El 20 de Mayo Lectura Bíblica Diaria:
Levítico 17 a 19:
El Señor le ordenó a Moisés que les dijera a Aarón y a sus hijos, y a todos los israelitas: "Esto es lo que ha mandado el Señor: "Cuando algún israelita sacrifique una res, un cordero o una cabra dentro o fuera del campamento, será considerado culpable de haber derramado sangre si no lleva el animal a la entrada de la Tienda de reunión y lo presenta como ofrenda al Señor ante su santuario. Por lo tanto, ese israelita será eliminado de su pueblo. El propósito de este mandamiento es que los israelitas lleven al Señor los sacrificios que suelen hacer en el campo. Deberán llevarlos al sacerdote, a la entrada de la Tienda de reunión, y ofrecérselos al Señor como sacrificios de comunión. El sacerdote derramará la sangre sobre el altar del Señor, a la entrada de la Tienda de reunión, y quemará la grasa como aroma grato al Señor. Y nunca más volverán a ofrecer ningún sacrificio a sus ídolos que tienen forma de machos cabríos, con los que se han prostituido. Éste es un estatuto perpetuo para ellos y para sus descendientes. "Cuando algún israelita o extranjero que viva entre ustedes ofrezca un holocausto o sacrificio y no lo lleve a la entrada de la Tienda de reunión para ofrecerlo al Señor, el tal será eliminado de su pueblo. "Cuando algún israelita o extranjero que viva entre ustedes coma cualquier clase de sangre, yo me pondré en su contra y lo eliminaré de su pueblo. Porque la vida de toda criatura está en la sangre. Yo mismo se la he dado a ustedes sobre el altar, para que hagan propiciación por ustedes mismos, ya que la propiciación se hace por medio de la sangre. Por eso les digo: Ninguno de ustedes deberá comer sangre, ni tampoco deberá comerla el extranjero que viva entre ustedes. "Cuando un israelita o algún extranjero que viva entre ustedes cace algún animal o ave que sea lícito comer, le extraerá la sangre y la cubrirá con tierra, pues la vida de toda criatura está en su sangre. Por eso les he dicho: No coman la sangre de ninguna criatura, porque la vida de toda criatura está en la sangre; cualquiera que la coma será eliminado. "Todo nativo o extranjero que coma la carne de un animal que las fieras hayan matado o despedazado, deberá lavarse la ropa y bañarse con agua, y quedará impuro hasta el anochecer; después de eso quedará puro. Pero si no se lava la ropa ni se baña, sufrirá las consecuencias de su pecado." El Señor le ordenó a Moisés que les dijera a los israelitas: "Yo soy el Señor su Dios. No imitarán ustedes las costumbres de Egipto, donde antes habitaban, ni tampoco las de Canaán, adonde los llevo. No se conducirán según sus estatutos, sino que pondrán en práctica mis preceptos y observarán atentamente mis leyes. Yo soy el Señor su Dios. Observen mis estatutos y mis preceptos, pues todo el que los practique vivirá por ellos. Yo soy el Señor. "Nadie se acercará a ningún pariente cercano para tener relaciones sexuales con él o con ella. Yo soy el Señor. "No deshonrarás a tu padre, teniendo relaciones sexuales con tu madre. No lo hagas, porque es tu madre. "No tendrás relaciones sexuales con la esposa de tu padre, porque sería como tenerlas con él. "No tendrás relaciones sexuales con tu hermana por parte de padre o de madre, ya sea nacida en la misma casa o en otro lugar. "No tendrás relaciones sexuales con la hija de tu hijo, ni con la hija de tu hija, porque sería deshonrarte a ti mismo. "No tendrás relaciones sexuales con la hija que tu padre haya tenido con su mujer. No la deshonres, porque es tu hermana. "No tendrás relaciones sexuales con la hermana de tu padre, porque sería como tenerlas con tu padre. "No tendrás relaciones sexuales con la hermana de tu madre, porque sería como tenerlas con tu madre. "No deshonrarás al hermano de tu padre, teniendo relaciones sexuales con su mujer, porque es tu tía. "No tendrás relaciones sexuales con tu nuera. No las tendrás, porque sería como tenerlas con tu hijo. "No tendrás relaciones sexuales con la mujer de tu hermano, porque sería como tenerlas con él mismo. "No tendrás relaciones sexuales con dos mujeres que sean madre e hija, ni con las nietas de ellas, ya sea por parte de un hijo o de una hija de las mismas. Son parientes cercanas, de modo que eso sería una perversión. "No te casarás con la hermana de tu esposa, ni tendrás relaciones sexuales con ella mientras tu esposa viva, para no crear rivalidades entre ellas. "No tendrás relaciones sexuales con ninguna mujer durante su período de impureza menstrual. "No tendrás trato sexual con la mujer de tu prójimo, para que no te hagas impuro por causa de ella. "No profanarás el *nombre de tu Dios, entregando a tus hijos para que sean quemados como sacrificio a Moloc. Yo soy el Señor. "No te acostarás con un hombre como quien se acuesta con una mujer. Eso es una abominación. "No tendrás trato sexual con ningún animal. No te hagas impuro por causa de él. "Ninguna mujer tendrá trato sexual con ningún animal. Eso es una depravación. "No se contaminen con estas prácticas, porque así se contaminaron las naciones que por amor a ustedes estoy por arrojar, y aun la tierra misma se contaminó. Por eso la castigué por su perversidad, y ella vomitó a sus habitantes. Ustedes obedezcan mis estatutos y preceptos. Ni los nativos ni los extranjeros que vivan entre ustedes deben practicar ninguna de estas abominaciones, pues las practicaron los que vivían en esta tierra antes que ustedes, y la tierra se contaminó. Si ustedes contaminan la tierra, ella los vomitará como vomitó a las naciones que la habitaron antes que ustedes. "Cualquiera que practique alguna de estas abominaciones será eliminado de su pueblo. Ustedes observen mis mandamientos y absténganse de seguir las abominables costumbres que se practicaban en la tierra antes de que ustedes llegaran. No se contaminen por causa de ellas. Yo soy el Señor su Dios." El Señor le ordenó a Moisés que hablara con toda la asamblea de los israelitas y les dijera: "Sean santos, porque yo, el Señor su Dios, soy santo. "Respeten todos ustedes a su madre y a su padre, y observen mis *sábados. Yo soy el Señor su Dios. "No se vuelvan a los ídolos inútiles, ni se hagan dioses de metal fundido. Yo soy el Señor su Dios. "Cuando le ofrezcan al Señor un sacrificio de comunión, háganlo de tal manera que el Señor lo acepte de buen grado. Cómanselo el día en que lo sacrifiquen, o al día siguiente. Lo que sobre para el tercer día deberán quemarlo. Si alguien lo come al tercer día, tal sacrificio no le será válido, pues la carne ya se habrá descompuesto. Cualquiera que lo coma sufrirá las consecuencias de su pecado por profanar lo que ha sido consagrado al Señor. Tal persona será eliminada de su pueblo. "Cuando llegue el tiempo de la cosecha, no sieguen hasta el último rincón de sus campos ni recojan todas las espigas que allí queden. "No rebusquen hasta el último racimo de sus viñas, ni recojan las uvas que se hayan caído. Déjenlas para los pobres y los extranjeros. Yo soy el Señor su Dios. "No roben. "No mientan. "No engañen a su prójimo. "No juren en mi *nombre sólo por jurar, ni profanen el nombre de su Dios. Yo soy el Señor. "No explotes a tu prójimo, ni lo despojes de nada. "No retengas el salario de tu jornalero hasta el día siguiente. "No maldigas al sordo, ni le pongas tropiezos al ciego, sino teme a tu Dios. Yo soy el Señor. "No perviertas la justicia, ni te muestres parcial en favor del pobre o del rico, sino juzga a todos con justicia. "No andes difundiendo calumnias entre tu pueblo, ni expongas la vida de tu prójimo con falsos testimonios. Yo soy el Señor. "No alimentes odios secretos contra tu hermano, sino reprende con franqueza a tu prójimo para que no sufras las consecuencias de su pecado. "No seas vengativo con tu prójimo, ni le guardes rencor. Ama a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor. "Cumplan mis estatutos: "No crucen animales de especies diferentes. "No planten en su campo dos clases distintas de semilla. "No usen ropa tejida con dos clases distintas de hilo. "Si un hombre se acuesta con una esclava prometida a otro en matrimonio, pero que aún no ha sido rescatada ni declarada libre, a los dos se les impondrá el castigo debido, pero no se les condenará a muerte porque ella aún no ha sido declarada libre. No obstante, el hombre deberá ofrecer al Señor un carnero como ofrenda por su culpa. Lo llevará a la entrada de la Tienda de reunión, y el sacerdote hará expiación ante el Señor por el pecado cometido. De este modo su pecado le será perdonado. "Cuando ustedes entren en la tierra y planten cualquier clase de árboles frutales, durante tres años no comerán su fruto, sino que lo considerarán inmundo. En el cuarto año todo su fruto será consagrado como una ofrenda de alabanza al Señor, y en el quinto año ya podrán comer de su fruto. De este modo aumentarán sus cosechas. Yo soy el Señor su Dios. "No coman nada que tenga sangre. "No practiquen la adivinación ni los sortilegios. "No se corten el cabello en redondo ni se despunten la barba. "No se hagan heridas en el cuerpo por causa de los muertos, ni tatuajes en la piel. Yo soy el Señor. "No degraden a su hija haciendo de ella una prostituta, para que tampoco se prostituya la tierra ni se llene de perversidad. "Observen mis sábados, y tengan reverencia por mi santuario. Yo soy el Señor. "No acudan a la nigromancia, ni busquen a los espiritistas, porque se harán impuros por causa de ellos. Yo soy el Señor su Dios. "Ponte de pie en presencia de los mayores. "Respeta a los ancianos. "Teme a tu Dios. Yo soy el Señor. "Cuando algún extranjero se establezca en el país de ustedes, no lo traten mal. Al contrario, trátenlo como si fuera uno de ustedes. Ámenlo como a ustedes mismos, porque también ustedes fueron extranjeros en Egipto. Yo soy el Señor y Dios de Israel. "No cometan injusticias falseando las medidas de longitud, de peso y de capacidad. Usen balanzas, pesas y medidas justas. Yo soy el Señor su Dios, que los saqué de Egipto. "Obedezcan todos mis estatutos. Pongan por obra todos mis preceptos. Yo soy el Señor."
Salmo 7:
¡Sálvame, Señor mi Dios, porque en ti busco refugio! ¡Líbrame de todos mis perseguidores! De lo contrario, me devorarán como leones; me despedazarán, y no habrá quien me libre. Señor mi Dios, ¿qué es lo que he hecho? ¿qué mal he cometido? Si le he hecho daño a mi amigo, si he despojado sin razón al que me oprime, entonces que mi enemigo me persiga y me alcance; que me haga morder el polvo y arrastre mi honra por los suelos. Selah. ¡Levántate, Señor, en tu ira; enfréntate al furor de mis enemigos! ¡Despierta, oh Dios, e imparte justicia! Que en torno tuyo se reúnan los pueblos; reina sobre ellos desde lo alto. ¡El Señor juzgará a los pueblos! Júzgame, Señor, conforme a mi justicia; págame conforme a mi inocencia. Dios justo, que examinas mente y corazón, acaba con la maldad de los malvados y mantén firme al que es justo. Mi escudo está en Dios, que salva a los de corazón recto. Dios es un juez justo, un Dios que en todo tiempo manifiesta su enojo. Si el malvado no se arrepiente, Dios afilará la espada y tensará el arco; ya ha preparado sus mortíferas armas; ya tiene listas sus llameantes saetas. Miren al preñado de maldad: Concibió iniquidad y parirá mentira. Cavó una fosa y la ahondó, y en esa misma fosa caerá. Su iniquidad se volverá contra él; su violencia recaerá sobre su cabeza. ¡Alabaré al Señor por su justicia! ¡Al nombre del Señor altísimo cantaré salmos!
Proverbios 1:
Proverbios de Salomón hijo de David, rey de Israel: para adquirir sabiduría y disciplina; para discernir palabras de inteligencia; para recibir la corrección que dan la prudencia, la rectitud, la justicia y la equidad; para infundir sagacidad en los inexpertos, conocimiento y discreción en los jóvenes. Escuche esto el sabio, y aumente su saber; reciba dirección el entendido, para discernir el proverbio y la parábola, los dichos de los sabios y sus enigmas. El temor del Señor es el principio del conocimiento; los necios desprecian la sabiduría y la disciplina. Hijo mío, escucha las correcciones de tu padre y no abandones las enseñanzas de tu madre. Adornarán tu cabeza como una diadema; adornarán tu cuello como un collar. Hijo mío, si los pecadores quieren engañarte, no vayas con ellos. Éstos te dirán: "¡Ven con nosotros! y démonos el gusto de matar a algún incauto; traguémonos a alguien vivo, como se traga el sepulcro a la gente; devorémoslo entero, como devora la fosa a los muertos. Obtendremos toda clase de riquezas; con el botín llenaremos nuestras casas. Comparte tu suerte con nosotros, y compartiremos contigo lo que obtengamos." ¡Pero no te dejes llevar por ellos, hijo mío! ¡Apártate de sus senderos! Pues corren presurosos a hacer lo malo; ¡tienen prisa por derramar sangre! De nada sirve tender la red a la vista de todos los pájaros, pero aquéllos acechan su propia vida y acabarán por destruirse a sí mismos. Así terminan los que van tras ganancias mal habidas; por éstas perderán la vida. Clama la sabiduría en las calles; en los lugares públicos levanta su voz. Clama en las esquinas de calles transitadas; a la entrada de la ciudad razona: "¿Hasta cuándo, muchachos inexpertos, seguirán aferrados a su inexperiencia? ¿Hasta cuándo, ustedes los insolentes, se complacerán en su insolencia? ¿Hasta cuándo, ustedes los necios, aborrecerán el conocimiento? Respondan a mis reprensiones, y yo les abriré mi corazón; les daré a conocer mis pensamientos. Como ustedes no me atendieron cuando los llamé, ni me hicieron caso cuando les tendí la mano, sino que rechazaron todos mis consejos y no acataron mis reprensiones, ahora yo me burlaré de ustedes cuando caigan en desgracia. cuando les sobrevenga el miedo, cuando el miedo les sobrevenga como una tormenta y la desgracia los arrastre como un torbellino. "Entonces me llamarán, pero no les responderé; me buscarán, pero no me encontrarán. Por cuanto aborrecieron el conocimiento y no quisieron temer al Señor; por cuanto no siguieron mis consejos, sino que rechazaron mis reprensiones, cosecharán el fruto de su conducta, se hartarán con sus propias intrigas; ¡su descarrío e inexperiencia los destruirán, su complacencia y necedad los aniquilarán! Pero el que me obedezca vivirá tranquilo, sosegado y sin temor del mal."
El Libro de Colosenses Capítulo 3 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:
LA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL PABLO A LOS
COLOSENSES
CAPÍTULO 3
(64 d.C.)
NUEVA VIDA
SI habéis pues resucitado con Cristo (describe la Nueva Vida [Rom. 6:3-5]), buscad las cosas de arriba (que vienen directamente del Señor, no del hombre), donde está Cristo sentado a la Diestra de Dios. (Se refiere al hecho de que la gran Obra es una Obra Terminada, significando que el hombre no tiene que ir a ninguna otra parte.)
2 Poned la mira en las cosas de arriba (se refiere a fijar la mente de alguien en una cosa), no en las de la Tierra (todo en esta Tierra es temporal; además, nuestra ayuda viene de lo alto).
3 Porque muertos sois (muerto a la antigua vida en virtud del hecho de que Cristo murió en la Cruz como nuestro Sustituto y, en efecto, nosotros morimos con Él [Rom. 6:3-5]), y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios (todo hecho posible por la Cruz [Jn. 14: 20]).
4 Cuando Cristo, vuestra vida, se manifestare (se refiere al Arrebatamiento de la Iglesia), entonces vosotros también seréis manifestados con Él en Gloria. (En ese momento se le dará un Cuerpo Glorificado a todo Creyente [I Cor. 15:51-57; I Tes. 4:13-18].)
DESPOJARSE
5 Mortificad, pues, vuestros miembros (de su cuerpo físico) que están sobre la Tierra (puede ser hecho sólo por el Creyente que entienda que todo lo que él recibe del Señor viene estrictamente a través de la Cruz, que debe ser siempre el Objeto de nuestra Fe, así le da libertad de acción al Espíritu Santo para obrar en nuestras vidas): fornicación, inmundicia, pasiones desordenadas, mala concupiscencia, y avaricia, que es idolatría (obras de la carne, que de una u otra forma se manifestarán, a menos que el Creyente siga la pauta establecida por el Espíritu Santo con respecto a la Victoria sobre la carne, lo que es la Cruz):
6 Por las cuales cosas la Ira de Dios viene sobre los hijos de rebelión (Dios no puede soportar el pecado en ninguna forma, ni siquiera en Sus Hijos, y sobre todo en Sus Hijos; la Cruz es la única solución para el pecado):
7 En las cuales vosotros también anduvisteis en otro tiempo (en tiempos pasados) viviendo en ellas (antes de venir a Cristo).
8 Mas ahora dejad también vosotros todas estas cosas (se puede lograr al poner en evidencia la Fe en Cristo y Su Cruz); ira, enojo, malicia, maledicencia, groserías de vuestra boca.
9 No mintáis los unos a los otros (el Griego realmente dice, "no se mienta a sí mismo," es mejor que permanezca fiel a su confesión de fe, que es en la Cruz), habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos (el "viejo hombre" murió con Cristo en la Cruz [Rom. 6:6]);
REVESTÍOS
10 Y revestidos del nuevo (en Cristo, somos una "Nueva Creación" [II Cor. 5:17]), el cual por el conocimiento es renovado (el conocimiento de Cristo [Mat. 11:28-30]) conforme a la imagen Del Que lo creó (la nueva creación del hombre es conforme a la imagen de Cristo):
11 Donde no hay Griego ni Judío, Circuncisión ni incircuncisión, Bárbaro ni Escita, siervo ni libre (en Cristo, no hay distinción): mas Cristo es el todo, y en todos. (Cristo ocupa la esfera entera de la vida humana e impregna todo su desarrollo.)
12 Vestíos pues, como Escogidos de Dios (se refiere a aquéllos que han sido elegidos por Dios, porque decidieron conocer a Dios [Apoc. 22:17]), Santos y Amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de tolerancia (Fruto del Espíritu);
13 Sufriéndoos los unos a los otros (manifestando paciencia), y perdonándoos los unos a los otros, si alguno tuviere queja del otro: de la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros.
14 Y sobre todas estas cosas vestíos de caridad (Amor), la cual es el vínculo de la perfección (el crecimiento completo).
15 Y la Paz de Dios gobierne en vuestros corazones (la Paz que resulta de la Santificación), a la cual asimismo sois llamados en un cuerpo (la Iglesia); y sed agradecidos (mostrarse agradecido).
16 La Palabra de Cristo habite en vosotros en abundancia en toda sabiduría (el sentido del Nuevo Convenio como se lo da a Pablo, lo cual es el significado de la Cruz); enseñándoos y exhortándoos los unos a los otros con Salmos e Himnos y Cantos Espirituales (nuestros cantos de adoración deben proclamar la Palabra de Dios, por eso nos instruye), con gracia cantando en vuestros corazones al Señor. (Presenta el verdadero propósito de la Música Ungida por el Espíritu, lo que indica cuan importante son la música y el canto con respecto a la adoración.)
17 Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el Nombre del Señor Jesús (todo debe hacerse en el Nombre de nuestro Señor, independientemente de lo que sea), dando gracias a Dios el Padre por Él. (Si se obedece correctamente, entonces tomará un nuevo aspecto.)
LA VIDA DOMÉSTICA
18 Casadas, estad sujetas a vuestros maridos, como conviene en el Señor (sólo cuando el marido funciona en la esfera del Señor).
MARIDOS
19 Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis amargos con ellas. (La idea es que el marido ame a la esposa con el mismo amor con el cual él ama a Dios. En consecuencia, no habrá amargura.)
HIJOS
20 Hijos, obedeced a vuestros padres en todo (corresponde a lo que es Bíblico): porque esto agrada al Señor (los hijos que obedecen apropiadamente a sus padres los enseñan a obedecer al Señor).
PADRES
21 Padres, no irritéis a vuestros hijos, para que no se hagan de poco ánimo. (La obediencia de los hijos debe administrarse en amor y alabanza. El temor paraliza la actividad y acaba el favor.)
SIERVOS
22 Siervos (esclavos), obedeced en todo a vuestros amos carnales (presenta a los esclavos Cristianos trabajando ese día, en la mayor parte, al servicio de amos paganos); no sirviendo al ojo, como los que agradan a los hombres (representa el buen trabajo cuando el patrón está presente, si no, lo contrario); sino con sencillez de corazón, temiendo a Dios (significa que la persona tiene un solo motivo, y es agradar a Dios, lo cual prestará buenos servicios ya sea si el Amo está mirando o no):
23 Y todo lo que hagáis, hacedlo de ánimo, como al Señor, y no a los hombres (el Señor entonces se convierte en el Amo, por lo tanto, todo adquiere un nuevo aspecto);
24 Sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia (declara el hecho de que el Señor Quien está siendo fielmente servido, al mismo tiempo, recompensará como es debido): porque al Señor Cristo servís. (Todo lo que hacemos, independiente de lo que es, debe desempeñarse con la idea de que ¡es para el Señor y el Señor Solo!)
25 Mas el que hace injuria, recibirá la injuria que hiciere (la Ley del Justo Castigo Divino [Mat. 7:1-2]): que no hay acepción de personas. (Dios mira a todos por igual, no hace acepción de personas.)
Primera Corintios Capítulo 13:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.
Hebreos 10:35-12:4
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.
Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.
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