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Mensaje de la Cruz de Cristo Jesús-Capítulo-1

El 15 de setiembre Lectura Bíblica Diaria: 
Job 24 a 26: 
"Si
  los tiempos no se esconden del Todopoderoso, ¿por qué no los perciben 
 quienes dicen conocerlo? Hay quienes no respetan los linderos, y  
pastorean ganado robado; a los huérfanos los despojan de sus asnos; a  
las viudas les quitan en prenda sus bueyes; apartan del camino a los  
necesitados; a los pobres del país los obligan a esconderse. Como asnos 
 salvajes del desierto, se afanan los pobres por encontrar su presa, y 
el  páramo da de comer a sus hijos. En campos ajenos recogen forraje, y 
en  las viñas de los malvados recogen uvas. Por no tener ropa, se pasan 
la  noche desnudos; ¡no tienen con qué protegerse del frío! Las lluvias 
de  las montañas los empapan; no teniendo más abrigo, se arriman a las  
peñas. Al huérfano se le aparta de los pechos de su madre; al pobre se  
le retiene a cambio de una deuda. Por no tener ropa, andan desnudos;  
aunque cargados de trigo, van muriéndose de hambre. Exprimen aceitunas  
en las terrazas; pisan uvas en las cubas, pero desfallecen de sed. De la
  ciudad se eleva el clamor de los moribundos; la garganta de los 
heridos  reclama ayuda, ¡pero Dios ni se da por enterado! "Hay quienes 
se oponen  a la luz; no viven conforme a ella ni reconocen sus caminos. 
Apenas  amanece, se levanta el asesino y mata al pobre y al necesitado; 
apenas  cae la noche, actúa como ladrón. Los ojos del adúltero están 
pendientes  de la noche; se dice a sí mismo: No habrá quien me vea, y 
mantiene  oculto el rostro. Por la noche, entra el ladrón a casa ajena, 
pero se  encierra durante el día; ¡de la luz no quiere saber nada! Para 
todos  ellos, la mañana es oscuridad; prefieren el horror de las 
tinieblas."  "Los malvados son como espuma sobre el agua; su parcela 
está bajo  maldición; ya no van a trabajar a los viñedos. Y así como el 
calor y la  sequía arrebatan con violencia la nieve derretida, así el 
sepulcro  arrebata a los pecadores. Su propia madre se olvida de ellos; 
los  gusanos se los comen; nadie vuelve a recordarlos, ¡son desgajados 
como  árboles! Maltratan a la estéril, a la mujer sin hijos; jamás 
buscan el  bien de la viuda. Pero Dios, con su poder, arrastra a los 
poderosos;  cuando él se levanta, nadie tiene segura la vida. Dios los 
deja sentirse  seguros, pero no les quita la vista de encima. Por algún 
tiempo son  exaltados, pero luego dejan de existir; son humillados y 
recogidos como  hierba, ¡son cortados como espigas! ¿Quién puede probar 
que es falso lo  que digo, y reducir mis palabras a la nada?" A esto 
respondió Bildad de  Súah: "Dios es poderoso e infunde temor; él pone 
orden en las alturas de  los cielos. ¿Pueden contarse acaso sus 
ejércitos? ¿Sobre quién no  alumbra su luz? ¿Cómo puede el hombre 
declararse inocente ante Dios?  ¿Cómo puede alegar pureza quien ha 
nacido de mujer? Si a sus ojos no  tiene brillo la luna, ni son puras 
las estrellas, mucho menos el hombre,  simple gusano; ¡mucho menos el 
hombre, miserable lombriz!" Pero Job  intervino: "¡Tú sí que ayudas al 
débil! ¡Tú sí que salvas al que no  tiene fuerza! ¡Qué consejos sabes 
dar al ignorante! ¡Qué gran  discernimiento has demostrado! ¿Quién te 
ayudó a pronunciar tal  discurso? ¿Qué espíritu ha hablado por tu boca?"
 "Un estremecimiento  invade a los muertos, a los que habitan debajo de 
las aguas. Ante Dios,  queda el sepulcro al descubierto; nada hay que 
oculte a este destructor.  Dios extiende el cielo sobre el vacío; sobre 
la nada tiene suspendida  la tierra. En sus nubes envuelve las aguas, 
pero no revientan las nubes  con su peso. Cubre la faz de la luna llena 
al extender sobre ella sus  nubes. Dibuja el horizonte sobre la faz de 
las aguas para dividir la luz  de las tinieblas. Aterrados por su 
reprensión, tiemblan los pilares de  los cielos. Con un soplo suyo se 
despejan los cielos; con su poder Dios  agita el mar. Con su sabiduría 
descuartizó a Rahab; con su mano ensartó a  la serpiente escurridiza. ¡Y
 esto es sólo una muestra de sus obras, un  murmullo que logramos 
escuchar! ¿Quién podrá comprender su trueno  poderoso?"
Salmo 125:
Los
 que confían  en el Señor son como el monte Sión, que jamás será 
conmovido, que  permanecerá para siempre. Como rodean las colinas a 
Jerusalén, así rodea  el Señor a su pueblo, desde ahora y para siempre. 
No prevalecerá el  cetro de los impíos sobre la heredad asignada a los 
justos, para que  nunca los justos extiendan sus manos hacia la maldad. 
Haz bien, Señor, a  los que son buenos, a los de recto corazón. Pero a 
los que van por  caminos torcidos deséchalos, Señor, junto con los 
malhechores. ¡Que haya  paz en Israel!
Proverbios 25: 
Éstos
  son otros proverbios de Salomón, copiados por los escribas de 
Ezequías,  rey de Judá. Gloria de Dios es ocultar un asunto, y gloria de
 los reyes  el investigarlo. Tan impenetrable es el corazón de los reyes
 como alto  es el cielo y profunda la tierra. Quita la escoria de la 
plata, y de  allí saldrá material para el orfebre; quita de la presencia
 del rey al  malvado, y el rey afirmará su trono en la justicia. No te 
des  importancia en presencia del rey, ni reclames un lugar entre los  
magnates; vale más que el rey te diga: "Sube acá", y no que te humille  
ante gente importante. no lo lleves de inmediato al tribunal, pues ¿qué 
 harás si a fin de cuentas tu prójimo te pone en vergüenza? no lo lleves
  de inmediato al tribunal, pues ¿qué harás si a fin de cuentas tu 
prójimo  te pone en vergüenza? Defiende tu causa contra tu prójimo, pero
 no  traiciones la confianza de nadie, no sea que te avergüence el que 
te  oiga y ya no puedas quitarte la infamia. Como naranjas de oro con  
incrustaciones de plata son las palabras dichas a tiempo. Como anillo o 
 collar de oro fino son los regaños del sabio en oídos atentos. Como  
frescura de nieve en día de verano es el mensajero confiable para quien 
 lo envía, pues infunde nuevo ánimo en sus amos. Nubes y viento, y nada 
 de lluvia, es quien presume de dar y nunca da nada. Con paciencia se  
convence al gobernante. ¡La lengua amable quebranta hasta los huesos! Si
  encuentras miel, no te empalagues; la mucha miel provoca náuseas. No  
frecuentes la casa de tu amigo; no sea que lo fastidies y llegue a  
aborrecerte. Un mazo, una espada, una aguda saeta, ¡eso es el falso  
testigo contra su amigo! Confiar en gente desleal en momentos de  
angustia es como tener un diente careado o una pierna quebrada.  
Dedicarle canciones al corazón afligido es como echarle vinagre a una  
herida o como andar desabrigado en un día de frío. Si tu enemigo tiene  
hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber. Actuando así, harás 
 que se avergüence de su conducta, y el Señor te lo recompensará. Con el
  viento del norte vienen las lluvias; con la lengua viperina, las malas
  caras. Más vale habitar en un rincón de la azotea que compartir el 
techo  con mujer pendenciera. Como el agua fresca a la garganta reseca 
son las  buenas noticias desde lejanas tierras. Manantial turbio, 
contaminado  pozo, es el justo que flaquea ante el impío. No hace bien 
comer mucha  miel, ni es honroso buscar la propia gloria. Como ciudad 
sin defensa y  sin murallas es quien no sabe dominarse.
El Libro de Marcos Capítulo 10 el Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart: 
EL SANTO EVANGELIO SEGÚN
SAN MARCOS 
CAPÍTULO 10
(33 d.C.)
TOCANTE AL MATRIMONIO
Y EL DIVORCIO  
Y PARTIÉNDOSE de allí (de Capernaum), vino a los términos (fronteras) de
Judea
  y tras el Jordán (el lado oriental del Río Jordán; Él no volverá a 
esta  región, pero será crucificado en Jerusalén): y volvió el pueblo a 
 juntarse a Él (era el tiempo de la Pascua y muchas personas estaban en 
 camino a Jerusalén); y de nuevo les enseñaba como solía (necesitaban Su
  Enseñanza tanto, pero sólo Su Muerte los pondrá en libertad).
2 Y  
llegándose los Fariseos (habían Fariseos en la muchedumbre, que llegaban
  a Jerusalén), Le preguntaron, ¿Es lícito al marido repudiar a su 
mujer?  (La pregunta del divorcio y del casarse otra vez era la gran  
controversia de aquel entonces en Israel.) para tentarle.
3 Mas Él  
respondiendo les dijo, ¿Qué os mandó Moisés? (Los llevaba a la Palabra, 
 pero no como esperaban — no los dirigía a la Ley de Moisés.)
4 Y  
ellos dijeron, Moisés permitió escribir carta de divorcio, y repudiarla 
 ([Deut. 24:1], pero malinterpretaban a Moisés, justo como muchos 
hacen).
5  Y respondiendo Jesús les dijo, Por la dureza de vuestro 
corazón os  escribió este Mandamiento (el Señor no niega que Moisés 
permitió el  divorcio; tal mandamiento él no hizo; por consiguiente, 
cuando los  Fariseos se abrigaban bajo el reconocimiento temporal de un 
mal  necesario, era lo mismo que admitir que no habían crecido más que 
la  estatura moral de sus padres).
6 Pero al principio de la 
Creación,  varón y hembra los hizo Dios (no a partir del principio de la
 Creación  en sí, sino más bien, a partir del principio de la Creación 
de la  humanidad).
7 Por esta causa (tiene que ver con el modo en que
 el  hombre y la mujer fueron creados y, por lo tanto, del modo que 
deben  vivir) dejará el hombre a su padre y a su madre, y se juntará a 
su mujer  (completamente desacredita el estilo de la vida homosexual);
8
 Y los  que eran dos (los dos), serán hechos una carne (una de las 
razones por  las cuales el adulterio y la fornicación son tan malos): 
así que no son  más dos, sino una sola carne (la Voluntad de Dios cuando
 alcanza su  conclusión lógica y hermosa).
9 Pues lo que Dios juntó 
(coloca el  sello de la aprobación de Dios en la unión matrimonial; y 
hablamos de la  familia nuclear de marido, esposa y niños), no lo aparte
 el hombre (hay  sólo dos bases Bíblicas para el divorcio y el casarse 
de nuevo: A.  Fornicación [Mat. 5:32]; y, B. Abandono a base de motivos 
espirituales  [1 Cor. 7:14-15]).
10 Y en casa (donde evidentemente se
 habían  detenido para pasar la noche en el camino a Jerusalén) 
volvieron Sus  Discípulos a preguntarle de lo mismo (el asunto del 
divorcio y del  casarse de nuevo).
11 Y Él les dice (corresponde al 
matrimonio  después del divorcio), Cualquiera que repudiare a su mujer 
(se refiere  al divorcio), y se casare con otra, comete adulterio contra
 ella (se  refiere a no tener ninguna base Bíblica; en hacer tal, él 
comete el  pecado no sólo contra Dios, sino también contra su esposa).
12
 Y si  la mujer repudiare a su marido (divorcio) y se casare con otro, 
comete  adulterio (otra vez, no tiene ninguna base Bíblica; tal 
constituye el  pecado de adulterio).
JESÚS BENDICE A LOS NIÑOS
13
 Y Le  presentaban niños para que los tocase (esta costumbre encuentra 
su  simbolismo en Gén. 48:14-15): y Sus Discípulos reprochaban a los que
 los  presentaban (indica una paradoja; los Discípulos reprochaban  
fuertemente a la gente de traer sus niños a Jesús, mientras Jesús  
bendecía fuertemente a los que fueron llevados a Él).
14 Y viéndolo  
Jesús (vio lo que los Discípulos hacían), se enojó (fue movido con  
fuerte indignación), y les dijo, Dejad a los niños venir a Mí, y no se  
lo estorbéis: porque de los tales es el Reino de Dios (comenzar la  
crianza de un niño en lo correcto, para asegurar su Salvación [Prov.  
22:6]).
15 De cierto os digo, Cualquiera que no recibiere el Reino de
  Dios como un niño (la simplicidad del niño pequeño es el modelo y la  
regla para cada uno que desea, por la Gracia de Cristo, obtener el Reino
  del Cielo), no entrará en él (indica una doble negativa en el Griego, y
  por consiguiente, indica una negación enfática).
16 Y tomándolos en los Brazos, poniendo las Manos sobre ellos, los bendecía (Él los bendecía de una manera fervorosa).
EL NOBLE JOVEN RICO
17
  Y saliendo Él para seguir su camino (la próxima mañana salía de la  
casa, e iba hacia Jerusalén), vino uno corriendo, e hincando la rodilla 
 delante de Él (él no está pidiendo por ayuda física, sino ayuda  
espiritual), Le preguntó, Maestro bueno, ¿qué haré para poseer la vida  
eterna? (En primer lugar, nadie puede heredar la vida eterna. Es gratis,
  que se le otorga al aceptar a Cristo [Rom. 10:9-10, 13].)
18 Y 
Jesús  le dijo, ¿Por qué Me dices bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo 
uno,  Quien es Dios (no tiene el propósito de indicar que Cristo Mismo 
no era  bueno, sino más bien para que la palabra "bueno" sea colocada en
 su  perspectiva apropiada; ¡Cristo es Dios!).
19 Los Mandamientos 
sabes  (tiene el propósito de dirigir al hombre joven a la Palabra de 
Dios,  tanto en un sentido positivo como negativo; positivo, porque la 
Palabra  sola tiene la respuesta; y negativo, porque le mostrará como un
 espejo  en lo que él se equivoca), No adulteres, No mates, No hurtes, 
No digas  falso testimonio, No defraudes, Honra a tu padre y a tu madre.
20
 Él  entonces respondiendo Le dijo, Maestro, todo esto he guardado desde
 mi  juventud (no hay vida eterna alguna en guardar los Mandamientos, 
tan  maravillosos como son; si fuere así, él no buscaría la satisfacción
 de  la conciencia).
21 Entonces Jesús mirándole lo amó, y le dijo 
(lo amó  a pesar de que él realmente no había guardado los Mandamientos,
 como  estaba afirmando; ¡y por supuesto, Jesús sabía esto!), Una cosa 
te  falta: ve, vende todo lo que tienes, y da a los pobres, y tendrás 
tesoro  en el Cielo (pone el dedo directamente sobre el problema del 
hombre): y  ven, toma tu Cruz, y sígueme (sin explicación, Cristo dice 
al hombre  joven aquí, y a todos los otros en realidad, que la Salvación
 está en la  Cruz sola; y es sólo por y a través de la Cruz, que podamos
 seguir  realmente a Cristo).
22 Mas él, entristecido por esta 
palabra  (corresponde la actitud de múltiples de millones; ¡ellos, como 
él,  desean la Salvación, pero en sus propios términos!), se fue triste:
  porque tenía muchas posesiones (la única posesión que realmente 
importa  es la Vida Eterna).
UNA ADVERTENCIA
A LOS RICOS
23 
Entonces  Jesús mirando alrededor, dice a Sus Discípulos (con una mirada
  inquisitiva Él mira a Sus Discípulos), ¡Cuán difícilmente entrarán en 
el  Reino de Dios los que tienen riquezas! (No son las riquezas que  
constituyen el pecado, sino la actitud hacia ellas.)
24 Y los  
Discípulos se espantaron de Sus Palabras (los Judíos de aquel tiempo  
pensaban que la riqueza era la aprobación de Dios; al mismo tiempo,  
pensaban que la pobreza era Su desaprobación). Pero Jesús respondiendo, 
 les volvió a decir, Hijos (usaba esta palabra, Él los llevaba una vez  
más a Su disertación acerca de la recepción del Reino de Dios como un  
niño pequeño; un niño no trata de agarrar las cosas sino sólo recibir  
por Fe), ¡cuán difícil es entrar en el Reino de Dios, los que confían en
  las riquezas! (Como dicho, es la confianza en las riquezas, que  
constituye el pecado.)
25 Más fácil es pasar un camello por el ojo de
  una aguja, que el rico entrar en el Reino de Dios (la palabra que 
Jesús  usa aquí para "aguja," no se refiere a un hueco en la pared como 
 algunos piensan, sino más bien el tipo de aguja que se usa con el 
hilo).
26  Y ellos se espantaban más, diciendo dentro de sí, ¿Y quién
 podrá  salvarse? (Indica su teología que es completamente volteada.)
27
  Entonces Jesús mirándolos dice (sabía que Su declaración produciría 
este  tipo de reacción), Para los hombres es imposible (ya sea rico o 
pobre,  es imposible ser salvo sin Dios), pero no para Dios: porque para
 Dios  todas las cosas son posibles (sólo por Dios, es el proceso de la 
 Salvación posible).
LAS RECOMPENSAS DE
LA CONSAGRACIÓN
28  
Entonces Pedro comenzó a decirle, He aquí, nosotros hemos dejado todas  
las cosas, y te hemos seguido (por esta declaración, Pedro muestra que  
ellos todavía pensaban en términos materiales en vez de riquezas  
espirituales).
29 Y respondiendo Jesús y dijo, De cierto os digo  
(incluye a todos los Creyentes, no sólo los Doce), Que no hay ninguno  
que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer,
  o hijos, o heredades, por causa de Mí, y del Evangelio (para muchos,  
Jesús es sólo un medio a un fin, en otras palabras, conseguir lo que  
quieren con respecto a cosas materiales; Él completamente desacredita  
esto aquí; al contrario, Él dice aquí que todo tiene que estar puesto en
  lugar secundario a Cristo),
30 Que recibirá cien tantos ahora en  
este tiempo (se refiere a esta vida presente), casas, y hermanos, y  
hermanas, y madres, e hijos, y heredades (tenemos el uso de estas cosas,
  y de esto solo, debemos estar preocupados en su uso y no en las cosas 
 mismas), con persecuciones (desgraciadamente, la mayor parte de la  
persecución vendrá de la Iglesia); y en el siglo venidero la vida eterna
  (el mundo por venir es eterno, y hay que tener la vida eterna para  
entrar a aquel mundo. ¡Eso solo es lo que vale!).
31 Empero muchos  
primeros serán postreros; y los postreros primeros (Israel, aunque  
primero, será último, porque rechazó a Cristo; la Iglesia, aunque  
última, será primera porque aceptó a Cristo).
OTRA VEZ JESÚS HABLA DE SU
MUERTE Y RESURRECCIÓN VENIDERA
32
  Y estaban en el camino subiendo a Jerusalén; y Jesús iba delante de  
ellos (demuestra a Cristo que camina delante de Sus Discípulos, y con un
  objetivo y motivo): y se asombraban (había algo acerca de Él que ya 
era  diferente — una gran tristeza); y Le seguían con miedo (se refiere 
no  sólo de los Discípulos, pero también, de todos quienes estaban cerca
 de  Él). Entonces volviendo a tomar a los Doce aparte (aparte de los 
demás),  les comenzó a decir las cosas que Le habían de acontecer (Él ya
 les  había dicho esto varias veces, pero todavía no entendieron),
33
  Diciendo, He aquí, subimos a Jerusalén (habían ido a Jerusalén varias 
 veces en el pasado, pero esta vez sería diferente); y el Hijo del 
Hombre  será entregado a los Principales Sacerdotes, y a los Escribas  
(traicionado por Judas); y Le condenarán a muerte (el Sanedrín dictaría 
 sentencia sobre Él), y Le entregarán a los Gentiles (a los Romanos):
34
  Y Le escarnecerán, y Le azotarán, y escupirán en Él (tanto Judíos como
  Gentiles lo harían), y Le matarán (la Crucifixión): mas al tercer día 
Él  resucitará (predice Su Resurrección, justo como Él ya se les dijo  
varias veces antes; pero realmente no lo creyeron).
LA PETICIÓN DE SANTIAGO Y JUAN
35
  Entonces Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, se llegaron a Él (Mateo  
afirma que Salomé, la madre de ellos, evidentemente viajaba con ellos,  
quiso hacer una petición [Mat. 20:20], los hijos la motivaban a  
presentarla), diciendo, Maestro, querríamos que nos hagas lo que  
pidiéremos (constituye la petición más egoísta; ¿con qué frecuencia nos 
 acercamos a Él de la misma manera?).
36 Y Él les dijo, ¿Qué queréis que os haga? (¡En efecto, Él interroga a cada Creyente con la misma pregunta!)
37
  Y ellos le dijeron, Danos que en Tu Gloria nos sentemos el uno a Tu  
Diestra, y el otro a Tu Izquierda (se refiere a las posiciones más  
codiciadas; hablaban de la "Gloria," mientras Él hablaba de la  
"muerte").
38 Entonces Jesús les dijo, No sabéis lo que pedís  
(caracteriza tantas peticiones hechas por los Creyentes): ¿podéis beber 
 del vaso que Yo bebo, o ser bautizados del bautismo de que Yo soy  
bautizado? (¡Las dos preguntas significan la Cruz!)
39 Y ellos  
dijeron, Podemos (una simple profesión de valor moral, no una afirmación
  de poder espiritual; realmente no sabían lo que decían). Y Jesús les  
dijo, A la verdad, del vaso que Yo bebo, beberéis; y del bautismo de que
  soy bautizado, seréis bautizados (corresponde no sólo a los Doce, pero
 a  todos quienes siguen a Cristo, y para siempre — la Cruz exige esto):
40
  Mas que os sentéis a Mi Diestra y a Mi Siniestra, no es Mío darlo (las
  posiciones en el Reino están determinadas únicamente por la Voluntad 
de  Dios); sino a quienes está preparado (Jerónimo dijo, "Nuestro Señor 
no  dice, ‘Tú no te sentarás,’ no sea que Él les avergüence a los dos;  
tampoco Él dice, ‘Tú te sentarás,’ no sea que los demás tuvieran  
envidia; sino que al extender el galardón a todos, Él los anima a  
contender por ello").
41 Y cuando lo oyeron los diez, comenzaron a  
enojarse con Santiago y con Juan (Los hijos de Zebedeo querían ser los  
primeros y ¡los diez no querían ser los últimos! Así era la energía de  
la naturaleza carnal en cada uno de los Doce).
42 Mas Jesús  
llamándolos, les dice, Sabéis que los que se ven ser jefes entre los  
Gentiles, se enseñorean de ellos (el camino del mundo); y los que entre 
 ellos son grandes, tienen sobre ellos potestad (en el mundo, la 
posición  mayor, lleva la autoridad mayor).
43 Mas no será así entre 
vosotros  (el camino del mundo, no es el camino del Señor): antes 
cualquiera que  quisiere hacerse grande entre vosotros, será vuestro 
servidor (siervo):
44  Y cualquiera de vosotros que quisiere hacerse 
el primero (ocupar la  posición mayor), será siervo de todos (en el 
Reino de Dios la grandeza  del individuo procede del lugar más humilde 
que él ocupa como siervo de  todos).
45 Porque el Hijo del Hombre 
tampoco vino para ser servido  (declara a Cristo como el ejemplo), mas 
para servir (para ser un  siervo), y dar Su vida en rescate por muchos 
(Él es el Mismísimo Dios  del Mismísimo Dios, pero se encarnó en carne 
humana y hecho Siervo a la  humanidad; ¡qué reprensión a Sus Discípulos,
 y a nosotros!).
LA SANIDAD DE BARTIMEO
EL CIEGO
46  Entonces 
vienen a Jericó (es el único lugar donde hace mención que Él  estuvo en 
Jericó; sería un día impresionante para algunos): y saliendo  Él de 
Jericó y Sus Discípulos y una gran compañía, Bartimeo el ciego,  hijo de
 Timeo (sugiere la posibilidad de que Bartimeo era de una familia  
prominente), estaba sentado junto al camino mendigando (simbólico de  
todos los hijos de la raza caída de Adán).
47 Y oyendo que era Jesús 
 el Nazareno (sin duda alguna, él había orado por este momento), comenzó
 a  dar voces (quiere decir en el Griego que él seguía clamando 
repetidas  veces, una y otra vez a Jesús), y decir, Jesús, Hijo de David
 (un título  que se refería al Mesías; el ciego mendigo sabía que Él era
 el Mesías,  pero los líderes religiosos no lo sabían), ten misericordia
 de mí (él  rogaba con la petición correcta).
48 Y muchos le 
reprendían que  callase (la palabra "reprender" es fuerte, que significa
 "censurar  severamente"; en otras palabras, le decía, y en términos 
concretos,  "cállese"): mas él daba mayores voces (declara que la 
demanda de ellos  tenía el efecto opuesto en él), Hijo de David, ten 
misericordia de mí.
49  Entonces Jesús parándose (la Fe causó que 
Cristo se parara; ¡hará lo  mismo hoy en día!), mandó llamarle. Y llaman
 al ciego, diciéndole, Ten  confianza, levántate; Él te llama (debe ser 
el mensaje de cada Creyente a  cada alma perdida).
50 Él entonces, 
echando su manto (era un tipo de  ropa sólo para los mendigos; durante 
el día él lo extendía, para que la  gente tirara monedas sobre ello, y 
lo utilizaba como frazada por la  noche; él sabía que no lo necesitaría 
más), se levantó, y vino a Jesús  (si todo el mundo viniera a Jesús, 
recibirían mucho más que Bartimeo [la  vista espiritual]).
51 Y 
respondiendo Jesús, le dice, ¿Qué quieres  que te haga? (Es el 
interrogante hecho a todos los Creyentes. Nuestra  respuesta revela 
nuestra condición espiritual.) Y el ciego Le dice,  Maestro, que recobre
 la vista.
52 Y Jesús le dijo, Ve, tu Fe te ha  salvado ("salvado" en
 el Griego es "sózo," quiere decir, "salvar"; se  utiliza para 
significar sanidad física o Salvación espiritual; por  consiguiente, la 
indicación es que Bartimeo no sólo fue sanado, ¡sino  también salvo!). Y
 luego recobró la vista, y seguía a Jesús en el camino  (la tradición 
dice que él siguió a Jesús a Jerusalén, y se convirtió en  un Discípulo 
ferviente en la Iglesia Primitiva).
Primera Corintios Capítulo 13: 
Si
  hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más
  que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don
  de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y
  si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, 
no  soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si 
entrego mi  cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, 
nada gano  con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es 
envidioso ni  jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es
 egoísta, no  se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se 
deleita en la  maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo 
disculpa, todo lo  cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás 
se extingue,  mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será
 silenciado y  el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y 
profetizamos de  manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo 
imperfecto  desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba
 como niño,  razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás 
las cosas de  niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un
 espejo; pero  entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera 
imperfecta, pero  entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, 
pues, permanecen estas  tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. 
Pero la más excelente de  ellas es el amor. 
Hebreos 10:35-12:4 
Así
  que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente 
recompensada.  Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber 
cumplido la  voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues 
dentro de muy  poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. 
Pero mi justo  vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi 
agrado." Pero  nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban 
por perderse,  sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora 
bien, la fe es la  garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no
 se ve. Gracias a  ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe 
entendemos que el universo  fue formado por la palabra de Dios, de modo 
que lo visible no provino  de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a 
Dios un sacrificio más  aceptable que el de Caín, por lo cual recibió 
testimonio de ser justo,  pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel,
 a pesar de estar muerto,  habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de 
este mundo sin experimentar  la muerte; no fue hallado porque Dios se lo
 llevó, pero antes de ser  llevado recibió testimonio de haber agradado a
 Dios. En realidad, sin fe  es imposible agradar a Dios, ya que 
cualquiera que se acerca a Dios  tiene que creer que él existe y que 
recompensa a quienes lo buscan. Por  la fe Noé, advertido sobre cosas 
que aún no se veían, con temor  reverente construyó un arca para salvar a
 su familia. Por esa fe condenó  al mundo y llegó a ser heredero de la 
justicia que viene por la fe. Por  la fe Abraham, cuando fue llamado 
para ir a un lugar que más tarde  recibiría como herencia, obedeció y 
salió sin saber a dónde iba. Por la  fe se radicó como extranjero en la 
tierra prometida, y habitó en tiendas  de campaña con Isaac y Jacob, 
herederos también de la misma promesa,  porque esperaba la ciudad de 
cimientos sólidos, de la cual Dios es  arquitecto y constructor. Por la 
fe Abraham, a pesar de su avanzada edad  y de que Sara misma era 
estéril, recibió fuerza para tener hijos,  porque consideró fiel al que 
le había hecho la promesa. Así que de este  solo hombre, ya en 
decadencia, nacieron descendientes numerosos como las  estrellas del 
cielo e incontables como la arena a la orilla del mar.  Todos ellos 
vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas  prometidas;
 más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran  
extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente  
dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado
  pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido  
oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, 
 es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser  
llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había 
 recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo  
único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se  
establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene  
poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado,  
recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a
  Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob,  
cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José,
  y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de
  su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio  
instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién  
nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron  
que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la
  fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del  
faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los
  efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del  
Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la 
 mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle  
miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo  
al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre,
  para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de 
Israel.  Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; 
pero cuando  los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe 
cayeron las  murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo 
siete días a su  alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto
 con los  desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué 
más voy a  decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, 
Sansón, Jefté,  David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe 
conquistaron reinos,  hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; 
cerraron bocas de leones,  apagaron la furia de las llamas y escaparon 
del filo de la espada;  sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron 
valientes en la guerra y  pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo
 mujeres que por la  resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en 
cambio, fueron muertos a  golpes, pues para alcanzar una mejor 
resurrección no aceptaron que los  pusieran en libertad. Otros sufrieron
 la prueba de burlas y azotes, e  incluso de cadenas y cárceles. Fueron 
apedreados, aserrados por la  mitad, asesinados a filo de espada. 
Anduvieron fugitivos de aquí para  allá, cubiertos de pieles de oveja y 
de cabra, pasando necesidades,  afligidos y maltratados. ¡El mundo no 
merecía gente así! Anduvieron sin  rumbo por desiertos y montañas, por 
cuevas y cavernas. Aunque todos  obtuvieron un testimonio favorable 
mediante la fe, ninguno de ellos vio  el cumplimiento de la promesa. 
Esto sucedió para que ellos no llegaran a  la meta sin nosotros, pues 
Dios nos había preparado algo mejor. Por  tanto, también nosotros, que 
estamos rodeados de una multitud tan grande  de testigos, despojémonos 
del lastre que nos estorba, en especial del  pecado que nos asedia, y 
corramos con perseverancia la carrera que  tenemos por delante. Fijemos 
la mirada en Jesús, el iniciador y  perfeccionador de nuestra fe, quien 
por el gozo que le esperaba, soportó  la cruz, menospreciando la 
vergüenza que ella significaba, y ahora está  sentado a la derecha del 
trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel  que perseveró frente a 
tanta oposición por parte de los pecadores, para  que no se cansen ni 
pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran  contra el pecado, 
todavía no han tenido que resistir hasta derramar su  sangre. 
Romanos 8: 
Por
  lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a  
Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha  
liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo 
 liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios
  envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de  
pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así  
condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas 
 demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la  
naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a  
la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza;
  en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los  
deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la
  mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad  
pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es
  capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no  
pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza
  pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive 
 en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de 
Cristo.  Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa 
del  pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la 
 justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los  
muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los  
muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su  
Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una  
obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. 
 Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del
  Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque  
todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y  
ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo,  
sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba!
  ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos  
hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y  
coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos
  parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan
  los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en  
nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de
  Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su  
propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme
  esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción
  que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos 
de  Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si 
tuviera  dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos,
 que  tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, 
mientras  aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención
 de  nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la  
esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? 
 Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos  
nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a 
 ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por  
nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que 
 examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque 
el  Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios.
  Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de  
quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. 
 Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser
  transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el 
primogénito  entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los 
llamó; a los  que llamó, también los justificó; y a los que justificó, 
también los  glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de 
nuestra parte,  ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó
 ni a su propio  Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no 
habrá de darnos  generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién 
acusará a los que  Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién 
condenará? Cristo  Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a 
la derecha de Dios e  intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del 
amor de Cristo? ¿La  tribulación, o la angustia, la persecución, el 
hambre, la indigencia, el  peligro, o la violencia? Así está escrito: 
"Por tu causa nos vemos  amenazados de muerte todo el día; nos tratan 
como a ovejas destinadas al  matadero." Sin embargo, en todo esto somos 
más que vencedores por medio  de aquel que nos amó. Pues estoy 
convencido de que ni la muerte ni la  vida, ni los ángeles ni los 
demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni  los poderes, ni lo alto ni
 lo profundo, ni cosa alguna en toda la  creación, podrá apartarnos del 
amor que Dios nos ha manifestado en  Cristo Jesús nuestro Señor. 
 
 
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