30 December 2022

El 30 de diciembre Lectura Bíblica Diaria

Mensaje de la Cruz - Capítulo 4

Sonidos del aire libre



El 30 de diciembre Lectura Bíblica Diaria:  

2 Crónicas 10-12:
10 Roboam fue a Siquem, porque en Siquem se había reunido todo Israel para hacerlo rey. Y cuando lo oyó Jeroboam hijo de Nabat, el cual estaba en Egipto, adonde había huido a causa del rey Salomón, volvió de Egipto. Y enviaron y le llamaron. Vino, pues, Jeroboam, y todo Israel, y hablaron a Roboam, diciendo: Tu padre agravó nuestro yugo; ahora alivia algo de la dura servidumbre y del pesado yugo con que tu padre nos apremió, y te serviremos. Y él les dijo: Volved a mí de aquí a tres días. Y el pueblo se fue. Entonces el rey Roboam tomó consejo con los ancianos que habían estado delante de Salomón su padre cuando vivía, y les dijo: ¿Cómo aconsejáis vosotros que responda a este pueblo? Y ellos le contestaron diciendo: Si te condujeres humanamente con este pueblo, y les agradares, y les hablares buenas palabras, ellos te servirán siempre. Mas él, dejando el consejo que le dieron los ancianos, tomó consejo con los jóvenes que se habían criado con él, y que estaban a su servicio. Y les dijo: ¿Qué aconsejáis vosotros que respondamos a este pueblo, que me ha hablado, diciendo: Alivia algo del yugo que tu padre puso sobre nosotros? Entonces los jóvenes que se habían criado con él, le contestaron: Así dirás al pueblo que te ha hablado diciendo: Tu padre agravó nuestro yugo, mas tú disminuye nuestra carga. Así les dirás: Mi dedo más pequeño es más grueso que los lomos de mi padre. Así que, si mi padre os cargó de yugo pesado, yo añadiré a vuestro yugo; mi padre os castigó con azotes, y yo con escorpiones. Vino, pues, Jeroboam con todo el pueblo a Roboam al tercer día, según el rey les había mandado diciendo: Volved a mí de aquí a tres días. Y el rey les respondió ásperamente; pues dejó el rey Roboam el consejo de los ancianos, y les habló conforme al consejo de los jóvenes, diciendo: Mi padre hizo pesado vuestro yugo, pero yo añadiré a vuestro yugo; mi padre os castigó con azotes, mas yo con escorpiones. Y no escuchó el rey al pueblo; porque la causa era de Dios, para que Jehová cumpliera la palabra que había hablado por Ahías silonita a Jeroboam hijo de Nabat. Y viendo todo Israel que el rey no les había oído, respondió el pueblo al rey, diciendo: ¿Qué parte tenemos nosotros con David? No tenemos herencia en el hijo de Isaí. ¡Israel, cada uno a sus tiendas! ¡David, mira ahora por tu casa! Así se fue todo Israel a sus tiendas. Mas reinó Roboam sobre los hijos de Israel que habitaban en las ciudades de Judá. Envió luego el rey Roboam a Adoram, que tenía cargo de los tributos; pero le apedrearon los hijos de Israel, y murió. Entonces se apresuró el rey Roboam, y subiendo en su carro huyó a Jerusalén. Así se apartó Israel de la casa de David hasta hoy. 11 Cuando vino Roboam a Jerusalén, reunió de la casa de Judá y de Benjamín a ciento ochenta mil hombres escogidos de guerra, para pelear contra Israel y hacer volver el reino a Roboam. Mas vino palabra de Jehová a Semaías varón de Dios, diciendo: Habla a Roboam hijo de Salomón, rey de Judá, y a todos los israelitas en Judá y Benjamín, diciéndoles: Así ha dicho Jehová: No subáis, ni peleéis contra vuestros hermanos; vuélvase cada uno a su casa, porque yo he hecho esto. Y ellos oyeron la palabra de Jehová y se volvieron, y no fueron contra Jeroboam. Y habitó Roboam en Jerusalén, y edificó ciudades para fortificar a Judá. Edificó Belén, Etam, Tecoa, Bet-sur, Soco, Adulam, Gat, Maresa, Zif, Adoraim, Laquis, Azeca, Zora, Ajalón y Hebrón, que eran ciudades fortificadas de Judá y Benjamín. Reforzó también las fortalezas, y puso en ellas capitanes, y provisiones, vino y aceite; y en todas las ciudades puso escudos y lanzas. Las fortificó, pues, en gran manera; y Judá y Benjamín le estaban sujetos. Y los sacerdotes y levitas que estaban en todo Israel, se juntaron a él desde todos los lugares donde vivían. Porque los levitas dejaban sus ejidos y sus posesiones, y venían a Judá y a Jerusalén; pues Jeroboam y sus hijos los excluyeron del ministerio de Jehová. Y él designó sus propios sacerdotes para los lugares altos, y para los demonios, y para los becerros que él había hecho. Tras aquellos acudieron también de todas las tribus de Israel los que habían puesto su corazón en buscar a Jehová Dios de Israel; y vinieron a Jerusalén para ofrecer sacrificios a Jehová, el Dios de sus padres. Así fortalecieron el reino de Judá, y confirmaron a Roboam hijo de Salomón, por tres años; porque tres años anduvieron en el camino de David y de Salomón. Y tomó Roboam por mujer a Mahalat hija de Jerimot, hijo de David y de Abihail hija de Eliab, hijo de Isaí, la cual le dio a luz estos hijos: Jeús, Semarías y Zaham. Después de ella tomó a Maaca hija de Absalón, la cual le dio a luz Abías, Atai, Ziza y Selomit. Pero Roboam amó a Maaca hija de Absalón sobre todas sus mujeres y concubinas; porque tomó dieciocho mujeres y sesenta concubinas, y engendró veintiocho hijos y sesenta hijas. Y puso Roboam a Abías hijo de Maaca por jefe y príncipe de sus hermanos, porque quería hacerle rey. Obró sagazmente, y esparció a todos sus hijos por todas las tierras de Judá y de Benjamín, y por todas las ciudades fortificadas, y les dio provisiones en abundancia, y muchas mujeres. 12 Cuando Roboam había consolidado el reino, dejó la ley de Jehová, y todo Israel con él. Y por cuanto se habían rebelado contra Jehová, en el quinto año del rey Roboam subió Sisac rey de Egipto contra Jerusalén, con mil doscientos carros, y con sesenta mil hombres de a caballo; mas el pueblo que venía con él de Egipto, esto es, de libios, suquienos y etíopes, no tenía número. Y tomó las ciudades fortificadas de Judá, y llegó hasta Jerusalén. Entonces vino el profeta Semaías a Roboam y a los príncipes de Judá, que estaban reunidos en Jerusalén por causa de Sisac, y les dijo: Así ha dicho Jehová: Vosotros me habéis dejado, y yo también os he dejado en manos de Sisac. Y los príncipes de Israel y el rey se humillaron, y dijeron: Justo es Jehová. Y cuando Jehová vio que se habían humillado, vino palabra de Jehová a Semaías, diciendo: Se han humillado; no los destruiré; antes los salvaré en breve, y no se derramará mi ira contra Jerusalén por mano de Sisac. Pero serán sus siervos, para que sepan lo que es servirme a mí, y qué es servir a los reinos de las naciones. Subió, pues, Sisac rey de Egipto a Jerusalén, y tomó los tesoros de la casa de Jehová, y los tesoros de la casa del rey; todo lo llevó, y tomó los escudos de oro que Salomón había hecho. Y en lugar de ellos hizo el rey Roboam escudos de bronce, y los entregó a los jefes de la guardia, los cuales custodiaban la entrada de la casa del rey. Cuando el rey iba a la casa de Jehová, venían los de la guardia y los llevaban, y después los volvían a la cámara de la guardia. Y cuando él se humilló, la ira de Jehová se apartó de él, para no destruirlo del todo; y también en Judá las cosas fueron bien. Fortalecido, pues, Roboam, reinó en Jerusalén; y era Roboam de cuarenta y un años cuando comenzó a reinar, y diecisiete años reinó en Jerusalén, ciudad que escogió Jehová de todas las tribus de Israel para poner en ella su nombre. Y el nombre de la madre de Roboam fue Naama amonita. E hizo lo malo, porque no dispuso su corazón para buscar a Jehová. Las cosas de Roboam, primeras y postreras, ¿no están escritas en los libros del profeta Semaías y del vidente Iddo, en el registro de las familias? Y entre Roboam y Jeroboam hubo guerra constante. Y durmió Roboam con sus padres, y fue sepultado en la ciudad de David; y reinó en su lugar Abías su hijo.

Salmo 81:
Canten alegres a Dios, nuestra fortaleza; ¡aclamen con regocijo al Dios de Jacob! ¡Entonen salmos! ¡Toquen ya la pandereta, la lira y el arpa melodiosa! Toquen el cuerno de carnero en la luna nueva, y en la luna llena, día de nuestra fiesta. Éste es un decreto para Israel, una ordenanza del Dios de Jacob. Lo estableció como un pacto con José cuando salió de la tierra de Egipto. Escucho un idioma que no entiendo: "Te he quitado la carga de los hombros; tus manos se han librado del pesado cesto. En tu angustia me llamaste, y te libré; oculto en el nubarrón te respondí; en las aguas de Meribá te puse a prueba. Selah. "Escucha, pueblo mío, mis advertencias; ¡ay Israel, si tan sólo me escucharas! No tendrás ningún dios extranjero, ni te inclinarás ante ningún dios extraño. Yo soy el Señor tu Dios, que te sacó de la tierra de Egipto. Abre bien la boca, y te la llenaré. "Pero mi pueblo no me escuchó; Israel no quiso hacerme caso. Por eso los abandoné a su obstinada voluntad, para que actuaran como mejor les  pareciera. "Si mi pueblo tan sólo me escuchara, si Israel quisiera andar por mis caminos, ¡cuán pronto sometería yo a sus enemigos, y volvería mi mano contra sus adversarios! Los que aborrecen al Señor se rendirían ante él, pero serían eternamente castigados. Y a ti te alimentaría con lo mejor del trigo; con miel de la peña te saciaría."



Proverbios 7:
Hijo mío, pon en práctica mis palabras y atesora mis mandamientos. Cumple con mis mandatos, y vivirás; cuida mis enseñanzas como a la niña de tus ojos. Llévalos atados en los dedos; anótalos en la tablilla de tu corazón. Di a la sabiduría: "Tú eres mi hermana", y a la inteligencia: "Eres de mi sangre." Ellas te librarán de la mujer ajena, de la adúltera y de sus palabras seductoras. Desde la ventana de mi casa miré a través de la celosía. Me puse a ver a los inexpertos, y entre los jóvenes observé a uno de ellos falto de juicio. Cruzó la calle, llegó a la esquina, y se encaminó hacia la casa de esa mujer. Caía la tarde. Llegaba el día a su fin. Avanzaban las sombras de la noche. De pronto la mujer salió a su encuentro, con toda la apariencia de una prostituta y con solapadas intenciones. (Como es escandalosa y descarada, nunca hallan sus pies reposo en su casa. Unas veces por las calles, otras veces por las plazas, siempre está al acecho en cada esquina.) Se prendió de su cuello, lo besó, y con todo descaro le dijo: "Tengo en mi casa sacrificios de comunión, pues hoy he cumplido mis votos. Por eso he  venido a tu encuentro; te buscaba, ¡y ya te he encontrado! Sobre la cama he tendido multicolores linos egipcios. He perfumado mi lecho con aroma de mirra, áloe y canela. Ven, bebamos hasta el fondo la copa del amor; ¡disfrutemos del amor hasta el amanecer! Mi esposo no está en casa, pues ha emprendido un largo viaje. Se ha llevado consigo la bolsa del dinero, y no regresará hasta el día de luna llena." Con palabras persuasivas lo convenció; con lisonjas de sus labios lo sedujo. Y él en seguida fue tras ella, como el buey que va camino al matadero; como el ciervo que cae en la trampa, hasta que una flecha le abre las entrañas; como el ave que se lanza contra la red, sin saber que en ello le va la vida. Así que, hijo mío, escúchame; presta atención a mis palabras. No desvíes tu corazón hacia sus sendas, ni te extravíes por sus caminos, pues muchos han muerto por su causa; sus víctimas han sido innumerables. Su casa lleva derecho al sepulcro; ¡conduce al reino de la muerte!



El Libro de Primera Corintios Capítulo 11 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:
LA PRIMERA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS CORINTIOS

CAPÍTULO 11
(59 d.C.)
ADMONICIÓN

SED seguidores (imitadores) de mi ejemplo, así como yo de Cristo. (Los que imitan a Cristo tienen el derecho de pedir a los demás que les imiten.)
2 Y os alabo, Hermanos, que en todo os acordáis de mí (Pablo estaba dando gracias a los Corintios por haber pedido su Consejo), y retenéis las Instrucciones mías, de la manera que os enseñé (el Cuerpo entero de la Verdad del Evangelio).
3 Mas quiero que sepáis, que Cristo es la Cabeza de todo varón (se refiere a la autoridad); y el varón es la Cabeza de la mujer (pertenece al modelo creador); y Dios la Cabeza de Cristo (se refiere a dos personas separadas y distintas [I Tim. 2:5]).

REGULACIONES

4 Todo varón que ora o Profetiza (se refiere al Don de la Profecía o de la Predicación [I Cor. 12:10]) cubierta la cabeza, afrenta su Cabeza (deshonra a Cristo; describe una cubierta de otra manera que Cristo).
5 Mas toda mujer que ora o Profetiza (las mujeres oraron y Predicaron en la Iglesia, o por dondequiera) no cubierta su cabeza, afrenta su Cabeza (describe el hecho de que, debido al modelo de la Creación, la mujer debe tener cabello largo, por lo menos más largo que el del hombre): porque lo mismo eso sería como si se hubiera rapado la cabeza. (Algunas mujeres en esa época se hacían afeitar sus cabezas como castigo de prostitución o de adulterio. El Apóstol está diciendo que las mujeres Cristianas no deben insistir por sus derechos hasta llegar al extremo en que llegan a parecerse como lo peor del mundo.)
6 Porque si la mujer no se cubre la cabeza, que se corte todo el cabello (en efecto, dice, “si la mujer quiere llevar el pelo corto como un hombre, ¿por qué no ir hasta el final y raparse?”): y si es deshonroso a la mujer cortarse o raerse el cabello, que se cubra. (Si ella no quiere parecer como adúltera, permítale que se cubra, es decir, “tener cabello largo.”)
7 Porque el varón no ha de cubrir la cabeza (durante la oración o la Predicación), porque es Imagen y Gloria de Dios: mas la mujer es Gloria del varón. (Se refiere al hecho de que Eva no era “la Imagen y Gloria de Dios” en el mismo sentido que Adán.)
8 Porque el varón no es de la mujer (Adán en ninguna manera fue derivado de la mujer); sino la mujer del varón. (En realidad, la mujer fue derivada del hombre por el Poder de Dios.)
9 Porque tampoco el varón fue creado por causa de la mujer; sino la mujer por causa del varón. (Probablemente debiera traducirse, “porque también el hombre no fue creado a causa de la mujer; al contrario, la mujer a causa del hombre.”)
10 Por lo cual (de nuevo se refiere al modelo creador de que “la mujer es para el hombre”), la mujer debe tener señal de potestad sobre su cabeza (cabello largo, es decir, “autoridad”), por causa de los Ángeles. (Tiene que ver con la sumisión de ella al Plan de Dios como un recuerdo constante a los Ángeles caídos, quienes se rebelaron contra el Plan de Dios y la Revolución encabezada por Lucifer, lo que sucedió mucho antes de Adán.)
11 Mas ni el varón sin la mujer (necesita la mujer), ni la mujer sin el varón (la mujer también necesita al hombre), en el Señor. (Ésta es la manera que el Señor creó el modelo original, y exige que se continúe.)
12 Porque como la mujer es del varón (Eva fue creada originariamente de Adán [Gén. 2:21-22]), así también el varón es por la mujer (por medio del nacimiento natural); empero todo de Dios. (Todo está en equilibrio, que significa que el hombre no es más importante que la mujer, ni la mujer más que el hombre.)
13 Juzgad vosotros mismos (se refiere al sentido común): ¿es apropiado que la mujer ore a Dios sin cubrirse la cabeza? (No se refiere tanto a un sombrero como al cabello largo, o por lo menos al cabello que es más largo que el del hombre.)
14 La misma naturaleza ¿no os enseña que para el hombre es deshonra tener cabello largo? (Un hombre que lleva el cabello largo, en realidad no está de acuerdo con la naturaleza del hombre.)
15 Por el contrario, a la mujer dejarse crecer el cabello le es honroso (es una manera de decir que tal manifiesta la sumisión voluntaria de la mujer a la Voluntad de Dios): porque en lugar de velo le es dado el cabello. (Señala a la idea de que el hombre es la cabeza o la cubierta de protección de la mujer bajo Cristo.)
16 Con todo eso, si alguno parece ser contencioso (se refiere tanto a los hombres como a las mujeres, quienes insistían en no comportarse bien), nosotros no tenemos tal costumbre (no tenemos costumbre aparte de lo que he dicho), ni las Iglesias de Dios. (Lo que he dicho está cumpliéndose en todas las otras Iglesias.)

DIVISIONES

17 Esto empero os denuncio, que no alabo (lo que él está por decir), que no por mejor sino por peor os juntáis. (Se refiere a los Cultos de la Iglesia. Se dirigían los cultos de manera que no daban Gloria a Dios.)
18 Porque lo primero, cuando os juntáis en la Iglesia, oigo que hay entre vosotros divisiones (estas “divisiones” no surgieron debido a la Doctrina, por lo menos en ese momento, sino de conceptos sociológicos); y en parte lo creo. (Él detestaba creer en lo peor, aunque el Testimonio fuera bueno.)
19 Porque preciso es que haya entre vosotros aun herejías (es una diferencia de la Palabra de Dios), para que los que son probados se manifiesten entre vosotros. (Aquellos que eran prósperos, estaban afirmando que ellos eran “aprobados.” ¿No le suena?)

LA CENA DEL SEÑOR

20 Cuando pues os juntáis en uno (la Asamblea de Creyentes), esto no es comer la Cena del Señor. (Tiene referencia al hecho de que ellos probablemente así la llamaron, pero por la manera en que aconteció no fue reconocido así por el Espíritu Santo.)
21 Porque cada uno toma antes para comer su propia cena (algunos traían cenas espléndidas): y el uno tiene hambre (algunos eran esclavos, y no tenían nada que traer), y el otro está embriagado (quiere decir borracho).
22 ¿Pues qué? (Demuestra la indignación del Apóstol.) ¿No tenéis casas en que comáis y bebáis? (Fue dirigido hacia los ricos.) ¿O menospreciáis la Iglesia de Dios, y avergonzáis a los que no tienen? (Los más pobres eran avergonzados por su pobreza en medio de la abundancia, de la cual poco o nada le ofrecieron a ellos.) ¿Qué os diré?  ¿Os alabaré? En esto no os alabo. (Parece que él se pregunta, “¿se da cuenta esta gente de lo que está haciendo?”)
23 Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado (las instrucciones que él está por dar concerniente a la Cena del Señor), Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan (se recuerda de la ocasión sagrada):
24 Y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo, Tomad, comed (lo notable de esto es la interpretación que nuestro Señor da): esto es Mi Cuerpo que por vosotros es partido (tiene la intención de simbolizar la Muerte de Cristo en la Cruz): haced esto en memoria de Mí. (Expone al Creyente, en efecto, participando del Sacrificio por Fe. En breve, este es el significado del Nuevo Pacto.)
25 Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo, Esta copa es el Nuevo Pacto en Mi Sangre (el Nuevo Pacto será ratificado por el derramamiento de la Propia Sangre de Jesús, la cual satisfacerá para siempre la deuda del pecado): haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de Mí (jamás olvidar lo que Él hizo por nosotros, refiriendo a la Cruz).
26 Porque todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa (gestos simbólicos), la muerte del Señor anunciáis hasta que venga. (Tiene la intención de proclamar no solamente el Sacrificio Expiatorio que es necesario para nuestra Salvación, sino además la causa actual de nuestra victoria continua en la vida.)
27 De manera que, cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor indignamente (nos dice enfáticamente que esto se puede hacer, y se hace constantemente, me temo que es cierto), será culpado del Cuerpo y de la Sangre del Señor (en peligro de Juicio, sujeto a Juicio).
28 Por tanto, examínese cada uno a sí mismo (examina su Fe en relación a lo que es su  objeto real), y coma así de aquel pan, y beba de aquella copa (después de un examen cuidadoso).
29 Porque el que come y bebe indignamente, juicio come y bebe para sí (no necesariamente quiere decir la pérdida del alma, sino más bien castigos temporales, los cuales pueden llegar a ser mucho más serios), no discerniendo el Cuerpo del Señor. (No discernir apropiadamente la Cruz se refiere a una falta de entendimiento con respecto a la Cruz. Todo eso nos dice que cada cosa que tenemos del Señor, nos viene a nosotros exclusivamente por medio de la Cruz de Cristo. Si no entendemos esto, no estamos “discerniendo el Cuerpo del Señor” correctamente.)
30 Por lo cual (al no discernir el Cuerpo del Señor correctamente) hay muchos (un número considerable) enfermos y debilitados entre vosotros (la causa de mucha enfermedad entre los Cristianos), y muchos duermen. (Quiere decir que muchos Cristianos mueren antes de tiempo. No pierden sus almas, pero acortan la duración de sus vidas. No obstante, nos demuestra, y yo así lo creo seriamente, cuan importante es entender la Cruz correctamente.)
31 Que si nos examinásemos a nosotros mismos (tenemos que examinarnos constantemente, para ver si nuestra Fe está apropiadamente en la Cruz de Cristo), cierto no seríamos juzgados (con la enfermedad y aun con la muerte prematura).
32 Mas siendo juzgados (por el Señor, porque rehusamos juzgarnos a nosotros mismos), somos castigados del Señor (la disciplina Divina), para que no seamos condenados con el mundo (perder nuestra alma).
33 Así que, Hermanos míos, cuando os juntáis a comer, esperaos unos a otros. (Todos deben compartir, y compartir por igual.)
34 Si alguno tuviere hambre, coma en su casa (los ricos deben preparar sus comidas suntuosas en la casa, pero no en el contexto de la asamblea reunida en donde algunos “no tienen nada”); porque no os juntéis para juicio. (Se refiere a esta “fiesta de amor” convirtiéndose en un perjuicio en lugar de una Bendición. Yo creo, que de seguro le hicieron caso a la admonición de Pablo después de esa advertencia.) Las demás cosas ordenaré cuando llegare (probablemente se necesitaba dar otras instrucciones).




Primera Corintios Capítulo 13:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.


Hebreos 10:35-12:4
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté,  David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.


Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, los que no vivan según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los   muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

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