26 December 2022

El 26 de diciembre Lectura Bíblica Diaria

Mensaje de la Cruz-introducción

Sonidos del aire libre


El 26 de diciembre Lectura Bíblica Diaria:

1 Crónicas 27-29:
27 Estos son los principales de los hijos de Israel, jefes de familias, jefes de millares y de centenas, y oficiales que servían al rey en todos los negocios de las divisiones que entraban y salían cada mes durante todo el año, siendo cada división de veinticuatro mil. Sobre la primera división del primer mes estaba Jasobeam hijo de Zabdiel; y había en su división veinticuatro mil. De los hijos de Fares, él fue jefe de todos los capitanes de las compañías del primer mes. Sobre la división del segundo mes estaba Dodai ahohíta; y Miclot era jefe en su división, en la que también había veinticuatro mil. El jefe de la tercera división para el tercer mes era Benaía, hijo del sumo sacerdote Joiada; y en su división había veinticuatro mil. Este Benaía era valiente entre los treinta y sobre los treinta; y en su división estaba Amisabad su hijo. El cuarto jefe para el cuarto mes era Asael hermano de Joab, y después de él Zebadías su hijo; y en su división había veinticuatro mil. El quinto jefe para el quinto mes era Samhut izraíta; y en su división había veinticuatro mil. El sexto para el sexto mes era Ira hijo de Iques, de Tecoa; y en su división veinticuatro mil. El séptimo para el séptimo mes era Heles pelonita, de los hijos de Efraín; y en su división veinticuatro mil. El octavo para el octavo mes era Sibecai husatita, de los zeraítas; y en su división veinticuatro mil. El noveno para el noveno mes era Abiezer anatotita, de los benjamitas; y en su división veinticuatro mil. El décimo para el décimo mes era Maharai netofatita, de los zeraítas; y en su división veinticuatro mil. El undécimo para el undécimo mes era Benaía piratonita, de los hijos de Efraín; y en su división veinticuatro mil. El duodécimo para el duodécimo mes era Heldai netofatita, de Otoniel; y en su división veinticuatro mil. Asimismo sobre las tribus de Israel: el jefe de los rubenitas era Eliezer hijo de Zicri; de los simeonitas, Sefatías, hijo de Maaca. De los levitas, Hasabías hijo de Kemuel; de los de Aarón, Sadoc. De Judá, Eliú, uno de los hermanos de David; de los de Isacar, Omri hijo de Micael. De los de Zabulón, Ismaías hijo de Abdías; de los de Neftalí, Jerimot hijo de Azriel. De los hijos de Efraín, Oseas hijo de Azazías; de la media tribu de Manasés, Joel hijo de Pedaías. De la otra media tribu de Manasés, en Galaad, Iddo hijo de Zacarías; de los de Benjamín, Jaasiel hijo de Abner. Y de Dan, Azareel hijo de Jeroham. Estos fueron los jefes de las tribus de Israel. Y no tomó David el número de los que eran de veinte años abajo, por cuanto Jehová había dicho que él multiplicaría a Israel como las estrellas del cielo. Joab hijo de Sarvia había comenzado a contar; pero no acabó, pues por esto vino el castigo sobre Israel, y así el número no fue puesto en el registro de las crónicas del rey David. Azmavet hijo de Adiel tenía a su cargo los tesoros del rey; y Jonatán hijo de Uzías los tesoros de los campos, de las ciudades, de las aldeas y de las torres. Y de los que trabajaban en la labranza de las tierras, Ezri hijo de Quelub. De las viñas, Simei ramatita; y del fruto de las viñas para las bodegas, Zabdi sifmita. De los olivares e higuerales de la Sefela, Baal-hanán gederita; y de los almacenes del aceite, Joás. Del ganado que pastaba en Sarón, Sitrai saronita; y del ganado que estaba en los valles, Safat hijo de Adlai. De los camellos, Obil ismaelita; de las asnas, Jehedías meronotita; y de las ovejas, Jaziz agareno. Todos estos eran administradores de la hacienda del rey David. Y Jonatán tío de David era consejero, varón prudente y escriba; y Jehiel hijo de Hacmoni estaba con los hijos del rey. También Ahitofel era consejero del rey, y Husai arquita amigo del rey. Después de Ahitofel estaba Joiada hijo de Benaía, y Abiatar. Y Joab era el general del ejército del rey. 28 Reunió David en Jerusalén a todos los principales de Israel, los jefes de las tribus, los jefes de las divisiones que servían al rey, los jefes de millares y de centenas, los administradores de toda la hacienda y posesión del rey y de sus hijos, y los oficiales y los más poderosos y valientes de sus hombres. Y levantándose el rey David, puesto en pie dijo: Oídme, hermanos míos, y pueblo mío. Yo tenía el propósito de edificar una casa en la cual reposara el arca del pacto de Jehová, y para el estrado de los pies de nuestro Dios; y había ya preparado todo para edificar. Mas Dios me dijo: Tú no edificarás casa a mi nombre, porque eres hombre de guerra, y has derramado mucha sangre. Pero Jehová el Dios de Israel me eligió de toda la casa de mi padre, para que perpetuamente fuese rey sobre Israel; porque a Judá escogió por caudillo, y de la casa de Judá a la familia de mi padre; y de entre los hijos de mi padre se agradó de mí para ponerme por rey sobre todo Israel. Y de entre todos mis hijos (porque Jehová me ha dado muchos hijos), eligió a mi hijo Salomón para que se siente en el trono del reino de Jehová sobre Israel. Y me ha dicho: Salomón tu hijo, él edificará mi casa y mis atrios; porque a éste he escogido por hijo, y yo le seré a él por padre. Asimismo yo confirmaré su reino para siempre, si él se esforzare a poner por obra mis mandamientos y mis decretos, como en este día. Ahora, pues, ante los ojos de todo Israel, congregación de Jehová, y en oídos de nuestro Dios, guardad e inquirid todos los preceptos de Jehová vuestro Dios, para que poseáis la buena tierra, y la dejéis en herencia a vuestros hijos después de vosotros perpetuamente. Y tú, Salomón, hijo mío, reconoce al Dios de tu padre, y sírvele con corazón perfecto y con ánimo voluntario; porque Jehová escudriña los corazones de todos, y entiende todo intento de los pensamientos. Si tú le buscares, lo hallarás; mas si lo dejares, él te desechará para siempre. Mira, pues, ahora, que Jehová te ha elegido para que edifiques casa para el santuario; esfuérzate, y hazla. Y David dio a Salomón su hijo el plano del pórtico del templo y sus casas, sus tesorerías, sus aposentos, sus cámaras y la casa del propiciatorio. Asimismo el plano de todas las cosas que tenía en mente para los atrios de la casa de Jehová, para todas las cámaras alrededor, para las tesorerías de la casa de Dios, y para las tesorerías de las cosas santificadas. También para los grupos de los sacerdotes y de los levitas, para toda la obra del ministerio de la casa de Jehová, y para todos los utensilios del ministerio de la casa de Jehová. Y dio oro en peso para las cosas de oro, para todos los utensilios de cada servicio, y plata en peso para todas las cosas de plata, para todos los utensilios de cada servicio. Oro en peso para los candeleros de oro, y para sus lámparas; en peso el oro para cada candelero y sus lámparas; y para los candeleros de plata, plata en peso para cada candelero y sus lámparas, conforme al servicio de cada candelero. Asimismo dio oro en peso para las mesas de la proposición, para cada mesa; del mismo modo plata para las mesas de plata. También oro puro para los garfios, para los lebrillos, para las copas y para las tazas de oro; para cada taza por peso; y para las tazas de plata, por peso para cada taza. Además, oro puro en peso para el altar del incienso, y para el carro de los querubines de oro, que con las alas extendidas cubrían el arca del pacto de Jehová. Todas estas cosas, dijo David, me fueron trazadas por la mano de Jehová, que me hizo entender todas las obras del diseño. Dijo además David a Salomón su hijo: Anímate y esfuérzate, y manos a la obra; no temas, ni desmayes, porque Jehová Dios, mi Dios, estará contigo; él no te dejará ni te desamparará, hasta que acabes toda la obra para el servicio de la casa de Jehová. He aquí los grupos de los sacerdotes y de los levitas, para todo el ministerio de la casa de Dios, estarán contigo en toda la obra; asimismo todos los voluntarios e inteligentes para toda forma de servicio, y los príncipes, y todo el pueblo para ejecutar todas tus órdenes. 29 Después dijo el rey David a toda la asamblea: Solamente a Salomón mi hijo ha elegido Dios; él es joven y tierno de edad, y la obra grande; porque la casa no es para hombre, sino para Jehová Dios. Yo con todas mis fuerzas he preparado para la casa de mi Dios, oro para las cosas de oro, plata para las cosas de plata, bronce para las de bronce, hierro para las de hierro, y madera para las de madera; y piedras de ónice, piedras preciosas, piedras negras, piedras de diversos colores, y toda clase de piedras preciosas, y piedras de mármol en abundancia. Además de esto, por cuanto tengo mi afecto en la casa de mi Dios, yo guardo en mi tesoro particular oro y plata que, además de todas las cosas que he preparado para la casa del santuario, he dado para la casa de mi Dios: tres mil talentos de oro, de oro de Ofir, y siete mil talentos de plata refinada para cubrir las paredes de las casas; oro, pues, para las cosas de oro, y plata para las cosas de plata, y para toda la obra de las manos de los artífices. ¿Y quién quiere hacer hoy ofrenda voluntaria a Jehová? Entonces los jefes de familia, y los príncipes de las tribus de Israel, jefes de millares y de centenas, con los administradores de la hacienda del rey, ofrecieron voluntariamente. Y dieron para el servicio de la casa de Dios cinco mil talentos y diez mil dracmas de oro, diez mil talentos de plata, dieciocho mil talentos de bronce, y cinco mil talentos de hierro. Y todo el que tenía piedras preciosas las dio para el tesoro de la casa de Jehová, en mano de Jehiel gersonita. Y se alegró el pueblo por haber contribuido voluntariamente; porque de todo corazón ofrecieron a Jehová voluntariamente. Asimismo se alegró mucho el rey David, y bendijo a Jehová delante de toda la congregación; y dijo David: Bendito seas tú, oh Jehová, Dios de Israel nuestro padre, desde el siglo y hasta el siglo. Tuya es, oh Jehová, la magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y el honor; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo, oh Jehová, es el reino, y tú eres excelso sobre todos. Las riquezas y la gloria proceden de ti, y tú dominas sobre todo; en tu mano está la fuerza y el poder, y en tu mano el hacer grande y el dar poder a todos. Ahora pues, Dios nuestro, nosotros alabamos y loamos tu glorioso nombre. Porque ¿quién soy yo, y quién es mi pueblo, para que pudiésemos ofrecer voluntariamente cosas semejantes? Pues todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos. Porque nosotros, extranjeros y advenedizos somos delante de ti, como todos nuestros padres; y nuestros días sobre la tierra, cual sombra que no dura. Oh Jehová Dios nuestro, toda esta abundancia que hemos preparado para edificar casa a tu santo nombre, de tu mano es, y todo es tuyo. Yo sé, Dios mío, que tú escudriñas los corazones, y que la rectitud te agrada; por eso yo con rectitud de mi corazón voluntariamente te he ofrecido todo esto, y ahora he visto con alegría que tu pueblo, reunido aquí ahora, ha dado para ti espontáneamente. Jehová, Dios de Abraham, de Isaac y de Israel nuestros padres, conserva perpetuamente esta voluntad del corazón de tu pueblo, y encamina su corazón a ti. Asimismo da a mi hijo Salomón corazón perfecto, para que guarde tus mandamientos, tus testimonios y tus estatutos, y para que haga todas las cosas, y te edifique la casa para la cual yo he hecho preparativos. Después dijo David a toda la congregación: Bendecid ahora a Jehová vuestro Dios. Entonces toda la congregación bendijo a Jehová Dios de sus padres, e inclinándose adoraron delante de Jehová y del rey. Y sacrificaron víctimas a Jehová, y ofrecieron a Jehová holocaustos al día siguiente; mil becerros, mil carneros, mil corderos con sus libaciones, y muchos sacrificios de parte de todo Israel. Y comieron y bebieron delante de Jehová aquel día con gran gozo; y dieron por segunda vez la investidura del reino a Salomón hijo de David, y ante Jehová le ungieron por príncipe, y a Sadoc por sacerdote. Y se sentó Salomón por rey en el trono de Jehová en lugar de David su padre, y fue prosperado; y le obedeció todo Israel. Y todos los príncipes y poderosos, y todos los hijos del rey David, prestaron homenaje al rey Salomón. Y Jehová engrandeció en extremo a Salomón a ojos de todo Israel, y le dio tal gloria en su reino, cual ningún rey la tuvo antes de él en Israel. Así reinó David hijo de Isaí sobre todo Israel. El tiempo que reinó sobre Israel fue cuarenta años. Siete años reinó en Hebrón, y treinta y tres reinó en Jerusalén. Y murió en buena vejez, lleno de días, de riquezas y de gloria; y reinó en su lugar Salomón su hijo. Y los hechos del rey David, primeros y postreros, están escritos en el libro de las crónicas de Samuel vidente, en las crónicas del profeta Natán, y en las crónicas de Gad vidente, con todo lo relativo a su reinado, y su poder, y los tiempos que pasaron sobre él, y sobre Israel y sobre todos los reinos de aquellas tierras.

Salmo 77: 
A Dios elevo mi voz suplicante; a Dios elevo mi voz para que me escuche. Cuando estoy angustiado, recurro al Señor; sin cesar elevo mis manos por las noches, pero me niego a recibir consuelo. Me acuerdo de Dios, y me lamento; medito en él, y desfallezco. Selah. No me dejas conciliar el sueño; tan turbado estoy que ni hablar puedo. Me pongo a pensar en los tiempos de antaño; de los años ya idos me acuerdo. Mi corazón reflexiona por las noches; mi espíritu medita e inquiere: "¿Nos rechazará el Señor para siempre? ¿No volverá a mostrarnos su buena voluntad? ¿Se habrá agotado su gran amor eterno, y sus promesas por todas las generaciones? ¿Se habrá olvidado Dios de sus bondades, y en su enojo ya no quiere tenernos compasión?" Selah. Y me pongo a pensar: "Esto es lo que me duele: que haya cambiado la diestra del Altísimo." Prefiero recordar las hazañas del Señor, traer a la memoria sus milagros de antaño. Meditaré en todas tus proezas; evocaré tus obras poderosas. Santos, oh Dios, son tus caminos; ¿qué dios hay tan excelso como nuestro Dios? Tú eres el Dios que realiza maravillas; el que despliega su poder entre los pueblos. Con tu brazo poderoso redimiste a tu pueblo, a los descendientes de Jacob y de José. Selah. Las aguas te vieron, oh Dios, las aguas te vieron y se agitaron; el propio abismo se estremeció con violencia. Derramaron su lluvia las nubes; retumbaron con estruendo los cielos; rasgaron el espacio tus centellas. Tu estruendo retumbó en el torbellino y tus relámpagos iluminaron el mundo; la tierra se estremeció con temblores. Te abriste camino en el mar; te hiciste paso entre las muchas aguas, y no se hallaron tus huellas. Por medio de Moisés y de Aarón guiaste como un rebaño a tu pueblo. 
 
Proverbios 3:
Hijo mío, no te olvides de mis enseñanzas; más bien, guarda en tu corazón mis mandamientos. Porque prolongarán tu vida muchos años y te traerán prosperidad. Que nunca te abandonen el amor y la verdad: llévalos siempre alrededor de tu cuello y escríbelos en el libro de tu corazón. Contarás con el favor de Dios y tendrás buena fama entre la gente. Confía en el Señor de todo corazón, y no en tu propia inteligencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él allanará tus sendas. No seas sabio en tu propia opinión; más bien, teme al Señor y huye del mal. Esto infundirá salud a tu cuerpo y fortalecerá tu ser. Honra al Señor con tus riquezas y con los primeros frutos de tus cosechas. Así tus graneros se llenarán a reventar y tus bodegas rebosarán de vino nuevo. Hijo mío, no desprecies la disciplina del Señor, ni te ofendas por sus reprensiones. Porque el Señor disciplina a los que ama, como corrige un padre a su hijo querido. *Dichoso el que halla sabiduría, el que adquiere inteligencia. Porque ella es de más provecho que la plata y rinde más ganancias que el oro. Es más valiosa que las piedras preciosas: ¡ni lo más deseable se le puede comparar! Con la mano derecha ofrece larga vida; con la izquierda, honor y riquezas. Sus caminos son placenteros y en sus senderos hay paz. Ella es árbol de vida para quienes la abrazan; ¡dichosos los que la retienen! Con sabiduría afirmó el Señor la tierra, con inteligencia estableció los  cielos. Por su conocimiento se separaron las aguas, y las nubes dejaron caer su rocío. Hijo mío, conserva el buen juicio; no pierdas de vista la discreción. Te serán fuente de vida, te adornarán como un collar. Podrás recorrer tranquilo tu camino, y tus pies no tropezarán. Al acostarte, no tendrás temor alguno; te acostarás y dormirás tranquilo. No temerás ningún desastre repentino, ni la desgracia que sobreviene a los impíos. Porque el Señor estará siempre a tu lado y te librará de caer en la trampa. No niegues un favor a quien te lo pida, si en tu mano está el otorgarlo. Nunca digas a tu prójimo: "Vuelve más tarde; te ayudaré mañana", si hoy tienes con qué ayudarlo. No urdas el mal contra tu prójimo, contra el que ha puesto en ti su confianza. No entres en pleito con nadie que no te haya hecho ningún daño. No envidies a los violentos, ni optes por andar en sus caminos. Porque el Señor aborrece al perverso, pero al íntegro le brinda su amistad. La maldición del Señor cae sobre la casa del malvado; su bendición, sobre el hogar de los justos. El Señor se burla de los *burlones, pero muestra su favor a los humildes. Los sabios son dignos de honra, pero los necios sólo merecen deshonra.


 El Libro de Primera Corintios Capítulo 7 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:LA PRIMERA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS CORINTIOS
  
CAPÍTULO 7 
(59 d.C.) 
LOS CRISTIANOS NO CASADOS

EN CUANTO a las cosas de que me escribisteis (el Apóstol se dirigirá ahora a los asuntos de los cuales le preguntaron en una carta; los Capítulos anteriores trató sobre lo que le habían dicho): bien es al hombre no tocar mujer (no es incorrecto que un hombre no se case, si es lo que el Señor desea para la vida personal de este hombre).2 Mas a causa de las fornicaciones, cada uno tenga su mujer, y cada una tenga su marido (es una regla, no solamente un permiso).LOS CRISTIANOS CASADOS 3 El marido pague a la mujer la debida benevolencia (se refiere al marido que ha de respetar las necesidades sexuales de su esposa, y en consecuencia suplirlas; por supuesto, hablamos de las necesidades legítimas): y asimismo la mujer al marido (proclama el mismo deber impuesto sobre la esposa en cuanto al marido). 4 La mujer no tiene potestad de su propio cuerpo, sino el marido: e igualmente tampoco el marido tiene potestad de su propio cuerpo, sino la mujer (se refiere al hecho de que el marido y la esposa se pertenecen el uno a la otra, queriendo decir que ninguno tiene el derecho de rechazar las demandas normales). 5 No os defraudéis el uno al otro (parece que algunas parejas casadas en aquella época se abstenían de la actividad sexual, ellos erróneamente pensaban que les permitía vivir una vida más espiritual; ¡el hombre quiere ir de un extremo al otro!), a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos en ayuno y oración (no es obligatorio, sino que fue dado como sugerencia); y volved a juntaros en uno, porque no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia (el Creyente no necesariamente se coloca en una represión de autotormento más allá de lo que Dios exige). 6 Mas esto digo por concesión, no por Mandamiento. (El Espíritu Santo, por Pablo, deja los detalles de vida, ya sea célibe o casado, a las conciencias individuales, sin embargo, con sabiduría y caridad dadivosa. Él los emanciparía de restricciones humanas ilícitas.)LOS NO CASADOS 7 Quisiera más bien que todos los hombres fuesen como yo (no fue dicho por Pablo para denigrar el matrimonio como algunos han afirmado; en efecto, él estaba diciendo que deseaba ya la Resurrección Venidera, para que todos serían como él). No obstante cada uno tiene su propio Don de Dios, uno a la verdad así, y otro así (se refiere a diferentes tipos de Ministerio). 8 Digo pues a los solteros y a las viudas (naturalmente dio un consejo en contestación a la pregunta), que es bueno para ellos si se quedaren como yo (se explicó en el Versículo 26, donde él dice, “de la presente angustia,” se refiere a la hostilidad de Roma). 9 Y si no tienen don de continencia, cásense (se refiere al apetito sexual): que mejor es casarse que quemarse (se refiere a debida a con la pasión).REGULACIONES 10 Mas a los que están juntos en matrimonio, les ordeno, no yo, sino el Señor (quiere decir que no es solamente el permiso como lo era en el Versículo 6, sino más bien un Mandamiento), Que la mujer no se separe del marido (la separación por motivos que no eran Bíblicos; en otras palabras, el marido inconverso no le dio a la esposa el derecho de divorciarse por esos motivos): 11 Y si se separare, que se quede sin casar, o reconcíliese con su marido (se refiere a obtener un divorcio o Pablo no le hubiera prohibido que permaneciera sola, no volver a casarse a menos que fuera con su antiguo marido): y que el marido no despida a su mujer (al igual que a la esposa le prohibe al marido; el Espíritu Santo, por medio del Apóstol, le da a las mujeres los mismos derechos que a los hombres). 12 Y a los demás yo digo, no el Señor (¡No significa que no es inspirado! El Apóstol nada más está diciendo que Jesús no dio instrucciones acerca qué hacer con matrimonios mixtos, es decir, “Creyentes e incrédulos”): si algún hermano tiene mujer incrédula (no es Cristiana), y ella consiente en habitar con él, no la despida (tal situación no proporciona motivos de divorcio). 13 Y la mujer que tiene marido incrédulo, y él consiente en habitar con ella, no lo deje (igual que el Versículo anterior). 14 Porque el marido incrédulo es Santificado en la mujer, y la mujer incrédula en el marido (el Creyente, en virtud de ser una sola carne con su cónyuge incrédulo o incrédula, no se considera que está viviendo en una relación ilegal; “Santificado” significa que Dios considera Cristiano el hogar y el matrimonio, sin importar que el uno o la otra sea incrédulo): pues de otra manera vuestros hijos serían inmundos; no obstante ahora son Santos (el Señor lo considera nacido en un hogar Cristiano, a pesar de que la Madre o el Padre es incrédulo). 15 Pero si el incrédulo se separa, sepárese (se refiere al abandono, y el único propósito del abandono es por la Causa de Cristo). Que no es el hermano o la hermana sujeto a servidumbre en semejante caso (nada podía el Creyente hacer para impedir que se marchara el cónyuge incrédulo, y en este caso, el Creyente está libre de volver a casarse): antes bien, Dios nos llamó a la paz. (La esposa o el marido incrédulo que no quiere seguir en el matrimonio destruye la paz creando una situación insostenible.) 16 Porque ¿de dónde sabes, oh mujer, si quizá harás salvo a tu  marido? ¿O de dónde sabes, oh marido, si quizá harás salva a tu mujer? (Se debe hacer  todo lo posible para seguir en el matrimonio, creyendo que con el tiempo el cónyuge incrédulo vendrá al Señor, lo que podría ser su única oportunidad.) 17 Empero cada uno como el Señor le repartió (se refiere a la regla de que las circunstancias de nuestras vidas son reguladas por la Providencia de Dios, y no deben ser cambiadas arbitrariamente por nuestro propio capricho), y como Dios llamó a cada uno, así ande (el Señor asigna nuestro camino, por lo tanto, no intente cambiar la posición a menos que vea que está equivocado, o no haya nada que usted pueda hacer en cuanto al cambio). Y así enseño en todas las Iglesias (estas instrucciones son aplicables a los Creyentes en todas partes y para siempre). 18 ¿Es llamado alguno Circuncidado? (los Judíos) quédese circunciso. ¿Es llamado alguno incircunciso? (los Gentiles) que no se Circuncide. 19 La Circuncisión nada es, y la incircuncisión nada es (Pablo dice que Cristo ha cumplido toda la antigua Ley Levítica, por eso ya no es obligatoria), sino la observancia de los Mandamientos de Dios. (Estos Mandamientos se encuentran en Mat. 22:36-40. Solamente se pueden guardar cuando el Creyente entienda que todo el poder y la fuerza vienen a través de la Cruz, lo que siempre debe ser el Objeto de nuestra Fe. Por lo tanto, da libertad de acción al Espíritu Santo para que obre en nuestras vidas, ayudándonos a hacer lo que tiene que hacerse.) 20 Cada uno en la vocación en que fue llamado, en ella se quede. (La condición o posición en que la persona se encuentra cuando acepta a Cristo, respetando posiciones o ciertos empleos que son honorables.) 21 ¿Eres llamado siendo siervo? no te preocupes (se refiere a un esclavo; el Espíritu Santo puede hacer Su Morada en el corazón de un esclavo como lo puede hacer en cualquiera otra persona): mas también si puedes hacerte libre, procúralo más bien (la libertad como preferencia, si es que se puede obtener; de otro modo, sirva a Dios como un esclavo; los esclavos eran la mayoría de la población en esa época). 22 Porque el que en el Señor es llamado, siendo siervo (esclavo), liberto es del Señor (en el Señor tal persona es libre, a pesar de su posición en la vida; es todo lo que realmente importa): asimismo también el que es llamado, siendo libre, siervo es de Cristo (una persona que no es un esclavo se hace un Esclavo Voluntario de Cristo). 23 Por precio sois comprados (el precio de rescate era la Preciosa Sangre Derramada de Jesús en la Cruz del Calvario); no os hagáis siervos de los hombres. (La Liberación por Jesucristo no sólo nos libera del pecado, sino también del temor del hombre y lo que el hombre puede hacernos.) 24 Cada uno, Hermanos, en lo que es llamado, en esto se quede para con Dios. (La tercera vez que Pablo dice esto [vv. 17, 20]; el Espíritu Santo nos coloca al mismo nivel en el Cristianismo.)VÍRGENES 25 No obstante de las vírgenes no tengo Mandamiento del Señor (el Antiguo Testamento o el Señor en Su Ministerio terrenal no dijo nada acerca de esta cuestión; aún así lo que Él dirá ahora es sin duda alguna inspirado por Dios); mas doy mi parecer, como quien ha alcanzado misericordia del Señor para ser fiel. (Pablo parece implicar aquí que él había sido célibe toda su vida, y el Señor le había dado la Gracia respecto al apetito sexual.) 26 Tengo, pues, esto por bueno en vista de la presente angustia (persecución por Roma), que bueno es al hombre estarse así. (Él se refiere principalmente a los Predicadores y las adversidades que ellos se encontrarían con respecto a “la presente angustia” si tuvieran una familia.) 27 ¿Estás ligado a mujer? no procures soltarte (como se mencionó, él se refiere principalmente a los Predicadores). ¿Estáis suelto de mujer? no busques casarte. (En otras palabras, si usted no está casado, lo mejor sería que se quedara así. Pero entienda que Pablo se refería sólo de esa época en concreto, lo que también tendría que ver con cierto porvenir.) 28 Mas también si tomares mujer, no pecaste (se refiere a los hombres cuyas mujeres los habían abandonado debido a su aceptación de Cristo y la Predicación del Evangelio; no es pecado volver a casarse para aquel hombre [o mujer]); y si la doncella se casare, no pecó (se refiere a las señoritas que tenían en mente seguir solteras por el resto de sus vidas, pero luego resulta que se enamoran de un joven, etc.). Pero aflicción de carne tendrán los tales (“la presente  angustia,” es decir, “la persecución”): mas yo os dejo. (¡Si él puede, quiere salvarlos de ciertos problemas!)CRISTIANOS CASADOS 29 Esto empero digo, Hermanos, que el tiempo es corto (hay que aprovechar el tiempo que tenemos y no agobiarnos sin necesidad, de ese modo, haciendo difícil nuestra vida para el Señor): lo que resta es, que los que tienen mujeres sean como los que no las tienen (los Cristianos han de estar relajados en cuanto al interés terrenal; el Señor debe ser primero en todo); 30 Y los que lloran, como los que no lloran (todo lo terrenal es pasajero; ¡hay que recordar esto!); y los que se regocijan, como los que no se regocijan; y los que compran, como los que no poseen; 31 Y los que usan de este mundo, como los que no lo usan plenamente (sólo estamos de paso): porque la apariencia de este mundo se pasa (es como un vapor que se esfuma, por eso, los Cristianos no debieran aferrarse en ello).LAS RESPONSABILIDADES 32 Quisiera, pues, que estuvieseis sin congoja (no hay que estar agobiados de preocupación). El soltero tiene cuidado de las cosas que son del Señor, cómo ha de agradar al Señor (se refiere otra vez a los Predicadores del Evangelio, y sobre todo considerando “la presente angustia”): 33 Empero el que se casó tiene cuidado de las cosas que son del mundo, cómo ha de agradar a su mujer. (De nuevo, “la angustia presente” concernía lo que Nerón estuvo a punto de hacer, lo que resultaría en que muchos Cristianos perderían sus vidas.) 34 Hay asimismo diferencia entre la casada y la doncella (concierne sólo la manera de disponibilidad por el Señor). La doncella tiene cuidado de las cosas del Señor, para ser Santa así en el cuerpo como en el espíritu (Pablo no le está hablando a todas las mujeres Cristianas, sólo a aquellas que son llamadas al Ministerio, y más expresamente sólo a aquellas para las cuales sería la Voluntad de Dios): mas la casada tiene cuidado de las cosas del mundo, cómo ha de agradar a su marido. (¡Realmente quiere decir que su interés está dividido entre el Señor y su marido, mientras que la de una mujer soltera es sólo del Señor, o al menos se supone que deba ser así!) 35 Esto empero digo para vuestro provecho; no para echaros lazo (sus palabras no son obligatorias, pero tienen la intención de servir como consejos e instrucción; toda persona debe buscar al Señor con respecto a su propia vida y Ministerio), sino para lo honesto y decente, y para que sin impedimento os lleguéis al Señor (cual sea la Voluntad del Señor en cada caso individual). 36 Mas si a alguno parece que no está obrando correctamente con su hija virgen (no se refiere a una novia como lo indica aquí, sino más bien el Padre de esta doncella), que pase ya de edad (se consideraba que tenía veinte años en ese momento; por eso, debían ya permitirle que tomara su propia decisión con respecto al matrimonio, etc.), y que así conviene que se haga, haga lo que quisiere, no peca (por ser ya su hija una adulta, ella tiene la libertad de tomar sus propias decisiones, y el Padre ya no es el responsable): cásese. 37 Pero el que está firme en su corazón, y no tiene necesidad (la hija no desea casarse; por lo tanto, el Padre podía seguir dedicándose a ella), sino que tiene libertad de su voluntad, y determinó en su corazón esto, el guardar su hija virgen, bien hace (le concierne al Padre la dedicación de ella al Señor, lo cual es también el deseo de ella, con el entendimiento que él la mantendría por toda su vida). 38 Así que el que la da en casamiento, bien hace (si es lo que ella quiere); y el que no la da en casamiento, hace mejor (no tiene la intención de declarar que es mejor moralmente, sino más bien “mejor con relación a la Obra de Dios”).VIUDAS CRISTIANAS 39 La mujer casada está atada a la ley mientras vive su marido; mas si su marido muriere, libre es, cásese con quien quisiere; con tal que sea en el Señor (casarse con otro Cristiano). 40 Empero más venturosa será si se quedare así, según mi consejo (permanece soltera): y pienso que también yo tengo Espíritu de Dios (pone el consejo de Pablo fuera de la esfera del juicio humano y dentro de la esfera del Divino).


Primera Corintios Capítulo 13: 
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor. 


Hebreos 10:35-12:4 
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté,  David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre. 


Romanos 8: 
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, los que no vivan según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los   muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupci 
ón que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

Labels: , , , , , , , , , , , , , , ,

0 Comments:

Post a Comment

Subscribe to Post Comments [Atom]

<< Home