23 May 2022

El 23 de mayo Lectura Bíblica Diaria

Sonidos del aire libre

Mensaje de la Cruz de Cristo Jesús-Capítulo-1


El 23 de mayo Lectura Bíblica Diaria:

Job 26-28:
Respondió Job, y dijo: ¿En qué ayudaste al que no tiene poder?
¿Cómo has amparado al brazo sin fuerza? ¿En qué aconsejaste al que no tiene ciencia,
Y qué plenitud de inteligencia has dado a conocer? ¿A quién has anunciado palabras,
Y de quién es el espíritu que de ti procede? Las sombras tiemblan en lo profundo,
Los mares y cuanto en ellos mora. El Seol está descubierto delante de él, y el Abadón no tiene cobertura. El extiende el norte sobre vacío,
Cuelga la tierra sobre nada. Ata las aguas en sus nubes,
Y las nubes no se rompen debajo de ellas. El encubre la faz de su trono,
Y sobre él extiende su nube. Puso límite a la superficie de las aguas,
Hasta el fin de la luz y las tinieblas. Las columnas del cielo tiemblan,
Y se espantan a su reprensión. El agita el mar con su poder,
Y con su entendimiento hiere la arrogancia suya. Su espíritu adornó los cielos;
Su mano creó la serpiente tortuosa. He aquí, estas cosas son sólo los bordes de sus caminos;
¡Y cuán leve es el susurro que hemos oído de él!
Pero el trueno de su poder, ¿quién lo puede comprender?
27 Reasumió Job su discurso, y dijo: Vive Dios, que ha quitado mi derecho,
Y el Omnipotente, que amargó el alma mía, Que todo el tiempo que mi alma esté en mí,
Y haya hálito de Dios en mis narices, Mis labios no hablarán iniquidad,
Ni mi lengua pronunciará engaño. Nunca tal acontezca que yo os justifique;
Hasta que muera, no quitaré de mí mi integridad. Mi justicia tengo asida, y no la cederé;
No me reprochará mi corazón en todos mis días. Sea como el impío mi enemigo,
Y como el inicuo mi adversario. Porque ¿cuál es la esperanza del impío, por mucho que hubiere robado,
Cuando Dios le quitare la vida? ¿Oirá Dios su clamor
Cuando la tribulación viniere sobre él? ¿Se deleitará en el Omnipotente?
¿Invocará a Dios en todo tiempo? Yo os enseñaré en cuanto a la mano de Dios;
No esconderé lo que hay para con el Omnipotente. He aquí que todos vosotros lo habéis visto;
¿Por qué, pues, os habéis hecho tan enteramente vanos? Esta es para con Dios la porción del hombre impío,
Y la herencia que los violentos han de recibir del Omnipotente: Si sus hijos fueren multiplicados, serán para la espada;
Y sus pequeños no se saciarán de pan. Los que de él quedaren, en muerte serán sepultados,
Y no los llorarán sus viudas. Aunque amontone plata como polvo,
Y prepare ropa como lodo; La habrá preparado él, mas el justo se vestirá,
Y el inocente repartirá la plata. Edificó su casa como la polilla,
Y como enramada que hizo el guarda. Rico se acuesta, pero por última vez;
Abrirá sus ojos, y nada tendrá. Se apoderarán de él terrores como aguas;
Torbellino lo arrebatará de noche. Le eleva el solano, y se va;
Y tempestad lo arrebatará de su lugar. Dios, pues, descargará sobre él, y no perdonará;
Hará él por huir de su mano. Batirán las manos sobre él,
Y desde su lugar le silbarán.
28 Ciertamente la plata tiene sus veneros,
Y el oro lugar donde se refina. El hierro se saca del polvo,
Y de la piedra se funde el cobre. A las tinieblas ponen término,
Y examinan todo a la perfección,
Las piedras que hay en oscuridad y en sombra de muerte. Abren minas lejos de lo habitado,
En lugares olvidados, donde el pie no pasa.
Son suspendidos y balanceados, lejos de los demás hombres. De la tierra nace el pan,
Y debajo de ella está como convertida en fuego. Lugar hay cuyas piedras son zafiro,
Y sus polvos de oro. Senda que nunca la conoció ave,
Ni ojo de buitre la vio; Nunca la pisaron animales fieros,
Ni león pasó por ella. En el pedernal puso su mano,
Y trastornó de raíz los montes. De los peñascos cortó ríos,
Y sus ojos vieron todo lo preciado. Detuvo los ríos en su nacimiento,
E hizo salir a luz lo escondido. Mas ¿dónde se hallará la sabiduría?
¿Dónde está el lugar de la inteligencia? No conoce su valor el hombre,
Ni se halla en la tierra de los vivientes. El abismo dice: No está en mí;
Y el mar dijo: Ni conmigo. No se dará por oro,
Ni su precio será a peso de plata. No puede ser apreciada con oro de Ofir,
Ni con ónice precioso, ni con zafiro. El oro no se le igualará, ni el diamante,
Ni se cambiará por alhajas de oro fino. No se hará mención de coral ni de perlas;
La sabiduría es mejor que las piedras preciosas. No se igualará con ella topacio de Etiopía;
No se podrá apreciar con oro fino. ¿De dónde, pues, vendrá la sabiduría?
¿Y dónde está el lugar de la inteligencia? Porque encubierta está a los ojos de todo viviente,
Y a toda ave del cielo es oculta. El Abadón y la muerte dijeron:
Su fama hemos oído con nuestros oídos. Dios entiende el camino de ella,
Y conoce su lugar. Porque él mira hasta los fines de la tierra,
Y ve cuanto hay bajo los cielos. Al dar peso al viento,
Y poner las aguas por medida; Cuando él dio ley a la lluvia,
Y camino al relámpago de los truenos, Entonces la veía él, y la manifestaba;
La preparó y la descubrió también. Y dijo al hombre:
He aquí que el temor del Señor es la sabiduría,
Y el apartarse del mal, la inteligencia.

Salmo 10:
Lámed - ¿Por qué, Señor, te mantienes distante? ¿Por qué te escondes en momentos de angustia? Con arrogancia persigue el malvado al indefenso, pero se enredará en sus propias artimañas. El malvado hace alarde de su propia codicia; alaba al ambicioso y menosprecia al Señor. El malvado levanta insolente la nariz, y no da lugar a Dios en sus pensamientos. Todas sus empresas son siempre exitosas; tan altos y alejados de él están tus juicios que se burla de todos sus enemigos. Y se dice a sí mismo: "Nada me hará caer. Siempre seré feliz. Nunca tendré problemas." Pe - Llena está su boca de maldiciones, de mentiras y amenazas; bajo su lengua esconde maldad y violencia. Se pone al acecho en las aldeas, se esconde en espera de sus víctimas, y asesina a mansalva al inocente. Ayin - Cual león en su guarida se agazapa, listo para atrapar al indefenso; le cae encima y lo arrastra en su red. Bajo el peso de su poder, sus víctimas caen por tierra. Se dice a sí mismo: "Dios se ha olvidado. Se cubre el rostro. Nunca ve nada." Qof - ¡Levántate, Señor! ¡Levanta, oh Dios, tu brazo! ¡No te olvides de los indefensos! ¿Por qué te ha de menospreciar el malvado? ¿Por qué ha de pensar que no lo llamarás a cuentas? Resh - Pero tú ves la opresión y la violencia, las tomas en cuenta y te harás cargo de ellas. Las víctimas confían en ti; tú eres la ayuda de los huérfanos. Shin - ¡Rómpeles el brazo al malvado y al impío! ¡Pídeles cuentas de su maldad, y haz que desaparezcan por completo! El Señor es rey eterno; los paganos serán borrados de su tierra. Tav - Tú, Señor, escuchas la petición de los indefensos, les   infundes aliento y atiendes a su clamor. Tú defiendes al huérfano y al oprimido, para que el *hombre, hecho de tierra, no siga ya sembrando el terror.




Proverbios 4:
Escuchen, hijos, la corrección de un padre; dispónganse a adquirir inteligencia. Yo les brindo buenas enseñanzas, así que no abandonen mi instrucción. Cuando yo era pequeño y vivía con mi padre, cuando era el niño consentido de mi madre, mi padre me instruyó de esta manera: "Aférrate de corazón a mis palabras; obedece mis mandamientos, y vivirás. Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia; no olvides mis palabras ni te apartes de ellas. No abandones nunca a la sabiduría, y ella te protegerá; ámala, y ella te cuidará. La sabiduría es lo primero. ¡Adquiere sabiduría! Por sobre todas las cosas, adquiere discernimiento. Estima a la sabiduría, y ella te exaltará; abrázala, y ella te honrará; te pondrá en la cabeza una hermosa diadema; te obsequiará una bella corona." Escucha, hijo mío; acoge mis palabras, y los años de tu vida aumentarán. Yo te guío por el camino de la sabiduría, te dirijo por sendas de rectitud. Cuando camines, no encontrarás obstáculos; cuando corras, no tropezarás. Aférrate a la instrucción, no la dejes escapar; cuídala bien, que ella es tu vida. No sigas la senda de los perversos ni vayas por el camino de los malvados. ¡Evita ese camino! ¡No pases por él! ¡Aléjate de allí, y sigue de largo! Los malvados no duermen si no hacen lo malo; pierden el sueño si no hacen que alguien caiga. Su pan es la maldad; su vino, la violencia. La senda de los justos se asemeja a los primeros albores de la aurora: su esplendor va en aumento hasta que el día alcanza su plenitud. Pero el camino de los malvados es como la más densa oscuridad; ¡ni siquiera saben con qué tropiezan! Hijo mío, atiende a mis consejos; escucha atentamente lo que digo. No pierdas de vista mis palabras; guárdalas muy dentro de tu corazón. Ellas dan vida a quienes las hallan; son la salud del cuerpo. Por sobre todas las cosas cuida tu corazón, porque de él mana la vida. Aleja de tu boca la perversidad; aparta de tus labios las palabras corruptas. Pon la mirada en lo que tienes delante; fija la vista en lo que está frente a ti. Endereza las sendas por donde andas; allana todos tus caminos. No te desvíes ni a diestra ni a siniestra; apártate de la maldad.




El Libro de I Tesalonicenses Capítulo 2 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:



LA PRIMERA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL PABLO A LOS
TESALONISENSES



CAPÍTULO 2
(54 d.C.)
PABLO



PORQUE, Hermanos, vosotros mismos sabéis que nuestra entrada a vosotros (expone su defensa, una defensa justificable de su Ministerio personal por amor a la Verdad), no fue vana (produjo mucho fruto):
2 Pues aun habiendo padecido antes, y sido afrentados en Filipos, como sabéis (se requieren motivos supremos para que los hombres sigan un verdadero y, por lo tanto, costoso, Ministerio del Evangelio), tuvimos denuedo en Dios nuestro para anunciaros el Evangelio de Dios con gran combate. (El triunfo del Evangelio depende solamente del mejor esfuerzo y el vencimiento de la oposición más terrible.)
3 Porque nuestra exhortación no fue de error (artimañas), ni de inmundicia (motivos impuros), ni por engaño (segunda intención):
4 Sino según fuimos aprobados de Dios para que se nos encargase el Evangelio (se habían superado las pruebas, y por ello significaba la aprobación de Dios), así hablamos; no como los que agradan a los hombres (el problema más grande en el Ministerio, agradar a los hombres y no a Dios), sino a Dios, el cual prueba nuestros corazones. (Este escrutinio constante por la Omnisciencia es un gran consuelo para aquéllos que aspiran complacer a Dios, en vez de los hombres.)
5 Porque nunca fuimos lisonjeros en la palabra, como sabéis (un intento de alcanzar intereses propios por la manera insincera de hablar), ni con pretexto de avaricia; Dios es testigo (se refiere al fingimiento):
6 Ni buscamos de los hombres gloria, ni de vosotros, ni de otros (se refiere a la conducta proyectada para obtener o extraer alabanza), aunque podíamos seros carga, como Apóstoles de Cristo. (Como Apóstoles, ellos pudieron haber exigido ciertas cosas, ¡pero no lo hicieron!)
7 Antes os tratamos con ternura, como la que cría, que regala a sus hijos (se refiere a una Madre que alimenta y cuida a sus hijos):
8 Tan amadores de vosotros, que quisiéramos entregaros, no sólo el Evangelio de Dios,  mas aun nuestras propias almas, porque nos erais muy amados (literalmente en el Griego, "porque para nosotros, ustedes son queridos").
9 Porque ya, Hermanos, os acordáis de nuestro trabajo y fatiga (se refiere a su auto-abnegación con respecto al Evangelio): que trabajando de noche y de día, por no ser gravosos a ninguno de vosotros, os Predicamos el Evangelio de Dios. (Probablemente se refiere al conjunto de predicar el Evangelio y reparar tiendas de campaña para su apoyo económico.)
10 Vosotros sois testigos, y Dios (es importante que la conducta dé apariencia correcta ante los ojos del hombre; sin embargo, sólo el Juicio de Dios es infalible), de cuán santa y justa e irreprensiblemente nos portamos con vosotros que creísteis (corresponde a los estilos de vida del Apóstol y de Silas, Timoteo y todos aquéllos que pudieron haber trabajado con él):
11 Así como sabéis de qué modo exhortábamos y consolábamos a cada uno de vosotros (corresponde al trato con los Tesalonicenses con estímulo, así como por amonestaciones solemnes), como el padre a sus hijos (la imagen que es cambiada de la de ternura maternal a la de dirección paternal),
12 Y os protestábamos que anduvieseis como es digno de Dios (se refiere a nuestra vida diaria, que sólo puede ser hecha por la Fe apropiada puesta en evidencia en la Cruz), Que os llamó a Su Reino y Gloria (debiera traducirse, "Quién os llama a entrar en Su Reino y Gloria").
RECEPCIÓN
13 Por lo cual, también nosotros damos gracias a Dios sin cesar (la manera como los Tesalonicenses habían recibido la Palabra), de que habiendo recibido la Palabra de Dios que oísteis de nosotros, recibisteis no palabra de hombres, sino según es en Verdad, la Palabra de Dios (la Palabra de Dios fue entregada fielmente a los Tesalonicenses, y ellos la creyeron fielmente), la cual obra eficazmente en vosotros los que creísteis. (Se refiere al hecho de que la Palabra "obra eficazmente" sólo en aquéllos que "siguen creyendo," lo cual se refiere a la Cruz y hace posible la obra del Espíritu.)
14 Porque vosotros, Hermanos, habéis sido imitadores de las Iglesias de Dios en Cristo Jesús que están en Judea (identifica a todos los que son fieles "en Cristo Jesús" como "Iglesias Verdaderas"): pues habéis padecido también vosotros las mismas cosas de los de vuestra propia Nación, como también ellos de los Judíos (corresponde a la persecución):
15 Los cuales aun mataron al Señor Jesús y a sus propios Profetas (describe el crimen de las edades), y a nosotros nos han perseguido (varias veces los Judíos trataron de matar a Pablo); y no agradan a Dios (de hecho, es una exposición monumental), y se oponen a todos los hombres (se refiere a su espíritu de auto-justificación y su actitud sectaria):
16 Prohibiéndonos hablar a los Gentiles, a fin de que se salven (los Judíos, como Nación, habían rechazado a Cristo y la Cruz, y por eso, nunca aceptarían que los Gentiles también pudieran ser salvos), para llenar la medida de sus pecados siempre (Dios no irá más allá del límite): pues vino sobre ellos la ira hasta el extremo. (Se usó en el tiempo pretérito, sencillamente porque estaba seguro que se iba a cumplir. De hecho, fue cumplido totalmente en el año 70 d.C.)
LA PREOCUPACIÓN DE PABLO
17 Mas nosotros, Hermanos, privados de vosotros por un poco de tiempo, de vista, no de corazón (se refiere al Apóstol que tuvo que irse de la ciudad antes de lo planeado debido a la acción de los Judíos contra él [Hch. 17:1-10]), tanto más procuramos con mucho deseo ver vuestro rostro. (No era por falta de afecto, sino por causas fuera de su control.)
18 Por lo cual quisimos ir a vosotros, yo Pablo a la verdad, una vez y otra; mas Satanás nos lo impidió. (Declara el hecho de que el Maligno es un personaje verdadero y no solamente una figura retórica.)
19 Porque ¿cuál es nuestra esperanza, o gozo, o corona de que me gloríe? (El Apóstol ya hace observar mucho más allá de las molestias de poca importancia, al gran momento venidero cuando no habrá más separación y no habrán más obstáculos por Satanás.) ¿No sois vosotros, delante de nuestro Señor Jesucristo en Su venida? (Señala al Arrebatamiento venidero de la Iglesia.)
20 Que vosotros sois nuestra gloria y gozo (lo que Cristo había hecho de ellos).



Primera Corintios Capítulo 13:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.


Hebreos 10:35-12:4
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté,  David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.


Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos;  herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

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