El 3 de noviembre Lectura Bíblica Diaria
Mensaje de la Cruz de Cristo Jesús-Capítulo-1
Josué 19-21:
19 La segunda suerte tocó a Simeón, para la tribu de los hijos de Simeón conforme a sus familias; y su heredad fue en medio de la heredad de los hijos de Judá. Y tuvieron en su heredad a Beerseba, Seba, Molada, Hazar-sual, Bala, Ezem, Eltolad, Betul, Horma, Siclag, Bet-marcabot, Hazar-susa, Bet-lebaot y Saruhén; trece ciudades con sus aldeas; Aín, Rimón, Eter y Asán; cuatro ciudades con sus aldeas; y todas las aldeas que estaban alrededor de estas ciudades hasta Baalat-beer, que es Ramat del Neguev. Esta es la heredad de la tribu de los hijos de Simeón conforme a sus familias. De la suerte de los hijos de Judá fue sacada la heredad de los hijos de Simeón, por cuanto la parte de los hijos de Judá era excesiva para ellos; así que los hijos de Simeón tuvieron su heredad en medio de la de Judá. La tercera suerte tocó a los hijos de Zabulón conforme a sus familias; y el territorio de su heredad fue hasta Sarid. Y su límite sube hacia el occidente a Marala, y llega hasta Dabeset, y de allí hasta el arroyo que está delante de Jocneam; y gira de Sarid hacia el oriente, hacia donde nace el sol, hasta el límite de Quislot-tabor, sale a Daberat, y sube a Jafía. Pasando de allí hacia el lado oriental a Gat-hefer y a Ita- cazín, sale a Rimón rodeando a Nea. Luego, al norte, el límite gira hacia Hanatón, viniendo a salir al valle de Jefte-el; y abarca Catat, Naalal, Simrón, Idala y Belén; doce ciudades con sus aldeas. Esta es la heredad de los hijos de Zabulón conforme a sus familias; estas ciudades con sus aldeas. La cuarta suerte correspondió a Isacar, a los hijos de Isacar conforme a sus familias. Y fue su territorio Jezreel, Quesulot, Sunem, Hafaraim, Sihón, Anaharat, Rabit, Quisión, Abez, Remet, En-ganim, En-hada y Bet-pases. Y llega este límite hasta Tabor, Sahazima y Bet-semes, y termina en el Jordán; dieciséis ciudades con sus aldeas. Esta es la heredad de la tribu de los hijos de Isacar conforme a sus familias; estas ciudades con sus aldeas. La quinta suerte correspondió a la tribu de los hijos de Aser conforme a sus familias. Y su territorio abarcó Helcat, Halí, Betén, Acsaf, Alamelec, Amad y Miseal; y llega hasta Carmelo al occidente, y a Sihorlibnat. Después da vuelta hacia el oriente a Bet-dagón y llega a Zabulón, al valle de Jefte-el al norte, a Bet-emec y a Neiel, y sale a Cabul al norte. Y abarca a Hebrón, Rehob, Hamón y Caná, hasta la gran Sidón. De allí este límite tuerce hacia Ramá, y hasta la ciudad fortificada de Tiro, y gira hacia Hosa, y sale al mar desde el territorio de Aczib. Abarca también Uma, Afec y Rehob; veintidós ciudades con sus aldeas. Esta es la heredad de la tribu de los hijos de Aser conforme a sus familias; estas ciudades con sus aldeas. La sexta suerte correspondió a los hijos de Neftalí conforme a sus familias. Y abarcó su territorio desde Helef, Alón-saananim, Adami- neceb y Jabneel, hasta Lacum, y sale al Jordán. Y giraba el límite hacia el occidente a Aznot-tabor, y de allí pasaba a Hucoc, y llegaba hasta Zabulón al sur, y al occidente confinaba con Aser, y con Judá por el Jordán hacia donde nace el sol. Y las ciudades fortificadas son Sidim, Zer, Hamat, Racat, Cineret, Adama, Ramá, Hazor, Cedes, Edrei, En-hazor, Irón, Migdal-el, Horem, Bet-anat y Bet-semes; diecinueve ciudades con sus aldeas. Esta es la heredad de la tribu de los hijos de Neftalí conforme a sus familias; estas ciudades con sus aldeas. La séptima suerte correspondió a la tribu de los hijos de Dan conforme a sus familias. Y fue el territorio de su heredad, Zora, Estaol, Ir-semes, Saalabín, Ajalón, Jetla, Elón, Timnat, Ecrón, Elteque, Gibetón, Baalat, Jehúd, Bene-berac, Gat-rimón, Mejarcón y Racón, con el territorio que está delante de Jope. Y les faltó territorio a los hijos de Dan; y subieron los hijos de Dan y combatieron a Lesem, y tomándola la hirieron a filo de espada, y tomaron posesión de ella y habitaron en ella; y llamaron a Lesem, Dan, del nombre de Dan su padre. Esta es la heredad de la tribu de los hijos de Dan conforme a sus familias; estas ciudades con sus aldeas. Y después que acabaron de repartir la tierra en heredad por sus territorios, dieron los hijos de Israel heredad a Josué hijo de Nun en medio de ellos; según la palabra de Jehová, le dieron la ciudad que él pidió, Timnat-sera, en el monte de Efraín; y él reedificó la ciudad y habitó en ella. Estas son las heredades que el sacerdote Eleazar, y Josué hijo de Nun, y los cabezas de los padres, entregaron por suerte en posesión a las tribus de los hijos de Israel en Silo, delante de Jehová, a la entrada del tabernáculo de reunión; y acabaron de repartir la tierra. 20 Habló Jehová a Josué, diciendo: Habla a los hijos de Israel y diles: Señalaos las ciudades de refugio, de las cuales yo os hablé por medio de Moisés, para que se acoja allí el homicida que matare a alguno por accidente y no a sabiendas; y os servirán de refugio contra el vengador de la sangre. Y el que se acogiere a alguna de aquellas ciudades, se presentará a la puerta de la ciudad, y expondrá sus razones en oídos de los ancianos de aquella ciudad; y ellos le recibirán consigo dentro de la ciudad, y le darán lugar para que habite con ellos. Si el vengador de la sangre le siguiere, no entregarán en su mano al homicida, por cuanto hirió a su prójimo por accidente, y no tuvo con él ninguna enemistad antes. Y quedará en aquella ciudad hasta que comparezca en juicio delante de la congregación, y hasta la muerte del que fuere sumo sacerdote en aquel tiempo; entonces el homicida podrá volver a su ciudad y a su casa y a la ciudad de donde huyó. Entonces señalaron a Cedes en Galilea, en el monte de Neftalí, Siquem en el monte de Efraín, y Quiriat-arba (que es Hebrón) en el monte de Judá. Y al otro lado del Jordán al oriente de Jericó, señalaron a Beser en el desierto, en la llanura de la tribu de Rubén, Ramot en Galaad de la tribu de Gad, y Golán en Basán de la tribu de Manasés. Estas fueron las ciudades señaladas para todos los hijos de Israel, y para el extranjero que morase entre ellos, para que se acogiese a ellas cualquiera que hiriese a alguno por accidente, a fin de que no muriese por mano del vengador de la sangre, hasta que compareciese delante de la congregación. 21 Los jefes de los padres de los levitas vinieron al sacerdote Eleazar, a Josué hijo de Nun y a los cabezas de los padres de las tribus de los hijos de Israel, y les hablaron en Silo en la tierra de Canaán, diciendo: Jehová mandó por medio de Moisés que nos fuesen dadas ciudades donde habitar, con sus ejidos para nuestros ganados. Entonces los hijos de Israel dieron de su propia herencia a los levitas, conforme al mandato de Jehová, estas ciudades con sus ejidos. Y la suerte cayó sobre las familias de los coatitas; y los hijos de Aarón el sacerdote, que eran de los levitas, obtuvieron por suerte de la tribu de Judá, de la tribu de Simeón y de la tribu de Benjamín, trece ciudades. Y los otros hijos de Coat obtuvieron por suerte diez ciudades de las familias de la tribu de Efraín, de la tribu de Dan y de la media tribu de Manasés. Los hijos de Gersón obtuvieron por suerte, de las familias de la tribu de Isacar, de la tribu de Aser, de la tribu de Neftalí y de la media tribu de Manasés en Basán, trece ciudades. Los hijos de Merari según sus familias obtuvieron de la tribu de Rubén, de la tribu de Gad y de la tribu de Zabulón, doce ciudades. Dieron, pues, los hijos de Israel a los levitas estas ciudades con sus ejidos, por suertes, como había mandado Jehová por conducto de Moisés. De la tribu de los hijos de Judá, y de la tribu de los hijos de Simeón, dieron estas ciudades que fueron nombradas, las cuales obtuvieron los hijos de Aarón de las familias de Coat, de los hijos de Leví; porque para ellos fue la suerte en primer lugar. Les dieron Quiriat-arba del padre de Anac, la cual es Hebrón, en el monte de Judá, con sus ejidos en sus contornos. Mas el campo de la ciudad y sus aldeas dieron a Caleb hijo de Jefone, por posesión suya. Y a los hijos del sacerdote Aarón dieron Hebrón con sus ejidos como ciudad de refugio para los homicidas; además, Libna con sus ejidos, Jatir con sus ejidos, Estemoa con sus ejidos, Holón con sus ejidos, Debir con sus ejidos, Aín con sus ejidos, Juta con sus ejidos y Bet-semes con sus ejidos; nueve ciudades de estas dos tribus; y de la tribu de Benjamín, Gabaón con sus ejidos, Geba con sus ejidos, Anatot con sus ejidos, Almón con sus ejidos; cuatro ciudades. Todas las ciudades de los sacerdotes hijos de Aarón son trece con sus ejidos. Mas las familias de los hijos de Coat, levitas, los que quedaban de los hijos de Coat, recibieron por suerte ciudades de la tribu de Efraín. Les dieron Siquem con sus ejidos, en el monte de Efraín, como ciudad de refugio para los homicidas; además, Gezer con su ejidos, Kibsaim con sus ejidos y Bet-horón con sus ejidos; cuatro ciudades. De la tribu de Dan, Elteque con sus ejidos, Gibetón con sus ejidos, Ajalón con sus ejidos y Gat-rimón con sus ejidos; cuatro ciudades. Y de la media tribu de Manasés, Taanac con sus ejidos y Gat-rimón con sus ejidos; dos ciudades. Todas las ciudades para el resto de las familias de los hijos de Coat fueron diez con sus ejidos. A los hijos de Gersón de las familias de los levitas, dieron de la media tribu de Manasés a Golán en Basán con sus ejidos como ciudad de refugio para los homicidas, y además, Beestera con sus ejidos; dos ciudades. De la tribu de Isacar, Cisón con sus ejidos, Daberat con sus ejidos, Jarmut con sus ejidos y En-ganim con sus ejidos; cuatro ciudades. De la tribu de Aser, Miseal con sus ejidos, Abdón con sus ejidos, Helcat con sus ejidos y Rehob con sus ejidos; cuatro ciudades. Y de la tribu de Neftalí, Cedes en Galilea con sus ejidos como ciudad de refugio para los homicidas, y además, Hamot-dor con sus ejidos y Cartán con sus ejidos; tres ciudades. Todas las ciudades de los gersonitas por sus familias fueron trece ciudades con sus ejidos. Y a las familias de los hijos de Merari, levitas que quedaban, se les dio de la tribu de Zabulón, Jocneam con sus ejidos, Carta con sus ejidos, Dimna con sus ejidos y Naalal con sus ejidos; cuatro ciudades. Y de la tribu de Rubén, Beser con sus ejidos, Jahaza con sus ejidos, Cademot con sus ejidos y Mefaat con sus ejidos; cuatro ciudades. De la tribu de Gad, Ramot de Galaad con sus ejidos como ciudad de refugio para los homicidas; además, Mahanaim con sus ejidos, Hesbón con sus ejidos y Jazer con sus ejidos; cuatro ciudades. Todas las ciudades de los hijos de Merari por sus familias, que restaban de las familias de los levitas, fueron por sus suertes doce ciudades. Y todas las ciudades de los levitas en medio de la posesión de los hijos de Israel, fueron cuarenta y ocho ciudades con sus ejidos. Y estas ciudades estaban apartadas la una de la otra, cada cual con sus ejidos alrededor de ella; así fue con todas estas ciudades. De esta manera dio Jehová a Israel toda la tierra que había jurado dar a sus padres, y la poseyeron y habitaron en ella. Y Jehová les dio reposo alrededor, conforme a todo lo que había jurado a sus padres; y ninguno de todos sus enemigos pudo hacerles frente, porque Jehová entregó en sus manos a todos sus enemigos. No faltó palabra de todas las buenas promesas que Jehová había hecho a la casa de Israel; todo se cumplió.
Salmo 24:
¡Del Señor son la tierra y su plenitud! ¡Del Señor es el mundo y sus habitantes! ¡El Señor afirmó la tierra sobre los mares! ¡El Señor la estableció sobre los ríos! «¿Quién merece subir al monte del Señor? ¿Quién merece llegar a su santuario?» «Sólo quien tiene limpias las manos y puro el corazón; Sólo quien no invoca a los ídolos ni hace juramentos a dioses falsos. Quien es así recibe bendiciones del Señor; ¡Dios, su salvador, le hace justicia!» Así son todos los que te buscan, los que buscan tu rostro, oh Dios de Jacob. «¡Ustedes, puertas, levanten sus dinteles! ¡Ensánchense ustedes, puertas eternas! ¡Ábranle paso al Rey de la gloria!» «¿Y quién es este Rey de la gloria?» «¡Es el Señor, el fuerte y valiente! ¡Es el Señor, el poderoso en batalla!» «¡Ustedes, puertas, levanten sus dinteles! ¡Ensánchense ustedes, puertas eternas! ¡Ábranle paso al Rey de la gloria!»
Proverbios 12:
El que ama la corrección ama la sabiduría; el que aborrece la reprensión es ignorante. El Señor se agrada del hombre bueno, pero condena al mal intencionado. Por su maldad nadie se mantiene firme, pero la raíz de los justos jamás es removida. La mujer noble es corona de su esposo; la malvada es como carcoma en sus huesos. Los justos sólo piensan en la justicia; los impíos sólo piensan en engañar. Los impíos hablan para derramar sangre, pero los hombres rectos hablan y los ponen a salvo. Los impíos caen y dejan de existir, pero los justos y los suyos permanecen firmes. El hombre es alabado según su sabiduría, pero el de corazón perverso es menospreciado. Más vale un patrón despreciado que un engreído que carece de pan. El justo sabe cuando su bestia tiene hambre, pero los impíos son crueles de corazón. El que labra su tierra se sacia de pan, pero el amigo de vagos no tiene cordura. La codicia del impío es una trampa del mal, pero la raíz de los justos da fruto. El impío se enreda en sus labios pecadores, pero el justo logra salir del aprieto. El hombre se sacia del buen fruto de su boca, y recibe su paga según la obra de sus manos. El necio piensa que va por buen camino, pero el sabio presta atención al consejo. El necio al instante revela su enojo; Pero el prudente desdeña la injuria. Quien dice la verdad proclama la justicia, pero el testigo falso propaga el engaño. Hay gente cuyas palabras son puñaladas, pero la lengua de los sabios sana las heridas. Los labios veraces permanecen para siempre, pero la lengua mentirosa tiene corta vida. En la mente malvada habita el engaño; entre los que promueven la paz hay alegría. Ninguna adversidad le sobreviene al justo, pero todos los males caen sobre los impíos. Al Señor le repugnan los labios mentirosos; pero le agradan los que dicen la verdad. El que es astuto no demuestra lo que sabe, pero el que es necio deja ver su ignorancia. Los diligentes dominan a otros; los negligentes son dominados. La congoja abate el corazón del hombre, pero una buena noticia lo alegra. El justo sabe guiar a su prójimo; el impío le hace perder el camino. El indolente no cocina ni su presa; ¡el gran tesoro del hombre es la diligencia! En el camino de la justicia hay vida; no hay en su camino lugar para la muerte.
El Libro de Juan Capítulo 19 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:EL SANTO EVANGELIO
CAPÍTULO 19
(33 d.C.)
LA CORONA DE ESPINAS
ASÍ que, entonces tomó Pilato a Jesús, y Le azotó (¡Pilato estaba esperanzado que al flagelar a Jesús calmaría el deseo del derramamiento de sangre! él vuelve a decepcionarse).
2 Y los soldados entretejieron de espinas una corona (las espinas del Vencedor), y la pusieron sobre Su Cabeza, y Le vistieron de una ropa de grana (probablemente Herodes se la puso a Él),
3 Y decían, ¡Salve, Rey de los Judíos! (¡Tenía la intención de insultar no sólo a Cristo, sino también a la Nación de Israel!) y Le daban de bofetadas (siguieron golpeándole en la Cara con palmas abiertas o puños doblados).
CRUCIFÍCALE
4 Entonces Pilato salió otra vez fuera, y les dijo, He aquí, os Le traigo fuera, para que entendáis que ningún crimen hallo en Él (otra petición infructuosa a la humanidad pervertida y a la justicia del tropel enfurecido).
5 Y salió Jesús fuera, llevando la corona de espinas (de nuevo, el Gobernador tenía la esperanza de mitigar la ferocidad de la gente) y la ropa de grana. Y les dice Pilato, ¡He aquí, el Hombre! (Su petición fue en vano; ni una voz a favor de Jesús rompió el silencio.)
6 Y cuando Le vieron los Principales Sacerdotes (este Pagano, que no conoce a Dios, se compadeció al ver esto, pero el liderazgo religioso de Israel no mostró compasión en absoluto; ¡tal es la religión!), y los servidores, dieron voces diciendo, Crucifícale, crucifícale (registra las palabras más horribles que jamás hayan salido de la boca de un ser humano en cualquier momento). Les dice Pilato, Tomadle vosotros, y crucificadle: porque yo no hallo en él crimen (el Gobernador una vez más intenta exonerarse de la culpa).
7 Le respondieron los Judíos, Nosotros tenemos ley, y según nuestra ley debe morir (el Sanedrín Judío, el Cuerpo Dirigente de Israel, tanto Civil como Religioso), porque se hizo Hijo de Dios (Él no se hizo Hijo de Dios, sino que, efectivamente, era Hijo de Dios).
PILATO
8 Y cuando Pilato oyó esta palabra, tuvo más miedo (en el Griego, quiere decir estar "sumamente temeroso").
9 Y entró otra vez en el pretorio (iba a seguir interrogando a Jesús), y dijo a Jesús, ¿De dónde eres Tú? (Pilato le estaba preguntado a Jesús si Él era Dios.) Mas Jesús no le dio respuesta (se cumplió lo que dice Isaías 53:7).
10 Entonces Le dice Pilato, ¿A mí no me hablas? (El Gobernador estaba irritado porque Jesús no lo contestaba.) ¿No sabes que tengo potestad para crucificarte, y que tengo potestad para soltarte?
11 Respondió Jesús, Ninguna potestad tendrías contra Mí, si no te fuese dada de arriba (el grado de control ejercido por Dios): por tanto, el que a ti Me ha entregado, mayor pecado tiene (nos damos cuenta que hay pecados que son peores que otros, por eso sabemos que Dios consideraba a los Judíos más culpables que los Romanos).
12 Desde entonces procuraba Pilato soltarle (acababa de decir que tenía el poder de soltar a Jesús, sin embargo es un hombre sin carácter): mas los Judíos daban voces, diciendo, Si a Éste sueltas, no eres amigo de César (¡es irónico! ellos odiaban a César; sin embargo, ¡odiaban más a su propio Mesías!): cualquiera que se hace rey, a César contradice (critica el punto más débil de Pilato; el indicio más leve de deslealtad al Emperador traería consecuencias serias).
RECHAZO FINAL
13 Entonces Pilato oyendo este dicho, llevó fuera a Jesús (sacan a Jesús del Tribunal para presentarse delante de la muchedumbre), y se sentó en el tribunal en el lugar que se dice Empedrado, y en Hebreo Gabata (era una plataforma de piedra en el Tribunal abierto delante del pretorio, el lugar de la condena final).
14 Y era la víspera de la Pascua (era realmente un Miércoles en vez del Viernes, como muchos suponen), y como la hora sexta (a las 6:00 de la madrugada): Entonces dijo a los Judíos, He aquí, vuestro Rey (aparentemente era una resignación de Pilato, se daba cuenta que sus esfuerzos tibios por salvar a Cristo no iban a ser realizados).
15 Mas ellos dieron voces, Fuera, fuera, crucifícalo (¡sólo Roma podía crucificar! ellos quieren a Jesús crucificado; esperando que esto refutaría que Él era en realidad el Hijo de Dios; ellos seguían la norma de Deut. 21:22-23). Les dice Pilato, ¿A vuestro Rey he de crucificar? (Era exactamente lo que ellos quisieron.) Respondieron los Principales Sacerdotes, No tenemos rey sino a César (eligieron a César para que fuera su rey; por César fueron destruidos).
LA CRUCIFIXIÓN
16 Así que entonces Lo entregó a ellos para que fuese crucificado (él consintió a sus deseos). Y tomaron a Jesús, y Le llevaron (lo que ellos quisieron fue lo que recibieron).
17 Y llevando Su Cruz (es la respuesta de la humanidad al único Hombre bueno que jamás vivió), salió al lugar que se dice de la Calavera, y en Hebreo, Gólgota (indudablemente se refiere a lo que en la actualidad se conoce como "el Calvario de Gordon," nombre del General Británico que descubrió el lugar de la Crucifixión y la Tumba):
18 Donde Le crucificaron (la crucifixión era la forma más horrible de morir que jamás se podría comenzar a concebir en la mente atormentada del hombre), y con Él otros dos, uno a cada lado, y Jesús en medio (fue diseñado deliberadamente, Lo colocaron entre dos criminales; sin embargo, en esta situación Sus enemigos cumplieron lo profetizado en Isaías 53:9).
19 Y escribió también Pilato un título, que puso encima de la Cruz (hecho por Pilato, a pesar de los Judíos). Y el escrito era, JESÚS NAZARENO REY DE LOS JUDÍOS (aunque tenía la intención de usarse como sarcasmo, no obstante, era la Verdad, y el Espíritu Santo así lo ingenió).
20 Y muchos de los Judíos leyeron este título (cumplió su objetivo tal como Pilato lo esperaba): porque el lugar donde fue crucificado Jesús estaba cerca de la ciudad (estaba directamente fuera de los límites de la ciudad y a lado de una carretera principal): y estaba escrito en Hebreo, en Griego, y en Latín.
21 Y decían a Pilato los Principales Sacerdotes de los Judíos, No escribas, Rey de los Judíos; sino, que Él dijo, Rey soy de los Judíos.
22 Respondió Pilato, Lo que he escrito, he escrito (en efecto, él estaba diciendo, "ustedes lo han acusado falsamente de sedición contra César, y saben que me han mentido en mi cara").
23 Y cuando los soldados hubieron crucificado a Jesús (la obra horripilante que se completaba al clavarlo en la Cruz), tomaron Sus Vestidos, e hicieron cuatro partes, para cada soldado una parte (se empleó a cuatro soldados en la Crucifixión; fue su paga suplementaria para llevar a cabo una tarea tan espantosa); y Su túnica: mas la túnica era sin costura, toda tejida desde arriba abajo (el valor de esta vestimenta en particular era que no tenía costura, o sea que era una sola pieza de tela).
24 Y dijeron entre ellos, No la repartamos, sino echemos suertes sobre ella, de quién será (lo que Juan claramente vio y oyó con sus propios ojos y oídos; realmente aparenta que fuera el único Discípulo que se encontraba cerca de la Cruz en ese momento): para que se cumpliese La Escritura, que dice, Repartieron para sí Mis Vestidos, Y sobre Mi Vestidura echaron suertes (Sal. 22:18). Y los soldados hicieron esto (casi no se daban cuenta que estaban cumpliendo Las Escrituras).
25 Y estaban junto a la Cruz de Jesús Su Madre (el sufrimiento que ella tenía que soportar cuando miró este espectáculo es, sin duda, ¡incomprensible!), y la hermana de Su Madre, María mujer de Cleofas, y María Magdalena.
26 Y cuando vio Jesús a Su Madre, y al Discípulo que Él amaba (Juan, el autor de este Evangelio), que estaba presente, dice a Su Madre, Mujer, he ahí tu hijo (por causa de Sus Propios hermanastros que no creían en Él, Jesús encargaría el cuidado de María en manos de Juan, el Amado; sin embargo, la Resurrección remediaría esto).
27 Después dice al Discípulo, He ahí tu madre (Jesús le dijo a Juan que a partir de aquel momento en adelante, él tenía que depender de María tal como si fuese su propia Madre). Y desde aquella hora el Discípulo la recibió consigo (Juan se refiere a sí mismo en tercera persona; la tradición menciona que Juan realizó en totalidad el Mandato del Maestro).
LA MUERTE
28 Después de esto, sabiendo Jesús que todas las cosas eran ya cumplidas (los últimos minutos antes de Su Muerte), para que La Escritura se cumpliese, dijo, Sed tengo (Sal. 69:21).
29 Y estaba allí un vaso lleno de vinagre (una clase de vino, que no era un producto tóxico): entonces ellos llenaron una esponja de vinagre, y rodeada a un hisopo, se la llegaron a Su Boca (era "el hisopo," que además fue utilizado para untar la sangre sobre los postes de las puertas en Egipto en la Primera Pascua; en cierto modo, es simbólico de la Humanidad de Cristo).
30 Y cuando Jesús tomó el vinagre (la humectación de los labios y lengua, que se había secado por la pérdida de fluido del Cuerpo; probablemente Él pidió esto a fin de que pudiera decir las últimas palabras), dijo, Consumado es (las Palabras más significantes, aunque a un gran precio, que todo pecador jamás pudiera haber oído; en efecto, la deuda del mundo fue pagada; cada pizca de la Ley se cumplió). Y habiendo inclinado la Cabeza, entregó el Espíritu (Jesús no murió de Sus Heridas; Él voluntariamente entregó Su Vida, de hecho, murió cuando el Espíritu Santo Le dijo que muriera [Heb. 9:14]).
31 Entonces los Judíos, por cuanto era la víspera de la Pascua (la preparación de la comida de la Pascua, realizado el día antes de la Pascua verdadera), para que los cuerpos no quedasen en la Cruz en el Sábado, (pues era el gran Día del Sábado,) (no se refiere al Sábado normal de los Judíos que cae en el día Sábado, sino más bien "el Día Alto" de la Pascua, también llamado un Sábado, que ocurría en el día Jueves) rogaron a Pilato que se les quebrasen las piernas, y fuesen quitados (las víctimas en la Cruz morían por el impacto del quebramiento de las piernas, para que pudieran bajarlos, de modo que no se quedaran en la Cruz en el Sábado).
32 Y vinieron los soldados, y quebraron las piernas al primero, y asimismo al otro que había sido crucificado con Él (se refiere a los dos ladrones).
33 Mas cuando vinieron a Jesús, como Le vieron ya muerto (ocurrió algo extraño, porque por lo general las víctimas colgadas en la Cruz duraban días sin expirar), no Le quebraron las Piernas:
34 Empero uno de los soldados Le abrió el Costado con una lanza (junto con el resto de los Versículos de este Capítulo, es esencialmente valioso afirmar más allá de la controversia la Muerte actual de Jesucristo), y luego salió sangre y agua (algunos declaran que fue el resultado de un corazón roto o quebrado).
35 Y él que lo vio, da testimonio, y su testimonio es verdadero: y él sabe que dice verdad, para que vosotros también creáis (Juan se refiere a sí mismo como un testigo ocular).
36 Porque estas cosas fueron hechas para que se cumpliese La Escritura, Hueso no quebrantaréis de Él (Éx. 12:46; Núm. 9:12; Sal. 34:20; en ese momento, los Judíos se apresuraban para comer su Cordero Pascual, ni un hueso podía se quebrar legalmente, lo que era un Tipo de Cristo).
37 Y también otra Escritura dice, Mirarán al que traspasaron (Sal. 22:16-17; Zac. 12:10; Apoc. 1:7).
LA SEPULTURA
38 Después de estas cosas, José de Arimatea (era un miembro del Sanedrín Judío, junto con Nicodemo), el cual era Discípulo de Jesús (un seguidor de Cristo), pero en secreto por miedo de los Judíos (se refiere al temor de lo que los demás dirían y lo que ellos harían — es el problema de millones de personas en la actualidad), rogó a Pilato que pudiera quitar el Cuerpo de Jesús (requirió la Cruz para traer a José de Arimatea al lugar en que él adoptaría una actitud valiente y abierta por Cristo): y lo permitió Pilato (así lo dejó hacer). Entonces vino, y quitó el Cuerpo de Jesús (le frustró los planes de los Judíos para quitar el cadáver y llevárselo al Valle de Hinóm, que en realidad era un vertedero de basura).
39 Y vino también Nicodemo, el que antes había venido a Jesús de noche (al igual, la Cruz lo cambió), trayendo un compuesto de mirra y de áloes, como cien libras (el proceso de embalsamamiento que los Judíos adinerados llevaban a cabo en esa época; ¡resultó muy costoso! al mismo tiempo, muestra que ellos no esperaban del todo que Jesús resucitara de entre los muertos).
40 Tomaron pues el Cuerpo de Jesús, y Lo envolvieron en telas de lino con especias, como es costumbre de los Judíos sepultar (independientemente de sus pensamientos acerca de la Resurrección, José y Nicodemo declararon por sus acciones que ellos eran amigos de Cristo).
41 Y en aquel lugar donde había sido crucificado, había un jardín (únicamente Juan menciona el "jardín"); y en el jardín un sepulcro nuevo, en el cual aún no había sido puesto ninguno (entre otras cosas, previno la posibilidad de cualquier confusión o que el Cuerpo Sagrado del Señor tuviera contacto con la corrupción).
42 Allí, pues, por causa de la víspera de la Pascua de los Judíos (se refiere a la Pascua, que comenzaría a la puesta del sol); porque aquel sepulcro estaba cerca, pusieron a Jesús (cerca del lugar de la Crucifixión).
Primera Corintios Capítulo 13:
Labels: Biblia, Buenas Nuevas, Creyente, Cristianismo, Cruz, Dios, Fe, Iglesia, Jesucristo, Jesús, Lectura Biblica, Lectura Biblica de hoy, Lectura Biblica Diaria, Lectura del día, Lectura Diaria, Mensaje de la Cruz
0 Comments:
Post a Comment
Subscribe to Post Comments [Atom]
<< Home