30 December 2014

El 30 de diciembre Lectura Bíblica Diaria





El 30 de diciembre Lectura Bíblica Diaria:

Génesis 30 a 32:



CAPÍTULO 30

(1745 a.C.)

BILHÁ

     1 y VIENDO Raquel que no daba hijos a Jacob, tuvo envidia de su hermana, y decía a Jacob:  Dame hijos, o si no, me muero (Raquel tipifica a Israel; Lea, a la Iglesia; Raquel es amada primero, pero no poseída – triste y estéril; Lea, bendecida con hijos y triunfante; Pablo, en cierto sentido, lo aborda en Gálatas 4:27; Raquel culpa a Jacob, pero la culpa no es de Jacob, sino de ella; en lugar de buscar a Jacob, debiera haber buscado al SEÑOR).
     2 Y Jacob se enojaba con Raquel, y decía:  ¿Soy yo acaso Dios, que te impidió el fruto de tu vientre? (Jacob guía a Raquel al SEÑOR.)
     3 Y ella dijo:  He aquí mi sierva Bilhá; entra a ella, y dará a luz sobre mis rodillas, y yo también tendré hijos de ella (todo esto muestra muy poca Fe en Dios; mientras tanto parece que Raquel como Lea entienden algo del significado de engendrar hijos, su comprensión fue solamente parcial, porque hace entender que ellas caminaban más por la vista que por la Fe).
     4 Así le dio a Bilhá su sierva por mujer; y Jacob entró a ella (esta era la costumbre en aquella época; el hijo que Bilhá tendría sería considerado como de Raquel, pero sólo en cierto sentido; el Espíritu Santo claramente proclama a la verdadera madre).

LOS HIJOS DE JACOB

     5 Y concibió Bilhá, y dio a luz un hijo a Jacob. (Con respecto a esto, Calvino dice, «Por lo tanto, muy a menudo Dios intenta vencer la maldad del hombre por medio de la bondad, y persigue al indigno con Su Gracia».)
     6 Y dijo Raquel:  Me juzgó Dios, y también oyó mi voz, y me dio un hijo. Por tanto llamó su nombre Dan. (El nombre significa «juzgar». Sea que Jacob lo comprendiera o no, es incierto; sin embargo, él debe tener 13 hijos para fundar la Nación de Israel. Doce serían de parte de las tribus regulares, mientras uno sería de la Tribu Sacerdotal. Pero, como siempre, aun como aquí, la carne se mezcla con la fe.)
     7 Y concibió otra vez Bilhá, la sierva de Raquel, y dio a luz el hijo segundo a Jacob.
     8 Y dijo Raquel:  Con luchas de Dios he contendido con mi hermana, y he vencido. Y llamó su nombre Neftalí (su nombre significa «luchar»).
     9 Y viendo Lea que había dejado de dar a luz, tomó a Zilpá su sierva, y la dio a Jacob por mujer (recurre a la carne).
    10 Y Zilpá sierva de Lea dio a luz un hijo a Jacob.
    11 Y dijo Lea:  Vino la buena ventura. Y llamó su nombre Gad (Gad significa «buena fortuna»).
    12 Y Zilpá, la sierva de Lea, dio a luz otro hijo a Jacob.
    13 Y dijo Lea:  Para dicha mía; porque las mujeres me dirán dichosa; y llamó su nombre Aser (significa «feliz»).
    14 Y fue Rubén en tiempo de la siega del trigo, y halló mandrágoras en el campo, y las trajo a Lea su madre; Y dijo Raquel a Lea:  Te ruego que me des de las mandrágoras de tu hijo. (Estos Pasajes presentan un cuadro perfecto de la oración mezclada con superstición. Según la superstición Oriental, las mandrágoras poseían la virtud de incrementar la fecundidad. Era una fruta similar en apariencia a la manzana.)
    15 Y ella respondió:  ¿Es poco que hayas tomado mi marido, sino que también te has de llevar las mandrágoras de mi hijo? Y dijo Raquel:  Pues dormirá contigo esta noche por las mandrágoras de tu hijo (Raquel hizo un trato con Lea).
    16 Y cuando Jacob volvía del campo a la tarde, salió Lea a él, y le dijo: A mí has de entrar, porque a la verdad te he alquilado por las mandrágoras de mi hijo. Y él durmió con ella aquella noche.
    17 Y oyó Dios a Lea; y concibió, y dio a luz el quinto hijo a Jacob. (Por este Versículo, sabemos que Lea buscaba al SEÑOR respecto a concebir otro hijo, y lo obtuvo. El SEÑOR oyó y contestó su oración, a pesar de que se involucró  superstición sobre las mandrágoras. Muy a menudo el SEÑOR tiene que pasar por alto muchas cosas cuando contesta la oración para todos nosotros.)
    18 Y dijo Lea:  Dios me ha dado mi recompensa, por cuanto di mi sierva a mi marido, y por eso ella llamó a su hijo Isacar (significa, «recompensa»).
    19 Y concibió Lea y dio a luz el sexto hijo a Jacob.
    20 Y dijo Lea:  Dios me ha dado una buena dote; ahora morará conmigo mi marido, porque le he dado a luz seis hijos; y llamó su nombre Zabulón. (Significa «morada.» Por lo tanto, en los seis hijos de Lea, tenemos la totalidad del Plan de Dios. Un «hijo» es nacido; él «oye» el Evangelio; él está «unido» a Cristo él «alaba» al SEÑOR; él es «recompensado»; y él «morará» con el SEÑOR para siempre.)
    21 Y después dio a luz una hija, y llamó su nombre Dina.

JOSÉ

    22 Y se acordó Dios de Raquel (el SEÑOR demostró que la creencia de las mandrágoras era inútil para quitar la esterilidad pues Raquel continuó estéril al menos dos años más después de usar este supuesto remedio, y al concebir Lea sin ayuda de lo mismo.  Por todo esto debemos aprender cómo el SEÑOR tiene control en todas las cosas; pero es tan fácil para cualquiera de nosotros recurrir a la carne), y la oyó Dios, y abrió su matriz (parece que Raquel por fin recurrió estrictamente al SEÑOR).
    23 Y concibió y dio a luz un hijo, y dijo:  Dios ha quitado mi afrenta (Sólo Dios puede quitar la afrenta);
    24 Y llamó su nombre José, diciendo:  Añádame el SEÑOR otro hijo. (José significa «añadidura». Por lo tanto, Raquel profetiza que el SEÑOR le dará otro hijo. Además, todos estos hijos son Tipo de Cristo. Rubén: Jesús es el «Hijo» de Dios. Simeón: a través de Jesús «escuchamos» a Dios. Leví: a través de Jesús somos «unidos» al Padre. Judá: a través de Jesús, Dios acepta nuestras «alabanzas». Dan: Jesús ha tomado el «juicio» que merecemos. Neftalí: Jesús ha «luchado» con el poder de las tinieblas, todo a favor nuestro, y ha derrotado al enemigo. Gad: Jesús es la «tropa» Quien ha luchado a nuestro favor, y nos ha traído «buena fortuna». Aser: Jesús nos ha hecho «felices». Isacar: Jesús es nuestra «recompensa». Zabulón: Jesús ha hecho posible para que todos los Creyentes «moren» en la Casa del SEÑOR para siempre. José: Jesús ha «agregado» a todos los Creyentes al Reino. Benjamín: Jesús es la «diestra fuerte» del padre, y se sienta con Él en Lugares Celestiales. Y como Él, también nosotros [Ef. 2:6]. Manasés y Efraín son nacidos de José. No habrá una tribu con el nombre José, sus dos hijos toman su lugar, que hace el total de las 13 tribus necesarias.)

SALARIOS

    25 Y aconteció, cuando Raquel hubo dado a luz a José, que Jacob dijo a Labán:  Envíame, e iré a mi lugar, y a mi tierra.
    26 Dame mis mujeres y mis hijos, por las cuales he servido contigo, y déjame ir; pues tú sabes los servicios que te he hecho. (La frase, «Por las cuales he servido contigo, y déjame ir,» prueba que tanto Lea como Raquel fueron inmediatamente sus esposas y luego él sirvió catorce años por ellas.)
    27 Y Labán le respondió:  Halle yo ahora gracia en tus ojos, y quédate; he experimentado que el SEÑOR me ha bendecido por tu causa. (Realmente Labán no sirvió al SEÑOR; sin embargo, sabía que Jehová era real, y que efectivamente las Bendiciones de Dios estaban sobre Jacob. Por lo tanto, únicamente por los beneficios materiales, él desea que el Patriarca se quede con él cuanto sea posible. Debemos aprender una lección de todo esto que las Bendiciones del SEÑOR sobre cualquier individuo también alcanzan a los que están alrededor de tal persona.)
    28 Y (Labán) dijo:  Señálame tu salario, que yo lo daré.
    29 Y él (Jacob) respondió (a Labán):  Tú sabes cómo te he servido, y cómo ha estado tu ganado conmigo.
    30 Porque poco tenías antes de mi venida, y ha crecido en gran número; y el SEÑOR te ha bendecido con mi llegada; y ahora ¿cuándo he de trabajar también por mi propia casa?
    31 Y él (Labán) dijo:  ¿Qué te daré? Y respondió Jacob : No me des nada; si hicieres por mí esto, volveré a apacentar tus ovejas.
    32 Yo pasaré hoy por todas tus ovejas, poniendo aparte todas las reses manchadas y de color vario, y todas las reses de color oscuro entre las ovejas, y las manchadas y de color vario entre las cabras; y esto será mi salario.
    33 Así responderá por mí mi justicia mañana (Dios me bendecirá) cuando me viniere mi salario delante de ti; toda la que no fuere pintada ni manchada en las cabras, y de color oscuro en las ovejas mías, se me ha de tener por robado (toda la que fuere pintada, manchada o de color oscuro será mía).
    34 Y dijo Labán:  Mira, deseo que fuese como tú dices. (Algunos han criticado a Jacob, respecto a este acuerdo en particular. Han atribuido eso a métodos engañosos, tramposos y aun deshonestos; sin embargo, parece que él actuaba honestamente. El SEÑOR nunca bendice el pecado y la deshonestidad, ni tampoco el indicio más mínimo del mal. Por lo tanto, si el SEÑOR está involucrado, y efectivamente lo estaba, hay que concluir que los hechos, lo que sea que fueran, son justos.)
    35 Y apartó aquel día los machos cabríos rayados y manchados; y todas las cabras manchadas y de color vario, y toda res que tenía en sí algo de blanco, y todas las de color oscuro entre las ovejas, y las puso en manos de sus hijos (de Jacob).
    36 Y él (Labán) puso tres días de camino entre sí y Jacob; y Jacob apacentaba las otras ovejas de Labán. (Labán requería que hubiera una distancia de entre 48 a 64 kilómetros [30 a 40 millas] entre «él mismo» es decir, sus rebaños, y los de Jacob. Su riqueza en ovejas y cabras debía ser muy enorme para requerir tierras para apacentar con una separación tan extensa. Todo esto lo aprendemos del Versículo 30, había sido el resultado del cuidado de Jacob.)

LA PROSPERIDAD

    37 Y tomó Jacob varas de álamo verdes, y de avellano, y de castaño, y descortezó en ellas mondaduras blancas, descubriendo así lo blanco de las varas. (Cuando Jacob propuso su plan, que se le daría todas las ovejas y cabras manchadas y rayadas, Labán, bajo las circunstancias normales  y con razón, pensó que el número de animales que entraría en esta categoría sería muy pequeño. El SEÑOR le dijo a Jacob lo que tenía que hacer en esta situación. Se dice que frecuentemente se ha observado que, precisamente en el caso de las ovejas, en lo que fijan su atención en la copulación es marcado en la cría; sin embargo, sería más cierto atribuir esto a la Bendición Divina en lugar de la habilidad humana.)
    38 Y puso las varas que había mondado en las pilas, delante del ganado, en los abrevaderos del agua donde venían a beber las ovejas, las cuales procreaban cuando venían a beber.
    39 Y concebían las ovejas delante de las varas, y parían borregos listados, pintados y salpicados de diversos colores.
    40 Y apartaba Jacob los corderos, y los ponía con sus rebaños, los listados, y todo lo que era oscuro en el hato de Labán. Y ponía su hato aparte, y no lo ponían con el ganado de Labán. (El término «ganado», en el Antiguo Testamento, se puede referir a todos los animales domésticos, tales como corderos, cabras, bueyes o becerros. En los Pasajes de nuestro estudio, parece referirse a todos los tipos.)
    41 Y sucedía que cuantas veces se hallaban en celo los robustos, Jacob ponía las varas delante del ganado en las pilas, para que concibiesen a la vista de las varas.
    42 Y cuando venía el ganado débil, no las ponía; así eran los débiles para Labán, y los robustos para Jacob.
    43 Y se enriqueció el varón (Jacob) muchísimo, y tuvo muchas ovejas, y siervas y siervos, y camellos y asnos. (Hay que concluir que la proposición de una condición tan singular de parte de Jacob era un acto, no de insensatez, sino de fe, que era equivalente a una entrega de su causa a Dios en lugar de Labán. La aceptación del acuerdo de parte de Labán fue una muestra de la avaricia, y una prueba que los años pasados de prosperidad solamente le había aumentado esa avaricia. Aumento en el sentido de lo mejor es la Promesa de Dios. Será enviado como Él quiere, y cuando Él quiere, pero será evidente que es la respuesta verdadera a la oración y la manifestación verdadera de amor. La bendición reposa sobre todo lo que nos pertenece.)

CAPÍTULO 31
(1739 a.C.)
CELOS

     1 y OÍA él (Jacob) las palabras de los hijos de Labán, que decían: Jacob ha tomado todo lo que era de nuestro padre; y de lo que era de nuestro padre ha adquirido toda esta grandeza. (Siempre y cuando Jacob aumentara la riqueza de Labán, y él [Jacob] se mantuviera pobre, no habría problema con Labán. Pero una vez que Jacob comienza a prosperar en gran manera, esto crea celos en Labán.)
     2 Miraba también Jacob el semblante de Labán, y veía que no era para con él como ayer y antes de ayer (tenía celos).
     3 También el SEÑOR  dijo a Jacob:  Vuélvete a la tierra de tus padres y a tu parentela; que Yo estaré contigo (es muy agradable al corazón notar la guía minuciosa del SEÑOR en la vida del Patriarca; ahora es tiempo de retornar a Canaán; ya había estado ausente durante unos veinte años).
     4 Y envió Jacob, y llamó a Raquel y a Lea al campo donde estaba su ganado,
     5 Y les dijo:  Veo que el semblante de vuestro padre no es para conmigo como ayer y antes de ayer; pero el Dios de mi padre ha estado conmigo (él da alabanza al SEÑOR por su prosperidad).
     6 Y vosotras sabéis que con todas mis fuerzas he servido a vuestro padre
     7 Y vuestro padre me ha engañado, y me ha mudado el salario diez veces; pero Dios no le ha permitido que me hiciese mal. (Cuando Labán vio que los rebaños de Jacob estaban aumentando según el acuerdo hecho originalmente, entonces cambió las reglas. Lo que fuere que él hizo no se nos dice; sin embargo, notamos que Dios invalidaba lo que hacía Labán, y seguía bendiciendo a Jacob.)
     8 Si él decía así:  Los pintados serán tu salario, entonces todas las ovejas parían pintados; y si decía así: Los listados serán tu salario, entonces todas las ovejas parían listados (¡el hombre domina, pero Dios predomina!).
     9 Así quitó Dios el ganado de vuestro padre, y me lo dio a mí (de todo esto, aprendemos que Jacob no hizo nada malo, si no Dios no lo hubiera prosperado).
    10 Y sucedió que al tiempo que el ganado estaba en celo, alcé yo mis ojos y vi en sueños, y he aquí los machos que cubrían a las hembras eran listados, pintados y abigarrados (indicándole a Jacob que era el SEÑOR Quien había dado el aumento).

CANAÁN

    11 Y me dijo el Ángel de Dios en sueños: Jacob. Y yo dije:  Heme aquí (¡es en realidad Jehová!).
    12 Y Él (el SEÑOR) dijo:  Alza ahora tus ojos, y verás que todos los machos que cubren a las hembras son listados, pintados y abigarrados; porque yo he visto todo lo que Labán te ha hecho (debemos entender que el SEÑOR lo ve y observa todo).
    13 Yo soy el Dios de Betel (Él reafirma que Él es el Dios de Betel, que proclama que cada promesa dada aquí a Jacob todavía tiene validez), donde tú ungiste el pilar de piedra (que se refería a Cristo y el Espíritu Santo), y donde Me hiciste voto (esto era la «décima parte» que debía darse al SEÑOR; todos estos animales fueron ofrecidos en sacrificio, lo que muestra que Jacob fue fiel al voto [28:20]). Levántate ahora, y sal de esta tierra, y vuélvete a la tierra de tu parentela (como se dijo antes, habrían transcurrido veinte años desde que vio a sus parientes).

JACOB

    14 Y respondió Raquel y Lea, y le dijeron:  ¿Acaso nos queda todavía a nosotras parte ni herencia en la casa de nuestro padre? (Tanto Raquel como Lea entendieron completamente el engaño de su padre. Él no sólo le hizo mal a Jacob, pero también a ellas.)
    15 ¿No nos tiene ya como por extrañas, pues que nos vendió, y aun se ha comido por completo nuestro precio (es una vergüenza que Labán toma un lugar tan prominente en el Mensaje del Evangelio, pero aún nunca llegó a conocer al SEÑOR)?
    16 Porque toda la riqueza que Dios ha quitado a nuestro padre, nuestra es y de nuestros hijos; ahora pues, haz todo lo que Dios te ha dicho (ellas reconocieron la Mano de Dios en todo esto, y consintieron con Jacob salir de allí).
    17 Entonces se levantó Jacob, y subió sus hijos y sus mujeres sobre los camellos.
    18 Y puso en camino todo su ganado, y toda su hacienda que había adquirido, el ganado de su ganancia que había obtenido en Padán Aram, para volverse a Isaac su padre en la tierra de Canaán (los veinte años que Jacob estuvo ausente no se dice nada de Isaac).
    19 Y Labán había ido a trasquilar sus ovejas; y Raquel hurtó los ídolos de su padre (los ídolos tenían que ver con su herencia, y lo vamos a ver por un momento).
    20 Y Jacob engañó a Labán el Arameo, en no hacerle saber que huía.
    21 Huyó, pues, Jacob con todo lo que tenía; y se levantó y cruzó el río y  al monte de Galaad (que Jacob se fuera de esta manera muestra que la situación era insoportable).

LA PERSECUCIÓN

    22 Y fue dicho a Labán al tercer día que Jacob había huido.
    23 Entonces tomó a sus hermanos (sus hijos y los demás) consigo, y fue tras él (en pos de Jacob) camino de siete días, y le alcanzó en el monte de Galaad.
    24 Y vino Dios a Labán Arameo en sueños aquella noche, y le dijo: Guárdate que no hables a Jacob ni bien ni mal (la advertencia del SEÑOR a Labán en un sueño indica que el hombre intentaba hacer daño a Jacob).
    25 Alcanzó pues Labán a Jacob, y éste había fijado su tienda en el monte; y Labán acampó con sus hermanos en el monte de Galaad.
    26 Y dijo Labán a Jacob:  ¿Qué has hecho, que me has engañado para que huyeses de mí clandestinamente, y has traído a mis hijas como prisioneras de guerra? (Esto era totalmente falso. Raquel y Lea acompañaban voluntariamente a su marido en su huída.)
    27 ¿Por qué te escondiste para huir y me hurtaste, y no me diste noticia, para que yo te enviara con alegría y con cantares, con tamborín y arpa?
    28 Que aun no me dejaste besar a mis hijos y mis hijas; Ahora locamente has hecho. (Las palabras de Labán son hipócritas. Es probable, que el SEÑOR le dijo a Jacob que se regresara a raíz de las intenciones hostiles de Labán.)
    29 Poder hay en mi mano para haceros mal; pero el Dios de vuestro  padre me habló anoche diciendo:  Guárdate que no hables a Jacob ni bien ni mal.
    30 Y ya que te ibas, porque anhelabas la casa de tu padre, ¿por qué me hurtaste mis dioses? (Jacob no tenía idea de que Raquel había tomado estas cosas.)
    31 Y Jacob respondió, y dijo a Labán:  Porque tuve miedo; pues dije, que quizás me quitarías por fuerza tus hijas.
    32 Pero aquel con quien hallares tus dioses, que no viva; delante de nuestros hermanos reconoce qué tengo yo de lo tuyo, y llévatelo. Jacob no sabía que Raquel los había hurtado. (Cuando había alguna duda respecto a la herencia, la persona que tenía los terafines [dioses] era considerada como la que tenía derecho a una porción doble como primer heredero. Cuando Jacob primero vino, él fue recibido con gusto dentro de la familia y adoptado como heredero, puesto que Labán no tenía hijos en ese momento. Pero poco tiempo después Labán tuvo hijos, lo que normalmente hubiera invalidado el reclamo de Jacob a menos que él poseyera los terafines. A Raquel le pareció que Jacob merecía más de lo que había recibido, por eso los robó para beneficiarlo a él, y a la familia de Jacob. No hay prueba de que ella quería adorar a esos ídolos — Horton.)
    33 Y entró Labán en la tienda de Jacob, y en la tienda de Lea, y en la tienda de las dos siervas; y no los halló. Y salió de la tienda de Lea, y vino a la tienda de Raquel. (¡Cuán necio que Labán llamara esas cosas sus dioses los cuales pudieran ser robados! ¿Podría él esperar protección de cosas que ni podían resistir ni descubrir quiénes eran los ladrones?)
    34 Tomó Raquel los ídolos, y los puso en una albarda de un camello, y se sentó sobre ellos; Y buscó Labán en toda la carpa, pero no los halló.
    35 Y ella dijo a su padre, No se enoje mi SEÑOR porque no puedo levantar delante de ti; pues estoy con la costumbre de las mujeres. Y él buscó y no halló los ídolos. (Ella se disculpó de no levantarse, afirmando que tenía la «menstruación.» Fuera cierto o no, no hay modo de saberlo; pero hay una buena posibilidad que fue así.)
    36 Entonces Jacob se enojó, y riñó con Labán; y respondió Jacob y dijo a Labán:  ¿Qué transgresión es la mía? ¿Cuál es mi pecado, que con tanto ardor me has perseguido? (Jacob estaba ahora enojado. En lugar de que Labán estuviera triste por sus dos hijas y todos sus nietos que se iban, y sabiendo que posiblemente nunca los vería más, él estaba más interesado en las cosas materiales que en cualquier otra cosa.)
    37 Pues que has registrado todos mis bártulos (es interesante que Jacob se refirió a estas imágenes como «bártulos»), ¿qué has hallado de todos los enseres de tu casa? Ponlo aquí delante de mis hermanos y de los tuyos, para que juzguen entre nosotros dos.
    38 Estos veinte años he estado contigo; tus ovejas y tus cabras nunca abortaron, ni yo comí carnero de tus ovejas.
    39 Lo arrebatado por las fieras nunca te traía; yo tenía que pagar el daño; lo hurtado así de día como de noche, de mi mano lo requerías.
    40 De día me consumía el calor, y de noche la helada; y el sueño se huía de mis ojos.
    41 Así he estado veinte años en tu casa; catorce años te serví por tus dos hijas, y seis años por tu ganado; y diez veces cambiaste mi salario. (Jacob repasa sus veinte años con Labán y, en efecto, está diciendo que Labán no tiene motivo absoluto de enojarse con él.)
    42 Si el Dios de mi padre, el Dios de Abraham (a Quien Labán no servía), y el temor de Isaac, no fuera conmigo, de cierto me enviarías ahora vacío; vio Dios mi aflicción y el trabajo de mis manos, y te reprendió anoche. (El sueño que el SEÑOR le dio a Labán. ¡Qué espectáculo de incalculable humor, si no fuera tan triste — un hombre buscando a sus dioses perdidos! El Evangelio nos presenta todo lo contrario — Dios siempre presente buscando a Sus hijos perdidos.)

EL PACTO

    43 Y respondió Labán, y dijo a Jacob:  Las hijas son hijas mías, y los hijos, hijos míos son, y las ovejas son mis ovejas, y todo lo que tú ves es mío; ¿y qué puedo yo hacer hoy a estas mis hijas, o a sus hijos que ellas han dado a luz? (En Betel, Jacob aprendió lo que Dios es; en Jarán, lo que es el hombre. ¡Y qué diferencia! En Betel, Dios le enriqueció: ¡en Jarán, el hombre le robó! Labán reclama equivocadamente todo lo que tiene Jacob, pero reconoce, debido al Poder de Dios, que no hay nada que él puede hacer para quitárselos.)
    44 Ven pues ahora, y hagamos Pacto yo y tú; y que sirva de testimonio entre tú y yo. (Labán quiso este Pacto porque tuvo miedo, debido a lo que el SEÑOR le había dicho en el sueño.)
    45 Entonces Jacob tomó una piedra (Tipo de Cristo), y la levantó por pilar.
    46 Y dijo Jacob a sus hermanos:  Recoged piedras; y tomaron piedras, e hicieron un montón; y comieron allí junto al montón (para que los dos comieran juntos significaba un acuerdo).
    47 Y lo llamó Labán Yegar Saduta (Montón del Testigo); y lo llamó Jacob Galaad (en Hebreo, significa la misma cosa, «Montón del Testigo»).
    48 Porque Labán dijo:  Este montón es testigo hoy entre mí y entre ti. Por eso fue llamado su nombre Galaad;
    49 Y Mizpa (un «faro o torre de centinela»); por cuanto (Labán) dijo: Vigile el SEÑOR entre mí y entre ti, cuando nos apartaremos el uno del otro (Labán usa el Nombre del «SEÑOR,» pero en realidad no Lo conoce).
    50 Si afligieres mis hijas, o si tomares otras mujeres además de mis hijas, nadie está con nosotros; mira, Dios es testigo entre mí y entre ti (ahora, Labán trata de mostrar piedad respecto a sus hijas, pero sus acciones han hablado más fuerte que sus palabras).
    51 Dijo más Labán a Jacob:  He aquí este montón, y he aquí este pilar, que he erigido entre mi y ti.
    52 Testigo sea este montón, y testigo sea este pilar, de que ni yo pasaré este montón contra ti, ni de que tú pasarás este montón ni este pilar contra mí, para mal.
    53 El Dios de Abraham, y el dios de Najor, juzgue entre nosotros, el dios  de sus padres (Labán agrega ahora un voto al pacto, llamando al Dios de Abraham, y a los dioses de Najor, para juzgar entre Jacob y Labán; todo esto prueba que Labán adoraba a muchos llamados dioses; él no conoce en realidad al Dios de Abraham, sino que sólo Lo pone en el grupo, y al mismo nivel que los dioses de Najor). Y Jacob juró por el temor de Isaac su padre. (Jacob hizo caso omiso a los dioses de Najor, y tomó su voto solo en el nombre del único Dios Verdadero, Quien era el «temor» de, o «el Único Reverenciado por, Isaac.»)
    54 Entonces Jacob inmoló víctimas en el monte, y llamó a sus hermanos a comer pan; y comieron pan, y durmieron aquella noche en el monte. (El Sacrificio no significaba nada para Labán, aunque él estaba bien acostumbrado con esta práctica, pero era absolutamente todo para Jacob. En esencia, Jacob estaba diciendo que su fe y confianza estaba en el Sacrificio que representaba, precisamente la venida del SEÑOR Jesucristo y el precio que Él pagaría para redimir a los hijos perdidos de la raza caída de Adán.)
    55 Y se levantó Labán de mañana, y besó a sus hijos y sus hijas, y los bendijo; y luego se puso en camino y se volvió a su lugar. (Entonces, Labán pasa de la escena, para no ser mencionado otra vez, excepto de paso [46:18, 25]. El había observado la Mano de Dios que estaba enormemente en la vida de Jacob, con el SEÑOR, como se dijo, aún hablándole en un sueño; sin embargo, él no tiene interés en seguir a Dios, y por lo tanto perdió eternamente la oportunidad del Cielo.)

CAPÍTULO 32
(1739 a.C.)
ESAÚ

     1 y JACOB siguió su camino, y le salieron al encuentro Ángeles de Dios (al obedecer al SEÑOR, el Patriarca tiene certidumbre de la protección de Ángeles).
     2 Y dijo Jacob cuando los vio (el SEÑOR quita el velo del mundo espiritual, y le permite a Jacob a ver las Huestes de Ángeles que le acompañarán):  El campo de Dios es éste; y llamó el nombre de aquel lugar Majanayin (en Betel, unos veinte años atrás, sus posesiones consistían de un cayado; pero ahora él tiene una muchedumbre; «Majanayín» significa «dos campamentos — su débil campamento y el campamento de los poderosos Ángeles de Dios que le rodean»).
     3 Y envió Jacob mensajeros delante de sí a Esaú su hermano, a la tierra de Seír, campo de Edom (algunos creen que Esaú fue el fundador de la antigua ciudad de Petra, y quizá estaba allí cuando Jacob mandó a buscarle).
     4 Y les mandó diciendo:  Así diréis a mi SEÑOR Esaú; así dice Tu siervo Jacob:  Con Labán he morado, y me he detenido hasta ahora;
     5 Y tengo vacas, y asnos, y ovejas, y siervos, y siervas; y envío a decirlo a mi SEÑOR, para hallar gracia en tus ojos.
     6 Y los mensajeros volvieron a Jacob, diciendo:  Venimos a tu hermano Esaú, y él también vino a recibirte, y cuatrocientos hombres con él. (Uno no lleva consigo tantos hombres, para ir a saludar a otro. Es muy posible que Esaú tuviera otras cosas en mente, y cuyos resultados no serían tan agradables.)
     7 Entonces Jacob tuvo gran temor, y se angustió (¿no se acordó del campamento de Ángeles que le rodeaba? Pero antes de una crítica a Jacob, debemos, examinarnos nosotros mismos); y partió el pueblo que tenía consigo, y las ovejas, y las vacas, y los camellos, en dos cuadrillas;
     8 Y dijo:  Si viniere Esaú contra una cuadrilla, y la hiriere, la otra cuadrilla escapará.
     9 Y dijo Jacob:  Dios de mi padre Abraham, y Dios de mi padre Isaac, el SEÑOR, que me dijiste:  Vuélvete a tu tierra, y a tu parentela, y yo te haré bien;  (Como muchos hoy día, ¡Jacob primero hace sus planes y después ora! Él debiera haber hecho a la inversa. Pero el sentir de haber actuado mal aquellos años atrás contra su hermano, Esaú, llenaba su corazón con mil temores. Porque eso roba al Cristiano de la confianza en Dios y la dignidad delante del hombre.)
    10 No merezco todas las misericordias (la oración de Jacob es la primera que se halla en la Biblia), y de toda la verdad que has hecho para con tu siervo; que con mi cayado pasé este Jordán; y ahora he llegado a tener dos cuadrillas. (¡Su oración fue correcta, pero su fe, hasta aquí, no lo era!)
    11 Líbrame ahora de la mano de mi hermano, de la mano de Esaú, porque le temo; no venga acaso, y me hiera a la madre con los hijos. (Jacob le rogó al SEÑOR que le librara, pero luego intenta apaciguar a Esaú con un regalo. ¿Estaba él poniendo más confianza en unas cuantas ovejas que en el SEÑOR, a Quien acaba de entregarse? Pero, como se dijo, antes de una crítica, debemos mirar al espejo de nuestro propio corazón.)
    12 Y Tú has dicho:  Yo te haré bien, y pondré tu simiente como la arena del mar, que no se puede contar por la multitud.
    13 Y durmió allí aquella noche, y tomó de lo que le vino a la mano un regalo para su hermano Esaú (tocante a esto, Mackintosh dice: «Oración y planeamiento nunca están unidas. Si yo planeo, dependo más o menos de mi propio plan; pero cuando oro, debo apoyarme totalmente en Dios. Por lo tanto, las dos cosas son perfectamente incompatibles, prácticamente se invalidan mutuamente. Cuando con mis propios ojos veo que manejo bien mis planes, no estoy preparado para ver a Dios actuando a mi favor; y, en ese caso, la oración no es la expresión de mi necesidad, sino la simple actuación supersticiosa de algo que yo creo que debe hacerse, o puede ser que quiera que Dios santifique mis planes. Esto nunca bastará. La vida de Fe no es pedir que Dios santifique y bendiga mis medios, sino es pedirle que Él Mismo se encargue de todo»):
    14 Doscientas cabras y veinte machos cabríos, doscientas ovejas y veinte carneros,
    15 Treinta camellas paridas, con sus crías, cuarenta vacas y diez toros, veinte asnas y diez pollinos.
    16 Y lo entregó en mano de sus siervos, cada manada de por sí; y dijo a sus siervos:  Pasad delante de mí, y poned espacio entre manada y manada.
    17 Y mandó al primero (los varones a la cabeza), diciendo:  Si Esaú mi hermano te encontrare, y te preguntare, diciendo:  ¿De quién eres? ¿Y adónde vas? ¿Y para quién es esto que llevas delante de ti?
    18 Entonces dirás:  Regalo es de tu siervo Jacob, que envía a mi SEÑOR Esaú; y he aquí también él (Jacob) viene tras nosotros.
    19 Y mandó también al segundo, y al tercero, y a todos los que iban tras aquellas manadas, diciendo:  Conforme a esto hablaréis a Esaú, cuando le hallareis.
    20 Y diréis también:  He aquí tu siervo Jacob viene tras nosotros. Porque dijo:  Apaciguaré su ira con el regalo que va delante de mí, y después veré su rostro; y quizá le seré acepto. (En la moneda actual, estos regalos habrían ascendido a más de $100,000. La idea de Jacob era que los regalos a Esaú le fueran entregados rebaño por rebaño. Si él los aceptaba, significaría que él venía a Jacob en paz. El Patriarca dejó de orar, y comenzó a hacer planes, lo cual quiere decir que en realidad no estaba confiando en el SEÑOR como debiera haberlo hecho.)
    21 Y pasó el regalo delante de él; y él durmió aquella noche en el campamento (con su familia).
    22 Y se levantó aquella noche, y tomó sus dos mujeres, y sus dos siervas, y sus once hijos, y cruzó el vado de Jaboc.
    23 Los tomó (su familia), pues,  el arroyo, e hizo pasar lo que tenía.  (El río Jaboc cruza el Jordán a unos 48 kilómetros [30 millas] al norte del Mar Muerto.)

ISRAEL

    24 Y se quedó Jacob solo; y luchó con él un Varón hasta que rayaba el alba.  (En este Capítulo, y en Oseas [Cap. 12], este Varón se llama Dios, el Ángel, Elojím Sabaot y Jehová.  En este escenario, encontramos que no fue con Esaú, su hermano, con quien él tenía que contender, sino con el mismo Jehová. Este es siempre el caso con todo Creyente.)
    25 Y como Él vio (el SEÑOR) que no podía con él (Jacob), Él tocó en el sitio de la articulación de su cadera (de Jacob), y se descoyuntó el muslo de Jacob mientras que con Él luchaba. (En esta escena nocturna aparece el gran principio que Dios no puede dar victoria a la «carne». Es el corazón quebrantado que comienza a experimentar lo que significa el Poder Divino. Mejor que se levante el sol sobre un Israel que cojea a que se ponga sobre un Jacob mentiroso. Jacob, por su mala conducta, fue exiliado de la Tierra Prometida, con solamente su cayado. Él regresa como un príncipe rico, pero cojo. Así, Israel, echado de la Tierra de Jehová por su pecado, regresará con abundancia, pero quebrantado y contrito de espíritu.)
    26 Y Él dijo (el SEÑOR): Déjame, que raya el alba. Y él dijo (Jacob), no  Te dejaré, si no me bendices. (Williams dice: «Cuando fue quebrantado por esa Mano poderosa, él deja de luchar y con llanto y súplica se apegó al mismo Dios Quien le había herido, entonces es que él recibe la victoria y el glorioso nombre Israel».)
    27 Y Él (el SEÑOR) le dijo:  ¿Cuál es tu nombre? Y él respondió:  Jacob. (Por supuesto, el SEÑOR conocía el nombre de Jacob. Entonces, ¿por qué le preguntó el nombre? Él quería que Jacob admitiera quién y lo que él era en realidad, lo que describe bien el nombre de Jacob. ¡La verdadera Fe requiere que admitamos lo que somos, antes de que recibamos lo que Él es!)
    28 Y Él (el SEÑOR) dijo:  No se dirá más tu nombre Jacob (que significa engañador o suplantador), sino Israel (un Príncipe de Dios); porque has luchado con Dios y con los hombres, y has prevalecido (como veremos, el cambio de Jacob fue instantáneo, pero a la vez gradual).
    29 Entonces Jacob Le preguntó, y dijo:  Declárame ahora Tu Nombre. Y Él respondió:   ¿Por qué preguntas por Mi nombre? (La respuesta del SEÑOR es reveladora. Él le responde con otra pregunta: la idea es, que, para ahora, Jacob ya debe saber con Quién es el que ha estado luchando. Y las siguientes declaraciones prueban que lo hizo.) Y Él (el SEÑOR) lo bendijo (a Jacob) allí (le dio poder con Dios y con los hombres).
    30 Y llamó Jacob el nombre de aquel lugar Peniel (significa «el Rostro de Dios»); porque vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma (Jacob nunca más será el mismo).
    31 Y mientras el sol le salió pasaba por Penuel; y cojeaba de su cadera. (Ahora el sol se levanta, pero sobre un Jacob cojo. Si el SEÑOR se va a revelar a un individuo, la carne, tiene que ser imposibilitada. ¡Es una absoluta necesidad!)
    32 Por esto no comen los hijos de Israel, hasta hoy día, del tendón que está en la articulación de la cadera; porque (el SEÑOR) tocó a Jacob en este sitio de la coyuntura de su muslo en el tendón de la cadera. (Este tendón en particular es el nombre propio del tendón grande que se origina en la espina dorsal y se extiende hasta el muslo y el tobillo. Es lo que los Griegos llamaban el «talón de Aquiles,» porque llega hasta el tobillo. Entonces, el «que se tomó del calcañar» llegó a ser un «Príncipe con Dios.»)


Salmo 81:
Canten alegres a Dios, nuestra fortaleza; ¡aclamen con regocijo al Dios de Jacob! ¡Entonen salmos! ¡Toquen ya la pandereta, la lira y el arpa melodiosa! Toquen el cuerno de carnero en la luna nueva, y en la luna llena, día de nuestra fiesta. Éste es un decreto para Israel, una ordenanza del Dios de Jacob. Lo estableció como un pacto con José cuando salió de la tierra de Egipto. Escucho un idioma que no entiendo: "Te he quitado la carga de los hombros; tus manos se han librado del pesado cesto. En tu angustia me llamaste, y te libré; oculto en el nubarrón te respondí; en las aguas de Meribá te puse a prueba. Selah. "Escucha, pueblo mío, mis advertencias; ¡ay Israel, si tan sólo me escucharas! No tendrás ningún dios extranjero, ni te inclinarás ante ningún dios extraño. Yo soy el Señor tu Dios, que te sacó de la tierra de Egipto. Abre bien la boca, y te la llenaré. "Pero mi pueblo no me escuchó; Israel no quiso hacerme caso. Por eso los abandoné a su obstinada voluntad, para que actuaran como mejor les pareciera. "Si mi pueblo tan sólo me escuchara, si Israel quisiera andar por mis caminos, ¡cuán pronto sometería yo a sus enemigos, y volvería mi mano contra sus adversarios! Los que aborrecen al Señor se rendirían ante él, pero serían eternamente castigados. Y a ti te alimentaría con lo mejor del trigo; con miel de la peña te saciaría."



Proverbios 7:
Hijo mío, pon en práctica mis palabras y atesora mis mandamientos. Cumple con mis mandatos, y vivirás; cuida mis enseñanzas como a la niña de tus ojos. Llévalos atados en los dedos; anótalos en la tablilla de tu corazón. Di a la sabiduría: "Tú eres mi hermana", y a la inteligencia: "Eres de mi sangre." Ellas te librarán de la mujer ajena, de la adúltera y de sus palabras seductoras. Desde la ventana de mi casa miré a través de la celosía. Me puse a ver a los inexpertos, y entre los jóvenes observé a uno de ellos falto de juicio. Cruzó la calle, llegó a la esquina, y se encaminó hacia la casa de esa mujer. Caía la tarde. Llegaba el día a su fin. Avanzaban las sombras de la noche. De pronto la mujer salió a su encuentro, con toda la apariencia de una prostituta y con solapadas intenciones. (Como es escandalosa y descarada, nunca hallan sus pies reposo en su casa. Unas veces por las calles, otras veces por las plazas, siempre está al acecho en cada esquina.) Se prendió de su cuello, lo besó, y con todo descaro le dijo: "Tengo en mi casa sacrificios de comunión, pues hoy he cumplido mis votos. Por eso he venido a tu encuentro; te buscaba, ¡y ya te he encontrado! Sobre la cama he tendido multicolores linos egipcios. He perfumado mi lecho con aroma de mirra, áloe y canela. Ven, bebamos hasta el fondo la copa del amor; ¡disfrutemos del amor hasta el amanecer! Mi esposo no está en casa, pues ha emprendido un largo viaje. Se ha llevado consigo la bolsa del dinero, y no regresará hasta el día de luna llena." Con palabras persuasivas lo convenció; con lisonjas de sus labios lo sedujo. Y él en seguida fue tras ella, como el buey que va camino al matadero; como el ciervo que cae en la trampa, hasta que una flecha le abre las entrañas; como el ave que se lanza contra la red, sin saber que en ello le va la vida. Así que, hijo mío, escúchame; presta atención a mis palabras. No desvíes tu corazón hacia sus sendas, ni te extravíes por sus caminos, pues muchos han muerto por su causa; sus víctimas han sido innumerables. Su casa lleva derecho al sepulcro; ¡conduce al reino de la muerte!



El Libro de Primera Corintios Capítulo 11 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:
LA PRIMERA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS CORINTIOS

CAPÍTULO 11
(59 d.C.)
ADMONICIÓN

SED seguidores (imitadores) de mi ejemplo, así como yo de Cristo. (Los que imitan a Cristo tienen el derecho de pedir a los demás que les imiten.)
2 Y os alabo, Hermanos, que en todo os acordáis de mí (Pablo estaba dando gracias a los Corintios por haber pedido su Consejo), y retenéis las Instrucciones mías, de la manera que os enseñé (el Cuerpo entero de la Verdad del Evangelio).
3 Mas quiero que sepáis, que Cristo es la Cabeza de todo varón (se refiere a la autoridad); y el varón es la Cabeza de la mujer (pertenece al modelo creador); y Dios la Cabeza de Cristo (se refiere a dos personas separadas y distintas [I Tim. 2:5]).

REGULACIONES

4 Todo varón que ora o Profetiza (se refiere al Don de la Profecía o de la Predicación [I Cor. 12:10]) cubierta la cabeza, afrenta su Cabeza (deshonra a Cristo; describe una cubierta de otra manera que Cristo).
5 Mas toda mujer que ora o Profetiza (las mujeres oraron y Predicaron en la Iglesia, o por dondequiera) no cubierta su cabeza, afrenta su Cabeza (describe el hecho de que, debido al modelo de la Creación, la mujer debe tener cabello largo, por lo menos más largo que el del hombre): porque lo mismo eso sería como si se hubiera rapado la cabeza. (Algunas mujeres en esa época se hacían afeitar sus cabezas como castigo de prostitución o de adulterio. El Apóstol está diciendo que las mujeres Cristianas no deben insistir por sus derechos hasta llegar al extremo en que llegan a parecerse como lo peor del mundo.)
6 Porque si la mujer no se cubre la cabeza, que se corte todo el cabello (en efecto, dice, “si la mujer quiere llevar el pelo corto como un hombre, ¿por qué no ir hasta el final y raparse?”): y si es deshonroso a la mujer cortarse o raerse el cabello, que se cubra. (Si ella no quiere parecer como adúltera, permítale que se cubra, es decir, “tener cabello largo.”)
7 Porque el varón no ha de cubrir la cabeza (durante la oración o la Predicación), porque es Imagen y Gloria de Dios: mas la mujer es Gloria del varón. (Se refiere al hecho de que Eva no era “la Imagen y Gloria de Dios” en el mismo sentido que Adán.)
8 Porque el varón no es de la mujer (Adán en ninguna manera fue derivado de la mujer); sino la mujer del varón. (En realidad, la mujer fue derivada del hombre por el Poder de Dios.)
9 Porque tampoco el varón fue creado por causa de la mujer; sino la mujer por causa del varón. (Probablemente debiera traducirse, “porque también el hombre no fue creado a causa de la mujer; al contrario, la mujer a causa del hombre.”)
10 Por lo cual (de nuevo se refiere al modelo creador de que “la mujer es para el hombre”), la mujer debe tener señal de potestad sobre su cabeza (cabello largo, es decir, “autoridad”), por causa de los Ángeles. (Tiene que ver con la sumisión de ella al Plan de Dios como un recuerdo constante a los Ángeles caídos, quienes se rebelaron contra el Plan de Dios y la Revolución encabezada por Lucifer, lo que sucedió mucho antes de Adán.)
11 Mas ni el varón sin la mujer (necesita la mujer), ni la mujer sin el varón (la mujer también necesita al hombre), en el Señor. (Ésta es la manera que el Señor creó el modelo original, y exige que se continúe.)
12 Porque como la mujer es del varón (Eva fue creada originariamente de Adán [Gén. 2:21-22]), así también el varón es por la mujer (por medio del nacimiento natural); empero todo de Dios. (Todo está en equilibrio, que significa que el hombre no es más importante que la mujer, ni la mujer más que el hombre.)
13 Juzgad vosotros mismos (se refiere al sentido común): ¿es apropiado que la mujer ore a Dios sin cubrirse la cabeza? (No se refiere tanto a un sombrero como al cabello largo, o por lo menos al cabello que es más largo que el del hombre.)
14 La misma naturaleza ¿no os enseña que para el hombre es deshonra tener cabello largo? (Un hombre que lleva el cabello largo, en realidad no está de acuerdo con la naturaleza del hombre.)
15 Por el contrario, a la mujer dejarse crecer el cabello le es honroso (es una manera de decir que tal manifiesta la sumisión voluntaria de la mujer a la Voluntad de Dios): porque en lugar de velo le es dado el cabello. (Señala a la idea de que el hombre es la cabeza o la cubierta de protección de la mujer bajo Cristo.)
16 Con todo eso, si alguno parece ser contencioso (se refiere tanto a los hombres como a las mujeres, quienes insistían en no comportarse bien), nosotros no tenemos tal costumbre (no tenemos costumbre aparte de lo que he dicho), ni las Iglesias de Dios. (Lo que he dicho está cumpliéndose en todas las otras Iglesias.)

DIVISIONES

17 Esto empero os denuncio, que no alabo (lo que él está por decir), que no por mejor sino por peor os juntáis. (Se refiere a los Cultos de la Iglesia. Se dirigían los cultos de manera que no daban Gloria a Dios.)
18 Porque lo primero, cuando os juntáis en la Iglesia, oigo que hay entre vosotros divisiones (estas “divisiones” no surgieron debido a la Doctrina, por lo menos en ese momento, sino de conceptos sociológicos); y en parte lo creo. (Él detestaba creer en lo peor, aunque el Testimonio fuera bueno.)
19 Porque preciso es que haya entre vosotros aun herejías (es una diferencia de la Palabra de Dios), para que los que son probados se manifiesten entre vosotros. (Aquellos que eran prósperos, estaban afirmando que ellos eran “aprobados.” ¿No le suena?)

LA CENA DEL SEÑOR

20 Cuando pues os juntáis en uno (la Asamblea de Creyentes), esto no es comer la Cena del Señor. (Tiene referencia al hecho de que ellos probablemente así la llamaron, pero por la manera en que aconteció no fue reconocido así por el Espíritu Santo.)
21 Porque cada uno toma antes para comer su propia cena (algunos traían cenas espléndidas): y el uno tiene hambre (algunos eran esclavos, y no tenían nada que traer), y el otro está embriagado (quiere decir borracho).
22 ¿Pues qué? (Demuestra la indignación del Apóstol.) ¿No tenéis casas en que comáis y bebáis? (Fue dirigido hacia los ricos.) ¿O menospreciáis la Iglesia de Dios, y avergonzáis a los que no tienen? (Los más pobres eran avergonzados por su pobreza en medio de la abundancia, de la cual poco o nada le ofrecieron a ellos.) ¿Qué os diré? ¿Os alabaré? En esto no os alabo. (Parece que él se pregunta, “¿se da cuenta esta gente de lo que está haciendo?”)
23 Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado (las instrucciones que él está por dar concerniente a la Cena del Señor), Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan (se recuerda de la ocasión sagrada):
24 Y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo, Tomad, comed (lo notable de esto es la interpretación que nuestro Señor da): esto es Mi Cuerpo que por vosotros es partido (tiene la intención de simbolizar la Muerte de Cristo en la Cruz): haced esto en memoria de Mí. (Expone al Creyente, en efecto, participando del Sacrificio por Fe. En breve, este es el significado del Nuevo Pacto.)
25 Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo, Esta copa es el Nuevo Pacto en Mi Sangre (el Nuevo Pacto será ratificado por el derramamiento de la Propia Sangre de Jesús, la cual satisfacerá para siempre la deuda del pecado): haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de Mí (jamás olvidar lo que Él hizo por nosotros, refiriendo a la Cruz).
26 Porque todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa (gestos simbólicos), la muerte del Señor anunciáis hasta que venga. (Tiene la intención de proclamar no solamente el Sacrificio Expiatorio que es necesario para nuestra Salvación, sino además la causa actual de nuestra victoria continua en la vida.)
27 De manera que, cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor indignamente (nos dice enfáticamente que esto se puede hacer, y se hace constantemente, me temo que es cierto), será culpado del Cuerpo y de la Sangre del Señor (en peligro de Juicio, sujeto a Juicio).
28 Por tanto, examínese cada uno a sí mismo (examina su Fe en relación a lo que es su objeto real), y coma así de aquel pan, y beba de aquella copa (después de un examen cuidadoso).
29 Porque el que come y bebe indignamente, juicio come y bebe para sí (no necesariamente quiere decir la pérdida del alma, sino más bien castigos temporales, los cuales pueden llegar a ser mucho más serios), no discerniendo el Cuerpo del Señor. (No discernir apropiadamente la Cruz se refiere a una falta de entendimiento con respecto a la Cruz. Todo eso nos dice que cada cosa que tenemos del Señor, nos viene a nosotros exclusivamente por medio de la Cruz de Cristo. Si no entendemos esto, no estamos “discerniendo el Cuerpo del Señor” correctamente.)
30 Por lo cual (al no discernir el Cuerpo del Señor correctamente) hay muchos (un número considerable) enfermos y debilitados entre vosotros (la causa de mucha enfermedad entre los Cristianos), y muchos duermen. (Quiere decir que muchos Cristianos mueren antes de tiempo. No pierden sus almas, pero acortan la duración de sus vidas. No obstante, nos demuestra, y yo así lo creo seriamente, cuan importante es entender la Cruz correctamente.)
31 Que si nos examinásemos a nosotros mismos (tenemos que examinarnos constantemente, para ver si nuestra Fe está apropiadamente en la Cruz de Cristo), cierto no seríamos juzgados (con la enfermedad y aun con la muerte prematura).
32 Mas siendo juzgados (por el Señor, porque rehusamos juzgarnos a nosotros mismos), somos castigados del Señor (la disciplina Divina), para que no seamos condenados con el mundo (perder nuestra alma).
33 Así que, Hermanos míos, cuando os juntáis a comer, esperaos unos a otros. (Todos deben compartir, y compartir por igual.)
34 Si alguno tuviere hambre, coma en su casa (los ricos deben preparar sus comidas suntuosas en la casa, pero no en el contexto de la asamblea reunida en donde algunos “no tienen nada”); porque no os juntéis para juicio. (Se refiere a esta “fiesta de amor” convirtiéndose en un perjuicio en lugar de una Bendición. Yo creo, que de seguro le hicieron caso a la admonición de Pablo después de esa advertencia.) Las demás cosas ordenaré cuando llegare (probablemente se necesitaba dar otras instrucciones).




Primera Corintios Capítulo 13:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.


Hebreos 10:35-12:4
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.


Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, los que no vivan según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

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