22 May 2022

El 22 de mayo Lectura Bíblica Diaria

Sonidos del aire libre

Mensaje de la Cruz de Cristo Jesús-Capítulo-1


El 22 de mayo Lectura Bíblica Diaria:


Job 23-25:
Respondió Job, y dijo: Hoy también hablaré con amargura;
Porque es más grave mi llaga que mi gemido. ¡Quién me diera el saber dónde hallar a Dios!
Yo iría hasta su silla. Expondría mi causa delante de él,
Y llenaría mi boca de argumentos. Yo sabría lo que él me respondiese,
Y entendería lo que me dijera. ¿Contendería conmigo con grandeza de fuerza?
No; antes él me atendería. Allí el justo razonaría con él;
Y yo escaparía para siempre de mi juez. He aquí yo iré al oriente, y no lo hallaré;
Y al occidente, y no lo percibiré; Si muestra su poder al norte, yo no lo veré;
Al sur se esconderá, y no lo veré. Mas él conoce mi camino;
Me probará, y saldré como oro. Mis pies han seguido sus pisadas;
Guardé su camino, y no me aparté. Del mandamiento de sus labios nunca me separé;
Guardé las palabras de su boca más que mi comida. Pero si él determina una cosa, ¿quién lo hará cambiar?
Su alma deseó, e hizo. El, pues, acabará lo que ha determinado de mí;
Y muchas cosas como estas hay en él. Por lo cual yo me espanto en su presencia;
Cuando lo considero, tiemblo a causa de él. Dios ha enervado mi corazón,
Y me ha turbado el Omnipotente. ¿Por qué no fui yo cortado delante de las tinieblas,
Ni fue cubierto con oscuridad mi rostro?
24 Puesto que no son ocultos los tiempos al Todopoderoso,
¿Por qué los que le conocen no ven sus días? Traspasan los linderos,
Roban los ganados, y los apacientan. Se llevan el asno de los huérfanos,
Y toman en prenda el buey de la viuda. Hacen apartar del camino a los menesterosos,
Y todos los pobres de la tierra se esconden. He aquí, como asnos monteses en el desierto,
Salen a su obra madrugando para robar;
El desierto es mantenimiento de sus hijos. En el campo siegan su pasto,
Y los impíos vendimian la viña ajena. Al desnudo hacen dormir sin ropa,
Sin tener cobertura contra el frío. Con las lluvias de los montes se mojan,
Y abrazan las peñas por falta de abrigo. Quitan el pecho a los huérfanos,
Y de sobre el pobre toman la prenda. Al desnudo hacen andar sin vestido,
Y a los hambrientos quitan las gavillas. Dentro de sus paredes exprimen el aceite,
Pisan los lagares, y mueren de sed. Desde la ciudad gimen los moribundos,
Y claman las almas de los heridos de muerte,
Pero Dios no atiende su oración. Ellos son los que, rebeldes a la luz,
Nunca conocieron sus caminos,
Ni estuvieron en sus veredas. A la luz se levanta el matador; mata al pobre y al necesitado,
Y de noche es como ladrón. El ojo del adúltero está aguardando la noche,
Diciendo: No me verá nadie;
Y esconde su rostro. En las tinieblas minan las casas
Que de día para sí señalaron;
No conocen la luz. Porque la mañana es para todos ellos como sombra de muerte;
Si son conocidos, terrores de sombra de muerte los toman. Huyen ligeros como corriente de aguas;
Su porción es maldita en la tierra;
No andarán por el camino de las viñas. La sequía y el calor arrebatan las aguas de la nieve;
Así también el Seol a los pecadores. Los olvidará el seno materno; de ellos sentirán los gusanos dulzura;
Nunca más habrá de ellos memoria,
Y como un árbol los impíos serán quebrantados. A la mujer estéril, que no concebía, afligió,
Y a la viuda nunca hizo bien. Pero a los fuertes adelantó con su poder;
Una vez que se levante, ninguno está seguro de la vida. El les da seguridad y confianza;
Sus ojos están sobre los caminos de ellos. Fueron exaltados un poco, mas desaparecen,
Y son abatidos como todos los demás;
Serán encerrados, y cortados como cabezas de espigas. Y si no, ¿quién me desmentirá ahora,
O reducirá a nada mis palabras?
25 Respondió Bildad suhita, y dijo: El señorío y el temor están con él;
El hace paz en sus alturas. ¿Tienen sus ejércitos número?
¿Sobre quién no está su luz? ¿Cómo, pues, se justificará el hombre para con Dios?
¿Y cómo será limpio el que nace de mujer? He aquí que ni aun la misma luna será resplandeciente,
Ni las estrellas son limpias delante de sus ojos; ¿Cuánto menos el hombre, que es un gusano,
Y el hijo de hombre, también gusano?


Salmo 9:
Álef - Quiero alabarte, Señor, con todo el corazón, y contar todas tus maravillas. Quiero alegrarme y regocijarme en ti, y cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo. Bet - Mis enemigos retroceden; tropiezan y perecen ante ti. Porque tú me has hecho justicia, me has vindicado; tú, juez justo, ocupas tu trono. Guímel - Reprendiste a los paganos, destruiste a los malvados; ¡para siempre borraste su memoria! Desgracia sin fin cayó sobre el enemigo; arrancaste de raíz sus ciudades, y hasta su recuerdo se ha desvanecido. He - Pero el Señor reina por siempre; para emitir juicio ha establecido su trono. Juzgará al mundo con justicia; gobernará a los pueblos con equidad. Vav - El Señor es refugio de los oprimidos; es su baluarte en momentos de angustia. En ti confían los que conocen tu nombre, porque tú, Señor, jamás abandonas a los que te buscan. Zayin - Canten salmos al Señor, el rey de Sión; proclamen sus proezas entre las naciones. El vengador de los inocentes se acuerda de ellos; no pasa por alto el clamor de los afligidos. Jet - Ten compasión de mí, Señor; mira cómo me afligen los que me odian. Sácame de las puertas de la muerte, para que en las *puertas de Jerusalén proclame tus alabanzas y me regocije en tu salvación. Tet - Han caído los paganos en la fosa que han cavado; sus pies quedaron atrapados en la red que ellos mismos escondieron. Al Señor se le conoce porque imparte justicia; el malvado cae en la trampa que él mismo tendió. Higaión. Selah. Yod - Bajan al sepulcro los malvados, todos los paganos que de Dios se olvidan. Caf - Pero no se olvidará para siempre al necesitado, ni para siempre se perderá la esperanza del pobre. ¡Levántate, Señor! No dejes que el hombre prevalezca; ¡haz que las naciones comparezcan ante ti! Infúndeles terror, Señor; ¡que los pueblos sepan que son simples mortales! Selah.


Proverbios 3:
Hijo mío, no te olvides de mis enseñanzas; más bien, guarda en tu corazón mis mandamientos. Porque prolongarán tu vida muchos años y te traerán prosperidad. Que nunca te abandonen el amor y la verdad: llévalos siempre alrededor de tu cuello y escríbelos en el libro de tu corazón. Contarás con el favor de Dios y tendrás buena fama entre la gente. Confía en el Señor de todo corazón, y no en tu propia inteligencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él allanará tus sendas. No seas sabio en tu propia opinión; más bien, teme al Señor y huye del mal. Esto infundirá salud a tu cuerpo y fortalecerá tu ser. Honra al Señor con tus riquezas y con los primeros frutos de tus cosechas. Así tus graneros se llenarán a reventar y tus bodegas rebosarán de vino nuevo. Hijo mío, no desprecies la disciplina del Señor, ni te ofendas por sus reprensiones. Porque el Señor disciplina a los que ama, como corrige un padre a su hijo querido. Dichoso el que halla sabiduría, el que adquiere inteligencia. Porque ella es de más provecho que la plata y rinde más ganancias que el oro. Es más valiosa que las piedras preciosas: ¡ni lo más deseable se le puede comparar! Con la mano derecha ofrece larga vida; con la izquierda, honor y riquezas. Sus caminos son placenteros y en sus senderos hay paz. Ella es árbol de vida para quienes la abrazan; ¡dichosos los que la retienen! Con sabiduría afirmó el Señor la tierra, con inteligencia estableció los cielos. Por su conocimiento se separaron las aguas, y las nubes dejaron caer su rocío. Hijo mío, conserva el buen juicio; no pierdas de vista la discreción. Te serán fuente de vida, te adornarán como un collar. Podrás recorrer tranquilo tu camino, y tus pies no tropezarán. Al acostarte, no tendrás temor alguno; te acostarás y dormirás tranquilo. No temerás ningún desastre repentino, ni la desgracia que sobreviene a los impíos. Porque el Señor estará siempre a tu lado y te librará de caer en la trampa. No niegues un favor a quien te lo pida, si en tu mano está el otorgarlo. Nunca digas a tu prójimo: "Vuelve más tarde; te ayudaré mañana", si hoy tienes con qué ayudarlo. No urdas el mal contra tu prójimo, contra el que ha puesto en ti su confianza. No entres en pleito con nadie que no te haya hecho ningún daño. No envidies a los violentos, ni optes por andar en sus caminos. Porque el Señor aborrece al perverso, pero al íntegro le brinda su amistad. La maldición del Señor cae sobre la casa del malvado; su bendición, sobre el hogar de los justos. El Señor se burla de los burlones, pero muestra su favor a los humildes. Los sabios son dignos de honra, pero los necios sólo merecen deshonra.


El Libro de I Tesalonicenses Capítulo 1 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:



LA PRIMERA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL PABLO A LOS TESALONISENSES



CAPÍTULO 1
(54 d.C.)
INTRODUCCIÓN



PABLO, y Silas, y Timoteo, a la Iglesia de los Tesalonicenses (se cree que es la Primera Epístola escrita por Pablo; por consiguiente, se usa por primera vez en la historia este saludo a la Iglesia) que está en Dios el Padre y en el Señor Jesucristo (tiene referencia al hecho de que Dios no puede dirigirse a la humanidad caída y pecadora, excepto por la Cruz de Cristo): Gracia y Paz a vosotros de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo (presenta la Fuente; pero el medio es la Cruz).
ACCIÓN DE GRACIAS
2 Damos siempre gracias a Dios por todos vosotros, haciendo memoria de vosotros en nuestras oraciones (la oración fue el ambiente de la vida de Pablo, y debe ser el nuestro también);
LA IGLESIA
3 Sin cesar acordándonos delante del Dios y Padre nuestro (todo está bajo el escrutinio de Su Ojo) de la obra de vuestra fe, y del trabajo de amor, y de la tolerancia de la esperanza del Señor nuestro Jesucristo (lo que Jesús hizo por nosotros en la Cruz hace todo esto posible);
4 Sabiendo, Hermanos amados de Dios, vuestra elección. (Se refiere al rechazo de Israel como representantes del Evangelio, y a la elección de los Gentiles para tomar su lugar [Mat. 21:43; 23:37-39; Rom. 11:11-29].)
5 Por cuanto nuestro Evangelio no fue a vosotros en palabra solamente (se refiere al Nuevo Convenio), mas también en potencia, y en el Espíritu Santo (nos informa adónde está el poder), y en gran certeza (los resultados que corresponden a consecuencia del Evangelio cuando se predica correctamente); como sabéis cuáles fuimos entre vosotros por amor de vosotros. (Pablo y aquéllos con él fueron ejemplos vivientes de lo que el Evangelio puede hacer en la vida de una persona.)
6 Y vosotros fuisteis hechos imitadores de nosotros, y del Señor (si sigue al Predicador equivocado, no encontrará al Señor), recibiendo la Palabra con mucha tribulación (indica la oposición de los viejos amigos o hasta parientes), con gozo del Espíritu Santo (mientras más aflicción causa Satanás, más gozo derrama el Espíritu Santo):
7 De esta manera habéis sido ejemplo a todos los que han creído en Macedonia y en Acaya (fueron testimonios del Gozo del Señor a pesar de la persecución).
8 Porque de vosotros ha sido divulgada la Palabra del Señor no sólo en Macedonia y en Acaya (corresponde al Mensaje de la Cruz, que había cambiado sus vidas), sino que en todo lugar vuestra Fe en Dios se ha extendido (no hay nada que anuncie mejor el Evangelio como ver las vidas transformadas); de modo que no tenemos necesidad de hablar nada. (Se adherían al Evangelio que él predicaba.)
9 Porque ellos cuentan de nosotros cuál entrada tuvimos a vosotros (el Fruto Espiritual de los Tesalonicenses daba testimonio al carácter de los obreros), y cómo os convertisteis de los ídolos a Dios para servir al Dios Vivo y Verdadero (toda idolatría es una mentira; de hecho, toda religión es idolatría).
10 Y esperar a Su Hijo de los Cielos (se refiere al Arrebatamiento de la Iglesia), Al Cual resucitó de los muertos, aun Jesús (la Resurrección de Cristo garantiza la Resurrección de los Santos), el cual nos libró de la ira que ha de venir (por medio de la Cruz, y significa que finalmente el juicio vendrá a todos quienes rechazan a Cristo y la Cruz).



Primera Corintios Capítulo 13:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.


Hebreos 10:35-12:4
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté,  David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.


Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los  muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

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