19 September 2022

El 19 de setiembre Lectura Bíblica Diaria

Mensaje de la Cruz de Cristo Jesús-Capítulo-1

Sonidos del aire libre


El 19 de setiembre Lectura Bíblica Diaria:

Éxodo 21-23:

21 Estas son las leyes que les propondrás. Si comprares siervo hebreo, seis años servirá; mas al séptimo saldrá libre, de balde. Si entró solo, solo saldrá; si tenía mujer, saldrá él y su mujer con él. Si su amo le hubiere dado mujer, y ella le diere hijos o hijas, la mujer y sus hijos serán de su amo, y él saldrá solo. Y si el siervo dijere: Yo amo a mi señor, a mi mujer y a mis hijos, no saldré libre; entonces su amo lo llevará ante los jueces, y le hará estar junto a la puerta o al poste; y su amo le horadará la oreja con lesna, y será su siervo para siempre. Y cuando alguno vendiere su hija por sierva, no saldrá ella como suelen salir los siervos. Si no agradare a su señor, por lo cual no la tomó por esposa, se le permitirá que se rescate, y no la podrá vender a pueblo extraño cuando la desechare. Mas si la hubiere desposado con su hijo, hará con ella según la costumbre de las hijas. Si tomare para él otra mujer, no disminuirá su alimento, ni su vestido, ni el deber conyugal. Y si ninguna de estas tres cosas hiciere, ella saldrá de gracia, sin dinero. El que hiriere a alguno, haciéndole así morir, él morirá. Mas el que no pretendía herirlo, sino que Dios lo puso en sus manos, entonces yo te señalaré lugar al cual ha de huir. Pero si alguno se ensoberbeciere contra su prójimo y lo matare con alevosía, de mi altar lo quitarás para que muera. El que hiriere a su padre o a su madre, morirá. Asimismo el que robare una persona y la vendiere, o si fuere hallada en sus manos, morirá. Igualmente el que maldijere a su padre o a su madre, morirá. Además, si algunos riñeren, y uno hiriere a su prójimo con piedra o con el puño, y éste no muriere, pero cayere en cama; si se levantare y anduviere fuera sobre su báculo, entonces será absuelto el que lo hirió; solamente le satisfará por lo que estuvo sin trabajar, y hará que le curen. Y si alguno hiriere a su siervo o a su sierva con palo, y muriere bajo su mano, será castigado; mas si sobreviviere por un día o dos, no será castigado, porque es de su propiedad. Si algunos riñeren, e hirieren a mujer embarazada, y ésta abortare, pero sin haber muerte, serán penados conforme a lo que les impusiere el marido de la mujer y juzgaren los jueces. Mas si hubiere muerte, entonces pagarás vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, quemadura por quemadura, herida por herida, golpe por golpe. Si alguno hiriere el ojo de su siervo, o el ojo de su sierva, y lo dañare, le dará libertad por razón de su ojo. Y si hiciere saltar un diente de su siervo, o un diente de su sierva, por su diente le dejará ir libre. Si un buey acorneare a hombre o a mujer, y a causa de ello muriere, el buey será apedreado, y no será comida su carne; mas el dueño del buey será absuelto. Pero si el buey fuere acorneador desde tiempo atrás, y a su dueño se le hubiere notificado, y no lo hubiere guardado, y matare a hombre o mujer, el buey será apedreado, y también morirá su dueño. Si le fuere impuesto precio de rescate, entonces dará por el rescate de su persona cuanto le fuere impuesto. Haya acorneado a hijo, o haya acorneado a hija, conforme a este juicio se hará con él. Si el buey acorneare a un siervo o a una sierva, pagará su dueño treinta siclos de plata, y el buey será apedreado. Y si alguno abriere un pozo, o cavare cisterna, y no la cubriere, y cayere allí buey o asno, el dueño de la cisterna pagará el daño, resarciendo a su dueño, y lo que fue muerto será suyo. Y si el buey de alguno hiriere al buey de su prójimo de modo que muriere, entonces venderán el buey vivo y partirán el dinero de él, y también partirán el buey muerto. Mas si era notorio que el buey era acorneador desde tiempo atrás, y su dueño no lo hubiere guardado, pagará buey por buey, y el buey muerto será suyo. 22 Cuando alguno hurtare buey u oveja, y lo degollare o vendiere, por aquel buey pagará cinco bueyes, y por aquella oveja cuatro ovejas. Si el ladrón fuere hallado forzando una casa, y fuere herido y muriere, el que lo hirió no será culpado de su muerte. Pero si fuere de día, el autor de la muerte será reo de homicidio. El ladrón hará completa restitución; si no tuviere con qué, será vendido por su hurto. Si fuere hallado con el hurto en la mano, vivo, sea buey o asno u oveja, pagará el doble. Si alguno hiciere pastar en campo o viña, y metiere su bestia en campo de otro, de lo mejor de su campo y de lo mejor de su viña pagará. Cuando se prendiere fuego, y al quemar espinos quemare mieses amontonadas o en pie, o campo, el que encendió el fuego pagará lo quemado. Cuando alguno diere a su prójimo plata o alhajas a guardar, y fuere hurtado de la casa de aquel hombre, si el ladrón fuere hallado, pagará el doble. Si el ladrón no fuere hallado, entonces el dueño de la casa será presentado a los jueces, para que se vea si ha metido su mano en los bienes de su prójimo. En toda clase de fraude, sobre buey, sobre asno, sobre oveja, sobre vestido, sobre toda cosa perdida, cuando alguno dijere: Esto es mío, la causa de ambos vendrá delante de los jueces; y el que los jueces condenaren, pagará el doble a su prójimo. Si alguno hubiere dado a su prójimo asno, o buey, u oveja, o cualquier otro animal a guardar, y éste muriere o fuere estropeado, o fuere llevado sin verlo nadie; juramento de Jehová habrá entre ambos, de que no metió su mano a los bienes de su prójimo; y su dueño lo aceptará, y el otro no pagará. Mas si le hubiere sido hurtado, resarcirá a su dueño. Y si le hubiere sido arrebatado por fiera, le traerá testimonio, y no pagará lo arrebatado. Pero si alguno hubiere tomado prestada bestia de su prójimo, y fuere estropeada o muerta, estando ausente su dueño, deberá pagarla. Si el dueño estaba presente no la pagará. Si era alquilada, reciba el dueño el alquiler. Si alguno engañare a una doncella que no fuere desposada, y durmiere con ella, deberá dotarla y tomarla por mujer. Si su padre no quisiere dársela, él le pesará plata conforme a la dote de las vírgenes. A la hechicera no dejarás que viva. Cualquiera que cohabitare con bestia, morirá. El que ofreciere sacrificio a dioses excepto solamente a Jehová, será muerto. Y al extranjero no engañarás ni angustiarás, porque extranjeros fuisteis vosotros en la tierra de Egipto. A ninguna viuda ni huérfano afligiréis. Porque si tú llegas a afligirles, y ellos clamaren a mí, ciertamente oiré yo su clamor; y mi furor se encenderá, y os mataré a espada, y vuestras mujeres serán viudas, y huérfanos vuestros hijos. Cuando prestares dinero a uno de mi pueblo, al pobre que está contigo, no te portarás con él como logrero, ni le impondrás usura. Si tomares en prenda el vestido de tu prójimo, a la puesta del sol se lo devolverás. Porque sólo eso es su cubierta, es su vestido para cubrir su cuerpo. ¿En qué dormirá? Y cuando él clamare a mí, yo le oiré, porque soy misericordioso. No injuriarás a los jueces, ni maldecirás al príncipe de tu pueblo. No demorarás la primicia de tu cosecha ni de tu lagar. Me darás el primogénito de tus hijos. Lo mismo harás con el de tu buey y de tu oveja; siete días estará con su madre, y al octavo día me lo darás. Y me seréis varones santos. No comeréis carne destrozada por las fieras en el campo; a los perros la echaréis.
23 No admitirás falso rumor. No te concertarás con el impío para ser testigo falso. No seguirás a los muchos para hacer mal, ni responderás en litigio inclinándote a los más para hacer agravios; ni al pobre distinguirás en su causa. Si encontrares el buey de tu enemigo o su asno extraviado, vuelve a llevárselo. Si vieres el asno del que te aborrece caído debajo de su carga, ¿le dejarás sin ayuda? Antes bien le ayudarás a levantarlo. No pervertirás el derecho de tu mendigo en su pleito. De palabra de mentira te alejarás, y no matarás al inocente y justo; porque yo no justificaré al impío. No recibirás presente; porque el presente ciega a los que ven, y pervierte las palabras de los justos. Y no angustiarás al extranjero; porque vosotros sabéis cómo es el alma del extranjero, ya que extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto. Seis años sembrarás tu tierra, y recogerás su cosecha; mas el séptimo año la dejarás libre, para que coman los pobres de tu pueblo; y de lo que quedare comerán las bestias del campo; así harás con tu viña y con tu olivar. Seis días trabajarás, y al séptimo día reposarás, para que descanse tu buey y tu asno, y tome refrigerio el hijo de tu sierva, y el extranjero. Y todo lo que os he dicho, guardadlo. Y nombre de otros dioses no mentaréis, ni se oirá de vuestra boca. Tres veces en el año me celebraréis fiesta. La fiesta de los panes sin levadura guardarás. Siete días comerás los panes sin levadura, como yo te mandé, en el tiempo del mes de Abib, porque en él saliste de Egipto; y ninguno se presentará delante de mí con las manos vacías. También la fiesta de la siega, los primeros frutos de tus labores, que hubieres sembrado en el campo, y la fiesta de la cosecha a la salida del año, cuando hayas recogido los frutos de tus labores del campo. Tres veces en el año se presentará todo varón delante de Jehová el Señor. No ofrecerás con pan leudo la sangre de mi sacrificio, ni la grosura de mi víctima quedará de la noche hasta la mañana. Las primicias de los primeros frutos de tu tierra traerás a la casa de Jehová tu Dios. No guisarás el cabrito en la leche de su madre. He aquí yo envío mi Angel delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he preparado. Guárdate delante de él, y oye su voz; no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre está en él. Pero si en verdad oyeres su voz e hicieres todo lo que yo te dijere, seré enemigo de tus enemigos, y afligiré a los que te afligieren. Porque mi Angel irá delante de ti, y te llevará a la tierra del amorreo, del heteo, del ferezeo, del cananeo, del heveo y del jebuseo, a los cuales yo haré destruir. No te inclinarás a sus dioses, ni los servirás, ni harás como ellos hacen; antes los destruirás del todo, y quebrarás totalmente sus estatuas. Mas a Jehová vuestro Dios serviréis, y él bendecirá tu pan y tus aguas; y yo quitaré toda enfermedad de en medio de ti. No habrá mujer que aborte, ni estéril en tu tierra; y yo completaré el número de tus días. Yo enviaré mi terror delante de ti, y consternaré a todo pueblo donde entres, y te daré la cerviz de todos tus enemigos. Enviaré delante de ti la avispa, que eche fuera al heveo, al cananeo y al heteo, de delante de ti. No los echaré de delante de ti en un año, para que no quede la tierra desierta, y se aumenten contra ti las fieras del campo. Poco a poco los echaré de delante de ti, hasta que te multipliques y tomes posesión de la tierra. Y fijaré tus límites desde el Mar Rojo hasta el mar de los filisteos, y desde el desierto hasta el Eufrates; porque pondré en tus manos a los moradores de la tierra, y tú los echarás de delante de ti. No harás alianza con ellos, ni con sus dioses. En tu tierra no habitarán, no sea que te hagan pecar contra mí sirviendo a sus dioses, porque te será tropiezo.

Salmo 129:
Mucho me han angustiado desde mi juventud que lo repita ahora Israel, mucho me han angustiado desde mi juventud, pero no han logrado vencerme. Sobre la espalda me pasaron el arado, abriéndome en ella profundos surcos. Pero el Señor, que es justo, me libró de las ataduras de los impíos. Que retrocedan avergonzados todos los que odian a Sión. Que sean como la hierba en el techo, que antes de crecer se marchita; que no llena las manos del segador ni el regazo del que cosecha. Que al pasar nadie les diga: "La bendición del Señor sea con ustedes; los bendecimos en el nombre del Señor."



Proverbios 29:
El que es reacio a las reprensiones será destruido de repente y sin remedio. Cuando los justos prosperan, el pueblo se alegra; cuando los impíos gobiernan, el pueblo gime. El que ama la sabiduría alegra a su padre; el que frecuenta rameras derrocha su fortuna. Con justicia el rey da estabilidad al país; cuando lo abruma con tributos, lo destruye. El que adula a su prójimo le tiende una trampa. Al malvado lo atrapa su propia maldad, pero el justo puede cantar de alegría. El justo se ocupa de la causa del  desvalido; el malvado ni sabe de qué se trata. Los insolentes conmocionan a la ciudad, pero los sabios apaciguan los ánimos. Cuando el sabio entabla pleito contra un necio, aunque se enoje o se ría, nada arreglará. Los asesinos aborrecen a los íntegros, y tratan de matar a los justos. El necio da rienda suelta a su ira, pero el sabio sabe dominarla. Cuando un gobernante se deja llevar por mentiras, todos sus oficiales se corrompen. Algo en común tienen el pobre y el opresor: a los dos el Señor les ha dado la vista. El rey que juzga al pobre según la verdad afirma su trono para siempre. La vara de la disciplina imparte sabiduría, pero el hijo malcriado avergüenza a su madre. Cuando prospera el impío, prospera el pecado, pero los justos presenciarán su caída. Disciplina a tu hijo, y te traerá tranquilidad; te dará muchas satisfacciones. Donde no hay visión, el pueblo se extravía; ¡dichosos los que son obedientes a la ley! No sólo con palabras se corrige al siervo; aunque entienda, no obedecerá. ¿Te has fijado en los que hablan sin pensar? ¡Más se puede esperar de un necio que de gente así! Quien consiente a su criado cuando éste es niño, al final habrá de lamentarlo. El hombre iracundo provoca peleas; el hombre violento multiplica sus crímenes. El altivo será humillado, pero el humilde será enaltecido. El cómplice del ladrón atenta contra sí mismo; aunque esté bajo juramento, no testificará. Temer a los hombres resulta una trampa, pero el que confía en el Señor sale bien librado. Muchos buscan el favor del gobernante, pero la sentencia del hombre la dicta el Señor. Los justos aborrecen a los malvados, y los malvados aborrecen a los justos.




El Libro de Marcos Capítulo 14 el Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:




EL SANTO EVANGELIO SEGÚN
SAN MARCOS




CAPÍTULO 14
(33 d.C.)
EL COMPLOT




Y DOS días después era la Pascua (la mayor Fiesta del año Judío, que celebraba
la liberación de Egipto; ésta duró un día), y los días de los Panes Sin Levadura (la Segunda Fiesta, que comenzó durante el Día de la Pascua, y siguió durante siete días; durante aquel tiempo no se debía usar la levadura en el pan ni en cualquier otra cosa; la "Pascua" simbolizaba el precio que Cristo pagaría en la Cruz del Calvario, y el "Pan Sin Levadura" simbolizaba Su Vida Perfecta y Su Cuerpo Perfecto, que sería ofrecido en Sacrificio): y los Principales Sacerdotes y los Escribas procuraban cómo Le prenderían por astucia (engaño), y Le matarían (al hacerlo, se destruirían también).
2 Y decían, No en el Día de la Fiesta (la Pascua), para que no se haga alboroto del pueblo.
JESÚS UNGIDO EN BETANIA
3 Y estando Él en Betania (un pueblo pequeño, realmente un barrio residencial de Jerusalén, al lado oriental de la ciudad) en casa de Simón el leproso (un hombre que Jesús había sanado), y Él sentado a la mesa, vino una mujer (probablemente se refiere a María, la hermana de Lázaro [Jn. 11:1-2]) teniendo un frasco de alabastro de ungüento de nardo puro de mucho precio (la palabra Griega, "pistikos," usada aquí, significa que era genuino, no una imitación ni adulterado; muy costoso); y quebrando el frasco, se lo derramó sobre Su Cabeza (ella rompió el sello en que mantenía la fragancia conservada; el derramamiento sobre Él, habló de ella que Le ungía para Su entierro; ungiéndole ya, que generalmente se hacía después de la muerte, dio testimonio a su creencia en la Resurrección; ella parece haber sido la única quien creyó realmente en Su Resurrección antes del hecho).
4 Y hubo algunos que se enojaron dentro de sí (correspondió a algunos, si no a todos, de los Discípulos, pero con Judas Iscariote que tomaba la delantera), y dijeron, ¿Para qué se ha hecho este desperdicio de ungüento? (Se creen por algunos que este ungüento habría valido aproximadamente 10.000 dólares en dinero equivalente del año 2003. La verdad es, nada dado a Cristo es un desperdicio, aunque la mayor parte de los recursos del mundo usados de otra manera son, en realidad, desperdiciados.)
5 Porque podía esto ser vendido por más de trescientos denarios, y darse a los pobres (se originó con Judas [Jn. 12:4-6]; él probablemente estuvo pensando en otras cosas, como el robo de ello). Y murmuraban contra ella (ningún caso de murmuración ha sido justificada ni una vez o sancionada por Dios en Las Santas Escrituras sin tener en cuenta cuán justa la causa; y para empeorar el asunto, este motivo no tenía validez).
6 Mas Jesús dijo, Dejadla (parece en Jn. 12:7 que Jesús Mismo se dirigió aquí deliberadamente a Judas); ¿por qué la molestáis? (Referente a la murmuración.) ella Me ha hecho una buena obra (aunque no lo entendieron, su acción demostró su Fe en Su Resurrección).
7 Que siempre tendréis los pobres con vosotros (desgraciadamente, demuestra una condición que es resultado de la Caída en el Huerto de Edén), y cuando quisiereis les podréis hacer bien (los dos, Él Mismo y los pobres, son iguales en Su Vista [Mat. 25:40-45]): mas a Mí no siempre Me tendréis (que se refería a Su posición actual aquí, que debería cambiarse pronto).
8 Ésta ha hecho lo que podía (ella había sido movida por el Espíritu Santo para hacerlo): porque se ha anticipado a ungir Mi Cuerpo para la sepultura (Su Cuerpo estaba preparado por Dios para ser un Sacrificio [Heb. 10:5]).
9 De cierto os digo, Dondequiera que fuere predicado este Evangelio en todo el mundo (una predicción que iría a todas partes del mundo entero, que así se ha hecho), también esto que ha hecho ésta, será dicho para memoria de ella (este acto se relaciona con ella y nunca será olvidado).
LA TRAICIÓN
10 Entonces Judas Iscariote, uno de los Doce (está notado aquí por el diseño del Espíritu Santo, por lo cual todos sabrán que es Judas quien hizo esto, y que él perdió una de las posiciones más importantes que jamás fue dada a un ser humano en la historia de la humanidad), vino a los Principales Sacerdotes, para entregársele.
11 Y ellos oyéndolo se alegraron (los líderes religiosos de Israel), y prometieron que le darían dinero (esa cantidad era "treinta piezas de plata" [Mat. 26:15]). Y buscaba oportunidad cómo Le entregaría (la palabra, "oportunidad," se refiere al hecho de que él intentaría llevarlo a cabo en una manera por la cual su parte y actividad serían ocultadas; ¡sin embargo, no resultaría así!).
LA PREPARACIÓN PARA
LA PASCUA
12 Y el primer día de los Panes Sin Levadura, cuando sacrificaban la Pascua (el cordero fue sacrificado), Sus Discípulos Le dicen, ¿Dónde quieres Tú que vayamos a disponer para que comas la Pascua? (Un lugar tuvo que estar preparado.)
13 Y envía dos de Sus Discípulos (se refiere a Pedro y Juan [Luc. 22:8]), y les dice, Id a la ciudad (Jerusalén), y os encontrará un hombre que lleva un cántaro de agua (rara vez los hombres hacían esto): seguidle (en un sentido espiritual, este hombre era un Tipo del Espíritu Santo).
14 Y donde entrare, decid al señor de la casa (pudiera haber sido propiedad de Juan Marcos, o su familia, que escribió el Evangelio según Marcos), El Maestro dice, ¿Dónde está el aposento donde he de comer la Pascua con Mis Discípulos? (En realidad dice, "Mi cuarto de huéspedes.")
15 Y él (el dueño de la casa) os mostrará un gran aposento ya preparado (estaba en un estado de preparación): haced los preparativos para nosotros allí (tiene que ver con la preparación de los ingredientes de la Pascua).
16 Y fueron Sus Discípulos, y vinieron a la ciudad, y hallaron como les había dicho: y prepararon la Pascua (significaba que Pedro y Juan tomaban el Cordero Pascual al Templo donde fue sacrificado, con los Sacerdotes que oficiaban, con la sangre derramada en la base del Altar de Bronce; la res muerta del cordero fue devuelta luego a esta casa, donde fue asado y preparado por los Discípulos).
LA ÚLTIMA PASCUA
17 Y llegada la tarde Él fue con los Doce (Él sería detenido esa noche, después de que Él había comido la Pascua).
18 Y como se sentaron a la mesa y comiesen (en la primera Pascua en Egipto, debían comer parados, porque no habían sido todavía librados; ya en la Tierra Prometida, su herencia, debían comer "sentados," significa que la obra se había efectuado), dice Jesús, De cierto os digo, Que uno de vosotros que come Conmigo Me ha de traicionar (las palabras, "que come Conmigo," no señalan simplemente al individuo que traicionaría a Cristo, sino a la enormidad de la ofensa).
19 Entonces ellos comenzaron a entristecerse, y a decirle cada uno por sí, ¿Seré yo? y el otro, ¿Seré yo?
20 Y Él respondiendo les dijo, Es uno de los Doce, que moja Conmigo en el plato (todos mojaban el pan con Él en el plato, de modo que la declaración realmente no les revelaba mucho).
21 A la verdad el Hijo del Hombre va, como está de Él escrito ([Sal. 22; Isa., cap. 51; Gén. 3:15], realmente, el significado de la totalidad del Antiguo Testamento señala a Cristo que da Su Vida como rescate para muchos, hacia a lo cual todos los Sacrificios señalaban): mas ¡ay de aquel hombre por quien el Hijo del Hombre es traicionado! (Este propósito predestinado de Dios no hizo menos la culpa de ninguno de aquéllos que trajeron al Salvador a Su Cruz. El "ay" no es del carácter vengativo, ni es en el sentido de una maldición, sino más bien, "revela una miseria que el amor mismo no podía impedir.") bueno le fuera a aquel hombre si nunca hubiera nacido (obediente al Propósito Divino, Cristo debía morir como Sacrificio por el pecado, pero aquella necesidad no perdonó al libre agente que lo causó).
LA CENA DEL SEÑOR
22 Y estando ellos comiendo, tomó Jesús pan, y bendiciendo, partió y les dio (esto es típico de lo que el Señor tiene que hacer con nosotros; Él nos toma, nos bendice y luego nos quebranta, y sólo entonces podemos entregarnos a otros), y dijo, Tomad, comed: esto es Mi Cuerpo (la palabra "es" quiere decir "representa").
23 Y Él tomando el vaso, habiendo dado gracias, les dio: y bebieron de él todos (significa el derramamiento de la Sangre del Salvador en el Calvario, y lo que esto proporcionó, la Vida Eterna, al menos a aquéllos que recibirán a Cristo como Salvador).
24 Y Él les dice, Esto es (representa) Mi Sangre del Nuevo Testamento (Nuevo Convenio), que por muchos es derramada (para el mundo entero [Jn. 3:16]).
25 De cierto os digo, Que no beberé más del fruto de la vid, hasta aquel día cuando lo beberé nuevo en el Reino de Dios (la Edad del Reino venidero).
26 Y cuando hubieron cantado el himno (Sal. 118), se salieron al Monte de los Olivos (donde Él sería traicionado).
LA NEGACIÓN PREDICHA
DE PEDRO
27 Jesús entonces les dice, Todos seréis ofendidos en Mí esta noche (se refiere a Su traición, y arresto subsiguiente por los Romanos; "ofendido" significa, "encontrar ocasión de tropezar"): porque escrito está, Heriré al Pastor, y serán esparcidas las ovejas ([Zac. 13:7], todos los Discípulos huirían).
28 Mas después que Yo haya resucitado (la Resurrección otra vez predicha, pero de todos modos no creyeron), iré delante de vosotros a Galilea (después de la Resurrección, y dos apariciones en Jerusalén).
29 Entonces Pedro Le dijo, Aunque todos sean ofendidos, mas no yo (constituye la presunción de su parte, y un insulto hacia los demás).
30 Y le dice Jesús, De cierto te digo, Que tú, hoy, en esta noche (significa que Pedro no tendría la fuerza para aguantar la noche), antes que el gallo haya cantado dos veces, Me negarás tres veces.
31 Mas él con mayor insistencia decía (él siguió hablando; diciendo que jamás Le fallaría a Cristo), Si me fuere necesario morir contigo, no Te negaré (Pedro se dejó llevar por el fervor de su celo y amor por Cristo que él no consideró ni siquiera la debilidad de su propia carne, ni la verdad de la Palabra de su Maestro). También todos decían lo mismo.
EL JARDÍN DE GETSEMANÍ
32 Y vienen al lugar que se llama Getsemaní (un jardín al pie del Monte de los Olivos; "Getsemaní" quiere decir, "el lugar del lagar de Olivos"): y dice a Sus Discípulos, Sentaos aquí, entre tanto que Yo oro (si Jesús tuviera que orar, ¿qué de nosotros?).
33 Y toma consigo a Pedro y a Santiago y a Juan (la tercera vez tal cosa fue hecha, en referencia a los otros Discípulos), y comenzó a afligirse, y a angustiarse (Swet dice: "el Señor fue abrumado por la pena, pero Su primera reacción fue de sorpresa aterrorizada; Su presentimiento de la pasión fue una cosa, pero cuando vino claramente a la vista, sus terrores excedieron Sus anticipaciones" [Heb. 5:7-8]);
34 Y les dice (a Pedro, Santiago y Juan), Está muy triste Mi Alma, hasta la muerte (significa que la pena, tanto lo abrumó que Él estaba por morir; ¡de hecho, Satanás definitivamente intentó de matarlo en este momento!): esperad aquí, y velad (desgraciadamente, no velaron muy bien, sino más bien se fueron a dormir, pero probablemente debido al agotamiento espiritual y físico, más que cualquier cosa).
35 Y yéndose un poco adelante, se postró en tierra (realmente significa que Él cayó en tierra repetidas veces; demuestra la desesperación de la lucha), y oró que, si fuese posible, pasase de Él aquella hora (siguió suplicando con la misma petición, la declaraba repetidas veces; la "hora" dicha aquí corresponde a la Cruz, y Su Muerte terrible en esta manera, que correspondió a la carga de la pena del pecado del mundo).
36 Y decía, Abba, Padre (es realmente la expresión de dos idiomas; por eso Él en Su agonía clamaba a Dios en nombre de la familia humana entera, el Judío primero, y también el Gentil), todas las cosas son a Ti posibles (nos dice que Dios podría haber afectado la Salvación y la Redención de la humanidad de otro modo; ¡tal era posible!; ¡pero no era Su Voluntad!); traspasa de Mí este vaso (si Él no hubiera ofrecido esta petición, Él no habría sido El Que y Lo Que Él era): empero no lo que Yo quiero, sino lo que Tú quieres (expresa el principio de la Fe para todos los Creyentes; Su Voluntad estaba sujeta a la Voluntad del Padre como nuestras voluntades deben ser rendidas).
37 Y vino y los halló durmiendo; y dice a Pedro, ¿Simón (dirigiéndose a él con su viejo nombre), duermes? (Era parte del problema de Pedro que confiaba en sí mismo.) ¿No has podido velar una hora? (Corresponde a la lucha entre la carne y el espíritu.)
38 Velad y orad, para que no entréis en tentación (¡no es una sugerencia, sino realmente, un Mandato!; la oración es imperativa, si la relación apropiada ha de ser establecida). El espíritu a la verdad está dispuesto (el espíritu humano), mas la carne es débil (la "carne" corresponde a nuestra propia fuerza personal, capacidad y poder de la propia voluntad; estas cosas en sí son insuficientes para la tarea; a menos que el Creyente correctamente entienda la Cruz; como se refiere a la Santificación, él echará mano inevitablemente a la carne).
39 Y Él se retiró otra vez, y oró, y dijo las mismas palabras (muchas veces tenemos que orar la misma cosa repetidas veces; no es una señal de la falta de fe, sino más bien de la gran Fe).
40 Y Él volvió de nuevo, Él los encontró otra vez durmiendo, (porque los ojos de ellos estaban cargados,) (en el Texto Griego quiere decir literalmente que estaban "sobrecargados"; su sueño no era deliberado, sino el resultado de una pena opresiva) ni tampoco no sabían qué responderle (no podían explicar su condición, por lo tanto no dijeron nada).
41 Y Él vino la tercera vez, y les dice, Dormid ya y descansad (dijo en ironía): basta, la  hora es venida (esta es "la hora" que había sido planeada aun antes de la fundación del mundo [Apoc. 13:8]); he aquí, el Hijo del Hombre es entregado en manos de los pecadores (la palabra "pecadores," expresa no sólo Judas, sino los líderes religiosos también).
42 Levantaos, vamos (era Su hora y Él estaba allí para encontrarla); he aquí, el que Me entrega está cerca.
EL ARRESTO DE JESÚS
43 E inmediatamente, aún hablando Él, vino Judas, que era uno de los Doce (se refiere a su llegada, aun mientras Jesús hablaba), y con él una gran compañía con espadas y palos, de parte de los Principales Sacerdotes y de los Escribas y de los Ancianos (¡tristemente esta era la "Iglesia" del día de aquel entonces!).
44 Y el que Le entregaba les había dado señal común (declara el ardid perpetrado por Judas y los líderes religiosos), diciendo, Al que yo besare, Aquél es; prendedle, y llevadle con seguridad (manifiesta el acto más infame en la historia humana; Judas les había dicho a los que conspiraban con él, que El que él besara sería Jesús [Sal. 109:5-20]).
45 Y cuando llegó, se acercó luego a Él, y Le dice, Maestro, Maestro; y Le besó.
46 Entonces ellos (los líderes religiosos) echaron en Él sus manos, y Le prendieron (sólo pudieron hacerlo, porque Él permitió que lo hicieran [Jn. 10:17-18]).
47 Y uno de los que estaban allí (Simón Pedro) sacando la espada, hirió al siervo del Sumo Sacerdote, y le cortó la oreja (el nombre del criado era "Malco"; Lucas es el único quien menciona la curación de la herida por nuestro Señor [Luc. 22:51]).
48 Y respondiendo Jesús, les dijo, ¿Como a ladrón habéis salido con espadas y con palos a tomarme? (El Señor protesta la manera por la cual este acto se llevaba a cabo. Él no era un ladrón, entonces, ¿por qué Lo trataban como tal?)
49 Cada día estaba con vosotros enseñando en el Templo, y no Me tomasteis (no Lo tomaron entonces, porque no tenían ninguna acusación legítima en contra de Él; además, temían a la gente): pero es así, para que se cumplan Las Escrituras (el Espíritu Santo por el conocimiento previo vio lo que pasaría [Isa., cap. 53; Zac. 11:13;   13:7]).
50 Entonces dejándole todos Sus Discípulos, huyeron (se refiere a los Once Discípulos; no siendo permitido luchar, huyeron; la carne luchará o huirá, pero "no confiará").
51 Pero un joven Le seguía (aunque no sea conocido a ciencia cierta, muchos piensan que este "hombre joven" era Marcos, quien escribió este Evangelio), envuelto de una sábana sobre el cuerpo desnudo (la "sábana" no era algo que poseía la gente de circunstancias pobres; por lo tanto, él pertenecía a una familia adinerada); y los jóvenes le prendieron (significa que los soldados estaban por detenerlo):
52 Mas él, dejando la sábana (en la lucha, su ropa fue quitada de él), se huyó de ellos desnudo (probablemente significa que él sólo llevaba puesto ropa interior; no hay evidencia alguna que lo persiguieron).
EL JUICIO
53 Y trajeron a Jesús al Sumo Sacerdote (se refiere a Caifás; sin embargo, aprendemos  de Jn. 18:13 que trajeron primero a Jesús ante Anás, el suegro de Caifás): y se juntaron a él (Caifás) todos los Principales Sacerdotes, y los Ancianos, y los Escribas (indica la jerarquía religiosa de Israel).
54 Empero Pedro Le siguió a lo lejos (el Espíritu Santo delinea él "a lo lejos"; la idea tiene la intención de llamar nuestra atención a las jactancias de Pedro, que este seguimiento a una distancia ocasionaba), hasta dentro del Atrio del Sumo Sacerdote (se refiere al tribunal del palacio donde los guardias y los siervos fueron reunidos): y estaba sentado con los alguaciles, y calentándose al fuego.
55 Y los Principales Sacerdotes y todo el Concilio (el Sanedrín, el cuerpo gobernante de Israel) buscaban testimonio contra Jesús para entregarle a la muerte (intentaban legalizar su vil acción); mas no lo hallaban (se refiere a lo vacío de sus acusaciones).
56 Porque muchos decían falso testimonio contra Él, mas sus testimonios no concertaban (declara que era lo contrario de la Ley de Moisés, que requirió que un proceso comenzara con aquellas cosas que absolverían al acusado, en vez de condenarlo).
57 Entonces levantándose unos (se refiere a dos hombres, como dado en Mat. 26:60), dieron falso testimonio contra Él, diciendo (declara el Sanedrín que pensaba que finalmente tenían una acusación apropiada contra Él; ¡sin embargo, habían de ver que resultó falsa también!),
58 Nosotros Le hemos oído decir, Yo derribaré este Templo que es hecho a mano, y en tres días edificaré otro hecho sin mano (habían añadido las palabras, "que es hecho a manos, y en tres días edificaré otro hecho sin mano"; intentaron que pareciera como si Jesús hablaba del Templo de Jerusalén, cuando realmente lo que Él dijo, hablaba de Su Cuerpo físico; Él realmente dijo: "destruye este Templo," que se refería a Su Propio  Cuerpo, "y en tres días lo levantaré").
59 Mas ni aun así se concertaba el testimonio de ellos (la idea en el Texto Griego es que hicieron repetidas tentativas de traer el testimonio que garantizaría la convicción, pero sin éxito alguno).
60 Entonces el Sumo Sacerdote levantándose en medio (este hombre estaba exasperado por su incapacidad de traer a un testigo creíble, y procuró arreglarlo por medio de bravuconería, la carencia de pruebas), y preguntó a Jesús, diciendo, ¿No respondes nada? (Él no contestó, porque ellos no tenían deseo de oír la Verdad.) ¿Qué atestiguan estos contra Ti? (Él exigió una respuesta de Cristo acerca de las acusaciones, pero Jesús no dijo nada, al menos de aquel cargo.)
61 Mas Él callaba, y nada respondía (Él siguió manteniendo Su silencio). El Sumo Sacerdote Le volvió a preguntar, y Le dice, ¿Eres Tú el Cristo, el Hijo del Bendito? (Realmente quiere decir, "¿Eres Tú el Mesías?", a saber, "el Ungido de Dios.")
62 Y Jesús le dijo, Yo soy (constituye una declaración valiente de Quién era Él; el pronombre "Yo" fue usado para recalcar; es, "en cuanto a mí, a diferencia de todos los demás"; Su respuesta no dejaba ni una duda en absoluto): y veréis (expresa el hecho, que la totalidad del Sanedrín Judío, "vería" al final lo que Jesús había dicho era absolutamente la verdad) al Hijo del Hombre sentado a la Diestra de la Potencia de Dios, y viniendo en las nubes del Cielo (se refiere al Juicio del Gran Trono Blanco y la Segunda Venida, esta última ocurrirá primero).
63 Entonces el Sumo Sacerdote rasgando sus vestidos (era una señal que él consideraba lo que Jesús dijo había sido blasfemia), dijo, ¿Qué más tenemos necesidad de testigos? (En sus mentes era lo que buscaban como evidencia. El preso se había incriminado a sí mismo.)
64 Habéis oído la blasfemia (manifiesta al Sumo Sacerdote que daba su conclusión aun antes de probar las afirmaciones de Jesús; por consiguiente, se hace cada vez más obvio que esta farsa de un juicio no fue convocada para buscar la Verdad, pero en cambio, para encontrar cualquier modo de condenar a Cristo): ¿qué os parece? (Realmente, es el interrogante de todas las edades, y un interrogante, que cada persona debe contestar.) Y ellos todos Le condenaron ser culpado de muerte (José de Arimatea, y Nicodemo, aunque eran miembros del Sanedrín, no estaban presentes; luego la palabra "todos" correspondía sólo a los que estaban presentes, y no correspondía a aquéllos que estaban ausentes).
65 Y algunos comenzaron a escupir en Él, y cubrir Su Rostro, y a darle bofetadas (la palabra "algunos" incluía a los miembros del Sanedrín, así como a los alguaciles del Templo y los soldados. Realmente, las pruebas son que éstos últimos no participaron en estas indignidades hasta que observaron a los miembros del Sanedrín que participaban en estos actos tan groseros), y decirle, Profetiza (ya agregan abuso espiritual al abuso físico): y los servidores Le herían, dándole puñetazos (Isaías, aproximadamente ochocientos años antes, había predicho, "Su aspecto fue desfigurado más que cualquier hombre" [Isa. 52:14]).
PEDRO NIEGA A JESÚS
66 Y estando Pedro abajo en el atrio (se refiere al pórtico del palacio; el proceso de Jesús tuvo lugar en un piso superior), vino una de las criadas del Sumo Sacerdote:
67 Y cuando vio a Pedro que se calentaba, mirándole, dice, Y tú con Jesús el Nazareno estabas (el mismo hecho de que Pedro estaba allí, muestra que él no quiso abandonar a Jesús; ¡sin embargo, sus acciones mostrarán que él no deseaba defenderlo tampoco!).
68 Mas él negó, diciendo, No conozco, ni sé lo que dices. Y se salió fuera a la entrada; y cantó el gallo (la prueba de Pedro llegaba en una forma inesperada, y descubrió un punto débil — su falta de valentía moral).
69 Y una criada viéndole otra vez, comenzó a decir a los que estaban allí, Éste es uno de ellos (es una criada diferente).
70 Mas él negó otra vez. Y poco después, los que estaban allí dijeron otra vez a Pedro, Verdaderamente tú eres de ellos: porque eres Galileo, y tu habla es semejante.
71 Y él comenzó a maldecir y a jurar, diciendo, No conozco a este hombre de quien habláis (no se refiere a la blasfemia, pero más bien "para declarar anatema o maldición"; Pedro así se declara sujeto a la maldición Divina si él no dijo la verdad cuando negó todo conocimiento de Jesús; de hecho, lo que él hizo fue peor que blasfemar).
72 Y el gallo cantó la segunda vez. Y Pedro se acordó de las palabras que Jesús le había dicho, Antes que el gallo cante dos veces, Me negarás tres veces. Y pensando en esto, lloraba (la palabra "lloraba" se refiere a sollozos incontrolables, que surgían de las profundidades de su ser; de hecho, era precisamente el momento del Arrepentimiento de Pedro, que es demostrado por "un corazón quebrantado y contrito" [Sal. 51:17]).



Primera Corintios Capítulo 13:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.


Hebreos 10:35-12:4
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta  en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté,  David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.

Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos;   herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

Labels: , , , , , , , , , , , , , , ,

0 Comments:

Post a Comment

Subscribe to Post Comments [Atom]

<< Home