02 January 2023

El 2 de enero Lectura Bíblica Diaria

Mensaje de la Cruz-capitulo-2

Sonidos del aire libre



El 2 de enero Lectura Bíblica Diaria:

2 Crónicas 19-21:
19 Josafat rey de Judá volvió en paz a su casa en Jerusalén. Y le salió al encuentro el vidente Jehú hijo de Hanani, y dijo al rey Josafat: ¿Al impío das ayuda, y amas a los que aborrecen a Jehová? Pues ha salido de la presencia de Jehová ira contra ti por esto. Pero se han hallado en ti buenas cosas, por cuanto has quitado de la tierra las imágenes de Asera, y has dispuesto tu corazón para buscar a Dios. Habitó, pues, Josafat en Jerusalén; pero daba vuelta y salía al pueblo, desde Beerseba hasta el monte de Efraín, y los conducía a Jehová el Dios de sus padres. Y puso jueces en todas las ciudades fortificadas de Judá, por todos los lugares. Y dijo a los jueces: Mirad lo que hacéis; porque no juzgáis en lugar de hombre, sino en lugar de Jehová, el cual está con vosotros cuando juzgáis. Sea, pues, con vosotros el temor de Jehová; mirad lo que hacéis, porque con Jehová nuestro Dios no hay injusticia, ni acepción de personas, ni admisión de cohecho. Puso también Josafat en Jerusalén a algunos de los levitas y sacerdotes, y de los padres de familias de Israel, para el juicio de Jehová y para las causas. Y volvieron a Jerusalén. Y les mandó diciendo: Procederéis asimismo con temor de Jehová, con verdad, y con corazón íntegro. En cualquier causa que viniere a vosotros de vuestros hermanos que habitan en las ciudades, en causas de sangre, entre ley y precepto, estatutos y decretos, les amonestaréis que no pequen contra Jehová, para que no venga ira sobre vosotros y sobre vuestros hermanos. Haciendo así, no pecaréis. Y he aquí, el sacerdote Amarías será el que os presida en todo asunto de Jehová, y Zebadías hijo de Ismael, príncipe de la casa de Judá, en todos los negocios del rey; también los levitas serán oficiales en presencia de vosotros. Esforzaos, pues, para hacerlo, y Jehová estará con el bueno. 20 Pasadas estas cosas, aconteció que los hijos de Moab y de Amón, y con ellos otros de los amonitas, vinieron contra Josafat a la guerra. Y acudieron algunos y dieron aviso a Josafat, diciendo: Contra ti viene una gran multitud del otro lado del mar, y de Siria; y he aquí están en Hazezon-tamar, que es En-gadi. Entonces él tuvo temor; y Josafat humilló su rostro para consultar a Jehová, e hizo pregonar ayuno a todo Judá. Y se reunieron los de Judá para pedir socorro a Jehová; y también de todas las ciudades de Judá vinieron a pedir ayuda a Jehová. Entonces Josafat se puso en pie en la asamblea de Judá y de Jerusalén, en la casa de Jehová, delante del atrio nuevo; y dijo: Jehová Dios de nuestros padres, ¿no eres tú Dios en los cielos, y tienes dominio sobre todos los reinos de las naciones? ¿No está en tu mano tal fuerza y poder, que no hay quien te resista? Dios nuestro, ¿no echaste tú los moradores de esta tierra delante de tu pueblo Israel, y la diste a la descendencia de Abraham tu amigo para siempre? Y ellos han habitado en ella, y te han edificado en ella santuario a tu nombre, diciendo: Si mal viniere sobre nosotros, o espada de castigo, o pestilencia, o hambre, nos presentaremos delante de esta casa, y delante de ti (porque tu nombre está en esta casa), y a causa de nuestras tribulaciones clamaremos a ti, y tú nos oirás y salvarás. Ahora, pues, he aquí los hijos de Amón y de Moab, y los del monte de Seir, a cuya tierra no quisiste que pasase Israel cuando venía de la tierra de Egipto, sino que se apartase de ellos, y no los destruyese; he aquí ellos nos dan el pago viniendo a arrojarnos de la heredad que tú nos diste en posesión. ¡Oh Dios nuestro! ¿no los juzgarás tú? Porque en nosotros no hay fuerza contra tan grande multitud que viene contra nosotros; no sabemos qué hacer, y a ti volvemos nuestros ojos. Y todo Judá estaba en pie delante de Jehová, con sus niños y sus mujeres y sus hijos. Y estaba allí Jahaziel hijo de Zacarías, hijo de Benaía, hijo de Jeiel, hijo de Matanías, levita de los hijos de Asaf, sobre el cual vino el Espíritu de Jehová en medio de la reunión; y dijo: Oíd, Judá todo, y vosotros moradores de Jerusalén, y tú, rey Josafat. Jehová os dice así: No temáis ni os amedrentéis delante de esta multitud tan grande, porque no es vuestra la guerra, sino de Dios. Mañana descenderéis contra ellos; he aquí que ellos subirán por la cuesta de Sis, y los hallaréis junto al arroyo, antes del desierto de Jeruel. No habrá para qué peleéis vosotros en este caso; paraos, estad quietos, y ved la salvación de Jehová con vosotros. Oh Judá y Jerusalén, no temáis ni desmayéis; salid mañana contra ellos, porque Jehová estará con vosotros. Entonces Josafat se inclinó rostro a tierra, y asimismo todo Judá y los moradores de Jerusalén se postraron delante de Jehová, y adoraron a Jehová. Y se levantaron los levitas de los hijos de Coat y de los hijos de Coré, para alabar a Jehová el Dios de Israel con fuerte y alta voz. Y cuando se levantaron por la mañana, salieron al desierto de Tecoa. Y mientras ellos salían, Josafat, estando en pie, dijo: Oídme, Judá y moradores de Jerusalén. Creed en Jehová vuestro Dios, y estaréis seguros; creed a sus profetas, y seréis prosperados. Y habido consejo con el pueblo, puso a algunos que cantasen y alabasen a Jehová, vestidos de ornamentos sagrados, mientras salía la gente armada, y que dijesen: Glorificad a Jehová, porque su misericordia es para siempre. Y cuando comenzaron a entonar cantos de alabanza, Jehová puso contra los hijos de Amón, de Moab y del monte de Seir, las emboscadas de ellos mismos que venían contra Judá, y se mataron los unos a los otros. Porque los hijos de Amón y Moab se levantaron contra los del monte de Seir para matarlos y destruirlos; y cuando hubieron acabado con los del monte de Seir, cada cual ayudó a la destrucción de su compañero. Y luego que vino Judá a la torre del desierto, miraron hacia la multitud, y he aquí yacían ellos en tierra muertos, pues ninguno había escapado. Viniendo entonces Josafat y su pueblo a despojarlos, hallaron entre los cadáveres muchas riquezas, así vestidos como alhajas preciosas, que tomaron para sí, tantos, que no los podían llevar; tres días estuvieron recogiendo el botín, porque era mucho. Y al cuarto día se juntaron en el valle de Beraca; porque allí bendijeron a Jehová, y por esto llamaron el nombre de aquel paraje el valle de Beraca, hasta hoy. Y todo Judá y los de Jerusalén, y Josafat a la cabeza de ellos, volvieron para regresar a Jerusalén gozosos, porque Jehová les había dado gozo librándolos de sus enemigos. Y vinieron a Jerusalén con salterios, arpas y trompetas, a la casa de Jehová. Y el pavor de Dios cayó sobre todos los reinos de aquella tierra, cuando oyeron que Jehová había peleado contra los enemigos de Israel. Y el reino de Josafat tuvo paz, porque su Dios le dio paz por todas partes. Así reinó Josafat sobré Judá; de treinta y cinco años era cuando comenzó a reinar, y reinó veinticinco años en Jerusalén. El nombre de su madre fue Azuba, hija de Silhi. Y anduvo en el camino de Asa su padre, sin apartarse de él, haciendo lo recto ante los ojos de Jehová. Con todo eso, los lugares altos no fueron quitados; pues el pueblo aún no había enderezado su corazón al Dios de sus padres. Los demás hechos de Josafat, primeros y postreros, he aquí están escritos en las palabras de Jehú hijo de Hanani, del cual se hace mención en el libro de los reyes de Israel. Pasadas estas cosas, Josafat rey de Judá trabó amistad con Ocozías rey de Israel, el cual era dado a la impiedad, e hizo con él compañía para construir naves que fuesen a Tarsis; y construyeron las naves en Ezión-geber. Entonces Eliezer hijo de Dodava, de Maresa, profetizó contra Josafat, diciendo: Por cuanto has hecho compañía con Ocozías, Jehová destruirá tus obras. Y las naves se rompieron, y no pudieron ir a Tarsis. 21 Durmió Josafat con sus padres, y lo sepultaron con sus padres en la ciudad de David. Y reinó en su lugar Joram su hijo, quien tuvo por hermanos, hijos de Josafat, a Azarías, Jehiel, Zacarías, Azarías, Micael, y Sefatías. Todos estos fueron hijos de Josafat rey de Judá. Y su padre les había dado muchos regalos de oro y de plata, y cosas preciosas, y ciudades fortificadas en Judá; pero había dado el reino a Joram, porque él era el primogénito. Fue elevado, pues, Joram al reino de su padre; y luego que se hizo fuerte, mató a espada a todos sus hermanos, y también a algunos de los príncipes de Israel. Cuando comenzó a reinar era de treinta y dos años, y reinó ocho años en Jerusalén. Y anduvo en el camino de los reyes de Israel, como hizo la casa de Acab; porque tenía por mujer a la hija de Acab, e hizo lo malo ante los ojos de Jehová. Mas Jehová no quiso destruir la casa de David, a causa del pacto que había hecho con David, y porque le había dicho que le daría lámpara a él y a sus hijos perpetuamente. En los días de éste se rebeló Edom contra el dominio de Judá, y pusieron rey sobre sí. Entonces pasó Joram con sus príncipes, y todos sus carros; y se levantó de noche, y derrotó a los edomitas que le habían sitiado, y a todos los comandantes de sus carros. No obstante, Edom se libertó del dominio de Judá, hasta hoy. También en el mismo tiempo Libna se libertó de su dominio, por cuanto él había dejado a Jehová el Dios de sus padres. Además de esto, hizo lugares altos en los montes de Judá, e hizo que los moradores de Jerusalén fornicasen tras ellos, y a ello impelió a Judá. Y le llegó una carta del profeta Elías, que decía: Jehová el Dios de David tu padre ha dicho así: Por cuanto no has andado en los caminos de Josafat tu padre, ni en los caminos de Asa rey de Judá, sino que has andado en el camino de los reyes de Israel, y has hecho que fornicase Judá y los moradores de Jerusalén, como fornicó la casa de Acab; y además has dado muerte a tus hermanos, a la familia de tu padre, los cuales eran mejores que tú; he aquí Jehová herirá a tu pueblo de una gran plaga, y a tus hijos y a tus mujeres, y a todo cuanto tienes; y a ti con muchas enfermedades, con enfermedad de tus intestinos, hasta que se te salgan a causa de tu persistente enfermedad. Entonces Jehová despertó contra Joram la ira de los filisteos y de los árabes que estaban junto a los etíopes; y subieron contra Judá, e invadieron la tierra, y tomaron todos los bienes que hallaron en la casa del rey, y a sus hijos y a sus mujeres; y no le quedó más hijo sino solamente Joacaz el menor de sus hijos. Después de todo esto, Jehová lo hirió con una enfermedad incurable en los intestinos. Y aconteció que al pasar muchos días, al fin, al cabo de dos años, los intestinos se le salieron por la enfermedad, muriendo así de enfermedad muy penosa. Y no encendieron fuego en su honor, como lo habían hecho con sus padres. Cuando comenzó a reinar era de treinta y dos años, y reinó en Jerusalén ocho años; y murió sin que lo desearan más. Y lo sepultaron en la ciudad de David, pero no en los sepulcros de los reyes.

Salmo 84:
¡Cuán hermosas son tus moradas, Señor Todopoderoso! Anhelo con el alma los atrios del Señor; casi agonizo por estar en ellos. Con el corazón, con todo el cuerpo, canto alegre al Dios de la vida. Señor Todopoderoso, rey mío y Dios mío, aun el gorrión halla casa cerca de tus altares; también la golondrina hace allí su nido, para poner sus polluelos. Dichoso el que habita en tu templo, pues siempre te está alabando. Selah. Dichoso el que tiene en ti su fortaleza, que sólo piensa en recorrer tus sendas. Cuando pasa por el valle de las Lágrimas lo convierte en región de manantiales; también las lluvias tempranas cubren de bendiciones el valle. Según avanzan los peregrinos, cobran más fuerzas, y en Sión se presentan ante el Dios de dioses. Oye mi oración, Señor, Dios Todopoderoso; escúchame, Dios de Jacob. Selah. Oh Dios, escudo nuestro, pon sobre tu ungido tus ojos bondadosos. Vale más pasar un día en tus atrios que mil fuera de ellos; prefiero cuidar la entrada de la casa de mi Dios que habitar entre los impíos. El Señor es sol y escudo; Dios nos concede honor y gloria. El Señor brinda generosamente su bondad a los que se conducen sin tacha. Señor Todopoderoso, ¡dichosos los que en ti confían!


Proverbios 10:
Proverbios de Salomón: El hijo sabio es la alegría de su padre; el hijo necio es el pesar de su madre. Las riquezas mal habidas no sirven de nada, pero la justicia libra de la muerte. El Señor no deja sin comer al justo, pero frustra la avidez de los malvados. Las manos ociosas conducen a la pobreza; las manos hábiles atraen riquezas. El hijo prevenido se abastece en el verano, pero el sinvergüenza duerme en tiempo de cosecha. El justo se ve coronado de bendiciones, pero la boca del malvado encubre violencia. La memoria de los justos es una bendición, pero la fama de los malvados será pasto de los gusanos. El de sabio corazón acata las órdenes, pero el necio y rezongón va camino al desastre. Quien se conduce con integridad, anda seguro; quien anda en malos pasos será descubierto. Quien guiña el ojo con malicia provoca pesar; el necio y rezongón va camino al desastre. Fuente de vida es la boca del justo, pero la boca del malvado encubre violencia. El odio es motivo de disensiones, pero el amor cubre todas las faltas. En los labios del prudente hay sabiduría; en la espalda del falto de juicio, sólo garrotazos. El que es sabio atesora el conocimiento, pero la boca del necio es un peligro inminente. La riqueza del rico es su baluarte; la pobreza del pobre es su ruina. El salario del justo es la vida; la ganancia del malvado es el pecado. El que atiende a la corrección va camino a la vida; el que la rechaza se pierde. El de labios mentirosos disimula su odio, y el que propaga calumnias es un necio. El que mucho habla, mucho yerra; el que es sabio refrena su lengua. Plata refinada es la lengua del justo; el corazón del malvado no vale nada. Los labios del justo orientan a muchos; los necios mueren por falta de juicio. La bendición del Señor trae riquezas, y nada se gana con preocuparse. El necio se divierte con su mala conducta, pero el sabio se recrea con la sabiduría. Lo que el malvado teme, eso le ocurre; lo que el justo desea, eso recibe. Pasa la tormenta y desaparece el malvado, pero el justo permanece firme para siempre. Como vinagre a los dientes y humo a los ojos es el perezoso para quienes lo emplean. El temor del Señor prolonga la vida, pero los años del malvado se acortan. El futuro de los justos es halagüeño; la esperanza de los malvados se desvanece. El camino del Señor es refugio de los justos y ruina de los malhechores. Los justos no tropezarán jamás; los malvados no habitarán la tierra. La boca del justo profiere sabiduría, pero la lengua perversa será cercenada. Los labios del justo destilan bondad; de la boca del malvado brota perversidad.



El Libro de Primera Corintios Capítulo 14 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:

LA PRIMERA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS CORINTIOS

CAPÍTULO 14
(59 d.C.)
PROFECÍAS Y LENGUAS

SEGUID la Caridad (permita que el Amor sea el factor de motivación en todo), y procurad los Dones espirituales (quiere decir desear, pero del modo correcto), sino más bien que Profeticéis. (No significa que la “Profecía” es el mayor Don de todos, sino más bien que es el mayor de los dos Dones vocales de expresión en Lenguas y Profecía.) 2 Porque el que habla en Lenguas, no habla a los hombres, sino a Dios (se refiere a “Lenguas” como uno de los nueve Dones, y no la lengua de oración que todo Creyente recibe al ser Bautizado con el Espíritu; como es evidente aquí, cuando alguien habla en Lenguas, ya sea en su lengua devocional o como un Don, está hablando directamente a Dios): porque nadie le entiende (a menos que sea interpretado); aunque en el Espíritu hable misterios (pertenece a Dios y es un misterio a todos, a menos que sea revelado por el Espíritu Santo). 3 Mas el que Profetiza (habla del sexto Don del Espíritu [I Cor. 12:8-10]), habla a los hombres (lo opuesto de las Lenguas, que le habla a Dios) para Edificación (fortalecer), y Exhortación (implorar), y Consolación (consolar). 4 El que habla lengua extraña, a sí mismo se edifica (ya sea el Don de Lenguas o lengua devocional); mas el que Profetisa, edifica a la Iglesia (para la Edificación de la totalidad del Cuerpo, no sólo para el orador). 5 Así que, quisiera que todos vosotros hablaseis Lenguas (se refiere en este caso a la lengua devocional), empero más bien que Profetizaseis (ahora vuelve a este Don del Espíritu): porque mayor es el que Profetiza que el que habla con Lenguas, a menos que alguien interprete, para que la Iglesia tome Edificación. (Es evidente porque la Profecía se da en la lengua de la gente, y es, por lo tanto, entendida por todos. No se puede entender las lenguas a menos que se interpreten. De nuevo, se refiere a los Cultos de Iglesia, y no la propia devoción privada de la persona.) 6 Ahora pues, Hermanos, si yo fuere a vosotros hablando Lenguas, ¿qué os aprovecharé (no se refiere al “Don de Lenguas” como uno de los nueve Dones del Espíritu, que tiene la intención de ser interpretado, sino más bien a la alabanza y adoración de los Creyentes al Señor en Lenguas en voz alta durante el Culto), si no os hablare, o con Revelación, o con Ciencia, o con Profecía, o con Doctrina? (Estas cosas revelan la Verdad a la gente, en tanto que alguien que adora al Señor en voz alta en Lenguas, sin la intención de ser interpretado, no edifica a nadie, sino sólo al orador. Pablo no está degradando las Lenguas, sino que sólo insistiendo que sean usados en la forma correcta.) 7 Ciertamente las cosas inanimadas que hacen sonidos, como la flauta o el arpa, si no dieren distinción de sonidos, ¿como se sabrá lo que se tañe con la flauta, o con el arpa? (¡A menos que se pueda seguir el compás en una melodía, si no, entonces es solamente ruido!) 8 Y si la trompeta diere sonido incierto, ¿quién se alistará para la batalla? (Pablo no está denigrando la trompeta, sino sólo declarando que sea usado correctamente.) 9 Así también vosotros, si por la lengua no diereis palabra bien significante, ¿cómo se entenderá lo que se dice? (Se refiere a los Creyentes en la Iglesia que se sueltan en Lenguas en voz alta y que muy a menudo resulta sólo en crear confusión. Nadie sabe lo que se dice. De este modo, aunque sólo el que está hablando es bendecido, pero nadie más es bendecido.) porque hablaréis al aire (no tiene importancia, al menos en ese momento). 10 Tantos géneros de voces, por ejemplo, hay en el mundo (habla de muchos variados lenguajes que componen la totalidad del género humano), y nada hay mudo. (El lenguaje, independientemente de cuál podría ser, es importante para la persona que lo habla y lo entienda.) 11 Mas si yo no entiendo lo que alguien me dice, seré como un extranjero al que habla, y el que habla será como extranjero para mí (nada se lleva a cabo). 12 Así también vosotros, pues que anheláis Dones Espirituales (Pablo no critica su deseo de tal, en vista de que ya él les ha dicho “anheláis Dones Espirituales”), procurad ser excelentes para la Edificación de la Iglesia (el verdadero fundamento de todo lo que está siendo dicho).13 Por lo cual, el que habla Lengua extraña (el octavo Don del Espíritu), pida que la Interprete (también tiene ese Don en particular, que es el noveno Don). 14 Porque si yo orare en Lengua desconocida, mi espíritu ora (la lengua devocional, no el Don del Espíritu, y declara que viene del espíritu de la persona y no de la mente), mas mi entendimiento es sin fruto (significa que no viene de la mente). 15 ¿Qué pues? (Tiene la intención de poner la cariz apropiada en lo que Pablo ha estado diciendo.) Oraré con el espíritu (orar de mi espíritu en Lenguas, que se refiere a la lengua devocional), mas oraré también con entendimiento (orar en mi lenguaje normal, o sea en el idioma materno, que para mí es el Inglés): cantaré con el espíritu (cantar de mi espíritu en otras Lenguas), mas cantaré también con entendimiento (cantar al Señor en Inglés; Pablo se refiere a sus propios devocionales privados, y no a los Cultos ordinarios de Iglesia). 16 Porque si bendijeres con el espíritu, el que ocupa lugar de un mero particular, ¿cómo dirá Amén a tu acción de gracias? pues no sabe lo que has dicho. (Se refiere a la bendición de alguien o la oración de gracias en las comidas. Si se hace en Lenguas, los demás presentes, no sabiendo lo que se está diciendo, difícilmente serían bendecidos.) 17 Porque tú, a la verdad, bien das gracias, mas el otro no es edificado.18 Doy gracias a Dios que hablo lenguas más que todos vosotros (como es evidente, el Apóstol no está denigrando las Lenguas, sino más bien regulando las Lenguas, y por el Espíritu de Dios): 19 Pero en la Iglesia (cuando sea el momento para dar la instrucción)   más bien quiero hablar cinco palabras con mi sentido, para que enseñe también a los otros (que es el propósito de la asamblea), que diez mil palabras en Lengua desconocida (lo que la gente no puede entender, y por lo tanto, no será edificada). 20 Hermanos, no seáis niños en la manera de pensar (significa que lo que él ha dicho es fácil de entender): sino sed niños en la malicia (normalmente los niños no desean causarle dolor a otros), empero perfectos en la manera de pensar (sea adulto, maduro). 21 En la Ley está escrito (Isa. 28:11), En otras lenguas y en otros labios hablaré a este pueblo (concierne una Profecía dada por Isaías hacía casi 800 años antes de Cristo, que concierne el Bautismo con el Espíritu Santo con pruebas del hablar con otras Lenguas); y ni aún así me oirán, dice el Señor (predice que muchos, si no la mayoría, rehusarán hacer caso a esto que es del Señor). 22 Así que, las Lenguas son por señal, no a los fieles, sino a los incrédulos (una señal al mundo que vivimos en los últimos días): mas la Profecía, no a los incrédulos, sino a los fieles (se refiere a la Edificación, Exhortación y Consolación a la Iglesia).ORDEN 23 De manera que, si toda la Iglesia se juntare en uno, y todos hablan Lenguas, y entran indoctos o incrédulos, ¿no dirán que estáis locos? (¡Pienso que eso sería obvio!) 24 Mas si todos Profetizan (pronunciando palabras que todos pueden entender), y entra algún incrédulo o indocto, de todos es convencido, de todos es juzgado (él puede entender lo que se dice, ya sea lo crea o no): 25 Lo oculto de su corazón se hace manifiesto (él puede entender lo que se dice, y esto le habla personalmente); y así, postrándose sobre el rostro, adorará a Dios, declarando que verdaderamente Dios está en vosotros (es decir, si hace caso al Mensaje). 26 ¿Qué hay pues, Hermanos? Cuando os reunáis (un Culto de la Iglesia), cada uno de vosotros tiene Salmo, tiene Doctrina, tiene Lengua, tiene Revelación, tiene Interpretación (se refiere a las cosas muy buenas que son usadas en forma incorrecta, diciéndonos que no solamente son las Lenguas que pueden ser usadas incorrectamente). Hágase todo para edificación. (Todo lo que se hace en la Iglesia tiene la intención de edificar la totalidad del Cuerpo, sin tener en cuenta cual es.) 27 Si hablare alguno en Lengua extraña (se refiere al Don del Espíritu y cómo se debe usar en reuniones públicas), sea esto por dos, o a lo más tres (no se refiere a las expresiones, sino más bien las personas que emiten las expresiones), y por turno (simplemente quiere decir que estos dos o tres no deberían interrumpir el uno al otro); mas uno interprete. (Las Lenguas tienen la intención de ser interpretadas. No necesariamente significa que habría que interpretar todos los Mensajes, aunque ellos pueden. Sino más bien solamente “uno” debiera interpretar a la vez, lo que ha de ser evidente.) 28 Y si no hubiere intérprete, calle en la Iglesia (de qué sirve si no hay nadie que interprete); y hable a sí mismo y a Dios (que hable en Lenguas a sí mismo, lo que todos los Creyentes debieran hacer a menudo). 29 Asimismo, los Profetas hablen dos o tres (se refiere no sólo de aquellos que tienen el Don de la Profecía, sino también de aquellos que ocupan la Oficina del Profeta), y los demás juzguen. (Se refiere al hecho de que todo debe ser juzgado según la validez Bíblica.) 30 Y si a otro que estuviere sentado, fuere revelado (se refiere a alguien que siente que el Señor le da una Revelación lo que debería darse a la Iglesia), calle el primero. (Aquellos que dan Profecías no deberían estar interrumpiendo el uno al otro.) 31 Porque podéis todos Profetizar uno por uno (en su debido orden), para que todos aprendan, y todos sean exhortados. (El Espíritu Santo siempre tiene en mente la totalidad del Cuerpo.)32 Y los espíritus de los que Profetizaren, sujétense a los Profetas. (Significa que si las personas afirman que son obligados a lanzar palabras en voz alta en cualquier momento, tal está fuera de orden. El Espíritu Santo obra con el espíritu de la persona, y ambos deciden el momento apropiado.) 33 Porque Dios no es Dios de disensión, sino de paz (el Espíritu Santo nunca se contradecirá), como en todas las Iglesias de los Santos. (Estas instrucciones dadas por Pablo conciernen a todas las Iglesias, y no solamente a la Iglesia en Corinto.) 34 Vuestras mujeres callen en las Congregaciones: porque no les es permitido hablar (no se refiere a mujeres usadas por el Señor en los Dones [Hch. 2:17; I Cor. 11:5]; en las Iglesias en ese momento, normalmente los hombres y las mujeres no se sentaban juntos, sino en lados opuestos del salón; las mujeres llamaban a sus maridos pidiendo una explicación acerca de ciertas cosas, que interrumpía los Cultos); sino que estén sujetas, como también la Ley dice (se refiere a Génesis 3:16 y el modelo de la Creación). 35 Y si quieren aprender alguna cosa, pregunten en casa a sus maridos (confirmando lo que hemos dicho en el Versículo anterior): porque es cosa vergonzosa el hablar una mujer en la Congregación (para hablar más fuerte en la manera que Pablo acaba de mencionar; no se refiere a las mujeres Maestras o Predicadores, etc.; de ser así, no estaría bien que las mujeres cantaran o dijeran algo en la Iglesia, sabemos que este concepto es erróneo). 36 ¿Qué? (Pablo está por concluir esta discusión con respecto al orden en la Iglesia.) ¿Ha salido de vosotros la Palabra de Dios? ¿O a vosotros solos ha llegado? (El Apóstol le dice a los Corintios que su falta de orden no es del Señor.) 37 Si alguno a su parecer es Profeta, o Espiritual, reconozca lo que os escribo, porque son Mandamientos del Señor. (Si ellos realmente son Profetas, y si verdaderamente son Espirituales, sabrán que lo que el Apóstol está diciendo es del Señor.) 38 Mas el que ignora, ignore. (En otras palabras, si no van a aceptar lo que Pablo está diciendo, no hay manera alguna en que van a aprender la Verdad en absoluto. Ellos permanecerán ignorantes, y hasta podrían perder sus almas.) 39 Así que, Hermanos, procurad Profetizar (desead el Don de Profecía), y no impidáis el hablar lenguas. (Todas las instrucciones que él ha dado no tienen la intención de prohibir las Lenguas, sino ponerlas en su orden legítimo. ¿Entonces dónde quedan los que proclaman ser líderes religiosos que no hacen caso a esta declaración concreta, lo cual es en realidad un “Mandamiento del Señor”?) 40 Empero hágase todo decentemente y con orden. (Es el motivo por la cual todas las instrucciones son incluidas en este Capítulo.)


Primera Corintios Capítulo 13:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.


Hebreos 10:35-12:4
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté,  David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.


Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, los que no vivan según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los   muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

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