30 June 2024

El 30 de junio Lectura Bíblica Diaria

Mensaje de la Cruz de Cristo Jesús-Capítulo-1

Sonidos del aire libre


El 30 de junio Lectura Bíblica Diaria:
 
Isaías 31 a 33: 
31 ¡Ay de los que descienden a Egipto por ayuda, y confían en caballos; y su esperanza ponen en carros, porque son muchos, y en jinetes, porque son valientes; y no miran al Santo de Israel, ni buscan a Jehová! Pero él también es sabio, y traerá el mal, y no retirará sus palabras. Se levantará, pues, contra la casa de los malignos, y contra el auxilio de los que hacen iniquidad. Y los egipcios hombres son, y no Dios; y sus caballos carne, y no espíritu; de manera que al extender Jehová su mano, caerá el ayudador y caerá el ayudado, y todos ellos desfallecerán a una. Porque Jehová me dijo a mí de esta manera: Como el león y el cachorro de león ruge sobre la presa, y si se reúne cuadrilla de pastores contra él, no lo espantarán sus voces, ni se acobardará por el tropel de ellos; así Jehová de los ejércitos descenderá a pelear sobre el monte de Sion, y sobre su collado. Como las aves que vuelan, así amparará Jehová de los ejércitos a Jerusalén, amparando, librando, preservando y salvando. Volved a aquel contra quien se rebelaron profundamente los hijos de Israel. Porque en aquel día arrojará el hombre sus ídolos de plata y sus ídolos de oro, que para vosotros han hecho vuestras manos pecadoras. Entonces caerá Asiria por espada no de varón, y la consumirá espada no de hombre; y huirá de la presencia de la espada, y sus jóvenes serán tributarios. Y de miedo pasará su fortaleza, y sus príncipes, con pavor, dejarán sus banderas, dice Jehová, cuyo fuego está en Sion, y su horno en Jerusalén. 32 He aquí que para justicia reinará un rey, y príncipes presidirán en juicio. Y será aquel varón como escondedero contra el viento, y como refugio contra el turbión; como arroyos de aguas en tierra de sequedad, como sombra de gran peñasco en tierra calurosa. No se ofuscarán entonces los ojos de los que ven, y los oídos de los oyentes oirán atentos. Y el corazón de los necios entenderá para saber, y la lengua de los tartamudos hablará rápida y claramente. El ruin nunca más será llamado generoso, ni el tramposo será llamado espléndido. Porque el ruin hablará ruindades, y su corazón fabricará iniquidad, para cometer impiedad y para hablar escarnio contra Jehová, dejando vacía el alma hambrienta, y quitando la bebida al sediento. Las armas del tramposo son malas; trama intrigas inicuas para enredar a los simples con palabras mentirosas, y para hablar en juicio contra el pobre. Pero el generoso pensará generosidades, y por generosidades será exaltado. Mujeres indolentes, levantaos, oíd mi voz; hijas confiadas, escuchad mi razón. De aquí a algo más de un año tendréis espanto, oh confiadas; porque la vendimia faltará, y la cosecha no vendrá. Temblad, oh indolentes; turbaos, oh confiadas; despojaos, desnudaos, ceñid los lomos con cilicio. Golpeándose el pecho lamentarán por los campos deleitosos, por la vid fértil. Sobre la tierra de mi pueblo subirán espinos y cardos, y aun sobre todas las casas en que hay alegría en la ciudad de alegría. Porque los palacios quedarán desiertos, la multitud de la ciudad cesará; las torres y fortalezas se volverán cuevas para siempre, donde descansen asnos monteses, y ganados hagan majada; hasta que sobre nosotros sea derramado el Espíritu de lo alto, y el desierto se convierta en campo fértil, y el campo fértil sea estimado por bosque. Y habitará el juicio en el desierto, y en el campo fértil morará la justicia. Y el efecto de la justicia será paz; y la labor de la justicia, reposo y seguridad para siempre. Y mi pueblo habitará en morada de paz, en habitaciones seguras, y en recreos de reposo. Y cuando caiga granizo, caerá en los montes; y la ciudad será del todo abatida. Dichosos vosotros los que sembráis junto a todas las aguas, y dejáis libres al buey y al asno. 33 ¡Ay de ti, que saqueas, y nunca fuiste saqueado; que haces deslealtad, bien que nadie contra ti la hizo! Cuando acabes de saquear, serás tú saqueado; y cuando acabes de hacer deslealtad, se hará contra ti. Oh Jehová, ten misericordia de nosotros, a ti hemos esperado; tú, brazo de ellos en la mañana, sé también nuestra salvación en tiempo de la tribulación. Los pueblos huyeron a la voz del estruendo; las naciones fueron esparcidas al levantarte tú. Sus despojos serán recogidos como cuando recogen orugas; correrán sobre ellos como de una a otra parte corren las langostas. Será exaltado Jehová, el cual mora en las alturas; llenó a Sion de juicio y de justicia. Y reinarán en tus tiempos la sabiduría y la ciencia, y abundancia de salvación; el temor de Jehová será su tesoro. He aquí que sus embajadores darán voces afuera; los mensajeros de paz llorarán amargamente. Las calzadas están deshechas, cesaron los caminantes; ha anulado el pacto, aborreció las ciudades, tuvo en nada a los hombres. Se enlutó, enfermó la tierra; el Líbano se avergonzó, y fue cortado; Sarón se ha vuelto como desierto, y Basán y el Carmelo fueron sacudidos. Ahora me levantaré, dice Jehová; ahora seré exaltado, ahora seré engrandecido. Concebisteis hojarascas, rastrojo daréis a luz; el soplo de vuestro fuego os consumirá. Y los pueblos serán como cal quemada; como espinos cortados serán quemados con fuego. Oíd, los que estáis lejos, lo que he hecho; y vosotros los que estáis cerca, conoced mi poder. Los pecadores se asombraron en Sion, espanto sobrecogió a los hipócritas. ¿Quién de nosotros morará con el fuego consumidor? ¿Quién de nosotros habitará con las llamas eternas? El que camina en justicia y habla lo recto; el que aborrece la ganancia de violencias, el que sacude sus manos para no recibir cohecho, el que tapa sus oídos para no oír propuestas sanguinarias; el que cierra sus ojos para no ver cosa mala; éste habitará en las alturas; fortaleza de rocas será su lugar de refugio; se le dará su pan, y sus aguas serán seguras. Tus ojos verán al Rey en su hermosura; verán la tierra que está lejos. Tu corazón imaginará el espanto, y dirá: ¿Qué es del escriba? ¿qué del pesador del tributo? ¿qué del que pone en lista las casas más insignes? No verás a aquel pueblo orgulloso, pueblo de lengua difícil de entender, de lengua tartamuda que no comprendas. Mira a Sion, ciudad de nuestras fiestas solemnes; tus ojos verán a Jerusalén, morada de quietud, tienda que no será desarmada, ni serán arrancadas sus estacas, ni ninguna de sus cuerdas será rota. Porque ciertamente allí será Jehová para con nosotros fuerte, lugar de ríos, de arroyos muy anchos, por el cual no andará galera de remos, ni por él pasará gran nave. Porque Jehová es nuestro juez, Jehová es nuestro legislador, Jehová es nuestro Rey; él mismo nos salvará. Tus cuerdas se aflojaron; no afirmaron su mástil, ni entesaron la vela; se repartirá entonces botín de muchos despojos; los cojos arrebatarán el botín. No dirá el morador: Estoy enfermo; al pueblo que more en ella le será perdonada la iniquidad.


Salmo 148:

¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor! Alaben al Señor desde los cielos, alábenlo desde las alturas. Alábenlo, todos sus ángeles, alábenlo, todos sus ejércitos. Alábenlo, sol y luna, alábenlo, estrellas luminosas. Alábenlo ustedes, altísimos cielos, y ustedes, las aguas que están sobre los cielos. Sea alabado el nombre del Señor, porque él dio una orden y todo fue creado. Todo quedó afirmado para siempre; emitió un decreto que no será abolido. Alaben al Señor desde la tierra los monstruos marinos y las profundidades del mar, el relámpago y el granizo, la nieve y la neblina, el viento tempestuoso que cumple su mandato, los montes y las colinas, los árboles frutales y todos los cedros, los animales salvajes y los domésticos, los reptiles y las aves, los reyes de la tierra y todas las naciones, los príncipes y los gobernantes de la tierra, los jóvenes y las jóvenes, los ancianos y los niños. Alaben el nombre del Señor, porque sólo su nombre es excelso; su esplendor está por encima de la tierra y de los cielos. ¡Él ha dado poder a su pueblo! ¡A él sea la alabanza de todos sus fieles, de los hijos de Israel, su pueblo cercano! ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!

Proverbios 17:
Más vale comer pan duro donde hay concordia que hacer banquete donde hay discordia. El siervo sabio gobernará al hijo sin vergüenza, y compartirá la herencia con los otros hermanos. En el crisol se prueba la plata y en el horno se prueba el oro, pero al corazón lo prueba el Señor. El malvado hace caso a los labios impíos, y el mentiroso presta oído a la lengua maliciosa. El que se burla del pobre ofende a su Creador; el que se alegra de verlo en la ruina no quedará sin castigo. La corona del anciano son sus nietos; el orgullo de los hijos son sus padres. No va bien con los necios el lenguaje refinado, ni con los gobernantes, la mentira. Vara mágica es el soborno para quien lo ofrece, pues todo lo que emprende lo consigue. El que perdona la ofensa cultiva el amor; el que insiste en la ofensa divide a los amigos. Cala más un regaño en el hombre prudente que cien latigazos en el obstinado. El revoltoso siempre anda buscando camorra, pero se las verá con un mensajero cruel. Más vale toparse con un oso enfurecido que con un necio empecinado en su necedad. Al que devuelve mal por bien, nunca el mal se apartará de su familia. Iniciar una pelea es romper una represa; vale más retirarse que comenzarla. Absolver al culpable y condenar al inocente son dos cosas que el Señor aborrece. ¿De qué le sirve al necio poseer dinero? ¿Podrá adquirir sabiduría si le faltan sesos? En todo tiempo ama el amigo; para ayudar en la adversidad nació el hermano. El que es imprudente se compromete por otros, y sale fiador de su prójimo. Al que le gusta pecar, le gusta pelear; el que abre mucho la boca, busca que se la rompan. El de corazón perverso jamás prospera; el de lengua engañosa caerá en desgracia. Engendrar a un hijo necio es causa de pesar; ser padre de un necio no es ninguna alegría. Gran remedio es el corazón alegre, pero el ánimo decaído seca los huesos. El malvado acepta soborno en secreto, con lo que tuerce el curso de la justicia. La meta del prudente es la sabiduría; el necio divaga contemplando vanos horizontes. El hijo necio irrita a su padre, y causa amargura a su madre. No está bien castigar al inocente, ni azotar por su rectitud a gente honorable. El que es entendido refrena sus palabras; el que es prudente controla sus impulsos. Hasta un necio pasa por sabio si guarda silencio; se le considera prudente si cierra la boca.


El Libro de Lucas Capítulo 17 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:




EL SANTO EVANGELIO SEGÚN
SAN LUCAS

CAPÍTULO 17
(33 d.C.)
EL PERDÓN Y LA FE
Y a Sus Discípulos Él dice (expresa la enseñanza dada aquí por Cristo como inmediatamente después de la ilustración dada acerca del hombre rico en el Infierno), Imposible es que no vengan ofensas (se refiere al hecho de la oposición contra el Hijo de Dios, y de quien ésta vendrá mayormente): ¡mas ay de aquél por quien vienen! (¡Aunque parezca extraño, la mayor parte de la oposición vendrá del sector religioso! ¡Hay una ofensa en la Cruz! Y aquéllos que rechazan la Cruz, que son la máxima mayoría, se opondrán a aquéllos que aceptan la Cruz. ¡Rechazar la Cruz es rechazar a Cristo! Se garantiza el juicio a consecuencia de tal acción.)
2 Mejor le fuera, si le pusiesen al cuello una piedra de molino, y le lanzasen en el mar (pronuncia el juicio que le espera a los rechazadores de Cristo), que escandalizar a uno de estos pequeñitos (los "pequeñitos" mencionados aquí no tienen nada que ver con los niños, sino más bien Creyentes que son revestidos de humildad, en consecuencia permiten al Señor defenderlos; son "pequeñitos" en sus propios ojos, juzgados de ser el mismo por los pecadores, pero el Señor los considera muy amados y los vela minuciosamente).
3 Mirad por vosotros mismos (le hablaba directamente a Sus Discípulos, advirtiéndolos que este espíritu de ofensa puede llegarle a cualquiera a menos que tengan cuidado): si pecare contra ti tu hermano, repréndele (tiene que ver con Mateo 18:15-17); y si se arrepintiere, perdónale.
4 Y si siete veces al día pecare contra ti, y siete veces al día se volviere a ti, diciendo, me arrepiento; perdónale (como los incansables amonestadores intrépidos en contra de todo pecado, al mismo tiempo, nunca debemos cansarnos de conceder el perdón en el momento que el ofensor se arrepiente).
5 Y dijeron los Apóstoles al Señor, Auméntanos la Fe (esta es la petición de muchos; sin embargo, la respuesta que el Señor dará es muy interesante).
6 Entonces el Señor dijo, Si tuvieseis Fe como un grano de mostaza (una semilla pequeñita, diciéndonos, en efecto, que no es realmente la cantidad de Fe, sino más bien el Objeto correcto de la Fe; el Objeto correcto es la Cruz [I Cor. 1:18]), diréis a este sicómoro, Desarráigate, y plántate en el mar; y os obedecerá (el traslado de árboles y montañas era figura retórica proverbial entre los Judíos de esa época, expresando la superación de grandes dificultades).
EL SIERVO FIEL
7 ¿Y quién de vosotros tiene un siervo que ara o apacienta, que vuelto del campo le diga luego (inmediatamente), Pasa, siéntate a la mesa?
8 ¿No le dice antes, Prepárame algo para cenar, y vístete apropiadamente, y sírveme, hasta que haya comido y bebido; y después de esto come tú y bebe? (Un siervo fiel se ocupará primero de sus deberes, y luego de sí mismo.)
9 ¿Da gracias al siervo porque hizo lo que le había sido mandado? Pienso que no (¡de ninguna manera!).
10 Así también vosotros, cuando hubiereis hecho todo lo que os es mandado, decid, Siervos inútiles somos: porque lo que debíamos hacer, hicimos (el Señor, en esencia, dice que habiendo realizado todas estas condiciones, que era su deber, ellos no serían más que siervos inútiles; este es un golpe mortal a la doctrina de Salvación por obras; el Discípulo ha de decir, "soy un siervo inútil"; el Maestro le dirá entonces, "bien, buen siervo y fiel" [Mat. 25:21]).
LOS LEPROSOS
11 Y aconteció, que yendo Él a Jerusalén, pasaba por medio de (entre) Samaria y de Galilea (el Señor viajaba hacia el oriente al Jordán, donde Él pasaría, y viajaría con rumbo al sur hacia Jerusalén en el lado hacia el oriente, que era la ruta más larga).
12 Y entrando en una cierta aldea, Le vinieron al encuentro diez hombres leprosos, los cuales se pararon de lejos (la Ley Levítica declaraba que tenían que estar retirados por lo menos a unos 30 metros [100 pies] de la otra gente [Lev. 13:21, 45-46; 14:2]):
13 Y alzaron la voz (no les permitieron que se acercaran más a Cristo, o a alguien más respecto a eso, por eso tenían que gritar para hacerse oír), diciendo, Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros (sin duda, habían oído muchas maravillas acerca de Jesús, y ya milagro de milagros, Él estaba de pie no muy lejos de ellos).
14 Y cuando Él los vio (captaron Su Atención), les dijo, Id, mostraos a los Sacerdotes (este mandato aseguraba la limpieza; porque sólo el leproso limpiado podía presentarse a los Sacerdotes). Y aconteció, que yendo ellos, fueron limpios (sabían que eran inmundos; pero creyeron la Palabra de Cristo, se marcharon con la convicción de que era cierto, y fueron inmediatamente sanados en el camino).
15 Entonces uno de ellos, cuando se vio (tenía que ver con el Samaritano) que estaba sanado, volvió, Glorificando a Dios a gran voz (todo Creyente debiera alabar al Señor continuamente),
16 Y se postró sobre el rostro a Sus Pies, dándole gracias: y éste era Samaritano (lo que Jesús hizo por él anulaba su fe nacional en el Monte Gerizim y, con razón, lo atrajo al camino correcto [Jn. 4:22]).
17 Y respondiendo Jesús dijo, ¿No son diez los que fueron limpios? ¿Y los nueve dónde están? (Los "nueve" eran indicativo de la mayor parte de Israel de esa época particular, ¡unos ingratos!)
18 ¿No hubo quién volviese y diese Gloria a Dios sino este extranjero? (También, el "forastero" que había sido sanado sería indicativo de la Iglesia Gentil, que había de cumplirse dentro de poco.)
19 Y le dijo, Levántate, vete (Jesús levanta a la gente): tu Fe te ha Salvado (declara el hecho de que no sólo fue sanado, sino Salvado también; todos ellos mostraron Fe al pedirle a Cristo la sanidad, la cual recibieron; sin embargo, sólo uno, al parecer se le dio la Vida Eterna porque Él Glorificó a Dios).
EL REINO DE DIOS
20 Y preguntado por los Fariseos, cuando había de venir el Reino de Dios (el Señor, en efecto, contestó que el Reino de Dios estaba en aquel momento en su medio, ya que Él era el Reino de Dios), les respondió y dijo, El Reino de Dios no vendrá con observación (los Judíos afirmaban que cuando viniera el Mesías, Él derrotaría a Roma, etc.; Jesús les decía que sus "observaciones" estaban equivocadas):
21 Ni dirán, ¡Helo aquí! o, ¡helo allí! (Él les explica que todas estas señales externas de las cuales hablaban no son Bíblicas, y en realidad no tienen nada que ver con el Reino de Dios.) porque, he aquí, el Reino de Dios entre vosotros está (hubiera sido mejor traducido como, "el Reino de Dios está en medio de vosotros," porque el Reino es Jesús, pero Israel no quería reconocerle; la experiencia del "Nacer de Nuevo" trae a Cristo al corazón y, por lo tanto, coloca el "Reino de Dios dentro de la persona").
LA SEGUNDA VENIDA
22 Y dijo a Sus Discípulos, Tiempo vendrá, cuando desearéis ver uno de los días del Hijo del Hombre, y no lo veréis (después del Día de Pentecostés, todos los seguidores de Cristo, y especialmente los Discípulos, hubieran tenido una mejor comprensión de todas las cosas que Jesús dijo e hizo, y les hubieran encantado la oportunidad de volver a vivir de nuevo todos aquellos días pasados).
23 Y os dirán, ¡Helo aquí! o, ¡helo allí! no vayáis, ni sigáis (Él se refiere a la Segunda Venida).
24 Porque como el relámpago, relampagueando desde una parte de debajo del Cielo, resplandece hasta la otra debajo del Cielo; así también será el Hijo del Hombre en Su día (en otras palabras, Él explica que cuando Él regrese en verdad, habría una gran demostración de la Gloria Celestial y nadie tendrá que preguntarse, "¿es Él de veras?"; va a ser claro para todos que de veras es Él).
25 Mas primero es necesario que padezca mucho, y sea rechazado de esta generación (ahora las Glorias de ese día venidero tendrán una relación y serán el resultado de Sus  Sufrimientos Expiatorias en el Calvario).
ADVERTENCIAS
26 Y como fue en los días de Noé, así también será en los días del Hijo del Hombre (quiere decir que el mundo, en el tiempo de la Segunda Venida, será tan indiferente y corrupto como en los días de Noé y Lot respecto a eso).
27 Comían, bebían, los hombres tomaban mujeres, y las mujeres maridos (declara los negocios como de costumbre; en otras palabras, como el mundo de esa época no esperaba que las predicciones de Noé se cumpliera con respecto al diluvio, tampoco el mundo de hoy en día se espera la Segunda Venida, la cual está proclamada en la Biblia), hasta el día que entró Noé en el Arca (quiere decir que hasta ese momento mismo se burlaron de sus predicciones; lo presenciaron entrar en el Arca, y respondieron con escarnio), y vino el diluvio, y destruyó a todos (su reacción negativa de ninguna manera desvió el juicio que estuvo por venir).
28 Asimismo también como fue en los días de Lot; comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban (corresponde a la destrucción de Sodoma y Gomorra);
29 Mas el día que Lot salió de Sodoma, llovió del Cielo fuego y azufre, y destruyó a todos (el Juicio no llegó, sin embargo, hasta que los Justos con respecto a Noé y Lot fuesen quitados de ese lugar; aunque todo esto corresponde a la Segunda Venida, también corresponde al Arrebatamiento de la Iglesia, el cual se llevará a los Creyentes y los harán entrar al Juicio como se registran en Apocalipsis, Capítulos 6 al 19).
30 Aun así será el día en que el Hijo del Hombre se manifestará (es la Segunda Venida).
31 En aquel día (definitivamente se refiere a la Segunda Venida, y no al Arrebatamiento), el que estuviere en el terrado, y sus alhajas en casa, no descienda a tomarlas (en el Medio Oriente, casi todas las casas tienen techos planos, y en la época de Jesús, especialmente durante los meses del verano, muchos dormían en el techo de la casa, y hasta ahora muchos todavía lo hacen): y el que está en el campo, asimismo no vuelva atrás (esas declaraciones concretas no tienen nada que ver con el Arrebatamiento, en vista de que será repentino, "en un abrir y cerrar de ojos"; Versículos 31 al 37 corresponden a la movilización de Israel contra el Anticristo; Ezequiel lo describe en los Capítulos 38 y 39; esa movilización será de prisa).
32 Acordaos de la mujer de Lot (la insistencia es que si Israel no se decide en ese determinado tiempo, ellos serán destruidos tal como la esposa de Lot; a propósito, en este único Pasaje, Jesús relata el hecho histórico de la esposa de Lot convertida en una columna de sal [Gén. 19:26]).
33 Cualquiera que procurare salvar su vida, la perderá (se refiere a los Judíos que en ese entonces creerán que al huir en otras direcciones sus vidas serán preservadas, pero en realidad tendrá el efecto contrario); y cualquiera que la perdiere, la salvará (se refiere a aquéllos que van hacia adelante a la batalla (la Batalla de Armagedón), y como resultado, tendrán la protección del Señor [Zac. 12:8]).
34 Os digo, Que en aquella noche estarán dos en una cama; el uno será tomado, y el otro será dejado.
35 Dos mujeres estarán moliendo juntas (moliendo en el molino); la una será tomada, y la otra dejada.
36 Dos estarán en el campo; el uno será tomado, y el otro dejado (de nuevo, se refiere a la movilización de Israel en la Batalla de Armagedón; no se refiere al Arrebatamiento como muchos son inducidos a creer).
37 Y respondiendo Le dicen, ¿Dónde, Señor? (Ellos no sabían ni dónde ni de lo qué el Señor se refería, por lo menos, en aquel momento.) Y Él les dijo, Donde estuviere el cuerpo, allá se juntarán también las águilas (se refiere directamente a la Batalla de Armagedón y, de nuevo, no al Arrebatamiento como algunos lo creen [Ezeq. 39:17])


Primera Corintios Capítulo 13:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.


Hebreos 10:35-12:4
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta  en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté,  David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.

Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los   muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

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29 June 2024

El 29 de junio Lectura Bíblica Diaria

Mensaje de la Cruz de Cristo Jesús-Capítulo-1

Sonidos del aire libre


El 29 de junio Lectura Bíblica Diaria:

Isaías 28 a 30:
28 ¡Ay de la corona de soberbia de los ebrios de Efraín, y de la flor caduca de la hermosura de su gloria, que está sobre la cabeza del valle fértil de los aturdidos del vino! He aquí, Jehová tiene uno que es fuerte y poderoso; como turbión de granizo y como torbellino trastornador, como ímpetu de recias aguas que inundan, con fuerza derriba a tierra. Con los pies será pisoteada la corona de soberbia de los ebrios de Efraín. Y será la flor caduca de la hermosura de su gloria que está sobre la cabeza del valle fértil, como la fruta temprana, la primera del verano, la cual, apenas la ve el que la mira, se la traga tan luego como la tiene a mano. En aquel día Jehová de los ejércitos será por corona de gloria y diadema de hermosura al remanente de su pueblo; y por espíritu de juicio al que se sienta en juicio, y por fuerzas a los que rechacen la batalla en la puerta. Pero también éstos erraron con el vino, y con sidra se entontecieron; el sacerdote y el profeta erraron con sidra, fueron trastornados por el vino; se aturdieron con la sidra, erraron en la visión, tropezaron en el juicio. Porque toda mesa está llena de vómito y suciedad, hasta no haber lugar limpio. ¿A quién se enseñará ciencia, o a quién se hará entender doctrina? ¿A los destetados? ¿a los arrancados de los pechos? Porque mandamiento tras mandamiento, mandato sobre mandato, renglón tras renglón, línea sobre línea, un poquito allí, otro poquito allá; porque en lengua de tartamudos, y en extraña lengua hablará a este pueblo, a los cuales él dijo: Este es el reposo; dad reposo al cansado; y este es el refrigerio; mas no quisieron oír. La palabra, pues, de Jehová les será mandamiento tras mandamiento, mandato sobre mandato, renglón tras renglón, línea sobre línea, un poquito allí, otro poquito allá; hasta que vayan y caigan de espaldas, y sean quebrantados, enlazados y presos. Por tanto, varones burladores que gobernáis a este pueblo que está en Jerusalén, oíd la palabra de Jehová. Por cuanto habéis dicho: Pacto tenemos hecho con la muerte, e hicimos convenio con el Seol; cuando pase el turbión del azote, no llegará a nosotros, porque hemos puesto nuestro refugio en la mentira, y en la falsedad nos esconderemos; por tanto, Jehová el Señor dice así: He aquí que yo he puesto en Sion por fundamento una piedra, piedra probada, angular, preciosa, de cimiento estable; el que creyere, no se apresure. Y ajustaré el juicio a cordel, y a nivel la justicia; y granizo barrerá el refugio de la mentira, y aguas arrollarán el escondrijo. Y será anulado vuestro pacto con la muerte, y vuestro convenio con el Seol no será firme; cuando pase el turbión del azote, seréis de él pisoteados. Luego que comience a pasar, él os arrebatará; porque de mañana en mañana pasará, de día y de noche; y será ciertamente espanto el entender lo oído. La cama será corta para poder estirarse, y la manta estrecha para poder envolverse. Porque Jehová se levantará como en el monte Perazim, como en el valle de Gabaón se enojará; para hacer su obra, su extraña obra, y para hacer su operación, su extraña operación. Ahora, pues, no os burléis, para que no se aprieten más vuestras ataduras; porque destrucción ya determinada sobre toda la tierra he oído del Señor, Jehová de los ejércitos. Estad atentos, y oíd mi voz; atended, y oíd mi dicho. El que ara para sembrar, ¿arará todo el día? ¿Romperá y quebrará los terrones de la tierra? Cuando ha igualado su superficie, ¿no derrama el eneldo, siembra el comino, pone el trigo en hileras, y la cebada en el lugar señalado, y la avena en su borde apropiado? Porque su Dios le instruye, y le enseña lo recto; que el eneldo no se trilla con trillo, ni sobre el comino se pasa rueda de carreta; sino que con un palo se sacude el eneldo, y el comino con una vara. El grano se trilla; pero no lo trillará para siempre, ni lo comprime con la rueda de su carreta, ni lo quebranta con los dientes de su trillo. También esto salió de Jehová de los ejércitos, para hacer maravilloso el consejo y engrandecer la sabiduría. 29 ¡Ay de Ariel, de Ariel, ciudad donde habitó David! Añadid un año a otro, las fiestas sigan su curso. Mas yo pondré a Ariel en apretura, y será desconsolada y triste; y será a mí como Ariel. Porque acamparé contra ti alrededor, y te sitiaré con campamentos, y levantaré contra ti baluartes. Entonces serás humillada, hablarás desde la tierra, y tu habla saldrá del polvo; y será tu voz de la tierra como la de un fantasma, y tu habla susurrará desde el polvo. Y la muchedumbre de tus enemigos será como polvo menudo, y la multitud de los fuertes como tamo que pasa; y será repentinamente, en un momento. Por Jehová de los ejércitos serás visitada con truenos, con terremotos y con gran ruido, con torbellino y tempestad, y llama de fuego consumidor. Y será como sueño de visión nocturna la multitud de todas las naciones que pelean contra Ariel, y todos los que pelean contra ella y su fortaleza, y los que la ponen en apretura. Y les sucederá como el que tiene hambre y sueña, y le parece que come, pero cuando despierta, su estómago está vacío; o como el que tiene sed y sueña, y le parece que bebe, pero cuando despierta, se halla cansado y sediento; así será la multitud de todas las naciones que pelearán contra el monte de Sion. Deteneos y maravillaos; ofuscaos y cegaos; embriagaos, y no de vino; tambalead, y no de sidra. Porque Jehová derramó sobre vosotros espíritu de sueño, y cerró los ojos de vuestros profetas, y puso velo sobre las cabezas de vuestros videntes. Y os será toda visión como palabras de libro sellado, el cual si dieren al que sabe leer, y le dijeren: Lee ahora esto; él dirá: No puedo, porque está sellado. Y si se diere el libro al que no sabe leer, diciéndole: Lee ahora esto; él dirá: No sé leer. Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado; por tanto, he aquí que nuevamente excitaré yo la admiración de este pueblo con un prodigio grande y espantoso; porque perecerá la sabiduría de sus sabios, y se desvanecerá la inteligencia de sus entendidos. ¡Ay de los que se esconden de Jehová, encubriendo el consejo, y sus obras están en tinieblas, y dicen: ¿Quién nos ve, y quién nos conoce? Vuestra perversidad ciertamente será reputada como el barro del alfarero. ¿Acaso la obra dirá de su hacedor: No me hizo? ¿Dirá la vasija de aquel que la ha formado: No entendió? ¿No se convertirá de aquí a muy poco tiempo el Líbano en campo fructífero, y el campo fértil será estimado por bosque? En aquel tiempo los sordos oirán las palabras del libro, y los ojos de los ciegos verán en medio de la oscuridad y de las tinieblas. Entonces los humildes crecerán en alegría en Jehová, y aun los más pobres de los hombres se gozarán en el Santo de Israel. Porque el violento será acabado, y el escarnecedor será consumido; serán destruidos todos los que se desvelan para hacer iniquidad, los que hacen pecar al hombre en palabra; los que arman lazo al que reprendía en la puerta, y pervierten la causa del justo con vanidad. Por tanto, Jehová, que redimió a Abraham, dice así a la casa de Jacob: No será ahora avergonzado Jacob, ni su rostro se pondrá pálido; porque verá a sus hijos, obra de mis manos en medio de ellos, que santificarán mi nombre; y santificarán al Santo de Jacob, y temerán al Dios de Israel. Y los extraviados de espíritu aprenderán inteligencia, y los murmuradores aprenderán doctrina. 30 ¡Ay de los hijos que se apartan, dice Jehová, para tomar consejo, y no de mí; para cobijarse con cubierta, y no de mi espíritu, añadiendo pecado a pecado! Que se apartan para descender a Egipto, y no han preguntado de mi boca; para fortalecerse con la fuerza de Faraón, y poner su esperanza en la sombra de Egipto. Pero la fuerza de Faraón se os cambiará en vergüenza, y el amparo en la sombra de Egipto en confusión. Cuando estén sus príncipes en Zoán, y sus embajadores lleguen a Hanes, todos se avergonzarán del pueblo que no les aprovecha, ni los socorre, ni les trae provecho; antes les será para vergüenza y aun para oprobio. Profecía sobre las bestias del Neguev: Por tierra de tribulación y de angustia, de donde salen la leona y el león, la víbora y la serpiente que vuela, llevan sobre lomos de asnos sus riquezas, y sus tesoros sobre jorobas de camellos, a un pueblo que no les será de provecho. Ciertamente Egipto en vano e inútilmente dará ayuda; por tanto yo le di voces, que su fortaleza sería estarse quietos. Vé, pues, ahora, y escribe esta visión en una tabla delante de ellos, y regístrala en un libro, para que quede hasta el día postrero, eternamente y para siempre. Porque este pueblo es rebelde, hijos mentirosos, hijos que no quisieron oír la ley de Jehová; que dicen a los videntes: No veáis; y a los profetas: No nos profeticéis lo recto, decidnos cosas halagüeñas, profetizad mentiras; dejad el camino, apartaos de la senda, quitad de nuestra presencia al Santo de Israel. Por tanto, el Santo de Israel dice así: Porque desechasteis esta palabra, y confiasteis en violencia y en iniquidad, y en ello os habéis apoyado; por tanto, os será este pecado como grieta que amenaza ruina, extendiéndose en una pared elevada, cuya caída viene súbita y repentinamente. Y se quebrará como se quiebra un vaso de alfarero, que sin misericordia lo hacen pedazos; tanto, que entre los pedazos no se halla tiesto para traer fuego del hogar, o para sacar agua del pozo. Porque así dijo Jehová el Señor, el Santo de Israel: En descanso y en reposo seréis salvos; en quietud y en confianza será vuestra fortaleza. Y no quisisteis, sino que dijisteis: No, antes huiremos en caballos; por tanto, vosotros huiréis. Sobre corceles veloces cabalgaremos; por tanto, serán veloces vuestros perseguidores. Un millar huirá a la amenaza de uno; a la amenaza de cinco huiréis vosotros todos, hasta que quedéis como mástil en la cumbre de un monte, y como bandera sobre una colina. Por tanto, Jehová esperará para tener piedad de vosotros, y por tanto, será exaltado teniendo de vosotros misericordia; porque Jehová es Dios justo; bienaventurados todos los que confían en él. Ciertamente el pueblo morará en Sion, en Jerusalén; nunca más llorarás; el que tiene misericordia se apiadará de ti; al oír la voz de tu clamor te responderá. Bien que os dará el Señor pan de congoja y agua de angustia, con todo, tus maestros nunca más te serán quitados, sino que tus ojos verán a tus maestros. Entonces tus oídos oirán a tus espaldas palabra que diga: Este es el camino, andad por él; y no echéis a la mano derecha, ni tampoco torzáis a la mano izquierda. Entonces profanarás la cubierta de tus esculturas de plata, y la vestidura de tus imágenes fundidas de oro; las apartarás como trapo asqueroso; ¡Sal fuera! les dirás. Entonces dará el Señor lluvia a tu sementera, cuando siembres la tierra, y dará pan del fruto de la tierra, y será abundante y pingüe; tus ganados en aquel tiempo serán apacentados en espaciosas dehesas. Tus bueyes y tus asnos que labran la tierra comerán grano limpio, aventado con pala y criba. Y sobre todo monte alto, y sobre todo collado elevado, habrá ríos y corrientes de aguas el día de la gran matanza, cuando caerán las torres. Y la luz de la luna será como la luz del sol, y la luz del sol siete veces mayor, como la luz de siete días, el día que vendare Jehová la herida de su pueblo, y curare la llaga que él causó. He aquí que el nombre de Jehová viene de lejos; su rostro encendido, y con llamas de fuego devorador; sus labios llenos de ira, y su lengua como fuego que consume. Su aliento, cual torrente que inunda; llegará hasta el cuello, para zarandear a las naciones con criba de destrucción; y el freno estará en las quijadas de los pueblos, haciéndoles errar. Vosotros tendréis cántico como de noche en que se celebra pascua, y alegría de corazón, como el que va con flauta para venir al monte de Jehová, al Fuerte de Israel. Y Jehová hará oír su potente voz, y hará ver el descenso de su brazo, con furor de rostro y llama de fuego consumidor, con torbellino, tempestad y piedra de granizo. Porque Asiria que hirió con vara, con la voz de Jehová será quebrantada. Y cada golpe de la vara justiciera que asiente Jehová sobre él, será con panderos y con arpas; y en batalla tumultuosa peleará contra ellos. Porque Tofet ya de tiempo está dispuesto y preparado para el rey, profundo y ancho, cuya pira es de fuego, y mucha leña; el soplo de Jehová, como torrente de azufre, lo enciende.

Salmo 147:
¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor! ¡Cuán bueno es cantar salmos a nuestro Dios, cuán agradable y justo es alabarlo! El Señor reconstruye a Jerusalén y reúne a los exiliados de Israel; restaura a los abatidos y cubre con vendas sus heridas. Él determina el número de las estrellas y a todas ellas les pone nombre. Excelso es nuestro Señor, y grande su poder; su entendimiento es infinito; El Señor sostiene a los pobres, pero hace morder el polvo a los impíos. Canten al Señor con gratitud; canten salmos a nuestro Dios al son del arpa. Él cubre de nubes el cielo, envía la lluvia sobre la tierra y hace crecer la hierba en los montes. Él alimenta a los ganados y a las crías de los cuervos cuando graznan. El Señor no se deleita en los bríos del caballo, ni se complace en la agilidad del hombre, sino que se complace en los que le temen, en los que confían en su gran amor. Alaba al Señor, Jerusalén; alaba a tu Dios, oh Sión. Él refuerza los cerrojos de tus puertas y bendice a los que en ti habitan. Él trae la paz a tus fronteras y te sacia con lo mejor del trigo. Envía su palabra a la tierra; su palabra corre a toda prisa. Extiende la nieve cual blanco manto, esparce la escarcha cual ceniza. Deja caer el granizo como grava; ¿quién puede resistir sus ventiscas? Pero envía su palabra y lo derrite; hace que el viento sople, y las aguas fluyen. A Jacob le ha revelado su palabra; sus leyes y decretos a Israel. Esto no lo ha hecho con ninguna otra nación; jamás han conocido ellas sus decretos. ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!

Proverbios 16:
El hombre propone y Dios dispone. A cada uno le parece correcto su proceder, pero el Señor juzga los motivos. Pon en manos del Señor todas tus obras, y tus proyectos se cumplirán. Toda obra del Señor tiene un propósito; ¡hasta el malvado fue hecho para el día del desastre! El Señor aborrece a los arrogantes. Una cosa es segura: no quedarán impunes. Con amor y verdad se perdona el pecado, y con temor del Señor se evita el mal. Cuando el Señor aprueba la conducta de un hombre, hasta con sus enemigos lo reconcilia. Más vale tener poco con justicia que ganar mucho con injusticia. El corazón del hombre traza su rumbo, pero sus pasos los dirige el Señor. La sentencia está en labios del rey; en el veredicto que emite no hay error. Las pesas y las balanzas justas son del Señor; todas las medidas son hechura suya. El rey detesta las  malas acciones, porque el trono se afirma en la justicia. El rey se complace en los labios honestos; aprecia a quien habla con la verdad. La ira del rey es presagio de muerte, pero el sabio sabe apaciguarla. El rostro radiante del rey es signo de vida; su favor es como lluvia en primavera. Más vale adquirir sabiduría que oro; más vale adquirir inteligencia que plata. El camino del hombre recto evita el mal; el que quiere salvar su vida, se fija por dónde va. Al orgullo le sigue la destrucción; a la altanería, el fracaso. Vale más humillarse con los oprimidos que compartir el botín con los orgullosos. El que atiende a la palabra, prospera. ¡Dichoso el que confía en el Señor! Al sabio de corazón se le llama inteligente; los labios convincentes promueven el saber. Fuente de vida es la prudencia para quien la posee; el castigo de los necios es su propia necedad. El sabio de corazón controla su boca; con sus labios promueve el saber. Panal de miel son las palabras amables: endulzan la vida y dan salud al cuerpo. Hay caminos que al hombre le parecen rectos, pero que acaban por ser caminos de muerte. Al que trabaja, el hambre lo obliga a trabajar, pues su propio apetito lo estimula. El perverso hace planes malvados; en sus labios hay un fuego devorador. El perverso provoca contiendas, y el chismoso divide a los buenos amigos. El violento engaña a su prójimo y lo lleva por mal camino. El que guiña el ojo trama algo perverso; el que aprieta los labios ya lo ha cometido. Las canas son una honrosa corona que se obtiene en el camino de la justicia. Más vale ser paciente que valiente; más vale dominarse a sí mismo que conquistar ciudades. Las suertes se echan sobre la mesa, pero el veredicto proviene del Señor.

El Libro de Lucas Capítulo 16 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:



EL SANTO EVANGELIO SEGÚN
SAN LUCAS



CAPÍTULO 16
(33 d.C.)
EL MAYORDOMO INJUSTO



Y DIJO también a Sus Discípulos (alguien ha dicho que el Capítulo 15 fue dirigido a los Fariseos en la audiencia de los Discípulos; el Capítulo 16 a los Discípulos en la audiencia de los Fariseos), Había un cierto hombre rico, el cual tenía un mayordomo (la moraleja de la Parábola se encuentra al aparecer en el Versículo 8); y éste fue acusado delante de él como disipador de sus bienes (el hombre había desperdiciado los bienes de su patrón).
2 Y le llamó, y le dijo, ¿Qué es esto que oigo acerca de ti? (Que tú has desperdiciado mis bienes.) Da cuenta de tu mayordomía (serían las mismas palabras o similares que serán pronunciadas a cada Creyente al estar frente al Tribunal de Cristo); porque ya no podrás más ser mayordomo (cuántos Creyentes desperdician lo que el Señor ha puesto en sus manos; en otras palabras, no se preocupan por los asuntos del Señor).
3 Entonces el mayordomo dijo dentro de sí, ¿Qué haré? (Le indica que inició la formulación de un plan.) porque mi señor me quita la mayordomía: cavar, no puedo (tiene referencia al acto de sacar los bienes almacenados para reponer lo que se perdió; ya que la idea es que desperdiciaron los bienes de los cuales él estaba encargado); mendigar, tengo vergüenza (muchos Creyentes serán avergonzados frente al Tribunal de Cristo).
4 Yo sé lo que haré (el comienzo de un plan o una estratagema para su provisión), para que cuando fuere quitado de la mayordomía, me reciban en sus casas (va a congraciarse con los que le debían a su patrón anterior).
5 Y llamando a cada uno de los deudores de su señor (el comienzo de su estratagema), dijo al primero, ¿Cuánto debes a mi señor? (De una manera u otra, es característico de lo que ocurre diariamente, hasta miles de veces en el mundo entero. Conspirar y tramar son el curso corriente de los acontecimientos en el mundo, y como Pablo dice, lo hacen "para obtener una corona corruptible" [I Cor. 9:25].)
6 Y él dijo, Cien barriles de aceite (este "mayordomo" en realidad tenía el derecho, por habérselo dado su patrón, de fijar el precio de ciertas mercancías; sin embargo, como vemos aquí, él abusó de aquel derecho a fin de congraciarse con estos deudores). Y le dijo, Toma tu obligación, y siéntate presto, y escribe cincuenta (borraba la mitad de su deuda).
7 Después dijo a otro, ¿Y tú, cuánto debes? Y él dijo, Cien medidas de trigo. Y él le dijo, Toma tu obligación, y escribe ochenta (redujo la suya por veinte medidas).
8 Y alabó el señor (no el Señor de la Gloria, sino más bien su patrón) al mayordomo malo por haber hecho discretamente (exclamado en cuanto a su inteligencia, en vista de que su fraude ya no podía ser probada): porque los hijos de este mundo son en su generación más sagaces que los hijos de luz (esta declaración de clausura es toda la moraleja de esta Parábola como se la dio Cristo; los "hijos del mundo" son "más sabios" porque la diligencia dada, aunque torcida o de otro modo, es precisamente el mejor esfuerzo que tienen; pero a menudo, los "hijos de luz," aunque poseen lo que es de mucha importancia que cualquier otra cosa que tenga el mundo, no obstante, la mayor parte del tiempo prestan muy poca atención o diligencia a la tarea de suma importancia de vivir para Dios).
DIOS Y LAS RIQUEZAS
9 Y yo os digo, Haceos amigos de las riquezas de maldad (simplemente quiere decir que los Creyentes deben aprender a ser fieles con el dinero en cuanto a otros y la Obra de Dios; el dinero es llamado las "riquezas de maldad" simplemente porque el amor al dinero es la raíz de todos los males [I Tim. 6:10]); para que cuando faltareis (cuando usted muera), os (los Ángeles) reciban en las moradas eternas (el Cielo).
10 El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel (implica que si un Creyente es fiel con el dinero que Dios le da, lo más probable es que será fiel en todos los otros aspectos de su empeño Cristiano): y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto (si el Creyente no le va a permitir al Señor tener el primer lugar en cuanto al dinero, será injusto también en los asuntos espirituales).
11 Pues, si en las malas riquezas no fuisteis fieles (nos indica que el Señor juzga la fidelidad de un Creyente, al menos en parte, en cuanto a cómo él administra el dinero, el cual nuestro Señor se refiere aquí como "las malas riquezas"), ¿quién os confiará lo verdadero? (¿Si usted no puede administrar lo "poco" del dinero, entonces ¿cómo puede administrar lo "más" — la riqueza espiritual?)
12 Y si en lo ajeno no fuisteis fieles (apunta a nuestra vida cotidiana práctica), ¿quién os dará lo que es vuestro? (Nos dice que el Señor no bendecirá a nadie que no cumpla sus responsabilidades como debieran.)
13 Ningún siervo puede servir a dos señores (no podemos servir al Señor y a nosotros mismos): porque o aborrecerá al uno y amará al otro; o se apegará al uno, y menospreciará al otro (más que todo Jesús trató con los Fariseos; aquí, Él se dirige a los Publicanos; ellos, más todo Creyente, deben tener mucho cuidado en cuanto al dinero, en realidad cualquier cosa que no es del Señor). No podéis servir a Dios y a las riquezas (coloca a Dios y el dinero uno al lado del otro, porque es lo que las "riquezas" significa, al menos en este caso; Cristo no degrada el dinero; sino la manera en la cual lo consideramos o administramos; ni está en cuestión la cantidad, sino más bien nuestra fidelidad).
14 Y oían también todas estas cosas los Fariseos (Sus declaraciones se aplicaban a los Fariseos, así como a los Publicanos), los cuales eran avaros: y se burlaban de Él (Israel llegó a creer que la riqueza igualaba la Piedad, y la pobreza igualaba la maldición de Dios; por eso se mofaron de Cristo, en realidad burlándose de Él).
15 Y les dijo, Vosotros sois los que os justificáis a vosotros mismos delante de los hombres (quiere decir que trataron de hacer cosas para aparecerse Santo ante los hombres); mas Dios conoce vuestros corazones (¡es una frase fuerte, "Dios conoce," y esté seguro que Él sí conoce!): porque lo que los hombres tienen por sublime delante de Dios es abominación (las obras religiosas son muy estimadas entre los hombres, de ahí, la adulación de la Monja Católica llamada "Madre Teresa"; si los hombres intentan justificarse con obras, en vez de la Fe en Cristo y la Cruz, Dios se refiere a ello como "abominación").
16 La Ley y los Profetas eran hasta Juan (realmente quiere decir, "en lo que concierne a Juan,"  que incluía a ese Profeta; en otras palabras, Juan ministraba la Ley, pero era el último Profeta de aquella época): desde entonces el Reino de Dios es anunciado (el "Reino de Dios" se obtiene al "Nacer de Nuevo," que acontece por la Fe en Cristo, y lo que Cristo hizo en la Cruz), y quienquiera se esfuerza a entrar en él ("todo hombre" es bienvenido en el Nuevo Convenio).
17 Empero más fácil cosa es pasar el Cielo y la Tierra, que frustrarse una tilde de la Ley (Jesús cumpliría la Ley, y en toda capacidad y, de hecho, sería el Único Quién siempre lo hizo al pie de la letra porque Él era el Único Quién podía).
18 Cualquiera que repudia a su mujer, y se casa con otra, adultera (Jesús trata el tema, aunque parezca fuera de lugar, porque los Fariseos trataron el divorcio ligeramente y eran en secreto codiciosos e inmorales; es por eso la que, cuando el Señor lo expuso, se mofaron de Él): y el que se casa con la repudiada del marido, adultera (los Fariseos enseñaron que si alguien se divorciara, no importa que sea sin fundamento Bíblico para hacerlo, estas personas eran libres entonces de casarse o estar casado con tal; Jesús refuta esto, y lo hace deliberadamente).
19 Había un cierto hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez (los Judíos de la época de Jesús concluyeron que la riqueza era el favor de Dios, y la pobreza era la maldición de Dios; por lo tanto, esta ilustración dada por Cristo desbarató su falsa doctrina):
20 Había también un cierto mendigo llamado Lázaro (muchos afirman que esta es una Parábola que no se debe tomar literalmente; sin embargo, como es de notarse, Jesús usa nombres en esta ilustración, con la intención de decir que no es una Parábola, pero en realidad, algo que realmente pasó; ¡por consiguiente, en efecto, es escalofriante!), el cual estaba echado a la puerta de él, lleno de llagas (el hombre rico veía a Lázaro constantemente, pero no le ofreció ayuda en absoluto; como dicho, tales como él concluían que Lázaro estaba maldecido de Dios, y ayudar a tal frustrarían el Plan de Dios; demuestra cómo la Palabra de Dios está tan tergiversada por tantos),
21 Y deseando saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico (probablemente quiere decir que este hombre rico se sintió muy bien en permitir que se le dieran las "migajas" a este mendigo): y aun los perros venían y le lamían las llagas (declara el hecho de que este hombre no sólo era afectado por la pobreza, sino también, estaba enfermo; él no se adaptaba al molde del evangelio moderno de la prosperidad, que, de hecho, no es ningún Evangelio en absoluto; pero él definitivamente sí se adaptaba al molde de Dios; tenemos que considerar todo esto con mucho cuidado).
22 Y aconteció, que murió el mendigo (lo más probable es que nadie se interesó de él,  pero el Señor sí se interesó de él, como veremos), y fue llevado por los Ángeles al seno de Abraham (el Paraíso; donde todos los Creyentes fueron antes de la Cruz; asimismo, Jesús también nos dice que cuando un Creyente muere, su alma y espíritu son acompañados por Ángeles hasta la Presencia de Dios): y murió también el rico, y fue sepultado (ninguno de los Ángeles se lo llevaron, ya que él murió eternamente perdido; a pesar del hecho de que fue rico no tuvo ningún peso en cuanto a la Salvación de su alma);
23 Y en el Infierno alzó sus ojos (Jesús aquí claramente proclama la Doctrina del Infierno Eterno; además, Él también declara el hecho de que el alma y el espíritu van inmediatamente al  Cielo o al Infierno en el momento de la muerte, y que el alma y el espíritu están totalmente conscientes), estando en los tormentos (para no decir otra cosa peor, el Infierno no es un lugar agradable y, como ya se dijo, es eterno), y vio a Abraham de lejos, y a Lázaro en su seno (todos los Creyentes antes de la Cruz expresaron la Fe en la Revelación dada a Abraham por Dios en cuanto a la Redención y, en cierto modo, es lo mismo en la actualidad [Rom. 4:16]).
24 Entonces él, dando voces, dijo, Padre Abraham, ten misericordia de mí (no hay incrédulos en el Infierno, tampoco hay Salvación alguna allí; el hombre rico se arrepintió, pero demasiado tarde), y envía a Lázaro (él no tuvo ningún interés por Lázaro en la Tierra, pero ya recuerda su conciencia muchas cosas, pero demasiado tarde) que moje la punta de su dedo en agua (es claro que no hay agua allí), y refresque mi lengua; porque soy atormentado en esta llama (la Biblia enseña que los fuegos del Infierno son literales; ¡Jesús así lo dijo!).
25 Y le dijo Abraham, Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida (de ninguna manera significa que esto era la causa de que él se perdió; simplemente significa que él fue tratado muy bien, pero no mostró ninguna gratitud por sus bendiciones), y Lázaro también males (el hombre rico no permitió que sus bendiciones le trajeran al Señor, y Lázaro no permitió que su pobreza lo quitaría del Señor): mas ahora éste es consolado aquí (porque él había aceptado al Señor), y tú atormentado (la palabra "ahora" es de suma importancia; se refiere al tiempo después de la muerte; ¿será uno de "alivio" o de "tormento"?).
26 Y además de todo esto, una grande sima está constituida entre nosotros y vosotros (está en el corazón de la Tierra [Mat. 12:40]; antes de la Cruz, aunque todos los que fueron al Paraíso fueron consolados, eran todavía cautivos de Satanás, esperando que al final terminaran en el abismo ardiente [Ef. 4:8-9]; significa que cuando los Creyentes que murieron antes de la Cruz, debido a que la sangre de toros y cabras no podía quitar los pecados, la deuda del pecado permaneció, y Satanás todavía podía reclamarlos; por eso, todos aquéllos en el Paraíso aguardaban la Cruz, que los libraría): que los que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden (declara el hecho de que todas las oportunidades de la Salvación están en este lado de la  tumba; significa que la doctrina Católica del Purgatorio es la "esperanza del tonto"; no existe en absoluto tal lugar); ni de allá pasar acá (sin embargo, era posible para aquéllos en el Infierno echar un vistazo y ver a aquéllos en el Paraíso, y parece que les hablaban; aquel lugar, debido a la Cruz, está ahora vacío porque todos fueron liberados por Cristo después de haber pagado el precio [Ef. 4:8-9]).
27 Y dijo, Te ruego pues, padre, que le envíes (envíes a Lázaro) a la casa de mi padre (es el único ejemplo de la oración a un Santo muerto en Las Escrituras; deje a aquéllos que hacen eso que recuerden que la oración a todos los demás Santos muertos resultará igual como el resultado de esta oración — nada):
28 Porque tengo cinco hermanos; para que les testifique (estas declaraciones expresan el hecho de que este hombre tenía un conocimiento activo de Dios y lo más probable es que hasta profesaba la Salvación antes de su muerte; ¡pero no fue Salvo!), para que no vengan ellos también a este lugar de tormento (no pidió esta gracia para sí mismo, ya que sabía que estaba eternamente sepultado; es fácil entrar en el Infierno, pero imposible de salir).
29 Y Abraham le dice, A Moisés y a los Profetas tienen; óiganlos (no significa que este acontecimiento ocurrió durante la época de Moisés, sino que Abraham se refirió a la Palabra de Dios; nos dice que al menos una parte del Antiguo Testamento ya se había escrito).
30 Él entonces dijo, No, padre Abraham: mas si alguno fuere a ellos de los muertos, se  arrepentirán (Las Escrituras contienen todo lo que es necesario para la Salvación; un espíritu restituido no podía añadírseles nada; y un hombre que no va a escuchar a la Biblia no va a escuchar a una multitud, si fuese resucitado de la muerte; de hecho, unos días más tarde, el Señor resucitó a un hombre llamado Lázaro de la tumba, y los Fariseos emprendieron cómo matarlo).
31 Mas Abraham le dijo, Si no oyen a Moisés y a los Profetas, tampoco se persuadirán, si alguno se levantare de los muertos (esta ilustración como dado por Cristo, realmente aconteció y, de hecho, manifiesta una representación alarmante de la vida después de la muerte; aprendemos de esto, y en realidad dura, que la única cosa que realmente importa en la vida es ponerse en relación correcta con Dios; hay un Cielo y hay un Infierno, y cada alma quien ha vivido alguna vez ha ido o va a uno o al otro; la única manera de hacer el Cielo su Hogar eterno es por medio de aceptar a Cristo; Él Solo es la Puerta; todo lo demás conduce a uno al Infierno, exactamente como el hombre rico descubrió, y resultó en su consternación eterna).

Primera Corintios Capítulo 13:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.

Hebreos 10:35-12:4
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté,  David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.

Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los  muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

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28 June 2024

El 28 de junio Lectura Bíblica Diaria

Mensaje de la Cruz de Cristo Jesús-Capítulo-1

Sonidos del aire libre


El 28 de junio Lectura Bíblica Diaria:

Isaías 25 a 27:
25 Jehová, tú eres mi Dios; te exaltaré, alabaré tu nombre, porque has hecho maravillas; tus consejos antiguos son verdad y firmeza. Porque convertiste la ciudad en montón, la ciudad fortificada en ruina; el alcázar de los extraños para que no sea ciudad, ni nunca jamás sea reedificado. Por esto te dará gloria el pueblo fuerte, te temerá la ciudad de gentes robustas. Porque fuiste fortaleza al pobre, fortaleza al menesteroso en su aflicción, refugio contra el turbión, sombra contra el calor; porque el ímpetu de los violentos es como turbión contra el muro. Como el calor en lugar seco, así humillarás el orgullo de los extraños; y como calor debajo de nube harás marchitar el renuevo de los robustos. Y Jehová de los ejércitos hará en este monte a todos los pueblos banquete de manjares suculentos, banquete de vinos refinados, de gruesos tuétanos y de vinos purificados. Y destruirá en este monte la cubierta con que están cubiertos todos los pueblos, y el velo que envuelve a todas las naciones. Destruirá a la muerte para siempre; y enjugará Jehová el Señor toda lágrima de todos los rostros; y quitará la afrenta de su pueblo de toda la tierra; porque Jehová lo ha dicho. Y se dirá en aquel día: He aquí, éste es nuestro Dios, le hemos esperado, y nos salvará; éste es Jehová a quien hemos esperado, nos gozaremos y nos alegraremos en su salvación. Porque la mano de Jehová reposará en este monte; pero Moab será hollado en su mismo sitio, como es hollada la paja en el muladar. Y extenderá su mano por en medio de él, como la extiende el nadador para nadar; y abatirá su soberbia y la destreza de sus manos; Y abatirá la fortaleza de tus altos muros; la humillará y la echará a tierra, hasta el polvo. 26 En aquel día cantarán este cántico en tierra de Judá: Fuerte ciudad tenemos; salvación puso Dios por muros y antemuro. Abrid las puertas, y entrará la gente justa, guardadora de verdades. Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado. Confiad en Jehová perpetuamente, porque en Jehová el Señor está la fortaleza de los siglos. Porque derribó a los que moraban en lugar sublime; humilló a la ciudad exaltada, la humilló hasta la tierra, la derribó hasta el polvo. La hollará pie, los pies del afligido, los pasos de los menesterosos. El camino del justo es rectitud; tú, que eres recto, pesas el camino del justo. También en el camino de tus juicios, oh Jehová, te hemos esperado; tu nombre y tu memoria son el deseo de nuestra alma. Con mi alma te he deseado en la noche, y en tanto que me dure el espíritu dentro de mí, madrugaré a buscarte; porque luego que hay juicios tuyos en la tierra, los moradores del mundo aprenden justicia. Se mostrará piedad al malvado, y no aprenderá justicia; en tierra de rectitud hará iniquidad, y no mirará a la majestad de Jehová. Jehová, tu mano está alzada, pero ellos no ven; verán al fin, y se avergonzarán los que envidian a tu pueblo; y a tus enemigos fuego los consumirá. Jehová, tú nos darás paz, porque también hiciste en nosotros todas nuestras obras. Jehová Dios nuestro, otros señores fuera de ti se han enseñoreado de nosotros; pero en ti solamente nos acordaremos de tu nombre. Muertos son, no vivirán; han fallecido, no resucitarán; porque los castigaste, y destruiste y deshiciste todo su recuerdo. Aumentaste el pueblo, oh Jehová, aumentaste el pueblo; te hiciste glorioso; ensanchaste todos los confines de la tierra. Jehová, en la tribulación te buscaron; derramaron oración cuando los castigaste. Como la mujer encinta cuando se acerca el alumbramiento gime y da gritos en sus dolores, así hemos sido delante de ti, oh Jehová. Concebimos, tuvimos dolores de parto, dimos a luz viento; ninguna liberación hicimos en la tierra, ni cayeron los moradores del mundo. Tus muertos vivirán; sus cadáveres resucitarán. ¡Despertad y cantad, moradores del polvo! porque tu rocío es cual rocío de hortalizas, y la tierra dará sus muertos. Anda, pueblo mío, entra en tus aposentos, cierra tras ti tus puertas; escóndete un poquito, por un momento, en tanto que pasa la indignación. Porque he aquí que Jehová sale de su lugar para castigar al morador de la tierra por su maldad contra él; y la tierra descubrirá la sangre derramada sobre ella, y no encubrirá ya más a sus muertos. 27 En aquel día Jehová castigará con su espada dura, grande y fuerte al leviatán serpiente veloz, y al leviatán serpiente tortuosa; y matará al dragón que está en el mar. En aquel día cantad acerca de la viña del vino rojo. Yo Jehová la guardo, cada momento la regaré; la guardaré de noche y de día, para que nadie la dañe. No hay enojo en mí. ¿Quién pondrá contra mí en batalla espinos y cardos? Yo los hollaré, los quemaré a una. ¿O forzará alguien mi fortaleza? Haga conmigo paz; sí, haga paz conmigo. Días vendrán cuando Jacob echará raíces, florecerá y echará renuevos Israel, y la faz del mundo llenará de fruto. ¿Acaso ha sido herido como quien lo hirió, o ha sido muerto como los que lo mataron? Con medida lo castigarás en sus vástagos. El los remueve con su recio viento en el día del aire solano. De esta manera, pues, será perdonada la iniquidad de Jacob, y este será todo el fruto, la remoción de su pecado; cuando haga todas las piedras del altar como piedras de cal desmenuzadas, y no se levanten los símbolos de Asera ni las imágenes del sol. Porque la ciudad fortificada será desolada, la ciudad habitada será abandonada y dejada como un desierto; allí pastará el becerro, allí tendrá su majada, y acabará sus ramas. Cuando sus ramas se sequen, serán quebradas; mujeres vendrán a encenderlas; porque aquel no es pueblo de entendimiento; por tanto, su Hacedor no tendrá de él misericordia, ni se compadecerá de él el que lo formó. Acontecerá en aquel día, que trillará Jehová desde el río Eufrates hasta el torrente de Egipto, y vosotros, hijos de Israel, seréis reunidos uno a uno. Acontecerá también en aquel día, que se tocará con gran trompeta, y vendrán los que habían sido esparcidos en la tierra de Asiria, y los que habían sido desterrados a Egipto, y adorarán a Jehová en el monte santo, en Jerusalén.

Salmo 146:
¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor! Alaba, alma mía, al Señor. Alabaré al Señor toda mi vida; mientras haya aliento en mí, cantaré salmos a mi Dios. No pongan su confianza en gente poderosa, en simples mortales, que no pueden salvar. Exhalan el espíritu y vuelven al polvo, y ese mismo día se desbaratan sus planes. Dichoso aquel cuya ayuda es el Dios de Jacob, cuya esperanza está en el Señor su Dios, creador del cielo y de la tierra, del mar y de todo cuanto hay en ellos, y que siempre mantiene la verdad. El Señor hace justicia a los oprimidos, da de comer a los hambrientos y pone en libertad a los cautivos. El Señor da vista a los ciegos, el Señor sostiene a los agobiados, el Señor ama a los justos. El Señor protege al extranjero y sostiene al huérfano y a la viuda, pero frustra los planes de los impíos. ¡Oh Sión, que el Señor reine para siempre! ¡Que tu Dios reine por todas las generaciones! ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!

Proverbios 15:
La respuesta amable calma el enojo, pero la agresiva echa leña al fuego. La lengua de los sabios destila conocimiento; la boca de los necios escupe necedades. Los ojos del Señor están en todo lugar, vigilando a los buenos y a los malos. La lengua que brinda consuelo es árbol de vida; la lengua insidiosa deprime el espíritu. El necio desdeña la corrección de su padre; el que la acepta demuestra prudencia. En la casa del justo hay gran abundancia; en las ganancias del malvado, grandes problemas. Los labios de los sabios esparcen conocimiento; el corazón de los necios ni piensa en ello. El Señor aborrece las ofrendas de los malvados, pero se complace en la oración de los justos. El Señor aborrece el camino de los malvados, pero ama a quienes siguen la justicia. Para el descarriado, disciplina severa; para el que aborrece la corrección, la muerte. Si ante el Señor están el sepulcro y la muerte, ¡cuánto más el corazón humano! Al insolente no le gusta que lo corrijan, ni busca la compañía de los sabios. El corazón alegre se refleja en el rostro, el corazón dolido deprime el espíritu. El corazón entendido va tras el conocimiento; la boca de los necios se nutre de tonterías. Para el afligido todos los días son malos; para el que es feliz siempre es día de fiesta. Más vale tener poco, con temor del Señor, que muchas riquezas con grandes angustias. Más vale comer verduras sazonadas con amor que un festín de carne sazonada con odio. El que es iracundo provoca contiendas; el que es paciente las apacigua. El camino del perezoso está plagado de espinas, pero la senda del justo es como una calzada. El hijo sabio alegra a su padre; el hijo necio menosprecia a su madre. Al necio le divierte su falta de juicio; el entendido endereza sus propios pasos. Cuando falta el consejo, fracasan los planes; cuando abunda el consejo, prosperan. Es muy grato dar la respuesta adecuada, y más grato aún cuando es oportuna. El sabio sube por el sendero de vida, para librarse de caer en el sepulcro. El Señor derriba la casa de los soberbios, pero mantiene intactos los linderos de las viudas. El Señor aborrece los planes de los malvados, pero le agradan las palabras puras. El ambicioso acarrea mal sobre su familia; el que aborrece el soborno vivirá. El corazón del justo medita sus respuestas, pero la boca del malvado rebosa de maldad. El Señor se mantiene lejos de los impíos, pero escucha las oraciones de los justos. Una mirada radiante alegra el corazón, y las buenas noticias renuevan las fuerzas. El que atiende a la crítica edificante habitará entre los sabios. Rechazar la corrección es despreciarse a sí mismo; atender a la reprensión es ganar entendimiento. El temor del Señor es corrección y sabiduría; la humildad precede a la honra.

El Libro de Lucas Capítulo 15 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:




EL SANTO EVANGELIO SEGÚN
SAN LUCAS




CAPÍTULO 15
(33 d.C.)
LA MURMURACIÓN




Y SE llegaban a Él todos los Publicanos y pecadores a oírle (los Publicanos eran recaudadores de impuestos, y la jerarquía religiosa de Israel los miraban como traidores; en consecuencia, no fueron proporcionados en absoluto con oportunidad alguna para Salvación, eran clasificados "pecadores"; sin embargo, ellos deseaban escuchar a Jesús, ¡y con razón!).
2 Y murmuraban los Fariseos y los Escribas (los demuestra exactamente como sus Padres en el desierto que introdujeron las plagas en esa época e introducirán ahora a la mayor plaga de todas, la destrucción de sí mismos y de su Nación [Éx. 16:7-12; Núm. 14:27; 17:5-10]), diciendo, Éste a los pecadores recibe, y con ellos come (si ha de notar, Jesús no le dio lugar ni posición a los Fariseos y a los Escribas lugar alguno ni posición alguna, y por razones obvias; Él sí dio lugar y posición a los Publicanos y pecadores, y con el propósito de salvar sus almas).
LA OVEJA PERDIDA
3 Y Él les propuso esta Parábola, diciendo,
4 ¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas, si perdiere una de ellas (declara el valor que el Señor le da a una sola alma), no deja las noventa y nueve en el desierto, mas va a la que se perdió, hasta que la halle? (No quiere decir que se deja a las noventa y nueve, sino más bien que se debe poner todo el esfuerzo para recobrar la perdida.)
5 Y hallada, la pone sobre sus hombros, gozoso (la Parábola de la oveja perdida también se encuentra en Mateo 18:12; donde expresa el amor que busca; en Lucas expresa el gozo cuando encuentra).
6 Y viniendo a casa, junta a los amigos y a los vecinos (debía haber sido los líderes religiosos de Israel), diciéndoles, Regocijad conmigo (en realidad es la única ocasión de regocijo en el Cielo además del regocijo por la Obra y la Persona del Señor Jesucristo [Apoc. 5:11-14]); porque he hallado mi oveja que se había perdido (según el Cielo, la declaración más grandiosa que jamás podría ser hecha).
7 Os digo, que así habrá más gozo en el Cielo sobre un pecador que se arrepiente (aunque muchas otras cosas son importantes, no obstante, nada puede igualar a un alma que se Salva), más que sobre noventa y nueve justos, que no necesitan el arrepentimiento (debe entenderse bien que se regocijaron cuando recobraron las noventa y nueve, tal como se regocija cuando se Salva un pecador).
LA MONEDA PERDIDA
8 ¿O qué mujer que tiene diez monedas de plata, si perdiere una moneda (señala a algo de valor; la oveja es valiosa, y la moneda, también, es valiosa; las dos son semejantes a un alma perdida), no enciende una lámpara, y barre la casa, y busca con diligencia hasta hallarla? (La "Luz" del Evangelio, que es Jesucristo y Él Crucificado, solamente Él puede encontrar al alma perdida. ¡Que quede bien claro, nosotros no encontramos a Cristo, Él nos encontró a nosotros!)
9 Y cuando la hubiere hallado, junta las amigas y las vecinas, diciendo, Regocijad conmigo; porque he hallado la moneda que había perdido.
10 Así os digo, que hay gozo delante de los Ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente (este Versículo es muy similar al Versículo 7, pero tiene algo más, este Versículo nos lleva al Trono mismo de Dios dando aún más énfasis al significado de la Salvación de un alma perdida).
EL HIJO PRÓDIGO
11 Y dijo, Un hombre tenía dos hijos (es posible que la oveja y la moneda representaban a los Gentiles que eran muy buscados porque eran indefensos; el Pródigo representa al Judío que no era muy buscado, pero fue por decisión propia, como sucederá en la Segunda Venida):
12 Y el menor de ellos dijo a su Padre (se aplica al pueblo Judío aunque por supuesto se puede aplicar a cualquiera y a todos), Padre, dame la parte de la herencia que me pertenece (fue muy típico de la Ley Romana de esa época). Y les repartió la herencia (por el uso del pronombre "les," parece que había cierta cantidad garantizada por la Ley para cada uno; el menor tomó la suya y se marchó).
13 Y no muchos días después juntándolo todo el hijo menor (corresponde a la herencia que él en realidad no se había ganado, sino que le dio gratuitamente por su relación con el Padre), y partió lejos a una provincia lejana (el hijo pecó estando aún en la casa de su Padre, pecó en el mismo momento cuando deseó los bienes del Padre aunque no tuvo compañerismo con el Padre; y transcurrió sólo unos cuantos días cuando se encontró en un país lejano; la reincidencia comienza en el corazón, y enseguida se mete en el charco con los puercos; el pecado lo llevará más lejos de donde usted quiere ir, y le costará más que lo que tiene para pagar), y allí desperdició su herencia viviendo perdidamente (caracteriza el mundo).
14 Y cuando todo lo hubo malgastado (Satanás no abastece; él sólo usa y abusa), vino una gran hambre en aquella provincia (al final, el Creyente porfiado tendrá "hambre"); y le comenzó a faltar (representa que por primera vez en su vida que había experimentado tal dificultad; siempre tuvo abundancia en la casa de su Padre, pero ahora su "miseria" incrementaba).
15 Y fue y se llegó a uno de los ciudadanos de aquella tierra (las palabras "se llegó" se traducen en obligar al patrón no dispuesto; en resumen, se redujo a mendigar); el cual le envió a sus campos para que apacentase los puercos (representaba la ocupación más degradante que un Judío pudiera desempeñar).
16 Y deseaba llenarse su vientre de las cáscaras que comían los puercos (quiere decir que no sólo alimentaba a los cerdos, sino ¡fue obligado a comer su comida también! ¡De tan alto que se encontraba, había caído tan bajo!): mas nadie se las daba (en el campo del Diablo nada es regalado, todo tiene que ser comprado; y comprado a un terrible precio).
17 Y volviendo en sí (admitió completamente a lo que él era y donde estuvo), dijo, Cuántos jornaleros en casa de mi Padre tienen abundancia de pan y de sobra (muchos se han tragado la mentira de Satanás de que vivir para Dios lo priva de tantas cosas buenas; nada podría ser más opuesto a la realidad), ¡y yo aquí perezco de hambre! (Incluso aunque la ilustración se dirija al sentido físico, la lección espiritual que esto comunica se refiere al alma del hombre, que tiene sed del Señor y sólo el Señor puede satisfacer, y nunca por cosas mundanas.)
18 Me levantaré e iré a mi Padre (el primer paso para el alma penitente; hasta que se tome ese paso, se dé cuenta de su necesidad, nada se puede hacer; la palabra "levantaré" nos revela que el camino a Dios es siempre ascendente, mientras que con Satanás es siempre descendente), y Le diré, Padre, he pecado contra el Cielo y contra Ti (el joven no alegó circunstancias atenuantes, ni le echó la culpa a los demás, ni alegó que fueron injustos con él; él admitió su culpa directamente a sí mismo; Dios siempre exige la confesión del pecado [I Jn. 1:9]),
19 Ya no soy digno de ser llamado Tu hijo (expresa el segundo requisito — admitió ser indigno): hazme como uno de tus jornaleros (la posición de humildad, que es necesaria; sin embargo, Dios nunca ha recibido uno como tal; en otras palabras, Él nunca convertirá a un "hijo" en un "empleado").
20 Y levantándose, vino a su Padre (cualquiera puede hacer esto si así le desea [Apoc. 22:17]). Mas como aún estuviese lejos, lo vio su Padre (el Padre lo buscaba en serio), y fue movido a misericordia (el Señor siempre tiene compasión), y corrió (la única ocasión en la Biblia que se menciona que Dios se echa a correr, y es para dar la bienvenida a un alma perdida por su regreso), y se echó sobre su cuello, y le besó (es lo que le espera a todo pecador que viene al Señor).
21 Y el hijo le dijo, Padre, he pecado contra el Cielo, y contra Ti, y ya no soy digno de ser llamado Tu hijo (hasta aquí es donde el joven llegó; él tuvo la intención de seguir, como el Versículo 19 hace mención, "hazme como uno de Tus jornaleros"; pero el Padre le interrumpió).
22 Mas el Padre dijo a sus siervos, Sacad el principal vestido, y vestidle (la Gracia corrió para besar al Pródigo en sus harapos, y la Justicia se apresuró para vestirlo en su manto; el manto era el de II Cor. 5:21); y poned un anillo en su mano (el "anillo" que se refiere aquí era un sello o anillo de sello, que era más o menos igual que una tarjeta de crédito moderna; el anillo llevaba el timbre de la casa de su Padre), y zapatos en sus pies (denota propiedad, ya que los esclavos no usaban zapatos; se le proporcionaban todas estas cosas y le declaraba su lugar como  hijo; no vestían ni festejaban así a los siervos):
23 Y traed el becerro grueso, y matadlo; y comamos, y hagamos fiesta (significa que el joven ya está de vuelta en el Convenio y celebrado con una fiesta; la "alegría" verdadera nunca está en las bebidas alcohólicas u otras cosas, sino sólo se encuentra en Cristo):
24 Porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado (estupendamente demuestra la experiencia de la Salvación). Y comenzaron a regocijarse (otra vez, Cristo proclama la alegría de un alma perdida que regresa al Señor).
25 Y su hijo mayor estaba en el campo (en vista de que el Padre no dejó entrar al hijo mayor para la celebración, nos dice que él conocía el corazón del hijo mayor; por eso lo dejó "en el campo"): y el cual como vino, y llegó cerca de casa, oyó música y las danzas (significa que la celebración estaba en progreso con respecto al regreso del Pródigo).
26 Y llamando a uno de los siervos (indica que el siervo sabía más sobre los asuntos del Padre que el hijo mayor), le preguntó qué era aquello (demuestra que él no sabía siquiera lo que era más apreciado en el corazón del Padre).
27 Y él (el siervo) le dijo, Tu hermano ha venido (es asombroso que ocurriera un acontecimiento de esta magnitud y él sin saber nada de ello; la razón será obvia dentro de poco); y tu Padre ha matado el becerro grueso, por haberle recibido salvo (la celebración que acontece en el Cielo por la Salvación de las almas, y debiera ocurrir, también, en la Tierra entre los Creyentes; sin embargo, la mayor parte del tiempo, la alegría y la energía se desperdician en otras búsquedas).
28 Entonces se enojó (muestra la verdadera naturaleza del corazón, y por qué él no sabía lo que acontecía; el hermano mayor es descrito como el Fariseo; él no entendía ni participaba en la alegría del Padre), y no quería entrar (¡expone la rebelión! Jesús dijo que los Escribas y los Fariseos no entrarían al Cielo, y ellos tratarían de no dejar entrar a todos los demás [Mat. 23:13]): salió por tanto su Padre, y le rogaba que entrase (demuestra Jesús que hace una invitación a los Escribas y los Fariseos, pero fue en vano; la paciencia que Él había mostrado con el Pródigo, Él la demuestra con los rebeldes también; ¡así es nuestro Padre Celestial!).
29 Mas él respondiendo dijo al Padre (será una respuesta totalmente diferente a la de su hermano menor), He aquí, tantos años Te sirvo (fue dicho en la esfera de mérito; él pensaba de esta manera porque no tenía ninguna relación con el Padre; por consiguiente, para él era sólo un trabajo; él "sirvió" por motivos incorrectos), no habiendo traspasado jamás Tu Mandamiento (auto-justicia, él declaró haber dado una obediencia perfecta): más aún nunca me has dado un cabrito, para gozarme con mis amigos (quiso la "alegría" por motivos incorrectos; muestra que moralmente estuvo tan perdido para su Padre como lo estuvo su hermano menor):
30 Mas cuando vino éste tu hijo (lo describe desconociendo ya cualquier relación con su hermano menor; ¡la auto-justicia siempre se siente así!), que ha consumido tu herencia con rameras (las dos frases, "Tú nunca me diste un cabrito (un cordero) para una celebración," y "Tu hijo que desperdició su vida con rameras," mostró el odio de su corazón a su Padre y a su hermano), has matado para él el becerro grueso (es una declaración de auto-justicia, que no puede concebirse tal cosa; en vez de "alegrarse," el hermano menor debería ser castigado, y con severidad, o es lo que el hermano mayor pensó; no entendía la Gracia, esta es la actitud, desgraciadamente, de muchos de los Cristianos modernos).
31 Él entonces le dijo, Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas (en efecto, dice que él realmente no había tomado parte de estas riquezas, aunque fueran suyas con sólo pedirlas; había tratado de ganarlas, que era innecesario, y realmente inaceptable; no comprendía realmente el significado de la Salvación).
32 Mas era menester (necesario) hacer fiesta y alegrarnos: porque este tu hermano muerto era (muerto en transgresiones y pecados), y ha revivido (ha venido a Cristo); se había perdido, y es hallado (el sacrificio del ternero inmaculado era necesario antes de que se pudiera disfrutar la fiesta; si el Pródigo hubiera rechazado esta vestimenta y reclamado el derecho de entrar en la casa del Padre en sus harapos y desnudez, él, como Caín, hubiera sido rechazado; pero el suyo era un verdadero Arrepentimiento, y entonces él aceptó estas dádivas que aseguran la pureza, la perpetuidad, la posición y la provisión).


Primera Corintios Capítulo 13:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.


Hebreos 10:35-12:4
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.

Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

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