20 September 2016

El 20 de setiembre Lectura Bíblica Diaria

SonLifeTV.com/español
Mensaje de la Cruz de Cristo Jesús-Capítulo-1
www.miradioc4.com/escuchar-en-vivo/
Sonidos del aire libre


El 20 de setiembre Lectura Bíblica Diaria:

Job 39 a 41:


"¿Sabes cuándo los íbices tienen sus crías? ¿Has visto el parto de las gacelas? ¿Has contado los meses de su gestación? ¿Sabes cuándo dan a luz? Al tener sus crías se encorvan, y allí terminan sus dolores de parto. Crecen sus crías, y en el bosque se hacen fuertes; luego se van y ya no vuelven. "¿Quién deja sueltos a los asnos salvajes? ¿Quién les desata las cuerdas? Yo les di el páramo por morada, el yermo por hábitat. Se burlan del ajetreo de la ciudad; no prestan atención a los gritos del arriero. Recorren los cerros en busca de pastos, en busca de verdes prados. "¿Crees tú que el toro salvaje se prestará a servirte? ¿Pasará la noche en tus establos? ¿Puedes mantenerlo en el surco con el arnés? ¿Irá en pos de ti labrando los valles? ¿Pondrás tu confianza en su tremenda fuerza? ¿Echarás sobre sus lomos tu pesado trabajo? ¿Puedes confiar en él para que acarree tu grano y lo junte en el lugar donde lo trillas? "El avestruz bate alegremente sus alas, pero su plumaje no es como el de la cigüeña. Pone sus huevos en la tierra, los deja empollar en la arena, sin que le importe aplastarlos con sus patas, o que las bestias salvajes los pisoteen. Maltrata a sus polluelos como si no fueran suyos, y no le importa haber trabajado en vano, pues Dios no le dio sabiduría ni le impartió su porción de buen juicio. Pero cuando extiende sus alas y corre, se ríe de jinetes y caballos. "¿Le has dado al caballo su fuerza? ¿Has cubierto su cuello con largas crines? ¿Eres tú quien lo hace saltar como langosta, con su orgulloso resoplido que infunde terror? Patalea con furia, regocijándose en su fuerza, y se lanza al galope hacia la llanura. Se burla del miedo; a nada le teme; no rehuye hacerle frente a la espada. En torno suyo silban las flechas, brillan las lanzas y las jabalinas. En frenética carrera devora las distancias; al toque de trompeta no es posible refrenarlo. En cuanto suena la trompeta, resopla desafiante; percibe desde lejos el fragor de la batalla, los gritos de combate y las órdenes de ataque. "¿Es tu sabiduría la que hace que el halcón vuele y que hacia el sur extienda sus alas? ¿Acaso por tus órdenes remonta el vuelo el águila y construye su nido en las alturas? Habita en los riscos; allí pasa la noche; en escarpadas grietas tiene su baluarte. Desde allí acecha la presa; sus ojos la detectan desde lejos. Sus polluelos se regodean en la sangre; donde hay un cadáver, allí está el halcón." El Señor dijo también a Job: "¿Corregirá al Todopoderoso quien contra él contiende? ¡Que le responda a Dios quien se atreve a acusarlo!" Entonces Job le respondió: "¿Qué puedo responderte, si soy tan indigno? ¡Me tapo la boca con la mano! Hablé una vez, y no voy a responder; hablé otra vez, y no voy a insistir." El Señor le respondió a Job desde la tempestad. Le dijo: "Prepárate a hacerme frente. Yo te cuestionaré, y tú me responderás. "¿Vas acaso a invalidar mi justicia? ¿Me harás quedar mal para que tú quedes bien? ¿Tienes acaso un brazo como el mío? ¿Puede tu voz tronar como la mía? Si es así, cúbrete de gloria y esplendor; revístete de honra y majestad. Da rienda suelta a la furia de tu ira; mira a los orgullosos, y humíllalos; mira a los soberbios, y somételos; aplasta a los malvados donde se hallen. Entiérralos a todos en el polvo; amortaja sus rostros en la fosa. Yo, por mi parte, reconoceré que en tu mano derecha está la salvación. "Mira a Behemot, criatura mía igual que tú, que se alimenta de hierba, como los bueyes. ¡Cuánta fuerza hay en sus lomos! ¡Su poder está en los músculos de su vientre! Su rabo se mece como un cedro; los tendones de sus muslos se entrelazan. Sus huesos son como barras de bronce; sus piernas parecen barrotes de hierro. Entre mis obras ocupa el primer lugar, sólo yo, su Hacedor, puedo acercármele con la espada. Los montes le brindan sus frutos; allí juguetean todos los animales salvajes. Debajo de los lotos se tiende a descansar; se oculta entre los juncos del pantano. Los lotos le brindan su sombra; los álamos junto al río lo envuelven. Vacía un río entero sin apresurarse; con toda calma se traga el Jordán. ¿Quién ante sus ojos se atreve a capturarlo? ¿Quién puede atraparlo y perforarle la nariz? "¿Puedes pescar a Leviatán con un anzuelo, o atarle la lengua con una cuerda? ¿Puedes ponerle un cordel en la nariz, o perforarle la quijada con un gancho? ¿Acaso amablemente va a pedirte o suplicarte que le tengas compasión? ¿Acaso va a comprometerse a ser tu esclavo de por vida? ¿Podrás jugar con él como juegas con los pájaros, o atarlo para que tus niñas se entretengan? ¿Podrán los mercaderes ofrecerlo como mercancía, o cortarlo en pedazos para venderlo? ¿Puedes atravesarle la piel con lanzas, o la cabeza con arpones? Si llegas a ponerle la mano encima, ¡jamás te olvidarás de esa batalla, y no querrás repetir la experiencia! Vana es la pretensión de llegar a someterlo; basta con verlo para desmayarse. No hay quien se atreva siquiera a provocarlo; ¿quién, pues, podría hacerle frente? ¿Y quién tiene alguna cuenta que cobrarme? ¡Mío es todo cuanto hay bajo los cielos! "No puedo dejar de mencionar sus extremidades, su fuerza y su elegante apariencia. ¿Quién puede despojarlo de su coraza? ¿Quién puede acercarse a él y ponerle un freno? ¿Quién se atreve a abrir el abismo de sus fauces, coronadas de terribles colmillos? Tiene el lomo recubierto de hileras de escudos, todos ellos unidos en cerrado tejido; tan juntos están uno al otro que no dejan pasar ni el aire; tan prendidos están uno del otro, tan unidos entre sí, que no pueden separarse. Resopla y lanza deslumbrantes relámpagos; sus ojos se parecen a los rayos de la aurora. Ascuas de fuego brotan de su hocico; chispas de lumbre salen disparadas. Lanza humo por la nariz, como olla hirviendo sobre un fuego de juncos. Con su aliento enciende los carbones, y lanza fuego por la boca. En su cuello radica su fuerza; ante él, todo el mundo pierde el ánimo. Los pliegues de su piel son un tejido apretado; firmes son, e inconmovibles. Duro es su pecho, como una roca; sólido, cual piedra de molino. Cuando se yergue, los poderosos tiemblan; cuando se sacude, emprenden la huida. La espada, aunque lo alcance, no lo hiere, ni lo hieren tampoco los dardos, ni las lanzas y las jabalinas. Al hierro lo trata como a paja, y al bronce como a madera podrida. No lo hacen huir las flechas; ve como paja las piedras de las hondas. Los golpes del mazo apenas le hacen cosquillas; se burla del silbido de la lanza. Sus costados son dentados tiestos que en el fango van dejando huellas de rastrillos. Hace hervir las profundidades como un caldero; agita los mares como un frasco de ungüento. Una estela brillante va dejando tras de sí, cual si fuera la blanca cabellera del abismo. Es un monstruo que a nada teme; nada hay en el mundo que se le parezca. Mira con desdén a todos los poderosos; ¡él es rey de todos los soberbios!"


Salmo 130:
A ti, Señor, elevo mi clamor desde las profundidades del abismo. Escucha, Señor, mi voz. Estén atentos tus oídos a mi voz suplicante. Si tú, Señor, tomaras en cuenta los pecados, ¿quién, Señor, sería declarado inocente? Pero en ti se halla perdón, y por eso debes ser temido. Espero al Señor, lo espero con toda el alma; en su palabra he puesto mi esperanza. Espero al Señor con toda el alma, más que los centinelas la mañana. Como esperan los centinelas la mañana, así tú, Israel, espera al Señor. Porque en él hay amor inagotable; en él hay plena redención. Él mismo redimirá a Israel de todos sus pecados.




Proverbios 30:
Dichos de Agur hijo de Jaqué. Oráculo. Palabras de este varón: "Cansado estoy, oh Dios; cansado estoy, oh Dios, y débil. "Soy el más ignorante de todos los hombres; no hay en mí discernimiento humano. No he adquirido sabiduría, ni tengo conocimiento del Dios santo. "¿Quién ha subido a los cielos y descendido de ellos? ¿Quién puede atrapar el viento en su puño o envolver el mar en su manto? ¿Quién ha establecido los límites de la tierra? ¿Quién conoce su nombre o el de su hijo? "Toda palabra de Dios es digna de crédito; Dios protege a los que en él buscan refugio. No añadas nada a sus palabras, no sea que te reprenda y te exponga como a un mentiroso. "Sólo dos cosas te pido, Señor; no me las niegues antes de que muera: Aleja de mí la falsedad y la mentira; no me des pobreza ni riquezas sino sólo el pan de cada día. Porque teniendo mucho, podría desconocerte y decir: ¿Y quién es el Señor? Y teniendo poco, podría llegar a robar y deshonrar así el nombre de mi Dios. "No ofendas al esclavo delante de su amo, pues podría maldecirte y sufrirías las consecuencias. "Hay quienes maldicen a su padre y no bendicen a su madre. Hay quienes se creen muy puros, pero no se han purificado de su impureza. Hay quienes se creen muy importantes, y a todos miran con desdén. Hay quienes tienen espadas por dientes y cuchillos por mandíbulas; para devorar a los pobres de la tierra y a los menesterosos de este mundo. "La sanguijuela tiene dos hijas que sólo dicen: Dame, dame. "Tres cosas hay que nunca se sacian, y una cuarta que nunca dice ¡Basta!: el sepulcro, el vientre estéril, la tierra, que nunca se sacia de agua, y el fuego, que no se cansa de consumir. "Al que mira con desdén a su padre, y rehúsa obedecer a su madre, que los cuervos del valle le saquen los ojos y que se lo coman vivo los buitres. "Tres cosas hay que me causan asombro, y una cuarta que no alcanzo a comprender: el rastro del águila en el cielo, el rastro de la serpiente en la roca, el rastro del barco en alta mar, y el rastro del hombre en la mujer. "Así procede la adúltera: come, se limpia la boca, y afirma: Nada malo he cometido. "Tres cosas hacen temblar la tierra, y una cuarta la hace estremecer: el siervo que llega a ser rey, el necio al que le sobra comida, la mujer rechazada que llega a casarse, y la criada que suplanta a su señora. "Cuatro cosas hay pequeñas en el mundo, pero que son más sabias que los sabios: las hormigas, animalitos de escasas fuerzas, pero que almacenan su comida en el verano; los tejones, animalitos de poca monta, pero que construyen su casa entre las rocas; las langostas, que no tienen rey, pero que avanzan en formación perfecta; las lagartijas, que se atrapan con la mano, pero que habitan hasta en los palacios. "Tres cosas hay que caminan con garbo, y una cuarta de paso imponente: el león, poderoso entre las bestias, que no retrocede ante nada; el gallo engreído, el macho cabrío, y el rey al frente de su ejército. "Si como un necio te has engreído, o si algo maquinas, ponte a pensar que batiendo la leche se obtiene mantequilla, que sonándose fuerte sangra la nariz, y que provocando la ira se acaba peleando."



El Libro de Marcos Capítulo 15 el Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:




EL SANTO EVANGELIO SEGÚN
SAN MARCOS




CAPÍTULO 15
(33 d.C.)
JESÚS ANTE PILATO




Y LUEGO (inmediatamente) por la mañana, habiendo tenido consejo los
Principales Sacerdotes con los Ancianos, y con los Escribas y con todo el Concilio, llevaron a Jesús atado, y Le entregaron a Pilato (las sentencias de la condenación no podrían ser legalmente pronunciadas durante el día del proceso; aún así nuestro Señor fue enjuiciado, condenado y crucificado en el mismo día; cuando Lo llevaron a Pilato, siguieron hiriéndolo y golpeándolo).
2 Y Pilato Le preguntó, ¿Eres tú el Rey de los Judíos? (Para él, fue una pregunta política. Él no tuvo respeto ni interés alguno por la controversia religiosa.) Y respondiendo Él le dijo, Tú lo dices (Jesús contestó en lo afirmativo; en efecto, Él dijo, "Lo que dices es cierto").
3 Y los Principales Sacerdotes Le acusaban mucho: pero Él les contestó nada (Él sabía que para refutar sus acusaciones erróneas y falsas, era un desperdicio de tiempo).
4 Y Le preguntó otra vez Pilato, diciendo, ¿No respondes nada? Mira de cuántas cosas Te acusan (Pilato nunca había visto a un hombre, que no se defendiera; ¡él no pudo comprender a Cristo!).
5 Mas Jesús ni aún con eso respondió; de modo que Pilato se maravillaba (el silencio de una vida intachable aboga más poderosamente que cualquier defensa, no importa cuan complicada sea).
6 Empero en el Día de la Fiesta (la Pascua) él (Pilato) les (Israel) soltaba un preso, cualquiera que pidiesen (inmediatamente antes de la situación acerca de Barrabás, Pilato envió a Jesús a Herodes, lo cual Marcos omitió [en Luc., cap. 23]; la costumbre de liberar a un preso, en cuanto a su origen, es de pura conjetura).
JESÚS SENTENCIADO
A MUERTE
7 Y había uno que se llamaba Barrabás (este hombre había sido arrestado por causa de terrorismo político homicida; existen ciertas pruebas a que él se refirió como "Jesús Barrabás"; de ser así, los Judíos tenían la opción de "Jesús Barrabás" o "Jesucristo"), preso con sus compañeros de motín, que habían hecho muerte en una revuelta.
8 Y viniendo la multitud, comenzó a pedirle (Pilato) que hiciera como siempre les había hecho (correspondía a la liberación de un preso designado).
9 Y Pilato les respondió, diciendo, ¿Queréis que os suelte al Rey de los Judíos? (Se refirió a Jesús, en lo que Pilato esperaba que esta muchedumbre haría. Él usó el título "el Rey de los Judíos," en un sentido sarcástico.)
10 Porque conocía que por envidia Le habían entregado los Principales Sacerdotes (en vista de que la "envidia" era tan obvia que hasta este pagano pudo notarlo, nos dice exactamente a que nivel estos líderes religiosos habían sucumbido).
11 Mas los Principales Sacerdotes incitaron a la multitud, que les soltase antes a Barrabás.
12 Y respondiendo Pilato les dice otra vez, ¿Qué pues queréis que haga del que llamáis el Rey de los Judíos?
13 Y ellos volvieron a dar voces, Crucifícale (Lo quisieron crucificar, porque pensaron que esto demostraría a la gente que Él no era de Dios).
14 Mas Pilato les decía, ¿Pues qué mal ha hecho? (No era por el "mal" que quisieron Crucificarlo, sino porque Él era "bueno.") Y ellos daban más voces, Crucifícale (Lucas dice que volvieron a clamar una y otra vez [Luc. 23:23]).
15 Y Pilato, queriendo satisfacer al pueblo (él quiso complacer a la gente, pero no tenía voluntad de complacer a Dios; los miles incalculables de predicadores hacen lo mismo cada semana), les soltó a Barrabás (¡expone un estudio en ironía!; ¡acusaron a Cristo de ser un insurgente, lo cual no era cierto, y aun exigieron que liberaran a Barrabás, quien realmente había provvocado la insurrección!; ¡así es el mal!), y entregó a Jesús, después de azotarle, para que fuese crucificado (los azotes fueron tan severos, que muchos quienes experimentaron este castigo no sobrevivieron).
JESÚS CORONADO
CON ESPINAS
16 Entonces los soldados Le llevaron dentro de la sala, es a saber al Pretorio (fue realmente el cuartel de los soldados, lo cual pudo haber tantos hasta seiscientos); y convocan toda la cohorte (para mofarse de Él).
17 Y Le visten de púrpura (se mofaban de Él como el Rey), y poniéndole una corona tejida de espinas, y se la pusieron en Su Cabeza (la palabra "corona" en Griego como se usa aquí, es "estéfanos," y significa "la corona del vencedor"; en la Mente de Dios, la victoria había sido ganada ya, porque Él sabía que el Calvario pagaría el precio total),
18 Comenzaron luego a saludarle, ¡Salve, Rey de los Judíos! (Él era el Rey de los Judíos, aunque ellos no lo supieran, y también, Él era el Rey del mundo entero, que el mundo Lo reconocerá en la Edad del Reino venidero.)
19 Y Le herían en la Cabeza con una caña (un objeto tieso que empujaría las espinas profundamente dentro de Su Cuero Cabelludo), y escupían en Él, y Le adoraban hincadas las rodillas (pero en burla).
20 Y cuando Le hubieron escarnecido, Le desnudaron la púrpura, y Le vistieron Sus Propios Vestidos, y Le sacaron para crucificarle.
21 Y exigieron a uno que pasaba, Simón Cireneo (debido a los azotes, Jesús ya no podía cargar físicamente la Cruz, luego obligaron a este hombre particular para que la cargara por Él), padre de Alejandro y de Rufo, que venía del campo (significa que él no tenía parte ni arte de estas medidas insidiosas, sino que estaba allí por casualidad cuando Jesús pasó cerca de él), para que llevase Su Cruz (se refiere a los hijos de Simón que darían sus corazones a Cristo, se convertirían en Discípulos conocidos, y todo debido a lo que pasó aquí ese día).
LA CRUCIFIXIÓN
22 Y Le llevan al lugar de Gólgota, que declarado quiere decir, Lugar de la Calavera (dos sentidos: A. Algunos afirman que este es el lugar donde Adán fue sepultado, y su cráneo más tarde fue encontrado; sin embargo, no hay prueba en absoluto de esta tradición; y, B. Otros piensan que la interpretación significa que la parte delantera de la roca de la colina es parecido a un cráneo, que es probablemente la interpretación correcta).
23 Y Le dieron a beber vino mezclado con mirra (se refiere a un fuerte narcótico hecho de vino ácido y mezclado con hierbas amargas; para aliviar la sensación de dolor; algunos piensan que Le ofrecieron a Cristo la bebida dos veces, pero hay cierta indicación que fue ofrecido tres veces): mas Él no lo tomó (Él no buscaría alivio de las agonías de la Crucifixión tomando algún medicamento para perder el conocimiento; Él aguantaría conscientemente la carga máxima).
24 Y cuando Le hubieron crucificado (Le clavaron en la Cruz), repartieron Sus Vestidos, echando suertes sobre ellos, que llevaría cada uno (Sus Ropas, a excepción del Manto sin costuras, fueron divididas entre los soldados; no queriendo rasgar el Manto sin costuras, echaron suertes y el ganador tomó propiedad de la ropa [Sal. 22:18]).
25 Y era la hora tercera (a las 9:00 de la mañana, la hora de la mañana del Sacrificio), cuando Le crucificaron.
26 Y el título escrito de Su causa era (sobre la Cruz), EL REY DE LOS JUDÍOS (por el odio, sin duda hacia los Judíos, Pilato escribió el título él mismo [Jn. 19:19]; los Sacerdotes Principales estaban visiblemente enojados con esto, y fuertemente solicitaron que lo cambiara para que se leyera, "Él dijo, Yo Soy el Rey de los Judíos"; Pilato contestó diciendo, "lo que he escrito he escrito" [Jn. 19:21-22]; por eso, Quién y Lo Que era realmente Jesús, estaba bien puesto sobre Su Cabeza en la Cruz).
27 Y crucificaron con Él dos ladrones (robadores), uno a Su Derecha, y el otro a Su Izquierda.
28 Y se cumplió La Escritura, que dice, Y con los inicuos fue contado ([Isa. 53:12], Él tomó el lugar de los transgresores; ¡por eso Su Muerte, la manera de ella y con quiénes Él murió, concordaban!).
29 Y los que pasaban Le insultaban ([Sal. 22:7-8], "los que", se refería a los líderes religiosos de Israel), meneando sus cabezas, y diciendo, ¡Ah! Tú que derribas el Templo de Dios, y en tres días lo edificas (se referían a la declaración que Él hizo realmente, registrado en [Jn. 2:19-21], que se refirió a Su Cuerpo como el Templo, Su Muerte, y Resurrección en tres días; Él no se refería al Templo en Jerusalén),
30 Sálvate a Ti mismo, y desciende de la Cruz (esta broma fue la más difícil de sobrellevar ya que apelaba a un conocimiento de poder contenido sólo por el dominio de Sí Mismo de una Voluntad Sacrificada; si Él se hubiera salvado, nadie más podría haber sido salvado).
31 Y de esta manera también los Principales Sacerdotes escarneciendo, decían unos a otros, con los Escribas, A otros salvó, a Sí Mismo no se puede salvar (no podían negar el hecho de que Él salvó a otros, pero intentaron voltear aquel hecho contra Él; alegaban que Él realizó estos milagros por el poder de Satanás, y no por el Poder de Dios).
32 El Cristo Rey de Israel descienda ahora de la Cruz (lo dijo en son de burla), para que veamos y creamos (¡mintieron!; Él resucitó de entre los muertos después del tercer día, y todavía no lo creían). También los que estaban crucificados con Él Le insultaban (aunque los dos Lo injuriaron, uno de ellos poco después se arrepintió y fue salvo, lo cual Marcos no mencionó).
LA MUERTE DE JESÚS
33 Y cuando vino la hora sexta (a las 12:00 del mediodía), fueron hechas tinieblas sobre toda la Tierra hasta la hora novena (hasta las 3:00 de la tarde; cuando ya se cumplía el tiempo de la Pascua y era luna llena, de modo que no pudo haber sido causado por un eclipse; ya que cuando es luna llena ésta no puede intervenir entre la Tierra y el sol; a qué distancia esta oscuridad se extendió, no nos lo dice; sabemos realmente que ésta se extendió hasta el sur de Egipto, y hasta el norte de Bitinia; fue en este momento preciso cuando Él fue la Ofrenda del Holocausto y el Sacrificio por el Pecado de Lev. 1:4).
34 Y a la hora novena (a las 3:00 de la tarde) exclamó Jesús a gran voz (prueba que Él no murió debido a la debilidad física, sino que Él entregó deliberadamente Su Propia Vida [Jn. 10:17-18]), diciendo, Eloí, Eloí, ¿lama sabactani? que declarado, quiere decir, Dios Mío, Díos Mío, ¿por qué Me has desamparado? (Durante el período de estas tres horas cuando la oscuridad cubrió aquella parte del mundo, o quizás la Tierra entera, Él llevó la pena del pecado de la humanidad, en la cual el Padre Celestial no podía mirar [Hab. 1:13; I Ped. 2:24].)
35 Y oyéndole unos de los que estaban allí (se refiere a los soldados Romanos, aun algunos líderes religiosos de Israel), decían, He aquí, llama a Elías (en tono burlón dicho por los líderes religiosos de Israel).
36 Y corrió uno y empapando una esponja en vinagre (según Juan, fue puesto en un hisopo [Jn. 19:29] lo cual se cumplió [Éx. 12:22]), y poniéndola en una caña, Le dio a beber (no hay registro que Él se lo tomó), diciendo, Dejad; veamos si vendrá Elías a quitarle (¡sarcasmo!).
37 Mas Jesús dando una grande voz (otra vez, demostrando que Su Muerte no fue causada por la debilidad física), expiró (debiera traducirse, "exhaló Su Vida"; de hecho, Él no murió, hasta que el Espíritu Santo Le dijo que muriera [Heb. 9:14]).
38 Entonces el Velo del Templo se rasgó en dos de arriba abajo (significa que el precio había sido pagado, y el pecado expiado; en seguida, el camino al Lugar Santísimo fue abierto para que el hombre pudiera llegar, ya que el Velo escondía el Lugar Santísimo).
39 Y el Centurión (él era el primer Gentil que dio este testimonio de la Fe; la tradición afirma que se llamaba Longino, y que él se convirtió en un seguidor fiel de Cristo, predicó la Fe y murió como mártir), que estaba delante de Él (al lado de Cristo), viendo que había expirado así clamando, dijo, Verdaderamente este hombre era el Hijo de Dios (en efecto, él decía, muchos han afirmando ser Dios, pero Éste es Dios).
40 Y también estaban algunas mujeres mirando de lejos (habla de las mujeres de Galilea y no las mujeres de Jerusalén): entre las cuales estaba María Magdalena, y María la madre de Santiago el menor y de José, y Salomé (no hay ningún registro de que María la madre de Jesús estaba allí; sin duda, la tensión era más de lo que ella podía aguantar, y Juan indudablemente se la llevó);
41 (Las cuales, estando aun Él en Galilea, Le habían seguido, y Le servían;) (hacían lo que pudieron para ayudar) y otras muchas que juntamente con Él habían subido a Jerusalén (quiénes eran ellas, no nos dice).
LA SEPULTURA DE JESÚS
42 Y cuando fue la tarde (pronto a llegar. Era ya casi las 3:00 de la tarde — la tarde comenzaba a las 6:00 por eso tenían solamente tres horas para trabajar), porque era la preparación (para prepararse para la Pascua, porque comenzaría a las 6:00 de esa misma tarde), es decir, la víspera del Sábado (el Sábado Alto de la Fiesta de la Pascua, que era el Jueves y no el Sábado semanal normal, que era el Sábado [Lev. 23:6-7]; Jesús fue Crucificado el Miércoles y no el Viernes, como muchos piensan, pasó tres días y tres noches enteros en la Tumba, y se levantó el primer día de la semana, justo como Él había dicho que acontecería [Mat. 12:40]),
43 José de Arimatea, un miembro noble del Concilio (era miembro del Gran Concilio de Jerusalén, el Sanedrín), que también esperaba el Reino de Dios (se refirió a su sed espiritual, lo cual fue cumplido en Jesús), vino, y osadamente entró a Pilato (significa que no era algo común), y pidió el Cuerpo de Jesús (solicitó firmemente que le diera los restos).
44 Y Pilato se maravilló que Él (Jesús) ya fuese muerto (normalmente se tomaba varios días para expirar en la cruz; Jesús sólo había estado en la Cruz seis horas, por eso Pilato estaba escéptico): y haciendo venir el Centurión, le preguntó si era ya muerto (cuánto tiempo había estado muerto).
45 Y enterado del Centurión (fue confirmado por el soldado Romano), dio el Cuerpo a José (la palabra "Cuerpo" en el Griego es "sóma" y significa "un cadáver").
46 Y él (José) compró una sábana (un pedazo de tela costosa que se utilizó para envolver el Cuerpo de Jesús), y quitándole (lo bajaron de la Cruz), Le envolvió en la sábana, y Le puso en un sepulcro que estaba cavado en una peña (la tumba estaba en el jardín adyacente al lugar de la Crucifixión, seguramente era la propiedad de José), y revolvió una piedra a la puerta del sepulcro (comprueba que la Tumba nunca antes había sido usada).
47 Y María Magdalena, y María madre de José, miraban para saber donde lo ponían.



Primera Corintios Capítulo 13:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.


Hebreos 10:35-12:4
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.

Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

Labels: , , , , , , , , , , , , , , ,

0 Comments:

Post a Comment

Subscribe to Post Comments [Atom]

<< Home