10 October 2022

El 10 de octubre Lectura Bíblica Diaria

Mensaje de la Cruz de Cristo Jesús-Capítulo-1

Sonidos del aire libre



El 10 de octubre Lectura Bíblica Diaria:


Números 17-19:

17 Luego habló Jehová a Moisés, diciendo: Habla a los hijos de Israel, y toma de ellos una vara por cada casa de los padres, de todos los príncipes de ellos, doce varas conforme a las casas de sus padres; y escribirás el nombre de cada uno sobre su vara. Y escribirás el nombre de Aarón sobre la vara de Leví; porque cada jefe de familia de sus padres tendrá una vara. Y las pondrás en el tabernáculo de reunión delante del testimonio, donde yo me manifestaré a vosotros. Y florecerá la vara del varón que yo escoja, y haré cesar de delante de mí las quejas de los hijos de Israel con que murmuran contra vosotros. Y Moisés habló a los hijos de Israel, y todos los príncipes de ellos le dieron varas; cada príncipe por las casas de sus padres una vara, en total doce varas; y la vara de Aarón estaba entre las varas de ellos. Y Moisés puso las varas delante de Jehová en el tabernáculo del testimonio. Y aconteció que el día siguiente vino Moisés al tabernáculo del testimonio; y he aquí que la vara de Aarón de la casa de Leví había reverdecido, y echado flores, y arrojado renuevos, y producido almendras. Entonces sacó Moisés todas las varas de delante de Jehová a todos los hijos de Israel; y ellos lo vieron, y tomaron cada uno su vara. Y Jehová dijo a Moisés: Vuelve la vara de Aarón delante del testimonio, para que se guarde por señal a los hijos rebeldes; y harás cesar sus quejas de delante de mí, para que no mueran. E hizo Moisés como le mandó Jehová, así lo hizo. Entonces los hijos de Israel hablaron a Moisés, diciendo: He aquí nosotros somos muertos, perdidos somos, todos nosotros somos perdidos. Cualquiera que se acercare, el que viniere al tabernáculo de Jehová, morirá. ¿Acabaremos por perecer todos? 18 Jehová dijo a Aarón: Tú y tus hijos, y la casa de tu padre contigo, llevaréis el pecado del santuario; y tú y tus hijos contigo llevaréis el pecado de vuestro sacerdocio. Y a tus hermanos también, la tribu de Leví, la tribu de tu padre, haz que se acerquen a ti y se junten contigo, y te servirán; y tú y tus hijos contigo serviréis delante del tabernáculo del testimonio. Y guardarán lo que tú ordenes, y el cargo de todo el tabernáculo; mas no se acercarán a los utensilios santos ni al altar, para que no mueran ellos y vosotros. Se juntarán, pues, contigo, y tendrán el cargo del tabernáculo de reunión en todo el servicio del tabernáculo; ningún extraño se ha de acercar a vosotros. Y tendréis el cuidado del santuario, y el cuidado del altar, para que no venga más la ira sobre los hijos de Israel. Porque he aquí, yo he tomado a vuestros hermanos los levitas de entre los hijos de Israel, dados a vosotros en don de Jehová, para que sirvan en el ministerio del tabernáculo de reunión. Mas tú y tus hijos contigo guardaréis vuestro sacerdocio en todo lo relacionado con el altar, y del velo adentro, y ministraréis. Yo os he dado en don el servicio de vuestro sacerdocio; y el extraño que se acercare, morirá. Dijo más Jehová a Aarón: He aquí yo te he dado también el cuidado de mis ofrendas; todas las cosas consagradas de los hijos de Israel te he dado por razón de la unción, y a tus hijos, por estatuto perpetuo. Esto será tuyo de la ofrenda de las cosas santas, reservadas del fuego; toda ofrenda de ellos, todo presente suyo, y toda expiación por el pecado de ellos, y toda expiación por la culpa de ellos, que me han de presentar, será cosa muy santa para ti y para tus hijos. En el santuario la comerás; todo varón comerá de ella; cosa santa será para ti. Esto también será tuyo: la ofrenda elevada de sus dones, y todas las ofrendas mecidas de los hijos de Israel, he dado a ti y a tus hijos y a tus hijas contigo, por estatuto perpetuo; todo limpio en tu casa comerá de ellas. De aceite, de mosto y de trigo, todo lo más escogido, las primicias de ello, que presentarán a Jehová, para ti las he dado. Las primicias de todas las cosas de la tierra de ellos, las cuales traerán a Jehová, serán tuyas; todo limpio en tu casa comerá de ellas. Todo lo consagrado por voto en Israel será tuyo. Todo lo que abre matriz, de toda carne que ofrecerán a Jehová, así de hombres como de animales, será tuyo; pero harás que se redima el primogénito del hombre; también harás redimir el primogénito de animal inmundo. De un mes harás efectuar el rescate de ellos, conforme a tu estimación, por el precio de cinco siclos, conforme al siclo del santuario, que es de veinte geras. Mas el primogénito de vaca, el primogénito de oveja y el primogénito de cabra, no redimirás; santificados son; la sangre de ellos rociarás sobre el altar, y quemarás la grosura de ellos, ofrenda encendida en olor grato a Jehová. Y la carne de ellos será tuya; como el pecho de la ofrenda mecida y como la espaldilla derecha, será tuya. Todas las ofrendas elevadas de las cosas santas, que los hijos de Israel ofrecieren a Jehová, las he dado para ti, y para tus hijos y para tus hijas contigo, por estatuto perpetuo; pacto de sal perpetuo es delante de Jehová para ti y para tu descendencia contigo. Y Jehová dijo a Aarón: De la tierra de ellos no tendrás heredad, ni entre ellos tendrás parte. Yo soy tu parte y tu heredad en medio de los hijos de Israel. Y he aquí yo he dado a los hijos de Leví todos los diezmos en Israel por heredad, por su ministerio, por cuanto ellos sirven en el ministerio del tabernáculo de reunión. Y no se acercarán más los hijos de Israel al tabernáculo de reunión, para que no lleven pecado por el cual mueran. Mas los levitas harán el servicio del tabernáculo de reunión, y ellos llevarán su iniquidad; estatuto perpetuo para vuestros descendientes; y no poseerán heredad entre los hijos de Israel. Porque a los levitas he dado por heredad los diezmos de los hijos de Israel, que ofrecerán a Jehová en ofrenda; por lo cual les he dicho: Entre los hijos de Israel no poseerán heredad. Y habló Jehová a Moisés, diciendo: Así hablarás a los levitas, y les dirás: Cuando toméis de los hijos de Israel los diezmos que os he dado de ellos por vuestra heredad, vosotros presentaréis de ellos en ofrenda mecida a Jehová el diezmo de los diezmos. Y se os contará vuestra ofrenda como grano de la era, y como producto del lagar. Así ofreceréis también vosotros ofrenda a Jehová de todos vuestros diezmos que recibáis de los hijos de Israel; y daréis de ellos la ofrenda de Jehová al sacerdote Aarón. De todos vuestros dones ofreceréis toda ofrenda a Jehová; de todo lo mejor de ellos ofreceréis la porción que ha de ser consagrada. Y les dirás: Cuando ofreciereis lo mejor de ellos, será contado a los levitas como producto de la era, y como producto del lagar. Y lo comeréis en cualquier lugar, vosotros y vuestras familias; pues es vuestra remuneración por vuestro ministerio en el tabernáculo de reunión. Y no llevaréis pecado por ello, cuando hubiereis ofrecido la mejor parte de él; y no contaminaréis las cosas santas de los hijos de Israel, y no moriréis. 19 Jehová habló a Moisés y a Aarón, diciendo: Esta es la ordenanza de la ley que Jehová ha prescrito, diciendo: Dí a los hijos de Israel que te traigan una vaca alazana, perfecta, en la cual no haya falta, sobre la cual no se haya puesto yugo; y la daréis a Eleazar el sacerdote, y él la sacará fuera del campamento, y la hará degollar en su presencia. Y Eleazar el sacerdote tomará de la sangre con su dedo, y rociará hacia la parte delantera del tabernáculo de reunión con la sangre de ella siete veces; y hará quemar la vaca ante sus ojos; su cuero y su carne y su sangre, con su estiércol, hará quemar. Luego tomará el sacerdote madera de cedro, e hisopo, y escarlata, y lo echará en medio del fuego en que arde la vaca. El sacerdote lavará luego sus vestidos, lavará también su cuerpo con agua, y después entrará en el campamento; y será inmundo el sacerdote hasta la noche. Asimismo el que la quemó lavará sus vestidos en agua, también lavará en agua su cuerpo, y será inmundo hasta la noche. Y un hombre limpio recogerá las cenizas de la vaca y las pondrá fuera del campamento en lugar limpio, y las guardará la congregación de los hijos de Israel para el agua de purificación; es una expiación. Y el que recogió las cenizas de la vaca lavará sus vestidos, y será inmundo hasta la noche; y será estatuto perpetuo para los hijos de Israel, y para el extranjero que mora entre ellos. El que tocare cadáver de cualquier persona será inmundo siete días. Al tercer día se purificará con aquella agua, y al séptimo día será limpio; y si al tercer día no se purificare, no será limpio al séptimo día. Todo aquel que tocare cadáver de cualquier persona, y no se purificare, el tabernáculo de Jehová contaminó, y aquella persona será cortada de Israel; por cuanto el agua de la purificación no fue rociada sobre él, inmundo será, y su inmundicia será sobre él. Esta es la ley para cuando alguno muera en la tienda: cualquiera que entre en la tienda, y todo el que esté en ella, será inmundo siete días. Y toda vasija abierta, cuya tapa no esté bien ajustada, será inmunda; y cualquiera que tocare algún muerto a espada sobre la faz del campo, o algún cadáver, o hueso humano, o sepulcro, siete días será inmundo. Y para el inmundo tomarán de la ceniza de la vaca quemada de la expiación, y echarán sobre ella agua corriente en un recipiente; y un hombre limpio tomará hisopo, y lo mojará en el agua, y rociará sobre la tienda, sobre todos los muebles, sobre las personas que allí estuvieren, y sobre aquel que hubiere tocado el hueso, o el asesinado, o el muerto, o el sepulcro. Y el limpio rociará sobre el inmundo al tercero y al séptimo día; y cuando lo haya purificado al día séptimo, él lavará luego sus vestidos, y a sí mismo se lavará con agua, y será limpio a la noche. Y el que fuere inmundo, y no se purificare, la tal persona será cortada de entre la congregación, por cuanto contaminó el tabernáculo de Jehová; no fue rociada sobre él el agua de la purificación; es inmundo. Les será estatuto perpetuo; también el que rociare el agua de la purificación lavará sus vestidos; y el que tocare el agua de la purificación será inmundo hasta la noche. Y todo lo que el inmundo tocare, será inmundo; y la persona que lo tocare será inmunda hasta la noche.

Salmo 150

¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor! Alaben a Dios en su santuario, alábenlo en su poderoso firmamento. Alábenlo por sus proezas, alábenlo por su inmensa grandeza. Alábenlo con sonido de trompeta, alábenlo con el arpa y la lira. Alábenlo con panderos y danzas, alábenlo con cuerdas y flautas. Alábenlo con címbalos sonoros, alábenlo con címbalos resonantes. ¡Que todo lo que respira alabe al Señor! ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!

Proverbios 19:

Más vale pobre e intachable que necio y embustero. El afán sin conocimiento no vale nada; mucho yerra quien mucho corre. La necedad del hombre le hace perder el rumbo, y para colmo se irrita contra el Señor. Con las riquezas aumentan los amigos, pero al pobre hasta su amigo lo abandona. El testigo falso no quedará sin castigo; el que esparce mentiras no saldrá bien librado. Muchos buscan congraciarse con los poderosos; todos son amigos de quienes reparten regalos. Si al pobre lo aborrecen sus parientes, con más razón lo evitan sus amigos. Aunque los busca suplicante, por ninguna parte los encuentra. El que adquiere cordura a sí mismo se ama, y el que retiene el discernimiento prospera. El testigo falso no quedará sin castigo; el que difunde mentiras perecerá. No va bien con el necio vivir entre lujos, y menos con el esclavo gobernar a los príncipes. El buen juicio hace al hombre paciente; su gloria es pasar por alto la ofensa. Rugido de león es la ira del rey; su favor es como rocío sobre el pasto. El hijo necio es la ruina del padre; la mujer pendenciera es gotera constante. La casa y el dinero se heredan de los padres, pero la esposa inteligente es un don del Señor. La pereza conduce al sueño profundo; el holgazán pasará hambre. El que cumple el mandamiento cumple consigo mismo; el que descuida su conducta morirá. Servir al pobre es hacerle un préstamo al Señor; Dios pagará esas buenas acciones. Corrige a tu hijo mientras aún hay esperanza; no te hagas cómplice de su muerte. El iracundo tendrá que afrontar el castigo; el que intente disuadirlo aumentará su enojo.  Atiende al consejo y acepta la corrección, y llegarás a ser sabio. El corazón humano genera muchos proyectos, pero al final prevalecen los designios del Señor. De todo hombre se espera lealtad. Más vale ser pobre que mentiroso. El temor del Señor conduce a la vida; da un sueño tranquilo y evita los problemas. El perezoso mete la mano en el plato, pero es incapaz de llevarse el bocado a la boca. Golpea al insolente, y se hará prudente el inexperto; reprende al entendido, y ganará en conocimiento. El que roba a su padre y echa a la calle a su madre es un hijo infame y sinvergüenza. Hijo mío, si dejas de atender a la corrección, te apartarás de las palabras del saber. El testigo corrupto se burla de la justicia, y la boca del malvado engulle maldad. El castigo se dispuso para los insolentes, y los azotes para la espalda de los necios.




El Libro de Lucas Capítulo 19 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:



EL SANTO EVANGELIO SEGÚN
SAN LUCAS




CAPÍTULO 19
(33 d.C.)
ZAQUEO




Y habiendo entrado Jesús iba pasando por Jericó (Él siempre dejaba un lugar en mejores condiciones de como lo encontró).
2 Y, he aquí, un varón llamado Zaqueo, el cual era el principal de los Publicanos (recaudador de impuestos), y era rico (encontramos que el mendigo ciego es preferido, ya que fue sanado antes que el recaudador rico; él estaba por último pero puesto primero; se le mandó "levántate," pero a Zaqueo "desciende"; así, el rico y el pobre se encuentran en el mismo nivel como pecadores ante Dios).
3 Y procuraba ver a Jesús quien fuese (como Bartimeo, él procuraba ver a Jesús; también como Bartimeo, él carecía de algo porque el dinero nunca satisface la sed espiritual del corazón humano); más no podía a causa de la multitud (la gran multitud de gente), porque era pequeño de estatura (quiere decir que él era bajo en estatura que la mayoría de los demás hombres).
4 Y corriendo delante (averiguó la dirección donde Jesús iba, y procuró encontrar una posición ventajosa, que así hizo), se subió a un árbol sicómoro para verle: porque había de pasar por allí (una declaración de proporción monumental).
5 Y cuando vino a aquel lugar Jesús, mirando hacia arriba, le vio (todo fue orquestado por el Espíritu Santo; un corazón sediento, buscador, siempre encontrará al Señor), y le dijo, Zaqueo, date prisa, desciende; porque hoy es necesario que Yo Me aloje en tu casa (declara la Deidad y Realeza de Jesús, aunque casi no se usa; Él no pedía el alojamiento, pero como Rey inspiraba esa posición; la Salvación de Zaqueo es una de las más asombrosas en los Evangelios; era personal: "Zaqueo"; este llamado era urgente: "date prisa"; era humillante: "desciende"; era inmediato: "hoy"; era perdurable: "que Yo Me aloje"; era social: "en tu casa").
6 Entonces él descendió aprisa, y Le recibió gozoso (el efecto moral de la conversión fue visto en cómo Zaqueo tomaba su lugar junto a Jesús en público).
7 Y viendo esto (la multitud), todos murmuraban (la murmuración siempre es un pecado), diciendo, Que había entrado a alojarse con un hombre pecador (Jesús nunca se congraciaba al capricho público, ni a la opinión predominante, ni a la sabiduría convencional).
8 Entonces Zaqueo puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes  doy a los pobres (a diferencia del joven noble rico, él inmediatamente se ofreció a dar  sus bienes); y si en algo he defraudado alguno, se lo devuelvo cuatro veces esa cantidad (la ley Romana requería una restitución cuádruple, pero la ley Levítica sólo exigía el principal y añadir una quinta parte [Núm. 5:7]; pero él se impuso la medida severa de Éxodo 22:1; así que él se juzgó, y el verdadero Arrepentimiento obra de acuerdo).
9 Y Jesús le dijo, Hoy ha venido la Salvación a esta casa (Jesús es la respuesta a todos los problemas), por cuanto él también es hijo de Abraham (Jesús está diciendo que Zaqueo tiene tanto derecho a la Salvación como cualquier otra persona en Israel; porque él era un recaudador de impuestos, el liderazgo religioso lo excluía, pero el Señor no hizo eso; debiéramos pensar en esta declaración con mucho cuidado).
10 Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido (la "búsqueda de los perdidos," al menos de parte de Dios, indica mucho más que una mera búsqueda, sino más bien una participación sumamente activa; tanto en realidad, que llevó a Cristo a la Cruz).
LAS DIEZ LIBRAS
11 Y oyendo ellos estas cosas, prosiguió Jesús y dijo una Parábola, por cuanto estaba cerca de Jerusalén, y porque pensaban que luego había de ser manifestado el Reino de Dios (Su llegada a Jerusalén, y los acontecimientos recientes con Bartimeo y Zaqueo, es probable que exacerbó los sentimientos de las personas; no se dieron cuenta que Él estaba en Camino para ser Crucificado; pensaron que Él estaba por subir  al Trono).
12 Dijo pues, Un Hombre Noble partió a una provincia lejos, para tomar para Sí un Reino, y volver (¡éste era Jesús Mismo!).
13 Mas llamados a diez siervos Suyos (el número "diez" en la ideología Judía corresponde a un número indefinido y, por lo tanto, incluye a todos quienes Lo seguirían), les dio diez libras (aproximadamente 5.000 dólares por cada libra en la moneda de hoy día), y les dijo, Ocupad entre tanto que Yo vengo (se refiere al cumplimiento de aquella responsabilidad de parte de cada persona, hasta que el Señor regrese).
14 Empero Sus ciudadanos Le aborrecían (se refiere a los Judíos en Su Primera Venida), y enviaron tras de Él una delegación con un mensaje, diciendo, No queremos que Éste reine sobre nosotros.
15 Y aconteció, que vuelto Él (se refiere a la Segunda Venida), habiendo tomado el Reino (Apoc. 11:15), mandó llamar a Sí a aquellos siervos a los cuales había dado el dinero, para saber lo que había negociado cada uno (corresponde al Tribunal de Cristo, que ocurrirá inmediatamente antes de la Segunda Venida; pero la acción de este Juicio no será realizado hasta la Edad del Reino, que comenzará con la Segunda Venida).
16 Y vino el primero, diciendo, Señor, Tu libra ha ganado diez libras (aproximadamente 50.000 dólares en la moneda estadounidense de hoy día).
17 Y Él le dice, Está bien, buen siervo: pues que en lo poco has sido fiel (la "fidelidad," o la falta de la misma, constituye la base de todo el juicio), tendrás potestad sobre diez ciudades (algunos han afirmado que esto corresponde a la Edad del Reino venidero, dándole a los Creyentes el dominio sobre ciertas ciudades; sin embargo, al tomar en cuenta a todos los Creyentes, no hay tantas ciudades en el mundo; por lo tanto, la declaración tiene que ver con la categoría de recompensa).
18 Y vino otro, diciendo, Señor, Tu libra ha hecho cinco libras.
19 Y también a éste dijo, Tú también sé sobre cinco ciudades.
20 Y vino otro, diciendo, Señor, he aquí, Tu libra, la cual he tenido guardada en un pañuelo (representa a aquel que no hizo nada):
21 Porque tuve miedo de Ti, que eres hombre exigente (falso): tomas lo que no pusiste, y siegas lo que no sembraste (todo esto es falso).
22 Entonces Él (Jesús) le dijo, Mal siervo, de tu boca te juzgo (no parece indicar un pecado grave, pero parece haber sido culpable de la apatía espiritual, que caracteriza a tantos Cristianos). Sabías que Yo era hombre exigente (en otras palabras, si usted realmente cree esto), que tomo lo que no puse, y que siego lo que no sembré:
23 ¿Por qué, no diste Mi dinero al banco, y Yo viniendo lo recibiera con interés? (Con los intereses.)
24 Y dijo a los que estaban presentes, Quitadle la libra, y dadla al que tiene las diez libras (él no fue juzgado por lo que hizo, sino por lo que no hizo).
25 (Y ellos le dijeron, Señor, tiene diez libras.) (La gente dijo esto porque estaban pasmados porque le quitó la libra al hombre para dársela al que ya tenía diez libras.)
26 Pues, yo os digo, Que a cualquiera que tuviere le será dado; más al que no tuviere,   aun lo que tiene le será quitado (es la "Ley de Rendimientos Decrecientes"; la luz que se le da a alguien y luego la rechaza es causante de no sólo perder lo que podría haber tenido, sino hasta lo que actualmente tiene; significa que si el Mensaje de la Cruz es oído y rechazado, estas personas no sólo perderán lo que ellos podrían haber tenido, sino que perderán lo poco que tenían antes, que se traduce en ruina espiritual).
27 Mas también a aquellos Mis enemigos, que no querían que Yo reinase sobre ellos, traedlos acá, y degolladlos delante de Mí (corresponde a todos quienes caen en esta categoría, incluso la totalidad de la Tierra, y para siempre; esto ocurrirá en "el Juicio del Gran Trono Blanco" [Apoc. 20:11-15]).
LA ENTRADA TRIUNFAL
28 Y dicho esto, iba delante, subiendo a Jerusalén (está literalmente correcto, porque Jerusalén está aproximadamente 1.066 metros [3.500 pies] más alto en elevación que Jericó).
29 Y aconteció, que llegando cerca de Betfagé y de Betania, al Monte que se llama de los Olivos (los suburbios de Jerusalén), envió dos de Sus Discípulos (la identidad de esos dos no se conoce bien, pero se cree que eran Pedro y Juan),
30 Diciendo, Id a la aldea de enfrente (era Betania o Betfagé); en la cual cuando entréis, hallaréis un pollino atado, en él que ningún hombre se ha sentado jamás: desatadlo, y traedlo (declara que la Entrada Triunfal ya estaba por comenzar, como lo predijo el Profeta Zacarías [Zac. 9:9]).
31 Y si alguien os preguntare, ¿por qué lo desatáis? (Describe que no hubo preparación de antemano para pedir prestado el animal. ¿Por qué? Jesús como Rey, porque era lo que Él representaba en ese momento, no tiene y, de hecho, ni necesita pedir permiso. Él es Soberano.) Le responderéis así, Porque el Señor lo necesita.
32 Y fueron los que habían sido enviados, y hallaron como les dijo (¡siempre será el caso!).
33 Y desatando ellos el pollino, sus dueños les dijeron, ¿Por qué desatáis el pollino?
34 Y ellos dijeron, Porque el Señor lo necesita (desde luego los dueños consintieron inmediatamente; qué privilegio fue para ellos proporcionar el animal – en realidad eran dos animales – usados por el Señor en ese momento).
35 Y lo trajeron (el animal) a Jesús: y habiendo echado sus vestidos sobre el pollino (prepararon una especie de montura), pusieron a Jesús encima.
36 Y yendo Él, tendían sus capas por el camino (tiene que ver con el gran número de peregrinos que habían llegado de todas partes de Israel para la Pascua; había mucha gente en este camino).
37 Y cuando llegasen ya cerca, de la bajada del Monte de los Olivos, toda la multitud de los Discípulos (todos los seguidores de Cristo, no solamente los Doce), gozándose, comenzaron a alabar a Dios a gran voz por todas las maravillas que habían visto;
38 Diciendo, ¡Bendito el Rey Que viene en el Nombre del Señor (la Profecía de Zacarías exigía esta presentación pública de Jesús como el Rey de Israel, aunque Él sería rechazado): paz en el Cielo, y Gloria en las Alturas! (Estas frases son de gran magnitud; Jesús habría de sufrir y morir en unas cuantas horas; lo que traería paz al Cielo así como en la Tierra; Él derrotó totalmente a Satanás, que fue lo que hizo posible que todas las cosas sean reconciliadas en el Cielo y en la Tierra; todavía no está terminado, pero a raíz de la Cruz, será terminado de seguro [Col. 2:14-17; Heb. 2:14-15].)
39 Entonces algunos de los Fariseos de la compañía Le dijeron, Maestro, reprende a Tus Discípulos (Satanás hará todo en su poder para impedir a la gente que alabe al Señor, él usará principalmente a la Iglesia para llevar a cabo sus siniestros propósitos).
40 Y Él respondiendo les dijo, Os digo que, si éstos callaren, las piedras clamarán (Dios  exige alabanza y, sin duda alguna, los Verdaderos Cristianos Lo alabarán; esto le expone al mundo de los espíritus de que el Plan de Dios tendrá éxito y que Satanás será derrotado).
JERUSALÉN
41 Y cuando llegó cerca, viendo Él la ciudad (Jerusalén, durante ese tiempo, fue una ciudad de hermosura sin igual; el Templo era de destello blanco, y uno de los edificios más hermosos en todo el mundo), lloró sobre ella (se refiere a sollozos y llantos fuertes, lamentaciones, hasta gemidos; ¿cuál debió haber sido la reacción de la gente al verle hacer esto?),
42 Diciendo, ¡Oh, si también tú conocieses, a lo menos en este tu día, lo que toca a tu paz! (Lo que Israel hubiera disfrutado, si solamente hubiera obedecido la Palabra de Dios.) Mas ahora está encubierto de tus ojos (se refiere a la ceguera voluntariosa, que resultó en ceguera judicial; entonces el Liderazgo de Dios será entregado a los Gentiles).
43 Porque vendrán días sobre ti, que tus enemigos te cercarán con baluarte (fue cumplido en su totalidad en el año 70 d.C.), y te pondrán cerco, y de todas partes te pondrán en estrecho (los Romanos circundaron a Jerusalén con una muralla de piedra, haciéndolo imposible de escapar),
44 Y te derribarán a tierra (el General Romano Tito, con la Décima Legión, redujo la ciudad a escombros), y a tus hijos dentro de ti (referente al sitio, mataron a más de un millón de personas, miles y miles fueron vendidos como esclavos); y no dejarán sobre ti piedra sobre piedra (tiene que ver con el Templo, y fue totalmente cumplido; cada piedra fue removida y un arado surcó la tierra en el lugar donde estuvo el Templo, cumpliendo Miqueas 3:12); por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación (se refiere a la Vida y Ministerio de Jesús, lo que constituyó la mayor visitación jamás experimentada por alguien).
EL TEMPLO
45 Y entrando en el Templo (en realidad se refiere al día siguiente), comenzó a echar fuera a todos los que vendían y compraban en el (es muy probable que ocurrió en el Atrio de los Gentiles).
46 Diciéndoles, Escrito está (Isa. 56:7), Mi Casa, Casa de Oración es: mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones (Satanás había hecho esto a través de los líderes religiosos).
47 Y Él enseñaba cada día en el Templo (sucedió aproximadamente a los cinco días antes de su arresto y juicio en el día sexto). Mas los Principales Sacerdotes, y los Escribas, y los Principales del pueblo procuraban matarle (tiene que ver, como es obvio, con la jerarquía religiosa de Israel; pero no importa cuán poderosa fuera la jerarquía, oponerse a Dios es una lucha que no se puede ganar; solamente lograrán en destruirse a ellos mismos),
48 Y no hallaban que hacerle (no podían encontrar una manera de destruirle): porque todo el pueblo estaba suspenso oyéndole (por lo tanto, todo lo que ellos tenían que hacer no podían hacerlo a la vista del público, sino tenían que hacerlo en secreto, lo que así hicieron de todos modos).


Primera Corintios Capítulo 13:



Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.


Hebreos 10:35-12:4



Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta  en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté,  David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.

Romanos 8:



Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los   muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

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