05 May 2010

El 5 de Mayo Lectura Bíblica Diaria


El 5 de Mayo Lectura Bíblica Diaria:

Éxodo 12 a 14:
El Señor le dijo a Moisés: "Voy a traer una plaga más sobre el faraón y sobre Egipto. Después de eso, dejará que se vayan. Y cuando lo haga, los echará de aquí para siempre. Habla con el pueblo y diles que todos ellos, hombres y mujeres, deben pedirles a sus vecinos y vecinas objetos de oro y de plata." El Señor hizo que los egipcios vieran con buenos ojos a los israelitas. Además, en todo Egipto Moisés mismo era altamente respetado por los funcionarios del faraón y por el pueblo. Moisés anunció: "Así dice el Señor: Hacia la medianoche pasaré por todo Egipto, y todo primogénito egipcio morirá: desde el primogénito del faraón que ahora ocupa el trono hasta el primogénito de la esclava que trabaja en el molino, lo mismo que todo primogénito del ganado. En todo Egipto habrá grandes lamentos, como no los ha habido ni volverá a haberlos. Pero entre los israelitas, ni los perros le ladrarán a persona o animal alguno. Así sabrán que el Señor hace distinción entre Egipto e Israel. Todos estos funcionarios tuyos vendrán a verme, y de rodillas me suplicarán: ‘¡Vete ya, con todo el pueblo que te sigue! Cuando esto suceda, me iré. " Y ardiendo de ira, salió Moisés de la presencia del faraón, aunque ya el Señor le había advertido a Moisés que el faraón no les iba a hacer caso, y que tenía que ser así para que las maravillas del Señor se multiplicaran en Egipto. Moisés y Aarón realizaron ante el faraón todas estas maravillas; pero el Señor endureció el corazón del faraón, y éste no dejó salir de su país a los israelitas. En Egipto el Señor habló con Moisés y Aarón. Les dijo: "Este mes será para ustedes el más importante, pues será el primer mes del año. Hablen con toda la comunidad de Israel, y díganles que el día décimo de este mes todos ustedes tomarán un cordero por familia, uno por cada casa. Si alguna familia es demasiado pequeña para comerse un cordero entero, deberá compartirlo con sus vecinos más cercanos, teniendo en cuenta el número de personas que sean y las raciones de cordero que se necesiten, según lo que cada persona haya de comer. El animal que se escoja puede ser un cordero o un cabrito de un año y sin defecto, al que cuidarán hasta el catorce del mes, día en que la comunidad de Israel en pleno lo sacrificará al caer la noche. Tomarán luego un poco de sangre y la untarán en los dos postes y en el dintel de la puerta de la casa donde coman el cordero. Deberán comer la carne esa misma noche, asada al fuego y acompañada de hierbas amargas y pan sin levadura. No deberán comerla cruda ni hervida, sino asada al fuego, junto con la cabeza, las patas y los intestinos. Y no deben dejar nada. En caso de que algo quede, lo quemarán al día siguiente. Comerán el cordero de este modo: con el manto ceñido a la cintura, con las sandalias puestas, con la vara en la mano, y de prisa. Se trata de la Pascua del Señor. "Esa misma noche pasaré por todo Egipto y heriré de muerte a todos los primogénitos, tanto de personas como de animales, y ejecutaré mi sentencia contra todos los dioses de Egipto. Yo soy el Señor. La sangre servirá para señalar las casas donde ustedes se encuentren, pues al verla pasaré de largo. Así, cuando hiera yo de muerte a los egipcios, no los tocará a ustedes ninguna plaga destructora. "Éste es un día que por ley deberán conmemorar siempre. Es una fiesta en honor del Señor, y las generaciones futuras deberán celebrarla. Durante siete días comerán pan sin levadura, de modo que deben retirar de sus casas la levadura el primer día. Todo el que coma algo con levadura desde el día primero hasta el séptimo será eliminado de Israel. Celebrarán una reunión solemne el día primero, y otra el día séptimo. En todo ese tiempo no harán ningún trabajo, excepto preparar los alimentos que cada uno haya de comer. Sólo eso podrán hacer. "Celebrarán la fiesta de los Panes sin levadura, porque fue ese día cuando los saqué de Egipto formados en escuadrones. Por ley, las generaciones futuras siempre deberán celebrar ese día. Comerán pan sin levadura desde la tarde del día catorce del mes primero hasta la tarde del día veintiuno del mismo mes. Durante siete días se abstendrán de tener levadura en sus casas. Todo el que coma algo con levadura, sea extranjero o israelita, será eliminado de la comunidad de Israel. No coman nada que tenga levadura. Dondequiera que vivan ustedes, comerán pan sin levadura." Convocó entonces Moisés a todos los ancianos israelitas, y les dijo: "Vayan en seguida a sus rebaños, escojan el cordero para sus respectivas familias, y mátenlo para celebrar la Pascua. Tomen luego un manojo de hisopo, mójenlo en la sangre recogida en la palangana, unten de sangre el dintel y los dos postes de la puerta, ¡y no salga ninguno de ustedes de su casa hasta la mañana siguiente! Cuando el Señor pase por el país para herir de muerte a los egipcios, verá la sangre en el dintel y en los postes de la puerta, y pasará de largo por esa casa. No permitirá el Señor que el ángel exterminador entre en las casas de ustedes y los hiera. "Obedezcan estas instrucciones. Será una ley perpetua para ustedes y para sus hijos. Cuando entren en la tierra que el Señor ha prometido darles, ustedes seguirán celebrando esta ceremonia. Y cuando sus hijos les pregunten: ¿Qué significa para ustedes esta ceremonia?, les responderán: Este sacrificio es la Pascua del Señor, que en Egipto pasó de largo por las casas israelitas. Hirió de muerte a los egipcios, pero a nuestras familias les salvó la vida. " Al oír esto, los israelitas se inclinaron y adoraron al Señor, y fueron y cumplieron al pie de la letra lo que el Señor les había ordenado a Moisés y a Aarón. A medianoche el Señor hirió de muerte a todos los primogénitos egipcios, desde el primogénito del faraón en el trono hasta el primogénito del preso en la cárcel, así como a las primeras crías de todo el ganado. Todos en Egipto se levantaron esa noche, lo mismo el faraón que sus funcionarios, y hubo grandes lamentos en el país. No había una sola casa egipcia donde no hubiera algún muerto. Esa misma noche mandó llamar el faraón a Moisés y a Aarón, y les ordenó: "¡Largo de aquí! ¡Aléjense de mi pueblo ustedes y los israelitas! ¡Vayan a adorar al Señor, como lo han estado pidiendo! Llévense también sus rebaños y sus ganados, como lo han pedido, ¡pero váyanse ya, que para mí será una bendición!" El pueblo egipcio, por su parte, instaba a los israelitas a que abandonaran pronto el país. "De lo contrario decían, ¡podemos darnos por muertos!" Entonces los israelitas tomaron las artesas de masa todavía sin leudar y, luego de envolverlas en sus ropas, se las echaron al hombro. Después, siguiendo las instrucciones que Moisés les había dado, pidieron a los egipcios que les dieran objetos de oro y de plata, y también ropa. El Señor hizo que los egipcios vieran con buenos ojos a los israelitas, así que les dieron todo lo que les pedían. De este modo los israelitas despojaron por completo a los egipcios. Los israelitas partieron de Ramsés, en dirección a Sucot. Sin contar a las mujeres y a los niños, eran unos seiscientos mil hombres de a pie. Con ellos salió también gente de toda laya, y grandes manadas de ganado, tanto de ovejas como de vacas. Con la masa que sacaron de Egipto cocieron panes sin levadura, pues la masa aún no había fermentado. Como los echaron de Egipto, no tuvieron tiempo de preparar comida. Los israelitas habían vivido en Egipto cuatrocientos treinta años. Precisamente el día en que se cumplían los cuatrocientos treinta años, todos los escuadrones del Señor salieron de Egipto. Aquella noche el Señor la pasó en vela para sacar de Egipto a los israelitas. Por eso también las generaciones futuras de israelitas deben pasar esa noche en vela, en honor del Señor. El Señor les dijo a Moisés y a Aarón: "Éstas son las normas para la Pascua: "Ningún extranjero podrá participar de ella. "Podrán participar de ella todos los esclavos que hayas comprado con tu dinero, siempre y cuando los hayas circuncidado antes. "Ningún residente temporal ni trabajador a sueldo podrá participar de ella. "La Pascua deberá comerse en casa, y de allí no se sacará ni un solo pedazo de carne. Tampoco se le quebrará ningún hueso al animal sacrificado. "Toda la comunidad de Israel debe celebrar la Pascua. "Todo extranjero que viva entre ustedes y quiera celebrar la Pascua del Señor, deberá primero circuncidar a todos los varones de su familia; sólo entonces podrá participar de la Pascua como si fuera nativo del país. "Ningún incircunciso podrá participar de ella. "La misma ley se aplicará al nativo y al extranjero que viva entre ustedes." Todos los israelitas cumplieron al pie de la letra lo que el Señor les había ordenado a Moisés y a Aarón. Ese mismo día el Señor sacó de Egipto a los israelitas, escuadrón por escuadrón. El Señor habló con Moisés y le dijo: "Conságrame el primogénito de todo vientre. Míos son todos los primogénitos israelitas y todos los primeros machos de sus animales." Moisés le dijo al pueblo: "Acuérdense de este día en que salen de Egipto, país donde han sido esclavos y de donde el Señor los saca desplegando su poder. No coman pan con levadura. Ustedes salen hoy, en el mes de aviv, y en este mismo mes deberán celebrar esta ceremonia, cuando ya el Señor los haya hecho entrar en la tierra que prometió dar a los antepasados de ustedes. Se trata de la tierra de los cananeos, hititas, amorreos, heveos y jebuseos: ¡tierra donde abundan la leche y la miel! Durante siete días comerán pan sin levadura, y el día séptimo celebrarán una fiesta en honor al Señor. En ningún lugar de su territorio debe haber nada que contenga levadura. Ni siquiera habrá levadura entre ustedes. Comerán pan sin levadura durante esos siete días. "Ese día ustedes les dirán a sus hijos: Esto lo hacemos por lo que hizo el Señor por nosotros cuando salimos de Egipto. Y será para ustedes como una marca distintiva en la mano o en la frente, que les hará recordar que la *ley del Señor debe estar en sus labios, porque el Señor los sacó de Egipto desplegando su poder. Año tras año, en la misma fecha, cumplirán con esta ley. "Una vez que el Señor los haga entrar en la tierra de los cananeos y se la haya dado, conforme al juramento que les hizo a ustedes y a sus antepasados, le dedicarán al Señor el primogénito de todo vientre, y todo primer macho de su ganado, pues éstos le pertenecen al Señor. El primogénito de una asna podrá ser rescatado a cambio de un cordero; pero si no se rescata, se le quebrará el cuello. Todos los primogénitos de ustedes o de sus descendientes deberán ser rescatados. "El día de mañana, cuando sus hijos les pregunten: ¿Y esto qué significa?, les dirán: El Señor, desplegando su poder, nos sacó de Egipto, país donde fuimos esclavos. Cuando el faraón se empeñó en no dejarnos ir, el Señor les quitó la vida a todos los primogénitos de Egipto, tanto de hombres como de animales. Por eso le ofrecemos al Señor en sacrificio el primer macho que nace, y rescatamos a nuestros primogénitos. Esto será para ustedes como una marca distintiva en la mano o en la frente, de que el Señor nos sacó de Egipto desplegando su poder." Cuando el faraón dejó salir a los israelitas, Dios no los llevó por el camino que atraviesa la tierra de los filisteos, que era el más corto, pues pensó: "Si se les presentara batalla, podrían cambiar de idea y regresar a Egipto." Por eso les hizo dar un rodeo por el camino del desierto, en dirección al Mar Rojo. Los israelitas salieron de Egipto en formación de combate. Moisés se llevó consigo los restos de José, según éste se lo había pedido a los israelitas bajo juramento. Éstas habían sido las palabras de José: "Pueden contar ustedes con que Dios vendrá en su ayuda. Cuando eso suceda, llévense de aquí mis restos." Los israelitas partieron de Sucot y acamparon en Etam, donde comienza el desierto. De día, el Señor iba al frente de ellos en una columna de nube para indicarles el camino; de noche, los alumbraba con una columna de fuego. De ese modo podían viajar de día y de noche. Jamás la columna de nube dejaba de guiar al pueblo durante el día, ni la columna de fuego durante la noche.



Salmo 142:
A voz en cuello, al Señor le pido ayuda; a voz en cuello, al Señor le pido compasión. Ante él expongo mis quejas; ante él expreso mis angustias. Cuando ya no me queda aliento, tú me muestras el camino. algunos me han tendido una trampa. Mira a mi derecha, y ve: nadie me tiende la mano. No tengo dónde refugiarme; por mí nadie se preocupa. A ti, Señor, te pido ayuda; a ti te digo: "Tú eres mi refugio, mi porción en la tierra de los vivientes." Atiende a mi clamor, porque me siento muy débil; líbrame de mis perseguidores, porque son más fuertes que yo. Sácame de la prisión, para que alabe yo tu nombre. por la bondad que me has mostrado.


Proverbios 17:
Más vale comer pan duro donde hay concordia que hacer banquete donde hay discordia. El siervo sabio gobernará al hijo sin vergüenza, y compartirá la herencia con los otros hermanos. En el crisol se prueba la plata y en el horno se prueba el oro, pero al corazón lo prueba el Señor. El malvado hace caso a los labios impíos, y el mentiroso presta oído a la lengua maliciosa. El que se burla del pobre ofende a su Creador; el que se alegra de verlo en la ruina no quedará sin castigo. La corona del anciano son sus nietos; el orgullo de los hijos son sus padres. No va bien con los necios el lenguaje refinado, ni con los gobernantes, la mentira. Vara mágica es el soborno para quien lo ofrece, pues todo lo que emprende lo consigue. El que perdona la ofensa cultiva el amor; el que insiste en la ofensa divide a los amigos. Cala más un regaño en el hombre prudente que cien latigazos en el obstinado. El revoltoso siempre anda buscando camorra, pero se las verá con un mensajero cruel. Más vale toparse con un oso enfurecido que con un necio empecinado en su necedad. Al que devuelve mal por bien, nunca el mal se apartará de su familia. Iniciar una pelea es romper una represa; vale más retirarse que comenzarla. Absolver al culpable y condenar al inocente son dos cosas que el Señor aborrece. ¿De qué le sirve al necio poseer dinero? ¿Podrá adquirir sabiduría si le faltan sesos? En todo tiempo ama el amigo; para ayudar en la adversidad nació el hermano. El que es imprudente se compromete por otros, y sale fiador de su prójimo. Al que le gusta pecar, le gusta pelear; el que abre mucho la boca, busca que se la rompan. El de corazón perverso jamás prospera; el de lengua engañosa caerá en desgracia. Engendrar a un hijo necio es causa de pesar; ser padre de un necio no es ninguna alegría. Gran remedio es el corazón alegre, pero el ánimo decaído seca los huesos. El malvado acepta soborno en secreto, con lo que tuerce el curso de la justicia. La meta del prudente es la sabiduría; el necio divaga contemplando vanos horizontes. El hijo necio irrita a su padre, y causa amargura a su madre. No está bien castigar al inocente, ni azotar por su rectitud a gente honorable. El que es entendido refrena sus palabras; el que es prudente controla sus impulsos. Hasta un necio pasa por sabio si guarda silencio; se le considera prudente si cierra la boca.




El Libro de Gálatas Capítulo 4 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:


LA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL PABLO A LOS
GÁLATAS
CAPÍTULO 4
(58 d.C.)
ILUSTRACIÓN DEL HEREDERO
CON HERENCIA ESPECÍFICA


TAMBIÉN digo, Entre tanto que el heredero es niño, en nada difiere del siervo, aunque es señor de todo (Pablo continúa con el argumento acerca de la inferioridad de la condición bajo la Ley usando una ilustración de la vida contemporánea);
2 Mas está debajo de tutores y administradores hasta el tiempo señalado por el padre. (Se refiere al momento en que él llegara a ser mayor de edad, y, por lo tanto, listo para aceptar la herencia.)
3 Así también nosotros, cuando éramos niños, éramos siervos bajo los rudimentos del mundo (las pasiones y el orgullo que esclavizan a la humanidad):
4 Mas venido el cumplimiento del tiempo (lo que completó el tiempo designado por Dios que debiera transcurrir antes de que el Hijo de Dios viniera), Dios envió a Su Hijo (era Dios que actuó; la Ley requiría que el hombre actuara; esta exigencia demostraba la impotencia del hombre; el Hijo de Dios no requiere nada del hombre aparte de su confianza), hecho de mujer (se refiere a la Encarnación, Dios hecho hombre), hecho bajo la Ley (se refiere a la Ley Mosaica; Jesús estaba sujeto a la economía legal Judía, que así tenía que ser, eso es si Él iba a redimir a la humanidad caída; en otras palabras, Él tuvo que guardar la Ley al pie de la letra, lo que ningún ser humano había hecho antes, pero Él así lo hizo perfectamente),
5 Para que redimiese a los que estaban bajo la Ley (en efecto, toda la humanidad está bajo la Ley de Dios, lo cual el hombre, debido a su condición caída, no podía guardar; pero Jesús vino y nos redimió al guardar la Ley perfectamente, y sobre todo cumpliendo el castigo en la Cruz, que fue la muerte), a fin de que recibiésemos la adopción de hijos (para que pudiéramos ser hijos de Dios por adopción, lo que se desempeñó por Fe en Cristo y lo que Él hizo en la Cruz).
6 Y por cuanto sois hijos (ahora tenemos muchos privilegios), Dios envió el Espíritu de Su Hijo en vuestros corazones (porque somos hijos, el Espíritu Santo ha sido enviado para tomar residencia permanente en nuestros corazones), el cual clama, Abba, Padre. (Es el Espíritu Santo Quien clama al Padre a nuestro favor.)
7 Así que ya no eres más siervo, sino hijo (la posición en Cristo debido a la Fe en Cristo); y si hijo, también heredero de Dios por Cristo. (Todos los privilegios pertenecen a Cristo, ya nos pertenecen también.)
EL LEGALISMO
8 Antes, en otro tiempo, no conociendo a Dios (la condición anterior del que no está redimido), servíais a los que por naturaleza no son dioses. (Eran esclavos a la superstición pagana.)
9 Mas ahora, habiendo conocido a Dios (se refiere a la Gracia Salvadora, de Conocer a Dios por aceptar a Jesucristo, que es el único modo por el cual Él puede ser conocido), o más bien siendo conocidos de Dios (se refiere al Señor que nos conoce de un modo que salva), ¿cómo os volvéis de nuevo a los débiles y pobres rudimentos (cuando se alcanza la esencia y el parentesco como hijo está establecido, volver a los rudimentos," es decir, símbolos y sacramentos, no es progreso, sino ignorancia), en los cuales queréis volver a servir? (¡La esclavitud a la naturaleza pecaminosa! Se refiere a dejar la Cruz, y hacer de otras cosas el objeto de Fe.)
10 Guardáis los días, y los meses, y los tiempos, y los años. (Los Judaizantes intentaban que los Gálatas se dedicaran en Guardar la Ley además de Cristo, lo cual no funciona.)
11 Temo de vosotros (temor por su bienestar espiritual), que haya trabajado en vano en vosotros. (Si alguien deja la Fe en Cristo y la Cruz y adopta otras cosas, lo que significa que mira hacia otras cosas para obtener vida y victoria, el Espíritu Santo hubiera obrado por gusto en tal persona.)
12 Hermanos, os ruego, sed como yo (libre de toda la esclavitud de la Salvación por obras y sacramentos, que no es Salvación en absoluto); porque yo soy como vosotros (quiere decir que aunque él sea un Apóstol, él está sujeto a las mismas Doctrinas Bíblicas así como ellos lo están): ningún agravio me habéis hecho. (Mi propósito no es de queja personal, sino por el gran perjuicio que podría ocurrirles.)
13 Que vosotros sabéis que por debilidad (no dice qué es) de carne os Anuncié el Evangelio al principio (claramente, cuando estas Iglesias fueron fundadas al comienzo).
14 Y no desechasteis ni menospreciasteis mi tentación que estaba en mi carne (debiera traducirse, "mi prueba"; pero nuevamente, no sabemos cuál era, por eso la especulación es inútil); antes me recibisteis como a un Ángel de Dios, como a Cristo Jesús. (Le aceptaron y lo que él predicó.)
15 ¿Dónde está pues vuestra bienaventuranza? (Se refiere a la maravillosa prosperidad de la Salvación, que les había venido a consecuencia de Pablo que trajo el Evangelio a esta región.) porque yo os doy testimonio, que, si se pudiera hacer, os hubierais sacado vuestros ojos para dármelos. (No necesariamente significa que Pablo tenía una enfermedad de los ojos, como algunos afirman. Era un modismo usado a menudo para expresar la aflicción extrema.)
16 ¿Heme pues hecho vuestro enemigo, diciéndoos la verdad? (Un amigo verdadero es el que dirá a su amigo la verdad, aunque duela.)
17 Tienen celo de vosotros (los Judaizantes que intentaban subvertir a los Gálatas a fin de ganárselos), pero no para bien (no por su bien); antes, os quieren echar fuera (excluirían a los Gálatas de los beneficios del Evangelio de la Gracia), para que vosotros mostréis celo por ellos (quiere decir, ser atraídos a su lado).
18 Bueno es ser celoso en bien siempre (Pablo quiso que los Gálatas fueran tan entusiastas a la causa de Cristo y la Cruz como lo eran ellos por la doctrina falsa), y no solamente cuando estoy presente con vosotros. (Su celo hacia lo correcto debiera estar presente en todo momento.)
19 Hijitos míos (muestra un lenguaje de afecto y emoción), que vuelvo otra vez a estar de parto de vosotros (dar a luz de nuevo en ustedes los rudimentos del gran Mensaje de Cristo y Él Crucificado, como si ustedes nunca antes lo hubieran oído) hasta que Cristo sea formado en vosotros (la obra que sólo el Espíritu Santo puede hacer, y hace exclusivamente dentro de los parámetros del Sacrificio de Cristo, que siempre debe ser el Objeto de nuestra Fe),
20 Querría cierto estar ahora con vosotros (como un padre cariñoso que quiere estar al lado de su niño enfermo), y mudar mi voz (se refiere al hecho de que su amor verdadero por ellos llegaría de una manera más ventajosa si sólo pudiera ponerse delante de ellos en persona); porque estoy perplejo en cuanto a vosotros. (El Apóstol estaba perplejo de cómo los Gálatas habían abandonado al Espíritu Santo, sustituyéndolo en Su Lugar la indiferencia de la Ley muerta. Cualquier Cristiano que actualmente tiene como su objeto de Fe cualquier otra cosa que no sea la Cruz sigue el mismo curso que los Gálatas de la antigüedad.)
AGAR Y SARA
21 Decidme, los que queréis estar bajo la Ley (la Ley de Moisés o cualquier tipo de Ley), ¿no habéis oído la Ley? (¿Saben en realidad lo que la Ley exige?)
22 Porque escrito está (Gén. 16:15; 21:2-3), Que Abraham tuvo dos hijos (Ismael e Isaac), uno de la esclava (Agar), el otro de la libre (Sara).
23 Mas el de la esclava nació según la carne (por la conspiración de Abraham y Sara); pero el de la libre nació por la Promesa (por una acción del Espíritu Santo).
24 Las cuales cosas son dichas por alegoría (una forma retórica en la cual los hechos espirituales son presentados en términos físicos): porque estas mujeres son los dos Pactos (representa la Ley [Agar] y la Gracia [Sara]); el uno ciertamente del Monte Sinaí, el cual engendró para servidumbre, que es Agar. (El Apóstol claramente dice que se refiere a Agar como un símbolo de la Ley de Moisés. Como es obvio, le fue dado en el Monte Sinaí.)
25 Porque Agar o Sinaí es un Monte de Arabia, el cual corresponde a la que ahora es Jerusalén (se refiere a aquella ciudad en la época de Pablo; fue sujeto a Leyes, ritos y costumbres, según la Ley de Moisés), la cual está en esclavitud con sus hijos. (Israel estaba en la esclavitud del pecado por haber rechazado a Cristo.)
26 Mas la Jerusalén de arriba es libre (indica el origen de la Salvación, que es el Cielo, y proclama sus resultados, que son la "libertad"), la cual es la madre de todos nosotros. (Se refiere a todos quienes son verdaderos Cristianos, Judíos o Gentiles.)
27 Porque está escrito (Isa. 2:2), Alégrate, estéril, que no pares; prorrumpe y clama, la que no estás de parto (se refiere a la Iglesia, injertada debido a la Gracia, en lugar de Israel, que exigía la Ley y que Dios no aceptaría): porque más son los hijos de la dejada que de la que tiene marido. (Corresponde a Sara que era estéril que, en un sentido de la palabra y la cultura de esa época, era lo mismo que no tener un marido, aunque ella estuviera casada con Abraham. También se refiere a la Iglesia, que, en efecto, no tenía ningún marido, como lo fue Israel, es decir, "Dios." ¡La Iglesia tiene muchos hijos más de los que Israel nunca tuvo!)
28 Así que, Hermanos, nosotros (los Creyentes) como Isaac somos Hijos de la Promesa. (La Promesa es una representación del Mesías, Quien llegó a través del linaje de Isaac para conceder la liberación al pueblo encadenado por el pecado.)
29 Empero como entonces el que era engendrado según la carne (Ismael), perseguía al que había nacido según el Espíritu (Isaac), así también ahora. (Isaac e Ismael simbolizaban la nueva y la vieja naturaleza en el Creyente. Agar y Sara tipificaron los dos Convenios, el de las obras y el de la Gracia, de la esclavitud y la Libertad, tal como Pablo lo explica aquí.)
30 Mas ¿qué dice La Escritura? (Gén. 21:10.) Echa fuera a la esclava y a su hijo (el nacimiento de la nueva naturaleza exige la expulsión de la vieja; es imposible mejorar la vieja naturaleza; debe ser expulsada, es decir, "colocada en una posición inactiva"; sólo puede ser hecho por el Creyente que evidencia la Fe constante en la Cruz, que entonces da libertad de acción al Espíritu Santo para producir esta obra imprescindible): porque no será heredero el hijo de la esclava con el hijo de la libre. (Pablo da una ilustración dramática del conflicto irreconciliable entre la Salvación por las obras y la Salvación por la Fe.)
31 De manera, Hermanos, que no somos hijos de la sierva (Agar, Ismael y la Ley), mas de la libre. (No somos hijos de la Ley, sino más bien hijos libres de la Fe.)


Primera Corintios Capítulo 13:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.


Hebreos 10:35-12:4
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.


Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

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