02 July 2025

El 2 de julio Lectura Bíblica Diaria

Mensaje de la Cruz de Cristo Jesús-Capítulo-1

Sonidos del aire libre



El 2 de julio Lectura Bíblica Diaria:

Isaías 37 a 39:
37 Aconteció, pues, que cuando el rey Ezequías oyó esto, rasgó sus vestidos, y cubierto de cilicio vino a la casa de Jehová. Y envió a Eliaquim mayordomo, a Sebna escriba y a los ancianos de los sacerdotes, cubiertos de cilicio, al profeta Isaías hijo de Amoz. Los cuales le dijeron: Así ha dicho Ezequías: Día de angustia, de reprensión y de blasfemia es este día; porque los hijos han llegado hasta el punto de nacer, y la que da a luz no tiene fuerzas. Quizá oirá Jehová tu Dios las palabras del Rabsaces, al cual el rey de Asiria su señor envió para blasfemar al Dios vivo, y para vituperar con las palabras que oyó Jehová tu Dios; eleva, pues, oración tú por el remanente que aún ha quedado. Vinieron, pues, los siervos de Ezequías a Isaías. Y les dijo Isaías: Diréis así a vuestro señor: Así ha dicho Jehová: No temas por las palabras que has oído, con las cuales me han blasfemado los siervos del rey de Asiria. He aquí que yo pondré en él un espíritu, y oirá un rumor, y volverá a su tierra; y haré que en su tierra perezca a espada. Vuelto, pues, el Rabsaces, halló al rey de Asiria que combatía contra Libna; porque ya había oído que se había apartado de Laquis. Mas oyendo decir de Tirhaca rey de Etiopía: He aquí que ha salido para hacerte guerra; al oírlo, envió embajadores a Ezequías, diciendo: Así diréis a Ezequías rey de Judá: No te engañe tu Dios en quien tú confías, diciendo: Jerusalén no será entregada en mano del rey de Asiria. He aquí que tú oíste lo que han hecho los reyes de Asiria a todas las tierras, que las destruyeron; ¿y escaparás tú? ¿Acaso libraron sus dioses a las naciones que destruyeron mis antepasados, a Gozán, Harán, Resef y a los hijos de Edén que moraban en Telasar? ¿Dónde está el rey de Hamat, el rey de Arfad, y el rey de la ciudad de Sefarvaim, de Hena y de Iva? Y tomó Ezequías las cartas de mano de los embajadores, y las leyó; y subió a la casa de Jehová, y las extendió delante de Jehová. Entonces Ezequías oró a Jehová, diciendo: Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, que moras entre los querubines, solo tú eres Dios de todos los reinos de la tierra; tú hiciste los cielos y la tierra. Inclina, oh Jehová, tu oído, y oye; abre, oh Jehová, tus ojos, y mira; y oye todas las palabras de Senaquerib, que ha enviado a blasfemar al Dios viviente. Ciertamente, oh Jehová, los reyes de Asiria destruyeron todas las tierras y sus comarcas, y entregaron los dioses de ellos al fuego; porque no eran dioses, sino obra de manos de hombre, madera y piedra; por eso los destruyeron. Ahora pues, Jehová Dios nuestro, líbranos de su mano, para que todos los reinos de la tierra conozcan que solo tú eres Jehová. Entonces Isaías hijo de Amoz envió a decir a Ezequías: Así ha dicho Jehová Dios de Israel: Acerca de lo que me rogaste sobre Senaquerib rey de Asiria, estas son las palabras que Jehová habló contra él: La virgen hija de Sion te menosprecia, te escarnece; detrás de ti mueve su cabeza la hija de Jerusalén. ¿A quién vituperaste, y a quién blasfemaste? ¿Contra quién has alzado tu voz, y levantado tus ojos en alto? Contra el Santo de Israel. Por mano de tus siervos has vituperado al Señor, y dijiste: Con la multitud de mis carros subiré a las alturas de los montes, a las laderas del Líbano; cortaré sus altos cedros, sus cipreses escogidos; llegaré hasta sus más elevadas cumbres, al bosque de sus feraces campos. Yo cavé, y bebí las aguas, y con las pisadas de mis pies secaré todos los ríos de Egipto. ¿No has oído decir que desde tiempos antiguos yo lo hice, que desde los días de la antigüedad lo tengo ideado? Y ahora lo he hecho venir, y tú serás para reducir las ciudades fortificadas a montones de escombros. Sus moradores fueron de corto poder; fueron acobardados y confusos, fueron como hierba del campo y hortaliza verde, como heno de los terrados, que antes de sazón se seca. He conocido tu condición, tu salida y tu entrada, y tu furor contra mí. Porque contra mí te airaste, y tu arrogancia ha subido a mis oídos; pondré, pues, mi garfio en tu nariz, y mi freno en tus labios, y te haré volver por el camino por donde viniste. Y esto te será por señal: Comeréis este año lo que nace de suyo, y el año segundo lo que nace de suyo; y el año tercero sembraréis y segaréis, y plantaréis viñas, y comeréis su fruto. Y lo que hubiere quedado de la casa de Judá y lo que hubiere escapado, volverá a echar raíz abajo, y dará fruto arriba. Porque de Jerusalén saldrá un remanente, y del monte de Sion los que se salven. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto. Por tanto, así dice Jehová acerca del rey de Asiria: No entrará en esta ciudad, ni arrojará saeta en ella; no vendrá delante de ella con escudo, ni levantará contra ella baluarte. Por el camino que vino, volverá, y no entrará en esta ciudad, dice Jehová. Porque yo ampararé a esta ciudad para salvarla, por amor de mí mismo, y por amor de David mi siervo. Y salió el ángel de Jehová y mató a ciento ochenta y cinco mil en el campamento de los asirios; y cuando se levantaron por la mañana, he aquí que todo era cuerpos de muertos. Entonces Senaquerib rey de Asiria se fue, e hizo su morada en Nínive. Y aconteció que mientras adoraba en el templo de Nisroc su dios, sus hijos Adramelec y Sarezer le mataron a espada, y huyeron a la tierra de Ararat; y reinó en su lugar Esar-hadón su hijo. 38 En aquellos días Ezequías enfermó de muerte. Y vino a él el profeta Isaías hijo de Amoz, y le dijo: Jehová dice así: Ordena tu casa, porque morirás, y no vivirás. Entonces volvió Ezequías su rostro a la pared, e hizo oración a Jehová, y dijo: Oh Jehová, te ruego que te acuerdes ahora que he andado delante de ti en verdad y con íntegro corazón, y que he hecho lo que ha sido agradable delante de tus ojos. Y lloró Ezequías con gran lloro. Entonces vino palabra de Jehová a Isaías, diciendo: Ve y di a Ezequías: Jehová Dios de David tu padre dice así: He oído tu oración, y visto tus lágrimas; he aquí que yo añado a tus días quince años. Y te libraré a ti y a esta ciudad, de mano del rey de Asiria; y a esta ciudad ampararé. Y esto te será señal de parte de Jehová, que Jehová hará esto que ha dicho: He aquí yo haré volver la sombra por los grados que ha descendido con el sol, en el reloj de Acaz, diez grados atrás. Y volvió el sol diez grados atrás, por los cuales había ya descendido. Escritura de Ezequías rey de Judá, de cuando enfermó y sanó de su enfermedad: Yo dije: A la mitad de mis días iré a las puertas del Seol; privado soy del resto de mis años. Dije: No veré a JAH, a JAH en la tierra de los vivientes; ya no veré más hombre con los moradores del mundo. Mi morada ha sido movida y traspasada de mí, como tienda de pastor. Como tejedor corté mi vida; me cortará con la enfermedad; me consumirás entre el día y la noche. Contaba yo hasta la mañana. Como un león molió todos mis huesos; de la mañana a la noche me acabarás. Como la grulla y como la golondrina me quejaba; gemía como la paloma; alzaba en alto mis ojos. Jehová, violencia padezco; fortaléceme. ¿Qué diré? El que me lo dijo, él mismo lo ha hecho. Andaré humildemente todos mis años, a causa de aquella amargura de mi alma. Oh Señor, por todas estas cosas los hombres vivirán, y en todas ellas está la vida de mi espíritu; pues tú me restablecerás, y harás que viva. He aquí, amargura grande me sobrevino en la paz, mas a ti agradó librar mi vida del hoyo de corrupción; porque echaste tras tus espaldas todos mis pecados. Porque el Seol no te exaltará, ni te alabará la muerte; ni los que descienden al sepulcro esperarán tu verdad. El que vive, el que vive, este te dará alabanza, como yo hoy; el padre hará notoria tu verdad a los hijos. Jehová me salvará; por tanto cantaremos nuestros cánticos en la casa de Jehová todos los días de nuestra vida. Y había dicho Isaías: Tomen masa de higos, y pónganla en la llaga, y sanará. Había asimismo dicho Ezequías: ¿Qué señal tendré de que subiré a la casa de Jehová? 39 “En aquel tiempo Merodac-baladán hijo de Baladán, rey de Babilonia, envió cartas y presentes a Ezequías; porque supo que había estado enfermo, y que había convalecido. Y se regocijó con ellos Ezequías, y les mostró la casa de su tesoro, plata y oro, especias, ungüentos preciosos, toda su casa de armas, y todo lo que se hallaba en sus tesoros; no hubo cosa en su casa y en todos sus dominios, que Ezequías no les mostrase. Entonces el profeta Isaías vino al rey Ezequías, y le dijo: ¿Qué dicen estos hombres, y de dónde han venido a ti? Y Ezequías respondió: De tierra muy lejana han venido a mí, de Babilonia. Dijo entonces: ¿Qué han visto en tu casa? Y dijo Ezequías: Todo lo que hay en mi casa han visto, y ninguna cosa hay en mis tesoros que no les haya mostrado. Entonces dijo Isaías a Ezequías: Oye palabra de Jehová de los ejércitos: He aquí vienen días en que será llevado a Babilonia todo lo que hay en tu casa, y lo que tus padres han atesorado hasta hoy; ninguna cosa quedará, dice Jehová. De tus hijos que saldrán de ti, y que habrás engendrado, tomarán, y serán eunucos en el palacio del rey de Babilonia. Y dijo Ezequías a Isaías: La palabra de Jehová que has hablado es buena. Y añadió: A lo menos, haya paz y seguridad en mis días.”
 
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Salmo 150:
¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor! Alaben a Dios en su santuario, alábenlo en su poderoso firmamento. Alábenlo por sus proezas, alábenlo por su inmensa grandeza. Alábenlo con sonido de trompeta, alábenlo con el arpa y la lira. Alábenlo con panderos y danzas, alábenlo con cuerdas y flautas. Alábenlo con címbalos sonoros, alábenlo con címbalos resonantes. ¡Que todo lo que respira alabe al Señor! ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!

Proverbios 19:

Más vale pobre e intachable que necio y embustero. El afán sin conocimiento no vale nada; mucho yerra quien mucho corre. La necedad del hombre le hace perder el rumbo, y para colmo se irrita contra el Señor. Con las riquezas aumentan los amigos, pero al pobre hasta su amigo lo abandona. El testigo falso no quedará sin castigo; el que esparce mentiras no saldrá bien librado. Muchos buscan congraciarse con los poderosos; todos son amigos de quienes reparten regalos. Si al pobre lo aborrecen sus parientes, con más razón lo evitan sus amigos. Aunque los busca suplicante, por ninguna parte los encuentra. El que adquiere cordura a sí mismo se ama, y el que retiene el discernimiento prospera. El testigo falso no quedará sin castigo; el que difunde mentiras perecerá. No va bien con el necio vivir entre lujos, y menos con el esclavo gobernar a los príncipes. El buen juicio hace al hombre paciente; su gloria es pasar por alto la ofensa. Rugido de león es la ira del rey; su favor es como rocío sobre el pasto. El hijo necio es la ruina del padre; la mujer pendenciera es gotera constante. La casa y el dinero se heredan de los padres, pero la esposa inteligente es un don del Señor. La pereza conduce al sueño profundo; el holgazán pasará hambre. El que cumple el mandamiento cumple consigo mismo; el que descuida su conducta morirá. Servir al pobre es hacerle un préstamo al Señor; Dios pagará esas buenas acciones. Corrige a tu hijo mientras aún hay esperanza; no te hagas cómplice de su muerte. El iracundo tendrá que afrontar el castigo; el que intente disuadirlo aumentará su enojo.  Atiende al consejo y acepta la corrección, y llegarás a ser sabio. El corazón humano genera muchos proyectos, pero al final prevalecen los designios del Señor. De todo hombre se espera lealtad. Más vale ser pobre que mentiroso. El temor del Señor conduce a la vida; da un sueño tranquilo y evita los problemas. El perezoso mete la mano en el plato, pero es incapaz de llevarse el bocado a la boca. Golpea al insolente, y se hará prudente el inexperto; reprende al entendido, y ganará en conocimiento. El que roba a su padre y echa a la calle a su madre es un hijo infame y sinvergüenza. Hijo mío, si dejas de atender a la corrección, te apartarás de las palabras del saber. El testigo corrupto se burla de la justicia, y la boca del malvado engulle maldad. El castigo se dispuso para los insolentes, y los azotes para la espalda de los necios.


El Libro de Lucas Capítulo 19 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:



EL SANTO EVANGELIO SEGÚN
SAN LUCAS




CAPÍTULO 19
(33 d.C.)
ZAQUEO




Y habiendo entrado Jesús iba pasando por Jericó (Él siempre dejaba un lugar en mejores condiciones de como lo encontró).
2 Y, he aquí, un varón llamado Zaqueo, el cual era el principal de los Publicanos (recaudador de impuestos), y era rico (encontramos que el mendigo ciego es preferido, ya que fue sanado antes que el recaudador rico; él estaba por último pero puesto primero; se le mandó "levántate," pero a Zaqueo "desciende"; así, el rico y el pobre se encuentran en el mismo nivel como pecadores ante Dios).
3 Y procuraba ver a Jesús quien fuese (como Bartimeo, él procuraba ver a Jesús; también como Bartimeo, él carecía de algo porque el dinero nunca satisface la sed espiritual del corazón humano); más no podía a causa de la multitud (la gran multitud de gente), porque era pequeño de estatura (quiere decir que él era bajo en estatura que la mayoría de los demás hombres).
4 Y corriendo delante (averiguó la dirección donde Jesús iba, y procuró encontrar una posición ventajosa, que así hizo), se subió a un árbol sicómoro para verle: porque había de pasar por allí (una declaración de proporción monumental).
5 Y cuando vino a aquel lugar Jesús, mirando hacia arriba, le vio (todo fue orquestado por el Espíritu Santo; un corazón sediento, buscador, siempre encontrará al Señor), y le dijo, Zaqueo, date prisa, desciende; porque hoy es necesario que Yo Me aloje en tu casa (declara la Deidad y Realeza de Jesús, aunque casi no se usa; Él no pedía el alojamiento, pero como Rey inspiraba esa posición; la Salvación de Zaqueo es una de las más asombrosas en los Evangelios; era personal: "Zaqueo"; este llamado era urgente: "date prisa"; era humillante: "desciende"; era inmediato: "hoy"; era perdurable: "que Yo Me aloje"; era social: "en tu casa").
6 Entonces él descendió aprisa, y Le recibió gozoso (el efecto moral de la conversión fue visto en cómo Zaqueo tomaba su lugar junto a Jesús en público).
7 Y viendo esto (la multitud), todos murmuraban (la murmuración siempre es un pecado), diciendo, Que había entrado a alojarse con un hombre pecador (Jesús nunca se congraciaba al capricho público, ni a la opinión predominante, ni a la sabiduría convencional).
8 Entonces Zaqueo puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes  doy a los pobres (a diferencia del joven noble rico, él inmediatamente se ofreció a dar  sus bienes); y si en algo he defraudado alguno, se lo devuelvo cuatro veces esa cantidad (la ley Romana requería una restitución cuádruple, pero la ley Levítica sólo exigía el principal y añadir una quinta parte [Núm. 5:7]; pero él se impuso la medida severa de Éxodo 22:1; así que él se juzgó, y el verdadero Arrepentimiento obra de acuerdo).
9 Y Jesús le dijo, Hoy ha venido la Salvación a esta casa (Jesús es la respuesta a todos los problemas), por cuanto él también es hijo de Abraham (Jesús está diciendo que Zaqueo tiene tanto derecho a la Salvación como cualquier otra persona en Israel; porque él era un recaudador de impuestos, el liderazgo religioso lo excluía, pero el Señor no hizo eso; debiéramos pensar en esta declaración con mucho cuidado).
10 Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido (la "búsqueda de los perdidos," al menos de parte de Dios, indica mucho más que una mera búsqueda, sino más bien una participación sumamente activa; tanto en realidad, que llevó a Cristo a la Cruz).
LAS DIEZ LIBRAS
11 Y oyendo ellos estas cosas, prosiguió Jesús y dijo una Parábola, por cuanto estaba cerca de Jerusalén, y porque pensaban que luego había de ser manifestado el Reino de Dios (Su llegada a Jerusalén, y los acontecimientos recientes con Bartimeo y Zaqueo, es probable que exacerbó los sentimientos de las personas; no se dieron cuenta que Él estaba en Camino para ser Crucificado; pensaron que Él estaba por subir  al Trono).
12 Dijo pues, Un Hombre Noble partió a una provincia lejos, para tomar para Sí un Reino, y volver (¡éste era Jesús Mismo!).
13 Mas llamados a diez siervos Suyos (el número "diez" en la ideología Judía corresponde a un número indefinido y, por lo tanto, incluye a todos quienes Lo seguirían), les dio diez libras (aproximadamente 5.000 dólares por cada libra en la moneda de hoy día), y les dijo, Ocupad entre tanto que Yo vengo (se refiere al cumplimiento de aquella responsabilidad de parte de cada persona, hasta que el Señor regrese).
14 Empero Sus ciudadanos Le aborrecían (se refiere a los Judíos en Su Primera Venida), y enviaron tras de Él una delegación con un mensaje, diciendo, No queremos que Éste reine sobre nosotros.
15 Y aconteció, que vuelto Él (se refiere a la Segunda Venida), habiendo tomado el Reino (Apoc. 11:15), mandó llamar a Sí a aquellos siervos a los cuales había dado el dinero, para saber lo que había negociado cada uno (corresponde al Tribunal de Cristo, que ocurrirá inmediatamente antes de la Segunda Venida; pero la acción de este Juicio no será realizado hasta la Edad del Reino, que comenzará con la Segunda Venida).
16 Y vino el primero, diciendo, Señor, Tu libra ha ganado diez libras (aproximadamente 50.000 dólares en la moneda estadounidense de hoy día).
17 Y Él le dice, Está bien, buen siervo: pues que en lo poco has sido fiel (la "fidelidad," o la falta de la misma, constituye la base de todo el juicio), tendrás potestad sobre diez ciudades (algunos han afirmado que esto corresponde a la Edad del Reino venidero, dándole a los Creyentes el dominio sobre ciertas ciudades; sin embargo, al tomar en cuenta a todos los Creyentes, no hay tantas ciudades en el mundo; por lo tanto, la declaración tiene que ver con la categoría de recompensa).
18 Y vino otro, diciendo, Señor, Tu libra ha hecho cinco libras.
19 Y también a éste dijo, Tú también sé sobre cinco ciudades.
20 Y vino otro, diciendo, Señor, he aquí, Tu libra, la cual he tenido guardada en un pañuelo (representa a aquel que no hizo nada):
21 Porque tuve miedo de Ti, que eres hombre exigente (falso): tomas lo que no pusiste, y siegas lo que no sembraste (todo esto es falso).
22 Entonces Él (Jesús) le dijo, Mal siervo, de tu boca te juzgo (no parece indicar un pecado grave, pero parece haber sido culpable de la apatía espiritual, que caracteriza a tantos Cristianos). Sabías que Yo era hombre exigente (en otras palabras, si usted realmente cree esto), que tomo lo que no puse, y que siego lo que no sembré:
23 ¿Por qué, no diste Mi dinero al banco, y Yo viniendo lo recibiera con interés? (Con los intereses.)
24 Y dijo a los que estaban presentes, Quitadle la libra, y dadla al que tiene las diez libras (él no fue juzgado por lo que hizo, sino por lo que no hizo).
25 (Y ellos le dijeron, Señor, tiene diez libras.) (La gente dijo esto porque estaban pasmados porque le quitó la libra al hombre para dársela al que ya tenía diez libras.)
26 Pues, yo os digo, Que a cualquiera que tuviere le será dado; más al que no tuviere,   aun lo que tiene le será quitado (es la "Ley de Rendimientos Decrecientes"; la luz que se le da a alguien y luego la rechaza es causante de no sólo perder lo que podría haber tenido, sino hasta lo que actualmente tiene; significa que si el Mensaje de la Cruz es oído y rechazado, estas personas no sólo perderán lo que ellos podrían haber tenido, sino que perderán lo poco que tenían antes, que se traduce en ruina espiritual).
27 Mas también a aquellos Mis enemigos, que no querían que Yo reinase sobre ellos, traedlos acá, y degolladlos delante de Mí (corresponde a todos quienes caen en esta categoría, incluso la totalidad de la Tierra, y para siempre; esto ocurrirá en "el Juicio del Gran Trono Blanco" [Apoc. 20:11-15]).
LA ENTRADA TRIUNFAL
28 Y dicho esto, iba delante, subiendo a Jerusalén (está literalmente correcto, porque Jerusalén está aproximadamente 1.066 metros [3.500 pies] más alto en elevación que Jericó).
29 Y aconteció, que llegando cerca de Betfagé y de Betania, al Monte que se llama de los Olivos (los suburbios de Jerusalén), envió dos de Sus Discípulos (la identidad de esos dos no se conoce bien, pero se cree que eran Pedro y Juan),
30 Diciendo, Id a la aldea de enfrente (era Betania o Betfagé); en la cual cuando entréis, hallaréis un pollino atado, en él que ningún hombre se ha sentado jamás: desatadlo, y traedlo (declara que la Entrada Triunfal ya estaba por comenzar, como lo predijo el Profeta Zacarías [Zac. 9:9]).
31 Y si alguien os preguntare, ¿por qué lo desatáis? (Describe que no hubo preparación de antemano para pedir prestado el animal. ¿Por qué? Jesús como Rey, porque era lo que Él representaba en ese momento, no tiene y, de hecho, ni necesita pedir permiso. Él es Soberano.) Le responderéis así, Porque el Señor lo necesita.
32 Y fueron los que habían sido enviados, y hallaron como les dijo (¡siempre será el caso!).
33 Y desatando ellos el pollino, sus dueños les dijeron, ¿Por qué desatáis el pollino?
34 Y ellos dijeron, Porque el Señor lo necesita (desde luego los dueños consintieron inmediatamente; qué privilegio fue para ellos proporcionar el animal – en realidad eran dos animales – usados por el Señor en ese momento).
35 Y lo trajeron (el animal) a Jesús: y habiendo echado sus vestidos sobre el pollino (prepararon una especie de montura), pusieron a Jesús encima.
36 Y yendo Él, tendían sus capas por el camino (tiene que ver con el gran número de peregrinos que habían llegado de todas partes de Israel para la Pascua; había mucha gente en este camino).
37 Y cuando llegasen ya cerca, de la bajada del Monte de los Olivos, toda la multitud de los Discípulos (todos los seguidores de Cristo, no solamente los Doce), gozándose, comenzaron a alabar a Dios a gran voz por todas las maravillas que habían visto;
38 Diciendo, ¡Bendito el Rey Que viene en el Nombre del Señor (la Profecía de Zacarías exigía esta presentación pública de Jesús como el Rey de Israel, aunque Él sería rechazado): paz en el Cielo, y Gloria en las Alturas! (Estas frases son de gran magnitud; Jesús habría de sufrir y morir en unas cuantas horas; lo que traería paz al Cielo así como en la Tierra; Él derrotó totalmente a Satanás, que fue lo que hizo posible que todas las cosas sean reconciliadas en el Cielo y en la Tierra; todavía no está terminado, pero a raíz de la Cruz, será terminado de seguro [Col. 2:14-17; Heb. 2:14-15].)
39 Entonces algunos de los Fariseos de la compañía Le dijeron, Maestro, reprende a Tus Discípulos (Satanás hará todo en su poder para impedir a la gente que alabe al Señor, él usará principalmente a la Iglesia para llevar a cabo sus siniestros propósitos).
40 Y Él respondiendo les dijo, Os digo que, si éstos callaren, las piedras clamarán (Dios  exige alabanza y, sin duda alguna, los Verdaderos Cristianos Lo alabarán; esto le expone al mundo de los espíritus de que el Plan de Dios tendrá éxito y que Satanás será derrotado).
JERUSALÉN
41 Y cuando llegó cerca, viendo Él la ciudad (Jerusalén, durante ese tiempo, fue una ciudad de hermosura sin igual; el Templo era de destello blanco, y uno de los edificios más hermosos en todo el mundo), lloró sobre ella (se refiere a sollozos y llantos fuertes, lamentaciones, hasta gemidos; ¿cuál debió haber sido la reacción de la gente al verle hacer esto?),
42 Diciendo, ¡Oh, si también tú conocieses, a lo menos en este tu día, lo que toca a tu paz! (Lo que Israel hubiera disfrutado, si solamente hubiera obedecido la Palabra de Dios.) Mas ahora está encubierto de tus ojos (se refiere a la ceguera voluntariosa, que resultó en ceguera judicial; entonces el Liderazgo de Dios será entregado a los Gentiles).
43 Porque vendrán días sobre ti, que tus enemigos te cercarán con baluarte (fue cumplido en su totalidad en el año 70 d.C.), y te pondrán cerco, y de todas partes te pondrán en estrecho (los Romanos circundaron a Jerusalén con una muralla de piedra, haciéndolo imposible de escapar),
44 Y te derribarán a tierra (el General Romano Tito, con la Décima Legión, redujo la ciudad a escombros), y a tus hijos dentro de ti (referente al sitio, mataron a más de un millón de personas, miles y miles fueron vendidos como esclavos); y no dejarán sobre ti piedra sobre piedra (tiene que ver con el Templo, y fue totalmente cumplido; cada piedra fue removida y un arado surcó la tierra en el lugar donde estuvo el Templo, cumpliendo Miqueas 3:12); por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación (se refiere a la Vida y Ministerio de Jesús, lo que constituyó la mayor visitación jamás experimentada por alguien).
EL TEMPLO
45 Y entrando en el Templo (en realidad se refiere al día siguiente), comenzó a echar fuera a todos los que vendían y compraban en el (es muy probable que ocurrió en el Atrio de los Gentiles).
46 Diciéndoles, Escrito está (Isa. 56:7), Mi Casa, Casa de Oración es: mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones (Satanás había hecho esto a través de los líderes religiosos).
47 Y Él enseñaba cada día en el Templo (sucedió aproximadamente a los cinco días antes de su arresto y juicio en el día sexto). Mas los Principales Sacerdotes, y los Escribas, y los Principales del pueblo procuraban matarle (tiene que ver, como es obvio, con la jerarquía religiosa de Israel; pero no importa cuán poderosa fuera la jerarquía, oponerse a Dios es una lucha que no se puede ganar; solamente lograrán en destruirse a ellos mismos),
48 Y no hallaban que hacerle (no podían encontrar una manera de destruirle): porque todo el pueblo estaba suspenso oyéndole (por lo tanto, todo lo que ellos tenían que hacer no podían hacerlo a la vista del público, sino tenían que hacerlo en secreto, lo que así hicieron de todos modos).


Primera Corintios Capítulo 13:


Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.


Hebreos 10:35-12:4

Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta  en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté,  David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.

Romanos 8:

Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los   muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

01 July 2025

El 1 de julio Lectura Bíblica Diaria

Mensaje de la Cruz de Cristo Jesús-Capítulo-1

Sonidos del aire libre


El 1 de julio Lectura Bíblica Diaria:

Isaías 34 a 36:
34 Acercaos, naciones, juntaos para oír; y vosotros, pueblos, escuchad. Oiga la tierra y cuanto hay en ella, el mundo y todo lo que produce. Porque Jehová está airado contra todas las naciones, e indignado contra todo el ejército de ellas; las destruirá y las entregará al matadero. Y los muertos de ellas serán arrojados, y de sus cadáveres se levantará hedor; y los montes se disolverán por la sangre de ellos. Y todo el ejército de los cielos se disolverá, y se enrollarán los cielos como un libro; y caerá todo su ejército, como se cae la hoja de la parra, y como se cae la de la higuera. Porque en los cielos se embriagará mi espada; he aquí que descenderá sobre Edom en juicio, y sobre el pueblo de mi anatema. Llena está de sangre la espada de Jehová, engrasada está de grosura, de sangre de corderos y de machos cabríos, de grosura de riñones de carneros; porque Jehová tiene sacrificios en Bosra, y grande matanza en tierra de Edom. Y con ellos caerán búfalos, y toros con becerros; y su tierra se embriagará de sangre, y su polvo se engrasará de grosura. Porque es día de venganza de Jehová, año de retribuciones en el pleito de Sion. Y sus arroyos se convertirán en brea, y su polvo en azufre, y su tierra en brea ardiente. No se apagará de noche ni de día, perpetuamente subirá su humo; de generación en generación será asolada, nunca jamás pasará nadie por ella. Se adueñarán de ella el pelícano y el erizo, la lechuza y el cuervo morarán en ella; y se extenderá sobre ella cordel de destrucción, y niveles de asolamiento. Llamarán a sus príncipes, príncipes sin reino; y todos sus grandes serán nada. En sus alcázares crecerán espinos, y ortigas y cardos en sus fortalezas; y serán morada de chacales, y patio para los pollos de los avestruces. Las fieras del desierto se encontrarán con las hienas, y la cabra salvaje gritará a su compañero; la lechuza también tendrá allí morada, y hallará para sí reposo. Allí anidará el búho, pondrá sus huevos, y sacará sus pollos, y los juntará debajo de sus alas; también se juntarán allí buitres, cada uno con su compañera. Inquirid en el libro de Jehová, y leed si faltó alguno de ellos; ninguno faltó con su compañera; porque su boca mandó, y los reunió su mismo Espíritu. Y él les echó suertes, y su mano les repartió con cordel; para siempre la tendrán por heredad; de generación en generación morarán allí.”
‭‭35 “Se alegrarán el desierto y la soledad; el yermo se gozará y florecerá como la rosa. Florecerá profusamente, y también se alegrará y cantará con júbilo; la gloria del Líbano le será dada, la hermosura del Carmelo y de Sarón. Ellos verán la gloria de Jehová, la hermosura del Dios nuestro. Decid a los de corazón apocado: Esforzaos, no temáis; he aquí que vuestro Dios viene con retribución, con pago; Dios mismo vendrá, y os salvará. Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos de los sordos se abrirán. Entonces el cojo saltará como un ciervo, y cantará la lengua del mudo; porque aguas serán cavadas en el desierto, y torrentes en la soledad. El lugar seco se convertirá en estanque, y el sequedal en manaderos de aguas; en la morada de chacales, en su guarida, será lugar de cañas y juncos. Y habrá allí calzada y camino, y será llamado Camino de Santidad; no pasará inmundo por él, sino que él mismo estará con ellos; el que anduviere en este camino, por torpe que sea, no se extraviará. No habrá allí león, ni fiera subirá por él, ni allí se hallará, para que caminen los redimidos. Y los redimidos de Jehová volverán, y vendrán a Sion con alegría; y gozo perpetuo será sobre sus cabezas; y tendrán gozo y alegría, y huirán la tristeza y el gemido. 36 Aconteció en el año catorce del rey Ezequías, que Senaquerib rey de Asiria subió contra todas las ciudades fortificadas de Judá, y las tomó. Y el rey de Asiria envió al Rabsaces con un gran ejército desde Laquis a Jerusalén contra el rey Ezequías; y acampó junto al acueducto del estanque de arriba, en el camino de la heredad del Lavador. Y salió a él Eliaquim hijo de Hilcías, mayordomo, y Sebna, escriba, y Joa hijo de Asaf, canciller, a los cuales dijo el Rabsaces: Decid ahora a Ezequías: El gran rey, el rey de Asiria, dice así: ¿Qué confianza es esta en que te apoyas? Yo digo que el consejo y poderío para la guerra, de que tú hablas, no son más que palabras vacías. Ahora bien, ¿en quién confías para que te rebeles contra mí? He aquí que confías en este báculo de caña frágil, en Egipto, en el cual si alguien se apoyare, se le entrará por la mano, y la atravesará. Tal es Faraón rey de Egipto para con todos los que en él confían. Y si me decís: En Jehová nuestro Dios confiamos; ¿no es este aquel cuyos lugares altos y cuyos altares hizo quitar Ezequías, y dijo a Judá y a Jerusalén: Delante de este altar adoraréis? Ahora, pues, yo te ruego que des rehenes al rey de Asiria mi señor, y yo te daré dos mil caballos, si tú puedes dar jinetes que cabalguen sobre ellos. ¿Cómo, pues, podrás resistir a un capitán, al menor de los siervos de mi señor, aunque estés confiado en Egipto con sus carros y su gente de a caballo? ¿Acaso vine yo ahora a esta tierra para destruirla sin Jehová? Jehová me dijo: Sube a esta tierra y destrúyela. Entonces dijeron Eliaquim, Sebna y Joa al Rabsaces: Te rogamos que hables a tus siervos en arameo, porque nosotros lo entendemos; y no hables con nosotros en lengua de Judá, porque lo oye el pueblo que está sobre el muro. Y dijo el Rabsaces: ¿Acaso me envió mi señor a que dijese estas palabras a ti y a tu señor, y no a los hombres que están sobre el muro, expuestos a comer su estiércol y beber su orina con vosotros? Entonces el Rabsaces se puso en pie y gritó a gran voz en lengua de Judá, diciendo: Oíd las palabras del gran rey, el rey de Asiria. El rey dice así: No os engañe Ezequías, porque no os podrá librar. Ni os haga Ezequías confiar en Jehová, diciendo: Ciertamente Jehová nos librará; no será entregada esta ciudad en manos del rey de Asiria. No escuchéis a Ezequías, porque así dice el rey de Asiria: Haced conmigo paz, y salid a mí; y coma cada uno de su viña, y cada uno de su higuera, y beba cada cual las aguas de su pozo, hasta que yo venga y os lleve a una tierra como la vuestra, tierra de grano y de vino, tierra de pan y de viñas. Mirad que no os engañe Ezequías diciendo: Jehová nos librará. ¿Acaso libraron los dioses de las naciones cada uno su tierra de la mano del rey de Asiria? ¿Dónde está el dios de Hamat y de Arfad? ¿Dónde está el dios de Sefarvaim? ¿Libraron a Samaria de mi mano? ¿Qué dios hay entre los dioses de estas tierras que haya librado su tierra de mi mano, para que Jehová libre de mi mano a Jerusalén? Pero ellos callaron, y no le respondieron palabra; porque el rey así lo había mandado, diciendo: No le respondáis. Entonces Eliaquim hijo de Hilcías, mayordomo, y Sebna escriba, y Joa hijo de Asaf, canciller, vinieron a Ezequías, rasgados sus vestidos, y le contaron las palabras del Rabsaces.”

Salmo 149:
¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor! Canten al Señor un cántico nuevo, alábenlo en la comunidad de los fieles. Que se alegre Israel por su creador; que se regocijen los hijos de Sión por su rey. Que alaben su nombre con danzas; que le canten salmos al son de la lira y el pandero. Porque el Señor se complace en su pueblo; a los humildes concede el honor de la victoria. Que se alegren los fieles por su triunfo; que aun en sus camas griten de júbilo. Que broten de su garganta alabanzas a Dios, y haya en sus manos una espada de dos filos para que tomen venganza de las naciones y castiguen a los pueblos; para que sujeten a sus reyes con cadenas, a sus nobles con grilletes de hierro; para que se cumpla en ellos la sentencia escrita. ¡Ésta será la gloria de todos sus fieles! ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!

Proverbios 18:

El egoísta busca su propio bien; contra todo sano juicio se rebela. Al necio no le complace el discernimiento; tan sólo hace alarde de su propia opinión. Con la maldad, viene el desprecio, y con la vergüenza llega el oprobio. Las palabras del hombre son aguas profundas, arroyo de aguas vivas, fuente de sabiduría. No está bien declarar inocente al malvado y dejar de lado los derechos del justo. Los labios del necio son causa de contienda; su boca incita a la riña. La boca del necio es su perdición; sus labios son para él una trampa mortal. Los chismes son deliciosos manjares; penetran hasta lo más íntimo del ser. El que es negligente en su trabajo confraterniza con el que es destructivo. Torre inexpugnable es el nombre del Señor; a ella corren los justos y se ponen a salvo. Ciudad amurallada es la riqueza para el rico, y éste cree que sus muros son inexpugnables. Al fracaso lo precede la soberbia humana; a los honores los precede la humildad. Es necio y vergonzoso responder antes de escuchar. En la enfermedad, el ánimo levanta al enfermo; ¿pero quién podrá levantar al abatido? El corazón prudente adquiere conocimiento; los oídos de los sabios procuran hallarlo. Con regalos se abren todas las puertas y se llega a la presencia de gente importante. El primero en presentar su caso parece inocente, hasta que llega la otra parte y lo refuta. El echar suertes pone fin a los litigios y decide entre las partes en pugna. Más resiste el hermano ofendido que una ciudad amurallada; los litigios son como cerrojos de ciudadela. Cada uno se llena con lo que dice y se sacia con lo que habla. En la lengua hay poder de vida y muerte; quienes la aman comerán de su fruto. Quien halla esposa halla la felicidad: muestras de su favor le ha dado el Señor. El pobre habla en tono suplicante; el rico responde con aspereza. Hay amigos que llevan a la ruina, y hay amigos más fieles que un hermano.


El Libro de Lucas Capítulo 18 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:




EL SANTO EVANGELIO SEGÚN
SAN LUCAS




CAPÍTULO 18
(33 d.C.)
LA ORACIÓN PERSEVERANTE



Y les propuso Él también una Parábola, sobre la necesidad que siempre deben orar (sin una vida de oración apropiada, la Fe no puede ser ejercitada, independientemente de cuánto lo afirman algunos) y no desmayar (no se desanime; crea y siga en oración);
2 Diciendo, Había un juez en una ciudad, el cual ni temía a Dios, ni respetaba a hombre (pero, sin embargo, una pobre viuda, sin tener influencia, pudo someter al juez a su voluntad):
3 Había también en aquella ciudad una viuda; la cual venía a él diciendo, Hazme justicia de mi adversario (hágame justicia).
4 Pero él no quiso por algún tiempo (al principio, él no le prestó atención): mas después de esto dijo dentro de sí, Aunque ni temo a Dios, ni tengo respeto a hombre;
5 Todavía, porque esta viuda me es molesta, le haré justicia, no sea que por venir continuamente, me acabe la paciencia (quiere decir que cada vez que el juez alzaba la cabeza, allí estaba ella, ¡y le concedió todo lo que ella le pidió!).
6 Y dijo el Señor, Oíd lo que dice el juez injusto (si ese juez pudo escuchar la petición de una suplicante a quien él no tenía ningún interés, ¿acaso no escuchará Dios la oración repetida de alguien que Él ama con un amor profundo y perdurable?).
7 ¿Y Dios no hará justicia a Sus escogidos (especialmente al considerar que Dios no es injusto, como era ese juez), que claman a Él día y noche (sigan en oración), se tardará Él mucho en responderles? (Aunque el juez se demoró debido a su egoísta indiferencia, Dios a veces se demora debido a un propósito omnisciente, depende en lo que se pidió, y si tiene Fe o no.)
8 Os digo que los defenderá rápidamente (es la certeza que Dios contestará la oración, y en comparación con el hombre, Él contestará "rápidamente"). Empero cuando el Hijo del Hombre viniere, ¿hallará Fe en la Tierra? (Al tomar en cuenta que la Iglesia ha sido quitada del mundo, en la Segunda Venida no habrá mucha Fe en el mundo; sin embargo, esto no se detendrá ni impedirá la Segunda Venida.)
EL FARISEO Y EL PUBLICANO
9 Y dijo también a ciertos que confiaban en sí (auto-justificados, auto-suficientes) como justos, y menospreciaban a los otros (la maldición inseparable de la auto-justicia es el desprecio a los demás), esta Parábola:
10 Dos hombres subieron al Templo a orar (sólo a uno oiría Dios, quien probablemente sería lo contrario de lo que la mayoría de los hombres elegirían); el uno Fariseo (un fundamentalista, que afirmaba creer toda la Biblia), y el otro Publicano (un recaudador de impuestos, al cual Israel lo consideraba como traidores y, por eso, no merecían la Salvación).
11 El Fariseo en pie oraba consigo de esta manera (quiere decir que su Oración no iba más allá de sí mismo; aunque fuera dirigida hacia Dios, no fue oída por Dios), Dios, Te doy gracias, que no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este Publicano (él se colocaba en un nivel mucho más alto que el Publicano; realmente no le pidió nada al Señor, y exactamente es lo que recibió; por lo que a él se refería, lo tenía todo, "no tengo necesidad de ninguna cosa" [Apoc. 3:17]).
12 Ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que poseo (el Versículo 11 describe la justicia relativa y este Versículo describe las obras de justicia, ambas rechazadas por el Señor).
13 Mas el Publicano, estando lejos (quiere decir que tuvo reparos en acercarse al Templo como no lo tuvo el Fariseo), no quería ni aun alzar los ojos al Cielo (se refiere a que se dio cuenta y confesó cuán inmundo realmente era), sino que se daba golpes en su pecho, diciendo, Dios sé propicio a mí pecador (al instante trajo resultados porque la súplica se basaba en la Expiación y no en la auto-justicia; cada tarde a las 3:00 de la tarde se ofrecía el Cordero como propiciación por los pecados de ese día; el Publicano imploraba perdón y aceptación a causa del mérito de aquella sangre expiatoria; esto presagió la Muerte Expiatoria del Cordero de Dios, Quien era en Sí Mismo la Propiciación, es decir, el "Propiciatorio").
14 Os digo, que éste descendió a su casa justificado (declarado un hombre justo; no hay distintos grados en la Justificación; ¡es justificado totalmente, o no es justificado en absoluto!) más bien que el otro (el Fariseo que dependió en su auto-justicia no fue justificado y, por lo tanto, perdido): porque cualquiera que se ensalza, será humillado (rechazado); y él que se humilla, será ensalzado (declara la base para la aceptación por Dios).
NIÑOS PEQUEÑOS
15 Y traían a él los niños para que los tocase: mas viéndolo los Discípulos, les reprendían (erróneamente pensaban que Jesús no debería molestarse con eso).
16 Mas Jesús llamándolos (llamaba a los padres con sus niños), dijo, Dejad a los niños venir a Mí, y no los impidáis: porque de los tales es el Reino de Dios (Jesús ofrece un ejemplo práctico; un niño pequeño completamente depende de sus padres o sus tutores; igualmente, debemos depender totalmente del Señor en la misma manera).
17 De cierto os digo, Que cualquiera que no recibiere el Reino de Dios como un niño, no entrará en él (el mayor obstáculo para entrar al "Reino de Dios" es que muchos se niegan a humillarse delante de Dios; es el factor del orgullo, que es lo contrario de niños pequeños).
EL JOVEN NOBLE RICO
18 Y Le preguntó un cierto principal, diciendo, Maestro bueno, ¿qué haré para poseer la Vida Eterna? (En vista de que esto se detalla tres veces [Mat. 19:16; Marc. 10:17; Luc. 18:18] nos enseña que el Espíritu Santo anhela que se preste atención al mensaje. En primer lugar, la Vida Eterna no puede ser heredada, es un regalo gratis de Dios a base de la Fe en Cristo y Su Obra Expiatoria.)
19 Y Jesús le dijo, ¿Por qué Me llamas bueno? (Él realmente no concluyó que Jesús era el Mesías, que es lo que la palabra "bueno" denota.) ninguno hay bueno, sino Sólo Dios (esto destruyó el mito de su creencia; en realidad, él se creyó "bueno").
20 Los Mandamientos sabes, No adulterarás, No matarás, No hurtarás, No dirás falso testimonio, Honra a tu padre y a tu madre (¿por qué tomó Jesús este método, sabiendo que nadie podría guardar todos los Mandamientos todo el tiempo? ¡Sólo Cristo pudo! Jesús se dirigió a él de esta manera a fin de mostrarle que su razón para la Salvación era errónea; si estas cosas fueron las que lo Salvaron, ¿por qué estaba él todavía inseguro?).
21 Y él dijo, Todas estas cosas he guardado desde mi juventud (él servía como su propio juez, que es siempre una seña de la auto-justicia; y aún así, como se registra en Marcos, Jesús "lo amó," denotando un sentimiento más allá del amor normal que Dios tiene para los hombres).
22 Y Jesús oído esto, le dijo, Aún te falta una cosa (precisamente Jesús da en el meollo de la cuestión): vende todo lo que tienes, y da a los pobres, y tendrás tesoro en el Cielo: y ven, sígueme (no tiene la intención esta declaración de Cristo de instituir un programa de caridad para los pobres; tan necesario como sea, no es el tema de esta conversación; las posesiones materiales de este hombre se pusieron entre él y la obediencia al Señor; en consecuencia eran un obstáculo, y cuales sean sus posesiones, él tenía que ponerlas a un lado; es decir, si deseaba la Vida Eterna).
23 Entonces él oídas estas cosas, se puso muy triste: porque era muy rico (manifiesta la actitud del corazón de millones de personas; quieren al Señor pero no desean pagar el precio que el Señor exige; aquel precio es abandonar todo en favor de Cristo).
ADVERTENCIA
24 Y viendo Jesús que se había entristecido mucho, dijo, ¡Cuán difícilmente entrarán en el Reino de Dios los que tienen riquezas! (Se produjo una conmoción entre Sus Discípulos, porque los Judíos de la época de Jesús creían que la riqueza significaba el favor de Dios.)
25 Porque más fácil es entrar un camello por el ojo de una aguja (significa una aguja literal), que para un rico entrar en el Reino de Dios (la riqueza no necesariamente es un mal; es la dependencia en estas cosas que constituye el mal).
26 Y los que lo oían dijeron, ¿Y quién podrá ser salvo? (Esta pregunta expresa el hecho de que su idea de la Salvación era una confusión total, aun como es en la actualidad.)
27 Y Él les dijo, Lo que es imposible para con los hombres, posible es para Dios (la Salvación en cualquier caso es imposible para el hombre; sin embargo, es posible con Dios, y Jesús es aquella Salvación).
CONSAGRACIÓN
28 Entonces Pedro dijo, He aquí, nosotros hemos dejado las posesiones nuestras, y te hemos seguido (la declaración de Pedro parece indicar que al principio cuando se propusieron seguir a Cristo, ellos pensaron que esto les conducirían a grandes riquezas terrenales; pero se dieron cuenta que malentendieron muchas cosas).
29 Y Él les dijo, De cierto os digo, Que nadie hay que haya dejado casa, o padres, o hermanos, o mujer, o hijos, por el Reino de Dios (Dios no le va a deber nada al hombre),
30 Que no haya de recibir mucho más (muchas veces más) en este tiempo (ante el Cielo), y en el siglo venidero la vida eterna (servir a Dios es lo más grandioso que una persona jamás podría hacer).
MUERTE Y RESURRECCIÓN
31 Y Jesús tomando a los Doce, les dijo, He aquí, subimos a Jerusalén (que Le llevará al final de Su Ministerio terrenal), y serán cumplidas todas las cosas que fueron escritas por los Profetas en relación con el Hijo del Hombre (corresponde a muchas cosas, pero sobre todo la Crucifixión).
32 Porque será entregado a los Gentiles (lo que sería hecho tendría que ser hecho por Roma, ya que los Judíos no tenían autoridad para crucificar a nadie), y será escarnecido, e injuriado, y escupido (¿cómo es posible que ellos pudieran odiarlo?).
33 Y después que Le azotarán (Le golpearán), Le matarán (la Crucifixión): más al tercer día resucitará (Su Resurrección).
34 Pero ellos nada de estas cosas entendían (Sus Palabras cayeron en saco roto): y esta palabra les era encubierta, y no entendían lo que se decía (la razón de esto era que ellos habían elaborado en sus mentes un Plan de Dios, que era lo contrario de la Palabra de Dios).
EL MENDIGO CIEGO
35 Y aconteció, que acercándose Él a Jericó (Mateo y Marcos hablan de Jesús que se va de Jericó cuando ocurrió esta sanidad; sin embargo, no hay ninguna discrepancia ni contradicción; Lucas simplemente dice que cuando Jesús entraba en Jericó, en ese determinado momento un ciego estaba sentado a la orilla de la carretera, al otro lado de Jericó), un cierto ciego estaba sentado junto al camino mendigando (Jesús trataría con él finalmente):
36 El cual cuando oyó la gente que pasaba, preguntó que era aquello (se refiere a más tarde después de haber entrado Jesús en la ciudad, y en realidad, ya se marchaba).
37 Y le dijeron, que pasaba Jesús Nazareno (sería la mayor noticia que jamás había escuchado).
38 Entonces dio voces, diciendo (indica su desesperación y determinación), Jesús, Hijo de David (es un saludo Mesiánico, el cual significa que independiente de lo que los otros podrían haber dicho, Bartimeo creyó que Jesucristo era el Mesías), ten misericordia de mí (parece que era una petición bien pensada; si Jesús realmente pasaría por su camino, esto es lo que él Le diría; en realidad es la primera ocasión registrada de Jesús en camino a Jericó).
39 Y los que iban delante, le reprendían que callase (en otras palabras, le dijeron "cállese"): mas él clamaba mucho más (duplicó sus esfuerzos), Hijo de David, ten misericordia de mí (era una petición que Cristo no negaría).
40 Jesús entonces parándose (se está quieto), mandó traerle a Sí (Jesús que responde a la Fe): y cuando él llegó, le preguntó,
41 Diciendo, ¿Qué quieres que te haga? (¡Qué pregunta!) Y él dijo, Señor, que recobre la vista (una de las versiones dice, "Que nuestros ojos sean abiertos para poder verte," porque Mateo dijo que habían dos ciegos [Mat. 20:29-34]).
42 Y Jesús le dijo, Recobre la vista: tu Fe te ha hecho salvo (quiere decir que no sólo fue sanado, sino Salvado también).
43 Y luego vio, y Le seguía, Glorificando a Dios (la tradición dice que él siguió a Cristo a Jerusalén, y fue un Creyente leal en la Iglesia Primitiva; ¡y no me extraña!): y todo el pueblo, cuando lo vio, dio a Dios alabanza (a propósito, este hombre no sólo fue Salvo y sanado, él ya no era un mendigo, sino más bien un Hijo de Dios).


Primera Corintios Capítulo 13:

Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.


Hebreos 10:35-12:4

Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta  en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté,  David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.


Romanos 8:

Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los   muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.