25 December 2014

El 25 de diciembre Lectura Bíblica Diaria




 
El 25 de diciembre Lectura Bíblica Diaria:

Génesis 15 a 17:



CAPÍTULO 15

(1913 a.C.)

EL PACTO DE ABRAHAM



     1 dESPUÉS de estas cosas fue la Palabra del SEÑOR a Abram en Visión (esto indica una de las cuatro maneras en que Dios habló a los individuos en el Antiguo Testamento [Núm. 12:6-8]: 1. Habló por visiones [Amos 7:1]; 2. Habló en sueños [Gén. 41:1; Dan. 2:1]; 3. Él se reveló a Sí Mismo al hablar directamente a los Profetas «cara a cara» [Núm. 12:8]; y 4. Habló por medio de Su Palabra [Mat. 4:4]; [la época de los Evangelios todavía estaba bajo la autoridad del Antiguo Testamento]), diciendo:  No temas, Abram (muestra que él tenía temor; temía ser asesinado por los enemigos antes de que la gran Promesa de Dios pudiera cumplirse en su vida, respecto al hijo que Dios le daría, necesario para el cumplimiento de la Encarnación venidera de Cristo); Yo soy tu escudo (protección), y tu galardón sobremanera grande (el SEÑOR le estaba diciendo al Patriarca que él había fijado sus ojos demasiado en la Promesa, en lugar de fijarlos en el Dador de la Promesa; al SEÑOR siempre se debe mirar como la recompensa, y luego sin duda la Promesa vendrá; pero con demasiada frecuencia ponemos la mirada en el don en lugar de mirar al Dador).
     2 Y respondió Abram:  SEÑOR Dios ¿qué me has de dar, siendo así que ando sin hijo, y el mayordomo de mi casa es ese Damasceno Eliezer? (Viendo que no tengo hijos, ¿cómo puede cumplirse la promesa? ¿Podría ser Eliezer mi heredero? Aún al mirar a Eliezer da muestras reveladoras de la carne, que llegará a un término triste respecto al episodio con Agar.)
     3 Dijo además Abram:  Mira que no me has dado prole (ningún hijo), y he aquí que es mi heredero uno nacido en mi casa (traducción: tal y como parece ahora: «uno nacido en mi casa,» no nacido de mí, ahora es mi heredero; su nombre es Eliezer).
     4 Y luego la Palabra del SEÑOR vino a él diciendo (el SEÑOR rechaza este concepto):  No te heredará éste (Eliezer), sino el que saldrá de tus entrañas será el que te heredará (el SEÑOR sólo puede aceptar lo que Él produce).
     5 Y Él (el SEÑOR) le sacó (a Abraham) fuera, y dijo:  Mira ahora al Cielo (la respuesta es del Cielo, no de ningún otro modo), y cuenta las estrellas (enumera las estrellas), si las puedes contar. Y (el SEÑOR) le dijo (a Abraham):  Así será tu simiente. (Mientras Abraham estaba preocupado por tener un hijo, de hecho, el SEÑOR le dice a él, tú simiente será como las estrellas de los cielos en multitud. ¡Y así es!)
     6 Y él (Abraham) creyó al SEÑOR (ejercitó la Fe, al creer lo que el SEÑOR le había dicho); y se lo (el SEÑOR) contó (a Abraham) por Justicia. (Esta es una de las más importantes Escrituras en la totalidad de la Palabra de Dios. En este término simple, «Abraham creyó al SEÑOR,» encontramos el significado de la Justificación por la Fe. Abraham fue salvo por Gracia mediante la Fe, no por sus buenas obras. No hay otra forma de Salvación en ningún lugar en la Biblia. Dios demanda Justicia; sin embargo, es la Justicia proporcionada estrictamente por Cristo y sólo por Él. Cualquier otra cosa es justicia propia y, totalmente inaceptable para con Dios. El pecador cree directamente el testimonio de Dios acerca de Su Hijo Amado, y entonces no sólo es declarado justo, pero también ahora es hijo y heredero.)

EL SACRIFICIO

     7 Y Él (el SEÑOR) le dijo (a Abraham):  Yo soy el SEÑOR que te saqué de Ur de los Caldeos, para darte a heredar esta tierra. (El SEÑOR ahora reafirma, aún mas, amplía la Revelación. Por los ejemplos de los Grandes de la Biblia, y además por nuestras experiencias, nos damos cuenta que el SEÑOR tiene que reafirmarnos constantemente Sus Promesas y, además, fortalecer nuestra Fe. No requiere mucho para debilitar nuestra Fe, a pesar de que nuestras afirmaciones son todo lo contrario.)
     8 Y él respondió:  SEÑOR Dios, ¿en qué conoceré que la he de heredar? (Abraham hace dos preguntas, «¿Qué me darás?» [15:2], y «¿Cómo sabré a ciencia cierta» Cristo es la respuesta a la primera pregunta; el Pacto a la segunda.)
     9 Y Él (el SEÑOR) le dijo (a Abraham):  Apártame una becerra de tres años, y una cabra de tres años, y un carnero de tres años, una tórtola también, y un palomino. (El Pacto se basa en la Gracia, porque cinco criaturas vivientes son sacrificadas para establecerlo. El número cinco en Las Escrituras es el número de la Gracia; y estos cinco sacrificios describen la plenitud del gran Sacrificio del Calvario. – Williams.
    La «becerra» simboliza el Oficio Sacerdotal de Cristo. La «cabra» simboliza Su Oficio Profético. El «carnero» simboliza Su Oficio como Rey. Jesús era Sacerdote, Profeta y Rey. La «tórtola» simboliza que Él es dirigido y guiado exclusivamente por el Espíritu Santo, mientras que el «palomino» simboliza la obediencia al Espíritu Santo en cada aspecto.)
    10 Y tomó él (Abraham) todas estas cosas, y las partió por la mitad, y puso cada mitad una enfrente de otra; pero no partió las aves (la división de los tres animales más grandes en Sacrificio, sus cuerpos literalmente cortados por la mitad, con una pieza en un lado y la otra pieza al otro lado, significa la terrible profundidad del pecado para lo cual solamente en la Cruz hay respuesta).
    11 Y descendían aves de rapiña sobre los cuerpos muertos (las aves representan la oposición a la Cruz por espíritus demoníacos), y las ahuyentaba (en el Nombre de Jesús, tenemos poder sobre los espíritus y demonios, y como Abraham, debemos «ahuyentarlos»).
    12 Y sucedió que a la puesta del sol un sueño sobrecogió a Abram; y he aquí que el temor de una gran oscuridad cayó sobre él (representa los sufrimientos que vendrían sobre el pueblo de Dios, Israel, y además, a los santos en la actualidad).
    13 Entonces dijo (el SEÑOR) a Abram:  Ten por cierto que tu simiente será peregrina en tierra no suya, y servirá a los de allí, y serán por ellos afligidos cuatrocientos años (los cuatrocientos años se refieren al período desde el destete de Isaac hasta la liberación de los Hijos de Israel de la esclavitud Egipcia; el límite de tiempo abarcaba tanto el tiempo pasado en Canaán, antes de que les perteneciera, y a Egipto también).
    14 Pero también a la nación a la cual servirán, juzgaré yo (Egipto); y después de esto saldrán con grandes riquezas (mucha plata y oro, etc., que les fue entregado por los Egipcios cuando salieron [Éx. 11:1-3]).
    15 Y tú vendrás a tus padres en paz (aunque Abraham no lo vería cumplirse, sin embargo, ello sucedería.  La palabra «paz» declara que él cumpliría lo que Dios lo había llamado a hacer), y serás sepultado en buena vejez (él tenía 175 años cuando murió).
    16 Y en la cuarta generación volverán acá (la cuenta comenzó cuando nacieron los hijos de Jacob; la primera generación se inició con Leví, el Segundo con Coat, la tercera siendo Amram y «la cuarta generación» siendo Moisés; quien les sacaría de la esclavitud Egipcia); porque aún no está cumplida la maldad del Amorreo hasta aquí. (Como enseña el Libro de Job, los amigos de Job se equivocaron cuando creían que Dios trae inmediatamente juicio a los pecadores, Él es paciente y benigno; sin embargo, es también justo, y si no hay arrepentimiento al fin y al cabo el juicio vendrá, aun como vino sobre los Amorreos.)
    17 Y sucedió que puesto al sol, y ya oscurecido (representa el estado de este mundo, repleto de pecado), se dejó ver un horno humeante (señal del horno de aflicción por el cual Israel tendría que pasar, y, de hecho, todo Creyente), y una antorcha de fuego que pasó entre los animales divididos (la «antorcha de fuego» pasó entre las piezas del Sacrificio, y declara la «Palabra de Dios»; esto presenta la autoridad Bíblica de la Cruz, la cual representaban los Sacrificios).

EL PACRTO TOCANTE
A LAS FRONTERAS

    18 En aquel día hizo el SEÑOR un Pacto con Abram diciendo:  A tu simiente daré esta tierra (las Promesas basadas en la Sangre Preciosa de Cristo son tan absolutamente seguras que la fe puede reclamarlas como ya poseídas; por eso, el Creyente en el SEÑOR Jesucristo ni se apena ni teme decir: «Soy salvo»), desde el río de Egipto hasta el gran río, el río Éufrates (el área literal prometida por Dios a Abraham se extiende al Río Nilo en Egipto, que incluye al Sinaí, la Península Arábica, gran parte del Irak moderno, la mayor parte de Siria y todo el Líbano);
    19 Los Quenitas, y los Quenizitas, y los Cadmoneos,
    20 Y los Hititas, y los Ferezeos, y los Refaítas,
    21 Y los Amorreos, y los Cananeos, y los Gergeseos, y los Jebuseos. (Aquí en la lista, están incluidas diez naciones que ocuparon la tierra de Canaán. Diez es el número de plenitud en la Biblia, e indica que la totalidad de esta tierra, que también incluiría a otras tribus, sería dada a los descendientes de Abraham.)

CAPÍTULO 16
(1913 a.C.)
SARA y AGAR

     1 y SARAY mujer de Abram no le daba hijos; y ella tenía una sierva Egipcia, que se llamaba Agar (en el Capítulo anterior declara la fidelidad de Dios, en este Capítulo la infidelidad de Abraham).
     2 Dijo, pues, Saray a Abram (o sea, que no fue el SEÑOR que le habló a Abraham):  Ya ves que el SEÑOR me ha hecho estéril (revela la impaciencia de la incredulidad; la «carne» rápidamente se cansa de esperar la promesa Divina); te ruego que te llegues a mi sierva (el camino de Fe está lleno de honra, el camino de incredulidad de degradación); quizá tendré hijos de ella (cansados de esperar, ya no fijan sus esperanzas en Dios, sino en la esclava Egipcia). Y atendió Abram al dicho de Saray (el Patriarca no prestó atención a la Voz del SEÑOR).
     3 Y Saray, mujer de Abraham, tomó a Agar su sierva Egipcia (la Epístola a los Gálatas declara que Sara y Agar representan los dos principios de la Ley y la Gracia; Agar representa la salvación por obras; Sara la Salvación por Fe; estos principios se contraponen; Ismael nace como consecuencia del plan y energía del hombre; Isaac como resultado del plan y energía de Dios; en el nacimiento de Ismael, Dios no tuvo nada que ver con eso; en lo que se refiere al nacimiento de Isaac, el hombre estaba muerto. Así es hoy en día, la salvación por obras depende enteramente de la capacidad del hombre para realizarlas; la Salvación por Fe depende de la habilidad de Dios para realizarlas; bajo un pacto de obras, Dios sólo contempla con el fin de ver lo que el hombre puede hacer. Bajo el Pacto de la Gracia, el hombre sólo contempla para ver lo que Dios puede hacer; los dos pactos se oponen; tiene que ser o Agar o Sara; si es Agar, Dios no tiene nada que ver con ello; si es Sara, el hombre no tiene nada que ver con ello — Williams), al cabo de diez años que había habitado Abram en la tierra de Canaan, y la dio a Abram su marido por mujer. (Como se ha dicho, diez es el número de culminación, ¿es posible que en este momento,  Dios haya planeado traer al mundo a Isaac? Tanto mejor, ¿cuántos de nuestros fracasos en la fe obstaculizan lo que Dios desea hacer en nuestra vida? O aún peor, ¿cuánto nos demora con lo que Él desea hacer?)
     4 Y él (Abraham) cohabitó con Agar, la cual concibió; y cuando vio que había concebido, miraba con desprecio a su SEÑORa (ella comenzó a comportarse cruelmente con Sara, ¡en realidad con desprecio!).
     5 Entonces Saray dijo a Abram:  Mi afrenta sea sobre ti (Abraham y Sara creen que, por su plan ingenioso, pueden apresurar y hacer que se cumpla la Promesa Divina. Pero aunque parece tienen éxito, el resultado es miseria; y nace Ismael. ¡Mejor habría sido para Abraham y para el mundo si Ismael nunca hubiera nacido! Es desastroso cuando los planes obstinados del Cristiano se llevan a cabo); yo puse mi sierva en tu seno, y viendo ella que había concebido, me mira con desprecio; juzgue el SEÑOR entre mí y ti. (¡Ahora Sara se da cuenta de su error, pero es demasiado tarde! Las obras de la carne, y esto fue sin duda una obra de la carne, siempre traen disensión.)
     6 Y respondió Abram a Saray:  He ahí tu sierva en tu mano, haz con ella lo que bien te pareciere. Y como Saray la afligía, ella huyó de su presencia (Las Escrituras no dan detalle de lo que hizo Sara).

EL ÁNGEL

     7 Y la halló el Ángel del SEÑOR junto a una fuente de agua en el desierto, junto a la fuente que está en el camino de Shur (toda evidencia es, que este «Ángel del SEÑOR» no es otro más que una aparición pre-encarnada del SEÑOR Jesucristo).
     8 Y le dijo: Agar, sierva de Saray, ¿de dónde vienes tú, y a dónde vas? Y ella respondió: Huyo de delante de Saray, mi señora.
     9 Y le dijo el Ángel del SEÑOR:  Vuélvete a tu señora, y ponte sumisa bajo de su mano (si ella no hubiera obedecido, sin duda, habría muerto en el desierto).
    10 Le dijo también el Ángel del SEÑOR:  Multiplicaré tanto tu linaje, que no será contado a causa de la muchedumbre. (Sin embargo, el SEÑOR no dijo nada sobre la Fe, porque no había fe en el Corazón de Agar, y tampoco la habría en el corazón de su hijo, Ismael.)
    11 Le dijo aún el Ángel del SEÑOR:  He aquí que has concebido, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Ismael, porque el SEÑOR ha oído tu aflicción. (Agar no tenía la culpa de su situación, sino Abraham y Sara; sin embargo, finalmente ella perdió lo que el SEÑOR podría haber hecho por ella por oponerse a Su Plan, que era Isaac. «Ismael» quiere decir «Dios escucha;» sin embargo, no tiene nada que ver con Ismael, sino más bien la situación difícil de Agar.)
    12 Y él será hombre fiero; su mano contra todos, y las manos de todos contra él; y delante de todos sus hermanos habitará. (Estas predicciones describen perfectamente el pueblo Árabe. Ellos no pueden llevarse bien con nadie en el mundo, y ni siquiera llevarse bien entre sí. Los descendientes de Ismael moran en la presencia de todos sus hermanos [Israel], pero no pueden someterlos a ellos, realmente, ¡nunca van a lograrlo!)
    13 Entonces llamó el nombre del SEÑOR que con ella hablaba (Agar reconoció que el Ángel era el SEÑOR, realmente el Dios de Abraham):  Tú eres el Dios que me ve; porque dijo:  ¿No he visto también aquí Al Que me ve? (Agar dio el nombre al SEÑOR «El Roí,» lo que significa «Tú eres un Dios Quien permites que Te contemplen.» Como es obvio, ella realmente había tenido una Revelación maravillosa, pero lamentablemente, su obstinación hizo caso omiso de su Fe. Ella quería que su hijo, Ismael, fuera el heredero de la Promesa, pero eso no debía ser así. Ella llegó hasta tal punto, como veremos, de tratar de matar a Isaac. Es lo mismo con todos los que rechazan la Cruz, siguen los pasos de ella.)
    14 Por lo cual llamó al pozo, Lajay Roí; he aquí está entre Cades y Béred. («Lajay Roí» significa «Pozo del Dios Viviente que me ve.»)
    15 Y Agar dio a luz un hijo a Abram y llamó Abram el nombre de su hijo que le dio Agar, Ismael. (Agar, sin duda, le contó a Abraham todo lo sucedido, y se puso a sí misma bajo la autoridad de Sara, y Abraham entonces tuvo cuidado de llamar al niño lo que dijo el SEÑOR — «Ismael.»)

NACE ISMAEL

    16 Y era Abram de ochenta y seis años (86), cuando Agar dio a luz a Ismael. (Abraham aún tendría que esperar unos 14 años antes de que se cumpliera la Promesa. ¡Como antes nos preguntamos, si la falta de fe no prolongó el período de espera para que se realizara la Promesa!)

CAPÍTULO 17
(1898 a.C.)
LA REVELACIÓN

     1 y SIENDO Abram de edad de noventa y nueve años, se le apareció el SEÑOR (habían pasado unos trece años desde su última Revelación), y le dijo:  Yo soy el Dios Todopoderoso (en el Hebreo es «El Shaddái», que significa «Poderoso para predominar»; el SEÑOR está diciéndole al Patriarca que Él es capaz de llevar a cabo lo que ha prometido); anda delante de Mí y sé perfecto (el Patriarca debe ser perfecto en su Fe; no vacilar como con la situación de Agar, sino descansar en el Dios Todopoderoso, capaz de realizar lo que Él ha prometido).
     2 Y pondré Mi Pacto entre Mí y ti, y te multiplicaré mucho en gran manera (el SEÑOR renueva el Pacto con Abraham, ampliado ahora sobre las Promesas hechas anteriormente).
     3 Entonces Abram cayó sobre su rostro y Dios habló con él diciendo (o el Poder de Dios era tan grande que el Patriarca «cayó,» o él lo hizo por reverencia, que es probablemente el caso):

ABRAHAM

     4 He aquí, Yo establezco Mi Pacto contigo; Serás padre de multitud de naciones (¡y eso fue él!);
     5 Y no se llamará más tu nombre Abram (que significa «padre exaltado»), sino que será tu nombre Abraham («padre de multitudes»); porque te he puesto por padre de multitud de naciones.

EL PACTO ENSANCHADO

     6 Y te multiplicaré inmensamente y haré naciones de ti, y reyes saldrán de ti (Él estaba diciéndole al Patriarca, como se lo dijo antes, que Él era capaz, sin importar la necesidad).
     7 Y estableceré Mi Pacto entre Mí y ti, y tu simiente después de ti en sus generaciones por Pacto Perpetuo (significa que este Pacto es válido aun para este momento y, de hecho, siempre será; los Palestinos deberían aprender eso), para ser tu Dios, y el de tu simiente después de ti (este Pacto está enlazado con la «Justificación por Fe», que significa que ahora es una parte del Nuevo Pacto, que se refiere también como «El Pacto Perpetuo» [Heb. 13:20]).
     8 Y te daré a ti y a tu simiente después de ti, la tierra de tus peregrinaciones, toda la tierra de Canaán en heredad perpetua; y seré el Dios de ellos (los Judíos, que perdieron su posesión por medio de la rebelión contra Dios, y especialmente por su rechazo a Jesucristo, causaron una ruptura; sin embargo, el Pacto todavía permanece, y florecerá en la Edad del Reino venidero, que está muy cerca).

LA CIRCUNCISIÓN

     9 Dijo de nuevo Dios a Abraham:  Tú pues guardarás Mi Pacto, tú y tu simiente después de ti por sus generaciones (bien podría llamarse un «Pacto de Gracia,» y como tal es perpetuo; es «de» lo eterno en sus consejos, y «a» perpetuidad en sus resultados).
    10 Éste será Mi Pacto que guardaréis entre Mí y vosotros y tu simiente después de ti:  Será circuncidado todo varón de entre vosotros (este Pacto tenía sólo una ordenanza externa, y era la Circuncisión; el resto era totalmente de la Fe).
    11 Y circuncidaréis, pues, la carne de vuestro prepucio y será por señal del Pacto entre Mí y vosotros (la Circuncisión, en cierto sentido, es un Tipo de la Cruz; se derrama sangre y se hace separación).
    12 Y de edad de ocho días será circuncidado todo varón entre vosotros por vuestras generaciones; el nacido en casa, y el comprado por dinero a cualquier extranjero, que no fuere de tu simiente (el pequeño bebe varón no podía ser circuncidado hasta que tuviera ocho días, porque en ese momento la sangre podría coagularse; antes de esto, es posible que pudiera morir desangrado; también todo varón en la familia de Abraham tenía que ser circuncidado, y después incluiría la totalidad de la Nación de Israel).
    13 Debe ser circuncidado el nacido en tu casa y el comprado por tu dinero; y estará Mi Pacto en vuestra carne para Pacto Perpetuo (este Pacto es eterno, pero sólo en Cristo; bajo el Nuevo Pacto, Pablo dijo que debemos experimentar la circuncisión del corazón, que es una obra espiritual [Fil. 3:3]; bajo el Nuevo Pacto todo fue cumplido en Cristo, del cual la circuncisión era un Tipo de Su Sacrificio, el rito ya no es necesario; en verdad, ahora no tiene sentido espiritual en absoluto).
    14 Y el varón incircunciso que no hubiere circuncidado la carne de su prepucio; aquella persona será borrada de su pueblo; ha violado Mi Pacto (en efecto, los varones Israelitas que rechazaban ser circuncidados, y las madres que rehusaban circuncidar a sus bebés varones, quebrantaban el Pacto y, si continuaban en esa dirección de rebelión, se perderían eternamente; es lo mismo con el rechazo a la Cruz).

SARA

    15 Dijo también Dios a Abraham, a Saray tu mujer, no la llamarás Saray («mi princesa», se refiere a que era la princesa sólo para Abraham), sino que Sara será su nombre (sencillamente significa «princesa»; la idea es, como anteriormente era sólo la princesa de Abraham, ahora ella será reconocida como una princesa en general  y,  de hecho, en cierto sentido, podría referirse como la «madre de la Iglesia»).
    16 Y Yo la bendeciré, y también te daré de ella hijo (esta es la primera vez en todo el trato de Dios con Abraham que Él menciona que el hijo prometido sería de Sara); sí, la bendeciré, y vendrá a ser madre de naciones; reyes de pueblos vendrán de ella (su «bendición» indicaba aumento, que incluye hasta la Iglesia y, en cierto sentido, al SEÑOR Jesucristo).
    17 Entonces Abraham cayó sobre su rostro, y se rió, y dijo en su corazón: ¿A hombre de cien años ha de nacer hijo (la risa de Abraham era de gozo [Jn. 8:56]?  ¿Y Sara, ya de noventa años, ha de dar a luz (Pablo dijo de él: «Ni consideró la matriz muerta de Sara» [Rom. 4:19])?
    18 Y dijo Abraham a Dios:  ¡Ojalá Ismael viva delante de Ti! (Abraham le pidió al SEÑOR que Ismael pudiera tener un lugar y no ser dejado fuera completamente.)
    19 Y respondió Dios:  Ciertamente Sara tu mujer te dará a luz un hijo; y llamarás su nombre Isaac (Isaac significa «risa»); y confirmaré Mi Pacto con él por Pacto Perpetuo y con su simiente después de él. (El Pacto sería establecido con Isaac y no Ismael. Esto derriba por completo el argumento de los Musulmanes de que Ismael era el escogido, a menos que usted no crea la Biblia. Por medio de Isaac, el SEÑOR Jesucristo, el Salvador de la humanidad, por fin vendría.)

Ismael

    20 Y en cuanto a Ismael también te he oído; He aquí que le bendeciré, y le haré fructificar y multiplicar mucho en gran manera (el SEÑOR bendecirá a Ismael, pero no en cuanto al Pacto); doce príncipes engendrará, y lo constituiré en una gran nación (esta bendición no fue por razón de Ismael, sino únicamente por razón de Abraham).
    21 Pero Yo estableceré Mi Pacto con Isaac, al cual te dará a luz Sara por este tiempo el año siguiente (ahora ellos saben cuando nacerá el niño).
    22 Y Él (el SEÑOR) acabó de hablar con él, y ascendió Dios dejando a Abraham (tener comunión con el SEÑOR es el ejercicio más provechoso que hay).

EL PACTO SELLADO

    23 Entonces tomó Abraham a Ismael su hijo, y a todos los siervos nacidos en su casa, y a todos los comprados por su dinero (siervos), a todo varón entre los domésticos de la casa de Abraham, y circuncidó la carne del prepucio de ellos en aquel mismo día, como Dios le había dicho (la obediencia de Abraham al circuncidar la totalidad de su casa, siervos y demás, debe de ser una gran lección para nosotros).
    24 Era Abraham de edad de noventa y nueve años cuando circuncidó la carne de su prepucio.
    25 E Ismael su hijo era de trece años cuando fue circuncidada la carne de su prepucio (aunque Ismael fue circuncidado, porque él nació según la carne, era por su nacimiento natural un rebelde, aunque podía haber entrado en un pacto exterior).
    26 El mismo día fue circuncidado Abraham e Ismael su hijo (dos hombres fueron circuncidados; por ese rito los dos hombres entraron en el Pacto; sin embargo, uno de estos hombres, Abraham, fue salvo).
    27 Y todos los varones de su casa, el siervo nacido en casa, y el comprado por dinero del extranjero, fueron circuncidados con él. (Este Pasaje nos dice que cada uno de los hombres en la casa de Abraham fue salvo, no importa si eran siervos, esclavos o familia, si ellos creyeron. Las Epístolas a los Romanos, a los Gálatas y a los Colosenses enseñan que los Cristianos son circuncidados en la Cruz de Cristo, bautizados en la Muerte de Cristo y resucitados en la Resurrección de Cristo, de lo cual la circuncisión era un Tipo.)



Salmo 76:
Dios es conocido en Judá; su nombre es exaltado en Israel. En Salén se halla su santuario; en Sión está su morada. Allí hizo pedazos las centelleantes saetas, los escudos, las espadas, las armas de guerra. Selah. Estás rodeado de esplendor; eres más imponente que las montañas eternas. Los valientes yacen ahora despojados; han caído en el sopor de la muerte. volverá a levantar sus manos. Cuando tú, Dios de Jacob, los reprendiste, quedaron pasmados jinetes y corceles. Tú, y sólo tú, eres de temer. ¿Quién puede hacerte frente cuando se enciende tu enojo? Desde el cielo diste a conocer tu veredicto; la tierra, temerosa, guardó silencio cuando tú, oh Dios, te levantaste para juzgar, para salvar a los pobres de la tierra.
Selah. La furia de Edom se vuelve tu alabanza; lo que aún queda de Jamat se vuelve tu corona. Hagan votos al Señor su Dios, y cúmplanlos; que todos los países vecinos paguen tributo al Dios temible, al que acaba con el valor de los gobernantes, ¡al que es temido por los reyes de la tierra!


Proverbios 2:
Hijo mío, si haces tuyas mis palabras y atesoras mis mandamientos; si tu oído inclinas hacia la sabiduría y de corazón te entregas a la inteligencia; si llamas a la inteligencia y pides discernimiento; si la buscas como a la plata, como a un tesoro escondido, entonces comprenderás el temor del Señor y hallarás el conocimiento de Dios. Porque el Señor da la sabiduría; conocimiento y ciencia brotan de sus labios. Él reserva su ayuda para la gente íntegra y protege a los de conducta intachable. Él cuida el sendero de los justos y protege el camino de sus fieles. Entonces comprenderás la justicia y el derecho, la equidad y todo buen camino; la sabiduría vendrá a tu corazón, y el conocimiento te endulzará la vida. La discreción te cuidará, la inteligencia te protegerá. La sabiduría te librará del camino de los malvados, de los que profieren palabras perversas, de los que se apartan del camino recto para andar por sendas tenebrosas, de los que se complacen en hacer lo malo y festejan la perversidad, de los que andan por caminos torcidos y por sendas extraviadas; te librará de la mujer ajena, de la extraña de palabras seductoras que, olvidándose de su pacto con Dios, abandona al compañero de su juventud. Ciertamente su casa conduce a la muerte; sus sendas llevan al reino de las sombras. El que se enreda con ella no vuelve jamás, ni alcanza los senderos de la vida. Así andarás por el camino de los buenos y seguirás la senda de los justos. Pues los íntegros, los perfectos, habitarán la tierra y permanecerán en ella. Pero los malvados, los impíos, serán desarraigados y expulsados de la tierra.


El Libro de Primera Corintios Capítulo 6 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:
LA PRIMERA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS CORINTIOS



CAPÍTULO 6
(59 d.C.)
LA LEY CIVIL



¿OSA alguno de vosotros, teniendo algo con otro, ir a juicio delante de los injustos (desde luego la Casa de Cloé había llevado esta situación a la atención de Pablo [1:11]), y no delante de los Santos? (Demuestra lo que nuestro Señor proclamó cuando Él impuso la norma para que los Creyentes resolvieran entre ellos las riñas [Mat. 18:15-17].)
2 ¿O no sabéis que los Santos han de juzgar al mundo? (los Reinos Milenarios y Eternos de Jesucristo y Sus Santos.) Y si el mundo ha de ser juzgado por vosotros, ¿sois indignos de juzgar cosas muy pequeñas? (una reprensión apropiada.)
3 ¿O no sabéis que hemos de juzgar a los Ángeles? (Sólo se refiere a aquellos Ángeles que cayeron con Lucifer [II Ped. 2:4; Judas, v. 6; Apoc. 20:10].) ¿Cuánto más las cosas de esta vida? (La vida presente es elemental en comparación con aquella vida venidera.)
4 Por tanto, si hubiereis de tener juicios de las cosas de esta vida (parece que habían muchas riñas en la Iglesia en Corinto), poned para juzgar a los que son de menor estima en la Iglesia (de nuevo Pablo recurre a la ironía).
5 Para avergonzaros lo digo (yo no tuviera que decir estas cosas). ¿Pues qué, no hay entre vosotros sabio? (La pregunta conlleva sarcasmo.) ¿Ni aun uno que pueda juzgar entre sus Hermanos? (La pregunta se hizo en Griego de manera que exige una respuesta afirmativa. ¡Claro que sí!)
6 Sino que el hermano con el hermano pleitea en juicio, y esto ante los incrédulos (¡un mal ejemplo!).
7 Así que por cierto es ya una falta en vosotros, que tengáis pleitos entre vosotros mismos (no debe ser así entre los Cristianos). ¿Por qué no sufrís antes la injuria? (El ejemplo perfecto de la persona que no ha crucificado su propio interés.) ¿Por qué no sufrís antes ser defraudados? (Es mejor sufrir pérdida material que pérdida espiritual.)
8 Empero vosotros hacéis la injuria, y defraudáis, y esto a los Hermanos. (¡De por sí es incorrecto defraudar a alguien, pero es aún peor defraudar a un Hermano compañero en el Señor!)
LA PUREZA
9 ¿No sabéis que los injustos no poseerán el Reino de Dios? (Derriba la doctrina no Bíblica de la Seguridad Eterna Incondicional.) Que nadie os engañe (las mismas palabras de nuestro Señor, no deje que ningún hombre os engañe [Marc. 13:5]): que ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones (la prueba del Verdadero Cristianismo es la vida cambiada),
10 Ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los difamadores, ni los estafadores, heredarán el Reino de Dios (aquellos que se consideran Creyentes, pero aún siguen cometiendo los pecados ya mencionados, a éstos el Espíritu Santo les dice que no son salvos, sin tomar en consideración sus afirmaciones).
11 Y esto erais algunos (antes de la conversión): mas ya sois lavados (la Sangre de Jesús limpia de todo pecado), mas ya sois Santificados (la posición en Cristo de la persona), mas ya sois Justificados (declarado sin culpa) en el Nombre del Señor Jesús (se refiere a Cristo y lo que Él hizo en la Cruz, a fin de que pudiéramos ser salvos), y por el Espíritu de nuestro Dios (la Tercera Persona de la Deidad Trina como el Mecánico en esta gran Obra de la Gracia).
12 Todas las cosas me son Lícitas (el Cristianismo no es una religión que consiste de reglas, etc.), mas no todas convienen (no provechoso): todas las cosas me son Lícitas, mas yo no me meteré debajo de potestad de ninguna (la Gracia no da licencia para pecar, sino más bien libertad para vivir una Vida Santa).
13 Las viandas para el vientre, y el vientre para las viandas (el alimento no contiene ninguna aplicación espiritual): empero a él y a ellas deshará Dios (no haga un dios de su vientre; no le caerá bien al Señor). Mas el cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor (nuestro cuerpo físico es el Templo del Espíritu Santo [3:16]); y el Señor para el cuerpo (si mantenemos puro el Templo, lo que sólo puede realizar por Su Gracia, Él lo cuidará bien).
14 Y Dios que levantó al Señor (la Resurrección de nuestro Señor), también a nosotros nos levantará con Su Poder (conlleva la idea que el cuerpo humano pertenece a Dios, no sólo el alma y espíritu, porque éste también participará en la Resurrección física de los Creyentes).
15 ¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? (Cuando una persona es salva, ellos son salvos de un modo integral, que significa el espíritu, el alma y el cuerpo; todos juntos. Nos convertimos en un miembro de Cristo como una unidad, el Espíritu Santo considera el ser trino del hombre como uno.) ¿Quitaré pues los miembros de Cristo, y los haré miembros de una ramera? (Cada parte del cuerpo físico, incluso los órganos sexuales, le pertenecen a Cristo.) Lejos sea (¡Qué nunca sea así!).
16 ¿O (¡cómo podría alguien, sobre todo un Creyente, pensar que el Espíritu Santo sancionaría el terrible pecado de la fornicación!) no sabéis que el que se junta con una ramera, es hecho con ella un cuerpo? (Concierne un argumento contra este pecado que es el más original e impresionante que se haya usado.) porque dice, los dos serán una sola carne ([Gén. 2:24] ningún tipo de relaciones sexuales entre los sexos es libre del pecado, excepto bajo la sanción del matrimonio).
17 Empero el que se junta con el Señor (indica la unión más cercana posible, simbolizada por la unión sexual de un marido Cristiano y su esposa), un espíritu es (refleja la misma unión con Cristo, aunque en un sentido espiritual, como la tienen un marido y su esposa en un sentido físico).
18 Huid la fornicación (no es una sugerencia, sino un Mandato; la fornicación, como definición abreviada, se refiere a cualquier tipo de inmoralidad). Cualquier otro pecado que el hombre hiciere, está fuera de su cuerpo (todos los demás pecados que no son de la fornicación; la glotonería, la embriaguez o la drogadicción, etc., aunque afectan el cuerpo de modo negativo, tienen su origen desde fuera; pero con la fornicación, la fuente de inmundicia está en el corazón); mas el que fornica contra su propio cuerpo peca (presenta en el sentido físico un tipo de unión espiritual del hombre con los demonios; es la razón por la cual Dios se refería a Israel cuando adoraba a los ídolos como adulterio espiritual o fornicación [Jer. 3:1-9; Ezeq. 23:1-45; Os., cap. 4]).
19 ¿O (¡para este momento, ya usted debe de saber!) ignoráis que vuestro cuerpo es Templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros (en realidad se refiere al cuerpo humano del Creyente Nacido de Nuevo como un Santuario del Espíritu Santo), el cual tenéis de Dios (todo es de Dios y en consecuencia debe ser tratado así), y que no sois vuestros? (Pertenecemos al Señor.)
20 Porque comprados sois por precio (el precio era la Sangre derramada de Cristo en el Calvario): Glorificad pues a Dios en vuestro cuerpo (donde mora el Espíritu) y en vuestro espíritu (el uso de la morada), los cuales son de Dios (porque fuimos creados por Dios, y hemos sido comprados a gran precio).



Primera Corintios Capítulo 13:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.


Hebreos 10:35-12:4
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.


Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, los que no vivan según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

Labels:

0 Comments:

Post a Comment

Subscribe to Post Comments [Atom]

<< Home