29 November 2023

El 30 de noviembre Lectura Bíblica Diaria

Sonidos del aire libre


El 30 de noviembre Lectura Bíblica Diaria:

Ezequiel 17-19:
17 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Hijo de hombre, propón una figura, y compón una parábola a la casa de Israel. Y dirás: Así ha dicho Jehová el Señor: Una gran águila, de grandes alas y de largos miembros, llena de plumas de diversos colores, vino al Líbano, y tomó el cogollo del cedro. Arrancó el principal de sus renuevos y lo llevó a tierra de mercaderes, y lo puso en una ciudad de comerciantes. Tomó también de la simiente de la tierra, y la puso en un campo bueno para sembrar, la plantó junto a aguas abundantes, la puso como un sauce. Y brotó, y se hizo una vid de mucho ramaje, de poca altura, y sus ramas miraban al águila, y sus raíces estaban debajo de ella; así que se hizo una vid, y arrojó sarmientos y echó mugrones. Había también otra gran águila, de grandes alas y de muchas plumas; y he aquí que esta vid juntó cerca de ella sus raíces, y extendió hacia ella sus ramas, para ser regada por ella por los surcos de su plantío. En un buen campo, junto a muchas aguas, fue plantada, para que hiciese ramas y diese fruto, y para que fuese vid robusta. Diles: Así ha dicho Jehová el Señor: ¿Será prosperada? ¿No arrancará sus raíces, y destruirá su fruto, y se secará? Todas sus hojas lozanas se secarán; y eso sin gran poder ni mucha gente para arrancarla de sus raíces. Y he aquí está plantada; ¿será prosperada? ¿No se secará del todo cuando el viento solano la toque? En los surcos de su verdor se secará. Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Dí ahora a la casa rebelde: ¿No habéis entendido qué significan estas cosas? Diles: He aquí que el rey de Babilonia vino a Jerusalén, y tomó a tu rey y a sus príncipes, y los llevó consigo a Babilonia. Tomó también a uno de la descendencia real e hizo pacto con él, y le hizo prestar juramento; y se llevó consigo a los poderosos de la tierra, para que el reino fuese abatido y no se levantase, a fin de que guardando el pacto, permaneciese en pie. Pero se rebeló contra él, enviando embajadores a Egipto para que le diese caballos y mucha gente. ¿Será prosperado, escapará el que estas cosas hizo? El que rompió el pacto, ¿podrá escapar? Vivo yo, dice Jehová el Señor, que morirá en medio de Babilonia, en el lugar donde habita el rey que le hizo reinar, cuyo juramento menospreció, y cuyo pacto hecho con él rompió. Y ni con gran ejército ni con mucha compañía hará Faraón nada por él en la batalla, cuando se levanten vallados y se edifiquen torres para cortar muchas vidas. Por cuanto menospreció el juramento y quebrantó el pacto, cuando he aquí que había dado su mano, y ha hecho todas estas cosas, no escapará. Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Vivo yo, que el juramento mío que menospreció, y mi pacto que ha quebrantado, lo traeré sobre su misma cabeza. Extenderé sobre él mi red, y será preso en mi lazo, y lo haré venir a Babilonia, y allí entraré en juicio con él por su prevaricación con que contra mí se ha rebelado. Y todos sus fugitivos, con todas sus tropas, caerán a espada, y los que queden serán esparcidos a todos los vientos; y sabréis que yo Jehová he hablado. Así ha dicho Jehová el Señor: Tomaré yo del cogollo de aquel alto cedro, y lo plantaré; del principal de sus renuevos cortaré un tallo, y lo plantaré sobre el monte alto y sublime. En el monte alto de Israel lo plantaré, y alzará ramas, y dará fruto, y se hará magnífico cedro; y habitarán debajo de él todas las aves de toda especie; a la sombra de sus ramas habitarán. Y sabrán todos los árboles del campo que yo Jehová abatí el árbol sublime, levanté el árbol bajo, hice secar el árbol verde, e hice reverdecer el árbol seco. Yo Jehová lo he dicho, y lo haré. 18 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: ¿Qué pensáis vosotros, los que usáis este refrán sobre la tierra de Israel, que dice: Los padres comieron las uvas agrias, y los dientes de los hijos tienen la dentera? Vivo yo, dice Jehová el Señor, que nunca más tendréis por qué usar este refrán en Israel. He aquí que todas las almas son mías; como el alma del padre, así el alma del hijo es mía; el alma que pecare, esa morirá. Y el hombre que fuere justo, e hiciere según el derecho y la justicia; que no comiere sobre los montes, ni alzare sus ojos a los ídolos de la casa de Israel, ni violare la mujer de su prójimo, ni se llegare a la mujer menstruosa, ni oprimiere a ninguno; que al deudor devolviere su prenda, que no cometiere robo, y que diere de su pan al hambriento y cubriere al desnudo con vestido, que no prestare a interés ni tomare usura; que de la maldad retrajere su mano, e hiciere juicio verdadero entre hombre y hombre, en mis ordenanzas caminare, y guardare mis decretos para hacer rectamente, éste es justo; éste vivirá, dice Jehová el Señor. Mas si engendrare hijo ladrón, derramador de sangre, o que haga alguna cosa de estas, y que no haga las otras, sino que comiere sobre los montes, o violare la mujer de su prójimo, al pobre y menesteroso oprimiere, cometiere robos, no devolviere la prenda, o alzare sus ojos a los ídolos e hiciere abominación, prestare a interés y tomare usura; ¿vivirá éste? No vivirá. Todas estas abominaciones hizo; de cierto morirá, su sangre será sobre él. Pero si éste engendrare hijo, el cual viere todos los pecados que su padre hizo, y viéndolos no hiciere según ellos; no comiere sobre los montes, ni alzare sus ojos a los ídolos de la casa de Israel; la mujer de su prójimo no violare, ni oprimiere a nadie, la prenda no retuviere, ni cometiere robos; al hambriento diere de su pan, y cubriere con vestido al desnudo; apartare su mano del pobre, interés y usura no recibiere; guardare mis decretos y anduviere en mis ordenanzas; éste no morirá por la maldad de su padre; de cierto vivirá. Su padre, por cuanto hizo agravio, despojó violentamente al hermano, e hizo en medio de su pueblo lo que no es bueno, he aquí que él morirá por su maldad. Y si dijereis: ¿Por qué el hijo no llevará el pecado de su padre? Porque el hijo hizo según el derecho y la justicia, guardó todos mis estatutos y los cumplió, de cierto vivirá. El alma que pecare, esa morirá; el hijo no llevará el pecado del padre, ni el padre llevará el pecado del hijo; la justicia del justo será sobre él, y la impiedad del impío será sobre él. Mas el impío, si se apartare de todos sus pecados que hizo, y guardare todos mis estatutos e hiciere según el derecho y la justicia, de cierto vivirá; no morirá. Todas las transgresiones que cometió, no le serán recordadas; en su justicia que hizo vivirá. ¿Quiero yo la muerte del impío? dice Jehová el Señor. ¿No vivirá, si se apartare de sus caminos? Mas si el justo se apartare de su justicia y cometiere maldad, e hiciere conforme a todas las abominaciones que el impío hizo, ¿vivirá él? Ninguna de las justicias que hizo le serán tenidas en cuenta; por su rebelión con que prevaricó, y por el pecado que cometió, por ello morirá. Y si dijereis: No es recto el camino del Señor; oíd ahora, casa de Israel: ¿No es recto mi camino? ¿no son vuestros caminos torcidos? Apartándose el justo de su justicia, y haciendo iniquidad, él morirá por ello; por la iniquidad que hizo, morirá. Y apartándose el impío de su impiedad que hizo, y haciendo según el derecho y la justicia, hará vivir su alma. Porque miró y se apartó de todas sus transgresiones que había cometido, de cierto vivirá; no morirá. Si aún dijere la casa de Israel: No es recto el camino del Señor; ¿no son rectos mis caminos, casa de Israel? Ciertamente, vuestros caminos no son rectos. Por tanto, yo os juzgaré a cada uno según sus caminos, oh casa de Israel, dice Jehová el Señor. Convertíos, y apartaos de todas vuestras transgresiones, y no os será la iniquidad causa de ruina. Echad de vosotros todas vuestras transgresiones con que habéis pecado, y haceos un corazón nuevo y un espíritu nuevo. ¿Por qué moriréis, casa de Israel? Porque no quiero la muerte del que muere, dice Jehová el Señor; convertíos, pues, y viviréis. 19 Y tú, levanta endecha sobre los príncipes de Israel. Dirás: ¡Cómo se echó entre los leones tu madre la leona! Entre los leoncillos crió sus cachorros, e hizo subir uno de sus cachorros; vino a ser leoncillo, y aprendió a arrebatar la presa, y a devorar hombres. Y las naciones oyeron de él; fue tomado en la trampa de ellas, y lo llevaron con grillos a la tierra de Egipto. Viendo ella que había esperado mucho tiempo, y que se perdía su esperanza, tomó otro de sus cachorros, y lo puso por leoncillo. Y él andaba entre los leones; se hizo leoncillo, aprendió a arrebatar la presa, devoró hombres. Saqueó fortalezas, y asoló ciudades; y la tierra fue desolada, y cuanto había en ella, al estruendo de sus rugidos. Arremetieron contra él las gentes de las provincias de alrededor, y extendieron sobre él su red, y en el foso fue apresado. Y lo pusieron en una jaula y lo llevaron con cadenas, y lo llevaron al rey de Babilonia; lo pusieron en las fortalezas, para que su voz no se oyese más sobre los montes de Israel. Tu madre fue como una vid en medio de la viña, plantada junto a las aguas, dando fruto y echando vástagos a causa de las muchas aguas. Y ella tuvo varas fuertes para cetros de reyes; y se elevó su estatura por encima entre las ramas, y fue vista por causa de su altura y la multitud de sus sarmientos. Pero fue arrancada con ira, derribada en tierra, y el viento solano secó su fruto; sus ramas fuertes fueron quebradas y se secaron; las consumió el fuego. Y ahora está plantada en el desierto, en tierra de sequedad y de aridez. Y ha salido fuego de la vara de sus ramas, que ha consumido su fruto, y no ha quedado en ella vara fuerte para cetro de rey. Endecha es esta, y de endecha servirá.

Salmo 34:
Álef - Bendeciré al Señor en todo tiempo; mis labios siempre lo alabarán. Bet - Mi alma se gloría en el Señor; lo oirán los humildes y se alegrarán. Guímel - Engrandezcan al Señor conmigo; exaltemos a una su nombre. Dálet - Busqué al Señor, y él me respondió; me libró de todos mis temores. He - Radiantes están los que a él acuden; jamás su rostro se cubre de vergüenza. Vav - Este pobre clamó, y el Señor le oyó y lo libró de todas sus angustias. Zayin - El ángel del Señor acampa en torno a los que le temen; a su lado está para librarlos. Jet - Prueben y vean que el Señor es bueno; dichosos los que en él se refugian. Tet - Teman al Señor, ustedes sus santos, pues nada les falta a los que le temen. Yod - Los leoncillos se debilitan y tienen hambre, pero a los que buscan al Señor nada les falta. Caf - Vengan, hijos míos, y escúchenme, que voy a enseñarles el temor del Señor. Lámed - El que quiera amar la vida y gozar de días felices, Mem - que refrene su lengua de hablar el mal y sus labios de proferir engaños; Nun - que se aparte del mal y haga el bien; que busque la paz y la siga. Sámej - Los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos, atentos a sus oraciones; Ayin - el rostro del Señor está contra los que hacen el mal, para borrar de la tierra su memoria. Pe - Los justos claman, y el Señor los oye; los libra de todas sus angustias. Tsade - El Señor está cerca de los quebrantados de corazón, y salva a los de espíritu abatido. Qof - Muchas son las angustias del justo, pero el Señor lo librará de todas ellas; Resh - le protegerá todos los huesos, y ni uno solo le quebrarán. Shin - La maldad destruye a los malvados; serán condenados los enemigos de los justos. Tav - El Señor libra a sus siervos; no serán condenados los que en él confían.



Proverbios 22:
Vale más la buena fama que las muchas riquezas, y más que oro y plata, la buena reputación. El rico y el pobre tienen esto en común: a ambos los ha creado el Señor. El  prudente ve el peligro y lo evita; el inexperto sigue adelante y sufre las consecuencias. Recompensa de la humildad y del temor del Señor son las riquezas, la honra y la vida. Espinas y trampas hay en la senda de los impíos, pero el que cuida su vida se aleja de ellas. Instruye al niño en el camino correcto, y aun en su vejez no lo abandonará. Los ricos son los amos de los pobres; los deudores son esclavos de sus acreedores. El que siembra maldad cosecha desgracias; el Señor lo destruirá con el cetro de su ira. El que es generoso será bendecido, pues comparte su comida con los pobres. Despide al insolente, y se irá la discordia y cesarán los pleitos y los insultos. El que ama la pureza de corazón y tiene gracia al hablar tendrá por amigo al rey. Los ojos  del Señor protegen el saber, pero desbaratan las palabras del traidor. "¡Hay un león allá afuera! dice el holgazán. ¡En plena calle me va a hacer pedazos!" La boca de la adúltera es una fosa profunda; en ella caerá quien esté bajo la ira del Señor. La necedad es parte del corazón juvenil, pero la vara de la disciplina la corrige. Oprimir al pobre para enriquecerse, y hacerle regalos al rico, ¡buena manera de empobrecerse! Presta atención, escucha mis palabras; aplica tu corazón a mi conocimiento. Grato es retenerlas dentro de ti, y tenerlas todas a flor de labio. A ti te las enseño en este día, para que pongas tu confianza en el Señor. ¿Acaso no te he escrito treinta dichos que contienen sabios consejos? Son para enseñarte palabras ciertas y confiables, para que sepas responder bien a quien te pregunte. 1 No explotes al pobre porque es pobre, ni oprimas en los tribunales a los necesitados; porque el Señor defenderá su causa, y despojará a quienes los despojen. 2 No te hagas amigo de gente violenta, ni te juntes con los iracundos, no sea que aprendas sus malas costumbres y tú mismo caigas en la trampa. 3 No te comprometas por otros ni salgas fiador de deudas ajenas; porque si no tienes con qué pagar, te quitarán hasta la cama en que duermes. 4 No cambies de lugar los linderos antiguos que establecieron tus antepasados. 5 ¿Has visto a alguien diligente en su trabajo? Se codeará con reyes, y nunca será un Don Nadie.





El Libro de Los Hechos Capítulo 8 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:
LOS
HECHOS DE LOS APÓSTOLES



CAPÍTULO 8
(34 d.C.)
SAULO




Y SAULO (Pablo) consentía en su muerte (quiere decir que expresó una fuerte aprobación del apedreamiento de Esteban). Y en aquel día se hizo una grande persecución en la Iglesia que estaba en Jerusalén (la Iglesia, por lo que sabemos, fue luego confinada a Jerusalén); y todos fueron esparcidos por las tierras de Judea y de Samaria (la persecución facilitaba en llevar el Evangelio a estas regiones particulares; por lo tanto, le salió el tiro por la culata al plan de Satanás), salvo los Apóstoles (se quedaron en Jerusalén, sin duda alguna por la orden del Espíritu Santo; ya que si los Apóstoles se hubieran marchado en aquel entonces podría haber destruido la Iglesia principiante).
2 Y llevaron a enterrar a Esteban varones piadosos (revela la gran estimación que le tuvieron a este hombre, ¡y con mucha razón!), e hicieron gran llanto sobre él (qué diferencia entre su muerte y la de Ananías y Safira).
3 Entonces Saulo asolaba la Iglesia (al parecer él era el líder de esta persecución), entrando por las casas (refiriéndose a las casas donde él sabía que habían seguidores de Cristo), y trayendo hombres y mujeres, los entregaba en la cárcel (él no escatimaba edad o género, sino que los llevaba a fuerza delante de los magistrados).
4 Mas los que fueron esparcidos (se refiere al resultado de la persecución), iban por todas partes anunciando la Palabra (como se dijo, la persecución fracasó; ¡en vez de detener "la Palabra" más bien se dispersó "la Palabra!"; Satanás teme la Predicación del Evangelio mediante la Unción del Espíritu Santo, pero no tiene ninguna controversia con ritualismo o con filantropía).
FELIPE
5 Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria (debiera haberse traducido, "una ciudad de Samaria," que probablemente era "Siquem"; éste era Felipe de Hch. 6:5), les predicaba a Cristo (se refiere a él que proclamaba a Jesús como el Mesías, Dios manifestado en la carne, y resucitado de entre los muertos; él no comprendía mucho sobre la Cruz en aquel tiempo; ese mensaje aguardaba hasta la conversión de Pablo).
6 Y las gentes escuchaban atentamente unánimes las cosas que decía Felipe (proclama una gran aceptación del Evangelio), oyendo y viendo las señales que hacía (verificaba el Mensaje que él predicaba).
7 Porque de muchos que tenían espíritus inmundos, salían éstos dando grandes voces (el Nombre de Jesús fue usado para expulsar a los demonios): y muchos paralíticos y cojos eran sanados.
8 Así que había gran gozo en aquella ciudad (cuando se acepta el Mensaje de Cristo, esto siempre trae "gran gozo").
EL HECHICERO
9 Y había un hombre llamado Simón, el cual había practicado la brujería en aquella ciudad (pertenecía a la práctica de los ritos del arte de los Reyes Magos; es de Satanás), y había engañado la gente de Samaria, diciéndose ser algún grande (parece que ellos creyeron sus afirmaciones):
10 Al cual oían todos atentamente desde el más pequeño hasta el más grande (expresa que todos fueron engañados por su hechicería), diciendo, Este es el gran poder de Dios (atribuyeron su magia y trucos por el Poder de Dios, cuando en realidad eran de Satanás; muchos en la Iglesia moderna que afirman tener el Poder de Dios caen en la misma categoría).
11 Y le estaban atentos, porque con sus artes mágicas los había embrujado mucho tiempo (la palabra "embrujado" se refiere a que la persona o las personas están privadas de poder pensar u organizar correctamente sus pensamientos).
12 Mas cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el Evangelio del Reino de Dios (ellos encontraron ahora un Poder que era mayor que los poderes de las tinieblas) y el Nombre de Jesucristo (la Salvación está en aquel Nombre y a lo que esto se refiere, es a la Cruz; el mismo Nombre "Jesús" significa el "Salvador"), se bautizaban hombres y mujeres (fueron bautizados en agua después de ser salvos, no bautizados para poder ser salvos).
13 El mismo Simón creyó también entonces (toda evidencia indica que Simón genuinamente entregó su corazón y vida al Señor Jesús; se usó la palabra "creyó" exactamente como está en el Versículo anterior, que significa Salvación [Jn. 3:16; Rom. 10:9-13]): y bautizándose (claramente nos informa que Felipe vio muchas pruebas de Arrepentimiento y Fe en Cristo y él bautizó a Simón exactamente como lo hizo con los demás), se llegó a Felipe, y viendo los milagros y grandes maravillas que se hacían, estaba atónito (él miraba con cuidado lo que Felipe hacía, y observó que no  implicaba engaño ni truco).
EL ESPÍRITU SANTO
14 Y los Apóstoles que estaban en Jerusalén, habiendo oído que Samaria había recibido la Palabra de Dios (muchos habían sido salvos), les enviaron a Pedro y a Juan (por el motivo que veremos):
15 Los cuales venidos, oraron por ellos, para que recibiesen el Espíritu Santo (era su propósito de haber venido, y demuestra la importancia de ser Bautizado con el Espíritu para los Creyentes):
16 (Porque aún (el Espíritu Santo) no había descendido sobre ninguno de ellos (es claro que Felipe predicó la Salvación fuertemente, pero no predicó el Bautismo con el Espíritu Santo): mas solamente eran bautizados en el Nombre de Jesús.) (Tiene la intención de deducir que fueron bautizados en agua, pero no en el Bautismo con el Espíritu.)
17 Entonces les impusieron las manos (presenta una de las formas en que los Creyentes pueden ser Bautizados con el Espíritu, pero esto no es necesario para poder ser llenos [Hch. 2:4; 10:44-48]), y recibieron el Espíritu Santo (no da más información, pero sabemos de Hechos 2:4; 10:44-48; 19:1-7 que ellos también hablaron con lenguas).
LA PROPUESTA PECAMINOSA
18 Y cuando vio Simón que por la imposición de las manos de los Apóstoles se daba el Espíritu Santo (¿qué es lo que vio? vio y oyó que ellos hablaban en lenguas), les ofreció dinero (no hubiera ofrecido dinero sólo por la imposición de las manos),
19 Diciendo, Dadme también a mí esta potestad, que a cualquiera que pusiere las manos encima, reciba el Espíritu Santo (el dinero no puede comprar estos Dones, y en realidad, ni cualquier otra cosa de Dios).
20 Entonces Pedro le dijo, Tu dinero perezca contigo, que piensas que el Don de Dios se gane por dinero (todo Predicador debe tener mucho cuidado de que el dinero no sea parte de la ecuación; Dios no tiene nada en venta; todo lo que Él tiene es "un Regalo" [Jn. 3:16]).
21 No tienes tú parte ni suerte en este asunto (la palabra "asunto" en el Griego, como se usa aquí, es "Logos," y significa "una palabra o discurso"; Pedro se refiere a estos Creyentes que hablan en otras lenguas): porque tu corazón no es recto delante de Dios (la obstinación es la causa del corazón maligno).
22 Arrepiéntete pues de esta tu maldad (revela lo maligno del pecado, no obstante, se les ofrece esperanza), y ruega a Dios, si quizás te será perdonado el pensamiento de tu corazón (nos dice que Dios Solo puede remediar esta situación, y Él siempre lo hará con tal que sea con un Arrepentimiento apropiado que diga que Él tiene razón y yo estoy equivocado).
23 Porque en hiel de amargura (se refiere al Espíritu Santo al informar a Pedro de la causa exacta, y no solamente de los síntomas) y en prisión de maldad (condición de extrema maldad) veo que estás (una esclavitud de avaricia por el dinero, poder y control de otros hombres).
24 Respondiendo entonces Simón, dijo, Rogad vosotros por mí al Señor (indica una actitud correcta de parte de Simón), que ninguna cosa de éstas que habéis dicho, venga sobre mí (le hace referencia de la posibilidad de perecer si permaneciera en esa  dirección).
25 Y ellos, habiendo testificado y hablado la Palabra de Dios (sin duda, vieron allí una Iglesia establecida), se volvieron a Jerusalén, y en muchas tierras de los Samaritanos anunciaron el Evangelio (en el camino a Jerusalén, predicaron en muchas ciudades y pueblos, es probable que se tomaron varias semanas para hacer eso).
FELIPE
26 Empero el Ángel del Señor habló a Felipe (otra misión solamente para Felipe, en vez de regresar a Jerusalén con Pedro y Juan), diciendo, Levántate y ve hacia el mediodía, al camino que desciende de Jerusalén a Gaza, el cual es desierto (es posible que se refirió al camino que condujo a Gaza del Antiguo Testamento, que fue destruida en el año 93 a.C.).
27 Entonces él se levantó, y fue (la distancia de unos 160 kilómetros [100 millas]; él inmediatamente obedeció): y, he aquí, un Etíope, Eunuco, gobernador de Candace, Reina de los Etíopes (claramente presenta a un Gentil que era un prosélito al Convenio de Israel), el cual era puesto sobre todos sus tesoros (él era el tesorero de aquel país Africano), y había venido a adorar a Jerusalén (podría referirse a la Fiesta de los Tabernáculos, que se llevaba a cabo en el mes de Octubre; Eusebio dice, "Él era el primer Gentil, por lo menos en la Iglesia Primitiva, que se convirtió a Cristo"),
28 Se volvía (regresando a Etiopía) sentado en su carro, y leyendo el Profeta Isaías (lo más probable es que se refirió a una versión del Griego).
29 Y el Espíritu (el Espíritu Santo) dijo a Felipe (el Espíritu Santo guiará y dirigirá a todos los que desean esa relación), Llégate, y júntate a este carro.
30 Y acudiendo Felipe (es probable que el conductor se había detenido para darle agua a los caballos), le oyó que leía el Profeta Isaías (quiere decir que leía en voz alta), y dijo, Mas ¿entiendes lo que lees? (Es posible que se hizo esta pregunta porque el Espíritu Santo le dijo que le preguntara eso.)
31 Y dijo, ¿Y cómo podré, si alguno no me enseñare? (¡Es por eso que es de gran importancia que el Predicador sea llamado por Dios!) Y rogó a Felipe que subiese, y se sentase con él (quiso que Felipe le explicara La Escritura).
32 Y el lugar de La Escritura que leía, era éste (también presenta una orquestación que el Espíritu Santo llevó a cabo), Como oveja a la muerte fue llevado; y como cordero mudo delante del que le trasquila, así no abrió Su Boca (se refiere a la Cruz y la manera cómo nuestro Señor aborda este Sacrificio):
33 En Su humillación Su juicio fue quitado (quiere decir que se suspendió toda justicia con respecto al proceso y Crucifixión de Cristo): Mas Su generación, ¿quién la contará? (Significa que el Sanedrín Judío intentó borrar Su Memoria, pero no lo lograron.) Porque es quitada de la Tierra Su vida (a pesar de sus malas intenciones, el Plan de Dios se llevó a cabo hasta cumplirse totalmente).
34 Y respondiendo el Eunuco a Felipe, dijo, te ruego ¿de quién el Profeta dice esto? (Presenta, como se hará obvio, un corazón sediento para Dios.) ¿De sí mismo, o de otra persona? (Presenta la pregunta correcta, a la que Felipe iba a contestar.)
35 Entonces Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta Escritura, le anunció el Evangelio de Jesús (se refiere a Isa. 53:7-8; le explica al Etíope que el Profeta Isaías  habla de Jesús).
36 Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua (viajando a una poca distancia, Felipe  le explicaba todo esto durante este tiempo, llegaron a un lugar donde había agua; evidentemente, Felipe le había explicado que el Bautismo en Agua era la señal externa de que Jesús había sido aceptado en el corazón): y dijo el Eunuco, he aquí, agua; ¿qué impide que yo sea bautizado? (Él había aceptado a Cristo, y ahora tenía muchas ganas de obedecer al Señor en el Bautismo en Agua.)
37 Y Felipe dijo, Si crees de todo corazón, bien puedes (presenta el único requisito Bíblico para la Salvación). Y respondiendo, dijo, Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios (¡esto muestra que Felipe había explicado muy bien el Programa del Evangelio a este hombre!).
38 Y mandó (el Etíope) parar el carro: y descendieron ambos al agua, Felipe y el Eunuco (esto nos dice que el Bautismo en Agua es por inmersión, y no por la mera aspersión como enseñan algunos); y (Felipe) le bautizó.
39 Y cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe (quiere decir exactamente lo que esto dice), y no le vio más el eunuco (ha de haber sido una experiencia extraordinaria): y (el Etíope) se fue por su camino gozoso (su viaje valió la pena).
40 Felipe empero se halló en Azoto (era el Azoto antiguo, situado en el Mediterráneo): y pasando, anunciaba el Evangelio en todas las ciudades, hasta que llegó a Cesarea (unos noventa kilómetros [sesenta millas] al norte de Azoto).


Primera Corintios Capítulo 13:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.


Hebreos 10:35-12:4
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta  en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté,  David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.



Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los   muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

Labels: , , , , , , , , , , , , , , ,

El 29 de noviembre Lectura Bíblica Diaria

Sonidos del aire libre


El 29 de noviembre Lectura Bíblica Diaria:

Ezequiel 14-16:
 
14 Vinieron a mí algunos de los ancianos de Israel, y se sentaron delante de mí. Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Hijo de hombre, estos hombres han puesto sus ídolos en su corazón, y han establecido el tropiezo de su maldad delante de su rostro. ¿Acaso he de ser yo en modo alguno consultado por ellos? Háblales, por tanto, y diles: Así ha dicho Jehová el Señor: Cualquier hombre de la casa de Israel que hubiere puesto sus ídolos en su corazón, y establecido el tropiezo de su maldad delante de su rostro, y viniere al profeta, yo Jehová responderé al que viniere conforme a la multitud de sus ídolos, para tomar a la casa de Israel por el corazón, ya que se han apartado de mí todos ellos por sus ídolos. Por tanto, dí a la casa de Israel: Así dice Jehová el Señor: Convertíos, y volveos de vuestros ídolos, y apartad vuestro rostro de todas vuestras abominaciones. Porque cualquier hombre de la casa de Israel, y de los extranjeros que moran en Israel, que se hubiere apartado de andar en pos de mí, y hubiere puesto sus ídolos en su corazón, y establecido delante de su rostro el tropiezo de su maldad, y viniere al profeta para preguntarle por mí, yo Jehová le responderé por mí mismo; y pondré mi rostro contra aquel hombre, y le pondré por señal y por escarmiento, y lo cortaré de en medio de mi pueblo; y sabréis que yo soy Jehová. Y cuando el profeta fuere engañado y hablare palabra, yo Jehová engañé al tal profeta; y extenderé mi mano contra él, y lo destruiré de en medio de mi pueblo Israel. Y llevarán ambos el castigo de su maldad; como la maldad del que consultare, así será la maldad del profeta, para que la casa de Israel no se desvíe más de en pos de mí, ni se contamine más en todas sus rebeliones; y me sean por pueblo, y yo les sea por Dios, dice Jehová el Señor. Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Hijo de hombre, cuando la tierra pecare contra mí rebelándose pérfidamente, y extendiere yo mi mano sobre ella, y le quebrantare el sustento del pan, y enviare en ella hambre, y cortare de ella hombres y bestias, si estuviesen en medio de ella estos tres varones, Noé, Daniel y Job, ellos por su justicia librarían únicamente sus propias vidas, dice Jehová el Señor. Y si hiciere pasar bestias feroces por la tierra y la asolaren, y quedare desolada de modo que no haya quien pase a causa de las fieras, y estos tres varones estuviesen en medio de ella, vivo yo, dice Jehová el Señor, ni a sus hijos ni a sus hijas librarían; ellos solos serían librados, y la tierra quedaría desolada. O si yo trajere espada sobre la tierra, y dijere: Espada, pasa por la tierra; e hiciere cortar de ella hombres y bestias, y estos tres varones estuviesen en medio de ella, vivo yo, dice Jehová el Señor, no librarían a sus hijos ni a sus hijas; ellos solos serían librados. O si enviare pestilencia sobre esa tierra y derramare mi ira sobre ella en sangre, para cortar de ella hombres y bestias, y estuviesen en medio de ella Noé, Daniel y Job, vivo yo, dice Jehová el Señor, no librarían a hijo ni a hija; ellos por su justicia librarían solamente sus propias vidas. Por lo cual así ha dicho Jehová el Señor: ¿Cuánto más cuando yo enviare contra Jerusalén mis cuatro juicios terribles, espada, hambre, fieras y pestilencia, para cortar de ella hombres y bestias? Sin embargo, he aquí quedará en ella un remanente, hijos e hijas, que serán llevados fuera; he aquí que ellos vendrán a vosotros, y veréis su camino y sus hechos, y seréis consolados del mal que hice venir sobre Jerusalén, de todas las cosas que traje sobre ella. Y os consolarán cuando viereis su camino y sus hechos, y conoceréis que no sin causa hice todo lo que he hecho en ella, dice Jehová el Señor. 15 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Hijo de hombre, ¿qué es la madera de la vid más que cualquier otra madera? ¿Qué es el sarmiento entre los árboles del bosque? ¿Tomarán de ella madera para hacer alguna obra? ¿Tomarán de ella una estaca para colgar en ella alguna cosa? He aquí, es puesta en el fuego para ser consumida; sus dos extremos consumió el fuego, y la parte de en medio se quemó; ¿servirá para obra alguna? He aquí que cuando estaba entera no servía para obra alguna; ¿cuánto menos después que el fuego la hubiere consumido, y fuere quemada? ¿Servirá más para obra alguna? Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Como la madera de la vid entre los árboles del bosque, la cual di al fuego para que la consumiese, así haré a los moradores de Jerusalén. Y pondré mi rostro contra ellos; aunque del fuego se escaparon, fuego los consumirá; y sabréis que yo soy Jehová, cuando pusiere mi rostro contra ellos. Y convertiré la tierra en asolamiento, por cuanto cometieron prevaricación, dice Jehová el Señor. 16 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Hijo de hombre, notifica a Jerusalén sus abominaciones, y di: Así ha dicho Jehová el Señor sobre Jerusalén: Tu origen, tu nacimiento, es de la tierra de Canaán; tu padre fue amorreo, y tu madre hetea. Y en cuanto a tu nacimiento, el día que naciste no fue cortado tu ombligo, ni fuiste lavada con aguas para limpiarte, ni salada con sal, ni fuiste envuelta con fajas. No hubo ojo que se compadeciese de ti para hacerte algo de esto, teniendo de ti misericordia; sino que fuiste arrojada sobre la faz del campo, con menosprecio de tu vida, en el día que naciste. Y yo pasé junto a ti, y te vi sucia en tus sangres, y cuando estabas en tus sangres te dije: ¡Vive! Sí, te dije, cuando estabas en tus sangres: ¡Vive! Te hice multiplicar como la hierba del campo; y creciste y te hiciste grande, y llegaste a ser muy hermosa; tus pechos se habían formado, y tu pelo había crecido; pero estabas desnuda y descubierta. Y pasé yo otra vez junto a ti, y te miré, y he aquí que tu tiempo era tiempo de amores; y extendí mi manto sobre ti, y cubrí tu desnudez; y te di juramento y entré en pacto contigo, dice Jehová el Señor, y fuiste mía. Te lavé con agua, y lavé tus sangres de encima de ti, y te ungí con aceite; y te vestí de bordado, te calcé de tejón, te ceñí de lino y te cubrí de seda. Te atavié con adornos, y puse brazaletes en tus brazos y collar a tu cuello. Puse joyas en tu nariz, y zarcillos en tus orejas, y una hermosa diadema en tu cabeza. Así fuiste adornada de oro y de plata, y tu vestido era de lino fino, seda y bordado; comiste flor de harina de trigo, miel y aceite; y fuiste hermoseada en extremo, prosperaste hasta llegar a reinar. Y salió tu renombre entre las naciones a causa de tu hermosura; porque era perfecta, a causa de mi hermosura que yo puse sobre ti, dice Jehová el Señor. Pero confiaste en tu hermosura, y te prostituiste a causa de tu renombre, y derramaste tus fornicaciones a cuantos pasaron; suya eras. Y tomaste de tus vestidos, y te hiciste diversos lugares altos, y fornicaste sobre ellos; cosa semejante nunca había sucedido, ni sucederá más. Tomaste asimismo tus hermosas alhajas de oro y de plata que yo te había dado, y te hiciste imágenes de hombre y fornicaste con ellas; y tomaste tus vestidos de diversos colores y las cubriste; y mi aceite y mi incienso pusiste delante de ellas. Mi pan también, que yo te había dado, la flor de la harina, el aceite y la miel, con que yo te mantuve, pusiste delante de ellas para olor agradable; y fue así, dice Jehová el Señor. Además de esto, tomaste tus hijos y tus hijas que habías dado a luz para mí, y los sacrificaste a ellas para que fuesen consumidos. ¿Eran poca cosa tus fornicaciones, para que degollases también a mis hijos y los ofrecieras a aquellas imágenes como ofrenda que el fuego consumía? Y con todas tus abominaciones y tus fornicaciones no te has acordado de los días de tu juventud, cuando estabas desnuda y descubierta, cuando estabas envuelta en tu sangre. Y sucedió que después de toda tu maldad (¡ay, ay de ti! dice Jehová el Señor), te edificaste lugares altos, y te hiciste altar en todas las plazas. En toda cabeza de camino edificaste lugar alto, e hiciste abominable tu hermosura, y te ofreciste a cuantos pasaban, y multiplicaste tus fornicaciones. Y fornicaste con los hijos de Egipto, tus vecinos, gruesos de carnes; y aumentaste tus fornicaciones para enojarme. Por tanto, he aquí que yo extendí contra ti mi mano, y disminuí tu provisión ordinaria, y te entregué a la voluntad de las hijas de los filisteos, que te aborrecen, las cuales se avergüenzan de tu camino deshonesto. Fornicaste también con los asirios, por no haberte saciado; y fornicaste con ellos y tampoco te saciaste. Multiplicaste asimismo tu fornicación en la tierra de Canaán y de los caldeos, y tampoco con esto te saciaste. ¡Cuán inconstante es tu corazón, dice Jehová el Señor, habiendo hecho todas estas cosas, obras de una ramera desvergonzada, edificando tus lugares altos en toda cabeza de camino, y haciendo tus altares en todas las plazas! Y no fuiste semejante a ramera, en que menospreciaste la paga, sino como mujer adúltera, que en lugar de su marido recibe a ajenos. A todas las rameras les dan dones; mas tú diste tus dones a todos tus enamorados; y les diste presentes, para que de todas partes se llegasen a ti en tus fornicaciones. Y ha sucedido contigo, en tus fornicaciones, lo contrario de las demás mujeres: porque ninguno te ha solicitado para fornicar, y tú das la paga, en lugar de recibirla; por esto has sido diferente. Por tanto, ramera, oye palabra de Jehová. Así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto han sido descubiertas tus desnudeces en tus fornicaciones, y tu confusión ha sido manifestada a tus enamorados, y a los ídolos de tus abominaciones, y en la sangre de tus hijos, los cuales les diste; por tanto, he aquí que yo reuniré a todos tus enamorados con los cuales tomaste placer, y a todos los que amaste, con todos los que aborreciste; y los reuniré alrededor de ti y les descubriré tu desnudez, y ellos verán toda tu desnudez. Y yo te juzgaré por las leyes de las adúlteras, y de las que derraman sangre; y traeré sobre ti sangre de ira y de celos. Y te entregaré en manos de ellos; y destruirán tus lugares altos, y derribarán tus altares, y te despojarán de tus ropas, se llevarán tus hermosas alhajas, y te dejarán desnuda y descubierta. Y harán subir contra ti muchedumbre de gente, y te apedrearán, y te atravesarán con sus espadas. Quemarán tus casas a fuego, y harán en ti juicios en presencia de muchas mujeres; y así haré que dejes de ser ramera, y que ceses de prodigar tus dones. Y saciaré mi ira sobre ti, y se apartará de ti mi celo, y descansaré y no me enojaré más. Por cuanto no te acordaste de los días de tu juventud, y me provocaste a ira en todo esto, por eso, he aquí yo también traeré tu camino sobre tu cabeza, dice Jehová el Señor; pues ni aun has pensado sobre toda tu lujuria. He aquí, todo el que usa de refranes te aplicará a ti el refrán que dice: Cual la madre, tal la hija. Hija eres tú de tu madre, que desechó a su marido y a sus hijos; y hermana eres tú de tus hermanas, que desecharon a sus maridos y a sus hijos; vuestra madre fue hetea, y vuestro padre amorreo. Y tu hermana mayor es Samaria, ella y sus hijas, que habitan al norte de ti; y tu hermana menor es Sodoma con sus hijas, la cual habita al sur de ti. Ni aun anduviste en sus caminos, ni hiciste según sus abominaciones; antes, como si esto fuera poco y muy poco, te corrompiste más que ellas en todos tus caminos. Vivo yo, dice Jehová el Señor, que Sodoma tu hermana y sus hijas no han hecho como hiciste tú y tus hijas. He aquí que esta fue la maldad de Sodoma tu hermana: soberbia, saciedad de pan, y abundancia de ociosidad tuvieron ella y sus hijas; y no fortaleció la mano del afligido y del menesteroso. Y se llenaron de soberbia, e hicieron abominación delante de mí, y cuando lo vi las quité. Y Samaria no cometió ni la mitad de tus pecados; porque tú multiplicaste tus abominaciones más que ellas, y has justificado a tus hermanas con todas las abominaciones que tú hiciste. Tú también, que juzgaste a tus hermanas, lleva tu vergüenza en los pecados que tú hiciste, más abominables que los de ellas; más justas son que tú; avergüénzate, pues, tú también, y lleva tu confusión, por cuanto has justificado a tus hermanas. Yo, pues, haré volver a sus cautivos, los cautivos de Sodoma y de sus hijas, y los cautivos de Samaria y de sus hijas, y haré volver los cautivos de tus cautiverios entre ellas, para que lleves tu confusión, y te avergüences de todo lo que has hecho, siendo tú motivo de consuelo para ellas. Y tus hermanas, Sodoma con sus hijas y Samaria con sus hijas, volverán a su primer estado; tú también y tus hijas volveréis a vuestro primer estado. No era tu hermana Sodoma digna de mención en tu boca en el tiempo de tus soberbias, antes que tu maldad fuese descubierta. Así también ahora llevas tú la afrenta de las hijas de Siria y de todas las hijas de los filisteos, las cuales por todos lados te desprecian. Sufre tú el castigo de tu lujuria y de tus abominaciones, dice Jehová. Pero más ha dicho Jehová el Señor: ¿Haré yo contigo como tú hiciste, que menospreciaste el juramento para invalidar el pacto? Antes yo tendré memoria de mi pacto que concerté contigo en los días de tu juventud, y estableceré contigo un pacto sempiterno. Y te acordarás de tus caminos y te avergonzarás, cuando recibas a tus hermanas, las mayores que tú y las menores que tú, las cuales yo te daré por hijas, mas no por tu pacto, sino por mi pacto que yo confirmaré contigo; y sabrás que yo soy Jehová; para que te acuerdes y te avergüences, y nunca más abras la boca, a causa de tu vergüenza, cuando yo perdone todo lo que hiciste, dice Jehová el Señor.
 
Salmo 33:
Canten al Señor con alegría, ustedes los justos; es propio de los íntegros alabar al Señor. Alaben al Señor al son del arpa; entonen alabanzas con el decacordio. Cántenle una canción nueva; toquen con destreza, y den voces de alegría. La palabra del Señor es justa; fieles son todas sus obras. El Señor ama la justicia y el derecho; llena está la tierra de su amor. Por la palabra del Señor fueron creados los cielos, y por el soplo de su boca, las estrellas. Él recoge en un cántaro el agua de los mares, y junta en vasijas los océanos. Tema toda la tierra al Señor; hónrenlo todos los pueblos del mundo; porque él habló, y todo fue creado; dio una orden, y todo quedó firme. El Señor frustra los planes de las naciones; desbarata los designios de los pueblos. Pero los planes del Señor quedan firmes para siempre; los designios de su *mente son eternos. Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor, el pueblo que escogió por su heredad. El Señor observa desde el cielo y ve a toda la humanidad; él contempla desde su trono a todos los habitantes de la tierra. Él es quien formó el corazón de todos, y quien conoce a fondo todas sus acciones. No se salva el rey por sus muchos soldados, ni por su mucha fuerza se libra el valiente. Vana esperanza de victoria es el caballo; a pesar de su mucha fuerza no puede salvar. Pero el Señor cuida de los que le temen, de los que esperan en su gran amor; él los libra de la muerte, y en épocas de hambre los mantiene con vida. Esperamos confiados en el Señor; él es nuestro socorro y nuestro escudo. En él se regocija nuestro corazón, porque confiamos en su santo nombre. Que tu gran amor, Señor, nos acompañe, tal como lo esperamos de ti.


Proverbios 21: 
En las manos del Señor el corazón del rey es como un río: sigue el curso que el Señor le ha trazado. A cada uno le parece correcto su proceder, pero el Señor juzga los corazones. Practicar la justicia y el derecho lo prefiere el Señor a los sacrificios. Los ojos altivos, el corazón orgulloso y la lámpara de los malvados son pecado. Los planes bien pensados: ¡pura ganancia! Los planes apresurados: ¡puro fracaso! La fortuna amasada por la lengua embustera se esfuma como la niebla y es mortal como una trampa. La violencia de los malvados los destruirá, porque se niegan a practicar la justicia. Torcido es el camino del culpable, pero recta la conducta del hombre honrado. Más vale habitar en un rincón de la azotea que compartir el techo con mujer pendenciera. El malvado sólo piensa en el mal; jamás se compadece de su prójimo. Cuando se castiga al insolente, aprende el inexperto; cuando se instruye al sabio, el inexperto adquiere conocimiento. El justo se fija en la casa del malvado, y ve cuando éste acaba en la ruina. Quien cierra sus oídos al clamor del pobre, llorará también sin que nadie le responda. El regalo secreto apacigua el enojo; el obsequio discreto calma la ira violenta. Cuando se hace justicia, se alegra el justo y tiembla el malhechor. Quien se aparta de la senda del discernimiento irá a parar entre los muertos. El que ama el placer se quedará en la pobreza; el que ama el vino y los perfumes jamás será rico. El malvado pagará por el justo, y el traidor por el hombre intachable. Más vale habitar en el desierto que con mujer pendenciera y de mal genio. En casa del sabio abundan las riquezas y el perfume, pero el necio todo lo despilfarra. El que va tras la justicia y el amor halla vida, prosperidad y honra. El sabio conquista la ciudad de los valientes y derriba el baluarte en que ellos confiaban. El que refrena su boca y su lengua se libra de muchas angustias. Orgulloso y arrogante, y famoso por insolente, es quien se comporta con desmedida soberbia. La codicia del perezoso lo lleva a la muerte, porque sus manos se niegan a trabajar; todo el día se lo pasa codiciando, pero el justo da con generosidad. El sacrificio de los malvados es detestable, y más aún cuando se ofrece con mala intención. El testigo falso perecerá, y quien le haga caso será destruido para siempre. El malvado es inflexible en sus decisiones; el justo examina su propia conducta. De nada sirven ante el Señor la sabiduría, la inteligencia y el consejo. Se alista al caballo para el día de la batalla, pero la victoria depende del Señor.




El Libro de Los Hechos Capítulo 7 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:
LOS
HECHOS DE LOS APÓSTOLES



CAPÍTULO 7
(33 d.C.)
LA DEFENSA DE ESTEBAN




EL Sumo Sacerdote dijo entonces, ¿Es esto así? (¡Investigaba acerca de los cargos!)
2 Y él (Esteban) dijo, Varones hermanos y padres, oíd (con la intención de dirigirse a la jerarquía religiosa de Israel); El Dios de la Gloria apareció a nuestro padre Abraham, estando en Mesopotamia, antes que morase en Harán (no nos explica exactamente lo que fue esta apariencia, ya sea visible o que el Señor había usado a alguien para entregar el Mensaje; el lugar exacto en aquella tierra era Ur de los Caldeos [Gén. 15:7]),
3 Y le dijo, Sal de tu tierra (se relaciona a un pueblo que tenía que ver con la adoración de ídolos) y de tu parentela (en efecto, dice que ellos eran adoradores de ídolos también), y ven a la tierra que te mostraré (se refiere a la tierra de Canaán).
4 Entonces salió de la tierra de los Caldeos, y habitó en Harán (de casi 1.050 kilómetros [700 millas] al norte de Ur de los Caldeos; él se quedó allí por unos dos o tres años): y de allí, muerto su padre, le traspasó a esta tierra, en la cual vosotros habitáis ahora (la tierra de Canaán).
5 Y (Dios) no le dio herencia en ella, ni aun para asentar un pie (quiere decir que Abraham personalmente nunca poseyó nada de la tierra de Canaán, excepto la "Cueva de Macpela," que fue usada como lugar de entierro para él y Sara [Gén. 23]): mas le prometió que se la daría en posesión, y a su simiente después de él (se refiere a la semilla de Isaac, no de Ismael [Gén. 17:19]), no teniendo hijo (para que todo esto se cumpliera, Abraham y Sara debían tener un heredero, que al final lo tuvieron, en Isaac).
6 Y le habló Dios así (tiene que ver con la Profecía dada a Abraham por el Señor con respecto al futuro de su semilla), Que su simiente sería extranjera en tierra ajena (Egipto); y que los reducirían a servidumbre y maltratarían, por cuatrocientos años (toda la duración de la Dispensación de Promesa [Abraham a Moisés] era de 430 años [Éx. 12:40; Gál. 3:14-17]; los 400 años de Gén. 15:13 y Hch. 7:6 deben calcularse desde la confirmación de Isaac como la semilla cuando Ismael fue expulsado [Gén. 21:12; Gál. 4:30]; fue cinco años después del nacimiento de Isaac).
7 Mas Yo juzgaré, dijo Dios, la nación a la cual serán siervos (habla de Egipto [Éx. 1:1-14; 31]): y después de esto saldrán y Me servirán en este lugar (los Hijos de Israel fueron librados de la esclavitud Egipcia y se les dieron la Tierra Prometida, a la cual Esteban se refiere como "este lugar").
8 Y (Dios) le dio (a Abraham) el Pacto de la Circuncisión (se refiere al Convenio Abrámico de Gén. 12:1-3; 17:9-27, y no al Convenio Mosaico que continuaba con la Circuncisión, pero no la originó): y así Abraham engendró a Isaac, y le circuncidó al octavo día; e Isaac a Jacob, y Jacob a los Doce Patriarcas (expresa que sus hijos eran los Doce Jefes de las Tribus de Israel, y los que quedaron bajo el mismo Convenio de la Circuncisión).
9 Y los patriarcas, movidos de envidia, vendieron a José para Egipto (tenían envidia de él, por lo que fue elegido por su padre Jacob para heredar la Primogenitura [I Crón. 5:1-2]): pero Dios estaba con él (¡los hombres gobiernan, pero Dios domina!),
10 Y le libró de todas sus tribulaciones (no dice que no habían aflicciones, sino que el Señor liberó a José de toda trampa instigada por Satanás), y le dio gracia y sabiduría en la presencia de Faraón, rey de Egipto; el cual le puso por Gobernador sobre Egipto, y sobre toda su casa (¡describe, para variar, a un gobernador sabio!).
11 Vino entonces hambre en toda la tierra de Egipto y de Canaán (se refiere al hambre  durante siete años), y grande tribulación: y nuestros padres no hallaban alimentos (todo esto fue orquestado deliberadamente por el Señor, a fin de que Su Plan fuera llevado a cabo con respecto a la Nación de Israel).
12 Y cuando oyese Jacob que había trigo en Egipto, envió a nuestros padres la primera vez (él envió a sus hijos).
13 Y en la segunda, José fue conocido de sus hermanos (se refiere al segundo viaje a Egipto donde José los puso a prueba [Gén. 45:1-28]); y fue sabido de Faraón cual era la parentela de José (fueron presentados al Faraón, con José que procuraba obtener permiso para traer a su familia a Egipto).
14 Y enviando José, hizo venir a su padre Jacob (es simbólico de la Segunda Venida, cuando al fin vendrá Israel a Jesús), y a toda su parentela, en número de setenta y cinco personas (setenta y cinco almas; Esteban incluía a los cinco hijos de Manasés y Efraín; Gén. 46:27 y Deut. 10:22 menciona a las setenta personas que entraron en Egipto, pero no incluyeron a estos cinco).
15 Así descendió Jacob a Egipto, donde murió él y nuestros padres (aunque su vida y Ministerio estaban en Egipto, su corazón estaba en Canaán),
16 Los cuales fueron trasladados a Siquem, y puestos en el sepulcro que compró Abraham a precio de dinero de los hijos de Hamor de Siquem (se refiere a "Siquem" de Gén. 23:6-20; 33:19; 47:30; 49:29; 50:5; Éx. 13; 19; Jos. 24:32; estaba en Canaán).
17 Mas cuando se acercaba el tiempo de la Promesa (el momento adecuado de Dios es tan importante como Su Promesa), la cual Dios había jurado a Abraham (la Promesa de Dios tiene que ver con la Tierra de Canaán dado a los Hijos de Israel), el pueblo (los Israelitas) creció y se multiplicó en Egipto,
18 Hasta que se levantó otro rey (otro Faraón) en Egipto que no conocía a José (¡quiere decir que este nuevo Faraón no tenía ningún respeto por el pasado de Egipto con respecto a José, y en consecuencia no tenía ningún respeto para los Israelitas, el pueblo de José!).
19 Éste, usando de astucia con nuestro linaje, maltrató a nuestros padres (expresaba tal lo que fue permitido por el Señor, y con propósito y razón; si este Faraón los hubiese tratado con cortesía, ellos no hubieran deseados salir de Egipto), a fin de que pusiesen a peligro de muerte sus niños, para que cesase la generación (se refiere a la orden del Faraón de que mataran al nacer todos los bebés varones de los Israelitas).
20 En aquel mismo tiempo nació Moisés (indica otro paso en el Plan de Dios para la liberación de Israel), y fue agradable a Dios (describe la apariencia del niño), y fue criado tres meses en casa de su padre (corresponde al tiempo durante el cual sus padres lo escondieron, para que no lo mataran como lo exigía el Faraón de todos los varoncitos recién nacidos):
21 Mas siendo puesto al peligro (se refiere al tiempo cuando él no podía más estar escondido), la hija de Faraón le tomó, y le crió como a hijo suyo (otra vez, fue orquestado por el Señor).
22 Y fue enseñado Moisés en toda la sabiduría de los Egipcios (muy educado), y era poderoso en sus dichos y hechos (Josefo dice que Moisés al final llegó a ser un General en el Ejército Egipcio, y derrotó a los Etíopes).
23 Y cuando hubo cumplido la edad de cuarenta años (corresponde a los años que pasó Moisés en la Corte del Faraón), subió en su corazón visitar a sus hermanos los Hijos de Israel (anteriormente no parece que estaba demasiado ocupado con la situación "de sus hermanos").
24 Y como vio a uno que era injuriado, le defendió (el Espíritu Santo comienza a dirigir a Moisés en esta dirección), e hiriendo al Egipcio, vengó al injuriado (Moisés tuvo el motivo correcto, pero lo que sucedió fue lo incorrecto):
25 Pero él pensaba que sus hermanos entendían que Dios les había de dar salud por su mano (la estructura de esta frase nos dice que el Señor definitivamente trataba con Moisés sobre la liberación de los Hijos de Israel; ¡sin embargo, la gente no estaba lista y tampoco Moisés!): mas ellos no lo habían entendido.
26 Y al día siguiente, riñendo ellos, se les mostró, y los ponía en paz (estos dos Israelitas estaban enojados el uno con el otro), diciendo, Varones, hermanos sois; ¿por   que os injuriáis los unos a los otros? (Este interrogante iba a producir una respuesta que él no anticipaba.)
27 Entonces el que injuriaba (rechazaba el liderazgo de Moisés) a su prójimo, le empujó (a Moisés), diciendo, ¿Quién te ha puesto por príncipe y juez sobre nosotros? (Como se mencionó, ni Moisés ni la gente estaban preparados para la liberación.)
28 ¿Quieres tú matarme, como mataste ayer al Egipcio? (Era claro que Moisés no se dio cuenta que el asesinato del Egipcio era notorio; no obstante, ¡otros lo habían visto!)
29 A esta palabra Moisés huyó (Moisés se daría cuenta muy pronto que el Faraón también lo sabía y estaba airado, por eso huyó de Egipto [Éx. 2:14-15]), y se hizo extranjero en tierra de Madián, donde engendró dos hijos (sus nombres eran Gersón y Eliezer [Éx. 2:22; 18:3-4]).
30 Y cumplidos cuarenta años (sólo se tomó poco tiempo para sacar a Moisés de Egipto, pero cuarenta años para sacar el Egipto de Moisés; ¡la carne muere con dificultad!), un Ángel le apareció en el desierto del Monte Sinaí, en fuego de llama de una zarza (era en realidad Dios Mismo que se le apareció a Moisés [Éx. 3:2; 4:17]).
31 Entonces Moisés mirando (la zarza ardiente), se maravilló de la visión: y llegándose para considerar, fue hecha a él Voz del Señor (después de cuarenta años, el Señor habla),
32 Yo soy el Dios de tus padres, y el Dios de Abraham, el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob (en esencia, dice que Él era El Mismo Quién les había hablado; también significa  que ellos estaban vivos en aquel mismo momento, en realidad en el Paraíso). Mas Moisés, temeroso, no osaba mirar (Éx. 3:6).
33 Y le dijo el Señor (comienza un escenario que terminaría unos cuarenta años más tarde), Quita los zapatos de tus pies: porque el lugar en que estás es Tierra Santa (quitarse los zapatos significaba que Moisés iba a reununciar toda su posesión; los esclavos no usaban zapatos, y él, en efecto, sería un esclavo de Cristo, tal como Pablo).
34 Bien he visto la aflicción de Mi pueblo que está en Egipto (Dios ve todo y sabe todo), y he oído el gemido de ellos (sufrir bajo la carga impuesta por los capataces Egipcios, que tipifican a Satanás), y he descendido para librarlos (Él los liberó usando un cordero inmolado y poniendo la sangre en los postes de la puerta, en esencia la Cruz; la Cruz es aún la única forma de Liberación [Éx. 12:13]). Ahora pues, ven, te enviaré a Egipto (presenta una de las comisiones más espantosas dada al hombre).
35 A este Moisés, al cual habían rehusado, diciendo, ¿Quién te ha puesto por príncipe y juez? (La intención del Espíritu Santo por medio de Esteban de demostrar que el Jesús que ellos habían rechazado y crucificado era su único Salvador Presente y Eterno.) a éste envió Dios por príncipe y redentor con la mano del Ángel que le apareció en la zarza (el Sanedrín estaba demasiado familiar con esto; sin embargo, ellos de seguro entendieron la implicación).
36 Éste los sacó (se refiere a Egipto, pero también tiene la intención de transferir la Liberación efectuada en cada pecador Creyente al momento de venir a Cristo), habiendo hecho prodigios y milagros en la tierra de Egipto (él manifestó Su gran Poder a Egipto, para que los Egipcios no tuvieran excusa), y en el Mar Rojo (manifiesta el mayor Milagro que jamás se había realizado hasta aquel momento), y en el desierto por cuarenta años (se refiere a la protección Divina de Dios para este período, aunque era Su Voluntad que ellos estuvieran allí solamente por unos dos años, ¡si acaso!).
37 Éste es el Moisés, el cual dijo a los Hijos de Israel (describe a Esteban que ya expone el hecho del Cristianismo, aunque no fue llamado así en esa época), Profeta os levantará el Señor Dios vuestro de vuestros hermanos, como yo; a Él oiréis (señala directamente a Jesús como el cumplimiento de aquella Profecía dada por Moisés hace tanto tiempo).
38 Éste es aquél (Moisés) que estuvo en la Congregación en el desierto con el Ángel que le hablaba en el Monte Sinaí (en realidad se refiere a Dios Mismo, Quien le dio la Ley a Moisés), y con nuestros padres (se refiere al hecho de que los Ancianos de Israel,  debían ayudar a Moisés, ¡pero prefirieron hacer lo contrario!): y recibió las palabras de vida para darnos (se refiere a la Ley de Moisés):
39 Al cual nuestros padres no quisieron obedecer (señala la historia de Israel, que al final condujo a su destrucción), antes le desecharon (si Dios no hubiera intervenido, por lo menos unas cuantas veces, ellos hubieran matado a Moisés), y se apartaron de corazón a Egipto (apunta justo al problema; sus "corazones" estaban todavía en Egipto, así como los corazones de muchos Creyentes que hoy en día están todavía en el mundo),
40 Diciendo a Aarón, Haznos dioses que vayan delante de nosotros (expresa que al final el pecado fue lo que destruyó a Israel): porque a este Moisés, que nos sacó de tierra de Egipto, no sabemos qué le ha acontecido (mientras que Dios preparaba grandes cosas para ellos, ¡ellos se preparaban a adorar a los ídolos!).
41 Y entonces hicieron un becerro (era su ídolo), y ofrecieron sacrificio al ídolo (es probable que representaba a un Cordero, pero en tiempos por venir incluiría el sacrificio humano), y en las obras de sus propias manos se regocijaban (es todavía el problema en la actualidad, la Iglesia no tiene mucho deseo de apoyarse únicamente en Cristo y lo que Él hizo en la Cruz; muchos prefieren la Salvación "de sus propias manos").
42 Y Dios se apartó, y los entregó que sirviesen al ejército del Cielo (se refiere al sol, la luna y las estrellas); como está escrito en el Libro de los Profetas, ¿Me ofrecisteis víctimas y sacrificios en el desierto por cuarenta años, casa de Israel? (Mientras Israel ofrecía Sacrificios, no eran siempre ofrecidos a Dios. "¡Me ofrecisteis" es enfático!)
43 Antes, trajisteis el tabernáculo de Moloc (se refiere al nombre de la Deidad Amonita principal a quien se le ofrecían niños por el fuego [Lev. 18:21; 20:2; Deut. 18:10; II Rey. 16:3; 26:6; 23:10; Jer. 19:5; 32:35]), Y la estrella de vuestro dios Renfán, Figuras que os hicisteis para adorarlas (este era el dios de la estrella de Babilonia): Os transportaré pues, más allá de Babilonia (Esteban cita Amós 5:25-27; sin embargo, él usó el nombre "Babilonia" mientras Amós usó el nombre "Damasco"; los dos estaban en lo cierto).
44 Tuvieron nuestros padres el tabernáculo del testimonio en el desierto, como había ordenado Dios (quiere decir que Dios les dio el "Tabernáculo" más los artículos de las Vasijas Sagradas, a fin de que Su Pueblo pudiera tener un modo de adorarlo), hablando a Moisés que lo hiciese según la forma que había visto (indica el diseño exclusivamente por el Señor, que quiere decir que Moisés no debía desviarse de aquel diseño).
45 El cual recibido, metieron también nuestros padres con Josué (Josué es la misma palabra Hebrea que se usa en el Nuevo Testamento en el Griego por Jesús) en la posesión de los Gentiles (se refiere a la Tierra de Canaán), que Dios echó de la presencia de nuestros padres, hasta los días de David (a un período de aproximadamente quinientos años; durante aquel tiempo, las victorias eran escasas);
46 El cual halló gracia delante de Dios (se refiere a David), y pidió hallar una morada para el Tabernáculo para el Dios de Jacob (se refiere al Arca del Pacto llevado a Jerusalén, después de estar abandonado por unos setenta años [II Sam. 6:12; Sal. 132:6]).
47 Mas Salomón Le (Dios) edificó casa (se le dieron los planos a David, pero fue Salomón, su hijo, quien construyó la casa).
48 Si bien el Altísimo no habita en Templos hechos de mano (se refiere a la oración ofrecida por Salomón en la dedicación del Templo [I Rey. 8:27]); como el Profeta dice (esta frase debería estar en el siguiente Versículo, porque se refiere a Isaías),
49 El Cielo es Mi Trono, y la Tierra es el Estrado de Mis Pies (Dios es más grande y mayor que cualquier cosa): ¿Qué casa Me edificaréis? dice el Señor (el Templo debía ser simplemente una medida interina hasta que Cristo viniera): ¿O cuál es el lugar de Mi reposo? (Israel había venido al lugar donde ellos creyeron que el Templo era un fin en sí mismo. Ellos no lo vieron como un paso hacia una meta última. El "reposo" se encuentra solamente en Cristo [Mat. 11:28-30].)
50 ¿No hizo Mi Mano todas estas cosas? (Él ha hecho el Cielo y la Tierra y todo dentro de los mismos, entonces, ¿por qué querría Él limitarse totalmente a un pequeño edificio como en la Tierra?)
51 Duros de cerviz, e incircuncisos de corazón y de oídos (demuestra a Esteban usando el mismo lenguaje que Moisés cuando él llevó la reprimenda de Dios a Israel [Deut. 10:16]), vosotros resistís siempre al Espíritu Santo: como vuestros padres, así también vosotros (todo lo que Dios lleva a cabo en la Tierra es por la Persona y Oficina  del Espíritu Santo; resistir a Él es resistir a Dios, ya que Él es Dios; ellos resistieron a Él al resistir el Plan de Dios, Quien era y Lo Que era Jesucristo).
52 ¿A cuál de los Profetas no persiguieron vuestros padres? (Es muy similar a lo que Cristo declaró [Mat. 5:12; 23:30-31, 34-37; Luc. 13:33-34]) y mataron a los que antes anunciaron la venida del Justo (mataron a los Profetas que señalaron Al Que ha de venir, es decir, a Jesús); del cual vosotros ahora habéis sido entregadores y matadores (no hay nada más fuerte que podría decir con respecto a ellos; ¡qué diferencia es de la mayoría de la Predicación moderna!):
53 Que recibisteis (Israel) la Ley (la Ley de Moisés) por disposición de Ángeles (se refiere a los inumerables Ángeles que estaban presentes y acostumbrados a ayudar a entregar la Ley de Moisés a Israel [Sal. 68:17]), y no la guardasteis (¡contradecía sus afirmaciones!).
LA RESPUESTA SUYA
54 Y oyendo estas cosas, regañaban de sus corazones (se refiere a que el Espíritu Santo tomó muy en serio las palabras de Esteban, que en efecto, eran "las Palabras del Señor"), y crujían los dientes contra él (expresa su respuesta a Esteban y al Espíritu Santo).
55 Mas él, estando lleno de Espíritu Santo (es la segunda vez que se menciona de él [Hch. 6:5]), puestos los ojos en el Cielo (quiere decir que Esteban vio algo en el Cielo que de inmediato cautivó su atención), vio la Gloria de Dios (él vio el Trono de Dios), y a Jesús que estaba a la Diestra de Dios (por lo general, presentan a Cristo sentando a la Diestra de Dios [Heb. 1:3], pero aquí Él es visto de pie, como que se levanta para dar la bienvenida a Su Fiel mártir y para colocar en su cabeza la Corona de Vida),
56 Y dijo, He aquí, veo los Cielos abiertos (proclama a Jesús en Su Gloria como Dios, así como que el Cielo se había abierto para ver a Jesús en Su humillación en la Tierra como Hombre [Jn. 1:51]), y al Hijo del Hombre que está a la Diestra de Dios (declara Su lugar legítimo en virtud de Sus logros y exaltación a la Gloria original [Jn. 17:5; Ef. 1:20-23; Fil. 2:9-11; Heb. 1:3-4]).
57 Entonces ellos (los miembros del Sanedrín) dando grandes voces (si hubieran pedido a gritos en Arrepentimiento, el futuro de Israel hubiera sido cambiado drásticamente para la mejoría), se taparon sus oídos (quiere decir que ya no quisieron oír nada de lo que él quiso decir), y arremetieron unánimes contra él (todo el liderazgo religioso de Israel fue culpable),
58 Y echándolo fuera de la ciudad, le apedreaban (era su respuesta a la súplica a Dios por sus almas): y los testigos pusieron sus vestidos a los pies de un joven (se quitaron la ropa exterior para estar ágil y poder lanzar piedras a su víctima con mayor fuerza) que se llamaba Saulo (expresa la primera mención de este hombre que tendría el mayor impacto positivo en el Cristianismo que cualquier otro ser humano que jamás ha vivido; la muerte de Esteban, sin duda, jugaba un papel en la conversión posterior de Pablo).
59 Y apedrearon a Esteban, invocando él (indica una ofensa monstruosa de parte de sus asesinos; debemos recordar, él fue asesinado por los líderes religiosos de Israel) y diciendo, Señor Jesús, recibe mi espíritu (demuestra a Esteban ofreciendo Adoración Divina a Jesucristo en la forma más sublime, y en el momento más solemne de su vida).
60 Y puesto de rodillas, clamó a gran voz, Señor, no les imputes este pecado (lo presenta muriendo de rodillas, sin ningún rencor hacia sus asesinos). Y habiendo dicho  esto, durmió (representa el cuerpo quedándose dormido, mientras su alma y espíritu al instante se fueron para estar con Jesús; debido a lo que Jesús hizo en la Cruz, la muerte se contempla ya simplemente como estar dormido).


Primera Corintios Capítulo 13:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.


Hebreos 10:35-12:4
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta  en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté,  David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.



Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los   muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

Labels: , , , , , , , , , , , , , , ,

28 November 2023

El 28 de noviembre Lectura Bíblica Diaria

Sonidos del aire libre




El 28 de noviembre Lectura Bíblica Diaria:


Ezequiel 11-13:
11 El Espíritu me elevó, y me llevó por la puerta oriental de la casa de Jehová, la cual mira hacia el oriente; y he aquí a la entrada de la puerta veinticinco hombres, entre los cuales vi a Jaazanías hijo de Azur y a Pelatías hijo de Benaía, principales del pueblo. Y me dijo: Hijo de hombre, estos son los hombres que maquinan perversidad, y dan en esta ciudad mal consejo; los cuales dicen: No será tan pronto; edifiquemos casas; esta será la olla, y nosotros la carne. Por tanto profetiza contra ellos; profetiza, hijo de hombre. Y vino sobre mí el Espíritu de Jehová, y me dijo: Di: Así ha dicho Jehová: Así habéis hablado, oh casa de Israel, y las cosas que suben a vuestro espíritu, yo las he entendido. Habéis multiplicado vuestros muertos en esta ciudad, y habéis llenado de muertos sus calles. Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Vuestros muertos que habéis puesto en medio de ella, ellos son la carne, y ella es la olla; mas yo os sacaré a vosotros de en medio de ella. Espada habéis temido, y espada traeré sobre vosotros, dice Jehová el Señor. Y os sacaré de en medio de ella, y os entregaré en manos de extraños, y haré juicios entre vosotros. A espada caeréis; en los límites de Israel os juzgaré, y sabréis que yo soy Jehová. La ciudad no os será por olla, ni vosotros seréis en medio de ella la carne; en los límites de Israel os juzgaré. Y sabréis que yo soy Jehová; porque no habéis andado en mis estatutos, ni habéis obedecido mis decretos, sino según las costumbres de las naciones que os rodean habéis hecho. Y aconteció que mientras yo profetizaba, aquel Pelatías hijo de Benaía murió. Entonces me postré rostro a tierra y clamé con gran voz, y dije: ¡Ah, Señor Jehová! ¿Destruirás del todo al remanente de Israel? Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Hijo de hombre, tus hermanos, tus hermanos, los hombres de tu parentesco y toda la casa de Israel, toda ella son aquellos a quienes dijeron los moradores de Jerusalén: Alejaos de Jehová; a nosotros es dada la tierra en posesión. Por tanto, di: Así ha dicho Jehová el Señor: Aunque les he arrojado lejos entre las naciones, y les he esparcido por las tierras, con todo eso les seré por un pequeño santuario en las tierras adonde lleguen. Dí, por tanto: Así ha dicho Jehová el Señor: Yo os recogeré de los pueblos, y os congregaré de las tierras en las cuales estáis esparcidos, y os daré la tierra de Israel. Y volverán allá, y quitarán de ella todas sus idolatrías y todas sus abominaciones. Y les daré un corazón, y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y quitaré el corazón de piedra de en medio de su carne, y les daré un corazón de carne, para que anden en mis ordenanzas, y guarden mis decretos y los cumplan, y me sean por pueblo, y yo sea a ellos por Dios. Mas a aquellos cuyo corazón anda tras el deseo de sus idolatrías y de sus abominaciones, yo traigo su camino sobre sus propias cabezas, dice Jehová el Señor. Después alzaron los querubines sus alas, y las ruedas en pos de ellos; y la gloria del Dios de Israel estaba sobre ellos. Y la gloria de Jehová se elevó de en medio de la ciudad, y se puso sobre el monte que está al oriente de la ciudad. Luego me levantó el Espíritu y me volvió a llevar en visión del Espíritu de Dios a la tierra de los caldeos, a los cautivos. Y se fue de mí la visión que había visto. Y hablé a los cautivos todas las cosas que Jehová me había mostrado. 12 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Hijo de hombre, tú habitas en medio de casa rebelde, los cuales tienen ojos para ver y no ven, tienen oídos para oír y no oyen, porque son casa rebelde. Por tanto tú, hijo de hombre, prepárate enseres de marcha, y parte de día delante de sus ojos; y te pasarás de tu lugar a otro lugar a vista de ellos, por si tal vez atienden, porque son casa rebelde. Y sacarás tus enseres de día delante de sus ojos, como enseres de cautiverio; mas tú saldrás por la tarde a vista de ellos, como quien sale en cautiverio. Delante de sus ojos te abrirás paso por entre la pared, y saldrás por ella. Delante de sus ojos los llevarás sobre tus hombros, de noche los sacarás; cubrirás tu rostro, y no mirarás la tierra; porque por señal te he dado a la casa de Israel. Y yo hice así como me fue mandado; saqué mis enseres de día, como enseres de cautiverio, y a la tarde me abrí paso por entre la pared con mi propia mano; salí de noche, y los llevé sobre los hombros a vista de ellos. Y vino a mí palabra de Jehová por la mañana, diciendo: Hijo de hombre, ¿no te ha dicho la casa de Israel, aquella casa rebelde: ¿Qué haces? Diles: Así ha dicho Jehová el Señor: Esta profecía se refiere al príncipe en Jerusalén, y a toda la casa de Israel que está en medio de ella. Diles: Yo soy vuestra señal; como yo hice, así se hará con vosotros; partiréis al destierro, en cautividad. Y al príncipe que está en medio de ellos llevarán a cuestas de noche, y saldrán; por la pared abrirán paso para sacarlo por ella; cubrirá su rostro para no ver con sus ojos la tierra. Mas yo extenderé mi red sobre él, y caerá preso en mi trampa, y haré llevarlo a Babilonia, a tierra de caldeos, pero no la verá, y allá morirá. Y a todos los que estuvieren alrededor de él para ayudarle, y a todas sus tropas, esparciré a todos los vientos, y desenvainaré espada en pos de ellos. Y sabrán que yo soy Jehová, cuando los esparciere entre las naciones, y los dispersare por la tierra. Y haré que unos pocos de ellos escapen de la espada, del hambre y de la peste, para que cuenten todas sus abominaciones entre las naciones adonde llegaren; y sabrán que yo soy Jehová. Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Hijo de hombre, come tu pan con temblor, y bebe tu agua con estremecimiento y con ansiedad. Y dí al pueblo de la tierra: Así ha dicho Jehová el Señor sobre los moradores de Jerusalén y sobre la tierra de Israel: Su pan comerán con temor, y con espanto beberán su agua; porque su tierra será despojada de su plenitud, por la maldad de todos los que en ella moran. Y las ciudades habitadas quedarán desiertas, y la tierra será asolada; y sabréis que yo soy Jehová. Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Hijo de hombre, ¿qué refrán es este que tenéis vosotros en la tierra de Israel, que dice: Se van prolongando los días, y desaparecerá toda visión? Diles, por tanto: Así ha dicho Jehová el Señor: Haré cesar este refrán, y no repetirán más este refrán en Israel. Diles, pues: Se han acercado aquellos días, y el cumplimiento de toda visión. Porque no habrá más visión vana, ni habrá adivinación de lisonjeros en medio de la casa de Israel. Porque yo Jehová hablaré, y se cumplirá la palabra que yo hable; no se tardará más, sino que en vuestros días, oh casa rebelde, hablaré palabra y la cumpliré, dice Jehová el Señor. Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Hijo de hombre, he aquí que los de la casa de Israel dicen: La visión que éste ve es para de aquí a muchos días, para lejanos tiempos profetiza éste. Diles, por tanto: Así ha dicho Jehová el Señor: No se tardará más ninguna de mis palabras, sino que la palabra que yo hable se cumplirá, dice Jehová el Señor. 13 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Hijo de hombre, profetiza contra los profetas de Israel que profetizan, y dí a los que profetizan de su propio corazón: Oíd palabra de Jehová. Así ha dicho Jehová el Señor: ¡Ay de los profetas insensatos, que andan en pos de su propio espíritu, y nada han visto! Como zorras en los desiertos fueron tus profetas, oh Israel. No habéis subido a las brechas, ni habéis edificado un muro alrededor de la casa de Israel, para que resista firme en la batalla en el día de Jehová. Vieron vanidad y adivinación mentirosa. Dicen: Ha dicho Jehová, y Jehová no los envió; con todo, esperan que él confirme la palabra de ellos. ¿No habéis visto visión vana, y no habéis dicho adivinación mentirosa, pues que decís: Dijo Jehová, no habiendo yo hablado? Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto vosotros habéis hablado vanidad, y habéis visto mentira, por tanto, he aquí yo estoy contra vosotros, dice Jehová el Señor. Estará mi mano contra los profetas que ven vanidad y adivinan mentira; no estarán en la congregación de mi pueblo, ni serán inscritos en el libro de la casa de Israel, ni a la tierra de Israel volverán; y sabréis que yo soy Jehová el Señor. Sí, por cuanto engañaron a mi pueblo, diciendo: Paz, no habiendo paz; y uno edificaba la pared, y he aquí que los otros la recubrían con lodo suelto, dí a los recubridores con lodo suelto, que caerá; vendrá lluvia torrencial, y enviaré piedras de granizo que la hagan caer, y viento tempestuoso la romperá. Y he aquí cuando la pared haya caído, ¿no os dirán: ¿Dónde está la embarradura con que la recubristeis? Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Haré que la rompa viento tempestuoso con mi ira, y lluvia torrencial vendrá con mi furor, y piedras de granizo con enojo para consumir. Así desbarataré la pared que vosotros recubristeis con lodo suelto, y la echaré a tierra, y será descubierto su cimiento, y caerá, y seréis consumidos en medio de ella; y sabréis que yo soy Jehová. Cumpliré así mi furor en la pared y en los que la recubrieron con lodo suelto; y os diré: No existe la pared, ni los que la recubrieron, los profetas de Israel que profetizan acerca de Jerusalén, y ven para ella visión de paz, no habiendo paz, dice Jehová el Señor. Y tú, hijo de hombre, pon tu rostro contra las hijas de tu pueblo que profetizan de su propio corazón, y profetiza contra ellas, y di: Así ha dicho Jehová el Señor: ¡Ay de aquellas que cosen vendas mágicas para todas las manos, y hacen velos mágicos para la cabeza de toda edad, para cazar las almas! ¿Habéis de cazar las almas de mi pueblo, para mantener así vuestra propia vida? ¿Y habéis de profanarme entre mi pueblo por puñados de cebada y por pedazos de pan, matando a las personas que no deben morir, y dando vida a las personas que no deben vivir, mintiendo a mi pueblo que escucha la mentira? Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo estoy contra vuestras vendas mágicas, con que cazáis las almas al vuelo; yo las libraré de vuestras manos, y soltaré para que vuelen como aves las almas que vosotras cazáis volando. Romperé asimismo vuestros velos mágicos, y libraré a mi pueblo de vuestra mano, y no estarán más como presa en vuestra mano; y sabréis que yo soy Jehová. Por cuanto entristecisteis con mentiras el corazón del justo, al cual yo no entristecí, y fortalecisteis las manos del impío, para que no se apartase de su mal camino, infundiéndole ánimo, por tanto, no veréis más visión vana, ni practicaréis más adivinación; y libraré mi pueblo de vuestra mano, y sabréis que yo soy Jehová.


Salmo 32:
Dichoso aquel a quien se le perdonan sus transgresiones, a quien se le borran sus pecados. Dichoso aquel a quien el Señor no toma en cuenta su maldad y en cuyo espíritu no hay engaño. Mientras guardé silencio, mis huesos se fueron consumiendo por mi gemir de todo el día. Mi fuerza se fue debilitando como al calor del verano, porque día y noche tu mano pesaba sobre mí. Selah. Pero te confesé mi pecado, y no te oculté mi maldad. Me dije: "Voy a confesar mis transgresiones al Señor", y tú perdonaste mi maldad y mi pecado. Selah. Por eso los fieles te invocan en momentos de angustia; caudalosas aguas podrán desbordarse, pero a ellos no los alcanzarán. Tú eres mi refugio; tú me protegerás del peligro y me rodearás con cánticos de liberación. Selah. El Señor dice: "Yo te instruiré, yo te mostraré el camino que debes seguir; yo te daré consejos y velaré por ti. No seas como el mulo o el caballo, que no tienen discernimiento, y cuyo brío hay que domar con brida y freno, para acercarlos a ti." Muchas son las calamidades de los malvados, pero el gran amor del Señor envuelve a los que en él confían. ¡Alégrense, ustedes los justos; regocíjense en el Señor! ¡canten todos ustedes, los rectos de corazón!



Proverbios 20:
El vino lleva a la insolencia, y la bebida embriagante al escándalo; ¡nadie bajo sus efectos se comporta sabiamente! Rugido de león es la furia del rey; quien provoca su enojo se juega la vida. Honroso es al hombre evitar la contienda, pero no hay necio que no inicie un pleito. El perezoso no labra la tierra en otoño; en tiempo de cosecha buscará y no hallará. Los pensamientos humanos son aguas profundas; el que es inteligente los capta fácilmente. Son muchos los que proclaman su lealtad, ¿pero quién puede hallar a alguien digno de confianza? Justo es quien lleva una vida sin tacha; ¡dichosos los hijos que sigan su ejemplo! Cuando el rey se sienta en el tribunal, con su sola mirada barre toda maldad. ¿Quién puede afirmar: "Tengo puro el corazón; estoy limpio de pecado"? Pesas falsas y medidas engañosas: ¡vaya pareja que el Señor detesta! Por sus hechos el niño deja entrever si su conducta será pura y recta. Los oídos para oír y los ojos para ver: ¡hermosa pareja que el Señor ha creado! No te des al sueño, o te quedarás pobre; manténte despierto y tendrás pan de sobra. "¡No sirve, no sirve!", dice el comprador, pero luego va y se jacta de su compra. Oro hay, y abundan las piedras preciosas, pero aún más valiosos son los labios del saber. Toma la prenda del que salga fiador de un extraño; reténla en garantía si la da en favor de desconocidos. Tal vez sea agradable ganarse el pan con engaños, pero uno acaba con la boca llena de arena. Afirma tus planes con buenos consejos; entabla el combate con buena estrategia. El chismoso traiciona la confianza; no te juntes con la gente que habla de más. Al que maldiga a su padre y a su madre, su lámpara se le apagará en la más densa oscuridad. La herencia de fácil comienzo no tendrá un final feliz. Nunca digas: "¡Me vengaré de ese daño!" Confía en el Señor, y él actuará por ti. El Señor aborrece las pesas falsas y reprueba el uso de medidas engañosas. Los pasos del hombre los dirige el Señor. ¿Cómo puede el hombre entender su propio camino? Trampa es consagrar algo sin pensarlo y más tarde reconsiderar lo prometido. El rey sabio avienta como trigo a los malvados, y los desmenuza con rueda de molino. El espíritu humano es la lámpara del Señor, pues escudriña lo más recóndito del ser. La misericordia y la verdad sostienen al rey; su trono se afirma en la misericordia. La gloria de los jóvenes radica en su fuerza; la honra de los ancianos, en sus canas. Los golpes y las heridas curan la maldad; los azotes purgan lo más íntimo del ser.



El Libro de Los Hechos Capítulo 6 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:
 
LOS HECHOS DE LOS APÓSTOLES

CAPÍTULO 6
(33 d.C.)
LOS PRIMEROS DIÁCONOS

EN aquellos días, creciendo el número de los Discípulos (los seguidores de Cristo se multiplicaba), hubo murmuración de los Griegos contra los Hebreos (se refiere a los Judíos que hablaban el Griego por haber residido alguna vez en los distintos países donde se hablaba el Griego), de que sus viudas eran menospreciadas en el ministerio cotidiano (habla del apoyo a los pobres mediante alimentos y dinero que se les daba a las "viudas" en la Iglesia en Jerusalén que no tenían cómo mantenerse).
2 Así que, los Doce (los Doce Apóstoles) convocaron la multitud de los Discípulos, y dijeron (se constituye probablemente la primera reunión de negocios en la Iglesia Primitiva), No es justo que nosotros dejemos la Palabra de Dios, y sirvamos a las mesas (se refiere a tantos deberes administrativos que acompañaban el gran crecimiento de la Iglesia Primitiva en Jerusalén).
3 Buscad pues, hermanos, siete varones de vosotros de buen testimonio, llenos de Espíritu Santo y de sabiduría (algunos piensan que representa a los primeros Diáconos,  aunque no se les llama así en este Capítulo), los cuales pongamos en esta obra (el Espíritu Santo les dijo a "los Doce" lo que debían hacer, el número que debían elegir y cómo debían ser elegidos).
4 Y nosotros persistiremos en la oración, y en el Ministerio de la Palabra (nos dice que se menciona primero "la Oración," y es más importante que "la Predicación"; sin una Vida de Oración apropiada, no puede haber un Ministerio apropiado).
5 Y a toda la multitud le gustó lo propuesto (expresa la sabiduría que la gente no podía criticar, ya que ésta era la sabiduría de lo alto): y eligieron a Esteban, varón lleno de Fe y del Espíritu Santo, y a Felipe, y a Prócoro, y a Nicanor, y a Timón, y a Parmenas, y a Nicolás, prosélito de Antioquía (se refiere a los siete hombres):
6 A éstos presentaron delante de los Apóstoles (se presentaron para aceptación y confirmación): los cuales orando (buscaron la aprobación del Señor de estos hombres, la cual claramente ellos recibieron), les pusieron las manos encima (la imposición de las manos era para designarlos a una oficina, obra o Ministerio, como Moisés le hizo a Josué [Núm. 27:18-23]).
7 Y crecía la Palabra del Señor (quiere decir que más y más hombres Predicaban el Evangelio de Jesús); y el número de los Discípulos se multiplicaba mucho en Jerusalén (podría haber sido no menos de cien mil personas que habían aceptado al Señor); también una gran multitud de los Sacerdotes obedecía a la Fe (expresa uno de los mayores Testimonios hasta la fecha del Poder de Dios).
ESTEBAN
8 Empero Esteban, lleno de gracia y de poder (habla de un gran conocimiento de la Palabra de Dios, y del Espíritu Santo de controlar a este hombre, y así, usarlo), hacía prodigios y milagros grandes en el pueblo (estas cosas fueron Divinamente hechas).
9 Se levantaron entonces unos de la Sinagoga que se llama de los Libertinos (indica a los Judíos que fueron tomados como esclavos a Roma o de alguna otra parte del Imperio Romano, pero ahora fueron puestos en libertad, en consecuencia se regresaban a Jerusalén; tenían una Sinagoga en Jerusalén, y quizás varias), y Cireneos, y Alejandrinos, y de los de Cilicia, y de Asia (tiene que ver con cada uno de estos grupos de Judíos que tenían una Sinagoga en Jerusalén), disputando con Esteban (se cree por algunos que Pablo, entonces conocido como Saulo, era el líder disputador contra Esteban; es probable que él tenía que ver con la Sinagoga que perteneció a Cilicia, ya que Tarso, la ciudad natal de Pablo, estaba en aquella región).
10 Mas no podían resistir a la sabiduría y al espíritu con que hablaba (si fuera Pablo que encabezaba la disputa contra Esteban, habría sido lo más interesante, al tomar en  cuenta que Pablo era la esperanza de los Fariseos de aquel entonces y, por lo tanto, le   consideraban de haber poseído un gran conocimiento de la Ley; ¡la diferencia es que el Espíritu Santo ungió a Esteban!).
11 Entonces sobornaron a unos (planearon y formaron un plan juntos, que no tenía validez alguna ni verdad alguna) que dijesen que le habían oído hablar palabras blasfemas contra Moisés y Dios (tiene que ver con su plan inventado).
12 Y conmovieron al pueblo, y a los Ancianos, y a los Escribas (se refiere a las mentiras que dijeron y seguían diciendo con respecto a Esteban), y arremetiendo le arrebataron, y le trajeron al Concilio (se refiere al acto de conseguir el permiso del Sanedrín para detener a Esteban, que precisamente ellos lo hicieron).
13 Y pusieron testigos falsos, que dijesen (expresa la similitud del proceso de Esteban con aquel de nuestro Señor), Este hombre no cesa de hablar palabras blasfemas contra este lugar santo y la Ley (era su acusación, la cual era falsa):
14 Porque le hemos oído decir (representa una tergiversación de lo que Esteban probablemente había dicho; es probable que basaron su acusación sobre alguna apariencia de la Verdad, pero totalmente tergiversaron su significado), que Jesús de Nazaret (dicho de tal modo para ser más despectivo) destruirá este lugar (probablemente se refiere a las Palabras dichas por Jesús en el discurso del Monte de los Olivos [Mat. 24:2]), y cambiará las costumbres que nos dio Moisés (es cierto que las costumbres tenían que ser cambiadas a consecuencia del Nuevo Convenio, y de hecho tenían la intención de ser cambiadas).
15 Entonces todos los que estaban sentados en el Concilio (el Sanedrín), puestos los ojos en él (miraban fijamente, y con propósito y razón), vieron su rostro como el rostro de un Ángel (tiene que ver con la Gloria del Señor que resplandecía en el rostro de Esteban).





Primera Corintios Capítulo 13:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.


Hebreos 10:35-12:4
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta  en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté,  David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.

Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los   muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

Labels: , , , , , , , , , , , , , , ,