05 January 2023

El 5 de diciembre Lectura Bíblica Diaria

El Mensaje de la Cruz-capitulo-3


El 5 de diciembre Lectura Bíblica Diaria:

2 Crónicas 28-30:

28 De veinte años era Acaz cuando comenzó a reinar, y dieciséis años reinó en Jerusalén; mas no hizo lo recto ante los ojos de Jehová, como David su padre. Antes anduvo en los caminos de los reyes de Israel, y además hizo imágenes fundidas a los baales. Quemó también incienso en el valle de los hijos de Hinom, e hizo pasar a sus hijos por fuego, conforme a las abominaciones de las naciones que Jehová había arrojado de la presencia de los hijos de Israel. Asimismo sacrificó y quemó incienso en los lugares altos, en los collados, y debajo de todo árbol frondoso. Por lo cual Jehová su Dios lo entregó en manos del rey de los sirios, los cuales lo derrotaron, y le tomaron gran número de prisioneros que llevaron a Damasco. Fue también entregado en manos del rey de Israel, el cual lo batió con gran mortandad. Porque Peka hijo de Remalías mató en Judá en un día ciento veinte mil hombres valientes, por cuanto habían dejado a Jehová el Dios de sus padres. Asimismo Zicri, hombre poderoso de Efraín, mató a Maasías hijo del rey, a Azricam su mayordomo, y a Elcana, segundo después del rey. También los hijos de Israel tomaron cautivos de sus hermanos a doscientos mil, mujeres, muchachos y muchachas, además de haber tomado de ellos mucho botín que llevaron a Samaria. Había entonces allí un profeta de Jehová que se llamaba Obed, el cual salió delante del ejército cuando entraba en Samaria, y les dijo: He aquí, Jehová el Dios de vuestros padres, por el enojo contra Judá, los ha entregado en vuestras manos; y vosotros los habéis matado con ira que ha llegado hasta el cielo. Y ahora habéis determinado sujetar a vosotros a Judá y a Jerusalén como siervos y siervas; mas ¿no habéis pecado vosotros contra Jehová vuestro Dios? Oídme, pues, ahora, y devolved a los cautivos que habéis tomado de vuestros hermanos; porque Jehová está airado contra vosotros. Entonces se levantaron algunos varones de los principales de los hijos de Efraín, Azarías hijo de Johanán, Berequías hijo de Mesilemot, Ezequías hijo de Salum, y Amasa hijo de Hadlai, contra los que venían de la guerra. Y les dijeron: No traigáis aquí a los cautivos, porque el pecado contra Jehová estará sobre nosotros. Vosotros tratáis de añadir sobre nuestros pecados y sobre nuestras culpas, siendo muy grande nuestro delito, y el ardor de la ira contra Israel. Entonces el ejército dejó los cautivos y el botín delante de los príncipes y de toda la multitud. Y se levantaron los varones nombrados, y tomaron a los cautivos, y del despojo vistieron a los que de ellos estaban desnudos; los vistieron, los calzaron, y les dieron de comer y de beber, los ungieron, y condujeron en asnos a todos los débiles, y los llevaron hasta Jericó, ciudad de las palmeras, cerca de sus hermanos; y ellos volvieron a Samaria. En aquel tiempo envió a pedir el rey Acaz a los reyes de Asiria que le ayudasen. Porque también los edomitas habían venido y atacado a los de Judá, y habían llevado cautivos. Asimismo los filisteos se habían extendido por las ciudades de la Sefela y del Neguev de Judá, y habían tomado Bet-semes, Ajalón, Gederot, Soco con sus aldeas, Timna también con sus aldeas, y Gimzo con sus aldeas; y habitaban en ellas. Porque Jehová había humillado a Judá por causa de Acaz rey de Israel, por cuanto él había actuado desenfrenadamente en Judá, y había prevaricado gravemente contra Jehová. También vino contra él Tiglat-pileser rey de los asirios, quien lo redujo a estrechez, y no lo fortaleció. No obstante que despojó Acaz la casa de Jehová, y la casa real, y las de los príncipes, para dar al rey de los asirios, éste no le ayudó. Además el rey Acaz en el tiempo que aquél le apuraba, añadió mayor pecado contra Jehová; porque ofreció sacrificios a los dioses de Damasco que le habían derrotado, y dijo: Pues que los dioses de los reyes de Siria les ayudan, yo también ofreceré sacrificios a ellos para que me ayuden; bien que fueron éstos su ruina, y la de todo Israel. Además de eso recogió Acaz los utensilios de la casa de Dios, y los quebró, y cerró las puertas de la casa de Jehová, y se hizo altares en Jerusalén en todos los rincones. Hizo también lugares altos en todas las ciudades de Judá, para quemar incienso a los dioses ajenos, provocando así a ira a Jehová el Dios de sus padres. Los demás de sus hechos, y todos sus caminos, primeros y postreros, he aquí están escritos en el libro de los reyes de Judá y de Israel. Y durmió Acaz con sus padres, y lo sepultaron en la ciudad de Jerusalén, pero no lo metieron en los sepulcros de los reyes de Israel; y reinó en su lugar Ezequías su hijo. 29 Comenzó a reinar Ezequías siendo de veinticinco años, y reinó veintinueve años en Jerusalén. El nombre de su madre fue Abías, hija de Zacarías. E hizo lo recto ante los ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que había hecho David su padre. En el primer año de su reinado, en el mes primero, abrió las puertas de la casa de Jehová, y las reparó. E hizo venir a los sacerdotes y levitas, y los reunió en la plaza oriental. Y les dijo: ¡Oídme, levitas! Santificaos ahora, y santificad la casa de Jehová el Dios de vuestros padres, y sacad del santuario la inmundicia. Porque nuestros padres se han rebelado, y han hecho lo malo ante los ojos de Jehová nuestro Dios; porque le dejaron, y apartaron sus rostros del tabernáculo de Jehová, y le volvieron las espaldas. Y aun cerraron las puertas del pórtico, y apagaron las lámparas; no quemaron incienso, ni sacrificaron holocausto en el santuario al Dios de Israel. Por tanto, la ira de Jehová ha venido sobre Judá y Jerusalén, y los ha entregado a turbación, a execración y a escarnio, como veis vosotros con vuestros ojos. Y he aquí nuestros padres han caído a espada, y nuestros hijos, nuestras hijas y nuestras mujeres fueron llevados cautivos por esto. Ahora, pues, yo he determinado hacer pacto con Jehová el Dios de Israel, para que aparte de nosotros el ardor de su ira. Hijos míos, no os engañéis ahora, porque Jehová os ha escogido a vosotros para que estéis delante de él y le sirváis, y seáis sus ministros, y le queméis incienso. Entonces se levantaron los levitas Mahat hijo de Amasai y Joel hijo de Azarías, de los hijos de Coat; de los hijos de Merari, Cis hijo de Abdi y Azarías hijo de Jehalelel; de los hijos de Gersón, Joa hijo de Zima y Edén hijo de Joa; de los hijos de Elizafán, Simri y Jeiel; de los hijos de Asaf, Zacarías y Matanías; de los hijos de Hemán, Jehiel y Simei; y de los hijos de Jedutún, Semaías y Uziel. Estos reunieron a sus hermanos, y se santificaron, y entraron, conforme al mandamiento del rey y las palabras de Jehová, para limpiar la casa de Jehová. Y entrando los sacerdotes dentro de la casa de Jehová para limpiarla, sacaron toda la inmundicia que hallaron en el templo de Jehová, al atrio de la casa de Jehová; y de allí los levitas la llevaron fuera al torrente de Cedrón. Comenzaron a santificarse el día primero del mes primero, y a los ocho del mismo mes vinieron al pórtico de Jehová; y santificaron la casa de Jehová en ocho días, y en el día dieciséis del mes primero terminaron. Entonces vinieron al rey Ezequías y le dijeron: Ya hemos limpiado toda la casa de Jehová, el altar del holocausto, y todos sus instrumentos, y la mesa de la proposición con todos sus utensilios. Asimismo hemos preparado y santificado todos los utensilios que en su infidelidad había desechado el rey Acaz, cuando reinaba; y he aquí están delante del altar de Jehová. Y levantándose de mañana, el rey Ezequías reunió los principales de la ciudad, y subió a la casa de Jehová. Y presentaron siete novillos, siete carneros, siete corderos y siete machos cabríos para expiación por el reino, por el santuario y por Judá. Y dijo a los sacerdotes hijos de Aarón que los ofreciesen sobre el altar de Jehová. Mataron, pues, los novillos, y los sacerdotes recibieron la sangre, y la esparcieron sobre el altar; mataron luego los carneros, y esparcieron la sangre sobre el altar; asimismo mataron los corderos, y esparcieron la sangre sobre el altar. Después hicieron acercar delante del rey y de la multitud los machos cabríos para la expiación, y pusieron sobre ellos sus manos; y los sacerdotes los mataron, e hicieron ofrenda de expiación con la sangre de ellos sobre el altar, para reconciliar a todo Israel; porque por todo Israel mandó el rey hacer el holocausto y la expiación. Puso también levitas en la casa de Jehová con címbalos, salterios y arpas, conforme al mandamiento de David, de Gad vidente del rey, y del profeta Natán, porque aquel mandamiento procedía de Jehová por medio de sus profetas. Y los levitas estaban con los instrumentos de David, y los sacerdotes con trompetas. Entonces mandó Ezequías sacrificar el holocausto en el altar; y cuando comenzó el holocausto, comenzó también el cántico de Jehová, con las trompetas y los instrumentos de David rey de Israel. Y toda la multitud adoraba, y los cantores cantaban, y los trompeteros sonaban las trompetas; todo esto duró hasta consumirse el holocausto. Y cuando acabaron de ofrecer, se inclinó el rey, y todos los que con él estaban, y adoraron. Entonces el rey Ezequías y los príncipes dijeron a los levitas que alabasen a Jehová con las palabras de David y de Asaf vidente; y ellos alabaron con gran alegría, y se inclinaron y adoraron. Y respondiendo Ezequías, dijo: Vosotros os habéis consagrado ahora a Jehová; acercaos, pues, y presentad sacrificios y alabanzas en la casa de Jehová. Y la multitud presentó sacrificios y alabanzas; y todos los generosos de corazón trajeron holocaustos. Y fue el número de los holocaustos que trajo la congregación, setenta bueyes, cien carneros y doscientos corderos, todo para el holocausto de Jehová. Y las ofrendas fueron seiscientos bueyes y tres mil ovejas. Mas los sacerdotes eran pocos, y no bastaban para desollar los holocaustos; y así sus hermanos los levitas les ayudaron hasta que acabaron la obra, y hasta que los demás sacerdotes se santificaron; porque los levitas fueron más rectos de corazón para santificarse que los sacerdotes. Así, pues, hubo abundancia de holocaustos, con grosura de las ofrendas de paz, y libaciones para cada holocausto. Y quedó restablecido el servicio de la casa de Jehová. Y se alegró Ezequías con todo el pueblo, de que Dios hubiese preparado el pueblo; porque la cosa fue hecha rápidamente. 30 Envió después Ezequías por todo Israel y Judá, y escribió cartas a Efraín y a Manasés, para que viniesen a Jerusalén a la casa de Jehová para celebrar la pascua a Jehová Dios de Israel. Y el rey había tomado consejo con sus príncipes, y con toda la congregación en Jerusalén, para celebrar la pascua en el mes segundo; porque entonces no la podían celebrar, por cuanto no había suficientes sacerdotes santificados, ni el pueblo se había reunido en Jerusalén. Esto agradó al rey y a toda la multitud. Y determinaron hacer pasar pregón por todo Israel, desde Beerseba hasta Dan, para que viniesen a celebrar la pascua a Jehová Dios de Israel, en Jerusalén; porque en mucho tiempo no la habían celebrado al modo que está escrito. Fueron, pues, correos con cartas de mano del rey y de sus príncipes por todo Israel y Judá, como el rey lo había mandado, y decían: Hijos de Israel, volveos a Jehová el Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, y él se volverá al remanente que ha quedado de la mano de los reyes de Asiria. No seáis como vuestros padres y como vuestros hermanos, que se rebelaron contra Jehová el Dios de sus padres, y él los entregó a desolación, como vosotros veis. No endurezcáis, pues, ahora vuestra cerviz como vuestros padres; someteos a Jehová, y venid a su santuario, el cual él ha santificado para siempre; y servid a Jehová vuestro Dios, y el ardor de su ira se apartará de vosotros. Porque si os volviereis a Jehová, vuestros hermanos y vuestros hijos hallarán misericordia delante de los que los tienen cautivos, y volverán a esta tierra; porque Jehová vuestro Dios es clemente y misericordioso, y no apartará de vosotros su rostro, si vosotros os volviereis a él. Pasaron, pues, los correos de ciudad en ciudad por la tierra de Efraín y Manasés, hasta Zabulón; mas se reían y burlaban de ellos. Con todo eso, algunos hombres de Aser, de Manasés y de Zabulón se humillaron, y vinieron a Jerusalén. En Judá también estuvo la mano de Dios para darles un solo corazón para cumplir el mensaje del rey y de los príncipes, conforme a la palabra de Jehová. Y se reunió en Jerusalén mucha gente para celebrar la fiesta solemne de los panes sin levadura en el mes segundo, una vasta reunión. Y levantándose, quitaron los altares que había en Jerusalén; quitaron también todos los altares de incienso, y los echaron al torrente de Cedrón. Entonces sacrificaron la pascua, a los catorce días del mes segundo; y los sacerdotes y los levitas llenos de vergüenza se santificaron, y trajeron los holocaustos a la casa de Jehová. Y tomaron su lugar en los turnos de costumbre, conforme a la ley de Moisés varón de Dios; y los sacerdotes esparcían la sangre que recibían de manos de los levitas. Porque había muchos en la congregación que no estaban santificados, y por eso los levitas sacrificaban la pascua por todos los que no se habían purificado, para santificarlos a Jehová. Porque una gran multitud del pueblo de Efraín y Manasés, y de Isacar y Zabulón, no se habían purificado, y comieron la pascua no conforme a lo que está escrito. Mas Ezequías oró por ellos, diciendo: Jehová, que es bueno, sea propicio a todo aquel que ha preparado su corazón para buscar a Dios, a Jehová el Dios de sus padres, aunque no esté purificado según los ritos de purificación del santuario. Y oyó Jehová a Ezequías, y sanó al pueblo. Así los hijos de Israel que estaban en Jerusalén celebraron la fiesta solemne de los panes sin levadura por siete días con grande gozo; y glorificaban a Jehová todos los días los levitas y los sacerdotes, cantando con instrumentos resonantes a Jehová. Y habló Ezequías al corazón de todos los levitas que tenían buena inteligencia en el servicio de Jehová. Y comieron de lo sacrificado en la fiesta solemne por siete días, ofreciendo sacrificios de paz, y dando gracias a Jehová el Dios de sus padres. Y toda aquella asamblea determinó que celebrasen la fiesta por otros siete días; y la celebraron otros siete días con alegría. Porque Ezequías rey de Judá había dado a la asamblea mil novillos y siete mil ovejas; y también los príncipes dieron al pueblo mil novillos y diez mil ovejas; y muchos sacerdotes ya se habían santificado. Se alegró, pues, toda la congregación de Judá, como también los sacerdotes y levitas, y toda la multitud que había venido de Israel; asimismo los forasteros que habían venido de la tierra de Israel, y los que habitaban en Judá. Hubo entonces gran regocijo en Jerusalén; porque desde los días de Salomón hijo de David rey de Israel, no había habido cosa semejante en Jerusalén. Después los sacerdotes y levitas, puestos en pie, bendijeron al pueblo; y la voz de ellos fue oída, y su oración llegó a la habitación de su santuario, al cielo.

Salmo 56: 

Mis enemigos me pisotean todo el día, Muchos son los que combaten con soberbia contra mí. El día en que temo, yo confío en ti; En ’Elohim, cuya palabra alabo, En ’Elohim he confiado, no temeré. ¿Qué puede hacerme el hombre?° Todo el día pervierten mis palabras, Todos sus pensamientos son contra mí para mal. Se reúnen, acechan, observan mis pasos, Esperan atrapar mi alma. ¿Escaparán por su iniquidad? ¡Oh ’Elohim, derriba a los pueblos en tu furor! Tú has contado mi deambular, Pon mis lágrimas en tu redoma. ¿No están ellas en tu Rollo? El día en que yo te invoque, retrocederán mis enemigos. Esto sé: ¡’Elohim está por mí! En ’Elohim, cuya palabra alabo, en YHVH, cuya palabra alabo, En Dios he confiado, no temeré. ¿Qué puede hacerme el hombre? Oh ’Elohim, sobre mí están los votos que te hice, Te pagaré sacrificios de acción de gracias. Porque has librado mi alma de la muerte, Y mis pies de la caída, Para que ande delante de ’Elohim en la luz de la vida. 

 Proverbios 13: 

El hijo sabio toma consejo del padre, Pero el burlador no escucha la reprensión. Del fruto de su boca el hombre comerá el bien, Pero el alma de los traidores se hartará de violencia. El que guarda su boca guarda su alma, Pero el que suelta sus labios tendrá calamidad. El alma del perezoso desea, y nada alcanza, Pero el alma del diligente será  gratificada. El justo aborrece la palabra de mentira, Pero el malvado se hace odioso e infame. La justicia guarda al de perfecto camino, Pero la impiedad trastornará al pecador. Hay quienes se enriquecen, y nada tienen, Y hay quienes se hacen pobres, y tienen grandes riquezas. La redención de la vida del hombre puede ser su riqueza,° Pero el pobre no escucha censuras. La luz de los justos difunde alegría, Pero la lámpara de los impíos será apagada. Con la soberbia sólo se provoca contienda, Pero con los bien aconsejados está la sabiduría. Fortuna sin esfuerzo se desvanece, Pero el que recoge con mano laboriosa, la aumenta. La esperanza que tarda es tormento del corazón, Pero árbol de vida es el deseo cumplido. El que menosprecia la Palabra, perecerá por ello, Pero el que teme el mandamiento será recompensado. La enseñanza del sabio es manantial de vida, Que aparta de los lazos de la Muerte. El buen entendimiento confiere gracia, Pero el camino de los transgresores va a la ruina. El sagaz actúa con prudencia, Pero el necio hace manifiesta su necedad. El mensajero malvado caerá en desgracia, Pero el enviado fiel es medicina. Miseria y oprobio para quien rechaza la corrección, Pero el que guarda el consejo, será honrado. El deseo cumplido deleita el alma, Apartarse del mal es abominación a los necios. Quien con sabios anda, sabio será, Pero el que se allega a necios, se echa a perder. La desgracia persigue a los pecadores, A los justos, la paz y el bien. La herencia del bueno queda en su familia, Pero la riqueza del pecador está reservada al justo. El barbecho de los pobres abunda en alimento, Pero se puede perder por falta de justicia. El que escatima el castigo aborrece a su hijo, El que lo ama, temprano lo corrige. El justo come y sacia su apetito, Pero el vientre de los impíos padece escasez.


El Libro de Los Romanos Capítulo 2 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:



LA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL PABLO A LOS ROMANOS




CAPÍTULO 2
(60 d.C.)
LOS CRÍTICOS 




POR lo cual eres inexcusable, oh hombre, cualquiera que juzgas (indica que este segmento está dirigido a los Judíos): porque en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo (en efecto, dice que Dios juzga a quien juzga a otro en la misma forma que él ha juzgado, por lo tanto, se condena a sí mismo [Mat. 7:1-2]); porque lo mismo haces, tú que juzgas (en efecto, dice que los Judíos no eran mejor que los Gentiles, a quienes ellos constantemente reprendían).

EL JUICIO DE DIOS 



2 Mas sabemos que el Juicio de Dios es según Verdad (declara lo que nunca es de la presunción) contra los que hacen tales cosas (revela un Juicio perfecto, porque proviene de la Verdad).
3 ¿Y piensas esto, oh hombre, que juzgas a los que hacen tales cosas, y haces las mismas (tú, el Judío), que tú escaparás del Juicio de Dios? (Muchos Judíos creían que el privilegio de nacimiento como Judío les aseguraría su entrada en el Reino [Mat. 3:8-9].)
4 ¿O menosprecias las riquezas de su benignidad y paciencia y longanimidad (demuestra al Judío que desprecia estas cosas, creyendo que ellos se las merecían); ignorando que su benignidad te guía (intenta guiarle) al Arrepentimiento?
5 Mas por tu dureza, y por tu corazón no arrepentido (habla de una dureza hacia Dios, cuando se rehusa a arrepentirse), atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la manifestación del Justo Juicio de Dios (el Juicio aumentaba, y finalmente estalló sobre los Judíos; hablamos del año 70 d.C.);
6 El cual pagará a cada uno conforme a sus obras (¡cosechamos lo que sembramos!):
7 A los que perseverando en hacer el bien (describe a aquellos que no confían en lugar o posición para su Salvación, sino más bien en Cristo), buscan gloria y honra e inmortalidad, la Vida Eterna (habla de lo que proviene exclusivamente de Dios):
8 Mas a los que son contenciosos (conlleva la idea de contender con Dios), y no obedecen a la Verdad (intenta concebir otra manera que la de Cristo y Él Crucificado), antes obedecen a la injusticia, enojo e ira (lo contrario de la Verdad),
9 Tribulación y angustia, sobre toda persona humana que obra lo malo (indica los resultados naturales del acto antinatural del pecado), del Judío primeramente (requiere que sea más responsable), y también del Griego (¡dará cuenta también!);



NO HACE ACEPCIÓN
DE PERSONAS

10 Mas gloria, y honra, y paz, a cualquiera que obra el bien (expresa la lógica de Dios, declara que si se hacen ciertas cosas, las mismas resultarán), al Judío primeramente, y también al Griego (vuelve a darse para mostrar el lugar de prominencia con respecto al Judío, pero que ellos lo echaron a perder):
11 Porque no hay acepción de personas para con Dios (traducido literalmente, se lee el Versículo, porque no hay una recepción de cara en la Presencia de Dios; significa que Dios no recibe o acepta la cara de nadie, sin tener en cuenta quienes sean).
12 Porque todos los que sin Ley pecaron, sin Ley también perecerán (aunque el Señor no considere a los Gentiles responsables de la Ley de Moisés relativo a la época del Antiguo Testamento, esto de ninguna manera significa que Él no los hará responsables de su pecado; el hecho es que el pecado no se revoca en todo caso debido a la ignorancia): y todos los que en la Ley pecaron, por la Ley serán juzgados (en efecto, coloca al Judío en una situación más responsable e incluso temerosa);
13 (Porque no los oidores de la Ley son justos para con Dios (el hecho de tener la Ley, o aun el oír de la Ley, no salva a nadie), mas los hacedores de la Ley serán justificados (se usa de esta manera por Pablo para hacer hincapié en algo importante; él no estaba diciendo que al guardar la Ley de Moisés se logrará la justificación; de hecho, a raíz de la condición caída del hombre, no se podía guardar la Ley).
14 Porque los Gentiles que no tienen Ley (la Ley de Moisés), naturalmente haciendo lo que es de la Ley (su conciencia les revela cierto aspecto del bien y del mal), los tales, aunque no tengan Ley, ellos son Ley a sí mismos (en el Juicio del Gran Trono Blanco, Dios Juzgará el mundo Gentil que existió antes de la Ley según el conocimiento que ellos tenían; otra vez, esto no tiene nada que ver con la Salvación; la ignorancia nunca ha traído la Salvación):
15 Mostrando la obra de la Ley escrita en sus corazones (quiere decir que nadie, quienquiera que sea y dondequiera que esté, está ausente de toda la Luz), dando testimonio juntamente sus conciencias (pero pueden estar cauterizadas), y acusándose y también excusándose sus pensamientos unos con otros;) (La conciencia no demuestra ser un guía seguro, como se declara aquí.)
16 En el día que Juzgará el Señor lo encubierto de los hombres (da fin a cualquier idea de que el Juicio será sobre cualquier otra base; aunque muchas otras cosas, como la conciencia, pueden ser testigo, aun así Jesús Solo es el criterio), conforme a mi Evangelio, por Jesucristo (Jesucristo y Él Crucificado).
LA CULPA
17 He aquí, tú tienes el sobrenombre de Judío (insinúa favor especial de Dios), y estás reposado en la Ley (presenta el cuadro de una confianza ciega y mecánica en la Ley Mosaica la cual no podía salvar, y nunca tuvo el propósito de salvar), y te glorías en Dios (se enorgullecían de quiénes ellos eran),
18 Y sabes Su Voluntad (Israel tenía la Palabra literal de Dios, la cual ninguna otra Nación en el mundo tenía durante esa época), y apruebas lo mejor (ellos habían comprobado la Palabra repetidas veces), instruido por la Ley (en esencia, quiere decir que ellos fueron instruidos por la misma Boca de Dios);
19 Y confías que eres guía de los ciegos (Dios destinó a los Judíos para ser los guías de los Gentiles, para guiarlos al Señor), luz de los que están en tinieblas (era siempre la Voluntad de Dios que Su Palabra, Voluntad y Camino, se le diera a la humanidad entera),
20 Enseñador de los necios (el mundo Gentil era necio en su adoración a sus dioses de invención humana), maestro de niños (presenta el Espíritu Santo que mira a los Filósofos Griegos como nada más que niños), que tienes la forma de la ciencia y de la verdad en la Ley (los Judíos tenían la Palabra de Dios, que los adelantó años luz del resto de la humanidad):
21 Tú pues, que enseñas a otro, ¿no te enseñas a ti mismo? (Los Judíos se burlaban del mundo Gentil, pero poco se aplicaban a la Ley, al menos como ellos debían.) ¿Tú, que predicas que no se ha de robar, robas? (¡La mayoría de ellos lo hicieron!)
22 ¿Tú, que dices que no se ha de adulterar, adulteras? (¡Muchos lo hicieron!) ¿Tú, que  abominas los ídolos, cometes sacrilegio? (En cierto modo, el Espíritu Santo por medio de Pablo coloca a Israel en la misma condición que el mundo Gentil.)
23 ¿Tú, que te jactas de la Ley, con infracción de la Ley deshonras a Dios? (En otras palabras, debido a poseer la Ley y no guardar la Ley, ellos deshonraban a Dios, aun más que los Gentiles.)
24 Porque el Nombre de Dios es blasfemado por causa de vosotros entre los Gentiles (declara que los Judíos eran un oprobio al Señor al vivir en contradicción abierta a su propia profesión), como está escrito (Isa. 52:5).
25 Porque la Circuncisión en verdad aprovecha, si guardares la Ley (en otras palabras, la Circuncisión no les aprovechaba nada si ellos violaban la Ley de Dios): mas si eres rebelde a la Ley, tu Circuncisión es hecha incircuncisión (declara el hecho de que los ritos religiosos, no importa si fueron dados por Dios, no contienen ninguna característica de la Salvación).
26 De manera que, si el incircunciso (el Gentil) guardare las Justicias de la Ley (por medio de Jesucristo), ¿no será tenida su incircuncisión por Circuncisión? (Revela que al poner la confianza en Jesús satisface las demandas de la Ley, y por ello, asegura la Justicia de la Ley, que de hecho, es el único modo que puede ser asegurada.)
27 Y el que en su cuerpo es incircunciso, guardando perfectamente la Ley, ¿te juzgará a ti (revela los resultados obvios de la vida cambiada por la Fe en Cristo), que con la letra y con la Circuncisión eres rebelde a la Ley? (Habla de los Judíos quienes, fuera de Cristo, intentan guardar la letra de la Ley participando en todos sus Rituales, pero siguen transgrediendo la Ley. En otras palabras, lo que ellos hacen no cambia sus vidas.)



UNA DEFINICIÓN

28 Porque no es Judío, el que lo es solamente por fuera (completamente destruye la Salvación nacional); ni la Circuncisión es la que es solamente por fuera en la carne (el simple Ritual no es del todo una Circuncisión verdadera, y espiritualmente no proporciona nada):
29 Mas es Judío, el que lo es en lo interior (es sólo la obra realizada interiormente por Cristo que constituye la Salvación); y la Circuncisión es la del corazón, en espíritu (se refiere al corazón del individuo cambiado, que se ha cumplido en el espíritu y se habla de ser Nacido de Nuevo), no en letra (se refiere a las reglas y las regulaciones de la Ley de Moisés, o incluso las de la Iglesia); la alabanza del cual no es de los hombres, sino de Dios (mantener los Rituales religiosos gana la alabanza de los hombres, pero no de Dios; los hombres pueden alabar en verdad a Dios sólo cuando aceptan sinceramente a Cristo, que quiere decir confiar verdaderamente en Cristo y no en los Rituales religiosos del hombre).


Primera Corintios Capítulo 13:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.


Hebreos 10:35-12:4
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté,  David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.


Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

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