20 December 2014

El 20 de diciembre Lectura Bíblica Diaria



El 20 de diciembre Lectura Bíblica Diaria:

Malaquías 4 y Génesis 1 a 2: (Véase
Génesis 1 a 2 en Biblia de Estudio del Expositor más abajo de este texto Bíblico)

«¡Ya viene el día, candente como un horno! En ese día, todos los soberbios y todos los malhechores serán como estopa, y serán consumidos hasta las raíces. ¡No quedará de ellos ni una rama! Lo digo yo, el Señor de los ejércitos. »Pero para ustedes, los que temen mi nombre, brillará un sol de justicia que les traerá salvación. Entonces ustedes saltarán de alegría, como los becerros cuando se apartan de la manada. El día que yo actúe, ustedes aplastarán a los malvados hasta convertirlos en ceniza debajo de sus pies. Lo digo yo, el Señor de los ejércitos. «Acuérdense de la ley de mi siervo Moisés, a quien en Horeb le di ordenanzas y leyes para todo Israel. »Tomen en cuenta que, antes de que llegue el día grande y terrible del Señor, yo les enviaré al profeta Elías. Y él hará que el corazón de los padres se vuelva hacia los hijos, y que el corazón de los hijos se vuelva hacia los padres, para que yo no venga a destruir la tierra por completo.»


Génesis 1 a 2:


CAPÍTULO 1

(4004 a.C.)
LA CREACIÓN ORIGINAL

     1 eN el principio (se refiere al principio de la creación, por lo menos la creación referente a este universo; Dios, no formado, no hecho, no creado, no tuvo principio; Él siempre fue, siempre es y siempre será) Dios (la frase, «En el principio Dios,» explica la primera causa de todas las cosas con respecto a la creación) creó el cielo y la Tierra (pudiera traducirse «los cielos y la Tierra» porque Dios creó todo el universo).

CAOS

      2 Y la Tierra llegó a estar desolada y vacía; y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo (originalmente Dios no creó la Tierra desolada y vacía; llegó a estar de esta manera después de un acontecimiento catastrófico; este hecho fue el resultado de la rebelión de Lucifer contra Dios, que tuvo lugar algún momento en la eternidad pasada).  Y el Espíritu de Dios (el Espíritu Santo) se movía sobre la superficie de las aguas (el mover del Espíritu Santo significó y significa el comienzo de la vida).

EL PRIMER DÍA

      3 Y dijo Dios (expresa la manera en que se llevó a cabo la creación, es decir, la nueva creación; se emplea esta frase diez veces, y en la manera exacta, con excepción de la última vez, donde dice, «Y el SEÑOR Dios dijo» [Gén. 2:18]):  Sea la luz; y fue la luz (Dios es la esencia de la luz [Jn. 1:4-9]; la Palabra de Dios es de tal magnitud que la luz continúa extendiéndose en el universo a razón de 299.460 kilómetros [186.000 millas] por segundo).
      4 Y vio Dios que la luz era buena (hizo lo que era su designio); y Dios separó la luz de las tinieblas (simplemente se refiere a que ahora hay períodos de luz y tinieblas; las tinieblas son simplemente ausencia de luz).
      5 Y llamó Dios a la luz Día (una descripción de carácter), y a las tinieblas llamó Noche (tiene que ver con la rotación de la Tierra).  Y fue la tarde y la mañana el primer día (día literal de 24 horas).

EL SEGUNDO DÍA

      6 Y dijo Dios:  Haya un firmamento en medio de las aguas (se refiere a expansión entre las aguas, por así decirlo, llamada «atmósfera»), para que separe las aguas de las aguas (agua de las nubes de lluvia y agua sobre la Tierra).
      7 E hizo Dios el firmamento (hay una diferencia entre «hizo» y «creó»; «hizo» se refiere a algo ya creado, pero devuelto a una existencia útil), y separó las aguas que estaban debajo del firmamento (océanos, mares, ríos, etc.) de las aguas que estaban sobre el firmamento (agua en las nubes que cae sobre la Tierra).  Y fue así.
      8 Y llamó Dios al firmamento cielos (la palabra como se emplea aquí se refiere a la atmósfera alrededor de la Tierra).  Y fue la tarde y la mañana el día segundo (un período de 24 horas).

EL TERCER DÍA

      9 Y dijo Dios:  Reúnanse las aguas que están debajo de los cielos en un lugar (se refiere a los lugares destinados a las aguas en la Tierra, los mares, océanos, ríos, etc.), y descúbrase lo seco.  Y fue así (se refiere a la formación de los continentes que demandó grandes convulsiones de la Tierra).
    10 Y llamó Dios a lo seco Tierra (se refiere al Ser Supremo que sigue nombrando lo que Él ha creado), y a la reunión de las aguas llamó Mares.  Y vio Dios que era bueno (aprobación Divina).
    11 Y dijo Dios:   Produzca la Tierra hierba verde (una alfombra), hierba que dé semilla (vegetales); árbol de fruto que dé fruto según su género (indica que los diferentes géneros de plantas son permanentes), que su semilla esté en él, sobre la Tierra.  Y fue así (el dogma moderno del origen del desarrollo de las especies no es bíblico).
    12 Y produjo la Tierra hierba verde (por la Palabra de Dios), hierba que da semilla según su naturaleza, y árbol que da fruto, cuya semilla está en él, según su género (la primera creación de la vida vegetal no procede de la semilla, sino que se creó a través del poder de la Palabra).  Y vio Dios que era bueno (esto no se refiere sólo a la creación misma, sino también al orden de la creación).
    13 Y fue la tarde y la mañana el día tercero (la primera creación de vida fue en este día, o sea, «las plantas, etc.»).

EL CUARTO DÍA

    14 Y dijo Dios:  Haya lumbreras en el firmamento de los cielos para separar el día y la noche (aquí Dios no está creando el sol, la luna y las estrellas, porque eso ya se había creado «en el principio»); y sirvan para señales y para las estaciones, y para días y años (en esencia se refiere al «tiempo»).
    15 Y sean por lumbreras en el firmamento de los cielos para alumbrar sobre la Tierra; y fue así (esto proclama el hecho de que Dios lo dijo, y Su Palabra gloriosa contiene tanto poder que estos cuerpos celestes siempre llevarán a cabo su función prescrita).
    16 E hizo Dios las dos grandes lumbreras (el sol y la luna); la lumbrera mayor (para regir el día) para que señorease  en el día (el sol), y la lumbrera menor (para regir la noche) para que Señorease en la noche (de hecho, la luna no tiene luz en sí misma; sino que es un reflejo del sol, por lo tanto mucho menor, así como lo dicen Las Escrituras); hizo también las estrellas (Dios «creó» el sol, la luna y las estrellas en un período de tiempo desconocido «en el principio,» y después al preparar la Tierra para el hombre, Él «hizo», es decir, «los dirigió en relación a la Tierra [los reguló] como portadores de luz, como medidores de tiempo y como medios de la revelación» [Sal. 19]).
    17 Y las puso Dios en el firmamento de los cielos para alumbrar sobre la Tierra (esa es su función),
    18 Y para Señorear (regir) en el día y en la noche, y para separar la luz de las tinieblas.  Y vio Dios que era bueno (ahora todo está listo para la vida animada, es decir, «la vida animal a distinción de la vida vegetal»).
    19 Y fue la tarde y la mañana el día cuarto.

EL QUINTO DÍA

    20 Y dijo Dios:  Produzcan las aguas en gran abundancia criaturas acuáticas (seres) vivientes, y aves que vuelen sobre la Tierra, en la abierta expansión de los cielos (en este caso las criaturas acuáticas se distinguen de todas las creaciones anteriores, y en particular de la vegetación, porque están dotadas de un principio vital; desde luego, esto no contradice la Verdad bien conocida de que las plantas son organismos vivos; sino que el principio de vida del reino animal es diferente al del reino vegetal).
    21 Y creó Dios las grandes ballenas (los grandes monstruos marinos), y toda cosa viva (todo ser viviente) que se mueve, que las aguas produjeron según su género, y toda ave alada según su especie.  Y vio Dios que era bueno (la frase, «según su género,» o similar se utiliza unas diez veces en el Primer Capítulo de Génesis; lo que derriba por completo la teoría de la evolución; la Ciencia nunca ha podido cruzar esa barrera y, de hecho, nunca podrá; o sea, no hay tal cosa de un animal que es medio acuático y medio terrestre; además, no hay tal cosa de un pez que es mitad ballena y mitad tiburón; la barrera en relación con las diferentes «especies» sigue siendo así y seguirá siéndolo siempre).
    22 Y Dios los bendijo, diciendo:  Fructificad y multiplicaos, y llenad las aguas en los mares, y que las aves se multipliquen en la Tierra (¿cabe preguntarse la razón por la cual Dios no bendijo la vida vegetal?  De esto Moisés dice simplemente que Dios vio que era bueno, pero Él no la bendijo; pero aquí, Dios comienza una nueva forma de propagación, a saber, que de los cuerpos vivientes se producen otros cuerpos vivientes similares, lo cual no es cierto en el caso de los árboles y las plantas; el peral, por ejemplo, no produce otro peral, sino sólo una pera, mientras que un ave produce un ave y un pez produce un pez, etc.; aquí, entonces, es una nueva obra original, porque un cuerpo viviente propaga otros según su género; de hecho, la Bendición de Dios significa propagación; Su Bendición es tan poderosa para propagar como Su maldición para cortar).
    23 Y fue la tarde y la mañana el día quinto.

EL SEXTO DÍA

    24 Y dijo Dios:  Produzca la tierra seres vivientes según su género, ganado y serpientes y animales salvajes de la tierra según su especie.  Y fue así (esto declara el hecho de que Dios no deja nada vacío ni desprovisto de lo que Él ha hecho, sino que suministra de Su provisión y riqueza).
    25 E hizo Dios animales salvajes de la Tierra según su género, y ganado según su género, y todo animal que anda arrastrando sobre la Tierra según su especie.  Y vio Dios que era bueno (inequívocamente nos dice que Dios diseñó cada especie del reino animal de tal manera que no puede cruzarse).
    26 Y dijo Dios:  Hagamos al hombre a Nuestra Imagen, conforme a Nuestra Semejanza (la creación del hombre fue precedida por una consulta Divina; además, los pronombres «Nosotros» y «Nuestro» proclaman la consulta celebrada por las Tres Personas de la Divina Trinidad, Quienes eran Uno en la obra original; «imagen» y «semejanza» nos permite tener comunión con Dios; sin embargo, no significa que somos dioses o llegamos a ser dioses; «a Nuestra Imagen, conforme a Nuestra Semejanza» en realidad se refiere a la verdadera Justicia y Santidad [Ef. 4:24]); y ejerzan dominio sobre los peces del mar, y sobre las aves de los cielos, y sobre los animales salvajes, y sobre toda la Tierra, y sobre toda criatura que se arrastra sobre la Tierra (este dominio fue dado por Dios al hombre, y siempre está sujeto a Dios; la relación del hombre con el equilibrio de la creación se define ahora como una de dominio y supremacía; la esfera de su dominio es desde lo más bajo a lo más alto de los súbditos que están bajo su influencia).
    27 Y creó Dios al hombre a Su Imagen (en el Texto de algunas versiones la palabra «hombre» no tuvo el artículo «el», pero debe tener el artículo definido, y debe leerse «el hombre,» como en el castellano, debiera leerse, Adán — el mismo hombre Adán al que se refiere en 2:7; éstas no son, por lo tanto, dos narraciones de la creación del hombre, sino una declaración Divina), a imagen de Dios lo creó (el hombre perdió la Imagen de Dios en la Caída; sin embargo, la restauración de la Imagen se llevó a cabo en la Cruz, pero la consumación de esa restauración no tendrá lugar hasta la Primera Resurrección); varón y hembra los creó (representa, al menos hasta donde se sabe, la primera vez que Dios creó el género femenino, al menos en lo que se considera seres inteligentes; no se hace mención de Ángeles femeninos).
    28 Y los bendijo Dios (de nuevo, se refiere a la capacidad de reproducir), y les dijo Dios:  Fructificad y multiplicaos, y llenad de nuevo la Tierra (las palabras «llenad de nuevo» conlleva la idea de una creación antigua en la Tierra antes de Adán y Eva; según Isaías 14 y Ezequiel 28, Lucifer gobernó este mundo por un período indeterminado de tiempo y lo hizo en Justicia y Santidad como un hermoso Ángel creado por Dios; si en realidad, él gobernó el mundo en esa época, es lógico que tuvo que existir algún tipo de creación en la Tierra para que él la gobernara; las palabras «llenad de nuevo» se refiere a esa creación), y sojuzgadla (y es precisamente lo que el hombre ha hecho; sin embargo, de no haber sido por la Caída lo hubiera hecho mucho antes,); y ejerced dominio sobre los peces del mar, y sobre las aves de los cielos, y sobre toda criatura viviente que se mueve sobre la Tierra.
    29 Y dijo Dios:  He aquí que os he dado toda hierba que da semilla, que está sobre la faz de toda la Tierra; y todo árbol en que hay fruto que da semilla, os servirá de alimento (se refiere al hecho de que tanto los animales como los seres humanos eran vegetarianos antes de la Caída; lo cual cambió después del diluvio [Gén. 9:3]).
    30 Y a toda criatura viviente de la Tierra, y a todas las aves de los cielos, y a todo lo que se mueve sobre la Tierra, en que hay vida, toda hierba verde les servirá de alimento.  Y fue así (nos dice que los animales en un principio no fueron creados como animales predatorios; o sea que en ese entonces todos los animales también eran vegetarianos, lo que significa que todos, y no sólo algunos, eran dóciles).
    31 Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera (significa que no era simplemente bueno, sino que sumamente bueno; no es el hombre solo a quien Dios contempla, sino al universo completo, y el hombre como su corona y gloria).  Y fue la tarde y la mañana el día sexto (la palabra «tarde» significa que el nuevo día comenzaba a la puesta del sol, en vez de las 12 de la medianoche como lo es actualmente en nuestro cómputo de tiempo).

CAPÍTULO 2
(4004 a.C.)
EL SÉPTIMO DÍA

     1 y FUeron acabados los cielos y la Tierra, y todo el ejército de ellos (esto proclama que cuando los cielos y la Tierra fueron concluidos, fue un brillante arreglo).
      2 Y acabó Dios en el día séptimo Su Obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda Su Obra que había hecho (no significa que Dios estaba cansado, porque Él no se cansa [Isa. 40:28]; solamente que Él había concluido la obra).
      3 Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la Obra que había hecho en la creación (el Día de Reposo, el séptimo día, o el Sábado, el último día de la semana, muestra que Dios es un Tipo del Reposo de la Salvación que uno encuentra en Cristo; por esa razón fue parte de los Diez Mandamientos).

RESUMEN

      4 Estos son los orígenes de los cielos y de la Tierra cuando fueron creados («orígenes» se refiere aquí a las «divisiones Divinas;» y a la manera en que todo fue creado, como se señala en el Capítulo 1), el día que el SEÑOR Dios hizo la Tierra y los cielos (esto presenta otro nombre de Dios como «Jehová Elojím»; este Capítulo revela a Cristo como Jehová Elojím, el Redentor del hombre; el Primer Capítulo Lo revela como Elojím, el Creador del hombre),
      5 Y toda planta del campo antes que fuese en la tierra, y toda hierba del campo antes que naciese (se menciona aquí el segundo día de la creación, que obviamente precede al tercer día, cuando se desarrolló la vida vegetal); porque aún no había el SEÑOR Dios hecho llover sobre la Tierra (parece que hizo llover sobre la Tierra en el tercer día, lo que causó que la Tierra «produjera hierba verde, hierba que da semilla según su naturaleza, y árbol que da fruto, cuya semilla está en él, según su género»), ni había hombre para que labrase la tierra (todo esto sucedió antes de que fuera creado el hombre, lo que demuestra que el hombre no tenía nada que ver con la creación, porque ello es totalmente obra de Dios),
      6 Sin embargo, subía de la Tierra un vapor, el cual regaba toda la faz de la tierra (se trata del segundo día de la Creación; en ese momento, subía de la Tierra un vapor preparándola para la semilla que obviamente Dios plantó al comienzo del tercer día, y la cual hizo producir).
      7 Formó, pues, el SEÑOR Dios al hombre del polvo de la tierra (proclama el cuerpo físico hecho de barro), y sopló en su nariz aliento de vida (el «soplo de vida,» que viene de Dios, se aplica al alma y espíritu del hombre; fue hecho con el primer hombre, Adán, al soplar Dios el alma y el espíritu en él, a partir de entonces ello viene en la concepción); y fue el hombre un alma viviente (el hombre es un alma, tiene un espíritu, ambos residen en el cuerpo físico; el alma trata con el cuerpo; el espíritu trata con Dios; el cuerpo físico trata con el mundo).

EL HUERTO DE EDÉN

      8 Y el SEÑOR Dios plantó un huerto en Edén, al oriente (en realidad fue plantado antes de la creación de Adán; algunos Eruditos creen que este es el sitio donde se construiría finalmente la ciudad de Babilonia); y puso allí al hombre que Él había formado (el Huerto de Edén sería el lugar de origen del hombre).
      9 Y el SEÑOR Dios hizo nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista (árboles hermosos), y bueno para comer (todo árbol frutal imaginable, incluso los que producen nueces); también el Árbol de Vida en medio del Huerto (¡por lo visto contenía una especie de fruta; como lo describe el capítulo 3:22! el Árbol de Vida tenía poder de renovar la energía física del hombre, y que su cuerpo aunque formado del polvo de la tierra y, por lo tanto naturalmente mortal, pero por el continuo consumo del fruto, viviría para siempre; para nosotros ahora Cristo es el «Árbol de la Vida» [Apoc. 2:7; 22:2]; y el «Pan de Vida» [Jn. 6:48, 51]), y el Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal (eso presenta el árbol de la muerte).
    10 Y salía del Edén un río para regar el Huerto, y de allí se repartía en cuatro brazos (cuatro ríos).
    11 El nombre del uno era Pisón (se cree que es el «Ganges»); éste es el que rodea toda la tierra de Javilá, donde hay oro (se piensa que está en la India);
    12 Y el oro de aquella tierra es bueno; hay allí también bedelio y piedras de ónice (los Versículos 11 y 12 exponen en la Biblia la primera mención del metal precioso, el oro, Luego por último se menciona en la Biblia en referencia a la vía principal de la Nueva Jerusalén, que dice que es de «oro puro» [Apoc. 21:21]).
    13 El nombre del segundo río es Guijón (se cree que es el Nilo); éste es el que rodea toda la tierra de Etiopía.
    14 Y el nombre del tercer río es Jidekel (se cree que es el Tigris); éste es el que fluye al oriente de Asiria. Y el cuarto río es el Éufrates. (En la actualidad estos ríos tienen sus fuentes muy separadas. La explicación, sin duda, radica en el diluvio, que modificó la topografía de la Tierra. Las cabeceras de los primeros dos cambiaron drásticamente, mientras tanto que los dos últimos siguen siendo básicamente los mismos. De hecho, se cree que el Huerto del Edén puede haber sido localizado, como ya se dijo, en la unión de los ríos Tigris y Éufrates, que es el sitio de la antigua Babilonia.)
    15 Tomó, pues, el SEÑOR Dios al hombre, y lo puso en el Huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase.
    16 Y mandó el SEÑOR Dios al hombre, diciendo:  De todo árbol del Huerto podrás comer libremente (como se mencionó, antes de la Caída, el hombre era vegetariano);
    17 Pero del Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal no comerás de él (en cuanto al «mal,» era obvio; pero, es el «bien» de este árbol que engaña a gran parte del mundo; el «bien» se refiere a la religión; la definición de la religión pertenece a un sistema ideado por el hombre a fin de lograr la Salvación, para llegar a Dios, o para de alguna manera mejorar; pero lo ideado por el hombre, es inaceptable a Dios; la respuesta de Dios al dilema de la raza humana es «Jesucristo y Él Crucificado» [I Cor. 1:23]); porque el día que de él comieres, ciertamente morirás (esto habla de la muerte espiritual, que es separación de Dios. Debemos entender que el Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal no fue la causa de la Caída de Adán; sino que fue debido a que no acataron y obedecieron la Palabra de Dios, que es la causa de todos los fracasos; la muerte espiritual provoca por último la muerte física y, en verdad ha llenado el mundo con muerte, todo a causa de la Caída).

LA PREVISIÓN DE DIOS PARA EL HOMBRE

    18 Y dijo el SEÑOR Dios:  No es bueno que el hombre esté solo (no quiere decir que la idea de una compañera para Adán se Le ocurrió de pronto al SEÑOR; Dios nunca tuvo la intención de que el hombre estuviera solo); le haré ayuda idónea para él (no se trata de inferir que la creación de la mujer fue una idea de último momento; ¡porque no hay Plan de Dios incompleto!).

ADÁN Y EL REINO ANIMAL

    19 Formó, pues, el SEÑOR Dios de la tierra toda criatura viviente del campo, y toda ave de los cielos (los animales y las aves fueron creados del polvo, tal como el hombre); y las trajo a Adán, para que viese cómo las había de llamar; y todo lo que Adán llamó a los animales vivientes, ese es su nombre (el nombre que Adán le dio a cada una de estas criaturas llevaba en sí las características de ese animal o ave; por lo tanto nos referimos aquí a un hombre que tenía una inteligencia increíble; para hacer todo esto, Adán tenía que tener un inconfundible conocimiento del lenguaje, el significado de todas las palabras y la habilidad de unir las palabras a las ideas; ¿por qué no? Adán tuvo el mejor Maestro que el hombre jamás haya tenido, «el SEÑOR Dios»).
    20 Y puso Adán nombres a todo ganado y ave de los cielos y a todo animal salvaje del campo; sin embargo, para Adán no se halló ayuda idónea para él (aprendemos que la creación animal era de mayor magnitud e inteligencia que en la actualidad; fue la Caída que cambió esa creación [Rom. 8:19-23]).

CREACIÓN DE LA MUJER

    21 Y el SEÑOR Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía (hace constar de la primera anestesia); entonces tomó una de sus costillas (la palabra «costilla» aquí realmente significa «costado»), y cerró la carne en su lugar (la mujer no se sacó meramente de una costilla, sino en realidad de un costado del hombre);
    22 Y de la costilla (costado) que el SEÑOR Dios tomó del hombre, hizo una mujer (el Hebreo dice, «Él construyó una mujer»; Horton dice: «Cuando Dios creó al hombre, utilizó la palabra ‘formar’, que es la misma palabra usada de un alfarero que moldea una jarra de arcilla; pero la palabra ‘construir’ aquí parece indicar que Dios le prestó más atención a la creación de la mujer»), y la trajo al hombre (muestra una presentación formal, con Dios, en esencia, oficiando de este modo la primera boda; Él instituyó los lazos del Pacto Matrimonial, que es en realidad llamado el Pacto de Dios, [Prov. 2:17], lo que indica que Dios es el Autor de esta institución sagrada; es el modelo del matrimonio y fue instituido por Dios; cualquier otro modelo, tal como el supuesto matrimonio homosexual, se constituye en algo más que una abominación en los Ojos de Dios [Rom. 1:24-28]).

LA PRIMERA UNIÓN MATRIMONIAL

    23 Y dijo Adán:  Esto es ahora hueso de mis huesos, y carne de mi carne (es decir, ella es el complemento del hombre, no sólo en sentimiento y sentido—su carne—sino que en sus cualidades sólidas); ésta será llamada Varona, porque del Varón fue tomada (Dios no creó a la mujer sacándola de los pies del hombre para que fuese pisoteada como un ser inferior; ni de la cabeza para ponerla en un pedestal como alguien superior; sino que de su costado, cerca de su corazón para que fuesen iguales).
    24 Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer (se considera que este Pasaje es una declaración inspirada de la ley de matrimonio), y serán una sola carne (indica unidad de personas, no simplemente un acoplamiento físico de cuerpos o una comunidad de intereses o incluso sentimientos mutuos de afecto).

ESTADO DE INOCENCIA

    25 Y estaban ambos desnudos (se refiere a que no vestían ropa, como nosotros lo entendemos; en realidad ellos estaban envueltos en una luz etérea y transformante), Adán y su mujer, y no se avergonzaban (porque no había nada de qué avergonzarse).
 


Salmo 71:En ti, Señor, me he refugiado; jamás me dejes quedar en vergüenza. Por tu justicia, rescátame y líbrame; dígnate escucharme, y sálvame. Sé tú mi roca de refugio adonde pueda yo siempre acudir; da la orden de salvarme, porque tú eres mi roca, mi fortaleza. Líbrame, Dios mío, de manos de los impíos, del poder de los malvados y violentos. Tú, Soberano Señor, has sido mi esperanza; en ti he confiado desde mi juventud. De ti he dependido desde que nací; del vientre materno me hiciste nacer. ¡Por siempre te alabaré! Para muchos, soy motivo de asombro, pero tú eres mi refugio inconmovible. Mi boca rebosa de alabanzas a tu *nombre, y todo el día proclama tu grandeza. No me rechaces cuando llegue a viejo; no me abandones cuando me falten las fuerzas. Porque mis enemigos murmuran contra mí; los que me acechan se confabulan. Y dicen: "¡Dios lo ha abandonado! ¡Persíganlo y agárrenlo, que nadie lo rescatará!" Dios mío, no te alejes de mí; Dios mío, ven pronto a ayudarme. Que perezcan humillados mis acusadores; que se cubran de oprobio y de ignominia los que buscan mi ruina. Pero yo siempre tendré esperanza, y más y más te alabaré. Todo el día proclamará mi boca tu justicia y tu salvación, aunque es algo que no alcanzo a descifrar. Soberano Señor, relataré tus obras poderosas, y haré memoria de tu justicia, de tu justicia solamente. Tú, oh Dios, me enseñaste desde mi juventud, y aún hoy anuncio todos tus prodigios. Aun cuando sea yo anciano y peine canas, no me abandones, oh Dios, hasta que anuncie tu poder a la generación venidera, y dé a conocer tus proezas a los que aún no han nacido. Oh Dios, tú has hecho grandes cosas; tu justicia llega a las alturas. ¿Quién como tú, oh Dios? Me has hecho pasar por muchos infortunios, pero volverás a darme vida; de las profundidades de la tierra volverás a levantarme. Acrecentarás mi honor y volverás a consolarme. Por tu fidelidad, Dios mío, te alabaré con instrumentos de cuerda; te cantaré, oh Santo de Israel, salmos con la lira. Gritarán de júbilo mis labios cuando yo te cante salmos, pues me has salvado la vida. Todo el día repetirá mi lengua la historia de tus justas acciones, pues quienes buscaban mi mal han quedado confundidos y avergonzados.



Proverbios 28:El malvado huye aunque nadie lo persiga; pero el justo vive confiado como un león. Cuando hay rebelión en el país, los caudillos se multiplican; cuando el gobernante es entendido, se mantiene el orden. El gobernante que oprime a los pobres es como violenta lluvia que arrasa la cosecha. Los que abandonan la ley alaban a los malvados; los que la obedecen luchan contra ellos. Los malvados nada entienden de la justicia; los que buscan al Señor lo entienden todo. Más vale pobre pero honrado, que rico pero perverso. El hijo entendido se sujeta a la ley; el derrochador deshonra a su padre. El que amasa riquezas mediante la usura las acumula para el que se compadece de los pobres. Dios aborrece hasta la oración del que se niega a obedecer la ley. El que lleva a los justos por el mal camino, caerá en su propia trampa; pero los íntegros heredarán el bien. El rico se las da de sabio; el pobre pero inteligente lo desenmascara. Cuando los justos triunfan, se hace gran fiesta; cuando los impíos se imponen, todo el mundo se esconde. Quien encubre su pecado jamás prospera; quien lo confiesa y lo deja, halla perdón. ¡Dichoso el que siempre teme al Señor! Pero el obstinado caerá en la desgracia. Un león rugiente, un oso hambriento, es el gobernante malvado que oprime a los pobres. El gobernante falto de juicio es terrible opresor; el que odia las riquezas prolonga su vida. El que es perseguido por homicidio será un fugitivo hasta la muerte. ¡Que nadie le brinde su apoyo! El que es honrado se mantendrá a salvo; el de caminos perversos caerá en la fosa. El que trabaja la tierra tendrá abundante comida; el que sueña despierto sólo abundará en pobreza. El hombre fiel recibirá muchas bendiciones; el que tiene prisa por enriquecerse no quedará impune. No es correcto mostrarse parcial con nadie. Hay quienes pecan hasta por un mendrugo de pan. El tacaño ansía enriquecerse, sin saber que la pobreza lo aguarda. A fin de cuentas, más se aprecia al que reprende que al que adula. El que roba a su padre o a su madre, e insiste en que no ha pecado, amigo es de gente perversa. El que es ambicioso provoca peleas, pero el que confía en el Señor prospera. Necio es el que confía en sí mismo; el que actúa con sabiduría se pone a salvo. El que ayuda al pobre no conocerá la pobreza; el que le niega su ayuda será maldecido. Cuando triunfan los impíos, la gente se esconde; cuando perecen, los justos prosperan.



El Libro de Primera Corintios Capítulo 1 del Nuevo Testamento del Expositor por Jimmy Swaggart:
LA PRIMERA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS CORINTIOS




CAPÍTULO 1
(59 d.C.)
INTRODUCCIÓN




PABLO, llamado a ser Apóstol (este Llamado presenta al líder titular de la Iglesia, y corresponde al Mensaje; en otras palabras, cada Apóstol llamado por Dios se le ha encomendado un énfasis especial por el Espíritu Santo en cuanto a su Mensaje) de Jesucristo por la Voluntad de Dios (por el Propio Nombramiento de Dios y Voluntad), y Sóstenes nuestro Hermano (Hch. 18:17),
2 A la Iglesia de Dios que está en Corinto (este tratamiento muestra la ausencia de todo Gobierno Eclesiástico fijo), Santificados en Cristo Jesús (separados para Cristo), llamados Santos (quiere decir que el que está en Cristo es un Santo), y a todos los que invocan el Nombre de nuestro Señor Jesucristo en cualquier lugar (esta Epístola está dirigida no sólo a la Iglesia en Corinto, sino a todas las demás Iglesias y para siempre), Señor de ellos y nuestro (asesta un golpe mortal a los Cristianos quienes afirman tener un monopolio en Cristo para sí mismos y sus propias sectas, etc.):
3 Gracia, y Paz (la Gracia es el inicio de todas las Bendiciones, mientras que la Paz es el fin de todas las Bendiciones; todo hecho posible por la Cruz) de Dios nuestro Padre, y del Señor Jesucristo (coloca al Padre primero; en esta función paternal, Él es la Fuente de toda buena dádiva y todo don perfecto, pero lo hace por medio de Jesucristo y lo que Él hizo en la Cruz).
ACCIÓN DE GRACIAS
4 Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros (el rebosar natural de un corazón lleno), por la Gracia de Dios que os es dada en Cristo Jesús (como se expuso, toda Gracia, que es la Bondad de Dios, ¡es posible por la Cruz, y solamente la Cruz!);
5 Que en todas las cosas sois enriquecidos en Él (tiene la intención de exclamar la Fuente de toda cosa buena, Quien es Cristo Jesús), en toda lengua (no se refiere al Don de Lenguas como algunos piensan, sino más bien todas las Promesas de Dios que Él ha pronunciado o dado desde el principio) y en toda ciencia;
6 Así como el Testimonio de Cristo ha sido confirmado en vosotros (lo que Cristo hizo en la Cruz se había realizado en las vidas de algunos de estos Corintios):
7 De tal manera que nada os falte en ningún Don (no está limitado a los nueve Dones del Espíritu, sino más bien cada una de las cosas dadas por el Señor, para las cuales Él pagó en la Cruz); esperando la Manifestación de nuestro Señor Jesucristo (corresponde al Arrebatamiento de la Iglesia [I Tes. 4:13-18]):
8 El Cual también os confirmará hasta el fin (se refiere al poder conservador de nuestro Señor Jesucristo, que es hecho por el Espíritu Santo con tal que el Creyente siempre haga de la Cruz el Objeto de su Fe), para que seáis sin falta en el día de nuestro Señor Jesucristo (de nuevo, sólo se puede alcanzar esta vida por la Fe constante en la Cruz de Cristo).
9 Fiel es Dios (una expresión favorita entre los Judíos acerca de la integridad de Dios [II Cor. 1:18; I Tes. 5:24; II Tes. 3:3]), por El Cual sois llamados a la participación de Su Hijo Jesucristo nuestro Señor (llamado se refiere a la Predestinación, con respecto del Plan de Dios y no de la persona).
DIVISIONES
10 Os ruego pues (indica la transición de una acción de gracias hacia una reprensión), Hermanos, por el Nombre de nuestro Señor Jesucristo (proclama al Señor como la Cabeza de la Iglesia), que habléis todos una misma cosa (exige unidad con respecto a la Persona de Cristo, y lo que Él ha hecho para Redimirnos por medio de la Cruz), y que no haya divisiones entre vosotros (con respecto a Cristo y la Cruz); antes seáis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer (expresa lo que sólo se puede efectuar por la Cruz que siempre es el Objeto de la Fe, que luego da al Espíritu Santo la libertad de acción para obrar estas cosas dentro de nuestras vidas).
11 Porque me ha sido declarado de vosotros, Hermanos míos, por los que son de Cloé (Pablo con sabiduría y bondad expresa su autoridad en estos informes), que hay entre vosotros contiendas. (Veremos que estas controversias se concentraron en desacuerdos acerca de la Cruz.)
12 Quiero decir, que cada uno de vosotros dice (se refiere a una manera agresiva), Yo cierto soy de Pablo; pues yo de Apolos; y yo de Cefas (Simón Pedro); y yo de Cristo. (En efecto, este último grupo estaba diciendo que no necesitaba Predicadores, lo que es incorrecto.)
13 ¿Está dividido Cristo? (¿Hay un Cristo Bautista, un Cristo Pentecostal, o un Cristo Apostólico? La respuesta es un tajante No.) ¿Fue crucificado Pablo por vosotros? (El Apóstol reprende el partidismo, que se relacionaba a su propio nombre.) ¿O habéis sido bautizados en el nombre de Pablo? (Expresa la idea de que él nunca tuvo la intención de apartar a los Discípulos para sí mismo, sino más bien para Cristo.)
14 Doy gracias a Dios, que a ninguno de vosotros he bautizado, sino a Crispo y a Gayo (si el Bautismo en Agua es esencial a la Salvación, como algunos reclaman, no creo que Pablo hubiera anunciado descaradamente que sólo había bautizado a éstos pocos, como lo hizo aquí);
15 Para que ninguno diga que habéis sido bautizados en mi nombre (nada se debe hacer para apartarse de la lealtad a Cristo).
16 Y también bauticé la familia de Estéfanas: mas, no sé si he bautizado a algún otro (nos informa que la inspiración de los Apóstoles en escribir Las Escrituras no compromete la infalibilidad mecánica que se le atribuyó a ellos por el dogma popular).
17 Porque no me envió Cristo a bautizar (nos manifiesta una Verdad Cardinal), sino a Predicar el Evangelio (la manera en la que se puede ser salvo del pecado): no en sabiduría de palabras (el intelectualismo no es el Evangelio), para que no sea hecha vana la Cruz de Cristo. (Nos dice claramente que la Cruz de Cristo debe siempre ser el énfasis del Mensaje.)
LA SABIDURÍA
18 Porque la Palabra (en el Griego logos se traduce como el mensaje de la Palabra) de la Cruz es locura a los que se pierden (las cosas espirituales no pueden ser discernidas por personas que no son redimidas, pero esto no importa; la Cruz tiene que ser Predicada, incluso lo veremos); mas a los que se salvan, es a saber, a nosotros, es Poder de Dios. (La Cruz es el Poder de Dios simplemente porque es precisamente allí donde toda la deuda del pecado fue pagada, dando al Espíritu Santo, en Quien reside el Poder, libertad de acción para obrar con poder en nuestra vida.)
19 Porque está escrito (Isa. 29:14), Destruiré la sabiduría de los sabios, y desecharé la inteligencia de los entendidos (se refiere a aquellos que son sabios en sus propios ojos, en realidad, habiendo abandonado los Caminos del Señor).
20 ¿Qué es del sabio? (Presenta la primera de las tres clases de personas cultas que vivían en esa época.) ¿Qué del Escriba? (Corresponde a los Teólogos Judíos de esa época.) ¿Dónde está el que sabe discutir de este mundo? (Describe a los Griegos, que eran buscadores de las interpretaciones místicas y metafísicas.) ¿No ha enloquecido Dios la sabiduría del mundo? (Corresponde a lo que Dios hizo al enviar a Su Hijo para Redimir a la humanidad, lo cual Él hizo en la Cruz. ¡Toda la sabiduría del mundo no pudo hacer esto!)
21 Porque en la Sabiduría de Dios, el mundo por no haber conocido a Dios por la sabiduría (la sabiduría endeble del hombre, hasta lo mejor que tiene para ofrecer, de ninguna manera puede llegar a conocer a Dios), agradó a Dios salvar a los Creyentes (la Predicación acerca de la Cruz) por la locura de la Predicación. (Pablo no está tratando sobre el arte de la predicación, sino el mensaje de la predicación.)
22 Porque los Judíos piden señales (las señales del Mesías al tomar el Trono y hacer de Israel una gran Nación otra vez), y los Griegos buscan sabiduría (pensaban que eso solucionaría el problema humano; sin embargo, si así lo fuera, ¿por qué buscaban siempre más sabiduría?):
23 Mas nosotros Predicamos a Cristo Crucificado (es el Fundamento de la Palabra de Dios y, por lo tanto, de la Salvación), a los Judíos ciertamente tropezadero (la Cruz era el tropezadero), y a los Gentiles locura (le resultaban difícil a ambos aceptar como Dios a un Hombre muerto colgado en una Cruz, porque eso era Cristo para ellos);
24 Empero a los llamados (aquellos que aceptan el Llamado, ya que la totalidad de la humanidad está invitada [Jn. 3:16; Apoc. 22:17]), así Judíos como Griegos (significa, en realidad, a los Judíos y a los Gentiles), Cristo el Poder de Dios (lo que Él hizo en la Cruz Expió todo el pecado, de ese modo, haciéndolo posible para que el Espíritu Santo pueda exhibir Su Poder en nuestra vida), y la Sabiduría de Dios. (Esta Sabiduría concibió un Plan de Salvación que perdonó a los hombres culpables y al mismo tiempo justificó y glorificó la Justicia de Dios, que se destaca como el Plan más sabio y más notable de todo el tiempo.)
25 Porque la insensatez de Dios es más sabio que los hombres (Dios logra los fines más poderosos por los medios más humildes); y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres (lo que los hombres consideran débil, pero en realidad no lo es \ la Cruz).
26 Porque mirad, Hermanos (la naturaleza y el método de su Vocación Divina), vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, no muchos poderosos, no muchos nobles (son Llamados y la aceptan):
27 Antes lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios (la Predicación de la Cruz confunde al sabio porque resulta en vidas cambiadas, nada se puede hacer de lo que el hombre tiene); y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar lo fuerte (la Cruz es vista como debilidad, pero efectúa gran fuerza y poder, con respecto a aquellos que aceptan la Obra Terminada de Cristo);
28 Y lo vil del mundo y lo menospreciado, escogió Dios (es Dios obrando en lo despreciable y lo bajo de lo cual resulta en milagros), y lo que no es, para deshacer lo que es (Dios puede usar lo que no es nada en sí, pero con Él todo es posible):
29 Para que ninguna carne (esfuerzo humano) se jacte en Su Presencia.
30 Mas de Él sois vosotros en Cristo Jesús (el gran Plan de Dios que está mucho más allá de toda la sabiduría del mundo; somos en Cristo Jesús, en virtud de la Cruz \ lo que Él hizo allí), El Cual nos ha sido hecho por Dios Sabiduría, y Justificación, y Santificación, y Redención (tenemos todo esto por el Espíritu Santo, a través de Cristo y lo que Él hizo en la Cruz; significa que la Cruz debe ser siempre el Objeto de nuestra Fe):
31 Para que, como está escrito (Jer. 9:23), El que se gloría, gloríese en el Señor. (El que se jacta, permítele jactarse en el Señor, y no en ciertos Predicadores.)


Primera Corintios Capítulo 13:
Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido. Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.


Hebreos 10:35-12:4
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, "el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado." Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Por la fe Enoc fue sacado de este mundo sin experimentar la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor. Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Así que de este solo hombre, ya en decadencia, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo e incontables como la arena a la orilla del mar. Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad. Por la fe Abraham, que había recibido las promesas, fue puesto a prueba y ofreció a Isaac, su hijo único, a pesar de que Dios le había dicho: "Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac." Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos. Por la fe Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, previendo lo que les esperaba en el futuro. Por la fe Jacob, cuando estaba a punto de morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose en la punta de su bastón. Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus restos mortales. Por la fe Moisés, recién nacido, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño precioso, y no tuvieron miedo del edicto del rey. Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa. Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo a la ira del rey, pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe celebró la Pascua y el rociamiento de la sangre, para que el exterminador de los primogénitos no tocara a los de Israel. Por la fe el pueblo cruzó el Mar Rojo como por tierra seca; pero cuando los egipcios intentaron cruzarlo, se ahogaron. Por la fe cayeron las murallas de Jericó, después de haber marchado el pueblo siete días a su alrededor. Por la fe la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones, apagaron la furia de las llamas y escaparon del filo de la espada; sacaron fuerzas de flaqueza; se mostraron valientes en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Hubo mujeres que por la resurrección recobraron a sus muertos. Otros, en cambio, fueron muertos a golpes, pues para alcanzar una mejor resurrección no aceptaron que los pusieran en libertad. Otros sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugitivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados. ¡El mundo no merecía gente así! Anduvieron sin rumbo por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor. Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.


Romanos 8:
Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, los que no vivan según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu. Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios. Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes es vida a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba! ¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria. De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no sólo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios. Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: "Por tu causa nos vemos amenazados de muerte todo el día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero." Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

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