27 March 2023

El día 27 de marzo Lectura Bíblica Diaria

Sonidos del aire libre

Mensaje de la Cruz de Cristo Jesús-Capítulo-1

El día 27 de marzo Lectura Bíblica:

Ezequiel 17-19:
17 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Hijo de hombre, propón una figura, y compón una parábola a la casa de Israel. Y dirás: Así ha dicho Jehová el Señor: Una gran águila, de grandes alas y de largos miembros, llena de plumas de diversos colores, vino al Líbano, y tomó el cogollo del cedro. Arrancó el principal de sus renuevos y lo llevó a tierra de mercaderes, y lo puso en una ciudad de comerciantes. Tomó también de la simiente de la tierra, y la puso en un campo bueno para sembrar, la plantó junto a aguas abundantes, la puso como un sauce. Y brotó, y se hizo una vid de mucho ramaje, de poca altura, y sus ramas miraban al águila, y sus raíces estaban debajo de ella; así que se hizo una vid, y arrojó sarmientos y echó mugrones. Había también otra gran águila, de grandes alas y de muchas plumas; y he aquí que esta vid juntó cerca de ella sus raíces, y extendió hacia ella sus ramas, para ser regada por ella por los surcos de su plantío. En un buen campo, junto a muchas aguas, fue plantada, para que hiciese ramas y diese fruto, y para que fuese vid robusta. Diles: Así ha dicho Jehová el Señor: ¿Será prosperada? ¿No arrancará sus raíces, y destruirá su fruto, y se secará? Todas sus hojas lozanas se secarán; y eso sin gran poder ni mucha gente para arrancarla de sus raíces. Y he aquí está plantada; ¿será prosperada? ¿No se secará del todo cuando el viento solano la toque? En los surcos de su verdor se secará. Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Dí ahora a la casa rebelde: ¿No habéis entendido qué significan estas cosas? Diles: He aquí que el rey de Babilonia vino a Jerusalén, y tomó a tu rey y a sus príncipes, y los llevó consigo a Babilonia. Tomó también a uno de la descendencia real e hizo pacto con él, y le hizo prestar juramento; y se llevó consigo a los poderosos de la tierra, para que el reino fuese abatido y no se levantase, a fin de que guardando el pacto, permaneciese en pie. Pero se rebeló contra él, enviando embajadores a Egipto para que le diese caballos y mucha gente. ¿Será prosperado, escapará el que estas cosas hizo? El que rompió el pacto, ¿podrá escapar? Vivo yo, dice Jehová el Señor, que morirá en medio de Babilonia, en el lugar donde habita el rey que le hizo reinar, cuyo juramento menospreció, y cuyo pacto hecho con él rompió. Y ni con gran ejército ni con mucha compañía hará Faraón nada por él en la batalla, cuando se levanten vallados y se edifiquen torres para cortar muchas vidas. Por cuanto menospreció el juramento y quebrantó el pacto, cuando he aquí que había dado su mano, y ha hecho todas estas cosas, no escapará. Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Vivo yo, que el juramento mío que menospreció, y mi pacto que ha quebrantado, lo traeré sobre su misma cabeza. Extenderé sobre él mi red, y será preso en mi lazo, y lo haré venir a Babilonia, y allí entraré en juicio con él por su prevaricación con que contra mí se ha rebelado. Y todos sus fugitivos, con todas sus tropas, caerán a espada, y los que queden serán esparcidos a todos los vientos; y sabréis que yo Jehová he hablado. Así ha dicho Jehová el Señor: Tomaré yo del cogollo de aquel alto cedro, y lo plantaré; del principal de sus renuevos cortaré un tallo, y lo plantaré sobre el monte alto y sublime. En el monte alto de Israel lo plantaré, y alzará ramas, y dará fruto, y se hará magnífico cedro; y habitarán debajo de él todas las aves de toda especie; a la sombra de sus ramas habitarán. Y sabrán todos los árboles del campo que yo Jehová abatí el árbol sublime, levanté el árbol bajo, hice secar el árbol verde, e hice reverdecer el árbol seco. Yo Jehová lo he dicho, y lo haré. 18 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: ¿Qué pensáis vosotros, los que usáis este refrán sobre la tierra de Israel, que dice: Los padres comieron las uvas agrias, y los dientes de los hijos tienen la dentera? Vivo yo, dice Jehová el Señor, que nunca más tendréis por qué usar este refrán en Israel. He aquí que todas las almas son mías; como el alma del padre, así el alma del hijo es mía; el alma que pecare, esa morirá. Y el hombre que fuere justo, e hiciere según el derecho y la justicia; que no comiere sobre los montes, ni alzare sus ojos a los ídolos de la casa de Israel, ni violare la mujer de su prójimo, ni se llegare a la mujer menstruosa, ni oprimiere a ninguno; que al deudor devolviere su prenda, que no cometiere robo, y que diere de su pan al hambriento y cubriere al desnudo con vestido, que no prestare a interés ni tomare usura; que de la maldad retrajere su mano, e hiciere juicio verdadero entre hombre y hombre, en mis ordenanzas caminare, y guardare mis decretos para hacer rectamente, éste es justo; éste vivirá, dice Jehová el Señor. Mas si engendrare hijo ladrón, derramador de sangre, o que haga alguna cosa de estas, y que no haga las otras, sino que comiere sobre los montes, o violare la mujer de su prójimo, al pobre y menesteroso oprimiere, cometiere robos, no devolviere la prenda, o alzare sus ojos a los ídolos e hiciere abominación, prestare a interés y tomare usura; ¿vivirá éste? No vivirá. Todas estas abominaciones hizo; de cierto morirá, su sangre será sobre él. Pero si éste engendrare hijo, el cual viere todos los pecados que su padre hizo, y viéndolos no hiciere según ellos; no comiere sobre los montes, ni alzare sus ojos a los ídolos de la casa de Israel; la mujer de su prójimo no violare, ni oprimiere a nadie, la prenda no retuviere, ni cometiere robos; al hambriento diere de su pan, y cubriere con vestido al desnudo; apartare su mano del pobre, interés y usura no recibiere; guardare mis decretos y anduviere en mis ordenanzas; éste no morirá por la maldad de su padre; de cierto vivirá. Su padre, por cuanto hizo agravio, despojó violentamente al hermano, e hizo en medio de su pueblo lo que no es bueno, he aquí que él morirá por su maldad. Y si dijereis: ¿Por qué el hijo no llevará el pecado de su padre? Porque el hijo hizo según el derecho y la justicia, guardó todos mis estatutos y los cumplió, de cierto vivirá. El alma que pecare, esa morirá; el hijo no llevará el pecado del padre, ni el padre llevará el pecado del hijo; la justicia del justo será sobre él, y la impiedad del impío será sobre él. Mas el impío, si se apartare de todos sus pecados que hizo, y guardare todos mis estatutos e hiciere según el derecho y la justicia, de cierto vivirá; no morirá. Todas las transgresiones que cometió, no le serán recordadas; en su justicia que hizo vivirá. ¿Quiero yo la muerte del impío? dice Jehová el Señor. ¿No vivirá, si se apartare de sus caminos? Mas si el justo se apartare de su justicia y cometiere maldad, e hiciere conforme a todas las abominaciones que el impío hizo, ¿vivirá él? Ninguna de las justicias que hizo le serán tenidas en cuenta; por su rebelión con que prevaricó, y por el pecado que cometió, por ello morirá. Y si dijereis: No es recto el camino del Señor; oíd ahora, casa de Israel: ¿No es recto mi camino? ¿no son vuestros caminos torcidos? Apartándose el justo de su justicia, y haciendo iniquidad, él morirá por ello; por la iniquidad que hizo, morirá. Y apartándose el impío de su impiedad que hizo, y haciendo según el derecho y la justicia, hará vivir su alma. Porque miró y se apartó de todas sus transgresiones que había cometido, de cierto vivirá; no morirá. Si aún dijere la casa de Israel: No es recto el camino del Señor; ¿no son rectos mis caminos, casa de Israel? Ciertamente, vuestros caminos no son rectos. Por tanto, yo os juzgaré a cada uno según sus caminos, oh casa de Israel, dice Jehová el Señor. Convertíos, y apartaos de todas vuestras transgresiones, y no os será la iniquidad causa de ruina. Echad de vosotros todas vuestras transgresiones con que habéis pecado, y haceos un corazón nuevo y un espíritu nuevo. ¿Por qué moriréis, casa de Israel? Porque no quiero la muerte del que muere, dice Jehová el Señor; convertíos, pues, y viviréis. 19 Y tú, levanta endecha sobre los príncipes de Israel. Dirás: ¡Cómo se echó entre los leones tu madre la leona! Entre los leoncillos crió sus cachorros, e hizo subir uno de sus cachorros; vino a ser leoncillo, y aprendió a arrebatar la presa, y a devorar hombres. Y las naciones oyeron de él; fue tomado en la trampa de ellas, y lo llevaron con grillos a la tierra de Egipto. Viendo ella que había esperado mucho tiempo, y que se perdía su esperanza, tomó otro de sus cachorros, y lo puso por leoncillo. Y él andaba entre los leones; se hizo leoncillo, aprendió a arrebatar la presa, devoró hombres. Saqueó fortalezas, y asoló ciudades; y la tierra fue desolada, y cuanto había en ella, al estruendo de sus rugidos. Arremetieron contra él las gentes de las provincias de alrededor, y extendieron sobre él su red, y en el foso fue apresado. Y lo pusieron en una jaula y lo llevaron con cadenas, y lo llevaron al rey de Babilonia; lo pusieron en las fortalezas, para que su voz no se oyese más sobre los montes de Israel. Tu madre fue como una vid en medio de la viña, plantada junto a las aguas, dando fruto y echando vástagos a causa de las muchas aguas. Y ella tuvo varas fuertes para cetros de reyes; y se elevó su estatura por encima entre las ramas, y fue vista por causa de su altura y la multitud de sus sarmientos. Pero fue arrancada con ira, derribada en tierra, y el viento solano secó su fruto; sus ramas fuertes fueron quebradas y se secaron; las consumió el fuego. Y ahora está plantada en el desierto, en tierra de sequedad y de aridez. Y ha salido fuego de la vara de sus ramas, que ha consumido su fruto, y no ha quedado en ella vara fuerte para cetro de rey. Endecha es esta, y de endecha servirá.

Salmo 105:
Den gracias al Señor, invoquen su nombre; den a conocer sus obras entre las naciones. Cántenle, entónenle salmos; hablen de todas sus maravillas. Siéntanse orgullosos de su santo nombre; alégrese el corazón de los que buscan al Señor. Recurran al Señor y a su fuerza; busquen siempre su rostro. Recuerden las maravillas que ha realizado, sus señales, y los decretos que ha emitido. ¡Ustedes, descendientes de Abraham su siervo!  ¡Ustedes, hijos de Jacob, elegidos suyos! Él es el Señor, nuestro Dios; en toda la tierra están sus decretos. Él siempre tiene presente su pacto, la palabra que ordenó para mil generaciones. Es el pacto que hizo con Abraham, el juramento que le hizo a Isaac. Se lo confirmó a Jacob como un decreto, a Israel como un pacto eterno, cuando dijo: "Te daré la tierra de Canaán como la herencia que te toca." Aun cuando eran pocos en número, unos cuantos extranjeros en la tierra que andaban siempre de nación en nación y de reino en reino, a nadie permitió que los oprimiera, sino que por ellos reprendió a los reyes: "No toquen a mis ungidos; no hagan daño a mis profetas." Dios provocó hambre en la tierra y destruyó todos sus trigales. Pero envió delante de ellos a un hombre: a José, vendido como esclavo. Le sujetaron los pies con grilletes, entre hierros le aprisionaron el cuello, hasta que se cumplió lo que él predijo y la palabra del Señor probó que él era veraz. El rey ordenó ponerlo en libertad, el gobernante de los pueblos lo dejó libre. Le dio autoridad sobre toda su casa y lo puso a cargo de cuanto poseía, con pleno poder para instruir a sus príncipes e impartir sabiduría a sus ancianos. Entonces Israel vino a Egipto; Jacob fue extranjero en el país de Cam. El Señor hizo que su pueblo se multiplicara; lo hizo más numeroso que sus adversarios, a quienes trastornó para que odiaran a su pueblo y se confabularan contra sus siervos. Envió a su siervo Moisés, y a Aarón, a quien había escogido, y éstos hicieron señales milagrosas entre ellos, ¡maravillas en el país de Cam! Envió tinieblas, y la tierra se oscureció, pero ellos no atendieron a sus palabras. Convirtió en sangre sus aguas y causó la muerte de sus peces. Todo Egipto se infestó de ranas, ¡hasta las habitaciones de sus reyes! Habló Dios, e invadieron todo el país enjambres de moscas y mosquitos. Convirtió la lluvia en granizo, y lanzó relámpagos sobre su tierra; derribó sus vides y sus higueras, y en todo el país hizo astillas los árboles. Dio una orden, y llegaron las langostas, ¡infinidad de saltamontes! Arrasaron con toda la vegetación del país, devoraron los frutos de sus campos. Hirió de muerte a todos los primogénitos del país, a las primicias de sus descendientes. Sacó a los israelitas cargados de oro y plata, y no hubo entre sus tribus nadie que tropezara. Los egipcios se alegraron de su partida, pues el miedo a los israelitas los dominaba. El Señor les dio sombra con una nube, y con fuego los alumbró de noche. Pidió el pueblo comida, y les envió codornices; los sació con pan del cielo. Abrió la roca, y brotó agua que corrió por el desierto como un río. Ciertamente Dios se acordó de su santa promesa, la que hizo a su siervo Abraham.   Sacó a su pueblo, a sus escogidos, en medio de gran alegría y de gritos jubilosos. Les entregó las tierras que poseían las naciones; heredaron el fruto del trabajo de otros pueblos para que ellos observaran sus preceptos y pusieran en práctica sus leyes. ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!


Proverbios 8:
¿Acaso no está llamando la sabiduría? ¿No está elevando su voz la inteligencia? Toma su puesto en las alturas, a la vera del camino y en las encrucijadas. Junto a las puertas   que dan a la ciudad, a la entrada misma, grita a voz en cuello: "A ustedes los hombres, los estoy llamando; dirijo mi voz a toda la humanidad. Ustedes los inexpertos, ¡adquieran prudencia! Ustedes los necios, ¡obtengan discernimiento! Escúchenme, que diré cosas importantes; mis labios hablarán con justicia. Mi boca expresará la verdad, pues mis labios detestan la mentira. Las palabras de mi boca son todas justas; no hay en ellas maldad ni doblez. Son claras para los entendidos, e irreprochables para los sabios. Opten por mi instrucción, no por la plata; por el conocimiento, no por el oro refinado. Vale más la sabiduría que las piedras preciosas, y ni lo más deseable se le compara. "Yo, la sabiduría, convivo con la prudencia y poseo conocimiento y discreción. Quien teme al Señor aborrece lo malo; yo aborrezco el orgullo y la arrogancia, la mala conducta y el lenguaje perverso. Míos son el consejo y el buen juicio; míos son el entendimiento y el poder. Por mí reinan los reyes y promulgan leyes justas los gobernantes. Por mí gobiernan los príncipes y todos los nobles que rigen la tierra. A los que me aman, les correspondo; a los que me buscan, me doy a conocer. Conmigo están las riquezas y la honra, la prosperidad y los bienes duraderos. Mi fruto es mejor que el oro fino; mi cosecha sobrepasa a la plata refinada. Voy por el camino de la rectitud, por los senderos de la justicia, enriqueciendo a los que me aman y acrecentando sus tesoros. "El Señor me dio la vida como primicia de sus obras, mucho antes de sus obras de antaño. Fui establecida desde la eternidad, desde antes que existiera el mundo. No existían los grandes mares cuando yo nací; no había entonces manantiales de abundantes aguas. Nací antes que fueran formadas las colinas, antes que se cimentaran las montañas, antes que él creara la tierra y sus paisajes y el polvo primordial con que hizo el mundo. Cuando Dios cimentó la bóveda celeste y trazó el horizonte sobre las aguas, allí estaba yo presente. Cuando estableció las nubes en los cielos y reforzó las fuentes del mar profundo; cuando señaló los límites del mar, para que las aguas obedecieran su mandato; cuando plantó los fundamentos de la tierra, allí estaba yo, afirmando su obra. Día tras día me llenaba yo de alegría, siempre disfrutaba de estar en su presencia; me regocijaba en el mundo que él creó; ¡en el género humano me deleitaba! "Y ahora, hijos míos, escúchenme: dichosos los que van por mis caminos. Atiendan a mi instrucción, y sean sabios; no la descuiden. Dichosos los que me escuchan y a mis puertas están atentos cada día, esperando a la entrada de mi casa. En verdad, quien me encuentra, halla la vida y recibe el favor del Señor. Quien me rechaza, se perjudica a sí mismo; quien me aborrece, ama la muerte."


El Libro de Los Romanos Capítulo 10 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:




LA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL PABLO A LOSROMANOSCAPÍTULO 10(60 d.C.)ISRAELHERMANOS, ciertamente la voluntad de mi corazón y mi oración a Dios sobre Israel, es para Salvación (Israel, como Nación, no fue salva, a pesar de su historia; ¡qué acusación!).2 Porque yo les doy testimonio que tienen celo de Dios (debiera leerse, "para Dios"; tenían un celo que tenía que ver con Dios como objeto de  ello), mas no conforme a ciencia (corresponde al tipo correcto del conocimiento).3 Porque ignorando la Justicia de Dios (representa la historia no sólo del Israel de la antigüedad, sino también la de casi todo del mundo, y para siempre; "la Justicia de Dios" es la que Cristo proporciona, y se recibe por medio de ejercer la Fe en Él y lo que Él hizo en la Cruz, todo por nosotros; ¡la ignorancia de Israel era voluntariosa!), y procurando establecer la suya propia (el caso de cualquiera que intenta establecer la Justicia por cualquier método además de la Fe en Cristo y la Cruz), no se han sujetado a la Justicia de Dios (la Justicia de Dios se resguarda en Cristo y lo que Él hizo en la Cruz).4 Porque el fin de la Ley es Cristo para Justicia (Cristo cumplió la totalidad de la Ley) a todo aquel que cree (la Fe en Cristo garantiza la Justicia que la Ley tenía, pero no pudo dar).LA JUSTICIA5 Porque Moisés describe la Justicia que es por la Ley (nos dice claramente que la Ley contuvo en realidad la Justicia, pero la Justicia que el hombre no podía alcanzar debido a su condición caída), Que el hombre que hiciere estas cosas vivirá por ellas (Pablo dice que no importa con cuánto esfuerzo una persona procura seguir la obediencia perfecta, él será incapaz de lograrla).6 Mas la Justicia que es por la Fe dice así (declarará la simplicidad maravillosa y hermosa que se encuentra sólo en Cristo), No digas en tu corazón, ¿Quién subirá al Cielo? (esto es, para traer abajo a Cristo:) (Para ser salvo, no tiene que desempeñar ninguna gran tarea como hacer bajar a Cristo en Persona del Cielo. Como veremos, la Palabra de Dios es suficiente.)7 O, ¿Quién descenderá al abismo? (Esto es, para volver a traer a Cristo de los muertos.) (Cristo no tiene que bajar del Cielo o subir del abismo para impartir perdón y Santidad al pecador. El Mensaje Cristiano no contiene imposibilidades algunas.)8 Mas ¿qué dice? (¡En otras palabras, esto nos indica cómo ser salvo!) Cercana está la Palabra (la Palabra de Dios), aun en tu boca (indica la confesión que debe salir de la boca para ser salvo, justo como Pablo dice en el siguiente Versículo), y en tu corazón (expresa la parte del hombre en la cual comienza la Fe): esta es, la Palabra de Fe, la cual predicamos (manifiesta la declaración por Pablo que la Justificación está en el Principio de la Fe, a diferencia del Principio de las Obras; se refiere a la Fe en Cristo y lo que Él hizo en la Cruz; en otras palabras, todo Predicador ha de "Predicar a Cristo y Él Crucificado");CÓMO RECIBIR9 Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor (confiesa que Jesús es el Señor de la Gloria, y el Salvador de los hombres, y que Él murió en la Cruz para que seamos salvos), y creyeres en tu corazón que Dios Lo levantó de los muertos (corresponde a la Resurrección Corporal de Cristo, como es obvio), serás salvo (¡es claro y sencillo!).10 Porque con el corazón se cree para Justicia (expresa la palabra "creer" en modo de "pensamiento," no de sentimiento; "creer" tiene que ver con creer en Cristo, y de que Su Sacrificio de Sí Mismo Expió todo el pecado); mas con la boca se hace confesión para Salvación (cuando la Fe sale de su silencio para anunciarse y proclamar la Gloria y la Gracia del Señor, su voz "es la confesión").11 Porque La Escritura dice (que combina porciones de Isaías 28:16 con 49:23), Todo aquel que en Él creyere (declara el hecho de que la Salvación está al alcance de todos), no será avergonzado (en esencia dice, "no se quedará avergonzado," más bien recibirá lo que se prometió).12 Porque no hay diferencia de Judío y de Griego (se debiera leer, "entre el Judío y el Gentil"; todos deben venir por el mismo camino, que es por medio y a través de Cristo y lo que Él hizo en la Cruz de parte nuestra): porque el mismo que es Señor de todos, rico es para con todos los que Le invocan (se le darán las riquezas de la Gracia a todos los que verdaderamente llaman al Señor).13 Porque todo (cualquiera, dondequiera) aquel que invocare el Nombre del Señor será salvo (se refiere al pecador que viene a Cristo, pero puede referirse a cualquier Creyente y con cualquier necesidad; la Cruz es el medio por el cual todo esto está hecho).14 ¿Cómo, pues invocarán a Aquél en El Cual no han creído? (El gran pecado de la humanidad es el pecado de la "incredulidad.") ¿Y cómo creerán a Aquél de Quien no han oído? (La ignorancia no es la Salvación. Esta es la empresa de la Iglesia para llevar el Evangelio al mundo.) ¿Y cómo oirán sin haber quien les Predique? (Revela el Método de Dios para proclamar Su Mensaje.)15 ¿Y cómo Predicarán, si no fueren enviados? (Aquellos que envían al Predicador son tan importantes como el mismo Predicador.) Como está escrito (Isa. 52:7), ¡Cuán hermosos son los pies de los que Anuncian el Evangelio de la Paz (indica el Mensaje que, de ser aceptado, hará las paces entre el pecador y Dios), de los que Anuncian el Evangelio (Buenas Nuevas) de lo que es bueno! (Todo fue hecho posible por la Cruz.)16 Mas no todos obedecen al Evangelio (no todos los que oyen el Evangelio prestarán atención al Evangelio). Pues Isaías dice, Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio? ([Isa. 53:1] a pesar de Quién era Cristo y lo que Él hizo, sólo unos cuántos Lo aceptaron como el Mesías.)17 Luego la Fe es por el oír (es la publicación del Evangelio que produce la Fe), y el oír por la Palabra de Dios (la Fe no viene sólo por medio de oír cualquier cosa, sino más bien de oír la Palabra de Dios, y de creer la Palabra).SIN EXCUSA18 Mas digo, ¿No han oído? (Se refiere a que Pablo vuelve a tratar el asunto de los Judíos.) Antes bien, por toda la Tierra ha salido la fama de ellos, y hasta los cabos de la redondez de la Tierra las palabras de ellos (claramente declara que Israel sabía acerca de Cristo, y lo rechazó de todos modos).19 Mas digo, ¿No ha conocido esto Israel? (No había excusa alguna para que Israel no lo supiera. Tenían la Palabra de Dios como su guía.) Primeramente Moisés dice (Deut. 32:21), Yo os provocaré a celos con gente que no es mía, con gente insensata os provocaré a ira (unos 1.600 años antes del día de Pablo, Moisés Profetizó la aceptación del Evangelio por los Gentiles).20 E Isaías determinadamente dice (Isa. 65:1-2), Fui hallado de los que no me buscaban; manifiésteme a los que no preguntaban por Mí (como Moisés, el Profeta Isaías predijo que los Gentiles oirían y recibirían el Evangelio).21 Mas acerca de Israel dice, Todo el día extendí Mis Manos a un pueblo rebelde y contradictorio (por su rechazo de Cristo y la Cruz, la mayoría de Israel se transformó en vasos de ira por su obstinación e incredulidad; ¿en la actualidad está haciendo lo mismo la Iglesia?). 


Primera Corintios Capítulo 13:Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor. 


Hebreos 10:35-12:4Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e  incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.


Romanos 8:Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

Labels: , , , , , , , , , , , , , , ,

0 Comments:

Post a Comment

Subscribe to Post Comments [Atom]

<< Home