El 5 de noviembre Lectura Bíblica Diaria
Mensaje de la Cruz de Cristo Jesús-Capítulo-1
El 5 de noviembre Lectura Bíblica Diaria:
Jeremías 49 a 51:
Acerca
de los hijos de Amón. Así ha dicho Jehová: ¿No tiene hijos Israel? ¿No
tiene heredero? ¿Por qué Milcom ha desposeído a Gad, y su pueblo se ha
establecido en sus ciudades? Por tanto, vienen días, ha dicho Jehová, en
que haré oír clamor de guerra en Rabá de los hijos de Amón; y será
convertida en montón de ruinas, y sus ciudades serán puestas a fuego, e
Israel tomará por heredad a los que los tomaron a ellos, ha dicho
Jehová. Lamenta, oh Hesbón, porque destruida es Hai; clamad, hijas de
Rabá, vestíos de cilicio, endechad, y rodead los vallados, porque Milcom
fue llevado en cautiverio, sus sacerdotes y sus príncipes juntamente.
¿Por qué te glorías de los valles? Tu valle se deshizo, oh hija
contumaz, la que confía en sus tesoros, la que dice: ¿Quién vendrá
contra mí? He aquí yo traigo sobre ti espanto, dice el Señor, Jehová de
los ejércitos, de todos tus alrededores; y seréis lanzados cada uno
derecho hacia adelante, y no habrá quien recoja a los fugitivos. Y
después de esto haré volver a los cautivos de los hijos de Amón, dice
Jehová. Acerca de Edom. Así ha dicho Jehová de los ejércitos: ¿No hay
más sabiduría en Temán? ¿Se ha acabado el consejo en los sabios? ¿Se
corrompió su sabiduría? Huid, volveos atrás, habitad en lugares
profundos, oh moradores de Dedán; porque el quebrantamiento de Esaú
traeré sobre él en el tiempo en que lo castigue. Si vendimiadores
hubieran venido contra ti, ¿no habrían dejado rebuscos? Si ladrones de
noche, ¿no habrían tomado lo que les bastase? Mas yo desnudaré a Esaú,
descubriré sus escondrijos, y no podrá esconderse; será destruida su
descendencia, sus hermanos y sus vecinos, y dejará de ser. Deja tus
huérfanos, yo los criaré; y en mí confiarán tus viudas. Porque así ha
dicho Jehová: He aquí que los que no estaban condenados a beber el
cáliz, beberán ciertamente; ¿y serás tú absuelto del todo? No serás
absuelto, sino que ciertamente beberás. Porque por mí he jurado, dice
Jehová, que asolamiento, oprobio, soledad y maldición será Bosra, y
todas sus ciudades serán desolaciones perpetuas. La noticia oí, que de
Jehová había sido enviado mensajero a las naciones, diciendo: Juntaos y
venid contra ella, y subid a la batalla. He aquí que te haré pequeño
entre las naciones, menospreciado entre los hombres. Tu arrogancia te
engañó, y la soberbia de tu corazón. Tú que habitas en cavernas de
peñas, que tienes la altura del monte, aunque alces como águila tu nido,
de allí te haré descender, dice Jehová. Y se convertirá Edom en
desolación; todo aquel que pasare por ella se asombrará, y se burlará de
todas sus calamidades. Como sucedió en la destrucción de Sodoma y de
Gomorra y de sus ciudades vecinas, dice Jehová, así no morará allí
nadie, ni la habitará hijo de hombre. He aquí que como león subirá de la
espesura del Jordán contra la bella y robusta; porque muy pronto le
haré huir de ella, y al que fuere escogido la encargaré; porque ¿quién
es semejante a mí, y quién me emplazará? ¿Quién será aquel pastor que me
podrá resistir? Por tanto, oíd el consejo que Jehová ha acordado sobre
Edom, y sus pensamientos que ha resuelto sobre los moradores de Temán.
Ciertamente a los más pequeños de su rebaño los arrastrarán, y
destruirán sus moradas con ellos. Del estruendo de la caída de ellos la
tierra temblará, y el grito de su voz se oirá en el Mar Rojo. He aquí
que como águila subirá y volará, y extenderá sus alas contra Bosra; y el
corazón de los valientes de Edom será en aquel día como el corazón de
mujer en angustias. Acerca de Damasco. Se confundieron Hamat y Arfad,
porque oyeron malas nuevas; se derritieron en aguas de desmayo, no
pueden sosegarse. Se desmayó Damasco, se volvió para huir, y le tomó
temblor y angustia, y dolores le tomaron, como de mujer que está de
parto. ¡Cómo dejaron a la ciudad tan alabada, la ciudad de mi gozo! Por
tanto, sus jóvenes caerán en sus plazas, y todos los hombres de guerra
morirán en aquel día, ha dicho Jehová de los ejércitos. Y haré encender
fuego en el muro de Damasco, y consumirá las casas de Ben-adad. Acerca
de Cedar y de los reinos de Hazor, los cuales asoló Nabucodonosor rey de
Babilonia. Así ha dicho Jehová: Levantaos, subid contra Cedar, y
destruid a los hijos del oriente. Sus tiendas y sus ganados tomarán; sus
cortinas y todos sus utensilios y sus camellos tomarán para sí, y
clamarán contra ellos: Miedo alrededor. Huid, idos muy lejos, habitad en
lugares profundos, oh moradores de Hazor, dice Jehová; porque tomó
consejo contra vosotros Nabucodonosor rey de Babilonia, y contra
vosotros ha formado un designio. Levantaos, subid contra una nación
pacífica que vive confiadamente, dice Jehová, que ni tiene puertas ni
cerrojos, que vive solitaria. Serán sus camellos por botín, y la
multitud de sus ganados por despojo; y los esparciré por todos los
vientos, arrojados hasta el último rincón; y de todos lados les traeré
su ruina, dice Jehová. Hazor será morada de chacales, soledad para
siempre; ninguno morará allí, ni la habitará hijo de hombre. Palabra de
Jehová que vino al profeta Jeremías acerca de Elam, en el principio del
reinado de Sedequías rey de Judá, diciendo: Así ha dicho Jehová de los
ejércitos: He aquí que yo quiebro el arco de Elam, parte principal de su
fortaleza. Traeré sobre Elam los cuatro vientos de los cuatro puntos
del cielo, y los aventaré a todos estos vientos; y no habrá nación a
donde no vayan fugitivos de Elam. Y haré que Elam se intimide delante de
sus enemigos, y delante de los que buscan su vida; y traeré sobre ellos
mal, y el ardor de mi ira, dice Jehová; y enviaré en pos de ellos
espada hasta que los acabe. Y pondré mi trono en Elam, y destruiré a su
rey y a su príncipe, dice Jehová. Pero acontecerá en los últimos días,
que haré volver a los cautivos de Elam, dice Jehová. Palabra que habló
Jehová contra Babilonia, contra la tierra de los caldeos, por medio del
profeta Jeremías. Anunciad en las naciones, y haced saber; levantad
también bandera, publicad, y no encubráis; decid: Tomada es Babilonia,
Bel es confundido, deshecho es Merodac; destruidas son sus esculturas,
quebrados son sus ídolos. Porque subió contra ella una nación del norte,
la cual pondrá su tierra en asolamiento, y no habrá ni hombre ni animal
que en ella more; huyeron, y se fueron. En aquellos días y en aquel
tiempo, dice Jehová, vendrán los hijos de Israel, ellos y los hijos de
Judá juntamente; e irán andando y llorando, y buscarán a Jehová su Dios.
Preguntarán por el camino de Sion, hacia donde volverán sus rostros,
diciendo: Venid, y juntémonos a Jehová con pacto eterno que jamás se
ponga en olvido. Ovejas perdidas fueron mi pueblo; sus pastores las
hicieron errar, por los montes las descarriaron; anduvieron de monte en
collado, y se olvidaron de sus rediles. Todos los que los hallaban, los
devoraban; y decían sus enemigos: No pecaremos, porque ellos pecaron
contra Jehová morada de justicia, contra Jehová esperanza de sus padres.
Huid de en medio de Babilonia, y salid de la tierra de los caldeos, y
sed como los machos cabríos que van delante del rebaño. Porque yo
levanto y hago subir contra Babilonia reunión de grandes pueblos de la
tierra del norte; desde allí se prepararán contra ella, y será tomada;
sus flechas son como de valiente diestro, que no volverá vacío. Y Caldea
será para botín; todos los que la saquearen se saciarán, dice Jehová.
Porque os alegrasteis, porque os gozasteis destruyendo mi heredad,
porque os llenasteis como novilla sobre la hierba, y relinchasteis como
caballos. Vuestra madre se avergonzó mucho, se afrentó la que os dio a
luz; he aquí será la última de las naciones; desierto, sequedal y
páramo. Por la ira de Jehová no será habitada, sino será asolada toda
ella; todo hombre que pasare por Babilonia se asombrará, y se burlará de
sus calamidades. Poneos en orden contra Babilonia alrededor, todos los
que entesáis arco; tirad contra ella, no escatiméis las saetas, porque
pecó contra Jehová. Gritad contra ella en derredor; se rindió; han caído
sus cimientos, derribados son sus muros, porque es venganza de Jehová.
Tomad venganza de ella; haced con ella como ella hizo. Destruid en
Babilonia al que siembra, y al que mete hoz en tiempo de la siega;
delante de la espada destructora cada uno volverá el rostro hacia su
pueblo, cada uno huirá hacia su tierra. Rebaño descarriado es Israel;
leones lo dispersaron; el rey de Asiria lo devoró primero, Nabucodonosor
rey de Babilonia lo deshuesó después. Por tanto, así ha dicho Jehová de
los ejércitos, Dios de Israel: Yo castigo al rey de Babilonia y a su
tierra, como castigué al rey de Asiria. Y volveré a traer a Israel a su
morada, y pacerá en el Carmelo y en Basán; y en el monte de Efraín y en
Galaad se saciará su alma. En aquellos días y en aquel tiempo, dice
Jehová, la maldad de Israel será buscada, y no aparecerá; y los pecados
de Judá, y no se hallarán; porque perdonaré a los que yo hubiere dejado.
Sube contra la tierra de Merataim, contra ella y contra los moradores
de Pecod; destruye y mata en pos de ellos, dice Jehová, y haz conforme a
todo lo que yo te he mandado. Estruendo de guerra en la tierra, y
quebrantamiento grande. ¡Cómo fue cortado y quebrado el martillo de toda
la tierra! ¡cómo se convirtió Babilonia en desolación entre las
naciones! Te puse lazos, y fuiste tomada, oh Babilonia, y tú no lo
supiste; fuiste hallada, y aun presa, porque provocaste a Jehová. Abrió
Jehová su tesoro, y sacó los instrumentos de su furor; porque esta es
obra de Jehová, Dios de los ejércitos, en la tierra de los caldeos.
Venid contra ella desde el extremo de la tierra; abrid sus almacenes,
convertidla en montón de ruinas, y destruidla; que no le quede nada.
Matad a todos sus novillos; que vayan al matadero. ¡Ay de ellos! pues ha
venido su día, el tiempo de su castigo. Voz de los que huyen y escapan
de la tierra de Babilonia, para dar en Sion las nuevas de la retribución
de Jehová nuestro Dios, de la venganza de su templo. Haced juntar
contra Babilonia flecheros, a todos los que entesan arco; acampad contra
ella alrededor; no escape de ella ninguno; pagadle según su obra;
conforme a todo lo que ella hizo, haced con ella; porque contra Jehová
se ensoberbeció, contra el Santo de Israel. Por tanto, sus jóvenes
caerán en sus plazas, y todos sus hombres de guerra serán destruidos en
aquel día, dice Jehová. He aquí yo estoy contra ti, oh soberbio, dice el
Señor, Jehová de los ejércitos; porque tu día ha venido, el tiempo en
que te castigaré. Y el soberbio tropezará y caerá, y no tendrá quien lo
levante; y encenderé fuego en sus ciudades, y quemaré todos sus
alrededores. Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Oprimidos fueron los
hijos de Israel y los hijos de Judá juntamente; y todos los que los
tomaron cautivos los retuvieron; no los quisieron soltar. El redentor de
ellos es el Fuerte; Jehová de los ejércitos es su nombre; de cierto
abogará la causa de ellos para hacer reposar la tierra, y turbar a los
moradores de Babilonia. Espada contra los caldeos, dice Jehová, y contra
los moradores de Babilonia, contra sus príncipes y contra sus sabios.
Espada contra los adivinos, y se entontecerán; espada contra sus
valientes, y serán quebrantados. Espada contra sus caballos, contra sus
carros, y contra todo el pueblo que está en medio de ella, y serán como
mujeres; espada contra sus tesoros, y serán saqueados. Sequedad sobre
sus aguas, y se secarán; porque es tierra de ídolos, y se entontecen con
imágenes. Por tanto, allí morarán fieras del desierto y chacales,
morarán también en ella polluelos de avestruz; nunca más será poblada ni
se habitará por generaciones y generaciones. Como en la destrucción que
Dios hizo de Sodoma y de Gomorra y de sus ciudades vecinas, dice
Jehová, así no morará allí hombre, ni hijo de hombre la habitará. He
aquí viene un pueblo del norte, y una nación grande y muchos reyes se
levantarán de los extremos de la tierra. Arco y lanza manejarán; serán
crueles, y no tendrán compasión; su voz rugirá como el mar, y montarán
sobre caballos; se prepararán contra ti como hombres a la pelea, oh hija
de Babilonia. Oyó la noticia el rey de Babilonia, y sus manos se
debilitaron; angustia le tomó, dolor como de mujer de parto. He aquí que
como león subirá de la espesura del Jordán a la morada fortificada;
porque muy pronto le haré huir de ella, y al que yo escoja la encargaré;
porque ¿quién es semejante a mí? ¿y quién me emplazará? ¿o quién será
aquel pastor que podrá resistirme? Por tanto, oíd la determinación que
Jehová ha acordado contra Babilonia, y los pensamientos que ha formado
contra la tierra de los caldeos: Ciertamente a los más pequeños de su
rebaño los arrastrarán, y destruirán sus moradas con ellos. Al grito de
la toma de Babilonia la tierra tembló, y el clamor se oyó entre las
naciones. Así ha dicho Jehová: He aquí que yo levanto un viento
destruidor contra Babilonia, y contra sus moradores que se levantan
contra mí. Y enviaré a Babilonia aventadores que la avienten, y vaciarán
su tierra; porque se pondrán contra ella de todas partes en el día del
mal. Diré al flechero que entesa su arco, y al que se enorgullece de su
coraza: No perdonéis a sus jóvenes, destruid todo su ejército. Y caerán
muertos en la tierra de los caldeos, y alanceados en sus calles. Porque
Israel y Judá no han enviudado de su Dios, Jehová de los ejércitos,
aunque su tierra fue llena de pecado contra el Santo de Israel. Huid de
en medio de Babilonia, y librad cada uno su vida, para que no perezcáis a
causa de su maldad; porque el tiempo es de venganza de Jehová; le dará
su pago. Copa de oro fue Babilonia en la mano de Jehová, que embriagó a
toda la tierra; de su vino bebieron los pueblos; se aturdieron, por
tanto, las naciones. En un momento cayó Babilonia, y se despedazó; gemid
sobre ella; tomad bálsamo para su dolor, quizá sane. Curamos a
Babilonia, y no ha sanado; dejadla, y vámonos cada uno a su tierra;
porque ha llegado hasta el cielo su juicio, y se ha alzado hasta las
nubes. Jehová sacó a luz nuestras justicias; venid, y contemos en Sion
la obra de Jehová nuestro Dios. Limpiad las saetas, embrazad los
escudos; ha despertado Jehová el espíritu de los reyes de Media; porque
contra Babilonia es su pensamiento para destruirla; porque venganza es
de Jehová, y venganza de su templo. Levantad bandera sobre los muros de
Babilonia, reforzad la guardia, poned centinelas, disponed celadas;
porque deliberó Jehová, y aun pondrá en efecto lo que ha dicho contra
los moradores de Babilonia. Tú, la que moras entre muchas aguas, rica en
tesoros, ha venido tu fin, la medida de tu codicia. Jehová de los
ejércitos juró por sí mismo, diciendo: Yo te llenaré de hombres como de
langostas, y levantarán contra ti gritería. El es el que hizo la tierra
con su poder, el que afirmó el mundo con su sabiduría, y extendió los
cielos con su inteligencia. A su voz se producen tumultos de aguas en
los cielos, y hace subir las nubes de lo último de la tierra; él hace
relámpagos con la lluvia, y saca el viento de sus depósitos. Todo hombre
se ha infatuado, y no tiene ciencia; se avergüenza todo artífice de su
escultura, porque mentira es su ídolo, no tiene espíritu. Vanidad son,
obra digna de burla; en el tiempo del castigo perecerán. No es como
ellos la porción de Jacob; porque él es el Formador de todo, e Israel es
el cetro de su herencia; Jehová de los ejércitos es su nombre. Martillo
me sois, y armas de guerra; y por medio de ti quebrantaré naciones, y
por medio de ti destruiré reinos. Por tu medio quebrantaré caballos y a
sus jinetes, y por medio de ti quebrantaré carros y a los que en ellos
suben. Asimismo por tu medio quebrantaré hombres y mujeres, y por medio
de ti quebrantaré viejos y jóvenes, y por tu medio quebrantaré jóvenes y
vírgenes. También quebrantaré por medio de ti al pastor y a su rebaño;
quebrantaré por tu medio a labradores y a sus yuntas; a jefes y a
príncipes quebrantaré por medio de ti. Y pagaré a Babilonia y a todos
los moradores de Caldea, todo el mal que ellos hicieron en Sion delante
de vuestros ojos, dice Jehová. He aquí yo estoy contra ti, oh monte
destruidor, dice Jehová, que destruiste toda la tierra; y extenderé mi
mano contra ti, y te haré rodar de las peñas, y te reduciré a monte
quemado. Y nadie tomará de ti piedra para esquina, ni piedra para
cimiento; porque perpetuo asolamiento serás, ha dicho Jehová. Alzad
bandera en la tierra, tocad trompeta en las naciones, preparad pueblos
contra ella; juntad contra ella los reinos de Ararat, de Mini y de
Askenaz; señalad contra ella capitán, haced subir caballos como
langostas erizadas. Preparad contra ella naciones; los reyes de Media,
sus capitanes y todos sus príncipes, y todo territorio de su dominio.
Temblará la tierra, y se afligirá; porque es confirmado contra Babilonia
todo el pensamiento de Jehová, para poner la tierra de Babilonia en
soledad, para que no haya morador en ella. Los valientes de Babilonia
dejaron de pelear, se encerraron en sus fortalezas; les faltaron las
fuerzas, se volvieron como mujeres; incendiadas están sus casas, rotos
sus cerrojos. Correo se encontrará con correo, mensajero se encontrará
con mensajero, para anunciar al rey de Babilonia que su ciudad es tomada
por todas partes. Los vados fueron tomados, y los baluartes quemados a
fuego, y se consternaron los hombres de guerra. Porque así ha dicho
Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: La hija de Babilonia es como
una era cuando está de trillar; de aquí a poco le vendrá el tiempo de la
siega. Me devoró, me desmenuzó Nabucodonosor rey de Babilonia, y me
dejó como vaso vacío; me tragó como dragón, llenó su vientre de mis
delicadezas, y me echó fuera. Sobre Babilonia caiga la violencia hecha a
mí y a mi carne, dirá la moradora de Sion; y mi sangre caiga sobre los
moradores de Caldea, dirá Jerusalén. Por tanto, así ha dicho Jehová: He
aquí que yo juzgo tu causa y haré tu venganza; y secaré su mar, y haré
que su corriente quede seca. Y será Babilonia montones de ruinas, morada
de chacales, espanto y burla, sin morador. Todos a una rugirán como
leones; como cachorros de leones gruñirán. En medio de su calor les
pondré banquetes, y haré que se embriaguen, para que se alegren, y
duerman eterno sueño y no despierten, dice Jehová. Los haré traer como
corderos al matadero, como carneros y machos cabríos. ¡Cómo fue apresada
Babilonia, y fue tomada la que era alabada por toda la tierra! ¡Cómo
vino a ser Babilonia objeto de espanto entre las naciones! Subió el mar
sobre Babilonia; de la multitud de sus olas fue cubierta. Sus ciudades
fueron asoladas, la tierra seca y desierta, tierra en que no morará
nadie, ni pasará por ella hijo de hombre. Y juzgaré a Bel en Babilonia, y
sacaré de su boca lo que se ha tragado; y no vendrán más naciones a él,
y el muro de Babilonia caerá. Salid de en medio de ella, pueblo mío, y
salvad cada uno su vida del ardor de la ira de Jehová. Y no desmaye
vuestro corazón, ni temáis a causa del rumor que se oirá por la tierra;
en un año vendrá el rumor, y después en otro año rumor, y habrá
violencia en la tierra, dominador contra dominador. Por tanto, he aquí
vienen días en que yo destruiré los ídolos de Babilonia, y toda su
tierra será avergonzada, y todos sus muertos caerán en medio de ella.
Los cielos y la tierra y todo lo que está en ellos cantarán de gozo
sobre Babilonia; porque del norte vendrán contra ella destruidores, dice
Jehová. Por los muertos de Israel caerá Babilonia, como por Babilonia
cayeron los muertos de toda la tierra. Los que escapasteis de la espada,
andad, no os detengáis; acordaos por muchos días de Jehová, y acordaos
de Jerusalén. Estamos avergonzados, porque oímos la afrenta; la
confusión cubrió nuestros rostros, porque vinieron extranjeros contra
los santuarios de la casa de Jehová. Por tanto, vienen días, dice
Jehová, en que yo destruiré sus ídolos, y en toda su tierra gemirán los
heridos. Aunque suba Babilonia hasta el cielo, y se fortifique en las
alturas, de mí vendrán a ella destruidores, dice Jehová. ¡Oyese el
clamor de Babilonia, y el gran quebrantamiento de la tierra de los
caldeos! Porque Jehová destruirá a Babilonia, y quitará de ella la mucha
jactancia; y bramarán sus olas, y como sonido de muchas aguas será la
voz de ellos. Porque vino destruidor contra ella, contra Babilonia, y
sus valientes fueron apresados; el arco de ellos fue quebrado; porque
Jehová, Dios de retribuciones, dará la paga. Y embriagaré a sus
príncipes y a sus sabios, a sus capitanes, a sus nobles y a sus fuertes;
y dormirán sueño eterno y no despertarán, dice el Rey, cuyo nombre es
Jehová de los ejércitos. Así ha dicho Jehová de los ejércitos: El muro
ancho de Babilonia será derribado enteramente, y sus altas puertas serán
quemadas a fuego; en vano trabajaron los pueblos, y las naciones se
cansaron sólo para el fuego. Palabra que envió el profeta Jeremías a
Seraías hijo de Nerías, hijo de Maasías, cuando iba con Sedequías rey de
Judá a Babilonia, en el cuarto año de su reinado. Y era Seraías el
principal camarero. Escribió, pues, Jeremías en un libro todo el mal que
había de venir sobre Babilonia, todas las palabras que están escritas
contra Babilonia. Y dijo Jeremías a Seraías: Cuando llegues a Babilonia,
y veas y leas todas estas cosas, dirás: Oh Jehová, tú has dicho contra
este lugar que lo habías de destruir, hasta no quedar en él morador, ni
hombre ni animal, sino que para siempre ha de ser asolado. Y cuando
acabes de leer este libro, le atarás una piedra, y lo echarás en medio
del Eufrates, y dirás: Así se hundirá Babilonia, y no se levantará del
mal que yo traigo sobre ella; y serán rendidos. Hasta aquí son las
palabras de Jeremías.
Salmo 26:
Hazme justicia, Señor,
pues he llevado una vida intachable; ¡en el Señor confío sin titubear!
Examíname, Señor; ¡ponme a prueba! purifica mis entrañas y mi corazón.
Tu gran amor lo tengo presente, y siempre ando en tu verdad. Yo no
convivo con los mentirosos, ni me junto con los hipócritas; aborrezco la
compañía de los malvados; no cultivo la amistad de los perversos. Con
manos limpias e inocentes camino, Señor, en torno a tu altar,
proclamando en voz alta tu alabanza y contando todas tus maravillas.
Señor, yo amo la casa donde vives, el lugar donde reside tu gloria. En
la muerte, no me incluyas entre pecadores y asesinos, entre gente que
tiene las manos llenas de artimañas y sobornos. Yo, en cambio, llevo una
vida intachable; líbrame y compadécete de mí. Tengo los pies en terreno
firme, y en la gran asamblea bendeciré al Señor.
Proverbios 14:
La
mujer sabia edifica su casa; la necia, con sus manos la destruye. El
que va por buen camino teme al Señor; el que va por mal camino lo
desprecia. De la boca del necio brota arrogancia; los labios del sabio
son su propia protección. Donde no hay bueyes el granero está vacío; con
la fuerza del buey aumenta la cosecha. El testigo verdadero jamás
engaña; el testigo falso propaga mentiras. El insolente busca sabiduría y
no la halla; para el entendido, el conocimiento es cosa fácil. Manténte
a distancia del necio, pues en sus labios no hallarás conocimiento. La
sabiduría del prudente es discernir sus caminos, pero al necio lo engaña
su propia necedad. Los necios hacen mofa de sus propias faltas, pero
los íntegros cuentan con el favor de Dios. Cada corazón conoce sus
propias amarguras, y ningún extraño comparte su alegría. La casa del
malvado será destruida, pero la morada del justo prosperará. Hay caminos
que al hombre le parecen rectos, pero que acaban por ser caminos de
muerte. También de reírse duele el corazón, y hay alegrías que acaban en
tristeza. El inconstante recibirá todo el pago de su inconstancia; el
hombre bueno, el premio de sus acciones. El ingenuo cree todo lo que le
dicen; el prudente se fija por dónde va. El sabio teme al Señor y se
aparta del mal, pero el necio es arrogante y se pasa de confiado. El
iracundo comete locuras, pero el prudente sabe aguantar. Herencia de los
inexpertos es la necedad; corona de los prudentes, el conocimiento. Los
malvados se postrarán ante los buenos; los impíos, ante el tribunal de
los justos. Al pobre hasta sus amigos lo aborrecen, pero son muchos los
que aman al rico. Es un pecado despreciar al prójimo; ¡dichoso el que se
compadece de los pobres! Pierden el camino los que maquinan el mal,
pero hallan amor y verdad los que hacen el bien. Todo esfuerzo tiene su
recompensa, pero quedarse sólo en palabras lleva a la pobreza. La corona
del sabio es su sabiduría; la de los necios, su necedad. El testigo
veraz libra de la muerte, pero el testigo falso miente. El temor del
Señor es un baluarte seguro que sirve de refugio a los hijos. El temor
del Señor es fuente de vida, y aleja al hombre de las redes de la
muerte. Gloria del rey es gobernar a muchos; un príncipe sin súbditos
está arruinado. El que es paciente muestra gran discernimiento; el que
es agresivo muestra mucha insensatez. El corazón tranquilo da vida al
cuerpo, pero la envidia corroe los huesos. El que oprime al pobre ofende
a su Creador, pero honra a Dios quien se apiada del necesitado. El
malvado cae por su propia maldad; el justo halla refugio en su
integridad. En el corazón de los sabios mora la sabiduría, pero los
necios ni siquiera la conocen. La justicia enaltece a una nación, pero
el pecado deshonra a todos los pueblos. El rey favorece al siervo
inteligente, pero descarga su ira sobre el sinvergüenza.
El Libro de Juan Capítulo 21 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:
EL SANTO EVANGELIO SEGÚNSAN JUAN
CAPÍTULO 21
(33 d.C.)
JESÚS
DESPUÉS se manifestó Jesús otra vez a Sus Discípulos (Jesús solamente apareció, aparentemente, a los que eran Sus Seguidores; los Creyentes eran los únicos que podían ver Su Cuerpo Espiritual) en el Mar de Tiberias (el Mar de Galilea); y se manifestó de esta manera (la cuarta aparición del Señor, por lo menos en el contexto de Sus grandes victorias sobre varios problemas de la vida).
2 Estaban juntos Simón Pedro, y Tomás, llamado el Dídimo, y Natanael, el que era de Caná de Galilea, y los hijos de Zebedeo, y otros dos de Sus Discípulos.
3 Les dice Simón, Voy a pescar (aunque Las Escrituras no están claras en esto, parece que esta expedición de ir a pescar no fue por recreación, sino más bien por la necesidad de ganarse la vida para sus familias; sin embargo, un Ministerio que se origina en la energía de la voluntad carnal es infructuosa; pero cuando está bajo el Gobierno de la Cabeza de la Iglesia, producirá fruto abundante). Le dicen, Vamos nosotros también contigo (los otros seis Discípulos presentes; no nos dice dónde estaban los cuatro restantes durante este tiempo). Fueron, y subieron en un barco (probablemente se refirió a uno de los barcos que Pedro y los hijos de Zebedeo usaron antes en su negocio previo de la pesca); y aquella noche no cogieron nada (ellos hacían esto para poder aumentar los ingresos, no por recreación).
EL MILAGRO
4 Y venida la mañana (ellos habían pescado toda la noche, pero sin éxito), Jesús se puso a la ribera (el comienzo de una lección muy útil): mas los Discípulos no entendieron que era Jesús (de nuevo, describe la misma experiencia que los demás tuvieron).
5 Y les dijo, Hijos, ¿tenéis algo de comer? (Esta pregunta tenía la intención de sacarlos de su ensimismamiento, porque su preocupación en ese momento era sólo en ganarse la vida para proveer a sus familias.) Le respondieron, No (fue infructuoso después de una noche entera de trabajo).
6 Y Él les dice, Echad la red a la mano derecha del barco, y hallaréis (¿qué serían sus pensamientos con respecto a la admonición de ese extraño?). Entonces la echaron (parece sugerir que Juan sospechaba que Éste era el Señor), y no la podían en ninguna manera sacar, por la multitud de los peces (esta aparición de Cristo se dirige al problema de la vida de la "preocupación").
7 Entonces aquel Discípulo, al cual amaba Jesús (Juan), dijo a Pedro, Es El Señor (sin lugar a dudas, sería uno de los mejores momentos en sus vidas). Y Simón Pedro, cuando oyó que era el Señor, se ciñó la ropa, (porque estaba desnudo,) (no se refiere a la falta de ropa, sino más bien que él había puesto a un lado su ropa externa para que no se ensuciara) y se echó al mar (no para atender la red sobrecargada, sino más bien para llegar a Jesús con más rapidez).
8 Y los otros Discípulos vinieron con la barca (diferente que del barco principal) (porque no estaban lejos de tierra sino como doscientos codos,) (aproximadamente 91.5 metros [o sea unas 100 yardas]) trayendo la red de peces (representó una pesca fabulosa la cual sólo requirió unos cuantos minutos, en comparación a sus esfuerzos en toda la noche de lo que resultó solamente en redes vacías; ¡así es el esfuerzo con Cristo, y así es el esfuerzo sin Cristo!).
9 Y como descendieron a tierra, vieron ascuas puestas, y un pez encima de ellas, y pan (¿dónde adquirió Jesús estas provisiones? Personalmente yo creo que Él las proporcionó milagrosamente).
10 Les dice Jesús, Traed de los peces que acabáis de pescar (demuestra el hecho de que los pescados que Jesús había cocinado no llegaron de esta provisión en particular).
11 Subió Simón Pedro, y trajo la red a tierra, llena de grandes peces (insinúando que cada pez era más grande que lo normal), ciento cincuenta y tres (el Espíritu Santo dio el número exacto por un propósito y motivo; los Discípulos serían pescadores de hombres, no de pescados, por así decirlo; en consecuencia, el número dado de los pescados demuestra el hecho de que cada alma es preciosa en los Ojos de Dios, y en consecuencia enumerado): y siendo tantos, la red no se rompió (presenta un contraste de la pesca milagrosa en Lucas 5:6, donde la red se rompió; simbólicamente quiere decir que la red se rompió esa vez porque el Espíritu Santo todavía no había venido; con el Espíritu Santo, la red no se rompería).
12 Les dice Jesús, Venid y comed (como de costumbre Él funcionaba como Siervo, aunque en Su Estado Glorificado). Y ninguno de los Discípulos osaba preguntarle, ¿Tú, quién eres? sabiendo que era el Señor (desgraciadamente, muchos hoy en día se preguntan, perteneciente a ciertos fenómenos religiosos, "¿quién eres tú?"; que significa que las señales del Verdadero Evangelio están poco presentes).
13 Viene pues Jesús, y toma el pan, y les da, y asimismo del pez (el "pan" era simbólico de Él Mismo, y el pescado, es decir, "la carne," es simbólica de Su Palabra).
14 Esta era ya la tercera vez que Jesús se manifestó a Sus Discípulos, habiendo resucitado de los muertos (la tercera vez a Sus Discípulos; hay un poco de discrepancia en cuanto a cuántas veces Él se apareció, pero el hecho es que Él se le apareció a muchos después de Su Resurrección, antes de Su Ascensión).
LA COMISIÓN
15 Y cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro, Simón, hijo de Jonás, ¿Me amas más que estos? (este interrogante se refiere a la jactancia de Pedro inmediatamente antes de la Crucifixión de que él amaba a Jesús más que los demás Discípulos [Mat. 26:31-35; Marc. 14:29]) Le dice, Sí, Señor; Tú sabes que Te amo (Jesús usó el verbo Griego "Agapao" para Amor, lo cual quiere decir "ardiente, supremo y perfecto," mientras que Pedro usó el verbo Griego "Filéo," que quiere decir "sentir cariño, tener amistad con otro"). Le dice, Apacienta Mis Corderos (se refiere a los nuevos convertidos, quienes necesitaban atención especial, y les serían confiados a Pedro).
16 Le vuelve a decir la segunda vez, Simón, hijo de Jonás, ¿Me amas? (El interrogante muestra a Jesús omitiendo las palabras, "más que éstos"; sin embargo, Él sigue usando la palabra Griega fuerte "Agapao" para amor; al omitir estas palabras, Jesús aleja de Pedro su actitud arrogante.) Le responde, Sí, Señor; Tú sabes que Te amo (Pedro continúa usando el mismo verbo Griego "Filéo" para Amor como lo hizo la primera vez; no es negativo, sino más bien positivo; él por fin se da cuenta que no puede confiar en la carne). Le dice, Apacienta Mis Ovejas (Cristo usó la palabra "Ovejas," Él se refiere ahora a los Creyentes fuertes y maduros).
17 Le dice la tercera vez, Simón, hijo de Jonás, ¿Me amas? (Jesús emplea ahora la palabra más débil "Filéo" para Amor, como Pedro la usaba.) Se entristeció Pedro de que le dijese la tercera vez, ¿Me amas? (Pedro comprende muy bien que Jesús Mismo ahora estaba usando la palabra menor por Amor, la cual le indica algo al Apóstol.) y Le dice, Señor, Tú sabes todas las cosas (el Apóstol ya se da cuenta que Jesús sabe todo acerca de él — lo que hacía, pensaba y sentía; Pedro también sabía que el Señor había herido Su corazón para poder entrenarle y equiparle para que tuviera el honor supremo de pastorear a las Ovejas, que para Él son las más preciosas, es decir, las Ovejas de Jn., cap. 10); Tú sabes que Te amo (y Jesús, por supuesto, sabía). Le dice Jesús, Apacienta Mis Ovejas (expresa confianza total y completa).
LA PROFECÍA
18 De cierto, de cierto te digo, Cuando eras más joven, te ceñías, e ibas donde querías (se refiere a su flor de vida): mas cuando ya fueres viejo, extenderás tus manos, y te ceñirá otro (predijo la fidelidad de Pedro hasta la muerte, la cual indudablemente le infundió aliento y fuerza a su corazón traspasado y, también, prohibió a los otros Discípulos de hacerle recordar desdeñosamente su cobardía anterior), y te llevará adonde no quieras (se refiere al tiempo y el día distante cuando moriría).
19 Y esto dijo, dando a entender con qué muerte había de glorificar a Dios (Tertuliano y Eusebio dijeron que el Apóstol al enfrentarse con la muerte, prefirió la crucifixión con la cabeza hacia abajo por la súplica que de ser Crucificado como su Maestro era un honor demasiado grande para alguien que había negado a su Señor). Y dicho esto, le dice (dicho a Pedro), Sígueme (con una sola palabra, el Señor corrige cada una de las faltas de Pedro, y le instituía a Su Misión sublime).
JUAN
20 Volviéndose Pedro, ve a aquel Discípulo al cual amaba Jesús, que seguía (habló de Juan, y una vez más, aun tan pronto, presenta la característica extraordinaria de Pedro de guiar en vez de seguir; ¡es difícil cambiar los viejos hábitos!); el que también se había recostado a su Pecho en la cena, y Le había dicho, Señor, ¿quién es el que Te ha de entregar? (Este interrogante muestra a Juan que se refiere a sí mismo, y nos vuelve la atención a la Última Cena.)
21 Así que Pedro vio a éste, dice a Jesús, Señor, ¿y éste, qué? (Pedro hace una pregunta que provocó su reprensión.)
22 Le dice Jesús, Si quiero que él quede hasta que Yo venga, ¿qué a ti? (En efecto, Jesús declara a Pedro que no es asunto suyo la que es la Voluntad de Dios para Juan.) Sígueme tú (el pronombre "tú" es enfático; la lección que debemos aprender de esto es que no es la gloria de alguna Iglesia, sino para la Gloria Personal del Señor Jesús; tenemos que seguirle a Él, lo cual significa que tenemos que seguir nada más que a Él; esto solo nos guardará y nos ocupará hasta a un extremo que, si lo hacemos debidamente, no nos meteríamos en los asuntos de los demás).
23 Salió entonces este dicho entre los hermanos, que aquel Discípulo no había de morir (la manera en que Las Escrituras pueden ser malinterpretadas): más Jesús no le dijo, No morirá (se refiere a Juan que pone en claro lo que Jesús en efecto le había dicho); sino, Si quiero que él quede hasta que Yo venga ¿qué a ti? (Jesús en las palabras, "Si quiero," es el que dispone la vida humana y, además, revela Su Deidad. Jesús vino a él en la Isla de Patmos y le dio una gran Revelación, lo cual clausuró el Canon de Las Escrituras.)
EL TESTIMONIO
24 Este es aquel Discípulo que da testimonio de estas cosas (presenta a Juan como testigo ocular de todo lo que relata), y escribió estas cosas (verifica a Juan como el autor de este Evangelio): y sabemos que su testimonio es verdadero (verifica la Inspiración del Espíritu Santo sobre estos relatos de los cuales nosotros describimos como "El Evangelio según San Juan").
25 Y hay también otras muchas cosas que hizo Jesús (habla, sin lugar a dudas, de los muchos Milagros que Él hizo, algunos de los cuales no se registran en ninguno de los cuatro Evangelios), que si se escribiesen cada una por sí (facilita la creencia a la idea que Jesús había realizado muchos más Milagros que no fueron registrados), ni aun en el mundo pienso que cabrían los libros que se habrían de escribir. Amén (Cristo es infinito, la Tierra finito; por lo tanto, la suposición del Versículo es lo más razonable).
Primera Corintios Capítulo 13:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.
Hebreos 10:35-12:4
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.
Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.
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