El 13 de octubre Lectura Bíblica Diaria
Mensaje de la Cruz de Cristo Jesús-Capítulo-1
Números 26-28:
26 Aconteció después de la mortandad, que Jehová habló a Moisés y a Eleazar hijo del sacerdote Aarón, diciendo: Tomad el censo de toda la congregación de los hijos de Israel, de veinte años arriba, por las casas de sus padres, todos los que pueden salir a la guerra en Israel. Y Moisés y el sacerdote Eleazar hablaron con ellos en los campos de Moab, junto al Jordán frente a Jericó, diciendo: Contaréis el pueblo de veinte años arriba, como mandó Jehová a Moisés y a los hijos de Israel que habían salido de tierra de Egipto. Rubén, primogénito de Israel; los hijos de Rubén: de Enoc, la familia de los enoquitas; de Falú, la familia de los faluitas; de Hezrón, la familia de los hezronitas; de Carmi, la familia de los carmitas. Estas son las familias de los rubenitas; y fueron contados de ellas cuarenta y tres mil setecientos treinta. Los hijos de Falú: Eliab. Y los hijos de Eliab: Nemuel, Datán y Abiram. Estos Datán y Abiram fueron los del consejo de la congregación, que se rebelaron contra Moisés y Aarón con el grupo de Coré, cuando se rebelaron contra Jehová; y la tierra abrió su boca y los tragó a ellos y a Coré, cuando aquel grupo murió, cuando consumió el fuego a doscientos cincuenta varones, para servir de escarmiento. Mas los hijos de Coré no murieron. Los hijos de Simeón por sus familias: de Nemuel, la familia de los nemuelitas; de Jamín, la familia de los jaminitas; de Jaquín, la familia de los jaquinitas; de Zera, la familia de los zeraítas; de Saúl, la familia de los saulitas. Estas son las familias de los simeonitas, veintidós mil doscientos. Los hijos de Gad por sus familias: de Zefón, la familia de los zefonitas; de Hagui, la familia de los haguitas; de Suni, la familia de los sunitas; de Ozni, la familia de los oznitas; de Eri, la familia de los eritas; de Arod, la familia de los aroditas; de Areli, la familia de los arelitas. Estas son las familias de Gad; y fueron contados de ellas cuarenta mil quinientos. Los hijos de Judá: Er y Onán; y Er y Onán murieron en la tierra de Canaán. Y fueron los hijos de Judá por sus familias: de Sela, la familia de los selaítas; de Fares, la familia de los faresitas; de Zera, la familia de los zeraítas. Y fueron los hijos de Fares: de Hezrón, la familia de los hezronitas; de Hamul, la familia de los hamulitas. Estas son las familias de Judá, y fueron contados de ellas setenta y seis mil quinientos. Los hijos de Isacar por sus familias; de Tola, la familia de los tolaítas; de Fúa, la familia de los funitas; de Jasub, la familia de los jasubitas; de Simrón, la familia de los simronitas. Estas son las familias de Isacar, y fueron contados de ellas sesenta y cuatro mil trescientos. Los hijos de Zabulón por sus familias: de Sered, la familia de los sereditas; de Elón, la familia de los elonitas; de Jahleel, la familia de los jahleelitas. Estas son las familias de los zabulonitas, y fueron contados de ellas sesenta mil quinientos. Los hijos de José por sus familias: Manasés y Efraín. Los hijos de Manasés: de Maquir, la familia de los maquiritas; y Maquir engendró a Galaad; de Galaad, la familia de los galaaditas. Estos son los hijos de Galaad: de Jezer, la familia de los jezeritas; de Helec, la familia de los helequitas; de Asriel, la familia de los asrielitas; de Siquem, la familia de los siquemitas; de Semida, la familia de los semidaítas; de Hefer, la familia de los heferitas. Y Zelofehad hijo de Hefer no tuvo hijos sino hijas; y los nombres de las hijas de Zelofehad fueron Maala, Noa, Hogla, Milca y Tirsa. Estas son las familias de Manasés; y fueron contados de ellas cincuenta y dos mil setecientos. Estos son los hijos de Efraín por sus familias: de Sutela, la familia de los sutelaítas; de Bequer, la familia de los bequeritas; de Tahán, la familia de los tahanitas. Y estos son los hijos de Sutela: de Erán, la familia de los eranitas. Estas son las familias de los hijos de Efraín; y fueron contados de ellas treinta y dos mil quinientos. Estos son los hijos de José por sus familias. Los hijos de Benjamín por sus familias: de Bela, la familia de los belaítas; de Asbel, la familia de los asbelitas; de Ahiram, la familia de los ahiramitas; de Sufam, la familia de los sufamitas; de Hufam, la familia de los hufamitas. Y los hijos de Bela fueron Ard y Naamán: de Ard, la familia de los arditas; de Naamán, la familia de los naamitas. Estos son los hijos de Benjamín por sus familias; y fueron contados de ellos cuarenta y cinco mil seiscientos. Estos son los hijos de Dan por sus familias: de Súham, la familia de los suhamitas. Estas son las familias de Dan por sus familias. De las familias de los suhamitas fueron contados sesenta y cuatro mil cuatrocientos. Los hijos de Aser por sus familias: de Imna, la familia de los imnitas; de Isúi, la familia de los isuitas; de Bería, la familia de los beriaítas. Los hijos de Bería: de Heber, la familia de los heberitas; de Malquiel, la familia de los malquielitas. Y el nombre de la hija de Aser fue Sera. Estas son las familias de los hijos de Aser; y fueron contados de ellas cincuenta y tres mil cuatrocientos. Los hijos de Neftalí, por sus familias: de Jahzeel, la familia de los jahzeelitas; de Guni, la familia de los gunitas; de Jezer, la familia de los jezeritas; de Silem, la familia de los silemitas. Estas son las familias de Neftalí por sus familias; y fueron contados de ellas cuarenta y cinco mil cuatrocientos. Estos son los contados de los hijos de Israel, seiscientos un mil setecientos treinta. Y habló Jehová a Moisés, diciendo: A éstos se repartirá la tierra en heredad, por la cuenta de los nombres. A los más darás mayor heredad, y a los menos menor; y a cada uno se le dará su heredad conforme a sus contados. Pero la tierra será repartida por suerte; y por los nombres de las tribus de sus padres heredarán. Conforme a la suerte será repartida su heredad entre el grande y el pequeño. Los contados de los levitas por sus familias son estos: de Gersón, la familia de los gersonitas; de Coat, la familia de los coatitas; de Merari, la familia de los meraritas. Estas son las familias de los levitas: la familia de los libnitas, la familia de los hebronitas, la familia de los mahlitas, la familia de los musitas, la familia de los coreítas. Y Coat engendró a Amram. La mujer de Amram se llamó Jocabed, hija de Leví, que le nació a Leví en Egipto; ésta dio a luz de Amram a Aarón y a Moisés, y a María su hermana. Y a Aarón le nacieron Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar. Pero Nadab y Abiú murieron cuando ofrecieron fuego extraño delante de Jehová. De los levitas fueron contados veintitrés mil, todos varones de un mes arriba; porque no fueron contados entre los hijos de Israel, por cuanto no les había de ser dada heredad entre los hijos de Israel. Estos son los contados por Moisés y el sacerdote Eleazar, los cuales contaron los hijos de Israel en los campos de Moab, junto al Jordán frente a Jericó. Y entre éstos ninguno hubo de los contados por Moisés y el sacerdote Aarón, quienes contaron a los hijos de Israel en el desierto de Sinaí. Porque Jehová había dicho de ellos: Morirán en el desierto; y no quedó varón de ellos, sino Caleb hijo de Jefone y Josué hijo de Nun. 27 Vinieron las hijas de Zelofehad hijo de Hefer, hijo de Galaad, hijo de Maquir, hijo de Manasés, de las familias de Manasés hijo de José, los nombres de las cuales eran Maala, Noa, Hogla, Milca y Tirsa; y se presentaron delante de Moisés y delante del sacerdote Eleazar, y delante de los príncipes y de toda la congregación, a la puerta del tabernáculo de reunión, y dijeron: Nuestro padre murió en el desierto; y él no estuvo en la compañía de los que se juntaron contra Jehová en el grupo de Coré, sino que en su propio pecado murió, y no tuvo hijos. ¿Por qué será quitado el nombre de nuestro padre de entre su familia, por no haber tenido hijo? Danos heredad entre los hermanos de nuestro padre. Y Moisés llevó su causa delante de Jehová. Y Jehová respondió a Moisés, diciendo: Bien dicen las hijas de Zelofehad; les darás la posesión de una heredad entre los hermanos de su padre, y traspasarás la heredad de su padre a ellas. Y a los hijos de Israel hablarás, diciendo: Cuando alguno muriere sin hijos, traspasaréis su herencia a su hija. Si no tuviere hija, daréis su herencia a sus hermanos; y si no tuviere hermanos, daréis su herencia a los hermanos de su padre. Y si su padre no tuviere hermanos, daréis su herencia a su pariente más cercano de su linaje, y de éste será; y para los hijos de Israel esto será por estatuto de derecho, como Jehová mandó a Moisés. Jehová dijo a Moisés: Sube a este monte Abarim, y verás la tierra que he dado a los hijos de Israel. Y después que la hayas visto, tú también serás reunido a tu pueblo, como fue reunido tu hermano Aarón. Pues fuisteis rebeldes a mi mandato en el desierto de Zin, en la rencilla de la congregación, no santificándome en las aguas a ojos de ellos. Estas son las aguas de la rencilla de Cades en el desierto de Zin. Entonces respondió Moisés a Jehová, diciendo: Ponga Jehová, Dios de los espíritus de toda carne, un varón sobre la congregación, que salga delante de ellos y que entre delante de ellos, que los saque y los introduzca, para que la congregación de Jehová no sea como ovejas sin pastor. Y Jehová dijo a Moisés: Toma a Josué hijo de Nun, varón en el cual hay espíritu, y pondrás tu mano sobre él; y lo pondrás delante del sacerdote Eleazar, y delante de toda la congregación; y le darás el cargo en presencia de ellos. Y pondrás de tu dignidad sobre él, para que toda la congregación de los hijos de Israel le obedezca. El se pondrá delante del sacerdote Eleazar, y le consultará por el juicio del Urim delante de Jehová; por el dicho de él saldrán, y por el dicho de él entrarán, él y todos los hijos de Israel con él, y toda la congregación. Y Moisés hizo como Jehová le había mandado, pues tomó a Josué y lo puso delante del sacerdote Eleazar, y de toda la congregación; y puso sobre él sus manos, y le dio el cargo, como Jehová había mandado por mano de Moisés. 28 Habló Jehová a Moisés, diciendo: Manda a los hijos de Israel, y diles: Mi ofrenda, mi pan con mis ofrendas encendidas en olor grato a mí, guardaréis, ofreciéndomelo a su tiempo. Y les dirás: Esta es la ofrenda encendida que ofreceréis a Jehová: dos corderos sin tacha de un año, cada día, será el holocausto continuo. Un cordero ofrecerás por la mañana, y el otro cordero ofrecerás a la caída de la tarde; y la décima parte de un efa de flor de harina, amasada con un cuarto de un hin de aceite de olivas machacadas, en ofrenda. Es holocausto continuo, que fue ordenado en el monte Sinaí para olor grato, ofrenda encendida a Jehová. Y su libación, la cuarta parte de un hin con cada cordero; derramarás libación de vino superior ante Jehová en el santuario. Y ofrecerás el segundo cordero a la caída de la tarde; conforme a la ofrenda de la mañana y conforme a su libación ofrecerás, ofrenda encendida en olor grato a Jehová. Mas el día de reposo, dos corderos de un año sin defecto, y dos décimas de flor de harina amasada con aceite, como ofrenda, con su libación. Es el holocausto de cada día de reposo, además del holocausto continuo y su libación. Al comienzo de vuestros meses ofreceréis en holocausto a Jehová dos becerros de la vacada, un carnero, y siete corderos de un año sin defecto; y tres décimas de flor de harina amasada con aceite, como ofrenda con cada becerro; y dos décimas de flor de harina amasada con aceite, como ofrenda con cada carnero; y una décima de flor de harina amasada con aceite, en ofrenda que se ofrecerá con cada cordero; holocausto de olor grato, ofrenda encendida a Jehová. Y sus libaciones de vino, medio hin con cada becerro, y la tercera parte de un hin con cada carnero, y la cuarta parte de un hin con cada cordero. Este es el holocausto de cada mes por todos los meses del año. Y un macho cabrío en expiación se ofrecerá a Jehová, además del holocausto continuo con su libación. Pero en el mes primero, a los catorce días del mes, será la pascua de Jehová. Y a los quince días de este mes, la fiesta solemne; por siete días se comerán panes sin levadura. El primer día será santa convocación; ninguna obra de siervos haréis. Y ofreceréis como ofrenda encendida en holocausto a Jehová, dos becerros de la vacada, y un carnero, y siete corderos de un año; serán sin defecto. Y su ofrenda de harina amasada con aceite: tres décimas con cada becerro, y dos décimas con cada carnero; y con cada uno de los siete corderos ofreceréis una décima. Y un macho cabrío por expiación, para reconciliaros. Esto ofreceréis además del holocausto de la mañana, que es el holocausto continuo. Conforme a esto ofreceréis cada uno de los siete días, vianda y ofrenda encendida en olor grato a Jehová; se ofrecerá además del holocausto continuo, con su libación. Y el séptimo día tendréis santa convocación; ninguna obra de siervos haréis. Además, el día de las primicias, cuando presentéis ofrenda nueva a Jehová en vuestras semanas, tendréis santa convocación; ninguna obra de siervos haréis. Y ofreceréis en holocausto, en olor grato a Jehová, dos becerros de la vacada, un carnero, siete corderos de un año; y la ofrenda de ellos, flor de harina amasada con aceite, tres décimas con cada becerro, dos décimas con cada carnero, y con cada uno de los siete corderos una décima; y un macho cabrío para hacer expiación por vosotros. Los ofreceréis, además del holocausto continuo con sus ofrendas, y sus libaciones; serán sin defecto.
Salmo 3:
Proverbios 22:
Vale más la buena fama que las muchas riquezas, y más que oro y plata, la buena reputación. El rico y el pobre tienen esto en común: a ambos los ha creado el Señor. El prudente ve el peligro y lo evita; el inexperto sigue adelante y sufre las consecuencias. Recompensa de la humildad y del temor del Señor son las riquezas, la honra y la vida. Espinas y trampas hay en la senda de los impíos, pero el que cuida su vida se aleja de ellas. Instruye al niño en el camino correcto, y aun en su vejez no lo abandonará. Los ricos son los amos de los pobres; los deudores son esclavos de sus acreedores. El que siembra maldad cosecha desgracias; el Señor lo destruirá con el cetro de su ira. El que es generoso será bendecido, pues comparte su comida con los pobres. Despide al insolente, y se irá la discordia y cesarán los pleitos y los insultos. El que ama la pureza de corazón y tiene gracia al hablar tendrá por amigo al rey. Los ojos del Señor protegen el saber, pero desbaratan las palabras del traidor. "¡Hay un león allá afuera! dice el holgazán. ¡En plena calle me va a hacer pedazos!" La boca de la adúltera es una fosa profunda; en ella caerá quien esté bajo la ira del Señor. La necedad es parte del corazón juvenil, pero la vara de la disciplina la corrige. Oprimir al pobre para enriquecerse, y hacerle regalos al rico, ¡buena manera de empobrecerse! Presta atención, escucha mis palabras; aplica tu corazón a mi conocimiento. Grato es retenerlas dentro de ti, y tenerlas todas a flor de labio. A ti te las enseño en este día, para que pongas tu confianza en el Señor. ¿Acaso no te he escrito treinta dichos que contienen sabios consejos? Son para enseñarte palabras ciertas y confiables, para que sepas responder bien a quien te pregunte. 1 No explotes al pobre porque es pobre, ni oprimas en los tribunales a los necesitados; porque el Señor defenderá su causa, y despojará a quienes los despojen. 2 No te hagas amigo de gente violenta, ni te juntes con los iracundos, no sea que aprendas sus malas costumbres y tú mismo caigas en la trampa. 3 No te comprometas por otros ni salgas fiador de deudas ajenas; porque si no tienes con qué pagar, te quitarán hasta la cama en que duermes. 4 No cambies de lugar los linderos antiguos que establecieron tus antepasados. 5 ¿Has visto a alguien diligente en su trabajo? Se codeará con reyes, y nunca será un Don Nadie.
El Libro de Lucas Capítulo 22 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:
EL SANTO EVANGELIO SEGÚN
SAN LUCAS
CAPÍTULO 22
(33 d.C.)
EL COMPLOT
Y ESTABA cerca el Día de la Fiesta de los Panes Sin Levadura, que se llama la Pascua (comenzaba el 14 de Abril; eran tres Fiestas que se llevaba a cabo durante ese período determinado, "la Pascua, los Panes Sin Levadura y los Primeros Frutos").
2 Y los Principales Sacerdotes y los Escribas buscaban cómo Le matarían (representa la jerarquía religiosa de Israel; es irónico; el mundo no crucificó a Cristo tanto como lo hizo la Iglesia, es decir, "Israel"); mas tenían miedo del pueblo (¡deberían temer a Dios!).
JUDAS ISCARIOTE
3 Y entró Satanás en Judas por sobrenombre Iscariote (indica en el momento actual, aunque Satanás había estado obrando en Judas desde hace mucho tiempo), el cual era uno del número de los Doce (el Espíritu Santo quiso que todos supieran la gran oportunidad que tuvo ese hombre, pero la menospreció);
4 Y fue (Judas) por su propio camino (no era el Camino de Dios), y habló con los Principales Sacerdotes, y con los Magistrados, de cómo se Lo entregaría (declara el hecho más vil que jamás se haya llevado a cabo por el ser humano).
5 Los cuales se alegaron (describe al mal increíble; es más trágico aún cuando se da cuenta que ésta era la Iglesia en la época de Jesús; sin embargo, no ha cambiado; si Cristo estuviera aquí ahora, la religión institucionalizada haría la misma cosa que se hizo en esa época), y concertaron de darle dinero (treinta piezas de plata, el precio de un esclavo).
6 Y prometió, y buscaba oportunidad para entregarle a ellos sin bulla (tenían que llevar a cabo esta acción cuando Él estaba Solo, o por lo menos en la presencia de Sus Discípulos solamente; Judas prometió prever esta oportunidad).
LA PASCUA
7 Y vino el Día de los Panes Sin Levadura, en el cual era necesario matar la Pascua (Jesús, la Pascua de Dios, tenía que ser sacrificado porque fue predicho en Las Escrituras; sólo Su Muerte Expiatoria podía expiar el pecado del hombre; todos los cuatro Evangelios registran con mucho detalle Su Muerte, aunque solamente dos registran en breve Su Nacimiento).
8 Y Él envió a Pedro y a Juan, diciendo (tenía que ver con la preparación de la Pascua, la cual constituyó la Última Cena), Id y preparadnos la Pascua, para que comamos (quiere decir que Pedro y Juan que representaban el grupo Apostólico, llevaron un cordero al Templo donde lo mataron).
9 Y ellos Le dijeron, ¿Dónde quieres que preparemos? (Por ahora, no se sabía dónde iban a comer la Pascua. De hecho, Jesús comió la Pascua un día antes.)
10 Y Él les dijo, He aquí, cuando entrareis en la ciudad, os encontrará un hombre, que lleva un cántaro de agua (en aquellos días, los hombres muy poco llevaban cántaros de agua, esta tarea estaba reservada para las mujeres; en consecuencia, sería muy fácil de divisarlo); seguidle hasta la casa donde entrare (sería el lugar en donde se celebraría la Pascua; algunos creen que era la casa de Juan Marcos, quien escribió el Evangelio que lleva su nombre).
11 Y decid al padre de la familia de la casa, El Maestro te dice, ¿Dónde está el aposento donde tengo que comer la Pascua con Mis Discípulos? (Si ha de notar, Jesús no pidió permiso; porque los Reyes mandan en lugar de pedir.)
12 Entonces él os mostrará un gran aposento aderezado (preparado): preparad allí (sería muy posible que es el mismo "aposento" de Hechos 1:13, y muy probable era el mismo).
13 Fueron pues, y hallaron como les había dicho (siempre sería el caso con respecto a cualquier cosa que Él nos ha hablado): y prepararon la Pascua (quiere decir que ellos prepararon el cordero para asarlo, así como la preparación de los panes sin levadura, etc.).
LA CENA DEL SEÑOR
14 Y cuando fue hora (un poco después de la puesta del sol, que era el día Miércoles, por lo menos según como Israel calculaba la hora), se sentó a la mesa, y con Él los Apóstoles (incluyendo a Judas como es obvio).
15 Y les dijo, En gran manera he deseado comer con vosotros esta Pascua antes que padezca (simbólico del Nuevo Convenio como resultado de lo que Él sufriría a través de la Cruz):
16 Porque os digo, Que no comeré más de ella (ésta sería la última Pascua, por lo menos lo que Dios reconocería, porque Jesús, Quien en realidad era la Pascua, cumpliría todos los requisitos en la Cruz), hasta que se cumpla en el Reino de Dios (aunque el precio fue pagado en el Calvario, aún así, todo lo que la Redención proporciona aún no se ha recibido, pero se recibirá en la Resurrección de Vida [I Cor. 15:49-58]).
17 Y tomando el vaso, y habiendo dado gracias (desde luego un vaso muy grande), dijo, Tomad esto, y partidlo entre vosotros (se vertió una porción pequeña para cada uno):
18 Porque os digo, Que no beberé más del fruto de la vid, hasta que el Reino de Dios venga (lo mismo como el Versículo 16).
19 Y tomando el pan, y habiendo dado gracias, y lo partió, y les dio, diciendo, Esto es Mi Cuerpo, que por vosotros es dado (Su Cuerpo fue preparado por Dios, para que fuera un Sacrificio Perfecto [Heb. 10:5]): haced esto en memoria de Mí (en memoria de Su Muerte en la Cruz del Calvario en que compró nuestra Redención, la cual celebramos en la que se refiere como "la Cena del Señor").
20 Asimismo también el vaso después que hubo cenado, diciendo, Este vaso es el Nuevo Pacto (Nuevo Convenio) en Mi sangre (la terminología es simbólica y figurada, no literal; Lev. 3:17 y Lev. 7:26 prohibieron el comer sangre), que por vosotros se derrama (que se efectuó en la Cruz del Calvario).
LA TRAICIÓN PREDICHA
21 Con todo eso, he aquí, la mano del que Me entrega, Conmigo en la mesa está (no nos dice mucho porque las manos de todos los Apóstoles estaban sobre la mesa).
22 Y a la verdad el Hijo del Hombre va, según lo que está determinado (el conocimiento previo u omnisciencia de Dios no anula la responsabilidad del hombre; Dios dispone en cierto sentido el dar permiso, pero no necesariamente): empero ¡ay de aquel hombre por quien Él es entregado! (Nos dice que no se había determinado quién sería el hombre, aunque ya se había determinado que cierto hombre haría tal cosa.)
23 Ellos entonces comenzaron a preguntar entre sí, cuál de ellos sería el que había de hacer esto (en este momento, ninguno de los Discípulos conocía la disposición de Judas).
CONTIENDA
24 Y hubo entre ellos una contienda (ocurrió casi inmediatamente después de la Cena; la "contienda" en este instante quiere decir "contención"), quién de ellos parecía ser el mayor (Cristo estaba por morir, y Sus Discípulos discutían sobre su prestigio en el Reino; no tenían la más mínima idea de lo que estaba por acontecerle a Jesús).
25 Entonces Él les dijo, Los reyes de los Gentiles se enseñorean de ellas (declara el camino del mundo, lo cual el Creyente no debe emular); y los que sobre ellas tienen potestad son llamados bienhechores (expresa el medio por el cual los dictadores se justifican a sí mismos; afirman dar todo tipo de bienes a la gente, pero la mayoría no dan nada).
26 Mas vosotros no será así (el "espíritu prepotente" es el camino del mundo, y no debe ser adoptado por la Iglesia): antes el que es mayor entre vosotros, sea como el menor; y el que dirige, como el que sirve (todos los Creyentes, y especialmente aquéllos quienes serán usados grandemente por el Señor, deben conocer y vivir como el que "sirve").
27 Porque ¿cuál es mayor, el que se sienta a la mesa, o el que sirve? (Tiene la intención de demostrar el contraste total entre los caminos del mundo y los Caminos de Dios.) ¿No es el que se sienta a la mesa? (El mundo mira al que está siendo servido como el Mayor, pero ahora Jesús nos demuestra la Grandeza genuina.) Y Yo soy entre vosotros como El que sirve (como es obvio, Jesús vivió bajo el principio de ser un siervo, lo cual como se dijo es todo lo opuesto del mundo; y nosotros debemos hacer lo mismo).
28 Empero vosotros sois los que habéis permanecido Conmigo en Mis tentaciones (Él era el Hombre de Dolores; Su Vida entera era una serie de pruebas, aflicciones, odios y sufrimientos).
29 Yo pues os ordeno un Reino (aunque Él sabía de antemano que todos iban a abandonarle, a pesar de eso, en Su Amor maravilloso y tierno, Él los elogió por su fidelidad y valor y les prometió una recompensa en relación con su servicio), como Mi Padre me lo ordenó a Mí (nosotros llegamos a ser coherederos con Cristo [Rom. 8:17]);
30 Para que comáis y bebáis en Mi Mesa en Mi Reino (tiene referencia a la Edad del Reino venidero, mencionado en el Versículo 18), y os sentéis sobre tronos juzgando a las Doce Tribus de Israel (es un privilegio que será disfrutado solamente por los Doce Apóstoles, y Matías que tomó el lugar de Judas).
PEDRO
31 Dijo también el Señor, Simón, Simón, he aquí, Satanás os ha pedido (nos da una vislumbre del mundo espiritual, lo cual era muy similar a la misma petición que hizo Satanás con respecto a Job), para zarandearos como a trigo (Satanás tienta para hacer resaltar lo malo, mientras que Dios pone en prueba para hacer relucir lo bueno; la pura verdad es que Dios, a veces, utiliza a Satanás como Su instrumento para tratar con el carácter, provocando así en los hombres el anhelo de buscar la Santidad de Dios en lugar de la propia):
32 Mas Yo he rogado por ti que tu Fe no falte (el ataque de Satanás siempre está en contra de la Fe, porque si ésta falla todo falla): y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos (no se refiere a Nacer de Nuevo otra vez, sino más bien llegar al camino correcto de confianza y dependencia en el Señor, en lugar de confiar en sí mismo; una vez que se aprende esa lección, entonces puede fortalecer a los Hermanos).
33 Y él (Pedro) Le dijo, Señor, pronto estoy dispuesto a ir contigo aun a la cárcel y a la muerte (muy probable son los sentimientos genuinos de Pedro, pero su confianza estaba en sí mismo, y el mismo no puede hacer la tarea).
34 Y Él dijo, Pedro (Jesús rara vez se dirigía a Pedro por este nombre; quiere decir, "una roca"; por eso al referirse a Pedro de esta manera, en esencia, le dijo que a pesar de la terrible negación que vendría, Pedro sobreviviría el ataque), te digo, que el gallo no cantará hoy antes que tú niegues tres veces que Me conoces (determina con precisión el tiempo, y exactamente el número de las veces que esto sucedería).
35 Y a ellos dijo, Cuando os envié sin bolsa, y sin alforja, y sin zapatos, ¿os faltó algo? Y ellos dijeron, Nada (expresa que toda necesidad fue suplida y, además, de una forma abundante).
36 Y les dijo, Pues ahora, el que tiene bolsa, tómela, y también la alforja (una bolsa con qué llevar las cosas, puesto sobre el hombro o alrededor de la cintura; Él les explica que aunque las necesidades siempre serán suplidas, no iba a ser tan fácil como lo fue en el pasado): y el que no tiene, venda su capa, y compre espada (todos estos términos son simbólicos; la "espada" tiene referencia al hecho de que los Creyentes deben aceptar la protección de un Gobierno ordenado).
37 Porque os digo, Que es necesario que se cumpla todavía en Mí aquello que está escrito (se refiere a Isaías, cap. 53, y es la primera vez que el Señor se refiere a aquel Texto), Y con los malos fue contado (no significa que Él era realmente un infractor, sino que Israel Lo consideró aunque no pudieron encontrar ninguna falta con qué hacerle cargos en Su contra): porque lo que está escrito de Mí, cumplimiento tiene (Él había venido para cumplir todas las Profecías del pasado, y Él lo haría dentro de poco).
38 Entonces ellos dijeron, Señor, he aquí, dos espadas (declara que no entendieron lo que Él se refirió acerca de la compra de una espada; lo tomaron literalmente, mientras que Él estaba hablando simbólicamente con respecto a la autoridad de las naciones de los Gentiles). Y Él les dijo, Basta (demuestra que Él no intentó corregir la suposición errónea de conseguir dos espadas, porque sabía que el significado se aclararía después del Día de Pentecostés).
GETSEMANÍ
39 Y saliendo, se fue, como solía (acostumbraba), al Monte de los Olivos (constituye el comienzo de la agonía en el Jardín); y Sus Discípulos también Le siguieron (parece que no sabían exactamente lo que Él iba a hacer, y lo que la ocasión presentaría).
40 Y cuando llegó a aquel lugar (Getsemaní, el lugar de rendición), Él les dijo, Orad que no entréis en tentación (la tentación de derribar la Voluntad de Dios).
41 Y Él se apartó de ellos como un tiro de piedra, y puesto de rodillas oró (¡Su Vida de Oración era excepcional, y la nuestra debiera ser así también!),
42 Diciendo, Padre, si quieres, pasa este vaso de Mí (indica lo que Él tendría que beber en el sentido espiritual): empero no se haga Mi Voluntad, sino la Tuya (es el precio de rendición).
43 Y Le apareció un Ángel del Cielo, confortándole (era la paz de rendición; como ser humano, Él sufrió en esta ocasión como ningún otro ha sufrido, por eso, necesitó desesperadamente la ayuda del Ángel).
44 Y estando en agonía oraba más intensamente (Hebreos 5:7 muestra que la ira de Dios debía juzgarlo como si Él, y Él Solo, fuera el único pecador que jamás haya existido, aunque Él no era en absoluto un pecador; esto causó aquella agonía; por lo tanto, Su Muerte no era sólo un gran ejemplo de resignación y sacrificio, como las multitudes presumen): y fue Su Sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra (describe un hecho admitido que bajo extrema presión mental, los poros llegan a dilatarse tanto que la sangre puede fluir de ellos en la forma del sudor sangriento).
45 Y cuando se levantó de la oración, y vino a Sus Discípulos (da la señal que la victoria está ganada, al menos en esta gran lucha acerca de la Voluntad de Dios), los halló durmiendo de tristeza (la agonía sobre Él también afectó a Sus Discípulos),
46 Y les dijo, ¿Por qué dormís? (Precisa el momento que Él los despertó. Él no esperaba una contestación.) Levantaos, y orad que no entréis en tentación (habría sido mejor traducido, "no sea que vosotros sucumbáis a la tentación").
EL ARRESTO
47 Estando Él aún hablando, he aquí, una turba (corresponde al grupo que viene para detener a Jesús, que consistía de los Legionarios Romanos y guardias Levíticos que pertenecían al Templo); y el que se llamaba Judas, uno de los Doce, iba delante de ellos (declara que el Espíritu Santo que deliberadamente explica quién era Judas, para no confundirlo con otros del mismo nombre), y se llegó a Jesús para besarlo (la intención preparada de antemano).
48 Entonces Jesús le dijo, Judas, ¿con beso entregas al Hijo del Hombre? (Era "el beso" más infame en la historia.)
49 Y viendo los que estaban con Él lo que había de ser (vio que Él estaba a punto de ser arrestado), Le dijeron, Señor, ¿heriremos a espada? (Manifiesta todo lo opuesto de lo que Él quiso que hicieran.)
50 Y uno de ellos hirió a un siervo del Sumo Sacerdote (era Simón Pedro; además, Juan revela el nombre del siervo que es Malco), y le quitó la oreja derecha (¡era obvio que Pedro trataba de matarlo!).
51 Entonces respondiendo Jesús, dijo, Dejad hasta aquí (probablemente significa, aunque ha sido debatido, "tened paciencia con Mis Discípulos"). Y tocando su oreja, le sanó (manifiesta el último milagro de sanidad que Él realizó antes de la Crucifixión).
52 Y Jesús dijo a los que habían venido a Él, los Principales Sacerdotes, y los Magistrados del Templo, y los Ancianos (representaba la jerarquía religiosa de Israel, los mismos quienes deberían haberle dado la bienvenida a Él), ¿Como a ladrón habéis salido con espadas y con palos? (Enseña dos pensamientos: 1. Si Yo hubiera querido usar Mi Poder contra ustedes, sus espadas y bastones no le servirían de nada; y, 2. No soy un ladrón, desde luego, entonces ¿por qué Me tratan como que lo fuera?)
53 Habiendo estado con vosotros cada día en el Templo, no extendisteis las manos contra Mí (explica la verdad de Su Posición, y el error de ellos); mas ésta es vuestra hora (se refiere a Dios que permite a los líderes religiosos de Israel cometer esta vileza), y la potestad de las tinieblas (quiere decir que la energía que utilizaban para esta vileza era la energía del "poder de las tinieblas," es decir, ¡Satanás mismo!).
LA NEGACIÓN
54 Y prendiéndole Le trajeron, y Le metieron en casa del Sumo Sacerdote (el Sumo Sacerdote de ese tiempo era Caifás, yerno a Anás, que era el Sumo Sacerdote legal, pero quien había sido depuesto por los Romanos desde hace algún tiempo). Y Pedro Le seguía de lejos (no registra la razón por el fracaso de Pedro, como algunos creen; su problema, como con todos nosotros, era la obstinación).
55 Y habiendo encendido fuego en medio de la sala, y sentándose todos alrededor (indica que aquéllos que habían arrestado a Jesús, trayéndolo a la casa del Sumo Sacerdote), se sentó también Pedro entre ellos (lo aclara que llegó al Palacio con Juan que pudo obtener admisión para los dos, debido a que el Sumo Sacerdote conocía a Juan).
56 Y como una cierta criada le vio que estaba sentado al fuego, se fijó en él (proporciona la primera ocasión para la negación terrible), y dijo, Y éste con Él estaba (probablemente fue una sorpresa a Pedro).
57 Entonces él lo negó, diciendo, Mujer, no Le conozco (la primera de tres negaciones).
58 Y un poco después viéndole otro, dijo, Y tú de ellos eras. Y Pedro dijo, Hombre, no soy (la segunda negación).
59 Y como una hora pasada otro afirmaba, diciendo, Verdaderamente también éste estaba con Él: porque es Galileo (representa la ocasión para la tercera y la última negación).
60 Y Pedro dijo, Hombre, no sé que dices. Y luego, estando él aún hablando, el gallo cantó (la tercera negación, y exactamente el número que Jesús predijo).
61 Entonces, vuelto el Señor, miró a Pedro (probablemente se refiere al momento en que Jesús fue conducido de la interrogación ante Caifás, para ser examinado ante el Sanedrín). Y Pedro se acordó de la Palabra del Señor, cómo le había dicho, Antes que el gallo cante, Me negarás tres veces (manifiesta que volvió a impactar a Pedro con toda fuerza, con toda su secuela de implicaciones).
62 Y saliendo fuera Pedro, lloró amargamente (este tipo de "llanto" da señal al Arrepentimiento [Sal. 51:17]).
EL JUICIO
63 Y los hombres que tenían a Jesús, se burlaban de Él (describe cómo provocaron a Jesús para que Él usara Su Poder para pararlos; es decir, si es que Él tuviera poder alguno) hiriéndole (cumpliendo las Profecías de Isaías [Isa. 52:14]).
64 Y cubriéndole, herían Su Rostro (muchos Lo golpearon, sin duda, causó que Su Cara se hinchara), y Le preguntaban, diciendo, Profetiza, ¿quién es el que te hirió? (Un día estos mofadores se comparecerán ante Dios por cada insulto y el número exacto de golpes que asestaron en la Cara de Jesús.)
65 Y decían otras muchas cosas injuriándole.
66 Y cuando fue de día (el proceso que habían conducido esa noche fue en efecto ilegal; por eso el Sanedrín volvía a reunirse durante el día, para intentar de legitimar lo que ya habían hecho), se juntaron los Ancianos del pueblo, y los Principales Sacerdotes, y los Escribas, y Le trajeron a su concilio, diciendo (que para constituir Su juicio, que fue lo que creyeron, pero en realidad fue el juicio de ellos),
67 ¿Eres Tú el Cristo? (Desde luego, todos los presentes estaban conscientes de que Jesús había confesado ser culpable de esto ante Caifás, lo que a propósito Lucas lo pasa por alto, pero es relatado en Mateo y en Marcos.) dínoslo (dicho con enojo y determinación). Y les dijo, Si os lo dijere, no creeréis (constituye una respuesta mucho más amplia de lo que habían pedido):
68 Y también si os preguntare (se refiere a preguntas que, si se contestaron correctamente, habrían demostrado Su Oficio Mesiánico), no Me responderéis (se refiere al hecho de que ellos no buscaban la Verdad), ni Me soltaréis (significaba que el juicio era una farsa).
69 A partir de ahora, el Hijo del Hombre (demuestra por última vez que Jesús se referirá como tal; en efecto, esto contesta su pregunta) se asentará a la Diestra del Poder de Dios (se refiere al Juicio del Gran Trono Blanco, en efecto, decía, "ustedes Me juzgan hoy, pero mañana Yo les juzgaré").
70 Y dijeron todos, ¿Luego Tú eres Hijo de Dios? (¡Fue dicho con sarcasmo!) Y Él les dijo, Vosotros decís que Yo Soy (aunque no es permanente en el Griego, en el Hebreo denota una afirmación fuerte; en otras palabras, en el lenguaje más claro posible Él dijo, "¡Yo Soy!").
71 Entonces ellos dijeron, ¿Qué más testimonio deseamos? (Constituye exactamente lo que quisieron.) porque nosotros lo hemos oído de Su Boca (quiere decir que todos le atestiguarían contra Él a Pilato que Él había hecho esta afirmación).
Primera Corintios Capítulo 13:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.
Hebreos 10:35-12:4
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.
Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.
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