijos; y ella tenía una sierva egipcia, que se llamaba Agar. Dijo entonces Sarai a Abram: Ya ves que Jehová me ha hecho estéril; te ruego, pues, que te llegues a mi sierva; quizá tendré hijos de ella. Y atendió Abram al ruego de Sarai. Y Sarai mujer de Abram tomó a Agar su sierva egipcia, al cabo de diez años que había habitado Abram en la tierra de Canaán, y la dio por mujer a Abram su marido. Y él se llegó a Agar, la cual concibió; y cuando vio que había concebido, miraba con desprecio a su señora. Entonces Sarai dijo a Abram: Mi afrenta sea sobre ti; yo te di mi sierva por mujer, y viéndose encinta, me mira con desprecio; juzgue Jehová entre tú y yo. Y respondió Abram a Sarai: He aquí, tu sierva está en tu mano; haz con ella lo que bien te parezca. Y como Sarai la afligía, ella huyó de su presencia. Y la halló el ángel de Jehová junto a una fuente de agua en el desierto, junto a la fuente que está en el camino de Shur. Y le dijo: Agar, sierva de Sarai, ¿de dónde vienes tú, y a dónde vas? Y ella respondió: Huyo de delante de Sarai mi señora. Y le dijo el ángel de Jehová: Vuélvete a tu señora, y ponte sumisa bajo su mano. Le dijo también el ángel de Jehová: Multiplicaré tanto tu descendencia, que no podrá ser contada a causa de la multitud. Además le dijo el ángel de Jehová: He aquí que has concebido, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Ismael, porque Jehová ha oído tu aflicción. Y él será hombre fiero; su mano será contra todos, y la mano de todos contra él, y delante de todos sus hermanos habitará. Entonces llamó el nombre de Jehová que con ella hablaba: Tú eres Dios que ve; porque dijo: ¿No he visto también aquí al que me ve? Por lo cual llamó al pozo: Pozo del Viviente-que-me-ve. He aquí está entre Cades y Bered. Y Agar dio a luz un hijo a Abram, y llamó Abram el nombre del hijo que le dio Agar, Ismael. Era Abram de edad de ochenta y seis años, cuando Agar dio a luz a Ismael.

 
Salmo 111:  
Álef - ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor! Bet - en la asamblea, en compañía de los rectos. Guímel - Grandes son las obras del Señor; Dálet - estudiadas por los que en ellas se deleitan. He - Gloriosas y majestuosas son sus obras; Vav - su justicia permanece para siempre. Zayin - Ha hecho memorables sus maravillas. Jet - ¡El Señor es clemente y compasivo! Tet - Da de comer a quienes le temen; Yod - siempre recuerda su pacto. Caf - Ha mostrado a su pueblo el poder de sus obras Lámed - al darle la heredad de otras naciones. Mem - Las obras de sus manos son fieles y justas; Nun - todos sus preceptos son dignos de confianza, Sámej - inmutables por los siglos de los siglos, Ayin - establecidos con fidelidad y rectitud. Pe - Pagó el precio del rescate de su pueblo Tsade - y estableció su pacto para siempre. Qof - ¡Su nombre es santo e imponente! Resh - El principio de la sabiduría es el temor del Señor; Shin - buen juicio demuestran quienes cumplen sus preceptos. Tav - ¡Su alabanza permanece para siempre!


Proverbios 11: 
En el día de la ira de nada sirve ser rico, pero la justicia libra de la muerte. La justicia endereza el camino de los íntegros, pero la maldad hace caer a los impíos. La justicia libra a los justos, pero la codicia atrapa a los falsos. Muere el malvado, y con él su esperanza; muere también su ilusión de poder. El justo se salva de la calamidad, pero la desgracia le sobreviene al malvado. Con la boca el impío destruye a su prójimo, pero los justos se libran por el conocimiento. Cuando el justo prospera, la ciudad se alegra; cuando el malvado perece, hay gran regocijo. La bendición de los justos enaltece a la ciudad, pero la boca de los malvados la destruye. El falto de juicio desprecia a su prójimo, pero el entendido refrena su lengua. La gente chismosa revela los secretos; la gente confiable es discreta. Sin dirección, la nación fracasa; el éxito depende de los muchos consejeros. El fiador de un extraño saldrá perjudicado; negarse a dar fianza es vivir en paz. La mujer bondadosa se gana el respeto; los hombres violentos sólo ganan riquezas. El que es bondadoso se beneficia a sí mismo; el que es cruel, a sí mismo se perjudica. El malvado obtiene ganancias ilusorias; el que   siembra justicia asegura su ganancia. El que es justo obtiene la vida; el que persigue el mal se encamina a la muerte. El Señor aborrece a los de corazón perverso, pero se complace en los que viven con rectitud. Una cosa es segura: Los malvados no quedarán impunes, pero los justos saldrán bien librados. Como argolla de oro en hocico de cerdo es la mujer bella pero indiscreta. Los deseos de los justos terminan bien; la esperanza de los malvados termina mal. Unos dan a manos llenas, y reciben más de lo que dan; otros ni sus deudas pagan, y acaban en la miseria. El que es generoso prospera; el que reanima será reanimado. La gente maldice al que acapara el trigo, pero colma de bendiciones al que gustoso lo vende. El que madruga para el bien, halla buena voluntad; el que anda tras el mal, por el mal será alcanzado. El que confía en sus riquezas se marchita, pero el justo se renueva como el follaje. El que perturba su casa no hereda más que el viento, y el necio termina sirviendo al sabio. El fruto de la justicia es árbol de vida, pero el que arrebata vidas es violento. Si los justos reciben su pago aquí en la tierra, ¡cuánto más los impíos y los pecadores!


El Libro de Mateo Capítulo 23 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:

EL SANTO EVANGELIO SEGÚN
SAN MATEO



CAPÍTULO 23
(33 d.C.)
LOS PECADOS DE LOS
ESCRIBAS Y LOS FARISEOS

ENTONCES habló Jesús a las gentes, y a Sus Discípulos (éste no es el Jesús de la Iglesia moderna o del púlpito que está de moda),
2 Diciendo, Sobre la cátedra de Moisés se sentaron los Escribas y los Fariseos (los “Escribas” afirmaron ser intérpretes de la Ley de Moisés para la gente):
3 Así que, todo lo que os dijeren que guardéis, guardadlo y hacedlo (corresponde a una interpretación correcta de las Escrituras, y no encubrirlas); mas no hagáis conforme a sus obras: porque dicen, y no hacen (no practican lo que predican; recuerde, Jesús está diciendo esto, en el Templo, ante los Fariseos y la gente).
4 Porque atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los  hombres (referente a lo que escondían y las adiciones que habían sido hechas a la Ley por estos hipócritas); mas ni siquiera con su dedo las quieren mover (ellos mismos no hacían lo que exigen de otros).
5 Antes todas sus obras hacen para ser mirados de los hombres (auto-justificación): porque ensanchan sus filacterias (una caja pequeña puesta en el brazo o la frente que contenía Las Escrituras), y agrandan los flecos de sus mantos (borlas integradas por los hilos de rosca blancos y azules, con la intención de que los portadores de los Mandamientos del Señor los recordaran; hicieron éstos excesivamente grandes para atraer atención a sí mismos),
6 Y aman los primeros asientos en las cenas (el lugar más honrado en la mesa), y las primeras sillas en las Sinagogas (asientos de honor);
7 Y las salutaciones en las plazas (saludos extravagantes), y ser llamados de los hombres, Rabí, Rabí (“maestro,” un título preferido reclamado por los Fariseos).
8 Mas vosotros no queráis ser llamados Rabí (se refirió a la ambición codiciosa que amó el título vacío y utilizó cualquier medio para obtenerlo): porque Uno es vuestro Maestro (Instructor, Líder, Guía), el Cristo (el Señor Jesucristo); y todos vosotros sois hermanos (ni un Creyente es más alto que otro, y ni unos ni otros pueden tener de Cristo autoridad alguna sobre otros Creyentes [I Ped. 5:1-8]).
9 Y vuestro padre no llaméis a nadie en la Tierra (maestros eminentes a quienes la gente fue enseñada a recurrir a ellos en vez de recurrir a Dios): porque Uno es vuestro Padre, El Cual está en los Cielos (todos los maestros verdaderos de la Biblia deben hacer que los hombres recurran a Dios, y no a ellos como la fuente del poder y de la verdad).
10 Ni seáis llamados maestros (que quiere decir que los predicadores no deben ser llamados líderes espirituales): porque Uno es vuestro Maestro, el Cristo (significa realmente que Dios y Cristo son los Únicos Que tienen derecho a estos títulos).
11 El que es el mayor de vosotros, sea vuestro siervo (la definición de la grandeza Cristiana es, “el principio del siervo”).
12 Porque el que se ensalzare, será humillado (el orgullo y la vanidad); y el que se humillare, será ensalzado (es la Ley universal de las relaciones de Dios con los hombres).

LOS AYES SOBRE LOS
ESCRIBAS Y LOS FARISEOS

13 Mas ­ay de vosotros, Escribas y Fariseos, ¡hipócritas! (El primero de ocho ayes, y todos dichos en sus caras. No podía haber mayor insulto a ellos que ser llamados “¡hipócritas!”) porque cerráis el Reino de los Cielos delante de los hombres (es el primer ardid de Satanás, y se lleva a cabo por la religión): que ni vosotros entráis, ni a los que están entrando dejáis entrar (rechazan aceptar a Cristo, y se paran en la puerta para obstaculizar el acceso a quienesquiera y a todos que procuran venir a Él).
14 Ay de vosotros, Escribas y Fariseos, ¡hipócritas! porque devoráis las casas de las viudas, y por pretexto hacéis larga oración (proyecta una piedad falsa que engaña a la gente, y a los más indefensos): por esto llevaréis más grave juicio (nos dice que la maldad religiosa es la maldad más grande de todos).
15 Ay de vosotros, Escribas y Fariseos, ¡hipócritas! porque rodeáis el mar y la tierra por hacer un prosélito (trabajaban apasionadamente para atraer a la gente a sí mismos, en vez de atraerlos para el Señor), y cuando fuere hecho, le hacéis hijo del Infierno dos veces más que vosotros (las personas religiosas son las más difíciles de todas para traerlas al Señor).
16 Ay de vosotros, ¡guías ciegos! (estos líderes religiosos eran espiritualmente ciegos, sin embargo, ellos servían de guías espirituales a la gente, que garantizó la destrucción espiritual de la gente; ¿es esto tan diferente en la actualidad?) que decís, Cualquiera que jurare por el Templo, es nada (un juramento que no tiene que ser guardado); mas cualquiera que jurare por el oro del Templo, ¡deudor es! (Si alguien hace tal, él está obligado a cumplir con su juramento.)
17 ¡Insensatos y ciegos! (declara a Cristo que agrega a los epítetos de los hipócritas y de los ciegos, la palabra “¡insensatos!”) porque ¿cuál es mayor, el oro, o el Templo que santifica al oro? (La respuesta de Cristo no fue destinada a poner un sello de aprobación en juramentos que declaraban, sino al contrario, la insensatez de tal posición. El “oro” no santificó el “Templo” ¡sino todo lo contrario!)
18 Y, Cualquiera que jurare por el Altar, es nada (un juramento que no necesita ser guardado); mas cualquiera que jurare por la ofrenda que está sobre él, deudor es (si alguien presta juramento por el Sacrificio en el Altar, él está obligado a guardar tal juramento, o eso es lo que decían).
19 ¡Necios y ciegos! porque ¿cuál es mayor, la ofrenda (Sacrificio), o el Altar que santifica a la ofrenda? (Los líderes religiosos de Israel tenían un concepto equivocado de la totalidad del Plan de Dios.)
20 Pues el que jurare por el Altar, jura por él, y por todo lo que está sobre él (todos eran igualmente importantes).
21 Y el que jurare por el Templo, jura por él, y por Aquél Quien habita en él (su pecado era el pecado de hacer a Dios parte de su mal; es igual actualmente con muchos predicadores modernos).
22 Y el que jura por el Cielo, jura por el Trono de Dios, y por Aquél Quien está sentado  sobre él (aquí Cristo dice que jurar por el “Cielo” incluye a Dios y Su Trono ya sea si se da cuenta o no).
23 Ay de vosotros, Escribas y Fariseos, ¡hipócritas! porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino (pequeñas plantas utilizadas para condimentar), y dejasteis lo que es lo más grave de la Ley, es a saber, el Juicio, y la Misericordia, y la Fe (eran meticulosos acerca de estas cosas insignificantes, pero daban poca o ninguna atención en absoluto, a aquellas cosas que sí tenían importancia): esto era necesario hacer (pertenece al Juicio, la Misericordia y la Fe Bíblica), y sin omitir el otro (asegúrense, también, que ustedes paguen el diezmo en todo lo que ustedes poseen; toda la Palabra de Dios debe obedecerse, no sólo una parte).
24 ¡Guías ciegos! que coláis el mosquito, más tragáis el camello (es la auto-justicia tomada a un ultra-extremo).
25 Ay de vosotros, Escribas y Fariseos, ¡hipócritas! porque limpiáis lo que está de fuera del vaso y del plato (demostración ostentosa); mas de dentro están llenos de robo y de desenfreno (el corazón).
26 ¡Fariseo ciego! limpia primero lo de dentro del vaso y del plato (el corazón), para que también lo de fuera se haga limpio (tiene que ver con la pureza moral que viene de adentro, y si tal es el caso, el exterior estará limpio también).
27 Ay de vosotros, Escribas y Fariseos, ¡hipócritas! porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que de fuera, a la verdad, se muestran hermosos (una vez al año, los Judíos pintaban de blanco las tumbas para hacerlas visibles para que los hombres no contrajeran la suciedad ceremonial al tocar o caminar sobre ellos [Núm. 19:16]), mas de dentro están llenos de huesos de muertos, y de toda suciedad (esto simbolizó a los Fariseos).
28 Así también vosotros de fuera, a la verdad, os mostráis justos a los hombres, mas de dentro llenos estáis de hipocresía e iniquidad.
29 Ay de vosotros, Escribas y Fariseos, ¡hipócritas! (¡indica el octavo y último “Ay”!) porque edificáis los sepulcros de los Profetas, y adornáis los monumentos de los justos (se refiere a los honores pagados a los Santos fallecidos, mientras que al mismo tiempo, planeaban asesinar a Santos vivos, ¡aun a Cristo!),
30 Y decís, Si fuéramos en los días de nuestros padres, no hubiéramos sido sus compañeros en la sangre de los Profetas (todo el tiempo estaban planeando el asesinato de Cristo).
31 Así que, testimonio dais a vosotros mismos (sean honestos consigo mismos), que sois hijos de aquéllos que mataron a los Profetas (ustedes tienen los mismos corazones asesinos como aquéllos que ustedes condenan).
32 Vosotros también henchid la medida de vuestros padres (su maldad estaba por traer el juicio, ¡que así fue!).
33 ¡Serpientes, generación de víboras! (Él los compara a esa serpiente antigua, su padre, el Diablo [Jn. 8:44; Apoc. 12:9; 20:2].) ¿Cómo evitaréis el Juicio del Infierno? (El destino eterno de estos líderes religiosos sería el Infierno. ¡Qué denuncia!)
34 Por tanto, he aquí, yo envío a vosotros Profetas, y sabios, y Escribas (corresponde a los de la Iglesia Primitiva): y de ellos, a unos mataréis y crucificaréis, y a otros de ellos azotaréis en vuestras Sinagogas, y perseguiréis de ciudad en ciudad (el libro de los Hechos registra todo esto, exactamente según lo dicho por Cristo):
35 Para que venga sobre vosotros toda la sangre justa que se ha derramado sobre la Tierra (corresponde a la copa de la iniquidad que estaba llena; el Juicio estaba por llegar, ¡que así aconteció!), desde la sangre de Abel (Gén., cap. 4) el justo, hasta la sangre de Zacarías, hijo de Berequías, al cual matasteis entre el Templo y el Altar (muy probable, Zacarías el Profeta [Zac. 1:1]).
36 De cierto os digo, Que todo esto vendrá sobre esta generación (¡y sucedió! casi treinta y siete años más tarde, en el año 70 d.C., Jerusalén fue destruida totalmente por Tito, el General Romano).

CRISTO LLORA SOBRE
JERUSALÉN

37 Oh Jerusalén, Jerusalén (presenta a Jesús que está junto al Templo cuando Él dio esta explicación triste), que matas a los Profetas, y apedreas a los que son enviados a ti (demuestra la animosidad terrible dirigida hacia estos Mensajeros de Dios), ¡­cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus pollitos debajo de las alas, y no quisiste! (Indica cada esfuerzo hecho por el Señor, y hecho “muy a menudo,” para hacer entrar en razón a Israel.)
38 He aquí, vuestra casa (el Templo o Jerusalén, ya no es más la habitación de Dios) os es dejada desierta (sin Dios, lo que quiere decir es que ellos estaban a la merced de Satanás).
39 Porque os digo, Que desde ahora no Me veréis, hasta que digáis, Bendito El Que viene en el Nombre del Señor (la Segunda Venida). 

Primera Corintios Capítulo 13: 
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.

Hebreos 10:35-12:4  
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta  en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté,  David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.Romanos 8: 
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los   muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

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30 August 2022

El 30 de agosto Lectura Bíblica Diaria

Sonidos del aire libre

Mensaje de la Cruz de Cristo Jesús-Capítulo-1


 Baboquivari - Arizona

El 30 de agosto Lectura Bíblica Diaria:

Génesis 11-13:
11 Tenía entonces toda la tierra una sola lengua y unas mismas palabras. Y aconteció que cuando salieron de oriente, hallaron una llanura en la tierra de Sinar, y se establecieron allí. Y se dijeron unos a otros: Vamos, hagamos ladrillo y cozámoslo con fuego. Y les sirvió el ladrillo en lugar de piedra, y el asfalto en lugar de mezcla. Y dijeron: Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo; y hagámonos un nombre, por si fuéremos esparcidos sobre la faz de toda la tierra. Y descendió Jehová para ver la ciudad y la torre que edificaban los hijos de los hombres. Y dijo Jehová: He aquí el pueblo es uno, y todos éstos tienen un solo lenguaje; y han comenzado la obra, y nada les hará desistir ahora de lo que han pensado hacer. Ahora, pues, descendamos, y confundamos allí su lengua, para que ninguno entienda el habla de su compañero. Así los esparció Jehová desde allí sobre la faz de toda la tierra, y dejaron de edificar la ciudad. Por esto fue llamado el nombre de ella Babel, porque allí confundió Jehová el lenguaje de toda la tierra, y desde allí los esparció sobre la faz de toda la tierra. Estas son las generaciones de Sem: Sem, de edad de cien años, engendró a Arfaxad, dos años después del diluvio. Y vivió Sem, después que engendró a Arfaxad, quinientos años, y engendró hijos e hijas. Arfaxad vivió treinta y cinco años, y engendró a Sala. Y vivió Arfaxad, después que engendró a Sala, cuatrocientos tres años, y engendró hijos e hijas. Sala vivió treinta años, y engendró a Heber. Y vivió Sala, después que engendró a Heber, cuatrocientos tres años, y engendró hijos e hijas. Heber vivió treinta y cuatro años, y engendró a Peleg. Y vivió Heber, después que engendró a Peleg, cuatrocientos treinta años, y engendró hijos e hijas. Peleg vivió treinta años, y engendró a Reu. Y vivió Peleg, después que engendró a Reu, doscientos nueve años, y engendró hijos e hijas. Reu vivió treinta y dos años, y engendró a Serug. Y vivió Reu, después que engendró a Serug, doscientos siete años, y engendró hijos e hijas. Serug vivió treinta años, y engendró a Nacor. Y vivió Serug, después que engendró a Nacor, doscientos años, y engendró hijos e hijas. Nacor vivió veintinueve años, y engendró a Taré. Y vivió Nacor, después que engendró a Taré, ciento diecinueve años, y engendró hijos e hijas. Taré vivió setenta años, y engendró a Abram, a Nacor y a Harán. Estas son las generaciones de Taré: Taré engendró a Abram, a Nacor y a Harán; y Harán engendró a Lot. Y murió Harán antes que su padre Taré en la tierra de su nacimiento, en Ur de los caldeos. Y tomaron Abram y Nacor para sí mujeres; el nombre de la mujer de Abram era Sarai, y el nombre de la mujer de Nacor, Milca, hija de Harán, padre de Milca y de Isca. Mas Sarai era estéril, y no tenía hijo. Y tomó Taré a Abram su hijo, y a Lot hijo de Harán, hijo de su hijo, y a Sarai su nuera, mujer de Abram su hijo, y salió con ellos de Ur de los caldeos, para ir a la tierra de Canaán; y vinieron hasta Harán, y se quedaron allí. Y fueron los días de Taré doscientos cinco años; y murió Taré en Harán. 12 Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra. Y se fue Abram, como Jehová le dijo; y Lot fue con él. Y era Abram de edad de setenta y cinco años cuando salió de Harán. Tomó, pues, Abram a Sarai su mujer, y a Lot hijo de su hermano, y todos sus bienes que habían ganado y las personas que habían adquirido en Harán, y salieron para ir a tierra de Canaán; y a tierra de Canaán llegaron. Y pasó Abram por aquella tierra hasta el lugar de Siquem, hasta el encino de More; y el cananeo estaba entonces en la tierra. Y apareció Jehová a Abram, y le dijo: A tu descendencia daré esta tierra. Y edificó allí un altar a Jehová, quien le había aparecido. Luego se pasó de allí a un monte al oriente de Bet-el, y plantó su tienda, teniendo a Bet-el al occidente y Hai al oriente; y edificó allí altar a Jehová, e invocó el nombre de Jehová. Y Abram partió de allí, caminando y yendo hacia el Neguev. Hubo entonces hambre en la tierra, y descendió Abram a Egipto para morar allá; porque era grande el hambre en la tierra. Y aconteció que cuando estaba para entrar en Egipto, dijo a Sarai su mujer: He aquí, ahora conozco que eres mujer de hermoso aspecto; y cuando te vean los egipcios, dirán: Su mujer es; y me matarán a mí, y a ti te reservarán la vida. Ahora, pues, dí que eres mi hermana, para que me vaya bien por causa tuya, y viva mi alma por causa de ti. Y aconteció que cuando entró Abram en Egipto, los egipcios vieron que la mujer era hermosa en gran manera. También la vieron los príncipes de Faraón, y la alabaron delante de él; y fue llevada la mujer a casa de Faraón. E hizo bien a Abram por causa de ella; y él tuvo ovejas, vacas, asnos, siervos, criadas, asnas y camellos. Mas Jehová hirió a Faraón y a su casa con grandes plagas, por causa de Sarai mujer de Abram. Entonces Faraón llamó a Abram, y le dijo: ¿Qué es esto que has hecho conmigo? ¿Por qué no me declaraste que era tu mujer? ¿Por qué dijiste: Es mi hermana, poniéndome en ocasión de tomarla para mí por mujer? Ahora, pues, he aquí tu mujer; tómala, y vete. Entonces Faraón dio orden a su gente acerca de Abram; y le acompañaron, y a su mujer, con todo lo que tenía. 13 Subió, pues, Abram de Egipto hacia el Neguev, él y su mujer, con todo lo que tenía, y con él Lot. Y Abram era riquísimo en ganado, en plata y en oro. Y volvió por sus jornadas desde el Neguev hacia Bet-el, hasta el lugar donde había estado antes su tienda entre Bet-el y Hai, al lugar del altar que había hecho allí antes; e invocó allí Abram el nombre de Jehová. También Lot, que andaba con Abram, tenía ovejas, vacas y tiendas. Y la tierra no era suficiente para que habitasen juntos, pues sus posesiones eran muchas, y no podían morar en un mismo lugar. Y hubo contienda entre los pastores del ganado de Abram y los pastores del ganado de Lot; y el cananeo y el ferezeo habitaban entonces en la tierra. Entonces Abram dijo a Lot: No haya ahora altercado entre nosotros dos, entre mis pastores y los tuyos, porque somos hermanos. ¿No está toda la tierra delante de ti? Yo te ruego que te apartes de mí. Si fueres a la mano izquierda, yo iré a la derecha; y si tú a la derecha, yo iré a la izquierda. Y alzó Lot sus ojos, y vio toda la llanura del Jordán, que toda ella era de riego, como el huerto de Jehová, como la tierra de Egipto en la dirección de Zoar, antes que destruyese Jehová a Sodoma y a Gomorra. Entonces Lot escogió para sí toda la llanura del Jordán; y se fue Lot hacia el oriente, y se apartaron el uno del otro. Abram acampó en la tierra de Canaán, en tanto que Lot habitó en las ciudades de la llanura, y fue poniendo sus tiendas hasta Sodoma. Mas los hombres de Sodoma eran malos y pecadores contra Jehová en gran manera. Y Jehová dijo a Abram, después que Lot se apartó de él: Alza ahora tus ojos, y mira desde el lugar donde estás hacia el norte y el sur, y al oriente y al occidente. Porque toda la tierra que ves, la daré a ti y a tu descendencia para siempre. Y haré tu descendencia como el polvo de la tierra; que si alguno puede contar el polvo de la tierra, también tu descendencia será contada. Levántate, vé por la tierra a lo largo de ella y a su ancho; porque a ti la daré. Abram, pues, removiendo su tienda, vino y moró en el encinar de Mamre, que está en Hebrón, y edificó allí altar a Jehová.


Salmo 110:  
JEHOVÁ dijo a mi Señor: ¡Siéntate a mi diestra, hasta tanto que ponga a tus enemigos por escabel de tus pies! Enviará Jehová desde Sión la vara de tu poder; ¡domina tú en medio de tus enemigos! Tu pueblo se presentará como ofrendas voluntarias en el día de tu poder, ataviados con los adornos de la santidad: como el rocío que cae del seno del alba, así te será tu valiente juventud. Juró Jehová, y no se arrepentirá: ¡Tú eres sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec! El Señor está a tu diestra: quebrantará a reyes en el día de su ira. Juzgará entre las naciones; las llenará de cadáveres; magullará la cabeza que domina sobre la ancha tierra. Del arroyo beberá en el camino; por tanto levantará la cabeza.
  
Proverbios 10:
PROVERBIOS de Salomón: El hijo sabio alegra a su padre; pero el hijo insensato es el pesar de su madre. Nada aprovechan los tesoros mal habidos; mas la justicia libra de la muerte. Jehová no dejará hambrienta el alma del justo; pero desbarata los deseos del hombre malo. Pobre permanece aquel que trabaja con mano negligente; pero la mano de los diligentes enriquece. El que recoge en el verano es hijo entendido; mas aquel que ronca en tiempo de la siega es hijo que causa vergüenza. Hay bendiciones para la cabeza del justo; pero la boca del inicuo encubre la violencia. La memoria del justo será bendita; pero el nombre de los inicuos se podrirá. El sabio de corazón recibirá preceptos; mas el tonto locuaz caerá. El que anda con integridad, anda con seguridad; mas el que pervierte sus caminos, será puesto en descubierto. El que guiña el ojo causa dolor, y el tonto locuaz caerá. Manantial de vida es la boca del justo; pero la boca de los inicuos encubre la violencia. El odio suscita rencillas, mas el amor cubre toda suerte de ofensas. En los labios del entendido se halla la sabiduría; mas la vara es para las espaldas del falto de entendimiento. los sabios atesoran el saber; pero la boca del necio es una destrucción  cercana. El caudal del rico es su plaza fuerte; mas la miseria de los pobres los llena de espanto. El trabajo del justo se encamina a la vida; pero las ganancias del inicuo, al pecado. El que atiende a la amonestación va por el sendero de la vida; mas quien desecha la reprensión va descaminado. El que oculta el odio es de labios mentirosos; y aquel que profiere la calumnia es un insensato. En la multitud de palabras no falta pecado; mas el que refrena sus labios obra sabiamente. Plata escogida es la lengua del justo; pero el corazón de los hombres malos vale poco. Los labios del justo nutren a muchos; pero los necios mueren por falta de entendimiento. La bendición de Jehová enriquece, y el afán no le añade nada. El hacer maldad es como una diversión al insensato; pero la sabiduría está con el hombre  entendido. Lo que teme el inicuo eso vendrá sobre él; asimismo lo que desean los justos les será dado. Cuando pase el torbellino ya no existirá el inicuo; pero el justo tiene un cimiento eterno. Como vinagre a los dientes, y como humo a los ojos, así es el perezoso a los que le envían. El temor de Jehová aumenta los días; pero los años de los inicuos serán acortados. La esperanza de los justos parará en alegría; mas la expectación de los inicuos perecerá. El camino de Jehová es una fortaleza para el hombre recto; mas es la destrucción para los obradores de iniquidad. Los justos no serán removidos jamás; pero los inicuos no habitarán la tierra. La boca de los justos brota sabiduría; pero la lengua perversa será cortada. Los labios del justo saben hablar lo que agrada; pero la boca de los inicuos profiere cosas perversas.



El Libro de Mateo Capítulo 22 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:

EL SANTO EVANGELIO SEGÙN
SAN MATEO
CAPÍTULO 22
(33 d.C.)
LA PARÁBOLA DE LA FIESTA
DE LAS BODAS

Y RESPONDIENDO Jesús les volvió a hablar en Parábolas, diciendo (Jesús todavía está en el Templo, y continuaba en Su Mensaje; ・les・ se refiere a los líderes religiosos de Israel),
2 El Reino de los Cielos es semejante a un hombre rey (Dios el Rey), que hizo bodas a su hijo (el Señor Jesucristo),
3 Y envió sus siervos (los Profetas) para que llamasen (Israel) los llamados a las bodas: más no quisieron venir (rechazaron a los Profetas e incluso a su Mesías; la frase proclama un rechazo calculado y deliberado).
4 Otra vez, volvió a enviar otros siervos (que podría referirse a Sus Discípulos personales y al Apóstol Pablo y a aquéllos en la Iglesia Primitiva, Cuyo Ministerio estaba por venir en el futuro), diciendo, Decid a los llamados (es una invitación personalmente dirigida al pueblo de Israel; los primeros Capítulos del Libro de los Hechos testificarán de esto), He aquí, yo he preparado mi comida: mis toros y animales engordados son muertos, y todo está preparado (un sentido fuerte de la urgencia, porque el tiempo está acabándose): venid a las bodas (tiene que ver con la última invitación dada a los Judíos que muy posible fue dada por el Apóstol Pablo [Hch., cap. 23]).
5 Mas ellos no hicieron caso (la respuesta de Israel al Evangelio), y se fueron por sus caminos (sus propios caminos en vez de los Caminos de Dios), uno a su labranza, y otro a sus negocios (Israel no tenía interés alguno en el Evangelio; estaban más interesados en el dinero; ¡cuánto se parece a la Iglesia moderna!):
6 Y los demás (los de Israel que no querían el Evangelio, lo que incluyó a los líderes religiosos), tomando a sus siervos (los Apóstoles), los afrentaron y los mataron (la época de la Iglesia Primitiva fue gloriosa, pero también, una época de persecución intensa).
7 Mas el rey (el Padre Celestial), oyendo esto, se enojó (sumamente airado): y enviando sus ejércitos, destruyó a aquellos homicidas, y puso fuego a su ciudad (exactamente lo que sucedió en el año 70 d.C., cuando Jerusalén fue destruida por Tito).
8 Entonces dice a sus siervos (el Plan de Dios no se detiene, solamente su dirección), Las bodas a la verdad están preparadas (se llevará a cabo así como fue previsto, pero con un cambio de huéspedes), mas los que eran llamados no eran dignos (con respecto a Israel que no aceptaría que Cristo era merecedor de toda honra).
9 Id pues a las salidas de los caminos (el resto del mundo), y llamad a las bodas (da una invitación a los Gentiles, la cual era el Plan del Señor todo el tiempo, pero no de esta manera) a cuantos hallareis (el amor invita a ・cuantos・).
10 Y saliendo los siervos (los Apóstoles y los Profetas) por los caminos (el evangelismo mundial, comenzó en realidad por el Apóstol Pablo), juntaron a todos los que hallaron (la invitación del Evangelio dada a todos; nadie está excluido), juntamente malos y buenos (proclama el hecho de que los ・buenos・ necesitan Salvación, así como los ・malos・): y las bodas fueron llenas de convidados (concerniente a los redimidos quienes estarán compuestos tanto de Judíos como de Gentiles).
11 Y entró el rey (Dios el Padre) para ver los convidados (era la costumbre que el anfitrión llegara a ver a sus huéspedes después de reunirse), y vio allí un hombre no vestido de boda (la ropa de boda provista por el rey, que era la costumbre de aquel entonces):
12 Y le dijo, Amigo (utilizado de una manera negativa), ¿cómo entraste aquí no teniendo vestido de boda? (usted está vestido en su propia ropa, que es la auto-justificación, y ha rechazado mi ropa, la cual es la Justicia de Cristo.) Mas él cerró la boca (este hombre consideraba que su propia ropa de la auto-justicia era suficiente buena para la fiesta; y que le ajustaba bien hasta que entró el rey y entonces fue descubierto y echado fuera).
13 Entonces el rey (Dios el Padre) dijo a los que servían (Ángeles, en este caso), Atado de pies y de manos, tomadle (también se refiere a los Verdaderos Predicadores que proclaman la Salvación a los Buscadores de Cristo, y condenación a los que son Rechazadores de Cristo), y echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes (el Infierno es el resultado final de toda auto-justicia).
14 Porque muchos son llamados (incluye al mundo entero, que son muchos ・\ y llamados por Dios), y pocos escogidos (pocos responden a favor del llamado).
EL DINERO TRIBUTO
PARA CÉSAR
15 Entonces, idos los Fariseos (los hipócritas que se auto-justificaban, a quienes Cristo se dirigía), consultaron (con los Herodianos y Saduceos) cómo Le tomarían en alguna palabra (atraparlo así para que pudieran arrestarlo; ¡cuán insensatos eran!).
16 Y envían a Él los discípulos de ellos (discípulos de los Fariseos), con los Herodianos (los que afirmaron que Herodes era el Mesías), diciendo, Maestro (instructor), sabemos que eres amador de la verdad, y que enseñas con verdad el Camino de Dios, y que no te importa lo que digan los demás: porque no tienes acepción de persona de hombres (los halagos, los cuales no creyeron en absoluto, pero era parte de su trampa ingeniosa según ellos creían; era absurdo intentar igualarlo a los genios con Él, pero en su estupidez seguían intentándolo).
17 Dinos pues, ¿qué te parece? ¿Es lícito (la Ley de Moisés) dar tributo (pagar impuestos) a César, o no? (Esta pregunta rugía en Israel en aquel entonces. En su pensamiento, cualquier modo que Él contestara Lo atraparía. Si Él hubiera dicho que no era legal, esto Lo habría puesto en oposición con el gobierno Romano. Si Él hubiera dicho que era legal, Él habría negado Su afirmación de ser el Mesías, el Rey de Israel.)
18 Mas Jesús entendida la malicia de ellos (corresponde a la hipocresía que incitó la pregunta de ellos), les dice, ¿Por qué Me tentáis (Él vio a través de su astucia), hipócritas? (Él les echó esto en cara.)
19 Mostradme la moneda (el tipo de moneda usada para pagar el impuesto) del tributo. Y ellos Le presentaron un denario (la moneda).
20 Entonces les dijo, ¿De quién es esta figura, y lo que está encima escrito? (Era probablemente la imagen de Tiberio en la moneda.)
21 Le dijeron, De César. Y Él les dijo, Pagad pues a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios (el gobierno legal se reconoce aquí, y el apoyo para el gobierno se aprueba; si está hecho correctamente, el apoyo para el gobierno y el apoyo para Dios no estarán en conflicto).
22 Y oyendo esto (en esta declaración corta, una esfera nueva de gobierno fue introducida, las dos esferas de la Iglesia y del Estado deben ser distintas y no unidas), se maravillaron (fueron dejados mudos), y dejándole se fueron (fueron silenciados, pero sus corazones malvados no fueron cambiados).
LA RESURRECCIÓN
23 Aquel día llegaron a Él los Saduceos (el tercer partido en Israel que intentó acecharle trampas), que dicen no haber Resurrección (no creyeron en una vida futura del alma, ni la Resurrección del cuerpo), y Le preguntaron,
24 Diciendo, Maestro (instructor), Moisés dijo (estudiaron la Biblia, pero no para que ella moldeara sus vidas), Si alguno muriere sin hijos, su hermano se casará con su mujer, y despertará simiente a su hermano ([Deut. 25:5-10] estaba solamente bajo el Antiguo Convenio, y no fue traspasado al Nuevo Convenio).
25 Fueron pues, entre nosotros siete hermanos (un caso hipotético): y el primero tomó mujer, y murió (falleció), y no teniendo simiente (no tuvo hijo alguno), dejó su mujer a su hermano.
26 De la misma manera también el segundo, y el tercero, hasta el séptimo.
27 Y después de todos murió también la mujer.
28 En la Resurrección pues, ¿de cuál de los siete será ella mujer? porque todos la tuvieron (ya sueltan su trampa).
29 Entonces respondiendo Jesús les dijo (lo que parecía no tener respuesta a otros, era sencillo para Él), Erráis, ignorando Las Escrituras (de nuevo, Él los lleva a la Palabra de Dios), y el poder de Dios (describe la negación por los Saduceos de lo supernatural).
30 Porque en la Resurrección (esto proclama por Cristo la validez de la Doctrina de la Resurrección), ni los hombres (todos los que son salvados) tomarán mujeres, ni las mujeres marido; mas son como los Ángeles de Dios en el Cielo (no mueren; también, Cristo proclama la existencia de los Ángeles, los cuales los Saduceos también negaban).
31 Y de la Resurrección de los muertos (garantiza su Resurrección y también, la vida después de la muerte), ¿no habéis leído lo que os es dicho por Dios, que dice (Éx. 3:6, 16),
32 Yo soy el Dios de Abraham, y el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob? Dios no es Dios de  muertos, sino de vivos (demuestra la falacia del gran Plan de Dios que está edificado y afirmado sobre lo que es inexistente; el Señor está diciendo que estos hombres de los cuales Él habló y todos los otros que habían muerto en la Fe estaban entonces vivos, y estarán vivos para siempre; en esto, Cristo enseña la inmortalidad del alma y que Dios es el Dios de todas las almas difuntas; también, la gran inversión que Cristo haría en la Cruz, no debía ser definitivamente hecha para todos los Santos muertos quienes no tendrán existencia alguna).
33 Y oyendo esto las multitudes, estaban atónitas de Su Doctrina (en la simplicidad de lo que Él dijo referente a la Resurrección, usando ejemplos de la Palabra de Dios).
EL GRAN MANDAMIENTO
34 Entonces los Fariseos, oyendo que había cerrado la boca a los Saduceos, se juntaron a una (normalmente se odiaban).
35 Y preguntó uno de ellos, intérprete de la Ley (Escriba), tentándole y diciendo,
36 Maestro (instructor), ¿cuál es el gran Mandamiento en la Ley? (La Ley de Moisés.)
37 Y Jesús le dijo, Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente (éste es el fundamento de toda la Ley, y también, se aplica al presente Día de la Gracia).
38 Este es el primero y el grande Mandamiento (el Amor de Dios debe ser ・primero・ antes que cualquier otra cosa pueda ser afirmada).
39 Y el segundo es semejante a éste, Amarás a tu prójimo como a ti mismo (tal como ama a su vecino, en consecuencia, así ama a Dios).
40 De estos dos Mandamientos depende toda la Ley y los Profetas (incluye el Nuevo Testamento, ¡también!).
EL HIJO DE DAVID
41 Y estando juntos los Fariseos (se refiere a Jesús que habla a la gran muchedumbre en el Templo, la cual contenía muchos Fariseos), Jesús les preguntó (tiene que ver con la pregunta más importante que jamás se haya hecho, porque pertenece a la Persona de Cristo, el Mesías),
42 Diciendo, ¿Qué os parece del Cristo? (¿Cuáles eran sus pensamientos referente al Mesías?) ¿De quién es Hijo? (Él ahora los llevará cara a cara con su identidad.) Le dijeron, El Hijo de David (es la respuesta correcta conforme a II Samuel, cap. 7).
43 Él les dice, ¿Pues cómo David en espíritu Le llama Señor, diciendo (el Mesías era Hijo de David ・\ en su linaje ・\ y también, el Señor de David; fue revelado a David por el Espíritu Santo, y reconcilia la Humanidad y la Deidad de Cristo),
44 Dijo el SEÑOR a mi Señor ([Sal. 110:1] se refiere a Dios el Padre que habla a Dios el Hijo), Siéntate a Mi Diestra (se refiere a Cristo siendo exaltado a la posición más alta del Cielo, lo cual siguió inmediatamente después de la Ascensión [Fil. 2:9-11]), entre tanto que pongo Tus enemigos por estrado de Tus Pies? (Se refiere a todos los enemigos que serán aplastados durante el Milenio y al final [I Cor. 15:24-28; Ef. 1:10].)
45 Pues si David Le llama Señor, ¿cómo es su Hijo? (Él es Señor de David porque Él es Dios; Él es Hijo de David porque Él se hizo hombre por medio de María de la Casa de David [Luc. 1:34-35; 3:23-38] esta sola pregunta les presenta la Verdad de Su Encarnación ・\ Dios que se hizo hombre.)
46 Y nadie Le podía responder palabra (no podrían refutar Su argumento); ni osó alguno desde aquel día preguntarle más (demuestra el hecho de que Su inteligencia Espiritual y de Las Escrituras excedía más allá de cualquier cosa que ellos jamás habían visto o conocido).

Primera Corintios Capítulo 13:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.
Hebreos 10:35-12:4
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta  en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté,  David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.
Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los   muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

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29 August 2022

El 29 de agosto Lectura Bíblica Diaria

Sonidos del aire libre

Mensaje de la Cruz de Cristo Jesús-Capítulo-1

Montañas Santa Rita - Arizona

El 29 de agosto Lectura Bíblica Diaria:

Génesis 8-10:
8 Y se acordó Dios de Noé, y de todos los animales, y de todas las bestias que estaban con él en el arca; e hizo pasar Dios un viento sobre la tierra, y disminuyeron las aguas. Y se cerraron las fuentes del abismo y las cataratas de los cielos; y la lluvia de los cielos fue detenida. Y las aguas decrecían gradualmente de sobre la tierra; y se retiraron las aguas al cabo de ciento cincuenta días. Y reposó el arca en el mes séptimo, a los diecisiete días del mes, sobre los montes de Ararat. Y las aguas fueron decreciendo hasta el mes décimo; en el décimo, al primero del mes, se descubrieron las cimas de los montes. Sucedió que al cabo de cuarenta días abrió Noé la ventana del arca que había hecho, y envió un cuervo, el cual salió, y estuvo yendo y volviendo hasta que las aguas se secaron sobre la tierra. Envió también de sí una paloma, para ver si las aguas se habían retirado de sobre la faz de la tierra. Y no halló la paloma donde sentar la planta de su pie, y volvió a él al arca, porque las aguas estaban aún sobre la faz de toda la tierra. Entonces él extendió su mano, y tomándola, la hizo entrar consigo en el arca. Esperó aún otros siete días, y volvió a enviar la paloma fuera del arca. Y la paloma volvió a él a la hora de la tarde; y he aquí que traía una hoja de olivo en el pico; y entendió Noé que las aguas se habían retirado de sobre la tierra. Y esperó aún otros siete días, y envió la paloma, la cual no volvió ya más a él. Y sucedió que en el año seiscientos uno de Noé, en el mes primero, el día primero del mes, las aguas se secaron sobre la tierra; y quitó Noé la cubierta del arca, y miró, y he aquí que la faz de la tierra estaba seca. Y en el mes segundo, a los veintisiete días del mes, se secó la tierra. Entonces habló Dios a Noé, diciendo: Sal del arca tú, y tu mujer, y tus hijos, y las mujeres de tus hijos contigo. Todos los animales que están contigo de toda carne, de aves y de bestias y de todo reptil que se arrastra sobre la tierra, sacarás contigo; y vayan por la tierra, y fructifiquen y multiplíquense sobre la tierra. Entonces salió Noé, y sus hijos, su mujer, y las mujeres de sus hijos con él. Todos los animales, y todo reptil y toda ave, todo lo que se mueve sobre la tierra según sus especies, salieron del arca. Y edificó Noé un altar a Jehová, y tomó de todo animal limpio y de toda ave limpia, y ofreció holocausto en el altar. Y percibió Jehová olor grato; y dijo Jehová en su corazón: No volveré más a maldecir la tierra por causa del hombre; porque el intento del corazón del hombre es malo desde su juventud; ni volveré más a destruir todo ser viviente, como he hecho. Mientras la tierra permanezca, no cesarán la sementera y la siega, el frío y el calor, el verano y el invierno, y el día y la noche. 9 Bendijo Dios a Noé y a sus hijos, y les dijo: Fructificad y multiplicaos, y llenad la tierra. El temor y el miedo de vosotros estarán sobre todo animal de la tierra, y sobre toda ave de los cielos, en todo lo que se mueva sobre la tierra, y en todos los peces del mar; en vuestra mano son entregados. Todo lo que se mueve y vive, os será para mantenimiento: así como las legumbres y plantas verdes, os lo he dado todo. Pero carne con su vida, que es su sangre, no comeréis. Porque ciertamente demandaré la sangre de vuestras vidas; de mano de todo animal la demandaré, y de mano del hombre; de mano del varón su hermano demandaré la vida del hombre. El que derramare sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada; porque a imagen de Dios es hecho el hombre. Mas vosotros fructificad y multiplicaos; procread abundantemente en la tierra, y multiplicaos en ella. Y habló Dios a Noé y a sus hijos con él, diciendo: He aquí que yo establezco mi pacto con vosotros, y con vuestros descendientes después de vosotros; y con todo ser viviente que está con vosotros; aves, animales y toda bestia de la tierra que está con vosotros, desde todos los que salieron del arca hasta todo animal de la tierra. Estableceré mi pacto con vosotros, y no exterminaré ya más toda carne con aguas de diluvio, ni habrá más diluvio para destruir la tierra. Y dijo Dios: Esta es la señal del pacto que yo establezco entre mí y vosotros y todo ser viviente que está con vosotros, por siglos perpetuos: Mi arco he puesto en las nubes, el cual será por señal del pacto entre mí y la tierra. Y sucederá que cuando haga venir nubes sobre la tierra, se dejará ver entonces mi arco en las nubes. Y me acordaré del pacto mío, que hay entre mí y vosotros y todo ser viviente de toda carne; y no habrá más diluvio de aguas para destruir toda carne. Estará el arco en las nubes, y lo veré, y me acordaré del pacto perpetuo entre Dios y todo ser viviente, con toda carne que hay sobre la tierra. Dijo, pues, Dios a Noé: Esta es la señal del pacto que he establecido entre mí y toda carne que está sobre la tierra. Y los hijos de Noé que salieron del arca fueron Sem, Cam y Jafet; y Cam es el padre de Canaán. Estos tres son los hijos de Noé, y de ellos fue llena toda la tierra. Después comenzó Noé a labrar la tierra, y plantó una viña; y bebió del vino, y se embriagó, y estaba descubierto en medio de su tienda. Y Cam, padre de Canaán, vio la desnudez de su padre, y lo dijo a sus dos hermanos que estaban afuera. Entonces Sem y Jafet tomaron la ropa, y la pusieron sobre sus propios hombros, y andando hacia atrás, cubrieron la desnudez de su padre, teniendo vueltos sus rostros, y así no vieron la desnudez de su padre. Y despertó Noé de su embriaguez, y supo lo que le había hecho su hijo más joven, y dijo:
Maldito sea Canaán;
Siervo de siervos será a sus hermanos. Dijo más:
Bendito por Jehová mi Dios sea Sem,
Y sea Canaán su siervo. Engrandezca Dios a Jafet,
Y habite en las tiendas de Sem,
Y sea Canaán su siervo. Y vivió Noé después del diluvio trescientos cincuenta años. Y fueron todos los días de Noé novecientos cincuenta años; y murió. 10 Estas son las generaciones de los hijos de Noé: Sem, Cam y Jafet, a quienes nacieron hijos después del diluvio. Los hijos de Jafet: Gomer, Magog, Madai, Javán, Tubal, Mesec y Tiras. Los hijos de Gomer: Askenaz, Rifat y Togarma. Los hijos de Javán: Elisa, Tarsis, Quitim y Dodanim. De éstos se poblaron las costas, cada cual según su lengua, conforme a sus familias en sus naciones. Los hijos de Cam: Cus, Mizraim, Fut y Canaán. Y los hijos de Cus: Seba, Havila, Sabta, Raama y Sabteca. Y los hijos de Raama: Seba y Dedán. Y Cus engendró a Nimrod, quien llegó a ser el primer poderoso en la tierra. Este fue vigoroso cazador delante de Jehová; por lo cual se dice: Así como Nimrod, vigoroso cazador delante de Jehová. Y fue el comienzo de su reino Babel, Erec, Acad y Calne, en la tierra de Sinar. De esta tierra salió para Asiria, y edificó Nínive, Rehobot, Cala, y Resén entre Nínive y Cala, la cual es ciudad grande. Mizraim engendró a Ludim, a Anamim, a Lehabim, a Naftuhim, a Patrusim, a Casluhim, de donde salieron los filisteos, y a Caftorim. Y Canaán engendró a Sidón su primogénito, a Het, al jebuseo, al amorreo, al gergeseo, al heveo, al araceo, al sineo, al arvadeo, al zemareo y al hamateo; y después se dispersaron las familias de los cananeos. Y fue el territorio de los cananeos desde Sidón, en dirección a Gerar, hasta Gaza; y en dirección de Sodoma, Gomorra, Adma y Zeboim, hasta Lasa. Estos son los hijos de Cam por sus familias, por sus lenguas, en sus tierras, en sus naciones. También le nacieron hijos a Sem, padre de todos los hijos de Heber, y hermano mayor de Jafet. Los hijos de Sem fueron Elam, Asur, Arfaxad, Lud y Aram. Y los hijos de Aram: Uz, Hul, Geter y Mas. Arfaxad engendró a Sala, y Sala engendró a Heber. Y a Heber nacieron dos hijos: el nombre del uno fue Peleg, porque en sus días fue repartida la tierra; y el nombre de su hermano, Joctán. Y Joctán engendró a Almodad, Selef, Hazar-mavet, Jera, Adoram, Uzal, Dicla, Obal, Abimael, Seba, Ofir, Havila y Jobab; todos estos fueron hijos de Joctán. Y la tierra en que habitaron fue desde Mesa en dirección de Sefar, hasta la región montañosa del oriente. Estos fueron los hijos de Sem por sus familias, por sus lenguas, en sus tierras, en sus naciones. Estas son las familias de los hijos de Noé por sus descendencias, en sus naciones; y de éstos se esparcieron las naciones en la tierra después del diluvio.

Salmo 109:
Oh Dios de mi alabanza, no calles; Porque boca de impío y boca de engañador se han abierto contra mí;
Han hablado de mí con lengua mentirosa; Con palabras de odio me han rodeado,
Y pelearon contra mí sin causa. En pago de mi amor me han sido adversarios;
Mas yo oraba. Me devuelven mal por bien,
Y odio por amor. Pon sobre él al impío,
Y Satanás esté a su diestra. Cuando fuere juzgado, salga culpable;
Y su oración sea para pecado. Sean sus días pocos;
Tome otro su oficio. Sean sus hijos huérfanos,
Y su mujer viuda. Anden sus hijos vagabundos, y mendiguen;
Y procuren su pan lejos de sus desolados hogares. Que el acreedor se apodere de todo lo que tiene,
Y extraños saqueen su trabajo. No tenga quien le haga misericordia,
Ni haya quien tenga compasión de sus huérfanos. Su posteridad sea destruida;
En la segunda generación sea borrado su nombre. Venga en memoria ante Jehová la maldad de sus padres,
Y el pecado de su madre no sea borrado. Estén siempre delante de Jehová,
Y él corte de la tierra su memoria, Por cuanto no se acordó de hacer misericordia,
Y persiguió al hombre afligido y menesteroso,
Al quebrantado de corazón, para darle muerte. Amó la maldición, y ésta le sobrevino;
Y no quiso la bendición, y ella se alejó de él. Se vistió de maldición como de su vestido,
Y entró como agua en sus entrañas,
Y como aceite en sus huesos. Séale como vestido con que se cubra,
Y en lugar de cinto con que se ciña siempre. Sea este el pago de parte de Jehová a los que me calumnian,
Y a los que hablan mal contra mi alma. Y tú, Jehová, Señor mío, favoréceme por amor de tu nombre;
Líbrame, porque tu misericordia es buena. Porque yo estoy afligido y necesitado,
Y mi corazón está herido dentro de mí. Me voy como la sombra cuando declina;
Soy sacudido como langosta. Mis rodillas están debilitadas a causa del ayuno,
Y mi carne desfallece por falta de gordura. Yo he sido para ellos objeto de oprobio;
Me miraban, y burlándose meneaban su cabeza. Ayúdame, Jehová Dios mío;
Sálvame conforme a tu misericordia. Y entiendan que esta es tu mano;
Que tú, Jehová, has hecho esto. Maldigan ellos, pero bendice tú;
Levántense, mas sean avergonzados, y regocíjese tu siervo. Sean vestidos de ignominia los que me calumnian;
Sean cubiertos de confusión como con manto. Yo alabaré a Jehová en gran manera con mi boca,
Y en medio de muchos le alabaré. Porque él se pondrá a la diestra del pobre,
Para librar su alma de los que le juzgan.

Proverbios 9:
La sabiduría construyó su casa y labró sus siete pilares. Preparó un banquete, mezcló su vino y tendió la mesa. Envió a sus doncellas, y ahora clama desde lo más alto de la ciudad. "¡Vengan conmigo los inexpertos! dice a los faltos de juicio. Vengan, disfruten de mi pan y beban del vino que he mezclado. Dejen su insensatez, y vivirán; andarán por el camino del discernimiento. "El que corrige al burlón se gana que lo insulten; el que reprende al malvado se gana su desprecio. No reprendas al insolente, no sea que acabe por odiarte; reprende al sabio, y te amará. Instruye al sabio, y se hará más sabio; enseña al justo, y aumentará su saber. "El comienzo de la sabiduría es el temor del Señor; conocer al Santo es tener discernimiento. Por mí aumentarán tus días; muchos años de vida te serán añadidos. Si eres sabio, tu premio será tu sabiduría; si eres insolente, sólo tú lo sufrirás." La mujer necia es escandalosa, frívola y desvergonzada. Se sienta a las puertas de su casa, sienta sus reales en lo más alto de la ciudad, y llama a los que van por el camino, a los que no se apartan de su senda. "¡Vengan conmigo, inexpertos! dice a los faltos de juicio. ¡Las aguas robadas saben a gloria! ¡El pan sabe a miel si se come a escondidas!" Pero éstos ignoran que allí está la muerte, que sus invitados caen al fondo de la fosa.


El Libro de Mateo Capítulo 21 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:

EL SANTO EVANGELIO SEGÚN
SAN MATEO

CAPÍTULO 21
(33 d.C.)
LA ENTRADA TRIUNFAL EN JERUSALÉN

Y CUANDO se acercaron a Jerusalén (los últimos seis días de la vida terrenal del Señor comenzaron aquí), y vinieron a Betfagé (muy cerca de Jerusalén), al Monte de los Olivos, entonces Jesús envió dos Discípulos (la tradición dice que eran Pedro y Juan),
2 Diciéndoles, Id a la aldea que está delante de vosotros (refiere probablemente a Betfagé), y luego (inmediatamente) hallaréis una asna atada, y un pollino con ella; desatadla, y traédmelos.
3 Y si alguno os dijere algo (cualquier cosa), decid: El Señor los necesita. Y luego (inmediatamente) se los enviará.
4 Y todo esto fue hecho, para que se cumpliese lo que fue dicho por el Profeta, que dijo,
5 Decid a la hija de Sión, He aquí, tu Rey viene a ti, manso, y sentado sobre una asna, y sobre un pollino, hijo de animal de yugo (Zac. 9:9).
6 Y los Discípulos fueron, e hicieron como Jesús les había mandado,
7 Y trajeron la asna, y el pollino, y pusieron sobre ellos sus mantos (una silla de montar si se le puede llamar así); y se sentó sobre ellos (Él montó el potro, en la otra, la yegua, que le seguía ya preparada a montarla otro jinete, sin embargo ausente, que sirvió como símbolo de Israel que rechazó a Cristo).
8 Y la multitud, que era muy numerosa, tendía sus mantos en el camino (tiene que ver con los millares que llegaban en Jerusalén a celebrar las tres grandes fiestas, "La Pascua, El Pan Sin Levadura y Los Primeros Frutos"; Cristo cumpliría todas las tres); y otros cortaban ramas de los árboles, y las tendían (esparcidas) por el camino (probablemente se refirió a las hojas de la palma y ramas de olivos).
9 Y las gentes que iban delante, y las que iban detrás (representa a Israel antes de este momento y la Iglesia que vino después), aclamaban, diciendo, ¡Hosanna al Hijo de David! (Era una expresión de la Fiesta de Tabernáculos, pero prematuro.) ¡Bendito El Que viene en el Nombre del Señor! ¡Hosanna en las Alturas! (Todo esto era terminología usada por la gente que Lo reconocía como el Mesías; pero no Lo reconocieron como tal los líderes religiosos de Israel.)
10 Y entrando Él en Jerusalén, toda la ciudad se agitó, diciendo, ¿Quién es Éste? ("Se agitó" se refiere a "temblor" como en la palabra terremoto; millares delante y detrás de Él, cantaban por la ciudad con la gran salutación, "Hosanna en las Alturas.")
11 Y las gentes decían, Éste es Jesús el Profeta de Nazaret de Galilea (Éste es el título que era más comprensible para la gente. En este día, la 69a semana [483 años] de la predicción de Daniel fue cumplida [Dan. 9:27]).
LA LIMPIEZA DEL TEMPLO
12 Y entró Jesús en el Templo de Dios, y echó fuera todos los que vendían y compraban en el Templo, y trastornó las mesas de los cambistas, y las sillas de los que vendían palomas (estaba en el Atrio de los Gentiles; era un incidente distinto de lo narrado en Jn. 2:13; el primero dio inicio a Su Ministerio, este último, Su clausura);
13 Y les dice, Escrito está, Mi Casa, Casa de Oración será llamada; mas vosotros la habéis hecho una cueva de ladrones (Isa. 56:7).
14 Entonces vinieron a Él ciegos y cojos en el Templo, y Él los sanó (el Cielo condenaba el uso incorrecto del Templo, Él ahora les demostraba el uso correcto).
15 Mas los Principales Sacerdotes y los Escribas, viendo las maravillas que Él hacía, y a los muchachos aclamando en el Templo y diciendo, ¡Hosanna al Hijo de David! se indignaron (la mayoría en la esfera moderna de la Iglesia "se indignan" también, por cualquier demostración del Espíritu Santo),
16 Y Le dijeron, ¿Oyes lo que éstos dicen? Y Jesús les dice, Sí: ¿nunca leísteis: De la boca de los niños (niños pequeños) y de los que maman perfeccionaste la alabanza? (La fuerza de los débiles es la alabanza, y la adoración de Cristo es la fuerza [Sal. 8:2].)
LA MALDICIÓN DE LA
HIGUERA INFRUCTUOSA
17 Y dejándolos (los líderes religiosos), se salió fuera de la ciudad (Jerusalén), a Betania (hogar de Lázaro, María y Marta); y Él se alojó allí (probablemente afuera al aire libre; no había lugar para Él cuando Él comenzó su Vida, y ningún lugar para Él al cabo de su Vida).
18 Y por la mañana volviendo a la ciudad (Jerusalén), tuvo hambre (sugiere que Él no pasó la noche con Lázaro, María y Marta, sino al aire libre).
19 Y viendo una higuera cerca del camino, Él vino a ella, y no halló nada en ella, sino hojas solamente (simbólico de Israel; puras hojas y ni una fruta), y le dijo, Nunca más para siempre nazca de ti fruto (durante todo el conjunto del tiempo pasado hasta la actual posición de Israel). Y luego se secó la higuera (comenzó inmediatamente a marchitarse; Israel, desde que rechazó a Cristo, comenzó inmediatamente a marchitarse).
20 Y viendo esto los Discípulos, maravillados, decían, ¡Cómo se secó luego la higuera! (Era el día siguiente. Vieron el milagro, pero no sabían cuál era el propósito del milagro y lo que representaba la enseñanza.)
21 Y respondiendo Jesús les dijo (Él se relaciona a ellos en el nivel suyo, no en el nivel que el milagro fue destinado a expresar), De cierto os digo, Que si tuviereis Fe, y no dudareis, no sólo haréis esto a la higuera, mas si a este monte dijereis, Quítate y échate en el mar; será hecho (terminología simbólica referente al poder de la Fe verdadera; toda Fe debe apoyarse en Cristo y Él Crucificado, significando que su Objeto correcto siempre es la Cruz; la Voluntad de Dios entonces será llevada a cabo y las montañas de dificultades quitadas).
22 Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis ("todas las cosas" según la Voluntad de Dios; "creyendo" pertenece al Objeto correcto de la Fe, lo cual siempre debe ser la Cruz [I Cor. 1:17-18, 23; 2:2]).
JESÚS ESTABLECE
SU AUTORIDAD
23 Y cuando vino al Templo (temprano por la mañana), se llegaron a Él cuando estaba enseñando (interrumpieron su enseñanza), los Principales Sacerdotes y los Ancianos del pueblo (líderes religiosos), diciendo, ¿Con qué autoridad haces esto? ¿y quién Te dio esta autoridad? (Si Él afirmaba que Dios Le dio esta autoridad, esto habría sido una admisión de que Él era el Mesías. Es lo que ellos quisieron que Él hiciera, para acusarlo de blasfemia.)
24 Y respondiendo Jesús les dijo, Yo también os preguntaré una palabra, la cual si Me dijereis, también Yo os diré con qué autoridad hago esto (en efecto, para la pregunta que Él planteará, estará la respuesta).
25 El Bautismo de Juan (de Arrepentimiento), ¿de dónde era? ¿del Cielo, o de los hombres? Ellos entonces pensaron entre sí, diciendo, Si dijéremos, Del Cielo, nos dirá:   ¿Por qué pues no le creísteis? (Juan presentó a Cristo como el Mesías.)
26 Y si dijéremos, De los hombres; tememos al pueblo; porque todos tienen a Juan por Profeta (de cualquier manera que contestaran, los pondría en un dilema; si admitieran que Juan era el precursor predicho de Cristo, entonces estarían obligados a recibir a Jesús como el Mesías).
27 Y respondiendo a Jesús, dijeron, No sabemos (era falso; eran los líderes religiosos de Israel y supuestamente debían reconocer entre el bien y el mal). Y Él también les dijo, Ni yo os digo con qué autoridad hago esto (Jesús demostró que ellos sabían y estaban poco dispuestos a contestar; en efecto, Él dijo, "si ustedes no son sinceros conmigo y la gente, es inútil continuar esta conversación").
LA PARÁBOLA DE
LOS DOS HIJOS
28 Mas ¿qué os parece? (Esta Parábola y la siguiente se dirigen a estos líderes religiosos, así como a la gente.) Un cierto hombre tenía dos hijos; y llegando al primero, le dijo, Hijo, ve hoy a trabajar en mi viña (un "cierto Hombre" representa al Señor; los "dos hijos" representan a los que no están redimidos, quienes no fingieron en cuanto a la Salvación, mientras que el segundo representó a los Fariseos y a sus seguidores, quienes tuvieron pretensión de religión).
29 Y respondiendo él dijo, No quiero: mas después arrepentido, fue (esto representa al primer hijo, quien al principio no tuvo pretensión de Salvación, pero se arrepintió más tarde).
30 Y llegando al otro, le dijo de la misma manera. Y respondiendo él dijo, Yo, señor, voy: y no fue (representa a los Fariseos y sus seguidores, quienes afirmaban mucho, pero no tenían nada).
31 ¿Cuál de los dos hizo la voluntad de su padre? Ellos respondieron, El primero (indica la única respuesta que podía darse; ellos poco se daban cuenta en su piedad auto-justificadora que la Parábola era dirigida a ellos; eran los que proclamaban su lealtad a Dios y a Su Palabra, pero en realidad, ¡no tenían lealtad alguna!). Jesús les dijo, De cierto os digo, Que los Publicanos y las rameras entran en el Reino de Dios antes que vosotros (Él dijo esto en sus caras y delante de la gente; Él no hubiera podido insultarlos más, los estimaba a un nivel más bajo que los Publicanos, quienes ellos consideraban ser traidores y rameras).
32 Porque vino a vosotros Juan (Juan el Bautista) en camino de Justicia, y no le creísteis (corresponde a los líderes religiosos): mas los Publicanos y las rameras le creyeron: y vosotros, viendo esto, no os arrepentisteis después para creerle (vieron las vidas cambiadas como resultado del Evangelio de Juan, pero todavía no creerían).
EL HACENDADO MALVADO
33 Oíd otra Parábola: Fue un hacendado (representa a Dios el Padre), el cual plantó una viña (la viña ilustraba el Reino del Cielo, lo cual fue encomendado a Israel), y la cercó de vallado (el Señor lo protegió), y cavó en ella un lagar (establece las Bendiciones), y edificó una torre (representa la posición de los atalayas que debían servir como protectores de la viña), y la dio a renta a labradores (durante el tiempo de Cristo, el hacendado representa a los Escribas y los Fariseos), y se partió lejos (dejó la viña a su cuidado).
34 Y cuando se acercó el tiempo de los frutos (el tiempo en que Israel debía extender el Reino entre otras naciones), envió sus siervos a los labradores (los Profetas fueron enviados a Israel), para que recibiesen sus frutos.
35 Mas los labradores (los líderes religiosos), tomando a los siervos (los Profetas), al uno hirieron, y al otro mataron, y al otro apedrearon (Mat. 23:37).
36 Envió de nuevo, otros siervos (Profetas) más que los primeros: e hicieron con ellos de la misma manera.
37 Y al último les envió su hijo (el Señor Jesucristo), diciendo, Tendrán respeto a mi hijo (esta Parábola también afirma la Doctrina de la Trinidad).
38 Mas los labradores viendo al hijo, dijeron entre sí, Este es el heredero (los líderes religiosos de Israel sabían que Jesús era el Hijo de Dios y, por lo tanto, el Mesías de Israel); venid, matémosle (los líderes religiosos de Israel eran asesinos), y tomemos su heredad (imaginaban que si pudieran destruir a Cristo, pudieran continuar en su posición de la herencia; mataron para que pudieran poseer, pero la matanza fue el camino directo a su propia destrucción).
39 Y echándole mano (lo que ocurriría algunas horas más tarde), Le echaron fuera de la viña (Lo excomulgaron, en efecto, afirmando a Israel que Él era un impostor), y Le mataron (fue hecho solamente después que habían pronunciado sus maldiciones sobre Él, que en sus mentes legalizó su acción horrible del asesinato).
40 Pues cuando viniere el señor de la viña, ¿qué hará a aquellos labradores? (Los líderes religiosos no están absolutamente seguros adónde Jesús va con esto, y por lo tanto, seguirán engañando hasta que se ahorquen ellos mismos.)
41 Le dijeron, A los malos destruirá miserablemente (poco se daban cuenta que este discurso se refería a ellos mismos), y su viña dará a renta a otros labradores (¡Es exactamente lo que sucedió! el Señor rechazó a los Judíos y aceptó a los Gentiles [Hch. 18:6]), que Le paguen el fruto a sus tiempos (de una manera u otra, la Iglesia ha   hecho esto).
42 Les dijo Jesús, ¿Nunca leísteis en Las Escrituras (Jesús los dirige a la Palabra de Dios): La Piedra (Cristo) que desecharon los que edificaban (Israel rechazó a Cristo [Sal. 118:22-23]), Ésta se ha convertido en Piedra Angular (todo giraba en torno a Cristo): esto fue hecho por el Señor (el Plan de Dios), y es cosa maravillosa en nuestros ojos? (En los ojos de los que aceptan a Cristo.)
43 Por tanto os digo, Que el Reino de Dios será quitado de vosotros (quitado de los líderes religiosos y del pueblo de Israel, lo que sucedió en el año 70 d.C., cuando Tito, el General Romano, destruyó Jerusalén; en "salvar sus vidas las perdieron" [Mat. 16:25]), y será dado a gente que haga los frutos de él (se refiere a los Gentiles, del cual consiste la mayoría de la Iglesia, quienes tomaron el lugar de los Judíos en el Plan de Dios [Hch. 13:46-49; 15:13-18; Rom. 10:19; 11:26]).
44 Y el que cayere sobre esta piedra será quebrantado (se refiere al Juicio y no a las Bendiciones, como algunos afirman): y sobre quien ella cayere, le desmenuzará (describe a los que se colocan en oposición activa a Cristo y a Su Reino; al final serán destruidos, y sin esperanza de recuperación alguna, que incluye cada religión del mundo).
45 Y oyendo los Principales Sacerdotes y los Fariseos Sus Parábolas, entendieron que hablaba de ellos (se refiere a los mismos líderes religiosos principales, quienes le habían transmitido a ellos lo que Jesús había dicho).
46 Y cuando procuraron prenderle (proclama la maldad de sus corazones malvados), temieron al pueblo (su único impedimento), porque ellos Le tenían por Profeta (el último "ellos" habla de la multitud, y no de los Fariseos y los Principales Sacerdotes, etc.). 



Primera Corintios Capítulo 13: 

Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.


Hebreos 10:35-12:4
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta  en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté,  David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.


Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos;  herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

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