27 June 2025

El 27 de junio Lectura Bíblica Diaria

Mensaje de la Cruz de Cristo Jesús-Capítulo-1

Sonidos del aire libre


El 27 de junio Lectura Bíblica Diaria:

Isaías 22 a 24:
22 Profecía sobre el valle de la visión. ¿Qué tienes ahora, que con todos los tuyos has subido sobre los terrados? Tú, llena de alborotos, ciudad turbulenta, ciudad alegre; tus muertos no son muertos a espada, ni muertos en guerra. Todos tus príncipes juntos huyeron del arco, fueron atados; todos los que en ti se hallaron, fueron atados juntamente, aunque habían huido lejos. Por esto dije: Dejadme, lloraré amargamente; no os afanéis por consolarme de la destrucción de la hija de mi pueblo. Porque día es de alboroto, de angustia y de confusión, de parte del Señor, Jehová de los ejércitos, en el valle de la visión, para derribar el muro, y clamar al monte. Y Elam tomó aljaba, con carros y con jinetes, y Kir sacó el escudo. Tus hermosos valles fueron llenos de carros, y los de a caballo acamparon a la puerta. Y desnudó la cubierta de Judá; y miraste en aquel día hacia la casa de armas del bosque. Visteis las brechas de la ciudad de David, que se multiplicaron; y recogisteis las aguas del estanque de abajo. Y contasteis las casas de Jerusalén, y derribasteis casas para fortificar el muro. Hicisteis foso entre los dos muros para las aguas del estanque viejo; y no tuvisteis respeto al que lo hizo, ni mirasteis de lejos al que lo labró. Por tanto, el Señor, Jehová de los ejércitos, llamó en este día a llanto y a endechas, a raparse el cabello y a vestir cilicio; y he aquí gozo y alegría, matando vacas y degollando ovejas, comiendo carne y bebiendo vino, diciendo: Comamos y bebamos, porque mañana moriremos. Esto fue revelado a mis oídos de parte de Jehová de los ejércitos: Que este pecado no os será perdonado hasta que muráis, dice el Señor, Jehová de los ejércitos. Jehová de los ejércitos dice así: Vé, entra a este tesorero, a Sebna el mayordomo, y dile: ¿Qué tienes tú aquí, o a quién tienes aquí, que labraste aquí sepulcro para ti, como el que en lugar alto labra su sepultura, o el que esculpe para sí morada en una peña? He aquí que Jehová te transportará en duro cautiverio, y de cierto te cubrirá el rostro. Te echará a rodar con ímpetu, como a bola por tierra extensa; allá morirás, y allá estarán los carros de tu gloria, oh vergüenza de la casa de tu señor. Y te arrojaré de tu lugar, y de tu puesto te empujaré. En aquel día llamaré a mi siervo Eliaquim hijo de Hilcías, y lo vestiré de tus vestiduras, y lo ceñiré de tu talabarte, y entregaré en sus manos tu potestad; y será padre al morador de Jerusalén, y a la casa de Judá. Y pondré la llave de la casa de David sobre su hombro; y abrirá, y nadie cerrará; cerrará, y nadie abrirá. Y lo hincaré como clavo en lugar firme; y será por asiento de honra a la casa de su padre. Colgarán de él toda la honra de la casa de su padre, los hijos y los nietos, todos los vasos menores, desde las tazas hasta toda clase de jarros. En aquel día, dice Jehová de los ejércitos, el clavo hincado en lugar firme será quitado; será quebrado y caerá, y la carga que sobre él se puso se echará a perder; porque Jehová habló. 23 Profecía sobre Tiro. Aullad, naves de Tarsis, porque destruida es Tiro hasta no quedar casa, ni a donde entrar; desde la tierra de Quitim les es revelado. Callad, moradores de la costa, mercaderes de Sidón, que pasando el mar te abastecían. Su provisión procedía de las sementeras que crecen con las muchas aguas del Nilo, de la mies del río. Fue también emporio de las naciones. Avergüénzate, Sidón, porque el mar, la fortaleza del mar habló, diciendo: Nunca estuve de parto, ni di a luz, ni crié jóvenes, ni levanté vírgenes. Cuando llegue la noticia a Egipto, tendrán dolor de las nuevas de Tiro. Pasaos a Tarsis; aullad, moradores de la costa. ¿No era ésta vuestra ciudad alegre, con muchos días de antigüedad? Sus pies la llevarán a morar lejos. ¿Quién decretó esto sobre Tiro, la que repartía coronas, cuyos negociantes eran príncipes, cuyos mercaderes eran los nobles de la tierra? Jehová de los ejércitos lo decretó, para envilecer la soberbia de toda gloria, y para abatir a todos los ilustres de la tierra. Pasa cual río de tu tierra, oh hija de Tarsis, porque no tendrás ya más poder. Extendió su mano sobre el mar, hizo temblar los reinos; Jehová mandó respecto a Canaán, que sus fortalezas sean destruidas. Y dijo: No te alegrarás más, oh oprimida virgen hija de Sidón. Levántate para pasar a Quitim, y aun allí no tendrás reposo. Mira la tierra de los caldeos. Este pueblo no existía; Asiria la fundó para los moradores del desierto. Levantaron sus fortalezas, edificaron sus palacios; él la convirtió en ruinas. Aullad, naves de Tarsis, porque destruida es vuestra fortaleza. Acontecerá en aquel día, que Tiro será puesta en olvido por setenta años, como días de un rey. Después de los setenta años, cantará Tiro canción como de ramera. Toma arpa, y rodea la ciudad, oh ramera olvidada; haz buena melodía, reitera la canción, para que seas recordada. Y acontecerá que al fin de los setenta años visitará Jehová a Tiro; y volverá a comerciar, y otra vez fornicará con todos los reinos del mundo sobre la faz de la tierra. Pero sus negocios y ganancias serán consagrados a Jehová; no se guardarán ni se atesorarán, porque sus ganancias serán para los que estuvieren delante de Jehová, para que coman hasta saciarse, y vistan espléndidamente. 24 He aquí que Jehová vacía la tierra y la desnuda, y trastorna su faz, y hace esparcir a sus moradores. Y sucederá así como al pueblo, también al sacerdote; como al siervo, así a su amo; como a la criada, a su ama; como al que compra, al que vende; como al que presta, al que toma prestado; como al que da a logro, así al que lo recibe. La tierra será enteramente vaciada, y completamente saqueada; porque Jehová ha pronunciado esta palabra. Se destruyó, cayó la tierra; enfermó, cayó el mundo; enfermaron los altos pueblos de la tierra. Y la tierra se contaminó bajo sus moradores; porque traspasaron las leyes, falsearon el derecho, quebrantaron el pacto sempiterno. Por esta causa la maldición consumió la tierra, y sus moradores fueron asolados; por esta causa fueron consumidos los habitantes de la tierra, y disminuyeron los hombres. Se perdió el vino, enfermó la vid, gimieron todos los que eran alegres de corazón. Cesó el regocijo de los panderos, se acabó el estruendo de los que se alegran, cesó la alegría del arpa. No beberán vino con cantar; la sidra les será amarga a los que la bebieren. Quebrantada está la ciudad por la vanidad; toda casa se ha cerrado, para que no entre nadie. Hay clamores por falta de vino en las calles; todo gozo se oscureció, se desterró la alegría de la tierra. La ciudad quedó desolada, y con ruina fue derribada la puerta. Porque así será en medio de la tierra, en medio de los pueblos, como olivo sacudido, como rebuscos después de la vendimia. Estos alzarán su voz, cantarán gozosos por la grandeza de Jehová; desde el mar darán voces. Glorificad por esto a Jehová en los valles; en las orillas del mar sea nombrado Jehová Dios de Israel. De lo postrero de la tierra oímos cánticos: Gloria al justo. Y yo dije: ¡Mi desdicha, mi desdicha, ay de mí! Prevaricadores han prevaricado; y han prevaricado con prevaricación de desleales. Terror, foso y red sobre ti, oh morador de la tierra. Y acontecerá que el que huyere de la voz del terror caerá en el foso; y el que saliere de en medio del foso será preso en la red; porque de lo alto se abrirán ventanas, y temblarán los cimientos de la tierra. Será quebrantada del todo la tierra, enteramente desmenuzada será la tierra, en gran manera será la tierra conmovida. Temblará la tierra como un ebrio, y será removida como una choza; y se agravará sobre ella su pecado, y caerá, y nunca más se levantará. Acontecerá en aquel día, que Jehová castigará al ejército de los cielos en lo alto, y a los reyes de la tierra sobre la tierra. Y serán amontonados como se amontona a los encarcelados en mazmorra, y en prisión quedarán encerrados, y serán castigados después de muchos días. La luna se avergonzará, y el sol se confundirá, cuando Jehová de los ejércitos reine en el monte de Sion y en Jerusalén, y delante de sus ancianos sea glorioso.

Salmo 145:
Álef - Te exaltaré, mi Dios y rey; por siempre bendeciré tu nombre. Bet - Todos los días te bendeciré; por siempre alabaré tu nombre. Guímel - Grande es el Señor, y digno de toda alabanza; su grandeza es insondable. Dálet - Cada generación celebrará tus obras y proclamará tus proezas. He - Se hablará del esplendor de tu gloria y majestad, y yo meditaré en tus obras maravillosas. Vav - Se hablará del poder de tus portentos, y yo anunciaré la grandeza de tus obras. Zayin - Se proclamará la memoria de tu inmensa bondad, y se cantará con júbilo tu victoria. Jet - El Señor es clemente y compasivo, lento para la ira y grande en amor. Tet - El Señor es bueno con todos; él se compadece de toda su creación. Yod - Que te alaben, Señor, todas tus obras; que te bendigan tus fieles. Caf - Que hablen de la gloria de tu reino; que proclamen tus proezas, Lámed - para que todo el mundo conozca tus proezas y la gloria y esplendor de tu reino. Mem - Tu reino es un reino eterno; tu dominio permanece por todas las edades. Nun - y bondadoso en todas sus obras. Sámej - El Señor levanta a los caídos y sostiene a los agobiados. Ayin - Los ojos de todos se posan en ti, y a su tiempo les das su alimento. Pe - Abres la mano y sacias con tus favores a todo ser viviente. Tsade - El Señor es justo en todos sus caminos y bondadoso en todas sus obras. Qof - El Señor está cerca de quienes lo invocan, de quienes lo invocan en verdad. Resh - Cumple los deseos de quienes le temen; atiende a su clamor y los salva. Shin - El Señor cuida a todos los que lo aman, pero aniquilará a todos los impíos. Tav - ¡Prorrumpa mi boca en alabanzas al Señor! ¡Alabe todo el mundo su santo nombre, por siempre y para siempre!

Proverbios 14:

La mujer sabia edifica su casa; la necia, con sus manos la destruye. El que va por buen camino teme al Señor; el que va por mal camino lo desprecia. De la boca del necio brota arrogancia; los labios del sabio son su propia protección. Donde no hay bueyes el granero está vacío; con la fuerza del buey aumenta la cosecha. El testigo verdadero jamás engaña; el testigo falso propaga mentiras. El insolente busca sabiduría y no la halla; para el entendido, el conocimiento es cosa fácil. Manténte a distancia del necio, pues en sus labios no hallarás conocimiento. La sabiduría del prudente es discernir sus caminos, pero al necio lo engaña su propia necedad. Los necios hacen mofa de sus propias faltas, pero los íntegros cuentan con el favor de Dios. Cada corazón conoce sus  propias amarguras, y ningún extraño comparte su alegría. La casa del malvado será destruida, pero la morada del justo prosperará. Hay caminos que al hombre le parecen rectos, pero que acaban por ser caminos de muerte. También de reírse duele el corazón, y hay alegrías que acaban en tristeza. El inconstante recibirá todo el pago de su inconstancia; el hombre bueno, el premio de sus acciones. El ingenuo cree todo lo que le dicen; el prudente se fija por dónde va. El sabio teme al Señor y se aparta del mal, pero el necio es arrogante y se pasa de confiado. El iracundo comete locuras, pero el prudente sabe aguantar. Herencia de los inexpertos es la necedad; corona de los prudentes, el conocimiento. Los malvados se postrarán ante los buenos; los impíos, ante el tribunal de los justos. Al pobre hasta sus amigos lo aborrecen, pero son muchos los que aman al rico. Es un pecado despreciar al prójimo; ¡dichoso el que se compadece de los pobres! Pierden el camino los que maquinan el mal, pero hallan amor y verdad los que hacen el bien. Todo esfuerzo tiene su recompensa, pero quedarse sólo en palabras lleva a la pobreza. La corona del sabio es su sabiduría; la de los necios, su necedad. El testigo veraz libra de la muerte, pero el testigo falso miente. El temor del Señor es un baluarte seguro que sirve de refugio a los hijos. El temor del Señor es fuente de vida, y aleja al hombre de las redes de la muerte. Gloria del rey es gobernar a muchos; un príncipe sin súbditos está arruinado. El que es paciente muestra gran discernimiento; el que es agresivo muestra mucha insensatez. El corazón tranquilo da vida al cuerpo, pero la envidia corroe los huesos. El que oprime al pobre ofende a su Creador, pero honra a Dios quien se apiada del necesitado. El malvado cae por su propia maldad; el justo halla refugio en su integridad. En el corazón de los sabios mora la sabiduría, pero los necios ni siquiera la conocen. La justicia enaltece a una nación, pero el pecado deshonra a todos los pueblos. El rey favorece al siervo inteligente, pero descarga su ira sobre el sinvergüenza.

El Libro de Lucas Capítulo 14 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:




EL SANTO EVANGELIO SEGÚN
SAN LUCAS




CAPÍTULO 14
(33 d.C.)
EL SÁBADO




Y ACONTECIÓ, que entrando en casa de un principal de los Fariseos un Sábado a comer pan (corresponde a un Rabino muy influyente, o hasta es posible que era un miembro del prominente Sanedrín), ellos Le acechaban (sugiere que este hombre no fuera un invitado, pero fue traído allí deliberadamente por los Fariseos a fin de acusar a Jesús de quebrantar el Sábado si Él lo sanara).
2 Y, he aquí, un cierto hombre hidrópico estaba delante de Él (tiene referencia a una enfermedad que causaba que todo el cuerpo se hinchara debido al exceso de agua).
3 Y respondiendo Jesús, habló a los Doctores de la Ley y a los Fariseos, diciendo (demuestra que Jesús al instante reconoce la situación, e inmediatamente juzga la hipocresía, que quebrantó el Sábado cuando sus propios intereses estaban comprometidos), ¿Es lícito sanar en Sábado? (Él le dio vuelta a la trampa en contra de ellos.)
4 Y ellos callaron (quiere decir que no sabían qué decir). Entonces Él (Jesús) tomándole (quiere decir que Él se enfocaba en el hombre, para que no hubiera duda alguna de lo que estaba haciendo), le sanó, y le despidió (quiere decir que su sanidad era instantánea, y fácilmente se podía observar todos; en otras palabras, aun milagrosamente, el exceso de fluido en el cuerpo del hombre desapareció; Él no "le dejó ir" hasta que los efectos de esta sanidad fueran obvios a todos los presentes);
5 Y respondiendo a ellos, dijo, ¿Su asno o su buey de cuál de vosotros caerá en algún pozo, y no lo sacará luego (inmediatamente) en Día del Sábado? (El Señor no los criticaba por haber hecho tal cosa, sino más bien su hipocresía en condenarle a Él por hacer una obra noble y grandiosa.)
6 Y no Le podían replicar a estas cosas (su silencio era la mejor sensatez; si hubieran contestado, los hubieran demostrado lo equivocado que estaban más de lo que aparentaban).
LA HUMILDAD
7 Y observando Él cómo escogían los primeros asientos a la mesa (se refiere a los invitados de esta fiesta, que es obvio eran de la clase rica), propuso una Parábola a los convidados (después que la sanidad del hombre se completó, llamaron a los invitados para que tomaran sus asientos para la fiesta; era claro que había un obvio apuro por conseguir "los asientos principales"); diciéndoles,
8 Cuando fueres convidado de alguno a bodas, no te sientes en el primer lugar (en efecto, esto daba en el mismo corazón de estos hipócritas, que era el deseo de ser alabado como también por puesto y posición); no sea que otro más honrado que tú esté por él convidado (coloca al Creyente en las Manos de Dios, en vez de las manos del egoísmo);
9 Y viniendo el que te llamó a ti y a él, te diga, Da lugar a éste; y entonces comiences con vergüenza a tener el lugar último (el que busca una obstinada posición, el Señor al final lo abandonará o dejará; es una "vergüenza" que se puede evitar al permitir que el Señor haga la obra; en otras palabras, el Creyente debe abstenerse de buscar el reconocimiento).
10 Mas cuando fueres convidado, ve y siéntate en el postrer lugar (es el lugar y la posición que los verdaderos llamados por Dios siempre tomarán; porque permite que el Señor trace el derrotero); para que cuando viniere Él que te llamó, te diga, Amigo, sube arriba (coloca al Señor en la posición de Líder y Guía): entonces tendrás gloria delante de los que juntamente se asientan a la mesa (la idea en todo esto es que muchos no avanzan porque ellos no permiten que el Señor haga el avance, sino ellos mismos procuran hacerlo).
11 Porque cualquiera que se ensalza, será humillado (se refiere a la vanidad de exaltarse, lo que el Señor no puede tolerar; el resultado final siempre será el "rebajamiento"); y el que se humilla, será ensalzado (la humildad, que sólo se adquiere cuando tiene un buen entendimiento de la Cruz, es lo que el Señor exige para recibir el ascenso).
LA FIESTA DE LAS BODAS
12 Y dijo también al que Le había convidado (quien lo invitó a la Fiesta; la Parábola anterior fue relatado a los invitados, mientras esto se le estaba contado al anfitrión), Cuando haces comida o cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a vecinos ricos; porque también ellos no te vuelvan a convidar, y te sea hecha tu recompensa (no es la actividad que se condena, sino más bien su propósito).
13 Mas cuando haces banquete, llama a los pobres, los mancos, los cojos, los ciegos (es decir, si usted realmente quiere hacer algo bueno para la gente):
14 Y serás bienaventurado (es una sola Promesa dada por Dios, con Su Palabra que sale como garante); porque no te pueden retribuir (la idea es que si realmente queremos que el Señor nos bendiga, debemos hacer buenas obras para la gente que no pueden, a cambio, devolvernos la misma; es semejante a Cristo, porque Él ha hecho tanto por nosotros cuando, a cambio, no pudimos hacer nada por Él): mas te será recompensado en la Resurrección de los Justos (declara el hecho de que Dios lleva la cuenta de todas las obras, y desde luego, cada buena obra, al menos lo que Él califica como "buena," será recompensado en la Resurrección, es decir, "el Tribunal de Cristo").
15 Y oyendo esto uno de los que juntamente estaban sentados a la mesa, Le dijo (demuestra una ignorancia total de lo que decía el Señor), Bienaventurado el que comerá pan en el Reino de los Cielos (la palabra "Bienaventurado," y se la dirige hacia a sí mismo, este Fariseo en voz alta anuncia su propia justicia; la respuesta del Señor será muy reveladora, como lo veremos).
LA GRAN CENA
16 Él entonces le dijo, Un cierto hombre hizo una gran cena, y convidó a muchos:
17 Y a la hora de la cena envió a su siervo a decir a los convidados, Venid; que ya está todo preparado (el Mensaje era tanto de Juan el Bautista como el de Cristo acerca de la entrada en el Reino de Dios).
18 Y comenzaron todos a una a excusarse (¡Israel es expuesto así en aquel entonces, y desgraciadamente la mayoría de la Iglesia ahora!). El primero Le dijo, He comprado un terreno, y necesito salir y verla: te ruego que me excuses (la compra del terreno no estaba mal, pero el interés propio sí estaba mal).
19 Y el otro dijo, He comprado cinco yuntas de bueyes, y voy a probarlos: te ruego que me excuses (como el anterior que era del interés propio, éste era de la obstinación).
20 Y el otro dijo, Acabo de casarme, y por tanto no puedo ir (tiene que ver con el amor propio).
21 Y vuelto el siervo, hizo saber estas cosas a su Señor (Jesús es el "Siervo," y el "Señor" es el Padre Celestial). Entonces enojado el Padre de la familia, dijo a Su siervo (demuestra la Ira Justa de Dios sobre el rechazo por Israel a la gran invitación para entrar en el Reino de Dios), Ve en seguida por las plazas y por las calles de la ciudad, y    mete acá los pobres, y los mancos, y los cojos, y los ciegos (¡esta es una descripción apta del mundo Gentil, espiritualmente hablando!; pero de aquí provino la Iglesia).
22 Y dijo el siervo, Señor, he hecho como me mandaste, y aún hay lugar (expresa la inmensidad del Mensaje del Evangelio; lo que Jesús hizo en el Calvario fue suficiente para limpiar la mancha de todo pecado, de cada ser humano en el mundo entero, y por toda la eternidad, por lo menos para los que vendrán; "aún hay lugar").
23 Y dijo el Señor al siervo (declara a Jesús como la Luz del Mundo), Ve por los caminos y por los vallados (se debe llevar el Evangelio al mundo entero), y oblígalos a entrar (el Evangelio tiene una fuerza irresistible cuando es Predicado bajo la Unción del Espíritu), para que se llene Mi casa (¡independientemente de la caída de Israel, el Plan de Dios no será frustrado; Su Casa estará llena!).
24 Porque os digo, Que ninguno de aquellos hombres que fueron llamados (y no quisieran venir), gustará Mi cena (esta es la respuesta de Cristo a la declaración del hombre del Versículo 15).
EL DISCIPULADO
25 Y muchas gentes iban con Él (indica que Él salía de la casa del Fariseo, y continuaba su viaje hacia Jerusalén): y volviéndose, les dijo (Él ya estaba ansioso, al fin quería claramente dar a conocer a las multitudes lo que en realidad significaba servirle),
26 Si alguno viene a Mí (sin excepción alguna), y no aborrece (prefiere) a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida (ninguna afección debe permitirse, no importa cuan fuerte sea, en competición con Cristo o quitarle Su lugar), no puede ser Mi Discípulo (una vez más, ¡ninguna excepción!).
27 Y cualquiera que no trae su Cruz (no se refiere al sufrimiento como algunos creen, sino más bien de siempre hacer la Cruz de Cristo el Objeto de nuestra Fe; somos Salvos y victoriosos no mediante el sufrimiento, aunque a veces así sucede, o alguna otra situación similar, sino más bien por nuestra Fe, pero siempre con la Cruz de Cristo Jesús como el Objeto de nuestra Fe), y viene en pos de Mí (sólo puede seguir a Cristo por medio de la Fe en lo que Él hizo por nosotros en la Cruz; Él no reconoce ninguna otra cosa), no puede ser Mi Discípulo (¡la declaración es enfática! Si no es Fe en la Cruz de Cristo, entonces es una fe que Dios no reconoce, quiere decir que tales personas serán rechazadas [I Cor. 1:17-18, 21, 23; 2:2; Rom. 6:3-14; 8:1-2, 11, 13; Gál. 6:14; Ef. 2:13-18; Col. 2:14-15]).
CONTAR EL COSTO
28 Porque ¿cuál de vosotros, queriendo edificar una torre (es el ejemplo que Jesús iba a usar para explicar lo que es la vida cargando la Cruz y siguiendo a Cristo), no cuenta primero sentado los gastos (no quiere decir que podemos obtener la Salvación por nuestra propia cuenta, sino más bien que habrá que pagar un precio para aceptar a Cristo y la Cruz; lamentablemente, la mayor oposición vendrá de la Iglesia, así como vino de Israel en la época de Jesús), si tiene lo que necesita para acabarla? (Demuestra que la carrera tiene que llegar a su fin, antes de poder decir que ha participado. Completamente refuta la doctrina que no es Bíblica de la Seguridad Eterna Incondicional.)
29 Porque después, que haya puesto el fundamento, y no pueda acabarla (desgraciadamente, millones no termina la carrera, es decir, "la torre"), todos los que lo vieren, comiencen a burlarse de Él (en el sentido espiritual, que es lo que Jesús intenta describir, la burla de un mayor grado vendrá de Satanás mismo y de sus espíritus malos),
30 Diciendo, Este hombre comenzó a edificar, y no pudo acabar (no sólo observa el Señor nuestro progreso constantemente, sino también Satanás y sus secuaces).
31 ¿O cuál rey, habiendo de ir a hacer guerra contra otro rey (Jesús continúa utilizando ilustraciones de la vida cotidiana las que todos conocen), sentándose primero, no consulta si puede salir al encuentro con diez mil al que viene contra él con veinte mil? (Existe un gran abismo entre esta clase de invitación y la mayoría de las invitaciones que se dan hoy día con respecto a aceptar a Cristo. En la actualidad es, "¡ven a Cristo y llegarás a ser rico!" Pero el Mensaje de Jesús era y es, "ven a Cristo, y enfréntate a la oposición del mundo y a la religión organizada.")
32 De otra manera, cuando aún el otro está lejos, le ruega por la paz, enviándole embajador (desgraciadamente, la Iglesia moderna ha hecho la paz con Satanás; quiere decir que han dejado a Cristo y la Cruz; sin embargo, la "paz" que tienen es una paz falsa).
33 Así pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todas las cosas que posee, no puede ser Mi Discípulo (la clave de la victoria referente al mundo es el amontonar grandes recursos para sí mismo; sin embargo, la clave al conflicto espiritual es todo lo opuesto, la "renuncia de todas las cosas que posee"; se refiere a la negación de la dependencia en sí mismo, y colocar totalmente su confianza en Cristo y lo que Él hizo por nosotros en la Cruz).
34 Buena es la sal (la sal sazona y preserva, y así también el Verdadero Creyente): mas si aun la sal ha perdido su sabor (se refiere a la sal que ya no tiene sabor alguno y, por lo tanto, no sirve para nada), ¿con qué será sazonada? (Quiere decir que no hay alternativa para Cristo. Él y Su Palabra son la salobridad de la sal. Si ésta fuese removida de Israel, que fue lo que sucedió, por lo tanto, Israel no serviría de nada. De igual modo es lo que sucede con las personas en la actualidad.)
35 Ni para la tierra (quiere decir que si no puede servir su objetivo destinado, porque ya no posee lo que le da su intención), ni para el muladar es buena; fuera la arrojan (muchas cosas, si no se usan para su propósito, pueden usarse en otra parte; sin embargo, el Cristiano soso no cae en esa categoría, en realidad se convierte en un inútil). Quien tiene oídos para oír, oiga (quiere decir que sólo los que tienen oídos espirituales oirán lo que Él está diciendo y, por eso, pueden comprenderlo).

Primera Corintios Capítulo 13:

Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.

Hebreos 10:35-12:4

Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta  en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté,  David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.

Romanos 8:

Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los   muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

26 June 2025

El 26 de junio Lectura Bíblica Diaria

Mensaje de la Cruz de Cristo Jesús-Capítulo-1

Sonidos del aire libre


El 26 de junio Lectura Bíblica Diaria:

Isaías 19 a 21:
19 Profecía sobre Egipto. He aquí que Jehová monta sobre una ligera nube, y entrará en Egipto; y los ídolos de Egipto temblarán delante de él, y desfallecerá el corazón de los egipcios dentro de ellos. Levantaré egipcios contra egipcios, y cada uno peleará contra su hermano, cada uno contra su prójimo; ciudad contra ciudad, y reino contra reino. Y el espíritu de Egipto se desvanecerá en medio de él, y destruiré su consejo; y preguntarán a sus imágenes, a sus hechiceros, a sus evocadores y a sus adivinos. Y entregaré a Egipto en manos de señor duro, y rey violento se enseñoreará de ellos, dice el Señor, Jehová de los ejércitos. Y las aguas del mar faltarán, y el río se agotará y secará. Y se alejarán los ríos, se agotarán y secarán las corrientes de los fosos; la caña y el carrizo serán cortados. La pradera de junto al río, de junto a la ribera del río, y toda sementera del río, se secarán, se perderán, y no serán más. Los pescadores también se entristecerán; harán duelo todos los que echan anzuelo en el río, y desfallecerán los que extienden red sobre las aguas. Los que labran lino fino y los que tejen redes serán confundidos, porque todas sus redes serán rotas; y se entristecerán todos los que hacen viveros para peces. Ciertamente son necios los príncipes de Zoán; el consejo de los prudentes consejeros de Faraón se ha desvanecido. ¿Cómo diréis a Faraón: Yo soy hijo de los sabios, e hijo de los reyes antiguos? ¿Dónde están ahora aquellos tus sabios? Que te digan ahora, o te hagan saber qué es lo que Jehová de los ejércitos ha determinado sobre Egipto. Se han desvanecido los príncipes de Zoán, se han engañado los príncipes de Menfis; engañaron a Egipto los que son la piedra angular de sus familias. Jehová mezcló espíritu de vértigo en medio de él; e hicieron errar a Egipto en toda su obra, como tambalea el ebrio en su vómito. Y no aprovechará a Egipto cosa que haga la cabeza o la cola, la rama o el junco. En aquel día los egipcios serán como mujeres; porque se asombrarán y temerán en la presencia de la mano alta de Jehová de los ejércitos, que él levantará contra ellos. Y la tierra de Judá será de espanto a Egipto; todo hombre que de ella se acordare temerá por causa del consejo que Jehová de los ejércitos acordó sobre aquél. En aquel tiempo habrá cinco ciudades en la tierra de Egipto que hablen la lengua de Canaán, y que juren por Jehová de los ejércitos; una será llamada la ciudad de Herez. En aquel tiempo habrá altar para Jehová en medio de la tierra de Egipto, y monumento a Jehová junto a su frontera. Y será por señal y por testimonio a Jehová de los ejércitos en la tierra de Egipto; porque clamarán a Jehová a causa de sus opresores, y él les enviará salvador y príncipe que los libre. Y Jehová será conocido de Egipto, y los de Egipto conocerán a Jehová en aquel día, y harán sacrificio y oblación; y harán votos a Jehová, y los cumplirán. Y herirá Jehová a Egipto; herirá y sanará, y se convertirán a Jehová, y les será clemente y los sanará. En aquel tiempo habrá una calzada de Egipto a Asiria, y asirios entrarán en Egipto, y egipcios en Asiria; y los egipcios servirán con los asirios a Jehová. En aquel tiempo Israel será tercero con Egipto y con Asiria para bendición en medio de la tierra; porque Jehová de los ejércitos los bendecirá diciendo: Bendito el pueblo mío Egipto, y el asirio obra de mis manos, e Israel mi heredad. 20 En el año que vino el Tartán a Asdod, cuando lo envió Sargón rey de Asiria, y peleó contra Asdod y la tomó; en aquel tiempo habló Jehová por medio de Isaías hijo de Amoz, diciendo: Vé y quita el cilicio de tus lomos, y descalza las sandalias de tus pies. Y lo hizo así, andando desnudo y descalzo. Y dijo Jehová: De la manera que anduvo mi siervo Isaías desnudo y descalzo tres años, por señal y pronóstico sobre Egipto y sobre Etiopía, así llevará el rey de Asiria a los cautivos de Egipto y los deportados de Etiopía, a jóvenes y a ancianos, desnudos y descalzos, y descubiertas las nalgas para vergüenza de Egipto. Y se turbarán y avergonzarán de Etiopía su esperanza, y de Egipto su gloria. Y dirá en aquel día el morador de esta costa: Mirad qué tal fue nuestra esperanza, a donde nos acogimos por socorro para ser libres de la presencia del rey de Asiria; ¿y cómo escaparemos nosotros? 21 Profecía sobre el desierto del mar. Como torbellino del Neguev, así viene del desierto, de la tierra horrenda. Visión dura me ha sido mostrada. El prevaricador prevarica, y el destructor destruye. Sube, oh Elam; sitia, oh Media. Todo su gemido hice cesar. Por tanto, mis lomos se han llenado de dolor; angustias se apoderaron de mí, como angustias de mujer de parto; me agobié oyendo, y al ver me he espantado. Se pasmó mi corazón, el horror me ha intimidado; la noche de mi deseo se me volvió en espanto. Ponen la mesa, extienden tapices; comen, beben. ¡Levantaos, oh príncipes, ungid el escudo! Porque el Señor me dijo así: Vé, pon centinela que haga saber lo que vea. Y vio hombres montados, jinetes de dos en dos, montados sobre asnos, montados sobre camellos; y miró más atentamente, y gritó como un león: Señor, sobre la atalaya estoy yo continuamente de día, y las noches enteras sobre mi guarda; y he aquí vienen hombres montados, jinetes de dos en dos. Después habló y dijo: Cayó, cayó Babilonia; y todos los ídolos de sus dioses quebrantó en tierra. Oh pueblo mío, trillado y aventado, os he dicho lo que oí de Jehová de los ejércitos, Dios de Israel. Profecía sobre Duma. Me dan voces de Seir: Guarda, ¿qué de la noche? Guarda, ¿qué de la noche? El guarda respondió: La mañana viene, y después la noche; preguntad si queréis, preguntad; volved, venid. Profecía sobre Arabia. En el bosque pasaréis la noche en Arabia, oh caminantes de Dedán. Salid a encontrar al sediento; llevadle agua, moradores de tierra de Tema, socorred con pan al que huye. Porque ante la espada huye, ante la espada desnuda, ante el arco entesado, ante el peso de la batalla. Porque así me ha dicho Jehová: De aquí a un año, semejante a años de jornalero, toda la gloria de Cedar será deshecha; y los sobrevivientes del número de los valientes flecheros, hijos de Cedar, serán reducidos; porque Jehová Dios de Israel lo ha dicho.

Salmo 144:
Bendito sea el Señor, mi Roca, que adiestra mis manos para la guerra, mis dedos para la batalla. Él es mi Dios amoroso, mi amparo, mi más alto escondite, mi libertador, mi escudo, en quien me refugio. Él es quien pone los pueblos a mis pies. Señor, ¿qué es el mortal para que lo cuides? ¿Qué es el ser humano para que en él pienses? Todo mortal es como un suspiro; sus días son fugaces como una sombra. Abre tus cielos, Señor, y desciende; toca los montes y haz que echen humo. Lanza relámpagos y dispersa al enemigo; dispara tus flechas y ponlo en retirada. Extiende tu mano desde las alturas y sálvame de las aguas tumultuosas; líbrame del poder de gente extraña. Cuando abren la boca, dicen mentiras; cuando levantan su diestra, juran en falso. Te cantaré, oh Dios, un cántico nuevo; con el arpa de diez cuerdas te cantaré salmos. Tú das la victoria a los reyes; a tu siervo David lo libras de la cruenta espada. Ponme a salvo, líbrame del poder de gente extraña. Cuando abren la boca, dicen mentiras; cuando levantan su diestra, juran en falso. Que nuestros hijos, en su juventud, crezcan como plantas frondosas; que sean nuestras hijas como columnas esculpidas para adornar un palacio. Que nuestros graneros se llenen con provisiones de toda especie. Que nuestros rebaños aumenten por millares, por decenas de millares en nuestros campos. Que nuestros bueyes arrastren cargas pesadas; que no haya brechas ni salidas, ni gritos de angustia en nuestras calles. ¡Dichoso el pueblo que recibe todo esto! ¡Dichoso el pueblo cuyo Dios es el Señor!

Proverbios 13:
El hijo sabio atiende a la corrección de su padre, pero el insolente no hace caso a la reprensión. Quien habla el bien, del bien se nutre, pero el infiel padece hambre de violencia. El que refrena su lengua protege su vida, pero el ligero de labios provoca su ruina. El perezoso ambiciona, y nada consigue; el diligente ve cumplidos sus deseos. El justo aborrece la mentira; el malvado acarrea vergüenza y deshonra. La justicia protege al que anda en integridad, pero la maldad arruina al pecador. Hay quien pretende ser rico, y no tiene nada; hay quien parece ser pobre, y todo lo tiene. Con su riqueza el rico pone a salvo su vida, pero al pobre no hay ni quien lo amenace. La luz de los justos brilla radiante, pero los malvados son como lámpara apagada. El orgullo sólo genera contiendas, pero la sabiduría está con quienes oyen consejos. El dinero mal habido pronto se acaba; quien ahorra, poco a poco se enriquece. La esperanza frustrada aflige al corazón; el deseo cumplido es un árbol de vida. Quien se burla de la instrucción tendrá su merecido; quien respeta el mandamiento tendrá su recompensa. La enseñanza de los sabios es fuente de vida, y libera de los lazos de la muerte. El buen juicio redunda en aprecio, pero el camino del infiel no cambia. El prudente actúa con cordura, pero el necio se jacta de su necedad. El mensajero malvado se mete en problemas; el enviado confiable aporta la solución. El que desprecia a la disciplina sufre pobreza y deshonra; el que atiende a la corrección recibe grandes honores. El deseo cumplido endulza el alma, pero el necio detesta alejarse del mal. El que con sabios anda, sabio se vuelve; el que con necios se junta, saldrá mal parado. Al pecador lo persigue el mal, y al justo lo recompensa el bien. El hombre de bien deja herencia a sus nietos; las riquezas del pecador se quedan para los justos. En el campo del pobre hay abundante comida, pero ésta se pierde donde hay injusticia. No corregir al hijo es no quererlo; amarlo es disciplinarlo. El justo come   hasta quedar saciado, pero el malvado se queda con hambre.

El Libro de Lucas Capítulo 13 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:

EL SANTO EVANGELIO SEGÚN
SAN LUCAS

CAPÍTULO 13
(33 d.C.)
EL ARREPENTIMIENTO



Y EN este mismo tiempo (probablemente se refiere a la Pascua anterior cuando ocurrió este acontecimiento) estaban allí unos que Le contaban acerca de los Galileos, cuya sangre Pilato había mezclado con sus sacrificios (algo pasó en el Templo, que no se explica aquí, Pilato manda a unos soldados para reprimir la revuelta; sea lo que era,  mataron a algunos cuando estaban ofreciendo Sacrificios en el Altar directamente en frente del Templo; en consecuencia, su "sangre" se había mezclado con la sangre de los Sacrificios).
2 Y respondiendo Jesús les dijo, ¿Pensáis que estos Galileos, porque han padecido tales cosas, hayan sido más pecadores que todos los Galileos? (Es exactamente lo que los líderes religiosos pensaron.)
3 Yo os digo, No: mas, si no os arrepintiereis, todos pereceréis igualmente (es un Mensaje con tono pesimista; era evidente que ellos habían asumido en sus mentes que los juicios sufridos por esta gente era debido a sus graves pecados; razonaron que ellos eran mucho más rectos, y no sufrirían tal consecuencia — Jesús les informa que no es así).
4 O aquellos dieciocho, sobre los cuales cayó la torre en Siloé, y los mató, ¿pensáis que ellos fueron más deudores que todos los hombres que habitan en Jerusalén? (Se dice que los Judíos consideraron la catástrofe como un juicio sobre los trabajadores que perecieron porque Pilato les pagó con dinero del Templo. Esto tuvo que ver con el pozo de Siloé situado en Jerusalén.)
5 Yo os digo, No: mas, si no os arrepintiereis, todos pereceréis igualmente (si Cristo lo dice una vez, es de mucho significado; si lo dice dos veces, como lo vemos aquí, entonces adquiere una consecuencia de proporciones sin precedentes; la tragedia sucedió en el año 70 d.C.; ellos perecieron realmente cuando Tito, el General Romano, completamente destruyó Jerusalén).
LA HIGUERA SIN FRUTA
6 Y luego dijo esta Parábola (indica que fue dicho inmediatamente después de exigir el Arrepentimiento); Un cierto hombre tenía una higuera plantada en su viña (la "higuera" es simbólica de Israel); y vino a buscar fruto en ella, y no lo halló (Israel no producía ningún fruto para el Señor, a pesar de toda su religiosidad; debiera servir como lección para la Iglesia moderna).
7 Y dijo al Viñador (describe al "dueño" como Dios, y el "Viñador" como Jesús; la "Viña," es decir, "perteneció a Dios"; como también, la Iglesia Le pertenece [Mat. 16:18]), He aquí, tres años hace que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo hallo (ilustra los tres años del Ministerio del Señor hasta este momento; a pesar de que el mundo haya visto los más grandes milagros, y aún así, Israel permaneció espiritualmente ciego y mudo; no había fruto alguno): córtala; ¿por qué ocupará aún la tierra? (Era una advertencia a Israel de que si no iba a producir fruto, el juicio era inminente. Pero aún así, no prestaron atención ni escucharon.)
8 Él (el Señor Jesús) entonces respondiendo, Le dijo (Dios el Padre): Señor, déjala aún este año, hasta que la excave, y ponga abono (representa los últimos meses del último año del Ministerio del Maestro, ya que se extienda que Su Ministerio duró unos tres años y medio; describe el hecho de que Cristo le había suplicado al Padre para que Le concediera un poco más tiempo):
9 Y si hiciere fruto, bien: y si no, la cortarás después (de hecho, los últimos pocos meses de Su Ministerio público tuvo más oposición que nunca; Israel no dio ningún fruto, y en el año 70 d.C. ellos fueron "cortados").
EL SÁBADO
10 Y enseñaba en una Sinagoga en Sábado (para entonces, la mayoría de las Sinagogas Le cerraron las puertas; es claro que ésta era una de las pocas que todavía Le permitía Ministrar).
11 Y, he aquí, una mujer que tenía espíritu de enfermedad dieciocho años (quiere decir que un espíritu demoníaco había causado esta enfermedad, que, sin lugar a dudas, es la causa de mucha enfermedad en la actualidad, también), y andaba agobiada, que en ninguna manera se podía enderezar (constituía, unos piensan, un encorvamiento de la columna vertebral; ella era un ejemplo de lo que Satanás ha hecho a toda la humanidad; al género humano en general, al menos de una u otra forma, tiene un "espíritu de enfermedad" provocado por Satanás, y están "ligados"; como también, el hombre de ninguna manera, puede "enderezarse").
12 Y cuando Jesús la vio, la llamó (quiere decir que este milagro, como el de Naín, no fue solicitado), y le dijo, Mujer, libre eres de tu enfermedad (una declaración de Liberación que toda la raza humana necesita).
13 Y puso Sus Manos sobre ella: y luego se enderezó, y Glorificaba a Dios (describe el hecho de que esta mujer conocía al Señor, que significa que ella era recta con Dios, sin embargo, estuvo atada por este "espíritu de enfermedad," que nos enseña que es cierto que tal puede pasar, hasta ahora mismo, y, sin duda, sucede; no significa que la mujer estaba poseída de un demonio, ya que ella no estaba poseída; lo que realmente significa es lo que ella fue "oprimida por espíritus demoníacos," que puede pasar a cualquier Creyente [Hch. 10:38]).
14 Y respondiendo el principal de la Sinagoga, enojado de que Jesús hubiese sanado en Sábado (no había nada en la Ley de Moisés que decía que no se podía sanar a una persona en el Día Sábado; era pura invención del hombre), dijo a la multitud, Seis días hay en que es necesario obrar: en estos, pues, venid y sed curados, y no en el Día Sábado (indica que este Farisaico fanático reprochaba a Cristo; ¡la perversidad religiosa es la máxima forma de maldad!).
15 Entonces el Señor le respondió, y dijo, Hipócrita (¡proclama la indignación justa, ¡y con derecho! y que quede bien claro que Cristo dijo esto en voz alta delante de toda la gente), cada uno de vosotros ¿no desata en Sábado su buey o su asno del pesebre, y lo lleva a beber? (Él con viveza hace un contraste entre animales y seres humanos, y puso a los Fariseos en ridículo ¡por su necedad!)
16 Y a esta hija de Abraham (expresa la relación del Convenio), que, he aquí, Satanás la había atado dieciocho años (Satanás es la causa de toda la esclavitud, sea física, mental, financiera o espiritual), ¿no convino desatarla de esta ligadura en el Día Sábado? (Expone que la Liberación de esta mujer era más importante que guardar cierta regla absurda hecha por el hombre.)
17 Y diciendo estas cosas, se avergonzaban todos Sus adversarios (se avergonzaron, pero no cambiaron, ya que no se arrepentirían): más todo el pueblo se gozaba de todas las cosas gloriosas que eran por Él hechas (¡pero esto enfureció a estos hipócritas aún más!).
LA SEMILLA DE MOSTAZA
18 Y Él dijo, ¿A qué es semejante el Reino de Dios (Tiene la intención de describir lo que Satanás y los hombres religiosos han hecho al Gran Plan de Dios como se le fue dado a Abraham y a Moisés, así como a los Profetas. ¡Se aplica en la actualidad a la Iglesia también!), y a qué lo compararé? (Presenta a Dios Mismo revelando Su Juicio sobre lo que fingía ser Su Reino.)
19 Semejante es al grano de la mostaza, que tomándolo un hombre, lo metió en su huerto (tiene que ver con los comienzos humildes del Reino de Dios en la Tierra, desde Abel en el pasado; de hecho, sus comienzos eran tan pequeños que la Biblia sólo registra dos conversiones hasta Noé, un período de unos 1.600 años); y creció, y fue hecho árbol grande (se refiere a la Nación de Israel que crece en millones de personas); y las aves del Cielo hicieron nidos en sus ramas (indica que los espíritus demoníacos hacen su hogar en este Reino; de ahí, se explica la actitud espiritual del Principal de la Sinagoga donde Jesús sanó a la mujer, así como la de todos los líderes religiosos de Israel).
LA LEVADURA
20 Y otra vez dijo, ¿A qué compararé el Reino de Dios?
21 Semejante es a la levadura (tiene la intención de describir la podredumbre y corrupción), que tomó una mujer (la palabra "mujer" como se usa aquí en forma simbólica representa la maldad, el error, la suciedad, la infidelidad y la falsa religión) y la escondió en tres medidas de harina (la harina simboliza la Palabra de Dios), hasta que todo hubo fermentado (describe a Israel completamente corrupto durante la época de Cristo como corrompido y, también, se refiere a la Iglesia moderna).
LA MERA PROFESIÓN
22 Y pasaba por todas las ciudades y aldeas enseñando, y caminando a Jerusalén (infiere que Él ya no era bienvenido en ninguna Sinagoga; eran los últimos pocos meses, o aun semanas, del Ministerio del Maestro).
23 Y Le dijo uno, Señor, ¿son pocos los que se Salvan? (Sin duda, esta pregunta fue hecha, debido a las declaraciones que acaban de ser hechas por Cristo acerca del "árbol de mostaza" y las "tres medidas de harina.") Y Él les dijo,
24 Esforzaos a entrar por la puerta angosta (automáticamente se estrecha la abertura para la entrada a la Salvación; no es que Dios rechaza a la gente, sino que la gente rechaza a Dios, o por lo menos el Camino de Dios): porque os digo, que muchos procurarán entrar, y no podrán (declara el hecho de que muchos intentan entrar por un camino de otra manera que de la Cruz, ¡que es imposible!).
25 Después que el padre de familia se levantare, y cerrare la puerta (corresponde a la muerte), y comenzareis a estar fuera (se refiere a multitudes de personas que pensaban que estaban dentro del Reino, pero en realidad, estaban "afuera"; no hay nada peor que un falso camino de Salvación), y llamar a la puerta, diciendo, Señor, Señor, ábrenos (una oración que podría ser contestada en cualquier momento antes de la muerte, pero no puede ser contestada después de la muerte); y respondiendo os dirá, No os conozco de donde seáis (Cristo le dirá a todos quienes han rechazado la Cruz, "no os conozco"; no podría haber ningún otro anuncio más espeluznante).
26 Entonces comenzaréis a decir, Delante de ti hemos comido y bebido, y en nuestras plazas enseñaste (corresponde al Israel de la época de Jesús que estaba tan habituado a Cristo, pero Lo rechazaron; también corresponde a las grandes multitudes que son religiosas, pero perdidas).
27 Y Yo os dirá, Os digo, que no os conozco de donde seáis (declara a Jesucristo Solo como el Juez); apartaos de Mí todos los obreros de iniquidad (quien sea que rechaza la Cruz, es "un obrero de la iniquidad," ya sea si lo entiende o no; al rechazar la Cruz se pone en estado de rebelión).
28 Allí será el llanto y el crujir de dientes (coloca a los que profesan religión a la par de los ateos y de los que rechazan a Cristo), cuando viereis a Abraham, y a Isaac, y a Jacob, y a todos los Profetas en el Reino de Dios (presenta a éstos como que están con el Señor), y vosotros echados fuera (ser echados fuera del Cielo es ser echados al Infierno).
29 Y vendrán del oriente y del occidente, del norte y del sur (declara el fin de cualquier tipo de exclusividad del Evangelio como los Judíos la practicaban en la época de Jesús; también se aplica al mundo hoy día), y se sentarán a la mesa en el Reino de Dios (predice la Iglesia Gentil teniendo los mismos derechos que los Judíos, al menos los Judíos que son Salvos [Ef. 2:13-18]).
30 Y, he aquí, son postreros los que serán los primeros (se refiere básicamente a la Iglesia, que está de "última," es decir, después de Israel, pero entrará "primero," debido a ser la primera en aceptar a Cristo), y son primeros los que serán los postreros (se refiere a Israel que era el primero en línea para recibir a Cristo, pero Lo rechazó, en consecuencia, será el "último" para aceptarlo, que será en la Segunda Venida).
HERODES
31 Aquel mismo día llegaron unos de los Fariseos, diciéndole, Sal, y vete de aquí: porque Herodes te quiere matar (declara un pretexto de su parte para fingir amistad y  preocupación, cuando su único verdadero objetivo era detener a Cristo en Su Obra y de callar Su Predicación; lo mismo hizo Herodes quien asesinó a Juan el Bautista).
32 Y les dijo, Id, y decid a aquella zorra (literalmente se lee en el Texto Griego, "ella-zorra," que era el nombre más desdeñoso que jamás le fue dado a alguien por Jesús), He aquí, echo fuera demonios (espíritus demoníacos), y acabo sanidades hoy y mañana (tiene que ver con Su Ministerio Personal, es decir, "hoy," y este Ministerio que continuaría a través de Sus seguidores, es decir, "mañana"; en esta declaración, Él en realidad está declarando que Herodes es del Diablo, y que vendrá el día, cuando los que son como él, ya no dominarán entre los hijos de los hombres; esto aguarda la Segunda Venida, pero es más cercano ahora que nunca), y al tercer día soy consumado (predice Su Muerte, Resurrección, Ascensión y Exaltación).
33 Empero es necesario que hoy, y mañana, y pasado mañana sigo Mi camino (simplemente quiere decir que Él estaba en su camino a Jerusalén, que se tomaría unos tres días): porque no es posible que un Profeta muera fuera de Jerusalén (¡una terrible acusación sobre aquella ciudad! Satanás ha venido en contra de esta ciudad como ningún otra, porque el Señor eligió a Jerusalén para poner Su Nombre [II Crón. 6:6]; en la Segunda Venida habrá por fin paz).
JERUSALÉN
34 ¡Oh Jerusalén, Jerusalén! (¡dicho como un grito de angustia y de amor, sin embargo, con un presagio profundo!) que matas a los Profetas, y apedreas a los que son enviados a ti (no sólo afectó a Israel, sino al mundo entero; el rechazo de Cristo por Su Propio Pueblo, produjo "la era de los Gentiles" se continuara, con el Gobierno de Dios en relación con el aplazo de este Planeta); cuántas veces quise juntar tus hijos, como la gallina sus pollos debajo de sus alas, y no quisiste! (Se le dio innumerables oportunidades para Arrepentirse, pero en vano.)
35 He aquí, os es dejada vuestra casa desierta (en efecto, se refiere al Templo, ya que Él lo rechazó, Dios lo rechaza ahora): y os digo, Que no Me veréis (habiendo rechazado a Cristo, ellos verían a "César," lo que resultaría ser una alternativa catastrófica) hasta que venga tiempo cuando digáis, Bendito El Que viene en Nombre del Señor (citado de  Salmos 118:26; corresponde a la Edad del Reino venidero, que comenzará en la Segunda Venida; para aquel entonces Israel aceptará a Cristo como Señor, Salvador y Mesías).


Primera Corintios Capítulo 13:


El amor
Ahora les voy a mostrar un camino más excelente. Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas,[a] pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá.
(1Co 13:1-8)



Hebreos 10:35-12:4



Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté,  David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.

Romanos 8:



Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los  muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos;  herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

El 25 de junio Lectura Bíblica Diaria

Mensaje de la Cruz de Cristo Jesús-Capítulo-1

Sonidos del aire libre



El 25 de junio Lectura Bíblica Diaria:

Isaías 16 a 18:
16 Enviad cordero al señor de la tierra, desde Sela del desierto al monte de la hija de Sion. Y cual ave espantada que huye de su nido, así serán las hijas de Moab en los vados de Arnón. Reúne consejo, haz juicio; pon tu sombra en medio del día como la noche; esconde a los desterrados, no entregues a los que andan errantes. Moren contigo mis desterrados, oh Moab; sé para ellos escondedero de la presencia del devastador; porque el atormentador fenecerá, el devastador tendrá fin, el pisoteador será consumido de sobre la tierra. Y se dispondrá el trono en misericordia; y sobre él se sentará firmemente, en el tabernáculo de David, quien juzgue y busque el juicio, y apresure la justicia. Hemos oído la soberbia de Moab; muy grandes son su soberbia, su arrogancia y su altivez; pero sus mentiras no serán firmes. Por tanto, aullará Moab, todo él aullará; gemiréis en gran manera abatidos, por las tortas de uvas de Kir-hareset. Porque los campos de Hesbón fueron talados, y las vides de Sibma; señores de naciones pisotearon sus generosos sarmientos; habían llegado hasta Jazer, y se habían extendido por el desierto; se extendieron sus plantas, pasaron el mar. Por lo cual lamentaré con lloro de Jazer por la viña de Sibma; te regaré con mis lágrimas, oh Hesbón y Eleale; porque sobre tus cosechas y sobre tu siega caerá el grito de guerra. Quitado es el gozo y la alegría del campo fértil; en las viñas no cantarán, ni se regocijarán; no pisará vino en los lagares el pisador; he hecho cesar el grito del lagarero. Por tanto, mis entrañas vibrarán como arpa por Moab, y mi corazón por Kir-hareset. Y cuando apareciere Moab cansado sobre los lugares altos, cuando venga a su santuario a orar, no le valdrá. Esta es la palabra que pronunció Jehová sobre Moab desde aquel tiempo; pero ahora Jehová ha hablado, diciendo: Dentro de tres años, como los años de un jornalero, será abatida la gloria de Moab, con toda su gran multitud; y los sobrevivientes serán pocos, pequeños y débiles. 17 Profecía sobre Damasco. He aquí que Damasco dejará de ser ciudad, y será montón de ruinas. Las ciudades de Aroer están desamparadas, en majadas se convertirán; dormirán allí, y no habrá quien los espante. Y cesará el socorro de Efraín, y el reino de Damasco; y lo que quede de Siria será como la gloria de los hijos de Israel, dice Jehová de los ejércitos. En aquel tiempo la gloria de Jacob se atenuará, y se enflaquecerá la grosura de su carne. Y será como cuando el segador recoge la mies, y con su brazo siega las espigas; será también como el que recoge espigas en el valle de Refaim. Y quedarán en él rebuscos, como cuando sacuden el olivo; dos o tres frutos en la punta de la rama, cuatro o cinco en sus ramas más fructíferas, dice Jehová Dios de Israel. En aquel día mirará el hombre a su Hacedor, y sus ojos contemplarán al Santo de Israel. Y no mirará a los altares que hicieron sus manos, ni mirará a lo que hicieron sus dedos, ni a los símbolos de Asera, ni a las imágenes del sol. En aquel día sus ciudades fortificadas serán como los frutos que quedan en los renuevos y en las ramas, los cuales fueron dejados a causa de los hijos de Israel; y habrá desolación. Porque te olvidaste del Dios de tu salvación, y no te acordaste de la roca de tu refugio; por tanto, sembrarás plantas hermosas, y plantarás sarmiento extraño. El día que las plantes, las harás crecer, y harás que su simiente brote de mañana; pero la cosecha será arrebatada en el día de la angustia, y del dolor desesperado. ¡Ay! multitud de muchos pueblos que harán ruido como estruendo del mar, y murmullo de naciones que harán alboroto como bramido de muchas aguas. Los pueblos harán estrépito como de ruido de muchas aguas; pero Dios los reprenderá, y huirán lejos; serán ahuyentados como el tamo de los montes delante del viento, y como el polvo delante del torbellino. Al tiempo de la tarde, he aquí la turbación, pero antes de la mañana el enemigo ya no existe. Esta es la parte de los que nos aplastan, y la suerte de los que nos saquean. 18 ¡Ay de la tierra que hace sombra con las alas, que está tras los ríos de Etiopía; que envía mensajeros por el mar, y en naves de junco sobre las aguas! Andad, mensajeros veloces, a la nación de elevada estatura y tez brillante, al pueblo temible desde su principio y después, gente fuerte y conquistadora, cuya tierra es surcada por ríos. Vosotros, todos los moradores del mundo y habitantes de la tierra, cuando se levante bandera en los montes, mirad; y cuando se toque trompeta, escuchad. Porque Jehová me dijo así: Me estaré quieto, y los miraré desde mi morada, como sol claro después de la lluvia, como nube de rocío en el calor de la siega. Porque antes de la siega, cuando el fruto sea perfecto, y pasada la flor se maduren los frutos, entonces podará con podaderas las ramitas, y cortará y quitará las ramas. Y serán dejados todos para las aves de los montes y para las bestias de la tierra; sobre ellos tendrán el verano las aves, e invernarán todas las bestias de la tierra. En aquel tiempo será traída ofrenda a Jehová de los ejércitos, del pueblo de elevada estatura y tez brillante, del pueblo temible desde su principio y después, gente fuerte y conquistadora, cuya tierra es surcada por ríos, al lugar del nombre de Jehová de los ejércitos, al monte de Sion.

Salmo 143:
Escucha, Señor, mi oración; atiende a mi súplica. Por tu fidelidad y tu justicia, respóndeme. No lleves a juicio a tu siervo, pues ante ti nadie puede alegar inocencia. El enemigo atenta contra mi vida: quiere hacerme morder el polvo. Me obliga a vivir en las tinieblas, como los que murieron hace tiempo. Ya no me queda aliento; dentro de mí siento paralizado el corazón. Traigo a la memoria los tiempos de antaño: medito en todas tus proezas, considero las obras de tus manos. Hacia ti extiendo las manos; me haces falta, como el agua a la tierra seca. Selah. Respóndeme pronto, Señor, que el aliento se me escapa. No escondas de mí tu rostro, o seré como los que bajan a la fosa. Por la mañana hazme saber de tu gran amor, porque en ti he puesto mi confianza. Señálame el camino que debo seguir, porque a ti elevo mialma. Señor, líbrame de mis enemigos, porque en ti busco refugio. Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios. Que tú buen Espíritu me guíe por un terreno sin obstáculos. Por tu nombre, Señor, dame vida; por tu justicia, sácame de este aprieto. Por tu gran amor, destruye a mis enemigos; acaba con todos mis adversarios. ¡Yo soy tu siervo!

Proverbios 12:
El que ama la disciplina ama el conocimiento, pero el que la aborrece es un necio. El hombre bueno recibe el favor del Señor, pero el intrigante recibe su condena. Nadie puede afirmarse por medio de la maldad; sólo queda firme la raíz de los justos. La mujer ejemplar es corona de su esposo; la desvergonzada es carcoma en los huesos. En los planes del justo hay justicia, pero en los consejos del malvado hay engaño. Las palabras del malvado son insidias de muerte, pero la boca de los justos los pone a salvo. Los malvados se derrumban y dejan de existir, pero los hijos de los justos permanecen. Al hombre se le alaba según su sabiduría, pero al de mal corazón se le desprecia. Vale más un Don Nadie con criado que un Don Alguien sin pan. El justo atiende a las necesidades de su bestia, pero el malvado es de mala entraña. El que labra su tierra tendrá abundante comida, pero el que sueña despierto es un imprudente. Los malos deseos son la trampa de los malvados, pero la raíz de los justos prospera. En el pecado de sus labios se enreda el malvado, pero el justo sale del aprieto. Cada uno se sacia del fruto de sus labios, y de la obra de sus manos recibe su recompensa. Al necio le parece bien lo que emprende, pero el sabio atiende al consejo. El necio muestra en seguida su enojo, pero el prudente pasa por alto el insulto. El testigo verdadero declara lo que es justo, pero el testigo falso declara falsedades. El charlatán hiere con la lengua como con una espada, pero la lengua del sabio brinda alivio. Los labios sinceros permanecen para siempre, pero la lengua mentirosa dura sólo un instante. En los que fraguan el mal habita el engaño, pero hay gozo para los que promueven la paz. Al justo no le sobrevendrá ningún daño, pero al malvado lo cubrirá la desgracia. El Señor aborrece a los de labios mentirosos, pero se complace en los que actúan con lealtad. El hombre prudente no muestra lo que sabe, pero el corazón de los necios proclama su necedad. El de manos diligentes gobernará; pero el perezoso será subyugado. La angustia abate el corazón del hombre, pero una palabra amable lo alegra. El justo es guía de su prójimo, pero el camino del malvado lleva a la perdición. El perezoso no atrapa presa, pero el diligente ya posee una gran riqueza. En el camino de la justicia se halla la vida; por ese camino se evita la muerte.

El Libro de Lucas Capítulo 12 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:




EL SANTO EVANGELIO SEGÚN
SAN LUCAS



CAPÍTULO 12
(33 d.C.)
LA LEVADURA




EN esto, juntándose una innumerable multitud de gente, tanto que unos a otros se pisaban, comenzó a decir a Sus Discípulos primeramente (rechazado por los líderes religiosos de Israel, Él limita Sus Palabras a Sus Discípulos, al menos en este tiempo), Guardaos de la levadura de los Fariseos, que es hipocresía (la "levadura" era las interpretaciones y tradiciones de los hombres, substituyeron la Palabra de Dios con éstas; Jesús denomina esto como la hipocresía, que es la actuación del papel de un personaje, o ser algo diferente de lo que realmente es; de hecho, toda la religión es una hipocresía, porque las reglas de los hombres, que es la religión, no puede cambiar  el corazón).
2 Porque nada hay encubierto, que no haya de ser descubierto; ni oculto, que no haya de ser sabido (lo que es correcto o incorrecto será al final revelado).
3 Por tanto, las cosas que dijisteis en tinieblas a la luz serán oídas (la doctrina incorrecta, que es tinieblas, será al final revelada a lo que realmente es por la Luz de la Palabra de Dios); y lo que hablasteis al oído en las cámaras será pregonado en los terrados (los Fariseos conspiraron en secreto para matar a Cristo; todo el mundo ya conocen sus secretos; y por eso toda la impiedad finalmente será descubierta).
4 Mas os digo, amigos Míos: No temáis de los que matan el cuerpo, y después no tienen  más que pueden hacer (los Creyentes no deben temer a los hombres).
5 Mas os enseñaré a quién temáis: Temed a Aquél (Dios), que después de haber quitado la vida (la vida y la muerte están en las Manos de Dios Solo), tiene poder de echar en el Infierno (el mayor temor de Dios desterraría el temor menor del hombre; ya que el hombre sólo puede tocar el cuerpo, pero Dios puede alcanzar el alma y echarlo en el Infierno); así, os digo, A Éste temed (manifiesta la segunda vez lo que está declarado, y por lo tanto, tiene la intención de que se entienda claramente).
6 ¿No se venden cinco pajarillos por dos blancas (una transacción insignificante), pues, ni uno de ellos está olvidado delante de Dios? (Cada incidente y transacción, no importa cuan pequeño o aparentemente insignificante que sea, son conocidos y registrados por Dios.)
7 Y aun los cabellos de vuestra cabeza están todos contados (indica un grado de conocimiento que va más allá de la comprensión del ser humano). No temáis pues: de más estima sois que muchos pajarillos (para aquéllos que verdaderamente siguen al Señor, estas palabras deberán ser motivo de mucho consuelo para todos los Creyentes; Él conoce cada acción nuestra, y Él va a vigilar cada acción, si Le permitimos).
8 Y os digo, Que todo aquel que Me confesare delante de los hombres, también el Hijo del Hombre le confesará delante de los Ángeles de Dios (si Le confesamos delante de los hombres, no importa cuan penoso sea ese testimonio, Él nos confesará delante de los Ángeles):
9 Mas el que Me negare delante de los hombres será negado delante de los Ángeles de Dios (si Le negáramos delante de los hombres, Él nos negará delante de los Ángeles; ¡estos Pasajes le declaran a todos que Jesucristo, el pobre Galileo Rabino, es en Verdad Rey de reyes y Señor de señores!).
EL PECADO IMPERDONABLE
10 Y todo aquel que dice palabra contra el Hijo del Hombre, le será perdonado (esto es, si se busca el perdón [I Jn. 1:9]): mas el que blasfemare contra el Espíritu Santo no le será perdonado (esta "blasfemia" no puede cometerse por los que no hacen profesión del Señor; significa que sólo los que profesan la religión cometen este pecado; y no hay perdón por este pecado y, de hecho, los autores de este pecado ni siquiera buscan el perdón).
LA OPOSICIÓN
11 Y cuando os trajeren a las Sinagogas, y a los Magistrados, y potestades (oficiales), no estéis solícitos cómo o qué hayáis de responder, o qué hayáis de decir (simplemente quiere decir que no debemos estar llenos de ansiedades; no quiere decir que no debe hacerse preparación alguna, sino sólo que nuestra confianza se debe poner en el Señor para disponer las respuestas adecuadas):
12 Porque el Espíritu Santo os enseñará en la misma hora lo que será necesario decir (el Creyente siempre debe buscar al Espíritu Santo por dirección y orientación).
LA CODICIA
13 Y Le dijo uno de la compañía, Maestro, di a mi hermano, que reparta conmigo la herencia (la insensibilidad y mala educación del corazón natural aquí se manifiesta; este hombre interrumpió al Señor, con una petición ridícula).
14 Mas Él le dijo, Hombre, ¿quién Me puso por juez o repartidor sobre vosotros? (Si el Señor hubiera interferido en el Gobierno Civil, Él se hubiera colocado en el poder de sus enemigos; no era Su lugar. Siempre se ocupaba de las almas, y dirigió la atención de los hombres hacia la otra vida más allá de la tumba.)
15 Y les dijo, Mirad, y guardaos de toda avaricia (el deseo de adquirir cosas malas, o intentar de obtener cosas buenas en la forma equivocada): porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee (la mayoría del mundo intenta encontrar la vida en las posesiones; sin embargo, no hay "vida" en estas cosas; la "Vida" sólo se encuentra en Cristo [Jn. 14:6]).
EL NECIO RICO
16 Y les refirió una Parábola, diciendo, La heredad de un cierto hombre rico había llevado mucho (las riquezas, si se adquieren correctamente, deben ser consideradas como Bendiciones de Dios, y tratadas como corresponde):
17 Y él pensaba dentro de sí, diciendo, ¿Qué haré, porque no tengo donde juntar mis frutos? (Dios le dio los "frutos," y en consecuencia tenían que usarse como corresponde. Sin embargo, él amontonó esos frutos, lo cual desgraciadamente, es lo que muchos hacen.)
18 Y dijo, Esto haré: derribaré mis alfolíes, y los edificaré mayores; y allí juntaré todos mis frutos y mis bienes (se destinaron los bienes para usarse como "frutos" para la Gloria de Dios, que es llevar el Evangelio al mundo, pero en vez de hacer eso, él hizo todo lo opuesto).
19 Y diré a mi alma, Alma, muchos bienes tienes almacenados para muchos años; repósate, come, bebe, diviértete (en realidad su alma no tenía nada; de hecho, había provisto para la carne, pero no había provisto para el alma; ¿cuántos Cristianos ricos, desgraciadamente, caen en esta misma categoría?).
20 Mas le dijo Dios (¿qué es lo que Dios nos quiere decir?), Necio (el Señor le dice lo mismo a todos los que persiguen esta serie de codicia), esta noche vuelven a pedir tu alma (tarde o temprano, vendrá "esta noche"): y lo que has provisto, ¿de quién será? (Él no las entregó a Dios, y ahora "esas cosas" se van a desperdiciar.)
21 Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico hacia Dios (si las riquezas vienen, pueden utilizarse para uno mismo o para Dios; ¿qué será?).
LA PREOCUPACIÓN
22 Y dijo a Sus Discípulos, Por tanto os digo, No estéis afanosos de vuestra vida, qué comeréis; ni del cuerpo, qué vestiréis (no se preocupe por estas cosas).
23 La vida es más que la comida, y el cuerpo que el vestido (en otras palabras, preocúpese por lo espiritual, y el Señor cuidará de lo material y de lo físico).
24 Considerad los cuervos (un ave impura): que ni siembran, ni siegan; que ni tienen bodega, ni alfolí; y Dios los alimenta (no importa cuán humildes son): ¿cuánto de más estima sois vosotros que las aves? (Si el Señor alimenta a las águilas ratoneras, ¿no crees que Él también nos alimentará a nosotros? ¡Esto es, si confiamos verdaderamente en Él!)
25 ¿Y quién de vosotros podrá con afán (por ansiedad) añadir a su estatura un codo? (De toda la Creación, es solo el hombre el que se entrega a la ansiedad, el temor, la rebelión, el pecado y la incredulidad.)
26 Pues si no podéis hacer ni siquiera eso (si no podemos por la ansiedad cambiar ni las cosas más pequeñas), ¿para qué estaréis afanosos de lo demás?
27 Considerad los lirios cómo crecen: no labran, ni hilan (que se trastorna en un estado de confusión mental); más os digo, que ni aún Salomón con toda su gloria se vistió como uno de ellos (el lirio permanece por la Creación de Dios, y si el Creyente hiciera lo mismo, disfrutaría la provisión de la Creación).
28 Y si así viste Dios a la hierba, que hoy está en el campo, y mañana es echada en el horno (nos asegura del hecho de que Dios aun ha provisto para lo que es de corta duración); ¿cuánto más a vosotros, hombres de poca fe? (Se refiere a los Creyentes como seres eternos, y en consecuencia, de valor incalculable; para observar la Creación gloriosa de Dios y cómo la Cuida, y después dudar de Su Cuidado de nosotros es un insulto de gran magnitud al Señor.)
29 Vosotros, pues, no procuréis qué habéis de comer, o qué habéis de beber (confía en el Señor para estas cosas), ni estéis en mente dudosa (un estado distraído de la mente, que vacila entre la esperanza y el temor).
30 Porque todas estas cosas buscan las gentes del mundo (se refiere a la economía del mundo, y no la economía de Dios): más vuestro Padre sabe que necesitáis estas cosas (quiere decir que ya estamos en Su Reino; por lo tanto, estamos en Su Cuidado creador).
31 Sino más bien buscad el Reino de Dios (nos indica lo que en realidad debemos buscar); y todas estas cosas os serán añadidas (cuando venimos a Cristo, dejamos la economía del mundo y entramos en la Economía de Dios, que de veras lo posterior es una economía en que nunca se declarará en quiebra).
32 No temáis (no es una sugerencia, sino más bien un Mandato), manada pequeña (expresa el Cuidado tierno del Gran Pastor a Sus Ovejas); porque Le agrada a vuestro Padre daros el Reino (éste es el Reino de Dios, y por eso, mucho mayor que los reinos de este mundo).
LAS RIQUEZAS
33 Vended lo que poseéis, y dad limosna (la idea es de no amontonar y codiciar como el mundo lo hace; a la misma medida que Dios nos bendice, debemos ofrendar abundante y generosamente a Su Obra; sin embargo, debemos asegurar que es Su Obra a la cual estamos ofrendando); haceos bolsas que no se envejecen, tesoro en los Cielos que nunca falta, donde ladrón no llega, ni polilla corrompe (deposite tesoros en el Cielo).
34 Porque donde está vuestro tesoro, allí también estará vuestro corazón (el tesoro aquí se acabará porque hay ladrones y corrupción; sin embargo, el tesoro allá, refiriéndose al Cielo, nunca se acabará; el "corazón" es el ser mismo de la persona; la implicación es que si no hay tesoro en el Cielo, la persona no se irá para allá cuando muere; no importa su profesión, su corazón está donde está su tesoro).
SIERVOS PREVENIDOS
35 Estén ceñidos vuestros lomos, y vuestras lámparas encendidas (obrar y esperar deben caracterizar al Cristiano);
36 Y vosotros semejantes a hombres que esperan cuando su Señor (se refiere al Arrebatamiento de la Iglesia) ha de volver de las bodas (en esencia, quiere decir "apartarse de las preparaciones para la boda"); para que cuando Él viniere, y llamare, luego Le abran (indica que debemos estar prevenido en cada momento).
37 Bienaventurados aquellos siervos, a los cuales cuando el Señor viniere, hallare velando (se refiere a aquéllos que están prevenidos para el Arrebatamiento): de cierto os digo, Que Él (el Señor) se ceñirá, y hará que se sienten a la mesa, y pasando les servirá (indica la Cena de las Bodas del Cordero, con Jesús como el Anfitrión).
38 Y aunque venga a la segunda vigilia (a las 9:00 de la noche hasta a las 12:00 de la medianoche), o aunque venga a la tercera vigilia (a las 12:00 de la medianoche hasta a las 3:00 de la madrugada), y los hallaré así, bienaventurados son tales siervos (la idea es que debemos estar prevenidos para Su Venida en todo momento).
EL DUEÑO DE LA CASA
39 Esto empero sabed, que si supiese el dueño de la casa a qué hora había de venir el ladrón, velaría ciertamente, y no dejaría que entrara en su casa a robar (si alguien fielmente vigila la llegada del Señor, entonces al mismo tiempo Él estará vigilando a Satanás para que el maligno no destruya su "casa").
40 Vosotros pues también estad apercibidos: porque a la hora que no pensáis el Hijo del Hombre vendrá (desgraciadamente, la mayoría de la Iglesia moderna no cree que acontecerá el Arrebatamiento; significa que sin duda alguna va a acontecer, ¡y muy pronto!).
EL SIERVO INFIEL
41 Entonces Pedro Le dijo, Señor, ¿dices esta Parábola a nosotros, o también a todos? (Pedro dice que comenzará muy pronto un reino terrenal, con los Doce en una posición de primordial importancia en ese Reino; de hecho, Jesús les está hablando a todos.)
42 Y dijo el Señor, ¿Quién es el mayordomo fiel y sabio (algunos afirman que el "mayordomo" se refiere solamente a los ministros; sin embargo, la naturaleza misma de la palabra no se relaciona a la posición, sino a la responsabilidad, que se aplica a todos), al cual el señor pondrá sobre sus siervos, para que a tiempo les dé su ración? (Es el mayordomo quien es "fiel y sabio.")
43 Bienaventurado aquel siervo (el mayordomo y el siervo son el mismo), al cual cuando el Señor viniere, hallaré haciendo así (ser fiel en lo que el Señor nos ha llamado a desempeñar que proclama el hecho de que tal también es sabio).
44 En verdad os digo, Que Él le pondrá sobre todos Sus bienes (un gobernador en el Reino de Dios, el cual está por venir, es la recompensa que los "fieles y sabios" buscarán, y no las cosas de este mundo).
45 Mas si tal siervo dijere en su corazón, Mi Señor tarda en venir (desgraciadamente, la mayoría de la Iglesia moderna cae en esta categoría); y comenzaré a herir a los siervos y a las criadas (no amar a Dios debidamente es no amar a nuestro vecino debidamente como a nosotros mismos), y a comer y a beber, y a embriagarse (señala a los Creyentes quienes han dejado de creer y, por lo tanto, han perdido su camino, lo cual al final van a terminar perdiendo su alma; y además, completamente refuta la doctrina no Bíblica de la Seguridad Eterna Incondicional);
46 Vendrá el señor de aquel siervo el día que no espera, y a la hora que no sabe, y le apartará, y pondrá su parte con los infieles (claramente señala a los Creyentes anteriores que habían dejado de creer y, por eso, morirán eternamente perdidos [Heb. 6:4-6; 10:23-29]).
47 Porque el siervo (alguien que anteriormente era Salvo) que entendió la Voluntad de su Señor, y no se apercibió, ni hizo conforme a Su Voluntad (la de Dios), será azotado mucho (grados de castigo; la gente que ha conocido a Dios, pero se ha apartado de Él, sufrirán castigos más severos en la eternidad que aquéllos que tuvieron poca oportunidad, si había alguna, de conocer al Señor).
48 Mas el que no entendió (no conocía el Camino del Señor), e hizo cosas dignas de azotes, será azotado poco (menos azotes que su prójimo que tuvo mucha oportunidad). Porque a cualquiera que fue dado mucho, mucho será vuelto a demandar de él: y al que encomendaron mucho, más le será pedido (de estas Escrituras, los Católicos afirman la doctrina del purgatorio; pero del purgatorio se dice que es purgativo y no es punitivo; por lo tanto, no se aplican estos Versículos a esta doctrina errónea).
LA OPOSICIÓN
49 Yo vine a meter fuego en la Tierra (la Obra del Señor provocará la persecución; desafortunadamente, la mayor parte de esa vendrá de lo que se refiere a sí misma como la "Iglesia"); ¿y qué quiero, si ya está encendido? (Tiene que ver con la terrible oposición de los Fariseos y los Escribas contra Él, la cual señalará la posición de la Iglesia apóstata, aún como se continúa hasta esta hora.)
50 Empero me espera un bautismo con que me es necesario ser bautizado (se refiere al bautismo del sufrimiento, que se cumplirá en la Cruz); y cómo me angustio (presionado) hasta que sea cumplido.
51 ¿Pensáis que he venido a la Tierra a dar paz? No; os digo, mas división (Su Objetivo era traer la paz, pero el efecto era fuego y espada; este efecto fue causado por la corrupción de la naturaleza del hombre, porque la Presencia de Cristo trajo a la superficie lo depravado del corazón humano; la gravedad de ese mal y el odio en el corazón hacia Dios se manifestaron en la Cruz; con respecto a la "división," Cristo no es la causa de la división, sino de la ocasión para ella; la rebelión del hombre contra el Evangelio causa la división [II Cor. 2:14-17]).
52 Porque estarán de aquí en adelante cinco en una casa divididos, tres contra dos, y dos contra tres (por creer en Cristo, la "división" en las familias ha sido obvia desde esa época hasta el presente).
53 El padre estará dividido contra el hijo, y el hijo contra el padre; la madre contra la hija, y la hija contra la madre; la suegra contra su nuera, y la nuera contra su suegra (los lazos consanguíneos no son lo suficiente resistentes para apaciguar este odio; puede que esté dirigido hacia el individuo, pero en efecto está dirigido contra Cristo).
LOS FARISEOS
54 Y Él decía también a las gentes (toda la instrucción previa sólo se le había dado a Sus Discípulos), Cuando veis la nube que sale del poniente, luego decís, Agua viene; y es así.
55 Y cuando sopla viento desde el sur, decís, Habrá calor; y lo hay.
56 ¡Hipócritas! Sabéis examinar la faz del Cielo y de la Tierra; ¿y cómo no reconocéis este tiempo? (En estas declaraciones, el Señor advierte al pueblo de Israel del juicio que se avecinaba. Él basaba esta advertencia en dos factores, las señales y su propia conciencia moral.)
57 ¿Y por qué aun de vosotros mismos no juzgáis lo que es justo? (Él los acusa de la ceguera voluntariosa en cuanto a las Profecías de Daniel, que define la aparición Misma del Mesías. Esta ceguera era más imperdonable debido a su inteligencia en la observación del tiempo. Ellos podían observar eso, pero no podían observarlo a Él, y Él era mucho más obvio que el tiempo.)
58 Pues cuando vas al Magistrado con tu adversario (en este caso, el Espíritu Santo), procura en el camino librarte de Él (en otras palabras, entrega tu vida a Dios); para que Él (el Espíritu Santo) no te arrastre al Juez (Dios el Padre), y el Juez te entregue al alguacil (los Ángeles), y el alguacil te meta en la cárcel (al Infierno).
59 Yo te digo, que no saldrás de allá, hasta que hayas pagado hasta el último centavo (la condición de liberación en este Versículo es inaceptable para el pecador, ya que él nunca pudiera saldar su deuda con una obediencia perfecta a la Ley de Dios; la única respuesta es Jesús; Él pagó todo el precio para que podamos ser libertados; una simple confianza en Él exime toda nuestra deuda espiritual; pero Israel Lo rechazó, así como la mayor parte del mundo Lo rechaza; por consiguiente, si no Le permiten pagar la deuda, entonces el individuo debe pagar la deuda, que es el Infierno eterno y, de hecho, nunca puede ser pagada).


Primera Corintios Capítulo 13:



Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.


Hebreos 10:35-12:4



Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta  en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté,  David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.

Romanos 8:



Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los   muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.