24 January 2023

El 24 de enero Lectura Bíblica Diaria

Sonidos del aire libre


El 24 de enero Lectura Bíblica Diaria:
  

Job 16-18:Job Respone: Consoladores Miserables son Uds.
 
16 Respondió Job, y dijo: Muchas veces he oído cosas como estas;
Consoladores molestos sois todos vosotros. ¿Tendrán fin las palabras vacías?
¿O qué te anima a responder? También yo podría hablar como vosotros,
Si vuestra alma estuviera en lugar de la mía;
Yo podría hilvanar contra vosotros palabras,
Y sobre vosotros mover mi cabeza. Pero yo os alentaría con mis palabras,
Y la consolación de mis labios apaciguaría vuestro dolor. Si hablo, mi dolor no cesa;
Y si dejo de hablar, no se aparta de mí. Pero ahora tú me has fatigado;
Has asolado toda mi compañía. Tú me has llenado de arrugas; testigo es mi flacura,
Que se levanta contra mí para testificar en mi rostro. Su furor me despedazó, y me ha sido contrario;
Crujió sus dientes contra mí;
Contra mí aguzó sus ojos mi enemigo. Abrieron contra mí su boca;
Hirieron mis mejillas con afrenta;
Contra mí se juntaron todos. Me ha entregado Dios al mentiroso,
Y en las manos de los impíos me hizo caer. Próspero estaba, y me desmenuzó;
Me arrebató por la cerviz y me despedazó,
Y me puso por blanco suyo. Me rodearon sus flecheros,
Partió mis riñones, y no perdonó;
Mi hiel derramó por tierra. Me quebrantó de quebranto en quebranto;
Corrió contra mí como un gigante. Cosí cilicio sobre mi piel,
Y puse mi cabeza en el polvo. Mi rostro está inflamado con el lloro,
Y mis párpados entenebrecidos, A pesar de no haber iniquidad en mis manos,
Y de haber sido mi oración pura. ¡Oh tierra! no cubras mi sangre,
Y no haya lugar para mi clamor. Mas he aquí que en los cielos está mi testigo,
Y mi testimonio en las alturas. Disputadores son mis amigos;
Mas ante Dios derramaré mis lágrimas. ¡Ojalá pudiese disputar el hombre con Dios,
Como con su prójimo! Mas los años contados vendrán,
Y yo iré por el camino de donde no volveré.
17 Mi aliento se agota, se acortan mis días,
Y me está preparado el sepulcro. No hay conmigo sino escarnecedores,
En cuya amargura se detienen mis ojos. Dame fianza, oh Dios; sea mi protección cerca de ti.
Porque ¿quién querría responder por mí? Porque a éstos has escondido de su corazón la inteligencia;
Por tanto, no los exaltarás. Al que denuncia a sus amigos como presa,
Los ojos de sus hijos desfallecerán. El me ha puesto por refrán de pueblos,
Y delante de ellos he sido como tamboril. Mis ojos se oscurecieron por el dolor,
Y mis pensamientos todos son como sombra. Los rectos se maravillarán de esto,
Y el inocente se levantará contra el impío. No obstante, proseguirá el justo su camino,
Y el limpio de manos aumentará la fuerza. Pero volved todos vosotros, y venid ahora,
Y no hallaré entre vosotros sabio. Pasaron mis días, fueron arrancados mis pensamientos,
Los designios de mi corazón. Pusieron la noche por día,
Y la luz se acorta delante de las tinieblas. Si yo espero, el Seol es mi casa;
Haré mi cama en las tinieblas. A la corrupción he dicho: Mi padre eres tú;
A los gusanos: Mi madre y mi hermana. ¿Dónde, pues, estará ahora mi esperanza?
Y mi esperanza, ¿quién la verá? A la profundidad del Seol descenderán,
Y juntamente descansarán en el polvo.
18 Respondió Bildad suhita, y dijo: ¿Cuándo pondréis fin a las palabras?
Entended, y después hablemos. ¿Por qué somos tenidos por bestias,
Y a vuestros ojos somos viles? Oh tú, que te despedazas en tu furor,
¿Será abandonada la tierra por tu causa,
Y serán removidas de su lugar las peñas? Ciertamente la luz de los impíos será apagada,
Y no resplandecerá la centella de su fuego. La luz se oscurecerá en su tienda,
Y se apagará sobre él su lámpara. Sus pasos vigorosos serán acortados,
Y su mismo consejo lo precipitará. Porque red será echada a sus pies,
Y sobre mallas andará. Lazo prenderá su calcañar;
Se afirmará la trampa contra él. Su cuerda está escondida en la tierra,
Y una trampa le aguarda en la senda. De todas partes lo asombrarán temores,
Y le harán huir desconcertado. Serán gastadas de hambre sus fuerzas,
Y a su lado estará preparado quebrantamiento. La enfermedad roerá su piel,
Y a sus miembros devorará el primogénito de la muerte. Su confianza será arrancada de su tienda,
Y al rey de los espantos será conducido. En su tienda morará como si no fuese suya;
Piedra de azufre será esparcida sobre su morada. Abajo se secarán sus raíces,
Y arriba serán cortadas sus ramas. Su memoria perecerá de la tierra,
Y no tendrá nombre por las calles. De la luz será lanzado a las tinieblas,
Y echado fuera del mundo. No tendrá hijo ni nieto en su pueblo,
Ni quien le suceda en sus moradas. Sobre su día se espantarán los de occidente,
Y pavor caerá sobre los de oriente. Ciertamente tales son las moradas del impío,
Y este será el lugar del que no conoció a Dios.

Salmo 106:
¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor! Den gracias al Señor, porque él es bueno; su gran amor perdura para siempre. ¿Quién puede proclamar las proezas del Señor, o expresar toda su alabanza? Dichosos los que practican la justicia y hacen siempre lo que es justo. Recuérdame, Señor, cuando te compadezcas de tu pueblo; ven en mi ayuda el día de tu salvación. Hazme disfrutar del bienestar de tus escogidos, participar de la alegría de tu pueblo y expresar mis alabanzas con tu heredad. Hemos pecado, lo mismo que nuestros padres; hemos hecho lo malo y actuado con iniquidad. Cuando nuestros padres estaban en Egipto, no tomaron en cuenta tus maravillas; no tuvieron presente tu bondad infinita y se rebelaron junto al mar, el Mar Rojo. Pero Dios los salvó, haciendo honor a su nombre, para mostrar su gran poder. Reprendió al Mar Rojo, y éste quedó seco; los condujo por las profundidades del mar como si cruzaran el desierto. Los salvó del poder de sus enemigos, del poder de quienes los odiaban. Las aguas envolvieron a sus adversarios, y ninguno de éstos quedó con vida. Entonces ellos creyeron en sus promesas y le entonaron alabanzas. Pero muy pronto olvidaron sus acciones y no esperaron a conocer sus planes. En el desierto cedieron a sus propios deseos; en los páramos pusieron a prueba a Dios. Y él les dio lo que pidieron, pero les envió una enfermedad devastadora. En el campamento tuvieron envidia de Moisés y de Aarón, el que estaba consagrado al Señor. Se abrió la tierra y se tragó a Datán; sepultó a los seguidores de Abirán. Un fuego devoró a esa pandilla; las llamas consumieron a los impíos. En Horeb hicieron un becerro; se postraron ante un ídolo de fundición. Cambiaron al que era su motivo de orgullo por la imagen de un toro que come hierba. Se olvidaron del Dios que los salvó y que había hecho grandes cosas en Egipto: milagros en la tierra de Cam y portentos junto al Mar Rojo. Dios amenazó con destruirlos, pero no lo hizo por Moisés, su escogido, que se puso ante él en la brecha e impidió que su ira los destruyera. Menospreciaron esa bella tierra; no creyeron en la promesa de Dios. Refunfuñaron en sus tiendas de campaña y no obedecieron al Señor. Por tanto, él levantó su mano contra ellos para hacerlos caer en el desierto, para hacer caer a sus descendientes entre las naciones y dispersarlos por todos los países. Se sometieron al yugo de Baal Peor y comieron de las ofrendas a ídolos sin vida. Provocaron al Señor con sus malvadas acciones, y les sobrevino una plaga. Pero Finés se levantó e hizo justicia, y la plaga se detuvo. Esto se le acreditó como un acto de justicia para siempre, por todas las generaciones. Junto a las aguas de Meribá hicieron enojar al Señor, y a Moisés le fue mal por culpa de ellos, pues lo sacaron de quicio y él habló sin pensar lo que decía. No destruyeron a los pueblos que el Señor les había señalado, sino que se mezclaron con los paganos y adoptaron sus costumbres. Rindieron culto a sus ídolos, y se les volvieron una trampa. Ofrecieron a sus hijos y a sus hijas como sacrificio a esos demonios. Derramaron sangre inocente, la sangre de sus hijos y sus hijas. Al ofrecerlos en sacrificio a los ídolos de Canaán, su sangre derramada profanó la tierra. Tales hechos los contaminaron; tales acciones los corrompieron. La ira del Señor se encendió contra su pueblo; su heredad le resultó aborrecible. Por eso los entregó a los paganos, y fueron dominados por quienes los odiaban. Sus enemigos los oprimieron, los sometieron a su poder. Muchas veces Dios los libró; pero ellos, empeñados en su rebeldía, se hundieron en la maldad. Al verlos Dios angustiados, y al escuchar su clamor, se acordó del pacto que había hecho con ellos y por su gran amor les tuvo compasión. Hizo que todos sus opresores también se apiadaran de ellos. Sálvanos, Señor, Dios nuestro; vuelve a reunirnos de entre las naciones, para que demos gracias a tu santo nombre y orgullosos te alabemos. ¡Bendito sea el Señor, el Dios de Israel, eternamente y para siempre! ¡Que todo el pueblo diga: " Amén y amén."! ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!



Proverbios 1:
Proverbios de Salomón hijo de David, rey de Israel: para adquirir sabiduría y disciplina; para discernir palabras de inteligencia; para recibir la corrección que dan la prudencia, la rectitud, la justicia y la equidad; para infundir sagacidad en los inexpertos, conocimiento y discreción en los jóvenes. Escuche esto el sabio, y aumente su saber; reciba dirección el entendido, para discernir el proverbio y la parábola, los dichos de los sabios y sus enigmas. El temor del Señor es el principio del conocimiento; los necios desprecian la sabiduría y la disciplina. Hijo mío, escucha las correcciones de tu padre y no abandones las enseñanzas de tu madre. Adornarán tu cabeza como una diadema; adornarán tu cuello como un collar. Hijo mío, si los pecadores quieren engañarte, no vayas con ellos. Éstos te dirán: "¡Ven con nosotros! y démonos el gusto de matar a algún incauto; traguémonos a alguien vivo, como se traga el sepulcro a la gente; devorémoslo entero, como devora la fosa a los muertos. Obtendremos toda clase de riquezas; con el botín llenaremos nuestras casas. Comparte tu suerte con nosotros, y compartiremos contigo lo que obtengamos." ¡Pero no te dejes llevar por ellos, hijo mío! ¡Apártate de sus senderos! Pues corren presurosos a hacer lo malo; ¡tienen prisa por derramar sangre! De nada sirve tender la red a la vista de todos los pájaros, pero aquéllos acechan su propia vida y acabarán por destruirse a sí mismos. Así terminan los que van tras ganancias mal habidas; por éstas perderán la vida. Clama la sabiduría en las calles; en los lugares públicos levanta su voz. Clama en las esquinas de calles transitadas; a la entrada de la ciudad razona: "¿Hasta cuándo, muchachos inexpertos, seguirán aferrados a su inexperiencia? ¿Hasta cuándo, ustedes los insolentes, se complacerán en su insolencia? ¿Hasta cuándo, ustedes los necios, aborrecerán el conocimiento? Respondan a mis reprensiones, y yo les abriré mi corazón; les daré a conocer mis pensamientos. Como ustedes no me atendieron cuando los llamé, ni me hicieron caso cuando les tendí la mano, sino que rechazaron todos mis consejos y no acataron mis reprensiones, ahora yo me burlaré de ustedes cuando caigan en desgracia. Yo seré quien se ría de ustedes cuando les sobrevenga el miedo, cuando el miedo les sobrevenga como una tormenta y la desgracia los arrastre como un torbellino. "Entonces me llamarán, pero no les responderé; me buscarán, pero no me encontrarán. Por cuanto aborrecieron el conocimiento y no quisieron temer al Señor; por cuanto no siguieron mis consejos, sino que rechazaron mis reprensiones, cosecharán el fruto de su conducta, se hartarán con sus propias intrigas; ¡su descarrío e inexperiencia los destruirán, su complacencia y necedad los aniquilarán! Pero el que me obedezca vivirá tranquilo, sosegado y sin temor del mal."



El Libro de Efesios Capítulo 1 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:


LA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS EFESIOS


CAPÍTULO 1
(64 d.C.)
INTRODUCCIÓN


PABLO, Apóstol de Jesucristo (el Apóstol se presenta como líder de facto de la Iglesia, y es así por el Mensaje especial que lleva; el mensaje de Pablo era acerca de la Gracia) por la Voluntad de Dios (el Fundamento del Llamado de Pablo), a los Santos (lo que llega a ser instantáneamente al aceptar a Cristo) y Fieles en Cristo Jesús (siempre Fiel en hacer de la Cruz el Objeto de su Fe) que están en Éfeso (a aquellos Santos y a todos los demás también, y por todas las épocas):
2 Gracia sea a vosotros, y paz (que nos viene por medio de la Cruz), de Dios Padre nuestro (un privilegio de proporciones indecibles), y del Señor Jesucristo (proclama al Salvador en asociación con el Padre).

LAS BENDICIONES
ESPIRITUALES

3 Bendito el Dios (siempre hemos de bendecir al Señor por lo que Él ha hecho por nosotros) y Padre del Señor nuestro Jesucristo (Dios es el Padre de Cristo, según Cristo es visto en Su Humanidad), El Cual nos bendijo con toda bendición espiritual (todo beneficio de la Expiación) en lugares Celestiales en Cristo (la Bendición Divina tiene su base y razón en Cristo, es nuestra en virtud de que estamos“en Él,” porque fue efectuado en la Cruz):
4 Según nos escogió en Él (no se refiere a la persona escogida, sino más bien al propósito por el cual la persona fue escogida) antes de la fundación del mundo (el Creador, al formular sus planes para el mundo, tenía presente el propósito de la Gracia Redentora), para que fuésemos Santos y sin mancha delante de Él en Amor (el propósito del “escogido”):
5 Habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos (no se refiere al individuo que fue predestinado en cuanto si será salvo o perdido, sino más bien la manera por la cual llega a ser un Hijo de Dios) por Jesucristo a Sí Mismo (por medio de la Cruz), según el puro afecto de Su Voluntad (es un acto de soberanía, pero un acto basado en amor),
6 Para alabanza de la Gloria de Su Gracia (la razón definitiva), con la cual nos hizo aceptos (hecho posible por la Cruz) en el Amado (en Cristo).
7 En El Cual (en Cristo) tenemos Redención por Su Sangre (la Sangre derramada del Hijo de Dios en la Cruz es el precio de la Redención), la remisión de pecados (una remisión de su castigo), por las riquezas de Su Gracia (las riquezas de aquella Gracia nos dio la Cruz);
8 Que Él sobreabundó en nosotros (se refiere a la Gracia de Dios que es manifestada hacia nosotros en superabundancia, de nuevo, hecho posible por la Cruz) en toda sabiduría (perspicacia) e inteligencia (para resolver los problemas de cada momento de la vida);
9 Descubriéndonos el misterio de Su Voluntad (se refiere a los propósitos secretos y consejos que Dios tiene por intención de cumplirse en Su Reino), según Su beneplácito (extendido a los Creyentes), que se había propuesto en Sí Mismo (que se originó en Su Propia Mente):
10 De reunir todas las cosas (la misma corresponde a un plan bien ordenado), en la dispensación del cumplimiento de los tiempos (la Expiación no sólo se trató acerca de la Caída del hombre, sino también de la revolución de Lucifer), así las que están en los Cielos (donde comenzó la revolución de Lucifer), como las que están en la Tierra (la Caída del hombre); aun en Cristo (hecho posible por lo que Cristo hizo en la Cruz):
11 En Él (Cristo) digo, en Quien asimismo tuvimos herencia (los mejores Textos Griegos dicen, “nosotros fuimos designados como patrimonio”; por eso, los Santos son el Patrimonio de Dios, Su Posesión a través de la Obra de Cristo en la Cruz), habiendo sido predestinados conforme al propósito de Él (pertenece a la herencia que es predestinada, no el individuo quien obtendría la herencia) Quien hace todas las cosas según el Consejo de Su Propia Voluntad (por lo tanto, es perfecta):
12 Para que seamos para alabanza de Su Gloria (declara lo que está garantizado a ser, no lo que se espera ser), nosotros que antes esperamos en Cristo. (Lograremos todo esto cuando confiemos primero en Cristo, lo que quiere decir aceptando lo que Él hizo por nosotros en la Cruz.)
13 En El Cual (Cristo) esperasteis también vosotros, que escuchasteis la Palabra de Verdad (corresponde al Mensaje de la Cruz [I Cor. 1:18]), el Evangelio de vuestra Salvación (las Buenas Nuevas provistas por la Cruz): en El Cual (Cristo) también desde que creísteis (creyeron en lo que Cristo hizo por nosotros en la Cruz), fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la Promesa (hecho posible por la Cruz),
14 Que es las arras (adelanto inicial) de nuestra herencia (pero con la garantía que la recibiremos en la Resurrección), para la Redención de la posesión adquirida (comprado por la Sangre de Cristo, y será completamente cumplido en la Resurrección) para alabanza de Su Gloria. (Se refiere a lo que Dios ha hecho y hará, que es una victoria de proporciones asombrantes.)

ORACIÓN

15 Por lo cual también yo, habiendo oído de vuestra Fe en el Señor Jesús (la Fe en el Señor Jesús que se ejerce día a día en la vida cotidiana), y amor para con todos los Santos (son sólo aquellos que no dependen de la Obra Terminada de la Cruz, quienes carecen del amor),
16 No ceso de dar gracias por vosotros (se usó unas veintitrés veces de una u otra forma en las Epístolas de Pablo), haciendo memoria de vosotros en mis oraciones (una práctica del Apóstol ― su vida de oración intercesora);
17 Que el Dios del Señor nuestro Jesucristo, el Padre de Gloria (nuestro Señor en Su Humanidad era adorador y obediente a Dios el Padre), os dé Espíritu de Sabiduría y Revelación para Su conocimiento (el conocimiento de Cristo, que recibimos por la Palabra, le permite al Espíritu Santo aumentar nuestra “Sabiduría y Revelación”):
18 Alumbrando los ojos de vuestro entendimiento (debiera traducirse, “los ojos de su corazón habiendo sido ilustrados con el resultado presente de que están en un estado de iluminación”); para que sepáis cuál sea la esperanza de Su vocación (en cierto modo, indica lo que realmente es la esperanza), y cuáles sean las riquezas de la gloria de Su herencia en los Santos (ya no se refiere a la herencia del Santo, sino la herencia de Dios; los Santos son aquella herencia),
19 Y cuál aquella supereminente grandeza de Su poder para con nosotros los que creemos (poder para vivir una vida Santa; quienes creen en Cristo y lo que Él hizo en la Cruz), por la operación del poder de Su fortaleza (obra a nuestro favor según nuestra Fe en la Obra Terminada de Cristo, y por ningún otro medio),
20 La Cual (Dios el Padre) obró en Cristo, resucitándole de los muertos (lo que Él hizo por el Poder del Espíritu Santo), y colocándole a Su Diestra en los Cielos (lugar supremo de honor, dignidad y autoridad, y significa que el Sacrificio de Cristo fue aceptado totalmente),
21 Sobre todo principado, y autoridad, y poder, y dominio (posición exaltada de Cristo), y todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, mas aun en el venidero (se Le ha dado a Cristo esta posición exaltada, y la retendrá para siempre, debido a la Cruz):
22 Y sometió todas las cosas debajo de Sus Pies (en ello Él cumple el destino por el cual fue creado el hombre en el principio), y lo dio por Cabeza sobre todas las cosas a la Iglesia (Él es la autoridad absoluta y final, debido a la Cruz),
23 La cual es Su Cuerpo (la Fuente de Vida de la Iglesia está en Él, apoyada y dirigida por Su Poder, además es el instrumento por el cual Él obra), la plenitud de Aquél que lo llena todo en todo. (Puesto que Cristo era el Verdadero Israel y es el Verdadero Hombre, Él es también la Verdadera Iglesia.)



Primera Corintios Capítulo 13:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.


Hebreos 10:35-12:4
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté,  David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.


Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, los que no vivan según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los   muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

Labels: , , , , , , , , , , , , , , ,

0 Comments:

Post a Comment

Subscribe to Post Comments [Atom]

<< Home