El 11 de setiembre Lectura Bíblica Diaria:
Job 12 a 14:
CAPÍTULO 12 
(1520 a.C.) 
RESPUESTA DE JOB: EL ES INOCENTE 
Y RESPONDIó Job, y dijo: 2 Ciertamente que vosotros sois el pueblo; y con vosotros morirá la sabiduría (Job emplea sarcasmo, en realidad quiere decir lo opuesto). 
3 Yo también tengo entendimiento como vosotros; no soy inferior a vosotros: ¿Quién no sabe tales cosas? (Estos
  hombres habían tratado a Job como si él no tuviera entendimiento de 
los  Caminos de Dios ni de las Acciones de Dios. Mientras es verídico 
que  Job no entiende la situación presente, todavía, es muy probable que
 en  esa época, hubiera pocos hombres sobre la faz de la Tierra, si 
acaso  alguien, que tenía conocimiento y una relación con Dios como 
Job.) 
4 Yo soy uno de quien su amigo se mofa, que invoca a Dios, y él le responde: Con todo, el justo y perfecto es escarnecido (tal acontece aun en la actualidad, porque la Iglesia moderna, como en ese entonces, poco entiende la «Justificación por Fe»). 
5 Aquel cuyos pies van a resbalar, es como una lámpara despreciada de aquel que anda con pasos mal seguros (este
  Versículo se puede leer: «Una lámpara es para aquel que está por caer,
  pero es despreciado por aquel que cree estar seguro»; esta fue una  
reprimenda para la confianza en sí mismo y la justicia propia de sus  
«tres amigos»). 
6
  Prosperan las tiendas de los ladrones, y los que provocan a Dios viven
  seguros; en cuya mano hace Dios que caiga cuanto tienen (estos
  «tres amigos» afirmaban que la prosperidad siempre sigue a alguien en 
 relación correcta con Dios; Job responde a esa afirmación señalando que
  los ladrones y rebeldes muy a menudo prosperan). 
JOB RECONOCE LA  OMNIPOTENCIA DE DIOS  
7 Y en efecto, pregunta ahora a las bestias, y ellas te enseñarán; y a las aves de los cielos, y ellas te lo mostrarán. 
8 O habla a la Tierra, y ella te enseñará; los peces del mar te lo declararán también. 
9 ¿Qué cosa de todas estas no entiende que la mano del Señor la hizo? 
10 En Su mano está el alma de todo viviente, y el espíritu de toda carne humana (toda la Creación muestra que hay un Creador). 
11 Ciertamente el oído distingue las palabras, y el paladar gusta las viandas. (El Señor los hizo así.) 
12 En los viejos está la ciencia, y en la larga edad la inteligencia (¡la sabiduría viene lentamente, si es que viene!). 
13 Con Dios está la sabiduría y el poder; Suyo es el consejo y la inteligencia (con Dios moran la sabiduría y el poder esencialmente). 
14 He aquí, él derribará, y no será edificado: Encerrará al hombre, y no habrá quien le abra (ningún otro poder puede poner en libertad). 
15 He aquí, él detendrá las aguas, y se secarán; él las enviará, y destruirán la tierra. 
16 Con él está el poder y la sabiduría; Suyo es el que yerra, y el que hace errar (Dios
  no solamente tiene la sabiduría para designar el curso de los eventos,
  sino el poder y la habilidad para cumplir todo lo que Él designa). 
17 él hace andar despojados de consejo a los consejeros, y hace enloquecer a los jueces (lo sabio de la Tierra no le puede resistir o escaparle; Él frustra sus designios y los derriba). 
18 él suelta la atadura de los tiranos, y les ata el cinto a sus lomos. 
19 él lleva despojados a los príncipes, y trastorna a los poderosos (¡mientras algunos hombres pueden ser poderosos, Dios es el Todopoderoso; ¡hay una vasta diferencia!). 
20 él deja sin habla a los más confiados, y quita el discernimiento a los ancianos (porque ellos le abandonaron). 
21 él derrama menosprecio sobre los príncipes, y enflaquece la fuerza de los esforzados (Él desprecia a aquellos que están contra Él). 
22 él descubre las profundidades de las tinieblas, y saca a luz la sombra de muerte (Dios, a veces, revela a los hombres verdades que están más allá de su poder de comprensión). 
23 él multiplica las naciones, y él las destruye: él esparce las naciones, y las vuelve a recoger (el Señor levanta reinos y luego destruye algunos reinos; todos están a la Merced de Él). 
24 él quita la inteligencia a los caudillos de los pueblos de la Tierra, y les hace que se pierdan vagando sin camino (a pesar de toda su alegada sabiduría): 
25 Van a tientas como en tinieblas y sin luz, y los hace errar como borrachos (para proseguir en busca de un curso engañoso en lugar de uno que es recto, porque Le han abandonado). 
CAPÍTULO 13 
(1520 a.C.) 
JOB ACUSA A SUS AMIGOS 
DE MENTIR 
HE AQUÍ, todo esto lo han visto mis ojos; y mis oídos lo han escuchado y lo tienen entendido. 
2 Como vosotros lo sabéis, lo sé yo; no soy inferior a vosotros (lo que sea que ellos afirman saber acerca de Dios, él también lo sabe; ¡en realidad, Job es mucho superior en conocimiento!). 
3 Pero yo hablaría con el Todopoderoso, y querría razonar con Dios (Job, que se daba cuenta que Dios es su única esperanza, se dirija a esa conclusión; estos «amigos» no pueden ayudar). 
4 Que ciertamente vosotros sois fraguadores de mentira; sois todos vosotros médicos nulos (cualquier
  Predicador que se ponga de pie detrás de un pulpito y predique  
cualquier cosa que no es el Señor Jesucristo y lo que Él hizo en la  
Cruz, como respuesta a los males del hombre cae en la misma categoría). 
5 ¡Ojalá callarais del todo!, porque esto os fuera sabiduría (¡que declaración!). 
6 Oíd ahora mi razonamiento, y estad atentos a los argumentos de mis labios (¡como sus amigos no han guardado silencio, sino han hablado, Job reclama el derecho también de ser oído!). 
7 ¿Habéis de hablar iniquidad por Dios? ¿Habéis de hablar por él engaño? (Es
  triste pero cierto que la mayoría de quienes se paran detrás de  
pulpitos «hablan inicuamente para Dios» y «hablan engañosamente para  
Él». Ellos lo hacen porque substituyen sus propios razonamientos humanos
  por la Palabra de Dios.) 
8 ¿Habéis de hacer acepción de Su persona? ¿Habéis de pleitear vosotros por 
Dios? (¿Afirmando que lo que usted dice es de parte de Dios?) 
9 ¿Sería bueno que él os escudriñase? ¿Os burlaréis de él como quien se burla de algún hombre? (Al actuar así puede engañar al hombre, pero no podrá engañar a Dios.) 
10 El os reprochará de seguro, si encubiertamente hacéis acepción de personas (¡tratar de congraciarse con las personas!). 
11 De cierto Su alteza os habría de espantar, y Su pavor habría de caer sobre vosotros. (Dios, Quien no hace acepción de personas, les llamará a cuentas por lo que ahora están diciendo y haciendo.) 
12 Vuestras memorias serán comparadas a la ceniza, y vuestros cuerpos como cuerpos de lodo (ustedes creen que lo que están diciendo es de parte de Dios, pero en realidad es de origen humano). 
13 Escuchadme, y hablaré yo, y que me venga después lo que viniere (yo no sé mucho, pero ustedes no saben nada). 
JOB DEFIENDE SU INTEGRIDAD 
14 ¿Por qué quitaré yo mi carne con mis dientes, y tomaré mi vida en mi mano? (Ahora el llamado es a Dios; pero Job lo introduce excusando su osadía.) 
15 He aquí, aunque me matare, en él esperaré; pero defenderé delante de él mis caminos (una declaración tremenda de fe). 
16 Y él mismo será mi salvación, porque no entrará en Su presencia el hipócrita (significa
  que estos «amigos» no tienen salvación alguna para él; además, él  
declara aquí que él no es un hipócrita, como ellos han afirmado). 
17 Oíd con atención mi razonamiento, y mi denunciación con vuestros oídos. 
18 He aquí ahora, ya he dispuesto mi defensa, sé que seré justificado (¡la fe se levanta!). 
JOB ORA AL SEÑOR 
19 ¿Quién es el que pleiteará conmigo? Porque si ahora yo me callara, fenecería (Job dice que él no tiene nada que perder; él expondrá su caso). 
20 A lo menos dos cosas no hagas conmigo; entonces no me esconderé de Tu rostro: 
21 Aparta de mí Tu mano (quita el dolor físico), y no me asombre Tu terror (ayúdame a no temer, y mi temor más grande es que no te haya agradado). 
 
 
22 Llama luego, y yo responderé; o yo hablaré, y respóndeme Tú (Job está pidiendo ser escuchado, independientemente del resultado). 
23 ¿Cuántas iniquidades y pecados tengo yo? Hazme entender mi transgresión y mi pecado (estos «amigos» han afirmado que soy un gran pecador; yo solamente tomaré Tú Palabra por eso, no la de ellos). 
24 ¿Por qué escondes Tu rostro, y me cuentas por Tu enemigo? (Job
  cree que el Señor le vindicará; pero él pide si habría alguna  
alienación presente, y desea que se le haga conocedor la causa de ello, 
 si de hecho, existe.) 
25 ¿A la hoja arrebatada has de quebrantar? ¿O a la hojarasca seca perseguirás? (Job se compara a sí mismo con dos de las cosas más débiles en la naturaleza — una hoja marchita y hojarasca seca.) 
26 ¿Por qué escribes contra mí cosas amargas, y me haces heredar las iniquidades de mi juventud (considerando
  el cargo que fuera en su contra, él solo puede suponer que esos 
pecados  viejos y abandonados hace tiempo ahora están siendo recordados y
  echados en su contra). 
27 Pones además mis pies en el cepo, y guardas todos mis caminos, imprimiéndolo a las raíces de mis pies (esto era una forma de expresión de parte de Job, significando como si Dios le había hecho cautivo de su terrible situación). 
28 Y el cuerpo mío (de Job) se va gastando como de carcoma, como vestido que se come de la polilla (una alusión al carácter de la enfermedad de la cual está sufriendo). 
CAPÍTULO 14 
(1520 a.C.) 
JOB HABLA DE LOS MALES DE LA VIDA 
AL HOMBRE nacido de mujer, corto es de días, y lleno de problemas (debido a la Caída en el Huerto de Edén por nuestros primeros padres, esto es verídico): 
2 Como la flor, brota y se marchita, y pasa como sombra, y no permanece (la primera frase se usa muy a menudo en las Santas Escrituras [Sal. 103:5; Is. 28:1,4; Stg.1:10-11; I Ped. 1:24]). 
3 ¿Y sobre éste abres Tus ojos, y me traes a juicio contigo? (Esta
  pregunta en realidad es un interrogante antiguo del hombre. ¿Por qué  
Dios, quien puede crear lo que Él desea, iría a tal grado y dificultad  
para redimir a «alguien como ese»?) 
4 ¿Quién hará limpio a lo inmundo? Nadie. (Esta
  pregunta y la respuesta es que debido a la inhabilidad del hombre de  
salvarse a sí mismo; la Salvación no tenía que ver con el hombre, sino  
que, estaba en Cristo Jesús.) 
5
  Ciertamente sus días están determinados, y el número de sus meses está
  cerca de Ti: Tú le pusiste términos, de los cuales no pasará (la
  vida de cualquier individuo está fijada por Dios; sin embargo, puede  
ser cortada o prolongada, según la desobediencia u obediencia). 
6 Si Tú lo abandonares, él dejará de ser: Entre tanto deseará, como el jornalero, su día (la
  idea es, cuando su vida se acaba, él debía de haber cumplido lo que le
  fue determinado; lamentablemente, solamente unos cuantos en realidad  
cumplen su tarea ordenada). 
7 Porque si el árbol fuere cortado, aún queda de él esperanza; retoñará aún, y sus renuevos no faltarán (en
  este Versículo, nos dice que aun si el hombre pasa por tiempos  
difíciles, si él cree a Dios, como el árbol caído puede brotar de nuevo y
  crecer otra vez). 
8 Si se envejeciere en la tierra su raíz, y su tronco fuere muerto en el polvo, 
9 Al percibir el agua reverdecerá, y hará copa como planta (el agua de la Palabra le hará que retoñe). 
10 Pero el hombre morirá, y será cortado; y perecerá el hombre, ¿y dónde estará él? (Antes de Cristo, y aún antes de la Ley, la morada eterna del hombre era algo entendido débilmente.) 
11 Las aguas del mar se fueron, y se agotó el río, y se secó. 
12 Así el hombre yace, y no se vuelve a levantar: Hasta que no haya Cielo no despertarán, ni se levantarán de su sueño (Job no está hablando de la Resurrección, sino más bien a la brevedad de esta vida). 
13
  ¡Oh quién me diera que me escondieses en el sepulcro, que me  
encubrieras hasta apaciguarse Tu ira, que me pusieses plazo, y de mí te 
 acordaras! (Debido a lo que le había acontecido, aquí Job está confuso, y está pidiendo por alivio, aun con la muerte.) 
14 Si el hombre muriere, ¿volverá a vi-vir? Todos los días de mi vida esperaré, hasta que mi cambio llegue (claramente,
  este Pasaje declara la Resurrección venidera, aunque poco entendido; 
el  entendimiento correcto vendría solamente con Cristo y la verdad que 
Él  por último daría al Apóstol Pablo [I Cor. 15:51-57]). 
 
 
 
15 Entonces llamarás, y yo Te responderé; a la obra de tus manos desearás (este
  único Pasaje nos dice que la gran creación de Dios, en cuanto al  
hombre, no será perdida; lo que el Señor originalmente tenía como  
propósito al final se llevará a cabo). 
16 Pues ahora me cuentas los pasos, y no das tregua a mi pecado. (El Señor anota minuciosamente y cataloga todo acerca del hombre.) 
17 Tienes sellada en saco mi transgresión, y tienes cubierta mi iniquidad (la transgresión del hombre puede ser borrada sólo por fe en la Sangre derramada por Cristo [Ef. 2:13-18]). 
18 Y ciertamente el monte que cae se deshace, y las peñas son traspasadas de su lugar; 
19
  Las piedras son desgastadas con el agua impetuosa, que se lleva el  
polvo de la tierra: De tal manera haces Tú perecer la esperanza del  
hombre (las esperanzas que no están ancladas sólidamente en la Palabra de Dios). 
20 Para siempre serás más fuerte que él, y él se va; demudarás su rostro, y lo enviarás (el hombre no puede prevalecer contra Dios, independientemente de lo que él pudiera hacer). 
21 Sus hijos serán honrados, y él no lo sabrá; o serán humillados, y no entenderá de ellos (este
  Pasaje contesta la pregunta si los Santos de Dios en el Cielo saben lo
  que está pasando con sus seres queridos en la Tierra; en efecto, dice 
 que no saben nada de las cosas que pasan en la Tierra; por lo tanto 
esto  destruye el mito Católico de orar a los Santos en el Cielo). 
22 Pero su carne sobre él se dolerá, y ha de entristecerse en él su alma. (Esta
  declaración está basada en la situación presente de Job. La 
Inspiración  garantiza que estas cosas fueron dichas, y a quienes fueron
 atribuidas.  Sin embargo, la Inspiración no garantiza que todo lo que 
se dice es  verdad. De hecho, prácticamente todo de lo que los amigos de
 Job dijeron  tiene que concluirse como incorrecto. La mayoría de lo que
 Job dice es  verdad.)
  
Salmo 122:
1
 Yo me alegro con los que me dicen: «Vamos a la casa del Señor.» Ya 
nuestros pies se dan prisa; ¡ya estamos, Jerusalén, ante tus puertas! La
 ciudad de Jerusalén fue construida como centro de reunión de la 
comunidad. Todas las tribus del Señor llegan a ella, cumpliendo con la 
orden dada a Israel de alabar allí el nombre del Señor. Allí se 
encuentran los tribunales de justicia; allí está el trono de la casa de 
David. Pidamos por la paz de Jerusalén, y porque prosperen los que te 
aman. Que haya paz dentro de tus murallas, y se respire tranquilidad en 
tus palacios. Por mis hermanos y mis compañeros, ruego a Dios que haya 
paz en ti. Por el templo del Señor nuestro Dios, pido a Dios que te dé 
bienestar. 
Proverbios 22:
Mejor
 tener buena fama que mucha riqueza; la buena fama es mejor que la plata
 y el oro. El rico y el pobre coinciden en algo: a uno y otro los hizo 
el Señor. El que es astuto, ve el peligro y se esconde; el que es 
ingenuo, sigue adelante y es afectado. El Señor recompensa a los que le 
temen con riquezas, honra y vida, si son humildes. El camino del 
perverso está lleno de trampas y espinas; quien se cuida a sí mismo, se 
cuida de seguirlo. Enseña al niño a seguir fielmente su camino, y aunque
 llegue a anciano no se apartará de él. Los ricos son los amos de los 
pobres; los deudores son esclavos de los prestamistas. El que siembra 
maldad, maldad cosechará; ¡el Señor destruirá su insolente violencia! 
Bendito sea quien ve a otros con bondad y comparte su pan con el 
indigente! Expulsa al blasfemo, y se acabarán las peleas, cesarán los 
pleitos y las ofensas. 
El Libro de Marcos Capítulo 6 el Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:
EL SANTO EVANGELIO SEGÚN
SAN MARCOS
CAPÍTULO 6
(31 d.C.)
LA INCREDULIDAD
EN NAZARET
 Y SALIÓ de allí (de Capernaum), y vino a Su tierra (Nazaret); y Le siguieron Sus Discípulos. 2 Y llegado el Día Sábado, Él comenzó a enseñar en la Sinagoga: y muchos oyéndole estaban atónitos, diciendo, ¿De dónde tiene este Hombre estas cosas? ¿Y qué sabiduría es ésta que Le es dada, y tales maravillas que por Sus Manos son hechas? (No ponían en duda la sabiduría ni las obras, sino más bien Su derecho de hacer tales cosas. ¡En sus pensamientos, Él no era digno!) 3 ¿No es éste el carpintero (Crisóstomo dijo que Él hizo arados y yugos para bueyes; en las mentes de Sus críticos, esto lo descalificó como un gran maestro), hijo de María, hermano de Santiago, y de José, y de Judas, y de Simón? ¿No están también aquí con nosotros, sus hermanas? (Esto refuta las afirmaciones de la Iglesia Católica que Jesús no tenía ningún hermano o hermana carnal.) Y se escandalizaban de Él (Él no calificaba para su aprobación según lo que pensaban). 4 Mas Jesús les decía (representa Su respuesta a su incredulidad), No hay Profeta sin honra (para demostrar deferencia y reverencia) sino en su propia tierra, y entre sus parientes, y en su propia casa (no pienso que María tenía arte ni parte en esta incredulidad, pero esto definitivamente incluyó a los demás miembros de la familia, con José ya, probablemente fenecido). 5 Y Él no pudo hacer ningún otro milagro allá (realmente quiere decir, ni siquiera uno; no era el caso de que Él no podía, pero no le trajeron a los enfermos ni a los afligidos; ¡preferían ver enfermos a sus amados, que ver a Cristo sanarlos!), solamente sanó a unos pocos enfermos (unos cuantos enfermizos), poniendo sobre ellos las Manos. 6 Y estaba maravillado de la incredulidad de ellos (expresa el punto de vista de Su Humanidad; el Espíritu Santo lo menciona maravillándose dos veces, una vez por la Fe de un Gentil, y frente a la incredulidad de Sus Propios familiares [Mat. 8:10]). Y rodeaba las aldeas de alrededor, enseñando. LOS DOCE ENVIADOS 7 Y Él llamó a los Doce (se refiere a su primera Misión cuando fueron enviados sin Él), y comenzó a enviarlos de dos en dos; y les dio potestad sobre los espíritus inmundos; 8 Y les mandó que no llevasen nada para el camino (no es una sugerencia, sino un Mandato), sino solamente báculo (un cayado SAN MARCOS 6 146 de madera con que caminar); ni alforja (una bolsa de cuero para alimentos), ni pan, ni dinero en la bolsa (significa que no debían almacenar estas cosas antes de que ellos se fueran, pero al contrario debían confiar en el Señor); 9 Mas que calzasen sandalias (se refiere a la asociación con el pueblo común quienes llevaban tales), y no vistiesen dos túnicas (la más simple de calidad y cantidad). 10 Y Él les decía, Dondequiera que entréis en una casa, (ellos os aceptan) posad en ella hasta que salgáis de allí (no mudéis de un lugar a otro). 11 Y todos aquellos que no os recibieren, ni os oyeren (básicamente se refiere al área, hasta la ciudad, y no la casa en la cual ellos fueran invitados), saliendo de allí (tenía la intención de expresar el significado de la visita), sacudid el polvo que está debajo de vuestros pies en testimonio a ellos (un gesto simbólico). De cierto os digo, Que más tolerable será el castigo de los de Sodoma y Gomorra en el Día del Juicio, que el de aquella ciudad (en referencia al hecho de que Sodoma y Gomorra no tenían a ningún testigo del Evangelio, mientras estos sitios sí lo tenían). 12 Y saliendo, predicaban que los hombres se arrepintieren (el Mensaje no cambió, y no debería cambiar ahora). 13 Y echaban fuera muchos demonios (espíritus demoníacos), y ungían con aceite a muchos enfermos, y los sanaban (el aceite es simbólico del Espíritu Santo, no tiene nada que ver con la medicina [Éx. 27:20; 30:25; Núm. 6:15; I Sam. 16:1, 13; Sal. 45:7]). JUAN EL BAUTISTA DECAPITADO 14 Y oyó el rey Herodes (Antipas) la fama de Jesús; (porque Su Nombre se había hecho notorio:) y dijo, Juan el Bautista, ha resucitado de los muertos y, por tanto, poderes milagrosos obran en él (manifiesta una conciencia preocupada y culpable por haber ejecutado a Juan el Bautista). 15 Otros decían (se refiere al Tribunal de Herodes, así como muchos en Israel), Elías es. Y otros decían, Profeta es, o alguno de los Profetas (parece que Israel se confesaría culpable a cualquier cosa menos la Verdad de que Él era el Mesías, el Hijo del Dios Viviente). 16 Y oyéndolo Herodes, dijo, Éste es Juan el que yo decapité: él ha resucitado de los muertos (¡significa que él siguió diciéndolo repetidas veces, en respuesta a la predicción de otros en cuanto a Quién era Cristo!). 17 Porque el mismo Herodes había enviado y prendido a Juan, y le había aprisionado en la cárcel (el Espíritu Santo quiso asegurarse que nadie entendiera SAN MARCOS 6 147 mal que fue Herodes quien había hecho esta cosa malvada) a causa de Herodías, mujer de Felipe su hermano (Juan había estado en la prisión porque la esposa de Herodes, Herodías, lo había exigido): pues él (Herodes) la había tomado por mujer. 18 Porque Juan decía a Herodes, No te es lícito tener la mujer de tu hermano (significa que él lo dijo más de una vez, tanto a Herodes como a la gente). 19 Por lo tanto Herodías le acechaba (ella nunca soltó su furia contra el Bautista por haberse atrevido a denunciar sus relaciones privadas con Herodes, y esperaba el tiempo de vengarse), y deseaba matarle; pero no podía (significa que ella no careció de voluntad, sino la manera de hacerlo; ella sí encontraría la manera de hacerlo): 20 Porque Herodes temía a Juan, sabiendo que era varón justo y santo (significa que él estaba en un estado continuo de miedo con respecto al Profeta), y le tenía respeto (significa que vigilaba a Juan para guardarlo seguro de los malos complots de Herodías); y oyéndole, hacía muchas cosas, y le oía de buena gana (él siguió volviendo a la celda de la prisión húmeda e insalubre, a hablar con el Profeta; en otras palabras, el Espíritu Santo trataba con el alma de Herodes). 21 Y venido un día oportuno (se refiere a un tiempo conveniente para que Herodías matara a Juan el Bautista), en que Herodes siendo su cumpleaños daba una cena a sus príncipes, y tribunos, y a los principales de Galilea (Herodías encontraría su momento para vengarse en esta reunión); 22 Y entrando la hija de Herodías, y danzando, y agradando a Herodes y a los que estaban sentados con él (ella se degradó a sí misma en un baile licencioso), el rey dijo a la muchacha, Pídeme lo que quisieres, que yo te lo daré (Ellos estaban probablemente ebrios, o casi ebrios. Herodías activaría ahora su trampa). 23 Y le juró a ella (se puso a sí mismo bajo juramento), Todo lo que me pidieres, te daré, hasta la mitad de mi reino (él no quería perder prestigio delante de sus invitados). 24 Y saliendo ella, dijo a su madre (indica su conocimiento a lo menos de una parte del plan de la venganza), ¿Qué pediré? Y ella dijo, La cabeza de Juan el Bautista. 25 Entonces ella (la hija de Herodías) entró prestamente (inmediatamente) al rey (presenta a ella inmediatamente exigiendo su demanda, para que el rey no tuviera la oportunidad de no cumplir su promesa), y pidió, diciendo, Quiero que ahora mismo (inmediatamente) me des en un plato (en una bandeja) la cabeza de Juan el Bautista. SAN MARCOS 6 148 26 Y el rey se entristeció mucho; mas a causa del juramento, y de los que estaban con él a la mesa (él guardaría las apariencias), no quiso desecharla (la vida del Profeta más grande que jamás vivió, se había reducido al valor de un baile lujurioso, al menos para estos hombres). 27 Y luego el rey enviando uno de la guardia, mandó que fuese traída su cabeza: el cual fue, y le decapitó en la cárcel (la prisión realmente estaba conectada al palacio donde la celebración estaba en progreso), 28 Y trajo su cabeza en un plato, y la dio a la muchacha: y la muchacha la dio a su madre (demuestra a Herodías, según Jerónimo que clavaba la lengua con un clavo largo; porque ella no podía soportar oír la verdad, por lo tanto, ella clavaría la lengua que había dicho la verdad; tanto Herodías como Herodes, un poco más tarde, fueron desterrados por un decreto del Senado Romano a Lyón donde ambos fallecieron miserablemente; Salomé, la hija que bailó, murió poco después, con su cabeza casi cortada por los filos agudos de hielo roto; “Mía es la Venganza; Yo pagaré, dice el Señor” [Rom. 12:19]). 29 Y oyéndolo sus discípulos (los discípulos de Juan el Bautista), vinieron y tomaron su cuerpo (Josefo dice que después de la decapitación, los restos mutilados fueron echados de la prisión y los dejaron abandonados), y le pusieron en un sepulcro (y así concluye la vida y el Ministerio del Profeta más grande que jamás ha vivido). JESÚS ALIMENTA A CINCO MIL 30 Y los Apóstoles se juntaron con Jesús (corresponde al anterior Versículo siete donde los Doce habían sido enviados de “dos en dos”; ya vuelven para hacer un informe a Cristo), y Le contaron todo lo que habían hecho, y lo que habían enseñado. 31 Y Él les dijo, Venid vosotros aparte a un lugar desierto, y descansad un poco: porque eran muchos los que iban y venían, que ni aun tenían tiempo ni siquiera para comer. 32 Y se fueron en un barco al lugar desierto aparte (probablemente uno de los barcos que pertenecía a Zebedeo). 33 Y los vieron ir muchos, y Le conocieron, y concurrieron allá muchos a pie de las ciudades, y llegaron antes que ellos (los manifiesta esperándolo dondequiera que el barco atracara en este lugar desierto), y se juntaron a Él. 34 Y saliendo Jesús, vio grande multitud, y tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas que no tenían pastor (la Nación era más religiosa que nunca, pero con pocos pastores genuinos): y Él les comenzó a enseñar muchas SAN MARCOS 6 149 cosas (indica el único Evangelio Verdadero que muchos de ellos jamás habían escuchado). 35 Y como ya avanzada la tarde, Sus Discípulos llegaron a Él, diciendo, El lugar es desierto, y el día ya muy entrado (el día estaba haciéndose tarde): 36 Envíalos para que vayan a los campos y aldeas de alrededor, y compren para sí pan: porque no tienen qué comer. 37 Y respondiendo Él les dijo, Dadles de comer vosotros (Él se refería tanto en lo físico como en el sentido espiritual). Y Le dijeron, ¿Que vayamos y compremos pan por doscientos denarios, y les demos de comer? (Probablemente equivale a siete u ocho mil dólares en la actualidad.) 38 Y Él les dice, ¿Cuántos panes tenéis? (Pensaban en miles de panes.) Id, y vedlo. Y sabiéndolo, dijeron, Cinco, y dos peces (según Andrés, esta pequeña colección perteneció a un muchacho [Jn. 6:8-9]; poco es mucho si Dios está en ello). 39 Y Él les mandó que hiciesen recostar a todos por grupos sobre el pasto verde (al tomar en cuenta que el pasto estaba verde, era probablemente cerca del mes de Abril). 40 Y se recostaron por grupos, de ciento en ciento, y de cincuenta en cincuenta. 41 Y tomados los cinco panes y los dos peces (significa el principio del Milagro, y porque estaba en Sus Manos), mirando al Cielo (es de Dios de donde todas las Bendiciones provienen), bendijo (Su Bendición garantiza todo), y partió los panes, y dio a Sus Discípulos para que los pusiesen delante; y repartió a todos los dos peces (el Milagro ocurrió entre el partir de los panes y peces y el repartir de ellos; cada Discípulo pronto agotó su provisión y, por lo tanto, tuvo que volver a Jesús para conseguir más, y nunca quedaba defraudado). 42 Y comieron todos, y se quedaron satisfechos (Jehová del Salmo 132 se reveló a Sí Mismo aquí). 43 Y recogieron de los pedazos doce canastas llenas, y de los peces. 44 Y los que comieron eran cinco mil hombres (posiblemente no menos de 10.000 a 15.000 en total, incluyendo a las mujeres y a los niños). JESÚS ANDA SOBRE EL MAR 45 Y luego (inmediatamente) dio prisa a Sus Discípulos a subir en el barco (estaban poco dispuestos a hacer así), e ir delante de Él a Betsaida de la otra parte, entre tanto que Él despedía a la multitud (pero Él los despidió sanados, alimentados y satisfechos). 46 Y después que los hubo despedido, se fue al monte a orar (la oración establece la relación). SAN MARCOS 6 150 47 Y cuando fue la tarde, el barco estaba en medio del mar, y Él solo en la tierra. 48 Y Él los vio fatigados bogando, porque el viento les era contrario (en vista de que fue de noche, Él no podía haberlos visto físicamente, luego el Espíritu Santo tenía que revelarle esto): y cerca de la cuarta vigilia de la noche Él vino a ellos (entre las 3:00 y las 6:00 de la madrugada), andando sobre el mar (se concluye que las sandalias de nuestro Señor realmente tuvo contacto con el agua; Él anduvo sobre la superficie del mar como andamos sobre un pavimento duro), y quería pasarlos de largo (debiera traducirse, “y vino cerca de ellos”). 49 Y viéndole ellos, que andaba sobre el mar (no podían creer lo que veían), pensaron que era fantasma, y dieron voces (pensaron que era una aparición): 50 Porque todos Le veían, y se turbaron (todos los Doce Lo vieron). Mas luego habló con ellos, y les dijo, Alentaos: Yo soy; no temáis (Él claramente estaba muy cerca cuando Él les dijo esto). 51 Y subió a ellos en el barco (Marcos omite lo de Pedro que caminó sobre el agua, lo cual fue registrado por Mateo); y calmó el viento (enfatiza el hecho de que tal fue hecho únicamente porque Él estaba ya en el barco): y ellos en gran manera estaban fuera de sí, y se maravillaban (habían presenciado algo más allá de su comprensión). 52 Porque aun no habían considerado lo de los panes: por cuanto estaban ofuscados sus corazones (el deseo de hacerle Rey a Jesús como Juan mencionaba, era supremo, en las mentes de Sus Discípulos; por consiguiente, no entendían la verdadera Misión de Cristo, al menos en este tiempo; y el desvío de la verdadera Voluntad de Dios siempre “endurece el corazón”; nada entorpece espiritualmente como el entusiasmo religioso de la naturaleza carnal que actúa en compañerismo con el mundo religioso). JESÚS SANA A MUCHOS ENFERMOS 53 Y después de cruzar el lago (el barco había comenzado sin Jesús, pero concluye con Él; ¡qué Milagro!), vinieron a tierra de Genezaret, y atracaron en la orilla (era una llanura fértil en la orilla del norte de Galilea y al oeste del Río Jordán). 54 Y saliendo ellos del barco (insinúa un barco de cierto tamaño; probablemente uno de los barcos de pesca más grandes de Zebedeo), luego (inmediatamente) Le conocieron. 55 Y recorriendo toda la tierra de alrededor (indica que los corredores iban de pueblo a pueblo y notificaban que Jesús estaba en las cercanías), comenzaron a SAN MARCOS 6 151 traer de todas partes enfermos en lechos, adonde oían que Él estaba (¡era un panorama patético, pero comprensible!). 56 Y dondequiera que entraba, en aldeas, o ciudades, o heredades, ponían en las calles a los que estaban enfermos, y Le rogaban que tocasen siquiera el borde de Su Vestido: y todos los que Le tocaban quedaban sanos (¡tuvo que haber sido una situación asombrosa de contemplar!; ¡qué escena más maravillosa!; así será cuando Él vuelva la segunda vez, y aun mayor).
Primera Corintios Capítulo 13: 
Si
   hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy 
más   que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el
 don   de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo 
conocimiento, y   si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me 
falta el amor,  no  soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que 
poseo, y si  entrego mi  cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no
 tengo amor,  nada gano  con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El 
amor no es  envidioso ni  jactancioso ni orgulloso. No se comporta con 
rudeza, no es  egoísta, no  se enoja fácilmente, no guarda rencor. El 
amor no se  deleita en la  maldad sino que se regocija con la verdad. 
Todo lo  disculpa, todo lo  cree, todo lo espera, todo lo soporta. El 
amor jamás  se extingue,  mientras que el don de profecía cesará, el de 
lenguas será  silenciado y  el de conocimiento desaparecerá. Porque 
conocemos y  profetizamos de  manera imperfecta; pero cuando llegue lo 
perfecto, lo  imperfecto  desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como
 niño, pensaba  como niño,  razonaba como niño; cuando llegué a ser 
adulto, dejé atrás  las cosas de  niño. Ahora vemos de manera indirecta y
 velada, como en un  espejo; pero  entonces veremos cara a cara. Ahora 
conozco de manera  imperfecta, pero  entonces conoceré tal y como soy 
conocido. Ahora,  pues, permanecen estas  tres virtudes: la fe, la 
esperanza y el amor.  Pero la más excelente de  ellas es el amor.
Hebreos 10:35-12:4  
Así
   que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente  
recompensada.  Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber  
cumplido la  voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues  
dentro de muy  poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará.  
Pero mi justo  vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi  
agrado." Pero  nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban  
por perderse,  sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora  
bien, la fe es la  garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no
  se ve. Gracias a  ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe  
entendemos que el universo  fue formado por la palabra de Dios, de modo 
 que lo visible no provino  de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a  
Dios un sacrificio más  aceptable que el de Caín, por lo cual recibió  
testimonio de ser justo,  pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel,
  a pesar de estar muerto,  habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de 
 este mundo sin experimentar  la muerte; no fue hallado porque Dios se 
lo  llevó, pero antes de ser  llevado recibió testimonio de haber 
agradado a  Dios. En realidad, sin fe  es imposible agradar a Dios, ya 
que  cualquiera que se acerca a Dios  tiene que creer que él existe y 
que  recompensa a quienes lo buscan. Por  la fe Noé, advertido sobre 
cosas  que aún no se veían, con temor  reverente construyó un arca para 
salvar a  su familia. Por esa fe condenó  al mundo y llegó a ser 
heredero de la  justicia que viene por la fe. Por  la fe Abraham, cuando
 fue llamado  para ir a un lugar que más tarde  recibiría como herencia,
 obedeció y  salió sin saber a dónde iba. Por la  fe se radicó como 
extranjero en la  tierra prometida, y habitó en tiendas  de campaña con 
Isaac y Jacob,  herederos también de la misma promesa,  porque esperaba 
la ciudad de  cimientos sólidos, de la cual Dios es  arquitecto y 
constructor. Por la  fe Abraham, a pesar de su avanzada edad  y de que 
Sara misma era  estéril, recibió fuerza para tener hijos,  porque 
consideró fiel al que  le había hecho la promesa. Así que de este  solo 
hombre, ya en  decadencia, nacieron descendientes numerosos como las  
estrellas del  cielo e incontables como la arena a la orilla del mar.  
Todos ellos  vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas
  prometidas;  más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que 
eran   extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, 
claramente   dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si 
hubieran estado   pensando en aquella patria de donde habían emigrado, 
habrían tenido   oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban 
una patria mejor,   es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se 
avergonzó de ser   llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe 
Abraham, que había   recibido las promesas, fue puesto a prueba y 
ofreció a Isaac, su hijo   único, a pesar de que Dios le había dicho: 
"Tu descendencia se   establecerá por medio de Isaac." Consideraba 
Abraham que Dios tiene   poder hasta para resucitar a los muertos, y 
así, en sentido figurado,   recobró a Isaac de entre los muertos. Por la
 fe Isaac bendijo a Jacob y a   Esaú, previendo lo que les esperaba en 
el futuro. Por la fe Jacob,   cuando estaba a punto de morir, bendijo a 
cada uno de los hijos de José,   y adoró apoyándose en la punta de su 
bastón. Por la fe José, al fin de   su vida, se refirió a la salida de 
los israelitas de Egipto y dio   instrucciones acerca de sus restos 
mortales. Por la fe Moisés, recién   nacido, fue escondido por sus 
padres durante tres meses, porque vieron   que era un niño precioso, y 
no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la   fe Moisés, ya adulto, 
renunció a ser llamado hijo de la hija del   faraón. Prefirió ser 
maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los   efímeros placeres 
del pecado. Consideró que el oprobio por causa del   Mesías era una 
mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la   mirada puesta
 en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle   miedo a la 
ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo   al 
Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre,   
para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de  Israel.
  Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca;  pero 
cuando  los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe  
cayeron las  murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo  
siete días a su  alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto
  con los  desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué 
 más voy a  decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac,  
Sansón, Jefté,  David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe  
conquistaron reinos,  hicieron justicia y alcanzaron lo prometido;  
cerraron bocas de leones,  apagaron la furia de las llamas y escaparon  
del filo de la espada;  sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron  
valientes en la guerra y  pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo
  mujeres que por la  resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en  
cambio, fueron muertos a  golpes, pues para alcanzar una mejor  
resurrección no aceptaron que los  pusieran en libertad. Otros sufrieron
  la prueba de burlas y azotes, e  incluso de cadenas y cárceles. Fueron
  apedreados, aserrados por la  mitad, asesinados a filo de espada.  
Anduvieron fugitivos de aquí para  allá, cubiertos de pieles de oveja y 
 de cabra, pasando necesidades,  afligidos y maltratados. ¡El mundo no  
merecía gente así! Anduvieron sin  rumbo por desiertos y montañas, por  
cuevas y cavernas. Aunque todos  obtuvieron un testimonio favorable  
mediante la fe, ninguno de ellos vio  el cumplimiento de la promesa.  
Esto sucedió para que ellos no llegaran a  la meta sin nosotros, pues  
Dios nos había preparado algo mejor. Por  tanto, también nosotros, que  
estamos rodeados de una multitud tan grande  de testigos, despojémonos  
del lastre que nos estorba, en especial del  pecado que nos asedia, y  
corramos con perseverancia la carrera que  tenemos por delante. Fijemos 
 la mirada en Jesús, el iniciador y  perfeccionador de nuestra fe, quien
  por el gozo que le esperaba, soportó  la cruz, menospreciando la  
vergüenza que ella significaba, y ahora está  sentado a la derecha del  
trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel  que perseveró frente a  
tanta oposición por parte de los pecadores, para  que no se cansen ni  
pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran  contra el pecado,  
todavía no han tenido que resistir hasta derramar su  sangre.
     
Romanos 8:  
Por
   lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a  
 Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha   
liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo 
  liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso 
Dios   envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición
 de   pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así 
  condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las 
justas   demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos 
según la   naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven 
conforme a   la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de 
tal naturaleza;   en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la
 mente en los   deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte,
 mientras que la   mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. 
La mentalidad   pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la 
ley de Dios, ni es   capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza
 pecaminosa no   pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven 
según la naturaleza   pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el 
Espíritu de Dios vive   en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de 
Cristo, no es de  Cristo.  Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo 
está muerto a causa  del  pecado, pero el Espíritu que está en ustedes 
es vida a causa de la   justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a
 Jesús de entre los   muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a 
Cristo de entre los   muertos también dará vida a sus cuerpos mortales 
por medio de su   Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, 
tenemos una   obligación, pero no es la de vivir conforme a la 
naturaleza pecaminosa.   Porque si ustedes viven conforme a ella, 
morirán; pero si por medio del   Espíritu dan muerte a los malos hábitos
 del cuerpo, vivirán. Porque   todos los que son guiados por el Espíritu
 de Dios son hijos de Dios. Y   ustedes no recibieron un espíritu que de
 nuevo los esclavice al miedo,   sino el Espíritu que los adopta como 
hijos y les permite clamar: "¡Abba!   ¡Padre!" El Espíritu mismo le 
asegura a nuestro espíritu que somos   hijos de Dios. Y si somos hijos, 
somos herederos; herederos de Dios y   coherederos con Cristo, pues si 
ahora sufrimos con él, también tendremos   parte con él en su gloria. De
 hecho, considero que en nada se comparan   los sufrimientos actuales 
con la gloria que habrá de revelarse en   nosotros. La creación aguarda 
con ansiedad la revelación de los hijos de   Dios, porque fue sometida a
 la frustración. Esto no sucedió por su   propia voluntad, sino por la 
del que así lo dispuso. Pero queda la firme   esperanza de que la 
creación misma ha de ser liberada de la corrupción   que la esclaviza, 
para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos  de  Dios. Sabemos 
que toda la creación todavía gime a una, como si  tuviera  dolores de 
parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos,  que  tenemos las 
primicias del Espíritu, gemimos interiormente,  mientras  aguardamos 
nuestra adopción como hijos, es decir, la redención  de  nuestro cuerpo.
 Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la   esperanza que se ve,
 ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene?   Pero si esperamos 
lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos   nuestra constancia. 
Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a   ayudarnos. No 
sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por   nosotros con 
gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que   examina los
 corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque  el  Espíritu
 intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios.   Ahora 
bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de   quienes
 lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito.   
Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser 
  transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el  
primogénito  entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los  
llamó; a los  que llamó, también los justificó; y a los que justificó,  
también los  glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de  
nuestra parte,  ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó
  ni a su propio  Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no
  habrá de darnos  generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién 
 acusará a los que  Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién  
condenará? Cristo  Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a  
la derecha de Dios e  intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del  
amor de Cristo? ¿La  tribulación, o la angustia, la persecución, el  
hambre, la indigencia, el  peligro, o la violencia? Así está escrito:  
"Por tu causa nos vemos  amenazados de muerte todo el día; nos tratan  
como a ovejas destinadas al  matadero." Sin embargo, en todo esto somos 
 más que vencedores por medio  de aquel que nos amó. Pues estoy  
convencido de que ni la muerte ni la  vida, ni los ángeles ni los  
demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni  los poderes, ni lo alto ni
  lo profundo, ni cosa alguna en toda la  creación, podrá apartarnos del
  amor que Dios nos ha manifestado en  Cristo Jesús nuestro Señor. 
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