El 11 de julio Lectura Bíblica Diaria:
Mensaje de la Cruz de Cristo Jesús-Capítulo-1
Sonidos del aire libre
El 11 de julio Lectura Bíblica Diaria:
Isaías 64 a 66:
64 ¡Oh,
si rompieses los cielos, y descendieras, y a tu presencia se
escurriesen los montes, como fuego abrasador de fundiciones, fuego que
hace hervir las aguas, para que hicieras notorio tu nombre a tus
enemigos, y las naciones temblasen a tu presencia! Cuando, haciendo
cosas terribles cuales nunca esperábamos, descendiste, fluyeron los
montes delante de ti. Ni nunca oyeron, ni oídos percibieron, ni ojo ha
visto a Dios fuera de ti, que hiciese por el que en él espera. Saliste
al encuentro del que con alegría hacía justicia, de los que se acordaban
de ti en tus caminos; he aquí, tú te enojaste porque pecamos; en los
pecados hemos perseverado por largo tiempo; ¿podremos acaso ser salvos?
Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias
como trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y
nuestras maldades nos llevaron como viento. Nadie hay que invoque tu
nombre, que se despierte para apoyarse en ti; por lo cual escondiste de
nosotros tu rostro, y nos dejaste marchitar en poder de nuestras
maldades. Ahora pues, Jehová, tú eres nuestro padre; nosotros barro, y
tú el que nos formaste; así que obra de tus manos somos todos nosotros.
No te enojes sobremanera, Jehová, ni tengas perpetua memoria de la
iniquidad; he aquí, mira ahora, pueblo tuyo somos todos nosotros. Tus
santas ciudades están desiertas, Sion es un desierto, Jerusalén una
soledad. La casa de nuestro santuario y de nuestra gloria, en la cual te
alabaron nuestros padres, fue consumida al fuego; y todas nuestras
cosas preciosas han sido destruidas. ¿Te estarás quieto, oh Jehová,
sobre estas cosas? ¿Callarás, y nos afligirás sobremanera? 65 Fui
buscado por los que no preguntaban por mí; fui hallado por los que no
me buscaban. Dije a gente que no invocaba mi nombre: Heme aquí, heme
aquí. Extendí mis manos todo el día a pueblo rebelde, el cual anda por
camino no bueno, en pos de sus pensamientos; pueblo que en mi rostro me
provoca de continuo a ira, sacrificando en huertos, y quemando incienso
sobre ladrillos; que se quedan en los sepulcros, y en lugares escondidos
pasan la noche; que comen carne de cerdo, y en sus ollas hay caldo de
cosas inmundas; que dicen: Estate en tu lugar, no te acerques a mí,
porque soy más santo que tú; estos son humo en mi furor, fuego que arde
todo el día. He aquí que escrito está delante de mí; no callaré, sino
que recompensaré, y daré el pago en su seno por vuestras iniquidades,
dice Jehová, y por las iniquidades de vuestros padres juntamente, los
cuales quemaron incienso sobre los montes, y sobre los collados me
afrentaron; por tanto, yo les mediré su obra antigua en su seno. Así ha
dicho Jehová: Como si alguno hallase mosto en un racimo, y dijese: No lo
desperdicies, porque bendición hay en él; así haré yo por mis siervos,
que no lo destruiré todo. Sacaré descendencia de Jacob, y de Judá
heredero de mis montes; y mis escogidos poseerán por heredad la tierra, y
mis siervos habitarán allí. Y será Sarón para habitación de ovejas, y
el valle de Acor para majada de vacas, para mi pueblo que me buscó. Pero
vosotros los que dejáis a Jehová, que olvidáis mi santo monte, que
ponéis mesa para la Fortuna, y suministráis libaciones para el Destino;
yo también os destinaré a la espada, y todos vosotros os arrodillaréis
al degolladero, por cuanto llamé, y no respondisteis; hablé, y no
oísteis, sino que hicisteis lo malo delante de mis ojos, y escogisteis
lo que me desagrada. Por tanto, así dijo Jehová el Señor: He aquí que
mis siervos comerán, y vosotros tendréis hambre; he aquí que mis siervos
beberán, y vosotros tendréis sed; he aquí que mis siervos se alegrarán,
y vosotros seréis avergonzados; he aquí que mis siervos cantarán por
júbilo del corazón, y vosotros clamaréis por el dolor del corazón, y por
el quebrantamiento de espíritu aullaréis. Y dejaréis vuestro nombre por
maldición a mis escogidos, y Jehová el Señor te matará, y a sus siervos
llamará por otro nombre. El que se bendijere en la tierra, en el Dios
de verdad se bendecirá; y el que jurare en la tierra, por el Dios de
verdad jurará; porque las angustias primeras serán olvidadas, y serán
cubiertas de mis ojos. Porque he aquí que yo crearé nuevos cielos y
nueva tierra; y de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al
pensamiento. Mas os gozaréis y os alegraréis para siempre en las cosas
que yo he creado; porque he aquí que yo traigo a Jerusalén alegría, y a
su pueblo gozo. Y me alegraré con Jerusalén, y me gozaré con mi pueblo; y
nunca más se oirán en ella voz de lloro, ni voz de clamor. No habrá más
allí niño que muera de pocos días, ni viejo que sus días no cumpla;
porque el niño morirá de cien años, y el pecador de cien años será
maldito. Edificarán casas, y morarán en ellas; plantarán viñas, y
comerán el fruto de ellas. No edificarán para que otro habite, ni
plantarán para que otro coma; porque según los días de los árboles serán
los días de mi pueblo, y mis escogidos disfrutarán la obra de sus
manos. No trabajarán en vano, ni darán a luz para maldición; porque son
linaje de los benditos de Jehová, y sus descendientes con ellos. Y antes
que clamen, responderé yo; mientras aún hablan, yo habré oído. El lobo y
el cordero serán apacentados juntos, y el león comerá paja como el
buey; y el polvo será el alimento de la serpiente. No afligirán, ni
harán mal en todo mi santo monte, dijo Jehová. 66 Jehová
dijo así: El cielo es mi trono, y la tierra estrado de mis pies; ¿dónde
está la casa que me habréis de edificar, y dónde el lugar de mi reposo?
Mi mano hizo todas estas cosas, y así todas estas cosas fueron, dice
Jehová; pero miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que
tiembla a mi palabra. El que sacrifica buey es como si matase a un
hombre; el que sacrifica oveja, como si degollase un perro; el que hace
ofrenda, como si ofreciese sangre de cerdo; el que quema incienso, como
si bendijese a un ídolo. Y porque escogieron sus propios caminos, y su
alma amó sus abominaciones, también yo escogeré para ellos escarnios, y
traeré sobre ellos lo que temieron; porque llamé, y nadie respondió;
hablé, y no oyeron, sino que hicieron lo malo delante de mis ojos, y
escogieron lo que me desagrada. Oíd palabra de Jehová, vosotros los que
tembláis a su palabra: Vuestros hermanos que os aborrecen, y os echan
fuera por causa de mi nombre, dijeron: Jehová sea glorificado. Pero él
se mostrará para alegría vuestra, y ellos serán confundidos. Voz de
alboroto de la ciudad, voz del templo, voz de Jehová que da el pago a
sus enemigos. Antes que estuviese de parto, dio a luz; antes que le
viniesen dolores, dio a luz hijo. ¿Quién oyó cosa semejante?, ¿quién vio
tal cosa? ¿Concebirá la tierra en un día? ¿Nacerá una nación de una
vez? Pues en cuanto Sion estuvo de parto, dio a luz sus hijos. Yo que
hago dar a luz, ¿no haré nacer? dijo Jehová. Yo que hago engendrar,
¿impediré el nacimiento? dice tu Dios. Alegraos con Jerusalén, y gozaos
con ella, todos los que la amáis; llenaos con ella de gozo, todos los
que os enlutáis por ella; para que maméis y os saciéis de los pechos de
sus consolaciones; para que bebáis, y os deleitéis con el resplandor de
su gloria. Porque así dice Jehová: He aquí que yo extiendo sobre ella
paz como un río, y la gloria de las naciones como torrente que se
desborda; y mamaréis, y en los brazos seréis traídos, y sobre las
rodillas seréis mimados. Como aquel a quien consuela su madre, así os
consolaré yo a vosotros, y en Jerusalén tomaréis consuelo. Y veréis, y
se alegrará vuestro corazón, y vuestros huesos reverdecerán como la
hierba; y la mano de Jehová para con sus siervos será conocida, y se
enojará contra sus enemigos. Porque he aquí que Jehová vendrá con fuego,
y sus carros como torbellino, para descargar su ira con furor, y su
reprensión con llama de fuego. Porque Jehová juzgará con fuego y con su
espada a todo hombre; y los muertos de Jehová serán multiplicados. Los
que se santifican y los que se purifican en los huertos, unos tras
otros, los que comen carne de cerdo y abominación y ratón, juntamente
serán talados, dice Jehová. Porque yo conozco sus obras y sus
pensamientos; tiempo vendrá para juntar a todas las naciones y lenguas; y
vendrán, y verán mi gloria. Y pondré entre ellos señal, y enviaré de
los escapados de ellos a las naciones, a Tarsis, a Fut y Lud que
disparan arco, a Tubal y a Javán, a las costas lejanas que no oyeron de
mí, ni vieron mi gloria; y publicarán mi gloria entre las naciones. Y
traerán a todos vuestros hermanos de entre todas las naciones, por
ofrenda a Jehová, en caballos, en carros, en literas, en mulos y en
camellos, a mi santo monte de Jerusalén, dice Jehová, al modo que los
hijos de Israel traen la ofrenda en utensilios limpios a la casa de
Jehová. Y tomaré también de ellos para sacerdotes y levitas, dice
Jehová. Porque como los cielos nuevos y la nueva tierra que yo hago
permanecerán delante de mí, dice Jehová, así permanecerá vuestra
descendencia y vuestro nombre. Y de mes en mes, y de día de reposo en
día de reposo, vendrán todos a adorar delante de mí, dijo Jehová. Y
saldrán, y verán los cadáveres de los hombres que se rebelaron contra
mí; porque su gusano nunca morirá, ni su fuego se apagará, y serán
abominables a todo hombre.
Proverbs 28:
El Libro de Juan Capítulo 4 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:
EL SANTO EVANGELIO SEGÚNSAN JUAN
CAPÍTULO 4
(30 d.C.)
SICAR
2 (Aunque Jesús no bautizaba, sino Sus Discípulos,) (Su Bautismo era igual que el de Juan, el "Bautismo de Arrepentimiento," que Sus Discípulos realizaban).
3 Dejó a Judea, y fuese otra vez a Galilea (Él obedeció la petición del Espíritu Santo).
4 Y era necesario que pasase por Samaria (también esta dirección fue instigada por el Espíritu Santo; normalmente, los Judíos que iban de Judea en camino a Galilea pasaban alrededor de Samaria, porque a ellos no les caían muy bien los Samaritanos).
5 Vino, pues, a una ciudad de Samaria, que se llamaba Sicar (algunos la refieren a la ciudad antigua de Siquem), junto a la heredad que Jacob dio a José su hijo (este lugar tiene una larga historia Bíblica).
6 Y estaba allí el pozo de Jacob (este pozo se encuentra allí todavía, casi cuatro mil años después de Jacob). Pues Jesús, cansado del camino, así se sentó al pozo (declara Su Humanidad; de aquí, Juan nos convence de la humanidad plena, la existencia humana definitiva de Jesús; tal como Él era "el Unigénito Hijo del Padre," Él era "la Palabra hecha carne"). Era como la hora sexta (usando la hora Judía, hubiera sido a las 12:00 del mediodía).
7 Vino una mujer de Samaria a sacar agua (resultaría ser el mejor momento de su vida): y Jesús le dice, Dame de beber (debió haber asustado a la mujer, ella se dio cuenta que Jesús era Judío, porque la mayoría de los Judíos, ni le hablarían a un Samaritano, mucho menos pedirle un favor).
8 (Porque Sus Discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer.) (Algunos creen que Juan era el único Discípulo que se quedó; era costumbre suya de no mencionarse a sí mismo cuando relataba estas experiencias, aunque él estuviera presente.)
9 Y la mujer Samaritana Le dice (dos corazones aislados se encuentran — el Suyo aislado por la Santidad, porque Él estaba separado de los pecadores, el de ella por el pecado, porque ella estaba separada de la sociedad), ¿Cómo Tú, siendo Judío, me pides a mí de beber, que soy mujer Samaritana? (Ella se quedó perpleja porque Él se dirigió a ella, ¡y mucho más cuando le pidió un favor!) porque los Judíos no se tratan con los Samaritanos (se refiere a la hospitalidad, porque las compras y ventas acostumbradas se llevaban siempre a cabo; sin embargo, ¡Jesús no tenía esta animosidad!).
10 Respondió Jesús y le dijo, Si conocieses el Don de Dios (Jesús es ese Don y únicamente Él proporciona la Salvación), y Quien es Él que te dice, Dame de beber (ella está tan cerca a la Vida Eterna, sin embargo, en ese momento, ¡está tan lejos!); tú pedirías de Él, y Él te daría Agua Viva (Él le pide agua para satisfacer Su sed física, en cambio Él le dará "Agua Viva," que se refiere a la Salvación que satisfaría para siempre su sed espiritual).
11 La mujer le dice, Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo (ella tenía razón, el pozo era muy profundo, ¡pero Él se refería al pozo espiritual!): ¿de dónde, pues, tienes el Agua Viva? (A ella le parece ¡fascinante! la frase, "Agua Viva,")
12 ¿Eres Tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual él bebió, y sus hijos, y sus ganados? (Su énfasis siempre era en Jacob, como lo era en la mayoría de los Samaritanos; Jesús tendría que apartarla de eso, sin denigrar a Jacob.)
13 Respondió Jesús y le dijo, Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed (presenta una de las declaraciones más simples, comunes y a la misma vez, profundas que jamás se haya pronunciado; las cosas del mundo nunca pueden satisfacer el corazón y la vida humana, no importa cuánto adquiere):
14 Pero quienquiera que bebiere del Agua que Yo le daré, para siempre no tendrá sed ("¡quienquiera" quiere decir exactamente lo que dice! ¡Cristo aceptado aplaca para siempre la sed espiritual!): mas el Agua que Yo le daré, será en él una fuente de agua que salte para Vida Eterna (todo lo que el mundo o la religión ofrece pertenece a lo externo; pero lo que Jesús da tiene que ver con el centro mismo de su ser, y es una fuente perenne).
15 La mujer Le dice, Señor, dame esta Agua (ella ya tiene un poco de entendimiento aunque no mucho, de lo que Jesús está diciendo; ella percibe que el agua del cual Él habla no es literal, sino más bien algo que es totalmente distinto), para que no tenga sed, ni venga acá a sacarla (ella ya sabe que el agua del cual Él habla no se puede sacar del pozo de Jacob).
16 Jesús le dice, Ve, llama a tu marido, y ven acá (una profesión de Fe en Cristo que ignora la cuestión del pecado, la Santidad de Dios, la espiritualidad de la adoración como algo distinto de las ceremonias sacerdotales, de la necesidad del perdón y de la condición de confiar en un Salvador Expiatorio y Revelado — tal profesión no tiene valor alguno).
17 Respondió la mujer y dijo, No tengo marido (presenta una verdad, ¡pero solamente en parte!). Le dice Jesús, Bien has dicho, No tengo marido (llega al fondo de su problema; que se trata de su vida doméstica y espiritual, y hace notar su problema y la solución);
18 Porque cinco maridos has tenido (tuvo que haberle dado un susto, especialmente considerando que ella sabía que Él no la conocía; además, los Samaritanos adoraban a cinco dioses, entonces Él le iba a mostrar que su adoración de cinco dioses paganos tenía mucho que ver con sus problemas domésticos de haber tenido cinco maridos); y el que ahora tienes no es tu marido: esto has dicho con verdad (el hombre con quien ella estaba viviendo no era su marido, es decir, "ni era uno de los cinco").
19 Le dice la mujer, Señor, me parece que Tú eres Profeta (tenía que ver con la creencia de los Samaritanos y su interpretación de Quién ha de ser el Mesías).
20 Nuestros padres adoraron en este monte (se refiere al monte Gerizim, situado a unos 80 kilómetros [50 millas] al norte de Jerusalén; en cierto sentido, ellos adoraban "este monte"), y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde es necesario adorar (ella admitió que Jesús llenaba el requisito del perfil del Gran Profeta Quien vendría como Moisés había predicho, pero ella estaba confusa ya que Él era Judío y adoraba en Jerusalén, lo que los Samaritanos creían que no era cierto).
21 Le dice Jesús, Mujer, créeme (Él le dice a ella que debe escuchar con mucho cuidado lo que Él le está diciendo, y luego debe creerle), que la hora viene, cuando ni en este monte, ni en Jerusalén adoraréis al Padre (el Calvario, que abolió todo el sistema Judaico, introduciría una nueva manera de Adoración).
22 Vosotros adoráis lo que no sabéis (Él no andaba con rodeos en cuanto a Sus Palabras, con claridad diciéndole que la manera de adorar de los Samaritanos no tenía validez con Dios; desgraciadamente lo mismo se puede decir de la mayoría de personas en la actualidad): nosotros adoramos lo que sabemos: porque la Salvación viene de los Judíos (quiere decir que por medio del pueblo Judío, les vino la Palabra de Dios y el Hijo de Dios también, Quien Solo trajo la Salvación, y lo hizo yendo a la Cruz).
23 Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad (Dios no busca Adoración Santa; Él está buscando Adoradores Santos; y como se ha declarado, el Calvario haría posible un diferente tipo de adoración, lo cual no requiere ceremonias ni rituales, etc.): porque también el Padre tales adoradores busca que adoren (mediante la palabra "busca" quiere decir que los tales no se hallan fácilmente).
24 Dios es Espíritu (simplemente quiere decir que "Dios es un Ser Espiritual"): y los que Le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren (el hombre adora a Dios a través y por medio de su espíritu personal, lo cual se manifiesta por el Espíritu Santo; de otra manera no es la adoración que Dios aceptará).
25 Le dice la mujer, Sé que el Mesías ha de venir, El que es llamado el Cristo (los Samaritanos habían adoptado la palabra Hebrea "Mesías," y ellos estaban buscando Su venida; "Cristo" quiere decir "El Ungido"): cuando Él viniere, nos declarará todas las cosas (constituyó la Verdad, pero no en la manera en que esta mujer sospechaba).
26 Le dice Jesús, Yo soy, Que hablo contigo (no es nada menos que maravilloso lo poco que Jesús se reveló a Nicodemo, con la excepción de que fue una manera velada, pero franca y claramente se revela a Sí Mismo a esta mujer – ¡y ésta siendo una Samaritana! y un alma buscadora . . .).
27 Y en esto vinieron Sus Discípulos, y se maravillaron de que hablaba con una mujer (como se expresó, por lo general no habían tratos entre los Judíos y los Samaritanos, y aun más que esto, los Rabinos no conversaban en público con las mujeres ni las instruían en la Ley): mas ninguno dijo, ¿Qué preguntas? o, ¿Qué hablas con ella? (Quiere decir que ellos reprimieron su asombro por las acciones de Jesús.)
28 Entonces la mujer dejó su cántaro, y fue a la ciudad (por lo tanto, una mujer llegó a ser la primera Predicadora del Evangelio a las naciones Gentiles, y su prédica era tan eficaz que se produjo un Avivamiento), y dijo a aquellos hombres (se refiere al hecho de que ella fue directamente a los líderes de la religión Samaritana en particular),
29 Venid, ved a un Hombre que me ha dicho todo lo que he hecho (el Cristianismo no es una filosofía, ni una religión; es realmente, como se mencionó, "un Hombre," el Hombre Cristo Jesús): ¿podría ser Éste el Cristo? (Su pregunta presupone que, como se mencionó, sus propios conciudadanos Samaritanos buscaban a un Mesías.)
30 Entonces salieron de la ciudad, y vinieron a Él (el Espíritu Santo sabía que habían corazones sedientos en este lugar y, por eso, le indicó a Cristo que pasara por Samaria).
31 Entre tanto los Discípulos Le rogaban, diciendo, Rabí, come (ellos Le animaban que comiera, ya que estaban preocupados por Su Salud).
32 Y Él les dijo, Yo tengo una comida que comer, que vosotros no sabéis (la insensibilidad de los Discípulos a las realidades espirituales se hace evidente nuevamente en los Versículos 31 al 38; y Su "comida" y "cosecha" eran los Samaritanos, que en ese momento salían de la ciudad e iban donde Él, y creían en Él).
33 Entonces los Discípulos decían el uno al otro, ¿Si Le habrá traído alguien de comer? (A esta etapa, los Discípulos sólo podían pensar en términos carnales, mientras que Jesús hablaba casi exclusivamente en términos espirituales.)
34 Les dice Jesús, Mi comida es que haga la Voluntad Del Que Me envió (esta declaración, aunque breve, constituye totalmente la misión del hombre [Ecle. 12:13-14]), y que acabe Su Obra (¡la obra es Suya, y no la nuestra!).
35 ¿No decís vosotros, Aún hay cuatro meses hasta que llegue la cosecha? (¡La cosecha es hoy!) He aquí, os digo, Alzad vuestros ojos, y ved los campos (simplemente quiere decir que no tenemos que ir muy lejos para ver la necesidad); porque ya están blancos para la cosecha.
36 Y el que cosecha, recibe salario (los pagos son almas), y recoge fruto para vida eterna (la Salvación de un alma traerá fruto para siempre, y será agregado al mérito de los Sembradores y Cosechadores; ¡qué inversión!): para que el que siembra también goce, y el que cosecha (se refiere a todos que representan bien su papel, y sin fracasar al desempeñarlo).
37 Porque en esto es el dicho verdadero, Que uno es el que siembra, y otro es el que cosecha (Dios tiene un Ministerio especial para cada individuo; los "Sembradores" son aquéllos que lo hacen posible para que los "Cosechadores" cosechen; ¡el Predicador sólo puede cosechar lo que se ha sembrado!).
38 Yo os he enviado a segar lo que vosotros no labrasteis (todo lo que se hace para Cristo producirá debido a la cantidad de trabajo de muchas personas diferentes): otros labraron, y vosotros habéis entrado en sus labores (Él realmente habla de los Profetas de la Antigüedad; en Cristo, sus Profecías ahora vienen a cumplirse, y los Apóstoles cosecharán lo que ellos sembraron a través de muchos siglos; es lo mismo con nosotros en la actualidad, como se refiere tanto a los Profetas como a los Apóstoles, etc.).
LA SALVACIÓN
39 Y muchos de los Samaritanos de aquella ciudad creyeron en Él por la palabra de la mujer, que daba testimonio (es un ejemplo perfecto del Verdadero Cristianismo en acción), diciendo, Que me dijo todo lo que he hecho (mientras que Jesús le reveló su pecado, como lo hace siempre el Evangelio, no fue en forma negativa, ni condenatoria, sino más bien para librarla del pecado; Él entonces le dio la Vida Eterna).
40 Viniendo pues los Samaritanos a Él (dirigía la palabra a los corazones dispuestos a recibir de Dios), Le rogaron que se quedase allí (una petición que no fue negada, y de hecho, una petición que nunca será negada): y se quedó allí dos días (los mejores dos días que ellos jamás verían y conocerían).
41 Y creyeron muchos más por la Palabra de Él (es lo que ocurrió durante los dos días);
42 Y decían a la mujer, Ya no creemos por tu dicho (debiera traducirse, "no sólo debido a tu dicho," porque su dicho era el testimonio que en un principio los trajo a Cristo): sino porque nosotros mismos Le hemos oído, y sabemos que verdaderamente Éste es el Salvador del mundo, el Cristo (una de las declaraciones más profundas que jamás se haya hecho, que acontece sólo una otra vez en la Biblia [I Jn. 4:14]; esto salió de los labios de los Samaritanos; desgraciadamente, hacia el final de Su Ministerio, habían algunos Samaritanos que no Le recibirían para su perdición [Luc. 9:51-56]).
GALILEA
43 Y dos días después, salió de allí, y fuese a Galilea.
44 Porque el Mismo Jesús dio testimonio de que el Profeta en Su Propia Tierra no tiene honra (Él ampliaría más tarde esta declaración para decir, "y entre Sus parientes, y en Su casa" [Mat. 13:57; Marc. 6:4]).
45 Y cuando vino a Galilea, los Galileos Le recibieron (la Fe basada en las observancias externas es muy débil; aunque por muy débil que sea su Fe, Él, obediente a la Voluntad de Su Padre, actuaba en Gracia y Poder cada vez que Él veía que había Fe, sin importar que fuese poca), vistas todas las cosas que había hecho en Jerusalén en el Día de la Fiesta: porque también ellos habían ido a la Fiesta (necesitaban los milagros para poder creer, la evidencia quedaba en claro que los Samaritanos necesitaban sólo Su Palabra, porque ellos tenían la mayor Fe).
EL HIJO DEL OFICIAL
46 Vino pues Jesús otra vez a Caná de Galilea, donde había hecho el vino del agua (Su Primer Milagro). Y había en Capernaum un cierto oficial del rey, cuyo hijo estaba enfermo (pertenece al que era el oficial de Herodes Antipas, tetrarca de Galilea).
47 Éste, cuando oyó que Jesús venía de Judea a Galilea, fue a Él (las nuevas se difundían a Capernaum de que Jesús había vuelto a Galilea, aun en Caná, solamente a unos 32 kilómetros [20 millas]), y Le rogaba que descendiese, y sanase a su hijo: porque se comenzaba a morir (contiene, escondido en el texto, la vaga idea de que debido a su lugar y posición en la estructura política de Galilea Jesús se impresionaría de quién era él, un oficial de la Corte de Herodes; de todos modos, ¡él estaba desesperado!).
48 Entonces Jesús le dijo, Si no viereis señales y milagros no creeréis (Jesús conocía el corazón del hombre y su incredulidad, por eso Él le iba a hacer hablar; Él lo llevaría a un nivel de Fe más alto, ¡para que creyera en la Palabra de Cristo!).
49 El oficial del rey Le dijo, Señor, desciende antes que mi hijo muera (se puede sentir el patetismo en la súplica de este hombre, con una reprensión leve previendo lo que Jesús estaba por decir).
50 Le dice Jesús, Ve; tu hijo vive (una declaración asombrosa, la que sorprendió a este hombre; su Fe está ya en prueba, y él aceptaría el reto). Y el hombre creyó a la Palabra que Jesús le dijo, y se fue (regresó a Capernaum).
51 Y cuando ya él descendía, los siervos le salieron a recibir, y le dieron nuevas, diciendo, Tu hijo vive (las mismas palabras que Jesús había usado).
52 Entonces él les preguntó a qué hora comenzó a estar mejor (él comparaba la hora cuando Jesús había pronunciado la Palabra y cuando su hijo fue sanado). Y le dijeron, Ayer a las siete le dejó la fiebre (si es la hora Romana, a las 7:00 de la noche del día anterior).
53 El padre entonces entendió que aquella hora, era cuando Jesús le dijo, Tu hijo vive (su Fe, por muy débil que fuera antes, fue recompensada grandemente); y creyó él, y toda su casa (todos se convertieron a Cristo).
54 Esta segunda Señal volvió Jesús a hacer (se refiere solamente a Galilea; en efecto, Él había realizado unos cuantos Milagros en los últimos días en Jerusalén [Jn. 2:23]), cuando vino de Judea a Galilea (por dondequiera que Él iba, los Milagros Le seguían, además las vidas cambiadas; ¡así era Jesús en esa época, y así es Jesús ahora!).
Primera Corintios Capítulo 13:
Hebreos 10:35-12:4
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.
Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.
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