15 September 2017

El 16 de setiembre Lectura Bíblica Diaria

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Mensaje de la Cruz de Cristo Jesús-Capítulo-1
Sonidos del aire libre



El 16 de setiembre Lectura Bíblica Diaria:


Job 27 a 29:



Job, retomando la palabra, dijo: "Juro por Dios, el Todopoderoso, quien se niega a hacerme justicia, quien me ha amargado el ánimo, que mientras haya vida en mí y aliento divino en mi nariz, mis labios no pronunciarán maldad alguna, ni mi lengua proferirá mentiras. Jamás podré admitir que ustedes tengan la razón; mientras viva, insistiré en mi integridad. Insistiré en mi inocencia; no cederé. Mientras viva, no me remorderá la conciencia. "¡Que terminen mis enemigos como los malvados y mis adversarios como los injustos! ¿Qué esperanza tienen los impíos cuando son eliminados, cuando Dios les quita la vida? ¿Escucha Dios su clamor cuando les sobreviene la angustia? ¿Acaso se deleitan en el Todopoderoso, o claman a Dios en todo tiempo? "¡Yo les voy a mostrar algo del poder de Dios! ¡No les voy a ocultar los planes del Todopoderoso! Si ustedes mismos han visto todo esto, ¿a qué viene tanta palabrería?" "Ésta es la herencia que Dios tiene reservada para los malvados; ésta es la herencia que los desalmados recibirán del Todopoderoso: No importa cuántos hijos tengan, la espada los aguarda; jamás sus pequeños comerán hasta saciarse. La muerte sepultará a quienes les sobrevivan; sus viudas no llorarán por ellos. Y aunque amontonen plata como polvo, y apilen vestidos como arcilla, será el justo quien se ponga esos vestidos, y el inocente quien reparta esa plata. Las casas que construyen parecen larvas de polilla, parecen cobertizo de vigilancia. Se acuestan siendo ricos, pero por última vez: cuando despiertan, sus riquezas se han esfumado. Les sobreviene un diluvio de terrores; la tempestad los arrebata por la noche. El viento del este se los lleva, y desaparecen; los arranca del lugar donde viven. Se lanza contra ellos sin clemencia, mientras ellos tratan de huir de su poder. Agita las manos y aplaude burlón; entre silbidos, los arranca de su lugar." Hay minas de donde se saca la plata, y crisoles donde se refina el oro. El hierro se extrae de la tierra; el cobre se separa de la escoria. El minero ha puesto fin a las tinieblas: hurga en los rincones más apartados, busca piedras en la más densa oscuridad. Lejos de la gente cava túneles en lugares nunca hollados; lejos de la gente se balancea en el aire. Extrae su sustento de la tierra, cuyas entrañas se transforman como por fuego. De sus rocas se obtienen zafiros, y en el polvo se encuentra oro. No hay ave rapaz que conozca ese escondrijo ni ojo de halcón que lo haya descubierto. Ninguna bestia salvaje ha puesto allí su pie; tampoco merodean allí los leones. La mano del minero ataca el pedernal y pone al descubierto la raíz de las montañas. Abre túneles en la roca, y sus ojos contemplan todos sus tesoros. Anda en busca de las fuentes de los ríos, y trae a la luz cosas ocultas. Pero, ¿dónde se halla la sabiduría? ¿Dónde habita la inteligencia? Nadie sabe lo que ella vale, pues no se encuentra en este mundo. "Aquí no está", dice el océano; "Aquí tampoco", responde el mar. No se compra con el oro más fino, ni su precio se calcula en plata. No se compra con oro refinado, ni con ónice ni zafiros. Ni el oro ni el cristal se comparan con ella, ni se cambia por áureas joyas. ¡Para qué mencionar el coral y el jaspe! ¡La sabiduría vale más que los rubíes! El topacio de Cus no se le iguala, ni es posible comprarla con oro puro. ¿De dónde, pues, viene la sabiduría? ¿Dónde habita la inteligencia? Se esconde de los ojos de toda criatura; ¡hasta de las aves del cielo se oculta! La destrucción y la muerte afirman: "Algo acerca de su fama llegó a nuestros oídos." Sólo Dios sabe llegar hasta ella; sólo él sabe dónde habita. Él puede ver los confines de la tierra; él ve todo lo que hay bajo los cielos. Cuando él establecía la fuerza del viento y determinaba el volumen de las aguas, cuando dictaba el decreto para las lluvias y la ruta de las tormentas, miró entonces a la sabiduría y ponderó su valor; la puso a prueba y la confirmó. Y dijo a los mortales: "Temer al Señor: ¡eso es sabiduría! Apartarse del mal: ¡eso es discernimiento!" Job, retomando la palabra, dijo: "¡Cómo añoro los meses que se han ido, los días en que Dios me cuidaba! Su lámpara alumbraba sobre mi cabeza, y por su luz podía andar entre tinieblas. ¡Qué días aquellos, cuando yo estaba en mi apogeo y Dios bendecía mi casa con su íntima amistad! "Cuando aún estaba conmigo el Todopoderoso, y mis hijos me rodeaban; cuando ante mí corrían ríos de crema, y de las rocas fluían arroyos de aceite; cuando ocupaba mi puesto en el consejo de la ciudad, y en la plaza pública tomaba asiento, los jóvenes al verme se hacían a un lado, y los ancianos se ponían de pie; los jefes se abstenían de hablar y se tapaban la boca con las manos; los nobles bajaban la voz, y la lengua se les pegaba al paladar. Los que me oían, hablaban bien de mí; los que me veían, me alababan. Si el pobre recurría a mí, yo lo ponía a salvo, y también al huérfano, si no tenía quien lo ayudara. Me bendecían los desahuciados; ¡por mí gritaba de alegría el *corazón de las viudas! De justicia y rectitud me revestía; ellas eran mi manto y mi turbante. Para los ciegos fui sus ojos; para los tullidos, sus pies. Fui padre de los necesitados y defensor de los extranjeros. A los malvados les rompí la cara; ¡de sus fauces les arrebaté la presa! "Llegué a pensar: Moriré en mi propia casa; mis días serán incontables como la arena del mar. Mis raíces llegarán hasta las aguas; el rocío de la noche se quedará en mis ramas. Mi gloria mantendrá en mí su lozanía, y el arco en mi mano se mantendrá firme. "La gente me escuchaba expectante, y en silencio aguardaba mi consejo. Hablaba yo, y nadie replicaba; mis palabras hallaban cabida en sus oídos. Expectantes, absorbían mis palabras como quien espera las lluvias tardías. Si yo les sonreía, no podían creerlo; mi rostro sonriente los reanimaba. Yo les indicaba el camino a seguir; me sentaba a la cabecera; habitaba entre ellos como un rey entre su tropa, como quien consuela a los que están de luto.


Salmo 126:
Cuando el Señor hizo volver a Sión a los cautivos, nos parecía estar soñando. Nuestra boca se llenó de risas; nuestra lengua, de canciones jubilosas. Hasta los otros pueblos decían: "El Señor ha hecho grandes cosas por ellos." Sí, el Señor ha hecho grandes cosas por nosotros, y eso nos llena de alegría. Ahora, Señor, haz volver a nuestros cautivos como haces volver los arroyos del desierto. El que con lágrimas siembra, con regocijo cosecha. El que llorando esparce la semilla, cantando recoge sus gavillas.



Proverbios 26:


Ni la nieve es para el verano, ni la lluvia para la cosecha, ni los honores para el necio. Como el gorrión sin rumbo o la golondrina sin nido, la maldición sin motivo jamás llega a su destino. El látigo es para los caballos, el freno para los asnos, y el garrote para la espalda del necio. No respondas al necio según su necedad, o tú mismo pasarás por necio. Respóndele al necio como se merece, para que no se tenga por sabio. Enviar un mensaje por medio de un necio es como cortarse los pies o sufrir violencia. Inútil es el proverbio en la boca del necio como inútiles son las piernas de un tullido. Rendirle honores al necio es tan absurdo como atar una piedra a la honda. El proverbio en la boca del necio es como espina en la mano del borracho. Como arquero que hiere a todo el que pasa es quien contrata al necio en su casa. Como vuelve el perro a su vómito, así el necio insiste en su necedad. ¿Te has fijado en quien se cree muy sabio? Más se puede esperar de un necio que de gente así. Dice el perezoso: "Hay una fiera en el camino. ¡Por las calles un león anda suelto!" Sobre sus goznes gira la puerta; sobre la cama, el perezoso. El perezoso mete la mano en el plato, pero le pesa llevarse el bocado a la boca. El perezoso se cree más sabio que siete sabios que saben responder. Meterse en pleitos ajenos es como agarrar a un perro por las orejas. Como loco que dispara mortíferas flechas encendidas, es quien engaña a su amigo y explica: "¡Tan sólo estaba bromeando!" Sin leña se apaga el fuego; sin chismes se acaba el pleito. Con el carbón se hacen brasas, con la leña se prende fuego, y con un pendenciero se inician los pleitos. Los chismes son como ricos bocados: se deslizan hasta las entrañas. Como baño de plata sobre vasija de barro son los labios zalameros de un corazón malvado. El que odia se esconde tras sus palabras, pero en lo íntimo alberga perfidia. No le creas, aunque te hable con dulzura, porque su corazón rebosa de abominaciones. Tal vez disimule con engaños su odio, pero en la asamblea se descubrirá su maldad. Cava una fosa, y en ella caerás; echa a rodar piedras, y te aplastarán. La lengua mentirosa odia a sus víctimas; la boca lisonjera lleva a la ruina.



El Libro de Marcos Capítulo 11 el Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:




EL SANTO EVANGELIO SEGÚN
SAN MARCOS




CAPÍTULO 11
(33 d.C.)
LA ENTRADA TRIUNFAL
A JERUSALÉN




y CUANDO fueron cerca de Jerusalén, de Betfagé y de Betania, al Monte de los
Olivos (tiene que ver con dos aldeas, suburbios de Jerusalén en el lado oriental de la ciudad), Él envía dos de Sus Discípulos (la tradición dice que fueron Pedro y Juan),
2 Y les dice, Id al lugar que está delante de vosotros (probablemente Betfagé, porque estaba más cerca): y luego entrados en el, hallaréis un pollino atado, sobre el cual ningún hombre ha subido (ninguna persona había cabalgado este potro); desatadlo, y traedlo.
3 Y si alguien os dijere, ¿Por qué hacéis eso? (Insinúa que esto sería el caso, y así es.) decid que el Señor lo necesita (como Dios, el Señor no necesita nada; como el Hijo del Hombre, Él necesitó ciertas cosas); y luego (inmediatamente) lo enviará acá (dará permiso para utilizar el potro, todo fue revelado a Cristo por el Espíritu Santo).
4 Y fueron por su camino, y hallaron el pollino atado junto a la puerta fuera entre dos caminos; y le desataron ("su camino" fue "Su Camino").
5 Y unos de los que estaban allí les dijeron, ¿Qué hacéis desatando el pollino? (Significa que no hubieron arreglos anteriores.)
6 Ellos entonces les dijeron como Jesús había mandado (el Señor tiene necesidad de él): y los dejaron (una obediencia instantánea; qué privilegio tenía estos hombres de prestar su potro a Cristo).
7 Y trajeron el pollino a Jesús, y echaron sobre él sus vestidos; y se sentó sobre él (declara el comienzo de la Entrada Triunfal; que fue el cumplimiento de la Profecía dada por Zacarías [Zac. 9:9]).
8 Y muchos tendían sus vestidos por el camino (era Su presentación formal de Sí Mismo como el Mesías; como es obvio, sería rechazado): y otros cortaban ramas de los árboles, y las tendían por el camino (probablemente frondas de la palmera).
9 Y los que iban delante, y los que iban detrás (representa multitudes tanto detrás de Cristo como delante de Cristo, cuando Él entró en Jerusalén), daban voces, diciendo, ¡Hosanna! Bendito El Que viene en el Nombre del Señor (tomado de Salmos 118:25-26; esta aclamación fue dada en "la Fiesta de los Tabernáculos," cuando los Sacerdotes marchaban una vez al día durante siete días alrededor del Altar con hojas de la palmera en sus manos; durante el octavo día marchaban siete veces, que era la "Hosanna Grande"; la gente creía que Jesús ya estaba a punto de tomar el Trono; les parecían que la gran Edad del Reino ya comenzaría; la verdad es, ésta podría haber comenzado, pero el mando religioso de Israel Lo rechazaba):
10 Bendito el Reino de nuestro padre David (debiera traducirse, "Bendito sea el Reino que viene, el Reino de nuestro Padre David"), que viene en el Nombre del Señor (debiera traducirse, "Quién viene en el Nombre del Señor"; ¡Jesús era esa Persona!): Hosanna en las Alturas (significaba que Él era el Más Alto; por consiguiente, el Único Quien podría salvarlos).
11 Y entró Jesús en Jerusalén, y en el Templo: y habiendo mirado alrededor todas las cosas (Él observó todo el regateo, el intercambio, la discusión sobre precios, que probablemente fue en el Atrio de los Gentiles; Él volvería al día siguiente, y limpiaría este lugar), y siendo ya tarde, se salió a Betania con los Doce (probablemente era el Domingo, y de ser así, una semana más tarde Jesús resucitaría de entre los muertos; por consiguiente, la semana intermedia sería una pena de magnitud indescriptible).
JESÚS MALDICE A UNA
HIGUERA INFRUCTÍFERA
12 Y el día siguiente (sugiere que era el Lunes; Mateo dice que era temprano, probablemente antes de las 6:00 de la madrugada, probablemente Él había pasado la noche al aire libre con los Discípulos), cuando salieron de Betania, Él tuvo hambre:
13 Y viendo de lejos una higuera que tenía hojas, Él se acercó, si quizá Él hallaría en ella algo (según todas las apariencias, ya los higos debieran haber brotado): y cuando Él vino a ella, nada halló sino hojas (ninguna fruta); porque no era tiempo de higos (significa que a pesar de su apariencia, sugiriendo la presencia de fruta, y que ya debiera haber brotado, era estéril).
14 Entonces Jesús respondiendo dijo a la higuera (manifiesta que el Señor se olvidaba de Su hambre natural y el pensamiento de una figura espiritual que a la vista de este árbol comenzó a presentarse a Su Mente), Nunca más coma nadie fruto de ti para siempre (simbólico de la nación Judía; una maldición fue colocada en la higuera, no necesariamente por ser estéril, sino por ser falsa; también, las palabras "para siempre," debiera traducirse "para esta era," es decir hasta que la época de los Gentiles sea cumplida; será en la Segunda Venida). Y lo oyeron Sus Discípulos (¡aprenderán una lección de esto, justo como nosotros lo veremos!).
JESÚS LIMPIA EL TEMPLO
15 Vienen, pues, a Jerusalén: y entrando Jesús en el Templo (se refiere al hecho que su condición, en sentido espiritual, había estado en Su Mente toda la noche; Él estaba probablemente en el Atrio de los Gentiles), comenzó a echar fuera a los que vendían y compraban en el Templo, y trastornó las mesas de los cambistas, y las sillas de los que vendían palomas;
16 Y no consentía que alguien llevase vaso por el Templo (Él requería que toda la Casa de Su Padre fuera considerada Sagrada).
17 Y Él les enseñaba, diciendo (¡sin duda a una gran multitud de gente que se habían juntado, mirando, como parece, con asombro sobrecogedor!), ¿No está escrito (dirigió a la gente y Sus acciones a la Palabra de Dios), que Mi Casa, Casa de Oración será llamada para todas las naciones? (Significa, como dicho, que Él estaba en el Atrio de los Gentiles, el cual había sido convertido en una plaza de mercado. Su declaración está citada en Isa. 65:7 y Jer. 7:11.) mas vosotros la habéis hecho cueva de bandidos (debiera traducirse "ladrones," porque la palabra Griega significa operaciones en gran escala y sistemática).
18 Y lo oyeron los Escribas y los Principales Sacerdotes (eran "los ladrones," porque estaban a cargo de lo que ocurría allí, y realmente sacaron ganancia personal de lo que ocurría), y procuraban cómo Le matarían (determinados no sólo a matarlo, sino destruir completamente Su influencia como una gran energía espiritual en el mundo): porque Le tenían miedo (temieron que Él usaría Su Poder para trastornar su lugar corrompido y posición corrompida), por cuanto todo el pueblo estaba maravillado de Su Doctrina (una "Doctrina" que era diferente de la doctrina suya).
19 Mas como fue tarde, Jesús salió de la ciudad (no hay indicación alguna de que Jesús pasó una noche en Jerusalén, a excepción de la noche que Él fue enjuiciado).
LA LECCIÓN DE LA
HIGUERA SECA
20 Y pasando por la mañana (probablemente se refiere al día Martes), vieron que la higuera se había secado desde las raíces (significa que fue completamente marchitado; Israel dentro de poco haría lo mismo, realmente cesando de ser una Nación).
21 Entonces Pedro acordándose Le dice, Maestro, he aquí, la higuera que Tú maldijiste se ha secado (Jesús podría haber hecho la misma cosa con Sus enemigos, si Él lo deseara; pero Él nunca usó Su Poder, salvo en la manera que el Padre Divino le dijera que debiera usarlo).
22 Y respondiendo Jesús les dice (indica a Jesús que trataba con lo que pasó, más bien del por qué pasó; no eran capaces de captar que la higuera era una ilustración de Israel; ¡todo esto vendría más tarde!), Tened Fe en Dios (literalmente dice, "Tened la Fe de Dios"; tal Fe juzga confesión [la higuera] quita dificultades [el monte] perdona ofensas).
23 Porque de cierto os digo, Que cualquiera que dijere a este monte, Quítate, y échate en el mar; y no dudare en su corazón, pero creyere que será hecho lo que dice; lo que dijere le será hecho (el "monte" es usado como un símbolo, es decir, "el monte de dificultades," etc.; Dios es un Dios que obra Milagros, y hará así para cualquiera de Sus Hijos, "quienquiera"; sin embargo, cada petición debe ser afirmada también en la Voluntad de Dios).
24 Por tanto os digo, Que todo lo que deseareis (uno que busca hacer la Voluntad de Dios, querrá sólo lo que Dios desea), cuando orando pidiereis (el valor de la oración, sin la cual estas cosas no pueden ser hechas), creed (tened Fe) que lo recibiréis, y os vendrá (como es obvio aquí, la recepción de estas cosas, independientemente de lo que ellos podrían ser, requiere una relación, y ésta es la clave).
25 Y cuando estuviereis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno (indica, que las Promesas mencionadas no serán honoradas, si abrigamos una actitud implacable): para que vuestro Padre que está en los Cielos os perdone también a vosotros vuestras ofensas (el perdón del Señor de nuestra parte, está afirmado en que perdonamos a los demás).
26 Porque si vosotros no perdonareis, tampoco vuestro Padre que está en los Cielos os perdonará vuestras ofensas (indica, al ser implacable divide la relación, que destruye el programa entero de Dios; en tal caso, nuestros pecados no son perdonados, y tampoco podemos esperar que Dios conteste la oración; éstos son impedimentos muy serios).
LA AUTORIDAD DE JESÚS
PUESTA EN DUDA
27 Y volvieron a Jerusalén: y andando Él por el Templo (representa el tercer día en el cual Él visita este edificio), vienen a Él los Principales Sacerdotes, y los Escribas, y los Ancianos (éstos eran los líderes religiosos de Israel),
28 Y Le dicen, ¿Con qué potestad haces Tú estas cosas? ¿y quién Te ha dado esta potestad para hacer estas cosas? (Eran los guardianes del Templo. Nuestro Señor, por medio de expulsar a la fuerza aquéllos que fueron involucrados en el negocio en el Templo, reclamaba una jurisdicción superior.)
29 Y Jesús respondiendo entonces les dice, Os preguntaré también Yo una palabra (Su pregunta y la respuesta, simplificará enormemente la cuestión), y respondedme, y os diré con qué autoridad hago estas cosas (realmente significa que la respuesta correcta a Su pregunta proporcionará la respuesta a sus interrogantes).
30 El bautismo de Juan, ¿era del Cielo, o de los hombres? Respondedme (Juan había presentado a Cristo como el Mesías; si afirmaran que el Profeta era de Dios, entonces tendrían que reconocer a Aquel que él había introducido; habían tratado de poner a Jesús en apuros, y ya ellos en cambio están en apuros).
31 Entonces ellos pensaron dentro de sí, diciendo, Si dijéremos, Del Cielo; dirá, ¿Por qué, pues, no le creísteis? (No creer lo que Juan dijo acerca de Jesús.)
32 Y si dijéremos, De los hombres; tememos al pueblo: porque todos juzgaban de Juan, que verdaderamente era Profeta (el respeto para Juan por la gente se había hecho aun más profundo desde su martirio; temieron si negaran el llamamiento de Juan, la gente podría apedrearlos en seguida).
33 Y respondiendo dicen a Jesús, No sabemos (¡su respuesta al menos era ridícula!; eran los mismos que debieran saber). Entonces respondiendo Jesús les dice, Tampoco Yo os diré con qué autoridad hago estas cosas (en efecto, "Yo no le contestaré, porque su respuesta a Mi pregunta es la respuesta a su propia"; Jerónimo dice, "Él así demuestra que sabían, pero no contestarían; se salvaron de este dilema por medio de expresar la ignorancia").



Primera Corintios Capítulo 13:


Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.




Hebreos 10:35-12:4


Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.



Romanos 8:


Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

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