El 7 de noviembre Lectura Bíblica Diaria
7 Levantándose, pues, de mañana Jerobaal, el cual es Gedeón, y todo el pueblo que estaba con él, acamparon junto a la fuente de Harod; y tenía el campamento de los madianitas al norte, más allá del collado de More, en el valle. Y Jehová dijo a Gedeón: El pueblo que está contigo es mucho para que yo entregue a los madianitas en su mano, no sea que se alabe Israel contra mí, diciendo: Mi mano me ha salvado. Ahora, pues, haz pregonar en oídos del pueblo, diciendo: Quien tema y se estremezca, madrugue y devuélvase desde el monte de Galaad. Y se devolvieron de los del pueblo veintidós mil, y quedaron diez mil. Y Jehová dijo a Gedeón: Aún es mucho el pueblo; llévalos a las aguas, y allí te los probaré; y del que yo te diga: Vaya éste contigo, irá contigo; mas de cualquiera que yo te diga: Este no vaya contigo, el tal no irá. Entonces llevó el pueblo a las aguas; y Jehová dijo a Gedeón: Cualquiera que lamiere las aguas con su lengua como lame el perro, a aquél pondrás aparte; asimismo a cualquiera que se doblare sobre sus rodillas para beber. Y fue el número de los que lamieron llevando el agua con la mano a su boca, trescientos hombres; y todo el resto del pueblo se dobló sobre sus rodillas para beber las aguas. Entonces Jehová dijo a Gedeón: Con estos trescientos hombres que lamieron el agua os salvaré, y entregaré a los madianitas en tus manos; y váyase toda la demás gente cada uno a su lugar. Y habiendo tomado provisiones para el pueblo, y sus trompetas, envió a todos los israelitas cada uno a su tienda, y retuvo a aquellos trescientos hombres; y tenía el campamento de Madián abajo en el valle. Aconteció que aquella noche Jehová le dijo: Levántate, y desciende al campamento; porque yo lo he entregado en tus manos. Y si tienes temor de descender, baja tú con Fura tu criado al campamento, y oirás lo que hablan; y entonces tus manos se esforzarán, y descenderás al campamento. Y él descendió con Fura su criado hasta los puestos avanzados de la gente armada que estaba en el campamento. Y los madianitas, los amalecitas y los hijos del oriente estaban tendidos en el valle como langostas en multitud, y sus camellos eran innumerables como la arena que está a la ribera del mar en multitud. Cuando llegó Gedeón, he aquí que un hombre estaba contando a su compañero un sueño, diciendo: He aquí yo soñé un sueño: Veía un pan de cebada que rodaba hasta el campamento de Madián, y llegó a la tienda, y la golpeó de tal manera que cayó, y la trastornó de arriba abajo, y la tienda cayó. Y su compañero respondió y dijo: Esto no es otra cosa sino la espada de Gedeón hijo de Joás, varón de Israel. Dios ha entregado en sus manos a los madianitas con todo el campamento. Cuando Gedeón oyó el relato del sueño y su interpretación, adoró; y vuelto al campamento de Israel, dijo: Levantaos, porque Jehová ha entregado el campamento de Madián en vuestras manos. Y repartiendo los trescientos hombres en tres escuadrones, dio a todos ellos trompetas en sus manos, y cántaros vacíos con teas ardiendo dentro de los cántaros. Y les dijo: Miradme a mí, y haced como hago yo; he aquí que cuando yo llegue al extremo del campamento, haréis vosotros como hago yo. Yo tocaré la trompeta, y todos los que estarán conmigo; y vosotros tocaréis entonces las trompetas alrededor de todo el campamento, y diréis: ¡Por Jehová y por Gedeón! Llegaron, pues, Gedeón y los cien hombres que llevaba consigo, al extremo del campamento, al principio de la guardia de la medianoche, cuando acababan de renovar los centinelas; y tocaron las trompetas, y quebraron los cántaros que llevaban en sus manos. Y los tres escuadrones tocaron las trompetas, y quebrando los cántaros tomaron en la mano izquierda las teas, y en la derecha las trompetas con que tocaban, y gritaron: ¡Por la espada de Jehová y de Gedeón! Y se estuvieron firmes cada uno en su puesto en derredor del campamento; entonces todo el ejército echó a correr dando gritos y huyendo. Y los trescientos tocaban las trompetas; y Jehová puso la espada de cada uno contra su compañero en todo el campamento. Y el ejército huyó hasta Bet-sita, en dirección de Zerera, y hasta la frontera de Abel-mehola en Tabat. Y juntándose los de Israel, de Neftalí, de Aser y de todo Manasés, siguieron a los madianitas. Gedeón también envió mensajeros por todo el monte de Efraín, diciendo: Descended al encuentro de los madianitas, y tomad los vados de Bet-bara y del Jordán antes que ellos lleguen. Y juntos todos los hombres de Efraín, tomaron los vados de Bet-bara y del Jordán. Y tomaron a dos príncipes de los madianitas, Oreb y Zeeb; y mataron a Oreb en la peña de Oreb, y a Zeeb lo mataron en el lagar de Zeeb; y después que siguieron a los madianitas, trajeron las cabezas de Oreb y de Zeeb a Gedeón al otro lado del Jordán. 8 Pero los hombres de Efraín le dijeron: ¿Qué es esto que has hecho con nosotros, no llamándonos cuando ibas a la guerra contra Madián? Y le reconvinieron fuertemente. A los cuales él respondió: ¿Qué he hecho yo ahora comparado con vosotros? ¿No es el rebusco de Efraín mejor que la vendimia de Abiezer? Dios ha entregado en vuestras manos a Oreb y a Zeeb, príncipes de Madián; ¿y qué he podido yo hacer comparado con vosotros? Entonces el enojo de ellos contra él se aplacó, luego que él habló esta palabra. Y vino Gedeón al Jordán, y pasó él y los trescientos hombres que traía consigo, cansados, mas todavía persiguiendo. Y dijo a los de Sucot: Yo os ruego que deis a la gente que me sigue algunos bocados de pan; porque están cansados, y yo persigo a Zeba y Zalmuna, reyes de Madián. Y los principales de Sucot respondieron: ¿Están ya Zeba y Zalmuna en tu mano, para que demos pan a tu ejército? Y Gedeón dijo: Cuando Jehová haya entregado en mi mano a Zeba y a Zalmuna, yo trillaré vuestra carne con espinos y abrojos del desierto. De allí subió a Peniel, y les dijo las mismas palabras. Y los de Peniel le respondieron como habían respondido los de Sucot. Y él habló también a los de Peniel, diciendo: Cuando yo vuelva en paz, derribaré esta torre. Y Zeba y Zalmuna estaban en Carcor, y con ellos su ejército como de quince mil hombres, todos los que habían quedado de todo el ejército de los hijos del oriente; pues habían caído ciento veinte mil hombres que sacaban espada. Subiendo, pues, Gedeón por el camino de los que habitaban en tiendas al oriente de Noba y de Jogbeha, atacó el campamento, porque el ejército no estaba en guardia. Y huyendo Zeba y Zalmuna, él los siguió; y prendió a los dos reyes de Madián, Zeba y Zalmuna, y llenó de espanto a todo el ejército. Entonces Gedeón hijo de Joás volvió de la batalla antes que el sol subiese, y tomó a un joven de los hombres de Sucot, y le preguntó; y él le dio por escrito los nombres de los principales y de los ancianos de Sucot, setenta y siete varones. Y entrando a los hombres de Sucot, dijo: He aquí a Zeba y a Zalmuna, acerca de los cuales me zaheristeis, diciendo: ¿Están ya en tu mano Zeba y Zalmuna, para que demos nosotros pan a tus hombres cansados? Y tomó a los ancianos de la ciudad, y espinos y abrojos del desierto, y castigó con ellos a los de Sucot. Asimismo derribó la torre de Peniel, y mató a los de la ciudad. Luego dijo a Zeba y a Zalmuna: ¿Qué aspecto tenían aquellos hombres que matasteis en Tabor? Y ellos respondieron: Como tú, así eran ellos; cada uno parecía hijo de rey. Y él dijo: Mis hermanos eran, hijos de mi madre. ¡Vive Jehová, que si les hubierais conservado la vida, yo no os mataría! Y dijo a Jeter su primogénito: Levántate, y mátalos. Pero el joven no desenvainó su espada, porque tenía temor, pues era aún muchacho. Entonces dijeron Zeba y Zalmuna: Levántate tú, y mátanos; porque como es el varón, tal es su valentía. Y Gedeón se levantó, y mató a Zeba y a Zalmuna; y tomó los adornos de lunetas que sus camellos traían al cuello. Y los israelitas dijeron a Gedeón: Sé nuestro señor, tú, y tu hijo, y tu nieto; pues que nos has librado de mano de Madián. Mas Gedeón respondió: No seré señor sobre vosotros, ni mi hijo os señoreará: Jehová señoreará sobre vosotros. Y les dijo Gedeón: Quiero haceros una petición; que cada uno me dé los zarcillos de su botín (pues traían zarcillos de oro, porque eran ismaelitas). Ellos respondieron: De buena gana te los daremos. Y tendiendo un manto, echó allí cada uno los zarcillos de su botín. Y fue el peso de los zarcillos de oro que él pidió, mil setecientos siclos de oro, sin las planchas y joyeles y vestidos de púrpura que traían los reyes de Madián, y sin los collares que traían sus camellos al cuello. Y Gedeón hizo de ellos un efod, el cual hizo guardar en su ciudad de Ofra; y todo Israel se prostituyó tras de ese efod en aquel lugar; y fue tropezadero a Gedeón y a su casa. Así fue subyugado Madián delante de los hijos de Israel, y nunca más volvió a levantar cabeza. Y reposó la tierra cuarenta años en los días de Gedeón. Luego Jerobaal hijo de Joás fue y habitó en su casa. Y tuvo Gedeón setenta hijos que constituyeron su descendencia, porque tuvo muchas mujeres. También su concubina que estaba en Siquem le dio un hijo, y le puso por nombre Abimelec. Y murió Gedeón hijo de Joás en buena vejez, y fue sepultado en el sepulcro de su padre Joás, en Ofra de los abiezeritas. Pero aconteció que cuando murió Gedeón, los hijos de Israel volvieron a prostituirse yendo tras los baales, y escogieron por dios a Baal-berit. Y no se acordaron los hijos de Israel de Jehová su Dios, que los había librado de todos sus enemigos en derredor; ni se mostraron agradecidos con la casa de Jerobaal, el cual es Gedeón, conforme a todo el bien que él había hecho a Israel. 9 Abimelec hijo de Jerobaal fue a Siquem, a los hermanos de su madre, y habló con ellos, y con toda la familia de la casa del padre de su madre, diciendo: Yo os ruego que digáis en oídos de todos los de Siquem: ¿Qué os parece mejor, que os gobiernen setenta hombres, todos los hijos de Jerobaal, o que os gobierne un solo hombre? Acordaos que yo soy hueso vuestro, y carne vuestra. Y hablaron por él los hermanos de su madre en oídos de todos los de Siquem todas estas palabras; y el corazón de ellos se inclinó a favor de Abimelec, porque decían: Nuestro hermano es. Y le dieron setenta siclos de plata del templo de Baal-berit, con los cuales Abimelec alquiló hombres ociosos y vagabundos, que le siguieron. Y viniendo a la casa de su padre en Ofra, mató a sus hermanos los hijos de Jerobaal, setenta varones, sobre una misma piedra; pero quedó Jotam el hijo menor de Jerobaal, que se escondió. Entonces se juntaron todos los de Siquem con toda la casa de Milo, y fueron y eligieron a Abimelec por rey, cerca de la llanura del pilar que estaba en Siquem. Cuando se lo dijeron a Jotam, fue y se puso en la cumbre del monte de Gerizim, y alzando su voz clamó y les dijo: Oídme, varones de Siquem, y así os oiga Dios. Fueron una vez los árboles a elegir rey sobre sí, y dijeron al olivo: Reina sobre nosotros. Mas el olivo respondió: ¿He de dejar mi aceite, con el cual en mí se honra a Dios y a los hombres, para ir a ser grande sobre los árboles? Y dijeron los árboles a la higuera: Anda tú, reina sobre nosotros. Y respondió la higuera: ¿He de dejar mi dulzura y mi buen fruto, para ir a ser grande sobre los árboles? Dijeron luego los árboles a la vid: Pues ven tú, reina sobre nosotros. Y la vid les respondió: ¿He de dejar mi mosto, que alegra a Dios y a los hombres, para ir a ser grande sobre los árboles? Dijeron entonces todos los árboles a la zarza: Anda tú, reina sobre nosotros. Y la zarza respondió a los árboles: Si en verdad me elegís por rey sobre vosotros, venid, abrigaos bajo de mi sombra; y si no, salga fuego de la zarza y devore a los cedros del Líbano. Ahora, pues, si con verdad y con integridad habéis procedido en hacer rey a Abimelec, y si habéis actuado bien con Jerobaal y con su casa, y si le habéis pagado conforme a la obra de sus manos (porque mi padre peleó por vosotros, y expuso su vida al peligro para libraros de mano de Madián, y vosotros os habéis levantado hoy contra la casa de mi padre, y habéis matado a sus hijos, setenta varones sobre una misma piedra; y habéis puesto por rey sobre los de Siquem a Abimelec hijo de su criada, por cuanto es vuestro hermano); si con verdad y con integridad habéis procedido hoy con Jerobaal y con su casa, que gocéis de Abimelec, y él goce de vosotros. Y si no, fuego salga de Abimelec, que consuma a los de Siquem y a la casa de Milo, y fuego salga de los de Siquem y de la casa de Milo, que consuma a Abimelec. Y escapó Jotam y huyó, y se fue a Beer, y allí se estuvo por miedo de Abimelec su hermano. Después que Abimelec hubo dominado sobre Israel tres años, envió Dios un mal espíritu entre Abimelec y los hombres de Siquem, y los de Siquem se levantaron contra Abimelec; para que la violencia hecha a los setenta hijos de Jerobaal, y la sangre de ellos, recayera sobre Abimelec su hermano que los mató, y sobre los hombres de Siquem que fortalecieron las manos de él para matar a sus hermanos. Y los de Siquem pusieron en las cumbres de los montes asechadores que robaban a todos los que pasaban junto a ellos por el camino; de lo cual fue dado aviso a Abimelec. Y Gaal hijo de Ebed vino con sus hermanos y se pasaron a Siquem, y los de Siquem pusieron en él su confianza. Y saliendo al campo, vendimiaron sus viñedos, y pisaron la uva e hicieron fiesta; y entrando en el templo de sus dioses, comieron y bebieron, y maldijeron a Abimelec. Y Gaal hijo de Ebed dijo: ¿Quién es Abimelec, y qué es Siquem, para que nosotros le sirvamos? ¿No es hijo de Jerobaal, y no es Zebul ayudante suyo? Servid a los varones de Hamor padre de Siquem; pero ¿por qué le hemos de servir a él? Ojalá estuviera este pueblo bajo mi mano, pues yo arrojaría luego a Abimelec, y diría a Abimelec: Aumenta tus ejércitos, y sal. Cuando Zebul gobernador de la ciudad oyó las palabras de Gaal hijo de Ebed, se encendió en ira, y envió secretamente mensajeros a Abimelec, diciendo: He aquí que Gaal hijo de Ebed y sus hermanos han venido a Siquem, y he aquí que están sublevando la ciudad contra ti. Levántate, pues, ahora de noche, tú y el pueblo que está contigo, y pon emboscadas en el campo. Y por la mañana al salir el sol madruga y cae sobre la ciudad; y cuando él y el pueblo que está con él salgan contra ti, tú harás con él según se presente la ocasión. Levantándose, pues, de noche Abimelec y todo el pueblo que con él estaba, pusieron emboscada contra Siquem con cuatro compañías. Y Gaal hijo de Ebed salió, y se puso a la entrada de la puerta de la ciudad; y Abimelec y todo el pueblo que con él estaba, se levantaron de la emboscada. Y viendo Gaal al pueblo, dijo a Zebul: He allí gente que desciende de las cumbres de los montes. Y Zebul le respondió: Tú ves la sombra de los montes como si fueran hombres. Volvió Gaal a hablar, y dijo: He allí gente que desciende de en medio de la tierra, y una tropa viene por el camino de la encina de los adivinos. Y Zebul le respondió: ¿Dónde está ahora tu boca con que decías: ¿Quién es Abimelec para que le sirvamos? ¿No es este el pueblo que tenías en poco? Sal pues, ahora, y pelea con él. Y Gaal salió delante de los de Siquem, y peleó contra Abimelec. Mas lo persiguió Abimelec, y Gaal huyó delante de él; y cayeron heridos muchos hasta la entrada de la puerta. Y Abimelec se quedó en Aruma; y Zebul echó fuera a Gaal y a sus hermanos, para que no morasen en Siquem. Aconteció el siguiente día, que el pueblo salió al campo; y fue dado aviso a Abimelec, el cual, tomando gente, la repartió en tres compañías, y puso emboscadas en el campo; y cuando miró, he aquí el pueblo que salía de la ciudad; y se levantó contra ellos y los atacó. Porque Abimelec y la compañía que estaba con él acometieron con ímpetu, y se detuvieron a la entrada de la puerta de la ciudad, y las otras dos compañías acometieron a todos los que estaban en el campo, y los mataron. Y Abimelec peleó contra la ciudad todo aquel día, y tomó la ciudad, y mató al pueblo que en ella estaba; y asoló la ciudad, y la sembró de sal. Cuando oyeron esto todos los que estaban en la torre de Siquem, se metieron en la fortaleza del templo del dios Berit. Y fue dado aviso a Abimelec, de que estaban reunidos todos los hombres de la torre de Siquem. Entonces subió Abimelec al monte de Salmón, él y toda la gente que con él estaba; y tomó Abimelec un hacha en su mano, y cortó una rama de los árboles, y levantándola se la puso sobre sus hombros, diciendo al pueblo que estaba con él: Lo que me habéis visto hacer, apresuraos a hacerlo como yo. Y todo el pueblo cortó también cada uno su rama, y siguieron a Abimelec, y las pusieron junto a la fortaleza, y prendieron fuego con ellas a la fortaleza, de modo que todos los de la torre de Siquem murieron, como unos mil hombres y mujeres. Después Abimelec se fue a Tebes, y puso sitio a Tebes, y la tomó. En medio de aquella ciudad había una torre fortificada, a la cual se retiraron todos los hombres y las mujeres, y todos los señores de la ciudad; y cerrando tras sí las puertas, se subieron al techo de la torre. Y vino Abimelec a la torre, y combatiéndola, llegó hasta la puerta de la torre para prenderle fuego. Mas una mujer dejó caer un pedazo de una rueda de molino sobre la cabeza de Abimelec, y le rompió el cráneo. Entonces llamó apresuradamente a su escudero, y le dijo: Saca tu espada y mátame, para que no se diga de mí: Una mujer lo mató. Y su escudero le atravesó, y murió. Y cuando los israelitas vieron muerto a Abimelec, se fueron cada uno a su casa. Así pagó Dios a Abimelec el mal que hizo contra su padre, matando a sus setenta hermanos. Y todo el mal de los hombres de Siquem lo hizo Dios volver sobre sus cabezas, y vino sobre ellos la maldición de Jotam hijo de Jerobaal.
Salmo 28:
Proverbios 16:
El Libro de Los Hechos Capítulo 2 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:LOS HECHOS DE LOS APÓSTOLES
CAPÍTULO 2
(33 d.C.)
PENTECOSTÉS
Y CUANDO se cumplieron los Días de Pentecostés (la Fiesta de Pentecostés, una de las siete grandes Fiestas ordenadas por Dios y en que participaba Israel cada año; ocurría cincuenta días después de la Pascua), estaban todos unánimes juntos (no en el Aposento Alto donde ellos se reunían antes, sino más bien en el Templo [Luc. 24:53; Hch. 2:46]).
2 Y de repente vino un estruendo del Cielo como de un viento recio que corría (muestra la venida del Espíritu Santo en una nueva dimensión, todo hecho posible por la Cruz), el cual llenó toda la casa (el Templo) donde estaban sentados (estaban probablemente en el Atrio de los Gentiles).
3 Y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego (el único registro de tal en el Nuevo Testamento, y era el cumplimiento de la Profecía de Juan el Bautista acerca de Jesús [Mat. 3:11]), que se asentó sobre cada uno de ellos (se refiere a todos los que estaban allí, no sólo los Doce Apóstoles; el número exacto no se conoce).
4 Y fueron todos llenos del Espíritu Santo (todos fueron llenos, no sólo los Apóstoles; como resultado de la Cruz, el Espíritu Santo podía entrar ahora en los corazones y vidas de todos los Creyentes para morar permanentemente [Jn. 14:16]), y comenzaron a hablar en otras lenguas (la evidencia física inicial que una persona ha sido Bautizado con el Espíritu, y fue predicho por el Profeta Isaías [Isa. 28:9-12], y por Cristo [Marc. 16:17; Jn. 15:26; 16:13]), como el Espíritu les daba que hablasen (quiere decir que ellos no lo iniciaron, sino que lo inició el Espíritu; como veremos, éstas eran lenguas conocidas en algún lugar en el mundo, pero no por el orador).
5 Moraban entonces en Jerusalén Judíos, varones religiosos, de todas las naciones debajo del Cielo (los Judíos en esa época fueron dispersados por todas partes del Mundo Romano, y miles de personas llegaban de cada nación para guardar la Fiesta).
6 Y hecho este estruendo (las multitudes que estaban en el Templo oyeron y vieron lo que ocurría, y también, comenzaban a contarlo a los demás), se juntó la multitud (lo que pasaba atraía una multitud), y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar su propia lengua (quiere decir que estos Judíos espectadores oyeron a esta gente que hablaba en muchas lenguas distintas, de hecho, lenguas de la nación de su origen, de dondequiera que llegaron, que da por sentado que esto no era un bullicio o balbuceo como algunos afirman).
7 Y estaban atónitos y maravillados (casi siempre tenía que ver con el hablar en otras lenguas), diciendo, He aquí, ¿no son Galileos todos estos que hablan? (Significa que el acento Galileo era distinto y conocido [Marc. 14:70; Luc. 22:59].)
8 ¿Cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en que somos nacidos? (Demuestra otra vez que esto no era bullicio, ni mera cháchara, ni balbuceo, sino más bien una lengua conocida en alguna parte del mundo, pero no era la lengua nativa de la misma persona que hablaba.)
9 Partos y Medos, y Elamitas, y los que habitamos en Mesopotamia, en Judea y en Capadocia, en el Ponto y en Asia,
10 En Frigia y Panfilia, en Egipto y en las partes de África que está de la otra parte de Cirene, y Romanos extranjeros, tanto Judíos como convertidos,
11 Cretenses y Árabes, les oímos hablar en nuestras lenguas las Maravillas de Dios (nos enseña lo que realmente es el hablar en lenguas, una declaración de las ・Obras Maravillosas de Dios・).
12 Y estaban todos atónitos y perplejos (debería haberse traducido, ・y quedaron perplejos;・ ellos no tenían ninguna respuesta racional para su perplejidad), diciendo los unos a los otros, ¿Qué quiere ser esto? (Este interrogante se hizo más con asombro que en espera de una respuesta.)
13 Mas otros burlándose, decían (ellos se mofaron; ya sea por gesto o por palabra, se mofaron del Testimonio de lo que se dio por el Espíritu Santo), Que están llenos de mosto (era realmente una acusación de que estaban ebrios, es decir, "intoxicados"; algunos se asombraron y otros "se mofaron," lo que ocurre hasta hoy día).
PEDRO
14 Entonces Pedro, poniéndose en pie con los Once, alzó su voz, y les habló diciendo (Pedro iba a predicar el Mensaje inaugural de la Iglesia en ese Día de Pentecostés), Varones Judíos, y todos los que habitáis en Jerusalén, esto os sea notorio, y oíd mis palabras (probablemente se predicó el Mensaje en el Pórtico de Salomón, parte del Atrio de los Gentiles; donde los debates y cosas parecidas se celebraban frecuentemente):
15 Porque éstos no están borrachos, como vosotros pensáis (en efecto, dice que estaban ebrios, pero no en la forma normal), siendo la hora tercera del día (a las 9:00 de la mañana).
16 Mas esto es lo que fue dicho por el Profeta Joel (por favor observe que Pedro no dijo, ・esto cumple lo dicho por el Profeta Joel,・ sino más bien, ・esto es lo que...・ que significa que esto continuará);
17 Y será en los postreros días, dice Dios (proclama que estos ・postreros días・ que comenzaron en el Día de Pentecostés, y seguirán a través de la Gran Tribulación venidera), Derramaré de Mi Espíritu sobre toda carne (habla de toda la gente en todas partes y, por lo tanto, no se limitaban por alguna localidad geográfica particular; también, no se limitaban con respecto a raza, color o credo): Y vuestros hijos y vuestras hijas Profetizarán (incluye ambos géneros); y vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros viejos soñarán sueños (todo dado por el Espíritu Santo; la lengua Hebrea indica, ・tanto los varones jóvenes como ancianos verán visiones, y tanto los ancianos como los jóvenes soñarán sueños・; también se aplica a los dos géneros):
18 Y de cierto sobre Mis siervos y sobre Mis siervas en aquellos días Derramaré de Mi Espíritu (tiene la intención de dirigirse deliberadamente a dos clases de personas a quienes se daban muy poco estatus en el pasado, a los esclavos y a las mujeres); y Profetizarán (pertenece a uno de los ・Dones del Espíritu・ [I Cor. 12:8-10]):
19 Y daré prodigios arriba en el Cielo, y señales abajo en la Tierra; sangre y fuego y vapor de humo (pertenece al hecho de que estos ・días de Mi Espíritu・ abarcarán la totalidad de la Edad de la Iglesia, hasta en la Gran Tribulación venidera; aquel límite de tiempo ya alcanza casi dos mil años):
20 El sol se volverá en tinieblas, y la luna en sangre (no tiene la intención de ser literal, sino más bien que la luna va a parecer como sangre roja como resultado de las condiciones atmosféricas), antes que venga el Día del Señor, grande y manifiesto (la Segunda Venida):
21 Y será que todo aquel que invocare el Nombre del Señor, será salvo (Joel 2:30-32; presenta una de las declaraciones más gloriosas que jamás se haya dicho; esto incluye tanto a Judíos como a Gentiles igualmente).
22 Varones Israelitas, oíd estas palabras (el Mensaje inaugural de la Iglesia); Jesús Nazareno, Varón aprobado de Dios entre vosotros (Jesús siempre tiene que ser el tema de nuestro Mensaje; Él fue aprobado por Dios, pero no por los hombres) en maravillas y prodigios y señales, que Dios hizo por Él en medio de vosotros (lo que Pedro sabía directamente, porque él estaba allí), como también vosotros sabéis (tantas cosas sucedieron que no había absolutamente excusa alguna para que ellos no lo supieran):
23 A Éste, entregado por determinado consejo y providencia de Dios (era el Plan de Dios que Jesús muriera en la Cruz; sin embargo, esto no era el Plan de Dios para que los líderes religiosos de Israel hicieran esta cosa; era de su propia maquinación y selección), prendisteis y matasteis por manos de los inicuos, crucificándole (¡presenta un cargo tan serio que es imposible describirlo! sin embargo, si ellos buscaran la misericordia y el perdón, Dios les perdonaría, como lo veremos):
24 Al cual Dios levantó (tiene que ver con la Resurrección), sueltos los dolores de la muerte (la muerte no podía sujetarlo porque Él expió todo pecado, la paga del pecado es muerte [Rom. 6:23]): por cuanto era imposible ser detenido de ella (la muerte hubiera gustado retenerlo en su apretón, pero no se pudo porque Él le quitó su derecho legal; como se dijo, Él expió todo pecado, que derrotó la muerte, a Satanás y a todos los principados y potestades [Col. 2:14-15]).
25 Porque David dice de Él (Sal. 16:8-11), Veía al Señor siempre delante de Mí, porque está a Mi Diestra, no seré conmovido (por la Cruz, Cristo merecía esta posición a la Diestra del Padre, que habla de poder y autoridad, todo de nuestra parte [Heb. 1:3]):
26 Por lo cual Mi corazón se alegró (tiene que ver con Cristo que se regocijaba acerca de la garantía de Su Padre y la protección en cuanto a Su descenso al mundo de la muerte; Él sabía que el Padre Lo sacaría), y se gozó Mi lengua (se refiere a las cosas que Él dijo con respecto a Su Resurrección [Mat. 16:21; 17:23; 20:17-19; Marc. 8:31]); Y aun Mi carne descansará en esperanza (se refiere a apoyarse en las Promesas de Dios acerca de la Resurrección):
27 Que no dejarás Mi Alma en el Infierno (no era la parte ardiente del Infierno [Luc. 16:19-31]), Ni Tú (Dios El Padre) darás a Tu Santo que vea corrupción (Su Cuerpo físico, sin pecado, no vio ninguna corrupción, que normalmente acompaña la muerte; de hecho, fue glorificado y levantado de entre los muertos).
28 Me hiciste notorios los caminos de la Vida (presenta a Cristo como el Patrón de comportamiento, y también presenta no solamente la Resurrección de Sí Mismo, sino la de todos los Creyentes); Me llenarás de gozo con Tu presencia (el Rostro de Dios resplandeció realmente sobre Cristo, y resplandece sobre nosotros también, porque estamos ・en Cristo・).
29 Varones hermanos, se os puede libremente decir del Patriarca David (muestra la única oportunidad en Las Escrituras en que se refirió a David como un "Patriarca"), que murió, y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy (se incluyó aquí para disipar las nociones erróneas sostenidas por los Fariseos y los líderes religiosos de Israel acerca del Mesías).
30 Empero siendo Profeta (tiene que ver con muchas de las Profecías que David declaró en los Salmos en cuanto a Cristo), y sabiendo que con juramento le había Dios jurado que del fruto de su lomo, en cuanto a la carne (II Sam. 7:11-16), Él (Dios) levantaría al Cristo que se sentaría sobre su trono (para sentarse en el Trono de David, que no se ha cumplido todavía, pero de seguro va a cumplirse en la Edad del Reino venidero; todo esto demuestra la Encarnación, Dios que se hace Hombre y lo hace por el linaje de David);
31 Viéndolo (David) antes, habló de la Resurrección de Cristo (dice a los líderes religiosos de Israel que David claramente Profetizó que Jesús resucitaría de entre los muertos [Sal. 16:8-11]), que Su Alma no fue dejada en el Infierno (como se declaró, Él no fue al lado ardiente del Infierno, sino más bien al Paraíso [Luc. 16], y así también a algunas prisiones particulares en aquella región infernal [I Ped. 3:19-20]), ni Su carne vio corrupción (Él no fue atormentado en el Infierno como algunos lo enseñan, tampoco había descomposición alguna en Su Cuerpo físico; sino que fue Glorificado).
32 A este Jesús (Al que Crucificaron) resucitó Dios (habla del Jesús físico y no de cierto espíritu), de lo cual todos nosotros somos testigos (Pedro les dice que a pesar de lo que digan, todo Israel sabe que Jesús fue resucitado de entre los muertos).
33 Así que, levantado por la Diestra de Dios (Cristo es exaltado ahora, no sólo como Creador, sino también como Salvador, que fue hecho posible por la Cruz), y recibiendo del Padre la Promesa del Espíritu Santo (demuestra que Jesús fue aceptado por el Padre porque el Espíritu Santo fue enviado de regreso, justo como fue Prometido [Jn. 16:7]), ha derramado esto que vosotros veis y oís (ellos vieron a la gente y oyeron que hablaban en lenguas).
34 Porque David no subió a los Cielos (Pedro dijo esto para demostrar que David no declaró estas Profecías acerca de él mismo, sino más bien acerca de Aquel que había de venir, es decir, el Señor Jesucristo; desde luego, algunos de los líderes religiosos de Israel declaraban que estas Profecías se relacionaban con David, y no tuvieron nada que ver con Jesús, lo que Pedro rechaza rotundamente): empero él (David) dice, Dijo el Señor a Mi Señor (Dios el Padre Le dijo a Dios el Hijo), Siéntate a Mi Diestra ([Sal. 110:1] aquí es donde Jesús mora ahora [Heb. 1:3]),
35 Hasta que ponga a Tus enemigos por estrado de Tus Pies (todo hecho posible por la Cruz [Col. 2:14-15] pero no será efectuado completamente hasta la conclusión de la Edad del Reino [Apoc., cap. 20; I Cor. 15:24-25]).
36 Sepa pues ciertísimamente toda la casa de Israel (Pedro se dirigió directamente hacia los líderes religiosos de Israel, y es inspirado por el Espíritu Santo), que a éste Jesús que vosotros crucificasteis, Dios ha hecho Señor y Cristo (Jesús era y es "Jehová" y, también, el "Mesías" de Israel).
EL RESULTADO
37 Entonces oído esto, fueron compungidos de corazón (el Poder de convicción del Espíritu Santo), y dijeron a Pedro y a los otros Apóstoles, Varones hermanos, ¿qué haremos? (declaraba que esta gente, quienquiera que sea, estaba deseosa de ponerse bien con Dios.)
38 Y Pedro les dice, Arrepentíos (admitir que Dios tiene razón, y nosotros estamos equivocados), y bautícese cada uno de vosotros en el Nombre de Jesucristo (por la autoridad de aquel Nombre; no existe ninguna fórmula bautismal en el Libro de los Hechos; Cristo dio la única fórmula en Mat. 28:19) para perdón de los pecados (debiera traducirse, ・a causa de la remisión de los pecados・; se Bautiza en Agua porque los pecados ya fueron remitidos a raíz de la Fe en Cristo, y no porque los pecados debieran ser remitidos), y recibiréis el Don del Espíritu Santo (el arrepentimiento garantiza la Salvación, que prepara al Creyente para que esté listo a ser Bautizado con el Espíritu Santo; el Creyente no es Bautizado con el Espíritu automáticamente en la conversión; es una experiencia que le sigue a la Salvación, y siempre está acompañada con el hablar en otras lenguas [Hch. 2:4; 10:44-46; 19:1-7]).
39 Porque para vosotros (dirigido a muchos de los Judíos que estaban de pie en el Templo escuchando a Pedro ese día) es la Promesa (del Bautismo con el Espíritu Santo), y para vuestros hijos (quiere decir que este gran derramamiento no se detuvo con el derramamiento inicial, sino que continúa), y para todos los que están lejos (significa que no es sólo para aquellos en Jerusalén, sino para el mundo entero también), para cuantos el Señor nuestro Dios llamare (aquel "Llamado" es a ・quienquiera・ [Jn. 7:37-39; Apoc. 22:17]).
40 Y con otras muchas palabras testificaba y exhortaba (nos explica que sólo tenemos cierta parte del Mensaje de Pedro), diciendo, Sed salvos de esta perversa generación (es un llamado al Arrepentimiento).
41 Así que, los que recibieron su palabra, fueron bautizados (algunos creyeron lo que Pedro dijo, entregaron sus corazones a Dios y se arrepintieron de sus pecados; entonces ellos fueron Bautizados en Agua): y fueron añadidas a ellos aquel día como tres mil personas (durante el primer Día de Pentecostés, el Día en que se entregó la Ley, unos tres mil hombres murieron [Éx. 32:28]; durante este Día de Pentecostés, como resultado de la Cruz, unas tres mil personas fueron salvas).
LA IGLESIA PRIMITIVA
42 Y perseveraban en la Doctrina de los Apóstoles (aquella Doctrina se encuentra en el Versículo 38), y en la comunión, y en el partimiento del pan (tenía que ver con la celebración de la Cena del Señor, que se llevó a cabo en un ambiente probablemente mucho más informal que en la actualidad), y en las oraciones (simplemente quiere decir que era una Iglesia de oración).
43 Y toda persona tenía temor (se refiere al Movimiento y la Operación del Espíritu Santo; viendo las cosas que el Espíritu hacía, todos tenían un sentir de admiración reverencial, maravilla y temor): y muchas maravillas y señales eran hechas por los Apóstoles (el Espíritu Santo hizo esto a fin de dar a la Iglesia un gran principio; todo esto siguió, justo como tiene la intención de seguir, pero teniendo como una base más limitada, como lo explica la última parte del Libro de los Hechos).
44 Y todos los que creían estaban juntos (como resultado de la gran animosidad de los Judíos contra los seguidores de Cristo, los Creyentes tuvieron que unirse), y tenían todas las cosas comunes (como resultado de miles que perdieron sus empleos a raíz de la persecución, aquellos que tenían bienes materiales compartieron con aquellos que no tenían);
45 Y vendían las posesiones, y las haciendas (ellos vendieron cosas que de veras no necesitaban, a fin de que pudieran ayudar a aquellos que estaban en gran necesidad), y las repartían a todos, según lo que cada uno necesitaba (representaba una comunidad Cristiana como resultado de la gran persecución que estaba cerca).
46 Y perseverando unánimes cada día en el Templo (en cierto modo, el Templo fue convertido en una Iglesia, que de seguro causaba mucha irritación a las autoridades religiosas), y partiendo el pan en las casas (quiere decir que la Iglesia en sí estaba realmente resguardada en casas por todas partes en Jerusalén), comían juntos con alegría y con sencillez de corazón (ellos tenían gozo que la persecución no les iba a molestar),
47 Alabando a Dios, y teniendo gracia con todo el pueblo (Jerusalén en conjunto estaba impresionado favorablemente por lo que vieron con respecto a estos seguidores de Cristo). Y el Señor añadía cada día a la Iglesia los que habían de ser salvos (muchos venían al Señor).
Primera Corintios Capítulo 13:
Labels: Biblia, Buenas Nuevas, Creyente, Cristianismo, Cruz, Dios, Fe, Iglesia, Jesucristo, Jesús, Lectura Biblica, Lectura Biblica de hoy, Lectura Biblica Diaria, Lectura del día, Lectura Diaria, Mensaje de la Cruz
0 Comments:
Post a Comment
Subscribe to Post Comments [Atom]
<< Home