22 January 2023

El 22 de enero Lectura Bíblica Diaria

Sonidos del aire libre

Mensaje de la Cruz de Cristo Jesús Capítulo-4



El 22 de enero Lectura Bíblica Diaria:

Job 10-12:

10 Está mi alma hastiada de mi vida;
Daré libre curso a mi queja,
Hablaré con amargura de mi alma. Diré a Dios: No me condenes;
Hazme entender por qué contiendes conmigo. ¿Te parece bien que oprimas,
Que deseches la obra de tus manos,
Y que favorezcas los designios de los impíos? ¿Tienes tú acaso ojos de carne?
¿Ves tú como ve el hombre? ¿Son tus días como los días del hombre,
O tus años como los tiempos humanos, Para que inquieras mi iniquidad,
Y busques mi pecado, Aunque tú sabes que no soy impío,
Y que no hay quien de tu mano me libre? Tus manos me hicieron y me formaron;
¿Y luego te vuelves y me deshaces? Acuérdate que como a barro me diste forma;
¿Y en polvo me has de volver? ¿No me vaciaste como leche,
Y como queso me cuajaste? Me vestiste de piel y carne,
Y me tejiste con huesos y nervios. Vida y misericordia me concediste,
Y tu cuidado guardó mi espíritu. Estas cosas tienes guardadas en tu corazón;
Yo sé que están cerca de ti. Si pequé, tú me has observado,
Y no me tendrás por limpio de mi iniquidad. Si fuere malo, ¡ay de mí!
Y si fuere justo, no levantaré mi cabeza,
Estando hastiado de deshonra, y de verme afligido. Si mi cabeza se alzare, cual león tú me cazas;
Y vuelves a hacer en mí maravillas. Renuevas contra mí tus pruebas,
Y aumentas conmigo tu furor como tropas de relevo. ¿Por qué me sacaste de la matriz?
Hubiera yo expirado, y ningún ojo me habría visto. Fuera como si nunca hubiera existido,
Llevado del vientre a la sepultura. ¿No son pocos mis días?
Cesa, pues, y déjame, para que me consuele un poco, Antes que vaya para no volver,
A la tierra de tinieblas y de sombra de muerte; Tierra de oscuridad, lóbrega,
Como sombra de muerte y sin orden,
Y cuya luz es como densas tinieblas.
11 Respondió Zofar naamatita, y dijo: ¿Las muchas palabras no han de tener respuesta?
¿Y el hombre que habla mucho será justificado? ¿Harán tus falacias callar a los hombres?
¿Harás escarnio y no habrá quien te avergüence? Tú dices: Mi doctrina es pura,
Y yo soy limpio delante de tus ojos. Mas ¡oh, quién diera que Dios hablara,
Y abriera sus labios contigo, Y te declarara los secretos de la sabiduría,
Que son de doble valor que las riquezas!
Conocerías entonces que Dios te ha castigado menos de lo que tu iniquidad merece. ¿Descubrirás tú los secretos de Dios?
¿Llegarás tú a la perfección del Todopoderoso? Es más alta que los cielos; ¿qué harás?
Es más profunda que el Seol; ¿cómo la conocerás? Su dimensión es más extensa que la tierra,
Y más ancha que el mar. Si él pasa, y aprisiona, y llama a juicio,
¿Quién podrá contrarrestarle? Porque él conoce a los hombres vanos;
Ve asimismo la iniquidad, ¿y no hará caso? El hombre vano se hará entendido,
Cuando un pollino de asno montés nazca hombre. Si tú dispusieres tu corazón,
Y extendieres a él tus manos; Si alguna iniquidad hubiere en tu mano, y la echares de ti,
Y no consintieres que more en tu casa la injusticia, Entonces levantarás tu rostro limpio de mancha,
Y serás fuerte, y nada temerás; Y olvidarás tu miseria,
O te acordarás de ella como de aguas que pasaron. La vida te será más clara que el mediodía;
Aunque oscureciere, será como la mañana. Tendrás confianza, porque hay esperanza;
Mirarás alrededor, y dormirás seguro. Te acostarás, y no habrá quien te espante;
Y muchos suplicarán tu favor. Pero los ojos de los malos se consumirán,
Y no tendrán refugio;
Y su esperanza será dar su último suspiro.
12 Respondió entonces Job, diciendo: Ciertamente vosotros sois el pueblo,
Y con vosotros morirá la sabiduría. También tengo yo entendimiento como vosotros;
No soy yo menos que vosotros;
¿Y quién habrá que no pueda decir otro tanto? Yo soy uno de quien su amigo se mofa,
Que invoca a Dios, y él le responde;
Con todo, el justo y perfecto es escarnecido. Aquel cuyos pies van a resbalar
Es como una lámpara despreciada de aquel que está a sus anchas. Prosperan las tiendas de los ladrones,
Y los que provocan a Dios viven seguros,
En cuyas manos él ha puesto cuanto tienen. Y en efecto, pregunta ahora a las bestias, y ellas te enseñarán;
A las aves de los cielos, y ellas te lo mostrarán; O habla a la tierra, y ella te enseñará;
Los peces del mar te lo declararán también. ¿Qué cosa de todas estas no entiende
Que la mano de Jehová la hizo? En su mano está el alma de todo viviente,
Y el hálito de todo el género humano. Ciertamente el oído distingue las palabras,
Y el paladar gusta las viandas. En los ancianos está la ciencia,
Y en la larga edad la inteligencia. Con Dios está la sabiduría y el poder;
Suyo es el consejo y la inteligencia. Si él derriba, no hay quien edifique;
Encerrará al hombre, y no habrá quien le abra. Si él detiene las aguas, todo se seca;
Si las envía, destruyen la tierra. Con él está el poder y la sabiduría;
Suyo es el que yerra, y el que hace errar. El hace andar despojados de consejo a los consejeros,
Y entontece a los jueces. El rompe las cadenas de los tiranos,
Y les ata una soga a sus lomos. El lleva despojados a los príncipes,
Y trastorna a los poderosos. Priva del habla a los que dicen verdad,
Y quita a los ancianos el consejo. El derrama menosprecio sobre los príncipes,
Y desata el cinto de los fuertes. El descubre las profundidades de las tinieblas,
Y saca a luz la sombra de muerte. El multiplica las naciones, y él las destruye;
Esparce a las naciones, y las vuelve a reunir. El quita el entendimiento a los jefes del pueblo de la tierra,
Y los hace vagar como por un yermo sin camino. Van a tientas, como en tinieblas y sin luz,
Y los hace errar como borrachos.

Salmo 104:
¡Alaba, alma mía, al Señor! Señor mi Dios, tú eres grandioso; te has revestido de gloria y majestad. Te cubres de luz como con un manto; extiendes los cielos como un velo. Afirmas sobre las aguas tus altos aposentos y haces de las nubes tus carros de guerra. ¡Tú cabalgas en las alas del viento! Haces de los vientos tus mensajeros, y de las llamas de fuego tus servidores. Tú pusiste la tierra sobre sus cimientos, y de allí jamás se moverá; la revestiste con el mar, y las aguas se detuvieron sobre los montes. Pero a tu reprensión huyeron las aguas; ante el estruendo de tu voz se dieron a la fuga. Ascendieron a los montes, descendieron a los valles, al lugar que tú les asignaste. Pusiste una frontera que ellas no pueden cruzar; ¡jamás volverán a cubrir la tierra! Tú haces que los manantiales viertan sus aguas en las cañadas, y que fluyan entre las montañas. De ellas beben todas las bestias del campo; allí los asnos monteses calman su sed. Las aves del cielo anidan junto a las aguas y cantan entre el follaje. Desde tus altos aposentos riegas las montañas; la tierra se sacia con el fruto de tu trabajo. Haces que crezca la hierba para el ganado, y las plantas que la gente cultiva para sacar de la tierra su alimento: el vino que alegra el corazón, el aceite que hace brillar el rostro, y el pan que sustenta la vida. Los árboles del Señor están bien regados, los cedros del Líbano que él plantó. Allí las aves hacen sus nidos; en los cipreses tienen su hogar las cigüeñas. En las altas montañas están las cabras monteses, y en los escarpados peñascos tienen su madriguera los tejones. Tú hiciste la luna, que marca las estaciones, y el sol, que sabe cuándo ocultarse. Tú traes la oscuridad, y cae la noche, y en sus sombras se arrastran los animales del bosque. Los leones rugen, reclamando su presa, exigiendo que Dios les dé su alimento. Pero al salir el sol se escabullen, y vuelven a echarse en sus guaridas. Sale entonces la gente a cumplir sus tareas, a hacer su trabajo hasta el anochecer. ¡Oh Señor, cuán numerosas son tus obras! ¡Todas ellas las hiciste con sabiduría! ¡Rebosa la tierra con todas tus criaturas! Allí está el mar, ancho e infinito, que abunda en animales, grandes y pequeños, cuyo número es imposible conocer. Allí navegan los barcos y se mece Leviatán, que tú creaste para jugar con él. Todos ellos esperan de ti que a su tiempo les des su alimento. Tú les das, y ellos recogen; abres la mano, y se colman de bienes. Si escondes tu rostro, se aterran; si les quitas el aliento, mueren y vuelven al polvo. Pero si envías tu Espíritu, son creados, y así renuevas la faz de la tierra. Que la gloria del Señor perdure eternamente; que el Señor se regocije en sus obras. Él mira la tierra y la hace temblar; toca los montes y los hace echar humo. Cantaré al Señor toda mi vida; cantaré salmos a mi Dios mientras tenga aliento. Quiera él agradarse de mi meditación; yo, por mi parte, me alegro en el Señor. Que desaparezcan de la tierra los   pecadores; ¡que no existan más los malvados! ¡Alaba, alma mía, al Señor! ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!




Proverbios 30:
Dichos de Agur hijo de Jaqué. Oráculo. Palabras de este varón: "Cansado estoy, oh Dios; cansado estoy, oh Dios, y débil. "Soy el más ignorante de todos los hombres; no hay en mí discernimiento humano. No he adquirido sabiduría, ni tengo conocimiento del Dios santo. "¿Quién ha subido a los cielos y descendido de ellos? ¿Quién puede atrapar el viento en su puño o envolver el mar en su manto? ¿Quién ha establecido los límites de la tierra? ¿Quién conoce su nombre o el de su hijo? "Toda palabra de Dios es digna de crédito; Dios protege a los que en él buscan refugio. No añadas nada a sus palabras, no sea que te reprenda y te exponga como a un mentiroso. "Sólo dos cosas te pido, Señor; no me las niegues antes de que muera: Aleja de mí la falsedad y la mentira; no me des pobreza ni riquezas sino sólo el pan de cada día. Porque teniendo mucho, podría desconocerte y decir: ¿Y quién es el Señor? Y teniendo poco, podría llegar a robar y deshonrar así el nombre de mi Dios. "No ofendas al esclavo delante de su amo, pues podría maldecirte y sufrirías las consecuencias. "Hay quienes maldicen a su padre y no bendicen a su madre. Hay quienes se creen muy puros, pero no se han purificado de su impureza. Hay quienes se creen muy importantes, y a todos miran con desdén. Hay quienes tienen espadas por dientes y cuchillos por mandíbulas; para devorar a los pobres de la tierra y a los menesterosos de este mundo. "La sanguijuela tiene dos hijas que sólo dicen: Dame, dame. "Tres cosas hay que nunca se sacian, y una cuarta que nunca dice ¡Basta!: el sepulcro, el vientre estéril, la tierra, que nunca se sacia de agua, y el fuego, que no se cansa de consumir. "Al que mira con desdén a su padre, y rehúsa obedecer a su madre, que los cuervos del valle le saquen los ojos y que se lo coman vivo los buitres. "Tres cosas hay que me causan asombro, y una cuarta  que no alcanzo a comprender: el rastro del águila en el cielo, el rastro de la serpiente en la roca, el rastro del barco en alta mar, y el rastro del hombre en la mujer. "Así procede la adúltera: come, se limpia la boca, y afirma: Nada malo he cometido. "Tres cosas hacen temblar la tierra, y una cuarta la hace estremecer: el siervo que llega a ser rey, el necio al que le sobra comida, la mujer rechazada que llega a casarse, y la criada que suplanta a su señora. "Cuatro cosas hay pequeñas en el mundo, pero que son más sabias que los sabios: las hormigas, animalitos de escasas fuerzas, pero que almacenan su comida en el verano; los tejones, animalitos de poca monta, pero que construyen su casa entre las rocas; las langostas, que no tienen rey, pero que avanzan en formación perfecta; las lagartijas, que se atrapan con la mano, pero que habitan hasta en los palacios. "Tres cosas hay que caminan con garbo, y una cuarta de paso imponente: el león, poderoso entre las bestias, que no retrocede ante nada; el gallo engreído, el macho cabrío, y el rey al frente de su ejército. "Si como un necio te has engreído, o si algo maquinas, ponte a pensar que batiendo la leche se obtiene mantequilla, que sonándose fuerte sangra la nariz, y que provocando la ira se acaba peleando."




El Libro de Gálatas Capítulo 5 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:

LA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS GÁLATAS

CAPÍTULO 5
(58 d.C.)
LA ESCLAVITUD


ESTAD, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres (fuimos libertados, y se refiere a la libertad de vivir una vida Santa a medida que mantengamos la Fe en Cristo y la Cruz), y no volváis otra vez a ser presos en el yugo de servidumbre. (Abandonar la Cruz y estar bajo la Ley de cualquier tipo garantiza de nuevo la esclavitud a la naturaleza pecaminosa.)

CRISTO SIN EFECTO

2 He aquí (“¡fíjense en mis palabras!”), yo Pablo os digo (la autoridad del Apóstol en cuanto al Mensaje que llevaba), que si os Circuncidareis, Cristo no os aprovechará nada. (Si el Creyente regresa a la Ley, y la Ley de cualquier clase, lo que Cristo hizo en la Cruz por nosotros no producirá ningún provecho en nosotros. No puede tener los   dos caminos al mismo tiempo.)
3 Y otra vez vuelvo a protestar a todo hombre que se Circuncidare (algunos de los Gálatas Gentiles estaban siendo presionados por los falsos maestros para que adoptaran la Ley de Moisés, lo que significaba que tendrían que abandonar a Cristo y la Cruz, ya que no es posible enlazar los dos; también, no es posible enlazar ninguna Ley con la Gracia), que está obligado a cumplir toda la Ley (lo que por supuesto es imposible; y además, la Ley no contenía Salvación alguna).
4 Vacíos sois de Cristo (es una declaración escalofriante, y se refiere a alguien que hace cualquier otra cosa y no a Cristo y la Cruz el Objeto de su Fe), los que por la Ley os Justificáis (procura ser Justificado por la Ley); de la Gracia habéis caído (caído de la posición de Gracia, lo que significa que el Creyente confía en otra cosa en vez de la Cruz; en realidad significa, “apostatar”).
5 Porque nosotros por el Espíritu (el Espíritu Santo obra exclusivamente dentro de los parámetros del Sacrificio de Cristo; por consiguiente, Él exige que coloquemos nuestra Fe exclusivamente en la Cruz de Cristo) esperamos la Esperanza de la Justicia (lo que garantiza que al final va a venir [Rom. 6:14]) por la Fe (se refiere a la Fe en Cristo y lo que Él hizo por nosotros en la Cruz).
6 Porque en Cristo Jesús ni la Circuncisión vale algo, ni la incircuncisión (no tiene relación espiritual en nada); sino la Fe que obra por el Amor. (La evidencia de la Verdadera Fe es el Amor que procede de esa Fe.)

LA GRACIA

7 Vosotros corríais bien (bajo el ministerio de Pablo, los Gálatas habían comenzado bien); ¿quién os impidió para no obedecer a la verdad? (Pablo estaba refiriéndose a los falsos maestros quienes estaban intentando apartar a los Gálatas de la Cruz hacia otras cosas.)
8 Esta persuasión no es de Aquél (el Espíritu Santo) Quien os llama. (¡Lo que hacen no es Bíblico!)
9 Un poco de levadura (contaminación) leuda (contamina) toda la masa. (La introducción de una cantidad pequeña de falsas doctrinas finalmente consumirá todo el sistema de creencia.)
10 Yo confío de vosotros en el Señor, que no van a pensar de ninguna otra manera (que los Gálatas no abandonaran la Cruz por la falsa doctrina): mas el que os inquieta, llevará el juicio, quienquiera que él sea. (Al final vendrá el Juicio sobre aquellos que intenten proponer un camino de Salvación diferente de Cristo y la Cruz.)
11 Y yo, Hermanos, si aún Predico la Circuncisión, ¿por qué sufro persecución todavía? (Todo mensaje que no sea acerca de la Cruz atrae poca oposición.) pues el escándalo de la Cruz ha sido quitado. (La Cruz ofende al mundo y a la mayoría de la Iglesia. Por eso, si el Predicador deja de predicar la Cruz como el único Camino de Salvación y Victoria, entonces la oposición y la persecución cesarán. ¡Pero también la Salvación!)
12 Quisiera que fuesen también cortados los que os inquietan. (Desaparecerían de la Tierra, pero desgraciadamente los falsos maestros como abejas están plagadas en el panal.)

LA LIBERTAD

13 Porque vosotros, Hermanos, a libertad habéis sido llamados (libertad de la Ley, y para vivir una Vida Santa); solamente que no uséis la libertad como ocasión a la carne (porque están viviendo bajo la Gracia, no crean que el pecado es insignificante), sino servíos por amor los unos a los otros. (Es la preocupación constante de Pablo. ¿Cómo usará su libertad? ¿Cómo vivirá su nueva vida?)
14 Porque toda la Ley se cumple en esta sola palabra (presenta al Apóstol diciéndonos como la Ley se cumple en nuestras vidas); Amarás a tu prójimo como a ti mismo. (En esto, toda la Ley está en condiciones de obedecerse completamente. Se puede cumplir y, de hecho, será cumplida, siempre y cuando el Creyente haga de la Cruz de Cristo el Objeto de su Fe. En consecuencia, el Espíritu Santo proveerá entonces el poder en nosotros para hacer lo que debemos hacer.)
15 Y si os mordéis y os coméis los unos a los otros (si el Creyente busca vivir bajo la Ley), mirad que también no os consumáis los unos a los otros. (Si el Amor está ausente, nos dice que la Cruz está ausente. Las peleas y las disputas siempre son consecuencias de la Ley.)

LA VICTORIA

16 Digo pues, Andad (pone en orden su comportamiento) en el Espíritu (lo hacemos poniendo nuestra Fe exclusivamente en Cristo y la Cruz, por medio del cual el Espíritu obra exclusivamente [Rom. 8:1-2]), y no satisfagáis el deseo perverso de la carne. (Prueba la existencia de la naturaleza pecaminosa en el Creyente. Declara la conciencia de deseos corruptos. Como es dicho, la única manera de no satisfacer la codicia de la carne es colocar nuestra Fe exclusivamente en la Cruz.)
17 Porque la carne (en este caso, los deseos de maldad) codicia contra el Espíritu (es lo opuesto del Espíritu Santo), y el Espíritu contra la carne (es Solo el Espíritu Santo, Quien puede dominar la carne; y Él lo hace, como hemos dicho repetidas veces, por nuestra Fe puesta exclusivamente en la Cruz): y estas cosas se oponen la una a la otra (estas dos no pueden armonizar, como Pablo lo ha dicho, la vieja naturaleza tiene que ser echada fuera, lo cual Solo el Espíritu Santo puede hacer): para que no hagáis lo que quisieres. (Sin el Espíritu Santo, Quien obra por medio de la Cruz, el Creyente no puede vivir una vida Santa.)
18 Mas si sois guiados del Espíritu, no estáis bajo la Ley. (No puede seguir al Espíritu y a la Ley al mismo tiempo, pero desgraciadamente es lo que la mayoría de los Cristianos están intentando hacer. A menos que entienda bien la Cruz con respecto a la Santificación, no puede debidamente “ser guiado por el Espíritu,” Quien obra exclusivamente dentro del marco de la Obra Terminada de Cristo.)
19 Y manifiestas son las obras de la carne, que son (si alguien intenta funcionar por medio de la Ley de cualquier forma, las “obras de la carne” se manifestarán en su vida); adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia,
20 Idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías,
21 Envidias, homicidios, borracheras, orgías y cosas semejantes a éstas (si alguien anda conforme a la carne [Rom. 8:1], uno o más de estos pecados se manifestarán en la vida de la persona; la única manera, y digo la única manera, que alguien puede andar en victoria perpetua es entender que todo lo que recibimos de Dios proviene de la Cruz; en consecuencia, la Cruz debe ser siempre el Objeto de nuestra Fe; siendo éste el caso, el Espíritu Santo, Quien obra exclusivamente dentro de los confines del Sacrificio de Cristo, ejercerá Su Poder eficaz a favor nuestro, lo cual nos permite vivir una vida Santa): de las cuales os denuncio, como ya os he Anunciado (se refiere al hecho de que el Apóstol no temía llamar por su nombre pecados específicos), que los que hacen tales cosas no heredarán el Reino de Dios. (Nos dice en términos explícitos que si nuestra Fe no está eternamente en Cristo y la Cruz, sencillamente no podremos sobrevivir. Dios no tiene dos caminos de Salvación y Victoria, solamente uno, y éste es “Jesucristo y Él Crucificado.”)

EL FRUTO DEL ESPÍRITU

22 Mas el Fruto del Espíritu (no son “frutos” sino más bien “Fruto”; debe considerarse como “entero,” que quiere decir que crecen igualmente) es amor, gozo, paz, tolerancia, benignidad, bondad, Fe,
23 Mansedumbre, templanza: contra tales cosas no hay Ley. (Contra tales no se requiere Ley. Pero que el Lector sepa que este “Fruto” es del Espíritu Santo, y no del hombre. Sólo puede desarrollarse al ser “guiado por el Espíritu.” Y sólo podemos ser guiados por el Espíritu al hacer de la Cruz el Objeto de nuestra Fe.)

UNA VIDA ESPIRITUAL

24 Porque los que son de Cristo, han Crucificado la carne con las pasiones y deseos perversos. (Sólo puede realizarse por el Creyente que entienda que todo fue llevado a cabo por Cristo en la Cruz, y nosotros siendo “Bautizados en Su Muerte” [Rom. 6:3-5]. Siendo este el caso, y como dicho repetidas veces, la Cruz debe ser siempre el Objeto de nuestra Fe, que sola logrará los resultados.)
25 Si vivimos en el Espíritu, andemos también en el Espíritu. (“Anda” se refiere a nuestro estilo de vida; este pasaje declara que tanto la vida como la santidad son obra del Espíritu Santo; y Él obra la Salvación y Él obra la Santificación; ambas son realizadas por el Principio de la Fe, y esto se refiere a la Cruz siempre siendo el Objeto de nuestra Fe; muchos se dan cuenta que han recibido Vida Espiritual, con respecto a la Salvación por medio de la Fe, pero creen que solamente se puede obtener la Santificación por obras; esto es un gran error, pues nunca trae victoria; creer en Cristo y la Cruz tanto para la Santificación, como para la Justificación, introduce a la persona a una vida de poder y victoria, que es el único camino por el cual se puede lograr.)
26 No seamos codiciosos de vanagloria (lo que es una señal de que la persona está funcionando según la Ley), irritando los unos a los otros (auto-justicia), envidiándose los unos a los otros. (Éstas son obras de la carne, y se manifestarán si nuestra Fe está en otras cosas que no sea la Cruz.)





Primera Corintios Capítulo 13:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.


Hebreos 10:35-12:4
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté,  David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.


Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, los que no vivan según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los   muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

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