18 May 2010

El 18 de Mayo Lectura Bíblica Diaria


El 18 de Mayo Lectura Bíblica Diaria:

Levítico 11 a 13:
El Señor les ordenó a Moisés y a Aarón que les dijeran a los israelitas: "De todas las bestias que hay en tierra firme, éstos son los animales que ustedes podrán comer: los rumiantes que tienen la pezuña partida en dos. Hay, sin embargo, rumiantes que no tienen la pezuña partida. De esos animales no podrán comer los siguientes: "El camello, porque es rumiante pero no tiene la pezuña partida; este animal será impuro para ustedes. "El conejo, porque es rumiante pero no tiene la pezuña partida; este animal será impuro para ustedes. "La liebre, porque es rumiante pero no tiene la pezuña partida; este animal será impuro para ustedes. "El cerdo, porque tiene la pezuña partida en dos pero no es rumiante; este animal será impuro para ustedes. "No comerán la carne ni tocarán el cadáver de estos animales. Ustedes los considerarán animales impuros. "De los animales que hay en las aguas, es decir, en los mares y en los ríos, ustedes podrán comer los que tengan aletas y escamas. En cambio, considerarán inmundos a todos los animales de los mares y de los ríos que no tengan aletas ni escamas, sean reptiles u otros animales acuáticos. No comerán su carne, y rechazarán su cadáver, porque ustedes los considerarán animales inmundos. Todo animal acuático que no tenga aletas ni escamas será para ustedes un animal inmundo. "Las siguientes aves ustedes las rechazarán y no las comerán, porque las considerarán animales inmundos: el águila, el quebrantahuesos, el águila marina, toda clase de milanos y gavilanes, toda clase de cuervos, el avestruz, la lechuza, toda clase de gaviotas, el búho, el avetoro, el cisne, la lechuza nocturna, el pelícano, el buitre, la cigüeña, toda clase de garzas, la abubilla y el murciélago. "A todo insecto alado que camina en cuatro patas lo considerarán ustedes un animal inmundo. Hay, sin embargo, algunos insectos alados que caminan en cuatro patas y que ustedes podrán comer: los que además de sus patas tienen zancas para saltar, y también toda clase de langostas, grillos y saltamontes. Pero a los demás insectos alados que caminan en cuatro patas ustedes los considerarán animales inmundos. Ustedes quedarán impuros por lo siguiente: "Todo el que toque el cadáver de esos animales quedará impuro hasta el anochecer. "Todo el que recoja alguno de esos cadáveres deberá lavarse la ropa, y quedará impuro hasta el anochecer. "Considerarán impuro a todo animal que no tenga la pezuña partida ni sea rumiante. Cualquiera que lo toque quedará impuro. "De los animales de cuatro patas, tendrán por impuro a todo el que se apoya sobre sus plantas. Cualquiera que toque su cadáver quedará impuro hasta el anochecer, y todo el que lo recoja deberá lavarse la ropa, y quedará impuro hasta el anochecer. A estos animales ustedes los considerarán impuros. "Entre los animales que se arrastran, ustedes considerarán impuros a la comadreja, al ratón, a toda clase de lagartos, a la salamanquesa, a la iguana, al camaleón y a la salamandra. Éstos son los animales que ustedes considerarán impuros entre los que se arrastran. Todo el que toque el cadáver de esos animales quedará impuro hasta el anochecer. "Cuando el cadáver de algún animal impuro toque algún objeto de madera, o ropa, o piel, o un saco o cualquier utensilio de uso cotidiano, tal objeto quedará impuro. Deberá lavarse con agua, y quedará impuro hasta el anochecer. Entonces volverá a ser puro. "Si el cadáver de alguno de estos animales cae dentro de una vasija de barro, todo lo que la vasija contenga quedará impuro, y habrá que romperla. Todo alimento sobre el que caiga agua de dicha vasija quedará impuro; lo mismo sucederá con todo líquido que haya en esa vasija. Cualquier cosa sobre la que caiga parte de estos cadáveres quedará impura, y habrá que destruir los hornos y los fogones con los que haya entrado en contacto. Los cadáveres son impuros, y así deberán considerarlos. Sólo las fuentes o las cisternas que recogen agua permanecerán puras; cualquier otra cosa que toque un cadáver quedará impura. "Si alguno de esos cadáveres cae sobre la semilla destinada a la siembra, la semilla permanecerá pura. Pero si la semilla se remoja en agua, y alguno de esos cadáveres cae sobre ella, deberán considerarla impura. "Si muere algún animal de los que está permitido comer, quien toque su cadáver quedará impuro hasta el anochecer. Quien coma carne de ese cadáver se lavará la ropa y quedará impuro hasta el anochecer. Quien lo recoja se lavará la ropa y quedará impuro hasta el anochecer. "No comerán ustedes ninguno de los animales que se arrastran, porque son inmundos. No comerán ningún animal que se arrastre sobre su vientre, o que se apoye sobre sus plantas, o que tenga más de cuatro patas. En resumen, no comerán ustedes ningún animal que se arrastra, porque es inmundo; es decir, no se contaminen por causa de su inmundicia, pues son animales inmundos. Yo soy el Señor su Dios, así que santifíquense y manténganse santos, porque yo soy santo. No se hagan impuros por causa de los animales que se arrastran. Yo soy el Señor, que los sacó de la tierra de Egipto, para ser su Dios. Sean, pues, santos, porque yo soy santo. "Ésta es la ley acerca de los animales y de las aves, y de todo ser que se mueve dentro de las aguas o que se arrastra por el suelo, para que así puedan distinguir entre lo puro y lo impuro, y entre lo que se puede comer y lo que no se debe comer." El Señor le ordenó a Moisés que les dijera a los israelitas: "Cuando una mujer conciba y dé a luz un niño, quedará impura durante siete días, como lo es en el tiempo de su menstruación. Al octavo día, el niño será circuncidado. La madre deberá permanecer treinta y tres días más purificándose de su flujo de sangre. No tocará ninguna cosa santa, ni irá al santuario, hasta que termine su período de purificación. "Si da a luz una niña, la madre quedará impura durante dos semanas, como lo es en el tiempo de su menstruación, y permanecerá sesenta y seis días más purificándose de su flujo de sangre. "Una vez cumplido su período de purificación, sea que haya tenido un niño o una niña, tomará un cordero de un año como holocausto, y un pichón de paloma o una tórtola como sacrificio expiatorio, y los llevará al sacerdote, a la entrada de la Tienda de reunión, quien los ofrecerá ante el Señor. Así el sacerdote hará propiciación por la mujer, y la purificará de su flujo de sangre. "Ésta es la ley concerniente a la mujer que dé a luz un niño o una niña. Pero si no le alcanza para comprar un cordero, tomará dos tórtolas o dos pichones de paloma, uno como holocausto y el otro como sacrificio expiatorio. Así el sacerdote hará propiciación por la mujer, y ella quedará purificada." El Señor les dijo a Moisés y a Aarón: "Cuando a una persona le salga en la piel alguna inflamación, erupción o mancha blancuzca que pueda convertirse en infección, se le llevará al sacerdote Aarón, o a alguno de sus descendientes los sacerdotes. El sacerdote examinará la llaga. Si el vello en la parte afectada se ha puesto blanco y la llaga se ve más hundida que la piel, entonces se trata de una enfermedad infecciosa. Después de examinar a la persona, el sacerdote la declarará impura. "Si la mancha blancuzca no se ve más hundida que la piel, ni el vello se le ha puesto blanco, el sacerdote aislará a la persona enferma durante siete días, y al séptimo día la examinará de nuevo. Si juzga que la infección no ha seguido extendiéndose sobre la piel, aislará a esa persona otros siete días. Cumplidos los siete días, el sacerdote la examinará otra vez, y si el mal no se ha extendido sobre la piel sino que ha disminuido, la declarará pura. No era más que una erupción, así que la persona enferma se lavará la ropa y quedará pura. "Si la erupción se le sigue extendiendo sobre la piel luego de haberse presentado ante el sacerdote para su purificación, la persona enferma tendrá que volver a presentarse ante él. El sacerdote la examinará, y si la erupción se ha extendido sobre la piel, declarará impura a esa persona, pues se trata de una enfermedad infecciosa. "Cuando una persona tenga una infección en la piel, deberá ser llevada ante el sacerdote, quien la examinará. Si ocurre que la inflamación y el vello se han puesto blancos, y se ve la carne viva, se trata de una infección crónica. El sacerdote declarará impura a tal persona. Pero no hará falta aislarla otra vez, porque ya se sabe que es impura. "Si la infección se ha extendido sobre la piel de tal manera que, hasta donde el sacerdote pueda ver, cubre toda la piel de la persona enferma, entonces el sacerdote la examinará. Si ve que la infección le cubre todo el cuerpo, la declarará pura. Esa persona es pura porque todo el cuerpo se le ha puesto blanco. Pero será impura en el momento en que le aparezca una llaga ulcerosa. Cuando el sacerdote examine la carne viva, declarará impura a esa persona. La carne viva es impura, pues se trata de una enfermedad infecciosa. Pero si la llaga ulcerosa se le pone blanca, la persona enferma deberá ir al sacerdote para que la examine. Si la llaga se le ha puesto blanca, el sacerdote declarará pura a esa persona, y en efecto lo será. "Si alguien ha tenido un absceso en la piel, y luego sana pero en el sitio del absceso le aparece una inflamación blancuzca, o una mancha rojiza, deberá presentarse ante el sacerdote para que lo examine. Si la inflamación se ve más hundida que la piel y el vello se le ha puesto blanco, el sacerdote lo declarará impuro. Se trata de una enfermedad infecciosa que ha brotado en el sitio donde estaba el absceso. Pero si, al examinar al enfermo, encuentra el sacerdote que el vello no se le ha puesto blanco, y que el absceso no se ve más hundido que la piel sino que ha disminuido, entonces aislará al enfermo durante siete días. Si el absceso se extiende sobre la piel, declarará impuro al enfermo, pues se trata de una enfermedad. Si el absceso no se desarrolla ni la mancha blanca se extiende sino que ha cicatrizado, declarará puro al enfermo. "Si alguien se quema, y sobre la quemadura le aparece una mancha blancuzca o rojiza, el sacerdote deberá examinarla. Si el vello de la mancha se le ha puesto blanco, y la mancha misma se ve más hundida que la piel, se trata de una enfermedad infecciosa que brotó en el sitio de la quemadura. El sacerdote declarará impuro al enfermo, pues se trata de una infección. "Si al examinar la quemadura encuentra el sacerdote que el vello no se ha puesto blanco ni la mancha se ve más hundida que la piel, sino que ha disminuido, entonces aislará al enfermo durante siete días. Al séptimo día el sacerdote volverá a examinarlo, y si observa que la mancha se ha extendido sobre la piel, lo declarará impuro, pues se trata de una infección. En cambio, si la mancha blancuzca no ha seguido extendiéndose sobre la piel, se trata sólo de la inflamación de la quemadura. Entonces el sacerdote lo declarará puro, ya que se trata sólo de una quemadura cicatrizada. "Si a un hombre o a una mujer les sale una llaga en la cabeza o en el mentón, el sacerdote deberá examinar la llaga. Si ésta se ve más hundida que la piel, y el pelo se ve amarillento y delgado, declarará impuro al enfermo. Se trata de tiña, que es una infección en la cabeza o en el mentón. Pero si al examinar la llaga tiñosa el sacerdote ve que no está más hundida que la piel ni tiene pelo negro, aislará al enfermo de tiña durante siete días. Al séptimo día el sacerdote deberá examinar otra vez al enfermo; si la tiña no se ha extendido, ni tiene pelo amarillento ni se ve más hundida que la piel, entonces el enfermo se afeitará el pelo, pero no la parte afectada, y el sacerdote lo aislará otros siete días. Al séptimo día el sacerdote volverá a examinar al enfermo; si la tiña no se ha extendido por la piel ni se ve más hundida que ésta, lo declarará puro. Entonces el enfermo se lavará la ropa y quedará puro. "Si después de su purificación la tiña se extiende por toda la piel, el sacerdote deberá examinarlo. Si la tiña se ha extendido por toda la piel, ya no hará falta que el sacerdote busque pelo amarillento, porque el enfermo es impuro. En cambio, si considera que la tiña no se ha desarrollado y nota que le ha crecido pelo negro, entonces el enfermo ha sanado. Es puro, y así deberá declararlo el sacerdote. "Si a un hombre o a una mujer les salen manchas blancuzcas en la piel, el sacerdote deberá examinarlas. Si las manchas resultan ser blancuzcas, se trata sólo de una erupción cutánea, de modo que la persona es pura. "Si a alguien se le cae el pelo de la nuca, y se queda calvo, es puro. Si se le cae el pelo de las sienes y se queda calvo, también es puro. Pero si en su calvicie de la nuca o de las sienes le aparece una llaga rojiza, se trata de una infección que le ha brotado en la parte calva. El sacerdote deberá examinarlo. Si la inflamación es rojiza, parecida a las infecciones de la piel, se trata entonces de una persona infectada e impura. El sacerdote la declarará impura por esa llaga en la cabeza. "La persona que contraiga una infección se vestirá de harapos y no se peinará; con el rostro semicubierto irá gritando: ¡*Impuro! ¡Impuro!, y será impuro todo el tiempo que le dure la enfermedad. Es impuro, así que deberá vivir aislado y fuera del campamento. "Cuando la ropa de lana o de lino se llene de moho, o éste aparezca en la urdimbre o trama del lino o de la lana, o en algún cuero o artículo de piel, y su color sea verdusco o rojizo, se trata de una infección de moho, y deberá mostrársele al sacerdote, quien examinará la mancha y aislará durante siete días el objeto infectado. Al séptimo día el sacerdote examinará la mancha. Si ésta se ha extendido en la ropa o en la urdimbre, o en la trama, o en el cuero o en cualquier artículo de piel, se trata de un moho corrosivo. Tal objeto es impuro. Se le prenderá fuego a la ropa o a la urdimbre, trama, lana, lino o cualquier artículo de piel que haya sido infectado, porque se trata de un moho corrosivo. El objeto deberá ser quemado. "Si al examinar el objeto, el sacerdote observa que la mancha no se ha extendido sobre el vestido, ni sobre la urdimbre, trama, lana, lino, o cualquier artículo de cuero, entonces mandará lavar el objeto infectado y lo aislará otros siete días. Una vez lavado el objeto, el sacerdote procederá a examinarlo. Si observa que la mancha no ha cambiado de aspecto, dicho objeto será considerado impuro aun cuando la mancha no se haya extendido. El objeto será quemado por estar corroído, sea por dentro o por fuera. "Si después de lavado el objeto, el sacerdote lo examina y observa que la mancha ha disminuido, deberá arrancar la parte manchada del vestido, del cuero, de la urdimbre o de la trama. Si la mancha reaparece en la ropa, en la urdimbre, en la trama o en cualquier artículo de piel, significa que ha vuelto a brotar. La parte infectada será quemada, pero toda ropa, urdimbre, trama o artículo de piel que al lavarse pierda la mancha, se volverá a lavar, y el objeto quedará puro." Ésta es la ley respecto al moho que infecta la ropa, la lana, el lino, la urdimbre, la trama o cualquier artículo de piel, para poder declararlos puros o impuros.


Salmo 5:
Atiende, Señor, a mis palabras; toma en cuenta mis gemidos. Escucha mis súplicas, rey mío y Dios mío, porque a ti elevo mi plegaria. Por la mañana, Señor, escuchas mi clamor; por la mañana te presento mis ruegos, y quedo a la espera de tu respuesta. Tú no eres un Dios que se complazca en lo malo; a tu lado no tienen cabida los malvados. No hay lugar en tu presencia para los altivos, pues aborreces a los malhechores. Tú destruyes a los mentirosos y aborreces a los tramposos y asesinos. Pero yo, por tu gran amor puedo entrar en tu casa; puedo postrarme reverente hacia tu santo templo. Señor, por causa de mis enemigos, dirígeme en tu justicia; empareja delante de mí tu senda. En sus palabras no hay sinceridad; en su interior sólo hay corrupción. Su garganta es un sepulcro abierto; con su lengua profieren engaños. ¡Condénalos, oh Dios! ¡Que caigan por sus propias intrigas! ¡Recházalos por la multitud de sus crímenes, porque se han rebelado contra ti! Pero que se alegren todos los que en ti buscan refugio; ¡que canten siempre jubilosos! Extiende tu protección, y que en ti se regocijen todos los que aman tu nombre. Porque tú, Señor, bendices a los justos; cual escudo los rodeas con tu buena voluntad.


Proverbios 30:
Dichos de Agur hijo de Jaqué. Oráculo. Palabras de este varón: "Cansado estoy, oh Dios; cansado estoy, oh Dios, y débil. "Soy el más ignorante de todos los hombres; no hay en mí discernimiento humano. No he adquirido sabiduría, ni tengo conocimiento del Dios santo. "¿Quién ha subido a los cielos y descendido de ellos? ¿Quién puede atrapar el viento en su puño o envolver el mar en su manto? ¿Quién ha establecido los límites de la tierra? ¿Quién conoce su nombre o el de su hijo? "Toda palabra de Dios es digna de crédito; Dios protege a los que en él buscan refugio. No añadas nada a sus palabras, no sea que te reprenda y te exponga como a un mentiroso. "Sólo dos cosas te pido, Señor; no me las niegues antes de que muera: Aleja de mí la falsedad y la mentira; no me des pobreza ni riquezas sino sólo el pan de cada día. Porque teniendo mucho, podría desconocerte y decir: ¿Y quién es el Señor? Y teniendo poco, podría llegar a robar y deshonrar así el nombre de mi Dios. "No ofendas al esclavo delante de su amo, pues podría maldecirte y sufrirías las consecuencias. "Hay quienes maldicen a su padre y no bendicen a su madre. Hay quienes se creen muy puros, pero no se han purificado de su impureza. Hay quienes se creen muy importantes, y a todos miran con desdén. Hay quienes tienen espadas por dientes y cuchillos por mandíbulas; para devorar a los pobres de la tierra y a los menesterosos de este mundo. "La sanguijuela tiene dos hijas que sólo dicen: Dame, dame. "Tres cosas hay que nunca se sacian, y una cuarta que nunca dice ¡Basta!: el sepulcro, el vientre estéril, la tierra, que nunca se sacia de agua, y el fuego, que no se cansa de consumir. "Al que mira con desdén a su padre, y rehúsa obedecer a su madre, que los cuervos del valle le saquen los ojos y que se lo coman vivo los buitres. "Tres cosas hay que me causan asombro, y una cuarta que no alcanzo a comprender: el rastro del águila en el cielo, el rastro de la serpiente en la roca, el rastro del barco en alta mar, y el rastro del hombre en la mujer. "Así procede la adúltera: come, se limpia la boca, y afirma: Nada malo he cometido. "Tres cosas hacen temblar la tierra, y una cuarta la hace estremecer: el siervo que llega a ser rey, el necio al que le sobra comida, la mujer rechazada que llega a casarse, y la criada que suplanta a su señora. "Cuatro cosas hay pequeñas en el mundo, pero que son más sabias que los sabios: las hormigas, animalitos de escasas fuerzas, pero que almacenan su comida en el verano; los tejones, animalitos de poca monta, pero que construyen su casa entre las rocas; las langostas, que no tienen rey, pero que avanzan en formación perfecta; las lagartijas, que se atrapan con la mano, pero que habitan hasta en los palacios. "Tres cosas hay que caminan con garbo, y una cuarta de paso imponente: el león, poderoso entre las bestias, que no retrocede ante nada; el gallo engreído, el macho cabrío, y el rey al frente de su ejército. "Si como un necio te has engreído, o si algo maquinas, ponte a pensar que batiendo la leche se obtiene mantequilla, que sonándose fuerte sangra la nariz, y que provocando la ira se acaba peleando."



El Libro de Colosenses Capítulo 1 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:


LA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL PABLO A LOS
COLOSENSES


CAPÍTULO 1
(64 d.C.)
INTRODUCCIÓN


PABLO, Apóstol de Jesucristo (es por medio del Apóstol que el Espíritu Santo guía la Iglesia, y de acuerdo al Mensaje que se le dio, lo que en el caso de Pablo era el Mensaje de la Gracia) por la Voluntad de Dios (sólo el Señor puede nombrar a la persona para la Oficina de Apóstol; el hombre no puede efectuar esto), y el Hermano Timoteo,
2 A los Santos (al instante que la persona acepta a Cristo, se convierte en Santo) y Hermanos Fieles en Cristo (indica el hecho de que algunos en Colosas eran fieles al Evangelio que Pablo les había traído, pero al mismo tiempo, parece que, otros vacilaban en su lealtad) que están en Colosas (fue escrito desde Roma por Pablo, mientras se encontraba en prisión): Gracia y paz a vosotros (hecho posible por la Cruz) de Dios Padre nuestro, y del Señor Jesucristo.
ACCIÓN DE GRACIAS
3 Damos gracias al Dios y Padre del Señor nuestro Jesucristo (la acción de gracias presenta una de las cualidades característica del tipo de oración ofrecida por Pablo), siempre orando por vosotros (un entendimiento apropiado de la Cruz produce una vida de oración apropiada),
4 Habiendo oído de vuestra Fe en Cristo Jesús (Pablo no fundó la Iglesia en Colosas; de hecho, probablemente fue fundada por Epafras, quien le dio la información mencionada aquí), y del amor que tenéis a todos los Santos (Amor Ágape),
5 A causa de la esperanza que os está guardada en los Cielos (presenta la última de la trilogía, "la Fe, el Amor y la Esperanza"), de la cual habéis oído ya por la Verdadera Palabra del Evangelio (tiene la intención de hacer contraste entre el Verdadero Evangelio de Epafras con el evangelio erróneo de los falsos maestros);
6 El cual ha llegado hasta vosotros (tiene la intención de diferenciar entre el mensaje erróneo de los Gnósticos), como por todo el mundo (se refiere al Verdadero Evangelio siendo el mismo en todas partes del mundo); y fructifica y crece, como también en vosotros, desde el día que oísteis (el Verdadero Evangelio de Jesucristo y Él Crucificado siempre producirá fruto en calidad de vidas transformadas) y conocisteis la Gracia de Dios en Verdad (la "Gracia de Dios" no puede funcionar a menos que sea en la "Verdad," que es "Jesucristo y Él Crucificado"):
7 Como habéis aprendido de Epafras, nuestro consiervo amado (como dicho, él era un discípulo de Pablo), el cual es un Fiel Ministro de Cristo a favor vuestro (refleja el hecho de que Epafras era el padre espiritual de los Santos de Colosas);
8 El cual también nos ha declarado vuestro amor en el Espíritu (era "Amor" producido por el Espíritu de Dios, hecho posible por la Cruz).
LA GRACIA
9 Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros (la "causa" se refiere al "fruto" que estaban dando para Cristo, con "oración" ofrecida por ellos para que este fruto continuara, y no se reprimiera por el mensaje erróneo), y de pedir que seáis llenos del conocimiento de Su Voluntad ("Su Voluntad," y no la de otros), en toda sabiduría y inteligencia espiritual (declara lo que procede sólo de la inspiración del Espíritu Santo);
10 Para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo ("andéis" se refiere a su propio comportamiento y sólo se puede llevar a cabo al hacer la Cruz el Objeto de su Fe, que da al Espíritu Santo la libertad de acción para perfeccionar nuestro "andar"), fructificando en toda buena obra (que está garantizada, si la Fe está puesta apropiadamente en la Cruz), y creciendo en el Conocimiento de Dios (indica el conocimiento de la Cruz, que corresponde a la Obra Terminada de Cristo);
11 Fortalecidos de toda fortaleza, conforme al Poder de Su Gloria (el poder de vivir una vida Santa, que viene por la Gracia, y la Cruz como el medio), para toda tolerancia y largura de ánimo con gozo (el gozo, porque la Fe apropiada garantiza la Victoria);
12 Dando gracias al Padre (lo que todos deben hacer constantemente), que nos hizo aptos (competentes) para participar de la herencia de los Santos en Luz (indica la "posición" del Creyente en Cristo):
13 Que nos ha librado de la potestad de las tinieblas (ser rescatado por Su brazo fuerte en calidad de conquistador poderoso, hecho posible por la Cruz), y trasladado al Reino de Su Amado Hijo (aunque la Cruz no es la Fuente [ésta es Cristo], la Cruz es el "medio"):
LA DOCTRINA
14 En El Cual tenemos Redención por Su Sangre (expresa el precio que fue pagado por nuestra Salvación), la remisión de pecados (en la Cruz, el Señor rompió el poder del pecado, y se llevó su culpa [Rom. 6:6]):
15 El Cual es la Imagen del Dios invisible (el Hijo es la reproducción exacta del Padre; una Imagen derivada), el Primogénito de toda criatura (en efecto quiere decir que Jesús es el Creador de todas las cosas):
LA OBRA CREADORA
DE DIOS
16 Porque por Él fueron creadas todas las cosas (demuestra la Justificación del título dado a Cristo en el Versículo anterior) que están en los Cielos, y que están en la Tierra, visibles e invisibles (las cosas vistas y no vistas), sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades (se refiere a Ángeles Santos como Ángeles caídos): todo fue creado por Él, y para Él (Cristo es el Creador de todo [Jn. 1:3]):
SU PREEXISTENCIA
17 Y Él es antes de todas las cosas (preexistencia), y por Él todas las cosas subsisten. (Todas las cosas se cumplen dentro de esta esfera de Su Personalidad, y son dependientes de ella.)
18 Y Él es la Cabeza del Cuerpo, que es la Iglesia (el Creador del mundo es también la Cabeza de la Iglesia): El Que es el Principio (se refiere a Cristo como el Origen o el Principio de la Iglesia), el Primogénito de los muertos (no se refiere a Jesús que es Nacido de Nuevo como algunos enseñan, sino más bien que Él fue el primero que se levantó de entre los muertos con respecto a la Resurrección, para nunca morir jamás); para que en todo tenga la supremacía. (Él es Por Encima de Todo como se relaciona con la Iglesia.)
19 Por cuanto agradó al Padre que en Él habitase toda plenitud (esta "plenitud" denota la suma total de los Divinos Poderes y Atributos);
EL OFICIO DE MEDIACIÓN
DE CRISTO
20 Y por Él reconciliar todas las cosas a sí (se refiere al resultado de la Fe en la Cruz), pacificando (la paz que resulta de la justificación) por la Sangre de Su Cruz (demuestra Su Sangre como la que satisfizo las demandas justas de la Ley quebrantada); así lo que está en la Tierra como lo que está en los Cielos. (La Cruz se dirigió no sólo a la Caída del hombre, sino también a la Caída de Lucifer.)
21 A vosotros también, que erais en otro tiempo (en otra época) extraños y enemigos en su entendimiento porque practicaban malas obras (depravación total), ahora empero os ha reconciliado (hecho posible por la Cruz).
22 En el Cuerpo de Su Carne (la Encarnación, Dios hecho carne) por medio de muerte (se refiere al hecho que el acto de reconciliación de Cristo no es por Su Encarnación, sino por Su muerte [II Cor. 5:21]), para haceros Santos, y sin mancha, e irreprensibles delante de Él (todo hecho posible por la Cruz):
EL SERVICIO
23 Si empero permanecéis fundados y firmes (el Fundamento de la Fe, del cual el Objeto siempre debe ser la Cruz) en la Fe (al mismo tiempo dice que es posible no seguir en la Fe; "la Fe" es "Cristo y Él Crucificado"), y sin moveros (alejados de la Cruz) de la Esperanza del Evangelio, que habéis oído (corresponde al hecho de que fueron introducidos correctamente), el cual es predicado a toda criatura que está debajo del Cielo (el Mensaje de la Cruz es el mismo para todos); del cual yo Pablo soy hecho Ministro (el significado del Nuevo Convenio, fue dado, en efecto, a Pablo, que es el significado de la Cruz [Gál. 1:11-12]);
24 Que ahora me gozo en lo que padezco por vosotros (Pablo estaba en prisión cuando escribió esta Epístola), y cumplo en mi carne lo que falta de las aflicciones de Cristo (sufriendo por causa de la Justicia) por Su Cuerpo, que es la Iglesia (Satanás se opone al Mensaje de la Cruz como ninguna otra cosa):
25 De la cual soy hecho Ministro (dice claramente que él es un Ministro y no un Mediador, que algunos han intentado leer en el Versículo anterior), según la Dispensación de Dios que me fue dada en orden a vosotros (el camino y manera de administrar la Obra), para que cumpla la Palabra de Dios (presenta al Apóstol que se negaba a desviarse de su propósito en alguna cuestión secundaria que no recalcaba la posición central del Evangelio, que es la Cruz);
26 A saber, el Misterio que había estado oculto desde los siglos y edades (se refiere a los Gentiles que serían partícipes con los Judíos del Evangelio, y en efecto en la misma Iglesia), mas ahora ha sido manifestado a Sus Santos (manifestado a los Creyentes, pero no al mundo):
27 A los cuales (los Santos) quiso Dios hacer notorias (deseo de darlas a conocer) las riquezas de la gloria de este misterio entre los Gentiles (se refiere al hecho de que la Cruz es para todos, y no está limitada por líneas raciales o nacionales); que es Cristo en vosotros (hecho posible por la Cruz) la Esperanza de Gloria (la realización exacta se materializará en la Resurrección venidera):
28 El Cual nosotros anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando en toda sabiduría (nos dice que la Biblia es la única Verdad revelada en el mundo y, de hecho, siempre ha sido así); para que presentemos a todo hombre perfecto (maduro) en Cristo Jesús (se refiere a la Cruz, y lo que Él hizo allí):
29 En lo cual aun trabajo, combatiendo según la operación de Él (se refiere a Cristo que obra en Pablo por la Fuerza y el Poder del Espíritu Santo), la cual obra en mí poderosamente (que obrará poderosamente en cualquiera, si el Objeto de la Fe es siempre la Cruz).



Primera Corintios Capítulo 13:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.


Hebreos 10:35-12:4
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.


Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

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