SonLifeTV.com/español
Mensaje de la Cruz de Cristo Jesús-Capítulo-1
Sonidos del aire libre
El 16 de setiembre Lectura Bíblica Diaria:
Job 27 a 29: 
Job,
  retomando la palabra, dijo: "Juro por Dios, el Todopoderoso, quien se 
 niega a hacerme justicia, quien me ha amargado el ánimo, que mientras  
haya vida en mí y aliento divino en mi nariz, mis labios no pronunciarán
  maldad alguna, ni mi lengua proferirá mentiras. Jamás podré admitir 
que  ustedes tengan la razón; mientras viva, insistiré en mi integridad.
  Insistiré en mi inocencia; no cederé. Mientras viva, no me remorderá 
la  conciencia. "¡Que terminen mis enemigos como los malvados y mis  
adversarios como los injustos! ¿Qué esperanza tienen los impíos cuando  
son eliminados, cuando Dios les quita la vida? ¿Escucha Dios su clamor  
cuando les sobreviene la angustia? ¿Acaso se deleitan en el  
Todopoderoso, o claman a Dios en todo tiempo? "¡Yo les voy a mostrar  
algo del poder de Dios! ¡No les voy a ocultar los planes del  
Todopoderoso! Si ustedes mismos han visto todo esto, ¿a qué viene tanta 
 palabrería?" "Ésta es la herencia que Dios tiene reservada para los  
malvados; ésta es la herencia que los desalmados recibirán del  
Todopoderoso: No importa cuántos hijos tengan, la espada los aguarda;  
jamás sus pequeños comerán hasta saciarse. La muerte sepultará a quienes
  les sobrevivan; sus viudas no llorarán por ellos. Y aunque amontonen  
plata como polvo, y apilen vestidos como arcilla, será el justo quien se
  ponga esos vestidos, y el inocente quien reparta esa plata. Las casas 
 que construyen parecen larvas de polilla, parecen cobertizo de  
vigilancia. Se acuestan siendo ricos, pero por última vez: cuando  
despiertan, sus riquezas se han esfumado. Les sobreviene un diluvio de  
terrores; la tempestad los arrebata por la noche. El viento del este se 
 los lleva, y desaparecen; los arranca del lugar donde viven. Se lanza  
contra ellos sin clemencia, mientras ellos tratan de huir de su poder.  
Agita las manos y aplaude burlón; entre silbidos, los arranca de su  
lugar." Hay minas de donde se saca la plata, y crisoles donde se refina 
 el oro. El hierro se extrae de la tierra; el cobre se separa de la  
escoria. El minero ha puesto fin a las tinieblas: hurga en los rincones 
 más apartados, busca piedras en la más densa oscuridad. Lejos de la  
gente cava túneles en lugares nunca hollados; lejos de la gente se  
balancea en el aire. Extrae su sustento de la tierra, cuyas entrañas se 
 transforman como por fuego. De sus rocas se obtienen zafiros, y en el  
polvo se encuentra oro. No hay ave rapaz que conozca ese escondrijo ni  
ojo de halcón que lo haya descubierto. Ninguna bestia salvaje ha puesto 
 allí su pie; tampoco merodean allí los leones. La mano del minero ataca
  el pedernal y pone al descubierto la raíz de las montañas. Abre 
túneles  en la roca, y sus ojos contemplan todos sus tesoros. Anda en 
busca de  las fuentes de los ríos, y trae a la luz cosas ocultas. Pero, 
¿dónde se  halla la sabiduría? ¿Dónde habita la inteligencia? Nadie sabe
 lo que  ella vale, pues no se encuentra en este mundo. "Aquí no está", 
dice el  océano; "Aquí tampoco", responde el mar. No se compra con el 
oro más  fino, ni su precio se calcula en plata. No se compra con oro 
refinado,  ni con ónice ni zafiros. Ni el oro ni el cristal se comparan 
con ella,  ni se cambia por áureas joyas. ¡Para qué mencionar el coral y
 el jaspe!  ¡La sabiduría vale más que los rubíes! El topacio de Cus no 
se le  iguala, ni es posible comprarla con oro puro. ¿De dónde, pues, 
viene la  sabiduría? ¿Dónde habita la inteligencia? Se esconde de los 
ojos de toda  criatura; ¡hasta de las aves del cielo se oculta! La 
destrucción y la  muerte afirman: "Algo acerca de su fama llegó a 
nuestros oídos." Sólo  Dios sabe llegar hasta ella; sólo él sabe dónde 
habita. Él puede ver los  confines de la tierra; él ve todo lo que hay 
bajo los cielos. Cuando él  establecía la fuerza del viento y 
determinaba el volumen de las aguas,  cuando dictaba el decreto para las
 lluvias y la ruta de las tormentas,  miró entonces a la sabiduría y 
ponderó su valor; la puso a prueba y la  confirmó. Y dijo a los 
mortales: "Temer al Señor: ¡eso es sabiduría!  Apartarse del mal: ¡eso 
es discernimiento!" Job, retomando la palabra,  dijo: "¡Cómo añoro los 
meses que se han ido, los días en que Dios me  cuidaba! Su lámpara 
alumbraba sobre mi cabeza, y por su luz podía andar  entre tinieblas. 
¡Qué días aquellos, cuando yo estaba en mi apogeo y  Dios bendecía mi 
casa con su íntima amistad! "Cuando aún estaba conmigo  el Todopoderoso,
 y mis hijos me rodeaban; cuando ante mí corrían ríos de  crema, y de 
las rocas fluían arroyos de aceite; cuando ocupaba mi  puesto en el 
consejo de la ciudad, y en la plaza pública tomaba asiento,  los jóvenes
 al verme se hacían a un lado, y los ancianos se ponían de  pie; los 
jefes se abstenían de hablar y se tapaban la boca con las  manos; los 
nobles bajaban la voz, y la lengua se les pegaba al paladar.  Los que me
 oían, hablaban bien de mí; los que me veían, me alababan. Si  el pobre 
recurría a mí, yo lo ponía a salvo, y también al huérfano, si  no tenía 
quien lo ayudara. Me bendecían los desahuciados; ¡por mí  gritaba de 
alegría el *corazón de las viudas! De justicia y rectitud me  revestía; 
ellas eran mi manto y mi turbante. Para los ciegos fui sus  ojos; para 
los tullidos, sus pies. Fui padre de los necesitados y  defensor de los 
extranjeros. A los malvados les rompí la cara; ¡de sus  fauces les 
arrebaté la presa! "Llegué a pensar: Moriré en mi propia  casa; mis días
 serán incontables como la arena del mar. Mis raíces  llegarán hasta las
 aguas; el rocío de la noche se quedará en mis ramas.  Mi gloria 
mantendrá en mí su lozanía, y el arco en mi mano se mantendrá  firme. 
"La gente me escuchaba expectante, y en silencio aguardaba mi  consejo. 
Hablaba yo, y nadie replicaba; mis palabras hallaban cabida en  sus 
oídos. Expectantes, absorbían mis palabras como quien espera las  
lluvias tardías. Si yo les sonreía, no podían creerlo; mi rostro  
sonriente los reanimaba. Yo les indicaba el camino a seguir; me sentaba a
  la cabecera; habitaba entre ellos como un rey entre su tropa, como  
quien consuela a los que están de luto.
Salmo 126:
Cuando
  el Señor hizo volver a Sión a los cautivos, nos parecía estar soñando.
  Nuestra boca se llenó de risas; nuestra lengua, de canciones 
jubilosas.  Hasta los otros pueblos decían: "El Señor ha hecho grandes 
cosas por  ellos." Sí, el Señor ha hecho grandes cosas por nosotros, y 
eso nos  llena de alegría. Ahora, Señor, haz volver a nuestros cautivos 
como  haces volver los arroyos del desierto. El que con lágrimas 
siembra, con  regocijo cosecha. El que llorando esparce la semilla, 
cantando recoge  sus gavillas.
Proverbios 26: 
Ni
  la nieve es para el verano, ni la lluvia para la cosecha, ni los  
honores para el necio. Como el gorrión sin rumbo o la golondrina sin  
nido, la maldición sin motivo jamás llega a su destino. El látigo es  
para los caballos, el freno para los asnos, y el garrote para la espalda
  del necio. No respondas al necio según su necedad, o tú mismo pasarás 
 por necio. Respóndele al necio como se merece, para que no se tenga por
  sabio. Enviar un mensaje por medio de un necio es como cortarse los 
pies  o sufrir violencia. Inútil es el proverbio en la boca del necio 
como  inútiles son las piernas de un tullido. Rendirle honores al necio 
es tan  absurdo como atar una piedra a la honda. El proverbio en la boca
 del  necio es como espina en la mano del borracho. Como arquero que 
hiere a  todo el que pasa es quien contrata al necio en su casa. Como 
vuelve el  perro a su vómito, así el necio insiste en su necedad. ¿Te 
has fijado en  quien se cree muy sabio? Más se puede esperar de un necio
 que de gente  así. Dice el perezoso: "Hay una fiera en el camino. ¡Por 
las calles un  león anda suelto!" Sobre sus goznes gira la puerta; sobre
 la cama, el  perezoso. El perezoso mete la mano en el plato, pero le 
pesa llevarse el  bocado a la boca. El perezoso se cree más sabio que 
siete sabios que  saben responder. Meterse en pleitos ajenos es como 
agarrar a un perro  por las orejas. Como loco que dispara mortíferas 
flechas encendidas, es  quien engaña a su amigo y explica: "¡Tan sólo 
estaba bromeando!" Sin  leña se apaga el fuego; sin chismes se acaba el 
pleito. Con el carbón se  hacen brasas, con la leña se prende fuego, y 
con un pendenciero se  inician los pleitos. Los chismes son como ricos 
bocados: se deslizan  hasta las entrañas. Como baño de plata sobre 
vasija de barro son los  labios zalameros de un corazón malvado. El que 
odia se esconde tras sus  palabras, pero en lo íntimo alberga perfidia. 
No le creas, aunque te  hable con dulzura, porque su corazón rebosa de 
abominaciones. Tal vez  disimule con engaños su odio, pero en la 
asamblea se descubrirá su  maldad. Cava una fosa, y en ella caerás; echa
 a rodar piedras, y te  aplastarán. La lengua mentirosa odia a sus 
víctimas; la boca lisonjera  lleva a la ruina.
El Libro de Marcos Capítulo 11 el Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart: 
EL SANTO EVANGELIO SEGÚN
SAN MARCOS 
CAPÍTULO 11
(33 d.C.)
LA ENTRADA TRIUNFAL
A JERUSALÉN 
y CUANDO fueron cerca de Jerusalén, de Betfagé y de Betania, al Monte de los
Olivos
  (tiene que ver con dos aldeas, suburbios de Jerusalén en el lado  
oriental de la ciudad), Él envía dos de Sus Discípulos (la tradición  
dice que fueron Pedro y Juan),
2 Y les dice, Id al lugar que está  
delante de vosotros (probablemente Betfagé, porque estaba más cerca): y 
 luego entrados en el, hallaréis un pollino atado, sobre el cual ningún 
 hombre ha subido (ninguna persona había cabalgado este potro);  
desatadlo, y traedlo.
3 Y si alguien os dijere, ¿Por qué hacéis eso? 
 (Insinúa que esto sería el caso, y así es.) decid que el Señor lo  
necesita (como Dios, el Señor no necesita nada; como el Hijo del Hombre,
  Él necesitó ciertas cosas); y luego (inmediatamente) lo enviará acá  
(dará permiso para utilizar el potro, todo fue revelado a Cristo por el 
 Espíritu Santo).
4 Y fueron por su camino, y hallaron el pollino  
atado junto a la puerta fuera entre dos caminos; y le desataron ("su  
camino" fue "Su Camino").
5 Y unos de los que estaban allí les dijeron, ¿Qué hacéis desatando el pollino? (Significa que no hubieron arreglos anteriores.)
6
  Ellos entonces les dijeron como Jesús había mandado (el Señor tiene  
necesidad de él): y los dejaron (una obediencia instantánea; qué  
privilegio tenía estos hombres de prestar su potro a Cristo).
7 Y  
trajeron el pollino a Jesús, y echaron sobre él sus vestidos; y se sentó
  sobre él (declara el comienzo de la Entrada Triunfal; que fue el  
cumplimiento de la Profecía dada por Zacarías [Zac. 9:9]).
8 Y muchos
  tendían sus vestidos por el camino (era Su presentación formal de Sí  
Mismo como el Mesías; como es obvio, sería rechazado): y otros cortaban 
 ramas de los árboles, y las tendían por el camino (probablemente 
frondas  de la palmera).
9 Y los que iban delante, y los que iban 
detrás  (representa multitudes tanto detrás de Cristo como delante de 
Cristo,  cuando Él entró en Jerusalén), daban voces, diciendo, ¡Hosanna!
 Bendito  El Que viene en el Nombre del Señor (tomado de Salmos 
118:25-26; esta  aclamación fue dada en "la Fiesta de los Tabernáculos,"
 cuando los  Sacerdotes marchaban una vez al día durante siete días 
alrededor del  Altar con hojas de la palmera en sus manos; durante el 
octavo día  marchaban siete veces, que era la "Hosanna Grande"; la gente
 creía que  Jesús ya estaba a punto de tomar el Trono; les parecían que 
la gran Edad  del Reino ya comenzaría; la verdad es, ésta podría haber 
comenzado,  pero el mando religioso de Israel Lo rechazaba):
10 
Bendito el Reino  de nuestro padre David (debiera traducirse, "Bendito 
sea el Reino que  viene, el Reino de nuestro Padre David"), que viene en
 el Nombre del  Señor (debiera traducirse, "Quién viene en el Nombre del
 Señor"; ¡Jesús  era esa Persona!): Hosanna en las Alturas (significaba 
que Él era el Más  Alto; por consiguiente, el Único Quien podría 
salvarlos).
11 Y entró  Jesús en Jerusalén, y en el Templo: y 
habiendo mirado alrededor todas  las cosas (Él observó todo el regateo, 
el intercambio, la discusión  sobre precios, que probablemente fue en el
 Atrio de los Gentiles; Él  volvería al día siguiente, y limpiaría este 
lugar), y siendo ya tarde,  se salió a Betania con los Doce 
(probablemente era el Domingo, y de ser  así, una semana más tarde Jesús
 resucitaría de entre los muertos; por  consiguiente, la semana 
intermedia sería una pena de magnitud  indescriptible).
JESÚS MALDICE A UNA
HIGUERA INFRUCTÍFERA
12
 Y  el día siguiente (sugiere que era el Lunes; Mateo dice que era 
temprano,  probablemente antes de las 6:00 de la madrugada, 
probablemente Él había  pasado la noche al aire libre con los 
Discípulos), cuando salieron de  Betania, Él tuvo hambre:
13 Y viendo
 de lejos una higuera que tenía  hojas, Él se acercó, si quizá Él 
hallaría en ella algo (según todas las  apariencias, ya los higos 
debieran haber brotado): y cuando Él vino a  ella, nada halló sino hojas
 (ninguna fruta); porque no era tiempo de  higos (significa que a pesar 
de su apariencia, sugiriendo la presencia  de fruta, y que ya debiera 
haber brotado, era estéril).
14 Entonces  Jesús respondiendo dijo a 
la higuera (manifiesta que el Señor se  olvidaba de Su hambre natural y 
el pensamiento de una figura espiritual  que a la vista de este árbol 
comenzó a presentarse a Su Mente), Nunca  más coma nadie fruto de ti 
para siempre (simbólico de la nación Judía;  una maldición fue colocada 
en la higuera, no necesariamente por ser  estéril, sino por ser falsa; 
también, las palabras "para siempre,"  debiera traducirse "para esta 
era," es decir hasta que la época de los  Gentiles sea cumplida; será en
 la Segunda Venida). Y lo oyeron Sus  Discípulos (¡aprenderán una 
lección de esto, justo como nosotros lo  veremos!).
JESÚS LIMPIA EL TEMPLO
15
 Vienen, pues, a Jerusalén: y  entrando Jesús en el Templo (se refiere 
al hecho que su condición, en  sentido espiritual, había estado en Su 
Mente toda la noche; Él estaba  probablemente en el Atrio de los 
Gentiles), comenzó a echar fuera a los  que vendían y compraban en el 
Templo, y trastornó las mesas de los  cambistas, y las sillas de los que
 vendían palomas;
16 Y no consentía que alguien llevase vaso por el Templo (Él requería que toda la Casa de Su Padre fuera considerada Sagrada).
17
  Y Él les enseñaba, diciendo (¡sin duda a una gran multitud de gente 
que  se habían juntado, mirando, como parece, con asombro 
sobrecogedor!),  ¿No está escrito (dirigió a la gente y Sus acciones a 
la Palabra de  Dios), que Mi Casa, Casa de Oración será llamada para 
todas las  naciones? (Significa, como dicho, que Él estaba en el Atrio 
de los  Gentiles, el cual había sido convertido en una plaza de mercado.
 Su  declaración está citada en Isa. 65:7 y Jer. 7:11.) mas vosotros la 
 habéis hecho cueva de bandidos (debiera traducirse "ladrones," porque 
la  palabra Griega significa operaciones en gran escala y sistemática).
18
  Y lo oyeron los Escribas y los Principales Sacerdotes (eran "los  
ladrones," porque estaban a cargo de lo que ocurría allí, y realmente  
sacaron ganancia personal de lo que ocurría), y procuraban cómo Le  
matarían (determinados no sólo a matarlo, sino destruir completamente Su
  influencia como una gran energía espiritual en el mundo): porque Le  
tenían miedo (temieron que Él usaría Su Poder para trastornar su lugar  
corrompido y posición corrompida), por cuanto todo el pueblo estaba  
maravillado de Su Doctrina (una "Doctrina" que era diferente de la  
doctrina suya).
19 Mas como fue tarde, Jesús salió de la ciudad (no  
hay indicación alguna de que Jesús pasó una noche en Jerusalén, a  
excepción de la noche que Él fue enjuiciado).
LA LECCIÓN DE LA
HIGUERA SECA
20
  Y pasando por la mañana (probablemente se refiere al día Martes),  
vieron que la higuera se había secado desde las raíces (significa que  
fue completamente marchitado; Israel dentro de poco haría lo mismo,  
realmente cesando de ser una Nación).
21 Entonces Pedro acordándose  
Le dice, Maestro, he aquí, la higuera que Tú maldijiste se ha secado  
(Jesús podría haber hecho la misma cosa con Sus enemigos, si Él lo  
deseara; pero Él nunca usó Su Poder, salvo en la manera que el Padre  
Divino le dijera que debiera usarlo).
22 Y respondiendo Jesús les  
dice (indica a Jesús que trataba con lo que pasó, más bien del por qué  
pasó; no eran capaces de captar que la higuera era una ilustración de  
Israel; ¡todo esto vendría más tarde!), Tened Fe en Dios (literalmente  
dice, "Tened la Fe de Dios"; tal Fe juzga confesión [la higuera] quita  
dificultades [el monte] perdona ofensas).
23 Porque de cierto os  
digo, Que cualquiera que dijere a este monte, Quítate, y échate en el  
mar; y no dudare en su corazón, pero creyere que será hecho lo que dice;
  lo que dijere le será hecho (el "monte" es usado como un símbolo, es  
decir, "el monte de dificultades," etc.; Dios es un Dios que obra  
Milagros, y hará así para cualquiera de Sus Hijos, "quienquiera"; sin  
embargo, cada petición debe ser afirmada también en la Voluntad de  
Dios).
24 Por tanto os digo, Que todo lo que deseareis (uno que busca
  hacer la Voluntad de Dios, querrá sólo lo que Dios desea), cuando  
orando pidiereis (el valor de la oración, sin la cual estas cosas no  
pueden ser hechas), creed (tened Fe) que lo recibiréis, y os vendrá  
(como es obvio aquí, la recepción de estas cosas, independientemente de 
 lo que ellos podrían ser, requiere una relación, y ésta es la clave).
25
  Y cuando estuviereis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno  
(indica, que las Promesas mencionadas no serán honoradas, si abrigamos  
una actitud implacable): para que vuestro Padre que está en los Cielos  
os perdone también a vosotros vuestras ofensas (el perdón del Señor de  
nuestra parte, está afirmado en que perdonamos a los demás).
26  
Porque si vosotros no perdonareis, tampoco vuestro Padre que está en los
  Cielos os perdonará vuestras ofensas (indica, al ser implacable divide
  la relación, que destruye el programa entero de Dios; en tal caso,  
nuestros pecados no son perdonados, y tampoco podemos esperar que Dios  
conteste la oración; éstos son impedimentos muy serios).
LA AUTORIDAD DE JESÚS
PUESTA EN DUDA
27
  Y volvieron a Jerusalén: y andando Él por el Templo (representa el  
tercer día en el cual Él visita este edificio), vienen a Él los  
Principales Sacerdotes, y los Escribas, y los Ancianos (éstos eran los  
líderes religiosos de Israel),
28 Y Le dicen, ¿Con qué potestad haces
  Tú estas cosas? ¿y quién Te ha dado esta potestad para hacer estas  
cosas? (Eran los guardianes del Templo. Nuestro Señor, por medio de  
expulsar a la fuerza aquéllos que fueron involucrados en el negocio en  
el Templo, reclamaba una jurisdicción superior.)
29 Y Jesús  
respondiendo entonces les dice, Os preguntaré también Yo una palabra (Su
  pregunta y la respuesta, simplificará enormemente la cuestión), y  
respondedme, y os diré con qué autoridad hago estas cosas (realmente  
significa que la respuesta correcta a Su pregunta proporcionará la  
respuesta a sus interrogantes).
30 El bautismo de Juan, ¿era del  
Cielo, o de los hombres? Respondedme (Juan había presentado a Cristo  
como el Mesías; si afirmaran que el Profeta era de Dios, entonces  
tendrían que reconocer a Aquel que él había introducido; habían tratado 
 de poner a Jesús en apuros, y ya ellos en cambio están en apuros).
31
  Entonces ellos pensaron dentro de sí, diciendo, Si dijéremos, Del  
Cielo; dirá, ¿Por qué, pues, no le creísteis? (No creer lo que Juan dijo
  acerca de Jesús.)
32 Y si dijéremos, De los hombres; tememos al  
pueblo: porque todos juzgaban de Juan, que verdaderamente era Profeta  
(el respeto para Juan por la gente se había hecho aun más profundo desde
  su martirio; temieron si negaran el llamamiento de Juan, la gente  
podría apedrearlos en seguida).
33 Y respondiendo dicen a Jesús, No  
sabemos (¡su respuesta al menos era ridícula!; eran los mismos que  
debieran saber). Entonces respondiendo Jesús les dice, Tampoco Yo os  
diré con qué autoridad hago estas cosas (en efecto, "Yo no le  
contestaré, porque su respuesta a Mi pregunta es la respuesta a su  
propia"; Jerónimo dice, "Él así demuestra que sabían, pero no  
contestarían; se salvaron de este dilema por medio de expresar la  
ignorancia").
Primera Corintios Capítulo 13: 
Si
  hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más
  que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don
  de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y
  si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, 
no  soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si 
entrego mi  cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, 
nada gano  con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es 
envidioso ni  jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es
 egoísta, no  se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se 
deleita en la  maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo 
disculpa, todo lo  cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás 
se extingue,  mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será
 silenciado y  el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y 
profetizamos de  manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo 
imperfecto  desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba
 como niño,  razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás 
las cosas de  niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un
 espejo; pero  entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera 
imperfecta, pero  entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, 
pues, permanecen estas  tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. 
Pero la más excelente de  ellas es el amor. 
Hebreos 10:35-12:4 
Así
  que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente 
recompensada.  Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber 
cumplido la  voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues 
dentro de muy  poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. 
Pero mi justo  vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi 
agrado." Pero  nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban 
por perderse,  sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora 
bien, la fe es la  garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no
 se ve. Gracias a  ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe 
entendemos que el universo  fue formado por la palabra de Dios, de modo 
que lo visible no provino  de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a 
Dios un sacrificio más  aceptable que el de Caín, por lo cual recibió 
testimonio de ser justo,  pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel,
 a pesar de estar muerto,  habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de 
este mundo sin experimentar  la muerte; no fue hallado porque Dios se lo
 llevó, pero antes de ser  llevado recibió testimonio de haber agradado a
 Dios. En realidad, sin fe  es imposible agradar a Dios, ya que 
cualquiera que se acerca a Dios  tiene que creer que él existe y que 
recompensa a quienes lo buscan. Por  la fe Noé, advertido sobre cosas 
que aún no se veían, con temor  reverente construyó un arca para salvar a
 su familia. Por esa fe condenó  al mundo y llegó a ser heredero de la 
justicia que viene por la fe. Por  la fe Abraham, cuando fue llamado 
para ir a un lugar que más tarde  recibiría como herencia, obedeció y 
salió sin saber a dónde iba. Por la  fe se radicó como extranjero en la 
tierra prometida, y habitó en tiendas  de campaña con Isaac y Jacob, 
herederos también de la misma promesa,  porque esperaba la ciudad de 
cimientos sólidos, de la cual Dios es  arquitecto y constructor. Por la 
fe Abraham, a pesar de su avanzada edad  y de que Sara misma era 
estéril, recibió fuerza para tener hijos,  porque consideró fiel al que 
le había hecho la promesa. Así que de este  solo hombre, ya en 
decadencia, nacieron descendientes numerosos como las  estrellas del 
cielo e incontables como la arena a la orilla del mar.  Todos ellos 
vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas  prometidas;
 más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran  
extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente  
dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado
  pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido  
oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, 
 es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser  
llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había 
 recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo  
único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se  
establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene  
poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado,  
recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a
  Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob,  
cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José,
  y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de
  su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio  
instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién  
nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron  
que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la
  fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del  
faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los
  efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del  
Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la 
 mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle  
miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo  
al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre,
  para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de 
Israel.  Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; 
pero cuando  los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe 
cayeron las  murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo 
siete días a su  alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto
 con los  desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué 
más voy a  decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, 
Sansón, Jefté,  David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe 
conquistaron reinos,  hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; 
cerraron bocas de leones,  apagaron la furia de las llamas y escaparon 
del filo de la espada;  sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron 
valientes en la guerra y  pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo
 mujeres que por la  resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en 
cambio, fueron muertos a  golpes, pues para alcanzar una mejor 
resurrección no aceptaron que los  pusieran en libertad. Otros sufrieron
 la prueba de burlas y azotes, e  incluso de cadenas y cárceles. Fueron 
apedreados, aserrados por la  mitad, asesinados a filo de espada. 
Anduvieron fugitivos de aquí para  allá, cubiertos de pieles de oveja y 
de cabra, pasando necesidades,  afligidos y maltratados. ¡El mundo no 
merecía gente así! Anduvieron sin  rumbo por desiertos y montañas, por 
cuevas y cavernas. Aunque todos  obtuvieron un testimonio favorable 
mediante la fe, ninguno de ellos vio  el cumplimiento de la promesa. 
Esto sucedió para que ellos no llegaran a  la meta sin nosotros, pues 
Dios nos había preparado algo mejor. Por  tanto, también nosotros, que 
estamos rodeados de una multitud tan grande  de testigos, despojémonos 
del lastre que nos estorba, en especial del  pecado que nos asedia, y 
corramos con perseverancia la carrera que  tenemos por delante. Fijemos 
la mirada en Jesús, el iniciador y  perfeccionador de nuestra fe, quien 
por el gozo que le esperaba, soportó  la cruz, menospreciando la 
vergüenza que ella significaba, y ahora está  sentado a la derecha del 
trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel  que perseveró frente a 
tanta oposición por parte de los pecadores, para  que no se cansen ni 
pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran  contra el pecado, 
todavía no han tenido que resistir hasta derramar su  sangre. 
Romanos 8: 
Por
  lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a  
Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha  
liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo 
 liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios
  envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de  
pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así  
condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas 
 demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la  
naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a  
la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza;
  en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los  
deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la
  mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad  
pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es
  capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no  
pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza
  pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive 
 en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de 
Cristo.  Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa 
del  pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la 
 justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los  
muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los  
muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su  
Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una  
obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. 
 Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del
  Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque  
todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y  
ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo,  
sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba!
  ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos  
hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y  
coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos
  parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan
  los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en  
nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de
  Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su  
propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme
  esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción
  que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos 
de  Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si 
tuviera  dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos,
 que  tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, 
mientras  aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención
 de  nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la  
esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? 
 Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos  
nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a 
 ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por  
nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que 
 examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque 
el  Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios.
  Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de  
quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. 
 Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser
  transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el 
primogénito  entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los 
llamó; a los  que llamó, también los justificó; y a los que justificó, 
también los  glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de 
nuestra parte,  ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó
 ni a su propio  Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no 
habrá de darnos  generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién 
acusará a los que  Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién 
condenará? Cristo  Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a 
la derecha de Dios e  intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del 
amor de Cristo? ¿La  tribulación, o la angustia, la persecución, el 
hambre, la indigencia, el  peligro, o la violencia? Así está escrito: 
"Por tu causa nos vemos  amenazados de muerte todo el día; nos tratan 
como a ovejas destinadas al  matadero." Sin embargo, en todo esto somos 
más que vencedores por medio  de aquel que nos amó. Pues estoy 
convencido de que ni la muerte ni la  vida, ni los ángeles ni los 
demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni  los poderes, ni lo alto ni
 lo profundo, ni cosa alguna en toda la  creación, podrá apartarnos del 
amor que Dios nos ha manifestado en  Cristo Jesús nuestro Señor. 
 
 
Labels: Biblia, Buenas Nuevas, Creyente, Cristianismo, Cruz, Dios, Fe, Iglesia, Jesucristo, Jesús, Lectura Biblica, Lectura Biblica de hoy, Lectura Biblica Diaria, Lectura del día, Lectura Diaria, Mensaje de la Cruz
    
     
    
  
  
0 Comments:
Post a Comment
Subscribe to Post Comments [Atom]
<< Home