21 May 2022

El 21 de mayo Lectura Bíblica Diaria

Sonidos del aire libre

Mensaje de la Cruz de Cristo Jesús-Capítulo-1

 
El 21 de mayo Lectura Bíblica Diaria:


Job 20-22:

20 Respondió Zofar naamatita, y dijo: Por cierto mis pensamientos me hacen responder,
Y por tanto me apresuro. La reprensión de mi censura he oído,
Y me hace responder el espíritu de mi inteligencia. ¿No sabes esto, que así fue siempre,
Desde el tiempo que fue puesto el hombre sobre la tierra, Que la alegría de los malos es breve,
Y el gozo del impío por un momento? Aunque subiere su altivez hasta el cielo,
Y su cabeza tocare en las nubes, Como su estiércol, perecerá para siempre;
Los que le hubieren visto dirán: ¿Qué hay de él? Como sueño volará, y no será hallado,
Y se disipará como visión nocturna. El ojo que le veía, nunca más le verá,
Ni su lugar le conocerá más. Sus hijos solicitarán el favor de los pobres,
Y sus manos devolverán lo que él robó. Sus huesos están llenos de su juventud,
Mas con él en el polvo yacerán. Si el mal se endulzó en su boca,
Si lo ocultaba debajo de su lengua, Si le parecía bien, y no lo dejaba,
Sino que lo detenía en su paladar; Su comida se mudará en sus entrañas;
Hiel de áspides será dentro de él. Devoró riquezas, pero las vomitará;
De su vientre las sacará Dios. Veneno de áspides chupará;
Lo matará lengua de víbora. No verá los arroyos, los ríos,
Los torrentes de miel y de leche. Restituirá el trabajo conforme a los bienes que tomó,
Y no los tragará ni gozará. Por cuanto quebrantó y desamparó a los pobres,
Robó casas, y no las edificó; Por tanto, no tendrá sosiego en su vientre,
Ni salvará nada de lo que codiciaba. No quedó nada que no comiese;
Por tanto, su bienestar no será duradero. En el colmo de su abundancia padecerá estrechez;
La mano de todos los malvados vendrá sobre él. Cuando se pusiere a llenar su vientre,
Dios enviará sobre él el ardor de su ira,
Y la hará llover sobre él y sobre su comida. Huirá de las armas de hierro,
Y el arco de bronce le atravesará. La saeta le traspasará y saldrá de su cuerpo,
Y la punta relumbrante saldrá por su hiel;
Sobre él vendrán terrores. Todas las tinieblas están reservadas para sus tesoros;
Fuego no atizado los consumirá;
Devorará lo que quede en su tienda. Los cielos descubrirán su iniquidad,
Y la tierra se levantará contra él. Los renuevos de su casa serán transportados;
Serán esparcidos en el día de su furor. Esta es la porción que Dios prepara al hombre impío,
Y la heredad que Dios le señala por su palabra.
21 Entonces respondió Job, y dijo: Oíd atentamente mi palabra,
Y sea esto el consuelo que me deis. Toleradme, y yo hablaré;
Y después que haya hablado, escarneced. ¿Acaso me quejo yo de algún hombre?
¿Y por qué no se ha de angustiar mi espíritu? Miradme, y espantaos,
Y poned la mano sobre la boca. Aun yo mismo, cuando me acuerdo, me asombro,
Y el temblor estremece mi carne. ¿Por qué viven los impíos,
Y se envejecen, y aun crecen en riquezas? Su descendencia se robustece a su vista,
Y sus renuevos están delante de sus ojos. Sus casas están a salvo de temor,
Ni viene azote de Dios sobre ellos. Sus toros engendran, y no fallan;
Paren sus vacas, y no malogran su cría. Salen sus pequeñuelos como manada,
Y sus hijos andan saltando. Al son de tamboril y de cítara saltan,
Y se regocijan al son de la flauta. Pasan sus días en prosperidad,
Y en paz descienden al Seol. Dicen, pues, a Dios: Apártate de nosotros,
Porque no queremos el conocimiento de tus caminos. ¿Quién es el Todopoderoso, para que le sirvamos?
¿Y de qué nos aprovechará que oremos a él? He aquí que su bien no está en mano de ellos;
El consejo de los impíos lejos esté de mí. ¡Oh, cuántas veces la lámpara de los impíos es apagada,
Y viene sobre ellos su quebranto,
Y Dios en su ira les reparte dolores! Serán como la paja delante del viento,
Y como el tamo que arrebata el torbellino. Dios guardará para los hijos de ellos su violencia;
Le dará su pago, para que conozca. Verán sus ojos su quebranto,
Y beberá de la ira del Todopoderoso. Porque ¿qué deleite tendrá él de su casa después de sí,
Siendo cortado el número de sus meses? ¿Enseñará alguien a Dios sabiduría,
Juzgando él a los que están elevados? Este morirá en el vigor de su hermosura, todo quieto y pacífico; Sus vasijas estarán llenas de leche,
Y sus huesos serán regados de tuétano. Y este otro morirá en amargura de ánimo,
Y sin haber comido jamás con gusto. Igualmente yacerán ellos en el polvo,
Y gusanos los cubrirán. He aquí, yo conozco vuestros pensamientos,
Y las imaginaciones que contra mí forjáis. Porque decís: ¿Qué hay de la casa del príncipe,
Y qué de la tienda de las moradas de los impíos? ¿No habéis preguntado a los que pasan por los caminos,
Y no habéis conocido su respuesta, Que el malo es preservado en el día de la destrucción?
Guardado será en el día de la ira. ¿Quién le denunciará en su cara su camino?
Y de lo que él hizo, ¿quién le dará el pago? Porque llevado será a los sepulcros,
Y sobre su túmulo estarán velando. Los terrones del valle le serán dulces;
Tras de él será llevado todo hombre,
Y antes de él han ido innumerables. ¿Cómo, pues, me consoláis en vano,
Viniendo a parar vuestras respuestas en falacia?
22 Respondió Elifaz temanita, y dijo: ¿Traerá el hombre provecho a Dios?
Al contrario, para sí mismo es provechoso el hombre sabio. ¿Tiene contentamiento el Omnipotente en que tú seas justificado,
O provecho de que tú hagas perfectos tus caminos? ¿Acaso te castiga,
O viene a juicio contigo, a causa de tu piedad? Por cierto tu malicia es grande,
Y tus maldades no tienen fin. Porque sacaste prenda a tus hermanos sin causa,
Y despojaste de sus ropas a los desnudos. No diste de beber agua al cansado,
Y detuviste el pan al hambriento. Pero el hombre pudiente tuvo la tierra,
Y habitó en ella el distinguido. A las viudas enviaste vacías,
Y los brazos de los huérfanos fueron quebrados. Por tanto, hay lazos alrededor de ti,
Y te turba espanto repentino; O tinieblas, para que no veas,
Y abundancia de agua te cubre. ¿No está Dios en la altura de los cielos?
Mira lo encumbrado de las estrellas, cuán elevadas están. ¿Y dirás tú: ¿Qué sabe Dios?
¿Cómo juzgará a través de la oscuridad? Las nubes le rodearon, y no ve;
Y por el circuito del cielo se pasea. ¿Quieres tú seguir la senda antigua
Que pisaron los hombres perversos, Los cuales fueron cortados antes de tiempo,
Cuyo fundamento fue como un río derramado? Decían a Dios: Apártate de nosotros.
¿Y qué les había hecho el Omnipotente? Les había colmado de bienes sus casas.
Pero sea el consejo de ellos lejos de mí. Verán los justos y se gozarán;
Y el inocente los escarnecerá, diciendo: Fueron destruidos nuestros adversarios,
Y el fuego consumió lo que de ellos quedó. Vuelve ahora en amistad con él, y tendrás paz;
Y por ello te vendrá bien. Toma ahora la ley de su boca,
Y pon sus palabras en tu corazón. Si te volvieres al Omnipotente, serás edificado;
Alejarás de tu tienda la aflicción; Tendrás más oro que tierra,
Y como piedras de arroyos oro de Ofir; El Todopoderoso será tu defensa,
Y tendrás plata en abundancia. Porque entonces te deleitarás en el Omnipotente,
Y alzarás a Dios tu rostro. Orarás a él, y él te oirá;
Y tú pagarás tus votos. Determinarás asimismo una cosa, y te será firme,
Y sobre tus caminos resplandecerá luz. Cuando fueren abatidos, dirás tú: Enaltecimiento habrá;
Y Dios salvará al humilde de ojos. El libertará al inocente,
Y por la limpieza de tus manos éste será librado.

Salmo 8:
Oh Señor, soberano nuestro, ¡qué imponente es tu nombre en toda la tierra! ¡Has puesto tu gloria sobre los cielos! Por causa de tus adversarios has hecho que brote la alabanza de labios de los pequeñitos y de los niños de pecho, para silenciar al enemigo y al rebelde. Cuando contemplo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que allí fijaste, me pregunto: "¿Qué es el hombre, para que en él pienses? ¿Qué es el ser humano, para que lo tomes en cuenta?" Pues lo hiciste poco menos que un dios, y lo coronaste de gloria y de honra: lo entronizaste sobre la obra de tus manos, todo lo sometiste a su dominio; todas las ovejas, todos los bueyes, todos los animales del campo, las aves del cielo, los peces del mar, y todo lo que surca los senderos del mar. Oh Señor, soberano nuestro, ¡qué imponente es tu nombre en toda la tierra!




Proverbios 2:
Hijo mío, si haces tuyas mis palabras y atesoras mis mandamientos; si tu oído inclinas hacia la sabiduría y de corazón te entregas a la inteligencia; si llamas a la inteligencia y pides discernimiento; si la buscas como a la plata, como a un tesoro escondido, entonces comprenderás el temor del Señor y hallarás el conocimiento de Dios. Porque el Señor da la sabiduría; conocimiento y ciencia brotan de sus labios. Él reserva su ayuda para la gente íntegra y protege a los de conducta intachable. Él cuida el sendero de los justos y protege el camino de sus fieles. Entonces comprenderás la justicia y el derecho, la equidad y todo buen camino; la sabiduría vendrá a tu corazón, y el conocimiento te endulzará la vida. La discreción te cuidará, la inteligencia te protegerá. La sabiduría te librará del camino de los malvados, de los que profieren palabras perversas, de los que se apartan del camino recto para andar por sendas tenebrosas, de los que se complacen en hacer lo malo y festejan la perversidad, de los que andan por caminos torcidos y por sendas extraviadas; te librará de la mujer ajena, de la extraña de palabras seductoras que, olvidándose de su pacto con Dios, abandona al compañero de su juventud. Ciertamente su casa conduce a la muerte; sus sendas llevan al reino de las sombras. El que se enreda con ella no vuelve jamás, ni alcanza los senderos de la vida. Así andarás por el camino de los buenos y seguirás la senda de los justos. Pues los íntegros, los perfectos, habitarán la tierra y permanecerán en ella.  Pero los malvados, los impíos, serán desarraigados y expulsados de la tierra.



El Libro de Colosenses Capítulo 4 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:

LA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL PABLO A LOS
COLOSENSES

CAPÍTULO 4
(64 d.C.)
AMOS

AMOS, haced lo que es justo y derecho con vuestros siervos (Amos Cristianos), sabiendo que también vosotros tenéis Amo en los Cielos (el Cristianismo depende de este gran principio).
LA ORACIÓN
2 Perseverad en oración (la oración ha de practicarse por todo Creyente), velando en ella (acostúmbrese a la oración para no dejarla) con acción de gracias (gran porción de la oración ha de consistir en acción de gracias):
3 Orando también juntamente por nosotros, que el Señor nos abra la puerta de la palabra (nos recuerda que a pesar de que la propagación del Evangelio está bajo la dirección Divina [Hch. 16:7], está también sujeta a los obstáculos Satánicos [I Tes. 2:18]), para hablar el Misterio de Cristo (corresponde a lo que antes había sido oculto, pero ya ha sido hecho totalmente conocido — la Cruz y lo que significa), por el cual aun estoy preso (se refiere al encarcelamiento de Pablo en Roma),
4 Para que lo manifieste (la predicación de Cristo), como me conviene hablar (manifiesta a Cristo como ha de manifestarse Cristo).
5 Andad en sabiduría para con los extraños (se refiere al "poner en orden su propio comportamiento" u "ordenar su propia conducta"), redimiendo el tiempo (hay que ser sabio y consagrado en las oportunidades que tengamos para presentar a Cristo).
6 Sea vuestra palabra siempre con Gracia (amable y agradable), sazonada con sal ("la sal" representa la Palabra incorruptible de Dios); para que sepáis cómo os conviene responder a cada uno (con respecto a Cristo).
HERMANOS
7 Todos mis negocios os hará saber Tíquico, Hermano amado, y fiel Ministro y consiervo en el Señor (por lo visto este Hermano estaba con Pablo en Roma, al menos por un período de tiempo):
8 El Cual os he enviado a esto mismo (al parecer, Tíquico ya se había ido de Roma para  ir a Colosas), para que entienda vuestra condición, y consuele vuestros corazones (las noticias acerca del Apóstol que Tíquico llevaría; además, se le encargaron tres Epístolas: Efesios, Colosenses y la nota breve a Filemón);
9 Con Onésimo, amado y fiel Hermano, el cual es de vosotros (un esclavo fugitivo, que ya ha hallado a Cristo, acompañaba a Tíquico). Todo lo que acá pasa (Roma), os harán saber (la Iglesia en Colosas).
10 Aristarco, mi compañero en la prisión, os saluda (no se sabe si Pablo estaba hablando literal o espiritualmente acerca de este hombre que era un compañero de prisión), y Marcos, el sobrino de Bernabé (se refiere a Juan Marcos, el escritor del Evangelio que lleva su nombre entre los cuatro Evangelios; él era el hijo de la hermana de Bernabé) (acerca del cual habéis recibido mandamientos: si fuere a vosotros, recibidle;) (No se sabe exactamente lo que Pablo quiso decir aquí. Él al menos recomendaba a este joven, lo cual nos dice que el problema que tuvieron hace unos años ya fue corregido [Hch. 15:37-40.])
11 Y Jesús, el que se llama Justo, los cuales son de la Circuncisión. Éstos sólo son los que me ayudan en el Reino de Dios, y me han sido consuelo (tres Judíos: Aristarco, Marcos y Justo).
12 Os saluda Epafras, el cual es de vosotros, siervo de Cristo (probablemente el fundador de la Iglesia de Colosas, quien estaba con Pablo por un período de tiempo), siempre solícito por vosotros en oraciones (se refiere a la fuerte intercesión), para que estéis firmes, perfectos y cumplidos en todo lo que Dios quiere (la madurez espiritual).
13 Porque le doy testimonio, que tiene gran celo por vosotros, y por los que están en Laodicea, y los que están en Hierápolis. (Fue probablemente Epafras quien fundó las tres Iglesias, ya que estas tres ciudades eran vecinas.)
14 Os saluda Lucas, el médico amado (es Lucas, el escritor del Evangelio que lleva su nombre, además del Libro de los Hechos; también nos enteramos que él era médico, aunque al parecer ya no ejercía su profesión), y Demas. (Lamentablemente, este hombre Demas, quien tuvo un buen comienzo, se desvió del camino [II Tim. 4:10].)
BENDICIÓN FINAL
15 Saludad (acoged) a los Hermanos que están en Laodicea, y a Ninfas (el Pastor de la Iglesia en Laodicea), y a la Iglesia que está en su casa (casi todas las Iglesias de esa época se reunían en casas).
16 Y cuando esta Carta (Colosenses) fuere leída entre vosotros, haced que también sea leída en la Iglesia de los Laodicenses (la historia hace mención del hecho de que se hicieron muchas copias de estas Epístolas que circulaban entre las Iglesias); y la de Laodicea que la leáis también vosotros. (Claramente se refiere a una Epístola que se perdió y ya no existe para nosotros.)
17 Y decid a Arquipo: Mira que cumplas el Ministerio que has recibido del Señor. (Se refiere al mismo hombre mencionado en Filemón, Versículo 2. La tradición dice que él era el hijo de Filemón, y tal vez era el Pastor de la Iglesia en su casa en la ciudad de Colosas.)
18 La salutación de mi mano, de Pablo (él mismo escribe estas palabras de clausura). Acordaos de mis prisiones (en efecto, él pide oración para que sea liberado de la prisión). La Gracia sea con vosotros (en resumida cuentas, este es el Mensaje del Evangelio). Amén. (Enviada con Tíquico y Onésimo.)



Primera Corintios Capítulo 13:
Si yo hablase lenguas humanas y angélicas,  y no tengo amor,  vengo a ser como metal que resuena,  o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía,  y entendiese todos los misterios y toda ciencia,  y si tuviese toda la fe,  de tal manera que trasladase los montes,  y no tengo amor,  nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres,  y si entregase mi cuerpo para ser quemado,  y no tengo amor,  de nada me sirve. El amor es sufrido,  es benigno;  el amor no tiene envidia,  el amor no es jactancioso,  no se envanece; no hace nada indebido,  no busca lo suyo,  no se irrita,  no guarda rencor; no se goza de la injusticia,  mas se goza de la verdad. Todo lo sufre,  todo lo cree,  todo lo espera,  todo lo soporta. El amor nunca deja de ser;  pero las profecías se acabarán,  y cesarán las lenguas,  y la ciencia acabará. Porque en parte conocemos,  y en parte profetizamos; mas cuando venga lo perfecto,  entonces lo que es en parte se acabará. Cuando yo era niño,  hablaba como niño,  pensaba como niño,  juzgaba como niño;  mas cuando ya fui hombre,  dejé lo que era de niño. Ahora vemos por espejo,  oscuramente;  mas entonces veremos cara a cara.  Ahora conozco en parte;  pero entonces conoceré como fui conocido. Y ahora permanecen la  fe,  la esperanza y el amor,  estos tres;  pero el mayor de ellos es el amor. 


Hebreos 10:35-12:4
No perdáis,  pues,  vuestra confianza,  que tiene grande galardón; porque os es necesaria la paciencia,  para que habiendo hecho la voluntad de Dios,  obtengáis la promesa. Porque aún un poquito, Y el que ha de venir vendrá,  y no tardará. Mas el justo vivirá por fe; Y si retrocediere,  no agradará a mi alma. Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición,  sino de los que tienen fe para preservación del alma. Es,  pues,  la fe la certeza de lo que se espera,  la convicción de lo que no se ve. Porque por ella alcanzaron buen testimonio los antiguos. Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios,  de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía. Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín,  por lo cual alcanzó testimonio de que era justo,  dando Dios testimonio de sus ofrendas;  y muerto,  aún habla por ella. Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte,  y no fue hallado,  porque lo traspuso Dios;  y antes que fuese traspuesto,  tuvo testimonio de haber agradado a Dios. Pero sin fe es imposible agradar a Dios;  porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay,  y que es galardonador de los que le buscan. Por la fe Noé,  cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían,  con temor preparó el arca en que su casa se salvase;  y por esa fe condenó al mundo,  y fue hecho heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham,  siendo llamado,  obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia;  y salió sin saber a dónde iba. Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena,  morando en tiendas con Isaac y Jacob,  coherederos de la misma promesa; porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos,  cuyo arquitecto y constructor es Dios. Por la fe también la misma Sara,  siendo estéril,  recibió fuerza para concebir;  y dio a luz aun fuera del tiempo de la edad,  porque creyó que era fiel quien lo había prometido. Por lo cual también,  de uno,  y ése ya casi muerto,  salieron como las estrellas del cielo en multitud,  y como la arena innumerable que está a la orilla del mar. Conforme a la fe murieron todos éstos sin haber recibido lo prometido,  sino mirándolo de lejos,  y creyéndolo,  y saludándolo,  y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra. Porque los que esto dicen,  claramente dan a entender que buscan una patria; pues si hubiesen estado pensando en aquella de donde salieron,  ciertamente tenían tiempo de volver. Pero anhelaban una mejor,  esto es,  celestial;  por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos;  porque les ha preparado una ciudad. Por la fe Abraham,  cuando fue probado,  ofreció a Isaac;  y el que había recibido las promesas ofrecía su unigénito, habiéndosele dicho:  En Isaac te será llamada descendencia; pensando que Dios es poderoso para levantar aun de entre los muertos,  de donde,  en  sentido figurado,  también le volvió a recibir. Por la fe bendijo Isaac a Jacob y a Esaú respecto a cosas venideras. Por la fe Jacob,  al morir,  bendijo a cada uno de los hijos de José,  y adoró apoyado sobre el extremo de su bordón. Por la fe José,  al morir,  mencionó la salida de los hijos de Israel,  y dio mandamiento acerca de sus huesos. Por la fe Moisés,  cuando nació,  fue escondido por sus padres por tres meses,  porque le vieron niño hermoso,  y no temieron el decreto del rey. Por la fe Moisés,  hecho ya grande,  rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios,  que gozar de los deleites temporales del pecado, teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios;  porque tenía puesta la mirada en el galardón. Por la fe dejó a Egipto,  no temiendo la ira del rey;  porque se sostuvo como viendo al Invisible. Por la fe celebró la pascua y la aspersión de la sangre,  para que el que destruía a los primogénitos no los tocase a ellos. Por la fe pasaron el Mar Rojo como por tierra seca;  e intentando los egipcios hacer lo mismo,  fueron ahogados. Por la fe cayeron los muros de Jericó después de rodearlos siete días. Por la fe Rahab la ramera no pereció juntamente con los desobedientes,  habiendo recibido a los espías en paz. ¿Y qué más digo?  Porque el tiempo me faltaría contando de Gedeón,  de Barac,  de Sansón,  de Jefté,  de David,  así como de Samuel y de los profetas; que por fe conquistaron reinos,  hicieron justicia,  alcanzaron promesas,  taparon bocas de leones, apagaron fuegos impetuosos,  evitaron filo de espada,  sacaron fuerzas de debilidad,  se hicieron fuertes en batallas,  pusieron en fuga ejércitos extranjeros. Las mujeres recibieron sus muertos mediante resurrección;  mas otros fueron atormentados,  no aceptando el rescate,  a fin de obtener mejor resurrección. Otros experimentaron vituperios y azotes,  y a más de esto prisiones y cárceles. Fueron apedreados,  aserrados,  puestos a prueba,  muertos a filo de espada;  anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras,  pobres,  angustiados,  maltratados; de los cuales el mundo no era digno;  errando por los desiertos,  por los montes,  por las cuevas y por las cavernas de la tierra. Y todos éstos,  aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe,  no recibieron lo prometido; proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros,  para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros. Por tanto,  nosotros también,  teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos,  despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia,  y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús,  el autor y consumador de la fe,  el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz,  menospreciando el oprobio,  y se sentó a la diestra del trono de Dios. Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo,  para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar. Porque aún no habéis resistido hasta la sangre,  combatiendo contra el pecado;



Romanos 8:
Ahora,  pues,  ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús,  los que no andan conforme a la carne,  sino conforme al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. Porque lo que era imposible para la ley,  por cuanto era débil por la carne,  Dios,  enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado,  condenó al pecado en la carne; para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros,  que no andamos conforme a la carne,  sino conforme al Espíritu. Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne;  pero los que son del Espíritu,  en las cosas del Espíritu. Porque el ocuparse de la carne es muerte,  pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios;  porque no se sujetan a la ley de Dios,  ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios. Mas vosotros no vivís según la carne,  sino según el Espíritu,  si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros.  Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo,  no es de él. Pero si Cristo está en vosotros,  el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado,  mas el espíritu vive a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros,  el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros. Así que,  hermanos,  deudores somos,  no a la carne,  para que vivamos conforme a la carne; porque si vivís conforme a la carne,  moriréis;  mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne,  viviréis. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios,  éstos son hijos de Dios. Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor,  sino que habéis recibido el espíritu de adopción,  por el cual clamamos:  ¡Abba,  Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu,  de que somos hijos de Dios. Y si hijos,  también herederos;  herederos de Dios y coherederos con Cristo,  si es que padecemos juntamente con él,  para que juntamente con él seamos glorificados. Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse. Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios. Porque la creación fue sujetada a vanidad,  no por su propia voluntad,  sino por causa del que la sujetó en esperanza; porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción,  a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que toda la creación gime a una,  y a una está con dolores de parto hasta ahora; y no sólo ella,  sino que también nosotros mismos,  que tenemos las primicias del Espíritu,  nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos,  esperando la adopción,  la redención de nuestro cuerpo. Porque en esperanza fuimos salvos;  pero la esperanza que se ve,  no es esperanza;  porque lo que alguno ve,  ¿a qué esperarlo? Pero si esperamos lo que no vemos,  con paciencia lo aguardamos. Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad;  pues qué hemos de pedir como conviene,  no lo sabemos,  pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu,  porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos. Y sabemos que a los que aman a Dios,  todas las cosas les ayudan a bien,  esto es,  a los que conforme a su propósito son llamados. Porque a los que antes conoció,  también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo,  para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó,  a éstos también llamó;  y a los que llamó,  a éstos también justificó;  y a los que justificó,  a éstos también glorificó. ¿Qué,  pues,  diremos a esto?  Si Dios es por nosotros,  ¿quién contra nosotros? El que no escatimó ni a su propio Hijo,  sino que lo entregó por todos nosotros,  ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? ¿Quién acusará a los escogidos de Dios?  Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condenará?  Cristo es el que murió;  más aun,  el que también resucitó,  el que además está a la diestra de Dios,  el que también intercede por nosotros. ¿Quién nos separará del amor de Cristo?  ¿Tribulación,  o angustia,  o persecución,  o hambre,  o desnudez,  o peligro,  o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo;
 Somos contados como ovejas de matadero. Antes,  en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte,  ni la vida,  ni ángeles,  ni principados,  ni potestades,  ni lo presente,  ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.

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