16 December 2008

El 16 de Diciembre Lectura Bíblica Diaria


El 16 de Diciembre Lectura Bíblica Diaria:

Zaquerías 6 a 8:
Alcé de nuevo la vista, ¡y vi ante mí cuatro carros de guerra que salían de entre dos montañas, las cuales eran de bronce! El primer carro era tirado por caballos alazanes, el segundo por caballos negros, el tercero por caballos blancos, y el cuarto por caballos pintos. Todos ellos eran caballos briosos. Le pregunté al ángel que hablaba conmigo: "¿Qué significan estos carros, mi señor?" El ángel me respondió: "Éstos son los cuatro espíritus del cielo, que salen después de haberse presentado ante el Señor de toda la tierra. El carro de los caballos negros va hacia el país del norte; el de los caballos blancos, hacia el occidente; y el de los caballos pintos, hacia el país del sur." Esos briosos caballos estaban impacientes por recorrer toda la tierra. Y el ángel les dijo: "¡Vayan, recorran la tierra de uno a otro extremo!" Y así lo hicieron. Entonces el ángel me llamó y me dijo: "Mira, los que van hacia el país del norte van a calmar mi enojo en ese país." La palabra del Señor vino a mí, y me dijo: "Ve hoy mismo a la casa de Josías hijo de Sofonías, que es adonde han llegado de Babilonia los exiliados Jelday, Tobías y Jedaías. Recíbeles la plata y el oro que traen consigo, y con ese oro y esa plata haz una corona, la cual pondrás en la cabeza del sumo sacerdote Josué hijo de Josadac. Y le dirás a Josué de parte del Señor Todopoderoso: "Éste es aquel cuyo nombre es Renuevo, pues echará renuevos de sus raíces y reconstruirá el templo del Señor. Él reconstruirá el templo del Señor, se revestirá de majestad y se sentará a gobernar en su trono. También un sacerdote se sentará en su propio trono, y entre ambos habrá armonía. "La corona permanecerá en el templo del Señor como un recordatorio para Jelday, Tobías, Jedaías y Hen hijo de Sofonías. Si ustedes se esmeran en obedecer al Señor su Dios, los que están lejos vendrán para ayudar en la reconstrucción del templo del Señor. Así sabrán que el Señor Todopoderoso me ha enviado a ustedes." En el cuarto año del reinado del rey Darío, en el día cuatro del mes noveno, que es el mes de quisleu, la palabra del Señor vino a Zacarías. El pueblo de Betel había enviado a Sarézer y a Reguen Mélec, y a sus hombres, a buscar el favor del Señor y a preguntarles a los sacerdotes de la casa del Señor Todopoderoso y a los profetas: "¿Debemos observar en el quinto mes un día de duelo y abstinencia, tal como lo hemos hecho todos estos años?" Vino entonces a mí esta palabra de parte del Señor Todopoderoso: "Dile a todo el pueblo de la tierra, y también a los sacerdotes: Cuando ustedes ayunaban y se lamentaban en los meses quinto y séptimo de los últimos setenta años, ¿realmente ayunaban por mí? Y cuando ustedes comen y beben, ¿acaso no lo hacen para sí mismos? " ¿No son éstas las palabras que por medio de los antiguos profetas el Señor mismo proclamó cuando Jerusalén y las ciudades cercanas estaban habitadas y tenían paz, cuando el Néguev y las llanuras del oeste también estaban habitadas? La palabra del Señor vino de nuevo a Zacarías. Le advirtió: "Así dice el Señor Todopoderoso: "Juzguen con verdadera justicia; muestren amor y compasión los unos por los otros. No opriman a las viudas ni a los huérfanos, ni a los extranjeros ni a los pobres. los unos contra los otros. "Pero ellos se negaron a hacer caso. Desafiantes volvieron la espalda, y se taparon los oídos. Para no oír las instrucciones ni las palabras que por medio de los antiguos profetas el Señor Todopoderoso había enviado con su Espíritu, endurecieron su corazón como el diamante. Por lo tanto, el Señor Todopoderoso se llenó de ira. Como no me escucharon cuando los llamé, tampoco yo los escucharé cuando ellos me llamen dice el Señor Todopoderoso. Como con un torbellino, los dispersé entre todas las naciones que no conocían. La tierra que dejaron quedó tan desolada que nadie siquiera pasaba por ella. Fue así como convirtieron en desolación la tierra que antes era una delicia. " Otra vez vino a mí la palabra del Señor Todopoderoso. Me hizo saber lo siguiente: "Así dice el Señor Todopoderoso: "Siento grandes celos por Sión. que me llenan de furia. "Así dice el Señor: "Regresaré a Sión, y habitaré en Jerusalén. como la Ciudad de la Verdad, y el monte del Señor Todopoderoso como el Monte de la Santidad. "Así dice el Señor Todopoderoso: "Los ancianos y las ancianas volverán a sentarse en las calles de Jerusalén, cada uno con su bastón en la mano debido a su avanzada edad. Los niños y las niñas volverán a jugar en las calles de la ciudad. "Así dice el Señor Todopoderoso: "Al remanente de este pueblo podrá parecerle imposible en aquellos días, ¿pero también a mí me parecerá imposible?, afirma el Señor Todopoderoso. "Así dice el Señor Todopoderoso: "Salvaré a mi pueblo de los países de oriente y de occidente. Los haré volver para que vivan en Jerusalén; ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios, en la verdad y en la justicia. "Así dice el Señor Todopoderoso: "¡Cobren ánimo, ustedes, los que en estos días han escuchado las palabras de los profetas, mientras se echan los cimientos para la reconstrucción del templo del Señor Todopoderoso! Porque antes de estos días ni los hombres recibían su jornal ni los animales su alimento. tampoco los viajeros tenían seguridad, pues yo puse a la humanidad entera en contra de sus semejantes. Pero ya no trataré al remanente de este pueblo como lo hice en el pasado afirma el Señor Todopoderoso. Habrá paz cuando se siembre, y las vides darán su fruto; la tierra producirá sus cosechas y el cielo enviará su rocío. al remanente de este pueblo. Judá e Israel, ¡no teman, sino cobren ánimo! objeto de maldición, pero yo los salvaré, y serán una bendición. "Así dice el Señor Todopoderoso: "Cuando sus antepasados me hicieron enojar, yo decidí destruirlos sin ninguna compasión afirma el Señor Todopoderoso. Pero ahora he decidido hacerles bien a Jerusalén y a Judá. ¡Así que no tengan miedo! "Lo que ustedes deben hacer es decirse la verdad, y juzgar en sus tribunales con la verdad y la justicia. ¡Eso trae la paz! No maquinen el mal contra su prójimo, ni sean dados al falso testimonio, porque yo aborrezco todo eso, afirma el Señor. " Vino a mí la palabra del Señor Todopoderoso, y me declaró: "Así dice el Señor Todopoderoso: "Para Judá, los ayunos de los meses cuarto, quinto, séptimo y décimo, serán motivo de gozo y de alegría, y de animadas festividades. Amen, pues, la verdad y la paz. "Así dice el Señor Todopoderoso: "Todavía vendrán pueblos y habitantes de muchas ciudades, que irán de una ciudad a otra diciendo a los que allí vivan: ‘¡Vayamos al Señor para buscar su bendición! ¡Busquemos al Señor Todopoderoso! ¡Yo también voy a buscarlo! Y muchos pueblos y potentes naciones vendrán a Jerusalén en busca del Señor Todopoderoso y de su bendición. "Así dice el Señor Todopoderoso: En aquellos días habrá mucha gente, de todo idioma y de toda nación, que tomará a un judío por el borde de su capa y le dirá: ¡Déjanos acompañarte! ¡Hemos sabido que Dios está con ustedes! "



Salmo 67:
Dios nos tenga compasión y nos bendiga; Dios haga resplandecer su rostro sobre nosotros, Selah. para que se conozcan en la tierra sus caminos, y entre todas las naciones su salvación. Que te alaben, oh Dios, los pueblos; que todos los pueblos te alaben. Alégrense y canten con júbilo las naciones, porque tú las gobiernas con rectitud; ¡tú guías a las naciones de la tierra! Selah. Que te alaben, oh Dios, los pueblos; que todos los pueblos te alaben. La tierra dará entonces su fruto, y Dios, nuestro Dios, nos bendecirá. Dios nos bendecirá, y le temerán todos los confines de la tierra.



Proverbios 24:
No envidies a los malvados, ni procures su compañía; porque en su corazón traman violencia, y no hablan más que de cometer fechorías. Con sabiduría se construye la casa; con inteligencia se echan los cimientos. Con buen juicio se llenan sus cuartos de bellos y extraordinarios tesoros. El que es sabio tiene gran poder, y el que es entendido aumenta su fuerza. La guerra se hace con buena estrategia; la victoria se alcanza con muchos consejeros. La sabiduría no está al alcance del necio, que en la asamblea del pueblo nada tiene que decir. Al que hace planes malvados lo llamarán intrigante. Las intrigas del necio son pecado, y todos aborrecen a los insolentes. Si en el día de la aflicción te desanimas, muy limitada es tu fortaleza. Rescata a los que van rumbo a la muerte; detén a los que a tumbos avanzan al suplicio. Pues aunque digas, "Yo no lo sabía", ¿no habrá de darse cuenta el que pesa los corazones? ¿No habrá de saberlo el que vigila tu vida? ¡Él le paga a cada uno según sus acciones! Come la miel, hijo mío, que es deliciosa; dulce al paladar es la miel del panal. Así de dulce sea la sabiduría a tu alma; si das con ella, tendrás buen futuro; tendrás una esperanza que no será destruida. No aceches cual malvado la casa del justo, ni arrases el lugar donde habita; porque siete veces podrá caer el justo, pero otras tantas se levantará; los malvados, en cambio, se hundirán en la desgracia. No te alegres cuando caiga tu enemigo, ni se regocije tu corazón ante su desgracia, no sea que el Señor lo vea y no lo apruebe, y aparte de él su enojo. No te alteres por causa de los malvados, ni sientas envidia de los impíos, porque el malvado no tiene porvenir; ¡la lámpara del impío se apagará! 30 Hijo mío, teme al Señor y honra al rey, y no te juntes con los rebeldes, porque de los dos recibirás un castigo repentino ¡y quién sabe qué calamidades puedan venir! También éstos son dichos de los sabios: No es correcto ser parcial en el juicio. Maldecirán los pueblos, y despreciarán las naciones, a quien declare inocente al culpable. Pero bien vistos serán, y bendecidos, los que condenen al culpable. Una respuesta sincera es como un beso en los labios. Prepara primero tus faenas de cultivo y ten listos tus campos para la siembra; después de eso, construye tu casa. No testifiques sin razón contra tu prójimo, ni mientas con tus labios. No digas: "Le haré lo mismo que me hizo; le pagaré con la misma moneda." Pasé por el campo del perezoso, por la viña del falto de juicio. Había espinas por todas partes; la hierba cubría el terreno, y el lindero de piedras estaba en ruinas. Guardé en mi corazón lo observado, y de lo visto saqué una lección: Un corto sueño, una breve siesta, un pequeño descanso, cruzado de brazos... ¡y te asaltará la pobreza como un bandido, y la escasez, como un hombre armado!


El Libro de Los Romanos Capítulo 13 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:
LA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL PABLO A LOS ROMANOS



CAPÍTULO 13
(60 d.C.)
HONRAR LA AUTORIDAD


TODA alma se someta a las potestades superiores (se refiere al Gobierno Humano). Porque no hay potestad sino de Dios (se refiere al hecho de que Dios ha ordenado el Gobierno): y las que son de Dios son ordenadas (se refiere al Gobierno Humano como una institución permanente, instituido por Dios para la regulación de los asuntos humanos).
2 Así que, el que se opone a la potestad, a la Ordenación de Dios resiste (la anarquía no es de Dios): y los que resisten, ellos mismos ganan condenación para sí (la Ley de la Tierra siempre debe ser obedecida, con tal que no ofenda nuestra conciencia o la Palabra de Dios; la condenación que se menciona aquí no necesariamente se refiere a la que viene de Dios, sino más bien de los hombres).
3 Porque los Magistrados no son para temor al que bien hace, sino al malo (corresponde al derecho Divino del Gobierno de oponerse al crimen y proteger a sus ciudadanos). ¿Quieres pues no temer la potestad? (Significa que el Gobierno Civil debiese ser respetado, y todos temiesen violar la Ley.) haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella (se refiere a la obediencia de la Ley, como todos los Cristianos debiesen hacer; como también, se asume que las Leyes sean correctas y justas):
4 Porque él (el Magistrado Civil) es ministro de Dios para tu bien (el Gobierno como una Institución Divina). Mas si hicieres lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada (la espada es el símbolo del Estado del derecho de infligir la Pena de muerte por el delito Capital): porque es ministro de Dios (no es un Predicador del Evangelio, sino un siervo del Estado), vengador para castigo al que hace lo malo (declara el derecho del Estado, ya que es ordenado por Dios, para emplear toda fuerza necesaria para detener el mal, es decir, el crimen).
5 Por lo cual es necesario que le estéis sujetos (claramente nos dice que los Cristianos están sujetos a la Ley de la Nación; es decir, si es que no viola la Palabra de Dios), no solamente por la ira, mas aun por la conciencia (se refiere al hecho de que el Creyente tiene un principio más alto que aquel del incrédulo).
6 Porque por esto pagáis también los tributos (se refiere al pago de los impuestos): porque son ministros de Dios, que sirven a esto mismo (se refiere a los funcionarios públicos).
7 Pagad a todos lo que debéis (quiere decir que es correcto y apropiado que toda la gente paguen impuestos, ¡los Cristianos también!): al que tributo, tributo (se refiere a lo que debe y debiera pagar); al que impuesto, impuesto (se trata de los impuestos ocultos, que debiéramos pagar también); al que temor, temor; al que honra, honra (el Gobierno es una Institución que debe ser respetada, que se extiende a todos los funcionarios Civiles del más bajo al más alto).


LAS RELACIONES PÚBLICAS

8 No debáis a nadie nada (conlleva la idea de que los Cristianos no le deben a sus Hermanos en el Señor la misma obediencia que se le debe a los Funcionarios Civiles), sino amaros unos a otros (proclama la única exigencia entre los Creyentes): porque el que ama al prójimo, cumplió la Ley (se refiere a lo que la Ley de Moisés tenía como propósito, pero no podía llevarse a cabo; ya que solamente puede ser hecho bajo Cristo, y Cristo Solo).
9 Porque, No adulterarás (el sexo en cualquier forma fuera del matrimonio es ilegal [Gén. 2:23-24]), No matarás (debería traducirse, no cometerás homicidio), No hurtarás (no tomes lo que no es tuyo), No dirás falso testimonio (no mientas), No codiciarás (no intente tomar ilegalmente lo que le pertenece a otro); y si hay algún otro Mandamiento, en esta sentencia se comprende sumariamente, Amarás a tu prójimo como a ti mismo (el Amor Divino producido por el Espíritu Santo es auto-sacrificio en su naturaleza).
10 El amor no hace mal al prójimo (no hará daño a su vecino): así que, el cumplimento de la Ley es el amor (expresa el hecho de que todo esto es lo que la Ley formalmente requiere, pero sólo puede ser hecho en Cristo).
11 Y esto, conociendo el tiempo (en todo lo que hace el Creyente siempre debe tener en mente el Tribunal de Cristo), que es ya hora de levantarnos del sueño (la apatía espiritual y el letargo deben ser quitados): porque ahora nos está más cerca nuestra Salvación que cuando creímos (en efecto, se refiere al Arrebatamiento venidero de la Iglesia, y el Creyente en ese momento será Glorificado).
12 La noche ha pasado, y ha llegado el día (se refiere a todo hasta la Resurrección venidera como la noche; todo después de la Resurrección se refiere como el día, tanto el día como la noche se usan como símbolos): desechemos, pues, las obras de las tinieblas (podría traducirse, por lo tanto desechemos la ropa de las tinieblas; los antiguos hábitos malos de la vida están aquí, como en otro lugar, se considera como ropa que una vez se usó, pero ahora se debe quitar), y vistámonos las armas de Luz (podría traducirse, y revistámonos la ropa de Luz).
13 Andemos como de día, honestamente (debiéramos portarnos de manera que corresponde a nuestra alta posición de vida como Santos del Dios Altísimo); no en glotonerías y borracheras (las costumbres del mundo), no en cohabitaciones y disoluciones (significa la inmoralidad sexual de toda índole), no en pleitos y envidia (describe la constante manipulación y explotación para sacar ventaja de los demás en cuanto a los negocios, lugar o posición).
14 Mas vestíos del Señor Jesucristo (sírvase de todo lo que Cristo ha llevado a cabo en la Cruz, que está disponible a todos los Creyentes), y no hagáis caso de los deseos desordenados de la carne (la Fe en la Cruz dará acceso amplio al Espíritu Santo dentro de nuestras vidas, y solo eso nos da la victoria sobre la carne).


Primera Corintios Capítulo 13:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.


Hebreos 10:35-12:4
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.


Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, los que no vivan según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

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