19 May 2022

El 19 de mayo Lectura Bíblica Diaria

Sonidos del aire libre

Mensaje de la Cruz de Cristo Jesús-Capítulo-1



El 19 de mayo Lectura Bíblica Diaria:

Job 14-16:
El hombre nacido de mujer,
Corto de días, y hastiado de sinsabores, Sale como una flor y es cortado,
Y huye como la sombra y no permanece. ¿Sobre éste abres tus ojos,
Y me traes a juicio contigo? ¿Quién hará limpio a lo inmundo?
Nadie. Ciertamente sus días están determinados,
Y el número de sus meses está cerca de ti;
Le pusiste límites, de los cuales no pasará. Si tú lo abandonares, él dejará de ser;
Entre tanto deseará, como el jornalero, su día. Porque si el árbol fuere cortado, aún queda de él esperanza;
Retoñará aún, y sus renuevos no faltarán. Si se envejeciere en la tierra su raíz,
Y su tronco fuere muerto en el polvo, Al percibir el agua reverdecerá,
Y hará copa como planta nueva. Mas el hombre morirá, y será cortado;
Perecerá el hombre, ¿y dónde estará él? Como las aguas se van del mar,
Y el río se agota y se seca, Así el hombre yace y no vuelve a levantarse;
Hasta que no haya cielo, no despertarán,
Ni se levantarán de su sueño. ¡Oh, quién me diera que me escondieses en el Seol,
Que me encubrieses hasta apaciguarse tu ira,
Que me pusieses plazo, y de mí te acordaras! Si el hombre muriere, ¿volverá a vivir?
Todos los días de mi edad esperaré,
Hasta que venga mi liberación. Entonces llamarás, y yo te responderé;
Tendrás afecto a la hechura de tus manos. Pero ahora me cuentas los pasos,
Y no das tregua a mi pecado; Tienes sellada en saco mi prevaricación,
Y tienes cosida mi iniquidad. Ciertamente el monte que cae se deshace,
Y las peñas son removidas de su lugar; Las piedras se desgastan con el agua impetuosa, que se lleva el polvo de la tierra;
De igual manera haces tú perecer la esperanza del hombre. Para siempre serás más fuerte que él, y él se va;
Demudarás su rostro, y le despedirás. Sus hijos tendrán honores, pero él no lo sabrá;
O serán humillados, y no entenderá de ello. Mas su carne sobre él se dolerá,
Y se entristecerá en él su alma.
15 Respondió Elifaz temanita, y dijo: ¿Proferirá el sabio vana sabiduría,
Y llenará su vientre de viento solano? ¿Disputará con palabras inútiles,
Y con razones sin provecho? Tú también disipas el temor,
Y menoscabas la oración delante de Dios. Porque tu boca declaró tu iniquidad,
Pues has escogido el hablar de los astutos. Tu boca te condenará, y no yo;
Y tus labios testificarán contra ti. ¿Naciste tú primero que Adán?
¿O fuiste formado antes que los collados? ¿Oíste tú el secreto de Dios,
Y está limitada a ti la sabiduría? ¿Qué sabes tú que no sepamos?
¿Qué entiendes tú que no se halle en nosotros? Cabezas canas y hombres muy ancianos hay entre nosotros,
Mucho más avanzados en días que tu padre. ¿En tan poco tienes las consolaciones de Dios,
Y las palabras que con dulzura se te dicen? ¿Por qué tu corazón te aleja,
Y por qué guiñan tus ojos, Para que contra Dios vuelvas tu espíritu,
Y saques tales palabras de tu boca? ¿Qué cosa es el hombre para que sea limpio,
Y para que se justifique el nacido de mujer? He aquí, en sus santos no confía,
Y ni aun los cielos son limpios delante de sus ojos; ¿Cuánto menos el hombre abominable y vil,
Que bebe la iniquidad como agua? Escúchame; yo te mostraré,
Y te contaré lo que he visto; Lo que los sabios nos contaron
De sus padres, y no lo encubrieron; A quienes únicamente fue dada la tierra,
Y no pasó extraño por en medio de ellos. Todos sus días, el impío es atormentado de dolor,
Y el número de sus años está escondido para el violento. Estruendos espantosos hay en sus oídos;
En la prosperidad el asolador vendrá sobre él. El no cree que volverá de las tinieblas,
Y descubierto está para la espada. Vaga alrededor tras el pan, diciendo: ¿En dónde está?
Sabe que le está preparado día de tinieblas. Tribulación y angustia le turbarán,
Y se esforzarán contra él como un rey dispuesto para la batalla, Por cuanto él extendió su mano contra Dios,
Y se portó con soberbia contra el Todopoderoso. Corrió contra él con cuello erguido,
Con la espesa barrera de sus escudos. Porque la gordura cubrió su rostro,
E hizo pliegues sobre sus ijares; Y habitó las ciudades asoladas,
Las casas inhabitadas,
Que estaban en ruinas. No prosperará, ni durarán sus riquezas,
Ni extenderá por la tierra su hermosura. No escapará de las tinieblas;
La llama secará sus ramas,
Y con el aliento de su boca perecerá. No confíe el iluso en la vanidad,
Porque ella será su recompensa. El será cortado antes de su tiempo,
Y sus renuevos no reverdecerán. Perderá su agraz como la vid,
Y derramará su flor como el olivo. Porque la congregación de los impíos será asolada,
Y fuego consumirá las tiendas de soborno. Concibieron dolor, dieron a luz iniquidad,
Y en sus entrañas traman engaño.
16 Respondió Job, y dijo: Muchas veces he oído cosas como estas;
Consoladores molestos sois todos vosotros. ¿Tendrán fin las palabras vacías?
¿O qué te anima a responder? También yo podría hablar como vosotros,
Si vuestra alma estuviera en lugar de la mía;
Yo podría hilvanar contra vosotros palabras,
Y sobre vosotros mover mi cabeza. Pero yo os alentaría con mis palabras,
Y la consolación de mis labios apaciguaría vuestro dolor. Si hablo, mi dolor no cesa;
Y si dejo de hablar, no se aparta de mí. Pero ahora tú me has fatigado;
Has asolado toda mi compañía. Tú me has llenado de arrugas; testigo es mi flacura,
Que se levanta contra mí para testificar en mi rostro. Su furor me despedazó, y me ha sido contrario;
Crujió sus dientes contra mí;
Contra mí aguzó sus ojos mi enemigo. Abrieron contra mí su boca;
Hirieron mis mejillas con afrenta;
Contra mí se juntaron todos. Me ha entregado Dios al mentiroso,
Y en las manos de los impíos me hizo caer. Próspero estaba, y me desmenuzó;
Me arrebató por la cerviz y me despedazó,
Y me puso por blanco suyo. Me rodearon sus flecheros,
Partió mis riñones, y no perdonó;
Mi hiel derramó por tierra. Me quebrantó de quebranto en quebranto;
Corrió contra mí como un gigante. Cosí cilicio sobre mi piel,
Y puse mi cabeza en el polvo. Mi rostro está inflamado con el lloro,
Y mis párpados entenebrecidos, A pesar de no haber iniquidad en mis manos,
Y de haber sido mi oración pura. ¡Oh tierra! no cubras mi sangre,
Y no haya lugar para mi clamor. Mas he aquí que en los cielos está mi testigo,
Y mi testimonio en las alturas. Disputadores son mis amigos;
Mas ante Dios derramaré mis lágrimas. ¡Ojalá pudiese disputar el hombre con Dios,
Como con su prójimo! Mas los años contados vendrán,
Y yo iré por el camino de donde no volveré.


Salmo 6:
No me reprendas, Señor, en tu ira; no me castigues en tu furor. Tenme compasión, Señor, porque desfallezco; sáname, Señor, que un frío de muerte recorre mis huesos. Angustiada está mi alma; ¿hasta cuándo, Señor, hasta cuándo? Vuélvete, Señor, y sálvame la vida; por tu gran amor, ¡ponme a salvo! En la muerte nadie te recuerda; en el sepulcro, ¿quién te alabará? Cansado estoy de sollozar; toda la noche inundo de lágrimas mi cama, ¡mi lecho empapo con mi llanto! Desfallecen mis ojos por causa del dolor; desfallecen por culpa de mis enemigos. ¡Apártense de mí, todos los malhechores, que el Señor ha escuchado mi llanto! El Señor ha escuchado mis ruegos; el Señor ha tomado en cuenta mi oración. Todos mis enemigos quedarán avergonzados y confundidos; ¡su repentina vergüenza los hará retroceder!


Proverbios 31:
Los dichos del rey Lemuel. Oráculo mediante el cual su madre lo instruyó: "¿Qué pasa, hijo mío? ¿Qué pasa, hijo de mis entrañas? ¿Qué pasa, fruto de mis votos al Señor? No gastes tu vigor en las mujeres, ni tu fuerza en las que arruinan a los reyes. "No conviene que los reyes, oh Lemuel, no conviene que los reyes se den al vino, ni que los gobernantes se entreguen al licor, no sea que al beber se olviden de lo que la ley ordena y priven de sus derechos a todos los oprimidos. Dales licor a los que están por morir, y vino a los amargados; ¡que beban y se olviden de su pobreza! ¡que no vuelvan a acordarse de sus penas! "¡Levanta la voz por los que no tienen voz! ¡Defiende los derechos de los desposeídos! ¡Levanta la voz, y hazles justicia! ¡Defiende a los pobres y necesitados!" Epílogo: Acróstico a la mujer ejemplar Álef - Mujer ejemplar, ¿dónde se hallará? ¡Es más valiosa que las piedras preciosas! Bet - Su esposo confía plenamente en ella y no necesita de ganancias mal habidas. Guímel - Ella le es fuente de bien, no de mal, todos los días de su vida. Dálet - Anda en busca de lana y de lino, y gustosa trabaja con sus manos. He - Es como los barcos mercantes, que traen de muy lejos su alimento. Vav - Se levanta de madrugada, da de comer a su familia y asigna tareas a sus criadas. Zayin - Calcula el valor de un campo y lo compra; con sus ganancias planta un viñedo. Jet - Decidida se ciñe la cintura y se apresta para el trabajo. Tet - Se complace en la prosperidad de sus negocios, y no se apaga su lámpara en la noche. Yod - Con una mano sostiene el huso y con la otra tuerce el hilo. Caf - Tiende la mano al pobre, y con ella sostiene al necesitado. Lámed - Si nieva, no tiene que preocuparse de su familia, pues todos están bien abrigados. Mem - Las colchas las cose ella misma, y se viste de púrpura y lino fino. Nun - Su esposo es respetado en la comunidad; ocupa un puesto entre las autoridades del lugar. Sámej - Confecciona ropa de lino y la vende; provee cinturones a los comerciantes. Ayin - Se reviste de fuerza y dignidad, y afronta segura el porvenir. Pe - Cuando habla, lo hace con sabiduría; cuando instruye, lo hace con amor. Tsade - Está atenta a la marcha de su hogar, y el pan que come no es fruto del ocio. Qof - Sus hijos se levantan y la felicitan; también su esposo la alaba: Resh - "Muchas mujeres han realizado proezas, pero tú las superas a todas." Shin - Engañoso es el encanto y pasajera la belleza; la mujer que teme al Señor es digna de alabanza. Tav - ¡Sean reconocidos sus logros, y públicamente alabadas sus obras!


El Libro de Colosenses Capítulo 2 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:



LA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL PABLO A LOS
COLOSENSES



CAPÍTULO 2
(64 d.C.)
LA IGLESIA



PORQUE quiero que sepáis cuán gran solicitud tengo por vosotros, y por los que están en Laodicea (preocupación profunda con respecto a la doctrina errónea), y por todos los que nunca vieron mi rostro en la carne (aquéllos en Colosas y Laodicea que no conocieron personalmente a Pablo, como muchos otros en las Iglesias, fue debido a que él no estableció estas Iglesias particulares en Colosas y Laodicea);
2 Para que sean confortados sus corazones (no corresponde al órgano físico, sino más bien al asiento hipotético de las emociones; en efecto, el alma y el espíritu), unidos en amor (declara la única manera en la cual se puede obtener la unidad verdadera), y en todas riquezas de cumplido entendimiento (la idea es que entendamos la "Verdad" de todas las cosas en cuanto a la Palabra de Dios) para conocer el Misterio de Dios el Padre, y de Cristo (presenta a Cristo como aquel Misterio);
3 En El Cual (Cristo) están escondidos todos los tesoros de Sabiduría y Conocimiento. (Indica una refutación directa a los Gnósticos, que afirmaron de otra manera. Los Gnósticos humanizaron a Cristo más de la cuenta y se deificaron.)
LA ENSEÑANZA ERRÓNEA
4 Y esto digo (señala directamente a los falsos maestros), para que nadie os engañe con palabras persuasivas (se refiere a ser engañado por razonamiento sutil).
5 Porque aunque estoy ausente con el cuerpo, no obstante con el espíritu (se refiere al espíritu humano de Pablo) estoy con vosotros, gozándome y mirando vuestro orden, y la firmeza de vuestra Fe en Cristo (habla de "guardar fila," y se refiere a mantener la Fe en la Cruz).
6 Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo (se refiere a la manera de la Salvación, que es Cristo y Él Crucificado), andad en Él (el comportamiento debe ser ordenado en la esfera de Cristo y la Cruz):
7 Arraigados y sobreedificados en Él (corresponde a un fundamento apropiado), y confirmados en la Fe (en Cristo y la Cruz), así como habéis aprendido (se refiere a los Colosenses que se estaban encaminando bien, pero algunos de ellos estaban considerando el mensaje erróneo de los Gnósticos), creciendo en ella con acción de gracias. (Se refiere al hecho de que el Evangelio de la Cruz, que les había llevado a Cristo, también les había traído beneficios incontables.)
8 Mirad que ninguno os engañe por filosofías y vanas sutilezas (cualquier cosa que separe el Creyente de la Cruz no es de Dios), según las tradiciones de los hombres (cualquier cosa que no sea de la Cruz es de los hombres), conforme a los elementos del mundo, y no según Cristo. (Si es realmente de acuerdo a Cristo, entonces es de acuerdo a la Cruz.)
9 Porque en Él (Cristo) habita toda la plenitud de la Divinidad corporalmente. (Es la Deidad en cuanto a esencia. Cristo es la realización y la plenitud de la Deidad, y en Él está completo el Creyente.
10 Y en Él estáis cumplidos (la satisfacción de toda necesidad espiritual se encuentra en Cristo, hecho posible por la Cruz), el cual es la Cabeza de todo principado y potestad (Su Dirección se extiende no sólo a la Iglesia, que voluntariamente Lo sirve, sino también a todas las fuerzas que se oponen a Él [Fil. 2:10-11]):
11 En El Cual también sois circuncidados de Circuncisión no hecha con manos (lo que es causado por la Cruz [Rom. 6:3-5]), con el despojamiento del cuerpo de los pecados de la carne en la Circuncisión de Cristo (se refiere a la vieja naturaleza carnal que está derrotada por el Creyente que coloca su Fe totalmente en la Cruz, lo que da al Espíritu Santo libertad de acción para obrar):
12 Sepultados juntamente con Él en el Bautismo (no se refiere al Bautismo en Agua, sino más bien al Creyente bautizado en la muerte de Cristo, que se refiere a la Crucifixión y Cristo como nuestro sustituto [Rom. 6:3-4]), en el cual también resucitasteis con Él, por la Fe de la operación de Dios, Que Le levantó de los muertos. (No se refiere a nuestra futura Resurrección física, sino a la Resurrección espiritual a partir de una condición de perdición a la Vida Divina. Morimos con Él, somos sepultados con Él y fuimos resucitados con Él [Rom. 6:3-5], y aquí está el secreto a toda la victoria espiritual.)
13 Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne (se refiere a la muerte espiritual [es decir, "la separación de Dios"], ¡es lo que hace el pecado!), os vivificó juntamente con Él (se refiere a estar espiritualmente vivo, que se logra cuando es "Nacido de Nuevo"), perdonándoos todos los pecados (la Cruz lo hizo posible para que todo tipo de pecados sean perdonados y quitados);
14 Borrando el acta de las Ordenanzas que nos era contraria (pertenece a la Ley de Moisés, que era el estándar de la Justicia de Dios que el hombre no podía alcanzar), que era contra nosotros (la Ley está en contra de nosotros, simplemente porque somos incapaces de guardar sus preceptos, no importa el esfuerzo que hagamos para guardarlos), quitándola de en medio (se refiere a la pena de la Ley que es quitada) y enclavándola en la Cruz (la Ley con sus decretos fueron abolidos en la Muerte de Cristo, como si fuera Crucificada con Él);
15 Y despojando los principados y las potestades (Satanás y todos sus secuaces fueron derrotados en la Cruz por Cristo que Expió todo el pecado; el pecado era el derecho legal que Satanás tuvo para mantener al hombre en el cautiverio; con todo el pecado expiado, ya no tiene ningún derecho legal para retener a nadie en la esclavitud), Él (Cristo) los sacó a la vergüenza en público (lo que Jesús hizo en la Cruz fue frente al Universo entero), triunfando sobre ellos en la Cruz. (El triunfo está completo y todo fue hecho por nosotros, lo que significa que podemos andar en poder y victoria perpetua debido a la Cruz.)
16 Por tanto, nadie os juzgue en comida, o en bebida, o en parte de día de fiesta, o de nueva luna, o de Sábados (al instante que le agregamos una regla u ordenanza a la Obra Terminada de Cristo, ya hemos abrogado la Gracia de Dios):
17 Lo cual es la sombra de lo por venir (la Ley y todas sus observancias sólo fueron destinadas para señalar a Quien había de venir, o sea, Cristo); mas el Cuerpo (la Iglesia) es de Cristo (se refiere "a sustancia y realidad," en comparación con la sombra).
18 Nadie os prive de vuestro premio (se refiere a la doctrina errónea), afectando humildad (se refiere a la autodegradación) y culto a los Ángeles (la enseñanza Gnóstica; ¡esta enseñanza errónea reclamaba que el hombre no podía ir directamente a Dios por medio de Jesucristo, sino más bien debía llegar hasta Dios por mediación de categorías consecutivas de seres intermediarios, es decir, "Ángeles!"), metiéndose en lo que no ha visto (se refiere a salirse de la Palabra revelada de Dios), vanamente hinchado en el sentido de su propia mente carnal (la "mente carnal," lo que significa que no es la Mente de Dios),
19 Y no teniendo la Cabeza (dejar de estar orientado hacia Cristo y a la Cruz lo conducirá al final a la destrucción), de la cual todo el cuerpo, alimentado y unido por las ligaduras y coyunturas (Cristo es la fuente de todo alimento, que nos llega a través de la Cruz), crece con el crecimiento que es de Dios (la Fe apropiada en la Cruz garantiza el crecimiento espiritual).
20 Pues si sois muertos con Cristo (en efecto dice, "considerando el hecho de que usted murió con Cristo") en cuanto a los rudimentos del mundo (el camino del mundo), ¿por qué como si vivieseis al mundo, os sometéis a Ordenanzas (se refiere a la confianza en algo además de Cristo y la Cruz por la Salvación y la Victoria),
21 (Tales como: No manejes; ni gustes; ni aun toques (no hay Salvación ni Victoria en las reglas y regulaciones);
22 Las cuales cosas son todas para destrucción en el uso mismo;) (Se refiere al hecho de que ellas no tienen efecto porque son de origen humano. Por lo tanto, formulan nuevas reglas que no tienen mejores resultados que las antiguas, de ese modo es el hombre.) en conformidad a mandamientos y doctrinas de hombres? (Significa que no es de Dios, y se debe evitar a toda costa.)
23 Tales cosas tienen a la verdad cierta reputación de sabiduría en culto voluntario (se refiere a la adoración concebida y establecida por el hombre, lo que caracteriza la mayoría de la Iglesia moderna), y humildad (humildad falsa), y en duro trato del cuerpo (el cuerpo humano); pero no ayudan a controlar los deseos perversos de la carne. (Todas las observancias ascéticas, mientras tanto apelan a los hombres como indicaciones de sabiduría y piedad superior, no tienen ningún valor como remedios contra la indulgencia sensual. Nada más puede ser resuelta en la Cruz.)



Primera Corintios Capítulo 13:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.


Hebreos 10:35-12:4
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté,  David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.


Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los   muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

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