07 October 2022

El 7 de octubre Lectura Bíblica Diaria

Mensaje de la Cruz de Cristo Jesús-Capítulo-1

Sonidos del aire libre


El 7 de octubre Lectura Bíblica Diaria:


Números 8-10:

8 Habló Jehová a Moisés, diciendo: Habla a Aarón y dile: Cuando enciendas las lámparas, las siete lámparas alumbrarán hacia adelante del candelero. Y Aarón lo hizo así; encendió hacia la parte anterior del candelero sus lámparas, como Jehová lo mandó a Moisés. Y esta era la hechura del candelero, de oro labrado a martillo; desde su pie hasta sus flores era labrado a martillo; conforme al modelo que Jehová mostró a Moisés, así hizo el candelero. También Jehová habló a Moisés, diciendo: Toma a los levitas de entre los hijos de Israel, y haz expiación por ellos. Así harás para expiación por ellos: Rocía sobre ellos el agua de la expiación, y haz pasar la navaja sobre todo su cuerpo, y lavarán sus vestidos, y serán purificados. Luego tomarán un novillo, con su ofrenda de flor de harina amasada con aceite; y tomarás otro novillo para expiación. Y harás que los levitas se acerquen delante del tabernáculo de reunión, y reunirás a toda la congregación de los hijos de Israel. Y cuando hayas acercado a los levitas delante de Jehová, pondrán los hijos de Israel sus manos sobre los levitas; y ofrecerá Aarón los levitas delante de Jehová en ofrenda de los hijos de Israel, y servirán en el ministerio de Jehová. Y los levitas pondrán sus manos sobre las cabezas de los novillos; y ofrecerás el uno por expiación, y el otro en holocausto a Jehová, para hacer expiación por los levitas. Y presentarás a los levitas delante de Aarón, y delante de sus hijos, y los ofrecerás en ofrenda a Jehová. Así apartarás a los levitas de entre los hijos de Israel, y serán míos los levitas. Después de eso vendrán los levitas a ministrar en el tabernáculo de reunión; serán purificados, y los ofrecerás en ofrenda. Porque enteramente me son dedicados a mí los levitas de entre los hijos de Israel, en lugar de todo primer nacido; los he tomado para mí en lugar de los primogénitos de todos los hijos de Israel. Porque mío es todo primogénito de entre los hijos de Israel, así de hombres como de animales; desde el día que yo herí a todo primogénito en la tierra de Egipto, los santifiqué para mí. Y he tomado a los levitas en lugar de todos los primogénitos de los hijos de Israel. Y yo he dado en don los levitas a Aarón y a sus hijos de entre los hijos de Israel, para que ejerzan el ministerio de los hijos de Israel en el tabernáculo de reunión, y reconcilien a los hijos de Israel; para que no haya plaga en los hijos de Israel, al acercarse los hijos de Israel al santuario. Y Moisés y Aarón y toda la congregación de los hijos de Israel hicieron con los levitas conforme a todas las cosas que mandó Jehová a Moisés acerca de los levitas; así hicieron con ellos los hijos de Israel. Y los levitas se purificaron, y lavaron sus vestidos; y Aarón los ofreció en ofrenda delante de Jehová, e hizo Aarón expiación por ellos para purificarlos. Así vinieron después los levitas para ejercer su ministerio en el tabernáculo de reunión delante de Aarón y delante de sus hijos; de la manera que mandó Jehová a Moisés acerca de los levitas, así hicieron con ellos. Luego habló Jehová a Moisés, diciendo: Los levitas de veinticinco años arriba entrarán a ejercer su ministerio en el servicio del tabernáculo de reunión. Pero desde los cincuenta años cesarán de ejercer su ministerio, y nunca más lo ejercerán. Servirán con sus hermanos en el tabernáculo de reunión, para hacer la guardia, pero no servirán en el ministerio. Así harás con los levitas en cuanto a su ministerio. 9 Habló Jehová a Moisés en el desierto de Sinaí, en el segundo año de su salida de la tierra de Egipto, en el mes primero, diciendo: Los hijos de Israel celebrarán la pascua a su tiempo. El decimocuarto día de este mes, entre las dos tardes, la celebraréis a su tiempo; conforme a todos sus ritos y conforme a todas sus leyes la celebraréis. Y habló Moisés a los hijos de Israel para que celebrasen la pascua. Celebraron la pascua en el mes primero, a los catorce días del mes, entre las dos tardes, en el desierto de Sinaí; conforme a todas las cosas que mandó Jehová a Moisés, así hicieron los hijos de Israel. Pero hubo algunos que estaban inmundos a causa de muerto, y no pudieron celebrar la pascua aquel día; y vinieron delante de Moisés y delante de Aarón aquel día, y le dijeron aquellos hombres: Nosotros estamos inmundos por causa de muerto; ¿por qué seremos impedidos de ofrecer ofrenda a Jehová a su tiempo entre los hijos de Israel? Y Moisés les respondió: Esperad, y oiré lo que ordena Jehová acerca de vosotros. Y Jehová habló a Moisés, diciendo: Habla a los hijos de Israel, diciendo: Cualquiera de vosotros o de vuestros descendientes, que estuviere inmundo por causa de muerto o estuviere de viaje lejos, celebrará la pascua a Jehová. En el mes segundo, a los catorce días del mes, entre las dos tardes, la celebrarán; con panes sin levadura y hierbas amargas la comerán. No dejarán del animal sacrificado para la mañana, ni quebrarán hueso de él; conforme a todos los ritos de la pascua la celebrarán. Mas el que estuviere limpio, y no estuviere de viaje, si dejare de celebrar la pascua, la tal persona será cortada de entre su pueblo; por cuanto no ofreció a su tiempo la ofrenda de Jehová, el tal hombre llevará su pecado. Y si morare con vosotros extranjero, y celebrare la pascua a Jehová, conforme al rito de la pascua y conforme a sus leyes la celebrará; un mismo rito tendréis, tanto el extranjero como el natural de la tierra. El día que el tabernáculo fue erigido, la nube cubrió el tabernáculo sobre la tienda del testimonio; y a la tarde había sobre el tabernáculo como una apariencia de fuego, hasta la mañana. Así era continuamente: la nube lo cubría de día, y de noche la apariencia de fuego. Cuando se alzaba la nube del tabernáculo, los hijos de Israel partían; y en el lugar donde la nube paraba, allí acampaban los hijos de Israel. Al mandato de Jehová los hijos de Israel partían, y al mandato de Jehová acampaban; todos los días que la nube estaba sobre el tabernáculo, permanecían acampados. Cuando la nube se detenía sobre el tabernáculo muchos días, entonces los hijos de Israel guardaban la ordenanza de Jehová, y no partían. Y cuando la nube estaba sobre el tabernáculo pocos días, al mandato de Jehová acampaban, y al mandato de Jehová partían. Y cuando la nube se detenía desde la tarde hasta la mañana, o cuando a la mañana la nube se levantaba, ellos partían; o si había estado un día, y a la noche la nube se levantaba, entonces partían. O si dos días, o un mes, o un año, mientras la nube se detenía sobre el tabernáculo permaneciendo sobre él, los hijos de Israel seguían acampados, y no se movían; mas cuando ella se alzaba, ellos partían. Al mandato de Jehová acampaban, y al mandato de Jehová partían, guardando la ordenanza de Jehová como Jehová lo había dicho por medio de Moisés. 10 Jehová habló a Moisés, diciendo: Hazte dos trompetas de plata; de obra de martillo las harás, las cuales te servirán para convocar la congregación, y para hacer mover los campamentos. Y cuando las tocaren, toda la congregación se reunirá ante ti a la puerta del tabernáculo de reunión. Mas cuando tocaren sólo una, entonces se congregarán ante ti los príncipes, los jefes de los millares de Israel. Y cuando tocareis alarma, entonces moverán los campamentos de los que están acampados al oriente. Y cuando tocareis alarma la segunda vez, entonces moverán los campamentos de los que están acampados al sur; alarma tocarán para sus partidas. Pero para reunir la congregación tocaréis, mas no con sonido de alarma. Y los hijos de Aarón, los sacerdotes, tocarán las trompetas; y las tendréis por estatuto perpetuo por vuestras generaciones. Y cuando saliereis a la guerra en vuestra tierra contra el enemigo que os molestare, tocaréis alarma con las trompetas; y seréis recordados por Jehová vuestro Dios, y seréis salvos de vuestros enemigos. Y en el día de vuestra alegría, y en vuestras solemnidades, y en los principios de vuestros meses, tocaréis las trompetas sobre vuestros holocaustos, y sobre los sacrificios de paz, y os serán por memoria delante de vuestro Dios. Yo Jehová vuestro Dios. En el año segundo, en el mes segundo, a los veinte días del mes, la nube se alzó del tabernáculo del testimonio. Y partieron los hijos de Israel del desierto de Sinaí según el orden de marcha; y se detuvo la nube en el desierto de Parán. Partieron la primera vez al mandato de Jehová por medio de Moisés. La bandera del campamento de los hijos de Judá comenzó a marchar primero, por sus ejércitos; y Naasón hijo de Aminadab estaba sobre su cuerpo de ejército. Sobre el cuerpo de ejército de la tribu de los hijos de Isacar, Natanael hijo de Zuar. Y sobre el cuerpo de ejército de la tribu de los hijos de Zabulón, Eliab hijo de Helón. Después que estaba ya desarmado el tabernáculo, se movieron los hijos de Gersón y los hijos de Merari, que lo llevaban. Luego comenzó a marchar la bandera del campamento de Rubén por sus ejércitos; y Elisur hijo de Sedeur estaba sobre su cuerpo de ejército. Sobre el cuerpo de ejército de la tribu de los hijos de Simeón, Selumiel hijo de Zurisadai. Y sobre el cuerpo de ejército de la tribu de los hijos de Gad, Eliasaf hijo de Deuel. Luego comenzaron a marchar los coatitas llevando el santuario; y entretanto que ellos llegaban, los otros acondicionaron el tabernáculo. Después comenzó a marchar la bandera del campamento de los hijos de Efraín por sus ejércitos; y Elisama hijo de Amiud estaba sobre su cuerpo de ejército. Sobre el cuerpo de ejército de la tribu de los hijos de Manasés, Gamaliel hijo de Pedasur. Y sobre el cuerpo de ejército de la tribu de los hijos de Benjamín, Abidán hijo de Gedeoni. Luego comenzó a marchar la bandera del campamento de los hijos de Dan por sus ejércitos, a retaguardia de todos los campamentos; y Ahiezer hijo de Amisadai estaba sobre su cuerpo de ejército. Sobre el cuerpo de ejército de la tribu de los hijos de Aser, Pagiel hijo de Ocrán. Y sobre el cuerpo de ejército de la tribu de los hijos de Neftalí, Ahira hijo de Enán. Este era el orden de marcha de los hijos de Israel por sus ejércitos cuando partían. Entonces dijo Moisés a Hobab, hijo de Ragüel madianita, su suegro: Nosotros partimos para el lugar del cual Jehová ha dicho: Yo os lo daré. Ven con nosotros, y te haremos bien; porque Jehová ha prometido el bien a Israel. Y él le respondió: Yo no iré, sino que me marcharé a mi tierra y a mi parentela. Y él le dijo: Te ruego que no nos dejes; porque tú conoces los lugares donde hemos de acampar en el desierto, y nos serás en lugar de ojos. Y si vienes con nosotros, cuando tengamos el bien que Jehová nos ha de hacer, nosotros te haremos bien. Así partieron del monte de Jehová camino de tres días; y el arca del pacto de Jehová fue delante de ellos camino de tres días, buscándoles lugar de descanso. Y la nube de Jehová iba sobre ellos de día, desde que salieron del campamento. Cuando el arca se movía, Moisés decía: Levántate, oh Jehová, y sean dispersados tus enemigos, y huyan de tu presencia los que te aborrecen. Y cuando ella se detenía, decía: Vuelve, oh Jehová, a los millares de millares de Israel.

Salmo 147:

¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor! ¡Cuán bueno es cantar salmos a nuestro Dios, cuán agradable y justo es alabarlo! El Señor reconstruye a Jerusalén y reúne a los exiliados de Israel; restaura a los abatidos y cubre con vendas sus heridas. Él determina el número de las estrellas y a todas ellas les pone nombre. Excelso es nuestro Señor, y grande su poder; su entendimiento es infinito; El Señor sostiene a los pobres, pero hace morder el polvo a los impíos. Canten al Señor con gratitud; canten salmos a nuestro Dios al son del arpa. Él cubre de nubes el cielo, envía la lluvia sobre la tierra y hace crecer la hierba en los montes. Él alimenta a los ganados y a las crías de los cuervos cuando graznan. El Señor no se deleita en los bríos del caballo, ni se complace en la agilidad del hombre, sino que se complace en los que le temen, en los que confían en su gran amor. Alaba al Señor, Jerusalén; alaba a tu Dios, oh Sión. Él refuerza los cerrojos de tus puertas y bendice a los que en ti habitan. Él trae la paz a tus fronteras y te sacia con lo mejor del trigo. Envía su palabra a la tierra; su palabra corre a toda prisa. Extiende la nieve cual blanco manto, esparce la escarcha cual ceniza. Deja caer el granizo como grava; ¿quién puede resistir sus ventiscas? Pero envía su palabra y lo derrite; hace que el viento sople, y las aguas fluyen. A Jacob le ha revelado su palabra; sus leyes y decretos a Israel. Esto no lo ha hecho con ninguna otra nación; jamás han conocido ellas sus decretos. ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!


Proverbios 16:



El hombre propone y Dios dispone. A cada uno le parece correcto su proceder, pero el Señor juzga los motivos. Pon en manos del Señor todas tus obras, y tus proyectos se cumplirán. Toda obra del Señor tiene un propósito; ¡hasta el malvado fue hecho para el día del desastre! El Señor aborrece a los arrogantes. Una cosa es segura: no quedarán impunes. Con amor y verdad se perdona el pecado, y con temor del Señor se evita el mal. Cuando el Señor aprueba la conducta de un hombre, hasta con sus enemigos lo reconcilia. Más vale tener poco con justicia que ganar mucho con injusticia. El corazón del hombre traza su rumbo, pero sus pasos los dirige el Señor. La sentencia está en labios del rey; en el veredicto que emite no hay error. Las pesas y las balanzas justas son del Señor; todas las medidas son hechura suya. El rey detesta las  malas acciones, porque el trono se afirma en la justicia. El rey se complace en los labios honestos; aprecia a quien habla con la verdad. La ira del rey es presagio de muerte, pero el sabio sabe apaciguarla. El rostro radiante del rey es signo de vida; su favor es como lluvia en primavera. Más vale adquirir sabiduría que oro; más vale adquirir inteligencia que plata. El camino del hombre recto evita el mal; el que quiere salvar su vida, se fija por dónde va. Al orgullo le sigue la destrucción; a la altanería, el fracaso. Vale más humillarse con los oprimidos que compartir el botín con los orgullosos. El que atiende a la palabra, prospera. ¡Dichoso el que confía en el Señor! Al sabio de corazón se le llama inteligente; los labios convincentes promueven el saber. Fuente de vida es la prudencia para quien la posee; el castigo de los necios es su propia necedad. El sabio de corazón controla su boca; con sus labios promueve el saber. Panal de miel son las palabras amables: endulzan la vida y dan salud al cuerpo. Hay caminos que al hombre le parecen rectos, pero que acaban por ser caminos de muerte. Al que trabaja, el hambre lo obliga a trabajar, pues su propio apetito lo estimula. El perverso hace planes malvados; en sus labios hay un fuego devorador. El perverso provoca contiendas, y el chismoso divide a los buenos amigos. El violento engaña a su prójimo y lo lleva por mal camino. El que guiña el ojo trama algo perverso; el que aprieta los labios ya lo ha cometido. Las canas son una honrosa corona que se obtiene en el camino de la justicia. Más vale ser paciente que valiente; más vale dominarse a sí mismo que conquistar ciudades. Las suertes se echan sobre la mesa, pero el veredicto proviene del Señor.



El Libro de Lucas Capítulo 16 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:




EL SANTO EVANGELIO SEGÚN
SAN LUCAS



CAPÍTULO 16
(33 d.C.)
EL MAYORDOMO INJUSTO




Y DIJO también a Sus Discípulos (alguien ha dicho que el Capítulo 15 fue dirigido a los Fariseos en la audiencia de los Discípulos; el Capítulo 16 a los Discípulos en la audiencia de los Fariseos), Había un cierto hombre rico, el cual tenía un mayordomo (la moraleja de la Parábola se encuentra al aparecer en el Versículo 8); y éste fue acusado delante de él como disipador de sus bienes (el hombre había desperdiciado los bienes de su patrón).
2 Y le llamó, y le dijo, ¿Qué es esto que oigo acerca de ti? (Que tú has desperdiciado mis bienes.) Da cuenta de tu mayordomía (serían las mismas palabras o similares que serán pronunciadas a cada Creyente al estar frente al Tribunal de Cristo); porque ya no podrás más ser mayordomo (cuántos Creyentes desperdician lo que el Señor ha puesto en sus manos; en otras palabras, no se preocupan por los asuntos del Señor).
3 Entonces el mayordomo dijo dentro de sí, ¿Qué haré? (Le indica que inició la formulación de un plan.) porque mi señor me quita la mayordomía: cavar, no puedo (tiene referencia al acto de sacar los bienes almacenados para reponer lo que se perdió; ya que la idea es que desperdiciaron los bienes de los cuales él estaba encargado); mendigar, tengo vergüenza (muchos Creyentes serán avergonzados frente al Tribunal de Cristo).
4 Yo sé lo que haré (el comienzo de un plan o una estratagema para su provisión), para que cuando fuere quitado de la mayordomía, me reciban en sus casas (va a congraciarse con los que le debían a su patrón anterior).
5 Y llamando a cada uno de los deudores de su señor (el comienzo de su estratagema), dijo al primero, ¿Cuánto debes a mi señor? (De una manera u otra, es característico de lo que ocurre diariamente, hasta miles de veces en el mundo entero. Conspirar y tramar son el curso corriente de los acontecimientos en el mundo, y como Pablo dice, lo hacen "para obtener una corona corruptible" [I Cor. 9:25].)
6 Y él dijo, Cien barriles de aceite (este "mayordomo" en realidad tenía el derecho, por habérselo dado su patrón, de fijar el precio de ciertas mercancías; sin embargo, como vemos aquí, él abusó de aquel derecho a fin de congraciarse con estos deudores). Y le dijo, Toma tu obligación, y siéntate presto, y escribe cincuenta (borraba la mitad de su deuda).
7 Después dijo a otro, ¿Y tú, cuánto debes? Y él dijo, Cien medidas de trigo. Y él le dijo, Toma tu obligación, y escribe ochenta (redujo la suya por veinte medidas).
8 Y alabó el señor (no el Señor de la Gloria, sino más bien su patrón) al mayordomo malo por haber hecho discretamente (exclamado en cuanto a su inteligencia, en vista de que su fraude ya no podía ser probada): porque los hijos de este mundo son en su generación más sagaces que los hijos de luz (esta declaración de clausura es toda la moraleja de esta Parábola como se la dio Cristo; los "hijos del mundo" son "más sabios" porque la diligencia dada, aunque torcida o de otro modo, es precisamente el mejor esfuerzo que tienen; pero a menudo, los "hijos de luz," aunque poseen lo que es de mucha importancia que cualquier otra cosa que tenga el mundo, no obstante, la mayor parte del tiempo prestan muy poca atención o diligencia a la tarea de suma importancia de vivir para Dios).
DIOS Y LAS RIQUEZAS
9 Y yo os digo, Haceos amigos de las riquezas de maldad (simplemente quiere decir que los Creyentes deben aprender a ser fieles con el dinero en cuanto a otros y la Obra de Dios; el dinero es llamado las "riquezas de maldad" simplemente porque el amor al dinero es la raíz de todos los males [I Tim. 6:10]); para que cuando faltareis (cuando usted muera), os (los Ángeles) reciban en las moradas eternas (el Cielo).
10 El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel (implica que si un Creyente es fiel con el dinero que Dios le da, lo más probable es que será fiel en todos los otros aspectos de su empeño Cristiano): y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto (si el Creyente no le va a permitir al Señor tener el primer lugar en cuanto al dinero, será injusto también en los asuntos espirituales).
11 Pues, si en las malas riquezas no fuisteis fieles (nos indica que el Señor juzga la fidelidad de un Creyente, al menos en parte, en cuanto a cómo él administra el dinero, el cual nuestro Señor se refiere aquí como "las malas riquezas"), ¿quién os confiará lo verdadero? (¿Si usted no puede administrar lo "poco" del dinero, entonces ¿cómo puede administrar lo "más" — la riqueza espiritual?)
12 Y si en lo ajeno no fuisteis fieles (apunta a nuestra vida cotidiana práctica), ¿quién os dará lo que es vuestro? (Nos dice que el Señor no bendecirá a nadie que no cumpla sus responsabilidades como debieran.)
13 Ningún siervo puede servir a dos señores (no podemos servir al Señor y a nosotros mismos): porque o aborrecerá al uno y amará al otro; o se apegará al uno, y menospreciará al otro (más que todo Jesús trató con los Fariseos; aquí, Él se dirige a los Publicanos; ellos, más todo Creyente, deben tener mucho cuidado en cuanto al dinero, en realidad cualquier cosa que no es del Señor). No podéis servir a Dios y a las riquezas (coloca a Dios y el dinero uno al lado del otro, porque es lo que las "riquezas" significa, al menos en este caso; Cristo no degrada el dinero; sino la manera en la cual lo consideramos o administramos; ni está en cuestión la cantidad, sino más bien nuestra fidelidad).
14 Y oían también todas estas cosas los Fariseos (Sus declaraciones se aplicaban a los Fariseos, así como a los Publicanos), los cuales eran avaros: y se burlaban de Él (Israel llegó a creer que la riqueza igualaba la Piedad, y la pobreza igualaba la maldición de Dios; por eso se mofaron de Cristo, en realidad burlándose de Él).
15 Y les dijo, Vosotros sois los que os justificáis a vosotros mismos delante de los hombres (quiere decir que trataron de hacer cosas para aparecerse Santo ante los hombres); mas Dios conoce vuestros corazones (¡es una frase fuerte, "Dios conoce," y esté seguro que Él sí conoce!): porque lo que los hombres tienen por sublime delante de Dios es abominación (las obras religiosas son muy estimadas entre los hombres, de ahí, la adulación de la Monja Católica llamada "Madre Teresa"; si los hombres intentan justificarse con obras, en vez de la Fe en Cristo y la Cruz, Dios se refiere a ello como "abominación").
16 La Ley y los Profetas eran hasta Juan (realmente quiere decir, "en lo que concierne a Juan,"  que incluía a ese Profeta; en otras palabras, Juan ministraba la Ley, pero era el último Profeta de aquella época): desde entonces el Reino de Dios es anunciado (el "Reino de Dios" se obtiene al "Nacer de Nuevo," que acontece por la Fe en Cristo, y lo que Cristo hizo en la Cruz), y quienquiera se esfuerza a entrar en él ("todo hombre" es bienvenido en el Nuevo Convenio).
17 Empero más fácil cosa es pasar el Cielo y la Tierra, que frustrarse una tilde de la Ley (Jesús cumpliría la Ley, y en toda capacidad y, de hecho, sería el Único Quién siempre lo hizo al pie de la letra porque Él era el Único Quién podía).
18 Cualquiera que repudia a su mujer, y se casa con otra, adultera (Jesús trata el tema, aunque parezca fuera de lugar, porque los Fariseos trataron el divorcio ligeramente y eran en secreto codiciosos e inmorales; es por eso la que, cuando el Señor lo expuso, se mofaron de Él): y el que se casa con la repudiada del marido, adultera (los Fariseos enseñaron que si alguien se divorciara, no importa que sea sin fundamento Bíblico para hacerlo, estas personas eran libres entonces de casarse o estar casado con tal; Jesús refuta esto, y lo hace deliberadamente).
19 Había un cierto hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez (los Judíos de la época de Jesús concluyeron que la riqueza era el favor de Dios, y la pobreza era la maldición de Dios; por lo tanto, esta ilustración dada por Cristo desbarató su falsa doctrina):
20 Había también un cierto mendigo llamado Lázaro (muchos afirman que esta es una Parábola que no se debe tomar literalmente; sin embargo, como es de notarse, Jesús usa nombres en esta ilustración, con la intención de decir que no es una Parábola, pero en realidad, algo que realmente pasó; ¡por consiguiente, en efecto, es escalofriante!), el cual estaba echado a la puerta de él, lleno de llagas (el hombre rico veía a Lázaro constantemente, pero no le ofreció ayuda en absoluto; como dicho, tales como él concluían que Lázaro estaba maldecido de Dios, y ayudar a tal frustrarían el Plan de Dios; demuestra cómo la Palabra de Dios está tan tergiversada por tantos),
21 Y deseando saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico (probablemente quiere decir que este hombre rico se sintió muy bien en permitir que se le dieran las "migajas" a este mendigo): y aun los perros venían y le lamían las llagas (declara el hecho de que este hombre no sólo era afectado por la pobreza, sino también, estaba enfermo; él no se adaptaba al molde del evangelio moderno de la prosperidad, que, de hecho, no es ningún Evangelio en absoluto; pero él definitivamente sí se adaptaba al molde de Dios; tenemos que considerar todo esto con mucho cuidado).
22 Y aconteció, que murió el mendigo (lo más probable es que nadie se interesó de él,  pero el Señor sí se interesó de él, como veremos), y fue llevado por los Ángeles al seno de Abraham (el Paraíso; donde todos los Creyentes fueron antes de la Cruz; asimismo, Jesús también nos dice que cuando un Creyente muere, su alma y espíritu son acompañados por Ángeles hasta la Presencia de Dios): y murió también el rico, y fue sepultado (ninguno de los Ángeles se lo llevaron, ya que él murió eternamente perdido; a pesar del hecho de que fue rico no tuvo ningún peso en cuanto a la Salvación de su alma);
23 Y en el Infierno alzó sus ojos (Jesús aquí claramente proclama la Doctrina del Infierno Eterno; además, Él también declara el hecho de que el alma y el espíritu van inmediatamente al  Cielo o al Infierno en el momento de la muerte, y que el alma y el espíritu están totalmente conscientes), estando en los tormentos (para no decir otra cosa peor, el Infierno no es un lugar agradable y, como ya se dijo, es eterno), y vio a Abraham de lejos, y a Lázaro en su seno (todos los Creyentes antes de la Cruz expresaron la Fe en la Revelación dada a Abraham por Dios en cuanto a la Redención y, en cierto modo, es lo mismo en la actualidad [Rom. 4:16]).
24 Entonces él, dando voces, dijo, Padre Abraham, ten misericordia de mí (no hay incrédulos en el Infierno, tampoco hay Salvación alguna allí; el hombre rico se arrepintió, pero demasiado tarde), y envía a Lázaro (él no tuvo ningún interés por Lázaro en la Tierra, pero ya recuerda su conciencia muchas cosas, pero demasiado tarde) que moje la punta de su dedo en agua (es claro que no hay agua allí), y refresque mi lengua; porque soy atormentado en esta llama (la Biblia enseña que los fuegos del Infierno son literales; ¡Jesús así lo dijo!).
25 Y le dijo Abraham, Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida (de ninguna manera significa que esto era la causa de que él se perdió; simplemente significa que él fue tratado muy bien, pero no mostró ninguna gratitud por sus bendiciones), y Lázaro también males (el hombre rico no permitió que sus bendiciones le trajeran al Señor, y Lázaro no permitió que su pobreza lo quitaría del Señor): mas ahora éste es consolado aquí (porque él había aceptado al Señor), y tú atormentado (la palabra "ahora" es de suma importancia; se refiere al tiempo después de la muerte; ¿será uno de "alivio" o de "tormento"?).
26 Y además de todo esto, una grande sima está constituida entre nosotros y vosotros (está en el corazón de la Tierra [Mat. 12:40]; antes de la Cruz, aunque todos los que fueron al Paraíso fueron consolados, eran todavía cautivos de Satanás, esperando que al final terminaran en el abismo ardiente [Ef. 4:8-9]; significa que cuando los Creyentes que murieron antes de la Cruz, debido a que la sangre de toros y cabras no podía quitar los pecados, la deuda del pecado permaneció, y Satanás todavía podía reclamarlos; por eso, todos aquéllos en el Paraíso aguardaban la Cruz, que los libraría): que los que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden (declara el hecho de que todas las oportunidades de la Salvación están en este lado de la  tumba; significa que la doctrina Católica del Purgatorio es la "esperanza del tonto"; no existe en absoluto tal lugar); ni de allá pasar acá (sin embargo, era posible para aquéllos en el Infierno echar un vistazo y ver a aquéllos en el Paraíso, y parece que les hablaban; aquel lugar, debido a la Cruz, está ahora vacío porque todos fueron liberados por Cristo después de haber pagado el precio [Ef. 4:8-9]).
27 Y dijo, Te ruego pues, padre, que le envíes (envíes a Lázaro) a la casa de mi padre (es el único ejemplo de la oración a un Santo muerto en Las Escrituras; deje a aquéllos que hacen eso que recuerden que la oración a todos los demás Santos muertos resultará igual como el resultado de esta oración — nada):
28 Porque tengo cinco hermanos; para que les testifique (estas declaraciones expresan el hecho de que este hombre tenía un conocimiento activo de Dios y lo más probable es que hasta profesaba la Salvación antes de su muerte; ¡pero no fue Salvo!), para que no vengan ellos también a este lugar de tormento (no pidió esta gracia para sí mismo, ya que sabía que estaba eternamente sepultado; es fácil entrar en el Infierno, pero imposible de salir).
29 Y Abraham le dice, A Moisés y a los Profetas tienen; óiganlos (no significa que este acontecimiento ocurrió durante la época de Moisés, sino que Abraham se refirió a la Palabra de Dios; nos dice que al menos una parte del Antiguo Testamento ya se había escrito).
30 Él entonces dijo, No, padre Abraham: mas si alguno fuere a ellos de los muertos, se  arrepentirán (Las Escrituras contienen todo lo que es necesario para la Salvación; un espíritu restituido no podía añadírseles nada; y un hombre que no va a escuchar a la Biblia no va a escuchar a una multitud, si fuese resucitado de la muerte; de hecho, unos días más tarde, el Señor resucitó a un hombre llamado Lázaro de la tumba, y los Fariseos emprendieron cómo matarlo).
31 Mas Abraham le dijo, Si no oyen a Moisés y a los Profetas, tampoco se persuadirán, si alguno se levantare de los muertos (esta ilustración como dado por Cristo, realmente aconteció y, de hecho, manifiesta una representación alarmante de la vida después de la muerte; aprendemos de esto, y en realidad dura, que la única cosa que realmente importa en la vida es ponerse en relación correcta con Dios; hay un Cielo y hay un Infierno, y cada alma quien ha vivido alguna vez ha ido o va a uno o al otro; la única manera de hacer el Cielo su Hogar eterno es por medio de aceptar a Cristo; Él Solo es la Puerta; todo lo demás conduce a uno al Infierno, exactamente como el hombre rico descubrió, y resultó en su consternación eterna).


Primera Corintios Capítulo 13:



Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.


Hebreos 10:35-12:4



Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté,  David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.

Romanos 8:



Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los  muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

Labels: , , , , , , , , , , , , , , ,

0 Comments:

Post a Comment

Subscribe to Post Comments [Atom]

<< Home