Mensaje de la Cruz de Cristo Jesús-Capítulo-1
Sonidos del aire libre
El 12 de julio Lectura Bíblica Diaria:
Jeremías 1 a 3:1
Las palabras de Jeremías hijo de Hilcías, de los sacerdotes que
estuvieron en Anatot, en tierra de Benjamín. Palabra de Jehová que le
vino en los días de Josías hijo de Amón, rey de Judá, en el año
decimotercero de su reinado. Le vino también en días de Joacim hijo de
Josías, rey de Judá, hasta el fin del año undécimo de Sedequías hijo de
Josías, rey de Judá, hasta la cautividad de Jerusalén en el mes quinto.
Vino, pues, palabra de Jehová a mí, diciendo: Antes que te formase en el
vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por
profeta a las naciones. Y yo dije: ¡Ah! ¡Ah, Señor Jehová! He aquí, no
sé hablar, porque soy niño. Y me dijo Jehová: No digas: Soy un niño;
porque a todo lo que te envíe irás tú, y dirás todo lo que te mande. No
temas delante de ellos, porque contigo estoy para librarte, dice Jehová.
Y extendió Jehová su mano y tocó mi boca, y me dijo Jehová: He aquí he
puesto mis palabras en tu boca. Mira que te he puesto en este día sobre
naciones y sobre reinos, para arrancar y para destruir, para arruinar y
para derribar, para edificar y para plantar. La palabra de Jehová vino a
mí, diciendo: ¿Qué ves tú, Jeremías? Y dije: Veo una vara de almendro. Y
me dijo Jehová: Bien has visto; porque yo apresuro mi palabra para
ponerla por obra. Vino a mí la palabra de Jehová por segunda vez,
diciendo: ¿Qué ves tú? Y dije: Veo una olla que hierve; y su faz está
hacia el norte. Me dijo Jehová: Del norte se soltará el mal sobre todos
los moradores de esta tierra. Porque he aquí que yo convoco a todas las
familias de los reinos del norte, dice Jehová; y vendrán, y pondrá cada
uno su campamento a la entrada de las puertas de Jerusalén, y junto a
todos sus muros en derredor, y contra todas las ciudades de Judá. Y a
causa de toda su maldad, proferiré mis juicios contra los que me
dejaron, e incensaron a dioses extraños, y la obra de sus manos
adoraron. Tú, pues, ciñe tus lomos, levántate, y háblales todo cuanto te
mande; no temas delante de ellos, para que no te haga yo quebrantar
delante de ellos. Porque he aquí que yo te he puesto en este día como
ciudad fortificada, como columna de hierro, y como muro de bronce contra
toda esta tierra, contra los reyes de Judá, sus príncipes, sus
sacerdotes, y el pueblo de la tierra. Y pelearán contra ti, pero no te
vencerán; porque yo estoy contigo, dice Jehová, para librarte. 2 Vino
a mí palabra de Jehová, diciendo: Anda y clama a los oídos de
Jerusalén, diciendo: Así dice Jehová: Me he acordado de ti, de la
fidelidad de tu juventud, del amor de tu desposorio, cuando andabas en
pos de mí en el desierto, en tierra no sembrada. Santo era Israel a
Jehová, primicias de sus nuevos frutos. Todos los que le devoraban eran
culpables; mal venía sobre ellos, dice Jehová. Oíd la palabra de Jehová,
casa de Jacob, y todas las familias de la casa de Israel. Así dijo
Jehová: ¿Qué maldad hallaron en mí vuestros padres, que se alejaron de
mí, y se fueron tras la vanidad y se hicieron vanos? Y no dijeron:
¿Dónde está Jehová, que nos hizo subir de la tierra de Egipto, que nos
condujo por el desierto, por una tierra desierta y despoblada, por
tierra seca y de sombra de muerte, por una tierra por la cual no pasó
varón, ni allí habitó hombre? Y os introduje en tierra de abundancia,
para que comieseis su fruto y su bien; pero entrasteis y contaminasteis
mi tierra, e hicisteis abominable mi heredad. Los sacerdotes no dijeron:
¿Dónde está Jehová? y los que tenían la ley no me conocieron; y los
pastores se rebelaron contra mí, y los profetas profetizaron en nombre
de Baal, y anduvieron tras lo que no aprovecha. Por tanto, contenderé
aún con vosotros, dijo Jehová, y con los hijos de vuestros hijos
pleitearé. Porque pasad a las costas de Quitim y mirad; y enviad a
Cedar, y considerad cuidadosamente, y ved si se ha hecho cosa semejante a
esta. ¿Acaso alguna nación ha cambiado sus dioses, aunque ellos no son
dioses? Sin embargo, mi pueblo ha trocado su gloria por lo que no
aprovecha. Espantaos, cielos, sobre esto, y horrorizaos; desolaos en
gran manera, dijo Jehová. Porque dos males ha hecho mi pueblo: me
dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas,
cisternas rotas que no retienen agua. ¿Es Israel siervo? ¿Es esclavo?
¿Por qué ha venido a ser presa? Los cachorros del león rugieron contra
él, alzaron su voz, y asolaron su tierra; quemadas están sus ciudades,
sin morador. Aun los hijos de Menfis y de Tafnes te quebrantaron la
coronilla. ¿No te acarreó esto el haber dejado a Jehová tu Dios, cuando
te conducía por el camino? Ahora, pues, ¿qué tienes tú en el camino de
Egipto, para que bebas agua del Nilo? ¿Y qué tienes tú en el camino de
Asiria, para que bebas agua del Éufrates? Tu maldad te castigará, y tus
rebeldías te condenarán; sabe, pues, y ve cuán malo y amargo es el haber
dejado tú a Jehová tu Dios, y faltar mi temor en ti, dice el Señor,
Jehová de los ejércitos. Porque desde muy atrás rompiste tu yugo y tus
ataduras, y dijiste: No serviré. Con todo eso, sobre todo collado alto y
debajo de todo árbol frondoso te echabas como ramera. Te planté de vid
escogida, simiente verdadera toda ella; ¿cómo, pues, te me has vuelto
sarmiento de vid extraña? Aunque te laves con lejía, y amontones jabón
sobre ti, la mancha de tu pecado permanecerá aún delante de mí, dijo
Jehová el Señor. ¿Cómo puedes decir: No soy inmunda, nunca anduve tras
los baales? Mira tu proceder en el valle, conoce lo que has hecho,
dromedaria ligera que tuerce su camino, asna montés acostumbrada al
desierto, que en su ardor olfatea el viento. De su lujuria, ¿quién la
detendrá? Todos los que la buscaren no se fatigarán, porque en el tiempo
de su celo la hallarán. Guarda tus pies de andar descalzos, y tu
garganta de la sed. Mas dijiste: No hay remedio en ninguna manera,
porque a extraños he amado, y tras ellos he de ir. Como se avergüenza el
ladrón cuando es descubierto, así se avergonzará la casa de Israel,
ellos, sus reyes, sus príncipes, sus sacerdotes y sus profetas, que
dicen a un leño: Mi padre eres tú; y a una piedra: Tú me has engendrado.
Porque me volvieron la cerviz, y no el rostro; y en el tiempo de su
calamidad dicen: Levántate, y líbranos. ¿Y dónde están tus dioses que
hiciste para ti? Levántense ellos, a ver si te podrán librar en el
tiempo de tu aflicción; porque según el número de tus ciudades, oh Judá,
fueron tus dioses. ¿Por qué porfías conmigo? Todos vosotros
prevaricasteis contra mí, dice Jehová. En vano he azotado a vuestros
hijos; no han recibido corrección. Vuestra espada devoró a vuestros
profetas como león destrozador. ¡Oh generación! atended vosotros a la
palabra de Jehová. ¿He sido yo un desierto para Israel, o tierra de
tinieblas? ¿Por qué ha dicho mi pueblo: Somos libres; nunca más
vendremos a ti? ¿Se olvida la virgen de su atavío, o la desposada de sus
galas? Pero mi pueblo se ha olvidado de mí por innumerables días. ¿Por
qué adornas tu camino para hallar amor? Aun a las malvadas enseñaste tus
caminos. Aun en tus faldas se halló la sangre de los pobres, de los
inocentes. No los hallaste en ningún delito; sin embargo, en todas estas
cosas dices: Soy inocente, de cierto su ira se apartó de mí. He aquí yo
entraré en juicio contigo, porque dijiste: No he pecado. ¿Para qué
discurres tanto, cambiando tus caminos? También serás avergonzada de
Egipto, como fuiste avergonzada de Asiria. También de allí saldrás con
tus manos sobre tu cabeza, porque Jehová desechó a aquellos en quienes
tú confiabas, y no prosperarás por ellos. 3 Dicen:
Si alguno dejare a su mujer, y yéndose esta de él se juntare a otro
hombre, ¿volverá a ella más? ¿No será tal tierra del todo amancillada?
Tú, pues, has fornicado con muchos amigos; mas ¡vuélvete a mí! dice
Jehová. Alza tus ojos a las alturas, y ve en qué lugar no te hayas
prostituido. Junto a los caminos te sentabas para ellos como árabe en el
desierto, y con tus fornicaciones y con tu maldad has contaminado la
tierra. Por esta causa las aguas han sido detenidas, y faltó la lluvia
tardía; y has tenido frente de ramera, y no quisiste tener vergüenza. A
lo menos desde ahora, ¿no me llamarás a mí, Padre mío, guiador de mi
juventud? ¿Guardará su enojo para siempre? ¿Eternamente lo guardará? He
aquí que has hablado y hecho cuantas maldades pudiste. Me dijo Jehová en
días del rey Josías: ¿Has visto lo que ha hecho la rebelde Israel? Ella
se va sobre todo monte alto y debajo de todo árbol frondoso, y allí
fornica. Y dije: Después de hacer todo esto, se volverá a mí; pero no se
volvió, y lo vio su hermana la rebelde Judá. Ella vio que por haber
fornicado la rebelde Israel, yo la había despedido y dado carta de
repudio; pero no tuvo temor la rebelde Judá su hermana, sino que también
fue ella y fornicó. Y sucedió que por juzgar ella cosa liviana su
fornicación, la tierra fue contaminada, y adulteró con la piedra y con
el leño. Con todo esto, su hermana la rebelde Judá no se volvió a mí de
todo corazón, sino fingidamente, dice Jehová. Y me dijo Jehová: Ha
resultado justa la rebelde Israel en comparación con la desleal Judá. Ve
y clama estas palabras hacia el norte, y di: Vuélvete, oh rebelde
Israel, dice Jehová; no haré caer mi ira sobre ti, porque misericordioso
soy yo, dice Jehová, no guardaré para siempre el enojo. Reconoce, pues,
tu maldad, porque contra Jehová tu Dios has prevaricado, y fornicaste
con los extraños debajo de todo árbol frondoso, y no oíste mi voz, dice
Jehová. Convertíos, hijos rebeldes, dice Jehová, porque yo soy vuestro
esposo; y os tomaré uno de cada ciudad, y dos de cada familia, y os
introduciré en Sion; y os daré pastores según mi corazón, que os
apacienten con ciencia y con inteligencia. Y acontecerá que cuando os
multipliquéis y crezcáis en la tierra, en esos días, dice Jehová, no se
dirá más: Arca del pacto de Jehová; ni vendrá al pensamiento, ni se
acordarán de ella, ni la echarán de menos, ni se hará otra. En aquel
tiempo llamarán a Jerusalén: Trono de Jehová, y todas las naciones
vendrán a ella en el nombre de Jehová en Jerusalén; ni andarán más tras
la dureza de su malvado corazón. En aquellos tiempos irán de la casa de
Judá a la casa de Israel, y vendrán juntamente de la tierra del norte a
la tierra que hice heredar a vuestros padres. Yo preguntaba: ¿Cómo os
pondré por hijos, y os daré la tierra deseable, la rica heredad de las
naciones? Y dije: Me llamaréis: Padre mío, y no os apartaréis de en pos
de mí. Pero como la esposa infiel abandona a su compañero, así
prevaricasteis contra mí, oh casa de Israel, dice Jehová. Voz fue oída
sobre las alturas, llanto de los ruegos de los hijos de Israel; porque
han torcido su camino, de Jehová su Dios se han olvidado. Convertíos,
hijos rebeldes, y sanaré vuestras rebeliones. He aquí nosotros venimos a
ti, porque tú eres Jehová nuestro Dios. Ciertamente vanidad son los
collados, y el bullicio sobre los montes; ciertamente en Jehová nuestro
Dios está la salvación de Israel. Confusión consumió el trabajo de
nuestros padres desde nuestra juventud; sus ovejas, sus vacas, sus hijos
y sus hijas. Yacemos en nuestra confusión, y nuestra afrenta nos cubre;
porque pecamos contra Jehová nuestro Dios, nosotros y nuestros padres,
desde nuestra juventud y hasta este día, y no hemos escuchado la voz de
Jehová nuestro Dios.
Salmo 10:Lámed
- ¿Por qué, Señor, te mantienes distante? ¿Por qué te escondes en
momentos de angustia? Con arrogancia persigue el malvado al indefenso,
pero se enredará en sus propias artimañas. El malvado hace alarde de su
propia codicia; alaba al ambicioso y menosprecia al Señor. El malvado
levanta insolente la nariz, y no da lugar a Dios en sus pensamientos.
Todas sus empresas son siempre exitosas; tan altos y alejados de él
están tus juicios que se burla de todos sus enemigos. Y se dice a sí
mismo: "Nada me hará caer. Siempre seré feliz. Nunca tendré problemas."
Pe - Llena está su boca de maldiciones, de mentiras y amenazas; bajo su
lengua esconde maldad y violencia. Se pone al acecho en las aldeas, se
esconde en espera de sus víctimas, y asesina a mansalva al inocente.
Ayin - Cual león en su guarida se agazapa, listo para atrapar al
indefenso; le cae encima y lo arrastra en su red. Bajo el peso de su
poder, sus víctimas caen por tierra. Se dice a sí mismo: "Dios se ha
olvidado. Se cubre el rostro. Nunca ve nada." Qof - ¡Levántate, Señor!
¡Levanta, oh Dios, tu brazo! ¡No te olvides de los indefensos! ¿Por qué
te ha de menospreciar el malvado? ¿Por qué ha de pensar que no lo
llamarás a cuentas? Resh - Pero tú ves la opresión y la violencia, las
tomas en cuenta y te harás cargo de ellas. Las víctimas confían en ti;
tú eres la ayuda de los huérfanos. Shin - ¡Rómpeles el brazo al malvado y
al impío! ¡Pídeles cuentas de su maldad, y haz que desaparezcan por
completo! El Señor es rey eterno; los paganos serán borrados de su
tierra. Tav - Tú, Señor, escuchas la petición de los indefensos, les
infundes aliento y atiendes a su clamor. Tú defiendes al huérfano y al
oprimido, para que el hombre, hecho de tierra, no siga ya sembrando el
terror.
Proverbs 29:El
que es reacio a las reprensiones será destruido de repente y sin
remedio. Cuando los justos prosperan, el pueblo se alegra; cuando los
impíos gobiernan, el pueblo gime. El que ama la sabiduría alegra a su
padre; el que frecuenta rameras derrocha su fortuna. Con justicia el rey
da estabilidad al país; cuando lo abruma con tributos, lo destruye. El
que adula a su prójimo le tiende una trampa. Al malvado lo atrapa su
propia maldad, pero el justo puede cantar de alegría. El justo se ocupa
de la causa del desvalido; el malvado ni sabe de qué se trata. Los
insolentes conmocionan a la ciudad, pero los sabios apaciguan los
ánimos. Cuando el sabio entabla pleito contra un necio, aunque se enoje o
se ría, nada arreglará. Los asesinos aborrecen a los íntegros, y tratan
de matar a los justos. El necio da rienda suelta a su ira, pero el
sabio sabe dominarla. Cuando un gobernante se deja llevar por mentiras,
todos sus oficiales se corrompen. Algo en común tienen el pobre y el
opresor: a los dos el Señor les ha dado la vista. El rey que juzga al
pobre según la verdad afirma su trono para siempre. La vara de la
disciplina imparte sabiduría, pero el hijo malcriado avergüenza a su
madre. Cuando prospera el impío, prospera el pecado, pero los justos
presenciarán su caída. Disciplina a tu hijo, y te traerá tranquilidad;
te dará muchas satisfacciones. Donde no hay visión, el pueblo se
extravía; ¡dichosos los que son obedientes a la ley! No sólo con
palabras se corrige al siervo; aunque entienda, no obedecerá. ¿Te has
fijado en los que hablan sin pensar? ¡Más se puede esperar de un necio
que de gente así! Quien consiente a su criado cuando éste es niño, al
final habrá de lamentarlo. El hombre iracundo provoca peleas; el hombre
violento multiplica sus crímenes. El altivo será humillado, pero el
humilde será enaltecido. El cómplice del ladrón atenta contra sí mismo;
aunque esté bajo juramento, no testificará. Temer a los hombres resulta
una trampa, pero el que confía en el Señor sale bien librado. Muchos
buscan el favor del gobernante, pero la sentencia del hombre la dicta el
Señor. Los justos aborrecen a los malvados, y los malvados aborrecen a
los justos.
El Libro de Juan Capítulo 5 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:
EL SANTO EVANGELIO SEGÚNSAN JUAN
CAPÍTULO 5
(31 d.C.)
EL ESTANQUE DE BETESDA
DESPUÉS
de estas cosas era un Día de Fiesta de los Judíos (aunque Las
Escrituras no nos lo dice, muchos creen que era la Pascua; si es
correcto, Jesús tenía un poco más de un año ya en Su Ministerio
público); y subió Jesús a Jerusalén (la expresa intención de guardar
esta "Fiesta").
2 Y hay en Jerusalén a la puerta de las ovejas un
estanque (debiera traducirse, "por la puerta de las ovejas"), que en
Hebraico es llamado Betesda, el cual tiene cinco portales (quiere decir,
"casa de gracia y misericordia"; era en cierto modo un hospital
público).
3 En éstos yacía multitud de enfermos impotentes, ciegos,
cojos, lisiados (una descripción perfecta de la humanidad; a raíz de la
Caída, el hombre es "impotente," incapaz de salvarse a sí mismo), que
estaban esperando el movimiento del agua.
4 Porque un Ángel descendía
a cierto tiempo al estanque, y revolvía el agua (no fue dado por Juan
como folclore, sino más bien como un hecho): y el que primero descendía
en el estanque después del movimiento del agua, era sano de cualquier
enfermedad que tuviese (al entrar los príncipes terrenales en una ciudad
siempre acudían a las casas de los nobles y de los ricos, pero los Pies
del Príncipe de los príncipes inmediatamente se dirigía a los lugares
de miseria y sufrimiento, los frutos del pecado).
5 Y estaba allí un
cierto hombre (la sanidad del hombre impotente hace contraste entre el
poder vivificador de Cristo con la impotencia de la Ley; la Ley exigía
esfuerzo de parte del pecador para obtener la vida que se le prometió;
pero el hombre no tiene fuerza alguna [Rom. 5:6]) que hacía treinta y
ocho años que estaba enfermo (un tipo perfecto de Israel, el cual por su
pecado quedaba incapacitado, encerrado en un desierto por 38 años; la
similitud no es una coincidencia).
6 Cuando Jesús vio a éste echado
(un cuadro de Israel de la época de Jesús, pero también, de toda la
humanidad), y entendió que ya había mucho tiempo (nuevamente se refiere a
Israel), le dice, ¿Quieres ser sano? (¡Sin lugar a dudas, es uno de los
interrogantes más importantes de todos los tiempos! El hombre no es
"sano," y de hecho no se puede ser "sano" sin Jesús. Aquí es donde se
reside la contención.)
7 Señor, Le respondió el hombre impotente, No
tengo hombre que me meta en el estanque, cuando el agua fuere revuelta
(su dependencia en el hombre, la cual sólo le traía nada más que
desilusión): porque entre tanto que yo vengo, otro antes de mí ha
descendido (el Amor, sin duda, seleccionó a este hombre como el más
miserable, necesitado e incapacitado de entre toda esta compañía
lamentable; y la sabiduría le escogió como un vaso de instrucción a la
Nación).
8 Le dice Jesús, Levántate, toma tu lecho, y anda (bastaba una sola palabra de Jesús).
9
Y luego aquel hombre fue sano, y tomó su lecho, y se iba (se le dio la
fuerza, este hecho fue demostrado cuando el hombre cargó su lecho): y
era Sábado aquel día (¡y qué Sábado de descanso, alivio y gozo para este
hombre!).
10 Entonces los Judíos decían a aquel que había sido
sanado (como podemos ver, no había gozo por su sanidad y liberación,
sino más bien lo contrario, como hace siempre la religión), Sábado es:
no te es lícito llevar tu lecho (señalaba solamente a las leyes del
hombre, y no a las Leyes de Dios; Jesús no prestaba ninguna atención a
las leyes inventadas por el hombre, sin importar cuán numerosas eran).
11
Les respondió, El Que me sanó (el hombre usaba a Jesús como su
autoridad, que es lo que él debería hacer), Él Mismo me dijo, Toma tu
lecho y anda (Sábado o no, era un mandato que él deseaba obedecer; se
refería a la Sanidad y la Salvación de su cuerpo físico).
12 Le preguntaron entonces, ¿Quién es el que te dijo, Toma tu lecho y anda?
13
Y el que había sido sanado, no sabía quién fuese (parece que después de
la sanidad, Jesús salió inmediatamente, para no crear una escena; en
consecuencia, el hombre no conocía en realidad Quién era el que le había
sanado): porque Jesús se había apartado de la gente, que estaba en
aquel lugar (Él lo hizo porque conocía bien el odio de los líderes y el
resultado de Su quebrantamiento de las leyes hechas por el hombre; quizá
este es el motivo por el cual Él no se quedó para sanar a otros; de
todos modos, fue el Espíritu Santo que Le dijo lo que Él debiera hacer).
14
Después le halló (el hombre que Él sanó) Jesús en el Templo, y le dijo
(Jesús le buscaba, y por cierto motivo), He aquí, has sido sanado (se
refiere a la experiencia de la Salvación, así como la sanidad física):
no peques más, para que no te venga alguna cosa peor (primeramente nos
dice que su enfermedad de hace 38 años le vino debido al pecado;
también, nos indica que la desobediencia al Señor puede abrir la puerta
para "cosas peores").
15 Él se fue, y dio aviso a los Judíos, que
Jesús era El Que le había sanado (algunos afirmaban que este hombre era
un ingrato; sin embargo, él no tenía ningún modo de darse cuenta de la
animosidad de los líderes religiosos en contra de Jesús, probablemente
por eso pensó que estaba haciendo lo correcto).
16 Y por esta causa
los Judíos perseguían a Jesús (la oposición de la jerarquía religiosa
solamente aumentará de ahora en adelante), y procuraban matarle, porque
hacía estas cosas en el Sábado (es irónico; los líderes religiosos de
Israel quisieron matar al Señor en el Nombre del Señor; ¡nada más
demuestra lo ciego que eran!).
LA IGUALDAD CON DIOS
17 Y Jesús les
respondió (fue una confrontación cara a cara), Mi Padre hasta ahora
trabaja, y Yo también trabajo (dice dos cosas: 1. Él reclama la igualdad
con Dios, y que Él era Dios; y, 2. La "Obra" misma del Padre y del Hijo
era liberar a la humanidad, física o espiritualmente, o ambos, que
trajeron el Verdadero Sábado al alma del hombre, que era la intención
desde un principio).
18 Entonces, por tanto, más procuraban los
Judíos matarle (quiere decir que Él ni siquiera buscaba ningún tipo de
acuerdo con estos hipócritas, sino más bien reforzaba Su posición hasta
tal punto que nadie tenía absolutamente duda alguna en cuanto a lo que
Él decía o hacía), porque no sólo quebrantaba el Sábado (Él realmente no
había quebrantado el Sábado, pero sólo una de sus reglas necias que se
originó con el hombre mismo), sino que también a Su Padre llamaba Dios,
haciéndose igual a Dios (una acusación que Jesús no rechazó, porque Él
se hizo semejante a Dios, y con razón).
19 Respondió entonces Jesús y
les dijo, De cierto, de cierto, os digo, No puede el Hijo hacer nada de
Sí Mismo (declara la Humanidad de Cristo, en que Él se deja libremente a
un lado la expresión de Su Deidad pero nunca pierde Su posesión de
ella), sino lo que viere hacer el Padre (Su sumisión total al Padre, que
como Hombre Él tenía que hacer y en realidad lo hizo): porque todo lo
que Él hace, esto también hace el Hijo juntamente (que se puso como
ejemplo de humildad y dependencia, del cual seriamente le hace falta a
la familia humana).
20 Porque el Padre ama al Hijo (la obediencia del
Hijo se basa en el amor que el Padre tiene para el Hijo), y Le muestra
todas las cosas que Él hace (claramente dice que todo lo que Jesús hizo
el Padre le dijo que hiciera): y mayores obras que éstas Le mostrará,
para que vosotros os maravilléis (tiene que ver con los Versículos 28 y
29, que hablan de la Resurrección venidera).
21 Porque como el Padre
levanta los muertos, y les da vida (la Verdad de la Resurrección de
Vida venidera); así también (lo hace espiritualmente vivo) el Hijo a los
que quiere da vida (describe la verdad de que la Salvación no es de
quien se la determina [en el sentido de que la Salvación resultaría a
raíz de determinarla por las obras, etc.], pero de Dios Quien es
Misericordioso).
22 Porque el Padre a nadie juzga (no juzgue al que
ha venido a Cristo, porque todo pecado ha sido resuelto en Cristo), mas
todo el Juicio dio al Hijo (Cristo es el Salvador hoy, pero será el Juez
mañana):
23 Para que todos honren al Hijo, como honran al Padre
(afirma igualdad con Dios en cuanto al honor [Heb. 2:7-9]). El que no
honra al Hijo, no honra al Padre que Le envió (declara claramente que si
se deshonra a Jesús, ¡también el Padre queda deshonrado!).
24 De
cierto, de cierto, os digo, El que oye Mi Palabra (la Palabra de la Cruz
[Jn. 3:14-15]), y cree Al Que Me ha enviado (si no cree en Jesús, no
puede creer en Dios; tener al Hijo es tener al Padre), tiene Vida Eterna
(independiente de Cristo, no hay vida espiritual), y no vendrá a
condenación (Cristo tomó la condenación en la Cruz); mas pasó de muerte a
vida (Nacido de Nuevo).
25 De cierto, de cierto, os digo (una
declaración de la autoridad más alta, y Jesús es aquella Autoridad),
Vendrá hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la Voz del Hijo de
Dios: y los que oyeren vivirán (tiene un significado doble: 1. Se
refiere a la gente Salva, por ello, pasa de la muerte espiritual a la
Vida Espiritual; y, 2. Se refiere a la Resurrección de Vida venidera,
cuando todos los Santos serán Resucitados).
26 Porque como el Padre
tiene Vida en Sí Mismo (se refiere a Dios como la Fuente Eterna de Vida,
la Fuente Máxima); así dio también al Hijo que tuviese Vida en Sí Mismo
(Jesús dice que Él no es simplemente un participante en esta "Vida,"
pero de hecho es también, la Fuente de Vida y, en verdad, la Fuente
Máxima exactamente como el Padre; en consecuencia, otra vez Él afirma Su
Deidad);
27 Y también Le dio Poder de hacer juicio (el "Tribunal de
Cristo," que será para todos los Creyentes, y también, el "Juicio del
Gran Trono Blanco," que será para todos los que no son salvos), en
cuanto es el Hijo del Hombre (Él pagó el precio en la Cruz del Calvario,
y por el mérito de tal, Él también será el "Juez").
28 No os
maravilléis de esto (estas declaraciones dadas por Cristo, dejaron a los
líderes religiosos de Israel atónitos): porque vendrá hora, cuando
todos los que están en los sepulcros oirán Su Voz (habla de la
Resurrección de Vida y la Resurrección de Condenación; otra vez, estas
declaraciones proclaman a Cristo como el Señor tanto de la vida como de
la muerte),
29 Y saldrán (describe las dos Resurrecciones como
veremos, y según Su "Voz"); los que hicieron bien, a Resurrección de
Vida (pertenece a la Primera Resurrección, o comúnmente se refiere como,
"El Arrebatamiento" [I Tes. 4:13-18]); mas los que hicieron mal, a
Resurrección de Condenación (esta última Resurrección ocurrirá
aproximadamente mil años después de la Primera Resurrección de Vida
[Dan. 12:2; Apoc., cap. 20]).
30 No puedo Yo de Mí Mismo hacer nada
(en Su Humanidad, Él recibió toda Autoridad del Padre): como oigo, juzgo
(el Juicio que Él pronunció resultó de lo que Él oyó en Su Oído, como
se Lo dio el Padre [Isa. 50:4]): y Mi Juicio es Justo (es perfecto,
porque esto viene del Trono de Dios); porque no busco Mi Voluntad, mas
la Voluntad del que Me envió, del Padre (declara el hecho que el
conocimiento humano del Hijo es la base para el Juicio del Padre, que se
pronunciará absolutamente y finalmente por labios humanos del Hijo de
Dios; Él sólo buscaba la Voluntad del Padre y sólo tenemos que buscar la
Voluntad del Padre, que está en Su Palabra).
31 Si yo doy testimonio
de Mí Mismo (en cuanto a Quién y Lo Que soy), Mi testimonio no es
verdadero (si Yo Solo atestiguo; pero como veremos, hay también otros
testimonios).
32 Otro es el que da testimonio de Mí (se refiere a
Juan el Bautista); y sé que el testimonio que da de Mí, es verdadero (el
testimonio de Juan acerca de Cristo llevaba la Autoridad de la Palabra
de Dios).
33 Vosotros enviasteis a Juan (se refiere a los
acontecimientos de Jn. 1:19-27), y él dio testimonio a la verdad (indica
las cosas que Juan les dijo cuando ellos preguntaron si él era el
Mesías).
34 Empero Yo no tomo el testimonio de hombre (en efecto,
dice, "aunque el testimonio de Juan sea verdadero, no usaré el
testimonio de ningún hombre"): mas digo esto, para que vosotros seáis
Salvos (en efecto, Jesús le dijo a los líderes religiosos de Israel que
ellos no son salvos).
35 Él era antorcha que ardía y alumbraba (Juan
el Bautista era "una luz," pero él no era "la Luz," es Únicamente
Cristo): y vosotros quisisteis regocijaros por un poco a su luz (los
líderes religiosos de Israel estaban dispuestos durante un breve período
a escuchar a Juan, pero cuando ellos vieron que el empuje principal de
su Ministerio consistía en presentar a Jesús como el Hijo de Dios y el
Cordero de Dios, ellos se alejaron de él).
36 Mas yo tengo mayor
testimonio que el de Juan (de ningún modo degrada el testimonio de
Juan): porque las obras que el Padre Me dio que cumpliese (los Milagros y
el Calvario), las mismas obras que Yo hago, dan testimonio de Mí, que
el Padre me haya enviado (todas las sanidades y milagros, que no se
podían negar).
37 Y El que Me envió, el Padre, Él ha dado testimonio
de Mí (es el Padre, Quien por el Espíritu Santo dio a Cristo el Poder de
hacer estas cosas [Luc. 4:18-19]). Ni nunca habéis oído Su Voz, ni
habéis visto Su Parecer (en esencia, Jesús dice que estos Judíos
creyeron que Dios existió, aunque ellos nunca oyeron Su Voz ni vieron
Su Forma; por lo tanto, ¿por qué no creyeron en El Que fue enviado por
el Padre, que es precisamente lo que demostraban los Milagros y las
Liberaciones?).
38 Ni tenéis Su Palabra permanente en vosotros (si
ellos realmente conocieran a Dios como lo afirmaban, Su Palabra
permanecerían en ellos, y por lo tanto, creerían en el Hijo, porque la
Palabra habló del Hijo): porque Al Que Él envió, a Éste vosotros no
creéis (el rechazo de Cristo por los líderes religiosos de Israel
demostró no sólo ignorancia de Dios, sino hostilidad hacia Él).
LAS ESCRITURAS
39
Escudriñad Las Escrituras (una orden imperativa, no es solamente una
sugerencia); porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la Vida
Eterna (debiera haberse traducido, "Ustedes afirman que creen en Las
Escrituras, entonces crean lo que éstas dicen acerca de Mí"): y ellas
son las que dan testimonio de Mí (la historia entera de la Biblia es
"Cristo y Él Crucificado").
40 Y no queréis venir a Mí, para que
tengáis Vida (la Vida está en Cristo; para tener aquella Vida, hay que
aceptar lo que Cristo hizo en la Cruz).
41 Gloria de los hombres no recibo (Él buscó honor únicamente de Dios; ¡ese debe ser nuestro criterio también!).
42
Mas Yo os conozco, que no tenéis Amor de Dios en vosotros (si alguien
es verdaderamente Salvo, entonces tendrá verdaderamente el Amor de
Dios).
43 Yo he venido en Nombre de Mi Padre, y no Me recibís (la
verdadera razón por la cual ellos no Lo recibieron es porque no conocían
al Padre, a pesar de sus afirmaciones): si otro viniere en su propio
nombre, a aquél recibiréis (en realidad se refiere al Anticristo
venidero, como también a todos los otros Mesías falsos; poco después del
Arrebatamiento de la Iglesia, Israel recibirá a un Mesías falso, que
afirmarán que él es el que ellos buscaban desde hace ya mucho tiempo;
¡descubrirán para su consternación, cuán equivocados estaban!).
LA INCREDULIDAD
44
¿Cómo podéis vosotros creer, pues tomáis la gloria los unos de los
otros (Dios no ministra para el orgullo del hombre, ni modifica la
verdad para complacerlo y nutrirlo), y no buscáis la gloria que viene de
Dios sólo? (Para buscar y recibir este honor, que se representa en la
Manifestación y la Operación del Espíritu Santo, la mayor parte del
tiempo incurrirá la ira del establecimiento religioso; en consecuencia,
la mayoría de los Predicadores buscan el honor que viene de los
hombres.)
45 No penséis que Yo os tengo de acusar delante del Padre
(quiere decir que ya ellos son acusados): el que os acusa es Moisés, en
quien vosotros esperáis (ellos afirmaban que guardaban la Ley de Moisés,
pero en realidad no era cierto).
46 Porque si vosotros creyeseis a
Moisés, creeríais a Mí (a pesar de sus afirmaciones, no guardaban la
Ley; porque si ellos la guardaran entonces creerían a Cristo): porque de
Mí (Gén. 3:15; 17:18; 49:10; Deut. 18:5-18; Luc. 24:27, 44, etc.)
escribió él (Moisés).
47 Y si a sus escritos no creéis (sin rodeos
les echa en cara que a pesar de sus afirmaciones al contrario, ellos
eran, de hecho, incrédulos; ¡todo el mecanismo religioso era sólo un
espectáculo! en el fondo ellos no creían en la Biblia más que los
paganos), ¿cómo creeréis a Mis Palabras? (Esta pregunta declara la
unidad de Cristo y Las Escrituras.)
Primera Corintios Capítulo 13:Si
hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más
que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don
de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y
si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no
soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi
cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano
con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni
jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no
se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la
maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo
cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue,
mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y
el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de
manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto
desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño,
razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de
niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero
entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero
entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas
tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de
ellas es el amor.
Hebreos 10:35-12:4Así
que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada.
Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la
voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy
poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo
vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero
nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse,
sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la
garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a
ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo
fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino
de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más
aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo,
pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto,
habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar
la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser
llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe
es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios
tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por
la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor
reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó
al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por
la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde
recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la
fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas
de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa,
porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es
arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad
y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos,
porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este
solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las
estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar.
Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas
prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran
extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente
dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado
pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido
oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor,
es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser
llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había
recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo
único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se
establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene
poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado,
recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a
Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob,
cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José,
y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de
su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio
instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién
nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron
que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la
fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del
faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los
efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del
Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la
mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle
miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo
al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre,
para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel.
Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando
los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las
murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su
alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los
desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a
decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté,
David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos,
hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones,
apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada;
sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y
pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la
resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a
golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los
pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e
incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la
mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para
allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades,
afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin
rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos
obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio
el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a
la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por
tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande
de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del
pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que
tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y
perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó
la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está
sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel
que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para
que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran
contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su
sangre.
Romanos 8:Por
lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a
Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha
liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo
liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios
envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de
pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así
condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas
demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la
naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a
la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza;
en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los
deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la
mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad
pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es
capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no
pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza
pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive
en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo.
Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del
pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la
justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los
muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los
muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su
Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una
obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa.
Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del
Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque
todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y
ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo,
sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba!
¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos
hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y
coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos
parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan
los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en
nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de
Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su
propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme
esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción
que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de
Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera
dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que
tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras
aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de
nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la
esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene?
Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos
nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a
ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por
nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que
examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el
Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios.
Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de
quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito.
Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser
transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito
entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los
que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los
glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte,
¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio
Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos
generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que
Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo
Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e
intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La
tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el
peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos
amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al
matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio
de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la
vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni
los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la
creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en
Cristo Jesús nuestro Señor.
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