El 20 de julio Lectura Bíblica Diaria
Mensaje de la Cruz de Cristo Jesús-Capítulo-1
Sonidos del aire libreJeremías 25 a 27:
25 Palabra
que vino a Jeremías acerca de todo el pueblo de Judá en el año cuarto
de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, el cual era el año primero de
Nabucodonosor rey de Babilonia; la cual habló el profeta Jeremías a todo
el pueblo de Judá y a todos los moradores de Jerusalén, diciendo: Desde
el año trece de Josías hijo de Amón, rey de Judá, hasta este día, que
son veintitrés años, ha venido a mí palabra de Jehová, y he hablado
desde temprano y sin cesar; pero no oísteis. Y envió Jehová a vosotros
todos sus siervos los profetas, enviándoles desde temprano y sin cesar;
pero no oísteis, ni inclinasteis vuestro oído para escuchar cuando
decían: Volveos ahora de vuestro mal camino y de la maldad de vuestras
obras, y moraréis en la tierra que os dio Jehová a vosotros y a vuestros
padres para siempre; y no vayáis en pos de dioses ajenos, sirviéndoles y
adorándoles, ni me provoquéis a ira con la obra de vuestras manos; y no
os haré mal. Pero no me habéis oído, dice Jehová, para provocarme a ira
con la obra de vuestras manos para mal vuestro. Por tanto, así ha dicho
Jehová de los ejércitos: Por cuanto no habéis oído mis palabras, he
aquí enviaré y tomaré a todas las tribus del norte, dice Jehová, y a
Nabucodonosor rey de Babilonia, mi siervo, y los traeré contra esta
tierra y contra sus moradores, y contra todas estas naciones en
derredor; y los destruiré, y los pondré por escarnio y por burla y en
desolación perpetua. Y haré que desaparezca de entre ellos la voz de
gozo y la voz de alegría, la voz de desposado y la voz de desposada,
ruido de molino y luz de lámpara. Toda esta tierra será puesta en ruinas
y en espanto; y servirán estas naciones al rey de Babilonia setenta
años. Y cuando sean cumplidos los setenta años, castigaré al rey de
Babilonia y a aquella nación por su maldad, ha dicho Jehová, y a la
tierra de los caldeos; y la convertiré en desiertos para siempre. Y
traeré sobre aquella tierra todas mis palabras que he hablado contra
ella, con todo lo que está escrito en este libro, profetizado por
Jeremías contra todas las naciones. Porque también ellas serán
sojuzgadas por muchas naciones y grandes reyes; y yo les pagaré conforme
a sus hechos, y conforme a la obra de sus manos. Porque así me dijo
Jehová Dios de Israel: Toma de mi mano la copa del vino de este furor, y
da a beber de él a todas las naciones a las cuales yo te envío. Y
beberán, y temblarán y enloquecerán, a causa de la espada que yo envío
entre ellas. Y tomé la copa de la mano de Jehová, y di de beber a todas
las naciones, a las cuales me envió Jehová: a Jerusalén, a las ciudades
de Judá y a sus reyes, y a sus príncipes, para ponerlos en ruinas, en
escarnio y en burla y en maldición, como hasta hoy; a Faraón rey de
Egipto, a sus siervos, a sus príncipes y a todo su pueblo; y a toda la
mezcla de naciones, a todos los reyes de tierra de Uz, y a todos los
reyes de la tierra de Filistea, a Ascalón, a Gaza, a Ecrón y al
remanente de Asdod; a Edom, a Moab y a los hijos de Amón; a todos los
reyes de Tiro, a todos los reyes de Sidón, a los reyes de las costas que
están de ese lado del mar; a Dedán, a Tema y a Buz, y a todos los que
se rapan las sienes; a todos los reyes de Arabia, a todos los reyes de
pueblos mezclados que habitan en el desierto; a todos los reyes de
Zimri, a todos los reyes de Elam, a todos los reyes de Media; a todos
los reyes del norte, los de cerca y los de lejos, los unos con los
otros, y a todos los reinos del mundo que están sobre la faz de la
tierra; y el rey de Babilonia beberá después de ellos. Les dirás, pues:
Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Bebed, y
embriagaos, y vomitad, y caed, y no os levantéis, a causa de la espada
que yo envío entre vosotros. Y si no quieren tomar la copa de tu mano
para beber, les dirás tú: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Tenéis
que beber. Porque he aquí que a la ciudad en la cual es invocado mi
nombre yo comienzo a hacer mal; ¿y vosotros seréis absueltos? No seréis
absueltos; porque espada traigo sobre todos los moradores de la tierra,
dice Jehová de los ejércitos. Tú, pues, profetizarás contra ellos todas
estas palabras y les dirás: Jehová rugirá desde lo alto, y desde su
morada santa dará su voz; rugirá fuertemente contra su morada; canción
de lagareros cantará contra todos los moradores de la tierra. Llegará el
estruendo hasta el fin de la tierra, porque Jehová tiene juicio contra
las naciones; él es el Juez de toda carne; entregará los impíos a
espada, dice Jehová. Así ha dicho Jehová de los ejércitos: He aquí que
el mal irá de nación en nación, y grande tempestad se levantará de los
fines de la tierra. Y yacerán los muertos de Jehová en aquel día desde
un extremo de la tierra hasta el otro; no se endecharán ni se recogerán
ni serán enterrados; como estiércol quedarán sobre la faz de la tierra.
Aullad, pastores, y clamad; revolcaos en el polvo, mayorales del rebaño;
porque cumplidos son vuestros días para que seáis degollados y
esparcidos, y caeréis como vaso precioso. Y se acabará la huida de los
pastores, y el escape de los mayorales del rebaño. ¡Voz de la gritería
de los pastores, y aullido de los mayorales del rebaño! porque Jehová
asoló sus pastos. Y los pastos delicados serán destruidos por el ardor
de la ira de Jehová. Dejó cual leoncillo su guarida; pues asolada fue la
tierra de ellos por la ira del opresor, y por el furor de su saña. 26 En
el principio del reinado de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, vino
esta palabra de Jehová, diciendo: Así ha dicho Jehová: Ponte en el atrio
de la casa de Jehová, y habla a todas las ciudades de Judá, que vienen
para adorar en la casa de Jehová, todas las palabras que yo te mandé
hablarles; no retengas palabra. Quizá oigan, y se vuelvan cada uno de su
mal camino, y me arrepentiré yo del mal que pienso hacerles por la
maldad de sus obras. Les dirás, pues: Así ha dicho Jehová: Si no me
oyereis para andar en mi ley, la cual puse ante vosotros, para atender a
las palabras de mis siervos los profetas, que yo os envío desde
temprano y sin cesar, a los cuales no habéis oído, yo pondré esta casa
como Silo, y esta ciudad la pondré por maldición a todas las naciones de
la tierra. Y los sacerdotes, los profetas y todo el pueblo oyeron a
Jeremías hablar estas palabras en la casa de Jehová. Y cuando terminó de
hablar Jeremías todo lo que Jehová le había mandado que hablase a todo
el pueblo, los sacerdotes y los profetas y todo el pueblo le echaron
mano, diciendo: De cierto morirás. ¿Por qué has profetizado en nombre de
Jehová, diciendo: Esta casa será como Silo, y esta ciudad será asolada
hasta no quedar morador? Y todo el pueblo se juntó contra Jeremías en la
casa de Jehová. Y los príncipes de Judá oyeron estas cosas, y subieron
de la casa del rey a la casa de Jehová, y se sentaron en la entrada de
la puerta nueva de la casa de Jehová. Entonces hablaron los sacerdotes y
los profetas a los príncipes y a todo el pueblo, diciendo: En pena de
muerte ha incurrido este hombre; porque profetizó contra esta ciudad,
como vosotros habéis oído con vuestros oídos. Y habló Jeremías a todos
los príncipes y a todo el pueblo, diciendo: Jehová me envió a profetizar
contra esta casa y contra esta ciudad, todas las palabras que habéis
oído. Mejorad ahora vuestros caminos y vuestras obras, y oíd la voz de
Jehová vuestro Dios, y se arrepentirá Jehová del mal que ha hablado
contra vosotros. En lo que a mí toca, he aquí estoy en vuestras manos;
haced de mí como mejor y más recto os parezca. Mas sabed de cierto que
si me matáis, sangre inocente echaréis sobre vosotros, y sobre esta
ciudad y sobre sus moradores; porque en verdad Jehová me envió a
vosotros para que dijese todas estas palabras en vuestros oídos. Y
dijeron los príncipes y todo el pueblo a los sacerdotes y profetas: No
ha incurrido este hombre en pena de muerte, porque en nombre de Jehová
nuestro Dios nos ha hablado. Entonces se levantaron algunos de los
ancianos de la tierra y hablaron a toda la reunión del pueblo, diciendo:
Miqueas de Moreset profetizó en tiempo de Ezequías rey de Judá, y habló
a todo el pueblo de Judá, diciendo: Así ha dicho Jehová de los
ejércitos: Sion será arada como campo, y Jerusalén vendrá a ser montones
de ruinas, y el monte de la casa como cumbres de bosque. ¿Acaso lo
mataron Ezequías rey de Judá y todo Judá? ¿No temió a Jehová, y oró en
presencia de Jehová, y Jehová se arrepintió del mal que había hablado
contra ellos? ¿Haremos, pues, nosotros tan gran mal contra nuestras
almas? Hubo también un hombre que profetizaba en nombre de Jehová, Urías
hijo de Semaías, de Quiriat-jearim, el cual profetizó contra esta
ciudad y contra esta tierra, conforme a todas las palabras de Jeremías; y
oyeron sus palabras el rey Joacim y todos sus grandes, y todos sus
príncipes, y el rey procuró matarle; entendiendo lo cual Urías, tuvo
temor, y huyó a Egipto. Y el rey Joacim envió hombres a Egipto, a
Elnatán hijo de Acbor y otros hombres con él, a Egipto; los cuales
sacaron a Urías de Egipto y lo trajeron al rey Joacim, el cual lo mató a
espada, y echó su cuerpo en los sepulcros del vulgo. Pero la mano de
Ahicam hijo de Safán estaba a favor de Jeremías, para que no lo
entregasen en las manos del pueblo para matarlo. 27 En el
principio del reinado de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, vino esta
palabra de Jehová a Jeremías, diciendo: Jehová me ha dicho así: Hazte
coyundas y yugos, y ponlos sobre tu cuello; y los enviarás al rey de
Edom, y al rey de Moab, y al rey de los hijos de Amón, y al rey de Tiro,
y al rey de Sidón, por mano de los mensajeros que vienen a Jerusalén a
Sedequías rey de Judá. Y les mandarás que digan a sus señores: Así ha
dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Así habéis de decir a
vuestros señores: Yo hice la tierra, el hombre y las bestias que están
sobre la faz de la tierra, con mi gran poder y con mi brazo extendido, y
la di a quien yo quise. Y ahora yo he puesto todas estas tierras en
mano de Nabucodonosor rey de Babilonia, mi siervo, y aun las bestias del
campo le he dado para que le sirvan. Y todas las naciones le servirán a
él, a su hijo, y al hijo de su hijo, hasta que venga también el tiempo
de su misma tierra, y la reduzcan a servidumbre muchas naciones y
grandes reyes. Y a la nación y al reino que no sirviere a Nabucodonosor
rey de Babilonia, y que no pusiere su cuello debajo del yugo del rey de
Babilonia, castigaré a tal nación con espada y con hambre y con
pestilencia, dice Jehová, hasta que la acabe yo por su mano. Y vosotros
no prestéis oído a vuestros profetas, ni a vuestros adivinos, ni a
vuestros soñadores, ni a vuestros agoreros, ni a vuestros encantadores,
que os hablan diciendo: No serviréis al rey de Babilonia. Porque ellos
os profetizan mentira, para haceros alejar de vuestra tierra, y para que
yo os arroje y perezcáis. Mas a la nación que sometiere su cuello al
yugo del rey de Babilonia y le sirviere, la dejaré en su tierra, dice
Jehová, y la labrará y morará en ella. Hablé también a Sedequías rey de
Judá conforme a todas estas palabras, diciendo: Someted vuestros cuellos
al yugo del rey de Babilonia, y servidle a él y a su pueblo, y vivid.
¿Por qué moriréis tú y tu pueblo a espada, de hambre y de pestilencia,
según ha dicho Jehová de la nación que no sirviere al rey de Babilonia?
No oigáis las palabras de los profetas que os hablan diciendo: No
serviréis al rey de Babilonia; porque os profetizan mentira. Porque yo
no los envié, dice Jehová, y ellos profetizan falsamente en mi nombre,
para que yo os arroje y perezcáis vosotros y los profetas que os
profetizan. También a los sacerdotes y a todo este pueblo hablé
diciendo: Así ha dicho Jehová: No oigáis las palabras de vuestros
profetas que os profetizan diciendo: He aquí que los utensilios de la
casa de Jehová volverán de Babilonia ahora pronto; porque os profetizan
mentira. No los oigáis; servid al rey de Babilonia y vivid; ¿por qué ha
de ser desolada esta ciudad? Y si ellos son profetas, y si está con
ellos la palabra de Jehová, oren ahora a Jehová de los ejércitos para
que los utensilios que han quedado en la casa de Jehová y en la casa del
rey de Judá y en Jerusalén, no vayan a Babilonia. Porque así ha dicho
Jehová de los ejércitos acerca de aquellas columnas, del estanque, de
las basas y del resto de los utensilios que quedan en esta ciudad, que
no quitó Nabucodonosor rey de Babilonia cuando transportó de Jerusalén a
Babilonia a Jeconías hijo de Joacim, rey de Judá, y a todos los nobles
de Judá y de Jerusalén; así, pues, ha dicho Jehová de los ejércitos,
Dios de Israel, acerca de los utensilios que quedaron en la casa de
Jehová, y en la casa del rey de Judá, y en Jerusalén: A Babilonia serán
transportados, y allí estarán hasta el día en que yo los visite, dice
Jehová; y después los traeré y los restauraré a este lugar.
Salmo 18:
¡Cuánto te amo, Señor, fuerza mía! El Señor es mi roca, mi amparo, mi libertador; es mi Dios, el peñasco en que me refugio. Es mi escudo, el poder que me salva, ¡mi más alto escondite! Invoco al Señor, que es digno de alabanza, y quedo a salvo de mis enemigos. Los lazos de la muerte me envolvieron; los torrentes destructores me abrumaron. Me enredaron los lazos del sepulcro, y me encontré ante las trampas de la muerte. En mi angustia invoqué al Señor; clamé a mi Dios, y él me escuchó desde su templo; ¡mi clamor llegó a sus oídos! La tierra tembló, se estremeció; se sacudieron los cimientos de los montes; ¡retemblaron a causa de su enojo! Por la nariz echaba humo, por la boca, fuego consumidor; ¡lanzaba carbones encendidos! Rasgando el cielo, descendió, pisando sobre oscuros nubarrones. Montando sobre un querubín, surcó los cielos y se remontó sobre las alas del viento. Hizo de las tinieblas su escondite, de los oscuros y cargados nubarrones un pabellón que lo rodeaba. De su radiante presencia brotaron nubes, granizos y carbones encendidos. En el cielo, entre granizos y carbones encendidos, se oyó el trueno del Señor, resonó la voz del Altísimo. Lanzó sus flechas, sus grandes centellas; dispersó a mis enemigos y los puso en fuga. A causa de tu reprensión, oh Señor, y por el resoplido de tu enojo, las cuencas del mar quedaron a la vista; ¡al descubierto quedaron los cimientos de la tierra! Extendiendo su mano desde lo alto, tomó la mía y me sacó del mar profundo. Me libró de mi enemigo poderoso, de aquellos que me odiaban y eran más fuertes que yo. En el día de mi desgracia me salieron al encuentro, pero mi apoyo fue el Señor. Me sacó a un amplio espacio; me libró porque se agradó de mí. El Señor me ha pagado conforme a mi justicia; me ha premiado conforme a la limpieza de mis manos, pues he andado en los caminos del Señor; no he cometido mal alguno ni me he apartado de mi Dios. Presentes tengo todas sus sentencias; no me he alejado de sus decretos. He sido íntegro con él y me he abstenido de pecar. El Señor me ha recompensado conforme a mi justicia, conforme a la limpieza de mis manos. Tú eres fiel con quien es fiel, e irreprochable con quien es irreprochable; sincero eres con quien es sincero, pero sagaz con el que es tramposo. Tú das la victoria a los humildes, pero humillas a los altaneros. Tú, Señor, mantienes mi lámpara encendida; tú, Dios mío, iluminas mis tinieblas. Con tu apoyo me lanzaré contra un ejército; contigo, Dios mío, podré asaltar murallas. El camino de Dios es perfecto; la palabra del Señor es intachable. Escudo es Dios a los que en él se refugian. ¿Quién es Dios, si no el Señor? ¿Quién es la roca, si no nuestro Dios? Es él quien me arma de valor y endereza mi camino; da a mis pies la ligereza del venado, y me mantiene firme en las alturas; adiestra mis manos para la batalla, y mis brazos para tensar arcos de bronce. Tú me cubres con el escudo de tu salvación, y con tu diestra me sostienes; tu bondad me ha hecho prosperar. Me has despejado el camino, así que mis tobillos no flaquean. Perseguí a mis enemigos, les di alcance, y no retrocedí hasta verlos aniquilados. Los aplasté. Ya no pudieron levantarse. ¡Cayeron debajo de mis pies! Tú me armaste de valor para el combate; bajo mi planta sometiste a los rebeldes. Hiciste retroceder a mis enemigos, y así exterminé a los que me odiaban. Pedían ayuda; no hubo quien los salvara. Al Señor clamaron, pero no les respondió. Los desmenucé. Parecían polvo disperso por el viento. ¡Los pisoteé como al lodo de las calles! Me has librado de una turba amotinada; me has puesto por encima de los paganos; me sirve gente que yo no conocía. Apenas me oyen, me obedecen; son extranjeros, y me rinden homenaje. ¡Esos extraños se descorazonan, y temblando salen de sus refugios! ¡El Señor vive! ¡Alabada sea mi roca! ¡Exaltado sea Dios mi Salvador! Él es el Dios que me vindica, el que pone los pueblos a mis pies. Tú me libras del furor de mis enemigos, me exaltas por encima de mis adversarios, me salvas de los hombres violentos. Por eso, Señor, te alabo entre las naciones y canto salmos a tu nombre. El Señor da grandes victorias a su rey; a su ungido David y a sus descendientes les muestra por siempre su gran amor.
Proverbios 6:
El Libro de Juan Capítulo 13 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:
EL SANTO EVANGELIO SEGÚN
SAN JUAN
CAPÍTULO 13
(33 d.C.)
LA ÚLTIMA PASCUA
ANTES de la Fiesta de la Pascua (se refiere al día de la preparación de la Pascua, nuestra puesta del sol del día Martes a la puesta del sol del día Miércoles, siendo el Miércoles el día de la Crucifixión), sabiendo Jesús que Su Hora había venido (se refiere a la Crucifixión, que era el motivo por el cual Él vino) para que pasase de este mundo al Padre (se refiere a la Resurrección y a la Ascensión), como había amado a los Suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin (presenta no tanto una expresión de tiempo como de grado).
2 Y la cena acabada (en efecto se refiere a la preparación para la Cena que se terminará, no la Cena en sí; que apenas comenzaba), como el Diablo ya había metido en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, que Le entregase (un poco antes de que Satanás hiciera esto);
LA HUMILDAD
3 Sabiendo Jesús que el Padre Le había dado todas las cosas en Sus Manos (describe dos cosas en Su Corazón al ceñirse, Su Deidad consciente y la conducta despiadada de Judas), y que había salido de Dios, y a Dios iba (era algo que Él sabía, por lo menos a partir del momento cuando tenía doce años);
4 Se levantó de la cena (Él se levantó de la mesa cuando se terminó la preparación), y se quitó Su Ropa (físicamente, Su Manto externo; espiritualmente, Él dejó a un lado la expresión de Su Deidad, nunca perdió la posesión de Su Deidad); y tomando una toalla (se refiere a la acción del esclavo más humilde o siervo en una casa; representa el espíritu del siervo poseído por Cristo), y se ciñó (Él se envolvió en la toalla; en sentido espiritual, se refiere a Su Cuerpo Humano que Le fue provisto por el Padre [Heb. 10:5] a fin de servir como Sacrificio en la Cruz por el pecado).
5 Luego puso agua en una vasija (espiritualmente, se refirió al Espíritu Santo, que se vertería de Él como un Río [7:38-39]), y comenzó a lavar los pies de los Discípulos (el principio del siervo que hemos de seguir, pero aun más en concreto la limpieza garantizada por el Espíritu Santo con respecto a nuestro andar diario, que ocurre según nuestra Fe en Cristo y lo que Él hizo por nosotros en la Cruz), y a limpiarlos con la toalla con que estaba ceñido (se refiere a la Encarnación, que hizo posible Su Muerte en el Calvario y expió todo el pecado e hizo posible la purificación para la raza humana).
LA RESPUESTA DE PEDRO
6 Entonces vino a Simón Pedro (parece indicar que era Pedro a quien Él se acercó primero): y Pedro le dice, ¿Señor, Tú me lavas los pies? ("La carne" no puede entender la realidad espiritual; es demasiada atrasada o demasiada avanzada, demasiada valerosa o demasiado cobarde; es incapaz de ser alguna vez correcta, y es imposible de mejorar, por consiguiente, ésta debe "morir.")
7 Respondió Jesús y le dijo, Lo que Yo hago tú no entiendes ahora; mas lo entenderás después (cuando Pedro fue lleno del Espíritu, que fue en el Día de Pentecostés).
8 Le dice Pedro, No me lavarás los pies jamás (el Texto Griego en realidad dice, "No mientras que la eternidad perdure"; Calvino dijo, "con Dios, la obediencia es mejor que la adoración"). Le respondió Jesús, Si no te lavare, no tendrás parte Conmigo (la declaración como Cristo la dio se refiere a la constante limpieza necesaria en cuanto a nuestro andar diario ante el Señor, lo que el lavado de los pies [nuestro andar], al menos en parte, representaba).
9 Le dice Simón Pedro, Señor, no sólo mis pies, mas aun las manos y la cabeza (Crisóstomo dijo, "En su crítica él era vehemente, y en su rendimiento era más vehemente, pero ambos provenían de su amor").
10 Le dice Jesús, El que está lavado, no necesita sino que lave los pies (corresponde a nuestro andar diario ante Dios, lo que significa que el Creyente no tiene que ser Salvo repetidas veces; la "cabeza" se refiere a nuestra Salvación, que significa que no tenemos que ser Salvos repetidas veces, mientras que las "manos" se refieren a nuestro "hacer," que significa que éstas no tienen que ser lavadas porque Cristo ha hecho ya lo que necesitaba hacerse; todo esto es en el sentido espiritual), mas está todo limpio (se refiere a la Salvación, y corresponde a la Sangre Preciosa de Jesús que limpia de todo pecado; el Sacrificio infinito no necesita repetición): y vosotros limpios estáis, aunque no todos (se refiere a todos los Discípulos salvos con una excepción, el cual era Judas).
11 Porque sabía quién Le había de entregar (Él supo esto desde hace algún tiempo); por eso dijo, No estáis limpios todos (en realidad muestra a Jesús haciendo otro llamado a Judas).
12 Así que, después que les hubo lavado los pies, y tomado Su Ropa, volviéndose a sentar a la mesa (ahora Él es su Maestro y Señor), les dijo, ¿Sabéis lo que os he hecho? (Reynolds dijo, "No había ninguna afectación [pretexto] de la humildad de eso; el propósito del Señor era claramente práctico y ético.")
13 Vosotros Me llamáis Maestro y Señor (muestra un título doble que no fue otorgado excepto a los maestros más acreditados): y decís bien; porque lo soy (Él también les dice que, aunque Él lavó sus pies, de ninguna manera disminuye Su posición como el Señor Dios de la Gloria; nosotros no seremos disminuidos por tal actividad tampoco, sino más bien exaltados).
14 Pues si Yo, su Señor y Maestro, he lavado vuestros pies (declara y habla del ejemplo expuesto); vosotros también debéis lavar los pies los unos a los otros (no tiene propósito de ser tomado literalmente, pero ha de servir como ejemplo del Principio del Siervo).
15 Porque ejemplo os he dado (significa que "el lavado de los pies" no es parte de la Ordenanza de la Iglesia, como lo es la Cena del Señor, etc.), para que como Yo os he hecho, vosotros también hagáis (si fuera solamente una ceremonia, ellos se hubieran dado cuenta al instante lo que Él hacía).
16 De cierto, de cierto, os digo, El siervo no es mayor que su Señor (Jesús, Quien es el Señor, ha establecido el ejemplo que debemos seguir); ni el Apóstol es mayor que Él que le envió (a Él conviene crecer, y nosotros disminuir).
17 Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis, si las hiciereis (desgraciadamente muy a menudo el saber y el hacer están separados).
JUDAS
18 No hablo de todos vosotros (estamos a punto de ser presentado con otra tentativa de volver a traer a Judas que estaba al borde de derrumbarse, pero tristemente sin éxito): Yo sé los que he elegido (el Espíritu Santo Le dijo a quiénes Él debía seleccionar como Sus Discípulos Personales): mas para que se cumpla La Escritura, El que come pan Conmigo, levantó contra Mí su calcañar (efectivamente, Él dice, "Yo soy la Persona del cual habla Salmo 41:9").
19 Desde ahora os lo digo antes que se haga (Él sabe exactamente lo que va a acontecer, al menos según lo que Las Escrituras predijeron), para que cuando se hiciere, creáis que Yo soy (otra vez, se declara como El Que se refiere en Sal. 41:9).
20 De cierto, de cierto, os digo, El que recibe al que Yo enviare, a Mí recibe (en efecto, dice que nosotros podríamos ser odiados y traicionados como lo fue Él, el Maestro; así como Él, nuestra misión es Divina); y el que a Mí recibe, recibe Al Que Me envió (la aceptación o el rechazo llega hasta el Trono de Dios).
21 Habiendo dicho Jesús esto, fue conmovido en el espíritu (una expresión fuerte que se usó para describir las penas de Cristo), y protestó, y dijo, De cierto, de cierto, os digo, Que uno de vosotros Me ha de entregar (Jesús diciendo claramente lo que Él había indicado antes).
22 Entonces los Discípulos se miraban los unos a los otros, dudando de quién decía (no se sospechaba de Judas, sus acciones del pasado no mostraban que eran de traición).
23 Y uno de Sus Discípulos, al cual Jesús amaba (Juan el Amado quien escribió este Evangelio), estaba recostado en el Seno de Jesús (la costumbre de reclinarse cuando cenaban; las comidas eran mucho más formales en esa época que hoy en día).
24 A éste (a Juan), pues, hizo señas Simón Pedro, para que preguntase quién era aquél de quien decía (se refiere a Pedro que se sienta bastante lejos de Jesús para no poder susurrarle a Él personalmente, de modo que los otros no pudieran oír y, por lo tanto, le pidiera a Juan que se lo hiciera por él).
25 Él entonces recostándose sobre el Pecho de Jesús, Le dice, Señor, ¿quién es? (Nadie sospechaba de Judas.)
26 Respondió Jesús, Aquél es, a quien Yo diere el pan mojado (en su sentido normal, era una señal de honor para el invitado que lo recibía; era otro llamado Judas). Y mojando el pan, lo dio a Judas Iscariote, hijo de Simón (el Versículo 21 hace mención a Jesús que apelaba a la conciencia de Judas, y ahora apela a su corazón, ¡todo en vano!).
27 Y tras el bocado Satanás entró en él (él se entregó a Satanás). Entonces Jesús le dice, Lo que haces, hazlo más pronto (fue hecho rápidamente, pero los resultados no fueron realizados rápidamente, ya que tales resultados nunca son efectuados rápidamente).
28 Mas ninguno de los que estaban a la mesa entendió a qué propósito le dijo esto (al parecer los Once restantes sabían poco lo que realmente estaba pasando).
29 Porque los unos pensaban, porque Judas tenía la bolsa (Judas era el tesorero del grupo), que Jesús le decía, Compra lo que necesitamos para la Fiesta; o, que diese algo a los pobres (parece que ellos dieron con regularidad a los pobres).
30 Como él pues hubo tomado el bocado, luego salió (significa que Judas no estaba presente cuando Jesús dio Su discurso como se da en los siguientes cuatro Capítulos, que inmediatamente le sigue la Cena): y era ya noche (tan oscura era la noche sobre la cabeza de Judas, era más negra la noche en su corazón; todo era tinieblas en su alma).
UN NUEVO MANDAMIENTO
31 Entonces cuando él salió (se refiere a que Jesús no podía dar Su discurso a los Discípulos, que es lo siguiente, hasta que el traidor se hubiera marchado), dijo Jesús, Ahora es Glorificado el Hijo del Hombre, y Dios es Glorificado en Él (Cristo glorificó a Dios en la Muerte, y Dios Lo glorificó en la Resurrección).
32 Si Dios es Glorificado en Él (la obediencia perfecta de Jesucristo como el "Segundo Hombre," es decir, el "Último Adán"), Dios también Le Glorificará en Sí Mismo (inmediatamente), y luego Le Glorificará (el Hijo de Hombre fue glorificado en la Cruz de modo mucho más admirable de lo que será por las Glorias Milenarias incluídas en aquel título; ya que en la Cruz como el Hijo de Hombre, Él mostró toda la Gloria Moral de Dios).
33 Hijitos, aún un poco estoy con vosotros (Él sólo estaría con ellos por unos cuarenta y cuatro días antes de la Ascensión). Me buscaréis (simplemente hacía referencia al hecho que Él estaría ausente): mas como dije a los Judíos, Donde Yo voy, vosotros no podéis venir (se refiere al Cielo, por lo menos en aquel momento particular); así digo a vosotros ahora (presenta una declaración completamente diferente que aquella dada a los Judíos incrédulos).
34 Un Mandamiento nuevo os doy, Que os améis unos a otros (está más allá del Antiguo Mandamiento de Levítico 19:18, "amarás a tu vecino como a ti mismo"); como os he amado, que también os améis los unos a los otros (en efecto, Él dice, "he amado a cada uno de ustedes hasta la muerte; y al amar el uno al otro ustedes me aman; están amando un objeto de Mi Amor tierno").
35 En esto conocerán todos que sois Mis Discípulos (no sólo declara este "Amor" como el fundamento del Nuevo Convenio, sino que también, lo declara como fundamento del reconocimiento que está realmente en el Nuevo Convenio), si tuviereis amor los unos con los otros (este tipo de Amor es el "Amor Típico de Dios," y es imposible obtenerlo sin aceptar a Cristo como Salvador; además el "Amor" y la "Cruz" son indivisibles).
LA NEGACIÓN
36 Le dice Simón Pedro, Señor, ¿adónde vas? (Como se expresó, los Discípulos no tuvieron la mínima idea de lo que Jesús estaba diciendo acerca de Su partida.) Le respondió Jesús, Donde Yo voy, no Me puedes ahora seguir; mas Me seguirás después (Él les asegura que adonde Él va, ellos Lo seguirían más tarde, ¡que fue así!).
37 Le dice Pedro, Señor, ¿por qué no Te puedo seguir ahora? (Su inmadurez era tan obvia en ese momento, pero cambiaría después del Día de Pentecostés.) Mi alma pondré por Ti (Pedro creyó que estaba dispuesto a morir por Su Señor, antes que Su Señor muriera por él).
38 Le respondió Jesús, ¿Tu alma pondrás por Mí? (Es una pregunta que realmente no requiere una respuesta, porque ya se sabe.) De cierto, de cierto, te digo, No cantará el gallo, sin que Me hayas negado tres veces (un terrible momento futuro en la vida de Pedro, lo cual era todo lo contrario de lo que él afirmaba).
Primera Corintios Capítulo 13:
Hebreos 10:35-12:4
Romanos 8:
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