12 October 2020

El 12 de octubre Lectura Bíblica Diaria

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Mensaje de la Cruz de Cristo Jesús-Capítulo-1
Sonidos del aire libre


El 12 de octubre Lectura Bíblica Diaria:

Isaías 43 a 45:
Pero ahora, así dice el Señor, el que te creó, Jacob, el que te formó, Israel: "No temas, que yo te he redimido; te he llamado por tu nombre; tú eres mío. Cuando cruces las aguas, yo estaré contigo; cuando cruces los ríos, no te cubrirán sus aguas; cuando camines por el fuego, no te quemarás ni te abrasarán las llamas. Yo soy el Señor, tu Dios, el Santo de Israel, tu salvador; yo he entregado a Egipto como precio por tu rescate, a Cus y a Seba en tu lugar. A cambio de ti entregaré hombres; ¡a cambio de tu vida entregaré pueblos! Porque te amo y eres ante mis ojos precioso y digno de honra. No temas, porque yo estoy contigo; desde el oriente traeré a tu descendencia, desde el occidente te reuniré. Al norte le diré: ¡Entrégalos! y al sur: ¡No los retengas! y a mis hijas desde los confines de la tierra. Trae a todo el que sea llamado por mi nombre, al que yo he creado para mi gloria, al que yo hice y formé. " Saquen al pueblo ciego, aunque tiene ojos, al pueblo sordo, aunque tiene oídos. Que se reúnan todas las naciones y se congreguen los pueblos. ¿Quién de entre ellos profetizó estas cosas y nos anunció lo ocurrido en el pasado? y demuestren tener razón, para que otros oigan y digan: "Es verdad." "Ustedes son mis testigos afirma el Señor, son mis siervos escogidos, para que me conozcan y crean en mí, y entiendan que yo soy. Antes de mí no hubo ningún otro dios, ni habrá ninguno después de mí. Yo, yo soy el Señor, fuera de mí no hay ningún otro salvador. Yo he anunciado, salvado y proclamado; yo entre ustedes, y no un dios extraño. Ustedes son mis testigos afirma el Señor, y yo soy Dios. Desde los tiempos antiguos, yo soy. No hay quien pueda librar de mi mano. Lo que yo hago, nadie puede desbaratarlo." Así dice el Señor, su Redentor, el Santo de Israel: "Por ustedes enviaré gente a Babilonia; abatiré a todos como fugitivos. En los barcos que eran su orgullo, abatiré también a los caldeos. Yo soy el Señor, su santo; soy su rey, el creador de Israel." Así dice el Señor, el que abrió un camino en el mar, una senda a través de las aguas impetuosas; el que hizo salir carros de combate y caballos, ejército y guerrero al mismo tiempo, los cuales quedaron tendidos para nunca más levantarse, extinguidos como mecha que se apaga: "Olviden las cosas de antaño; ya no vivan en el pasado. ¡Voy a hacer algo nuevo! Ya está sucediendo, ¿no se dan cuenta? Estoy abriendo un camino en el desierto, y ríos en lugares desolados. Me honran los animales salvajes, los chacales y los avestruces; yo hago brotar agua en el desierto, ríos en lugares desolados, para dar de beber a mi pueblo escogido, al pueblo que formé para mí mismo, para que proclame mi alabanza. "Pero tú, Jacob, no me has invocado; tú, Israel, te has cansado de mí. No me has traído el cordero de tus holocaustos, ni me has honrado con tus sacrificios. No te he abrumado exigiendo ofrendas de grano, ni te he agobiado reclamando incienso. No me has comprado caña aromática, ni me has saciado con el sebo de tus sacrificios. ¡En cambio, tú me has abrumado con tus pecados y me has agobiado con tus iniquidades! "Yo soy el que por amor a mí mismo borra tus transgresiones y no se acuerda más de tus pecados. ¡Hazme recordar! Presentémonos a juicio; plantea el argumento de tu inocencia. Tu primer antepasado pecó; tus voceros se rebelaron contra mí. Por eso humillé a las autoridades del templo; entregué a Jacob a la destrucción total, entregué a Israel al menosprecio. "Pero ahora, Jacob, mi siervo, Israel, a quien he escogido, ¡escucha! Así dice el Señor, el que te hizo, el que te formó en el seno materno y te brinda su ayuda: No temas, Jacob, mi siervo, Jesurún, a quien he escogido, que regaré con agua la tierra sedienta, y con arroyos el suelo seco; derramaré mi Espíritu sobre tu descendencia, y mi bendición sobre tus vástagos, y brotarán como hierba en un prado,   como sauces junto a arroyos. Uno dirá: ‘Pertenezco al Señor; otro llevará el nombre de Jacob, y otro escribirá en su mano: ‘Yo soy del Señor, y tomará para sí el nombre de Israel. "Así dice el Señor, el Señor Todopoderoso, rey y redentor de Israel: Yo soy el primero y el último; fuera de mí no hay otro dios. ¿Quién es como yo? Que lo diga. desde que establecí a mi antiguo pueblo; que exponga ante mí lo que está por venir, ¡que anuncie lo que va a suceder! No tiemblen ni se asusten. ¿Acaso no lo anuncié y profeticé hace tiempo? Ustedes son mis testigos. ¿Hay algún Dios fuera de mí? No, no hay otra Roca; no conozco ninguna. " Los que fabrican ídolos no valen nada; inútiles son sus obras más preciadas. Para su propia vergüenza, sus propios testigos no ven ni conocen. ¿Quién modela un dios o funde un ídolo, que no le sirve para nada? Todos sus devotos quedarán avergonzados; ¡simples mortales son los artesanos! Que todos se reúnan y comparezcan; ¡aterrados y avergonzados quedarán todos ellos! El herrero toma una herramienta, y con ella trabaja sobre las brasas; con martillo modela un ídolo, con la fuerza de su brazo lo forja. Siente hambre, y pierde las fuerzas; no bebe agua, y desfallece. El carpintero mide con un cordel, hace un boceto con un estilete, lo trabaja con el escoplo y lo traza con el compás. Le da forma humana; le imprime la belleza de un ser humano, para que habite en un santuario. Derriba los cedros, y escoge un ciprés o un roble, y lo deja crecer entre los árboles del bosque; o planta un pino, que la lluvia hace crecer. Al hombre le sirve de combustible, y toma una parte para calentarse; enciende un fuego y hornea pan. Pero también labra un dios y lo adora; hace un ídolo y se postra ante él. La mitad de la madera la quema en el fuego, sobre esa mitad prepara su comida; asa la carne y se sacia. También se calienta y dice: "¡Ah! Ya voy entrando en calor, mientras contemplo las llamas." Con el resto hace un dios, su ídolo; se postra ante él y lo adora. Y suplicante le dice: "Sálvame, pues tú eres mi dios." No saben nada, no entienden nada; sus ojos están velados, y no ven; su mente está cerrada, y no entienden. Les falta conocimiento y entendimiento; no se ponen a pensar ni a decir: "Usé la mitad para combustible; incluso horneé pan sobre las brasas, asé carne y la comí. ¿Y haré algo abominable con lo que queda? ¿Me postraré ante un pedazo de madera?" Se alimentan de cenizas, se dejan engañar por su iluso corazón, no pueden salvarse a sí mismos, ni decir: "¡Lo que tengo en mi diestra es una mentira!" "Recuerda estas cosas, Jacob, porque tú eres mi siervo, Israel. Yo te formé, tú eres mi siervo; Israel, yo no te olvidaré. He disipado tus transgresiones como el rocío, y tus pecados como la bruma de la mañana. Vuelve a mí, que te he redimido." ¡Canten de alegría, cielos, que esto lo ha hecho el Señor! ¡Griten con fuerte voz, profundidades de la tierra! ¡Prorrumpan en canciones, montañas; y bosques, con todos sus árboles! Porque el Señor ha redimido a Jacob, Dios ha manifestado su gloria en Israel. "Así dice el Señor, tu Redentor, quien te formó en el seno materno: Yo soy el Señor, que ha hecho todas las cosas, yo solo desplegué los cielos y expandí la tierra. ¿Quién estaba conmigo? "Yo frustro las señales de los falsos profetas y ridiculizo a los adivinos; yo hago retroceder a los sabios y convierto su sabiduría en necedad. Yo confirmo la palabra de mis siervos y cumplo el consejo de mis mensajeros. Yo digo que Jerusalén será habitada, que los pueblos de Judá serán reconstruidos; y sus ruinas las restauraré. Yo mando que se seque lo profundo del mar, y ordeno que se sequen sus corrientes. Yo afirmo que Ciro es mi pastor, y dará cumplimiento a mis deseos; dispondrá que Jerusalén sea reconstruida, y que se repongan los cimientos del templo. " Así dice el Señor a Ciro, su ungido, a quien tomó de la mano derecha para someter a su dominio las naciones y despojar de su armadura a los reyes, para abrir a su paso las puertas y dejar abiertas las entradas: "Marcharé al frente de ti, y allanaré las montañas; haré pedazos las puertas de bronce y cortaré los cerrojos de hierro. Te daré los tesoros de las tinieblas, y las riquezas guardadas en lugares secretos, para que sepas que yo soy el Señor, el Dios de Israel, que te llama por tu nombre. Por causa de Jacob mi siervo, de Israel mi escogido, te llamo por tu nombre y te confiero un título de honor, aunque tú no me conoces. Yo soy el Señor, y no hay otro; fuera de mí no hay ningún Dios. Aunque tú no me conoces, te fortaleceré, para que sepan de oriente a occidente que no hay ningún otro fuera de mí. Yo soy el Señor, y no hay ningún otro. Yo formo la luz y creo las tinieblas, traigo bienestar y creo calamidad; Yo, el Señor, hago todas estas cosas. "¡Destilen, cielos, desde lo alto! ¡Nubes, hagan llover justicia! ¡Que se abra la tierra de par en par! ¡Que brote la salvación! ¡Que crezca con ella la justicia! Yo, el Señor, lo he creado." ¡Ay del que contiende con su Hacedor! ¡Ay del que no es más que un tiesto entre los tiestos de la tierra! ¿Acaso el barro le reclama al alfarero: "¡Fíjate en lo que haces! ¡Tu vasija no tiene agarraderas!"? ¡Ay del que le reprocha a su padre: "¡Mira lo que has engendrado!"! ¡Ay del que le reclama a su madre: "¡Mira lo que has dado a luz!"! Así dice el Señor, el *Santo de Israel, su artífice: "¿Van acaso a pedirme cuentas del futuro de mis hijos, o a darme órdenes sobre la obra de mis manos? Yo hice la tierra, y sobre ella formé a la humanidad. Mis propias manos extendieron los cielos, y di órdenes a sus constelaciones. Levantaré a Ciro en justicia; allanaré todos sus caminos. Él reconstruirá mi ciudad y pondrá en libertad a mis cautivos, pero no por precio ni soborno. Lo digo yo, el Señor Todopoderoso." Así dice el Señor: "Los productos de Egipto y la mercancía de Cus, pasarán a ser de tu propiedad; los sabeos, hombres de elevada estatura, marcharán detrás de ti en cadenas. Se inclinarán en tu presencia, y suplicantes te dirán: Hay un solo Dios, no hay ningún otro, y ese Dios está contigo. " Tú, Dios y salvador de Israel, eres un Dios que se oculta. Todos los que hacen ídolos serán avergonzados y humillados, y juntos marcharán con su humillación. Pero Israel será salvada por el Señor con salvación eterna; y nunca más volverá a ser avergonzada ni humillada. Porque así dice el Señor, el que creó los cielos; el Dios que formó la tierra, que la hizo y la estableció; que no la creó para dejarla vacía, sino que la formó para ser habitada: "Yo soy el Señor, y no hay ningún otro. Desde ningún lugar de esta tierra tenebrosa les he hablado en secreto. Ni he dicho a los descendientes de Jacob: Búsquenme en el vacío. Yo, el Señor, digo lo que es justo, y declaro lo que es recto. "Reúnanse, fugitivos de las naciones; congréguense y vengan. y oran a dioses que no pueden salvar. Declaren y presenten sus pruebas, deliberen juntos. ¿Quién predijo esto hace tiempo, quién lo declaró desde tiempos antiguos? ¿Acaso no lo hice yo, el Señor? Fuera de mí no hay otro Dios; Dios justo y Salvador, no hay ningún otro fuera de mí. "Vuelvan a mí y sean salvos, todos los confines de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay ningún otro. He jurado por mí mismo, con integridad he pronunciado una palabra irrevocable: Ante mí se doblará toda rodilla, y por mí jurará toda lengua. Ellos dirán de mí: Sólo en el Señor están la justicia y el poder. " ante él comparecerán y quedarán avergonzados. Pero toda la descendencia de Israel será vindicada y exaltada en el Señor.



Salmo 2:



¿Por qué se sublevan las naciones, y en vano conspiran los pueblos? Los reyes de la tierra se rebelan; los gobernantes se confabulan contra el Señor y contra su ungido. Y dicen: "¡Hagamos pedazos sus cadenas! ¡Librémonos de su yugo!" El rey de los cielos se ríe; el Señor se burla de ellos. En su enojo los reprende, en su furor los intimida y dice: "He establecido a mi rey sobre Sión, mi santo monte." Yo proclamaré el decreto del Señor: "Tú eres mi hijo", me ha dicho; "hoy mismo te he engendrado. Pídeme, y como herencia te entregaré las naciones; ¡tuyos serán los confines de la tierra! Las gobernarás con puño de hierro; las harás pedazos como a vasijas de barro." Ustedes, los reyes, sean prudentes; déjense enseñar, gobernantes de la tierra. Sirvan al Señor con temor; con temblor ríndanle alabanza. Bésenle los pies, no sea que se enoje y sean ustedes destruidos en el camino, pues su ira se inflama de repente. ¡Dichosos los que en él buscan refugio!





Proverbios 21:



En las manos del Señor el corazón del rey es como un río: sigue el curso que el Señor le ha trazado. A cada uno le parece correcto su proceder, pero el Señor juzga los corazones. Practicar la justicia y el derecho lo prefiere el Señor a los sacrificios. Los ojos altivos, el corazón orgulloso y la lámpara de los malvados son pecado. Los planes bien pensados: ¡pura ganancia! Los planes apresurados: ¡puro fracaso! La fortuna amasada por la lengua embustera se esfuma como la niebla y es mortal como una trampa. La violencia de los malvados los destruirá, porque se niegan a practicar la justicia. Torcido es el camino del culpable, pero recta la conducta del hombre honrado. Más vale habitar en un rincón de la azotea que compartir el techo con mujer pendenciera. El malvado sólo piensa en el mal; jamás se compadece de su prójimo. Cuando se castiga al insolente, aprende el inexperto; cuando se instruye al sabio, el inexperto adquiere conocimiento. El justo se fija en la casa del malvado, y ve cuando éste acaba en la ruina. Quien cierra sus oídos al clamor del pobre, llorará también sin que nadie le responda. El regalo secreto apacigua el enojo; el obsequio discreto calma la ira violenta. Cuando se hace justicia, se alegra el justo y tiembla el malhechor. Quien se aparta de la senda del discernimiento irá a parar entre los muertos. El que ama el placer se quedará en la pobreza; el que ama el vino y los perfumes jamás será rico. El malvado pagará por el justo, y el traidor por el hombre intachable. Más vale habitar en el desierto que con mujer pendenciera y de mal genio. En casa del sabio abundan las riquezas y el perfume, pero el necio todo lo despilfarra. El que va tras la justicia y el amor halla vida, prosperidad y honra. El sabio conquista la ciudad de los valientes y derriba el baluarte en que ellos confiaban. El que refrena su boca y su lengua se libra de muchas angustias. Orgulloso y arrogante, y famoso por insolente, es quien se comporta con desmedida soberbia. La codicia del perezoso lo lleva a la muerte, porque sus manos se niegan a trabajar; todo el día se lo pasa codiciando, pero el justo da con generosidad. El sacrificio de los malvados es detestable, y más aún cuando se ofrece con mala intención. El testigo falso perecerá, y quien le haga caso será destruido para siempre. El malvado es inflexible en sus decisiones; el justo examina su propia conducta. De nada sirven ante el Señor la sabiduría, la inteligencia y el consejo. Se alista al caballo para el día de la batalla, pero la victoria depende del Señor.





El Libro de Lucas Capítulo 21 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:




EL SANTO EVANGELIO SEGÚN
SAN LUCAS




CAPÍTULO 21
(33 d.C.)
LOS DOS CENTAVOS




Y MIRANDO (nuestro Señor se encontraba en la columnata cubierta de esa parte del Templo donde estaba abierta para las mujeres Judías; ahí se hallaba el arca del tesoro con sus trece cajas en la pared, donde la gente echaba sus ofrendas), vio a los ricos que echaban sus ofrendas en el arca del tesoro (se insinúa que hacían una demostración ostentosa de sus limosnas, deseando impresionar a la gente por la cantidad que daban).
2 Y vio también una cierta viuda pobrecilla, que echaba allí dos centavos (probablemente equivale a algo menos de un dólar en la moneda actual).
3 Y dijo, De verdad os digo (demuestra un nuevo concepto de ofrendar), que esta viuda pobre echó más que todos (el término "viuda pobre" quiere decir que trabajaba arduamente para ganar lo poco que tenía):
4 Porque todos estos, de lo que les sobra echaron para las ofrendas de Dios (quiere decir que ellos tenían mucho y les sobraba, constituyendo una ofrenda muy poca, por lo menos en los Ojos de Dios): mas ésta de su pobreza (penuria) echó todo el sustento que tenía (se refiere a su ofrenda, por muy pequeña que fuera, fue más grande que todas las demás combinadas porque ella dio todo; Dios juzga nuestras ofrendas tomando en cuenta muchos factores; el motivo ya que es uno, que desempeña un papel muy importante).
EL TEMPLO
5 Y a unos que decían del Templo (dicho en el Monte de los Olivos, mientras Jesús y Sus Discípulos salieron de la ciudad), que estaba adornado de hermosas piedras y dones (este edificio era uno de los más hermosos del mundo), Él dijo,
6 Estas cosas que veis (se refiere a la hermosura del Templo, que sus Discípulos admiraban aun entonces), días vendrán, en que no quedará piedra sobre piedra, que no sea destruida (es exactamente lo que sucedió en el año 70 d.C., cuando Tito destruyó el Templo y la ciudad).
7 Y Le preguntaron, diciendo, Maestro, ¿cuándo será esto? (Aunque en Mateo, Capítulo 24 trata principalmente con la Segunda Venida, Lucas se dirige a las Palabras de Cristo, que tienen que ver con la destrucción próxima por Tito el General Romano.) ¿Y qué señal habrá cuando estas cosas hayan de comenzar a ser hechas? (Es un poco diferente del interrogante hecho en el Libro de Mateo, "¿qué será la señal de Su Venida y del fin del mundo?")
LAS SEÑALES DEL FIN
8 Él entonces dijo (en los siguientes cuatro Versículos, Lucas trata con las señales de la Edad con respecto a la Segunda Venida), Mirad, no seáis engañados (presenta la manera exacta en la cual Mateo comienza su relato – la advertencia de la decepción; mayormente en la esfera de la religión): porque vendrán muchos en Mi Nombre, diciendo, Yo soy el Cristo (de Cristo); y el tiempo está cerca (el Arrebatamiento de la Iglesia): por tanto, no vayáis en pos de ellos (ten mucho cuidado a quién sigues).
9 Empero cuando oyereis de guerras y sediciones, no os espantéis (cuando Israel rechazó a Cristo, sometió al mundo a unos 2.000 años más de terror): porque es necesario que estas cosas acontezcan primero (lo cual, en efecto, ha caracterizado el mundo de esa época hasta hoy); mas aun no será el fin (quiere decir que el fin no es inmediato).
10 Entonces les dijo, Se levantará gente contra gente, y reino contra reino (se refiere al momento inmediatamente antes de la Gran Tribulación, e incluyendo este período de tiempo determinado):
11 Y habrá grandes terremotos en varios lugares, y hambres, y pestilencias; y habrá espantos y grandes señales del Cielo (sucederán esas cosas en esta escala concreta durante el Período de la Gran Tribulación).
JERUSALÉN
12 Mas antes de todas estas cosas (se refiere al período poco después de haber hecho Él estas declaraciones) os echarán mano, y perseguirán, entregándoos a las Sinagogas y a las cárceles, siendo llevados a los reyes y a los gobernadores por causa de Mi Nombre (el Libro de los Hechos registra estos eventos, y la historia registra lo que sucedió después del Libro de los Hechos).
13 Y os será para Testimonio (los Creyentes no deben permitir que sus "Testimonios" se entorpezcan por la persecución, sino más bien sean motivo para estar fortalecidos).
14 Poned pues en vuestros corazones, no pensar antes cómo habéis de responder (no condena la prudencia, sino que incita la confianza total en el Señor sin temor):
15 Porque Yo os daré boca y sabiduría (corresponde a la unción del Espíritu Santo en el corazón y vida de los Creyentes, dándoles ayuda cuando se requiere), a la cual no podrán resistir ni contradecir todos los que se os opondrán.
16 Más seréis entregados aun de vuestros padres, y hermanos, y parientes, y amigos (describe el poder de las religiones demoníacas y el control de sus víctimas); y matarán a algunos de vosotros (algunos no serán librados, sino que preferirán morir por su Testimonio).
17 Y seréis aborrecidos de todos por causa de Mi Nombre (este Versículo es prueba suficiente de la veracidad del Cristianismo, en que todo lo que puede sobrevivir la oposición, y aún crecer – hasta que sea lo más importante del mundo – confirma la integridad de su Fundador, el Señor Jesucristo, y la sinceridad de sus convertidos).
18 Mas ni un pelo de vuestra cabeza perecerá (nuestro Señor ya expone la destrucción cercana de Jerusalén en el año 70 d.C.; en esa matanza, la cual resultó en el sacrificio de más de un millón de Judíos, ni un solo Cristiano perdió su vida porque ellos leyeron esos mismos Versículos, y acataron a lo que Cristo les mandó a hacer).
19 En vuestra paciencia poseeréis vuestras almas (si la situación no se mejorara, el Creyente debe ser "paciente," sabiendo que Dios tiene todo bajo Su control, y que todo lo que Él hace es para el beneficio del Creyente y no para su perjuicio).
20 Y cuando viereis a Jerusalén cercada de ejércitos (corresponde a la invasión de Tito en el año 70 d.C.), sabed entonces que su destrucción ha llegado (expresa el momento en que Tito comenzaría a sitiar la ciudad de Jerusalén, lo cual sería la señal de que los Cristianos habrían de salir, ¡lo cual así hicieron!).
21 Entonces los que estuvieren en Judea, huyan a los montes (señalaba a aquéllos que creían en la Palabra, lo que era cierto de todos los Cristianos); y los que en medio de ella, váyanse (quiere decir que ninguna parte de Judea estaría a salvo de los ejércitos Romanos); y los que estén en los campos, no entren en ella (se refiere a los Cristianos que vivían en las regiones vecinas, que no debían venir en este tiempo a Judea).
22 Porque estos son días de venganza (se refiere al juicio; Israel había rechazado a Cristo; ahora tienen que pagar), para que se cumplan todas las cosas que están escritas (corresponde al cumplimiento de estas mismas palabras dadas por Cristo, como también todas las Profecías; y es seguro, cada sola Palabra de Dios se cumplirá, exactamente como fue predicho).
23 ¡Mas ay de las que están encinta, y de las que crían en aquellos días! porque habrá apuro grande sobre la Tierra e ira en este pueblo (una vez más, tiene que ver con los días terribles que le vendrían a Jerusalén, y lo cual sucedió en el año 70 d.C.).
24 Y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones (millares y millares de Judíos después de esta matanza del año 70 d.C. fueron vendidos como esclavos en todas partes del mundo de esa época; y también, la gente Judía casi en su totalidad fue esparcida por todo el mundo, cumpliendo exactamente lo que Cristo dijo que sucedería): y Jerusalén será hollada de los Gentiles, hasta que los tiempos de los Gentiles sean cumplidos (en efecto, dio prueba al caso puesto que Jerusalén fue destruido por los Babilonios unos 600 años antes de Cristo; de hecho, ha continuado hasta hoy día, y por todos los propósitos prácticos, continuará hasta la Segunda Venida; entonces los "tiempos de los Gentiles serán cumplidos," e Israel una vez más llegará a ser la Nación primera del mundo, lo cual hará bajo Cristo).
25 Entonces habrá señales en el sol, y en la luna, y en las estrellas (manifiesta al Señor que vuelve a Su tema anterior acerca de las señales con respecto a Su Segunda Venida, que se mencionó antes en los Versículos 8 al 11); y en la Tierra angustia de gentes por la confusión (se refiere a los problemas sin solución, los cuales prevalecerán en la Gran Tribulación venidera); a causa del sonido del mar y de las ondas (no corresponde a los cuerpos de agua, sino más bien a las naciones que rugen en disgusto, odio, rebelión y guerra [Apoc. 17:15]):
26 Desfalleciéndose los corazones de los hombres a causa del temor (no tiene nada que ver con la enfermedad del corazón, sino más bien que los hombres se descorazonan, es decir, no tienen más ánimo para continuar), y expectación de las cosas que sobrevendrán a la redondez de la Tierra (Apoc., Capítulos 6 al 19 nos da en detalle gráfico un relato de lo que sucederá): porque las Potestades de los Cielos serán  conmovidas (declara el Juicio de Dios que caerá sobre Israel y las naciones Gentiles que aún son incrédulos, que no tiene precedente en toda la historia pasada, y no habrá nada similar en la historia subsiguiente [Mat. 24:21]).
27 Y entonces (se refiere a la conclusión de la Gran Tribulación) verán al Hijo del Hombre, que vendrá (se refiere a la Segunda Venida, y muy posible que será televisado por las Agencias Noticieras reportando la Batalla de Armagedón, rugiendo en ese momento, lo cual describirá esta Venida en todas partes del mundo) en una nube (no se refiere a las nubes de los Cielos, sino más bien de las nubes de Santos y Ángeles, que regresarán con el Señor en esa Venida) con potestad y Gloria grande (como se dijo anteriormente, cuando Él viene la segunda vez, el mundo no tendrá que preguntarse si en realidad es Él; ¡será muy evidente!).
28 Y cuando estas cosas comenzaren a hacerse (se refiere a las "señales" de los Versículos 8 al 11, así como los Versículos 25 y 26), mirad, y levantad vuestras cabezas, porque vuestra Redención está cerca (no se refiere al Arrebatamiento, ya que esto habrá pasado años antes, sino más bien la Liberación de Israel en la Segunda Venida cuando Cristo venga con los Santos Arrebatados [Isa. 11:10-12; 66:7-8; Zac., cap. 14; Mat. 24:29-31; Rom. 11:25-29; Apoc., cap. 19]).
LA HIGUERA
29 Y les dijo una Parábola: Mirad la higuera, y todos los árboles (Jesús usa una ilustración simple que sirve para señalar la Segunda Venida);
30 Cuando ya brotan, viéndolo, de vosotros mismos entendéis que el verano está ya cerca (la estación de la Primavera nos dice que la estación del Verano está a punto de comenzar).
31 Así también vosotros, cuando viereis hacerse estas cosas (de nuevo habla de los acontecimientos de los Versículos 8 al 11, así como los Versículos 25 y 26), entended que está cerca el Reino de Dios (apunta a la Segunda Venida, que introducirá la Edad del Reino).
32 De cierto os digo, Que no pasará esta generación, hasta que todo sea cumplido (la generación que estará viva en el momento de estos acontecimientos).
33 El Cielo y la Tierra pasarán (pasará de una condición a otra): mas Mis Palabras no pasarán (la Palabra de Dios está muy segura de cumplirse aún más que la estabilidad del Cielo y de la Tierra).
VIGILAD Y ORAD
34 Y mirad por vosotros mismos (comienza una porción de enseñanza que se aplica al Cuerpo entero de Cristo, y para siempre), que vuestros corazones no sean cargados (sobrecargados) de glotonería (libertinaje) y embriaguez, y de los cuidados de esta vida (las cosas que no son espirituales), y venga de repente sobre vosotros aquel día (realmente apunta a la Segunda Venida, pero puede señalar, también, al Arrebatamiento y a la Muerte).
35 Porque como un lazo vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz de toda la Tierra (en otras palabras, las cosas no resultarán como el hombre piensa que van a resultar, ya que la Segunda Venida cambiará todo).
36 Velad pues, orando en todo tiempo (observa los eventos que transcurren, y compárenlos en cualquier capacidad con la Palabra, pidiéndole al Señor que Le conceda discernimiento), que seáis tenidos por dignos de evitar todas estas cosas que han de venir (señala al Arrebatamiento de la Iglesia; el término "dignos" dicho aquí por Jesús no tiene nada que ver con la auto-justicia, sino más bien la justicia que se le da libremente a alguien que expresa la Fe en Cristo y la Cruz; esto y esto solo es la clave), y de estar en pie delante del Hijo del Hombre (se refiere a ser llevado para estar con el Señor antes de la Gran Tribulación venidera [I Tes. 4:13-18]).
37 Y enseñaba de día en el Templo (corresponde a Sus últimas horas antes de la Crucifixión); y de noche saliendo, se quedaba en el Monte que se llama de los Olivos (tenemos aquí al Hijo de Dios, el Creador de todas las cosas, el Hacedor del Cielo y de la Tierra, Quien realmente no tenía dónde colocar Su Cabeza, a excepción de una roca; la humillación que Él sufrió no tiene comparación alguna en los anales de la historia humana).
38 Y todo el pueblo venía a Él por la mañana (tiene que ver con los miles que ocuparon Jerusalén, ya que era el tiempo de la Pascua), para oírle en el Templo (para escuchar al "Dador de la Vida," presentar las "Palabras de Vida").


Primera Corintios Capítulo 13:



Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.


Hebreos 10:35-12:4



Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta  en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté,  David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.

Romanos 8:



Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los   muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

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19 August 2018

El 19 de agosto Lectura Bíblica Diaria

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Mensaje de la Cruz de Cristo Jesús-Capítulo-1


El 19 de agosto Lectura Bíblica Diaria:


2 Crónicas 12 a 14:
 
Después de que Roboán consolidó su reino y se afirmó en el trono, él y todo Israel abandonaron la ley del Señor y le fueron infieles. Por eso en el quinto año del reinado de Roboán, Sisac, rey de Egipto, atacó a Jerusalén. Con mil doscientos carros de combate, sesenta mil jinetes y una innumerable multitud de libios, suquíes y cusitas procedentes de Egipto, Sisac conquistó las ciudades fortificadas de Judá y llegó hasta Jerusalén. Entonces el profeta Semaías se presentó ante Roboán y los jefes de Judá que por miedo a Sisac se habían reunido en Jerusalén, y les dijo: Así dice el Señor: Como ustedes me abandonaron, ahora yo también los abandono, para que caigan en manos de Sisac. Los jefes israelitas y el rey confesaron con humildad: ¡El Señor es justo! Cuando el Señor vio que se habían humillado, le habló nuevamente a Semaías y le dijo: "Puesto que han mostrado humildad, ya no voy a destruirlos; dentro de poco tiempo los libraré. No voy a permitir que Sisac ejecute mi castigo sobre Jerusalén, aunque sí dejaré que los someta a su dominio, para que aprendan la diferencia que hay entre servirme a mí y servir a los reyes de otros países." Sisac, rey de Egipto, atacó a Jerusalén y se llevó los tesoros del templo del Señor y del palacio real. Se lo llevó todo, aun los escudos de oro que Salomón había hecho. Para reemplazarlos, el rey Roboán mandó hacer escudos de bronce y los puso al cuidado de los jefes de la guardia que custodiaba la entrada del palacio real. Siempre que el rey iba al templo del Señor, los guardias lo acompañaban portando los escudos, pero luego los devolvían a la sala de los centinelas. Por haberse humillado Roboán, y porque aún quedaba algo bueno en Judá, el Señor apartó su ira de él y no lo destruyó por completo, así que el rey Roboán afirmó su trono y continuó reinando en Jerusalén. Su madre era una amonita llamada Noamá. Roboán tenía cuarenta y un años cuando ascendió al trono, y reinó diecisiete años en Jerusalén, la ciudad donde, de entre todas las tribus de Israel, el Señor había decidido habitar. Pero Roboán actuó mal, porque no tuvo el firme propósito de buscar al Señor. Los acontecimientos del reinado de Roboán, desde el primero hasta el último, incluyendo las constantes guerras que hubo entre Jeroboán y él, están escritos en las crónicas del profeta Semaías y del vidente Idó. Cuando Roboán murió, fue sepultado en la Ciudad de David. Y su hijo Abías lo sucedió en el trono. En el año dieciocho del reinado de Jeroboán, Abías ascendió al trono de Judá y reinó en Jerusalén tres años. Su madre era Micaías, hija de Uriel de Guibeá. Hubo guerra entre Abías y Jeroboán. Para ir al combate, Abías escogió a cuatrocientos mil guerreros valientes; Jeroboán, por su parte, escogió a ochocientos mil y le hizo frente. Abías subió al monte Zemarayin, en la sierra de Efraín, y gritó: "¡Jeroboán! ¡Israelitas! ¡Escúchenme todos ustedes! ¿No saben que el Señor, Dios de Israel, concedió para siempre el reino de Israel a David y a sus descendientes mediante un pacto inalterable? Sin embargo, Jeroboán hijo de Nabat, oficial de Salomón hijo de David, se rebeló contra su señor. Unos hombres ociosos y malvados se unieron a Roboán hijo de Salomón, cuando éste era joven y débil de carácter, y se le impusieron, de modo que no pudo hacerles frente. "Ustedes piensan que ahora, por ser muy numerosos y por tener los becerros de oro, esos ídolos que Jeroboán les hizo pueden oponerse al reino del Señor, aunque él se lo ha entregado a los hijos de David. ¡Hasta expulsaron a los descendientes de Aarón, que son los sacerdotes del Señor, y a los levitas! En su lugar han nombrado sacerdotes, y a cualquiera que trae un ternero y siete carneros lo consagran como sacerdote de los dioses falsos, tal como lo hacen los pueblos paganos. "Nosotros, en cambio, no hemos abandonado al Señor, porque él es nuestro Dios. Los descendientes de Aarón siguen siendo nuestros sacerdotes que sirven al Señor, y los levitas son los encargados del culto. Todos los días, por la mañana y por la tarde, ofrecen al Señor los *holocaustos y queman el incienso; además, todas las tardes colocan el pan consagrado sobre la mesa de oro puro, y encienden las lámparas del candelabro de oro. Dense cuenta de que nosotros sí mantenemos el culto al Señor nuestro Dios, a quien ustedes han abandonado. Así que Dios, con sus sacerdotes, va al frente de nosotros. ¡Las trompetas están listas para dar la orden de ataque contra ustedes! ¡Israelitas, no peleen contra el Señor, Dios de sus antepasados, pues no podrán vencerlo!" Para tenderle una emboscada a Abías, Jeroboán situó parte de sus tropas detrás del ejército de Judá, mientras que al resto de sus tropas lo mandó al frente. Cuando los de Judá miraron hacia atrás, se dieron cuenta de que los israelitas los atacaban también por la retaguardia. Entonces clamaron al Señor, y los sacerdotes tocaron las trompetas. En el momento en que los de Judá lanzaron el grito de guerra, Dios derrotó a Jeroboán y a los israelitas, dándoles la victoria a Abías y Judá. Los israelitas intentaron huir, pero Dios los entregó al poder de Judá. Abías y su ejército les ocasionaron una gran derrota, matando a quinientos mil soldados selectos de Israel. En esa ocasión fueron humillados los israelitas, mientras que los de Judá salieron victoriosos porque confiaron en el Señor, Dios de sus antepasados. Abías persiguió a Jeroboán y le arrebató las ciudades de Betel, Jesaná y Efraín, con sus respectivas aldeas. Durante el reinado de Abías, Jeroboán no pudo recuperar su poderío. Al final, el Señor lo hirió, y Jeroboán murió. Abías, en cambio, siguió afirmándose en el trono. Tuvo catorce esposas, veintidós hijos y dieciséis hijas. Los demás acontecimientos del reinado de Abías, y su conducta y sus obras, están escritos en el comentario del profeta Idó. Abías murió y fue sepultado en la Ciudad de David, y su hijo Asá lo sucedió en el trono. Durante su reinado, el país disfrutó de diez años de paz. Asá, rey de Judá Asá hizo lo que era bueno y agradable ante el Señor su Dios. Se deshizo de los altares y santuarios paganos, destrozó las piedras sagradas, y derribó las imágenes de la diosa . Además, ordenó a los habitantes de Judá que acudieran al Señor, Dios de sus antepasados, y que obedecieran su ley y sus mandamientos. De este modo Asá se deshizo de los santuarios paganos y de los altares de incienso que había en todas las ciudades de Judá, y durante su reinado hubo tranquilidad. Asá construyó en Judá ciudades fortificadas, pues durante esos años el Señor le dio descanso, y el país disfrutó de paz y no estuvo en guerra con nadie. Asá les dijo a los de Judá: "Reconstruyamos esas ciudades, y levantemos a su alrededor murallas con torres, puertas y cerrojos. El país todavía es nuestro, porque hemos buscado al Señor nuestro  Dios; como lo hemos buscado, él nos ha concedido estar en paz con nuestros vecinos." Y tuvieron mucho éxito en la reconstrucción de las ciudades. Asá contaba con un ejército de trescientos mil soldados de Judá, los cuales portaban lanzas y escudos grandes, y de doscientos ochenta mil benjaminitas, los cuales portaban arcos y escudos pequeños. Todos ellos eran guerreros valientes. Zera el cusita marchó contra ellos al frente de un ejército de un millón de soldados y trescientos carros de guerra, y llegó hasta Maresá. Asá le salió al encuentro en el valle de Sefata, y tomó posiciones cerca de Maresá. Allí Asá invocó al Señor su Dios y le dijo: "Señor, sólo tú puedes ayudar al débil y al poderoso. ¡Ayúdanos, Señor y Dios nuestro, porque en ti confiamos, y en tu nombre hemos venido contra esta multitud! ¡Tú, Señor, eres nuestro Dios! ¡No permitas que ningún mortal se alce contra ti!" El Señor derrotó a los cusitas cuando éstos lucharon contra Asá y Judá. Los cusitas huyeron, pero Asá y su ejército los persiguieron hasta Guerar. Allí cayeron los cusitas, y ni uno de ellos quedó con vida, porque el Señor y su ejército los aniquilaron. Los de Judá se llevaron un enorme botín, luego atacaron todas las ciudades que había alrededor de Guerar, las cuales estaban llenas de pánico ante el Señor, y las saquearon, pues había en ellas un gran botín. Además, atacaron los campamentos, donde había mucho ganado, y se llevaron una gran cantidad de ovejas y camellos. Después de eso, regresaron a Jerusalén.


Salmo 99:
El Señor es rey: que tiemblen las naciones. Él tiene su trono entre querubines: que se estremezca la tierra. Grande es el Señor en Sión, ¡excelso sobre todos los pueblos! Sea alabado su nombre grandioso e imponente: ¡él es santo! Rey poderoso, que amas la justicia: tú has establecido la equidad y has actuado en Jacob con justicia y rectitud. Exalten al Señor nuestro Dios; adórenlo ante el estrado de sus pies: ¡él es santo! Moisés y Aarón se contaban entre sus sacerdotes, y Samuel, entre los que invocaron su nombre. Invocaron al Señor, y él les respondió; les habló desde la columna de nube. Cumplieron con sus estatutos, con los decretos que él les entregó. Señor y Dios nuestro, tú les respondiste; fuiste para ellos un Dios perdonador, aun cuando castigaste sus rebeliones. Exalten al Señor nuestro Dios; adórenlo en su santo monte: ¡Santo es el Señor nuestro Dios!


Proverbios 30:
Dichos de Agur hijo de Jaqué. Oráculo. Palabras de este varón: "Cansado estoy, oh Dios; cansado estoy, oh Dios, y débil. "Soy el más ignorante de todos los hombres; no hay en mí discernimiento humano. No he adquirido sabiduría, ni tengo conocimiento del Dios santo. "¿Quién ha subido a los cielos y descendido de ellos? ¿Quién puede atrapar el viento en su puño o envolver el mar en su manto? ¿Quién ha establecido los límites de la tierra? ¿Quién conoce su nombre o el de su hijo? "Toda palabra de Dios es digna de crédito; Dios protege a los que en él buscan refugio. No añadas nada a sus palabras, no sea que te reprenda y te exponga como a un mentiroso. "Sólo dos cosas te pido, Señor; no me las niegues antes de que muera: Aleja de mí la falsedad y la mentira; no me des pobreza ni riquezas sino sólo el pan de cada día. Porque teniendo mucho, podría desconocerte y decir: ¿Y quién es el Señor? Y teniendo poco, podría llegar a robar y deshonrar así el nombre de mi Dios. "No ofendas al esclavo delante de su amo, pues podría maldecirte y sufrirías las consecuencias. "Hay quienes maldicen a su padre y no bendicen a su madre. Hay quienes se creen muy puros, pero no se han purificado de su impureza. Hay quienes se creen muy importantes, y a todos miran con desdén. Hay quienes tienen espadas por dientes y cuchillos por mandíbulas; para devorar a los pobres de la tierra y a los menesterosos de este mundo. "La sanguijuela tiene dos hijas que sólo dicen: Dame, dame. "Tres cosas hay que nunca se sacian, y una cuarta que nunca dice ¡Basta!: el sepulcro, el vientre estéril, la tierra, que nunca se sacia de agua, y el fuego, que no se cansa de consumir. "Al que mira con desdén a su padre, y rehúsa obedecer a su madre, que los cuervos del valle le saquen los ojos y que se lo coman vivo los buitres. "Tres cosas hay que me causan asombro, y una cuarta  que no alcanzo a comprender: el rastro del águila en el cielo, el rastro de la serpiente en la roca, el rastro del barco en alta mar, y el rastro del hombre en la mujer. "Así procede la adúltera: come, se limpia la boca, y afirma: Nada malo he cometido. "Tres cosas hacen temblar la tierra, y una cuarta la hace estremecer: el siervo que llega a ser rey, el necio al que le sobra comida, la mujer rechazada que llega a casarse, y la criada que suplanta a su señora. "Cuatro cosas hay pequeñas en el mundo, pero que son más sabias que los sabios: las hormigas, animalitos de escasas fuerzas, pero que almacenan su comida en el verano; los tejones, animalitos de poca monta, pero que construyen su casa entre las rocas; las langostas, que no tienen rey, pero que avanzan en formación perfecta; las lagartijas, que se atrapan con la mano, pero que habitan hasta en los palacios. "Tres cosas hay que caminan con garbo, y una cuarta de paso imponente: el león, poderoso entre las bestias, que no retrocede ante nada; el gallo engreído, el macho cabrío, y el rey al frente de su ejército. "Si como un necio te has engreído, o si algo maquinas, ponte a pensar que batiendo la leche se obtiene mantequilla, que sonándose fuerte sangra la nariz, y que provocando la ira se acaba peleando."


El Libro de Mateo Capítulo 11 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:

EL SANTO EVANGELIO SEGÚN
SAN MATEO

CAPÍTULO 11
(31 d.C.)
JUAN EL BAUTISTA

Y FUE, que acabando Jesús de dar mandamientos a Sus Doce Discípulos (se refiere a la enseñanza del Capítulo anterior; Él mandó, que es diferente de sugerir), se fue de allí a enseñar y a predicar (para explicar y para proclamar) en las ciudades de ellos.
2 Y oyendo Juan en la prisión los hechos de Cristo (ya Juan está encarcelado y está desalentado), Le envió dos de sus discípulos (los envió a Jesús),
3 Diciendo, ¿Eres Tú Aquél que había de venir, o esperaremos a otro? (La duda es la Némesis de la Fe, y azota a cada Cristiano de vez en cuando.)
LA RESPUESTA DE JESÚS
A JUAN EL BAUTISTA
4 Y respondiendo Jesús les dijo (si pedimos, recibiremos [Mat. 7:8]), Id y haced saber a Juan las cosas que oís y veis (la respuesta Divina lo refirió a Isaías 35:5-6; 61:1-2):
5 Los ciegos ven y los cojos andan, los leprosos son limpiados, y los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el Evangelio (Jesús distrajo a Juan del panorama político — restaurando en aquella "época" el Reino a Israel — el propósito verdadero de Su Misión, la restauración del individuo).
6 Y bienaventurado es el que no fuere escandalizado en Mí (el Señor agrega otra Bienaventuranza a ésas dadas en el Capítulo 5).
EL TESTIMONIO DE JESÚS
ACERCA DE JUAN EL BAUTISTA
7 E idos ellos (los dos discípulos de Juan el Bautista), comenzó Jesús a decir de Juan a las gentes, ¿Qué salisteis a ver al desierto? ¿Una caña que es movida del viento? (A pesar de las apariencias — Juan que está en la prisión — Jesús declara en realidad lo que es Juan.)
8 Mas ¿qué salisteis a ver? ¿Un hombre cubierto de delicados vestidos? he aquí, los que traen vestidos delicados en las casas de los reyes están (si el oro de Herodes hubiera podido comprar a Juan, él ya no estaría en la prisión).
9 Mas ¿qué salisteis a ver? (La tercera vez que se plantea esta pregunta.) ¿Un Profeta? También os digo, y más que Profeta (más que todos los Profetas antes de él).
10 Porque éste es de quien está escrito (declara a Juan como el último Profeta del Antiguo Testamento), He aquí, yo envío Mi mensajero delante de Tu faz (Juan era ese mensajero), que preparará Tu camino delante de Ti (Juan preparó el camino para Cristo).
11 De cierto os digo, Que no se levantó entre los que nacen de mujeres otro mayor que Juan el Bautista (coloca a Juan en la vanguardia de los Profetas): mas el que es más pequeño en el Reino de los Cielos mayor es que él (se refiere al Nuevo Convenio [Heb. 8:6]).
12 Desde los días de Juan el Bautista (Juan introdujo "el Reino del Cielo") hasta ahora (se refiere a Cristo Quien traería el Nuevo Convenio) el Reino de los Cielos sufre violencia (la Crucifixión, el precio que Cristo pagó [Gén. 3:15]), y los violentos lo arrebatan (se refiere a Cristo que le quita el dominio a Satanás, quien se lo había quitado de Adán [Col. 2:14-15]).
13 Porque todos los Profetas y la Ley hasta Juan profetizaron (los Profetas y la Ley atestiguaron que Cristo vendría, y Juan era el último de esos Profetas).
14 Y si queréis recibir (si usted recibe el Reino del Cielo), él es aquel Elías que había de venir (si la Nación hubiera recibido a Juan, él les hubiera representado a Elías, y hubiera sido contado por Dios como Elías [Mal. 4:5-6]).
15 El que tiene oídos para oír, oiga (Israel no oiría).
16 Mas ¿a quién compararé esta generación? (La generación más privilegiada, rechazó a Cristo.) Es semejante a los muchachos que se sientan en las plazas, y dan voces a sus compañeros,
17 Y dicen, Os tañimos flauta, y no bailasteis; os endechamos, y no lamentasteis (Israel rechazó lamentarse con el Bautista cuando él les exigió Arrepentimiento o regocijarse con Cristo).
18 Porque vino Juan que ni comía ni bebía, y dicen, Demonio tiene (demonio — lo que dijo los religiosos; Juan no tenía vida social alguna).
19 Vino el Hijo del Hombre que come y bebe, y dicen, He aquí, un hombre comilón, y bebedor de vino, amigo de Publicanos y de pecadores (es lo que dijeron los enemigos de Cristo acerca de él, y no lo que era realmente la verdad). Mas la sabiduría es justificada por sus hijos (la sabiduría justificó ambos cursos, el de Juan y el de Cristo. Israel rechazó ambos).
EL JUICIO
20 Entonces comenzó a reconvenir a las ciudades en las cuales habían sido hechas muchas de sus maravillas, porque no se habían arrepentido (Él hablaba mayormente acerca de los líderes religiosos de estos lugares):
21 ¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! porque si en Tiro y en Sidón, fueran hechas las maravillas que han sido hechas en vosotras, en otro tiempo se hubieran arrepentido en saco y en ceniza (¡qué condenación de Israel!).
22 Por tanto os digo, Será más tolerable (diversos grados de castigo) el castigo para Tiro y para Sidón en el Día del Juicio (el Juicio del Gran Trono Blanco), que a vosotras (el pronombre "vosotras" es enfático; en la Mente de Dios, el "Juicio" ya se ha pronunciado).
23 Y tú, Capernaum ("tú" otra vez enfático, reservar esta ciudad para el peor juicio de todos), que eres levantada hasta el Cielo (exaltada no debido a Cristo, al contrario, debido a su prosperidad económica), hasta el Infierno serás abajada (la mayoría de sus  habitantes fueron al Infierno): porque si en los de Sodoma fueran hechas las maravillas, que han sido hechas en ti, hubieran quedado hasta el día de hoy (¡qué acusación sobre Capernaum!).
24 Por tanto os digo, que a la tierra de los de Sodoma será más tolerable el castigo en el Día del Juicio, que a ti (el rechazador de Cristo está moralmente más bajo que los idólatras de Tiro y de Sidón, o los ciudadanos de Sodoma, y serán castigado como merecen).
REGOCIJO POR LA
REVELACIÓN DIVINA
25 En aquel tiempo respondiendo Jesús dijo, Te alabo, Padre, Señor del Cielo y de la Tierra, que hayas escondido estas cosas de los sabios y de los entendidos (un juicio judicial sobre los líderes religiosos de Israel), y las hayas revelado a los niños (a otros que no son los líderes religiosos).
26 Así, Padre (Su Propio Padre Personal): pues que así agradó en Tus Ojos (el Evangelio está oculto a los que rechazan a Cristo y la Cruz quienesquiera que sean, y lo has revelado a los que aceptan a Cristo y la Cruz; esto es "bueno" a la Vista de Dios [Jn. 3:16]).
27 Todas las cosas me son entregadas de Mi Padre ("Todas las cosas" significan que Cristo es Salvador y Juez): y nadie conoció al Hijo, sino el Padre (Cristo es un Miembro eterno de la Deidad); ni al Padre conoció alguno, sino el Hijo (la única manera de allegarse a Dios El Padre es por medio de Cristo [Jn. 14:6]), y aquel a quien el Hijo lo quisiere revelar (la Salvación nunca es una cuestión de educación sino de Revelación).
LA GRAN INVITACIÓN
28 Venid a Mí (precisamente fue dicho por Jesús con la intención de revelarse a Sí Mismo como el Donante de la Salvación) todos los que estáis trabajados y cargados (intentando ganar la Salvación por las obras), que Yo os haré descansar (este "descanso" puede ser encontrado solamente por medio de poner su Fe en Cristo y lo que Él ha hecho por nosotros en la Cruz [Gál. 5:1-6]).
29 Llevad Mi yugo sobre vosotros (el "yugo" de la "Cruz" [Luc. 9:23]), y aprended de Mí (aprenda de Su Sacrificio [Rom. 6:3-5]); que soy manso y humilde de corazón (la única cosa que nuestro Señor Personalmente dijo de Sí Mismo): y hallaréis descanso para vuestras almas (el alma puede encontrar descanso solamente en la Cruz).
30 Porque Mi yugo es fácil, y ligera Mi carga (lo que Él requiere de nosotros es muy mínimo, nada más que tener Fe en Él y Su Obra Sacrificadora de la Redención).


Primera Corintios Capítulo 13:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.


Hebreos 10:35-12:4
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta  en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté,  David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.


Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos;  herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

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29 March 2016

El 30 de marzo Lectura Bíblica Diaria:

Sonidos del aire libre
SonLifeTV.com/español
Mensaje de la Cruz de Cristo Jesús-Capítulo-2


El 30 de marzo Lectura Bíblica Diaria:


Amos 4 a 6:
Oigan esta palabra ustedes, vacas de Basán, que viven en el monte de Samaria, que oprimen a los desvalidos y maltratan a los necesitados, que dicen a sus esposos: "¡Tráigannos de beber!" El Señor omnipotente ha jurado por su santidad: "Vendrán días en que hasta la última de ustedes será arreada con garfios y arpones. Una tras otra saldrán por las brechas del muro, y hacia Hermón serán expulsadas afirma el Señor. "Vayan a Betel y pequen; vayan a Guilgal y sigan pecando. Ofrezcan sus sacrificios por la mañana, y al tercer día sus diezmos. Quemen pan leudado como ofrenda de gratitud y proclamen ofrendas voluntarias. Háganlo saber a todos, israelitas; ¡eso es lo que a ustedes les encanta! afirma el Señor omnipotente. "Yo les hice pasar hambre en todas sus ciudades, y los privé de pan en todos sus poblados. Con todo, ustedes no se volvieron a mí afirma el Señor. "Yo les retuve la lluvia cuando aún faltaban tres meses para la cosecha. En una ciudad hacía llover, pero en otra no; una parcela recibía lluvia, mientras que otra no, y se secó. Vagando de ciudad en ciudad, iba la gente en busca de agua, pero no calmaba su sed. Con todo, ustedes no se volvieron a mí afirma el Señor. "Castigué sus campos con plagas y sequía; la langosta devoró sus huertos y viñedos, sus higueras y olivares. Con todo, ustedes no se volvieron a mí afirma el Señor. "Les mandé plagas como las de Egipto. Pasé por la espada a sus mejores jóvenes, junto con los caballos capturados. el hedor de los cadáveres. Con todo, ustedes no se volvieron a mí afirma el Señor. "Yo les envié destrucción como la de Sodoma y Gomorra; ¡quedaron como tizones arrebatados del fuego! Con todo, ustedes no se volvieron a mí afirma el Señor. "Por eso, Israel, voy a actuar contra ti; y como voy a hacerlo, ¡prepárate, Israel, para encontrarte con tu Dios!" He aquí el que forma las montañas, el que crea el viento, el que revela al hombre sus designios, el que convierte la aurora en tinieblas, el que marcha sobre las alturas de la tierra: su nombre es el Señor Dios *Todopoderoso. Oye esta palabra, reino de Israel, este canto fúnebre que por ti entono: "Ha caído la joven Israel, y no volverá a levantarse; postrada en su propia tierra, no hay quien la levante." Así dice el Señor omnipotente al reino de Israel: "La ciudad que salía a la guerra con mil hombres se quedará sólo con cien, y la que salía con cien se quedará sólo con diez." Así dice el Señor al reino de Israel: "Búsquenme y vivirán. Pero no acudan a Betel, ni vayan a Guilgal, ni pasen a Berseba, porque Guilgal será llevada cautiva, y Betel, reducida a la nada." Busquen al Señor y vivirán, no sea que él caiga como fuego sobre los descendientes de José, fuego que devore a Betel sin que haya quien lo apague. Ustedes convierten el derecho en amargura y echan por tierra la justicia. El Señor hizo las Pléyades y el Orión, convierte en aurora las densas tinieblas y oscurece el día hasta convertirlo en noche. Él convoca las aguas del mar y las derrama sobre la tierra. ¡Su nombre es el Señor! Él reduce a la nada la fortaleza y trae la ruina sobre la plaza fuerte. Ustedes odian al que defiende la justicia en el tribunal y detestan al que dice la verdad. Por eso, como pisotean al desvalido y le imponen tributo de grano, no vivirán en las casas de piedra labrada que han construido, ni beberán del vino de los selectos viñedos que han plantado. ¡Yo sé cuán numerosos son sus delitos, cuán grandes sus pecados! Ustedes oprimen al justo, exigen soborno y en los tribunales atropellan al necesitado. Por eso en circunstancias como éstas guarda silencio el prudente, porque estos tiempos son malos. Busquen el bien y no el mal, y vivirán; y así estará con ustedes el Señor Dios Todopoderoso, tal como ustedes lo afirman. ¡Odien el mal y amen el bien! Hagan que impere la justicia en los tribunales; tal vez así el Señor, el Dios Todopoderoso, tenga compasión del remanente de José. Por eso, así dice el Señor omnipotente, el Dios Todopoderoso: "En todas las plazas se escucharán lamentos, y gritos de angustia en todas las calles. Llamarán a duelo a los campesinos, y a los llorones profesionales, a hacer lamentación. Se escucharán lamentos en todos los viñedos cuando yo pase en medio de ti", dice el Señor. ¡Ay de los que suspiran por el día del Señor! ¿De qué les servirá ese día si va a ser de oscuridad y no de luz? Será como cuando alguien huye de un león y se le viene encima un oso, o como cuando al llegar a su casa, apoya la mano en la pared y lo muerde una serpiente. ¿No será el día del Señor de oscuridad y no de luz? ¡Será por cierto sombrío y sin resplandor! "Yo aborrezco sus fiestas religiosas; no me agradan sus cultos solemnes. Aunque me traigan holocaustos y ofrendas de cereal, no los aceptaré, ni prestaré atención a los sacrificios de comunión de novillos cebados. Aleja de mí el bullicio de tus canciones; no quiero oír la música de tus cítaras. ¡Pero que fluya el derecho como las aguas, y la justicia como arroyo inagotable! "Pueblo de Israel, ¿acaso me ofrecieron sacrificios y ofrendas durante los cuarenta años en el desierto? Ustedes tendrán que cargar con la imagen de Sicut, su rey, y también con la de Quiyún, imágenes de esos dioses astrales que ustedes mismos se han fabricado. Entonces los mandaré al exilio más allá de Damasco", dice el Señor, cuyo nombre es Dios Todopoderoso. ¡Ay de los que viven tranquilos en Sión y de los que viven confiados en el monte de Samaria! ¡Ay de los notables de la nación más importante, a quienes acude el pueblo de Israel! Pasen a Calné y obsérvenla; vayan de allí a Jamat la grande, bajen luego a Gat de los filisteos. ¿Acaso son ustedes superiores a estos reinos, o es más grande su territorio que el de ustedes? Ustedes creen alejar el día de la desgracia, pero están acercando el imperio de la violencia. Ustedes que se acuestan en camas incrustadas de marfil y se arrellanan en divanes; que comen corderos selectos y terneros engordados; que, a la manera de David, improvisan canciones al son de la cítara e inventan instrumentos musicales; que beben vino en tazones y se perfuman con las esencias más finas sin afligirse por la ruina de José, marcharán a la cabeza de los desterrados, y así terminará el banquete de los holgazanes. El Señor omnipotente jura por sí mismo; esto afirma el Señor Dios Todopoderoso: "Yo detesto la arrogancia de Jacob; yo aborrezco sus fortalezas; por eso entregaré la ciudad al enemigo, con todo lo que hay en ella." Sucederá que si en una casa quedan diez hombres con vida, todos morirán. Y cuando vengan a la casa para levantar los cadáveres y quemarlos, algún pariente le preguntará a otro que ande en la casa: "¿Queda alguien más contigo?" Y aquél le responderá: "No." Entonces le dirá: "¡Cállate! No vayamos a mencionar el nombre del Señor." Mira, el Señor da la orden de golpear la casa grande hasta hacerla añicos y de hacer trizas la casa pequeña. ¿Acaso galopan los caballos por las rocas o se ara en éstas con bueyes? Pero ustedes han convertido el derecho en veneno, y en amargura el fruto de la justicia. Ustedes se regocijan por la conquista de Lo Debar y agregan: "¿No fue con nuestras propias fuerzas como nos apoderamos de Carnayin?" "Por tanto, pueblo de Israel, voy a levantar contra ti a una nación que te oprimirá desde Lebó Jamat hasta el torrente del Arabá", afirma el Señor, el Dios Todopoderoso.



Salmo 108:
Firme está, oh Dios, mi corazón; ¡voy a cantarte salmos, gloria mía! ¡Despierten, arpa y lira! ¡Haré despertar al nuevo día! Te alabaré, Señor, entre los pueblos; te cantaré salmos entre las naciones. Pues tu amor es tan grande que rebasa los cielos; ¡tu verdad llega hasta el firmamento! Tú, oh Dios, estás sobre los cielos, y tu gloria cubre toda la tierra. Líbranos con tu diestra, respóndeme para que tu pueblo amado quede a salvo. Dios ha dicho en su santuario: "Triunfante repartiré a Siquén, y dividiré el valle de Sucot. Mío es Galaad, mío es Manasés; Efraín es mi yelmo y Judá mi cetro. En Moab me lavo las manos, sobre Edom arrojo mi sandalia; sobre Filistea lanzo gritos de triunfo." ¿Quién me llevará a la ciudad fortificada? ¿Quién me mostrará el camino a Edom? ¿No es Dios quien nos ha rechazado? ¡Ya no sales, oh Dios, con nuestros ejércitos! Bríndanos tu ayuda contra el enemigo, pues de nada sirve la ayuda humana. Con Dios obtendremos la victoria; ¡él pisoteará a nuestros enemigos!



Proverbios 11:
El Señor aborrece las balanzas adulteradas, pero aprueba las pesas exactas. Con el orgullo viene el oprobio; con la humildad, la sabiduría. A los justos los guía su integridad; a los falsos los destruye su hipocresía. En el día de la ira de nada sirve ser rico, pero la justicia libra de la muerte. La justicia endereza el camino de los íntegros, pero la maldad hace caer a los impíos. La justicia libra a los justos, pero la codicia atrapa a los falsos. Muere el malvado, y con él su esperanza; muere también su ilusión de poder. El justo se salva de la calamidad, pero la desgracia le sobreviene al malvado. Con la boca el impío destruye a su prójimo, pero los justos se libran por el conocimiento. Cuando el justo prospera, la ciudad se alegra; cuando el malvado perece, hay gran regocijo. La bendición de los justos enaltece a la ciudad, pero la boca de los malvados la destruye. El falto de juicio desprecia a su prójimo, pero el entendido refrena su lengua. La gente chismosa revela los secretos; la gente confiable es discreta. Sin dirección, la nación fracasa; el éxito depende de los muchos consejeros. El fiador de un extraño saldrá perjudicado; negarse a dar fianza es vivir en paz. La mujer bondadosa se gana el respeto; los hombres violentos sólo ganan riquezas. El que es bondadoso se beneficia a sí mismo; el que es cruel, a sí mismo se perjudica. El malvado obtiene ganancias ilusorias; el que siembra justicia asegura su ganancia. El que es justo obtiene la vida; el que persigue el mal se encamina a la muerte. El Señor aborrece a los de corazón perverso, pero se complace en los que viven con rectitud. Una cosa es segura: Los malvados no quedarán impunes, pero los justos saldrán bien librados. Como argolla de oro en hocico de cerdo es la mujer bella pero indiscreta. Los deseos de los justos terminan bien; la esperanza de los malvados termina mal. Unos dan a manos llenas, y reciben más de lo que dan; otros ni sus deudas pagan, y acaban en la miseria. El que es generoso prospera; el que reanima será reanimado. La gente maldice al que acapara el trigo, pero colma de bendiciones al que gustoso lo vende. El que madruga para el bien, halla buena voluntad; el que anda tras el mal, por el mal será alcanzado. El que confía en sus riquezas se marchita, pero el justo se renueva como el follaje. El que perturba su casa no hereda más que el viento, y el necio termina sirviendo al sabio. El fruto de la justicia es árbol de vida, pero el que arrebata vidas es violento. Si los justos reciben su pago aquí en la tierra, ¡cuánto más los impíos y los pecadores!



El Libro de Los Romanos Capítulo 13 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:



LA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL PABLO A LOS
ROMANOS
CAPÍTULO 13
(60 d.C.)
HONRAR LA AUTORIDAD
TODA alma se someta a las potestades superiores (se refiere al Gobierno Humano). Porque no hay potestad sino de Dios (se refiere al hecho de que Dios ha ordenado el Gobierno): y las que son de Dios son ordenadas (se refiere al Gobierno Humano como una institución permanente, instituido por Dios para la regulación de los asuntos humanos).
2 Así que, el que se opone a la potestad, a la Ordenación de Dios resiste (la anarquía no es de Dios): y los que resisten, ellos mismos ganan condenación para sí (la Ley de la Tierra siempre debe ser obedecida, con tal que no ofenda nuestra conciencia o la Palabra de Dios; la "condenación" que se menciona aquí no necesariamente se refiere a la que viene de Dios, sino más bien de los hombres).
3 Porque los Magistrados no son para temor al que bien hace, sino al malo (corresponde al derecho Divino del Gobierno de oponerse al crimen y proteger a sus ciudadanos). ¿Quieres pues no temer la potestad? (Significa que el Gobierno Civil debiese ser respetado, y todos temiesen violar la Ley.) haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella (se refiere a la obediencia de la Ley, como todos los Cristianos debiesen hacer; como también, se asume que las Leyes sean correctas y justas):
4 Porque él (el Magistrado Civil) es ministro de Dios para tu bien (el Gobierno como una Institución Divina). Mas si hicieres lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada (la espada es el símbolo del Estado del derecho de infligir la Pena de muerte por el delito Capital): porque es ministro de Dios (no es un Predicador del Evangelio, sino un siervo del Estado), vengador para castigo al que hace lo malo (declara el derecho del Estado, ya que es ordenado por Dios, para emplear toda fuerza necesaria para detener el "mal," es decir, el crimen).
5 Por lo cual es necesario que le estéis sujetos (claramente nos dice que los Cristianos están sujetos a la Ley de la Nación; es decir, si es que no viola la Palabra de Dios), no solamente por la ira, mas aun por la conciencia (se refiere al hecho de que el Creyente tiene un principio más alto que aquel del incrédulo).
6 Porque por esto pagáis también los tributos (se refiere al pago de los impuestos): porque son ministros de Dios, que sirven a esto mismo (se refiere a los funcionarios públicos).
7 Pagad a todos lo que debéis (quiere decir que es correcto y apropiado que toda la gente paguen impuestos, ¡los Cristianos también!): al que tributo, tributo (se refiere a lo que debe y debiera pagar); al que impuesto, impuesto (se trata de los impuestos ocultos, que debiéramos pagar también); al que temor, temor; al que honra, honra (el Gobierno es una Institución que debe ser respetada, que se extiende a todos los funcionarios Civiles del más bajo al más alto).


LAS RELACIONES PÚBLICAS

8 No debáis a nadie nada (conlleva la idea de que los Cristianos no le "deben" a sus Hermanos en el Señor la misma obediencia que se le debe a los Funcionarios Civiles), sino amaros unos a otros (proclama la única exigencia entre los Creyentes): porque el que ama al prójimo, cumplió la Ley (se refiere a lo que la Ley de Moisés tenía como propósito, pero no podía llevarse a cabo; ya que solamente puede ser hecho bajo Cristo, y Cristo Solo).
9 Porque, No adulterarás (el sexo en cualquier forma fuera del matrimonio es ilegal [Gén. 2:23-24]), No matarás (debería traducirse, no cometerás "homicidio"), No hurtarás (no tomes lo que no es tuyo), No dirás falso testimonio (no mientas), No codiciarás (no intente tomar ilegalmente lo que le pertenece a otro); y si hay algún otro Mandamiento, en esta sentencia se comprende sumariamente, Amarás a tu prójimo como a ti mismo (el Amor Divino producido por el Espíritu Santo es auto-sacrificio en su naturaleza).
10 El amor no hace mal al prójimo (no hará daño a su vecino): así que, el cumplimento de la Ley es el amor (expresa el hecho de que todo esto es lo que la Ley formalmente requiere, pero sólo puede ser hecho en Cristo).
11 Y esto, conociendo el tiempo (en todo lo que hace el Creyente siempre debe tener en mente el Tribunal de Cristo), que es ya hora de levantarnos del sueño (la apatía espiritual y el letargo deben ser quitados): porque ahora nos está más cerca nuestra Salvación que cuando creímos (en efecto, se refiere al Arrebatamiento venidero de la Iglesia, y el Creyente en ese momento será Glorificado).
12 La noche ha pasado, y ha llegado el día (se refiere a todo hasta la Resurrección venidera como "la noche"; todo después de la Resurrección se refiere como "el día," tanto el día como la noche se usan como símbolos): desechemos, pues, las obras de las tinieblas (podría traducirse, "por lo tanto desechemos la ropa de las tinieblas"; los antiguos hábitos malos de la vida están aquí, como en otro lugar, se considera como ropa que una vez se usó, pero ahora se debe quitar), y vistámonos las armas de Luz (podría traducirse, "y revistámonos la ropa de Luz").
13 Andemos como de día, honestamente (debiéramos portarnos de manera que corresponde a nuestra alta posición de vida como Santos del Dios Altísimo); no en glotonerías y borracheras (las costumbres del mundo), no en cohabitaciones y disoluciones (significa la inmoralidad sexual de toda índole), no en pleitos y envidia (describe la constante manipulación y explotación para sacar ventaja de los demás en cuanto a los negocios, lugar o posición).
14 Mas vestíos del Señor Jesucristo (sírvase de todo lo que Cristo ha llevado a cabo en la Cruz, que está disponible a todos los Creyentes), y no hagáis caso de los deseos desordenados de la carne (la Fe en la Cruz dará acceso amplio al Espíritu Santo dentro de nuestras vidas, y solo eso nos da la victoria sobre la carne).



Primera Corintios Capítulo 13:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.



Hebreos 10:35-12:4
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo* vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado."* Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril,* recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes,* pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta* sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.



Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

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