16 February 2023

El 16 de febrero Lectura Bíblica Diaria

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El 16 de febrero Lectura Bíblica Diaria:

Isaías 23-25:

23 Profecía sobre Tiro. Aullad, naves de Tarsis, porque destruida es Tiro hasta no quedar casa, ni a donde entrar; desde la tierra de Quitim les es revelado. Callad, moradores de la costa, mercaderes de Sidón, que pasando el mar te abastecían. Su provisión procedía de las sementeras que crecen con las muchas aguas del Nilo, de la mies del río. Fue también emporio de las naciones. Avergüénzate, Sidón, porque el mar, la fortaleza del mar habló, diciendo: Nunca estuve de parto, ni di a luz, ni crié jóvenes, ni levanté vírgenes. Cuando llegue la noticia a Egipto, tendrán dolor de las nuevas de Tiro. Pasaos a Tarsis; aullad, moradores de la costa. ¿No era ésta vuestra ciudad alegre, con muchos días de antigüedad? Sus pies la llevarán a morar lejos. ¿Quién decretó esto sobre Tiro, la que repartía coronas, cuyos negociantes eran príncipes, cuyos mercaderes eran los nobles de la tierra? Jehová de los ejércitos lo decretó, para envilecer la soberbia de toda gloria, y para abatir a todos los ilustres de la tierra. Pasa cual río de tu tierra, oh hija de Tarsis, porque no tendrás ya más poder. Extendió su mano sobre el mar, hizo temblar los reinos; Jehová mandó respecto a Canaán, que sus fortalezas sean destruidas. Y dijo: No te alegrarás más, oh oprimida virgen hija de Sidón. Levántate para pasar a Quitim, y aun allí no tendrás reposo. Mira la tierra de los caldeos. Este pueblo no existía; Asiria la fundó para los moradores del desierto. Levantaron sus fortalezas, edificaron sus palacios; él la convirtió en ruinas. Aullad, naves de Tarsis, porque destruida es vuestra fortaleza. Acontecerá en aquel día, que Tiro será puesta en olvido por setenta años, como días de un rey. Después de los setenta años, cantará Tiro canción como de ramera. Toma arpa, y rodea la ciudad, oh ramera olvidada; haz buena melodía, reitera la canción, para que seas recordada. Y acontecerá que al fin de los setenta años visitará Jehová a Tiro; y volverá a comerciar, y otra vez fornicará con todos los reinos del mundo sobre la faz de la tierra. Pero sus negocios y ganancias serán consagrados a Jehová; no se guardarán ni se atesorarán, porque sus ganancias serán para los que estuvieren delante de Jehová, para que coman hasta saciarse, y vistan espléndidamente. 24 He aquí que Jehová vacía la tierra y la desnuda, y trastorna su faz, y hace esparcir a sus moradores. Y sucederá así como al pueblo, también al sacerdote; como al siervo, así a su amo; como a la criada, a su ama; como al que compra, al que vende; como al que presta, al que toma prestado; como al que da a logro, así al que lo recibe. La tierra será enteramente vaciada, y completamente saqueada; porque Jehová ha pronunciado esta palabra. Se destruyó, cayó la tierra; enfermó, cayó el mundo; enfermaron los altos pueblos de la tierra. Y la tierra se contaminó bajo sus moradores; porque traspasaron las leyes, falsearon el derecho, quebrantaron el pacto sempiterno. Por esta causa la maldición consumió la tierra, y sus moradores fueron asolados; por esta causa fueron consumidos los habitantes de la tierra, y disminuyeron los hombres. Se perdió el vino, enfermó la vid, gimieron todos los que eran alegres de corazón. Cesó el regocijo de los panderos, se acabó el estruendo de los que se alegran, cesó la alegría del arpa. No beberán vino con cantar; la sidra les será amarga a los que la bebieren. Quebrantada está la ciudad por la vanidad; toda casa se ha cerrado, para que no entre nadie. Hay clamores por falta de vino en las calles; todo gozo se oscureció, se desterró la alegría de la tierra. La ciudad quedó desolada, y con ruina fue derribada la puerta. Porque así será en medio de la tierra, en medio de los pueblos, como olivo sacudido, como rebuscos después de la vendimia. Estos alzarán su voz, cantarán gozosos por la grandeza de Jehová; desde el mar darán voces. Glorificad por esto a Jehová en los valles; en las orillas del mar sea nombrado Jehová Dios de Israel. De lo postrero de la tierra oímos cánticos: Gloria al justo. Y yo dije: ¡Mi desdicha, mi desdicha, ay de mí! Prevaricadores han prevaricado; y han prevaricado con prevaricación de desleales. Terror, foso y red sobre ti, oh morador de la tierra. Y acontecerá que el que huyere de la voz del terror caerá en el foso; y el que saliere de en medio del foso será preso en la red; porque de lo alto se abrirán ventanas, y temblarán los cimientos de la tierra. Será quebrantada del todo la tierra, enteramente desmenuzada será la tierra, en gran manera será la tierra conmovida. Temblará la tierra como un ebrio, y será removida como una choza; y se agravará sobre ella su pecado, y caerá, y nunca más se levantará. Acontecerá en aquel día, que Jehová castigará al ejército de los cielos en lo alto, y a los reyes de la tierra sobre la tierra. Y serán amontonados como se amontona a los encarcelados en mazmorra, y en prisión quedarán encerrados, y serán castigados después de muchos días. La luna se avergonzará, y el sol se confundirá, cuando Jehová de los ejércitos reine en el monte de Sion y en Jerusalén, y delante de sus ancianos sea glorioso. 25 Jehová, tú eres mi Dios; te exaltaré, alabaré tu nombre, porque has hecho maravillas; tus consejos antiguos son verdad y firmeza. Porque convertiste la ciudad en montón, la ciudad fortificada en ruina; el alcázar de los extraños para que no sea ciudad, ni nunca jamás sea reedificado. Por esto te dará gloria el pueblo fuerte, te temerá la ciudad de gentes robustas. Porque fuiste fortaleza al pobre, fortaleza al menesteroso en su aflicción, refugio contra el turbión, sombra contra el calor; porque el ímpetu de los violentos es como turbión contra el muro. Como el calor en lugar seco, así humillarás el orgullo de los extraños; y como calor debajo de nube harás marchitar el renuevo de los robustos. Y Jehová de los ejércitos hará en este monte a todos los pueblos banquete de manjares suculentos, banquete de vinos refinados, de gruesos tuétanos y de vinos purificados. Y destruirá en este monte la cubierta con que están cubiertos todos los pueblos, y el velo que envuelve a todas las naciones. Destruirá a la muerte para siempre; y enjugará Jehová el Señor toda lágrima de todos los rostros; y quitará la afrenta de su pueblo de toda la tierra; porque Jehová lo ha dicho. Y se dirá en aquel día: He aquí, éste es nuestro Dios, le hemos esperado, y nos salvará; éste es Jehová a quien hemos esperado, nos gozaremos y nos alegraremos en su salvación. Porque la mano de Jehová reposará en este monte; pero Moab será hollado en su mismo sitio, como es hollada la paja en el muladar. Y extenderá su mano por en medio de él, como la extiende el nadador para nadar; y abatirá su soberbia y la destreza de sus manos; Y abatirá la fortaleza de tus altos muros; la humillará y la echará a tierra, hasta el polvo.

Salmos 65:

Al músico principal. Salmo. Cántico de David.

Tuya es la alabanza en Sion, oh Dios,
Y a ti se pagarán los votos. Tú oyes la oración;
A ti vendrá toda carne. Las iniquidades prevalecen contra mí;
Mas nuestras rebeliones tú las perdonarás. Bienaventurado el que tú escogieres y atrajeres a ti,
Para que habite en tus atrios;
Seremos saciados del bien de tu casa,
De tu santo templo. Con tremendas cosas nos responderás tú en justicia,
Oh Dios de nuestra salvación,
Esperanza de todos los términos de la tierra,
Y de los más remotos confines del mar. Tú, el que afirma los montes con su poder,
Ceñido de valentía; El que sosiega el estruendo de los mares, el estruendo de sus ondas,
Y el alboroto de las naciones. Por tanto, los habitantes de los fines de la tierra temen de tus maravillas.
Tú haces alegrar las salidas de la mañana y de la tarde. Visitas la tierra, y la riegas;
En gran manera la enriqueces;
Con el río de Dios, lleno de aguas,
Preparas el grano de ellos, cuando así la dispones. Haces que se empapen sus surcos,
Haces descender sus canales;
La ablandas con lluvias,
Bendices sus renuevos. Tú coronas el año con tus bienes,
Y tus nubes destilan grosura. Destilan sobre los pastizales del desierto,
Y los collados se ciñen de alegría. Se visten de manadas los llanos,
Y los valles se cubren de grano;
Dan voces de júbilo, y aun cantan.

Proverbios 30:
Dichos de Agur hijo de Jaqué. Oráculo. Palabras de este varón: "Cansado estoy, oh Dios; cansado estoy, oh Dios, y débil. "Soy el más ignorante de todos los hombres; no hay en mí discernimiento humano. No he adquirido sabiduría, ni tengo conocimiento del Dios santo. "¿Quién ha subido a los cielos y descendido de ellos? ¿Quién puede atrapar el viento en su puño  o envolver el mar en su manto? ¿Quién ha establecido los límites de la tierra? ¿Quién conoce su nombre o el de su hijo? "Toda palabra de Dios es digna de crédito; Dios protege a los que en él buscan refugio. No añadas nada a sus palabras, no sea que te reprenda y te exponga como a un mentiroso. "Sólo dos cosas te pido, Señor; no me las niegues antes de que muera: Aleja de mí la falsedad y la mentira; no me des pobreza ni riquezas sino sólo el pan de cada día. Porque teniendo mucho, podría desconocerte y decir: ¿Y quién es el Señor? Y teniendo poco, podría llegar a robar y deshonrar así el nombre de mi Dios. "No ofendas al esclavo delante de su amo, pues podría maldecirte y sufrirías las consecuencias. "Hay quienes maldicen a su padre y no bendicen a su madre. Hay quienes se creen muy puros, pero no se han purificado de su impureza. Hay quienes se creen muy importantes, y a todos miran con desdén. Hay quienes tienen espadas por dientes y cuchillos por mandíbulas; para devorar a los pobres de la tierra y a los menesterosos de este mundo. "La sanguijuela tiene dos hijas que sólo dicen: Dame, dame. "Tres cosas hay que nunca se sacian, y una cuarta que nunca dice ¡Basta!: el sepulcro, el vientre estéril, la tierra, que nunca se sacia de agua, y el fuego, que no se cansa de consumir. "Al que mira con desdén a su padre, y rehúsa obedecer a su madre, que los cuervos del valle le saquen los ojos y que se lo coman vivo los buitres. "Tres cosas hay que me causan asombro, y una cuarta que no alcanzo a comprender: el rastro del águila en el cielo, el rastro de la serpiente en la roca, el rastro del barco en alta mar, y el rastro del hombre en la mujer. "Así procede la adúltera: come, se limpia la boca, y afirma: Nada malo he cometido. "Tres cosas hacen temblar la tierra, y una cuarta la hace estremecer: el siervo que llega a ser rey, el necio al que le sobra comida, la mujer rechazada que llega a casarse, y la criada que suplanta a su señora. "Cuatro cosas hay pequeñas en el mundo, pero que son más sabias que los sabios: las hormigas, animalitos de escasas fuerzas, pero que almacenan su comida en el verano; los tejones, animalitos de poca monta, pero que construyen su casa entre las rocas; las langostas, que no tienen rey, pero que avanzan en formación perfecta; las lagartijas, que se atrapan con la mano, pero que habitan hasta en los palacios. "Tres cosas hay que caminan con garbo, y una cuarta de paso imponente: el león, poderoso entre las bestias, que no retrocede ante nada; el gallo engreído, el macho cabrío, y el rey al frente de su ejército. "Si como un necio te has engreído, o si algo maquinas, ponte a pensar que batiendo la leche se obtiene mantequilla, que sonándose fuerte sangra la nariz, y que provocando la ira se acaba peleando."


Juan 18:
CAPÍTULO 18
(33 d.C.)
LA TRAICIÓN

CUANDO Jesús hubo dicho estas Palabras (probablemente se refiere a todo lo declarado en los Capítulos 14 a 17), se salió con Sus Discípulos tras el arroyo de Cedrón (el arroyo de Cedrón [Kedrón] corre en un valle profundo entre el Monte de los Olivos y la Ciudad de Jerusalén), donde estaba un huerto, en el cual entró Jesús y Sus Discípulos (se refirió del “Getsemaní”).
2 Y también Judas, el que Le entregaba, conocía aquel lugar: porque muchas veces Jesús se juntaba allí con Sus Discípulos (parece que era el lugar donde Él pasó la mayoría de las noches mientras estaba en la Ciudad de Jerusalén).
3 Judas pues, tomando una compañía y ministros de los Principales Sacerdotes y de los Fariseos (Juan completamente omitía la Pasión de Cristo en el Huerto, y que va al grano con lo de Su arresto), vino allí con linternas y antorchas y con armas (era la Pascua, luna llena; pero la traición y el odio los hacía desconfiar de la luz pura y suave; por lo tanto, sus enemigos llevaron antorchas y linternas).
4 Empero Jesús, sabiendo todas las cosas que habían de venir sobre Él (expresa que fue guiado perfectamente por el Padre y por medio del Ministerio del Espíritu Santo), salió delante, y les dijo, ¿A quién buscáis? (se refiere al arresto cuando Él se encontró con los soldados y los guardianes del Templo; así es la maldad; y sobre todo, la maldad religiosa.)
5 Le respondieron, A Jesús Nazareno (decían el Nombre más Grande en los anales de la historia humana). Les dice Jesús, Yo Soy Él (debiera ser traducido, “Yo Soy,” por el pronombre “Él” fue agregado por los traductores; y así como tal, Él dijo la misma cosa que dijo a Moisés hacía 1.600 años antes [Éx. 3:14]). Y estaba también con ellos Judas, el que Le entregaba (Judas tenía una alternativa en que debía tomar una decisión; él podría ponerse al lado de Jesús o al lado de la jerarquía religiosa; ¡él no podía ponerse al lado de ambos!).
6 Y como les dijo, Yo Soy (describe el Poder y la Fuerza con que éstas Palabras fueron habladas), volvieron atrás, y cayeron en tierra (habrían unos cien o más hombres presentes; Su Respuesta y la reacción de ellos cumplieron la predicción de David tocante a este momento [Sal. 27:2]).
7 Les volvió, pues, a preguntar, ¿A quién buscáis? (Él les volvió a interrogar, porque con esta demostración de Poder Él quiere que ellos comprendieran completamente lo que hacían, y exactamente a Quién estaban arrestando.) Y ellos dijeron, A Jesús Nazareno (al parecer que Su demostración de Poder les hablara a ellos para que pudieran hacer una pausa; sin embargo, el corazón humano, en su dureza, no se rinde  fácilmente a la Justicia).
8 Respondió Jesús, Os he dicho que Yo soy: pues si a Mi buscáis, dejad ir a éstos (se refiere a Sus Discípulos, y presentó una petición a la cual ellos no se atrevieron a desobedecer).
9 Para que se cumpliese la Palabra que había dicho (una inserción en la narrativa de Juan), De los que Me diste ninguno de ellos perdí ([Jn. 17:12], el Señor está refiriéndose de ese momento tocante a Su arresto).
10 Entonces Simón Pedro que tenía espada, la sacó, e hirió al siervo del Sumo Sacerdote, y le cortó la oreja derecha (muestra a Pedro, yo creo, intentando partir el cráneo del hombre; el Espíritu Santo, sin duda, desvió su puntería, y la espada le cortó sólo la oreja). Y el siervo se llamaba Malco (sólo Juan proveyó el nombre del siervo; sin embargo, Juan no hace mención de la sanidad de la oreja del hombre como lo hizo Lucas [Luc. 22:51]).
11 Jesús entonces dijo a Pedro, Mete tu espada en la vaina (en una sola frase, Jesús estaba declarando a la Iglesia que el Evangelio no ha de propagarse por espada y, de hecho, ¡no puede propagarse así!): el vaso que el Padre Me ha dado, ¿no lo tengo de beber? (Declara lo que se tiene que hacer.)

CAIFÁS

12 Entonces la compañía y el tribuno y los ministros de los Judíos, prendieron a Jesús y Le ataron (era parte del proceso para todos aquéllos que eran arrestados),
13 Y Le llevaron primeramente a Anás (quizás él era el jefe del Sanedrín, el cuerpo gobernante de Israel); porque era suegro de Caifás, el cual era Sumo Sacerdote en aquel año (esta posición era designada por las autoridades Romanas).
14 Y era Caifás, el que había dado el consejo a los Judíos, que era necesario que un hombre muriese por el pueblo (¡este “consejo” destruiría a su Nación!).

PEDRO

15 Y seguían a Jesús Simón Pedro, y otro Discípulo (se refiere a Juan el Amado, quien escribió este relato): y aquel Discípulo era conocido del Sumo Sacerdote, y entró con Jesús al atrio del Sumo Sacerdote (no se sabe qué tan bien conocía Juan a Caifás).
16 Mas Pedro estaba fuera a la puerta (probablemente Juan tenía permiso para entrar y Pedro no lo tenía). Y salió aquel Discípulo que era conocido del Sumo Sacerdote, y habló a la portera, y metió dentro a Pedro.
17 Entonces la criada portera dijo a Pedro, ¿No eres tú también de los Discípulos de este Hombre? (Da inicio ya a la escena que será tan hiriente a Pedro y a Jesús.) Dice él, No soy (era un pecado terrible; y en la forma como se desenvuelve el pecado, se vuelve peor con el fracaso).
18 Y estaban en pie los siervos y los ministros que estaban de pie alrededor de una hoquera; porque hacía frío: y se calentaban: y estaba también con ellos Pedro en pie, calentándose (exhibe a Pedro trabando amistad con los enemigos del Señor).

EL PROCESO

19 Y el Sumo Sacerdote preguntó a Jesús acerca de Sus Discípulos (todos los seguidores de Cristo) y de Su Doctrina (corresponde a las cosas que Él enseñó).
20 Jesús le respondió, Yo manifiestamente he hablado al mundo (Él no dijo nada en secreto); Yo siempre he enseñado en la Sinagoga y en el Templo, donde se juntan todos los Judíos (en esencia dice, “si tú estás reclamando que Yo prediqué o enseñé algo indebido, ¿por qué no Me arrestaron en una de las Sinagogas o en el Templo? ¿Por qué no Me acusaron delante de la gente?”); y nada he hablado en oculto (no había sedición alguna).
21 ¿Por qué Me preguntas a Mí? (En efecto, penetra a través de su hipocresía.) pregunta a los que han oído, qué les haya Yo hablado: he aquí, ésos saben lo que Yo he dicho (el espíritu de Tinieblas en ellos luchaba contra el Espíritu de la Luz en Él; cierto es que ellos eran religiosos, pero la verdad es que, eran diablos religiosos, el cual en una forma u otra describe a toda la religión).
22 Y cuando Él hubo dicho esto, uno de los siervos que estaba allí, dio una bofetada a Jesús (probablemente hizo esto para congraciarse con el Sumo Sacerdote), diciendo, ¿Así respondes al Sumo Sacerdote? (Contesta el hecho de que ellos estaban buscando un motivo para herirle.)
23 Le respondió Jesús, Si he hablado mal, da testimonio del mal (en esencia dice, “¡si Yo he hablado o cometido algún tipo de maldad, ¡díganmelo!”): y si bien, ¿por qué Me hieres? (¿Qué he dicho o hecho Yo para merecer esto?)
24 Y Anás Le había enviado atado a Caifás, el Sumo Sacerdote (se expresa en el tiempo pasado y, por lo tanto, se refiere a Jesús que fue enviado por Anás a donde fue enviado primero).

PEDRO

25 Estaba pues Pedro en pie calentándose (a continuación el relato de Pedro como concluyó en el Versículo 18). Y le dijeron, ¿No eres tú de Sus Discípulos? (Muestra a otros que hacen la acusación, junto con la muchacha del Versículo 17.) Él negó, y dijo, No soy (fue la segunda negación).
26 Uno de los siervos del Sumo Sacerdote, pariente de aquél a quien Pedro había cortado la oreja, le dice, ¿No te vi yo en el huerto con Él? (Presenta la ocasión para la tercera negación.)
27 Y negó Pedro otra vez: y luego el gallo cantó (el cumplimiento de la predicción de Jesús [Luc. 22:34]).

PILATO

28 Y llevaron a Jesús de Caifás al pretorio (al Tribunal de Pilato): y era por la mañana (representa la cuarta vigilia de la noche, lo cual era entre las 3:00 de la mañana y las 6:00 de la mañana, pero más cerca de las 6:00 de la madrugada); y ellos no entraron en el pretorio, por no  ser contaminados (¡irónico! Ellos podían asesinar al Señor de la Gloria, pero su religión les prohibió entrar en la casa de un Gentil; ¡así es la auto-justicia!); sino que comiesen la Pascua (tiene referencia a la idea que la limpieza de tal profanación requeriría un período de tiempo y, por lo tanto, ellos no podían participar de la Pascua ese día; ellos ni siquiera se daban cuenta que estaban acabando la Verdadera Pascua).
29 Entonces salió Pilato a ellos fuera, y dijo, ¿Qué acusación traéis contra este Hombre?
30 Respondieron y le dijeron, Si Éste no fuera malhechor, no te Le habríamos entregado (en realidad no registra respuesta alguna, simplemente porque no tenían un caso contra Él).
31 Les dice entonces Pilato, Tomadle vosotros, y juzgadle según vuestra Ley (le declara como deseoso de deshacerse de este asunto). Y los Judíos le dijeron, A nosotros no es lícito matar a nadie (ya ellos Le habían condenado en sus corazones; y ¡ahora ellos quisieron que Él muriera!): 
32 Para que se cumpliese el dicho de Jesús, que había dicho, dando a entender de qué muerte había de morir (Jesús había predicho esto en Juan 3:14; 8:28; 12:32; la Mente de Dios desde hace ya mucho tiempo había resuelto esta cuestión [I Ped. 1:18-20]).
33 Así que, Pilato volvió a entrar en el pretorio, y llamó a Jesús (él llama a Jesús a su lado, fuera del oír de la muchedumbre), y Le dijo, ¿Eres Tú el Rey de los Judíos? (Él esperaba una respuesta negativa; si Él contestara en lo afirmativo, sería fácil sugerirle a Pilato que Él tenía que estar bajo alguna alucinación vana.)
34 Le respondió Jesús, ¿Dices tú esto de ti mismo, o te lo han dicho otros de Mí? (La pregunta que hizo Jesús tiene la intención de llevar al Gobernador más allá de las acusaciones que soltaron los que estaban sedientos de sangre.)
35 Pilato respondió, ¿Soy yo Judío? (Esta pregunta fue hecha con algo de sarcasmo, y en efecto fue más que una declaración que una pregunta.) Tu gente, y los Sumos Sacerdotes, Te han entregado a mi (en efecto, dice, “¡yo no levanté los cargos en Tu contra, ellos lo hicieron!”): ¿qué has hecho? (Es un interrogante para él mismo como para Jesús.)
36 Respondió Jesús, Mi Reino no es de este mundo (de ninguna manera niega Su Realeza, sino que afirma el origen de Su Reino y Su Realeza no son de este mundo): si de este mundo fuera Mi Reino, Mis servidores pelearían para que Yo no fuera entregado a los Judíos (en esencia, dice que si Él fuera lo que los Judíos afirmaban, un usurpador en contra de Roma, desde hace mucho tiempo Sus Seguidores hubieran recurrido a usar la fuerza): ahora, pues, Mi Reino no es de aquí (ahora no es de este mundo, pero lo será en el futuro [Hab. 2:14; Apoc., cap. 19]).
37 Le dijo entonces Pilato, ¿Luego Rey eres Tú? (No se hizo esta pregunta con sarcasmo ni con sinceridad; probablemente, ¡había un poco de los dos.) Respondió Jesús, Tú dices que Yo soy Rey (es lo mismo que decir “¡sí, así es!”). Yo para esto he nacido (tiene que ver con la Encarnación, Dios hecho Hombre [Isa. 7:14]), y para esto he venido al mundo (Él ha de ser Rey en los corazones de todos los que creen en Él), para dar testimonio a la Verdad (conlleva en esta declaración la personificación entera de los Caminos de Dios). Todo aquél que es de la Verdad, oye Mi Voz (solamente los que sinceramente desean la Verdad conocerán a Cristo, es decir, “oirán Su Voz”).

BARRABÁS

38 Le dice Pilato, ¿Qué cosa es Verdad? (Pilato se revela como un cínico con esta pregunta.) Y cuando hubo dicho esto, salió otra vez a los Judíos, y les dice (sucedió en medio de un tumulto), Yo no hallo en Él ningún crimen (Pilato sabía que Jesús no era culpable de traición contra Roma, ni de ningún otro tipo de infracción).
39 Empero vosotros tenéis costumbre, que os suelte uno en la Pascua (parece que aconteció inmediatamente después de que Herodes devolvió a Jesús a Pilato): ¿queréis, pues, que os suelte al Rey de los Judíos? (Fue dicho con algo de sarcasmo, pero aún con una apelación a la idiotez de estas acusaciones.)
40 Entonces todos dieron voces otra vez, diciendo, No a Éste, sino a Barrabás (Pilato pensó que quizás él podría escaparse de la situación, ¡pensando que de seguro la gente preferiría a Jesús que a un ladrón! ¡Él se decepcionó tristemente!). Y Barrabás era ladrón (escogieron a un ladrón y desde entonces ellos han sido robados despiadadamente).


1 Corintios 13:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.


Hebreos 10:35-12:4:
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida.
Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e  incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta* sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.


Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, los que no andan conforme a la naturaleza pecaminosa sino conforme al Espíritu. Pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los  muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman,* los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la  derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

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