El 14 de Mayo Lectura Bíblica Diaria
El 14 de Mayo Lectura Bíblica Diaria:
Éxodo 39 a 40:
Las vestiduras tejidas para ministrar en el santuario se hicieron de lana teñida de púrpura, carmesí y escarlata. También se hicieron vestiduras sagradas para Aarón, como se lo mandó el Señor a Moisés. El efod lo hizo Bezalel de oro, lana teñida de púrpura, carmesí y escarlata, y lino fino. Martillaron finas láminas de oro, y las cortaron en hebras para entretejerlas artísticamente con la lana teñida de púrpura, carmesí y escarlata, y con el lino. Se hicieron hombreras para el efod, las cuales se sujetaron a sus dos extremos. Su cinturón tenía la misma hechura que el efod, y formaba una sola pieza con él; estaba hecho de oro, lana teñida de púrpura, carmesí y escarlata, y lino fino, como se lo mandó el Señor a Moisés. Las piedras de ónice se engarzaron en los engastes de filigrana de oro, y en ellas se grabaron, a manera de sello, los nombres de los hijos de Israel. Luego las sujetaron a las hombreras del efod para recordar a los hijos de Israel, como se lo mandó el Señor a Moisés. Bezalel hizo también el pectoral, bordado artísticamente, como el efod, con hilo de oro, lana teñida de púrpura, carmesí y escarlata, y lino fino, doble y cuadrado, de veinte centímetros por lado. En él se engastaron cuatro filas de piedras preciosas. En la primera fila había un rubí, un crisólito y una esmeralda; en la segunda hilera, una turquesa, un zafiro y un jade; en la tercera hilera, un jacinto, un ágata y una amatista; en la cuarta hilera, un topacio, un ónice y un jaspe. Estaban engarzadas en engastes de filigrana de oro, y eran doce piedras, una por cada uno de los hijos de Israel, grabada a manera de sello con el nombre de cada una de las doce tribus. Para el pectoral se hicieron cadenillas de oro puro, a manera de cordón. Se hicieron dos engastes en filigrana de oro y dos anillos de oro, y se sujetaron los anillos en los dos extremos del pectoral; luego se sujetaron las dos cadenillas de oro en los anillos a los extremos del pectoral, y los otros dos extremos de las cadenillas en los dos engastes, asegurándolos a las hombreras del efod por la parte delantera. Se hicieron otros dos anillos de oro, y los sujetaron a los otros dos extremos del pectoral, en el borde interior, junto al efod. Además, se hicieron otros dos anillos de oro, los cuales sujetaron la parte inferior de las hombreras, por delante del efod y junto a la costura, exactamente encima del cinturón del efod. Con un cordón de lana púrpura ataron los anillos del pectoral a los anillos del efod, a fin de unir el pectoral al cinturón para que no se desprendiera del efod, como se lo mandó el Señor a Moisés. Bezalel hizo de lana teñida de púrpura, y tejido artísticamente, todo el manto del efod. Lo hizo con una abertura en el centro, como abertura para la cabeza, y con un refuerzo alrededor de la abertura, para que no se rasgara. En todo el borde inferior del manto se hicieron granadas de lana púrpura, carmesí y escarlata, y de lino fino, lo mismo que campanillas de oro puro, las cuales se colocaron en todo el borde inferior, entre las granadas. Las campanillas y las granadas se colocaron, en forma alternada, en todo el borde inferior del manto que debía llevarse para ejercer el ministerio, como se lo mandó el Señor a Moisés. Para Aarón y sus hijos se hicieron túnicas de lino tejidas artísticamente, las mitras y el turbante de lino, y la ropa interior de lino fino. La faja era de lino fino y de lana teñida de púrpura, carmesí y escarlata, recamada artísticamente, como se lo mandó el Señor a Moisés. La placa sagrada se hizo de oro puro, y se grabó en ella, a manera de sello, Santo para el Señor. Luego se le ató un cordón de lana teñida de púrpura para sujetarla al turbante, como se lo mandó el Señor a Moisés. Toda la obra del santuario, es decir, la Tienda de reunión, quedó terminada. Los israelitas lo hicieron todo tal y como el Señor se lo mandó a Moisés, y le presentaron a Moisés el santuario, la tienda y todos sus utensilios, sus ganchos, tablones, travesaños, postes y bases, el toldo de pieles de carnero teñidas de rojo, el toldo de pieles de delfín y la cortina que resguardaba el arca, el arca del pacto con sus varas y el propiciatorio, la mesa con todos sus utensilios y el pan de la Presencia, el candelabro de oro puro con su hilera de lámparas y todos sus utensilios, y el aceite para el alumbrado; el altar de oro, el aceite de la unción, el incienso aromático y la cortina para la entrada de la tienda, el altar de bronce con su enrejado de bronce, sus varas y todos sus utensilios; el lavamanos y su pedestal, las cortinas del atrio con sus postes y bases, y la cortina para la entrada del atrio; las cuerdas y las estacas del toldo para el atrio; todos los utensilios para el santuario, la Tienda de reunión, y las vestiduras tejidas para ministrar en el santuario, tanto las vestiduras sagradas para el sacerdote Aarón como las vestiduras sacerdotales para sus hijos. Los israelitas hicieron toda la obra tal y como el Señor se lo había ordenado a Moisés. Moisés, por su parte, inspeccionó la obra y, al ver que la habían hecho tal y como el Señor se lo había ordenado, los bendijo. El Señor habló con Moisés y le dijo: "En el día primero del mes primero, levanta el santuario, es decir, la Tienda de reunión. Pon en su interior el arca del pacto, y cúbrela con la cortina. Lleva adentro la mesa y ponla en orden. Pon también dentro del santuario el candelabro, y enciende sus lámparas. Coloca el altar del incienso frente al arca del pacto, y cuelga la cortina a la entrada del santuario. "Coloca el altar de los holocaustos frente a la entrada del santuario, la Tienda de reunión; coloca el lavamanos entre la Tienda de reunión y el altar, y pon agua en él. Levanta el atrio en su derredor, y coloca la cortina a la entrada del atrio. "Toma el aceite de la unción, y unge el santuario y todo lo que haya en él; conságralo, junto con todos sus utensilios, para que sea un objeto sagrado. Unge también el altar de los holocaustos y todos sus utensilios; conságralo, para que sea un objeto muy sagrado. Unge además, y consagra, el lavamanos y su pedestal. "Lleva luego a Aarón y a sus hijos a la entrada de la Tienda de reunión, haz que se bañen, y ponle a Aarón sus vestiduras sagradas. Úngelo y conságralo, para que ministre como sacerdote mío. Acerca entonces a sus hijos, ponles sus túnicas, y úngelos como ungiste a su padre, para que ministren como mis sacerdotes. La unción les conferirá un sacerdocio válido para todas las generaciones venideras." Moisés hizo todo tal y como el Señor se lo mandó. Fue así como el santuario se instaló el día primero del mes primero del año segundo. Al instalar el santuario, Moisés puso en su lugar las bases, levantó los tablones, los insertó en los travesaños, y levantó los postes; luego extendió la tienda de campaña sobre el santuario, y encima de ésta puso el toldo, tal y como el Señor se lo mandó. A continuación, tomó el documento del pacto y lo puso en el arca; luego ajustó las varas al arca, y sobre ella puso el propiciatorio. Llevó el arca al interior del santuario, y colgó la cortina para resguardarla. De este modo protegió el arca del pacto, tal y como el Señor se lo había ordenado. Moisés puso la mesa en la Tienda de reunión, en el lado norte del santuario, fuera de la cortina, y puso el pan en orden ante el Señor, como el Señor se lo había ordenado. Colocó luego el candelabro en la Tienda de reunión, frente a la mesa, en el lado sur del santuario, y encendió las lámparas ante el Señor, como el Señor se lo había ordenado. Puso también el altar de oro en la Tienda de reunión, frente a la cortina, y sobre él quemó incienso aromático, tal y como el Señor se lo había ordenado. Después de eso colgó la cortina a la entrada del santuario. Moisés puso también el altar de los holocaustos a la entrada del santuario, la Tienda de reunión, y sobre él ofreció holocaustos y ofrendas de grano, tal y como el Señor se lo había ordenado. Colocó luego el lavamanos entre la Tienda de reunión y el altar, y echó en ella agua para lavarse, y Moisés, Aarón y sus hijos se lavaron allí las manos y los pies. Siempre que entraban en la Tienda de reunión o se acercaban al altar se lavaban, tal y como el Señor se lo había ordenado. Después levantó Moisés el atrio en torno al santuario y al altar, y colgó la cortina a la entrada del atrio. Así terminó Moisés la obra. En ese instante la nube cubrió la Tienda de reunión, y la gloria del Señor llenó el santuario. Moisés no podía entrar en la Tienda de reunión porque la nube se había posado en ella y la gloria del Señor llenaba el santuario. Siempre que la nube se levantaba y se apartaba del santuario, los israelitas levantaban campamento y se ponían en marcha. Si la nube no se levantaba, ellos no se ponían en marcha. Durante todas las marchas de los israelitas, la nube del Señor reposaba sobre el santuario durante el día, pero durante la noche había fuego en la nube, a la vista de todo el pueblo de Israel.
Levítico 1:
El Señor llamó a Moisés y le habló desde la Tienda de reunión. Le ordenó que les dijera a los israelitas: "Cuando alguno de ustedes traiga una ofrenda al Señor, deberá presentar un animal de ganado vacuno u ovino. "Si el animal que ofrece en holocausto es de ganado vacuno, deberá presentar un macho sin defecto, a la entrada de la Tienda de reunión. Así será aceptable al Señor. Pondrá su mano sobre la cabeza de la víctima, la cual le será aceptada en su lugar y le servirá de propiciación. Después degollará el novillo ante el Señor, y los hijos de Aarón, los sacerdotes, tomarán la sangre y la derramarán alrededor del altar que está a la entrada de la Tienda de reunión. Luego desollará la víctima del holocausto y la cortará en trozos. Los hijos de Aarón, los sacerdotes, harán fuego sobre el altar y le echarán leña; después acomodarán los trozos sobre la leña encendida del altar, junto con la cabeza y el sebo. Las entrañas y las patas se lavarán con agua, y el sacerdote lo quemará todo en el altar. Es un holocausto, una ofrenda presentada por fuego de aroma grato al Señor. "Si alguien ofrece un holocausto de ganado ovino, sea de corderos o de cabras, deberá presentar un macho sin defecto. Lo degollará ante el Señor, en el costado norte del altar, y los hijos de Aarón, los sacerdotes, derramarán la sangre alrededor del altar. Luego lo cortará en trozos, los cuales el sacerdote acomodará sobre la leña encendida del altar, junto con la cabeza y el sebo. Las entrañas y las patas se lavarán con agua, y el sacerdote lo tomará todo y lo quemará en el altar. Es un holocausto, una ofrenda presentada por fuego de aroma grato al Señor. "Si alguien ofrece al Señor un holocausto de ave, deberá presentar una tórtola o un pichón de paloma. El sacerdote llevará el ave al altar y le arrancará la cabeza, y luego la quemará en el altar. Después exprimirá la sangre en un costado del altar, y le quitará también el buche y las entrañas, y los arrojará hacia el costado oriental del altar, donde se echa la ceniza. Después la desgarrará por las alas, pero sin arrancárselas. Entonces el sacerdote la quemará en el altar, sobre la leña encendida. Es un holocausto, una ofrenda presentada por fuego de aroma grato al Señor.
Salmo 1:
Dichoso el hombre
que no sigue el consejo de los malvados,
ni se detiene en la senda de los pecadores
ni cultiva la amistad de los blasfemos, sino que en la ley del Señor se deleita,
y día y noche medita en ella. Es como el árbol
plantado a la orilla de un río
que, cuando llega su tiempo, da fruto
y sus hojas jamás se marchitan.
¡Todo cuanto hace prospera! En cambio, los malvados
son como paja arrastrada por el viento. Por eso no se sostendrán los malvados en el juicio,
ni los pecadores en la asamblea de los justos. Porque el Señor cuida el camino de los justos,
mas la senda de los malos lleva a la perdición.
Proverbios 26:1-28 NVI:
Ni la nieve es para el verano,
ni la lluvia para la cosecha,
ni los honores para el necio.
Como el gorrión sin rumbo o la golondrina sin nido,
la maldición sin motivo jamás llega a su destino.
El látigo es para los caballos,
el freno para los asnos,
y el garrote para la espalda del necio.
No respondas al necio según su necedad,
o tú mismo pasarás por necio.
Respóndele al necio como se merece,
para que no se tenga por sabio.
Enviar un mensaje por medio de un necio
es como cortarse los pies o sufrir violencia.
Inútil es el proverbio en la boca del necio
como inútiles son las piernas de un tullido.
Rendirle honores al necio es tan absurdo
como atar una piedra a la honda.
El proverbio en la boca del necio
es como espina en la mano del borracho.
Como arquero que hiere a todo el que pasa
es quien contrata al necio en su casa.
Como vuelve el perro a su vómito,
así el necio insiste en su necedad.
¿Te has fijado en quien se cree muy sabio?
Más se puede esperar de un necio que de gente así.
Dice el perezoso: "Hay una fiera en el camino.
¡Por las calles un león anda suelto!"
Sobre sus goznes gira la puerta;
sobre la cama, el perezoso.
El perezoso mete la mano en el plato,
pero le pesa llevarse el bocado a la boca.
El perezoso se cree más sabio
que siete sabios que saben responder.
Meterse en pleitos ajenos
es como agarrar a un perro por las orejas.
Como loco que dispara
mortíferas flechas encendidas, es quien engaña a su amigo y explica:
"¡Tan sólo estaba bromeando!"
Sin leña se apaga el fuego;
sin chismes se acaba el pleito.
Con el carbón se hacen brasas, con la leña se prende fuego,
y con un pendenciero se inician los pleitos.
Los chismes son como ricos bocados:
se deslizan hasta las entrañas.
Como baño de plata sobre vasija de barro
son los labios zalameros de un corazón malvado.
El que odia se esconde tras sus palabras,
pero en lo íntimo alberga perfidia. No le creas, aunque te hable con dulzura,
porque su corazón rebosa de abominaciones. Tal vez disimule con engaños su odio,
pero en la asamblea se descubrirá su maldad.
Cava una fosa, y en ella caerás;
echa a rodar piedras, y te aplastarán.
La lengua mentirosa odia a sus víctimas;
la boca lisonjera lleva a la ruina.
LA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS FILIPENSES Capítulo 1 del Nuevo Testamento del Expositor de Jimmy Swaggart:
FILIPENSES
CAPÍTULO 1
(64 d.C.)
INTRODUCCIÓN
PABLO y Timoteo, siervos de Jesucristo (los dos hombres vinculados a Jesucristo por lazos de amor que los constriñe), a todos los Santos en Cristo Jesús que están en Filipos (a aquellos que son "apartados" para Cristo), con los Obispos (Pastores) y Diáconos:
2 Gracia sea a vosotros, y paz, de Dios nuestro Padre, y del Señor Jesucristo. (La Cruz hace posible estos dos atributos.)
ACCIÓN DE GRACIAS
3 Doy gracias a mi Dios en toda memoria de vosotros (no se refiere a recuerdos sin conexión, sino toda su experiencia pasada con los Filipenses),
4 Siempre en todas mis oraciones (indica que el Apóstol oraba continuamente por estas personas, incluso oraba por todas las otras Iglesias) haciendo oración por todos vosotros con gozo (Pablo no estaba intercediendo por esta Iglesia a causa de problemas, sino más bien para que continuara recibiendo la Bendición),
5 Por vuestra comunión en el Evangelio (los Filipenses apoyaban a Pablo con sus oraciones y finanzas mientras que él se ocupaba en su obra Misionera), desde el primer día hasta ahora (se refiere a la fidelidad de estos Filipenses);
6 Estando confiado de esto (su crecimiento en Cristo y su continuo sostén económico), que El Que (el Espíritu Santo) comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el Día de Jesucristo (el Arrebatamiento de la Iglesia):
7 Así como me es justo (necesario) sentir esto de todos vosotros, por cuanto os tengo en el corazón; y en mis prisiones, y en la defensa y confirmación del Evangelio (la base de su confianza), sois todos vosotros compañeros de mi Gracia (Dios, en efecto, los había hecho Suyos).
8 Porque Dios me es testigo (Alguien que da Testimonio), de cómo os amo a todos vosotros en las entrañas de Jesucristo. (Se refiere a la compasión de Cristo.)
9 Y esto ruego (Pablo oraba por todo), que vuestro amor abunde aún más y más (el Amor que es Dios) en conocimiento verdadero (el conocimiento de la Cruz) y en toda percepción ("discernimiento," lo que es sentido moral y espiritual o sentimiento);
10 Para que discernáis lo mejor (dar aprobación al poner en prueba); que seáis sinceros (puros) y sin ofensa (nada en la vida debe ser motivo de tropiezo, sólo se logra cuando exhibe Fe en la Cruz) para el Día de Cristo (el Arrebatamiento de la Iglesia);
11 Llenos de Frutos de Justicia (debiera traducirse, "el Fruto de la Justicia"), que son por Jesucristo (por lo que Él hizo en la Cruz), de este modo daréis Gloria y Alabanza a Dios. (Cuando colocamos nuestra Confianza en Cristo y la Cruz, esto produce "Gloria y Alabanza a Dios.")
TRIUNFO
12 Y quiero, Hermanos, que sepáis que las cosas que me han sucedido, han redundado más en provecho del Evangelio (Pablo escribió esta Epístola desde la prisión en Roma);
13 De manera que mis prisiones han sido célebres en Cristo (él era un preso por su relación con Cristo; la siguiente pregunta sería, "¿quién es Cristo?") en todo el pretorio, y a todos los demás (no sólo los miembros de la Guardia Pretoriana quienes tenían la custodia de Pablo, sino el mismo Pretorio, y todos los jueces y funcionarios están incluidos en esta declaración);
14 Y muchos de los Hermanos en el Señor, tomando ánimo con mis prisiones (muchos Cristianos en Roma habían sido persuadidos por el ejemplo valiente de Pablo en la prisión), se atreven mucho más a hablar la Palabra sin temor. (Se refiere al hecho de haber superado la tendencia con respecto al silencio.)
15 Y algunos, a la verdad, Predican a Cristo por envidia y porfía (en otras palabras, estuvieron en contra de Pablo en su Predicación, cualquiera que fuesen los motivos); mas algunos también por buena voluntad (algunos trataron de ayudar a Pablo en la Predicación).
16 Los unos anuncian a Cristo por contención, no sinceramente (tienen motivos que no son de Dios), pensando añadir aflicción a mis prisiones (estos Predicadores, quienquiera que pudieran haber sido, procuraron empeorar el encarcelamiento de Pablo):
17 Pero los otros por amor (al señalar a aquellos Predicadores que, de hecho, tenían realmente Amor; Pablo al mismo tiempo está diciendo que los Predicadores del Versículo anterior no tenían amor), sabiendo que soy puesto por la defensa del Evangelio. (El Evangelio no sólo debe ser predicado, sino también defendido contra la doctrina errónea. ¡La mayoría de los Predicadores no harán eso!)
18 ¿Qué pues? (No significa que Pablo aceptaba las actividades de estos Predicadores sinvergüenzas, sino que él no permitía que eso lo molestara.) Después de todo, de todas maneras, o por pretexto o por verdad, es Anunciado Cristo (Pablo estaba bastante satisfecho de que el siervo debía ser denunciado y el Maestro anunciado; ¡al menos estaba haciendo algo bueno! aunque estos Predicadores sinvergüenzas hubieran callado a Pablo, él no hubiera correspondido de la misma forma, lo que es la actitud del Verdadero Predicador); y en esto me regocijo, y aun me regocijaré. (Expresa la idea de que algunas personas adquirieran un poco de conocimiento de Cristo, aun de estos Predicadores sinvergüenzas, que es mejor que nada.)
19 Porque sé que esto se me tornará a Salvación por vuestra oración (debiera traducirse "liberación"), y por la provisión del Espíritu de Jesucristo (Pablo se está refiriendo al Espíritu Santo, y de que Él proveerá lo que sea necesario, pero Él es capaz de hacerlo sólo por Cristo y lo que Él hizo en la Cruz, lo cual hace que todo esto sea posible; por lo tanto, la terminología que él utilizó),
CRISTO
20 Conforme a mi mira y esperanza (describe a una persona con la cabeza erguida y extendida, cuya atención se desvía de todos los otros objetos y se fija en un solo objeto), que en nada seré confundido (cualquiera fuese el resultado, su liberación o su ejecución, él mantendría su Fe en Cristo hasta el fin), antes bien con toda confianza, como siempre, ahora también será engrandecido Cristo en mi cuerpo, o por vida, o por muerte. (Lo que el Señor quiera es lo que el Apóstol quiere. ¡Es consagración absoluta!)
21 Porque para mí el vivir es Cristo (permitir que Pablo viva más tiempo lo hace posible seguir Predicando a Cristo), y el morir es ganancia. (Él dice que sería ganancia para él, pero no para la Obra de Dios.)
22 Mas si el vivir en la carne (se refiere a seguir viviendo en su cuerpo físico, lo que nos dice que será diferente en el Cielo), esto me será para Fruto de la obra (almas salvadas y vidas cambiadas por el Mensaje de la Cruz): no sé entonces qué escoger. (Realmente significa que si él tuviera una opción, no estuviera seguro lo que elegiría, permanecer aquí más tiempo o partir para estar con Cristo.)
23 Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho (se refiere a la misma presión ejercida de ambos lados; se refiere a sus deseos personales, y no necesariamente lo que el Señor deseara; sin embargo, ya lo había aclarado de que su voluntad personal es de ser envuelto en la dulce Voluntad de Dios), teniendo deseo de partir, y estar con Cristo; lo cual es mucho mejor (lo principal de todo esto es Cristo; si alguien sacara alguna otra conclusión, no captaría la idea completa):
24 Empero quedar en la carne es más necesario por causa de vosotros. (Para Pablo poder seguir viviendo y Predicando el Evangelio sería de gran valor para la Iglesia, como sería obvio, al menos hasta que su trabajo haya terminado.)
25 Y confiado en esto (cree que el Señor le había dicho que iba a ser liberado de la prisión), sé que quedaré, que aun permaneceré con todos vosotros, para provecho vuestro y gozo de la Fe (el Apóstol está diciendo, "El Siervo del Señor es inmortal hasta que su trabajo haya concluido");
26 Para que crezca vuestra gloria de mí en Cristo Jesús (presenta a Pablo como el instrumento humano por el cual se presentaría esta enseñanza de Jesucristo) por mi venida otra vez a vosotros. (Sin Pablo, este progreso en la Fe probablemente no se hubiera llevado a cabo.)
EXHORTACIÓN
27 Solamente que comportaos (estilo de vida) como es digno del Evangelio de Cristo (se refiere a su comportamiento; debían comportarse de una manera digna del Evangelio, y se podía lograr mirando siempre a la Cruz): para que, o sea que vaya a veros, o que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en un mismo espíritu (no desviarse de Cristo y la Cruz, hacia otras cosas), unánimes combatiendo juntamente por la Fe del Evangelio ("La Fe" es "Cristo y Él Crucificado," y debemos esforzarnos para mantenerla en verdad; cada ataque por Satanás, y en cualquier capacidad, es contra la Cruz y nuestra Fe en aquella Obra Terminada);
28 Y en nada intimidados de los que se oponen (aquellos que Predican a otro Jesús, por otro espíritu, que presentan otro Evangelio [II Cor. 11:4]): que a ellos ciertamente es indicio de perdición, mas a vosotros de Salvación, y esto de Dios. (La Salvación de Dios, que es por Cristo y la Cruz, se evidencia por la persecución.)
29 Porque a vosotros es concedido por Cristo, no sólo que creáis en Él, sino también que padezcáis por Él (el mundo e incluso la mayoría de la Iglesia se oponen a la Cruz);
30 Teniendo el mismo conflicto que habéis visto en mí (en esencia, se refiere a la lucha Cristiana de la Fe; la lucha no es tanto con el pecado, sino con mantener la Fe [I Tim. 6:12]), y ahora oís estar en mí (se refiere a su encarcelamiento actual en Roma, que era una prueba de su Fe).
Primera Corintios Capítulo 13:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.
Hebreos 10:35-12:4
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.
Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.
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