28
¡Ay de la corona de soberbia de los ebrios de Efraín, y de la flor
caduca de la hermosura de su gloria, que está sobre la cabeza del valle
fértil de los aturdidos del vino! He aquí, Jehová tiene uno que es
fuerte y poderoso; como turbión de granizo y como torbellino
trastornador, como ímpetu de recias aguas que inundan, con fuerza
derriba a tierra. Con los pies será pisoteada la corona de soberbia de
los ebrios de Efraín. Y será la flor caduca de la hermosura de su gloria
que está sobre la cabeza del valle fértil, como la fruta temprana, la
primera del verano, la cual, apenas la ve el que la mira, se la traga
tan luego como la tiene a mano. En aquel día Jehová de los ejércitos
será por corona de gloria y diadema de hermosura al remanente de su
pueblo; y por espíritu de juicio al que se sienta en juicio, y por
fuerzas a los que rechacen la batalla en la puerta. Pero también éstos
erraron con el vino, y con sidra se entontecieron; el sacerdote y el
profeta erraron con sidra, fueron trastornados por el vino; se
aturdieron con la sidra, erraron en la visión, tropezaron en el juicio.
Porque toda mesa está llena de vómito y suciedad, hasta no haber lugar
limpio. ¿A quién se enseñará ciencia, o a quién se hará entender
doctrina? ¿A los destetados? ¿a los arrancados de los pechos? Porque
mandamiento tras mandamiento, mandato sobre mandato, renglón tras
renglón, línea sobre línea, un poquito allí, otro poquito allá; porque
en lengua de tartamudos, y en extraña lengua hablará a este pueblo, a
los cuales él dijo: Este es el reposo; dad reposo al cansado; y este es
el refrigerio; mas no quisieron oír. La palabra, pues, de Jehová les
será mandamiento tras mandamiento, mandato sobre mandato, renglón tras
renglón, línea sobre línea, un poquito allí, otro poquito allá; hasta
que vayan y caigan de espaldas, y sean quebrantados, enlazados y presos.
Por tanto, varones burladores que gobernáis a este pueblo que está en
Jerusalén, oíd la palabra de Jehová. Por cuanto habéis dicho: Pacto
tenemos hecho con la muerte, e hicimos convenio con el Seol; cuando pase
el turbión del azote, no llegará a nosotros, porque hemos puesto
nuestro refugio en la mentira, y en la falsedad nos esconderemos; por
tanto, Jehová el Señor dice así: He aquí que yo he puesto en Sion por
fundamento una piedra, piedra probada, angular, preciosa, de cimiento
estable; el que creyere, no se apresure. Y ajustaré el juicio a cordel, y
a nivel la justicia; y granizo barrerá el refugio de la mentira, y
aguas arrollarán el escondrijo. Y será anulado vuestro pacto con la
muerte, y vuestro convenio con el Seol no será firme; cuando pase el
turbión del azote, seréis de él pisoteados. Luego que comience a pasar,
él os arrebatará; porque de mañana en mañana pasará, de día y de noche; y
será ciertamente espanto el entender lo oído. La cama será corta para
poder estirarse, y la manta estrecha para poder envolverse. Porque
Jehová se levantará como en el monte Perazim, como en el valle de Gabaón
se enojará; para hacer su obra, su extraña obra, y para hacer su
operación, su extraña operación. Ahora, pues, no os burléis, para que no
se aprieten más vuestras ataduras; porque destrucción ya determinada
sobre toda la tierra he oído del Señor, Jehová de los ejércitos. Estad
atentos, y oíd mi voz; atended, y oíd mi dicho. El que ara para sembrar,
¿arará todo el día? ¿Romperá y quebrará los terrones de la tierra?
Cuando ha igualado su superficie, ¿no derrama el eneldo, siembra el
comino, pone el trigo en hileras, y la cebada en el lugar señalado, y la
avena en su borde apropiado? Porque su Dios le instruye, y le enseña lo
recto; que el eneldo no se trilla con trillo, ni sobre el comino se
pasa rueda de carreta; sino que con un palo se sacude el eneldo, y el
comino con una vara. El grano se trilla; pero no lo trillará para
siempre, ni lo comprime con la rueda de su carreta, ni lo quebranta con
los dientes de su trillo. También esto salió de Jehová de los ejércitos,
para hacer maravilloso el consejo y engrandecer la sabiduría. 29 ¡Ay de
Ariel, de Ariel, ciudad donde habitó David! Añadid un año a otro, las
fiestas sigan su curso. Mas yo pondré a Ariel en apretura, y será
desconsolada y triste; y será a mí como Ariel. Porque acamparé contra ti
alrededor, y te sitiaré con campamentos, y levantaré contra ti
baluartes. Entonces serás humillada, hablarás desde la tierra, y tu
habla saldrá del polvo; y será tu voz de la tierra como la de un
fantasma, y tu habla susurrará desde el polvo. Y la muchedumbre de tus
enemigos será como polvo menudo, y la multitud de los fuertes como tamo
que pasa; y será repentinamente, en un momento. Por Jehová de los
ejércitos serás visitada con truenos, con terremotos y con gran ruido,
con torbellino y tempestad, y llama de fuego consumidor. Y será como
sueño de visión nocturna la multitud de todas las naciones que pelean
contra Ariel, y todos los que pelean contra ella y su fortaleza, y los
que la ponen en apretura. Y les sucederá como el que tiene hambre y
sueña, y le parece que come, pero cuando despierta, su estómago está
vacío; o como el que tiene sed y sueña, y le parece que bebe, pero
cuando despierta, se halla cansado y sediento; así será la multitud de
todas las naciones que pelearán contra el monte de Sion. Deteneos y
maravillaos; ofuscaos y cegaos; embriagaos, y no de vino; tambalead, y
no de sidra. Porque Jehová derramó sobre vosotros espíritu de sueño, y
cerró los ojos de vuestros profetas, y puso velo sobre las cabezas de
vuestros videntes. Y os será toda visión como palabras de libro sellado,
el cual si dieren al que sabe leer, y le dijeren: Lee ahora esto; él
dirá: No puedo, porque está sellado. Y si se diere el libro al que no
sabe leer, diciéndole: Lee ahora esto; él dirá: No sé leer. Dice, pues,
el Señor: Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus
labios me honra, pero su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no
es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado; por
tanto, he aquí que nuevamente excitaré yo la admiración de este pueblo
con un prodigio grande y espantoso; porque perecerá la sabiduría de sus
sabios, y se desvanecerá la inteligencia de sus entendidos. ¡Ay de los
que se esconden de Jehová, encubriendo el consejo, y sus obras están en
tinieblas, y dicen: ¿Quién nos ve, y quién nos conoce? Vuestra
perversidad ciertamente será reputada como el barro del alfarero. ¿Acaso
la obra dirá de su hacedor: No me hizo? ¿Dirá la vasija de aquel que la
ha formado: No entendió? ¿No se convertirá de aquí a muy poco tiempo el
Líbano en campo fructífero, y el campo fértil será estimado por bosque?
En aquel tiempo los sordos oirán las palabras del libro, y los ojos de
los ciegos verán en medio de la oscuridad y de las tinieblas. Entonces
los humildes crecerán en alegría en Jehová, y aun los más pobres de los
hombres se gozarán en el Santo de Israel. Porque el violento será
acabado, y el escarnecedor será consumido; serán destruidos todos los
que se desvelan para hacer iniquidad, los que hacen pecar al hombre en
palabra; los que arman lazo al que reprendía en la puerta, y pervierten
la causa del justo con vanidad. Por tanto, Jehová, que redimió a
Abraham, dice así a la casa de Jacob: No será ahora avergonzado Jacob,
ni su rostro se pondrá pálido; porque verá a sus hijos, obra de mis
manos en medio de ellos, que santificarán mi nombre; y santificarán al
Santo de Jacob, y temerán al Dios de Israel. Y los extraviados de
espíritu aprenderán inteligencia, y los murmuradores aprenderán
doctrina. 30 ¡Ay de los hijos que se apartan, dice Jehová, para tomar
consejo, y no de mí; para cobijarse con cubierta, y no de mi espíritu,
añadiendo pecado a pecado! Que se apartan para descender a Egipto, y no
han preguntado de mi boca; para fortalecerse con la fuerza de Faraón, y
poner su esperanza en la sombra de Egipto. Pero la fuerza de Faraón se
os cambiará en vergüenza, y el amparo en la sombra de Egipto en
confusión. Cuando estén sus príncipes en Zoán, y sus embajadores lleguen
a Hanes, todos se avergonzarán del pueblo que no les aprovecha, ni los
socorre, ni les trae provecho; antes les será para vergüenza y aun para
oprobio. Profecía sobre las bestias del Neguev: Por tierra de
tribulación y de angustia, de donde salen la leona y el león, la víbora y
la serpiente que vuela, llevan sobre lomos de asnos sus riquezas, y sus
tesoros sobre jorobas de camellos, a un pueblo que no les será de
provecho. Ciertamente Egipto en vano e inútilmente dará ayuda; por tanto
yo le di voces, que su fortaleza sería estarse quietos. Vé, pues,
ahora, y escribe esta visión en una tabla delante de ellos, y regístrala
en un libro, para que quede hasta el día postrero, eternamente y para
siempre. Porque este pueblo es rebelde, hijos mentirosos, hijos que no
quisieron oír la ley de Jehová; que dicen a los videntes: No veáis; y a
los profetas: No nos profeticéis lo recto, decidnos cosas halagüeñas,
profetizad mentiras; dejad el camino, apartaos de la senda, quitad de
nuestra presencia al Santo de Israel. Por tanto, el Santo de Israel dice
así: Porque desechasteis esta palabra, y confiasteis en violencia y en
iniquidad, y en ello os habéis apoyado; por tanto, os será este pecado
como grieta que amenaza ruina, extendiéndose en una pared elevada, cuya
caída viene súbita y repentinamente. Y se quebrará como se quiebra un
vaso de alfarero, que sin misericordia lo hacen pedazos; tanto, que
entre los pedazos no se halla tiesto para traer fuego del hogar, o para
sacar agua del pozo. Porque así dijo Jehová el Señor, el Santo de
Israel: En descanso y en reposo seréis salvos; en quietud y en confianza
será vuestra fortaleza. Y no quisisteis, sino que dijisteis: No, antes
huiremos en caballos; por tanto, vosotros huiréis. Sobre corceles
veloces cabalgaremos; por tanto, serán veloces vuestros perseguidores.
Un millar huirá a la amenaza de uno; a la amenaza de cinco huiréis
vosotros todos, hasta que quedéis como mástil en la cumbre de un monte, y
como bandera sobre una colina. Por tanto, Jehová esperará para tener
piedad de vosotros, y por tanto, será exaltado teniendo de vosotros
misericordia; porque Jehová es Dios justo; bienaventurados todos los que
confían en él. Ciertamente el pueblo morará en Sion, en Jerusalén;
nunca más llorarás; el que tiene misericordia se apiadará de ti; al oír
la voz de tu clamor te responderá. Bien que os dará el Señor pan de
congoja y agua de angustia, con todo, tus maestros nunca más te serán
quitados, sino que tus ojos verán a tus maestros. Entonces tus oídos
oirán a tus espaldas palabra que diga: Este es el camino, andad por él; y
no echéis a la mano derecha, ni tampoco torzáis a la mano izquierda.
Entonces profanarás la cubierta de tus esculturas de plata, y la
vestidura de tus imágenes fundidas de oro; las apartarás como trapo
asqueroso; ¡Sal fuera! les dirás. Entonces dará el Señor lluvia a tu
sementera, cuando siembres la tierra, y dará pan del fruto de la tierra,
y será abundante y pingüe; tus ganados en aquel tiempo serán
apacentados en espaciosas dehesas. Tus bueyes y tus asnos que labran la
tierra comerán grano limpio, aventado con pala y criba. Y sobre todo
monte alto, y sobre todo collado elevado, habrá ríos y corrientes de
aguas el día de la gran matanza, cuando caerán las torres. Y la luz de
la luna será como la luz del sol, y la luz del sol siete veces mayor,
como la luz de siete días, el día que vendare Jehová la herida de su
pueblo, y curare la llaga que él causó. He aquí que el nombre de Jehová
viene de lejos; su rostro encendido, y con llamas de fuego devorador;
sus labios llenos de ira, y su lengua como fuego que consume. Su
aliento, cual torrente que inunda; llegará hasta el cuello, para
zarandear a las naciones con criba de destrucción; y el freno estará en
las quijadas de los pueblos, haciéndoles errar. Vosotros tendréis
cántico como de noche en que se celebra pascua, y alegría de corazón,
como el que va con flauta para venir al monte de Jehová, al Fuerte de
Israel. Y Jehová hará oír su potente voz, y hará ver el descenso de su
brazo, con furor de rostro y llama de fuego consumidor, con torbellino,
tempestad y piedra de granizo. Porque Asiria que hirió con vara, con la
voz de Jehová será quebrantada. Y cada golpe de la vara justiciera que
asiente Jehová sobre él, será con panderos y con arpas; y en batalla
tumultuosa peleará contra ellos. Porque Tofet ya de tiempo está
dispuesto y preparado para el rey, profundo y ancho, cuya pira es de
fuego, y mucha leña; el soplo de Jehová, como torrente de azufre, lo
enciende.
Salmo 147:¡Aleluya!
¡Alabado sea el Señor! ¡Cuán bueno es cantar salmos a nuestro Dios,
cuán agradable y justo es alabarlo! El Señor reconstruye a Jerusalén y
reúne a los exiliados de Israel; restaura a los abatidos y cubre con
vendas sus heridas. Él determina el número de las estrellas y a todas
ellas les pone nombre. Excelso es nuestro Señor, y grande su poder; su
entendimiento es infinito; El Señor sostiene a los pobres, pero hace
morder el polvo a los impíos. Canten al Señor con gratitud; canten
salmos a nuestro Dios al son del arpa. Él cubre de nubes el cielo, envía
la lluvia sobre la tierra y hace crecer la hierba en los montes. Él
alimenta a los ganados y a las crías de los cuervos cuando graznan. El
Señor no se deleita en los bríos del caballo, ni se complace en la
agilidad del hombre, sino que se complace en los que le temen, en los
que confían en su gran amor. Alaba al Señor, Jerusalén; alaba a tu Dios,
oh Sión. Él refuerza los cerrojos de tus puertas y bendice a los que en
ti habitan. Él trae la paz a tus fronteras y te sacia con lo mejor del
trigo. Envía su palabra a la tierra; su palabra corre a toda prisa.
Extiende la nieve cual blanco manto, esparce la escarcha cual ceniza.
Deja caer el granizo como grava; ¿quién puede resistir sus ventiscas?
Pero envía su palabra y lo derrite; hace que el viento sople, y las
aguas fluyen. A Jacob le ha revelado su palabra; sus leyes y decretos a
Israel. Esto no lo ha hecho con ninguna otra nación; jamás han conocido
ellas sus decretos. ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!
Proverbios 16:El
hombre propone y Dios dispone. A cada uno le parece correcto su
proceder, pero el Señor juzga los motivos. Pon en manos del Señor todas
tus obras, y tus proyectos se cumplirán. Toda obra del Señor tiene un
propósito; ¡hasta el malvado fue hecho para el día del desastre! El
Señor aborrece a los arrogantes. Una cosa es segura: no quedarán
impunes. Con amor y verdad se perdona el pecado, y con temor del Señor
se evita el mal. Cuando el Señor aprueba la conducta de un hombre, hasta
con sus enemigos lo reconcilia. Más vale tener poco con justicia que
ganar mucho con injusticia. El corazón del hombre traza su rumbo, pero
sus pasos los dirige el Señor. La sentencia está en labios del rey; en
el veredicto que emite no hay error. Las pesas y las balanzas justas son
del Señor; todas las medidas son hechura suya. El rey detesta las
malas acciones, porque el trono se afirma en la justicia. El rey se
complace en los labios honestos; aprecia a quien habla con la verdad. La
ira del rey es presagio de muerte, pero el sabio sabe apaciguarla. El
rostro radiante del rey es signo de vida; su favor es como lluvia en
primavera. Más vale adquirir sabiduría que oro; más vale adquirir
inteligencia que plata. El camino del hombre recto evita el mal; el que
quiere salvar su vida, se fija por dónde va. Al orgullo le sigue la
destrucción; a la altanería, el fracaso. Vale más humillarse con los
oprimidos que compartir el botín con los orgullosos. El que atiende a la
palabra, prospera. ¡Dichoso el que confía en el Señor! Al sabio de
corazón se le llama inteligente; los labios convincentes promueven el
saber. Fuente de vida es la prudencia para quien la posee; el castigo de
los necios es su propia necedad. El sabio de corazón controla su boca;
con sus labios promueve el saber. Panal de miel son las palabras
amables: endulzan la vida y dan salud al cuerpo. Hay caminos que al
hombre le parecen rectos, pero que acaban por ser caminos de muerte. Al
que trabaja, el hambre lo obliga a trabajar, pues su propio apetito lo
estimula. El perverso hace planes malvados; en sus labios hay un fuego
devorador. El perverso provoca contiendas, y el chismoso divide a los
buenos amigos. El violento engaña a su prójimo y lo lleva por mal
camino. El que guiña el ojo trama algo perverso; el que aprieta los
labios ya lo ha cometido. Las canas son una honrosa corona que se
obtiene en el camino de la justicia. Más vale ser paciente que valiente;
más vale dominarse a sí mismo que conquistar ciudades. Las suertes se
echan sobre la mesa, pero el veredicto proviene del Señor.
El Libro de Lucas Capítulo 16 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:
EL SANTO EVANGELIO SEGÚN
SAN LUCAS
CAPÍTULO 16
(33 d.C.)
EL MAYORDOMO INJUSTO
Y
DIJO también a Sus Discípulos (alguien ha dicho que el Capítulo 15 fue
dirigido a los Fariseos en la audiencia de los Discípulos; el Capítulo
16 a los Discípulos en la audiencia de los Fariseos), Había un cierto
hombre rico, el cual tenía un mayordomo (la moraleja de la Parábola se
encuentra al aparecer en el Versículo 8); y éste fue acusado delante de
él como disipador de sus bienes (el hombre había desperdiciado los
bienes de su patrón).
2 Y le llamó, y le dijo, ¿Qué es esto que oigo
acerca de ti? (Que tú has desperdiciado mis bienes.) Da cuenta de tu
mayordomía (serían las mismas palabras o similares que serán
pronunciadas a cada Creyente al estar frente al Tribunal de Cristo);
porque ya no podrás más ser mayordomo (cuántos Creyentes desperdician lo
que el Señor ha puesto en sus manos; en otras palabras, no se preocupan
por los asuntos del Señor).
3 Entonces el mayordomo dijo dentro de
sí, ¿Qué haré? (Le indica que inició la formulación de un plan.) porque
mi señor me quita la mayordomía: cavar, no puedo (tiene referencia al
acto de sacar los bienes almacenados para reponer lo que se perdió; ya
que la idea es que desperdiciaron los bienes de los cuales él estaba
encargado); mendigar, tengo vergüenza (muchos Creyentes serán
avergonzados frente al Tribunal de Cristo).
4 Yo sé lo que haré (el
comienzo de un plan o una estratagema para su provisión), para que
cuando fuere quitado de la mayordomía, me reciban en sus casas (va a
congraciarse con los que le debían a su patrón anterior).
5 Y
llamando a cada uno de los deudores de su señor (el comienzo de su
estratagema), dijo al primero, ¿Cuánto debes a mi señor? (De una manera u
otra, es característico de lo que ocurre diariamente, hasta miles de
veces en el mundo entero. Conspirar y tramar son el curso corriente de
los acontecimientos en el mundo, y como Pablo dice, lo hacen "para
obtener una corona corruptible" [I Cor. 9:25].)
6 Y él dijo, Cien
barriles de aceite (este "mayordomo" en realidad tenía el derecho, por
habérselo dado su patrón, de fijar el precio de ciertas mercancías; sin
embargo, como vemos aquí, él abusó de aquel derecho a fin de
congraciarse con estos deudores). Y le dijo, Toma tu obligación, y
siéntate presto, y escribe cincuenta (borraba la mitad de su deuda).
7
Después dijo a otro, ¿Y tú, cuánto debes? Y él dijo, Cien medidas de
trigo. Y él le dijo, Toma tu obligación, y escribe ochenta (redujo la
suya por veinte medidas).
8 Y alabó el señor (no el Señor de la
Gloria, sino más bien su patrón) al mayordomo malo por haber hecho
discretamente (exclamado en cuanto a su inteligencia, en vista de que su
fraude ya no podía ser probada): porque los hijos de este mundo son en
su generación más sagaces que los hijos de luz (esta declaración de
clausura es toda la moraleja de esta Parábola como se la dio Cristo; los
"hijos del mundo" son "más sabios" porque la diligencia dada, aunque
torcida o de otro modo, es precisamente el mejor esfuerzo que tienen;
pero a menudo, los "hijos de luz," aunque poseen lo que es de mucha
importancia que cualquier otra cosa que tenga el mundo, no obstante, la
mayor parte del tiempo prestan muy poca atención o diligencia a la tarea
de suma importancia de vivir para Dios).
DIOS Y LAS RIQUEZAS
9 Y
yo os digo, Haceos amigos de las riquezas de maldad (simplemente quiere
decir que los Creyentes deben aprender a ser fieles con el dinero en
cuanto a otros y la Obra de Dios; el dinero es llamado las "riquezas de
maldad" simplemente porque el amor al dinero es la raíz de todos los
males [I Tim. 6:10]); para que cuando faltareis (cuando usted muera), os
(los Ángeles) reciban en las moradas eternas (el Cielo).
10 El que
es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel (implica que si un
Creyente es fiel con el dinero que Dios le da, lo más probable es que
será fiel en todos los otros aspectos de su empeño Cristiano): y el que
en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto (si el Creyente
no le va a permitir al Señor tener el primer lugar en cuanto al dinero,
será injusto también en los asuntos espirituales).
11 Pues, si en las
malas riquezas no fuisteis fieles (nos indica que el Señor juzga la
fidelidad de un Creyente, al menos en parte, en cuanto a cómo él
administra el dinero, el cual nuestro Señor se refiere aquí como "las
malas riquezas"), ¿quién os confiará lo verdadero? (¿Si usted no puede
administrar lo "poco" del dinero, entonces ¿cómo puede administrar lo
"más" — la riqueza espiritual?)
12 Y si en lo ajeno no fuisteis
fieles (apunta a nuestra vida cotidiana práctica), ¿quién os dará lo que
es vuestro? (Nos dice que el Señor no bendecirá a nadie que no cumpla
sus responsabilidades como debieran.)
13 Ningún siervo puede servir a
dos señores (no podemos servir al Señor y a nosotros mismos): porque o
aborrecerá al uno y amará al otro; o se apegará al uno, y menospreciará
al otro (más que todo Jesús trató con los Fariseos; aquí, Él se dirige a
los Publicanos; ellos, más todo Creyente, deben tener mucho cuidado en
cuanto al dinero, en realidad cualquier cosa que no es del Señor). No
podéis servir a Dios y a las riquezas (coloca a Dios y el dinero uno al
lado del otro, porque es lo que las "riquezas" significa, al menos en
este caso; Cristo no degrada el dinero; sino la manera en la cual lo
consideramos o administramos; ni está en cuestión la cantidad, sino más
bien nuestra fidelidad).
14 Y oían también todas estas cosas los
Fariseos (Sus declaraciones se aplicaban a los Fariseos, así como a los
Publicanos), los cuales eran avaros: y se burlaban de Él (Israel llegó a
creer que la riqueza igualaba la Piedad, y la pobreza igualaba la
maldición de Dios; por eso se mofaron de Cristo, en realidad burlándose
de Él).
15 Y les dijo, Vosotros sois los que os justificáis a
vosotros mismos delante de los hombres (quiere decir que trataron de
hacer cosas para aparecerse Santo ante los hombres); mas Dios conoce
vuestros corazones (¡es una frase fuerte, "Dios conoce," y esté seguro
que Él sí conoce!): porque lo que los hombres tienen por sublime delante
de Dios es abominación (las obras religiosas son muy estimadas entre
los hombres, de ahí, la adulación de la Monja Católica llamada "Madre
Teresa"; si los hombres intentan justificarse con obras, en vez de la Fe
en Cristo y la Cruz, Dios se refiere a ello como "abominación").
16
La Ley y los Profetas eran hasta Juan (realmente quiere decir, "en lo
que concierne a Juan," que incluía a ese Profeta; en otras palabras,
Juan ministraba la Ley, pero era el último Profeta de aquella época):
desde entonces el Reino de Dios es anunciado (el "Reino de Dios" se
obtiene al "Nacer de Nuevo," que acontece por la Fe en Cristo, y lo que
Cristo hizo en la Cruz), y quienquiera se esfuerza a entrar en él ("todo
hombre" es bienvenido en el Nuevo Convenio).
17 Empero más fácil
cosa es pasar el Cielo y la Tierra, que frustrarse una tilde de la Ley
(Jesús cumpliría la Ley, y en toda capacidad y, de hecho, sería el Único
Quién siempre lo hizo al pie de la letra porque Él era el Único Quién
podía).
18 Cualquiera que repudia a su mujer, y se casa con otra,
adultera (Jesús trata el tema, aunque parezca fuera de lugar, porque los
Fariseos trataron el divorcio ligeramente y eran en secreto codiciosos e
inmorales; es por eso la que, cuando el Señor lo expuso, se mofaron de
Él): y el que se casa con la repudiada del marido, adultera (los
Fariseos enseñaron que si alguien se divorciara, no importa que sea sin
fundamento Bíblico para hacerlo, estas personas eran libres entonces de
casarse o estar casado con tal; Jesús refuta esto, y lo hace
deliberadamente).
19 Había un cierto hombre rico, que se vestía de
púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez (los
Judíos de la época de Jesús concluyeron que la riqueza era el favor de
Dios, y la pobreza era la maldición de Dios; por lo tanto, esta
ilustración dada por Cristo desbarató su falsa doctrina):
20 Había
también un cierto mendigo llamado Lázaro (muchos afirman que esta es una
Parábola que no se debe tomar literalmente; sin embargo, como es de
notarse, Jesús usa nombres en esta ilustración, con la intención de
decir que no es una Parábola, pero en realidad, algo que realmente pasó;
¡por consiguiente, en efecto, es escalofriante!), el cual estaba echado
a la puerta de él, lleno de llagas (el hombre rico veía a Lázaro
constantemente, pero no le ofreció ayuda en absoluto; como dicho, tales
como él concluían que Lázaro estaba maldecido de Dios, y ayudar a tal
frustrarían el Plan de Dios; demuestra cómo la Palabra de Dios está tan
tergiversada por tantos),
21 Y deseando saciarse de las migajas que
caían de la mesa del rico (probablemente quiere decir que este hombre
rico se sintió muy bien en permitir que se le dieran las "migajas" a
este mendigo): y aun los perros venían y le lamían las llagas (declara
el hecho de que este hombre no sólo era afectado por la pobreza, sino
también, estaba enfermo; él no se adaptaba al molde del evangelio
moderno de la prosperidad, que, de hecho, no es ningún Evangelio en
absoluto; pero él definitivamente sí se adaptaba al molde de Dios;
tenemos que considerar todo esto con mucho cuidado).
22 Y aconteció,
que murió el mendigo (lo más probable es que nadie se interesó de él,
pero el Señor sí se interesó de él, como veremos), y fue llevado por los
Ángeles al seno de Abraham (el Paraíso; donde todos los Creyentes
fueron antes de la Cruz; asimismo, Jesús también nos dice que cuando un
Creyente muere, su alma y espíritu son acompañados por Ángeles hasta la
Presencia de Dios): y murió también el rico, y fue sepultado (ninguno de
los Ángeles se lo llevaron, ya que él murió eternamente perdido; a
pesar del hecho de que fue rico no tuvo ningún peso en cuanto a la
Salvación de su alma);
23 Y en el Infierno alzó sus ojos (Jesús aquí
claramente proclama la Doctrina del Infierno Eterno; además, Él también
declara el hecho de que el alma y el espíritu van inmediatamente al
Cielo o al Infierno en el momento de la muerte, y que el alma y el
espíritu están totalmente conscientes), estando en los tormentos (para
no decir otra cosa peor, el Infierno no es un lugar agradable y, como ya
se dijo, es eterno), y vio a Abraham de lejos, y a Lázaro en su seno
(todos los Creyentes antes de la Cruz expresaron la Fe en la Revelación
dada a Abraham por Dios en cuanto a la Redención y, en cierto modo, es
lo mismo en la actualidad [Rom. 4:16]).
24 Entonces él, dando voces,
dijo, Padre Abraham, ten misericordia de mí (no hay incrédulos en el
Infierno, tampoco hay Salvación alguna allí; el hombre rico se
arrepintió, pero demasiado tarde), y envía a Lázaro (él no tuvo ningún
interés por Lázaro en la Tierra, pero ya recuerda su conciencia muchas
cosas, pero demasiado tarde) que moje la punta de su dedo en agua (es
claro que no hay agua allí), y refresque mi lengua; porque soy
atormentado en esta llama (la Biblia enseña que los fuegos del Infierno
son literales; ¡Jesús así lo dijo!).
25 Y le dijo Abraham, Hijo,
acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida (de ninguna manera
significa que esto era la causa de que él se perdió; simplemente
significa que él fue tratado muy bien, pero no mostró ninguna gratitud
por sus bendiciones), y Lázaro también males (el hombre rico no permitió
que sus bendiciones le trajeran al Señor, y Lázaro no permitió que su
pobreza lo quitaría del Señor): mas ahora éste es consolado aquí (porque
él había aceptado al Señor), y tú atormentado (la palabra "ahora" es de
suma importancia; se refiere al tiempo después de la muerte; ¿será uno
de "alivio" o de "tormento"?).
26 Y además de todo esto, una grande
sima está constituida entre nosotros y vosotros (está en el corazón de
la Tierra [Mat. 12:40]; antes de la Cruz, aunque todos los que fueron al
Paraíso fueron consolados, eran todavía cautivos de Satanás, esperando
que al final terminaran en el abismo ardiente [Ef. 4:8-9]; significa que
cuando los Creyentes que murieron antes de la Cruz, debido a que la
sangre de toros y cabras no podía quitar los pecados, la deuda del
pecado permaneció, y Satanás todavía podía reclamarlos; por eso, todos
aquéllos en el Paraíso aguardaban la Cruz, que los libraría): que los
que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden (declara el hecho de
que todas las oportunidades de la Salvación están en este lado de la
tumba; significa que la doctrina Católica del Purgatorio es la
"esperanza del tonto"; no existe en absoluto tal lugar); ni de allá
pasar acá (sin embargo, era posible para aquéllos en el Infierno echar
un vistazo y ver a aquéllos en el Paraíso, y parece que les hablaban;
aquel lugar, debido a la Cruz, está ahora vacío porque todos fueron
liberados por Cristo después de haber pagado el precio [Ef. 4:8-9]).
27
Y dijo, Te ruego pues, padre, que le envíes (envíes a Lázaro) a la casa
de mi padre (es el único ejemplo de la oración a un Santo muerto en Las
Escrituras; deje a aquéllos que hacen eso que recuerden que la oración a
todos los demás Santos muertos resultará igual como el resultado de
esta oración — nada):
28 Porque tengo cinco hermanos; para que les
testifique (estas declaraciones expresan el hecho de que este hombre
tenía un conocimiento activo de Dios y lo más probable es que hasta
profesaba la Salvación antes de su muerte; ¡pero no fue Salvo!), para
que no vengan ellos también a este lugar de tormento (no pidió esta
gracia para sí mismo, ya que sabía que estaba eternamente sepultado; es
fácil entrar en el Infierno, pero imposible de salir).
29 Y Abraham
le dice, A Moisés y a los Profetas tienen; óiganlos (no significa que
este acontecimiento ocurrió durante la época de Moisés, sino que Abraham
se refirió a la Palabra de Dios; nos dice que al menos una parte del
Antiguo Testamento ya se había escrito).
30 Él entonces dijo, No,
padre Abraham: mas si alguno fuere a ellos de los muertos, se
arrepentirán (Las Escrituras contienen todo lo que es necesario para la
Salvación; un espíritu restituido no podía añadírseles nada; y un hombre
que no va a escuchar a la Biblia no va a escuchar a una multitud, si
fuese resucitado de la muerte; de hecho, unos días más tarde, el Señor
resucitó a un hombre llamado Lázaro de la tumba, y los Fariseos
emprendieron cómo matarlo).
31 Mas Abraham le dijo, Si no oyen a
Moisés y a los Profetas, tampoco se persuadirán, si alguno se levantare
de los muertos (esta ilustración como dado por Cristo, realmente
aconteció y, de hecho, manifiesta una representación alarmante de la
vida después de la muerte; aprendemos de esto, y en realidad dura, que
la única cosa que realmente importa en la vida es ponerse en relación
correcta con Dios; hay un Cielo y hay un Infierno, y cada alma quien ha
vivido alguna vez ha ido o va a uno o al otro; la única manera de hacer
el Cielo su Hogar eterno es por medio de aceptar a Cristo; Él Solo es la
Puerta; todo lo demás conduce a uno al Infierno, exactamente como el
hombre rico descubrió, y resultó en su consternación eterna).
Primera Corintios Capítulo 13:Si
hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más
que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don
de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y
si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no
soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi
cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano
con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni
jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no
se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la
maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo
cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue,
mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y
el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de
manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto
desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño,
razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de
niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero
entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero
entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas
tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de
ellas es el amor.
Hebreos 10:35-12:4Así
que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada.
Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la
voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy
poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo
vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero
nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse,
sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la
garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a
ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo
fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino
de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más
aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo,
pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto,
habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar
la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser
llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe
es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios
tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por
la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor
reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó
al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por
la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde
recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la
fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas
de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa,
porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es
arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad
y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos,
porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este
solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las
estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar.
Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas
prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran
extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente
dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado
pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido
oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor,
es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser
llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había
recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo
único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se
establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene
poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado,
recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a
Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob,
cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José,
y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de
su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio
instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién
nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron
que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la
fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del
faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los
efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del
Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la
mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle
miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo
al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre,
para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel.
Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando
los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las
murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su
alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los
desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a
decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté,
David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos,
hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones,
apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada;
sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y
pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la
resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a
golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los
pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e
incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la
mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para
allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades,
afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin
rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos
obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio
el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a
la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por
tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande
de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del
pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que
tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y
perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó
la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está
sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel
que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para
que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran
contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su
sangre.
Romanos 8:Por
lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a
Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha
liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo
liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios
envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de
pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así
condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas
demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la
naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a
la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza;
en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los
deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la
mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad
pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es
capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no
pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza
pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive
en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo.
Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del
pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la
justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los
muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los
muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su
Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una
obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa.
Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del
Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque
todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y
ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo,
sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba!
¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos
hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y
coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos
parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan
los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en
nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de
Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su
propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme
esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción
que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de
Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera
dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que
tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras
aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de
nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la
esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene?
Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos
nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a
ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por
nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que
examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el
Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios.
Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de
quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito.
Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser
transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito
entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los
que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los
glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte,
¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio
Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos
generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que
Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo
Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e
intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La
tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el
peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos
amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al
matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio
de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la
vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni
los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la
creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en
Cristo Jesús nuestro Señor.
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