Mensaje de la Cruz de Cristo Jesús-Capítulo-1
Sonidos del aire libre
El 17 de julio Lectura Bíblica Diaria:
Jeremías 16 a 18:16
Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: No tomarás para ti mujer, ni
tendrás hijos ni hijas en este lugar. Porque así ha dicho Jehová acerca
de los hijos y de las hijas que nazcan en este lugar, de sus madres que
los den a luz y de los padres que los engendren en esta tierra: De
dolorosas enfermedades morirán; no serán plañidos ni enterrados; serán
como estiércol sobre la faz de la tierra; con espada y con hambre serán
consumidos, y sus cuerpos servirán de comida a las aves del cielo y a
las bestias de la tierra. Porque así ha dicho Jehová: No entres en casa
de luto, ni vayas a lamentar, ni los consueles; porque yo he quitado mi
paz de este pueblo, dice Jehová, mi misericordia y mis piedades. Morirán
en esta tierra grandes y pequeños; no se enterrarán, ni los plañirán,
ni se rasgarán ni se raerán los cabellos por ellos; ni partirán pan por
ellos en el luto para consolarlos de sus muertos; ni les darán a beber
vaso de consolaciones por su padre o por su madre. Asimismo no entres en
casa de banquete, para sentarte con ellos a comer o a beber. Porque así
ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: He aquí que yo haré
cesar en este lugar, delante de vuestros ojos y en vuestros días, toda
voz de gozo y toda voz de alegría, y toda voz de esposo y toda voz de
esposa. Y acontecerá que cuando anuncies a este pueblo todas estas
cosas, te dirán ellos: ¿Por qué anuncia Jehová contra nosotros todo este
mal tan grande? ¿Qué maldad es la nuestra, o qué pecado es el nuestro,
que hemos cometido contra Jehová nuestro Dios? Entonces les dirás:
Porque vuestros padres me dejaron, dice Jehová, y anduvieron en pos de
dioses ajenos, y los sirvieron, y ante ellos se postraron, y me dejaron a
mí y no guardaron mi ley; y vosotros habéis hecho peor que vuestros
padres; porque he aquí que vosotros camináis cada uno tras la
imaginación de su malvado corazón, no oyéndome a mí. Por tanto, yo os
arrojaré de esta tierra a una tierra que ni vosotros ni vuestros padres
habéis conocido, y allá serviréis a dioses ajenos de día y de noche;
porque no os mostraré clemencia. No obstante, he aquí vienen días, dice
Jehová, en que no se dirá más: Vive Jehová, que hizo subir a los hijos
de Israel de tierra de Egipto; sino: Vive Jehová, que hizo subir a los
hijos de Israel de la tierra del norte, y de todas las tierras adonde
los había arrojado; y los volveré a su tierra, la cual di a sus padres.
He aquí que yo envío muchos pescadores, dice Jehová, y los pescarán, y
después enviaré muchos cazadores, y los cazarán por todo monte y por
todo collado, y por las cavernas de los peñascos. Porque mis ojos están
sobre todos sus caminos, los cuales no se me ocultaron, ni su maldad se
esconde de la presencia de mis ojos. Pero primero pagaré al doble su
iniquidad y su pecado; porque contaminaron mi tierra con los cadáveres
de sus ídolos, y de sus abominaciones llenaron mi heredad. Oh Jehová,
fortaleza mía y fuerza mía, y refugio mío en el tiempo de la aflicción, a
ti vendrán naciones desde los extremos de la tierra, y dirán:
Ciertamente mentira poseyeron nuestros padres, vanidad, y no hay en
ellos provecho. ¿Hará acaso el hombre dioses para sí? Mas ellos no son
dioses. Por tanto, he aquí les enseñaré esta vez, les haré conocer mi
mano y mi poder, y sabrán que mi nombre es Jehová. 17 El pecado de Judá
escrito está con cincel de hierro y con punta de diamante; esculpido
está en la tabla de su corazón, y en los cuernos de sus altares,
mientras sus hijos se acuerdan de sus altares y de sus imágenes de
Asera, que están junto a los árboles frondosos y en los collados altos,
sobre las montañas y sobre el campo. Todos tus tesoros entregaré al
pillaje por el pecado de tus lugares altos en todo tu territorio. Y
perderás la heredad que yo te di, y te haré servir a tus enemigos en
tierra que no conociste; porque fuego habéis encendido en mi furor, que
para siempre arderá. Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en
el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová.
Será como la retama en el desierto, y no verá cuando viene el bien,
sino que morará en los sequedales en el desierto, en tierra despoblada y
deshabitada. Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es
Jehová. Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto
a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino
que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni
dejará de dar fruto. Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y
perverso; ¿quién lo conocerá? Yo Jehová, que escudriño la mente, que
pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto
de sus obras. Como la perdiz que cubre lo que no puso, es el que
injustamente amontona riquezas; en la mitad de sus días las dejará, y en
su postrimería será insensato. Trono de gloria, excelso desde el
principio, es el lugar de nuestro santuario. ¡Oh Jehová, esperanza de
Israel! todos los que te dejan serán avergonzados; y los que se apartan
de mí serán escritos en el polvo, porque dejaron a Jehová, manantial de
aguas vivas. Sáname, oh Jehová, y seré sano; sálvame, y seré salvo;
porque tú eres mi alabanza. He aquí que ellos me dicen: ¿Dónde está la
palabra de Jehová? ¡Que se cumpla ahora! Mas yo no he ido en pos de ti
para incitarte a su castigo, ni deseé día de calamidad, tú lo sabes. Lo
que de mi boca ha salido, fue en tu presencia. No me seas tú por
espanto, pues mi refugio eres tú en el día malo. Avergüéncense los que
me persiguen, y no me avergüence yo; asómbrense ellos, y yo no me
asombre; trae sobre ellos día malo, y quebrántalos con doble
quebrantamiento. Así me ha dicho Jehová: Vé y ponte a la puerta de los
hijos del pueblo, por la cual entran y salen los reyes de Judá, y ponte
en todas las puertas de Jerusalén, y diles: Oíd la palabra de Jehová,
reyes de Judá, y todo Judá y todos los moradores de Jerusalén que
entráis por estas puertas. Así ha dicho Jehová: Guardaos por vuestra
vida de llevar carga en el día de reposo, y de meterla por las puertas
de Jerusalén. Ni saquéis carga de vuestras casas en el día de reposo, ni
hagáis trabajo alguno, sino santificad el día de reposo, como mandé a
vuestros padres. Pero ellos no oyeron, ni inclinaron su oído, sino
endurecieron su cerviz para no oír, ni recibir corrección. No obstante,
si vosotros me obedeciereis, dice Jehová, no metiendo carga por las
puertas de esta ciudad en el día de reposo, sino que santificareis el
día de reposo, no haciendo en él ningún trabajo, entrarán por las
puertas de esta ciudad, en carros y en caballos, los reyes y los
príncipes que se sientan sobre el trono de David, ellos y sus príncipes,
los varones de Judá y los moradores de Jerusalén; y esta ciudad será
habitada para siempre. Y vendrán de las ciudades de Judá, de los
alrededores de Jerusalén, de tierra de Benjamín, de la Sefela, de los
montes y del Neguev, trayendo holocausto y sacrificio, y ofrenda e
incienso, y trayendo sacrificio de alabanza a la casa de Jehová. Pero si
no me oyereis para santificar el día de reposo, y para no traer carga
ni meterla por las puertas de Jerusalén en día de reposo, yo haré
descender fuego en sus puertas, y consumirá los palacios de Jerusalén, y
no se apagará. 18 Palabra de Jehová que vino a Jeremías, diciendo:
Levántate y vete a casa del alfarero, y allí te haré oír mis palabras. Y
descendí a casa del alfarero, y he aquí que él trabajaba sobre la
rueda. Y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en su mano; y
volvió y la hizo otra vasija, según le pareció mejor hacerla. Entonces
vino a mí palabra de Jehová, diciendo: ¿No podré yo hacer de vosotros
como este alfarero, oh casa de Israel? dice Jehová. He aquí que como el
barro en la mano del alfarero, así sois vosotros en mi mano, oh casa de
Israel. En un instante hablaré contra pueblos y contra reinos, para
arrancar, y derribar, y destruir. Pero si esos pueblos se convirtieren
de su maldad contra la cual hablé, yo me arrepentiré del mal que había
pensado hacerles, y en un instante hablaré de la gente y del reino, para
edificar y para plantar. Pero si hiciere lo malo delante de mis ojos,
no oyendo mi voz, me arrepentiré del bien que había determinado hacerle.
Ahora, pues, habla luego a todo hombre de Judá y a los moradores de
Jerusalén, diciendo: Así ha dicho Jehová: He aquí que yo dispongo mal
contra vosotros, y trazo contra vosotros designios; conviértase ahora
cada uno de su mal camino, y mejore sus caminos y sus obras. Y dijeron:
Es en vano; porque en pos de nuestros ídolos iremos, y haremos cada uno
el pensamiento de nuestro malvado corazón. Por tanto, así dijo Jehová:
Preguntad ahora a las naciones, quién ha oído cosa semejante. Gran
fealdad ha hecho la virgen de Israel. ¿Faltará la nieve del Líbano de la
piedra del campo? ¿Faltarán las aguas frías que corren de lejanas
tierras? Porque mi pueblo me ha olvidado, incensando a lo que es
vanidad, y ha tropezado en sus caminos, en las sendas antiguas, para que
camine por sendas y no por camino transitado, para poner su tierra en
desolación, objeto de burla perpetua; todo aquel que pasare por ella se
asombrará, y meneará la cabeza. Como viento solano los esparciré delante
del enemigo; les mostraré las espaldas y no el rostro, en el día de su
perdición. Y dijeron: Venid y maquinemos contra Jeremías; porque la ley
no faltará al sacerdote, ni el consejo al sabio, ni la palabra al
profeta. Venid e hirámoslo de lengua, y no atendamos a ninguna de sus
palabras. Oh Jehová, mira por mí, y oye la voz de los que contienden
conmigo. ¿Se da mal por bien, para que hayan cavado hoyo a mi alma?
Acuérdate que me puse delante de ti para hablar bien por ellos, para
apartar de ellos tu ira. Por tanto, entrega sus hijos a hambre,
dispérsalos por medio de la espada, y queden sus mujeres sin hijos, y
viudas; y sus maridos sean puestos a muerte, y sus jóvenes heridos a
espada en la guerra. Oigase clamor de sus casas, cuando traigas sobre
ellos ejército de repente; porque cavaron hoyo para prenderme, y a mis
pies han escondido lazos. Pero tú, oh Jehová, conoces todo su consejo
contra mí para muerte; no perdones su maldad, ni borres su pecado de
delante de tu rostro; y tropiecen delante de ti; haz así con ellos en el
tiempo de tu enojo.
Salmo 15:
¿Quién,
Señor, puede habitar en tu santuario? ¿Quién puede vivir en tu santo
monte? Sólo el de conducta intachable, que practica la justicia y de
corazón dice la verdad; que no calumnia con la lengua, que no le hace
mal a su prójimo ni le acarrea desgracias a su vecino; que desprecia al
que Dios reprueba, pero honra al que teme al Señor; que cumple lo
prometido aunque salga perjudicado; que presta dinero sin ánimo de
lucro, y no acepta sobornos que afecten al inocente. El que así actúa no
caerá jamás.
Proverbios 3:Hijo
mío, no te olvides de mis enseñanzas; más bien, guarda en tu corazón
mis mandamientos. Porque prolongarán tu vida muchos años y te traerán
prosperidad. Que nunca te abandonen el amor y la verdad: llévalos
siempre alrededor de tu cuello y escríbelos en el libro de tu corazón.
Contarás con el favor de Dios y tendrás buena fama entre la gente.
Confía en el Señor de todo corazón, y no en tu propia inteligencia.
Reconócelo en todos tus caminos, y él allanará tus sendas. No seas sabio
en tu propia opinión; más bien, teme al Señor y huye del mal. Esto
infundirá salud a tu cuerpo y fortalecerá tu ser. Honra al Señor con tus
riquezas y con los primeros frutos de tus cosechas. Así tus graneros se
llenarán a reventar y tus bodegas rebosarán de vino nuevo. Hijo mío, no
desprecies la disciplina del Señor, ni te ofendas por sus reprensiones.
Porque el Señor disciplina a los que ama, como corrige un padre a su
hijo querido. Dichoso el que halla sabiduría, el que adquiere
inteligencia. Porque ella es de más provecho que la plata y rinde más
ganancias que el oro. Es más valiosa que las piedras preciosas: ¡ni lo
más deseable se le puede comparar! Con la mano derecha ofrece larga
vida; con la izquierda, honor y riquezas. Sus caminos son placenteros y
en sus senderos hay paz. Ella es árbol de vida para quienes la abrazan;
¡dichosos los que la retienen! Con sabiduría afirmó el Señor la tierra,
con inteligencia estableció los cielos. Por su conocimiento se
separaron las aguas, y las nubes dejaron caer su rocío. Hijo mío,
conserva el buen juicio; no pierdas de vista la discreción. Te serán
fuente de vida, te adornarán como un collar. Podrás recorrer tranquilo
tu camino, y tus pies no tropezarán. Al acostarte, no tendrás temor
alguno; te acostarás y dormirás tranquilo. No temerás ningún desastre
repentino, ni la desgracia que sobreviene a los impíos. Porque el Señor
estará siempre a tu lado y te librará de caer en la trampa. No niegues
un favor a quien te lo pida, si en tu mano está el otorgarlo. Nunca
digas a tu prójimo: "Vuelve más tarde; te ayudaré mañana", si hoy tienes
con qué ayudarlo. No urdas el mal contra tu prójimo, contra el que ha
puesto en ti su confianza. No entres en pleito con nadie que no te haya
hecho ningún daño. No envidies a los violentos, ni optes por andar en
sus caminos. Porque el Señor aborrece al perverso, pero al íntegro le
brinda su amistad. La maldición del Señor cae sobre la casa del malvado;
su bendición, sobre el hogar de los justos. El Señor se burla de los
burlones, pero muestra su favor a los humildes. Los sabios son dignos de
honra, pero los necios sólo merecen deshonra.
El Libro de Juan Capítulo 10 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:
EL SANTO EVANGELIO SEGÚN
SAN JUAN
CAPÍTULO 10
(32 d.C.)
EL BUEN PASTOR
DE
cierto, de cierto, os digo, El que no entra por la puerta en el corral
de las ovejas (¡hay una "puerta," y solamente una "puerta!"), mas sube
por otra parte, el tal es ladrón y asaltante (usa un "camino" de otra
manera que el de Cristo; Él Solo es la Puerta).
2 Mas El que entra por la Puerta (el Camino), el Pastor de las Ovejas es (Jesús Solo es el Verdadero Pastor).
3
A Éste abre el portero (quiere decir que la Ley, el Portero, de
inmediato Lo dejó entrar porque Él había guardado perfectamente la Ley, y
en realidad era el Único Quien había cumplido tal cosa); y las Ovejas
oyen Su Voz (quiere decir que las Verdaderas Ovejas oyen la Voz del
Verdadero Pastor): y a Sus Ovejas llama por nombre (se refiere a la
relación que automáticamente le lleva a la Salvación), y las saca (se
refiere a encontrar un pasto adecuado; el que realmente quiere saber la
Palabra de Dios será guiado a toda la Verdad [Jn. 16:13]).
4 Y cuando
ha sacado fuera todas las propias (Él es Dueño así como también es
Pastor de las ovejas, y tiene, por lo tanto, por decirlo así, un doble
amor por nosotros), va delante de ellas (Él lo tiene todo planeado), y
las Ovejas Le siguen: porque conocen Su Voz (el corazón verdadero
siempre conocerá Su Voz, y el corazón falso seguirá a otros).
5 Mas
al extraño no seguirán, antes huirán de él (se refiere a "ladrones y
asaltantes y falsos profetas" [Mat. 7:15-20]): porque no conocen la voz
de los extraños (las Verdaderas Ovejas no pueden ser engañadas).
6
Esta Parábola les dijo Jesús: mas ellos no entendieron qué era lo que
les decía (los Fariseos no entendieron porque no eran las Verdaderas
Ovejas).
EXPLICACIÓN
7 Les volvió, pues, Jesús a decir, De cierto,
de cierto, os digo, Yo soy la Puerta de las Ovejas (¡"Yo soy,"
exclusivo de todos los demás! sólo hay "Una Puerta," y aquella "Puerta"
es Cristo).
8 Todos los que antes de Mí vinieron, ladrones son y
asaltantes (¡pertenece a cualquiera y a todos antes o después de Cristo,
quienes afirman tener el camino de la Salvación sin Cristo!): mas no
los oyeron las Ovejas (no se puede engañar a las Verdaderas Ovejas).
9
Yo soy la Puerta (una declaración enfática; la Iglesia no es la puerta a
Cristo, como los Católicos enseñan, sino que Cristo es la Puerta a la
Iglesia): el que por Mí entrare, será Salvo (como la "Puerta," Jesús es
el "Salvador"), y entrará y saldrá, y hallará pastos (ellos entraban por
seguridad y salían por pasto).
10 El ladrón no viene sino para
hurtar, y matar, y destruir (se refiere a Satanás y sus emisarios que
promueven el proselitismo que conduce a un camino falso de la
Salvación): Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en
abundancia (la Fuente de esta "Vida" es Cristo; todos los Verdaderos
Creyentes la tienen; no obstante, la disfrutan únicamente por una Fe
constante en Cristo y en la Cruz).
11 Yo soy el buen Pastor (se
refiere a Jesús muriendo por las Ovejas; el "Buen Pastor" muere por las
Ovejas, el "Gran Pastor" vive por las Ovejas [Heb. 13:20], y el
"Príncipe de los Pastores" viene por las Ovejas [I Ped. 5:4]): el buen
Pastor Su vida da por las Ovejas (la Cruz: Su "Vida," si se da para las
Ovejas, garantizaría "Vida Eterna"; la "Cruz" siempre es el punto
Central del Cristianismo).
12 Mas el asalariado, y que no es el
pastor (el que se hace pasar por pastor, pero realmente no lo es), de
quien no son propias las Ovejas (las Verdaderas Ovejas no le pertenecen a
los falsos pastores), ve al lobo que viene, y deja las Ovejas, y huye
(el propósito del "asalariado" es trasquilar a las Ovejas, no es
proteger a las Ovejas), y el lobo las arrebata, y esparce las Ovejas (la
destrucción le espera a aquéllos que siguen a los falsos pastores).
13
Así que, el asalariado huye, porque es asalariado, y no tiene cuidado
de las Ovejas (los falsos apóstoles no tienen una verdadera preocupación
por las Ovejas, sino sólo por otras cosas, sobre todo el dinero).
14
Yo soy el buen Pastor, y conozco Mis Ovejas (el Señor aprueba a
aquéllos que son Suyos porque confían en Él para la Salvación), y las
Mías Me conocen (Yo conozco a Mis Ovejas y ellos Me conocen).
15
Como el Padre Me conoce, y Yo conozco al Padre (¡en efecto, Jesús
reclama la omnisciencia tal como Dios, ya que Él es Dios!): y pongo Mi
vida por las Ovejas (nuevamente se refiere a la Crucifixión).
16
También tengo otras Ovejas que no son de este redil (denota a la Iglesia
Gentil): aquéllas también Me conviene traer, y oirán Mi Voz (el Señor
usó al Apóstol Pablo para ayudar a fundar la Iglesia Gentil); y habrá un
rebaño (un rebaño compuesto de Judíos y de Gentiles), y un Pastor (el
Señor Jesucristo).
17 Por eso me ama el Padre (lo que Cristo cumplió
tiene un valor especial en el Corazón de Dios), porque Yo pongo Mi Vida
(la intención de la Encarnación era "entregar Su Vida" a propósito),
para volverla a tomar (la Resurrección).
18 Nadie Me la quita, mas Yo
la pongo de Mí Mismo (Su Muerte no fue una ejecución ni un asesinato,
fue un Sacrificio; la idea es que Él permitió que Su Muerte ocurriera).
Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar (lo que Él
hizo fue por su propia voluntad; Él no se salió del camino de la
obediencia, ya que murió como Le fue ordenado). Este Mandamiento recibí
de Mi Padre (Dios el Padre Le dio la libertad de acción para hacer lo
que Él deseara, y Su deseo fue hacer la Voluntad de Dios; por eso Él a
propósito entregó Su Vida).
DIVISIÓN
19 Y volvió a haber división
entre los Judíos por estas palabras (expresa la realidad de la división,
aunque la causa de la división era por el liderazgo religioso de
Israel).
20 Y muchos de ellos decían, Demonio tiene (la política de
los Fariseos y Escribas que afirmaban que Jesús reprendía a los demonios
por el poder de Satanás), y está fuera de sí (afirmaba que Él estaba
loco); ¿para qué Le oís? (Los Fariseos procuraban disuadir a la gente a
no prestarle atención a Cristo.)
21 Decían otros, Estas palabras no
son de endemoniado (demonio). ¿Puede el demonio abrir los ojos de los
ciegos? (La respuesta es obvia, "No.")
EL MESÍAS
22 Y se hacía la
Fiesta de la Dedicación en Jerusalén, y era invierno (esta cierta Fiesta
fue designada por Judas Macabeo para conmemorar la purificación del
Templo, después de que Antíoco Epífanes lo profanó; ocurrió en
Diciembre, y realmente no era una Fiesta Bíblica).
23 Y Jesús andaba en el Templo por el portal de Salomón.
24
Y Le rodearon los Judíos (lo hicieron en una forma amenazante y
exigieron una respuesta inmediata), y Le dijeron, ¿Hasta cuándo nos has
de turbar el alma? (No era Cristo Quién los hizo dudar, sino su propia
incredulidad.) Si Tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente (en realidad,
Él ya se los había dicho en todas las maneras posibles y concebibles).
25
Les respondió Jesús, Os lo he dicho, y no creéis (se refiere a sus
expectativas de un tipo de Mesías, un papel que Jesús no desempeñaría):
las obras que Yo hago en Nombre de Mi Padre, ellas dan testimonio de Mí
(este "testimonio" era Bíblico y, por lo tanto, dirigió a Israel a la
Biblia [Isa. 61:1]);
26 Mas vosotros no creéis, porque no sois de Mis
Ovejas, como os he dicho (ellos no eran Sus Ovejas porque no desearon
ser Sus Ovejas; la decisión era suya, y tomaron esa decisión debido a su
incredulidad).
27 Mis Ovejas oyen Mi Voz (Cristo es la Cabeza de la
Iglesia, no los hombres), y Yo las conozco (el conocimiento perfecto y
absoluto, aun a base individual), y Me siguen (lo que harán las
Verdaderas Ovejas):
28 Y Yo les doy Vida Eterna (lleva consigo una
promesa que no se puede igualar en ninguna otra parte bajo ninguna otra
circunstancia); y no perecerán para siempre (quiere decir que el
Creyente jamás tiene que temer que Dios cambiaría de opinión con
respecto a su Salvación), ni nadie las arrebatará de Mi Mano (se refiere
a cualquiera y todas las fuerzas exteriores; sin embargo, si se desea,
puede apartarse de Su Mano, que desgraciadamente es lo que millones han
hecho).
29 Mi Padre que Me las dio, mayor que todos es (el Poder de
Dios es capaz de guardar a cualquiera y a todos, lo que Él hace mediante
el Espíritu por lo que Cristo hizo en la Cruz, y nuestra Fe en aquella
Obra Terminada); y nadie las puede arrebatar de la Mano de Mi Padre
(cuando se tiene a Cristo, se tiene al mismo tiempo al Padre, y la
protección del Padre).
30 Yo y el Padre somos Uno (el Texto Griego
dice, "somos Uno"; estas simples palabras destruyen la enseñanza de
aquéllos que desmienten la distinción de las personas de la Deidad, y de
aquéllos que pone en duda la Deidad de Cristo).
LOS JUDÍOS
31
Entonces volvieron a tomar piedras los Judíos para apedrearle (¡así era
la respuesta del "pueblo escogido de Dios" a la "Dádiva escogida de
Dios," el Señor Jesucristo!).
32 Les respondió Jesús, Muchas buenas
obras os he mostrado de Mi Padre (sanar a los enfermos, echar fuera a
los demonios, curar a los leprosos, etc.); ¿por cuál obra de esas Me
apedreáis? (¡Efectivamente es una buena pregunta!)
33 Le respondieron
los Judíos, diciendo, Por buena obra no te apedreamos (al mismo tiempo
quiere decir que los Judíos no tenían respeto por Sus "Buenas Obras," y
en realidad, ellos Le hubieran impedido si tuvieran el poder de
hacerlo); sino por la blasfemia (la verdad es que ellos eran los
blasfemadores, no Cristo); y porque Tú, siendo hombre, te haces Dios
(¡es cierto que Él era Hombre, pero al mismo tiempo era Dios!).
LA DEIDAD
34
Les respondió Jesús, ¿No está escrito en vuestra Ley (el Señor presenta
una ilustración de entre muchas en Las Escrituras acerca de la unión
entre el hombre y Dios que radica en el centro mismo de su Ley; al usar
Jesús la palabra "vuestra," Él no indicaba que la Ley no era Suya; en
realidad no hay sombra de falta de respeto en la Ley por el pronombre,
sino que se usa de cierto sentido que Sus oyentes pueden identificarse
con ella), Yo dije, dioses sois? (Del Sal. 82:6; la palabra "dioses" se
usaba en el sentido de magistrados y Profetas designados y activados por
la Palabra de Dios. En este caso, no se refería a la Deidad.)
35 Si
dijo, dioses, a aquéllos a los cuales fue hecha Palabra de Dios
(nuevamente, "dioses" como aquí se usaba se refiere a "Magistrados y
Jueces," etc.), y La Escritura no puede ser quebrantada (es el estándar
en que nuestro Señor consideraba Las Escrituras);
36 ¿A quien el
Padre Santificó y envió al mundo (por el propósito de la Redención de la
humanidad), vosotros decís, Tú blasfemas (¡presenta efectivamente un
cargo muy serio!), porque dije, Hijo de Dios soy? (Él se presenta en una
dignidad mucho mayor de lo que ellos aspiraban del Mesías.)
37 Si no
hago Obras de Mi Padre, no Me creáis (Él les dice que debían juzgarlo
basándose en los Milagros que Él había realizado, en efecto, diciéndoles
que todo lo que Él hizo, Dios Le había ordenado hacer).
38 Mas si
las hago (se refiere al cumplimiento de estas Obras Sobresalientes),
aunque a Mí no creáis, creed a las Obras (en realidad dice que ellos no
tenían ninguna excusa); para que conozcáis y creáis que el Padre está en
Mí, y Yo en el Padre (además explica el Versículo 30, "Yo y Mi Padre
somos Uno").
JESÚS
39 Y procuraban otra vez prenderle (se refiere a
sus esfuerzos, pero sin lograrlo): mas Él se salió de sus manos
(Reynolds dijo, "Se facilitaba Su fuga por el extraño poder moral que Él
podía ejercer para que los asaltos físicos sobre Él fueran en vano.
Ellos estiraron sus manos pero se bajaron sin hacer daño alguno,
verificando la declaración solemne del Versículo 18."),
40 Y se
volvió al otro lado del Río Jordán, a aquel lugar donde primero había
estado bautizando Juan; y se estuvo allí (Le quedaban unos tres meses y
medio de Ministerio a nuestro Señor antes de la Crucifixión).
41 Y
muchos venían a Él (ellos vinieron en el modo correcto), y decían, Juan,
a la verdad, ninguna señal hizo: mas todo lo que Juan dijo de Éste, era
verdad (Lo aceptaron como Señor y Salvador).
42 Y muchos creyeron
allí en Él (reconocieron el pecado y la necesidad de perdón, que, sin
duda, manifestó una Verdadera Fe diferente a la carnalidad de Jn. 2:23 y
8:30).
Primera Corintios Capítulo 13: Si
hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más
que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don
de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y
si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no
soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi
cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano
con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni
jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no
se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la
maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo
cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue,
mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y
el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de
manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto
desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño,
razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de
niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero
entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero
entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas
tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de
ellas es el amor.
Hebreos 10:35-12:4Así
que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada.
Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la
voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy
poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo
vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero
nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse,
sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la
garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a
ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo
fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino
de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más
aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo,
pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto,
habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar
la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser
llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe
es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios
tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por
la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor
reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó
al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por
la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde
recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la
fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas
de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa,
porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es
arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad
y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos,
porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este
solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las
estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar.
Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas
prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran
extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente
dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado
pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido
oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor,
es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser
llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había
recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo
único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se
establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene
poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado,
recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a
Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob,
cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José,
y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de
su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio
instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién
nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron
que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la
fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del
faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los
efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del
Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la
mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle
miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo
al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre,
para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel.
Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando
los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las
murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su
alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los
desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a
decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté,
David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos,
hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones,
apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada;
sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y
pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la
resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a
golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los
pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e
incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la
mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para
allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades,
afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin
rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos
obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio
el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a
la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por
tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande
de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del
pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que
tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y
perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó
la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está
sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel
que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para
que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran
contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su
sangre.
Romanos 8:Por
lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a
Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha
liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo
liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios
envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de
pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así
condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas
demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la
naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a
la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza;
en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los
deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la
mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad
pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es
capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no
pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza
pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive
en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo.
Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del
pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la
justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los
muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los
muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su
Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una
obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa.
Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del
Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque
todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y
ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo,
sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba!
¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos
hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y
coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos
parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan
los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en
nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de
Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su
propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme
esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción
que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de
Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera
dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que
tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras
aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de
nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la
esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene?
Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos
nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a
ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por
nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que
examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el
Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios.
Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de
quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito.
Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser
transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito
entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los
que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los
glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte,
¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio
Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos
generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que
Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo
Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e
intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La
tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el
peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos
amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al
matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio
de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la
vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni
los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la
creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en
Cristo Jesús nuestro Señor.
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