25 September 2016

El 25 de setiembre Lectura Bíblica Diaria

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Mensaje de la Cruz de Cristo Jesús-Capítulo-1
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El 25 de setiembre Lectura Bíblica Diaria:




Ecclesiastés 12 a Cantar de Cantares 2:


Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que lleguen los días malos y vengan los años en que digas: «No encuentro en ellos placer alguno»; antes que dejen de brillar el sol y la luz, la luna y las estrellas, y vuelvan las nubes después de la lluvia. Un día temblarán los guardianes de la casa, y se encorvarán los hombres de batalla; se detendrán las molenderas por ser tan pocas, y se apagarán los que miran a través de las ventanas. Se irán cerrando las puertas de la calle, irá disminuyendo el ruido del molino, las aves elevarán su canto, pero apagados se oirán sus trinos. Sobrevendrá el temor por las alturas y por los peligros del camino. Florecerá el almendro, la langosta resultará onerosa, y no servirá de nada la alcaparra, pues el hombre se encamina al hogar eterno y rondan ya en la calle los que lloran su muerte. Acuérdate de tu Creador antes que se rompa el cordón de plata y se quiebre la vasija de oro, y se estrelle el cántaro contra la fuente y se haga pedazos la polea del pozo. Volverá entonces el polvo a la tierra, como antes fue, y el espíritu volverá a Dios, que es quien lo dio. Lo más absurdo de lo absurdo, ¡todo es un absurdo! ha dicho el Maestro. Además de ser sabio, el Maestro impartió conocimientos a la gente. Ponderó, investigó y ordenó muchísimos proverbios. Procuró también hallar las palabras más adecuadas y escribirlas con honradez y veracidad. Las palabras de los sabios son como aguijones. Como clavos bien puestos son sus colecciones de dichos, dados por un solo pastor. Además de ellas, hijo mío, ten presente que el hacer muchos libros es algo interminable y que el mucho leer causa fatiga. El fin de este asunto es que ya se ha escuchado todo. Teme, pues, a Dios y cumple sus mandamientos, porque esto es todo para el hombre. Pues Dios juzgará toda obra, buena o mala, aun la realizada en secreto.



Cantar de Cantares 1 a 2:
Cantar de los cantares de Salomón. Ah, si me besaras con los besos de tu boca ¡grato en verdad es tu amor, más que el vino! Grata es también, de tus perfumes, la fragancia; tú mismo eres bálsamo fragante. ¡Con razón te aman las doncellas! Regocijémonos y deleitémonos juntos, celebraremos tus caricias más que el vino. ¡Sobran las razones para amarte! Morena soy, pero hermosa, hijas de Jerusalén; morena como las carpas de Cedar, hermosa como los pabellones de Salmá. ¡Hazme del todo tuya! ¡Date prisa! ¡Llévame, oh rey, a tu alcoba! Regocijémonos y deleitémonos juntos, celebraremos tus caricias más que el vino. ¡Sobran las razones para amarte! Morena soy, pero hermosa, hijas de Jerusalén; morena como las carpas de Cedar, hermosa como los pabellones de Salmá. No se fijen en mi tez morena, ni en que el sol me bronceó la piel. Mis hermanos se enfadaron contra mí, y me obligaron a cuidar las viñas; ¡y mi propia viña descuidé! Cuéntame, amor de mi vida, ¿dónde apacientas tus rebaños?, ¿dónde a la hora de la siesta los haces reposar? ¿Por qué he de andar vagando entre los rebaños de tus amigos? Si no lo sabes, bella entre las bellas, ve tras la huella del rebaño y apacienta a tus cabritos junto a las moradas de los pastores. Tú y tus adornos, amada mía, me recuerdan a las yeguas enjaezadas de los carros del faraón. ¡Qué hermosas lucen tus mejillas entre los pendientes! ¡Qué hermoso luce tu cuello entre los collares! ¡Haremos para ti pendientes de oro con incrustaciones de plata! Mientras el rey se halla sentado a la mesa, mi perfume esparce su fragancia. Mi amado es para mí como el saquito de mirra que duerme entre mis pechos. Mi amado es para mí como un ramito de azahar de las viñas de Engadi. ¡Cuán bella eres, amada mía! ¡Cuán bella eres! ¡Tus ojos son dos palomas! ¡Cuán hermoso eres, amado mío! ¡Eres un encanto! Una alfombra de verdor es nuestro lecho, los cedros son las vigas de la casa y nos cubre un techo de cipreses. Yo soy una rosa de Sarón, una azucena de los valles. Como azucena entre las espinas es mi amada entre las mujeres. Cual manzano entre los árboles del bosque es mi amado entre los hombres. Me encanta sentarme a su sombra; dulce a mi paladar es su fruto. Me llevó a la sala del banquete, y sobre mí enarboló su bandera de amor. ¡Fortalézcanme con pasas, susténtenme con manzanas, porque desfallezco de amor! ¡Ojalá pudiera mi cabeza reposar sobre su izquierda! ¡Ojalá su derecha me abrazara! Yo les ruego, mujeres de Jerusalén, por las gacelas y cervatillas del bosque, que no desvelen ni molesten a mi amada hasta que ella quiera despertar. ¡La voz de mi amado! ¡Mírenlo, aquí viene!, saltando por las colinas, brincando por las montañas. Mi amado es como un venado; se parece a un cervatillo. ¡Mírenlo, de pie tras nuestro muro, espiando por las ventanas, atisbando por las celosías! Mi amado me habló y me dijo: "¡Levántate, amada mía; ven conmigo, mujer hermosa! ¡Mira, el invierno se ha ido, y con él han cesado y se han ido las lluvias! Ya brotan flores en los campos; ¡el tiempo de la canción ha llegado! el arrullo de las tórtolas. La higuera ofrece ya sus primeros frutos, y las viñas en ciernes esparcen su fragancia. ¡Levántate, amada mía; ven conmigo, mujer hermosa!" Paloma mía, que te escondes en las grietas de las rocas, en las hendiduras de las montañas, muéstrame tu rostro, déjame oír tu voz; pues tu voz es placentera y hermoso tu semblante. Atrapen a las zorras, a esas zorras pequeñas que arruinan nuestros viñedos, nuestros viñedos en flor. Mi amado es mío, y yo soy suya; él apacienta su rebaño entre azucenas. Antes de que el día despunte y se desvanezcan las sombras, regresa a mí, amado mío. Corre como un venado, como un cervatillo por colinas escarpadas.



Salmo 135:



¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor! ¡Alaben el nombre del Señor! ¡Siervos del Señor, alábenlo! Ustedes, que permanecen en la casa del Señor, en los atrios de la casa del Dios nuestro. Alaben al Señor, porque el Señor es bueno; canten salmos a su nombre, porque eso es agradable. El Señor escogió a Jacob como su propiedad, a Israel como su posesión. Yo sé que el Señor, nuestro Soberano, es más grande que todos los dioses. El Señor hace todo lo que quiere en los cielos y en la tierra, en los mares y en todos sus abismos. Levanta las nubes desde los confines de la tierra; envía relámpagos con la lluvia y saca de sus depósitos a los vientos. A los primogénitos de Egipto hirió de muerte, tanto a hombres como a animales. En tu corazón mismo, oh Egipto, contra el faraón y todos sus siervos. A muchas naciones las hirió de muerte; a reyes poderosos les quitó la vida: a Sijón, el rey amorreo; a Og, el rey de Basán, y a todos los reyes de Canaán. Entregó sus tierras como herencia, ¡como herencia para su pueblo Israel! Tu nombre, Señor, es eterno; tu renombre, por todas las generaciones. Ciertamente el Señor juzgará a su pueblo, y de sus siervos tendrá compasión. Los ídolos de los paganos son de oro y plata, producto de manos humanas. Tienen boca, pero no pueden hablar; ojos, pero no pueden ver; tienen oídos, pero no pueden oír; ¡ni siquiera hay aliento en su boca! Semejantes a ellos son sus hacedores y todos los que confían en ellos. Pueblo de Israel, bendice al Señor; descendientes de Aarón, bendigan al Señor; descendientes de Leví, bendigan al Señor; los que temen al Señor, bendíganlo. Desde Sión sea bendito el Señor, el que habita en Jerusalén. ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!





Proverbios 4:




Escuchen, hijos, la corrección de un padre; dispónganse a adquirir inteligencia. Yo les brindo buenas enseñanzas, así que no abandonen mi instrucción. Cuando yo era pequeño y vivía con mi padre, cuando era el niño consentido de mi madre, mi padre me instruyó de esta manera: "Aférrate de corazón a mis palabras; obedece mis mandamientos, y vivirás. Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia; no olvides mis palabras ni te apartes de ellas. No abandones nunca a la sabiduría, y ella te protegerá; ámala, y ella te cuidará. La sabiduría es lo primero. ¡Adquiere sabiduría! Por sobre todas las cosas, adquiere discernimiento. Estima a la sabiduría, y ella te exaltará; abrázala, y ella te honrará; te pondrá en la cabeza una hermosa diadema; te obsequiará una bella corona." Escucha, hijo mío; acoge mis palabras, y los años de tu vida aumentarán. Yo te guío por el camino de la sabiduría, te dirijo por sendas de rectitud. Cuando camines, no encontrarás obstáculos; cuando corras, no tropezarás. Aférrate a la instrucción, no la dejes escapar; cuídala bien, que ella es tu vida. No sigas la senda de los perversos ni vayas por el camino de los malvados. ¡Evita ese camino! ¡No pases por él! ¡Aléjate de allí, y sigue de largo! Los malvados no duermen si no hacen lo malo; pierden el sueño si no hacen que alguien caiga. Su pan es la maldad; su vino, la violencia. La senda de los justos se asemeja a los primeros albores de la aurora: su esplendor va en aumento hasta que el día alcanza su plenitud. Pero el camino de los malvados es como la más densa oscuridad; ¡ni siquiera saben con qué tropiezan! Hijo mío, atiende a mis consejos; escucha atentamente lo que digo. No pierdas de vista mis palabras; guárdalas muy dentro de tu corazón. Ellas dan vida a quienes las hallan; son la salud del cuerpo. Por sobre todas las cosas cuida tu corazón, porque de él mana la vida. Aleja de tu boca la perversidad; aparta de tus labios las palabras corruptas. Pon la mirada en lo que tienes delante; fija la vista en lo que está frente a ti. Endereza las sendas por donde andas; allana todos tus caminos. No te desvíes ni a diestra ni a siniestra; apártate de la maldad.




El Libro de Lucas Capítulo 4 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:




EL SANTO EVANGELIO SEGÚN
SAN LUCAS



CAPÍTULO 4
(27 d.C.)
LA TENTACIÓN DE JESÚS




Y JESÚS, lleno del Espíritu Santo (en el caso de Cristo, Él recibió el Espíritu sin medida [Jn. 3:34; Hch. 10:38]) volvió del Jordán (Su Bautismo en Agua), y fue llevado por el Espíritu al desierto (se refiere a la gran urgencia por el Espíritu),
2 Por cuarenta días y era tentado del Diablo (se refiere a ser tentado durante todo el transcurso de estos días en cuestión; "cuarenta" es el número de Dios para el período de prueba). Y no comió (señala que Él estuvo en ayunos durante cuarenta días y noches) cosa alguna en aquellos días: los cuales pasados, tuvo hambre (algunos afirman que Dios Le suprimió el hambre durante estos cuarenta días y noches a Cristo, pero no fue así; Jesús sufrió hambre exactamente como nosotros).
3 Entonces el Diablo Le dijo (Satanás es un Ángel caído, que condujo una revolución contra Dios en la eternidad pasada; él es uno de los Ángeles más poderosos que jamás fueron creados por Dios, y sirvió a Dios en justicia y santidad durante un período indeterminado de tiempo antes de su Caída [Isa., cap. 14; Ezeq., cap. 28]), Si eres Hijo de Dios (debiera traducirse, "ya que Tú eres el Hijo de Dios"), di a esta piedra que se haga pan (la tentación se trataba de que Jesús usara Su Poder para su satisfacción personal, lo cual estaba fuera de la Voluntad de Dios).
4 Y Jesús respondiéndole dijo, Escrito está, Que no con pan solo vivirá el hombre, mas con toda Palabra de Dios ([Deut. 8:3], Jesús respondió a la tentación de Satanás con la Palabra; simplemente al citarlo no dará los mismos resultados; Jesús también dijo, "conoceréis la verdad, y la verdad os libertará" [Jn. 8:32]).
5 Y Le llevó el Diablo, a un alto monte (constituye que fue literalmente hecho, al menos en cuanto a lo que concierne al monte), y Le mostró en un momento de tiempo todos los Reinos de la Tierra (no fue en el sentido literal, sino más bien por sugerencia).
6 Y Le dijo el Diablo, A Ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos (manifiesta como Satanás obra; ha capturado a muchos ofreciéndoles una parte de la gloria del dominio terrenal): porque a mí es entregada (se refiere al Jardín de Edén en dónde Satanás ganó esta autoridad por la caída de Adán y Eva); y a quien quiero la doy (hace de Satanás el supuesto gobernador de este mundo [Jn. 12:31; II Cor. 4:4; Ef. 2:1-3; Apoc. 13:2, 7]; sin embargo, aun su autoridad está limitado con el Señor que, en efecto, tiene la palabra final en todo):
7 Pues, si Tú adorares delante de mí, serán todos Tuyos (era una mentira; pero aún, el mundo ha caído en esta mentira desde el principio del tiempo; Satanás intentaba hacer que Cristo ganara al mundo sin pasar por la Cruz; él todavía propone lo mismo, y mayormente usa la Iglesia para hacer esto; cada Creyente es un "heredero del mundo," pero solamente por medio de la Cruz [Rom. 4:13]).
8 Y respondiendo Jesús le dijo, Vete de Mí, Satanás: porque escrito está, A tu Señor Dios adorarás, y a Él sólo servirás ([Deut. 6:13; 10:20] la respuesta de Cristo se refiere a la adoración, como la primera se refirió al deseo; los hombres desean lo equivocado, lo opuesto de la Palabra de Dios, y adoran lo equivocado, lo que propone Satanás).
9 Y Le (Satanás) llevó a Jerusalén, y Le puso (Jesús) sobre el pináculo del Templo (parece que se hizo literalmente, significa que no era una visión), y Le dijo, Si eres Hijo de Dios (puesto que Tú eres el Hijo de Dios), échate de aquí abajo:
10 Porque escrito está, Que a Sus Ángeles mandará de Ti, que te guarden (una cita incorrecta de Salmo 91:11-12; la cita correcta es, "que te guarden en todos Tus caminos," lo cual se refiere a "los Caminos de Dios"; se garantiza la protección bajo todas las circunstancias, pero no según lo que Satanás dijo):
11 Y en las Manos Te llevarán, Para que en cualquier momento no dañes Tu Pie en piedra (otra vez Satanás dio una cita incorrecta del texto al agregar las palabras "en cualquier momento," que cambia totalmente el significado; nos dice que Satanás conoce bien la Palabra de Dios, y para su propia ventaja la cambia sutilmente para que diga algo que no estaba originalmente; además, si observa, Satanás no cita el Versículo 13 del Salmo 91, porque predice su destrucción por el Señor Jesucristo).
12 Y respondiendo Jesús le dijo, Dicho está, No tentarás al Señor tu Dios (expresa el pecado de la presunción; la presunción es una actitud o creencia dictada por la probabilidad; en otras palabras, la Palabra de Dios no es una probabilidad, sino cierta).
13 Y acabada toda tentación, el Diablo se fue de Él por un tiempo (quiere decir que él volvería, lo cual, sin duda, hizo varias veces; la implicación es que Jesús fue tentado por Satanás durante todo Su Ministerio).
14 Y Jesús volvió en Virtud del Espíritu a Galilea (no hay poder alguno sin el Espíritu Santo): y salió la fama de Él por toda la tierra de alrededor (tiene que ver con todos los milagros que fueron realizados que, en efecto, se comenzaron con el milagro de convertir el agua en vino en Caná [Jn. 2:1-11]).
NAZARET
15 Y enseñaba en las Sinagogas de ellos, y era glorificado de todos (fue el comienzo; pronto cambiaría).
16 Y vino a Nazaret, donde había sido criado (hace vívido el hecho de que Jesús era el Mismísimo Hombre, como Él era el Mismísimo Dios): y entró, conforme a Su costumbre (en nuestro lenguaje de hoy Él era fiel a la Iglesia), el Día del Sábado en la Sinagoga, y se levantó para leer (era de costumbre pedir a los visitantes que expusieran la Palabra).
17 Y Le fue dado el Libro (el Rollo) del Profeta Isaías. Y cuando abrió el Libro, halló el lugar donde estaba escrito (Isa. 61:1),
18 El Espíritu del Señor está sobre Mí (aprendemos la necesidad absoluta de la Persona y la Obra del Espíritu Santo dentro de nuestras vidas), por cuanto Me ha ungido (Jesús es el Ungido Absoluto; en consecuencia, la Unción del Espíritu Santo, en efecto, Le pertenece a Cristo, y la Unción que actualmente disfrutamos es por medio de Su Autoridad [Jn. 16:14]) para Predicar las Buenas Nuevas a los pobres (los pobres en espíritu); Me ha enviado para sanar a los quebrantados de corazón (el pecado quebranta el corazón, u otra cosa es responsable de quebrantarlo; sólo Jesús puede sanar esa enfermedad), para Predicar libertad a los cautivos (si es de notarse, no dice para "liberar a los cautivos," sino más bien "Predicar libertad," lo cual se refiere a la Cruz [Jn. 8:32]), y a los ciegos vista (el Evangelio abre los ojos de los que están espiritualmente ciegos), para poner en libertad a los quebrantados (las vicisitudes de la vida a veces pone a la persona en una prisión mental o espiritual; el Señor Solo, y por lo que Él hizo en la Cruz, puede abrir la puerta de esta prisión),
19 Para Predicar el Año agradable del Señor (se cree que el día, en que Jesús entregó este mensaje fue el primer día del año del Jubileo).
20 Y enrollando el Libro, lo dio al Ministro, y se sentó (describe la costumbre de esa época). Y los ojos de todos en la Sinagoga estaban fijos en Él (aunque la mayoría de los presentes no pudieron verlo, representó un momento que excedía cualquier cosa que estas personas habían conocido).
21 Y comenzó a decirles, Hoy se ha cumplido esta Escritura en vuestros oídos (en efecto, Él está diciendo, "Yo Soy el Mesías," el cumplimiento de Las Sagradas Escrituras).
22 Y todos Le daban testimonio (todos entendían exactamente lo que Él dijo, pero no todos creyeron en Él), y estaban maravillados de las palabras de gracia que salían de Su Boca (quiere decir que nos revela solamente una pequeña porción de lo que, en efecto, Él dijo). Y decían, ¿No es Éste el hijo de José? (Se refiere al hecho de que ellos no podían comparar estas "palabras de gracia" con el carpintero que habían conocido por 30 años.)
23 Y les dijo, Sin duda Me diréis este Refrán, Médico, cúrate a Ti Mismo (¿como podía este carpintero ser el Mesías?): de tantas cosas que hemos oído haber sido hechas en Capernaum, haz también aquí en tu tierra (que obrara los mismos milagros; pero ellos no Le daban la oportunidad de hacerlo).
24 Y dijo, De cierto os digo, Que ningún Profeta es acepto en Su tierra (Él predice su incredulidad).
25 Mas en verdad os digo (declarará a ciencia cierta que el problema de Israel es la pretensión de superioridad moral que es resultado del orgullo), que muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando el Cielo fue cerrado por tres años y seis meses, que hubo una grande hambre en toda la tierra (se refiere a la época de Acab, y del gran maligno en cuanto al reino norte de Israel);
26 Pero a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a Sarepta de Sidón, a una mujer viuda (también ella era una Gentil).
27 Y muchos leprosos había en Israel en tiempo del Profeta Eliseo; más ninguno de ellos fue limpio, sino Naamán el Sirio (otro Gentil).
28 Entonces todos en la Sinagoga, oyendo estas cosas, fueron llenos de ira (indignados porque Él daba como ejemplo a dos Gentiles que recibieron del Señor, mientras que los Judíos fueron rechazados; Él, en efecto, decía que esto le sucedería a Israel; los Gentiles Lo recibirían a Él pero Israel Lo rechazaría; "ira" por lo general es causada por la incredulidad),
29 Y levantándose, Le echaron fuera de la ciudad (quiere decir que ellos Lo agarraron físicamente, a la fuerza Lo sacaron de la Sinagoga y de la ciudad; fue la reacción de ellos a su Mesías, el Unigénito Hijo del Dios, y su único Salvador), y Le llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual la ciudad de ellos estaba edificada, para despeñarle (presenta a Nazaret, Su Propia aldea, como la primera ciudad con ganas de matarle).
30 Mas Él pasando por medio de ellos se fue (lo hizo por el Poder de Dios, y nunca más regresó),
LAS SANIDADES Y LAS
LIBERACIONES
31 Y descendió a Capernaum, ciudad de Galilea (sería el Hogar y la Sede de Su Ministerio entero de unos tres años y medio), y los enseñaba en los Sábados (en sus Sinagogas).
32 Y se maravillaban de Su Doctrina (tenía que ver con la manera cómo Él explicaba Las Sagradas Escrituras): porque Su Palabra era con potestad (concierne la Unción del Espíritu Santo, lo que ellos nunca habían experimentado antes).
33 Y estaba en la Sinagoga un hombre que tenía un espíritu de un demonio inmundo (espíritu demoníaco), el cual exclamó a gran voz (la voz de este espíritu demoníaco que utilizaba las cuerdas vocales de este hombre),
34 Diciendo, Déjanos (se refiere al hecho que Jesús Solo tiene poder sobre los espíritus de tinieblas); ¿qué tenemos contigo Jesús Nazareno? (Describe la separación total entre el mundo espiritual de la Luz y el mundo espiritual de las tinieblas.) ¿Has venido a destruirnos? Yo Te conozco Quién eres; el Santo de Dios (conocían Quién era Él, también conocían que Él había venido para destruir su reino de tinieblas).
35 Y Jesús le increpó (Jesús reprendió al espíritu inmundo en el hombre), diciendo, Enmudece (Cállate), y sal de él (un Mandato que tenía que obedecerse). Entonces el demonio, derribándole en medio (le tiró al suelo), salió de él, y no le hizo daño alguno (quiere decir que él fue ordenado por el Señor para que al salir no hiciese ningún daño).
36 Y hubo espanto en todos, y hablaban unos a otros, diciendo, ¿Qué palabra es ésta (manifiesta lo que ellos nunca habían visto), que con autoridad y potencia manda a los espíritus inmundos, y salen? (Ellos reconocieron Su "Autoridad" y "Poder.")
37 Y la fama de Él se divulgaba por todos los lugares de aquella región.
LA SUEGRA DE PEDRO
38 Y levantándose Jesús de la Sinagoga, entró en casa de Simón (era Su Sede por tres años y medio de Ministerio público). Y la suegra de Simón estaba con una grande fiebre (amenazaba su vida); y Le rogaron por ella (Le pidió que la sanara).
39 E inclinándose hacia ella, reprendió a la fiebre (indica que era un espíritu maligno que causaba la fiebre); y la fiebre la dejó (el espíritu salió junto con la enfermedad): y ella levantándose luego les servía (demuestra la recuperación instantánea, probablemente fue ella que preparó la cena de esa noche).
ECHANDO FUERA A
LOS DEMONIOS
40 Y poniéndose el sol (quiere decir que el Sábado estaba por terminar; cada nuevo día para los Judíos de esa época comenzaba con la puesta del sol, en cambio el nuestro comienza con la medianoche), todos los que tenían enfermos de diversas enfermedades, los traían a Él; y Él poniendo las Manos sobre cada uno de ellos, los sanaba.
41 Y salían también demonios (espíritus inmundos) de muchos, dando voces (expresa liberaciones además de sanidades), y diciendo, Tú eres el Hijo de Dios (se refiere a los espíritus que tenían personalidades e inteligencia; ellos sabían quién era Él, aunque los líderes religiosos de Israel no lo sabían). Más reprendiéndolos no les dejaba hablar: porque sabían que Él era el Cristo (Él no quería testimonio de ellos).
42 Y siendo ya de día, (insinúa que Ministraba toda la noche) salió y se fue a un lugar desierto (Él deseaba un lugar solitario para tener privacidad): y las gentes Le buscaban, y vinieron hasta Él, y Le detenían, para que no se apartase de ellos (querían que Él pasara todo Su Tiempo en Capernaum y que no fuera a ningún otro lado).
43 Más Él les dijo, Que también a otras ciudades es necesario que Anuncie el Evangelio del Reino de Dios: porque para esto Soy Yo enviado (el pensamiento moderno da poca importancia a la Predicación y exalta la ceremonia; el Hijo Eterno de Dios era totalmente un Predicador; este hecho, y la oposición de Satanás a la Predicación, demuestra su importancia).
44 Y Él Predicaba en las Sinagogas de Galilea.


Primera Corintios Capítulo 13:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.


Hebreos 10:35-12:4
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.

Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

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