18 November 2008

El 18 de Noviembre Lectura Bíblica Diaria


El 18 de Noviembre Lectura Bíblica Diaria:

Ezequiel 32 - 34:

El día primero del mes duodécimo del año duodécimo, el Señor me dirigió la palabra: "Hijo de hombre, entona este lamento dedicado al faraón, rey de Egipto:
"Pareces un león entre las naciones;
pareces un monstruo marino
chapoteando en el río;
con tus patas enturbias el agua
y revuelves sus corrientes. "Así dice el Señor omnipotente:
" ‘Aunque estés entre numerosos pueblos,
tenderé sobre ti mi red
y te atraparé con ella. Te arrastraré por tierra,
y en pleno campo te dejaré tendido.
todas las aves del cielo.
se sacien todas las bestias salvajes. Desparramaré tu carne por los montes,
y con tu carroña llenaré los valles. Con tu sangre empaparé la tierra
hasta la cima de las montañas;
con tu sangre llenaré
los cauces de los ríos. Cuando te hayas consumido,
haré que el cielo se oscurezca
y se apaguen las estrellas;
cubriré el sol con una nube,
y no brillará más la luna. Por ti haré que se oscurezcan
todos los astros luminosos de los cielos,
y que tu país quede envuelto en las tinieblas.
Lo afirma el Señor omnipotente. " Cuando yo haga que la noticia de tu destrucción llegue hasta tierras que tú no conocías, haré temblar a muchas naciones. También haré que por tu causa muchos pueblos queden consternados. Cuando yo esgrima mi espada delante de ellos, sus reyes se estremecerán. En el día de tu debacle, en todo momento temblarán de miedo por temor a perder la vida. " Así dice el Señor omnipotente: La espada del rey de Babilonia vendrá contra ti. Haré que tu pueblo numeroso caiga a filo de espada, empuñada por los guerreros más crueles entre las naciones. Ellos arrasarán la soberbia de Egipto, y toda su multitud será derrotada. Voy a destruir a todo el ganado que pasta junto a las aguas abundantes, y éstas nunca más serán enturbiadas por hombres ni animales. Entonces dejaré que las aguas se asienten y que corran tranquilas, como el aceite. Lo afirma el Señor omnipotente. Cuando convierta en desolación la tierra de Egipto, y la despoje de todo lo que hay en ella, y hiera a todos lo que la habitan, entonces sabrán que yo soy el Señor. "Éste es el lamento que las ciudades de las naciones entonarán sobre Egipto y toda su multitud. Lo afirma el Señor omnipotente." En el día quince del mes duodécimo del año duodécimo, el Señor me dirigió la palabra: "Hijo de hombre, entona un lamento sobre las multitudes de Egipto, y junto con las ciudades de las naciones más poderosas hazlas descender con los que bajan a la fosa, a las regiones más profundas. Pregúntales: ¿Se creen acaso más privilegiados que otros? ¡Pues bajen y tiéndanse entre los paganos! Y caerán entre los que murieron a filo de espada. Ya tienen la espada en la mano: ¡que se arrastre a Egipto y a sus multitudes! En medio del abismo, los guerreros más fuertes y valientes hablarán de Egipto y de sus aliados. Y dirán: ¡Ya han descendido a la fosa! ¡Yacen tendidos entre los paganos que murieron a filo de espada! "Allí está Asiria, con toda su multitud en torno a su sepulcro. Todos ellos murieron a filo de espada. Todos los que sembraban el terror en la tierra de los vivientes yacen muertos, víctimas de la espada. Ahora están sepultados en lo más profundo de la fosa, ¡tendidos alrededor de su tumba! "Allí está Elam, con toda su multitud en torno a su sepulcro. Todos ellos murieron a filo de espada. Todos los que sembraban el terror en la tierra de los vivientes bajaron como paganos a lo más profundo de la fosa. Yacen tendidos sin honor entre los que descendieron a la fosa. A Elam le han preparado una cama en medio de los muertos, entre los paganos que murieron a filo de espada y que ahora rodean su tumba. Ellos sembraron el terror en la tierra de los vivientes, pero ahora yacen tendidos sin honor entre los que descendieron a la fosa. Allí quedaron, entre gente que murió asesinada. "Allí están Mésec y Tubal, con toda su multitud en torno a su sepulcro. Todos ellos son paganos, muertos a filo de espada porque sembraron el terror en la tierra de los vivientes. No yacen con los héroes caídos de entre los paganos, que bajaron al abismo con sus armas de guerra y que tienen sus espadas bajo la cabeza. El castigo de sus pecados cayó sobre sus huesos, porque estos héroes sembraron el terror en la tierra de los vivientes. "Ahí estarás tú, Egipto, en medio de los paganos, quebrado y sepultado junto con los que murieron a filo de espada. "Allí está Edom, con sus reyes y príncipes. A pesar de todo su poder, también ellos yacen tendidos junto a los que murieron a filo de espada. Yacen entre los paganos, con los que descendieron a la fosa. "Allí están todos los príncipes del norte, y todos los de Sidón. A pesar del terror que sembraron con su poderío, también ellos bajaron, envueltos en deshonra, con los que murieron a filo de espada. Son paganos, y ahora yacen tendidos entre los que murieron a filo de espada, en medio de los que descendieron a la fosa. "El faraón los verá y se consolará de la muerte de toda su gente, pues él y todo su ejército morirán a filo de espada. Lo afirma el Señor omnipotente. "Aunque yo hice que el faraón sembrara el terror en la tierra de los vivientes, él y todo su ejército serán sepultados entre los paganos, con los que murieron a filo de espada. Lo afirma el Señor omnipotente." El Señor me dirigió la palabra: "Hijo de hombre, habla con tu pueblo y dile: Cuando yo envío la guerra a algún país, y la gente de ese país escoge a un hombre y lo pone por centinela, si éste ve acercarse al ejército enemigo, toca la trompeta para advertir al pueblo. Entonces, si alguien escucha la trompeta pero no se da por advertido, y llega la espada y lo mata, él mismo será el culpable de su propia muerte. Como escuchó el sonido de la trompeta pero no le hizo caso, será responsable de su propia muerte, pues si hubiera estado atento se habría salvado. "Ahora bien, si el centinela ve que se acerca el enemigo y no toca la trompeta para prevenir al pueblo, y viene la espada y mata a alguien, esa persona perecerá por su maldad, pero al centinela yo le pediré cuentas de esa muerte. "A ti, hijo de hombre, te he puesto por centinela del pueblo de Israel. Por lo tanto, oirás la palabra de mi boca, y advertirás de mi parte al pueblo. Cuando yo le diga al malvado: ¡Vas a morir!, si tú no le adviertes que cambie su mala conducta, el malvado morirá por su pecado, pero a ti te pediré cuentas de su sangre. En cambio, si le adviertes al malvado que cambie su mala conducta, y no lo hace, él morirá por su pecado pero tú habrás salvado tu vida. "Hijo de hombre, diles a los israelitas: Ustedes dicen: ‘Nuestras rebeliones y nuestros pecados pesan sobre nosotros, y nos estamos consumiendo en vida. ¿Cómo podremos vivir? Diles: Tan cierto como que yo vivo afirma el Señor omnipotente, que no me alegro con la muerte del malvado, sino con que se convierta de su mala conducta y viva. ¡Conviértete, pueblo de Israel; conviértete de tu conducta perversa! ¿Por qué habrás de morir? "Tú, hijo de hombre, diles a los hijos de tu pueblo: Al justo no lo salvará su propia justicia si comete algún pecado; y la maldad del impío no le será motivo de tropiezo si se convierte. Si el justo peca, no se podrá salvar por su justicia anterior. Si yo le digo al justo: ‘¡Vivirás!, pero él se atiene a su propia justicia y hace lo malo, no se le tomará en cuenta su justicia, sino que morirá por la maldad que cometió. En cambio, si le digo al malvado: ‘¡Morirás!, pero luego él se convierte de su pecado y actúa con justicia y rectitud, y devuelve lo que tomó en prenda y restituye lo que robó, y obedece los preceptos de vida, sin cometer ninguna iniquidad, ciertamente vivirá y no morirá. No se le tomará en cuenta ninguno de los pecados que antes cometió, sino que vivirá por haber actuado con justicia y rectitud. "Los hijos de tu pueblo dicen: El Señor no actúa con justicia. En realidad, los que no actúan con justicia son ellos. Si el justo se aparta de su justicia y hace lo malo, morirá a causa de ello. Y si el malvado deja de hacer lo malo y actúa con justicia y rectitud, vivirá. A pesar de esto, ustedes siguen repitiendo: El Señor no actúa con justicia. Pero yo, israelitas, los juzgaré a cada uno de ustedes según su conducta." El día quinto del mes décimo del año duodécimo de nuestro exilio, un fugitivo que había huido de Jerusalén vino y me dio esta noticia: "La ciudad ha sido conquistada." La noche antes de que llegara el fugitivo, la mano del Señor vino sobre mí y me dejó mudo. A la mañana siguiente, cuando vino el hombre, el Señor me devolvió el habla. Luego el Señor me dirigió la palabra: "Hijo de hombre, la gente que vive en esas ruinas en la tierra de Israel, anda diciendo: Si Abraham, que era uno solo, llegó a poseer todo el país, con mayor razón nosotros, que somos muchos, habremos de recibir la tierra en posesión. Por tanto, adviérteles que así dice el Señor omnipotente: Ustedes comen carne con sangre, adoran a sus ídolos, y derraman sangre, ¿y aun así pretenden poseer el país? Además, confían en sus espadas, cometen abominaciones, viven en adulterio con la mujer de su prójimo, ¿y aun así pretenden poseer el país? "Por tanto, adviérteles que así dice el Señor omnipotente: Tan cierto como que yo vivo, que los que habitan en las ruinas morirán a filo de espada; a los que andan por el campo abierto se los daré como pasto a las fieras, y los que están en las fortalezas y en las cuevas morirán de peste. Convertiré al país en un desierto desolado, y se acabará el orgullo de su poder. Los montes de Israel quedarán devastados, y nadie más pasará por ellos. Y cuando yo deje a este país como un desierto desolado por culpa de los actos detestables que ellos cometieron, sabrán que yo soy el Señor. "En cuanto a ti, hijo de hombre, los de tu pueblo hablan de ti junto a los muros y en las puertas de las casas, y se dicen unos a otros: Vamos a escuchar el mensaje que nos envía el Señor. Y se te acercan en masa, y se sientan delante de ti y escuchan tus palabras, pero luego no las practican. Me halagan de labios para afuera, pero después sólo buscan las ganancias injustas. En realidad, tú eres para ellos tan sólo alguien que entona canciones de amor con una voz hermosa, y que toca bien un instrumento; oyen tus palabras, pero no las ponen en práctica. No obstante, cuando todo esto suceda y en verdad está a punto de cumplirse, sabrán que hubo un profeta entre ellos." El Señor me dirigió la palabra: "Hijo de hombre, profetiza contra los pastores de Israel; profetiza y adviérteles que así dice el Señor omnipotente: ¡Ay de ustedes, pastores de Israel, que tan sólo se cuidan a sí mismos! ¿Acaso los pastores no deben cuidar al rebaño? Ustedes se beben la leche, se visten con la lana, y matan las ovejas más gordas, pero no cuidan del rebaño. No fortalecen a la oveja débil, no cuidan de la enferma, ni curan a la herida; no van por la descarriada ni buscan a la perdida. Al contrario, tratan al rebaño con crueldad y violencia. Por eso las ovejas se han dispersado: ¡por falta de pastor! Por eso están a la merced de las fieras salvajes. Mis ovejas andan descarriadas por montes y colinas, dispersas por toda la tierra, sin que nadie se preocupe por buscarlas. "Por tanto, pastores, escuchen bien la palabra del Señor: Tan cierto como que yo vivo afirma el Señor omnipotente, que por falta de pastor mis ovejas han sido objeto del pillaje y han estado a merced de las fieras salvajes. Mis pastores no se ocupan de mis ovejas; cuidan de sí mismos pero no de mis ovejas. Por tanto, pastores, escuchen la palabra del Señor. Así dice el Señor omnipotente: Yo estoy en contra de mis pastores. Les pediré cuentas de mi rebaño; les quitaré la responsabilidad de apacentar a mis ovejas, y no se apacentarán más a sí mismos. Arrebataré de sus fauces a mis ovejas, para que nos les sirvan de alimento. "Así dice el Señor omnipotente: Yo mismo me encargaré de buscar y de cuidar a mi rebaño. Como un pastor que cuida de sus ovejas cuando están dispersas, así me ocuparé de mis ovejas y las rescataré de todos los lugares donde, en un día oscuro y de nubarrones, se hayan dispersado. Yo las sacaré de entre las naciones; las reuniré de los países, y las llevaré a su tierra. Las apacentaré en los montes de Israel, en los vados y en todos los poblados del país. Las haré pastar en los mejores pastos, y su aprisco estará en los montes altos de Israel. Allí descansarán en un buen lugar de pastoreo y se alimentarán de los mejores pastos de los montes de Israel. Yo mismo apacentaré a mi rebaño, y lo llevaré a descansar. Lo afirma el Señor omnipotente. Buscaré a las ovejas perdidas, recogeré a las extraviadas, vendaré a las que estén heridas y fortaleceré a las débiles, pero exterminaré a las ovejas gordas y robustas. Yo las pastorearé con justicia. "En cuanto a ti, rebaño mío, esto es lo que dice el Señor omnipotente: Juzgaré entre ovejas y ovejas, y entre carneros y chivos. ¿No les basta con comerse los mejores pastos, sino que tienen también que pisotear lo que queda? ¿No les basta con beber agua limpia, sino que tienen que enturbiar el resto con las patas? Por eso mis ovejas tienen ahora que comerse el pasto que ustedes han pisoteado, y beberse el agua que ustedes han enturbiado. "Por eso, así dice el Señor omnipotente: Yo mismo voy a juzgar entre las ovejas gordas y las flacas. Por cuanto ustedes han empujado con el costado y con la espalda, y han atacado a cornadas a las más débiles, hasta dispersarlas, voy a salvar a mis ovejas, y ya no les servirán de presa. Yo juzgaré entre ovejas y ovejas. Entonces les daré un pastor, mi siervo David, que las apacentará y será su único pastor. Yo, el Señor, seré su Dios, y mi siervo David será su príncipe. Yo, el Señor, lo he dicho. "Estableceré con ellas un pacto de paz: haré desaparecer del país a las bestias feroces, para que mis ovejas puedan habitar seguras en el desierto y dormir tranquilas en los bosques. Haré que ellas y los alrededores de mi colina sean una fuente de bendición. Haré caer lluvias de bendición en el tiempo oportuno. Los árboles del campo darán su fruto, la tierra entregará sus cosechas, y ellas vivirán seguras en su propia tierra. Y cuando yo haga pedazos su yugo y las libere de sus tiranos, entonces sabrán que yo soy el Señor. Ya no volverán a ser presa de las naciones, ni serán devoradas por las fieras. Vivirán seguras y nadie les infundirá temor. Les daré una tierra famosa por sus cosechas. No sufrirán hambre en la tierra, ni tendrán que soportar los insultos de las naciones. Entonces sabrán que yo, el Señor su Dios, estoy con ellos, y que ellos, el pueblo de Israel, son mi pueblo. Yo, el Señor omnipotente, lo afirmo, y afirmo también que yo soy su Dios y que ustedes son mis ovejas, las ovejas de mi prado."



Salmo 39:
Me dije a mí mismo:
"Mientras esté ante gente malvada
vigilaré mi conducta,
me abstendré de pecar con la lengua,
me pondré una mordaza en la boca." Así que guardé silencio, me mantuve callado.
¡Ni aun lo bueno salía de mi boca!
Pero mi angustia iba en aumento; ¡el corazón me ardía en el pecho!
Al meditar en esto, el fuego se inflamó
y tuve que decir: "Hazme saber, Señor, el límite de mis días,
y el tiempo que me queda por vivir;
hazme saber lo efímero que soy. Muy breve es la vida que me has dado;
ante ti, mis años no son nada.
Un soplo nada más es el mortal,
Selah.
un suspiro que se pierde entre las sombras.
Ilusorias son las riquezas que amontona,
pues no sabe quién se quedará con ellas. "Y ahora, Señor, ¿qué esperanza me queda?
¡Mi esperanza he puesto en ti! Líbrame de todas mis transgresiones.
Que los necios no se burlen de mí. "He guardado silencio; no he abierto la boca,
pues tú eres quien actúa. Ya no me castigues,
que los golpes de tu mano me aniquilan. Tú reprendes a los mortales,
los castigas por su iniquidad;
como polilla, acabas con sus placeres.
¡Un soplo nada más es el mortal!
Selah.
"Señor, escucha mi oración,
atiende a mi clamor;
no cierres tus oídos a mi llanto.
Ante ti soy un extraño,
un peregrino, como todos mis antepasados. No me mires con enojo, y volveré a alegrarme
antes que me muera y deje de existir."


Proverbios 27:
No te jactes del día de mañana,
porque no sabes lo que el día traerá.
No te jactes de ti mismo;
que sean otros los que te alaben.
Pesada es la piedra, pesada es la arena,
pero más pesada es la ira del necio.
Cruel es la furia, y arrolladora la ira,
pero ¿quién puede enfrentarse a la envidia?
Más vale ser reprendido con franqueza
que ser amado en secreto.
Más confiable es el amigo que hiere
que el enemigo que besa.
Al que no tiene hambre, hasta la miel lo empalaga;
al hambriento, hasta lo amargo le es dulce.
Como ave que vaga lejos del nido
es el hombre que vaga lejos del hogar.
El perfume y el incienso alegran el corazón;
la dulzura de la amistad fortalece el ánimo.
No abandones a tu amigo ni al amigo de tu padre.
No vayas a la casa de tu hermano cuando tengas un problema.
Más vale vecino cercano que hermano distante. Hijo mío, sé sabio y alegra mi corazón;
así podré responder a los que me desprecian.
El prudente ve el peligro y lo evita;
el inexperto sigue adelante y sufre las consecuencias.
Toma la prenda del que salga fiador por un extraño;
reténla en garantía si la entrega por la mujer ajena.
El mejor saludo se juzga una impertinencia
cuando se da a gritos y de madrugada.
Gotera constante en un día lluvioso
es la mujer que siempre pelea. Quien la domine, podrá dominar el viento
y retener aceite en la mano.
El hierro se afila con el hierro,
y el hombre en el trato con el hombre.
El que cuida de la higuera comerá de sus higos,
y el que vela por su amo recibirá honores.
En el agua se refleja el rostro,
y en el corazón se refleja la persona.
El sepulcro, la muerte y los ojos del hombre
jamás se dan por satisfechos.
En el crisol se prueba la plata;
en el horno se prueba el oro;
ante las alabanzas, el hombre.
Aunque al necio lo muelas y lo remuelas,
y lo machaques como al grano,
no le quitarás la necedad.
Asegúrate de saber cómo están tus rebaños;
cuida mucho de tus ovejas; pues las riquezas no son eternas
ni la fortuna está siempre segura. Cuando se limpien los campos y brote el verdor,
y en los montes se recoja la hierba, las ovejas te darán para el vestido,
y las cabras para comprar un campo; tendrás leche de cabra en abundancia
para que se alimenten tú y tu familia,
y toda tu servidumbre.


El Libro de Los Hechos Capítulo 13 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:


LOS HECHOS DE LOS APÓSTOLES



CAPÍTULO 13
(45 d.C.)
EL PRIMER VIAJE MISIONERO



HABÍA entonces en la Iglesia que estaba en Antioquía, Profetas y Doctores (el Espíritu Santo, como veremos, cambia el énfasis de Jerusalén a esta ciudad de Siria); Bernabé, y Simón el que se llamaba Níger, y Lucio Cireneo, y Manaén, que había sido criado con Herodes el tetrarca, y Saulo.
2 Ministrando pues éstos al Señor, y ayunando (se refiere a la adoración), dijo el Espíritu Santo (el Espíritu Santo todavía habla, por lo menos a todos quiénes tienen una relación correcta, y todos pueden tenerla si así lo desea), Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra para la cual los he llamado (expresa una Orden fuerte; en otras palabras, no es una sugerencia; el Señor hace el llamado, no el hombre).
CHIPRE
3 Entonces habiendo ayunado y orado (la Iglesia Primitiva era una Iglesia de oración; es una pena que no se puede decir lo mismo de la Iglesia moderna), y puesto las manos encima de ellos (significaba las Bendiciones de la Iglesia sobre Pablo y Bernabé), los despidieron (representa, lo que es conocido, el primer viaje Misionero a nuevos lugares para el preciso propósito de establecer nuevas Iglesias).
4 Y ellos, enviados así por el Espíritu Santo (presenta el Espíritu no sólo llamándoles, sino enviándoles también; a causa de la Cruz, el Espíritu Santo ahora tiene mucho más libertad para obrar dentro de nuestras vidas), descendieron a Seleucia; y de allí navegaron a Chipre (representaba un viaje de unos ciento cincuenta kilómetros [cien millas]; también, Chipre era el hogar de la infancia de Bernabé, donde sin duda aún tenía muchos amigos [Hch. 4:36]).
5 Y llegados a Salamina (una de las ciudades principales en la Isla de Chipre), anunciaban la Palabra de Dios en las Sinagogas de los Judíos (al llegar a una nueva ciudad, Pablo normalmente iba primero a la Sinagoga y ministraba; era al Judío primero, y después al Gentil): y tenían también a Juan en el ministerio (habla de Juan Marcos, que escribió uno de los Cuatro Evangelios que lleva su nombre; él era su ayudante).
6 Y habiendo atravesado toda la isla hasta Pafos (la Capital de Chipre), hallaron un hombre mago, falso profeta, Judío, llamado Barjesús (este hombre afirmó ser de Dios, pero en realidad era de Satanás):
7 El cual estaba con el procónsul Sergio Paulo, varón prudente (andaba este hechicero con él; ya que era un pagano, él no comprendía la diferencia entre la hechicería y lo que era legítimo de Dios); éste, llamando a Bernabé y a Saulo, deseaba oír la Palabra de Dios (las noticias de la llegada de estos hombres habían circulado por todas partes).
8 Mas les resistía Elimas el encantador (que así se interpreta su nombre) (vio una amenaza en Pablo y Bernabé), procurando apartar de la fe al procónsul (quiere decir que el Gobernador creía el Mensaje de Jesucristo, como lo presentó Pablo y Bernabé).
9 Entonces Saulo, (que también es Pablo) (presenta aquí el cambio de nombre; él se referirá como Pablo de aquí en adelante; Pablo es el derivado Romano del Hebreo Saulo), lleno del Espíritu Santo (no sólo habla de una condición continua, sino que al parecer indica una nueva Unción especial), poniendo en él los ojos (obedeció según la dirección del Espíritu Santo),
10 Dijo, O, lleno de todo engaño y de toda maldad, hijo del diablo, enemigo de toda Justicia (era el Don del Discernimiento de espíritus [I Cor. 12:10]), ¿no cesarás de trastornar los Caminos Rectos del Señor? (Expone que este hechicero que afirmaba ser de Dios no era de Dios del todo, sino más bien de Satanás.)
11 Ahora pues, he aquí, la Mano del Señor está sobre ti (mejor se hubiera traducido, está contra ti), y serás ciego, que no veas el sol por tiempo (indica que había oportunidad para el Arrepentimiento; en otras palabras, era un castigo remediador). Y luego cayeron en él oscuridad y tinieblas (usadas por el Espíritu Santo para enseñar a este hombre que su mensaje era tinieblas); y andando alrededor, buscaba quién le condujese por la mano (indica que él ahora no tenía seguidores debido a que se descubrió lo que realmente era, ¡un impostor!).
12 Entonces el procónsul, viendo lo que había sido hecho, creyó (aceptó al Señor Jesucristo como su Salvador), maravillado de la Doctrina del Señor (habla de que esta Doctrina no era solamente retórica, sino que iba acompañada con Poder también).
13 Y partidos de Pafos, Pablo y sus compañeros arribaron a Perge de Pamphylia (los presenta regresando al continente desde la Isla de Chipre): entonces Juan, apartándose de ellos, se volvió a Jerusalén (habla de Marcos quien escribió el Evangelio que lleva su nombre; aunque el Espíritu Santo calla en cuanto al motivo por la cual Marcos hizo esto, sabemos que su marcha causó apuros en este Equipo Misionero [Hch. 15:37-39]).
PISIDIA
14 Y ellos pasando de Perge, llegaron a Antioquía de Pisidia (se refiere a la Antioquía que no es la Antioquía de Siria, donde la Iglesia madre se ubicaba [Hch. 13:1]), y entrando en la Sinagoga un Día Sábado, se sentaron (hace referencia a asientos especiales, por lo tanto insinuando que ellos estaban dispuestos a hablar si los invitaran, como era la costumbre en la Sinagoga).
15 Y después de la lectura de la Ley y de los Profetas (se refiere a la costumbre), los Dirigentes de la Sinagoga enviaron a ellos, diciendo, Varones hermanos, si tenéis alguna palabra de exhortación para el pueblo, hablad (como se mencionó, era por lo general la manera en que Pablo comenzaba su Evangelización en cualquier lugar; primero iba a la Sinagoga Judía, y luego a los Gentiles).
LA SALVACIÓN POR LA FE
16 Entonces Pablo, levantándose, hecha señal de silencio con la mano, dice, Varones Israelitas, y los que teméis a Dios (los Gentiles que asistieron a las Sinagogas Judías se les daban un lugar particular para sentarse, y los llamaban los que teméis a Dios), oíd (vemos la esencia del Mensaje de Pablo, pero no entra en mucho detalle en el registro de los sermones posteriores).
17 El Dios del pueblo de Israel escogió a nuestros Padres (presenta a Pablo comenzando su Mensaje así como Esteban lo había hecho en años anteriores), y ensalzó al pueblo, siendo ellos extranjeros en la tierra de Egipto, y con brazo levantado los sacó de ella.
18 Y por tiempo como de cuarenta años soportó sus costumbres en el desierto (su mala educación).
19 Y destruyendo siete naciones en la tierra de Canaán (se refiere a los Cananeos, Heteos, Gergeseos, Amorreos, Heveos, Perezeos y Jebuseos), les repartió por suerte la tierra de ellas (habla del Urim y Tumim; dio porciones diferentes a las distintas Tribus).
20 Y después, como por cuatrocientos y cincuenta años, les dio jueces hasta el Profeta Samuel (Samuel era el último Juez, y el primer hombre en la Oficina de Profeta).
21 Y entonces demandaron rey: y les dio Dios a Saúl, hijo de Cis, varón de la Tribu de Benjamín, por cuarenta años (quiere decir que él gobernó durante cuarenta años).
22 Y cuando Él (Dios) había quitado aquél (Saúl), les levantó por rey a David (David estaba destinado a ser el primer rey de Israel, pero la gente salió en falso, por así decirlo; ellos exigieron un rey y consiguieron a Saúl, que resultó ser un desastre); el que dio también testimonio, diciendo, He hallado a David, hijo de Isaí, varón conforme a Mi Corazón, el cual hará todo lo que Yo quiero.
23 De la simiente de éste (la simiente de David), Dios, conforme a la Promesa, levantó a Jesús por Salvador a Israel (el Apóstol ahora introduce Al Que es la Causa y la Razón de todo; Él es el único Salvador):
24 Predicando Juan delante de la faz de Su venida el Bautismo de Arrepentimiento a todo el pueblo de Israel (el Ministerio de Juan el Bautista).
25 Mas como Juan cumpliese su carrera, dijo, ¿Quién pensáis que soy? No soy yo Él. Mas, he aquí, viene tras mí Uno, cuyo calzado de los pies no soy digno de desatar (Juan sin rodeos anuncia que él no es el Mesías, sino que es Jesús).
26 Varones Hermanos, hijos del linaje de Abraham (los Judíos), y los que entre vosotros temen a Dios (los Gentiles), a vosotros es enviada la palabra de esta Salud (presenta a Pablo, sin apología, inclusive a los Gentiles en este gran Plan de Salvación).
27 Porque los que habitaban en Jerusalén, y sus Dirigentes (apunta a los asesinos de Cristo), no conociendo a Éste (implica una ignorancia voluntariosa que causó una ceguera voluntariosa), y las voces de los Profetas que se leen todos los Sábados (los Profetas les hablaron de Cristo, pero ellos no creyeron), las cumplieron, condenándolo (Isa., cap. 53).
28 Y sin hallar en Él causa de muerte (ellos se opusieron a Él desde un principio; Lo oyeron con mentes cerradas y, por lo tanto, taparon sus oídos), pidieron a Pilato que le matasen.
29 Y habiendo cumplido todas las cosas que de Él estaban escritas (lo que los Profetas habían predicho), quitándolo del madero (habla de la Cruz; haga observación, tanto Pablo como Pedro usó el término madero para referirse a la Cruz; se deriva de Deut. 21:23), lo pusieron en el sepulcro.
30 Mas Dios le levantó de los muertos (así como Pablo proclamaba la Crucifixión de Jesús, ahora proclama Su Resurrección):
31 Y Él fue visto por muchos días de los que habían subido juntamente con Él de Galilea a Jerusalén (concierne a varias apariciones por un período de unos cuarenta días), los cuales son Sus testigos al pueblo (Pablo plantea el caso que hubieron demasiadas apariciones para que se negara Su Resurrección).
32 Y nosotros también os anunciamos el Evangelio (habla de las Buenas Nuevas del Evangelio, todo envuelto en Cristo) de aquella Promesa que fue hecha a los Padres (tenía sus principios en Gén. 3:15, y abarcaba la totalidad de la historia del Antiguo Testamento),
33 La cual Dios ha cumplido a los hijos de ellos (quiere decir simplemente que el Señor hizo exactamente lo que Él había Prometido), a nosotros, resucitando a Jesús (la Resurrección); como también en el Salmo Segundo está escrito, Mi Hijo eres Tú, Yo te he engendrado hoy (se refiere a la Encarnación cuando la Segunda Persona de la Trinidad Divina tomó un cuerpo humano perfecto, a fin de que fuera ofrecido como Sacrificio para Redimir a la humanidad [Isa. 7:14; 9:6; Fil. 2:5-11]).
34 Y que le levantó de los muertos para nunca más volver a corrupción (esta frase revela que Jesús fue resucitado de los muertos, tiene más importancia que cuando Él entró en el domicilio de la muerte; Él murió con un Cuerpo humano, normal, aunque Perfecto, pero fue resucitado con un Cuerpo Glorificado), así lo dijo, Os daré las misericordias fieles de David (en realidad se refiere al Señor Jesucristo, Que encarna todas estas grandes Misericordias [Isa. 55:3]).
35 Por eso dice también en otro lugar, No permitirás que Tu Santo vea corrupción (se refiere a Sal. 16:10; este pasaje, como muchos otros, derriba la Doctrina de que Jesús murió Espiritualmente; si Jesús se hubiera ido al Infierno ardiente cuando Él murió, y hubiera sufrido allí por tres días y noches como algunos afirman, definitivamente Él habría visto la corrupción; pero Él no fue allí).
36 Porque a la verdad David, habiendo servido en su generación conforme a la Voluntad de Dios, durmió (se refiere a la muerte de David), y fue juntado con sus Padres, y vio corrupción (demuestra que el gran Convenio Davídico perteneció al hijo mayor de David, y no a David mismo):
37 Mas Aquél que Dios levantó, no vio corrupción (este Mensaje de Pablo es muy similar al de Pedro en Hch. cap. 2).
38 Por tanto, varones Hermanos, sabed que por Éste os es anunciada remisión de pecados (presenta a Jesús como habiendo pagado el precio por la Redención del hombre, y por Él Solo puede haber perdón de pecados):
39 Y de todas las cosas que por la Ley de Moisés no pudisteis ser justificados (dogmáticamente y sin apología alguna, aparta la Ley de Moisés como algo vacío de la capacidad de justificar al individuo con Dios), en Éste (lo que Él hizo en la Cruz) es justificado todo aquel que creyere (La Escritura claramente dice, todas las cosas, no sólo algunas cosas).
40 Mirad, pues, que no venga sobre vosotros lo que está dicho en los Profetas (habla del Juicio de Dios, y claramente dice que le vendrá a los que rechazan la Verdad);
41 Mirad, O menospreciadores, y entonteceos, y desvaneceos ([Hab. 1:5] habló de Israel que rechazó a Cristo, y es verídico para todos los que rechazan a Cristo, quienquiera y dondequiera que pudieran estar): porque yo obro una obra en vuestros días, obra que no creeréis, si alguien os la contare (predice la incredulidad de la humanidad con respecto a Jesucristo como la fuente de toda la Salvación).
42 Y saliendo ellos de la Sinagoga de los Judíos (indica que algunos estaban molestos con las declaraciones de Pablo), los Gentiles les rogaron que el Sábado siguiente les hablasen estas palabras (habla de aquellos Gentiles que se refieren como temerosos de Dios, que estaban en la Sinagoga y oyeron el Mensaje de Pablo).
43 Y despedida la congregación, muchos de los Judíos y de los religiosos prosélitos (los Gentiles que habían aceptado el Judaísmo) siguieron a Pablo y a Bernabé (deseaban oír más): los cuales hablándoles, les persuadían que permaneciesen en la Gracia de Dios (no sólo deben aceptar a Cristo, sino también seguir en Cristo).
LA OPOSICIÓN
44 Y el Sábado siguiente se juntó casi toda la ciudad a oír la Palabra de Dios (durante la semana de intervalo, parece ser que los nuevos convertidos rápidamente extendían el Mensaje de la Gracia mediante Jesucristo; en consecuencia, hay una gran muchedumbre durante ese Día Sábado en particular para escuchar el Evangelio).
45 Mas los Judíos, visto el gentío, se llenaron de celos (no esperaban esta gran multitud), y se oponían a lo que Pablo decía, contradiciendo y blasfemando (los líderes de la Sinagoga procuraban contradecir a Pablo, y blasfemaban a Cristo también).
46 Entonces Pablo y Bernabé, hablaron con valor (el Espíritu Santo les dio este valor), y dijeron, A vosotros a la verdad era necesario que se os hablase la Palabra de Dios (había que dársela primero a los Judíos): pero ya que la desecháis, y os juzgáis indignos de la Vida Eterna, he aquí, nos volvemos a los Gentiles (proclama una declaración de una magnitud de gran alcance; se diría que esto era el principio de la Civilización Occidental).
47 Porque así nos ha Mandado el Señor (habla no sólo de Su Llamado Personal, sino también de la Profecía pronunciada por Isaías), diciendo, Te he puesto para Luz de los Gentiles (es tomada de Isa. 49:6, y se refiere al Mesías), para que seas Salvación hasta lo postrero de la Tierra (la Salvación ofrecida por Cristo está destinado para el mundo entero).
48 Y los Gentiles oyendo esto, fueron gozosos, y glorificaban la Palabra del Señor (sabían que esto tenía que ver con ellos mismos, y esto trajo gran gozo, justo como se debía de hacer): y creyeron todos los que estaban ordenados para Vida Eterna (quiere decir que Dios ha designado y ha provisto la Vida Eterna para todos los que creen [Jn. 3:15-20; Rom. 1:16; 10:9-10; I Tim. 2:4; II Ped. 3:9; Apoc. 22:17]).
49 Y la Palabra del Señor era sembrada por toda aquella provincia (no dijo la Iglesia, o alguna institución religiosa, etc., sino la Palabra del Señor; esto nos muestra dónde se debe hacer hincapié).
50 Mas los Judíos (aquellos que se opusieron al Evangelio) concitaron mujeres piadosas y devotas (parece indicar a las mujeres entre los Prosélitos Gentiles), y a los Principales de la ciudad, y levantaron persecución contra Pablo y Bernabé (quiere decir que estas personas creyeron las mentiras que les dijeron acerca de estos dos), y los echaron de sus términos (no simplemente les solicitaron para que se marcharan, sino que fueron expulsados a la fuerza; no hay evidencia de ninguna violencia física, pero definitivamente hay evidencias de amenazas con violencia física).
51 Ellos entonces sacudiendo en ellos el polvo de sus pies (presenta lo que Jesús Mandó que Sus Discípulos hicieran en estas circunstancias [Mat. 10:14; Marc. 6:11; Luc. 9:5; 10:11]), vinieron a Iconio (una ciudad al sur de la Provincia Romana de Galacia).
52 Y los Discípulos estaban llenos de gozo (declara que el Espíritu Santo los informó de que el problema en Antioquía no era culpa suya; esto les trae un gran gozo), y del Espíritu Santo (quiere decir que el Espíritu de Dios era el Autor de este gozo).

Primera Corintios Capítulo 13:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.


Hebreos 10:35-12:4
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.


Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

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